21 Relatos 21 Relatos para Sanar para Sanar Un Corazon Un Corazon Roto Roto

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21 RELATOS

PARA SANAR
UN CORAZON
ROTO
Te regalo 21 relatos que serán tus vitaminas
diarias de amor propio, son las que te permitirán
recuperar la fe y descubrir lo fuerte que eres y lo
mucho que vales. He elegido los 21 mejores
relatos para regalártelos. Quiero que te apoyen
en tus ratos tristes y te acompañen cuando no
quieras salir de la cama. Serán mi forma de darte
un abrazo en la distancia, un consuelo en este
tiempo y un recordatorio constante de que
mereces más y solo depende de ti ir en busca de
ello.
Te quiero, pero debo decirte adiós ...

Duele saber que no podemos seguir juntos, que aunque el corazón me impida
abandonarte, la conciencia me acurruca en sus abrazos y consuela mi tristeza,
nos hemos vuelto diferentes y aunque me duela aceptarlo, debo decirte adiós.

Nuestros rumbos van por caminos opuestos , no deseo un dueño que gobierne

mis pasos, quiero un compañero que sea un sendero que los guie, no deseo

alguien que me investigue , necesito a alguien que confíe en mi amor, no quiero

alguien me diga cómo vestirme o con quien puedo salir, necesito un hombre que

camine de mi mano orgulloso por la mujer que tiene a su lado y quiera a mis

amigos como si fueran suyos.

Quiero un hombre que me escuche, que me cuide, que me entienda mis días

malos y me abrace sin que se lo pida. Que me sorprenda con un detalle sin que

sea nuestro aniversario.

Solo esperaba que fueras como cuando tratabas de enamorarme.

Necesito vivir esta etapa de mi vida con un hombre que me valore, que me quiera,
que confié y me apoye, no me cortes las alas que necesito volar, yo quería
hacerlo contigo, pero te has empeñado en quedarte en la tierra, atando mi rumbo
... atando mis pasos.

Duele saber que una vez más me equivoqué, que entregué el corazón a un

hombre que no lo supo valorar, una vez más fallé, una vez más me enamoré ...

Me duele tener que decirte adiós

Porque te quiero ...


Pero más me quiero a mi...
Levántate

Y está bien que tengas días malos, días en los que no quieres salir de la cama,

que prefieras pasar todo el día en pijama o que simplemente no pares de llorar

recordando algún dolor que todavía está ahí lastimando. No se trata de ser de
hierro, de aparentar que nada te duele o engañarte actuando como si todo

estuviera bien. Tienes derecho a dejar de ser fuerte de vez en cuando, a sentirte

frágil y vulnerable, a querer desaparecer y esconderte bajo tus sábanas.

El problema ocurre cuando te acostumbras, cuando te encariñas o empiezas a

sentirte “bien” en ese estado, cuando comienzas a pensar que la vida es injusta,

que tiene algo en tu contra o que nada se puede arreglar. El problema empieza

cuando no te tomas un día para luego volver a empezar sino más bien empiezas

a abandonarte, a perderte y a dejar que el dolor te absorba y te impida ver más

allá de tus cuatro paredes.

Lo que no estás viendo es que el camino es más largo que eso que hoy te
lastima, que solo has tropezado con una piedra y que aún queda mucho por
recorrer, por vivir, por aprender y crecer. No sé qué situación estás atravesando el
día de hoy, no sé de qué tamaño es tu dolor o lo difícil que creas que es salir de ahí,
pero déjame de decirte que esto tambien va a pasar.
Estás en el mejor momento de tu vida para hacer un cambio, para reinventarte,
crecer, aprender y volver a brillar. La vida te está dando la oportunidad de tocar
fondo para darte cuenta de muchas cosas; para saber quiénes son las personas
que aún siguen a tu lado, para enseñarte una lección que puede ser un nuevo
punto de partida si decides aprenderla, para quitar de tu vida a personas que solo
están aportando dolor y para prepararte para las nuevas personas que llegarán a
acompañarte en tu viaje.

Disfruta de los días buenos y aprende de los días malos. Estás en el mejor

momento de tu vida para tomar la decisión de volver a brillar.


A la mala

Me tocó aprender a no esperar nada de nadie, a que es mejor sorprenderme por

algo que no espero, que decepcionarme por esperar más de la cuenta; aprendí a

no andar mendigando atención, a no recibir amores a medias, a dejar de buscar,

dejar de insistir, dejar de pedir; comprendí que a veces, dejar que una persona se

quede contigo puede doler más que dejarla ir y que a veces dejar ir a alguien te

puede arrancar el alma, partir en millones de pedacitos y te puede doler tanto que

nunca más vuelves a ser la misma. Entendí también que aún esos dolores por

más fuertes que parecen, también pasan, que los tiempos son distintos para cada

persona, pero que a la larga siempre sale nuevamente el sol y aunque tal vez

nunca deja de doler, aprendes a vivir con las heridas.

A la mala comprendí que no a cualquiera se le puede llamar amigo, que aún


incluso los que se sientan en tu mesa y duermen en tu cama te pueden clavar un
puñal, aún esos que les dices hermanos te pueden traicionar, que valen más dos
amigos sinceros que cien falsos a tu lado; aprendí a seleccionar mejor a quienes
me rodean, a no dar mi confianza a cualquiera, a volverme un poquito más frio, un
poco más seco, un poco más duro, un poco más cabrón.

