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Principios de organización del

texto: la coherencia
1. Introducción
Según el Diccionario de términos clave de ELE del Centro Virtual Cervantes (CVC):
«La coherencia es una propiedad del texto, de naturaleza pragmática, por la que
aquel se concibe como una unidad de sentido global. Es decir, los conceptos y las
relaciones de significado que se dan en su interior no contradicen el conocimiento
del mundo que tienen los interlocutores».
Algunos autores comprenden la coherencia como una propiedad textual y otros como
una propiedad pragmática. Volvemos a remitirnos al Diccionario de términos clave de
ELE del Centro Virtual Cervantes (CVC):
«Entendida como propiedad textual, la coherencia se definió como la estructura
profunda del texto. Se trata de relaciones en el nivel profundo del significado, que
pueden hacerse patentes en la superficie textual mediante diversos recursos
lingüísticos, pero que también pueden quedar latentes. […]
Entendida como propiedad pragmática, la coherencia de un texto es el resultado de
la acción conjunta y cooperativa de su emisor y su destinatario. No se encuentra,
pues, únicamente en el texto, sino en el contexto cognitivo compartido al que uno y
otro recurre para establecerla».

2. La textura discursiva
Cualquier unidad de discurso se compone de elementos verbales que están
organizados y relacionados entre sí de manera explícita o implícita. Esta organización
e interrelación constituye la textura del discurso, que da nombre a su concreción: el
texto.
En los primeros planteamientos de la gramática textual de las décadas de los sesenta
y setenta se trató de aplicar el análisis gramatical a unidades superiores a la oración.
Posteriormente, el texto también se abordó desde otros puntos de vista: semántica,
pragmática, retórica, sociolingüística interaccional y las ciencias cognitivas.

• La lingüística funcional trata el texto como un horizonte de la reflexión


gramatical y la función textual como una de las funciones del lenguaje.
Halliday y Hasan (1976) precisan los mecanismos de la cohesión.
• La lingüística textual observa el texto desde sus principales tipos,
propiedades, principios y estructuras (Breaugrande).
Actualmente el texto está considerado una unidad comunicativa de orden distinto al
oracional; una unidad semántica de sentido, y no solo de significado; una unidad
intencional y de interacción. La definición de texto implica que texto es un
«término técnico» para referirnos al registro verbal, pero en él debemos considerar
un componente lingüístico y un componente extralingüístico.
La textualización de los contenidos mentales se manifiesta a través de la
linealización. Beaugrande establece siete principios de linealidad a partir de los
cuales se puede seguir el hilo conductor que va enhebrando los contenidos textuales:
1. Principio de núcleo/adjunto: distingue entre lo central y lo periférico.
2. Principio de pausa: permite retardar o suspender la secuencia.
3. Principio de retrospección: consulta al discurso precedente.
4. Principio de prospección: anticipación del discurso subsiguiente.
5. Principio de carga: grado de importancia, énfasis, focalización, longitud,
relevancia o novedad que se otorga.
6. Principio de desambiguación: exclusión de pautas alternativas tanto formales
como conceptuales.
7. Principio de listado: regula la enumeración de elementos comparables.
En relación con estos principios se desarrollan los mecanismos de cohesión:
correferencia léxica, correferencia endofórica (anáfora y catáfora) y elementos de
conexión (conectores y marcadores).

3. La coherencia
Beaugrande y Dressler (1981) proponen un modelo con 7 estándares que ha de
cumplir cualquier texto: cohesión, coherencia, intencionalidad, aceptabilidad,
situacionalidad, intertextualidad e informatividad. Los dos de ellos que más tienen
que ver con la textura son la coherencia y la cohesión.
Según Charolles (1978), para que un texto sea coherente debe cumplir con las
siguientes normas de cohesión:

• Regla de la repetición: los elementos se encadenan a través de la repetición.


• Regla de la progresión: el desarrollo se produce por la aportación constante
de información.
• Regla de no-contradicción: ningún elemento semántico puede contradecir a
otro elemento establecido previamente.
• Regla de relación: los hechos referidos deben estar relacionados en el mundo
representado – real o imaginado –.
Para Bernárdez (1995), la coherencia depende del equilibrio de diversos sistemas
referenciales y está basada en la negociación entre los protagonistas de la
comunicación. Incluye las relaciones pragmáticas y las relaciones semánticas
intratextuales.
La coherencia se basa en la estabilidad y la consistencia temática subyacente,
asociada a la macroestructura (contenido), a la superestructura (esquema de
organización) del texto, a su anclaje enunciativo (protagonistas, tiempo y espacio) y
a las inferencias que activan los hablantes para interpretarlo a partir de sus
conocimientos previos.
La cohesión se refiere a las relaciones particulares y locales que se dan entre los
elementos lingüísticos. La coherencia incluye a la cohesión.
4. Los contenidos implícitos y su interpretación
4.1. Las presuposiciones y el conocimiento compartido
La gramática formal se ha ocupado de la presuposición desde la información que se
desprende necesariamente del significado de las palabras enunciadas.
El análisis del discurso se interesa por un tipo de presuposición que se basa en el
conocimiento previo que se da por supuesto y compartido por las personas que
participan en un acto de comunicación (oral o escrito, en directo o en diferido,
sincrónico o asincrónico), puesto que depende de factores contextuales e incluye el
conocimiento del mundo, conocimiento o saber enciclopédico.

