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Charles Spurgeon

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Aunque los escritos de Bunyan están encantadoramente llenos de poesía, no puede

darnos su Progreso del Peregrino, el más dulce de todos los poemas en prosa, sin hacernos
sentir y decir continuamente: “¡Vaya, este hombre es una Biblia viviente! Pínchalo
en cualquier parte, su sangre es Biblina, la esencia misma de la Biblia fluye de él. No
puede hablar sin citar un texto, porque su misma alma está llena de la Palabra de
Dios”.
Charles Spurgeon

El Progreso del Peregrino, huele a prisión. Fue escrito cuando el autor estaba confinado
en la cárcel de Bedford. Y los ministros nunca escriben ni predican tan bien como
cuando están bajo la cruz: el Espíritu de Cristo y de la Gloria descansa entonces
sobre ellos.
George Whitefield

De todos los escritos de Bunyan, quizá no haya ninguno tan universalmente y


merecidamente admirado como su Progreso del Peregrino, en el que da una descripción
de la vida cristiana bajo la idea de un viaje o una peregrinación, desde la Ciudad de
la Destrucción hasta la Jerusalén celestial. En este tratado Bunyan aparece no sólo
como un escritor bien instruido en los misterios del reino, sino como un hombre de
verdadero genio.
John Newton

Con la venia de su Majestad, si pudiera poseer las habilidades del hojalatero


[Bunyan] para atrapar los corazones de los hombres, con gusto daría a cambio todo
mi aprendizaje.
John Owen, citado en respuesta a Rey Carlos II

El Progreso del Peregrino, es el libro más tierno y teológico de todos, late con vida en
cada palabra.
J. Gresham Machen

El Progreso del Peregrino es uno de los mejores libros que he leído en toda mi vida.
Mark Dever

Junto a la Biblia, El Progreso del Peregrino ha sido el libro más publicado en lengua
inglesa.
Derek Thomas
ii EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

Este clásico ha refrescado mi espíritu una y otra vez cuando mi alma ha anhelado
una guía centrada en Cristo a través de un laberinto de desvíos y diversiones
modernas. Estoy muy agradecida de que El progreso del peregrino esté ahora disponible
no sólo para una nueva generación de cristianos, sino también para creyentes como
yo que necesitan dirección y refresco a lo largo de nuestro viaje hacia el Hogar.
Joni Eareckson Tada
EL PROGRESO DEL PEREGRINO iii

EL PROGRESO
DEL PEREGRINO

Edición Completa y de Estudio

JOHN BUNYAN
IMPRESO EN LIMA, PERÚ
iv EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

EL PROGRESO DEL PEREGRINO



Autor: ©John Bunyan, Jaime D. Caballero.
Traducción: Jorge De Sousa.
Revisión de estilo: Jorge De Sousa.
Edición: Jaime D. Caballero
Diseño de cubierta: Billy Jerry Gil Contreras.
Serie: Colección John Bunyan.
Título original: John Bunyan, “The Pilgrim Progress”, en The Works of John Bunyan,
vol. 3 ed. por George Offor (London, UK: W. Pickering, 1862), 1-243.

Editado por:
©TEOLOGIAPARAVIVIR.S.A.C
José de Rivadeneyra 610. Urb. Santa Catalina, La Victoria.
Lima, Perú.
[email protected]
https://www.facebook.com/teologiaparavivir/
www.teologiaparavivir.com
Primera edición: Diciembre del 2021
Tiraje: 1000 ejemplares

Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú, N°: 2021-13746
ISBN Tapa Blanda: 978-612-5034-18-2

Se terminó de imprimir en diciembre del 2021 en:
ALEPH IMPRESIONES S.R.L.
Jr. Risso 580, Lince
Lima, Perú.

Prohibida su reproducción o transmisión total o parcial, por cualquier medio, sin
permiso escrito de la editorial. Todos los derechos reservados y exclusivos
©TEOLOGIAPARAVIVIR.S.A.C. Las citas bíblicas fueron tomadas de las versiones
Reina Valera de 1960 y de la Nueva Biblia de los Hispanos, salvo indique lo
contrario en alguna de ellas.
EL PROGRESO DEL PEREGRINO v

TABLA DE CONTENIDOS

DEDICATORIA VII
PREFACIO A LA EDICIÓN EN ESPAÑOL IX
Teología y temas relevantes en El Progreso del Peregrino xi
Características particulares de esta edición xii
EL PROGRESO DEL PEREGRINO 1
INTRODUCCIÓN POR GEORGE OFFOR 3
LA VIDA CRISTIANA, UNA PEREGRINACIÓN 3
La vida es un peregrinaje a través de una serie de conflictos espirituales 3
El progreso del peregrino: Una guía para todos los peregrinos hacia el cielo
4
El autor dispuso de tiempo libre para escribirlo al ser encarcelado por
negarse a violar su conciencia 6
COMPOSICIÓN DE LA OBRA 11
El Progreso del Peregrino: Escrito en la cárcel 11
Dificultades encontradas en el camino de su publicación 19
HABILIDADES DE BUNYAN 22
Las competencias de Bunyan para escribir El Progreso del Peregrino
santificadas mediante la disciplina de la prisión 23
PUBLICACIÓN DE EL PROGRESO DEL PEREGRINO 39
Liberación de Bunyan de la prisión y publicación de El Progreso del
Peregrino 39
ANÁLISIS DE LA OBRA 55
Observaciones sobre las partes más destacadas de El Progreso del
Peregrino 55
SINOPSIS DEL LIBRO 71
PRIMERA PARTE 72
SEGUNDA PARTE 74
EDICIONES USADAS PARA ESTA VERSIÓN 82
APOLOGÍA DEL AUTOR A SU LIBRO 85
EL PROGRESO DEL PEREGRINO: PRIMERA PARTE 93
LA CÁRCEL 95
vi EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

CONVENCIMIENTO DE LA NECESIDAD DE ESCAPAR 98


EL PANTANO DEL DESALIENTO 101
EVANGELISTA ENCUENTRA A CRISTIANO BAJO EL MONTE SINAÍ, Y
LO TRATA CON SEVERIDAD 109
CRISTIANO LLEGA A LA CRUZ 128
LA COLINA DE LA DIFICULTAD 134
EL VALLE DE LA HUMILLACIÓN 151
EL COMBATE CONTRA APOLIÓN 155
CRISTIANO ALCANZA A FIEL 165
LA FERIA DE LA VANIDAD 189
CRISTIANO ENCUENTRA UN NUEVO COMPAÑERO 202
EL GIGANTE DE LA DESESPERACIÓN 221
LAS MONTAÑAS DE LAS DELICIAS 230
LOS LADRONES DESMAYO, DESCONFIANZA Y CULPA 238
AVENTURAS EN EL TERRENO ENCANTADO 252
ESPERANZA Y CRISTIANO ACONSEJAN A IGNORANCIA 261
CONCLUSIÓN 288
EL PROGRESO DEL PEREGRINO: SEGUNDA PARTE 289
INTRODUCCIÓN DEL AUTOR A LA SEGUNDA PARTE 291
EL ENCUENTRO CON EL ANCIANO SABIO 301
EL PANTANO DEL DESALIENTO 319
LA CASA DEL INTÉRPRETE 332
CORAZÓN-GRANDE 347
LOS PEREGRINOS LLEGAN AL PALACIO HERMOSO 363
EL VALLE DE LA HUMILLACIÓN 385
RECIBIDOS EN LA CASA DE GAYO 414
LA FERIA DE VANIDAD 431
EL RÍO CERCA DE LAS MONTAÑAS DE LAS DELICIAS 439
LA HISTORIA DE VUELVE-ATRÁS 450
LLEGADA A LA TIERRA DE BEULAH 469
ÍNDICE DE REFERENCIAS BIBLICAS 483
EL PROGRESO DEL PEREGRINO vii

DEDICATORIA
A la congregación de

Douglas Baptist Church

en
Cork, Irlanda

Por su dedicación al servicio del Reino de Dios como


peregrinos en este mundo
viii EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO
EL PROGRESO DEL PEREGRINO ix

PREFACIO A LA EDICIÓN
EN ESPAÑOL
JAIME D. CABALLERO

Para mediados de 1655, un joven de 27 años adquiría cada vez mayor fama como
predicador. Lo particular de este joven era que, a diferencia de la mayoría de los
predicadores de su tiempo, no había recibido mayor educación teológica formal.
Con el transcurrir de los años su fama llegó a extenderse de tal manera, que
incluso uno de los hombres más importantes de su tiempo, quien para ese
entonces ocupada un lugar en el parlamente ingles, era rector de la prestigiosa
Universidad de Oxford, y gozaba de la reputación de ser el teólogo más
reconocido de Inglaterra, y quizá del mundo entero en su tiempo, dijo de él “Si
pudiera poseer las habilidades de aquel hojalatero para predicar, renunciaría con
gusto a todo mi aprendizaje”.1 El joven era John Bunyan (1628-1688), y el
teólogo John Owen (1616-1683), y la obra financiada por Owen llegaría a ser
conocida como El Progreso del Peregrino. Esta es la obra que usted tiene en sus
manos.
El Progreso del Peregrino, de John Bunyan, es un libro que no necesita
presentación. Es un clásico de la fe evangélica protestante que ha resistido la
prueba del tiempo, y que todo creyente debería leer al menos una vez. Todos
somos peregrinos en esta tierra. Cada día que pasa estamos un día más cerca a la
culminación de nuestra peregrinación. Cuando termine el día de hoy estarás un
día más cerca a tu muerte que el día de ayer. El tema de la peregrinación en este

1 Nick Needham, 2000 Years of Christ’s Power: The Age of Religious Conflict, vol. 4 (Ross-

shire, Scotland: Christian Focus, 2016), 326. Esta cita es cierta, y proviene probablemente
hacia el final del período de Bunyan en la prisión. El contexto de esta tuvo lugar en una
conversación entre el Rey Carlos II y John Owen, en la que Owen intercedía por Bunyan para
que fuera liberado de la prisión. John Owen tuvo un rol crucial no solo en la publicación de
las obras de Bunyan, sino también en la liberación de Bunyan de la prisión.
x EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

mundo, la brevedad de la vida y la inminencia de la eternidad permean los


escritos de Bunyan. El Dr. W. N. Kerr afirma sobre este punto:

Nos impresiona Bunyan el predicador, el pastor, el evangelista y el autor, pero


lo que más nos conmueve es Bunyan el peregrino, un hombre forjado por Dios,
que se abre camino hacia la puerta del cielo.2

A Charles H. Spurgeon le encantaba leer y releer esta obra, afirmando haberla


leído más de 100 veces. A menudo su esposa se lo leía por la tarde para relajarse
y meditar. A menudo citaba a Bunyan en sus sermones, declarando:

Aunque sus escritos están encantadoramente llenos de poesía, no puede darnos


su Progreso del Peregrino, el más dulce de todos los poemas en prosa, sin
hacernos sentir y decir continuamente: “¡Vaya, este hombre es una Biblia
viviente! Pínchalo en cualquier parte, su sangre es Biblina, la esencia misma de
la Biblia fluye de él. No puede hablar sin citar un texto, porque su misma alma
está llena de la Palabra de Dios”.

El Progreso del Peregrino es un clásico de la literatura universal. Después de la


Biblia es el libro cristiano mas traducido en todo el mundo. Por ejemplo, la
revista Christianity Today escribe sobre la traducción y distribución de El
Progreso del Peregrino en la China:

Una reciente tirada de 200.000 ejemplares de El progreso del peregrino se


agotó en tres días en la República Popular China. La Prensa de Ciencias
Sociales, propiedad del gobierno, y otras agencias chinas han estado
imprimiendo El progreso del peregrino y otros libros como ejemplos de la
literatura y la civilización occidentales. Con la excepción de la Biblia, El
progreso del peregrino se ha traducido a más dialectos chinos que ningún otro
libro. 3

Geoff Thomas escribe sobre la influencia del libro:

2 W. N. Kerr, “Joh Bunyan”, eds. Sinclair B. Ferguson y J.I. Packer, New Dictionary of

Theology, (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2000), 117.


3 Sharon E. Mumper, “How to Start a Church in 50,000 Indonesian Villages,” Christianity

Today (Carol Stream, IL: Christianity Today, 1985), 46.


EL PROGRESO DEL PEREGRINO xi

El Progreso del Peregrino está disponible en doscientos idiomas. Hay


curiosidades relacionadas con él, por ejemplo, hay diecisiete versiones
diferentes en forma poética y hay dieciséis versiones infantiles de El progreso
del peregrino. Hay cincuenta biografías de John Bunyan. El libro más vendido
del mundo después de la Biblia es El progreso del peregrino.4

La importancia del libro que usted tiene en sus manos no puede ser sobre
enfatizada.

Teología y temas relevantes en El Progreso del Peregrino

Un punto importante que a menudo se pasa por alto al momento de leer esta obra
es la teología de Bunyan. Aunque El progreso del peregrino no es un compendio
de teología sistemática sino una alegoría que busca describir la realidad de la vida
cristiana de principio a fin, el libro es profundamente teológico. Debemos ser
conscientes de cuales eran las presuposiciones teológicas de Bunyan, y cual el
esquema interpretativo bajo el cual interpretaba y comprendía las Escrituras. Sobre
este punto el Dr. Michael A. Haykin escribe:

En general, Bunyan abrazó el calvinismo y la teología del pacto típicos del


movimiento puritano... Aunque ninguno de sus escritos elabora una doctrina
formal de la iglesia, sus escritos revelan con frecuencia su rico sentido de la
importancia vital de la experiencia comunitaria para el crecimiento del cristiano
(véase, por ejemplo, El progreso del peregrino, Parte II). 5

Este es un punto importante que a veces se pasa por alto. El progreso del
peregrino es una alegoría cristiana, pero contiene mucha teología. Una fuerte
soteriología calvinista, también llamadas doctrinas de la gracia, una
comprensión de las Escrituras basada en la teología del pacto, y una eclesiología
congregacionalista, con un fuerte énfasis en la importancia de la iglesia local
como medio de la administración de los medios de gracia y crecimiento en la

4 Geoff Thomas, “John Bunyan: His Life, Writing, and Influence,” Puritan Reformed

Journal 6, no. 2 (2014): 60–61.


