DINOSAURI1
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Ornitisquios
Los dinosaurios del orden de los Ornitisquios poseían una pelvis similar a la de las aves
modernas, con una disposición rectangular. El pubis estaba rotado y apuntaba hacia atrás,
en paralelo con el hueso isquion y por debajo de él. Además, exceptuando las especies más
primitivas, todos los Ornitisquios tenían una boca no dentada cubierta por un pico córneo.
Curiosamente, las aves no derivan de este grupo de dinosaurios, sino del de los
Saurisquios. Esto implica que la disposición rectangular de la cadera surge
independientemente en el curso de la evolución tanto de las aves como de los Ornitisquios,
en un claro ejemplo de evolución convergente.
Los Ornitisquios se dividen en cuatro subórdenes. Los ornitópodos (bípedos), los
estegosaurios, anquilosaurios y ceratosaurios (estos tres últimos, cuadrúpedos).
Ornitópodo: iguanodonte.
Los ornitópodos constituyeron el grupo más abundante al final del período cretácico.
Aunque eran bípedos, podían adoptar una posición en cuatro patas. Su dentadura estaba
hecha para rasgar y romper material vegetal y se componía de cientos de dientes
compactos, evidencia de que ingerían grandes volúmenes de comida. Un típico dinosaurio
perteneciente a este grupo era el iguanodonte, de 4 a 5 m de altura, cuyas huellas
semejaban las de un avestruz.
Estegosaurio: estegosaurio.
Los estegosaurios, como el resto de los Ornitisquios, eran herbívoros, de cabeza y dientes
muy pequeños, tenían el cerebro del tamaño de una nuez, si bien podían pesar hasta 2 t.
Su rasgo distintivo consistía en dos filas de placas óseas eréctiles alternadas a lo largo de
su espalda y su cola, cuya función es aún hoy muy discutida. Se encontraron evidencias de
que dichas placas estaban vascularizadas y podrían haber tenido una función en la
regulación de la temperatura del animal, al permitir un intercambio rápido de calor con el
medio; se postula también que les pudieron haber servido de defensa. Un ejemplar de este
grupo lleva el mismo nombre: estegosaurio.
Anquilosaurio: anquilosaurio.
Los anquilosaurios eran animales bajos y de patas cortas y fuertes. Tenían una suerte de
armadura rígida y resistente de placas óseas que cubría sus patas y su espalda. El
anquilosaurio era un ejemplar típico de este grupo, con una cola gruesa y robusta que
terminaba en forma de mazo óseo y podía tener un efecto mortífero sobre sus posibles
atacantes.
Ceratosaurio: triceratops.
Los ceratosaurios fueron los dinosaurios que aparecieron más tardíamente, en el período
cretácico superior. Tenían cuernos y cabezas grandes, y mandíbulas con un pico en su
parte delantera que cubría una serie de dientes cortadores. Su cuerpo estaba cubierto por
una piel correosa. Aunque eran herbívoros, estos dinosaurios eran muy capaces de
defenderse y hasta los feroces terópodos se cuidaban de atacarlos si andaban en grupo.
Uno de sus miembros más conocidos (y uno de los últimos dinosaurios en desaparecer) era
el triceratops. Los cuernos de este dinosaurio semejaban los de un rinoceronte actual;
además, el animal poseía un reborde óseo que se proyectaba por detrás del cráneo y le
colgaba sobre la nuca.
Saurisquios
El orden de los Saurisquios tenía su pelvis en una disposición trirradiada, como los
modernos cocodrilos. El pubis apuntaba hacia adelante formando un ángulo con el isquion,
que se orientaba hacia atrás. Los saurisquios se dividían a su vez en dos subórdenes: los
terópodos, carnívoros, y los saurópodos, grandes herbívoros, ambos muy diferentes y
probablemente distantes entre sí en el proceso evolutivo.
Saurópodo: apatosaurio.
El grupo de los saurópodos incluía los dinosaurios herbívoros de mayor tamaño conocidos.