4.2. La intencionalidad en los actos de habla


Toda comunicación lingüística incluye actos lingüísticos. La teoría de los actos de
habla (Austin, 1955):

• Enunciados constatativos: los utilizamos para describir el mundo.


• Enunciados performativos: los utilizamos para transformar el mundo. No se
puede afirmar si son verdaderos o falsos sino si tienen éxito o si fracasan.
Searle (1976) propone la siguiente tipología de enunciados:

• Asertivos: afirmar, anunciar, insistir, predecir


• Directivos: preguntar, exigir, pedir, ordenar
• Compromisorios: ofrecer, prometer, jurar
• Expresivos: pedir perdón, perdonar, agradecer
• Declarativos: sentenciar, bautizar, declarar la guerra
En la teoría de los actos de habla se plantea el hecho de que al emitir un enunciado
se producen tres actos:
1. Acto locutivo: la emisión del significado referencial, literal. Es el contenido
derivado de reglas preposicionales (decir).
2. Acto ilocutivo: fuerza ilocutiva, que asigna un valor de acción intencional a
las palabras emitidas (función/intención de lo dicho).
3. Acto perlocutivo: el efecto – verbal o no verbal – que ese enunciado produce
en la audiencia (acción/reacción de lo dicho). Se da con verbos declarativos.
Los actos de habla directos son explícitos.
Los actos de habla indirectos, con un tipo de acto de habla en los que, al significado
literal del acto locutivo, hay que sumar un significado añadido a través de la fuerza
ilocutiva. Son convencionales. Hablante y oyente conocen el acto con fuerza ilocutiva
que da respuesta al acto locutivo. Son los más comunes.

4.3. El principio de cooperación y las implicaturas no


convencionales
Partiendo de los actos de habla indirectos y las inferencias basadas en formas de
enunciación no convencionales, para que un acto comunicativo tenga éxito,
necesita de la cooperación de los interlocutores.

• El principio de cooperación:
o Máxima de cantidad
▪ Haga que su contribución sea tan informativa como sea
necesario, teniendo en cuenta los objetivos de la conversación.
▪ No haga que su contribución resulte más informativa de lo
necesario.
o Máxima de cualidad
▪ No diga lo que crea que es falso.
▪ No diga aquello de lo cual carezca de las pruebas adecuadas.
o Máxima de relación
Sea pertinente (vaya al grano).
o Máxima de manera
▪ Evitar la oscuridad al expresarse.
▪ Evitar la ambigüedad al expresarse.
▪ Ser escueto.
▪ Expresarse en orden.
A Grice le interesan especialmente un tipo de situaciones en las que se transgrede
una máxima, pero no se deja de cooperar. Así se crean las implicaturas: significan
«no dicho» y dependen del momento en el que se producen.

• Implicaturas no convencionales:
o Transgresión de la máxima de cantidad.
o Transgresión de la máxima de cualidad.
o Transgresión de la máxima de relación.
o Transgresión de la máxima de manera.
También en los textos escritos se pueden encontrar transgresiones de máximas que
apelan a la cooperación de quien lee para reconstruir el significado implícito.

4.4. El principio de relevancia o pertinencia


La función principal del lenguaje es el procesamiento de la información. Su modelo
de comunicación responde a un modelo ostensivo-inferencial.
Ante un enunciado ambiguo, la mente del oyente busca la interpretación más
accesible con el mínimo coste de procesamiento. El receptor considera que quien ha
producido ese enunciado lo ha hecho pensando que su interpretación se realizará de
esa manera.
Cuando se transgrede una máxima, se hace porque se considera que de esa manera
se es más relevante, y se entiende que los efectos contextuales compensan el
esfuerzo de interpretación.
Las normas que regulas la comunicación humana hay que entenderlas como
tendencias habituales de comportamiento, como principios razonables en los que
confiamos, pero que se negocian, se pueden transgredir o cambiar. Estas normas,
máximas o principios varían de una cultura a otra.

COMPETENCIA COMUNICATIVA: Conjunto de estrategias y de saberes que hacen


posible actuar de manera comunicativamente eficaz y apropiada, produciendo
enunciados adecuadamente encaminados hacia nuestras metas.

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