Me tocó aprender a la mala, luego de me partieran la madre un par de veces,

luego de amar más de la cuenta, luego de no recibir lo que esperaba, luego de

que mis amigos me traicionaran, luego de compartir mis sueños y que me

desearan el mal, luego de intentar ser buena y me fallaran.

A la mala aprendí a quererme y a entender como quiero que me quieran los

demás.
Hoy échate a llorar.

No, hoy no te voy a decir que no llores, que dejes de estar deprimida o que ya no

sientas esa maldita opresión en el pecho que hace que tu corazón se estruje de

tristeza, no quiero mentirte y decir que mañana será mejor, porque las cosas no

funcionan así.

No es fácil aceptar que las personas te fallen, no es fácil confiar y que te

traicionen, que te entregues y no te valoren, que lo des todo y te decepcionen,

que tiendas la mano y te den la espalda. No es fácil intentar ser buena en este

mundo de mierda donde la gente es egoísta y piensa más en sus necesidades,

donde lo importante es ser feliz a toda costa, sin pensar en el daño que hacen a

los demás, no puedo pedirte que no tengas ganas de llorar o que trates de ser

fuerte cuando las personas que más quieres te lastiman, cuando tu mejor amiga

te falla, cuando tu pareja te engaña o alguien en tu propia familia te paga mal.

El problema no es que llores un día, una semana o un mes, porque cada persona
sana de forma diferente, los dolores no son iguales, las cicatricen no tienen el
mismo tamaño y los golpes no dejan de verse en todos los cuerpos en el mismo
tiempo, cada uno tiene su propio proceso de curación, su propio duelo, su manera
de cargar con las heridas hasta que no lastimen. Lo que si te puedo pedir es que
no te quedes sumergida en el dolor, que no dejes de creer, que no dejes de
confiar, que no dejes de dar la mano; porque aun en este mundo que parece tan
jodido; quedan personas buenas, aún hay gente que sabe brindar amistad, aún
hay otras personas que ya no quieren amores a medias y están esperando a
alguien para darlo todo, aún hay gente que tiene ganas de ser feliz.

Hoy échate a llorar

y cuando estés lista

vuelve a sonreír.
Mirar adentro

Hace algún tiempo empecé a entender cómo funciona esto y mi vida empezó a

cambiar, de hecho dio un giro de 180° y todo comenzó a ser mejor; y es que

cuando decides cambiar tú, resulta extraño ver como todo lo que te rodea va

cambiando. Después de algún tiempo decides vivir libremente, decides soltar todo

aquello que te hace daño y enfocarte en lo que realmente quieres.

Te das cuenta de que cualquiera puede tomarse una cerveza e irse de fiesta un
sábado contigo, pero muy pocos estarán ahí cuando estés abajo para darte una
mano. Sin buscarlo te das cuenta que no a cualquiera puedes llamarle amigo, que
no cualquiera puede compartir tu mesa y que no cualquiera estará ahí para
apoyarte cuando quieras crecer. A veces toca pasar un tiempo solo y darte cuenta
de que tipo de personas quieres que estén en tu vida, toca hacer limpieza y
buscar rodearte con personas mejores que tú, que tengan sueños, metas y las
mismas ganas de salir adelante.

Pasa el tiempo y comprendes que no estás para desperdiciar tu vida trabajando

en algo que no te gusta, estudiando algo que no te hace feliz, con una persona

que no te valora o con amigos que no suman nada. Dejas atrás los miedos y

empiezas a desprenderte de todo aquello a lo que antes te aferrabas y sin darte

cuenta todo mejora. Dejas de quejarte por lo que te falta y empiezas a valorar

aquello que tienes.

Llega un momento que te cansas de buscar la felicidad afuera, en los amigos, en


vestidos, zapatos o lujos y comprendes por fin que la felicidad siempre estuvo ahí,
dentro tuyo, esperando que eches un vistazo y empieces a vivir la vida que
realmente mereces

El cambio que quieres ver en el mundo empieza

por ti.
El amor es de valientes

A lo mejor y fueron las veces que te mintieron, las veces que te fallaron o las

veces que lo diste todo y no recibiste nada el motivo por el que ahora eres así,

pero ¿Cuánto tiempo más?

Ahora alejas a las personas que se te acercan, ya no aceptas invitaciones a salir,


te has vuelto más cortante, fría, distante, has puesto un muro inmenso y no dejas
que nadie ni siquiera lo intente cruzar. Y sí, a lo mejor tengas tus motivos, sientas
que nadie te entiende o desde entonces, hayas creído que siempre vas a
fracasar, pero ¿qué tan valiente eres para volver a intentarlo?

Baja un poco la guardia, deja que el tiempo haga su trabajo, pero no tampoco lo
malgastes mostrando una versión que no es la tuya, jugando a la fría, a la ruda a
la que ya no cree en nadie; reprimiendo el amor que tienes por dar, cerrándote
ante nuevas posibilidades o auto saboteando las oportunidades que la vida te
presenta.

