Padres Y Adolescentes en El Mundo de Hoy: Escuela de Psicoterapia Simbolica

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ESCUELA DE PSICOTERAPIA SIMBOLICA

PADRES Y
ADOLESCENTES
EN EL MUNDO DE HOY

FECIC – Fundació n para la educació n, la ciencia y la cultura.

Queda hecho el depó sito que previene la Ley No. 11.723.


Buenos Aires, 1983
Padres y adolescentes en el mundo de hoy

Registro de E.P.S. 21-10-83 234.764

Índice
PALABRAS PRELIMINARES......................................................................................3

EL ADOLESCENTE: SUS CARACTERISTICAS............................................................3


INTRODUCCION.............................................................................................................3
LOS PADRES ANTE LA CRISIS DEL ADOLESCENTE..................................................4
CARACTERISTICAS FUNDAMENTALES DE LA CRISIS ADOLESCENTE....................6
LA BUSQUEDA DE LA MADUREZ................................................................................6
EL ADOLESCENTE EN EL MUNDO ACTUAL.............................................................8
1. PRECOCIDAD EN EL DESARROLLO FISICO............................................................9
2. RETRASO DE LA EDAD ADULTA...........................................................................10
3. CONCIENCIA DE GRUPO FRENTE A LOS ADULTOS............................................10
4. INIFLUENCIAS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION SOCIAL............................11
5. REPERCUSION DE ALGUNOS CAMBIOS SOCIALES.............................................12
CONCLUSIONES......................................................................................................... 13
AFECTIVIDAD.........................................................................................................14
QUE SE ENTIENDE POR AFECTIVIDAD....................................................................14
CARACTERISTICAS....................................................................................................14
LA AFECTIVIDAD EN EL ADOLESCENTE.................................................................17
SEXUALIDAD...........................................................................................................20
LA SEXUALIDAD HUMANA.......................................................................................20
CARACTERISTICAS DEL DESPERTAR SEXUAL........................................................22
ALGUNAS CONSIDERACIONES DE LA SEXUALIDAD EN LA CULTURA DE HOY...23
EDUCACION SEXUAL.................................................................................................24
CONSIDERACIONES FINALES........................................................................................27

Este trabajo estuvo a cargo de:


Prof. Ma. Esperanza A. de Taussig y
Lic. Mabel Curci de Pérez
Lic. Silvia Garcia
Lic. Ma. Marta Gutierrez Berisso
Dr. Valentin Martinez Mosquera (h)
Lic. Ma. Elena Mezzadra de Elizalde
Lic. Cristina Morrone de Cilurzo
Lic. Ana Maria Outeiro de Alonso

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

Lic. Patricia Passerieu


Lic. Ma. Martina Spotorno de Pallo
Lic. Mariana Viegener de García

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

PALABRAS PRELIMINARES

Nos dirigimos especialmente a padres de hijos adolescentes con el intento de


contribuir a una clarificació n y toma de conciencia acerca de la vida del adolescente en
el mundo actual.
Dada la confusió n reinante urge hoy a los que desempeñ amos tareas docentes o
de orientació n psicoló gica colaborar en forma cada vez má s intensa y profunda en la
educació n, tarea que corresponde primordialmente como "derecho-deber" a los
padres.
Juan Pablo II en su encíclica Familiaris Consortio nos dice: “El vuestro es un
compromiso que bien merece la calificación de misión... Todo lo que consigáis hacer en
apoyo de la familia está destinado a tener una eficacia que, sobrepasando su ámbito,
alcanza también otras personas e incide sobre la sociedad...” Pá g. 116.
Haciéndose
eco de estas palabras es que el grupo de profesionales de la Escuela de
Psicoterapia Simbólica ha buscado a través de diversos cursillos dictados en distintas
instituciones y oportunidades, encarar y hacer efectiva esa colaboració n a los padres
para la educació n de los jó venes.

EL ADOLESCENTE: SUS CARACTERISTICAS

INTRODUCCION
Hoy los padres son cada vez má s conscientes de la importancia que tiene para
ellos conocer la problemá tica adolescente, y a su vez conocer a sus hijos adolescentes
con sus diferencias individuales.
¿Por qué o para que conocer?
 Para que la educació n sea posible. No se puede educar lo que no se
conoce. La educació n debe perseguir objetivos adecuados a las 3
posibilidades y limitaciones de cada persona.
 Para entender el comportamiento adolescente.
 Para diferenciar la manifestació n externa, de la intenció n o motivació n.
 Para realizar una labor preventiva, para enfrentar la crisis con un
má ximo de garantías y evitar numerosos riesgos, sobre todo, los
referidos a las influencias negativas del ambiente.

La sociedad consumista y permisiva, promueve una actitud permanente de


dejarse ganar por la comodidad, el placer y el vivir el presente. Esto es estimulado por
la publicidad y los medios de comunicació n masivos que manipulan el sexo y los
valores a su conveniencia y así dificultan la orientació n del adolescente. La sociedad
actual no es capaz de aliviar la crisis adolescente sino que la acrecienta.
En estos momentos los buenos há bitos adquiridos en el hogar y el ejemplo de
los padres resultan insuficientes para orientar al adolescente.

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

Es importante conocer la problemá tica adolescente, cambiante, desconcertante,


cerrada, secreta a veces, con su altanero afá n de independencia, para tener claro que
no debe ser tomada como obstá culo insalvable, sino como un S.O.S. de los hijos para los
padres, como un modo nuevo pero también insustituible que tienen los hijos de
necesitarlos.
Los padres deben saber que el hecho de que la adolescencia de sus hijos sea má s
o menos problemá tica depende en gran parte de ellos. Lo principal es preocuparse por
comprender a sus hijos, conocer y aceptar sus aptitudes positivas. Ayuda mucho el
venir conviviendo en un clima de confianza y aceptació n donde padres e hijos crecen y
maduran juntos. Pero deben saber, también, que por su misma problemá tica muchas
veces encontraran la oposició n de los hijos adolescentes a ser ayudados.
El adolescente vive una paradoja especial, cuando necesita má s ayuda que
nunca, la rechaza por miedo a volver a la, sumisió n de la infancia.
En ninguna otra edad de la vida, tiene el hombre tanta necesidad de ser
comprendido y sufre tanto la incomprensió n. Esa incomprensió n tiene su raíz en que el
mismo no se comprende, no se entiende a sí mismo.
No obstante solo se lo puede ayudar mediante una honda y profunda
comprensió n. Comprensió n que es necesariamente educativa porque tiene como
misió n destacar, subrayar, afirmar rasgos positivos que se presentan en
manifestaciones contradictorias. Por ejemplo: el adolescente a veces se manifiesta muy
entusiasta y poco después muy apá tico. Saber resaltar lo primero puede ser una vía
que le permita superar su transitoria apatía. Esta comprensió n no rebaja al joven, lo
eleva, es una comprensió n elevadora.
Los padres deben favorecer la autonomía, la separació n progresiva de los hijos
para que estos puedan realizar la necesaria experiencia de aprender a volar con sus
propias alas.
La cruz de la paternidad se puede resumir en lo siguiente: cuanto má s libre el
hijo, má s perfecta la obra de los padres, pero al mismo tiempo, cuanto má s libre el hijo,
má s de él, menos de los padres. Procurar llevar esta cruz con dignidad y sentido es la
misió n de los padres.

LOS PADRES ANTE LA CRISIS DEL ADOLESCENTE


3
Algunas actitudes no adecuadas
La actitud de los padres al inicio de la crisis adolescente es generalmente de
sorpresa y desorientació n frente al comportamiento del adolescente. El hijo obediente,
respetuoso, de buenos modales, que en la infancia no presenta mayores problemas se
vuelve desobediente, no cuenta en casa lo que hace afuera, regresa a horas
desacostumbradas, se irrita sin motivo suficiente, reacciona con malos modales,
descuida su aseo o su arreglo personal, en su habitació n reina el desorden.
Los padres se desmoralizan y se preguntan ¿en que he fallado?, tanto tiempo
dedicado a los hijos ¿de qué sirvió ?, ¿có mo me puede hacer esto a mí que me he
preocupado tanto por él? Hay, en la madre sobre todo, la sensació n de sentirse herida.
Cuando los padres se recomponen pretenden empezar de nuevo, corrigiendo
há bitos y exigiendo. Sin embargo este método no suele dar buenos resultados. El hijo
se vuelve má s irritable, se aleja progresivamente de los padres, se pone firme en las
actitudes negativas que tanto los preocupan, se siente incomprendido.

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

Es ú til que los padres sepan que los hijos crecen tanto cuantitativa (física) como
cualitativamente, y este crecimiento repercute necesariamente en el comportamiento,
por lo tanto no cabe el sorprenderse frente a esas nuevas actitudes.
Tampoco tiene sentido dramatizar el problema. Así por ejemplo, las madres que
se quejan permanentemente frente al padre, hermanos, amigas (en charlas telefó nicas
que el hijo escucha), cometen un error porque esto es contraproducente, enfurece al
adolescente y no lo ayuda en nada. Es bueno tener en cuenta que los buenos ejemplos y
há bitos adquiridos en la infancia, no son inú tiles. Cuando el hijo recupere la calma, y el
equilibrio perdido, su conducta volverá a ser coherente, con la diferencia de que será
má s coherente que en la infancia.
Otra actitud inadecuada es suponer que el comportamiento de los hijos tiene
una intenció n ofensiva para con los padres; por ejemplo: "haces esto para fastidiarme",
entonces se corre el riesgo de transformar la acció n educativa en una simple cuestió n
de amor propio.
Es francamente inadecuado que los padres transmitan a sus hijos dobles
mensajes, es decir, proponer valores que ellos no viven, esto revela mucho y desorienta
al adolescente. El adolescente es muy perceptivo de todo lo que ocurre, y tiene una
permanente actitud crítica.
Es negativo poner ró tulos a los adolescentes (rebelde, inseguro, etc.), muchas
veces el adolescente asume el rotulo y abandona el esfuerzo por superarse.
Otro gran error que pueden cometer los padres, es dejar de ser padres frente a
sus hijos para convertirse en colegas de má s edad.
Hay en muchos adolescentes una rencorosa nostalgia de la figura paterna.
El adolescente necesita de sus padres fundamentalmente afecto paterno,
necesita que sus padres vivan los valores éticos que proponen, que sepan cuando
corresponda, mostrarse severos y no dudar respecto de la direcció n y los limites.