Los ejemplares más pequeños eran más grandes que los elefantes actuales. Se cree que el
mayor saurópodo era el argentinosaurio . Todos los saurópodos tenían la misma estructura
corporal básica: cuerpo grande, patas cortas y columnares, largas y pesadas colas y una
pequeña cabeza al final de un cuello muy largo (el diplodocus, por ejemplo, medía 26 m de
largo y su cabeza sólo 60 cm). Debido a su gran corpulencia y sus cortas patas, no eran
buenos corredores. Se los considera animales semi-acuáticos, hipótesis basada en que los
huesos de sus patas no eran suficientemente fuertes como para sostener un cuerpo tan
pesado sin la ayuda del agua. De acuerdo con esta teoría (aún hoy discutida), el largo
cuello permitía al animal alcanzar la superficie en busca de aire. Sin embargo, se han
encontrado huellas de saurópodos que evidencian que algunos de estos dinosaurios
migraban por tierra firme. En este caso, la función del cuello sería la de alcanzar las hojas
de los árboles altos. Sus dientes eran cónicos pero de punta chata. Se cree que no
masticaban la comida con ellos sino que la tragaban directamente y que la digestión se
producía en sus estómagos ayudada por piedras que ingerían junto con los vegetales. Los
saurópodos fueron los herbívoros dominantes en el período jurásico, pero parece que sólo
tuvieron una importancia menor durante el cretácico. Otros miembros conocidos de este
grupo son el apatosaurio (conocido también como brontosaurio) y el braquiosaurio.
Cadera
Cadera
Reconstrucción de un argentinosaurio.
Argentinosaurus huinculensis es el dinosaurio más grande que se conoce. Se lo clasifica
dentro del grupo de los saurópodos. Medía cerca de 50 m de largo, y era un enorme
cuadrúpedo herbívoro, de largo cuello, que vivió en el cretácico tardío y fue hallado en la
Argentina por los paleontólogos Rodolfo Coria y José Bonaparte en el año 1993.
Excavación de fósiles
La excavación de restos de dinosaurios es un proceso largo, que requiere de una gran
planificación, involucra un alto costo y la participación de muchos expertos.
Primero se delimita el área en la que se cree que hay restos fósiles. La excavación
comienza utilizando taladros y picos para sacar la roca de los estratos superiores. Cuando
se llega a los huesos, se sigue con elementos más delicados como cinceles livianos, agujas
montadas y diminutos cepillos. Una vez desenterrados, los fósiles encontrados se llevan al
laboratorio. Como son sumamente frágiles (además de valiosísimos), se les hace una
cubierta de yeso o espuma de poliuretano para que puedan ser transportados sin riesgos.
Luego comienza el trabajo de limpieza y de análisis que puede durar varios años y culmina
con la identificación del dinosaurio como miembro de una de las especies ya descriptas, o
con la identificación de una especie desconocida hasta el momento.
Los dinosaurios eran reptiles y, como tales, siempre se los ha supuesto animales de sangre
fría. No mantenían una temperatura corporal constante (como los mamíferos) sino que la
regulaban a partir del calor del entorno. Los biólogos denominan a este tipo de
animales poiquilotermos, en contraposición con los homeotermos. Sin embargo, en los
últimos años, se han encontrado evidencias de que esto podría no ser así. Las aves derivan
de un grupo de dinosaurios pequeños, los celurosaurios, pertenecientes a los saurópodos, y
son animales de sangre caliente,
Muchos de los dinosaurios, a juzgar por los huesos que se han encontrado, tenían una vida
muy activa que requería de un metabolismo alto, característica asociada a los animales
homeotermos. Estos reptiles, además, caminaban erguidos sobre sus patas, posición que
compartían también con animales de sangre caliente. Se han encontrado fósiles de
dinosaurios en zonas muy frías para ser habitadas por animales que no fueran capaces de
mantener su temperatura interna constante (aunque los detractores de esta teoría
sostienen que dichas zonas no eran tan frías en la época de los dinosaurios). Por otra parte,
los huesos de estos animales poseen pequeños canalículos por los que se supone que
pasaban vasos sanguíneos, con una estructura muy similar a la de los de animales de
sangre caliente.