Estamos aquí para amar, para aprender, para caer las veces que sean necesarias
y levantarnos con más fuerza, esto del amor no es para cobardes que se meten
en una burbuja para no salir dañados o que esperan que vengan a solucionarles
la vida y hacerlos feliz. Estamos aquí para amar y hay que correr riesgos, hay que
aventarse, hay que jugársela, hay que darlo todo una y otra vez aunque nos
vayamos de cara sin protección.

La vida es una gran escuela y lo único que intenta es prepararte y dejarte lista
para cuando tenga que llegar esa persona correcta, cada vez que fracasas hay un
aprendizaje, pero cada vez que te cierras solo retrasas lo bueno que está por
llegar.

El amor es para valientes, deja que sanen las heridas, descubre que es lo que
quieres para tu vida, pero no te cierres, no te niegues a intentarlo una vez más.
Tu vida puede cambiar hoy

Un día no sabes cómo, pero dejas de ser la misma. Te miras al espejo y

entiendes que algo tiene que cambiar; ya no tienes más lágrimas, ya no hay más

dolor, solo un inmenso vacío porque todavía no entiendes que le pasó a la mujer

que eras. Dejaste de usar esos tacones rojos que tanto te gustaban, dejaste de

pintarte las uñas, dejaste de salir con tus amigas y hasta de luchar por esos

sueños que querías alcanzar.

Tal vez los golpes y las decepciones te fueron haciendo un poco más chiquita, tal
vez sin darte cuenta fueron cortando tus alas y privándote de esa libertad que tan
bonito te quedaba. Hoy te miras al espejo y no te reconoces, no sabes en que
momento te perdiste, pero estás dispuesta a recuperarte.

Llega un momento en el que tienes que ser fuerte, porque ser fuerte es la única

opción, porque ya no puedes caer más hondo, porque no puedes hacerte más

daño, porque ya no estás dispuesta a seguir dejando que la corriente te lleve. Un

día despiertas y te das cuenta que lo que te separa de esa vida que tanto quieres
es simplemente tomar esa decisión que tanto tiempo has estado postergando.

Tenías miedo a la soledad y hoy te siente más sola estando con él, tenías miedo

a lo desconocido pero hace tiempo ya no sabes quién es ese que comparte tu

cama; tenías miedo al cambio y ahora entiendes que eso es lo único que puede

sacarte del pozo en el que estás, tenías miedo a un futuro incierto, pero tu

presente cada día hace más daño.

Un día vas a decir BASTA, vas a entender que mereces más, vas a sanar sola
cada una de tus heridas y vas a emprender un viaje rumbo a lo desconocido,
donde vas a poder conocerte, encontrarte y quererte como nadie supo hacerlo.

Un día vas a tomar la decisión de reencontrarte con tu mejor versión.

Y ese día puede ser hoy.


Que nadie te baje la luna

¿Cuánto tiempo más vas a pasar llorando porque te mintieron? ¿Cuánto tiempo

más vas a seguir dejando que otras personas decidan tu futuro? ¿Cuánto tiempo
más vas a seguir buscando culpables por las cosas que no puedes conseguir?

¿Cuánto tiempo vas a postergar tus sueños y seguir trabajando para cumplir el de
otros?

Muchas personas quieren cambios, aspiran a una relación amorosa estable, a


una situación económica positiva, a una vida llena de abundancia y cosas buenas;
pero no son capaces de cambiar sus conductas.

No vas a enamorarte ni ser feliz en el amor, mientras sigas pensando que todos

los hombres son iguales, que el amor está en tu contra, o que todos tiene la culpa
de las cosas que te pasen; no vas a cambiar nada en tu vida mientras sigas

esperando que todo caiga del cielo, te lamentes, te quejes y no hagas nada por

cambiar. No vas a cambiar nada mientras sigas permitiendo que te humillen, te

maltraten y te pasen por encima.

La vida no te va a dar aquello que quieres, te da siempre aquello que necesitas


para aprender, para crecer, para ser mejor persona y entender lo mucho que
vales. Mientras no aprendas, todas esas situaciones que tú llamas “negativas”
seguirán pasando en tu vida, se seguirán repitiendo, hasta que aprendas o
simplemente hasta que un día caigas tan hondo que ya no tengas más opción que
levantarte.

Es momento que asumas tu responsabilidad que dejes de esperar que todos

cambien, que te hagan feliz, que te den todo y empieces a tomar acción para

generar ese cambio que deseas en tu vida.


Cuando comprendas que en tu interior estás todas las respuestas que estás

buscando para tener esos resultados que tanto quieres, todo a tú alrededor se va

a transformar.

No necesitas que nadie te prometa la luna, te la puedes bajar solita.


Tu nueva tú ...

Hoy es un día distinto.

Te has mirado al espejo y te has visto más linda de lo normal, después de un


largo rato de auto tortura, culpándote por los errores de otros y creyéndote menos

que otras mujeres, culpando a un tal cupido por tus relaciones fallidas, hoy

amaneciste feliz, te sientes más linda, te pones tu mejor ropa y caminas por la

calle radiante.