Actitudes adecuadas:
Aceptar que el hijo va a ser o es adolescente. Es un obstá culo para sintonizar
con el adolescente, prolongar la relació n de dependencia establecida en la infancia, ya
sea por resistencia al cambio o por el miedo al futuro.
Haber iniciado un clima de intensa comunicació n familiar facilita enfrentar los
nuevos problemas. 5
Hacer ver al adolescente en forma razonada y progresiva aquellos criterios que
hacen a la conducta futura, criterios relacionados con la educació n de la libertad,
educació n en la Fe, educació n para el Amor.
Respetar el tiempo de maduració n de cada hijo, no apurar, ni frenar.
Ser flexible en las cuestiones de forma, la rigidez de los padres en esta etapa es
muy contraproducente.
Tratar de ser creativo en la forma de expresarse, no reiterar siempre las
mismas frases sobre todo si intentan ser correctivas, pues esto crea una especie de
reacció n alérgica en el adolescente. Sorprender al adolescente con maneras originales
de decir lo mismo.
Usar esa arma poderosísima que tenemos los cristianos, la oració n. Hay
situaciones familiares verdaderamente angustiosas, en donde poder orientar a un
adolescente se vuelve muy difícil. Nunca desesperar. Confiar, Dios sabe escribir
derecho aú n sobre renglones torcidos.

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

CARACTERISTICAS FUNDAMENTALES DE LA CRISIS ADOLESCENTE


En este periodo se da el nacimiento del propio yo, de la conciencia de la
intimidad. El adolescente descubre su propio yo en forma lenta y costosa. Al principio
percibe un estado emotivo que lo sorprende y desconcierta, siente su propio yo.
Con el desarrollo de la actitud reflexiva descubre su yo. Descubrir el yo le
permite ver las posibilidades propias y esto permitirá que se autoafirme. Esta
experiencia se traduce en un querer valerse por sí mismo, una necesidad de estrenar
sus aptitudes.
La autoafirmación se expresa en conductas de obstinació n, afá n de
contradecir, deseo de ser admirado, rebeldía o conductas desafiantes, bú squeda de
á reas físicas exclusivas (habitació n, escritorio, su diario, las cartas de los amigos que
nunca deben ser leídas).
Esta necesidad de autoafirmació n se exagera en sus manifestaciones cuando los
mayores, los adultos, reaccionan con rigidez, incomprensió n, autoritarismo o con
debilidad.
A medida que el adolescente crece y desarrolla la reflexió n, tiene menos
perturbaciones afectivas, su conducta es má s serena y objetiva porque hay mayor
autodominio.
Junto a esta necesidad de autoafirmació n aparece el sentimiento de
inseguridad. Esto se desarrolla en la medida en que se presentan obstá culos
exteriores, y se toma conciencia las propias limitaciones.
Por eso el adolescente oscila entre momentos de euforia y otros de pesimismo.
El adolescente conquista la confianza en sí [que] va probando en las
experiencias.
A pesar de todo, sigue adelante por el poderoso impulso interior hacia la
madurez.

Actitudes frente al hijo inseguro


Actitudes proteccionistas mediante las cuales se pretende eliminar los
problemas que provocan inseguridad en el joven. Toda ayuda innecesaria es una
limitació n para quien la recibe. Normalmente esta actitud se ve correspondida por 7
rechazo.
Actitud abandó nica que implica no prestar ningú n tipo de ayuda, creando
problemas afectivos importantes: "que se arregle solo", "que viva como quiere".
Actitud intermedia y positiva consiste en ayudar solo en la medida de lo
necesario, guiar, informar, orientar. Respetar la libertad personal del adolescente, pero
respetando al mismo tiempo la madurez que tiene para poder decidir frente a distintas
situaciones.

LA BUSQUEDA DE LA MADUREZ
La adolescencia es una época de inmadurez en bú squeda de la madurez. El
adolescente en medio de la desorientació n y de sus conflictos, persigue tres objetivos:
1. la conquista de la madurez entendida como personalidad responsable,

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

2. el logro de la independencia (pensar, decidir y actuar con iniciativa


personal) y,
3. la realizació n del ser un yo mismo, tener una existencia independiente.
La inmadurez del adolescente es distinta de la inmadurez del niñ o o de la del
adulto. La inmadurez del niñ o se da porque el niñ o no sabe valerse por sí mismo, pero
el niñ o no percibe esta situació n como problemá tica. La inmadurez del adulto se debe a
una ausencia de esfuerzo para vivir de acuerdo con valores nobles.
En el camino hacia la madurez hay aciertos, éxitos pero también fracasos, pasos
atrá s, errores, no se avanza en forma simultá nea en todos los frentes.
Por ejemplo, un rasgo de madurez que se observe a los 14-15 añ os es la
aparició n de la reflexió n, pero íntimamente unida a este logro se encuentra el
subjetivismo, o sea el ver la realidad a través de las propias necesidades y emociones
personales.
Muchas veces para llegar a ser realista es necesario haberse dado antes algunas
bofetadas con la realidad.
La madurez es el resultado del proceso de perfeccionamiento intencional de las
distintas facultades específicas del hombre.
Madurar supone descubrir y desarrollar valores. Los valores invitan al hombre
a una constante superació n de sus límites. La actitud pedagó gica ha de ser una
invitació n al esfuerzo personal para lograr la superació n de sí mismo.
Toda educació n es educació n de valores.
Haremos referencia a algunos valores en funció n de los [?] el ser humano, se
define como persona o individualidad, es decir ser yo mismo, ser persona.
 Intimidad: es como el espacio interior que se consigue para estar consigo
mismo, permite encontrarse.
 Fidelidad: es la congruencia perseverante con las propias convicciones y
creencias.
 Autonomía: es el valor que hace que la persona sea capaz de gobernarse
a sí mismo y hacer uso efectivo de la libertad.
Entre los valores que permiten la realizació n de la persona se encuentran los
morales y los religiosos.
Son signos de madurez mental la independencia y objetividad en el juicio, el
sentido crítico y la capacidad para adaptarse a situaciones nuevas.
Como signos de madurez emocional mencionamos el autocontrol de las
emociones, saber afrontar los problemas con serenidad, aceptar fracasos y ser capaz de
dar respuestas moderadas y aplazadas.
Son signos de madurez social el desarrollo de la capacidad de dar y recibir, la
tolerancia, la capacidad de responder ante los demá s por los propios actos y la
disposició n para colaborar en tareas colectivas.
La madurez es resultado del ejercicio de la libertad responsable.
Cuando los adolescentes piden libertad, lo que desean muchas veces es simple
independencia, que no se trata en principio, de la independencia que consiste en
pensar, decidir y actuar por sí mismo (progreso) sino del mero rechazo de las
influencias del exterior. Es rechazo de la dependencia de los adultos. Dicen: "Los padres
tienen la manía de obligarnos a vivir como a ellos les gusta, y no tienen derecho, porque
somos libres, libres de hacer lo que querernos".

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

No han descubierto que toda libertad es condicionada. Y que los mayores


condicionamientos de su libertad son las propias limitaciones: la ignorancia, la pereza,
la falta de iniciativa, el egoísmo, la inconstancia, el pesimismo.
Los padres deberá n ayudarlos para superar, tal vez replanteá ndose a sí mismos,
la bá sica corrupció n de la idea y de la experiencia de la libertad, considerada solamente
como una fuerza autó noma de autoafirmació n en orden al propio bienestar egoísta.
Só lo la verdad nos hará libres y só lo la verdad sobre el ser humano nos permitirá
superar la crisis de identidad y realizar el "sé quién eres".
Si a esto se agrega inestabilidad afectiva, inseguridad y debilidad de la voluntad,
se comprenderá perfectamente el escaso autodominio (capacidad fundamental para el
desarrollo de la libertad responsable) que presenta el adolescente.
La madurez es una conquista progresiva y costosa.
La tarea fundamental es saber descubrir y querer incorporar a la propia
conducta un orden de valores permanentes.
Es necesario el esfuerzo en el descubrimiento e interiorizació n de valores,
transformá ndolos en motivos para la voluntad, y autodisciplina para que esos valores
rijan la propia conducta.
El adolescente debe aprender:
1. A aceptar responsabilidades, tener en cuenta que responsabilidad no
solo es responder ante uno mismo, sino rendir cuentas a su propia
conciencia, a los demá s, inclusive a Dios, no solo soportar las
consecuencias de la propia actuació n.
2. A tomar decisiones personales y responsabilizarse de ellas. Para
aprender a tomar decisiones es importante conocer las consecuencias
que se derivan de cada alternativa.
3. A afrontar la realidad. Le es difícil, por la visió n idealista que tiene. Se
alcanzara en la medida que el adolescente acierte a ver las cosas como
son y deje de verlas como quisiera que fuesen. Para esto se necesita
aumentar la experiencia vital. Ser realista es también conocer la propia
realidad personal con las propias posibilidades y limitaciones, ser
realista lleva a la aceptació n de sí mismo;
4. A convivir con los demá s estableciendo y manteniendo sanas relaciones
interpersonales.
La persona madura es aquella que ama a los demá s y reconoce su natural
dependencia de otras personas, aun cuando al mismo tiempo conserve su
independencia personal.

