Los Diezmos: Fundamento Bíblico y en Los Escritos de Ellen G. White
Los Diezmos: Fundamento Bíblico y en Los Escritos de Ellen G. White
Pablo Millanao T.
Universidad Adventista de Chile
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Introducción
Hace algunos años me fue necesario sostener diversos diálogos con
personas que, entre otras cosas, cuestionaban la práctica de los diezmos
en la Iglesia Adventista. Existían al menos cuatro áreas en que
desarrollaban sus argumentos en contra de esta práctica espiritual: (1) la
existencia de más de un tipo de diezmo, aparentemente intercambiables;
(2) se desestimaba el acopio y distribución centralizada, tendiendo al
congregacionalismo; (3) se cuestionaba el uso de los diezmos, deseando
que se usen localmente para proyectos de beneficencia o de construcción;
y (4) el aparente silencio del Nuevo Testamento al respecto.
En este ensayo abordaremos de forma sucinta estas cuatro áreas
que fueron motivo de discusión. Lo haremos presentando los principios y
argumentos bíblicos y citas inspiradas de Ellen White.
Antecedentes preliminares
Muchas culturas antiguas practicaban el diezmo, de alguna forma u
otra. Entre ellas podemos encontrar a la egipcia, siria, babilónica y
asiria.1 Sin embargo, a pesar de sus prácticas similares en la superficie,
ninguno de esos sistemas fue tan definido o específico como el que
practicaba el pueblo de Israel o, más bien, como el que presenta la Biblia.
Debemos señalar que el diezmo existió antes que el propio pueblo
de Israel. Abraham y Melquisedec estaban conscientes de esta práctica
(Gn 14:18-20),2 al igual que Jacob (Gn 28:22), quien prometió una
décima parte de su patrimonio a Dios.
1
The International Standard Bible Encyclopedia, s.v. “Tithe.”; William W.
Hallo, and K. Lawson Younger, Context of Scripture, vol. 3, 4 vols. (2003).
2 Para algunos rabinos, Melquisedec podría ser Sem, el hijo menor de Noé. Esto
interpretación, Dios le habría dado el sacerdocio a Sem. Sin embargo, como éste
le dio prioridad a Abraham por sobre Dios en su bendición (Gn 14:19, 20), el
sacerdocio le fue quitado y traspasado a los descendientes de Abraham. De esta
manera, el Salmo 110:4 es interpretado como: “Tú [Abraham] eres sacerdote
para siempre según el orden de Melquisedec”. Si esto fuera cierto, no se puede
pasar por alto que la razón por la cual Abraham le da los diezmos es por su
cualidad de sacerdote. No se pude argumentar que es correcto darle los diezmos
a un familiar, sin que este, en primer lugar, sea sacerdote.
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3 Francis D. Nichol, et al., ed., Comentario bíblico adventista del séptimo día, 7
vols. (Mountain View: Mountain View: Pacific Press, 1953), 1:1015.
4 El Targum Pseudo-Jonatan, transmite los siguientes versículos como sigue:
“And you shall eat the second tithe before the Lord your God in the place that he
is pleased to cause his Shekhinah to dwell” (Dt 14:23); “When you finish tithing
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all the tithe of your harvest in the third year of the release, you shall give the first
tithe to the Levites. The second tithe, which is the tithe of the poor, to the
proselytes, to the orphan, and to the widow, and they shall eat in your cities and
be satiated” (Dt 26:12); “And the third tithe you shall bring up and eat it before
the Lord your God, and you shall say, ‘Behold, I have set aside the holy portions
of the tithe from the house and have even given the first tithe to the Levites, the
second tithe to the proselytes, to the orphan, and to the widow, according to all
your commandment that you have commanded me. I have not transgressed one
of your commandments, and I have not forgotten them” (Dt 26:13); Targum Ps.
Jonathan English, trans. Eldon Clem (Altamonte Springs: OakTree Software,
2007).
5 David H. Stern, Jewish New Testament Commentary: A Companion Volume to
aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días’ (Dt 14: 23; véase v. 29;
y 16:11-14).
“[…] Pero cada tercer año este segundo diezmo había de emplearse en
casa, para agasajar a los levitas y a los pobres, como dijo Moisés: ‘Y
comerán en tus villas, y se saciarán’ (Deut. 26:12.) Este diezmo había de
proveer un fondo para los fines caritativos y hospitalarios” (PP, 570).
“La consagración a Dios de un diezmo de todas las entradas, ya fueran de
la huerta o la mies, del rebaño o la manada, del trabajo manual o del
intelectual; la consagración de un segundo diezmo destinado al alivio del
pobre y otros usos benéficos, tendía a mantener siempre presente ante el
pueblo el principio de que Dios es dueño de todo, y que ellos tenían la
oportunidad de ser los canales por medio de los cuales fluyeran sus
bendiciones. Era una educación adaptada para acabar con todo egoísmo, y
cultivar la grandeza y la nobleza de carácter” (Ed, 44).
