El Hombrecito de Jengibre Orientaciones Docentes para Primer Ano Continuemos Estudiando
El Hombrecito de Jengibre Orientaciones Docentes para Primer Ano Continuemos Estudiando
El Hombrecito de Jengibre Orientaciones Docentes para Primer Ano Continuemos Estudiando
Ahora bien, ¿en qué orden proponer en el aula las diferentes situaciones?
Para decidirlo, hay que tomar en consideración ciertos criterios:
Conocer muy bien el cuento es requisito para que las niñas y los
niños puedan leer por sí mismos algunos pasajes -ya que es ese
conocimiento el que les permitirá realizar anticipaciones ajustadas- y
también para que tenga sentido para ellas y ellos producir textos
vinculados con la historia. Por lo tanto, la lectura a través del
docente de la primera versión y el intercambio entre lectores acerca
de ella preceden a todas las otras situaciones.
La producción del texto que se propone escribir a través del docente
requiere que se hayan leído y comparado las dos versiones, ya que la
idea de cambiar el final resulta especialmente significativa cuando
se sabe que esas versiones tienen desenlaces diferentes -uno de los
cuales probablemente no sea del agrado de los pequeños lectores-.
En primer año, resulta conveniente producir un texto a través de la o
del docente antes de solicitar que las niñas y los niños lo hagan por
sí mismos. Al hacerse cargo de resolver los problemas vinculados
con el sistema de escritura, el o la docente genera las condiciones
propicias para que quienes integran el grupo puedan centrarse en los
problemas propios de la producción textual. Además, al escribir
colectivamente, la o el docente tiene oportunidad de guiar a sus
alumnas y alumnos, de ayudarlas y ayudarlos tanto a decidir qué y
cómo escribirán como a revisar lo que se va escribiendo y a hacer
las modificaciones que resulten necesarias.
Algunas situaciones de lectura y de escritura de las chicas y los
chicos por sí mismos pueden alternarse en la misma semana.
Conviene iniciar la lectura de otros cuentos después de haber leído
las dos versiones de “El hombrecito de jengibre” -para que no
coexistan historias diferentes, de modo que las niñas y los niños
puedan concentrarse en interpretar cada uno de los cuentos que
leen-.
En virtud de estos criterios, una organización posible sería la
siguiente:
La estructura del cuento -en cada uno de esos encuentros tienen lugar
sucesivamente un diálogo entre los personajes y una burla cantada por el
hombrecito cada vez que logra escapar- presenta rasgos que la asemejan
a otros cuentos tradicionales infantiles:
Hoy les voy a leer un cuento que conozco desde que era
chiquita/chiquito. Es una historia muy conocida que se suele
escuchar desde hace años, especialmente, en las fiestas de Navidad;
seguramente les va a gustar.
Puede ser que algunas chicas y algunos chicos conozcan este personaje
por alguna película y/o tengan alguna información sobre la historia.
Esta apertura está orientada a que puedan comenzar a hablar del cuento
como lectores, así como a reflexionar sobre aspectos característicos de la
obra que le dan ese ritmo particular: la presencia de expresiones que se
reiteran, la retahíla en la voz del protagonista y su estructura repetitiva -de
allí la impresión de que podría reiterarse sin cesar, por lo cual la historia
podría continuar indefinidamente-.
Al inicio del cuento dice “un día, la viejecita decidió cocinar algo
especial”. ¿Por qué dirá “algo especial”?
Algunas chicas y algunos chicos que leyeron este cuento dicen que si
a esa galleta la vieja no le hubiese dado forma de muñeco no habría
sucedido esta historia, ¿ustedes qué opinan?
Para profundizar la interpretación
Los comentarios acerca del cuento pueden centrarse en los ejes que se
proponen a continuación.
¿Por qué creen que el hombrecito de jengibre corría cada vez más
rápido, al punto de que él mismo “se sentía feliz y orgulloso de su
rapidez”? ¿Tendrá que ver con los personajes con quienes se va
encontrando?
El hombrecito también escapó del zorro; sin embargo, cuando llegó al
río, aceptó subirse al lomo de ese astuto animal. ¿Para qué lo hará?
El hombrecito canta cada vez la misma canción, ¿por qué será?
Finalmente llegaron al otro lado del río. El zorro movió con fuerza
la cabeza hacia atrás y lo lanzó hacia arriba.