EL ADOLESCENTE EN EL MUNDO ACTUAL

Después de haber entendido el sentido de la adolescencia y comprendido su


problemá tica y posibilidades, cabe hacerse una pregunta, el adolescente actual ¿es
igual al de otras épocas?
Si observamos la conducta de los jó venes de los ú ltimos diez o veinte añ os, todo
parece indicar que muchos rasgos han cambiado. Sin embargo, el adolescente actual no
es fundamentalmente diferente al de otras épocas, aun cuando su comportamiento

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

externo haya variado. "En lo más profundo de su naturaleza humanos existen ciertas
constantes que ni el tiempo ni la historia de los cambios sociales pueden alterar..." 1, el
adolescente de hoy parece distinto al de otras épocas pero es el mundo que lo rodea el
que evoluciona muy rá pidamente y lo obliga a adoptar actitudes distintas.
De acuerdo con esto podemos decir que ni el adolescente tiene una
personalidad radicalmente diferente al de otras épocas ni tampoco sigue siendo
exactamente el mismo. Es la sociedad la que ha cambiado y este cambio social tiene
una repercusió n importante en el comportamiento externo y en la forma de ser de los
jó venes de hoy.
Algunos de los rasgos típicos del adolescente actual se han desarrollado como
resultado de fenó menos que caracterizan la sociedad en la que vivimos:
 Precocidad en el desarrollo físico.
 Retraso de la edad adulta.
 Conciencia de grupo frente al mundo de los adultos.
 Influencia de los medios de comunicació n social.
 Repercusió n de los cambios sociales.

1. PRECOCIDAD EN EL DESARROLLO FISICO


". . . algunos autores sostienen que existe una precocidad somática de los
adolescentes que se traduce en un adelanto de la maduración sexual... "2
Este adelanto es de casi dos añ os con respecto a lo que ocurría hace cincuenta
añ os. Esta precocidad física no siempre está correspondida por una maduració n
paralela de la personalidad.
Las causas de este fenó meno no es fá cil precisarlas; posiblemente se deba a
mejores condiciones de vida (alimentació n, higiene, atenció n médica) influencias
ambientales (lecturas, medios de comunicació n social, etc.).
Sus consecuencias se evidencian en una mayor duració n de la fase puberal: 11
añ os a 14 añ os en los varones; 10 añ os a 13 añ os en las niñ as. Esto se da
conjuntamente con una interrupció n brusca de la infancia por una irrupció n prematura
de la adolescencia: no es que la niñ ez transcurra en forma má s rá pida que en otras
épocas, sino que su final se halla truncado.
El desequilibrio entre maduració n somá tica y maduració n mental puede ser
peligroso para el desarrollo armó nico de la personalidad del adolescente.
Corremos el riesgo de dejarnos influenciar excesivamente por el desarrollo
corporal prematuro sin darnos cuenta de que no se da un paralelismo entre lo físico y
lo psicoló gico.
Estos adolescentes de vitalidad precoz y vida anímica infantil son considerados
con frecuencia mayores de lo que realmente son, se espera má s de ellos de lo que
pueden dar, se hace necesario con ellos evitar exigencias desmedidas.
En el proceso de maduració n no se pueden quemar etapas, para llegar a ser un
adulto sano, maduro, equilibrado, es preciso haber vivido plenamente la infancia con
toda la plenitud que corresponde a cada momento y a todos los momentos de la vida
del hijo que aun es y necesita ser niñ o.
Muchas veces los padres sin darse cuenta a impactados por el desarrollo físico
de sus hijos fomentan la adopció n de vestimentas, actitudes y comportamientos que no

1
Scheneiders "Los adolescentes y el reto de la madurez"
2
Castillo, G. "Los adolescentes y sus problemas"

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

corresponden a la etapa evolutiva por la cual atraviesan, y esto no beneficia sino


perjudica el proceso madurativo.
Los padres y educadores tienen que ser conscientes de que siguen tratando aun
con un niñ o y no con un adolescente. Tal vez muy pronto deban advertir que deben
empezar a conocer y respetar al adolescente que ya aparece, para estar con él, para
apoyarlo y guiarlo en los profundos cambios que por su desarrollo va a experimentar.

2. RETRASO DE LA EDAD ADULTA


"La complejidad de la vida social y los estudios prolongados retrasan su inserción
en el mundo de los adultos, donde eran lanzados de modo precoz los adolescentes de las
sociedades primitivas y los jóvenes aprendices del mundo industrial de hace pocos años" 3.
Esto los lleva a elaborar su escala de valores entre los veinte y veinticinco añ os.
Es decir, la adolescencia en el mundo de hoy es bastante má s prolongada que en
otras épocas. Es una crisis en la que se aplazan dos conquistas que se obtenían,
anteriormente, entre los diecisiete y veinte añ os: libertad responsable y la formació n
de un ideal.
Actualmente, lo que hemos llamado adolescencia media se prolonga hasta
después de los veinte añ os en jó venes que siguen estudios universitarios. Este criterio
no es aplicable en aquellos jó venes que inician un trabajo profesional antes de los
dieciocho añ os.
El joven de hoy aunque tenga mayor libertad de movimiento y quiera bastarse a
sí mismo, es menos maduro y má s dependiente. Los jó venes elaboran personalidades
maduras pero má s tardíamente.

3. CONCIENCIA DE GRUPO FRENTE A LOS ADULTOS


Estos jó venes con crisis prolongadas, alejados de la familia, carentes de
identidad y de la seguridad que le proporciona el hogar y una profesió n, buscan ayuda
en el grupo de sus pares, en ellos encuentran la seguridad que no tienen y respuestas a
sus problemas personales.
Las características de estos grupos radican en que son compactos, apoyá ndose
mutuamente y oponiéndose al mundo con sentido propio y no un periodo de
5
transició n. Estos grupos le dan al adolescente la identidad que busca: "yo me reconozco
como tal si me siento reconocido por otros como yo”.
Los adolescentes ejercitan en los grupos distintos roles, a través de ello se
enriquecen y adquieren la seguridad que no tienen en sí mismos.
Comparados con la generació n anterior, los jó venes se alejan cada vez má s del
hogar y forman su propia sociedad con características e intereses propios donde los
medios de comunicació n social tienen una significació n muy especial.
Es importante aprovechar positivamente esta tendencia natural de los
adolescentes a agruparse proponiendo la formació n de grupos, instituciones juveniles
donde se trabaje pare lograr objetivos que respondan a ideales y valores auténticos.

4. INIFLUENCIAS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION SOCIAL

3
Cruchon, G. "Psicología pedagógica"

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

"Entre los cambios más importantes de nuestro tiempo debemos subrayar la


función creciente que van asumiendo los medios de comunicación social y su influencia en
las transformaciones de mentalidades, de los conocimientos, de las organizaciones y de la
misma sociedad. Ciertamente tienen muchos aspectos positivos, gracias a ellos las
informaciones del mundo entero nos llegan casi instantáneamente, creando un contacto
por encima de las distancias y elementos de unidad entre todos los hombres, con lo cual se
hace posible una difusión más amplia de la información y cultura. Sin embargo, estos
medios de comunicación social, debido a su misma eficacia, llegan a representar como un
nuevo poder. Cómo no plantearse, por tanto la pregunta sobre los detentadores reales de
este poder, sobre los fines que persiguen y los medios que ponen en práctica, sobre la
repercusión de su acción en cuanto al ejercicio de las libertades individuales, tanto en los
campos políticos e ideológicos como en la vida social, económica y cultural.” (Paulo VI,
Carta Apostó lica "Otogesima Adveniens").
La prensa, la radio, la televisió n, ofrecen un aluvió n de noticias, mensajes y
opiniones. Buena parte de esa informació n aná rquica explota con fines ideoló gicos o
comerciales los puntos débiles del adolescente: bú squeda de identidad, deseo de
evasió n, sugestionabilidad, inestabilidad afectiva, escaso autodominio sobre la
voluntad y la imaginació n, sobre los impulsos y deseos inmediatos.
La enorme cantidad de informació n que les llega está contribuyendo a que los
jó venes aprendan má s en extensió n pero menos en profundidad. Hoy día saben má s
cosas, pero este conocimiento es, con frecuencia, superficial.
Se puede decir que los jó venes de hoy son la generació n de las comunicaciones
sociales y má s específicamente de los medios audiovisuales, ya que su difusió n masiva
se ha gestado junto con ellos. Estos medios permiten al joven conocer concreta y
directamente la vida del mundo, sus aspiraciones y acontecimientos, dificultades,
tragedias, esta sería la influencia positiva de estos medios.
Sin embargo, estos medios de comunicació n social utilizados en forma
indiscriminada traen aparejadas importantes consecuencias nocivas, negativas.
Los niñ os y adolescentes se identifican con todo, aprenden todo y estos
descubrimientos se hacen sin orden alguno. Los medios de comunicació n social
aportan impresiones y sentimientos, sin orden ni ló gica, en forma aná rquica y
avasalladora.
La saturació n de imá genes dificulta la concentració n.
El exceso de estímulos que se proyectan sobre el adolescente y, específicamente
sobre su imaginació n, origina un crecimiento desmesurado de la fantasía.
Desarrollan en los jó venes actitudes de pasividad y pereza intelectual al
ofrecerles continuamente informació n que apenas exige reflexió n. Se está n
acostumbrando a encontrar contenidos sin haberlos necesitado ni buscado y sin poner
en juego la iniciativa y esfuerzo personal.
Por otro lado, estos medios de comunicació n no se han podido substraer a la
influencia de las características de la sociedad de consumo en la que se desenvuelve el
mundo moderno. Así, el hombre ideal será el "consumidor" por excelencia, el que
puede adquirir la mayor cantidad de bienes. El hombre se convierte, de esta manera,
en el objeto de diversos estímulos destinados a condicionar su voluntad para la
compra.
"Maravillosos medios de apertura, de contacto, de comunicación, de participación,
ciertamente a condición -como dice Paulo VI- de que no se olvide su carácter de MEDIOS
al servicio de su fin, el único fin digno de este nombre, es estar al servicio del hombre, de

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

todos los hombres y de todo el hombre. Pero por el contrario, como sucede con mucha
frecuencia manejadas por una industria que se convierte en su propio fin, degeneran en
medios de explotación sobre todo de jóvenes y niños, que son consumidores fáciles".
En este campo, la publicidad tiene un papel importante y nocivo, la mayoría de
las veces, pues crea "valores" y propone "estilos de vida" que se imponen con mayor
eficacia que los verdaderos.
Predominio del placer, pornografía, liberació n de los impulsos, consumismo,
son algunos de los mensajes que el hombre de hoy recibe pasivamente a través de los
medios de comunicació n. Frente a todo esto es indispensable fomentar y ejercitar su
juicio crítico para poder discernir lo bueno de lo malo, lo que es valioso para el
enriquecimiento personal de aquello que lo degrada como persona.

