Padres Y Adolescentes en El Mundo de Hoy: Escuela de Psicoterapia Simbolica
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Padres Y Adolescentes en El Mundo de Hoy: Escuela de Psicoterapia Simbolica
PADRES Y
ADOLESCENTES
EN EL MUNDO DE HOY
Índice
PALABRAS PRELIMINARES......................................................................................3
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Padres y adolescentes en el mundo de hoy
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Padres y adolescentes en el mundo de hoy
PALABRAS PRELIMINARES
INTRODUCCION
Hoy los padres son cada vez má s conscientes de la importancia que tiene para
ellos conocer la problemá tica adolescente, y a su vez conocer a sus hijos adolescentes
con sus diferencias individuales.
¿Por qué o para que conocer?
Para que la educació n sea posible. No se puede educar lo que no se
conoce. La educació n debe perseguir objetivos adecuados a las 3
posibilidades y limitaciones de cada persona.
Para entender el comportamiento adolescente.
Para diferenciar la manifestació n externa, de la intenció n o motivació n.
Para realizar una labor preventiva, para enfrentar la crisis con un
má ximo de garantías y evitar numerosos riesgos, sobre todo, los
referidos a las influencias negativas del ambiente.
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Padres y adolescentes en el mundo de hoy
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Padres y adolescentes en el mundo de hoy
Es ú til que los padres sepan que los hijos crecen tanto cuantitativa (física) como
cualitativamente, y este crecimiento repercute necesariamente en el comportamiento,
por lo tanto no cabe el sorprenderse frente a esas nuevas actitudes.
Tampoco tiene sentido dramatizar el problema. Así por ejemplo, las madres que
se quejan permanentemente frente al padre, hermanos, amigas (en charlas telefó nicas
que el hijo escucha), cometen un error porque esto es contraproducente, enfurece al
adolescente y no lo ayuda en nada. Es bueno tener en cuenta que los buenos ejemplos y
há bitos adquiridos en la infancia, no son inú tiles. Cuando el hijo recupere la calma, y el
equilibrio perdido, su conducta volverá a ser coherente, con la diferencia de que será
má s coherente que en la infancia.
Otra actitud inadecuada es suponer que el comportamiento de los hijos tiene
una intenció n ofensiva para con los padres; por ejemplo: "haces esto para fastidiarme",
entonces se corre el riesgo de transformar la acció n educativa en una simple cuestió n
de amor propio.
Es francamente inadecuado que los padres transmitan a sus hijos dobles
mensajes, es decir, proponer valores que ellos no viven, esto revela mucho y desorienta
al adolescente. El adolescente es muy perceptivo de todo lo que ocurre, y tiene una
permanente actitud crítica.
Es negativo poner ró tulos a los adolescentes (rebelde, inseguro, etc.), muchas
veces el adolescente asume el rotulo y abandona el esfuerzo por superarse.
Otro gran error que pueden cometer los padres, es dejar de ser padres frente a
sus hijos para convertirse en colegas de má s edad.
Hay en muchos adolescentes una rencorosa nostalgia de la figura paterna.
El adolescente necesita de sus padres fundamentalmente afecto paterno,
necesita que sus padres vivan los valores éticos que proponen, que sepan cuando
corresponda, mostrarse severos y no dudar respecto de la direcció n y los limites.
Actitudes adecuadas:
Aceptar que el hijo va a ser o es adolescente. Es un obstá culo para sintonizar
con el adolescente, prolongar la relació n de dependencia establecida en la infancia, ya
sea por resistencia al cambio o por el miedo al futuro.
Haber iniciado un clima de intensa comunicació n familiar facilita enfrentar los
nuevos problemas. 5
Hacer ver al adolescente en forma razonada y progresiva aquellos criterios que
hacen a la conducta futura, criterios relacionados con la educació n de la libertad,
educació n en la Fe, educació n para el Amor.
Respetar el tiempo de maduració n de cada hijo, no apurar, ni frenar.
