Corresponsabilidad en La Crianza
Corresponsabilidad en La Crianza
Corresponsabilidad en La Crianza
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como para garantizar el efectivo ejercicio del derecho y deber de ambos padres
de participar activa, equitativa y permanentemente en la crianza, educación y
desarrollo integral de niños y adolescentes cualquiera sea el régimen de tenencia
resuelto".
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D) La dedicación efectiva que cada uno de los padres pueda seguir
desarrollando de acuerdo con sus posibilidades, sin perjuicio de ponderar
también el compromiso que el otro padre ofrezca y garantice a futuro.
E) Los pedidos y recomendaciones que surjan de las actuaciones del
defensor del niño o adolescente, así como de los informes de otros
profesionales idóneos, en caso de ser necesarios a juicio del Juez.
F) Los acuerdos a que hubieren arribado los padres extrajudicialmente -con
anterioridad o durante el juicio- y de los cuales surja prueba fehaciente,
aun cuando se hayan ejecutado temporalmente.
G) El domicilio de los padres, la distancia entre ambos domicilios, así como
también respecto del centro educativo al cual asista el niño o adolescente,
o cualquier otro centro de actividad o relacionamiento social relevante
para su desarrollo y bienestar, así como los medios de transporte y
disponibilidad de los padres para los traslados necesarios.
H) En caso de niños menores de dos años que se encuentren en etapa de
lactancia, el régimen de tenencia dispuesta deberá contemplar esta
realidad y adecuarse a las necesidades del niño según su desarrollo.
I) Cualquier otro factor que, atendiendo a las circunstancias del caso,
contribuya en beneficio del interés del niño o adolescente.
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ello el que uno de los padres se oponga en base al mal relacionamiento con el
otro.
En caso de que uno de los padres esté imposibilitado para cumplir con la crianza
compartida o tenencia alternada de su hijo, dicho padre deberá comunicar tal
imposibilidad al Juez, quien resolverá la situación del niño o adolescente, sin
perjuicio del derecho de estos a las visitas correspondientes.
El Juez en todo caso deberá tener en cuenta además y procurar que aun
después de fijado el régimen de tenencia, se asegure el mantenimiento de los
vínculos familiares de los niños y adolescentes con las familias ampliadas de
cada uno de ellos, se vele por su estabilidad familiar de acuerdo a lo establecido
por el artículo 40 de la Constitución, así como el mantenimiento de la situación
en que el niño o adolescente venía desarrollando su vida y, en definitiva, todos
aquellos factores que sean provechosos para que los niños y adolescentes
desarrollen sus vidas y alcancen la madurez en las condiciones más adecuadas”.
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presente lo que solicite la Defensa del niño o adolescente, y lo dispuesto
en el artículo 8 de este Código.
IV) Si ya estuviera dispuesto un régimen de tenencia o visitas, no adoptará
medidas que lo afecten, salvo en caso que lo considere necesario de
acuerdo al interés superior del niño o adolescente.
En caso de adoptarse medidas, el juzgado de urgencia remitirá en el plazo
de cuarenta y ocho horas y bajo su más seria responsabilidad, testimonio
del expediente donde adoptó las medidas al juzgado de familia que fijó el
régimen afectado, el que procederá de acuerdo a lo que dispone el numeral
VI) de este artículo.
V) En los casos que no existiera régimen fijado con anterioridad, el juzgado
de urgencia establecerá las medidas de protección que considere
pertinentes, estableciendo su duración y oyendo siempre a la defensa de
los niños y adolescentes.
Sin perjuicio de los recursos que correspondan, el progenitor que se
considere afectado podrá solicitar medidas cautelares, provisionales o
definitivas ante el juzgado de familia competente, a cuya resolución se
estará.
En ese caso, dicho progenitor podrá reclamar que la sede de urgencia le
expida testimonio del expediente en el que se adoptaron las medidas,
destinado al Juzgado de Familia que corresponda, lo que deberá ser
cumplido en el plazo de veinticuatro horas y bajo la más estricta
responsabilidad funcional del Juez.
