El documento presenta la tercera oración de una novena a la Virgen María. Contiene lecturas y reflexiones sobre la Inmaculada Concepción de María y su papel como Madre de Dios. Se incluyen oraciones dirigidas a pedir la protección y gracia de María para evitar el pecado y purificar el alma.
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El documento presenta la tercera oración de una novena a la Virgen María. Contiene lecturas y reflexiones sobre la Inmaculada Concepción de María y su papel como Madre de Dios. Se incluyen oraciones dirigidas a pedir la protección y gracia de María para evitar el pecado y purificar el alma.
El documento presenta la tercera oración de una novena a la Virgen María. Contiene lecturas y reflexiones sobre la Inmaculada Concepción de María y su papel como Madre de Dios. Se incluyen oraciones dirigidas a pedir la protección y gracia de María para evitar el pecado y purificar el alma.
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Tercer día de la novena a la Virgen Inmaculada.
En el nombre del Padre…………. FRANDILA
RIVADENEIRA
Oración preparatoria
Dios te salve, María, llena de gracia y bendita más que todas
las mujeres, Virgen singular, Virgen soberana y perfecta, elegida para Madre de Dios y preservada por ello de toda culpa desde el primer instante de tu Concepción; así como por Eva nos vino la muerte, así nos viene la vida por ti, que, por la gracia de Dios, has sido elegida para ser madre del nuevo pueblo que Jesucristo ha formado con su sangre.
A ti, purísima Madre, restauradora del caído linaje de Adán y
Eva, venimos confiados y suplicantes en esta Novena, para rogarte nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado. Acuérdate, Virgen Santísima, que fuiste hecha Madre de Dios, no sólo para tu dignidad y gloria, sino también para salvación nuestra y provecho de todo el género humano. Acuérdate que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido desamparado.
Además, dame la gracia particular que te pido en esta
Novena, si es para mayor gloria de Dios, tuya y bien de mi alma.
Lectura bíblica (Lc. 1,26-38) PAULA NARVÁEZ
Dios envió al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José de la familia de David: el nombre de la Virgen era María. El ángel le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está Contigo". Ella se turbó y pensaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Vas a concebir en tu seno y vas a dar a luz un hijo al que pondrás el nombre de Jesús. El será grande y con razón lo llamarán Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su antepasado. Reinará sobre la casa de Jacob por siempre y su reino no tendrá fin'. María entonces dijo al ángel: “¿Cómo podré ser madre si no tengo relación con ningún hombre?” Contestó el ángel: "El Espíritu Santo descenderá sobre Ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso tu hijo será Santo y con razón lo llamarán hijo de Dios". María dijo entonces: “Yo soy la esclava del Señor. Hágase en mí, según tu palabra”. PALABRA DE DIOS.
Consideración IPIALES DOMÉNICA
Consideremos cómo María Santísima no fue un instrumento
puramente pasivo en las manos de Dios, sino que cooperó a la salvación de los hombres con fe y obediencia libres. Ella, enriquecida desde el primer instante de su concepción con una Santidad en extremo singular, al aceptar el mensaje divino se convirtió en Madre de Jesús, y al abrazar de todo corazón, sin entorpecimiento de pecado alguno la voluntad salvífica de Dios, se consagró totalmente como esclava del Señor a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo con diligencia al misterio de la Redención con Él y bajo Él, con la gracia de Dios omnipotente. Por esto la Iglesia llama a la Madre de Dios "totalmente santa e Inmune de toda mancha de pecado, como plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu Santo".
Procuremos quitar de nuestra vida todo obstáculo, todo
pecado que nos impida llegar a Jesucristo haciendo una buena confesión.
Oración del tercer día ALARCÓN ANA PAULA
¡Oh santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo
Redentor nuestro! Así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pides que purifiquemos más y más nuestras almas, para ser dignos de Ti, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los pecados veniales y de procurar y obtener cada día más pureza y delicadez de conciencia.
Padre Nuestro…. MARCILLO SOFÍA
Ave María…… Gloria al Padre…. Oración final SANCHEZ AXIA
Bendita sea tu pureza
Y eternamente lo sea, Pues todo un Dios se recrea En tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, Te ofrezco en este día Alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes, madre mía! Así sea.