Tutela Judicial Efectiva - Mauro Chacón Lemus

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TUTELA JUDICIAL EFECTIVA

Mauro Salvador Chacón Lemus1.

De conformidad con la Constitución guatemalteca, toda persona tiene libre


acceso a los tribunales para ejercer sus acciones y hacer valer sus derechos
(artículo 29). Esto conlleva que sea un tercero heterocomponedor con potestades
jurisdiccionales -juez o magistrados- el que decida la solución de la situación
sometida a su conocimiento2. Por ello, señala ese Magno Texto que corresponde a
los tribunales de justicia la potestad de juzgar y promover la ejecución de lo juzgado
(artículo 203).

El referente constitucional que mejor define el contenido del derecho a la


tutela judicial efectiva es el artículo 24 de la Constitución española, del cual se
extrae que todas las personas tienen derecho acceder a los tribunal, a obtener la
tutela efectiva de los jueces en el ejercicio y defensa de sus derechos e intereses
legítimos, con todas las garantías procesales, sin que en ningún caso pueda
producirse indefensión3.La Constitución del Perú hace referencia a la tutela
jurisdiccional, aunque su contenido se encuentra explícito en el artículo 4° del
Código Procesal Constitucional peruano.

1
Extraido de su tesis doctoral titulada “La tutela judicial del derecho al mínimo vital”.
2
Explica Fairén Guillén que la heterocomposición -como medio de solucionar los conflictos
intersubjetivo-supone la existencia o a "apariencia" de un conflicto intersubjetivo y el hecho de que
los interesados acuden a una tercera persona, desinteresada, a fin de que lo resuelva
imparcialmente. FAIRÉN GUILLÉN, Víctor. Teoría General de Derecho Procesal. México, D. F.: Instituto
de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, 2006. P. 18.
3
“En el catálogo de los derechos fundamentales la tutela judicial se concibe como un derecho
esencial cuya finalidad es la protección de otros derechos. Consiste en el derecho a acceder a los
tribunales y a obtener de ellos una resolución de fondo, siempre que concurran los presupuestos
necesarios para ello. Este derecho se relaciona frecuentemente con la prohibición de indefensión, lo
que comporta que ninguna controversia que tenga su base en el ordenamiento jurídico quede sin
dicha tutela judicial.” BORRELL MESTRE, Joaquín. ''La tutela judicial efectiva: la prueba en el proceso
penal''. En: Constitución y justicia constitucional: Jornadas de Derecho Constitucional en
Centroamérica. Barcelona: Agència Catalana de Cooperació al desenvolupament de la Generalitat
de Catalunya, 2008, p.129-152. P. 130.
En el plano internacional, el artículo 47 de la Carta de Derechos
Fundamentales de la Unión Europea reconoce el derecho a la tutela judicial efectiva
e indica que este garantiza a toda persona que acceda ante un juez independiente,
imparcial y preestablecido, para ser oída equitativa y públicamente y obtener una
resolución dentro de un plazo razonable.

De los artículos citados, se desprende que el contenido de la tutela judicial


efectiva comprende el derecho al acceso a los órganos jurisdiccionales, el derecho
a una resolución fundada y el derecho a la efectividad de las resoluciones
judiciales4.

En ese sentido, se analizarán las razones que comprometen a un Estado


para garantizar a todas las personas el acceso a la justicia, la protección judicial
mediante las sentencias de los tribunales y la efectiva justiciabilidad -de forma
directa o indirecta- de sus derechos afectados, para la satisfacción de sus
necesidades básicas que agrupa el derecho al mínimo vital.

1. Derecho de acceso a la justicia

El presupuesto lógico del derecho a la tutela judicial efectiva es la facultad de


las personas de acceder o acudir a los tribunales de justicia5. El acceso a la justicia
es un derecho fundamental dentro de un Estado democrático, el cual tiene por
objeto garantizar todos los derechos por igual, pues constituye la vía para reclamar
la protección de esos derechos, frente a violación acaecidas o amenazadas que se