Para que el intercambio resulte una instancia de diálogo con el texto y con
las diferentes interpretaciones de los lectores, es imprescindible que la o
el docente proponga volver a escuchar partes del relato cada vez que sea
necesario para ayudar a justificar una interpretación, para focalizar en
aspectos que hayan pasado desapercibidos o para detenerse a apreciar
algún fragmento por la gracia que causa en quien lee o por otras razones.
Para que las chicas y los chicos descubran que el zorro con el que se
encuentra el hombrecito tiene características similares a las de otros
zorros de la literatura, se pueden realizar intervenciones como las
siguientes:
Proponer a las niñas y los niños que recuperen en sus familias ciertos
refranes o dichos que incluyen o se refieren al zorro hará posible
mostrarles que esa caracterización está presente también en expresiones
de la vida cotidiana que expresan un saber popular compartido:
Es previsible que las niñas y los niños marquen ante todo la diferencia
entre los dos finales, ya que seguramente les sorprenderá encontrarse -en
lugar del final feliz de la primera versión- con un desenlace en el que el
hombrecito de jengibre comparte el destino esperable para cualquier
galletita: ser comida por alguien. Mientras las y los integrantes del grupo
conversan sobre esto, la o el docente puede recordarles:
Es probable que las niñas y los niños señalen de inmediato -sin necesidad
de volver al texto- la ausencia de la canción tan reiterada en la primera
versión, así como los diferentes personajes con los que se encuentra el
protagonista en uno y otro caso.
Chicas y chicos de otro grupo me dijeron que les gustaba más cómo
estaba contada la primera parte del cuento. Vamos a volver a leerla:
Érase una vez una mujer viejecita que vivía en una casita pequeña
en lo alto de una colina, rodeada de huertas doradas, bosques y
arroyos. A la viejecita le encantaba hornear y, un día de Navidad,
decidió hacer un hombrecito de jengibre.
Les recuerdo que la versión que leímos antes solo decía que los
viejecitos vivían “en una antigua casa frente al camino”. En cambio, en
la que les leí recién, el lugar donde vive la viejecita se describe así
(relee): “vivía en una casita pequeña en lo alto de una colina, rodeada
de huertas doradas, bosques y arroyos”. También nos cuenta cómo
fue haciendo al hombrecito de jengibre, les releo: “Formó la cabeza y
el cuerpo, los brazos y las piernas. Agregó jugosas pasas de uva para
los ojos y la boca, y una fila en el frente para los botones en su
chaqueta. Luego, puso un caramelo para la nariz. Al fin, lo puso en el
horno”.
¿Qué sensación les produce a ustedes escuchar estos pasajes del
cuento? ¿Pueden imaginarse mejor cómo era el lugar?... ¿Será por
estos detalles al describirlo o al contar cómo hizo al hombrecito que
al otro grupo le gustó más esta versión?
Me encanta esta parte (relee): “La cocina se llenó del olor dulce de
especias…”. Es como si estuviera dentro de la cocina cuando hay algo
rico cocinándose. Me lleva a imaginar que estoy en esa cocina. ¿A
ustedes?
También se podrán elegir pares de palabras de tal modo que las niñas y
los niños puedan distinguir con cierta facilidad cuál es cuál porque las
diferencias entre ellas así lo permiten. Por ejemplo: el par formado por
HOMBRECITO DE JENGIBRE y VIEJECITOS es adecuado por las
diferencias en extensión; el par VACA y VIEJECITA también presenta cierta
diferencia en extensión, pero las dos palabras empiezan y terminan igual
(con V y A, respectivamente); además, es probable que las niñas y los
niños se fijen en la presencia de las A en vaca. Otro tipo de desafío
planteará, por ejemplo, el par ZORRO y CASA, donde las diferencias en
extensión ya no serían un indicio a considerar por las y los estudiantes, lo
que los obliga a reparar con mayor cuidado en índices cualitativos.
Una vez que las chicas y los chicos ubicaron qué dice cada uno de los
personajes al hombrecito para que se detenga, se propone que escriban
qué dicen la vaca, el caballo y el zorro (Ver Anexo. ¿QUIÉN LO DICE? ¿QUÉ
DICE?). El cuadro podrá iniciarse de forma colectiva, de tal modo que la o
el docente tenga oportunidad de mostrar qué información registrar en
cada una de las columnas.