5. REPERCUSION DE ALGUNOS CAMBIOS SOCIALES


La sociedad en que vivimos se caracteriza por ser cambiante, por estar en
continua transformació n. Es una época de cambios acelerados, algunos de estos
cambios son signos de una evolució n positiva de la civilizació n y de la cultura, pues
elevan a mejores condiciones de vida para el hombre.
Otros cambios no contribuyen al logro de una mejora personal tales como la
deshumanizació n del trabajo, masificació n, aumento de la capacidad humana para la
autodestrucció n.
Estos cambios se producen no só lo en el á mbito de la técnica sino también en el
terreno de las ideas y valores. Somos todos conscientes de la pérdida de valores
morales y espirituales que en otras épocas daban sentido pleno a la vida del hombre.
La sociedad actual no responde a las aspiraciones del adolescente.
En otras épocas la familia era el puente que facilitaba al joven pasar de la
infancia a la edad adulta con cierta seguridad y mayor facilidad. Actualmente, la
pérdida de los valores familiares y la escasa comunicació n y convivencia que suele
darse en el hogar acentú a la inseguridad propia de todo adolescente e indirectamente
intensifica la conciencia de grupo que tienen frente al mundo de los adultos.
Los jó venes necesitan pautas, criterios, modelos de conductas a seguir, valores
encarnados en la vida de personas concretas que los muevan a una actitud de
compromiso en su vida, todo esto es lo que no encuentran en la sociedad actual y
frente a la cual se rebelan.
La rebeldía de los jó venes se dirige, fundamentalmente, contra los mitos de la
sociedad tecnoló gica como el bienestar, el triunfo, la conquista del poder y la pobreza
espiritual. Se rebelan contra todo esto y exigen elaborar su propio sistema de valores y
de vida.
Frente a la inseguridad que le produce la sociedad actual tratan de encontrar
una seguridad a su modo y esto suele ser una fuente nueva de problemas y de
inseguridades.
Cabe plantearse si la juventud siempre ha sido rebelde y si es má s o menos
rebelde que antes. Los jó venes siempre se han rebelado frente a la dependencia de sus
padres y han criticado el mundo de los adultos. Esto representa una rebeldía positiva,
normal a incluso necesaria para el propio individuo y para el progreso social en
general.
Sin embargo, la rebeldía duraba poco, no existía en forma tan arraigada la
conciencia de grupo como en la actualidad y se daba en forma individual, por otra

13
Padres y adolescentes en el mundo de hoy

parte, los jó venes se incorporaban má s temprano al mundo profesional y se vivenciaba


una vida familiar má s intensa.

CONCLUSIONES
La juventud es rebelde por naturaleza.
En la actualidad, los jó venes son má s rebeldes no porque hayan cambiado
sustancialmente, sino que es la sociedad la que ha cambiado, el origen la raíz de la
rebeldía de los jó venes está en la misma inseguridad que proporciona la sociedad
actual, por sus carencias, y por sus errores propuestos a los jó venes con perspectivas
seductoras y que les resultan enormes fraudes porque atentan contra la verdad y la
dignidad de la persona humana.
Frente a esta rebeldía, los padres y educadores deben tener ideas claras para
adoptar procedimientos educativos lo má s eficaces posibles.
Existe una rebeldía positiva que es importante aceptar y estimular. Evidencia
aú n de manera torpe y desagradable, el deseo de crecer y llegar a la autonomía de vida.
Es importante distinguir rebeldía de actitudes y comportamientos que no lo
son; deben individualizarse cada caso o situació n de rebeldía. No existen recetas de
libro para tratar este problema. Conocer contra qué se rebela y por qué se rebela es
previo a toda actuació n educativa.
"La rebeldía en el ámbito familiar, como consecuencia de la exacerbación del
sentimiento de independencia frente a las actitudes de los padres, evidentemente tiene
mucho más posibilidades de orientación educativa que la rebeldía extra-familiar, es decir,
la que se dirige de forma solidaria contra la sociedad o mundo de los adultos" 4.
En el primer caso no sirven actitudes paternalistas o condescendientes. El joven
necesita ser tratado como un adulto aun cuando no lo sea. Esto no implica
permisividad absoluta. El joven se siente tratado como un adulto cuando se espera de
él y se le exige má s de lo que se espera y exige a un niñ o. Es importante mantener una
actitud prudente y sentido comú n para no exigirles má s de lo que pueden.
Es necesario escucharlo, tener en cuenta sus ideas... tomarlas en serio. Es
fundamental que los jó venes descubran los motivos por los cuales deben obedecer. Es
necesario que reconozcan la autoridad antes que acepten la sumisió n a la misma.
La rebeldía dirigida a la sociedad en general es má s difícil de encarar porque
9
escapa a nuestras posibilidades de orientarle. Se pretende que los jó venes opten por
una rebeldía progresiva y conviertan la rebeldía estéril y basada en el lamento, en una
rebeldía que afronte las deficiencias y carencias en forma constructiva.
Las deficiencias deben ser un reto para la mejora personal y no un factor que
lleve al abandono de la autoexigencia.
Es fundamental que opongan la reflexió n, contemplació n y sentido crítico frente
a la superficialidad y aburrimiento propios de la sociedad actual. Es necesario
restaurar el ejercicio de la inteligencia.
Es necesario dar un marco propicio para lograr los objetivos propuestos.
Es importante que los padres y educadores sepan aprovechar las energías
sobrantes de los jó venes, encauzá ndolas hacia tareas que tengan pleno sentido para
ellos. Descubirles tareas sugestivas.

4
Castillo, G. "Los adolescentes y sus problemas"

14
Padres y adolescentes en el mundo de hoy

El deseo de ser tratados como adultos puede ser aprovechado, para hacerles un
planteamiento de este tipo: "tiene derecho a ser tratado como adulto quien obra como
tal y no como un niño. Es propio del adulto ser capaz de gobernarse a sí mismo y de
asumir su propia formación".
Las metas concretas para lograr este objetivo son:
 Ser cada vez má s sinceros consigo mismo, aprendiendo a conocerse
realmente, dejando de lado engañ os, y aceptando los defectos
personales;
 Aprender a dominar los impulsos poniéndolos al servicio de ideales
nobles.
 Descubrir ideales o valores morales (fortaleza, reciedumbre, valentía,
fidelidad, justicia) en personas vivas o en personajes de la historia.
Al descubrimiento de un valor debe seguir la reflexió n personal sobre el mismo
y la formulació n de propó sitos concretos para obrar de acuerdo con sus exigencias.

AFECTIVIDAD

QUE SE ENTIENDE POR AFECTIVIDAD


Para desarrollar este tema es necesario, en primer lugar, precisar los términos,
porque no hay unidad de criterio ni de léxico en el estudio de la vida afectiva, que se
hace má s difícil tan por la riqueza y complejidad que ella posee.
Antes de hablar de la afectividad en los adolescentes, consideramos conveniente
hacer referencia a que se entiende por afectividad.
La afectividad es la capacidad de sentirse afectado, capacidad de conmoverse
(dimensió n receptiva de esta potencia) pero también la respuesta ante aquello que me
ha conmovido, a otra dimensió n que es el bien querer y el bien hacer.
Esa capacidad de conmoverse implica responder, por ello exige respuestas. Esas
respuestas para que sean adecuadas deben tener una guía y un timó n.
La afectividad es un motor potentísimo de la vida humana, pero justamente
para que sea plenamente humana, necesita de la luz de la inteligencia y del comando de
la voluntad.

CARACTERISTICAS
Podemos ahora señ alar algunas características de la afectividad.
Hablar de la vida afectiva supone referirse al plano de la actividad mixta propia
de la psicología humana, aquella en la que se da la participació n conjunta de lo sensible
y de lo espiritual.
Esta afectividad mixta no siempre supone en igual grado la participació n de lo
sensible y de lo espiritual. Por ejemplo una adolescente puede conmoverse por una
mirada, por una sonrisa, por una caricia de un joven y vibrar con esa experiencia
sensible, pero puede también pensar con su mente quién es ese joven, qué relació n
tiene con él, etc., y decidir con su voluntad como responde y actú a ella. De acuerdo con

15
Padres y adolescentes en el mundo de hoy

lo anterior, la primera característica que podemos destacar es esta: la afectividad es


mixta.
Otra característica es la interioridad. La vida afectiva se nos presenta signada
por la interioridad. Los sentimientos, las emociones, los estados de á nimo, etc., que la
integran se nos dan como modos de ser de nuestra alma, de nuestro yo. Se trata de
experiencias anímicas que afectan a la persona en su sentir má s propio.
Si seguimos observando las características de la afectividad nos encontramos
con una muy propia que es la referencia a los objetos que la determinan. El sentirse
afectado supone correlativamente un "algo" que es capaz de afectar, de dar origen a ese
estado de alegría o de tristeza, de esperanza o de terror.
Es importante saber que para educar la afectividad, la inteligencia y la voluntad
deben intervenir para guiar a la afectividad, de modo que sus respuestas sean de
acuerdo con una recta jerarquía de valores respecto de aquellas cosas que nos han
afectado.
No siempre somos conscientes de ese "algo" que nos afecta; muchas veces
nuestra alegría o nuestra intranquilidad se presentan "sin causa", pero impregnando
con su matiz claro u oscuro nuestra vida interior. En otras oportunidades tenemos
clara conciencia de que esa tristeza o ese terror provienen de tal o cual motivo: una
mala noticia, un peligro, una amenaza.
Distinguimos así dos grandes categorías de manifestaciones afectivas:
- Difusas son las que hacen poco o ninguna referencia al objeto que las
motiva.
- Emociones y sentimientos las que hacen una explícita referencia a aquello
que las han provocado.
Las emociones son movimientos bruscos de la afectividad, con gran
participació n de lo sensible (lá grimas, sobresaltos, etc.) y generalmente de escasa
duració n. Son desencadenadas por un conocimiento sensible y puede alcanzar una
gran intensidad.
Los sentimientos son aquellas inclinaciones o movimientos de la afectividad que
surgen de un conocimiento previo y que poseen un cará cter má s o menos estable,
duradero. Esta permanencia psíquica, esta cierta estabilidad propia del sentimiento lo
distingue de la emoció n.
Dentro de los sentimientos que mueven la vida del hombre, el amor ocupa sin
3
lugar a dudas un papel decisivo, es la primera actividad del corazó n y en ú ltima
instancia el origen de todas las restantes.