4
“...La tutela judicial efectiva se concreta en el derecho que tienen todas las personas al acceso a
los órganos jurisdiccionales y a obtener de ellos una respuesta motivada y de fondo, dotada de
invariabilidad, y a la ejecución de lo resuelto...” MONTERO AROCA, Juan y FLORS MATÍES, José. Amparo
constitucional y proceso civil. 2a. edición. Valencia: Tirant Lo Blanch, 2008. P. 63.
5
“El primer contenido del derecho a la tutela judicial efectiva se refiere a la posibilidad de acceder a
los órganos jurisdiccionales para que éstos se pronuncien sobre la pretensión que formule un
afirmado titular de derecho o interés legítimo.” Ibid. P. 65.
denuncia ante los tribunales de justicia, para garantizar la igualdad ante la ley6. Entre
tales derechos a proteger debe tenerse por incluido el derecho al mínimo vital7.

De conformidad con los artículos 8 y 10 de la Declaración Universal de los


Derechos Humanos, toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los
tribunales nacionales competentes que la ampare contra actos que violen sus
derechos fundamentales; así como a ser oída públicamente y con justicia, en
condiciones de plena igualdad, por un tribunal independiente e imparcial, para la
determinación de sus derechos y obligaciones8. Esa garantía procesal fue
desarrollada por el artículo 2.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, al establecer que cada uno de los Estados Partes están comprometidos a
garantizar que toda persona cuyos derechos hayan sido violados pueda interponer
un recurso efectivo, cuestión que puede ser resuelta y decidida por una autoridad
judicial competente9.

En un caso reciente a tenor del Protocolo Facultativo del Pacto Internacional


de Derechos Económicos, Sociales y Culturales10, el Comité de Derechos

6
BIRGIN, Haydée y KOHEN, Beatriz. ''El acceso a la justicia como derecho''. En: BIRGIN, Haydée y
KOHEN, Beatriz (dir.), Acceso a la justicia como garantía de igualdad. Instituciones, actores y
experiencias comparadas. Buenos Aires: Editorial Biblos, 2006, p.15-25. P. 15.
7
“El juez del Estado social de derecho debe ser respetuoso del principio democrático, pero ha de
poner a salvo toda situación extrema de mínimo vital, cuya solución vincula, por igual, a todos los
poderes públicos.” OBERARZBACHER DÁVILA, Franz Erwin. ''La justiciabilidad y el mínimo vital de los
DESC: teoría y práctica en Colombia''. Revista Facultad de Derecho y Ciencias Políticas. 2011, vol.
41, n° 115, pp. 363–400. P. 385.
8
“El derecho de acceso a la justicia va ligado al derecho a un recurso efectivo, puesto que de la
existencia de recursos efectivos depende fundamentalmente el que una persona pueda acceder al
reconocimiento de un derecho...” LAGUNES GASCA, Ricardo. ''Las estrategias de litigio en el combate
a la criminalización de los migrantes en la frontera sur de México''. En: El litigio estratégico en México:
la aplicación de los derechos humanos a nivel práctico. México, D. F.: La Oficina en México del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 2007, p.155-177. P. 169.
9
Ese artículo establece el compromiso de cada Estado parte de garantizar el acceso a un recurso
efectivo, cuyo alcance implica que los Estados partes además de dar una protección efectiva a los
derechos humanos, deben garantizar que toda persona disponga también de recursos accesibles y
eficaces, los cuales deben adaptarse de manera adecuada a la vulnerabilidad de determinadas
categorías de personas (incluidos los niños). Recibe especial importancia el establecimiento de
mecanismos judiciales y administrativos adecuados para atender las reclamaciones de violaciones
de los derechos con arreglo al derecho interno. WAGNER MOTA, Karin Paola. El derecho internacional
de los derechos humanos y las obligaciones de los Estados. Vol.124. Guatemala: Instituto de
Investigación y Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Sociales. Universidad Rafael Landívar,
2013. P. 19.
10
Reconocido el 10 de diciembre de 2008 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, con la
emisión de la Resolución A/RES/63/117.
Económicos, Sociales y Culturales -con fecha 28 de enero de 2014- emitió dictamen
en la comunicación 2/2014, respecto de la denuncia presentada por una ciudadana
española contra el Estado de España. La señora sostenía que fue víctima de
violación de sus derechos. Al presentar sus conclusiones, el Comité recordó que el
artículo 2 del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales impone, con
arreglo al artículo 2, párrafo 1 del Pacto, que los Estados partes adopten medidas
para asegurar el disfrute de los derechos establecidos en el Pacto “por todos los
medios apropiados, inclusive en particular la adopción de medidas legislativas”,
requisito que incluye la adopción de medidas que garanticen el acceso a recursos
judiciales efectivos para la protección de los derechos reconocidos en el Pacto, ya
que tal como el Comité lo señaló en su observación general núm. 9, no puede haber
un derecho sin un recurso que lo ampare.