Ser flexible en las cuestiones de forma, la rigidez de los padres en esta etapa es
muy contraproducente.
Tratar de ser creativo en la forma de expresarse, no reiterar siempre las
mismas frases sobre todo si intentan ser correctivas, pues esto crea una especie de
reacció n alérgica en el adolescente. Sorprender al adolescente con maneras originales
de decir lo mismo.
Usar esa arma poderosísima que tenemos los cristianos, la oració n. Hay
situaciones familiares verdaderamente angustiosas, en donde poder orientar a un
adolescente se vuelve muy difícil. Nunca desesperar. Confiar, Dios sabe escribir
derecho aú n sobre renglones torcidos.
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LA BUSQUEDA DE LA MADUREZ
La adolescencia es una época de inmadurez en bú squeda de la madurez. El
adolescente en medio de la desorientació n y de sus conflictos, persigue tres objetivos:
1. la conquista de la madurez entendida como personalidad responsable,
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externo haya variado. "En lo más profundo de su naturaleza humanos existen ciertas
constantes que ni el tiempo ni la historia de los cambios sociales pueden alterar..." 1, el
adolescente de hoy parece distinto al de otras épocas pero es el mundo que lo rodea el
que evoluciona muy rá pidamente y lo obliga a adoptar actitudes distintas.
De acuerdo con esto podemos decir que ni el adolescente tiene una
personalidad radicalmente diferente al de otras épocas ni tampoco sigue siendo
exactamente el mismo. Es la sociedad la que ha cambiado y este cambio social tiene
una repercusió n importante en el comportamiento externo y en la forma de ser de los
jó venes de hoy.
Algunos de los rasgos típicos del adolescente actual se han desarrollado como
resultado de fenó menos que caracterizan la sociedad en la que vivimos:
Precocidad en el desarrollo físico.
Retraso de la edad adulta.
Conciencia de grupo frente al mundo de los adultos.
Influencia de los medios de comunicació n social.
Repercusió n de los cambios sociales.
1
Scheneiders "Los adolescentes y el reto de la madurez"
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Castillo, G. "Los adolescentes y sus problemas"
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Cruchon, G. "Psicología pedagógica"
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todos los hombres y de todo el hombre. Pero por el contrario, como sucede con mucha
frecuencia manejadas por una industria que se convierte en su propio fin, degeneran en
medios de explotación sobre todo de jóvenes y niños, que son consumidores fáciles".
En este campo, la publicidad tiene un papel importante y nocivo, la mayoría de
las veces, pues crea "valores" y propone "estilos de vida" que se imponen con mayor
eficacia que los verdaderos.
Predominio del placer, pornografía, liberació n de los impulsos, consumismo,
son algunos de los mensajes que el hombre de hoy recibe pasivamente a través de los
medios de comunicació n. Frente a todo esto es indispensable fomentar y ejercitar su
juicio crítico para poder discernir lo bueno de lo malo, lo que es valioso para el
enriquecimiento personal de aquello que lo degrada como persona.
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CONCLUSIONES
La juventud es rebelde por naturaleza.
En la actualidad, los jó venes son má s rebeldes no porque hayan cambiado
sustancialmente, sino que es la sociedad la que ha cambiado, el origen la raíz de la
rebeldía de los jó venes está en la misma inseguridad que proporciona la sociedad
actual, por sus carencias, y por sus errores propuestos a los jó venes con perspectivas
seductoras y que les resultan enormes fraudes porque atentan contra la verdad y la
dignidad de la persona humana.
Frente a esta rebeldía, los padres y educadores deben tener ideas claras para
adoptar procedimientos educativos lo má s eficaces posibles.
Existe una rebeldía positiva que es importante aceptar y estimular. Evidencia
aú n de manera torpe y desagradable, el deseo de crecer y llegar a la autonomía de vida.
Es importante distinguir rebeldía de actitudes y comportamientos que no lo
son; deben individualizarse cada caso o situació n de rebeldía. No existen recetas de
libro para tratar este problema. Conocer contra qué se rebela y por qué se rebela es
previo a toda actuació n educativa.