Hoy, ¿có mo se considera la afectividad?


En el mundo actual existe una enorme exaltació n de lo afectivo. Los "derechos
del corazó n", el sentimentalismo, se colocan por encima de todo.
El afecto es lo que manda como si fuera una potencia independiente. Pero cada
vez má s una visió n reduccionista de la vida afectiva la limita a un sentir que da el
má ximo de participació n a lo sensible, lo que conduce a un empobrecimiento de la
afectividad como tal y del ser humano, que queda arrinconado en la esfera inferior de
su psicología.
Sin embargo todos conocemos la importancia que tiene la afectividad como
potencia integradora de la personalidad. Es el á mbito y la actividad donde se
interpenetran e interactú an las potencias superiores del hombre, las espirituales,

16
Padres y adolescentes en el mundo de hoy

inteligencia y voluntad, las má s altas que el ser humano ha recibido y que lo definen
como tal, con las potencies sensibles.
Estas las poseemos por el hecho de tener un cuerpo, aquellas por el alma que
nos vivifica. Pero para que se de la unidad de la personalidad, la integració n unificada
de esas potencias y el equilibrio de su diná mica, es necesario cultivar una afectividad
normal. Conocer y respetar el lugar que debe ocupar en la estructura de la
personalidad y tener en cuenta có mo debe actuar el afecto para que desarrolle toda la
persona. Es necesario evitar un doble error en la diná mica afectiva. Por un lado otorgar
absoluta independencia de la afectividad y por otro reprimir la vida afectiva con toda
su riqueza.
Los problemas y las carencias afectivas pueden llegar a ser graves factores de
desintegració n de las demá s potencias, de ruptura de unidad, fuente de desequilibrios
psicoló gicos. Y estas consecuencias se registran cada vez má s con mayor evidencia.
Quienes han estudiado la etiología de la drogadicció n han advertido la constante
incidencia de la carencia afectiva vivida por el adolescente respecto de sus padres. En
lo intelectual, se puede advertir con frecuencia, bajo rendimiento escolar por bloqueo
afectivo.
Y esa necesidad de amar y ser amado es universal, especialmente se revela en su
esplendor y hace vibrar hasta las fibras má s intimas al ser humano en la adolescencia.

Pero, ¿qué entendemos por amor?, ¿qué se entiende hoy por amor?, y ¿qué es
en realidad el amor humano?
El amor es la vocació n innata y fundamental del ser hu mano. Dios ha inscripto
en la humanidad del hombre y de la mujer, la vocació n y consiguientemente la
capacidad y la responsabilidad del amor.
"En cuanto espíritu encarnado, es decir, alma que se expresa en el cuerpo
informado por un espíritu inmortal, el hombre esta llamado al amor en esta su totalidad
unificada. El amor abarca también el cuerpo humano y el cuerpo se hace partícipe del
amor espiritual" Juan Pablo II, “Familiaris Consortio”.
Es en este sentido en que el mundo de hoy está sometiendo a los adolescentes a
uno de los má s siniestros fraudes y con ello provocá ndoles las má s tremenda y
torturantes frustraciones. Se les está vedando el derecho de conocer y vivir el amor
humano, ofreciéndoles perspectivas y propuestas seductoras que comprometen la
verdad y la dignidad de la persona humana. 5
Volvemos entonces a preguntarnos ¿qué es el amor?
Santo Tomá s, de un modo muy amplio pero a la vez preciso dice que es aquella
primera complacencia, agrado o atracció n que sentimos frente a aquello que se nos
presenta como bueno.
Puede distinguirse:
- amor de concupiscencia (egocéntrico, inmaduro);
- amor de benevolencia (altero céntrico, maduro).
En el primero, la persona tiende al objeto, en cuanto esa persona o cosa tiende a
perfeccionarla. Lo ama como medio para procurarse una perfecció n de la cual carece.
El amor de benevolencia, en cambio, lleva al hombre no a buscar su propio bien sino el
bien de quien ama. Ambos deben desempeñ ar un papel en la vida humana.
El amor de concupiscencia es inherente a un ser limitado, imperfecto, que
carece de bienes y debe buscarlos para alcanzar su plenitud. El niñ o respecto de sus
padres, el hombre en cuanto creatura respecto a su Creador, experimenta este amor.

17
Padres y adolescentes en el mundo de hoy

El amor de benevolencia es propio de quien posee perfecciones capaces de ser


comunicadas y que son susceptibles por lo tanto de enriquecer al ser amado. El amor
de los padres respecto de sus hijos, es fundamentalmente o debe ser, amor de
benevolencia.
En el amor matrimonial en cambio, amor de concupiscencia y amor de
benevolencia se conjugan, pues se trata de un amor mutuo en el que cada uno debe
amar (buscar el bien del otro) y ser amado (recibir algú n bien para sí).
En la medida en que cada uno va alcanzando su plenitud, puede ir madurando
en el amor, y no tendrá en cuenta tanto el propio bien, cuanto el bien de los demá s.

LA AFECTIVIDAD EN EL ADOLESCENTE
El adolescente con su crisis de identidad, en su necesidad de autoafirmació n y
en su nueva forma de captar y abrirse a valores manifiesta su afectividad signada por
rasgos muy peculiares que lo hacen sufrir y también tornan en muchos casos difícil la
relació n con ellos.
Es de esperar y no debe constituir motivo de preocupació n el observar estas
características, siempre y cuando no se vuelvan tan intensas que impliquen una
alteració n de la personalidad o bien hagan difícil o casi imposible la convivencia.

Algunas de estas características son:

Inseguridad a inestabilidad: su origen se encuentra especialmente en el


cambio físico y psicoló gico que el adolescente vive. Se desconoce en sus nuevos rasgos
y fisonomía. No tiene una idea dada de có mo es y có mo será al término de este cambio.
Así en ese sentimiento de inseguridad busca afirmarse, sentirse seguro en cosas
externas tal como determinada vestimenta, lenguaje, incluso con manifestaciones
agresivas.
Es muy importante que en nuestra guía educativa le hagamos ver al adolescente
que la verdadera seguridad se centra en el conocimiento y aceptació n de sí mismo.
Respecto de la inestabilidad es fá cil observar en el adolescente cambios
constantes de humor sin que haya un motivo concreto que puede producirlos. El
adolescente necesita ser comprendido en sus altibajos, mostrá ndole que muchas veces
esos cambios responden a sus estados psicoló gicos sin tener como decíamos una causa
objetiva y real que las provoque. En camino hacia una afectividad madura el
adolescente tendrá que ir superando esta inestabilidad emocional y adquirir un clima
psicoló gico interno estable.

Timidez: la misma se vivencia como una sensació n de impotencia para actuar


en presencia de otras personas. Puede surgir como fruto de inseguridad y desconfianza
en sí mismo, temiendo crear opiniones desfavorables en los demá s. Este rasgo es
frecuente en los adolescentes que se ven en la circunstancia de enfrentar situaciones
nuevas. Ellos como forma de seguridad buscan especialmente la aceptació n del nú cleo
social. Se sienten mirados, juzgados y si no se sienten aprobados pueden llegar a
arraigar sentimientos negativos y temores.

18
Padres y adolescentes en el mundo de hoy

Refugio en su mundo interno: se expresa como una forma de retraimiento. El


adolescente descubre en sí mismo una serie de vivencias nuevas y puede pasar largo
tiempo ensimismado.
Es necesario destacar el papel que juega la fantasía en la cual se expresan
deseos y temores. Muchas veces con la fantasía el adolescente trata de compensar sus
dificultades, compensar sus insatisfacciones.
Es importante que este rasgo no se acentú e para que no se produzca un
aislamiento y distanciamiento o desinterés del medio familiar y social que rodea al
adolescente.
En este descubrimiento de sus vivencias el adolescente descubre las primeras
manifestaciones de la soledad. Este sentimiento se considera negativo pero también en
el camino de la madurez afectiva será muy importante hacer ver al adolescente como
este sentimiento si bien puede ser doloroso tiene sus aspectos positivos en tanto y en
cuanto posibilita el encuentro con uno mismo, se revalora el encuentro con el amigo y
también se abre la posibilidad del encuentro y diá logo personal e íntimo con Dios.

Fluctuación entre el deseo de independencia y la necesidad de


dependencia: Entendemos independencia como un valerse por sí mismo, poder
responder por los propios actos y un ejercicio adecuado de la libertad.
El adolescente presentará conductas extremas. Por un lado exigirá que se le deje
solo, pretenderá poder tomar decisiones para las cuales todavía no estará preparado
pero por otro lado buscará apoyo en cosas a veces poco importantes.
En este proceso hacia la independencia es importante recalcar que una excesiva
libertad y extremado poder de decisió n lejos de favorecer al adolescente, lo angustia.
Requiere límites firmes, seguros, vá lidos, que se constituyan en una guía frente a las
inseguridades que él siente. Con frecuencia nos es fá cil escuchar quejas provenientes
de jó venes que pasaron por experiencias negativas (aborto, relaciones prema-
trimoniales, droga) en las cuales reclaman una verdadera autoridad de los padres,
límites precisos que lejos de hacerles dañ o hubiesen en muchos casos impedido estas
experiencias nocivas.
La independencia será gradual, respondiendo la misma a la maduració n de cada
adolescente. El proceso madurativo les permitirá aceptar la necesaria dependencia de
los otros sin que esta suponga un domino.
Se puede agregar que en este proceso el adolescente manifiesta una notoria
ambivalencia respecto del afecto especialmente el que recibe de sus padres.
Aparentemente rechazaran sobre todo las manifestaciones sensibles del afecto
paternal pero internamente lo reclaman con verdadero anhelo.

