Los Contratos

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 5

DERECHO CIVIL III

EXPOSICIÓN CONTRATOS.

CESAR ANTONIO ALBARRAN GAYTAN

EL CONTRATO

Constituye, desde luego, el contrato una fuente importantísima de las

obligaciones, especialmente desde el punto de vista que podemos llamar

estadístico.

En el ordenamiento moderno —dice TRABUCCHI— la importancia


predominante entre todas las fuentes de las obligaciones se atribuye al
contrato, que es el instrumento característico de la colaboración voluntaria
que constituye la base de nuestra vida de relación en el campo
económico. Del contrato pueden surgir relaciones obligatorias de cualquier
género y del más vario contenido. En virtud del reconocimiento de la
autonomía privada, el ordenamiento jurídico, escribe TRABUCCHI,
refiriéndose al de su país, concretamente atribuye a las partes la facultad
de acordar lo que quieran, "dentro de los límites impuestos por la ley y por
las normas corporativas", reconociéndose que cada cual, manifestando la
propia voluntad, puede ser el más eficaz tutor de los propios intereses, por
lo que se consiente a las partes dictar las normas relativas a sus
relaciones recíprocas.

De esta institución trataremos con la extensión conveniente, más


adelante, sin perjuicio de recordar el precepto legal, que declara que los
contratos tienen fuerza de ley entre las partes y que deben cumplirse de
acuerdo con su contenido.

En atención al criterio sustentado al respecto por la Suprema Corte de


Justicia de la Nación 8 bis, las obligaciones contractuales sólo existen y se
demuestran por medio del contrato y no por la confesión de un hedió
determinado, a no ser que éste sea, precisamente, el de haberse
celebrado el contrato, y eso cuando no se trata de aquellos que requieren
como requisito esencial determinada forma o solemnidad.

También de acuerdo con nuestra legislación civil las obligaciones


contraídas en virtud de un contrato, deben manifestarse claramente, para
que la voluntad de las partes se establezca de una manera expresa, pues
resultaría nulo el contrato cuando, por los términos en que esté concebido,
no puede venirse en conocimiento de cual haya sido la intención o
voluntad de los contratantes, sobre el objeto principal; prevenciones que
constituyen un índice concreto de la naturaleza jurídica de las
obligaciones originadas en la voluntad de los contratantes, siendo éste el
motivo por el cual las autoridades judiciales tienen necesidad de
establecer, con toda precisión, la naturaleza y extensión de las
obligaciones, cuyo cumplimiento se exige, mediante el juicio
correspondiente, y así, cuando la existencia del vínculo jurídico que la
obligación entraña, se confunde con el cuantum o la extensión de la
misma obligación, es indudable que debe acreditarse plenamente la
existencia de ambas circunstancias, para poder afirmar que la obligación
opera y que el demandado se encuentra en el caso de cumplirla, lo que
implica que tratándose de obligaciones de esta naturaleza (las
contractuales), no es posible llegar a la conclusión de su existencia por
medio de pruebas indirectas, pues aun así, se requeriría que tales
pruebas tuvieran un enlace de causalidad de tal naturaleza, que la
existencia de la obligación fuese conclusión necesaria de los hechos
acreditados en el procedimiento judicial.

La fórmula que utiliza el Código civil para el Distrito Federal para referirse
a la eficacia de los contratos cuando dice que "tienen fuerza de ley entre
las partes" no debe interpretarse en un sentido literal.

Expresa, sencillamente, que los contratos obligan a su cumplimiento en


los términos exactamente fijados en sus cláusulas; pero no pretende
equiparar la ley al contrato, ni el contrato a la ley, naturalmente, ni siquiera
representa la aceptación de la tesis kelseniana según la cual el contrato
es una norma jurídica individualizada, ya que su naturaleza es la de un
acto jurídico, realizado de acuerdo con las normas por las que deba
regirse, según las prescripciones expresas del Código civil o de la ley que
lo regule.

LOS CONTRATOS
El contrato, como ya vimos, es la más importante fuente de las
obligaciones. El Código Civil para el Distrito Federal en Materia Común y
para toda la República en Materia Federal, lo define de la siguiente
manera: "Convenio es el acuerdo de dos o más personas para crear,
transferir, modificar o extinguir obligaciones; los convenios que producen
o transfieren las obligaciones y derechos toman el nombre de contratos."
Considerando lo anterior en estricto sentido, puede apreciarse que al
contrato se le ha dejado la función positiva, esto es, el acuerdo de
voluntades para crear o transferir derechos y obligaciones; mientras que al
convenio en sentido estricto le corresponde la función negativa, puesto
que modifica o extinguen los propios derechos y obligaciones.