"La rebeldía en el ámbito familiar, como consecuencia de la exacerbación del
sentimiento de independencia frente a las actitudes de los padres, evidentemente tiene
mucho más posibilidades de orientación educativa que la rebeldía extra-familiar, es decir,
la que se dirige de forma solidaria contra la sociedad o mundo de los adultos" 4.
En el primer caso no sirven actitudes paternalistas o condescendientes. El joven
necesita ser tratado como un adulto aun cuando no lo sea. Esto no implica
permisividad absoluta. El joven se siente tratado como un adulto cuando se espera de
él y se le exige má s de lo que se espera y exige a un niñ o. Es importante mantener una
actitud prudente y sentido comú n para no exigirles má s de lo que pueden.
Es necesario escucharlo, tener en cuenta sus ideas... tomarlas en serio. Es
fundamental que los jó venes descubran los motivos por los cuales deben obedecer. Es
necesario que reconozcan la autoridad antes que acepten la sumisió n a la misma.
La rebeldía dirigida a la sociedad en general es má s difícil de encarar porque
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escapa a nuestras posibilidades de orientarle. Se pretende que los jó venes opten por
una rebeldía progresiva y conviertan la rebeldía estéril y basada en el lamento, en una
rebeldía que afronte las deficiencias y carencias en forma constructiva.
Las deficiencias deben ser un reto para la mejora personal y no un factor que
lleve al abandono de la autoexigencia.
Es fundamental que opongan la reflexió n, contemplació n y sentido crítico frente
a la superficialidad y aburrimiento propios de la sociedad actual. Es necesario
restaurar el ejercicio de la inteligencia.
Es necesario dar un marco propicio para lograr los objetivos propuestos.
Es importante que los padres y educadores sepan aprovechar las energías
sobrantes de los jó venes, encauzá ndolas hacia tareas que tengan pleno sentido para
ellos. Descubirles tareas sugestivas.
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Castillo, G. "Los adolescentes y sus problemas"
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El deseo de ser tratados como adultos puede ser aprovechado, para hacerles un
planteamiento de este tipo: "tiene derecho a ser tratado como adulto quien obra como
tal y no como un niño. Es propio del adulto ser capaz de gobernarse a sí mismo y de
asumir su propia formación".
Las metas concretas para lograr este objetivo son:
Ser cada vez má s sinceros consigo mismo, aprendiendo a conocerse
realmente, dejando de lado engañ os, y aceptando los defectos
personales;
Aprender a dominar los impulsos poniéndolos al servicio de ideales
nobles.
Descubrir ideales o valores morales (fortaleza, reciedumbre, valentía,
fidelidad, justicia) en personas vivas o en personajes de la historia.
Al descubrimiento de un valor debe seguir la reflexió n personal sobre el mismo
y la formulació n de propó sitos concretos para obrar de acuerdo con sus exigencias.
AFECTIVIDAD
CARACTERISTICAS
Podemos ahora señ alar algunas características de la afectividad.
Hablar de la vida afectiva supone referirse al plano de la actividad mixta propia
de la psicología humana, aquella en la que se da la participació n conjunta de lo sensible
y de lo espiritual.
Esta afectividad mixta no siempre supone en igual grado la participació n de lo
sensible y de lo espiritual. Por ejemplo una adolescente puede conmoverse por una
mirada, por una sonrisa, por una caricia de un joven y vibrar con esa experiencia
sensible, pero puede también pensar con su mente quién es ese joven, qué relació n
tiene con él, etc., y decidir con su voluntad como responde y actú a ella. De acuerdo con
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inteligencia y voluntad, las má s altas que el ser humano ha recibido y que lo definen
como tal, con las potencies sensibles.