En el sistema europeo, el artículo 6.1 del Convenio para la Protección de los


Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales indica que toda persona tiene
derecho a que su causa sea oída equitativa, públicamente y dentro de un plazo
razonable, por un tribunal independiente e imparcial, establecido por la ley, que
decidirá los litigios sobre sus derechos y obligaciones.

Al respecto, desde el caso Airey v. Irlanda, el Tribunal Europeo de Derechos


Humanos ha protegido el derecho de acceso a la justicia para aquellos cuyos
ingresos no son suficientes para cubrir los honorarios respecto del auxilio
profesional de un abogado. Johana Airey no podía pagar un abogado que le
asistiera en el proceso judicial de separación de su esposo ante los tribunales
irlandeses, sobre todo por la complejidad procesal del juicio. Irlanda no había
organizado hasta ese momento un sistema de asistencia gratuita de abogado que
incluyera asuntos de familia.

En su sentencia, el Tribunal Europeo consideró que cada Estado debe


establecer las medidas razonables para garantizar el acceso a la justicia
removiendo los obstáculos materiales, como la asistencia jurídica, que para el caso
concreto de la señora Airey, el Estado no había garantizado su derecho de efectivo
acceso a la justicia violando de tal modo el artículo 6.1 del Convenio Europeo11. En
casos más recientes, el Tribunal Europeo ha reiterado con mayor concreción la
obligación de proveer servicios de auxilio de abogado gratuitos en aquellos
supuestos en los que la ausencia de este profesional pueda provocar una violación
al derecho de acceder a la justicia12.

Conforme el artículo XVIII de la Declaración Americana de los Derechos y


Deberes del Hombre, toda persona puede ocurrir a los tribunales para hacer valer
sus derechos y tiene derecho a disponer de un procedimiento sencillo y breve por
el cual la justicia lo ampare contra actos de la autoridad que violen sus derechos
fundamentales. De igual forma, el artículo 8.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos señala que toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente
para la determinación de sus derechos de cualquier carácter.

En el sistema interamericano, la Corte Interamericana de Derechos Humanos


ha interpretado esta cláusula como requisito para la efectividad de todas las demás
garantías judiciales previstas en la Convención:

“...Las garantías sirven para proteger, asegurar o hacer valer la


titularidad o el ejercicio de un derecho. Como los Estados parte tienen
la obligación de reconocer y respetar los derechos y libertades de la
persona, también tienen la de proteger y asegurar su ejercicio a través
de las respectivas garantías (artículo 1.1), vale decir, de los medios
idóneos para que los derechos y libertades sean efectivos en toda
circunstancia...13”

De conformidad con el artículo 29 de la Constitución Política de la República


de Guatemala, toda persona tiene libre acceso a los tribunales, dependencias y
oficinas del Estado, para ejercer sus acciones y hacer valer sus derechos de
conformidad con la ley.

11
Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Airey v. Irlanda. 9 de octubre de 1979.
12
Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Steel y Morris v. Reino Unido. 15 de febrero de 2005.
13
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Opinión Consultiva Oc-8/87, solicitada por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. 30 de enero de 1987.
Al respecto, la Corte de Constitucionalidad ha indicado que el libre acceso
que tiene toda persona a los tribunales de justicia del Estado, según el artículo 29
constitucional, consistente en la prestación de la actividad jurisdiccional por jueces
y magistrados, la cual se corresponde con la potestad de juzgar y promover la
ejecución de lo juzgado que poseen los tribunales de justicia14. Además, ha
señalado que dicho artículo 29 indica que esa libertad debe ejercerse de
conformidad con la ley, lo cual permite al legislador configurar y determinar los
requisitos para acceder a los tribunales de justicia, pero esa facultad legislativa no
puede abolir el contenido esencial de ese derecho, por lo que el legislador no puede
imponer para su ejercicio obstáculos o dificultades arbitrarios o caprichosos que lo
dificulten, salvo que tal dificultad esté en algún modo justificada por el cumplimiento
de un fin constitucionalmente lícito:

“...Al indicar el artículo 29 de la Constitución Política de la República


de Guatemala que toda persona tiene libre acceso a los tribunales,
dependencias y oficinas del Estado, para ejercer sus acciones y hacer
valer sus derechos de conformidad con la ley, denota la idea de que
ese derecho fundamental está integrado por una parte nuclear, que
sería su contenido esencial, y una parte periférica, que sería su
contenido accesorio. De esa cuenta, el contenido esencial (el libre
acceso) es la parte que no admite límite, está vedada a toda limitación,
lo que no ocurre con el contenido accesorio (el ejercicio de las
acciones y la defensa de derechos), que es objeto de regulación legal
y de las limitaciones que el legislador establezca, con la condición de
que estén debidamente justificadas. Por ello, resulta inconstitucional
tanto un precepto legal que establezca límites desproporcionados a
ese derecho fundamental como una norma que impida su ejercicio y
disfrute...15”

14
“...El derecho a la tutela judicial efectiva [...] consiste en la garantía de acceder en condiciones de
igualdad a los tribunales de justicia, con el objeto de solicitar de éstos la reivindicación (tutela) de
derechos e intereses legítimos. El acceso a este derecho y la efectividad del mismo, se da por medio
de un debido proceso, que debe culminar con la emisión de una decisión judicial que resuelva la
viabilidad o inviabilidad de la pretensión deducida. Es mediante este debido proceso como el
justiciable puede obtener, de manera legítima, una resolución judicial que dé respuesta al fondo del
asunto, misma que para ser válida constitucionalmente y no incurrir en arbitrariedad, debe emitirse
con la pertinente fundamentación jurídica, y la debida congruencia de la decisión con lo pedido y
aquello que consta en las actuaciones judiciales.” Corte de Constitucionalidad. Expediente 890-2004.
6 de diciembre de 2004.
15
Corte de Constitucionalidad. Expediente 387-2010. 7 de julio de 2011.
Con fundamento en lo anteriormente expuesto, se comparte la idea de Daniel
Wunder Hachem en cuanto a que el acceso a la justicia constituye el instrumento
capaz de asegurar la postulación judicial del contenido prestacional del derecho al
mínimo vital, siempre que en su implementación, se hayan eliminado o se logren
eliminar obstáculos, como el costo de la asistencia judicial y la falta de información
que impiden a la persona afectada tener conocimiento de sus derechos materiales
y de la propia estructura que le podría proporcionar el acceso a la justicia16.

Por eso -como afirma Julieta Lemaitre- el aporte más importante que se logra
con la protección del derecho mínimo vital es la necesidad de hacer visible el acceso
a la justicia, es la creación de mecanismos procesales que faciliten el acceso y den
un trato preferencial a las personas que no poseen las condiciones mínimas para
su subsistencia que, por ende, se encuentran en total indefensión y en una situación
de urgencia; lo que debe dar lugar a la democratización del acceso a la justicia como
política prioritaria, la cual debe incluir al juez17.

En conclusión, resulta innegable que la judicialización del derecho al mínimo


vital conduce a debatir las formas más efectivas de acceder y proveer justicia,
atendiendo a todos los cambios que las vías procesales relacionadas requieran para
materializar esa situación18. De manera principal deben revisarse la incidencia del
carácter colectivo en la conformación de la discusión, la función de jueces y
tribunales, así como la participación ciudadana en el debate de las políticas
públicas, entre otros factores determinantes19.