Antes de iniciar la lectura de las niñas y los niños por sí mismos, será
conveniente recuperar lo conversado sobre los posibles motivos que
llevan al hombrecito a cantar y el contenido de esa canción.
Les vuelvo a leer la cancioncita. ¿Por qué les parece que canta eso?
La canción cambia al final del cuento, la vuelvo a leer…
En esta propuesta, solicitar a las chicas y los chicos que señalen el texto
mientras van leyendo es la intervención que permite que se enfrenten al
desafío de poner en correspondencia las partes de la emisión oral (lo que
saben que dice) con las partes de lo que está escrito.
Les propongo que leamos una o dos recetas para saber cuáles
ingredientes se necesitan para hacer estas famosas galletitas y que
resulten ricas.
A veces las recetas aparecen en libros de cocina, otras en revistas, en
Internet y también las muestran por la tele en algunos programas.
Estas que traje son de Internet, acá dice “Ingredientes” (señalando al
leer) y en esta lista está todo lo que se necesita y la cantidad de cada
ingrediente. Acá abajo, en el “Modo de preparación” está cómo
hacerlas.
Una vez que se han leído y comentado las dos versiones de “El
hombrecito de Jengibre”, se puede dar inicio a una actividad
habitual de lectura que incluirá -por supuesto- el intercambio entre
lectores acerca de cada uno de los cuentos que se lean.
ESCRITURA
Tal como se ha planteado al comienzo de este material -al sugerir una
posibilidad de ordenar en el tiempo las diferentes situaciones-, todas las
propuestas de escritura en torno a “El hombrecito de jengibre” se
plantearán una vez que las chicas y los chicos conozcan bien la primera
versión del cuento -porque la han leído a través del docente y han
sostenido diferentes intercambios para poner en común y discutir sus
interpretaciones acerca de la historia, así como para reflexionar sobre
cómo está contada-.
Producir textos
En el marco de esta secuencia, se plantean dos propuestas de producción
de textos. En la primera, los niños y las niñas escriben a través del
docente; en la segunda, escriben por sí mismos en parejas:
reescribir una nueva versión del cuento con una variación: una
tercera versión del cuento que relate un final diferente para la
historia del hombrecito de jengibre luego de que el zorro lo carga
sobre su lomo. El hombrecito podrá salvarse de alguna otra manera
y tener un final feliz o bien deshacerse, como cualquier galletita, al
caer en el río;
reescribir un breve episodio del texto original: el encuentro entre el
hombrecito y uno de los animales con los que efectivamente dialoga
en una de las dos versiones.
En ambos casos, las chicas y los chicos se enfrentan al problema de
producir textos continuos de cierta extensión. Dado que las
pequeñas y los pequeños estudiantes necesitan participar de las
prácticas de escritura de textos junto a un escritor avezado, será
necesario, en principio, proponer la reescritura de la tercera versión
con nuevo final a través de la o del docente.
Escribir entre todas y todos a través del docente permitirá hacer frente al
desafío planteado, ya que las y los estudiantes podrán intercambiar ideas
acerca de cómo resolver los problemas que se les vayan presentando y
contarán con la orientación constante de su maestra o maestro -además
de no tener que ocuparse del sistema de escritura porque no están
escribiendo por sí mismos-.
Compartir la escritura con las niñas y los niños hace posible que avancen
como escritores: irán comprendiendo en qué consiste el proceso de
escritura -que incluye operaciones recursivas de planificación,
textualización y revisión-, las sugerencias de la o del docente sobre otras
posibles formas de decir permitirán ir diferenciando el lenguaje oral
coloquial del lenguaje que se escribe y decidiendo cuáles son las
expresiones que es más adecuado usar en el texto que están elaborando,
se discutirá sobre cómo hacer progresar la historia o cómo relacionar las
acciones sucesivas y se irán encontrando soluciones, se detectarán
repeticiones innecesarias y se intentará evitarlas.
Habrá que destinar tiempo para conversar sobre el texto que se va a
producir, tomar notas de los acuerdos e imaginar posibles finales. En esta
instancia de planificación, la o el docente puede realizar intervenciones
como las siguientes:
Érase una vez una viejecita y un viejecito que vivían solos en una
antigua casa junto al camino.