5 M. A. G. Haykin, “Bunyan, John (1628–88),” ed. Martin Davie et al., New Dictionary of

Theology: Historical and Systematic (London; Downers Grove, IL: Inter-Varsity Press;
InterVarsity Press, 2016), 141.
xii EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

vida cristiana, son temas teológicos que permean los escritos de Bunyan, y están
detrás de las alegorías usadas en El progreso del peregrino.6
Un segundo punto clave para la compresión de las obras de Bunyan, y en
especial de El progreso del peregrino, es la relevancia del sufrimiento en la vida
cristiana. El progreso del peregrino fue concebido en el horno de la persecución,
bajo las horas más grises de la vida del autor. John Piper escribe sobre este punto:

En mi lectura de Bunyan, lo que más me ha cautivado es su sufrimiento y la


forma en que respondió a él: lo que hizo de él, y lo que podría hacer de nosotros.
Todos llegamos a nuestras tareas con una historia y muchas predisposiciones.
Yo me acerco a John Bunyan con una creciente sensación de que el sufrimiento
es un elemento normal, útil, esencial y ordenado por Dios en la vida y el
ministerio cristianos. Necesitamos el sufrimiento no sólo para despegarnos del
mundo y enseñarnos a vivir de Dios, como dice 2 Corintios 1:9, sino también
para que los pastores sean más capaces de amar a la iglesia (2 Tim 2:10; Col
1:24) y para que los misioneros sean más capaces de llegar a las naciones (Mt
10:16-28), para que podamos aprender a vivir de Dios y no del pan que perece
(Juan 6:27).7

En otras palabras, el sufrimiento no solo fue providencial para el desarrollo del


carácter de Bunyan, sino que es un elemento que permea sus escritos. No hay
una enseñanza que sea más extraña a los escritos puritanos, y en especial a los
escritos de Bunyan que la de la teología de la prosperidad, sumamente común en
nuestro contexto latinoamericano. Si estamos en esta tierra, somos peregrinos, y
si somos peregrinos, estamos llamados a una vida de continuo sacrificio por Dios
y por el bien de nuestro prójimo.

Características particulares de esta edición

Este prefacio tiene el propósito de mostrar algunas de las características


particulares de esta edición, y de que manera esta edición se diferencia de otras
ediciones ya existentes en español de esta obra.

6 Uno de los puntos más controversiales en la teología de Bunyan se encuentra en su

doctrina de la Justificación. Sobre este punto puede ver: Joel R. Beeke, “John Bunyan on
Justification,” Puritan Reformed Journal 5, no. 2 (2013): 107-131.
7 John Piper, “To Live upon God That Is Invisible: Suffering and Service in the Life of

John Bunyan,” Southern Baptist Journal of Theology Volume 4, no. 2 (2000): 4.


EL PROGRESO DEL PEREGRINO xiii

Obra completa

La monarquía fue restaurada en Inglaterra en 1660, trayendo como consecuencia


una persecución en contra de aquellos que no quisieron conformarse con la
Iglesia Establecida. Bunyan fue uno de los muchos puritanos que fueron
encarcelados por negarse a dejar de predicar a pesar de no ser parte de la Iglesia
Establecida, es decir la Iglesia Anglicana. Bunyan estuvo en la cárcel en Bedford
durante 1660 a 1672. Fue durante este tiempo que escribió y publicó su primera
obra que se convertiría en un éxito de ventas, Gracia Abundante, publicada en
1666.
El tiempo de la composición exacta de El Progreso del Peregrino es
desconocido. Es probable que una versión preliminar del mismo fuera escrito
durante el tiempo de Bunyan en la cárcel, probablemente a finales de la década
de 1660, y luego fuera editado y refinado después de su salida de la cárcel. Varios
eruditos en critica textual han tratado de reconstruir el tiempo aproximado de la
composición del libro por el estilo, vocabulario y temas cubiertos en el libro y
lo más probable es que un borrador del mismo hubiera sido compuesto entre los
últimos años de la década de 1660.8
La primera parte del libro fue publicada en 1678, seis años después de que
Bunyan fue liberado de prisión. Un hecho significativo es que la financiación
para la publicación del libro fue hecha por John Owen. Bunyan tenía dudas sobre
la calidad del libro y si valía la pena la inversión económica para su publicación.
Sin embargo, fue John Owen quien no solo animó a Bunyan a la publicación del
libro, sino que de sus propios recursos cubrió el gasto de la publicación de El
Progreso del Peregrino. La segunda parte del libro fue publicada en 1684, seis
años después de la publicación de la primera parte del libro y cuatro años antes
de la muerte de Bunyan, con el título El Progreso del Peregrino – Segunda
Parte.9 Durante el período de la publicación de la primera edición de El Progreso
del Peregrino en 1678 y la muerte de Bunyan en 1688, el libro paso por ocho

8 Para un análisis detallado de la composición de El Progreso del Peregrino, así como un

análisis del vocabulario, y contexto, ver: Nigel Smith, “John Bunyan and Restoration
Literature”, en The Cambridge Companion to John Bunyan, ed. Anne Dunan-Page (Cambridge,
UK: Cambridge University Press, 2010), 26-38.
9 Esta segunda parte a menudo ha sido traducida y publicada al español con el titulo La

Peregrina. Ver: John Bunyan, La Peregrina: Segunda Parte de El Progreso Del Peregrino, trans.
Carlos Araujo García, Segunda edición. (Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino,
2012), 27.
xiv EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

ediciones, en las que Bunyan hizo varias modificaciones al texto, e incluyo


numerosas notas marginales para facilitar la compresión del mismo.
Aunque la primera parte del libro ha sido sin duda la más popular, es en la
segunda parte donde Bunyan alcanza una mayor madurez teológica. Ambas
partes tenían el propósito de leerse juntas, y desde la edición final del libro en
1728 se han publicado como una unidad. En esta edición se han incluido la
primera y la segunda parte del libro. Recomendamos al lector que se lea y aprecie
el libro como una unidad en lugar de dos libros diferentes.

Introducción académica por George Offor

George Offor (1787-1864) fue el compilador, y editor de las obras de John


Bunyan. Estudió hebreo, griego y latín y se convirtió en un experto en literatura
inglesa y escritos teológicos de los siglos XVI y XVII. Pasaba sus días leyendo,
investigando, registrando, comparando y editando las obras de Bunyan. La
diligente labor de Offor concluyó en 1854 con la impresión de las Obras de John
Bunyan en tres volúmenes y 2.800 páginas, publicadas entre 1854 y 1862. La
obra de Offor, a pesar de haber sido publicada hace más de un siglo y medio,
sigue siendo la colección definitiva más popular de las obras de Bunyan, tanto
por su calibre académico, como por su fidelidad.10 Esta edición de El Progreso
del Peregrino tiene como base la edición de Offor, la cual es considerada la
edición final y definitiva de las obras de Bunyan.
La introducción de este libro corresponde a la escrita por George Offor en
la edición final El Progreso del Peregrino publicada en 1861. No ha sido
resumida o abreviada. Sin embargo, se ha omitido la sección vii de la
introducción original. En esta sección, Offor compara su edición con otras
ediciones de El Progreso del Peregrino, debido a que dichas diferencias en el
idioma ingles no son relevantes, ni tampoco se pueden percibir en una traducción
al español, no se han incluido.

Notas de originales del libro

10 Hay varias ediciones de las obras de Bunyan en ingles. Existen diferencias entre las

ediciones. Hay ediciones que son abreviadas, y fáciles de entender para niños, ediciones
completas, etc. La obra de Offor en Bunyan es considerada la edición estándar de las obras
de Bunyan. La Universidad de Oxford ha producido recientemente una edición académica,
crítica de los obras de Bunyan.
EL PROGRESO DEL PEREGRINO xv

La razón principal por la que se seleccionó esta edición particular de El progreso


del peregrino es porque el editor original, George Offor, revisó cuidadosamente
las ocho ediciones hechas por el propio Bunyan, teniendo cuidado de producir
una copia que se adhiriera estrictamente a las revisiones del texto del propio
Bunyan. Pero además, Offor también tuvo cuidado de incluir las notas
marginales escritas por el propio Bunyan para facilitar la compresión del texto,
pero que en la mayoría de ediciones en ingles, y en todas las ediciones en español
publicadas hasta la fecha, han sido omitidas. El propio Bunyan proporcionó estas
notas e insistió rigurosamente en que eran una de las principales claves para
entender el texto de su libro.
Esta edición conserva las notas originales de Bunyan, así como las notas
añadidas compiladas por Offor tal y como aparecen en edición estándar final de
1861. No se han modificado u abreviado de ninguna manera. Las notas incluidas
por Offor en esta edición son de dos tipos. En algunos casos son las notas escritas
por Bunyan mismo o referencias a algunos de sus libros; en otros casos son notas
hechas por editores posteriores y compiladas por Offor. En cada caso se indica
la procedencia de la nota.11

Referencias bíblicas

Otra de las características distintivas de esta edición es la inclusión de las


referencias bíblicas provistas por John Bunyan. Para Bunyan, El Progreso del
Peregrino debía leerse de la mano de los versos bíblicos de referencia provistos
por él en su obra. Esta edición no solo incluye todas las referencias a las
Escrituras hechas por Bunyan, sino también un índice de dichas referencias al
final de libro, como una guía fácil para poder ver el uso de las Escrituras en esta
obra.

Grabados y gráficos

Otra característica distintiva de esta edición es que contiene una selección de


grabados e ilustraciones. Estos grabados en su mayoría pertenecen a ediciones

11 Ver la página 82 de este libro, bajo el título “Ediciones usadas para esta versión”, para

una lista de las ediciones de El Progreso del Peregrino usadas por George Offor en la
compilación de la edición final de 1861. Hubieron más de 60 ediciones para el momento de
la publicación de la edición final de El Progreso del Peregrino en 1861; ocho de estas 60
ediciones fueron llevadas a cabo por Bunyan mismo entre la publicación del libro en 1678 y
su muerte en 1688.
xvi EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

del libro publicadas entre 1679 y 1861. Los grabados fueron seleccionados por
el Dr. Barry Horner, y publicados a través de Bunyan Ministries. Su uso es libre
de copyright y de distribución libre.12 Esta edición hace uso de una variedad de
gráficos e ilustraciones.

Conclusión

La traducción, compilación de las notas y de los grabados para esta edición de


El progreso del peregrino fue un esfuerzo titánico de parte del equipo editorial
de Teología para Vivir. Esperamos de esta manera contribuir a llenar un vacío
en la literatura puritana y reformada en español, al poder brindar al publico de
habla hispana una de las joyas de la literatura cristiana.
Todo acierto en esta obra se debe al gran equipo de traductores con el que
he podido trabajar durante estos meses a fin de producir esta obra. La edición de
la obra en español estuvo a cargo de este servidor, y su único propósito es la
edificación del cuerpo de Cristo en Latinoamérica.
Teología para Vivir es una editorial latinoamericana, completamente
autosostenida. No recibimos ningún tipo de apoyo del extranjero. Es una buena
practica que los ministerios latinoamericanos sean liderados por
latinoamericanos, pero también financiados por latinoamericanos, a través de la
compra y lectura de estos libros. Muchas gracias por adquirir esta obra, y no
piratearla. Con esto nos ayudas a seguir publicando.

Jaime D. Caballero

Belfast, Irlanda del Norte


Viernes 10 de Diciembre del 2021

12 Para una colección complete de los grabados de Bunyan libres de copyright y para

uso publico, puede visitar la página de Bunyan Ministries. Ver aquí:


https://bunyanministries.org/?page_id=42 .
EL PROGRESO DEL
PEREGRINO
DESDE
ESTE MUNDO AL QUE HA DE VENIR

PRESENTADO BAJO

EL SÍMIL DE UN SUEÑO

DONDE SE NARRA LA FORMA DE SU PARTIDA, SU PELIGROSO

VIAJE Y SU LLEGADA SEGURA AL PAÍS DESEADO.

“Les hablé en parábolas” — Oseas 12:10.

LICENCIADO Y REGISTRADO DE ACUERDO A LA ORDEN.

Ahora fielmente republicado con todas las adiciones


y correcciones hechas por el autor hasta el momento de su fallecimiento
en agosto de 1688.

JOHN BUNYAN
1861
Publicado originalmente en 1678
2 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

y mientras dormía, tuve un sueño…


EL PROGRESO DEL PEREGRINO 3

INTRODUCCIÓN POR
GEORGE OFFOR
¿Estás buscando algo excepcional y provechoso?
¿Verás una verdad dentro de una fábula?
¿Eres olvidadizo? ¿Quieres recordar
Desde el día de Año Nuevo hasta el último de diciembre?
Entonces lee mis cuentos; se te clavarán como abrojos.

Apología de Bunyan para su libro.

LA VIDA CRISTIANA, UNA PEREGRINACIÓN

La vida es un peregrinaje a través de una serie de conflictos


espirituales

EL peregrinaje de la vida es un tema profundamente interesante, coextendido


con la naturaleza humana. Cada individuo de nuestra raza está en peregrinaje
desde la cuna hasta la tumba. Es el progreso del alma a través del tiempo para
adentrarse en una eternidad sin límites. Asediado por todos lados, en cada
camino y a cada momento, con enemigos espirituales de la más profunda astucia.
Viajando desde el comienzo hasta el final del trayecto a través de un país
enemigo, sin saber el término de la existencia y con la única certeza de que ésta
debe terminar y llevarnos a un estado eterno, ya sea de exquisita felicidad o de
terrible miseria. Cuán natural es que la vida de todo hombre sea llamada por su
debido nombre: un peregrinaje.
4 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

El patriarca percibió esto cuando se inclinó ante el Faraón y dijo: “Los años
de mi peregrinación son 130 años; pocos y malos han sido los años de mi vida,
y no han alcanzado a los años que mis padres vivieron en los días de su
peregrinación” (Gn. 47:9). David cantó los estatutos del Señor en la casa de su
peregrinación (Sal. 119:54). Así, con el pasar de los siglos, cuando el Libro de
la Inspiración estaba a punto de concluirse, el Espíritu Santo continuó el símil
en las epístolas apostólicas, “confesando que eran extranjeros y peregrinos en la
tierra” (Heb. 11:13). Como tales se nos exhorta: “Les ruego como a extranjeros
y peregrinos, que se abstengan de las pasiones carnales” (1P. 2:11). “Por tanto,
tengan cuidado cómo andan; no como insensatos sino como sabios” (Ef. 5:15).
“Corran de tal modo que ganen” (1Co. 9:24). Estas son instrucciones que llegan
al corazón de cada cristiano convertido en todo el mundo. A todos se les advierte
de la necesidad de la sobriedad y la vigilancia atenta, porque “su adversario, el
diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar” (1P. 5:8).
Él “echará a algunos de ustedes en la cárcel para que sean probados, y tendrán
tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y Yo te daré la corona de la
vida” (Ap. 2:10).