16
HACHEM, Daniel Wunder. ''Mínimo existencial y derechos económicos y sociales distinciones y
puntos de contacto a la luz de la doctrina y jurisprudencia brasileñas''. Revista europea de derechos
fundamentales. 2015, vol. 25, pp. 129–170. P. 149.
17
LEMAITRE, Julieta. El Coronel sí tiene quien le escriba: la tutela por mínimo vital en Colombia. En:
SELA (Seminario en Latinoamérica de Teoría Constitucional y Política). Vol.43. Connecticut: Yale
Law School Scholarship, 2005, p.1-28. P. 27.
18
“La actual inadecuación de los mecanismos o garantías judiciales no dice nada acerca de la
imposibilidad conceptual de hacer justiciables los derechos sociales, sino que más bien exige
imaginar y crear instrumentos procesales aptos para llevar a cabo estos reclamos.” ABRAMOVICH,
Víctor y COURTIS, Christian. ''Apuntes sobre la exigibilidad judicial de los derechos sociales''. En:
ÁVILA SANTAMARÍA, Ramiro (dir.), La protección judicial de los derechos sociales. Quito: Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos, 2009, p.3–29. P. 27.
19
“...la participación social en la justicia no puede limitarse al momento de acceso a la jurisdicción.
Muchas decisiones jurisdiccionales favorables a la protección de derechos sociales pierden
efectividad o son privadas de su sentido originario en la fase de ejecución de las sentencias. De ahí
2. Derecho a la protección judicial

El derecho a la protección judicial comprende la facultad que posee cualquier


persona para -luego de ejercitar la acción procesal ante los jueces o tribunales- a
obtener una resolución que brinde amparo contra actos que violen sus derechos20.

De conformidad con el artículo 25 de la Convención Americana de Derechos


Humanos, toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier
otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra
actos que violen sus derechos fundamentales.

Ese artículo establece la obligación de los Estados parte de garantizar la


decisión sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso ante la
autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado, así como la
obligación de desarrollar las posibilidades para un recurso judicial y garantizar el
cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que se haya
estimado procedente el recurso21.

que, junto a las garantías de participación en el acceso a la justicia, deban estipularse garantías de
participación en la ejecución y seguimiento de las sentencias...” PISARELLO, Gerardo. ''Los derechos
sociales y sus garantías: notas para una mirada “desde abajo”''. En: ÁVILA SANTAMARÍA, Ramiro (dir.),
La protección judicial de los derechos sociales. Quito: Ministerio de Justicia y Derehos Humanos,
2009, p.31–53. P. 48.
20
El derecho a la tutela judicial efectiva es el medio que el ordenamiento jurídico pone a disposición
de las personas para defender sus bienes y derechos; es un derecho prestacional de configuración
legal, que exige de los poderes públicos la dotación a la Administración de Justicia de medios
materiales y personales suficientes para que la tutela judicial pueda hacerse efectiva. La tutela
judicial es garantía de los demás derechos constitucionales. Es un derecho autónomo, con contenido
propio y complejo, porque exige del legislador modular las instancias y los procesos, al juez enlazar
el cumplimiento de la legalidad procesal con la trascendencia constitucional de este derecho,
debiendo interpretar siempre la norma en el sentido más favorable al mismo; y del ciudadano
interesado, porque, para alcanzar la efectividad de su derecho, debe utilizar la vía procesal
adecuada. GIMENO SENDRA, José Vicente, TORRES DEL MORAL, Antonio, MORENILLA ALLARD, Pablo,
et al. Los derechos fundamentales y su protección jurisdiccional. Madrid: Edisofer, 2018. Pp. 601-
602.
21
El derecho a la tutela judicial efectiva implica efectividad, esto es: “...la protección jurídica de los
derechos ha de otorgarse desde la integridad y el efectivo funcionamiento de la Administración de la
Justicia, sin vincularla inexorablemente con la protección jurisdiccional de los derechos que
dispensan jueces y magistrados sino con la consecución de una solución justa y eficaz al conflicto
para el ciudadano y en la oferta de una pluralidad de posibilidades para que el ciudadano, por sí
mismo, determine cuál es la más eficiente para la tutela concreta de sus derechos e intereses
legítimos en cada asunto.” MARTÍN DIZ, Fernando. ''Del derecho a la tutela judicial efectiva hacia el
En similares términos se encuentra desarrollado el derecho a la protección
judicial, por vía del amparo, en la Constitución guatemalteca22. En su artículo 265,
establece: “Se instituye el amparo con el fin de proteger a las personas contra las
amenazas de violaciones a sus derechos o para restaurar el imperio de los mismos
cuando la violación hubiere ocurrido.”