VI) El Juzgado de Familia actuando con las garantías del debido proceso,
evaluará bajo su más seria responsabilidad funcional la necesidad o no de
modificación del régimen de tenencia y su ejercicio. Sólo se suspenderá el
régimen de visitas vigente en el caso de que se encuentre en riesgo el
interés superior del niño o adolescente. En tal caso, dicha suspensión será
transitoria y podrá revisarse conforme al principio “rebus sic stantibus”.
VII) El Juez, oyendo siempre a la defensa del niño o adolescente, valorará
muy especialmente los hechos denunciados en caso que sean
determinantes para la formalización en la órbita Penal del progenitor
denunciado, cuando ellos impliquen un riesgo al interés superior del niño
o adolescente.
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VIII) En todo caso, incluyendo el supuesto de haberse decretado la aplicación
de medidas cautelares, deberá respetarse el derecho a las visitas de los niños y
adolescentes con la persona denunciada, toda vez que a juicio del Juez sean
acordes al interés superior del niño o adolescente, y de considerarse necesario,
en las modalidades que garanticen dicho interés superior, como ser, a título
enunciativo: que las visitas sean en lugares públicos, en presencia de familiares
del niño o adolescente, en reparticiones estatales adecuadas, o de cualquier otra
forma que a criterio del Juez garantice la protección de la integridad física y
emocional de los niños y adolescentes, disponiendo el régimen de seguimiento
periódico necesario.
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3) (Régimen de visitas provisorias). Producido el cese de la vida en común,
cualquiera de los padres podrá presentarse ante el Juez del lugar de
residencia de sus hijos a fin de que se determine un régimen de visitas
provisorio, que habrá de regir hasta tanto no sea variado por acuerdo de
partes o por decisión judicial definitiva.
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Artículo 10. (Abogado Defensor del Niño o Adolescente). En los procesos de
corresponsabilidad en la crianza, tenencia y visitas y en general, en todo proceso
en que el niño o adolescente deba ser oído, se le designará un abogado para
que lo represente y asista.
El Tribunal competente designará aleatoriamente al abogado patrocinante
a partir de una lista confeccionada por el Poder Judicial.
Cuando sea posible, el Tribunal no asignará más de cinco casos activos a
un mismo abogado. Esta limitación no se aplicará a los Defensores
Públicos.
Notificado de la designación, el abogado contará con un plazo de seis días
hábiles para aceptar o rechazar el caso. Si lo acepta deberá entrevistarse a
la mayor brevedad con su patrocinado, en condiciones que aseguren que
este pueda expresarse libremente y sin la presencia de los progenitores o
tenedores. Podrá, si las circunstancias lo aconsejan requerir que se
realicen varias entrevistas, a las que el niño o adolescente asistirá
acompañado sucesivamente por cada uno de los progenitores o tenedores,
si fuese posible. El Defensor del niño o adolescente mantendrá el contacto
con su patrocinado mientras dure el proceso, informándolo de la marcha
de este y recabando su opinión cuando la importancia del acto procesal a
cumplir en defensa de su interés lo justifique.
El Defensor del niño o adolescente se entrevistará además con las otras
partes en el proceso, siempre con la presencia o la anuencia de sus
respectivos abogados, toda vez que lo considere necesario para el mejor
cumplimiento de su misión.
Las entrevistas deberán realizarse todas dentro del plazo de treinta días
luego de aceptado el caso.
El Juez podrá requerir además la asistencia de técnicos especializados para la
interpretación de la voluntad real del niño o adolescente.
ADITIVO A UBICAR LUEGO DEL ART. 13. Agrégase al Código Penal (Ley
N° 9.155 de 4 de diciembre de 1933), el artículo 179 BIS, el que tendrá la
siguiente redacción:
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“ARTICULO 179 BIS. (Agravante especial de la simulación).- Se considerará
circunstancia agravante del delito previsto en el artículo anterior, que la
denuncia vaya dirigida contra la persona con quien el denunciante tenga
hijos en común, y que, a consecuencia de dicha denuncia, la justicia
disponga alguna medida cautelar en aplicación de la Ley N° 19.580, de 22
de diciembre de 2017 o de la Ley N° 17.514, de 2 de julio de 2002”.