Estas las poseemos por el hecho de tener un cuerpo, aquellas por el alma que
nos vivifica. Pero para que se de la unidad de la personalidad, la integració n unificada
de esas potencias y el equilibrio de su diná mica, es necesario cultivar una afectividad
normal. Conocer y respetar el lugar que debe ocupar en la estructura de la
personalidad y tener en cuenta có mo debe actuar el afecto para que desarrolle toda la
persona. Es necesario evitar un doble error en la diná mica afectiva. Por un lado otorgar
absoluta independencia de la afectividad y por otro reprimir la vida afectiva con toda
su riqueza.
Los problemas y las carencias afectivas pueden llegar a ser graves factores de
desintegració n de las demá s potencias, de ruptura de unidad, fuente de desequilibrios
psicoló gicos. Y estas consecuencias se registran cada vez má s con mayor evidencia.
Quienes han estudiado la etiología de la drogadicció n han advertido la constante
incidencia de la carencia afectiva vivida por el adolescente respecto de sus padres. En
lo intelectual, se puede advertir con frecuencia, bajo rendimiento escolar por bloqueo
afectivo.
Y esa necesidad de amar y ser amado es universal, especialmente se revela en su
esplendor y hace vibrar hasta las fibras má s intimas al ser humano en la adolescencia.
Pero, ¿qué entendemos por amor?, ¿qué se entiende hoy por amor?, y ¿qué es
en realidad el amor humano?
El amor es la vocació n innata y fundamental del ser hu mano. Dios ha inscripto
en la humanidad del hombre y de la mujer, la vocació n y consiguientemente la
capacidad y la responsabilidad del amor.
"En cuanto espíritu encarnado, es decir, alma que se expresa en el cuerpo
informado por un espíritu inmortal, el hombre esta llamado al amor en esta su totalidad
unificada. El amor abarca también el cuerpo humano y el cuerpo se hace partícipe del
amor espiritual" Juan Pablo II, “Familiaris Consortio”.
Es en este sentido en que el mundo de hoy está sometiendo a los adolescentes a
uno de los má s siniestros fraudes y con ello provocá ndoles las má s tremenda y
torturantes frustraciones. Se les está vedando el derecho de conocer y vivir el amor
humano, ofreciéndoles perspectivas y propuestas seductoras que comprometen la
verdad y la dignidad de la persona humana. 5
Volvemos entonces a preguntarnos ¿qué es el amor?
Santo Tomá s, de un modo muy amplio pero a la vez preciso dice que es aquella
primera complacencia, agrado o atracció n que sentimos frente a aquello que se nos
presenta como bueno.
Puede distinguirse:
- amor de concupiscencia (egocéntrico, inmaduro);
- amor de benevolencia (altero céntrico, maduro).
En el primero, la persona tiende al objeto, en cuanto esa persona o cosa tiende a
perfeccionarla. Lo ama como medio para procurarse una perfecció n de la cual carece.
El amor de benevolencia, en cambio, lleva al hombre no a buscar su propio bien sino el
bien de quien ama. Ambos deben desempeñ ar un papel en la vida humana.
El amor de concupiscencia es inherente a un ser limitado, imperfecto, que
carece de bienes y debe buscarlos para alcanzar su plenitud. El niñ o respecto de sus
padres, el hombre en cuanto creatura respecto a su Creador, experimenta este amor.
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LA AFECTIVIDAD EN EL ADOLESCENTE
El adolescente con su crisis de identidad, en su necesidad de autoafirmació n y
en su nueva forma de captar y abrirse a valores manifiesta su afectividad signada por
rasgos muy peculiares que lo hacen sufrir y también tornan en muchos casos difícil la
relació n con ellos.
Es de esperar y no debe constituir motivo de preocupació n el observar estas
características, siempre y cuando no se vuelvan tan intensas que impliquen una
alteració n de la personalidad o bien hagan difícil o casi imposible la convivencia.
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SEXUALIDAD
LA SEXUALIDAD HUMANA
Queremos recalcar aspectos que consideramos esenciales pare encarar la
educació n de la sexualidad.
Haciendo nuestras las palabras y directivas de Juan Pablo II en su Encíclica
“Familiaris Consortio”, afirmamos que son los padres los que está n llamados por
derecho-deber a ofrecer a sus hijos "una educación sexual clara y delicada".