Susceptibilidad: La auto-observació n característica de este periodo le lleva al


doloroso conocimiento de sus imperfecciones y es muy sensible a todo lo que pueda
representar una humillació n. Como nunca se siente seguro, vigila con el mayor cuidado
cuanto pueda atentar contra su prestigio, y adopta una actitud hostil a todo lo que
constituya un peligro en este sentido.

Sugestionabilidad: La riqueza e intensidad de los sentimientos en el


adolescente le proporciona una mayor susceptibilidad a la sugestió n. Cuando lo
dominan los sentimientos, queda bajo la dependencia de la sugestió n. Es fá cil llevar al

19
Padres y adolescentes en el mundo de hoy

adolescente adonde se quiera y excitar su entusiasmo hasta el punto de que se


arriesgue a las má s atrevidas empresas.
Tiene la necesidad de encontrar modelos o figuras ejemplares que le sirvan de
guía para su incesante actividad interior. Con una actitud crítica busca esos modelos
á vidamente. Si en su ambiente familiar y social encuentra un vacio en este sentido y
quien le ofrece algú n valor también lo capta afectivamente, puede tener para él una
poderosa sugestió n.

Agresión: el adolescente no sabe manejar sus energías, referidas a su


autoafirmació n. Por lo tanto debemos comprender y permitir a veces manifestaciones
agresivas (se lo permitimos a los adultos). En momentos oportunos le podemos
mostrar al adolescente lo inadecuado de esas conductas y como se puede herir al otro
con las mismas.
Debemos tener cuidado con la culpa que se puede originar en el adolescente al
escuchar frases como esta: "me haces sufrir"; se pueden generar círculos viciosos:
genero culpa, genero má s agresió n que aumenta la culpa y se reitera la agresió n. La
agresió n del adolescente puede ser directa pero también indirecta porque puede elegir
maneras sutiles de expresar agresiones: somatizar, no estudiar, etc.

Entusiasmo por ideales: el adolescente afectivamente es capaz de


entusiasmarse por ideales y valores. Es necesario presentá rselos encarnados y
brindarles la posibilidad de hacerlos propios mediante el ejercicio de diversas
actividades, siempre respetando la manera personal en que pueden ir asumiendo estos
ideales.

Religiosidad: tiene vital importancia el nuevo sentimiento religioso que el


adolescente experimenta. Busca hacer propias las vivencias religiosas de su familia y
aun en el caso de que estas no existan él siente un deseo de establecer una relació n
má s personal con Dios a quien puede descubrir como padre y amigo.
Se prevé que en este aspecto también presenten rebeldías sobre las cuales lejos
de amonestarlos habrá que orientarles.
El adolescente rechaza siempre la incoherencia que puede observar entre los
principios sustentados por los adultos y la forma de actuar contraria a dichos
principios. Necesita unidad y coherencia entre el pensar y el actuar sobre todo de sus 9
padres.

Necesidad de ternura: si bien desde que nacemos necesitamos de ternura, esta


necesidad se encuentra en la adolescencia en un doble sentido: necesitan recibirla pero
también expresarla.
Para educar la capacidad de ternura hay que conocer que es. Juan Pablo II en su
libro Amor y Responsabilidad la describe como "una necesidad de comprensió n de los
estados interiores del otro, de su alma, con la posibilidad y la necesidad de
significá rselo".
La ternura es una actitud afectiva interior y no se limita a las manifestaciones
externas. Implica un sentirse cerca y es desinteresada, apuntando al bien total de la
persona.
Es importante conocer la diferencia que existe entre ternura y sensualidad. La
expresió n de la sensualidad, está orientada a lo satisfacció n del deseo del placer. En

20
Padres y adolescentes en el mundo de hoy

cambio la ternura proviene de la afectividad que tiene en cuenta al hombre y no solo su


cuerpo. No se trata en la ternura de gozar sino de sentirse cerca.
En el periodo de la adolescencia es importante hacerles reconocer como surge
esta capacidad y orientarles en la forma de canalizarla. Así respecto de las nuevas
relaciones afectivas con el otro sexo, será necesario hacerles ver có mo deben aprender
a ser prudentes en todas sus expresiones buscando siempre aquello que al otro le haga
bien y no lo que simplemente lo satisfaga momentá neamente. Por otro lado guiarles
para que aprendan a estar atentos frente a las necesidades, estados de á nimo de todos
los que los rodean y puedan de diversos modos mostrarles que no son ajenos a lo que
les pasa. Esto favorece sin duda una actitud alocéntrica, ayudando a superar una
actitud egocéntrica propia de la inmadurez afectiva. Por otro lado el adolescente
necesita recibir ternura de sus padres. El abrazo, la atenció n especial, el gesto casi
inadvertido le brinda la seguridad del afecto que en esta edad parece perderse.
Por ú ltimo queremos marcar que el adolescente quiere donarse, entregarse,
experimentar la riqueza del encuentro con personas de otro sexo. Pero esta profunda
necesidad de amar y ser amado no puede ser satisfecha en forma superficial o
apresurada. Requiere una preparació n previa y madurez a la cual deberemos apuntar
en nuestra tarea educativa.

Como síntesis, a medida que el adolescente va superando, con la guía y actitud


paciente de sus padres y educadores, las características propias de su afectividad,
deberá ir forjando ideales y comprendiendo la necesidad de saber aspirar, esperar e
inspirar el verdadero amor para tener la dicha de vivirlo.

SEXUALIDAD

Es probable que en este tema se presente para muchas personas la necesidad de


superar prejuicios originados en una informació n y formació n erró neas, parciales o
distorsionadas transmitidas de generació n en generació n. Será necesario tener la
valentía de conocer la realidad de la sexualidad humana, lo que verdaderamente es. 1
El conocimiento y aceptació n de la realidad de la sexualidad humana conducirá
sin lugar a dudas a la normalidad de vivencia de la sexualidad.

LA SEXUALIDAD HUMANA
Queremos recalcar aspectos que consideramos esenciales pare encarar la
educació n de la sexualidad.
Haciendo nuestras las palabras y directivas de Juan Pablo II en su Encíclica
“Familiaris Consortio”, afirmamos que son los padres los que está n llamados por
derecho-deber a ofrecer a sus hijos "una educación sexual clara y delicada".
Es necesario estar atentos ante frecuentes afirmaciones y presiones a favor de
realizar una educació n sexual institucional que en muchos casos lejos de cumplir con
los verdaderos requisitos de esta educació n se transforma en una fría informació n de
procesos y funciones físicas que pueden llegar a perturbar a algú n adolescente.

21
Padres y adolescentes en el mundo de hoy

Pare educar la sexualidad es necesario, por parte de quienes la realizan una


total aceptació n del cuerpo y el propio sexo como don de Dios. Es imprescindible
efectuar una revalorizació n de la sexualidad.
Para ello debemos recordar que la sexualidad humana ha de entenderse en un
sentido tan amplio como el propio ser humano. Y en ese sentido vemos que determine:
1. Una biología netamente diferenciada, compuesta por la anatomía y la
fisiología de uno y de otro signo. Es lo que constituye la genitalidad.
2. Rasgos o perfiles psicoló gicos.
La sexualidad es tan amplia como el propio ser humano porque no tenemos
sexo sino que somos personas sexuadas, bioló gica y psicoló gicamente distintas y
complementarias.
Dios ha querido que el ser humano fuera sexuado. El sexo es un aspecto
profundo que caracteriza al ser entero. Hay un modo masculino y un modo femenino
de pensar, querer, obrar, hacer y hasta de rezar.
La sexualidad se realiza de modo verdaderamente humano, solamente cuando
es parte integral del amor con que el hombre y la mujer se comprometen entre si hasta
la muerte. La unió n de los cuerpos es un medio de comunicació n y de expresió n de la
unió n de dos almas y de dos vidas. La donació n física total seria un engañ o si no fuera
signo y fruto de una donació n en la que está presente toda la persona, incluso en su
dimensió n temporal (Cf. Familiaris Consortio, Edic. Paulinas, pá g. 20).
Ademá s es importante considerar que en la sexualidad humana existe una
inseparable conexió n entre dos aspectos:
 El plano unitivo que implica una intima unió n afectiva, un compromiso
profundo y total entre los que se unen.
 El plano procreador que posibilita la realizació n personal de la
maternidad y paternidad y a nivel social permite la conservació n de la
especie.
Junto con estos dos aspectos en el ejercicio de la funció n sexual se experimenta
un intenso goce y placer, al cual podemos referirnos como premio y estimulo.
Todo esto constituye una inseparable unidad. Si se deja de lado o no se respeta
algunas de estas dimensiones solo destruiremos o deformaremos la sexualidad
humana.
La sexualidad humana trasciende el mero plano genital y la expresió n corpó rea
del sexo, para participar de aspectos espirituales y psicoló gicos en cuanto deberá estar
iluminada, para ser humana, por la inteligencia y guiada por la voluntad.
Hacemos una breve referencia a la situació n cultural con respecto a la
sexualidad.
El plano unitivo queda reducido a una simple unió n física dejando de lado el
compromiso e intima unió n afectiva mencionadas.
Los medios de comunicació n reiteran exclusivamente el aspecto placentero y la
necesidad de la inmediata satisfacció n física del impulso sexual.
Respecto del plano procreativo observamos una total desvalorizació n o
ausencia del mismo en la consideració n de la sexualidad humana.
La posibilidad concreta de la maternidad y paternidad, el maravilloso acto de
dar vida, el poder ser artífice de nuevas personas, el don recibido de procrear ha sido
transformado por diversas causas y factores en una penosa carga.