El progreso del peregrino: Una guía para todos los peregrinos


hacia el cielo

Todos los hombres son peregrinos. Todos transitan por este mundo. El cristiano
considera de buena gana que su vida es un viaje, porque busca una patria mejor;
pero la mayor parte de los hombres se empeñan en evitar el recuerdo de que lo
temporal es una preparación para lo eterno, y, como consecuencia de este
descuido, tiemblan al acercarse al borde de la tumba, en la que se ven
irresistiblemente sumergidos. A pesar de que los ejemplos continuos les
advierten de que, de repente, en el momento en que menos esperan la catástrofe
fatal, ésta les puede sobrevenir, aun así, como si estuvieran encaprichados, no
investigan en los Santos Oráculos cómo pueden escapar de la segunda muerte.
Al contrario, toman el miserable consejo de algún “Sabio Mundano”, y buscan
refugio en las mentiras, que la muerte barrerá terriblemente. Descuidan por
completo cualquier preparación para un acontecimiento tan importante y certero,
si no repentino. Todos avanzan. El tiempo apura a aquellos cuyo peregrinaje se
restringe a las sucias pero fascinantes calles de la “Ciudad de la Destrucción”,
hacia su perdición eterna; mientras que aquellos cuyos ansiosos clamores los
EL PROGRESO DEL PEREGRINO 5

conducen al llamado cristiano, avanzan por el estrecho y difícil camino que lleva
a la Jerusalén celestial.
Condensar las instrucciones dadas al peregrino en los Escritos Inspirados en
un mapa del camino, una guía o manual para el camino a la Ciudad Celestial,
una ayuda para los viajeros de Sión, y una fiel advertencia para los adeptos que
se agolpan en el ancho camino de la ruina, fue una labor de amor por su vasta
importancia, digna de las más altas facultades del intelecto humano y de la más
cálida filantropía cristiana. Es sorprendente que una obra que se sugiere tan
naturalmente a la imaginación, y que tiene un interés tan universal, se haya
retrasado tanto. Los sueños abstrusos de los rabinos judíos, las espléndidas
figuras y escenarios que flotaban ante las mentes de los sabios orientales y
griegos, y la intensa sutileza de los escolásticos de la Edad Media, estaban
destinados a una clase muy limitada, que excluía a todos excepto a los discípulos
más inmediatos.
Así, todas sus instrucciones tenían una tendencia directa a alejarlos del
camino de la felicidad, para que vagaran por los laberintos de una sofistería
insensata, o, para usar las palabras del apóstol, “arruinarlos por medio de la
filosofía y el vano engaño”. Se trataba de una obra que sólo podía ser llevada a
cabo por un alma extensa, por encima de todo sesgo sectario; por alguien que
pudiera, con una caridad sin límites, abrazar a todas las naciones, todas las
lenguas y todos los pueblos, como hermanos en los vastos dominios de su Dios.
Por alguien consciente de que la felicidad humana no sería perfecta hasta que
este universo se convirtiera en el reino de su Cristo. Sólo una mente tan bendita
y santificada podía proporcionar a sus compañeros pecadores un epítome del
camino a la ciudad celestial, igualmente aceptable para los cristianos de todas
las denominaciones.
Escribir para instruir a toda la humanidad no es competencia de un sectario
intolerante, cuya visión de la felicidad se limita a abarcar a sus propios discípulos
inmediatos. Si los sabios antiguos, o los escolásticos más modernos, hubieran
sido conscientes de su hermandad con toda la raza humana, sabiendo que cada
individuo, de todas las creencias o partidos, está cumpliendo su peregrinaje a
través del corto espacio de tiempo asignado para prepararlo para una eternidad
sin límites, seguramente algunos de los grandes e ilustres filósofos de épocas
pasadas habrían intentado completar una alegoría, cuyo esquema se había dado
en el más antiguo de los registros: los Santos Oráculos. Sin embargo, todavía no
se ha encontrado ningún rastro de tal intento en la literatura hebrea, oriental,
griega o latina.
6 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

El honor de producir esta extraordinaria obra, en un sorprendente grado de


perfección, fue reservado para una época posterior, siendo conferido a un inglés;
un hombre, en cuanto a la erudición humana, iletrado, pero profundamente docto
en la escuela de Cristo, y sumamente diestro en cuanto a todas las sutilezas del
corazón humano. A un hombre vinculado a una denominación destacada por el
amor a la libertad cristiana, y por una arriesgada, pero decidida obediencia y
conformidad con cada orden encontrada en el Nuevo Testamento. Por lo tanto,
alguien en todas partes criticado y amargamente perseguido.
Esta importante obra estaba destinada a ser llevada a cabo por un predicador
sin licencia, que no proclamaba vana o falsamente, sino que realmente poseía la
verdadera evidencia de la filiación apostólica en espíritu y en verdad, como lo
demostraron plenamente sus obras y aflicciones. A un hombre que, sufriendo
bajo la tiranía del Anticristo, fue encerrado por sus jefes y funcionarios para que
languideciera en una pestilente prisión durante doce años y medio de la flor de
su vida. De este modo, intentaron en vano doblegar su espíritu libre, nacido del
cielo, para que se sometiera o pretendiera someterse a lo que él consideraba
formas y ceremonias papistas y anticristianas, obligándole a conformarse con la
iglesia establecida por la ley, la cual tenía por cabeza, en aquella época, al
monarca más libertino de Europa.

El autor dispuso de tiempo libre para escribirlo al ser


encarcelado por negarse a violar su conciencia

El autor fue apresado mientras dirigía el culto público a Dios, y apresado en la


cárcel de Bedford. La acusación formulada contra él era la siguiente:

Que John Bunyan, de la ciudad de Bedford, trabajador, se ha abstenido diabólica


y perniciosamente de acudir a la iglesia para escuchar el servicio divino, y es un
habitual promotor de varias reuniones y convenciones ilegales, para gran
perturbación y distracción de los buenos súbditos de este reino, en contra de las
leyes de nuestro soberano señor el Rey.

Frente a esto, alegó:

Hemos tenido muchas reuniones, tanto para orar a Dios como para exhortarnos
unos a otros, y hemos gozado de la dulce y reconfortante presencia del Señor
EL PROGRESO DEL PEREGRINO 7

entre nosotros para animarnos; ¡bendito sea su nombre por ello! No me confieso
culpable de otra cosa.

No se examinó a ningún testigo, pero se registró una declaración de culpabilidad;


y su sentencia fue la siguiente:

Debes ser llevado de nuevo a la cárcel, y permanecer allí durante los tres meses
siguientes. Si al final de los tres meses no te sometes y vas a la iglesia a escuchar
el servicio divino, dejando tu predicación, deberás ser desterrado del reino. Y
si, después del día que se te haya señalado para que te vayas, se te encuentra en
este reino, serás colgado por ello. Te lo digo claramente. Y así el juez ordenó
al carcelero que se lo llevara.1

Esto ocurrió poco después de la restauración de Carlos II, cuando una jerarquía
persecutoria que se había reinstalado en el poder revivió leyes obsoletas y
tiránicas. La voz hosca y severa de la autoridad despótica decía que el calderero
o el pescador no debían predicar ni enseñar. Pero, a riesgo inminente de ser
deportado, e incluso de morir, el piadoso y muy talentoso trabajador John
Bunyan perseveró en instruir al campesinado que se situaba al alcance de su voz.
Por ello, y por no asistir a la iglesia de su parroquia, fue apresado y enviado a la
cárcel de Bedford; y, por el poder dominante de su Dios, los medios que se
utilizaron para impedir que su voz fuera escuchada por unos pocos pobres
trabajadores, abrieron a este perseguido discípulo de Cristo el camino del honor
y de la utilidad más duradera y extensa.
Arrancado de los brazos de su afectuosa esposa, que fue llevada a las puertas
de la muerte por los dolorosos temores de que su vida fuera sacrificada; privado
de la compañía de sus hijos y de la comunión personal con el pequeño rebaño de
Cristo al que ministraba, este hombre tan santo, tan inofensivo y tan útil fue
encarcelado en una prisión, con los delincuentes y los personajes más
degradados. Pero “el furor del hombre te alabará; con un residuo de furor te
ceñirás”, oh Señor (Sal. 76:10). Allí encontró un lugar de descanso, con tiempo
libre para escribir su famosa alegoría. Allí, habiendo encomendado a su
desconsolada esposa y a su pequeña familia a la protección del Rey de reyes,
incluso en ese lugar, con una conciencia libre de culpa y llena de paz espiritual,
descansó tranquilamente, esperando con resignación la voluntad de su Padre

1 Relato de Bunyan de su propio encarcelamiento; vol. I, págs. 56-57.


8 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

celestial. ¡Qué extraña morada para alguien tan altamente honrado por Dios!
¡Qué modo tan sobrenatural de prepararlo para su glorioso destino, para brillar
como una estrella en el firmamento celestial y ocupar una mansión en la gloria!
Quien piense que la felicidad, o la santidad, o el verdadero honor, han de medirse
por la grandeza temporal, hace una estimación falsa, y conoce poco los caminos
de Dios.

Estos muros y barrotes no pueden hacer una prisión,


El alma que nace libre disfruta de su libertad;
Estos montones de tierra pueden encerrar,
Mientras las mentes celestiales dialogan en lo alto,
Recorriendo los campos de la bendita eternidad.2

El pobre cristiano perseguido estaba libre de aquella desdicha mental que


enlutaba las almas de sus perseguidores. Uno de ellos, llamado Feckenham, cuya
conducta violenta se verá más adelante, murió miserablemente mientras Bunyan
estaba en prisión;3 y los habitantes cristianos de Bedford se estremecieron al
pensar que su desdichado final era uno de los justos juicios de Dios sobre los
perseguidores. Sin embargo, debemos ser muy cautelosos ante tales
conclusiones. No todo acontecimiento solemne, en la divina providencia, debe
ser considerado como un juicio sobre los que han ofendido a Dios. Por ejemplo,
cuando Carlos II le dijo a Milton: “Tu pérdida de la vista es un juicio de Dios
sobre ti por tus pecados cometidos contra mi padre”, el intrépido poeta se atrevió
a responder: “¿Su Majestad lo juzga así? Entonces, ¡cuánto más grandes deben
haber sido los pecados de Su real padre, considerando que yo sólo he perdido la
vista, mientras que él perdió los ojos, la cabeza y todo!”.
A pesar de que Bunyan preveía una muerte oprobiosa, pasó sus días tan
felizmente como se lo permitía la disciplina de la prisión. Debió haber ocupado
cada momento de su tiempo trabajando para mantener a su familia, estudiando
la Biblia, instruyendo a sus compañeros de prisión y escribiendo sobre los temas
más importantes. Y fue AQUÍ, en esta CUEVA, donde su vívida imaginación
concibió, y su pluma escribió, este maravilloso Peregrinaje bajo el símil de un

2 Extracto de un poema de Stephen Colledge, un predicador sin licencia, escrito pocos

días antes de que muriera en Agosto de 1681.


3 En Bedford le llamaban el gran delator. Tal fue la indignación de sus vecinos, que su

viuda no pudo contratar un coche fúnebre, sino que llevó su cuerpo en una carreta a la tumba.
Véase Narrative of Proceedings against the Nonconformists at Bedford, 4ta, 1670, en posesión
del Editor.
EL PROGRESO DEL PEREGRINO 9

sueño. Y cuando se publicó al mundo, predicó, y ahora predica, no sólo a unos


pocos aldeanos en la vecindad de Bedford, sino que está dando a conocer las
buenas nuevas de la salvación, el camino para escapar de la Ciudad de la
Destrucción, el camino del peregrino hacia el cielo, a millones de personas de
todo el mundo.
De igual forma, los emisarios de Satanás siempre se extienden. Así fue
cuando el obispo de Londres pagó una gran suma de dinero a cambio de unas
decenas de Nuevos Testamentos en inglés a fin de quemarlos. El dinero que
Tyndale recibió de Tonstall le permitió publicar una edición nueva y mejor, con
correcciones en la traducción, la cual circuló ampliamente. Algunas de ellas
incluso permanecen hasta hoy,4 un monumento a la fidelidad, la piedad y el
talento del traductor, y a la locura de la persecución. Esto llevó a Tyndale a
cantar:

Los diabólicos se esforzaron por procurar


Para el Libro Sagrado una tumba ardiente,
Pero todo su esfuerzo en vano fue a parar.
Dios lo multiplicó de nuevo rápidamente.
El Papa y el diablo, asustados y sorprendidos se ven,
Su oro quema uno, pero fabrica cien.5

El mundo probablemente no habría oído hablar mucho de John Bunyan —


podría, junto con miles de valiosos personajes similares, haber permanecido
relativamente desconocido— si la natural enemistad del corazón humano para
con las simples pero divinas verdades del cristianismo no hubiera incitado a los
hombres malvados a cometer actos de persecución. Sacerdotes astutos y
maquinadores, pretendiendo ser los únicos que curan las almas, acapararon el
patrocinio del estado, disfrutaron de exaltadas dignidades entre sus semejantes y
se apropiaron de inmensas riquezas. Para preservar esta eminencia mundana,
procuraron detener el progreso de la mente humana y de la verdad divina. Así,
en aras de lograr este objetivo, recurrieron a un viejo plan que había sido probado
con frecuencia, habiendo fracasado con la misma frecuencia.