Has dejado de pensar en otros y estás enfocada en ti, en tus proyectos, en tus

sueños, en tus metas y sin darte cuenta empiezas a encontrar una versión

mejorada de ti, una más decidida, más fuerte, más segura, más dueña de sus

emociones y menos dependiente de atenciones.

Ya no extrañas los mensajes de buenos días, ni la llamada de alguien

preguntándote cómo estás, no lo necesitas, en estos momentos no te hace falta.

No extrañas el amor porque encontraste en la soledad, una oportunidad para

reencontrarte contigo misma, con tu nueva tú, esa que tenías durmiendo, llorando

y creyéndose la peor.

Has descubierto que te gusta pintar, bailar y nadar, empiezas a hacer cosas que

antes no imaginabas, has encontrado en tu familia y amigos la compañía perfecta

para pasarla bien, para estar feliz, para seguir creciendo cada día.

Y aunque no descartas la posibilidad de volverte a enamorar hoy no te hace falta,


sola, la estás pasando increíblemente bien.
Despierta

Yo sé que no ha sido fácil, lo estás haciendo lo mejor que puedes y de eso estoy

seguro. Manejar esos sentimientos negativos o saber sobrellevar la tristeza es

complicado, sé que te sientes mal por darlo todo y no recibir lo que esperas; te

sientes tonta por confiar y luego andar llorando encerrada en tu habitación porque

te mintieron, pero quiero preguntarte algo. ¿Cuánto tiempo más?

¿Realmente es eso lo que quieres para tu vida? Vives en un estado de tristeza

permanente, construyendo una barrera gigante para intentar protegerte de las

personas que se te acercan, ocultando tus emociones, reprimiendo tus sueños y

alejándote de todas las oportunidades para no volver a lastimarte.

Y lo que quiero que entiendas es que el camino es largo, que tropezar con una

piedra no hace que todo lo que falta por recorrer sea malo, caerte una vez no

significa que te caerás en cada paso que des, lo que quiero que comprendas es

que 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐭𝐚𝐫, levantarte de esa cama y ponerte linda, mirarte al

espejo y decirte lo mucho que vales y eres capaz de lograr.

Lo más valioso de este mundo es el tiempo y tú no lo estás aprovechando, de


hecho lo estás desperdiciando en cosas que ya no puedes cambiar. No puedes
volver atrás y borrar todo lo malo que ha pasado en tu vida, pero si puedes
aprender de eso para hacer de ti una mejor persona; no vas a encontrar el motivo
de por qué a ti te mintieron, te fallaron o te lastimaron, pero si puedes entender de
qué manera eso puede sacar lo mejor de ti.

Lo que quiero que entiendas es que todo lo que necesitas para salir adelante y

construir esa vida que tanto quieres, depende solo de ti y tienes que despertar

para poder ir tras ella.


Te admiro

Admiro tu valentía y la capacidad que tienes para salir adelante siempre o al

menos para fingirlo, para sonreírle a todo el mundo, aunque te estés muriendo de

ganas de echarte a llorar o de que alguien te de un abrazo aunque no te conozca.

Admiro que te hagas la fuerte, que todos crean que eres fría, que no tienes

sentimientos; que todos aquellos que te conocen piensen que nada te afecta y te

pregunten como le haces, aunque no sepan que detrás de ese cuerpo acorazado,

hay una mujer sensible que tiene sus miedos y demonios acechándola cada

noche antes de dormir.

Te admiro porque finges que no crees en el amor y esas "cursilerías" , pero


cuando estás sola, lloras a mares con esas películas románticas que todas tus
amigas creen que odias, finges tan bien, que nunca nadie te ha visto llorar por
amor, solo tu almohada, solo ella ha sido testigo de tantas noches de llanto por un
amor fallido.

Admiro tu capacidad para mentirle a todo el mundo, pero a mí no.

No me importa si te haces la fuerte con medio mundo, yo seré ese cable a tierra

que te permita llorar y desahogarte, que te permita; frenar, respirar hondo y tomar

impulso para continuar, seré como un tubo de escape, tu escape del mundo y

también, tu burbuja privada, donde puedas ser tú, conmigo no te hagas la fuerte

que no te lo creo. Yo te voy a dar cada día ese abrazo que necesitas y que no

dejas que nadie te dé, yo te voy a dar el ánimo que le das a todo el mundo pero

que nadie te da a ti, yo te voy a dar ese aliento que no eres capaz de pedir, pero

que sé que te hace falta.

Hoy deja de ser dura, solo por hoy vuélvete frágil y vulnerable, déjate de llevar y si
quieres grita, llora y muestra esa parte de ti que nadie más ha visto, te prometo
que en cada línea te abrazaré, hasta que mañana despiertes nuevamente y
escondas una vez más tu dolor con esa sonrisa fingida.

Te admiro mujer, pero a mí no me engañas.


Empezar de nuevo

El problema cuando te hacen daño es que crees que siempre será igual, que

cualquier persona que venga luego también te mentirá, que repetirás una y otra

vez la “mala suerte” que tienes para el amor, crees que después de tu experiencia

fallida lo mejor es pensar que “todos son iguales”, volverte fría, poner un muro,

desconfiar de todos y no volver a darte una oportunidad.