22
Padres y adolescentes en el mundo de hoy

La ciencia y la técnica perfeccionan día a día los métodos artificiales para evitar
la procreació n y habiéndose producido una vida se acepta el poder eliminarla por
medio del aborto.
Frente a este panorama de có mo se vive la sexualidad en el mundo actual,
afirmamos que el adolescente recibe dobles mensajes.
Por un lado se les informa su capacidad de procrear y por otro se les brinda
toda la informació n sobre los métodos anticonceptivos.
Se les explicita que la unió n sexual humana implica un compromiso firme de
unió n y amor y por otro lado ven, escuchan y reciben que aquel que no satisface sus
deseos sexuales es un reprimido.

CARACTERISTICAS DEL DESPERTAR SEXUAL


Explicitamos primero los cambios físicos y haremos una distinció n entre la
aparició n de los caracteres primarios y secundarios.
Los caracteres primarios: está n constituidos por el desarrollo de los ó rganos
sexuales. En las chicas la maduració n de los ó rganos sexuales está indicado por la
aparició n de la primera menstruació n. En los primeros períodos pueden ser estéril
hasta que el ovario produzca un ovulo fecundable.
En los varones la maduració n está indicada por la primera polució n o
eyaculació n generalmente nocturna.
Habitualmente no aparecen espermatozoides maduros en cantidades
apreciables hasta los 15 o 16 añ os.
Se espera la primera menstruació n para la mujer entre los 12-13 añ os y para el
varó n la primera polució n entre los 13-14 añ os; las edades pueden ser variables.
Los caracteres secundarios: son aquellos que van preanunciando y
acompañ ando la maduració n sexual.
En la mujer se observe el desarrollo del pecho, vello pubiano, vello axilar,
ensanchamiento de las caderas.
En el varó n aparecen gradualmente un aumento de tamañ o de los ó rganos
genitales, vello pubiano, axilar, facial. Acompañ a a este cambio físico la transformació n
del esquema corporal, ensanchamiento de espaldas, desarrollo muscular y cambio de
tono de voz.
Todos estos cambios físicos traen aparejados manifestaciones psicoló gicas tales
como:
 Inquietud: que se presenta como una disminució n de la atenció n, con
irritabilidad y con necesidad de movimiento físico.
 Incertidumbre: es un rasgo marcado, ante ese nuevo mundo interno y
externo que se plantea ante el cual no se tienen respuestas seguras;
presenta altibajos adoptando roles de adulto o bien regresando o
actitudes infantiles.
Se espera un grado de angustia y ansiedad, angustia por la niñ ez perdida y
ansiedad frente a lo que vendrá .
El adolescente con sus cambios físicos vivencia la realidad de otra manera.
Se reconcentra sobre sí mismo, descubriendo su interioridad, posibilitando el
propio conocimiento. Pero también al reconocer en si mismo todos estos cambios
busca interesarse por los cambios de los otros pudiendo constituirse este interés el
punto de partida para desarrollar una actitud alo céntrica y comprensiva hacia los
demá s.

23
J

Padres y adolescentes en el mundo de hoy

Descubren también el valor del sexo que poseen, y la posibilidad concreta de la


paternidad y maternidad.
Este desarrollo de la sexualidad trae aparejado una vivencia nueva hasta ahora
desconocida que es la excitació n sexual.
En los varones esta excitació n está fuertemente centralizada en los ó rganos
genitales y las zonas eró genas son menores y concentradas.
En consecuencia la excitació n sexual masculina es rá pida, incisiva y fá cil de
provocar.
En las mujeres ocurre lo contrario. La excitació n se distribuye por todo el
cuerpo teniendo mayores zonas eró genas. La misma, a diferencia de lo que ocurre en el
hombre, es lenta, gradual y progresiva.
Es necesario para evitar distorsiones advertir que frente a estas excitaciones no
deben surgir sentimientos de culpa, ya que pueden estar originadas por fenó menos
fisioló gicos dó nde no interviene la voluntad: sentir no es consentir, si bien no se debe
procurar voluntariamente las excitaciones si se está dispuesto a vivir una verdadera
sexualidad humana. Esto es muy importante aclará rselo a los adolescentes.

ALGUNAS CONSIDERACIONES DE LA SEXUALIDAD EN LA CULTURA DE HOY


Quisiéramos analizar algunas circunstancias de orden familiar y cultural que no
ayudan, ni colaboran a un buen desarrollo de la sexualidad.
A nivel familiar se observa una falta de comprensió n y paciencia respecto del
proceso de inestabilidad y cambio del adolescente. Es frecuente escuchar quejas de
parte de los mismos acerca de la falta de ocupació n, especialmente referido a la calidad
del tiempo que se les brinda.
No siempre se da en los padres la preocupació n por brindarles actividades
donde pueden descargar sus energías: deportivas, artísticas, técnicas, domesticas.
Muchas veces la falta de afecto y su expresió n sensible constituyen para el
adolescente fuente de sufrimiento. Se observa también que hoy se les otorga una
excesiva libertad y poder de decisió n en el á mbito de la expansió n social (fiestas y
horarios) para lo cual no está n preparados.
A nivel socio cultural es fá cil observar una creciente desorientació n de los
padres y de los adolescentes respecto a la informació n sobre lo que es la sexualidad y
como hacer uso de ella. 5
Se plantea todo tipo de dudas acerca de la normalidad o anormalidad, licitud o
no, referente a relaciones prematrimoniales, relaciones homosexuales, anormalidades
sexuales y masturbació n.
Respecto de las características psicoló gicas propias de cada sexo se presenta un
deterioro del concepto y vivencia de la femeneidad y de la verdadera afectividad.
Respecto de lo esencial de la femeneidad, la maternidad, la dignidad de dar vida
y la generosidad se ven contrapuestas a la esclavitud de que "me tengo que ocupar".
En la psicología masculina es fá cil advertir un deterioro del espíritu de lucha,
del sentido de protecció n, caballerosidad y capacidad de esfuerzo y madurez para
enfrentar la vida adulta y sus responsabilidades.
Mencionamos ademá s una falta de ideales generalizada. Se absorbe del
ambiente la tendencia a lo fá cil, y a la satisfacció n inmediata de los deseos.
Es fá cil observar falta de pudor, expresada en forma evidente en vestimentas
provocativas y en excesivas muestras sensibles de afecto u pseudos-afecto, que

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

conducen a la utilizació n del cuerpo como instrumento de placer. Implica una falta de
respeto a toda la persona. Solo se busca mostrar los aspectos sexuales para ser
valorado.
Señalamos la ligereza con que frecuentemente se escucha hablar de temas
que se refieran a la intimidad física en el matrimonio o la falta de pudor en el
ámbito familiar.
Observamos que a través de la mú sica, cine, televisió n, lugares de diversió n,
propaganda, revistas, modas, teatro, se estimula indiscriminadamente todo el aspecto
sensible, arrastrando a una insensibilizació n progresiva.
Ya hoy se puede observar, que los sentidos, por reiteració n de incesantes
excitaciones muchas veces llegan a no poder responder al estimulo normal y así se va
requiriendo cada vez un estímulo má s fuerte, distinto, artificial y aú n anormal para
lograr excitaciones o satisfacciones a nivel sensible que el estimulo normal y adecuado
ya no provoca.
Las consecuencias de estos hechos explicitados familiares y culturales, en los
adolescentes, son variadas, pero señ alamos las siguientes:
 La necesidad de buscar en el otro sexo el afecto que no encuentra
en su familia a través de constantes seudo-noviazgos o bien en
grupos o en líderes que pueden llegar a ser peligrosos.
 La posibilidad de dejarse llevar por experiencias sensibles que
fá cilmente los conducen a experiencias sexuales.
 Muchas veces se encuentran en la situació n de vivir desde un primer
momento una sexualidad equivocada alterando medios y fines, pudiendo
lamentablemente llegar al aborto.
Todo esto deja una carga muy negativa para luego enfrentar las relaciones
sexuales dentro del marco del matrimonio.

EDUCACION SEXUAL
Queremos marcar que la educación sexual ha de ser informadora y
formadora. Cuando nos referimos a la informació n apuntamos a brindar al
adolescente un conocimiento verdadero del sexo en su expresió n corpó rea tanto
masculina como femenina, del acto sexual, y el funcionamiento de los ó rganos sexuales.
Respecto al aspecto formativo aludimos al hecho de que la educació n sexual
debe estar integrada dentro del contexto total de la persona haciendo hincapié en la
formació n de la responsabilidad, en el renunciamiento como un saber esperar y
postergar y en el uso correcto de la libertad.
Si no se contemplan estos aspectos, informació n y formació n, no hay educació n
sexual posible.
Para dar informació n es necesario tener en cuenta la edad cronoló gica. Para la
mujer 11-12 añ os, para el varó n 12-13 añ os.
Pero sobre todo ver y tener en cuenta el momento de desarrollo de cada chico.
Informar cuando pregunta o bien si no lo hace cuando los creamos necesario.
No se puede correr el riesgo en la situació n cultural actual de que los hijos no
cuenten con la informació n verdadera.
Por esto, es necesario ir creando un dialogo personal desde la infancia.