4 El editor posee una copia en perfecto estado en su biblioteca.

5 En un antiguo cuadro de Tyndale, el mártir, en posesión del editor. Bajo un distintivo

emblemático, a un lado del retrato, se encuentra la descripción poética. La representación es


de un libro atado a una estaca, ardiendo, mientras varios libros similares salen volando del
fuego.
10 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

Se trataba de aquel obsoleto sistema de tiranía similar al que arrojó a los tres
jóvenes hebreos al horno de fuego, a Daniel al foso de los leones, y que había
martirizado a miles de santos de Dios. Un sistema opuesto no sólo a la razón y
al sentido común, sino a los actos de Dios en la naturaleza. Pretendía obligar a
la uniformidad en los modos de adoración y en los asuntos de la fe; atar el
espíritu con grilletes, e impedir esas indagaciones personales sobre la religión
que se ordenan tan estrictamente en la Palabra de Dios.
El modo de acceso y acercamiento de un pecador al trono de la gracia divina
se hallaba limitado a la misma rutina insípida de formalidades y ceremonias en
todas las circunstancias. En pocas palabras, se exigía la completa postración de
la mente inmortal ante la pretensión de infalibilidad de la ciencia sacerdotal. Tal
sistema requería el apoyo de la violencia y la tiranía; y por lo tanto, se decretó
por ley que todos debían asistir constantemente a la iglesia parroquial y realizar
el servicio prescrito, bajo pena de multa, prisión, deportación o muerte. Si se
detectaba a alguna persona benévola, no relacionada con el partido religioso que
se asociaba con el Estado, visitando y orando con los enfermos, enseñando a los
ignorantes el camino al cielo, consolando a las conciencias afligidas o
convirtiendo a los pecadores a la santidad, se le condenaba a la cárcel, a fin de
detener esas útiles labores.
En esta época, la Biblia, que durante siglos había estado oculta, circulaba
ampliamente entre el pueblo. La educación había difundido los medios para
examinar esas páginas sagradas; mientras que un ministerio santo, bajo la
Mancomunidad, había sembrado ampliamente las semillas de la vida. Muchos
experimentaban los poderes del mundo venidero. Cientos de miles de personas
habían sido instruidas en el Catecismo de la Asamblea, y habían dado su
aprobación a la Confesión de Fe. Por su parte, más de veinte mil personas se
habían unido a las iglesias bautistas. Multitudes de mujeres y hombres piadosos,
de todas las denominaciones, estaban demostrando la sinceridad y la veracidad
de su profesión cristiana mediante su conducta inofensiva, benévola y pía.
La muerte de Oliver Cromwell dio rienda suelta a esos espíritus ambiciosos
y licenciosos, que durante algunos años se habían mantenido bajo una severa
restricción. Abrió el camino para la restauración del viejo sistema de
extravagancia, tiranía e iniquidad. Como arroyos por mucho tiempo reprimidos,
ahora fluían con una violencia irresistible, llenando su curso con las lágrimas de
los virtuosos y las maldiciones de los profanos.
Los puritanos, por sus sencillos hábitos de vida, se habían asegurado muchas
comodidades que despertaron la sed de saqueo, y los enemigos de la verdad
EL PROGRESO DEL PEREGRINO 11

divina emprendieron con presteza la obra de la persecución y el expolio al por


mayor. Entre los primeros sobre los que cayó la mano de la tiranía estaba John
Bunyan, un hombre que había decidido, a toda costa, mantener su integridad.
Con la más inflexible devoción a su Salvador, prefirió la muerte a la hipocresía,
rehusando someterse a ningún compromiso con los enemigos de la dicha y la
salvación de su alma. Ante el peligro más inminente, no se atrevió a pretender
creer que el sacerdote pudiera, mediante cualquier ceremonia, convertir a un
niño en hijo de Dios y heredero del reino de los cielos; o que un pobre hombre
débil y pecador tuviera poder para perdonar los pecados de su compañero
transgresor. No se atrevió a cumplir con ceremonias que no estaban ordenadas
en las Sagradas Escrituras.
No podía adherirse a un sistema que, en su conciencia, creía que era directa
y esencialmente opuesto al cristianismo, ya que impedía el libre estudio y
usurpaba el trono de Dios al intentar inicuamente, mediante leyes coercitivas,
regular o dirigir el modo en que el alma debe adorar públicamente al Dios de la
salvación. Bunyan rechazó la obediencia a las leyes que interferían con los
sagrados derechos de la conciencia. Su libre espíritu inmortal no debía ser
confinado por artículos, credos y confesiones hechas por mortales falibles.
Perseveró en su piadoso y benévolo proceder, y los tiranos lo encerraron en una
prisión. Allí su Dios lo honró y bendijo inmensamente, y, por Su providencia y
gracia, lo consagró para ser guía y compañero de los peregrinos cristianos de
todos los países y de todas las épocas, en su camino desde la Ciudad de la
Destrucción hasta su morada celestial y eterna en la gloria.

COMPOSICIÓN DE LA OBRA

El Progreso del Peregrino: Escrito en la cárcel

Los acontecimientos más relevantes han surgido de circunstancias muy


diferentes a las que la razón podría haber esperado. El gran legislador de Israel
fue un pobre huérfano. El Redentor del mundo nació en un establo. Las sublimes
Revelaciones de Juan fueron escritas por un exiliado en una cárcel. La guía
universal de los peregrinos cristianos fue la obra sin ayuda de un calderero
iletrado, llevada a cabo mientras estaba preso por causa de la conciencia. Así de
inescrutables son los caminos de Dios:
12 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

Detrás de una providencia ceñuda


Él esconde un rostro sonriente.

“Del que come salió comida” (Jue. 14:14). “La ira del hombre te alabará”, ¡oh
Dios! ¡Cuán miserable es el estado de aquellos perseguidores que, como Satanás,
se encuentran luchando contra el Todopoderoso! Para impedir que el piadoso y
talentoso John Bunyan hiciera el bien, la religión del Estado lo encerró en una
pestilente cárcel; ¡y cuán notablemente fue invalidada, lográndose el mismo
objeto que pretendían impedir! El poder del Estado, los sacerdotes y los jueces,
armados con leyes del Parlamento, para obligar a la uniformidad en la fe y la
práctica, se unen para aplastar a un pobre hojalatero. Él predica las buenas
nuevas de la salvación a unos pocos pecadores temblorosos. Se convierten; de
ser plagas para la sociedad, se convierten en ciudadanos valiosos y útiles. Todo
esto se lleva a cabo en un establo; la pompa, las ceremonias y las vestimentas
utilizadas en un edificio consagrado se reducen a la nada.
El reino de Cristo crecía, con todos sus benditos efectos, sin la ayuda de una
educación erudita. Debían impedir que Dios acompañe y bendiga a su devoto y
humilde siervo de una manera tan contraria a las leyes del Parlamento y al
orgullo humano. Así, los jueces se reúnen, advierten a su presa prevista y se
esfuerzan por engatusarlo para que obedezca y se convierta en un esclavo
espiritual. Él vio su disposición hostil, conoció sus amplios poderes para
encarcelar, deportar y dar una muerte ignominiosa. ¿Qué podía hacer un pobre
calderero en circunstancias tan alarmantes? Tenía un refugio y un amigo que
ellos no veían ni conocían. Se aconsejó con su Dios, y, mientras estaba en el
camino del deber, sintió que tenía un muro de fuego a su alrededor, que todas
las cosas debían obrar para bien. Siguió tranquilamente su camino.
La orden fue emitida por el juez Wingate, un nombre conocido sólo por este
acto de iniquidad. Fue el primer intento de persecución en ese condado, y la
reunión tuvo lugar en un lugar llamado Samsell. Fue advertido por los enemigos
de la verdad, con la esperanza de que huyera, y que ellos pudieran triunfar. Se
levantó la posse comitatus, y los mentirosos en espera “mantuvieron una
vigilancia fuertísima alrededor de la casa”. Sus tímidos amigos le rogaron que
huyera. Se dirigió a un aposento cerrado para tener comunión con su Dios,
entrando luego en la reunión con su fuerza espiritual renovada.
Cuando sus pobres amigos, alarmados por su seguridad, le pidieron que no
asistiera a la reunión, dijo: “No me moveré, ni haré que se suspenda la reunión
por esto. Vamos, tengan buen ánimo, no nos dejemos amedrentar; nuestra causa
EL PROGRESO DEL PEREGRINO 13

es buena y no tenemos que avergonzarnos de ella”. Comenzó el servicio con una


oración, durante la cual no fue interrumpido. Citó su texto: “¿Crees en el Hijo
de Dios?” (Jn. 9:35), con la intención de mostrar la absoluta necesidad de la fe
en Jesucristo, y que también era una cosa de la más alta preocupación para los
hombres el indagar, y preguntarse en sus propios corazones si la tenían o no.6
Pero antes de que pudiera entrar en esta importante indagación, el alguacil se
acercó, presentó su orden, y puso su mano sobre su persona. Bunyan lo miró. El
hombre se puso pálido, retiró la mano y tembló; era la primera víctima que había
arrestado bajo esas perversas leyes. Después de algunas palabras de consejo y
aliento a la gente, se entregó al oficial; y ante su negativa a dejar de predicar, el
juez lo envió a la cárcel de Bedford, donde permaneció bajo una cruel sentencia
durante casi trece años.
Podemos imaginar fácilmente el temor y la desgracia que sintieron su
afectuosa esposa y sus cuatro hijos, una de las cuales era ciega, y toda la
comunidad de disidentes de esa parte del país. El Anticristo parecía triunfar esta
vez. Es muy probable que sus correligionarios se humillaran ante Dios y, con el
corazón destrozado, se preguntaran de qué crímenes particulares habían sido
culpables para provocar este severo castigo. Podrían recordar el lenguaje de
David: “Tus juicios son un gran abismo”, y reconfortarse con sus siguientes
palabras: “Oh, Señor, tú preservas al hombre”. ¿Quién podría haber imaginado
que la cárcel iba a ser su estudio, su Betel y el instrumento de su predicación a
millones de sus compañeros pecadores en todas las edades y lenguas? ¡Oh,
profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán
insondables son Sus juicios e inescrutables Sus caminos! (Ro. 11:33).
Dotado de un cuerpo fuerte y de esa salud robusta que resulta de la actividad
incesante al aire libre; viajando por el país para obtener medios de subsistencia
para su familia mediante sus trabajos, y esforzándose en el día de descanso
proclamando en los pueblos las buenas nuevas de la salvación; de ese estado de
actividad incesante, fue súbitamente encerrado en una cárcel, situada en un
puente sobre el centro del río. Los pequeños cubiles húmedos se encontraban al
nivel del agua. Si hubiera sido enviado allí por un crimen, podría haber afectado
rápidamente a su salud y a su espíritu. Pero fue llamado a sufrir, para que la
causa de la verdad pudiera ser honrada, y el Dios de la verdad estaba con él para

6 Véase el prefacio a su “Confession of Faith”, vol. ii. pág. 593.


14 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

preservar su salud, y para confortar y apoyar su mente con esas infusiones de


dicha acerca de las cuales el mundo es un extraño, y que no puede dar ni quitar.7
En la audiencia, se registró una declaración de culpabilidad; y aunque
numerosos prisioneros, acusados de crímenes, fueron liberados en la coronación
de Carlos II, su caso no entraba en la lista de proclamación, y parecía estar
condenado a un encarcelamiento sin esperanza o a un final prematuro.
Afortunadamente, el reglamento de la cárcel le permitió usar su Biblia y el Libro
de los Mártires de Fox, así como los materiales para escribir. Su tiempo lo
empleó en cortar encajes para mantener a su pobre familia, orar y exhortar a sus
compañeros de prisión, y escribir libros, los cuales se publicaron extensamente
para la instrucción del mundo. Pronto se convirtió, como José en la prisión del
Faraón, en un favorito del carcelero, quien a veces fue severamente amenazado
por los privilegios que concedía a este prisionero de Cristo. Entre los libros que
escribió en la cárcel, encontraremos que el más destacado e importante fue El
Progreso del Peregrino. Charles Doe, un amigo íntimo del Sr. Bunyan que lo
llamó “un apóstol de nuestra época, si es que tenemos alguno”, narra así el hecho
en su Lucha por la Preservación de los Trabajos del Sr. Bunyan (Struggler for
the Preservation of Mr. John Bunyan’s Labours):8

En el año 1660 (siendo el año en que el Rey Carlos regresó a Inglaterra),


habiendo predicado unos cinco años, la furia de los enemigos del evangelio era
tan grande que, el 12 de noviembre, lo tomaron prisionero en una reunión de
gente buena, llevándolo a la cárcel de Bedford. Allí permaneció unos seis años,
y luego lo dejaron salir de nuevo, en 1666. Siendo el año del incendio de

7 La ribera de este río, el Ouse, había sido famosa por el magnífico mausoleo de Offa,

rey de los Mercianos, uno de los ilustres asesinos y ladrones de su tiempo, de quien la familia
del editor, en su insensata vanidad, reclama descendencia. Pero acerca de esto, como dice
Camden, “una corriente más violenta y rápida que la ordinaria, en una inundación, la barrió
por completo”. Una vez erigido el puente, se levantó un muelle desde el río para sostener los
dos arcos centrales, y en este muelle estaba la sombría prisión de Bunyan. Este oscuro lugar,
una morada idónea para la crueldad, también ha sido arrasado. El ojo de John Howard, en
1788, penetró en este cubil, y lo describió así: “Los hombres y las mujeres delincuentes se
relacionan entre sí; sus habitaciones nocturnas son dos mazmorras, un solo patio para los
deudores y los delincuentes, sin enfermería ni baño” —Howard, Lazarettoes and Prisons, 4ta,
1789, pág. 150. Bien pudo Bunyan llamarla “una cueva”. El portón fue derribado en 1765, y
la prisión fue demolida muy poco después de que Howard hubiera desvelado su sombría
miseria. El puente tenía sólo catorce pies de ancho. Las mazmorras debieron ser realmente
pequeñas. ¡Qué extraña vivienda eligió Dios para su siervo, en el que escribir este importante
libro!
8 Un documento profundamente interesante que suele adjuntarse a las Obras de

Bunyan, folio, 1692.