Y tranquila, no te juzgo. Sé qué haces lo mejor que puedes y solo estás


intentando protegerte, porque eso de pasar largas noches llorando con tu
almohada, o sentir esa opresión en el pecho que a veces no te deja respirar no se
la deseas a nadie y es por eso que solo intentas evitarla una vez más.

Lo que me gustaría que comprendas, es que en el amor como todo en la vida,

requiere de un proceso de aprendizaje, requiere de madurez y consciencia,

requiere de sanar, conocerte, prepararte, entender, aceptar y comprender.

Lo curioso es que para muchas cosas en la vida somos capaces de intentarlo una
y otra vez hasta obtener el resultado que queremos, nos esforzamos cada día
más hasta conseguirlo; pero cuando se trata del amor siempre vamos con las
mismas armas, y ante la primera derrota no queremos volver más; cuando lo ideal
sería regresar con más ganas, con más fuerza, con más madurez, con más deseo
de darlo todo.

Dicen por ahí que la vida lo único que hace es prepararte, te enseña

constantemente hasta que estés lista para encontrar a tu compañero, el problema

es que te aferras a donde te hacen daño, pones muros para no conocer a nadie,

te vuelves fría en vez de sacar lo mejor de ti, vas buscando por la vida que llegue

alguien a llenar los vacíos que no has sabido llenar tu misma, le tienes miedo a la

soledad y no aprendes a conocerte.

El problema no es que los hombres sean malos, es simplemente que no te

conoces lo suficiente como para darte cuenta y atraer lo que realmente mereces.
Una última vez

No está mal dar segundas oportunidades, no está mal volver a intentarlo y

resistirse a querer tirar la toalla, de hecho, admiro tu valentía por tratar de


solucionar las cosas y no darte por vencida tan fácilmente.

Da siempre todo de ti, planea un viaje de último momento, prepara una cena

romántica, ten un detalle bonito cuando no estén celebrando nada, mándale un

mensaje de amor y dile que estás pensando en él.

Aunque no termines por recibir lo que estás buscando, intenta siempre dar lo

mejor de ti, porque es la única forma de hacerte fuerte, de prepararte, de estar

lista para cuando la vida ponga en tu camino a una persona que realmente valore

todos los esfuerzos que haces.

Hagas lo que hagas, hazlo por ti, para sentirte mejor, para sentirte tranquila por

haberlo intentado todo, nada te garantiza que es persona cambiará, de hecho, ni

tú ni nadie tiene el poder de cambiar a otra persona si es que ya no desea


hacerlo. Da todo de ti, pero no dejes que tus expectativas terminen por estrellarte

en la cara.

Da sin esperar recibir, pero aprende a poner límites en tu vida, aprende a no

forzar las cosas y saber cuándo debes dar un paso al costado. Que tu amor no te

lastime, que tu cariño no te duela. Cuando haya más lágrimas que sonrisas,

cuando los espacios en la cama se sientan más grandes, cuando empieces a

hacerte daño, cuando sientes que ya no recibas nada a veces toca aceptar,

aunque duela, que tal vez ahí no es.

Da siempre lo mejor de ti, pero aprende a darte cuenta, cuando tengas que decir

adiós.
Lo que no quiero de ti

No quiero que seas de esas mujeres que necesitan el amor a toda costa y buscan

a una persona que llegue a hacerlas feliz, porque aún no son capaces de
encontrar la felicidad en ellas mismas, que seas de esas que tienen que revisar el

celular y llamar veinte veces al día porque se sienten inseguras y pienses todo el

tiempo que esa persona puede encontrar algo mejor que tú, por el único hecho de

que no te se sientes bien con todo lo que puedes dar.

No quiero que seas de esas mujeres que mendigan amor, que no ponen límites y
pasan la vida conformándose con las pocas cosas que les dan, soportando gritos,
insultos, ofensas y maltratos porque confundieron al amor con la dependencia,
porque no aprendieron del amor propio y le temen a la soledad.

No quiero que seas de esas mujeres que se preocupan por el que dirán, que

pasan su vida intentando hacer feliz a todo el mundo y dejan de preocuparse por

las cosas que realmente quieren lograr, no quiero que dejes de tener sueños, de

tener metas, de tener ilusiones o que te acostumbres a vivir a la sombra de

alguien que no te permite brillar.

No quiero que te conformes, que creas que eso que tienes es todo lo que
mereces, que te resignes y nunca te cuestiones si eso que tienes es realmente lo
que quieres para tu vida. No quiero que pasen los años y te despiertes en un
hogar donde no te sientes bien, resignada con el poco amor que recibes y
pensando que la vida nunca va a cambiar.

No quiero que le temas a la soledad, porque en ella vas a poder encontrar las

herramientas que tal vez te están faltando para descubrir la mujer que realmente

eres y lo mucho que vales, no quiero que dejes de intentarlo o dejes de creer

porque alguien en algún momento te hizo daño, no quiero que pierdas la fe y las

ganas de volver a creer, de volver a confiar de volver a amar.

Lo único que realmente quiero, es que te esfuerces cada día por ser feliz.
Elige con el corazón

Elige a una persona que tenga el deseo de entregarte su corazón, que haya

aprendido a curar sus propias heridas y esté dispuesto tomar tu mano para poder

acompañarte en este viaje juntos. Alguien con quien que puedas recorrer el
camino desde el amor, donde no exista la duda ni la desconfianza. Elige un

corazón sano, que se enfoque día a día en ser una mejor persona y te empuje a ti

también a emprender tu propio vuelo.