8Ver Angel M. Rodríguez, “Tithing, the New Testament and the Christian
Church”, 17-23 (https://stewardship.adventist.org/stw-1070-$2.50-tithing-in-the-
new-testament-and-the-christian-church.pdf), último acceso, 20/10/2021.
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favor de las clases más bajas, ¿qué sería de la obra que debe hacerse en los
lugares donde el mensaje del tercer ángel, la verdad sobre el sábado y la Segunda
Venida de nuestro Señor, nunca se ha proclamado?” (14MR [1990], 158).
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En el Nuevo Testamento
Resulta evidente que no se habla mucho respecto del diezmo en el
NT. Sin embargo, lo poco que se dice de él es positivo. Jesús dijo que se
debía diezmar (Mt 23:23; Lc 11:42). Algunos podrán alegar que Jesús
solo comentó la práctica judía. Sin embargo, guiado por el Espíritu Santo,
Mateo registra estas palabras que serían autoritativas respecto a este tema
para una audiencia que no estaba conformada solo por judíos conversos;
esto es particularmente cierto en el caso de Lucas (recordemos que los
evangelios se escribieron varios años después de la muerte y ascensión de
Jesús).
El apóstol Pablo instruyó a los creyentes sobre la importancia de
proveer para las necesidades de los obreros ministeriales. En 1 Corintios
9:13 se refiere al sistema usado en el Antiguo Testamento que proveía
para las necesidades de quienes oficiaban en el templo. Ya sabemos que
esto se lograba mayormente por medio de los diezmos, y muy poco por
medio de las ofrendas (Nm 18:8-24). Pablo, entonces, traza un paralelo
entre sacerdotes y levitas, con aquellos que proclaman el evangelio. En
otras palabras, usa la ley del diezmo como un modelo para la dadivosidad
cristiana. Pablo no lo presenta como una recomendación, sino como una
11 Para más detalles ver, Arthur L. White, “Highlights of the beginning of the
tithing system”, The history and use of the tithe, 2-12
(https://adventistbiblicalresearch.org/wp-content/uploads/history-useoftithe.pdf),
ultimo acceso 20/10/2021.
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orden del Señor para la iglesia: “Así también ordenó el Señor a los que
anuncian el evangelio, que vivan del evangelio” (1 Co 9:14).
El pasaje más extenso sobre el diezmo es Hebreos 7, y revela una
disposición positiva al respecto. Incluso, por medio de la figura de
Melquisedec, Pablo nos informa que quien recibe los diezmos es el
propio Jesucristo (vers. 8).
También es cierto que se habla de ofrendas (Ro 15:26; 1 Co 16:1,
2), pero en ningún momento esto significa que se prohibió la práctica del
diezmo. Es prudente recordar que la tensión que se generó entre los
judaizantes y los misioneros hacia los gentiles puede ser uno de los
motivos de este aparente silencio.
Conclusiones
Es evidente que ya no tenemos un santuario, ni sacerdotes o levitas
como existían en el pueblo de Israel. Sin embargo, Ellen White es clara al
señalar que ésta es una práctica que Dios espera de su Iglesia.
Al mismo tiempo, ella transfiere el principio del uso del diezmo y
lo aplica a los ministros del evangelio. Además, toma el principio de la
tesorería central (para el acopio y distribución) y lo aplica al
funcionamiento del la Iglesia. Nadie puede disponer aisladamente qué
hacer con los diezmos; estos deben ingresar a la tesorería.
Se evidenció que existían hasta tres tipos de diezmo, los que no
eran transferibles o intercambiables. Sus usos eran definidamente
distintos y no debían mezclarse. Así pues, no podemos usar el argumento
del segundo diezmo para los pobres y viudas como un reemplazo de
aquel que sostiene la obra evangélica y que pertenece a Dios. El Nuevo
Testamento, si bien no hace una exposición sistemática de los diezmos, lo
que presenta de ellos es favorable y positivo.
Como última observación, debemos tener cuidado de no convertir
las excepciones en regla. Elena de White fue muy cuidadosa en este
sentido. Este mismo cuidado debemos tener como líderes de la Iglesia:
“Los ancianos y dirigentes de la iglesia tienen el deber de instruir a la
gente acerca de este asunto tan importante, y deben poner orden en las
cosas. Como obreros juntamente con Dios, los dirigentes de la iglesia
deben actuar con firmeza en lo que concierne a este asunto claramente
revelado. Los pastores mismos deben ser estrictos en cumplir la letra de
las órdenes de la Palabra de Dios. Los que ocupan cargos de
responsabilidad en la iglesia no deben ser negligentes, sino que deben
preocuparse de que los miembros sean fieles en el cumplimiento de su
deber… Que los ancianos y los dirigentes de la iglesia sigan las
instrucciones de la Palabra Sagrada, e insten a sus miembros acerca de la
necesidad de ser fieles en el pago de las promesas, los diezmos y las
ofrendas” (CMC, 111, 112).