EL PROGRESO DEL PEREGRINO 15

Londres, y poco después de su liberación, lo apresaron de nuevo en una reunión,


y lo pusieron en la misma cárcel, donde permaneció seis años más. Después de
ser liberado de nuevo, lo capturaron de nuevo y lo metieron en la cárcel por
tercera vez; pero esto sólo duró medio año. Mientras estuvo así doce años y
medio en prisión, escribió varios de sus libros publicados, como aparece en
muchas de sus epístolas.9 Entre ellos se cuentan Orad en el Espíritu, Ciudad
Santa, Resurrección, Gracia Abundante y otros; también, EL PROGRESO DEL
PEREGRINO, como él mismo y muchos otros han dicho.

El Sr. Doe argumenta así sobre el hecho:

Considero que no estaré fuera de lugar si observo y digo, ¿qué ha conseguido


el diablo o sus agentes al poner a nuestro gran ministro del evangelio, Bunyan,
en prisión? Porque en la cárcel, como ya se ha dicho, escribió muchos libros
excelentes, que han manifestado al mundo su gran gracia, veracidad, juicio e
ingenio. Por ejemplo, en uno de ellos, EL PROGRESO DEL PEREGRINO, se ha
adaptado a la vida de un viajero de forma tan exacta y agradable, así como a la
vida de un cristiano, que este mismo libro, además del resto, ha hecho más
daño, o mejor dicho bien, como puedo llamarlo, a la clase de hombres
supersticiosos y a su práctica, que si se le hubiera dejado únicamente con su
reunión de Bedford para predicar el evangelio a su propia audiencia, como bien
podría haber ocurrido. Porque nadie, excepto los sacerdotes, es capaz de
objetarlo, por cuanto gana tan fácilmente sus afectos, y destila tan
insensiblemente el evangelio en ellos. Se ha impreso en Francia, Holanda,
Nueva Inglaterra, y en Gales, además de unos cien mil ejemplares en Inglaterra,
convirtiéndose en una suerte de medios de gracia, mientras que el autor se hace
famoso, causando esto, tal vez, la difusión de sus otros libros evangélicos en el
mundo europeo y americano, y, con el pasar del tiempo, puede ser así para todo
el universo.

Esto concuerda con los comentarios al margen de Bunyan, en cuanto al lugar


donde se encontraba cuando fue visitado con este maravilloso sueño.

9 Al salir por primera vez de la cárcel, en 1666, publicó “Grace Abounding”, y en la

portada dice “también lo que descubrió en la cárcel. Todo lo que fue escrito por su propia
mano allí”. El prefacio de “A Defence of Justification” está fechado en la época de la prisión, en
1671. Así como su “Confession”: “Tuyo en las cadenas por el evangelio”.
16 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

Mientras caminaba por el desierto de este mundo, me encontré con un lugar


donde había una cueva, y me acosté en ese lugar para dormir. Así pues,
mientras dormía, tuve un sueño.

La nota al margen de ese “lugar donde había una cueva” reza “LA CÁRCEL”. Esto
se añadió por primera vez en la cuarta edición, en 1680; probablemente le
preguntaron qué quería decir con la cueva, y desde entonces, en todas las
ediciones, indica que su significado era “LA CÁRCEL”. El hecho de que Bunyan
concedía mucha importancia a estas notas marginales, como una LLAVE de sus
obras, se indica claramente en sus versos al lector de Guerra Santa (Holy war):

No emprendas la labor sin mi llave


(Los hombres se pierden pronto en los misterios),
Y además, gírala bien, si quieres entender
Mi enigma, y quieres arar con mi novilla.
Está ahí, en la ventana10, ¡que te vaya bien!
Puede que luego suene el toque de los difuntos.

No hay lenguaje más claro. El autor desea que todos sus lectores comprendan
dónde ideó y escribió El Progreso del Peregrino. Dice que fue en “una cueva”.
Pone la llave de esta palabra en la ventana, y al girar la llave hacia la derecha,
nos revela que la cueva es la cárcel de Bedford. En este lúgubre antro durmió
tranquilamente. Como el salmista, no temía a diez mil personas, “me acosté y
dormí; me desperté, porque el Señor me sostuvo”. ¿Y por qué? Porque “clamé
al Señor”, “tú, Señor, eres un escudo para mí; mi gloria, y el que levanta mi
cabeza” (Sal. 3). Como Pedro, con una conciencia libre de culpa, “durmió
mientras estaba en la cárcel”. Y aunque Bunyan no tuvo ningún ángel del cielo
que le abriera las puertas de la cárcel, gozó de esa comunión celestial que llenó
su alma de paz, y le capacitó para escribir para la instrucción de la humanidad.
La rapidez con la que la concepción de El Progreso del Peregrino llegó a
su mente y se redujo a la escritura, la describe así:

Y fue así: Escribiendo sobre el camino


Y la carrera de los santos, en este día de nuestro evangelio,
Empleé de pronto alegorías
Sobre su viaje y su senda a la gloria.

10 El margen.
EL PROGRESO DEL PEREGRINO 17

Narrando más de veinte cosas;


Y después, veinte más vinieron a mi mente;
De nuevo comenzaron a multiplicarse,
Como chispas que de las brasas del fuego vuelan.
Entonces, pensé: Si tan rápido se reproducen,
Les pondré un orden, no sea que al final
Lleguen a ser infinitas y consuman
El libro ya hecho.

Así que plasmé la pluma en el papel con deleite,


Y rápidamente tuve pensamientos bien claros.
Pues teniendo ahora mi método fijado,
A medida que avanzaba, llegaba, y así lo escribí.
Hasta que por fin la obra llegó a ser,
A lo largo y a lo ancho, el tamaño que pueden ver.

Esta sencilla afirmación no requiere ningún comentario. Mientras escribía en la


cárcel cierto libro sobre “el camino y la carrera de los santos”, muy
probablemente su propia experiencia espiritual, le vino a la mente la idea de
representar el curso del cristiano desde su convicción de pecado hasta su llegada
a la gloria como un viaje desde la Ciudad de la Destrucción hasta la Ciudad
Celestial. Esta es la opinión, muy elegantemente expresada, del Dr. George B.
Cheever:

Al leer Gracia Abundante, uno puede decir a cada paso: Aquí está el futuro
autor de El Progreso del Peregrino. Es como si estuvieras al lado de un
gran escultor y observaras cada movimiento de su cincel, habiéndote
explicado antes su diseño, de modo que a cada golpe aparece claramente un
nuevo rasgo de belleza en la futura estatua.

Mientras trabajaba así, le sobrevino la idea de su gran alegoría, y enseguida


comenzó a escribirla, completando en poco tiempo su primera parte. Se puede
deducir que escribió estos dos libros más o menos al mismo tiempo, porque lo
que omitió en la primera edición de Gracia Abundante también lo omitió en la
primera edición de El Progreso del Peregrino, pero lo insertó en las ediciones
posteriores de estos dos libros. Una de ellas es su singular ilustración de la verdad
evangélica a partir de las bestias inmundas, que son las que no mastican el bolo
alimenticio ni dividen las pezuñas, una de las conversaciones entre Esperanza y
18 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

Cristiano. Esto también se introduce como una añadidura a Gracia Abundante,


nº 71.
Bunyan solía relacionar el término “cueva” con su celda en la prisión. Así,
al narrar su encarcelamiento espiritual en el Castillo de las Dudas, el Gigante, en
lugar de ordenar a sus prisioneros que vayan a su celda o calabozo, dice: “Bajen
a su cueva de nuevo”. Así también, en el prefacio de Gracia Abundante, se dirige
a sus conversos de esta manera: “Al ser alejado de ustedes en presencia, y al
estar tan atado que no puedo cumplir con el deber que Dios me impone para con
ustedes, ahora, una vez más, como antes, desde la cima de Senir y Hermón, así
ahora desde la CUEVA del león, estoy al pendiente de todos ustedes, anhelando
enormemente que lleguen sanos y salvos al anhelado refugio”.
La continuación de Gracia Abundante fue escrita por “un verdadero amigo
y viejo conocido” del Sr. Bunyan.

Para que su buen fin sea conocido tanto como su mal comienzo, me he tomado
la libertad, por mi conocimiento y por el buen testimonio dado por otros de sus
amigos, de unir esto al hilo, que se ha roto demasiado pronto, y así alargarlo
hasta su entrada en la eternidad.

En esto se nos habla de su largo encarcelamiento, y de que ESCRIBIÓ EN LA


PRISIÓN la primera parte de El Progreso del Peregrino. El modo en que fue
escrito y el uso que hizo de él para ilustrar sus discursos a sus compañeros de
prisión, ha sido transmitido por uno de ellos, el Sr. Marsom, un estimable y
piadoso predicador que fue confinado con el Sr. Bunyan en la cárcel de Bedford
por motivos de conciencia. Su nieta se casó con el Sr. Gurney, el abuelo del
difunto Barón Gurney, y de W. B. Gurney, su hermano, el justamente venerado
Tesorero de la Sociedad Misionera Bautista, y me proporcionó los siguientes
datos:

Thomas Marsom era ferretero y pastor de la Iglesia Bautista de Luton. Murió


en enero de 1726, a una edad muy avanzada. Este Thomas Marsom fue
compañero de prisión de Bunyan; y mi abuelo, que lo conocía bien, tenía la
costumbre de repetirle a su hijo, mi padre, muchas interesantes cosas que había
oído de él, relacionadas con su encarcelamiento. Una de ellas fue que Bunyan
leyó el manuscrito de El Progreso del Peregrino a sus compañeros de prisión,
pidiéndoles su opinión al respecto. Las descripciones, naturalmente, suscitaron
cierto agrado, a la par que Marsom, que era de carácter tranquilo, dio su opinión
EL PROGRESO DEL PEREGRINO 19

en contra de la publicación. Sin embargo, al reflexionar, pidió permiso para


llevarse el manuscrito a su propia celda para poder leerlo a solas. Una vez hecho
esto, lo devolvió con una seria recomendación de que se publicara.

Con qué facilidad podemos imaginar a los cristianos despreciados en la cárcel,


por causa de su Señor, amenizando así las horas lúgubres. Cuán admirablemente
podía el pobre predicador ilustrar sus discursos a sus compañeros de prisión con
las diversas aventuras de sus peregrinos. Había sido llamado a unirse a iglesias
más ricas, pero se aferraba afectuosamente a su pobre rebaño de Bedford.
Supongamos que su exhortación se basara en estas palabras: “De gracia han
recibido, den de gracia”. De qué manera podría introducir todas las sutilezas
jesuíticas de Interesado, Amor-al-Dinero y su partido, y refutar los argumentos
que les había enseñado un tal Codicioso de Amor-a-las-Ganancias, una ciudad
de mercado en el condado de Envoltura, en el norte. Imagínenlo exhortando a
sus compañeros de prisión sobre los “Terrores del Señor”, y podrán imaginar la
manera en que dirige a Cristiano, agobiado, relatando el horrible sueño del Día
del Juicio en la casa del Intérprete, y narrando sus aventuras en el Valle de la
Sombra de la Muerte. O al predicar sobre las palabras “Resistan al diablo”,
¿quién como él podría narrar la lucha con Apolión?
Estos hechos se exponen ante el lector para que nadie pueda albergar ni por
un momento una duda que ensombrezca alguna de las glorias de El Progreso del
Peregrino. Es un monumento imperecedero a la locura y la maldad de la
persecución dirigida a impedir la difusión de los principios religiosos. Los
enemigos de la fe cristiana encarcelaron a John Bunyan para impedir que
predicara el evangelio a unos pocos pobres, y gracias a ello predica y predicará
a millones de personas de todo el mundo. Tenga presentes estos hechos: la
evidencia de C. Doe, que la obtuvo de la propia boca de Bunyan; su propia llave:
“cueva”, “la cárcel”; el testimonio de alguien que disfrutó de su amistad durante
mucho tiempo, publicado a cuatro años de su muerte; la tradición transmitida
por un compañero de prisión; ninguna de estas evidencias fue negada por los
defensores de la persecución. Si nos negamos a escuchar tal testimonio, tampoco
deberíamos creer si a Bunyan se le permitiera venir del mundo invisible y
proclamar su verdad con la trompeta de un arcángel.

Dificultades encontradas en el camino de su publicación


20 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

Hay pruebas internas muy sólidas de que El Progreso del Peregrino fue escrito
mucho antes de su publicación. Una segunda edición salió de la misma imprenta,
por los mismos editores, en el mismo año, 1678; y se encuentra una llamativa
diferencia en la ortografía de muchas palabras en estas dos ediciones. Por
ejemplo, “drownded” se corrige a “drowned”, “Slow of Despond” a “Slough of
Despond”, “chaulk” a “chalk”, “travailler” a “traveler”, “countrey” a “country”,
“rags” a “rags”, “brust” a “burst”. Esto puede explicarse fácilmente por el hecho
de que el autor conservó la obra en manuscrito durante algunos años antes de
que se imprimiera, y que finalmente consintió en enviarla a la imprenta tal y
como la había escrito. Hay una diferencia aparente de veinte años en la ortografía
de estos dos libros, que se publicaron en el mismo año, además de algunas
adiciones considerables de nuevos caracteres en la segunda edición. El impresor
parece haber respetado el manuscrito en cuanto a la ortografía, la puntuación, las
mayúsculas y las cursivas. Esto demuestra que, a pesar de sus numerosos e
importantes compromisos, Bunyan encontró tiempo para cultivar y mejorar su
talento en la composición, entre el momento en que escribió la primera edición
y el de la publicación de la segunda.
La razón por la que no se publicó durante varios años después de su
liberación, parece deberse a la diferencia de opinión expresada por sus amigos
en cuanto a la conveniencia de imprimir un libro que trataba tan familiarmente
los temas más solemnes.