Elige el amor por encima de la dependencia y el complemento antes que la

necesidad, un amor donde el respeto sea un pilar y la lealtad transforme cada

espacio de sus vidas. Elige a una persona que vea luz en cada espacio de tu

oscuridad y te dé un poco de su brillo cuando ya no puedas más.

Elige el lugar correcto, donde se encuentren tu paz mental con tu tranquilidad,


donde sepas que la toalla no se va a tirar a la primera, donde el miedo
desaparezca y los sueños vengan cada día, acompañados del deseo por hacerlos
realidad.

Elige siempre la belleza interior por encima de la que se ve simple vista, porque

esa es la que perdura con los años, la que el tiempo no marchita y la que te dará

los resultados más grandes.

Elige con el corazón, pero aprende a quererte tanto, que sientas que mereces un

amor así.
¿Qué estás atrayendo a tu vida?

Yo no sé todas las cosas que has pasado en tu vida, no sé cómo fueron tus

padres, no sé cómo te criaron o lo que te enseñaron sobre el amor, no sé cómo

han sido tus relaciones, las veces que te has enamorado, que lo has entregado

todo, que te han fallado o que tal vez no te correspondieron.

No sé muchas cosas de ti, no sé qué es lo primero que te fijas o lo que consideras


más importante al momento de enamorarte. Desconozco cuantas heridas tienes
en el pecho, cuantas marcas has acumulado y cuantas de ellas te siguen doliendo
hasta hoy cada vez que las recuerdas.

Lo que sí sé, es que a pesar de todo lo que te ha pasado, mereces un amor

bonito. Te mereces encontrar a alguien que te respete, que confíe y tenga todas

las ganas del mundo por ayudarte a crecer. De esos que te limitan y te critican

hasta por la ropa que usas, existen muchos; de los que te revisan el celular y te

piden que te dediques solo a las cosas de la casa, abundan; pero los que

realmente valen la pena, son aquellos que buscan tu crecimiento, aquellos que

siempre intentan hacerte brillar porque está en su esencia dar lo mejor de sí

mismos para que las cosas funcionen.

La calidad de hombres que atraes a tu vida, no es consecuencia de la mala


suerte, no es causa del destino o una obra de cupido que quiere hacerte daño. La
calidad de hombres que atraes a tu vida es consecuencia directa de lo que tú
crees que mereces, es obra del sistema de creencias que domina tu vida y te dice
que te conformes con eso porque no puedes recibir más, es producto del amor
propio que te tienes y de cómo manifiestas tus necesidades al exterior, esperando
que alguien llene el vacío que tú misma no sabes cómo llenar, es consecuencia
de las veces que fallaste y de cómo cada vez sientes que vales menos.

Cada uno acepta en su vida, el amor que siente que merece. ¿Qué estás

aceptando tú?
Sin hacer ruido

Ella era de las que daba todo, la que daba amor a manos llenas y se entregaba

en cuerpo y alma para que todo funcione, era la de los detalles, las palabras

bonitas, las canciones románticas y los mensajes al empezar el día. Cuando las

cosas se ponían feas era la primera que intentaba conversar para solucionarlo

todo, no tenía miedo a la hora de pedir disculpas y reconocer valientemente

dejando atrás su orgullo cuando cometía un error.

Nunca pasaba por su mente tirar la toalla, su mejor virtud y quizás también su

peor defecto era tener un alma noble, era pensar que cuando había amor se

podía superar todo, que bastaba con que uno pusiera un poco más de esfuerzo

para que el otro se diera cuenta y las cosas nuevamente sigan un camino de

felicidad. Creía que las discusiones eran solo pruebas que las personas que

realmente se amaban tenían que superar para consolidar una relación.

Sin darse cuenta se fue cansando, como todos cuando se dedican solo a dar y no
reciben nada, como cuando sabes que estás brillando en un lugar donde no
aprecian tu luz; sin darse cuenta cada vez enviaba menos mensajes, cada vez
dedicaba menos canciones, cada vez tenía menos detalles; las fechas empezaron
a dejar de ser tan importantes. Si no le escribían, ella ya no devolvía la llamada, sí
había una pelea se sentía cansada para conversar, cuando despertaba ya no era
su celular lo primero en ver para esperar un mensaje de él, las mariposas de su
estómago empezaron a marcharse y sin darse cuenta las fuerzas se fueron
terminando.

Cuando él se dio cuenta ya era demasiado tarde, pese a todo el ruido que ella
hizo intentando que él se diera cuenta de que la estaba perdiendo, él no escuchó.
Se confío, pensó que ella siempre estaría ahí, se acostumbró solo a recibir y cada
vez entregó menos, pensó que ella amaría siempre por los dos, que el deber era
de ella, y que todo estaba bien así.