Érase una vez una mujer viejecita que vivía en una casita pequeña
en lo alto de una colina, rodeada de huertas doradas, bosques y
arroyos. A la viejecita le encantaba hornear y, un día de Navidad,
decidió hacer un hombrecito de jengibre.
Cuando se sugiere a las niñas y a los niños que busquen en las fuentes de
información presentes en el aula, hay que cuidar de que esta búsqueda no
los descentre de la composición del texto. Es con la intención de evitar
este riesgo que la o el docente, en algunos casos, ofrece directamente la
información solicitada por las niñas y los niños. La reflexión sobre cómo
se escribe (cuáles letras, cuántas y en qué orden) se pospone entonces
para el momento de revisar el texto.
Ahora bien, en los primeros meses del año seguramente la mayoría de las
niñas y los niños está lejos aún de escribir alfabéticamente. Brindarles
información o sugerirles que consulten ciertos escritos presentes en el
aula las y los ayuda a avanzar en el proceso de escritura, ya que estas
intervenciones de la o del docente favorecen que establezcan semejanzas
entre diferentes palabras escritas y utilicen un número creciente de
consonantes en forma pertinente. Esto no significa que la escritura
producida en ese momento sea alfabética, ya que cada niña o niño
interpretará las semejanzas en función de sus hipótesis acerca del
sistema de escritura (por ejemplo, puede suceder que, al inspirarse en
“canción” para escribir “cantando” no tomen toda la sílaba “can” sino solo
la primera o las dos primeras letras). Además, solo consultarán en
algunos casos -sobre todo cuando tengan dudas acerca de cómo se
escribe alguna palabra o parte de ella- y en los otros casos escribirán en
función de sus hipótesis y de los resultados de la discusión entre las y los
integrantes de cada pareja.
Producir listas: se propone hacer una lista de otros animales con los que
podría haberse encontrado el hombrecito de jengibre durante su carrera.
Las chicas y los chicos propondrán algunos y la o el docente agregará
otros nombres cuya escritura plantee algunos desafíos, por ejemplo:
nombres de animales cuya escritura presenta distinto número de sílabas
(tigre-canguro) e incluye vocales idénticas o diferentes en distintas
posiciones dentro de la palabra (por ejemplo, paloma-avestruz-cocodrilo),
así como diferentes consonantes que irán incluyéndose en el repertorio de
letras conocidas por las y los integrantes del grupo. Al igual que en la
situación anterior, la o el docente podrá releer los episodios de la segunda
versión del cuento donde el hombrecito se encuentra con otros animales y
plantear la escritura del nombre de esos personajes (pato, cerdo,
cordero).
Escribir rótulos y producir listas son propuestas que permiten a las chicas
y los chicos concentrar su atención en la escritura de cada palabra y
detenerse a pensar en el sistema de escritura: ¿Qué letras pongo?,
¿cuántas pongo?, ¿en qué orden? Por eso, es importante que la o el
docente ofrezca otras propuestas de este tipo que resulten pertinentes
por alguna razón o simplemente que sean atractivas para las y los
estudiantes (listas de nombres de juguetes, de golosinas, de actividades
que desearían realizar, etc.), aunque no estén vinculadas con el cuento.
Todas las letras que escribieron están muy bien, son las que van en
“pantalón” o en “delantal”; sin embargo, en ambas les falta una letra.
¿Cuál es la que falta?
A las dos les falta esta (ofrece la N de las letras móviles), ¿dónde la
ponemos?; Volvé a leer cómo queda ahora.
Ahora mirá cómo habías escrito antes las mismas palabras:
¿Cambiarías algo? ¿Qué cambiarías?7
Una vez que las y los estudiantes conozcan la canción “casi de memoria”,
la o el docente puede pedirles que la escriban sin consultar con el cuento.
Puede solicitarles también que reescriban la parte final de la canción
realizando algunas transformaciones, por ejemplo:
1 Algunas de esas películas en las que se pondera la astucia del zorro pueden ser: “El
2 Los indicios cuantitativos están vinculados con la extensión de la palabra (cuántas letras
tiene) y los cualitativos aluden a las variaciones entre las letras (cuáles tiene).
ATR (primera entrega). Ver: ¿CUÁNTAS Y CUÁLES? (Situación B). En: El hombrecito de
jengibre, primera entrega, Programa para la Intensificación de la Enseñanza +ATR (p. 20).