Pues bien, habiendo puesto orden a mis ideas al fin,


Las mostré a otros, buscando ver si
Las condenarían o las justificarían:
Algunos dijeron: Que vivan; otros, que mueran.
Algunos dijeron: John, imprímelo; otros dijeron: No.
Algunos dijeron: Podría ser bueno; otros dijeron: No.

La conferencia de los ministros disidentes cuando se propuso por primera vez la


creación de escuelas dominicales fue de cierta forma similar a esto. Se alegó
contra ellas que profanaban el Día del Señor, y sólo por una mayoría muy
pequeña se aprobaron instituciones que avanzaron en la propagación de la
verdad divina con una rapidez tan extraordinaria como la del espíritu misionero,
o incluso como la del aumento de la velocidad de los viajes con la ayuda del
vapor.
EL PROGRESO DEL PEREGRINO 21

Así, se discutía si El Progreso del Peregrino debía publicarse o no, por


temor a que la singularidad de su apariencia suscitara en los lectores
pensamientos vanos o triviales, como la perturbación de la Feria de las
Vanidades; o bien podía surgir del temor a que los diversos personajes y diálogos
se consideraran como algo que se aproximaba mínimamente al drama. Es
imposible explicar los diferentes sentimientos que despierta en la mente de los
hombres la lectura de una misma narración en la que todos están igualmente
interesados. En este caso, el temor era que tendiera a provocar un espíritu ligero
o trivial mientras se consideraban las solemnes verdades de la eternidad. En la
mayoría de los casos, la lectura de este volumen ha tenido un efecto solemne en
la mente.
Algunos han tratado de leerlo, pero lo han cerrado con temor, porque
conduce directamente a la pregunta: ¿He sentido la carga del pecado? ¿He huido
en busca de refugio? Otros han sido disuadidos de leerlo a causa de tamaños
ataques a la hipocresía y críticas mordaces sobre los que profesan la piedad, pero
en secreto son indecentes e impíos. La insensatez de confiar en una obediencia
imperfecta a la ley para el perdón de los pecados, repetida y fielmente exhortada,
es una lección dura y humillante. Expone despiadadamente la inutilidad de todas
las cosas que son más apreciadas por el mundano. Ningún libro tiene una
tendencia tan continua y directa al solemne autoexamen. Cada personaje que se
traza hace un poderoso llamamiento a la conciencia, y conduce casi
irresistiblemente a la pregunta mental: Señor, ¿seré yo?. Ninguna obra está
pensada para infundir mayor solemnidad en la mente de un lector atento. Bien
dice el Sr. Macaulay en su reseña: “La alegoría de Bunyan ha sido leída por
muchos miles de personas con lágrimas”, o como algún hombre piadoso ha
escrito en la contraportada de la cuarta edición de 1680:

Sigue durmiendo, buen hombre,


Continúa con tu sueño.
Tus alegorías se parecen,
Creo yo,
A la visión de un paisaje
Ante el cual las almas tiemblan.11

11 Por Thomas Collins, escrito en la hoja en blanco de la cuarta edición, 1680,

presentado al editor por —Bullar, Esq., Southampton.


22 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

Además de la seria oposición de sus amigos a la publicación de El Progreso del


Peregrino, debemos considerar también los otros compromisos del autor.
Después de un encarcelamiento tan largo, tan acosador y tan injusto, gran parte
de su tiempo debió de dedicarse a restablecer el orden en su casa y en su iglesia.
Debió emplearse en realizar visitas pastorales, recuperar los servicios perdidos
que se habían suspendido durante la violencia de la persecución, y extender sus
ejercicios devocionales y ministeriales en todos los pueblos circundantes a
Bedford que estaban a su alcance. Tal fue la magnitud de su labor en ese condado
y en los adyacentes, que le valió el título de Obispo de Bedford. A medida que
sus talentos populares se hicieron conocidos, la esfera de su utilidad se extendió,
de modo que un testigo presencial testificó que cuando predicaba en Londres,
“si se avisaba con un día de antelación, se reunía más gente para oírle predicar
que la que podía albergar la casa de reuniones. He visto, para oírle predicar, a
unas mil doscientas personas en una reunión matutina, a las siete en punto de un
día laborable, en el oscuro clima invernal”.12
Tal popularidad debe haber ocasionado un considerable costo en su tiempo,
además de que entonces estaba muy ocupado en su controversia sobre el
bautismo,13 y en algunas admirables obras prácticas. Estas fueron probablemente
algunas de las razones por las que un autor humilde y piadoso dudó durante
varios años en publicar una obra, sobre cuyos elementos prácticos sus amigos
habían expresado opiniones tan opuestas. Al final se decidió:

Ya que ustedes tan divididos están,


Lo publicaré; y así el caso se decidirá.

HABILIDADES DE BUNYAN

12 Charles Doe, Struggler.

13 Esta controversia consistió en determinar si el bautismo en agua es o no un requisito

previo para recibir la Cena del Señor, y quién debe juzgar el modo de su administración.
Algunas de las iglesias estaban de acuerdo con la Iglesia de Inglaterra en cuanto a su poder
para decretar ritos y ceremonias. No así John Bunyan. Él consideraba que esta cuestión debía
dejarse a la decisión personal de cada candidato. Los frutos del nuevo nacimiento, el
bautismo del Espíritu Santo, que es la única puerta de admisión a la familia del Salvador, era,
en su opinión, la única cuestión que debía decidir la iglesia, como requisito previo a la
admisión a la mesa de su Señor. Véase Mt. 3:11; Mr. 1:8; Lc. 3:16; Jn. 1:26-28; compárese con
Hch. 6:2, y Ef. 4:5.
EL PROGRESO DEL PEREGRINO 23

Las competencias de Bunyan para escribir El Progreso del


Peregrino santificadas mediante la disciplina de la prisión

La gran difusión de la obra en cuestión, así el extraordinario interés que ha


suscitado y que se ha mantenido vivo durante casi dos siglos en todo el mundo,
demuestran que el autor de El Progreso del Peregrino tenía las mejores dotes
para escribir una obra de este tipo. Esto no debería sorprender, cuando se
recuerda que fue llevada a cabo por un hombre profundamente instruido en todas
las sutilezas del corazón humano, sumamente hábil en la detección de errores y
sofismas, y completamente humillado bajo la conciencia de su propia
indignidad. Fue bautizado en las verdades divinas del cristianismo por las
influencias escudriñadoras, cortantes y sanadoras del Espíritu Santo. Encerrado
durante doce años con su Biblia, se despojó de todos los andrajos del papismo y
del paganismo, y salió convertido en un cuerpo vivo de divinidad,
comparativamente libre de doctrinas o conceptos meramente humanos.
El espíritu de los profetas y apóstoles se respira en su lenguaje. La suya fue
una educación que ni todas las academias y universidades del mundo podrían
haber impartido. Estaba profundamente instruido en esa “sabiduría que viene de
lo alto” (Stg. 3:17), y que sólo puede adquirirse en la escuela de Cristo. Su
espíritu se nutría de una búsqueda minuciosa, incansable y llena de oración de la
Palabra de vida, de una vigilancia perpetua de las obras de su espíritu y de una
comunión interior con Dios. Sabía bien lo que significaban los “gemidos
indecibles” (Ro. 8:26), así como el ser “arrebatado”, por así decirlo, al “tercer
cielo”, al “paraíso”, y en su espíritu “oír palabras indecibles que el hombre no
puede pronunciar” (2Co. 12:4).
Antes de su encarcelamiento había pasado por todo tipo de pruebas
espirituales severas. Al igual que el salmista, se había hundido en un fango
profundo en el que no se podía estar de pie; los poderes de las tinieblas, “como
inundaciones, le desbordaron” (Sal. 69:2); y junto con él también podía cantar:
“Te ensalzaré, Señor, porque me has elevado” (Sal 30:1); “Has sacado mi alma
del Seol” (Sal 30:3); “Me sacó del hoyo de la destrucción” (Sal 40:2); “Me has
sanado”; “Me has quitado el cilicio y me has ceñido de alegría”. En sus días más
felices, aun estando en una cárcel sombría, se sentía habitante de aquella
Jerusalén invisible, santa y espiritual, la Iglesia universal de Cristo, rodeada por
el Señor “como un muro de fuego, y la gloria en medio de ella”.
24 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

Vivía en una atmósfera y usaba un lenguaje desconocido para la sabiduría


de este mundo, y que un poeta laureado confundió con ensueños, con “los
ataques intensos y amargos de una agonía espiritual” o con los fuertes embates
de una enfermedad.14 Su mente estaba profundamente impregnada de lo más
terrible, así como de lo más magnífico de la religión. En la medida en que su
trayectoria cristiana se volvía pura y hermosa, su vida anterior debía ser
examinada con una severidad y un aborrecimiento incondicionales.
Estos conflictos mentales resultan profundamente interesantes. Surgieron de
una mente agonizante, de un espíritu sincero y decidido avivado por la
revelación divina, que abrió ante su mente atónita pero desconcertada realidades
solemnes y eternas. El que se sienta en la silla de los escarnecedores podrá
burlarse de ellas, mientras que el que busca seriamente el camino, la verdad y la
vida, las examinará con seriedad devota. En el futuro, el recuerdo de estas
experiencias llenó sus labios con palabras que calaron en sus oyentes.
Cuando estaba en libertad, su enérgica elocuencia atraía a sus sermones a
todo tipo de personas. Se dice que el rey le preguntó al gran Dr. John Owen cómo
un hombre de su erudición podía asistir a escuchar la predicación de un
calderero, a lo que él respondió: “Con la gracia de Su Majestad, si yo tuviera las
habilidades que tiene el calderero, con mucho gusto renunciaría a mi erudición”.
Así, un hombre profundamente versado en la literatura escolástica y santificado
por la piedad se inclinó ante la superioridad de la enseñanza del Espíritu. El
calderero iletrado cautivó, por su consagrada elocuencia natural, a uno de los
más eminentes teólogos de su tiempo.
Considerando la asombrosa popularidad de El Progreso del Peregrino, así
como su sorprendente utilidad para todas las personas, en todos los países de la
tierra, ¿no podemos comentar acerca de los profundos y sagrados sentimientos
de su autor, las severas pruebas, y todas las lecciones de sabiduría divina que
recibió, que el Espíritu Santo le preparó para escribir este maravilloso Sueño?
Bunyan era un maestro de la retórica, la lógica y la filosofía moral, sin haber
estudiado esas ciencias ni quizás siquiera entender los términos con los que se
designan. Su Biblia (¡maravilloso libro!) era su biblioteca. Todo su genio se
nutrió de la fuente viva de la verdad; ésta purificó su estilo y adaptó su obra, por
su simplicidad y energía, a todo tipo de entendimiento. La clave de sus misterios
era la oración ferviente y santa, la meditación sobre el corazón humano y la
observación de las manifestaciones de la naturaleza, que le proporcionaron una

14 Southey, Life of Bunyan, xxxii.


EL PROGRESO DEL PEREGRINO 25

amplia ilustración de sus verdades sagradas. Su trabajo en la confección de


cordones no requería ninguna aplicación intelectual, de modo que todo el tiempo
de su vida que podía salvar del sueño era tiempo para el estudio, e incluso
entonces su espíritu siempre activo estaba ocupado en sueños, muchos de los
cuales contenían valiosas lecciones, de modo que su mente se llenaba de manera
muy rica y desbordaba perpetuamente.

La poesía de la Biblia fue la fuente de las facultades poéticas de Bunyan, así


como el estudio de las Escrituras fue la fuente de su simplicidad y pureza de
estilo. Su corazón no sólo fue renovado por el espíritu de la Biblia, sino que todo
su ser intelectual fue penetrado y transfigurado por su influencia. Aplicó el
espíritu y el poder, obtenidos de una comunión tan duradera y exclusiva con los
profetas y los apóstoles, a la composición de cada página de El Progreso del
Peregrino.15

El carácter humano fue desvelado ante el ojo penetrante de alguien tan versado
en los escritos inspirados. Se observan todos los puntos débiles, así como las
ventajas de las que se aprovecha el sutil enemigo de las almas; y todo ello está
representado de forma tan admirable y clara que el que corre debe detenerse, leer
y admirar, incluso con sorpresa y asombro, viéndose obligado a preguntarse: ¿De
dónde sacó este pobre artesano semejante conocimiento?
Tampoco debe olvidarse que, además de sus conocimientos celestiales,
poseía peculiares cualidades terrenales para su importante trabajo. Había sido el
mismísimo cabecilla de toda clase de vicios e impiedades. John Ryland describe
su carácter con singular acritud:

Ningún hombre con sentido común e integridad puede negar que Bunyan, el
calderero de Elstow, era un ateo práctico, un infiel despreciable, un vil rebelde
para con Dios y el bien, un despilfarrador común, un despreciador de almas, un
asesino de almas, un miserable desconsiderado, tanto como puede existir sobre
la faz de la tierra. Asómbrate ahora, oh cielo, hasta la eternidad, y maravíllate,
oh tierra e infierno, mientras dure el tiempo. Contemplen a este mismo hombre
convertido en un milagro de misericordia, en un espejo de sabiduría, bondad,
santidad, verdad y amor. Contemplen su contaminada alma limpia y adornada
por la gracia divina, su culpa perdonada, la ley divina inscrita en su corazón, y

15 North American Review, vol. lxxix.


26 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

la imagen divina, o la semejanza de las perfecciones morales de Dios, impresa


en su alma.16

Había recibido los meros rudimentos de la educación, pero los hábitos viciosos
habían borrado “casi por completo” de su memoria toda lección útil. Así pues,
debió tener, cuando fue impactado por la verdad divina, una gran determinación
que le permitió no sólo recuperar la instrucción que había recibido en sus días
de juventud, sino incluso añadirle tales acervos de provechosa información. Para
esto, su natural rapidez de percepción y su memoria retentiva deben haber sido
de extremo valor. El hecho de haberse relacionado íntimamente con toda clase
de hombres, y de haberlos visto en sus momentos de mayor despreocupación, le
permitió retratar a sus personajes con matices tan vivos y con una precisión tan
gráfica. Lleno de una inspiración que sólo podría extraerse de la Biblia, ha
delineado personajes tan conmovedores e interesantes para nosotros en el siglo
XIX como lo fueron para nuestros antepasados peregrinos de una época pasada,
y como lo serán para el viajero cristiano de los tiempos venideros. Es una
historia, con pocas variaciones, de lo que siempre debe ocurrir mientras el
cristianismo perdure.
Bunyan había recorrido la ruta del pecado. Había sembrado la semilla del
vicio y producido los amargos frutos del arrepentimiento. Había sentido una
intensa alarma por el peligro de que los tormentos eternos se tragasen su alma
en la muerte. Había huido y encontrado refugio en los sufrimientos de Cristo.
Una vez quitada su carga, amaba mucho, porque se le había perdonado mucho.
Había sido sacado de las horribles tinieblas, ¡y ahora estaba listo para ayudar a
los que caminan por el lúgubre Valle de la Sombra de Muerte!
Sus hábitos y actividades al aire libre, y su contemplación santificada de las
bellezas de la naturaleza, estaban destinados a fortalecer el vigor de su
imaginación y la determinación de su carácter. Felizmente, el glorioso Soñador
nunca pareció imaginarse su propia fama inmortal como autor. Poco soñaba con
la dichosa influencia que sus humildes trabajos tendrían sobre millones de
hombres. Todo su espíritu se centraba en su Salvador; todos sus esfuerzos
estaban destinados a dar a conocer las alegres nuevas de la salvación a los
pecadores que lo rodeaban. Si codiciaba la lengua de un ángel, no era por la
brillantez del lenguaje, sino para poder utilizar palabras ardientes que dejaran
una impresión indeleble en sus oyentes.