Cuando él intentó cambiar, ya era muy tarde. Ella se había ido en silencio, sin

hacer ruido.
Recupera tu brillo

A lo mejor no te has dado cuenta, o tal vez te han hecho creer lo contrario; pero

estás aquí para brillar, estás aquí para dejar un poco de tu luz en las personas y

para alumbrar tan fuerte como lo desees. El problema, es que le diste a alguien

más la autoridad para controlar tu luz, para apagarte con una palabra y hacerte

creer que a lo mejor no vales tanto. El problema es que no terminas por creerte

todo lo que puedes lograr, porque te hicieron tanto daño que hoy tienes la

autoestima por los suelos.

El problema aún más grande, no es todo lo que te dijeron, las veces que te
fallaron o te mintieron, sino el día que tú decidiste creerles. Creerte menos,

sentirte menos, quererte menos. El problema empezó cuando le diste más

importancia a las cosas malas que te decían y escuchabas menos lo que decía tu

corazón, cuando asumiste como verdad todos los maltratos y no te atreviste a

poner un límite. Cuando empezaste a sentirte menos y tu luz se convirtió en

inseguridad.

El problema es que te volviste tan chiquita, que ahora te da miedo hasta estar

sola, y ya no quieres brillar para que nadie más te haga daño, el problema es que

lloras, que ya no crees, que desconfías y más aún, que sientes que ya no hay

solución y prefieres esconderte, antes que volver a brillar.

Y lo que yo quiero decirte es que ya es hora de levantarse, de recuperar tu

tamaño y empezar a dar lo mejor de ti, es momento de volver a brillar y regalarle

un poco de tu luz a tantas personas que también les hace falta, es momento de

comenzar de nuevo, de creer, de confiar, de sanar, es momento dejar esos

pensamientos que solo te siguen haciendo daño y es hora encontrar el

aprendizaje de todo esto, que te permita salir de eso pozo en el que estás.

Es momento de secar las lágrimas, de sonreír de nuevo y tomar la decisión de

volver a brillar.
Te lo prometo

La vida te va a recompensar por todas las lágrimas que has derramado, por todas

las noches que pasaste abrazando tu almohada y no quisiste salir de tu


habitación. Tarde o temprano todos esos llantos se convertirán en sonrisas,
porque nadie sufre por siempre y porque siempre se puede cambiar.

Te prometo que de aquí a un tiempo te vas a acordar de todo lo que te está


pasando ahora y te vas a dar cuenta que gracias a eso ahora eres más fuerte,
más valiente y las cosas empezarán a ir mejor, vas a soltar esa mochila pesada y
la vida empezará a ser más ligera; fluirás y todo seguirá su curso, dejarás de
esperar amor donde ya no lo hay y aprenderás a quererte tanto que tus sueños
dejarán de verse tan lejanos.

La vida te va a recompensar y todo cambiará, pero solo si tú decides cambiar, si

asumes tu responsabilidad y dejas de buscar culpables, si dejas de buscar

excusas, si dejas de victimizarte, si dejas atrás el rencor, el odio y el

resentimiento. Si empiezas a enfocar tu atención en las cosas que realmente

valen la pena para ti y te liberas de todos esos sentimientos que lo único que

hacen es seguirte carcomiendo por dentro.

Estás a un paso de cambiar tu vida y eres tú y únicamente tú la persona que va a


decidir qué hacer, puedes seguir enfocándote en las cosas del pasado y seguir
lastimándote por eso, puedes seguir enfocándote en cosas que aún no pasan y
hacerte daño por adelantado, puedes sentirte mal ahora por cosas que sientes
que te estás perdiendo y no estás pudiendo lograr … o puedes también enfocarte
en construir la vida que realmente quieres y sientes que mereces para ti.
La única diferencia entre las personas que logran y las que no logran los
resultados que quieren para su vida, son las decisiones que toman y las cosas en
las que deciden enfocar su energía, sus pensamientos, sus sentimientos y sus
emociones.
¿Qué decides tú?
Abrázate

Seca de una vez por todas esas lágrimas y date un abrazo de esos que estás

esperando y aún nadie ha podido darte, un abrazo tan fuerte que sea capaz de

pegar esos pedacitos que andan medio rotos. Levántate de la cama y deja de

sentir compasión por ti, deja de sentirte mal, deja de darte pena que ya fue

suficiente de tristezas y malos ratos.

Hoy parece uno de esos días donde piensas que todo está en tu contra, donde
crees que el mundo ha conspirado para hacerte sentir mal, es uno de esos días
donde odias todo lo que te rodea; pero tranquila, igual levántate y abre tu ventana,
¿ves la luna?, está brillando aún con toda la oscuridad que la rodea y te está
regalando un poco de su luz para que también tú, empieces a brillar.

¿Te dejó tu novio? ¿Te fueron infiel? ¿Jalaste una materia? ¿Te quedaste sin

trabajo? ¿Peleaste con tu mejor amiga? No sé qué es lo que te ha tenido triste

hoy y todos estos días, pero desde que desperté sentí la necesidad de escribir

para ti, para ti que llevas los ojos hinchados y la mente en otro mundo por varios

días. Ya fue suficiente.