ELEMENTOS DEL CONTRATO. Para la existencia del contrato se requiere el


consentimiento y el objeto que pueda ser materia del contrato.

El consentimiento es el acuerdo de dos o más voluntades para producir o


transferir derechos y obligaciones.

El consentimiento puede ser expreso o tácito. Es expreso cuando se


manifiesta verbalmente, por escrito o por signos inequívocos. El tácito
resulta de hechos o actos que lo presupongan o que autoricen a
presumirlo, excepto en los casos en que por ley o convenio la voluntad
deba manifestarse expresamente.

El contrato se forma en el momento en que el proponente recibe la


aceptación.

El consentimiento no es válido si ha sido dado por error, arrancado por


violencia o sorprendido por dolo.
El error es un concepto falso de la realidad. La ley de la materia establece
tres clases de error: el de derecho, el de hecho y el de cálculo. El error de
derecho o hecho invalida el contrato cuando recae sobre el motivo
determinante de la voluntad de cualquiera de los que contraten, si en el
acto de la celebración se declara ese motivo o si se prueba por las cir-
cunstancias del mismo contrato que se celebró éste en el falso supuesto
que lo motivó y no por otra causa. El error de cálculo sólo da lugar a que
se rectifique.
La violencia es la coacción -física o la intimidación moral hecha sobre una
persona para forzarla a que otorgue su consentimiento. A mayor
abundamiento, hay violencia en la celebración de un contrato, cuando se
emplee fuerza física o amenazas que importen peligro de perder la vida, la
honra, la libertad, la salud, o una parte considerable de los bienes del
contratante, de su cónyuge, de sus ascendientes, de sus descendientes o
de sus parientes colaterales dentro del segundo grado.
El dolo en los contratos es cualquier sugestión o artificio que se emplee
para inducir a error o mantener en él a alguno de los contratantes; cuando
se disimula el error de uno de los contratantes, se llama mala fe.

El objeto de los contratos puede ser una cosa que el obligado debe hacer
o no hacer.

La cosa objeto de la relación contractual debe existir en la naturaleza, ser


determinada o determinable en cuanto a su especie y estar en el
comercio.
CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS . Los contratos pueden ordenarse de la
siguiente manera: unilaterales y bilaterales;
onerosos y gratuitos; conmutativos y aleatorios; consensuales, reales y
formales; instantáneos y sucesivos; principales y accesorios.
Contratos unilaterales y bilaterales. El contrato es unilateral cuando una
sola de las partes se obliga hacia la otra sin que ésta le quede obligada;
en cambio, el contrato es bilateral cuando las partes se obligan
recíprocamente.
Contratos onerosos y gratuitos. El contrato oneroso es aquél en que se
estipulan provechos y gravámenes recíprocos;
y gratuito aquél en que el provecho es solamente de una de las partes.
Contratos conmutativos y aleatorios. Los contratos onerosos se
subdividen en conmutativos y aleatorios. El contrato oneroso es
conmutativo cuando las prestaciones que se deben las partes son ciertas
desde que se celebra el contrato, de tal manera que ellos puedan apreciar
inmediatamente el beneficio o la pérdida que les cause éste. Es aleatorio,
cuando la prestación debida depende de un acontecimiento incierto que
hace que no sea posible la evaluación de la ganancia o pérdida sino hasta
que el acontecimiento se realice.

Contratos consensuales. Son aquellos que quedan perfeccionados por


el solo consentimiento, es decir, sólo es necesario para que se
constituyan, la declaración de voluntad de las partes.
Contratos reales. Los contratos reales son aquéllos para cuyo
perfeccionamiento se requiere la entrega de la cosa objeto de la
obligación.
Contratos formales. Son los que para su perfeccionamiento se necesita,
además del consentimiento, una forma especial, sin la cual no son válidos.
Contratos instantáneos y sucesivos. Los contratos instantáneos son
aquellos que se cumplen en el propio instante en que se celebran. Son
sucesivos aquéllos que no se realizan en un solo momento, sino que las
partes quedan sujetas a prestaciones repetidas.
Contratos principales y accesorios. Los principales son los que valen
por sí mismos, cumplen por sí mismos su finalidad contractual, sin
necesitar ningún otro. Los accesorios son los que se llevan a cabo para
garantizar un contrato principal, es decir, existe relación con otro contrato
al que sólo garantiza su cumplimiento.

También podría gustarte