16 Bunyan, Works, 8vo. Prefacio de Rylaud.


EL PROGRESO DEL PEREGRINO 27

Incluso la más grande de sus obras la publicó bajo el humilde símil de un


sueño, o como algo que había pasado ante su imaginación, sin la ayuda de esas
facultades mentales que se requieren para componer una narración destinada a
la publicación. Sus sesenta humildes libros se imprimieron sin ornamentos, en
papel de calidad inferior, de la categoría llamada chapbooks por ser vendidos
por vendedores ambulantes llamados chapmen, ahora altisonantemente llamados
colporteurs.
John Burton, un ministro, recomienda de esta forma a Bunyan, en una
introducción a Algunas Verdades del Evangelio Reveladas (Some Gospel Truths
Opened), de 1656:

No te ofendas porque Cristo te presente el glorioso tesoro del Evangelio en un


pobre recipiente de barro, por uno que no tiene ni la grandeza ni la sabiduría de
este mundo para recomendártelo. Este hombre no ha sido escogido de una
universidad terrenal, sino de la celestial, la Iglesia de Cristo, provista con el
Espíritu, los dones y las gracias de Cristo. Por medio de la gracia, ha cursado
estos tres grados celestiales: la unión con Cristo, la unción del Espíritu y la
experiencia de las tentaciones de Satanás, que capacitan más a un hombre para
la pesada obra de predicar el evangelio que todos los estudios y grados
universitarios que puedan obtenerse. He experimentado, junto con muchos otros
santos, la solidez de este hombre en la fe, su conducta piadosa y su capacidad
para predicar el Evangelio, no por medios humanos, sino por el Espíritu de
Cristo, y ello con mucho éxito en la conversión de los pecadores.

Su carácter y aptitudes también fueron retratados admirablemente por su pastor,


J. Gifford, poco después de que se adentrara en la obra del ministerio.17 Esto
figura en su introducción a la primera edición de Unos cuantos suspiros desde
el infierno (Few Sighs from Hell), de 1658, y como este interesante retrato no se
insertó en ninguna de las ediciones posteriores de ese libro, y ha escapado a las

17 John Gifford fue mayor en el ejército del Rey. Fue condenado por levantar una

insurrección en Kent y sentenciado a muerte, pero escapó de la prisión y se estableció en


Bedford como médico. Fue un gran perseguidor, pero después de su conversión se convirtió
en ministro bautista, y organizó a sus compañeros conversos en una iglesia en Bedford,
alrededor de 1650, de la que era ministro. Bunyan se unió a esta iglesia en 1653, y finalmente
se convirtió en su pastor en 1671; y sigue siendo hasta hoy una iglesia cristiana floreciente.
Su carta pastoral, escrita poco antes de su muerte, es una de las mejores muestras de la
ansiedad de un pastor piadoso por el bienestar de su rebaño que jamás se haya publicado.
Se imprimió por primera vez en 1849, en A Brief History of Bunyan's Church, por su actual
ministro, John Jukes. Véase también Brooke's Lives of the Paritans. vol. iii. pág. 257.
28 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

pesquisas de todos los biógrafos de Bunyan, me siento tentado a presentarlo


textualmente, sobre todo porque se cree generalmente que John Gifford fue el
Evangelista que dirigió al Peregrino a la Puerta Estrecha y lo puso de nuevo en
el camino cuando estaba bajo las llamas del Sinaí, preparándolo además para la
persecución en la Feria de la Vanidad.
En cuanto al autor (cualesquiera que sean las censuras y los comentarios de
muchos), tengo que decir que, en verdad, creo que Dios lo ha considerado fiel y
lo ha puesto en el ministerio; y aunque su condición externa y su empleo anterior
eran mezquinos, y su instrucción humana escasa, sin embargo, es alguien que
conoce a Dios, y ha sido enseñado por Su Espíritu, siendo utilizado por Su mano
para ayudar a las almas. Pues, que yo sepa, hay varios que han sentido el poder
de la palabra impartida por él, y no dudo de que muchos más puedan hacerlo, si
el Señor lo prolonga en su obra. No es como esos zánganos que succionan el
dulce, pero no trabajan. Se ha esforzado al máximo de sus fuerzas, aprovechando
todas las ventajas para dar a conocer a otros lo que él mismo ha recibido de Dios;
y me temo que esa es una de las razones por las que los arqueros han disparado
tanto contra él. Porque gracias a su labor y a la de otros, en la obra de su Maestro,
su pereza ha sido reprendida, y los ojos de muchos han sido abiertos para ver la
diferencia entre los que son enviados por Dios, y los que corren antes de ser
enviados.
Además, este discurso que sigue, junto con los anteriores que se han dado a
conocer públicamente, atestiguarán que él no es uno de esos espíritus ligeros y
fanáticos que abundan en nuestra época, ya que, entre otras cosas que se le
pueden atribuir, lo encontrarán magnificando y exaltando las Sagradas
Escrituras, y mostrando ampliamente su valor, excelencia y utilidad:

Y ciertamente, si (a pesar de esto) tropiezas con su pequeñez y carencia de


erudición humana, estarás declarando tu desconocimiento del método declarado
de Dios, quien, para perfeccionar su propia alabanza, y para acallar al enemigo
y al vengador, elige a los niños y a los lactantes, y en sus bocas dispone la fuerza
(Sal. 8:2). Si bien los hombres encargados de un gran designio se sirven de
aquellos que, conforme a su juicio, son más aptos para llevarlo a cabo, ¿también
debe hacerlo el Señor? Entonces los instrumentos (no Él mismo) se llevarían la
alabanza. Pero para que nadie se gloríe en Su presencia, eligió lo necio del
mundo para confundir a los sabios, y lo vil del mundo, y lo menospreciado,
eligió Dios (1Co. 1:27-29).
EL PROGRESO DEL PEREGRINO 29

Vuelve tu mirada al principio de la dispensación del Evangelio (que ciertamente,


de haber ocurrido en algún momento, debería haber surgido en la sabiduría y la
gloria del mundo), y verás qué método tomó el Señor al principio para exaltar a
su Hijo Jesús. No fue entre los rabinos judíos, ni a las escuelas de aprendizaje,
para buscar a sus predicadores del Evangelio, sino a los trabajadores, y a los más
despreciables también.
Sin embargo, que nadie piense que infravaloro los dones y las gracias de los que
han estado o están dotados de ellos, ni que hablo en contra de la erudición, que
conserva su lugar. En cambio, mi intención es que los que son eruditos no
desprecien a los que no lo son; o que los que no lo son, no desprecien a los que
lo son y son fieles en la obra del Señor. Por lo tanto, estando a punto de terminar,
te dejaré dos escrituras para que las consideres.
La primera es Juan 13:20: 'En verdad les digo, que el que recibe al que Yo envíe,
me recibe a Mí; y el que me recibe a Mí, recibe a Aquel que me envió'. La otra
es Lucas 10:16: 'El que a ustedes escucha, me escucha a Mí, y el que a ustedes
rechaza, me rechaza a Mí; y el que me rechaza a Mí, rechaza al que me envió'.
El propio Bunyan cierra su prefacio con estas palabras: 'Tuyo, si no te
avergüenzas de tenerme, por mi baja y despreciable ascendencia en el mundo,
John Bunyan'. Esta frase fue modificada en las ediciones posteriores por: Tuyo,
para servir en el Señor Jesús, John Bunyan.

Su propio relato de su formación coincide perfectamente con el de su pastor. En


la epístola a su tratado sobre la Ley y la Gracia, alrededor de 1660, dice lo
siguiente:

Lector, si encuentras este libro vacío de expresiones fantásticas, y sin términos


ligeros, vanos, caprichosos y eruditos, debes entender que es porque nunca fui
a la escuela de Aristóteles o Platón, sino que fui criado en la casa de mi padre,
en una condición muy pobre, entre campesinos pobres. Pero si encuentras un
paquete de dichos sencillos, pero sólidos, verdaderos y hogareños, atribuye eso
al Señor Jesús, a sus dones y habilidades, los cuales ha otorgado a una criatura
tan pobre como soy y he sido.

Las grandes habilidades naturales de Bunyan tuvieron que ser templadas en la


escuela de la aflicción, y su ardiente temperamento no encontró un grado
ordinario de castigo. Sus principios y su constancia fueron probados por las
prisiones y el encarcelamiento. Su espíritu, en la guerra de la controversia, no
sólo con los enemigos de su Señor, sino en asuntos secundarios con sus
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hermanos discípulos. Y con algunos de ellos, después de su guerra verbal, se


reunió en la misma cárcel común, se unieron en la adoración ante el trono de
Dios, las antiguas heridas fueron curadas, y los ardores del corazón santificados.
Así, llegó a estar más plenamente capacitado como guía para todos los
peregrinos de todas las confesiones. Pasó por todas las pruebas que su Señor
consideró necesarias para templar su ardiente espíritu y prepararlo para escribir
su inmortal Alegoría.
Es difícil explicar cuán libre estaba Bunyan de esos delirios populares que
tanto caracterizan la época en la que vivió, y que se extendieron sobre los más
piadosos y eruditos de sus contemporáneos. La creencia en la brujería, la
hechicería, los fantasmas y los duendes, que, en sus días, se creía que cabalgaban
en palos de escoba por el aire, o “se lanzaban a través del ojo de la cerradura
rápidos como la luz”. Las historias de brujería, casas embrujadas, nigromancia
y otras locuras similares se encuentran en las peregrinaciones de su época. Aún
Sir Matthew Hale, Cotton Mather, Baxter, y nuestros hombres más eminentes,
estaban extrañamente llenos de fe en estas fantasías, incluso desde aquel rey que
se creía un sabio insignificante, pero que demostró ser un tonto y un pedante,
hasta el desgraciado llamado el cazador de brujas, que, con sus perjurios, asesinó
legalmente a tantas pobres ancianas indefensas, ya que los ricos rara vez fueron
atacados, si es que lo fueron.
Los hábitos tempranos de Bunyan, su falta de educación y su prolífica
imaginación, debieron de haberle hecho especialmente apto para todos esos
errores vulgares; pero escapó de todos ellos. ¿Fue que, después de su conversión,
las solemnidades del mundo venidero se tragaron todas las demás
consideraciones? ¿O fue la obra del Espíritu Santo, para que sus escritos fueran
una bendición para las generaciones futuras y más letradas? Se trata de un hecho
notable, digno de seria reflexión.
Es natural que un hombre que posee un talento tan extraordinario suscite la
envidia de algunos y la más amarga animosidad de otros. “Los arqueros le
dispararon con fuerza”, y nunca hubo un hombre mejor armado para resistir y
aplastar a sus relativamente débiles asaltantes. Sus sentimientos y conducta, en
cuanto al provechoso oficio de la predicación, también estaban calculados para
perjudicarle en la estima del clero. Entre las muchas acusaciones falsas que se le
hacían, una era la de comercializar con las almas por codicia. Su respuesta fue:

Amigo, el espíritu que te ha llevado a esto es un espíritu mentiroso; porque


aunque soy pobre y no tengo reputación en el mundo, en cuanto a las cosas
EL PROGRESO DEL PEREGRINO 31

externas, sin embargo, por gracia, he aprendido, por el ejemplo del apóstol, a
predicar la verdad y también a trabajar con mis manos, tanto para mi propio
sustento como para el de los que están conmigo, cuando tengo oportunidad.
Además, confío en que el Señor Jesús, que me ha ayudado a rechazar el salario
de la injusticia hasta ahora, también me ayudará todavía, de modo que distribuiré
lo que Dios me ha dado libremente, y no por lucro sucio.18

En aquellos días, las palabras duras y el lenguaje descortés se empleaban


habitualmente en controversias, y las asociaciones tempranas de Bunyan y su
singular genio proveyeron su carcaj con flechas de punta penetrante. Su carácter
moral fue atacado en los términos más groseros; se le llamó mago, jesuita,
salteador de caminos, libertino, y se le acusó de ser culpable de todos los
crímenes. Él negó esto directamente, y señaló triunfalmente toda su conducta
desde su conversión como una refutación de tales calumnias infundadas. Se hace
mención a estas acusaciones malignas y se refutan en esa emocionante narración,
“La singular experiencia y los grandes sufrimientos de la Sra. Agnes Beaumon”',
contenida en un volumen profundamente interesante, Un Resumen de los tratos
bondadosos de Dios con varios cristianos eminentes (An Abstract of the
gracious Dealings of God with several eminent Christians), por Samuel James,
M.A19. Otro conflicto muy diferente tuvo lugar entre él y E. Fowler,
posteriormente Obispo de Gloucester. Éste publicó su opinión sobre El Diseño
del Cristianismo (The Design of Christianity), diciendo que era simplemente la
restauración del hombre a su estado primitivo.
Bunyan vio su libro, y concibiendo muy justamente que el erudito teólogo
había afirmado algunos errores groseros sobre puntos doctrinales de la mayor
importancia, trató al obispo incipiente igual que si hubiera sido un hermano
calderero, un mero hombre que intentaba robarle a su amado Maestro (de
Bunyan) una de las más gloriosas gemas de su corona. En el casi increíblemente
corto tiempo de cuarenta y cinco días,20 él, en la cárcel, compuso una respuesta,
que consiste en 118 páginas de pequeño quarto, estrechamente impresas, en la
que demolió completamente la teoría de este gran erudito. Se titula “Una
Defensa de la Doctrina de la Justificación por la Fe en Jesucristo, mostrando

18 Gospel Truths Vindicated, vol. ii. pág. 201.

19 El público está en deuda con el Sr. S. J. Button por una nueva y elegante edición de

esta obra, presentada en 1824.