Venga, vamos, ponte de pie, mírate al espejo y date un abrazo en nombre mío, en
nombre de todos los que te quieren y andan preocupados por verte así, con la
carita triste y llena de lágrimas, encerrada en tu cuarto con la pijama y sin ganas
de querer salir, te prometo que esto será temporal, que esto que hoy duele tanto,
pronto dejará de doler, te prometo que esa herida va a sanar, va a curar y tú
aprenderás una gran lección de todo esto que hoy parece que no tiene arreglo.

Date un abrazo por mí, por ti y junta cada pedacito roto hasta que vuelvas a ser

tú.
No lo extrañas a él

Te acostumbraste a los detalles, a los “te quiero” a los “te ves hermosa” a los

mensajes de buenos días y a sentirte indispensable en la vida de alguien.

Extrañas el vacío que dejó y que no tienes idea de cómo llenar.

Y no es que te cueste olvidarlo, porque mientras más piensas en olvidarlo más lo

recuerdas; tampoco se trata de buscarte otro hombre que te haga sentir lo mismo,

no se trata de que no haya otro como él, porque seguramente hay mejores; es

solo que aún no te das cuenta de que no lo extrañas a él. Te extrañas a ti.

Extrañas la mujer que te hacía sentir, lo mucho que sonreías con sus chistes

tontos a la forma que se aceleraba tu pecho cuando recibías un mensaje suyo.

Extrañas sentirte completa, dichosa, feliz, entusiasta y comprometida.

Le dejaste a él toda la responsabilidad de tu amor, de tu felicidad, de tu

autoestima y tus estados de ánimo y hoy esa dependencia te está pasando

factura, porque ahora que ya no está para decirte un te quiero por las noches,

parece que se acaba el mundo.

¿Olvidarlo? Solo haría que eches a perder todo el aprendizaje que él tenía que

dejar en tu vida, todo lo que tenía por enseñarte mientras estuvo contigo y todo lo

que le debes agradecer por lo mejor mujer que te hará.

No importa si pasa una semana, un mes o un año; no se trata de olvidarlo y


borrarlo de tu cabeza, no se trata de hacer que eso nunca pasó y que él nunca
existió. Se trata de aprender la lección que la vida tenía preparada para ti, se trata
de entender que ese vacío solo puedes llenarlo tú, se trata de darte cuenta que la
responsabilidad de tu felicidad no depende de nadie más y que es solo tuya.

Tú no lo extrañas a él… extrañas a la mujer que eras cuando estabas con él.
Despedida de una chica tóxica

“Vaya que ha costado trabajo entenderlo, pero dicen por ahí que mientras una no

se estrelle sigue acelerando. Creo que después de haberme chocado unas

cuantas veces ya era hora de entender algunas cosas.

Lo primero que entendí es que tenía miedo y es por eso que me aferré a ti, que si
te llamaba a cada hora no era porque te amaba mucho y quería "cuidarte", que si
te pedía una foto cada cinco minutos no es porque desconfiara de ti, que si no te
dejaba tener amigas no era porque pensara que ellas eran malas personas; tenía
poco que ver contigo y todo que ver conmigo; pero me costó mucho trabajo darme
cuenta.

Lo que quería evitar realmente era que encontraras a alguien mejor que yo
porque nunca me consideré suficiente, proyecté en ti todos mis miedos e
inseguridades, todas mis dudas y mis temores. Ahora me doy cuenta que no te
quería proteger a ti, me quería proteger a mí, no quería que te dieras cuenta de lo
poco que me valoraba y lo mucho que necesitaba que llenaras los vacíos que yo
no tenía idea de cómo llenar.

Nunca fueron tus faltas de detalles, las pocas palabras bonitas que tenías

conmigo, las veces que me humillaste o me decías que estaba loca, se trató de

mí, de mí que aceptaba eso creyendo que era mejor tener migajas que no tener

nada, fui yo quien permitió recibir todo lo que te sobraba para intentar llenar todo

lo que me faltaba.

El problema es que el miedo a la soledad me tenía loca, la vocecita en mi cabeza


diciendo que nunca iba a conseguir nada mejor, que me conformara contigo o que
después de tanto tiempo, era más fácil seguir caminando bajo tus sombras que
atreverme a buscar mi luz.
Hasta que un día sin darme cuenta toqué fondo y entendí que ya no podía
caer más, que en ese hoyo estaba sola, ya no había nadie más y por primera

vez tuve que ser fuerte, porque ser fuerte era mi única opción, ya no podía
doler más, ya no podía llorar más. Poco a poco me fui levantando, fui

aprendiendo, fui regando con mis lágrimas la tierra que quedó; poco a poco fui

sanando y aunque nunca te diste cuenta, empecé a darme a mí misma, todo lo

que tanto te exigí.

Hoy soy capaz de soltarte y dejarte libre, de cortar las cadenas que me unían a
ti, hoy soy capaz de darme el amor y los detalles que durante tanto tiempo
espere de ti. Hoy puedo ser libre para empezar a escribir la historia que
siempre soñé para mí, hoy las heridas me recuerdan la lección que aprendí
gracias a ti.

Mi tarea no era hacer que cambies y sanar esta relación tóxica; mi tarea era

sanar todo lo que me había seguido conectando a ti.

Gracias por todo, pero he decidido volver a brillar.”

Jhovany Sánchez
Encantada de Conocerme
Todos los Derechos Reservados
Noviembre - 2021

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