Las obligaciones descritas del artículo 25 citado se complementan con las


obligaciones generales contenidas en los artículos 1.1 y 2 de la Convención
Americana, por las que los Estados Partes tienen el deber de tomar las providencias
de toda índole para que nadie sea sustraído de la protección judicial y del ejercicio
del derecho a un recurso sencillo y eficaz. Al respecto, ese artículo 1.1 hace
referencia al compromiso de los Estados Partes por el respeto de los derechos y
libertades de las personas y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona
sin discriminación alguna. Por su parte, el artículo 2 en cuestión determina el
compromiso de los Estados Partes a adoptar, con arreglo a sus procedimientos
constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas
o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y
libertades, si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el artículo 1
no estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro carácter.

La protección judicial reconocida por el artículo 25.1 de la Convención


determina un derecho a la tutela judicial efectiva contra actos violatorios de sus
derechos fundamentales, los cuales pueden ser aquellos contenidos en la
Convención, como los reconocidos constitucional o legalmente23. La Corte

derecho a una tutela efectiva de la justicia''. Revista Europea de Derechos Fundamentaless. 2014,
n° 23, pp. 161–176. P. 171.
22
“Guatemala reguló el derecho a solicitar la protección judicial contra la violación de derechos
fundamentales por medio del amparo en la Constitución de 1985, en su artículo 265...” MEJICANOS
JIMÉNEZ, Manuel de Jesús. ''El amparo como garantía para el acceso a la justicia y protección de los
derechos humanos en la jurisdicción constitucional guatemalteca''. Revista Instituto Interamericano
de Derechos Humanos. 2002, n° 32-33, pp. 175-207. P. 182.
23
Según Nogueira Alcalá: “...el “recurso de protección” es también un derecho esencial de la persona
humana, el derecho a la acción y a la tutela judicial efectiva ante actos u omisiones arbitrarios o
ilegales a través de los cuales sufre privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de los
derechos y garantías...” NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto. Teoría y dogmática de los derechos
fundamentales. 1a edición. México, D. F.: Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad
Nacional Autónoma de México, 2003. P. 223.
Interamericana de Derechos Humanos ha considerado que la debida protección
judicial comprende el derecho a obtener un pronunciamiento definitivo mediante
mecanismos efectivos de justicia24, conforme las reglas del debido proceso legal,
así como procurar el restablecimiento del derecho conculcado, si es posible, y la
reparación de los daños producidos25.

En ese sentido, la Corte Interamericana ha evaluado la eficacia de las


decisiones judiciales de protección judicial emitidas por los tribunales de los Estados
Partes.
En algunos casos, ha considerado que los recursos interpuestos por las
personas no han sido eficaces para garantizar el derecho cuya protección se
reclame26, porque -a pesar de que fueron resueltos en favor de la protección del
derecho- la protección no se materializa por completo en tanto no se haga efectiva
la prestación determinada para la efectiva tutela:

“...Al respecto, el Estado señaló insuficiencias presupuestarias como


justificación del incumplimiento de esta obligación [...] En este sentido,
cabe reiterar que para que los recursos de amparo planteados en el
presente caso fueran verdaderamente eficaces, el Estado debió
adoptar las medidas necesarias para su cumplimiento, lo cual incluye
medidas de carácter presupuestal. Si bien el Estado ha manifestado
que ha adoptado una serie de medidas de naturaleza administrativa,
legislativa y judicial orientadas a superar la referida limitación
económica con el propósito de cumplir con sus obligaciones
convencionales [...] éstas aún no se han concretado. Al respecto, el
Tribunal ha señalado que las normas de presupuesto no pueden
justificar la demora durante años del cumplimiento de sentencias...27”

Idéntico reconocimiento se encuentra en el sistema europeo. Por el artículo


13 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales, toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante una instancia

24
cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Bayarri v. Argentina. 30 de octubre de
2008.
25
cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Albán Cornejo v. Ecuador. 7 de febrero de
2006.
26
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Acevedo Jaramillo v. Perú. 7 de febrero de
2006.
27
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Acevedo Buendía v. Perú. 1 de julio de 2009.
nacional para denunciar que sus derechos y libertades reconocidos en ese
Convenio han sido violados. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha
sostenido que el artículo 13 del Convenio garantiza la disponibilidad en el nivel
nacional de un recurso para exigir la sustancia de los derechos fundamentales y el
efecto de ese artículo es el de requerir la provisión de un recurso doméstico para
atender las demandas sustanciales28.