Es necesario estar atentos ante frecuentes afirmaciones y presiones a favor de
realizar una educació n sexual institucional que en muchos casos lejos de cumplir con
los verdaderos requisitos de esta educació n se transforma en una fría informació n de
procesos y funciones físicas que pueden llegar a perturbar a algú n adolescente.
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La ciencia y la técnica perfeccionan día a día los métodos artificiales para evitar
la procreació n y habiéndose producido una vida se acepta el poder eliminarla por
medio del aborto.
Frente a este panorama de có mo se vive la sexualidad en el mundo actual,
afirmamos que el adolescente recibe dobles mensajes.
Por un lado se les informa su capacidad de procrear y por otro se les brinda
toda la informació n sobre los métodos anticonceptivos.
Se les explicita que la unió n sexual humana implica un compromiso firme de
unió n y amor y por otro lado ven, escuchan y reciben que aquel que no satisface sus
deseos sexuales es un reprimido.
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conducen a la utilizació n del cuerpo como instrumento de placer. Implica una falta de
respeto a toda la persona. Solo se busca mostrar los aspectos sexuales para ser
valorado.
Señalamos la ligereza con que frecuentemente se escucha hablar de temas
que se refieran a la intimidad física en el matrimonio o la falta de pudor en el
ámbito familiar.
Observamos que a través de la mú sica, cine, televisió n, lugares de diversió n,
propaganda, revistas, modas, teatro, se estimula indiscriminadamente todo el aspecto
sensible, arrastrando a una insensibilizació n progresiva.
Ya hoy se puede observar, que los sentidos, por reiteració n de incesantes
excitaciones muchas veces llegan a no poder responder al estimulo normal y así se va
requiriendo cada vez un estímulo má s fuerte, distinto, artificial y aú n anormal para
lograr excitaciones o satisfacciones a nivel sensible que el estimulo normal y adecuado
ya no provoca.
Las consecuencias de estos hechos explicitados familiares y culturales, en los
adolescentes, son variadas, pero señ alamos las siguientes:
La necesidad de buscar en el otro sexo el afecto que no encuentra
en su familia a través de constantes seudo-noviazgos o bien en
grupos o en líderes que pueden llegar a ser peligrosos.
La posibilidad de dejarse llevar por experiencias sensibles que
fá cilmente los conducen a experiencias sexuales.
Muchas veces se encuentran en la situació n de vivir desde un primer
momento una sexualidad equivocada alterando medios y fines, pudiendo
lamentablemente llegar al aborto.
Todo esto deja una carga muy negativa para luego enfrentar las relaciones
sexuales dentro del marco del matrimonio.
EDUCACION SEXUAL
Queremos marcar que la educación sexual ha de ser informadora y
formadora. Cuando nos referimos a la informació n apuntamos a brindar al
adolescente un conocimiento verdadero del sexo en su expresió n corpó rea tanto
masculina como femenina, del acto sexual, y el funcionamiento de los ó rganos sexuales.
Respecto al aspecto formativo aludimos al hecho de que la educació n sexual
debe estar integrada dentro del contexto total de la persona haciendo hincapié en la
formació n de la responsabilidad, en el renunciamiento como un saber esperar y
postergar y en el uso correcto de la libertad.
Si no se contemplan estos aspectos, informació n y formació n, no hay educació n
sexual posible.
Para dar informació n es necesario tener en cuenta la edad cronoló gica. Para la
mujer 11-12 añ os, para el varó n 12-13 añ os.
Pero sobre todo ver y tener en cuenta el momento de desarrollo de cada chico.
Informar cuando pregunta o bien si no lo hace cuando los creamos necesario.
No se puede correr el riesgo en la situació n cultural actual de que los hijos no
cuenten con la informació n verdadera.
Por esto, es necesario ir creando un dialogo personal desde la infancia.
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CONSIDERACIONES FINALES
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