20 Desde el 13 de febrero hasta el 27 de marzo de 1671.
32 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

que la verdadera santidad del Evangelio fluye de ella”21 o, “Se demuestra que
el pretendido Diseño del Cristianismo del Sr. Fowler no hace más que pisotear
la sangre del Hijo de Dios e idolatrar la propia justicia del hombre.”22
En este apresurado, pero valioso libro, Bunyan utilizó un lenguaje muy
fuerte, reflexionando sobre un hombre de considerable influencia, y uno de sus
decididos enemigos. Respecto a algunos de los criterios del Sr. Fowler, dice:
“Aquí hay puros dictados de un hombre bruto y bestial, que no se conoce a sí
mismo ni una sola tilde de la Palabra de Dios”23. “Pero, ¿por qué este LADRÓN
ama trepar así, intentando llegar a Dios por otros medios fuera de Cristo?”24. El
Sr. Fowler dijo:

No puede valer la pena que expongamos ningún asunto considerable de nuestro


celo, ya sea a favor o en contra de las opiniones dudosas, los modos alterables,
los ritos y las circunstancias de la religión; sería como si los monos soplaran a
una luciérnaga, que no proporciona ni luz ni calor.25 Cuanto sea encomendado
por la costumbre de los lugares en los que vivimos, o mandado por los
superiores, es nuestra libertad cristiana el hacerlo.26

Bunyan conocía los sentimientos del clero local, y también sabía que el Acta de
Uniformidad acababa de expulsar a todos los ministros piadosos y evangélicos
de la Iglesia de Inglaterra. Con relación este sofisma, en cuanto a que un cristiano
está obligado por la costumbre del país en el que vive, y por la autoridad de los
superiores, respecto a las formas o ceremonias externas del culto divino y la
enseñanza religiosa, nuestro guía del peregrino estalla así en lo que Mr. Fowler
llama un Rabshakeh:27

21 A Defence of the Doctrine of Justification by Faith in Jesus Christ, showing true Gospel

Holiness flows from thence.


22 Mr. Fowler’s pretended Design of Christianity proved to be nothing more than to

trample under foot the blood of the Son of God; and the idolizing of man’s own righteousness.
Vol. ii. pág. 278.
23 Pág. 283.

24 Vol. ii. pág. 293.

25 Design of Christianity, 8vo, 1671, pág. 239.

26 Ibid, pág. 242.

27 También Rabsaces. Título que significa “jefe de los príncipes” en acadio y arameo.

Fue otorgado al principal copero, o visir, en la antigua Mesopotamia. En la Biblia se registra


en 2R. 18: 27–37 e Is. 36: 2–20, como uno de los mensajeros enviados por Senaquerib a
Ezequías (Nota del traductor).
EL PROGRESO DEL PEREGRINO 33

No conozco a nadie tan apegado a eso como ustedes, aún toda la pandilla de su
falso clero rabioso; quienes, generalmente, como el mono del que usted habla,
mienten soplando el aplauso y la gloria de su trompetería, y, como la cola, con
sus argumentos tontos y sofísticos, cubren lo inmundo de la misma.28

Inmediatamente se publicó una respuesta al tratado de Bunyan, y en ella el


caballero y erudito se queja de los términos poco caritativos utilizados por
Bunyan, y nos hace esperar algo cortés y gentil. Pero, desafortunadamente, el
obispo expectante, o uno de sus amigos, golpea al calderero con duros epítetos,
sin responder a sus fuertes argumentos. El burlón llama a nuestro guía del
peregrino “burdamente ignorante”, “muy poco cristiano y malvado”,29 “un trozo
de locura orgullosa”, “una criatura tan sucia que desprecia ensuciar sus dedos
con él”, y sin embargo escribe un libro en respuesta a él. Dice jactanciosamente
que:

Bunyan no puede deshonrar al obispo más de lo que una criatura ruin puede
eclipsar a la luna ladrándole, o convertir los palacios en algo despreciable
alzando las patas contra ellos.30
No le preocupan en lo más mínimo (eso pretende) los ladridos brutales de tal
criatura… un calumniador de lo más bocazas.31
John Bunyan, una persona que ha estado a punto estos veinte años, o más, de
ser infame en la ciudad y el condado de Bedford por ser un cismático
sumamente pestilente.32

Y termina gran parte de sus abusos con estas palabras:

Ahora apelo a la autoridad para saber si este hombre debería disfrutar de algún
interés en la tolerancia de Su Majestad, y si dejar impunes a tales incendiarios
y a los cismáticos más impúdicos y maliciosos no tiende a la subversión de todo
el gobierno. Yo digo, dejemos que nuestros superiores juzguen esto.33

28 Defence of the Doctrine of Justification, vol. ii. pág. 322.

29 Dirt wipt off, 4to, 1672; título.

30 Ibid. Prefacio.

31 Ibid. Pág. 2.

32 Ibid. pág. 3. Esto concuerda exactamente con la opinión del juez Chester, expresada

en el juicio cuando la esposa de Bunyan presionó tan noblemente al juez Hale para que lo
liberara: “Mi señor —dijo el juez Chester— es un tipo pestilente, no hay un sujeto igual en el
país”. —Relation of Bunyan's Imprisonment, vol. i. pág. 57.
33 Dirt wipt off, pág. 70.
34 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

Bunyan había sufrido entonces casi doce años de prisión, y era más celoso e
intrépido que nunca; y sin embargo, este obispo fanático de buena gana habría
hecho que su encarcelamiento continuara, o que su vida se perdiera, porque no
podía resistir las flechas con las que este prisionero de Cristo lo atacaba, sacadas
todas ellas del horno de la Santa Palabra de Dios. Esta fue una de las lecciones
con las que Bunyan aprendió a dirigir a los peregrinos en su ataque contra el
monstruo, el Anticristo, el cual era sumamente desenfrenado, y miraba a los
peregrinos con gran desprecio. Pero estos valientes lo asaltaron continuamente,
hasta que fue herido, “y algunos creen ciertamente que esta bestia morirá de sus
heridas”.34 Cómo se alegraría la iglesia de Cristo de presenciar su muerte, y ver
sus viles restos enterrados bajo todos sus instrumentos de tortura; sus
inquisiciones, llamas y estacas, mazmorras y potro de tortura, cabestros y rentas
eclesiásticas. Otra lección, y una muy seria, le fue enseñada en la controversia
que sostuvo con algunos cuáqueros y bautistas estrictos.
La controversia de Bunyan, que se dice que fue con los cuáqueros, fue, de
hecho, no con ese grupo altamente respetable y útil de cristianos, sino con
personas que él consideraba que estaban bajo graves engaños, algunos de los
cuales se llamaban a sí mismos cuáqueros. En este período, la Sociedad de
Amigos no estaba unida en un cuerpo o denominación. La batalla, según sus
propias palabras, era contra Satanás y las mentiras con las que había engañado a
algunos espíritus entusiastas. Estos personajes fueron llamados, en palabras de
Bunyan, una compañía de despotricadores sueltos y de pensadores ligeros, con
algún que otro legalista, que exacerbaban sus principios a veces sobre esta
religión y otras sobre aquella.
Es cierto que habla de los engaños de los cuáqueros; pero su lucha era contra
los criterios, y no contra las personas, y expone lo que en su opinión, eran “las
mentiras con las que el diablo engaña a las pobres almas”. En primer lugar, que
la salvación no estaba completamente lograda para los pecadores por Cristo
Jesús. Segundo, que la luz interior era suficiente sin la Palabra escrita. Algunos
de estos videntes negaban la divinidad de Cristo. Otros afirmaban que Cristo
nació, vivió y fue crucificado dentro de ellos, y que sólo podía ser encontrado
dentro de ellos con la ayuda de esa luz que ilumina a todo hombre que viene al
mundo; que su aparición en forma de hombre, y su humillación hasta la muerte

34 El Progreso del Peregrino; Parte II., La Feria de la Vanidad.


EL PROGRESO DEL PEREGRINO 35

de cruz, de hecho, que su aparición personal en la tierra, sólo era un tipo de su


residencia en el alma de cada creyente.
Así, abandonaron y descuidaron por completo la Palabra escrita. Adoptaron
algunas prácticas singulares, vivían a pan y agua, prohibían el matrimonio y se
negaban a llevar cintas de sombrero.35 Tales eran los adversarios contra los que
escribió el primer libro que publicó, titulado Las Verdades del Evangelio
Reveladas (Gospel Truths Opened). Fue por esta época cuando surgió Naylor; y
éste, actuando bajo el engaño de tener a Cristo dentro de sí, entró en Bristol
montado en un asno, mientras la muchedumbre esparcía sus ropas ante él,
gritando: “¡Hosanna! Bendito el que viene en nombre del Señor”. Y en lugar de
razonar con él, para eliminar este engaño temporal, fue cruelmente atormentado,
encarcelado, puesto en la picota, con sus brutales acompañamientos. Fue
quemado en la lengua con un hierro candente, marcado con una B en la frente,
por blasfemia, azotado y confinado a trabajos forzados.
El Sr. Grainger dice que “la disciplina de la prisión le devolvió pronto la
cordura”,36 y nos inclinamos a pensar que fue restaurado misericordiosamente a
sus facultades mentales, porque algunos años después fue recibido en la
Sociedad de Amigos como miembro y murió en su comunión, un hecho que el
clérigo no tuvo la honestidad de declarar.
Contra esta primera obra de Bunyan se publicó una respuesta por parte de
Edward Burroughs, quien posteriormente fue un eminente cuáquero. En ella,
luchó, como lo dijo Bunyan, “amargamente con un puñado de reprimendas”; y
le aconseja que no se haga ver como un Rabshakeh tan grosero. De hecho,
demostró estar a la altura de su adversario con respecto a esas armas. Llama a
Bunyan “de la estirpe de Ismael, y de la semilla de Caín, cuyo linaje llega hasta
los sacerdotes asesinos, enemigos de Cristo que predican a sueldo”. Bunyan
responde: “Hablas al viento, mi adversario”. Habiendo Burroughs insistido
irreflexivamente en que no se había oído hablar de ningún cuáquero en los días
de John, su agudo antagonista replicó:

Amigo, has dicho correctamente que no se ha oído hablar de ningún cuáquero,


aunque sí de muchos cristianos. Tu hermana, Anne Blackley, me pidió, en

35 Las cintas para sombreros eran alegres ramilletes de cintas y rosetas que se

colocaban alrededor del sombrero o la gorra.


“¡Hay lugar para el noble gladiador!
Su abrigo y la cinta del sombrero muestran su capacidad”.
36 Biog. Hist. of England.
36 EDICIÓN COMPLETA Y DE ESTUDIO

presencia de muchos, que me deshiciera de las Escrituras; a lo que respondí:


No, porque entonces el diablo sería demasiado fuerte para mí.

Entre otras preguntas que le hizo Burroughs, una fue: “¿Acaso quien es
mentiroso y calumniador no es un impío de naturaleza maldita?”.37 La respuesta
de Bunyan fue:

El mentiroso y calumniador es un incrédulo; y si vive y muere en esa condición,


su estado es muy triste, aunque, si se convierte, hay esperanza para él. Por lo
tanto, arrepiéntanse y vuélvanse rápidamente, o si no, mírense a sí mismos,
porque ustedes son los hombres, como queda claro por su discurso.

Esta controversia, llevada a cabo con gran ímpetu y acaloramiento, giraba en


torno a la difícil cuestión de si Cristo continuó con su cuerpo humano después
de su ascensión, o se convirtió en una forma espiritual. Estas disputas, que
condujeron a un estudio en oración de las Escrituras, deben haber tenido una
tendencia beneficiosa. Bunyan consideraba que su antagonista no valoraba
suficientemente los Santos Oráculos; y Burroughs consideraba que se prestaba
muy poca atención a “Cristo en nosotros, esperanza de gloria”. Ambas eran
cuestiones de la más profunda importancia; y fueron felices aquellos de sus
compatriotas que presenciaron la lucha entre estos gigantes, conducidos con
seriedad y en oración a escudriñar estas verdades vitales e importantes.
La disputa dio muchos frutos saludables, aunque no se sirvieron en platos
de plata. El amigo de Burroughs, Howgill, ofrece el siguiente testimonio de su
valía: “Aunque cortaste como una navaja, y muchas piedras ásperas has
escuadrado y pulido, y mucha madera nudosa has cortado en tu día, sin embargo,
para la semilla, tus palabras cayeron como el aceite, y tus labios como el panal”.
Bunyan sostuvo una disputa pública con estos celosos misioneros en Paul's
Steeple House, Bedford, el 23 de mayo de 1656.38 Esta fue una contienda que
implicó un examen minucioso de las Sagradas Escrituras, y ciertamente
proporcionó valiosas lecciones que servirían para preparar al alegorista británico
para su gran e importante labor.
La diferencia de opinión de Bunyan en relación con los términos de la
comunión en la mesa del Señor llevó a una controversia con las iglesias bautistas
estrictas, a las que estaba sinceramente unido. Esto fue probablemente uno de

37 Vindication of Gospel Truths, pregunta 8. Vol. ii. pág. 209.

38 Véase Burroughs, Works, pág. 30.

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