El Tribunal Europeo también ha considerado que el alcance de la obligación


impuesta por el artículo 13 del Convenio hace referencia a que el remedio para la
protección del derecho a proteger debe ser “efectivo” en la práctica tanto como en
la norma, en particular en el sentido que su ejercicio no debe ser impedido
injustificablemente por actos u omisiones de las autoridades estatales29.

En ese sentido, el Tribunal Constitucional Español ha indicado que las


decisiones judiciales deben estar especialmente cualificadas en función de los
derechos materiales sobre los que recaen ya que no solo se encuentra en juego el
derecho a la tutela judicial efectiva, sino un efecto derivado o reflejo sobre la
reparación del derecho fundamental:

“...no basta con que la resolución judicial se adopte de forma razonada


y motivada, sino que es preciso que identifique adecuadamente el
contenido del derecho o libertad que puede verse afectado y, una vez
examinadas las circunstancias concurrentes en el caso y la
interpretación de los preceptos aplicables conforme a los criterios
existentes al respecto, adopte la decisión que contribuya a otorgar la
máxima eficacia posible al derecho fundamental afectado...30”

Ello posee fundamento tanto en el derecho a la tutela judicial efectiva a que


hacen referencia el artículo 24.1 de la Constitución española: “Todas las personas
tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio
de sus derechos e intereses legítimos...”. Este artículo pone de manifiesto el
carácter fundamental del derecho de las personas a obtener una resolución

28
Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Mahmut Kaya v. Turquía. 28 de marzo de 2000.
29
Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Aksoy v. Turquía. 18 de diciembre de 1996.
30
Tribunal Constitucional de España. ATC 47/2009. 13 de febrero de 2009.
judicial31, conforme con la satisfacción de sus pretensiones mediante un proceso
justo y con las debidas garantías.32

Por ende, debe advertirse la obligación del Estado de conceder un alto grado
de protección judicial al derecho al mínimo vital, sobre todo, en los casos en que los
solicitantes carecen de acceso a condiciones básicas de supervivencia, desarrollo
y participación en la sociedad33.

En ese sentido, esta situación también comprueba que el carácter


fundamental del derecho al mínimo vital no se define estrictamente por las garantías
procesales establecidas para su protección judicial; por el contrario, conforme la
fundamentalidad sustantiva que se ha demostrado en la presente investigación es
que se denota la habilitación de la vía judicial para su protección efectiva. En
consecuencia, el derecho al mínimo vital -en su interdependencia con el derecho a
la protección judicial en un determinado ordenamiento jurídico- no puede tener
negado el ejercicio de la tutela judicial efectiva ante el reclamo de su defensa o
protección por parte de la persona amenazada o afectada, ejercicio que debe
realizar cualquier órgano jurisdiccional que conozca del asunto conforme las
competencias objetivas establecidas para el ejercicio de las funciones de los jueces
y tribunales.

31
EZQUIAGA GANUZAS, Francisco Javier. «Iura novit curia» y aplicación judicial del derecho. Valladolid:
Editorial Lex Nova, S. A., 2000. P. 55.
32
“La tutela jurisdiccional, a veces, está negada porque en un estadio determinado del pensamiento
jurídico, de la praxis judicial o de la regulación procesal de un ordenamiento jurídico, a ciertos
derechos no se les reconoce la justiciabilidad. Es decir, la falta de justiciabilidad puede ser una
deficiencia o carencia del ordenamiento en la protección de un derecho, antes que un criterio que
excluye la existencia del derecho.” CASAL, Jesús M. ''La garantía constitucional de los derechos
sociales: progresos y dificultades o zonas de tensión''. En: BAZÁN, Víctor (dir.), Justicia constitucional
y derechos fundamentales. Bogotá: Fundación Konrad Adenauer, 2015, p.21-47. (La protección de
los derechos sociales. Las sentencias estructurales ; n° 5). P. 27.
33
SQUIRES, John. The Road To A Remedy: Economic, Social and Cultural Rights. Ginebra: Australian
Human Rights Centre, The University of New South Wales, 2005. P.86

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