La discusión aún no se ha cerrado. Hay acérrimos defensores de ambas teorías, e incluso
algunos que adoptan posiciones intermedias (por ejemplo, que algunos dinosaurios tenían
sangre caliente y otros no, o que sólo tenían sangre caliente en un período de su vida).
Durante muchos años se pensó que sólo las aves y los mamíferos se ocupaban de sus crías,
y que los reptiles ponían sus huevos y los dejaban librados a su suerte. Estudios posteriores
demuestraron que incluso algunos reptiles modernos, como los cocodrilos, ayudan a sus
hijos a salir del cascarón y los acompañan hasta el agua. Junto a los nidos de dinosaurios
fosilizados que se han encontrado suelen aparecer esqueletos de ejemplares jóvenes que se
cree que se encontraban cuidando los huevos. Por otra parte, se ha descubierto que
muchos dinosaurios volvían cada año al mismo sitio a desovar, se cree que cubrían sus
huevos con arena y que algunos, incluso, alimentaban a sus crías al salir del cascarón.
No está claro si dicha extinción fue gradual u ocurrió de manera repentina debido a una
catástrofe. Una de las teorías más aceptadas (que responde a la hipótesis del cambio
brusco) es que, hace alrededor de 65 millones de años, un asteroide de entre 6 y 15 km de
diámetro colisionó contra la Tierra. La enorme nube de polvo que se elevó eclipsó la luz
solar durante años. Esto destruyó gran parte de la vida vegetal y causó la completa
extinción de los dinosaurios. La hipótesis se basa en el hallazgo de niveles elevados de
iridio en una capa que coincide con el estrato correspondiente a la época de la extinción. El
iridio es un metal raro en la superficie terrestre pero relativamente habitual en cuerpos del
espacio exterior, como los asteroides.
Hay muchas otras teorías que intentan explicar por qué los dinosaurios perecieron. Una de
ellas postula que tenían un gusto poco desarrollado y se envenenaron con los alcaloides de
las nuevas plantas con flor (angiospermas) que surgieron en la época. Otra afirma que los
dinosaurios carnívoros se comieron a todos los herbívoros y luego ellos mismos murieron
de hambre. Otra, incluso, adjudica la causa de la extinción a explosiones volcánicas.
Lo más razonable es que la extinción haya sido por una suma de factores adversos entre
los que podrían encontrarse algunos de los mencionados. Por ahora, el interrogante sigue
sin resolverse.
Era mesozoica
Una de las eras geológicas en que se divide el período cámbrico o fanerozoico. Abarca unos
180 millones de años, desde el fin de la era paleozoica (hace unos 245 millones de años)
hasta los comienzos de la era cenozoica (hace unos 65 millones de años).
Eras geológicas
Las primeras rocas formadas con fósiles pertenecen a lo que se denomina período cámbrico
o fanerozoico (significa "vida visible"), que comprende los últimos 600 millones de años de
la historia de la Tierra. Los cuatro mil millones de años anteriores a ese período
corresponden al período precámbrico o criptozoico (significa "vida oculta"), en el que ya se
encuentran trazas de vida.
El fanerozoico se divide, a su vez, en el paleozoico ("vida antigua"), que abarca un período
de unos 355 millones de años, el mesozoico ("vida media"), que dura unos 180 millones de
años y en el que surgen los dinosaurios, y el cenozoico ("vida nueva"), que comprende los
últimos 65 millones de años y a fines del cual aparecen los primeros homínidos.
Bibliografía comentada
Bonaparte, José, Dinosaurios de América del Sur, Buenos Aires, Museo Argentino de
Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, s/f.
Libro que narra la historia de la paleontología en la Argentina y describe los
dinosaurios que han sido hallados en América del Sur. Escrito por el jefe del
Departamento de Vertebrados del Museo, incluye fotos de las excavaciones y de los
investigadores, reconstrucciones de los huesos e ilustraciones de distintos
dinosaurios.
FUENTE:
https://cdn.educ.ar/dinamico/UnidadHtml__get__cd2ae025-07ab-46f9-9547-
644c97a46222/90313/data/2d334a88-7a06-11e1-8290-ed15e3c494af/index.html