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

¿Quién debe informar? lo ideal, el padre al varó n y la madre a la mujer. Es


importante la unidad de criterios entre el padre y la madre.
El tipo de informació n que se irá impartiendo se caracterizara por la
gradualidad requerida por el niñ o o adolescente, pero siempre culminara con los
siguientes conocimientos: todo el proceso físico que le ocurrirá y el mecanismo de
reproducció n del otro sexo así como el conocimiento del acto sexual insertando todos
estos conocimientos en una escala de valores.
Hoy ya es una urgencia, advertirles aú n cuando todavía no son capaces
fisioló gicamente o psicoló gicamente de experimentarla, sobre todo la mujer, acerca del
tipo de excitació n que el hombre puede tener, y las características de la femenina.
Una caricia, una postura, vestimenta, bailar con excesivo contacto con los
cuerpos, pueden ser el origen de excitaciones.
Para la mujer es necesario recalcar que no tiene derecho a excitar sino que debe
agradar y en el hombre, que no tiene derecho a solicitar o buscar en la chica su fuente
de excitació n.
Es indispensable la guía de los padres que ha de ser firme y ejercida con plena
autoridad como derecho y deber.
Por tanto es necesario prevenir, para que el adolescente pueda vivir todo el
valor de la sexualidad, evitando un uso desordenado de la misma.
No se trata ni de reprimir, ni de liberar sino de educar ordenando.
Hoy también se presenta la necesidad de formar la paternidad responsable
brindando un conocimiento sobre los métodos anticonceptivos, ya que salvo los que
respetan la naturaleza propia de la sexualidad, los otros alteran la realidad de la
sexualidad.
Favorecer las características psicoló gicas de cada sexo será otra forma de ir
guiando la educació n de la sexualidad, en la mujer prepararla para la maternidad: ir
enseñ á ndole la actitud de donació n (estar al servicio de los demá s), desarrollar su
intuició n, preparar su capacidad de disponibilidad y de dar afecto y ternura, de estar
atenta a los detalles para brindar calidez y alegría a los demá s.
En el hombre prepararlo para la paternidad aprendiendo su funció n de
protecció n de la familia, fomentando un espíritu de lucha y de iniciativa. Que aprenda a
expresar su afecto y la capacidad de ternura que él puede y debe expresar.
Es indispensable brindarles una atención cualitativa. En cambio de un estar
permanentemente observá ndolos, buscar momentos serenos y tranquilos donde se
pueda conversar de diversos temas. Los adolescentes deben poder percibir que
sus padres (educadores) están con ellos, no contra ellos, que tienen tiempo para
sus momentos de comunicación y compañía porque saben el inmenso valor que
tienen para ambos: padres e hijos. A cuantas cosas y comodidades renunciarían los
adolescentes con tal de tener má s y de veras a sus padres con ellos y para ellos.
Darles seguridad basá ndola especialmente en la seguridad de principios.
Sabemos que les trasmitimos la verdad, pero el adolescente es un ser libre que puede o
no aceptar esa verdad cuando adquiera el pleno ejercicio de su libertad.
Por otro lado esta seguridad requerirá coherencia entre los principios
sustentados y el actuar.
De suma importancia será expresarle sensiblemente el afecto sin caer en lo
cargoso. En el proceso de independencia que con mucho esfuerzo el adolescente va
realizando, le urge la necesidad de saber y sentir que no pierde a sus padres sino que
se entabla un tipo de relació n diferente.

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

Los padres se deben plantear la posibilidad de abrirlo a grupos sociales que


estén acordes a los principios sustentados.
Queremos resaltar especialmente la educació n del pudor. Podemos definir el
pudor como la tendencia innata natural de respeto a la intimidad de la persona.
Se apunta a desarrollar el pudor sexual personal y el pudor de las expresiones
de afecto.
El pudor sexual, preserva a la persona de ser cosificado y convertido en objeto
de placer e impide ser valorado só lo por el atractivo sexual dejando de lado los otros
atractivos. El pudor lleva a considerar la persona total.
En la mujer será necesario hacerle ver, la gran diferencia entre agradar
(absolutamente legítimo) y provocar transformando la natural coquetería, que busca
atraer al hombre, en vanidad y en fuente de excitaciones que hace descender la
relació n entre el hombre y la mujer al plano má s primitivo, y los degrada así a ambos.
Se buscará imprimir en ella, el deseo de ser valorizada, por todo lo que ella es
como persona y como mujer, lo que implica el respeto por su dignidad, enseñ arle a
evitar el exitismo y una excesiva coquetería.
En el varó n, enseñ arle a respetar y a sentirse atraído por todos los valores de la
mujer, evitará la tendencia a cosificarla.
Las expresiones de afecto requieren para ser expresió n de amor, intimidad
donde só lo caben dos, no cabe un tercero que participe de las mismas.
El impudor en este aspecto supone la utilizació n, por ambas partes de los actos
de amor para obtener el placer.
Será entonces necesario realizar una tarea educativa para valorarizar la
intimidad, en todas sus dimensiones.
Este pudor podrá ser absorbido en la seguridad del amor verdadero, donde se
corren riesgos de ser cosificado u objeto de placer, donde la persona es valorizada en
todos sus aspectos, por supuesto también en sus atractivos físicos.
El adolescente es campo propicio para sembrar ideales personales y
apostólicos. Sin duda se les puede proponer y entusiasmarlos, pese a las dificultades,
una sexualidad verdaderamente humana.
La informació n veraz, la formació n de las características psicoló gicas femeninas
y masculinas, la educació n del pudor, el proponer ideales y formar en la
responsabilidad confluyen y está n dirigidas a lo siguiente:
La sexualidad humana es mucho má s que una energía, que su expresió n
corporal a través de los ó rganos sexuales: es una tendencia que puede ser guiada por
nuestra inteligencia.
El hombre tiene libertad para hacer uso efectivo o no de la misma y es necesario
que esté integrada en una personalidad madura.
Para que puedan lograrse los verdaderos fines de la sexualidad se debe
favorecer en la tarea educativa el adquirir la virtud de la castidad. La castidad como
disposició n habitual implica el orden que corresponde a la verdad de las cosas y del
hombre.
Para formar en la castidad a los adolescentes será necesario:
 Transmitirles todo el valor de la sexualidad dentro de la preparació n
para el amor matrimonial que ha de ser generoso y para siempre.
Debemos desvirtuar todo tipo de temores ya que el sexo es bueno. No se
le debe temer ni despreciar. El mal radica en el uso indebido.

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

 Será conveniente ejercitarles en la moderació n de todos los gustos


sensibles y enseñ arles a saber postergar o esperar aquello que se
quiere y valora.
 Ayudarlos para lograr el domino de sí mismo, como gobierno que se
debe tener cuando esta tendencia sexual pretende algo contrario a la
totalidad de sus fines y el bien total de la persona.
Quisiéramos hacer un paréntesis y expresar la diferencia que hay entre la
castidad y la represió n.
Se reprime porque se teme y no se valora. Esto neurotiza y angustia. El hombre
reprimido es aquel que posee una equivocada o parcial vivencia o concepto de la
sexualidad y al no poder aceptarla la reprime.
El hombre que asume la castidad es aquel que ha comprendido el papel de la
sexualidad y la valora y por eso no permite que ésta sea prostituida. Esto no neurotiza
porque responde a la naturaleza humana.
Por ú ltimo para formar en la castidad se deberá suscitar el amor hacia los
planes de Dios respetando el orden y armonía por El queridos respecto del amor
humano.
En síntesis la educació n de los hijos los trasciende a ellos mismos. Los
educamos para Dios y esto es fuente de energía, tranquilidad y alegría.

CONSIDERACIONES FINALES

Como síntesis quisiéramos proponer a los padres actividades que puedan


ayudar a la tarea educativa que deben realizar y sugerirles algunas actitudes que
puedan favorecer la misma.
A pesar de todos los condicionamientos culturales reafirmemos que no hay un
determinismo, es decir, que son libres de elegir lo mejor para sus hijos.
Para ello será necesario esforzarse por conocer la verdad acerca del ser
humano, de su destino para no dejarse engañ ar por corrientes falsas. Conociendo la
verdadera naturaleza del hombre tenemos una guía segura para educar.
No ignoramos que esta tarea, la de conocer al hombre, en este momento puede
ser ardua pero a través de una bibliografía adecuada es posible realizarla.
También asumir un espíritu de lucha con optimismo ayudará a la verdadera
educació n. Este espíritu de lucha nos lleva a decir unas palabras acerca de la virtud de
la fortaleza. La misma nos da fuerza para enfrentar y resistir todo aquello que nos
puede herir; ¡y cuá ntas heridas se deben sufrir para mantenerse firme en la verdad!
Para resistir es necesario tener en claro aquel bien y valor que apunta a la verdadera
felicidad de los hijos.
Apuntando a la verdadera felicidad de los hijos, buscando siempre el bien de
toda su persona será posible hacer frente al ambiente socio-cultural que presenta
como imprescindible y como valores solo cosas que contemplan aspectos parciales de
la felicidad y el bien total de los hijos. Esto exige una cuota de sacrificio y real
abnegació n. Si bien los hijos demandan una entrega generosa, ellos son fuente de

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Padres y adolescentes en el mundo de hoy

genuina alegría al permitir el redescubrimiento de los verdaderos valores que se


constituyen en ideales por los cuales vivir.
La educació n de los hijos en el mundo de hoy posibilita como nunca el
plantearse el verdadero sentido de la existencia.
Sepamos abrirnos a lo que los adolescentes puedan dar a quienes los forman, su
entusiasmo, el deseo de lucha y de asumir ideales.
Tratemos nosotros de comprometernos con algú n ideal apostó lico, cuyo origen
y término ha de ser Dios mismo, con el fin de que nuestra preocupació n por los propios
hijos se haga extensiva a todos los adolescentes que nos rodean.
Recordemos lo importante que es en la educació n, la figura ejemplar, aquella
que ha de motivar y mostrar có mo es posible vivir de acuerdo con la verdad.
Urge redescubrir las riquezas que la unió n conyugal brinda revitalizando
siempre el amor. Contar para realizar los fines del matrimonio con la gracia de estado y
la oració n personal y en comú n.
La formació n de grupos matrimoniales con el objetivo de formarse, será un
elemento eficaz para conseguir todo lo propuesto.
En forma especialísima queremos recomendar la lectura de la Exhortació n
Apostó lica Familiaris Consortio de Juan Pablo II.
Por ú ltimo agradecemos su presencia en este ciclo con la esperanza que a pesar
de lo limitado y reconociendo la apretada síntesis, hayamos satisfecho aunque sea en
parte sus inquietudes.

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