Doc. Ritual MISA CRISMAL
Doc. Ritual MISA CRISMAL
Doc. Ritual MISA CRISMAL
Con el santo crisma consagrado por el Obispo, se ungen los recién bautizados,
los confirmados son sellados, y se ungen las manos de los presbíteros, la
cabeza de los Obispos y la Iglesia y los altares en su dedicación. Con el óleo
de los catecúmenos, éstos se preparan y disponen al Bautismo. Con el óleo de
los enfermos, éstos reciben alivio en su debilidad.
Para esta Misa se reúnen y concelebran en ella los presbíteros, puesto que en
la confección del crisma son testigos y cooperadores del Obispo, de cuya
sagrada función participan, para la construcción del pueblo de Dios, su
santificación y su conducción: así se manifiesta claramente la unidad del
sacerdocio y del sacrificio de Cristo, que se perpetúa en la Iglesia.
Para que mejor se signifique la unidad del presbiterio, procure el Obispo que
estén presentes presbíteros concelebrantes de las diversas regiones de la
diócesis.
Pero si es difícil reunir este día al clero y al pueblo con el Obispo, esta
bendición se puede anticipar a otro día, pero cercano a la Pascua, y siempre se
emplea la Misa Propia.
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Sin embargo, por razones pastorales, está permitido hacer todo el rito de
bendición después de la Liturgia de la Palabra.
b) En el presbiterio:
el Pontifical Romano;
una mesa para colocar las ánforas de los óleos, dispuesta de tal
manera que los fieles puedan cómodamente ver y participar en toda
la acción sagrada;
la sede para el Obispo, si la bendición se hace delante del altar.
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Los diáconos, o en su defecto, algunos presbíteros, y los ministros designados
para llevar los óleos junto con los fieles que llevan el pan, el vino y el agua, se
acercan ordenadamente al secretarium, o al lugar donde están preparados los
óleos y las ofrendas.
De la misma manera proceden quienes llevan las ánforas con el óleo de los
enfermos y de los catecúmenos.
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Cristo, en las otras Plegarias Eucarísticas, el que llevó el ánfora del óleo de los
enfermos, la lleva al altar y la sostiene ante el Obispo, mientras éste bendice el
óleo de los enfermos, diciendo la oración: Oh Dios, Padre de toda
consolación.
Luego, con las manos extendidas, dice una de las oraciones de consagración.
Si alguna razón pastoral aconseja que todo el rito de la bendición de los óleos
se realice después de la Liturgia de la Palabra, se procede de esta manera:
después de que se presentan al Obispo las ánforas con los óleos que se van a
bendecir, de los enfermos y de los catecúmenos, y del crisma que será
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elaborado, los diáconos las colocan sobre la mesa ya preparada en el
presbiterio.