Legumbres Hortalizas y Verduras
Legumbres Hortalizas y Verduras
Legumbres Hortalizas y Verduras
comúnmente vaina o capi. Asimismo reciben tal nombre las semillas comestibles que
crecen y maduran dentro de este fruto y a las plantas que las producen.
Las legumbres constituyen un grupo de alimentos muy homogéneo, formado por los
frutos secos de las leguminosas, siendo dehiscentes, desarrollados a partir del gineceo,
de un solo carpelo y que se abre tanto por la sutura ventral como por el nervio dorsal, en
dos valvas y con las semillas en una hilera ventral. Estas vainas suelen ser rectas y
carnosas. Por lo general poseen una carne interior esponjosa, aterciopelada y de color
blanco. Su parte interna corresponde al mesocarpio y al endocarpio del fruto.
El tamaño de las legumbres varía desde un milímetro o poco más hasta cincuenta
centímetros. Su forma, aunque en la mayoría de los casos es alargada y comprimida,
como la de las judías o habichuelas, varía muchísimo.
Estos frutos pertenecen al gran grupo de las plantas leguminosas (familia Fabaceae) y, a
pesar del gran número de especies que componen esta familia, las utilizadas para la
alimentación humana y del ganado son relativamente pocas.
Alfalfa
Chícharos (guisantes o arvejas)
Frijoles (porotos o judías o alubias)
Garbanzos
Habas
Ejotes (judías verdes o chauchas o vainitas o porotos verdes)
Lentejas
Lupinos (altramuces o chochos)
Cacahuates (cacahuete o maníes)
Soja (o soya)
Las legumbres han sido cultivadas por siglos por una gran variedad de culturas. Se
pueden considerar alimentos nutricionalmente recomendables teniendo en cuenta su
composición en proteínas, hidratos de carbono, lípidos, fibra, minerales y vitaminas.
Los hidratos de carbono no son imprescindibles para el hombre pero sin ellos, la dieta
no es correcta. Desde el punto de vista nutricional, prescindir de las legumbres en
individuos sanos supone una mala alimentación. Sólo hay que adaptar las dosis a cada
variedad de legumbre. En el caso extremo y poco recomendable de que se eliminen, se
debe aumentar la cantidad ingerida de grasas o proteínas para así aportar la energía
necesaria al organismo. Las judías verdes, guisantes y habas cuando se comen tiernas,
tienen un valor calórico inferior que el mismo peso en seco, porque la cantidad de agua
es más elevada, aunque en general su composición es muy parecida.
La idea de que las legumbres se digieren mal es errónea ya que el proceso de digestión
se realiza en su práctica totalidad en condiciones normales en individuos sanos, con la
gran ventaja de que son carbohidratos de lenta asimilación. La causa de esta creencia
puede estar originada en los síntomas que se presentan en el intestino grueso, con
formación de gases y dilatación. Estos se deben a la fermentación de los azúcares no
digeribles (hidratos de carbono complejos y fibra), que en personas con trastornos
gastrointestinales pueden acentuarse por el alto contenido de proteínas en las legumbres.
Las legumbres tienen bajo contenido en grasas. Se ha demostrado que una dieta variada
y rica en legumbres ayuda a bajar el nivel de colesterol en la sangre, aunque no se ha
demostrado cómo es el modo de actuación. Se cree que este efecto se debe a la
presencia de saponina y de determinados esteroles vegetales, de los que son ricas, por lo
que pueden obstaculizar la absorción de colesterol.
Las legumbres pueden comerse tiernas, secas, de forma cocida, fritas, etcétera. Desde el
punto de vista nutricional son más aconsejables las tiernas, aunque desde el punto de
vista gastronómico y del paladar, por la variedad de estilos de preparación, las secas son
las más utilizadas. Suelen formar parte de numerosas variedades de cocidos.
1. Ponerlas a remojo unas 12 horas antes con agua lo más pura posible sin añadirle
sal ni bicarbonato que ralentiza el ablandamiento y altera el sabor, pero una
pequeña cantidad de bicarbonato de sosa no tiene manifestación organoléptica
alguna y al debilitar las indigestas fibras de celulosa de la cubierta de las
legumbres las hace menos indigestas y además aumenta la permeabilidad al
agua.
2. La cocción no necesariamente debe hacerse en ollas a presión o con cerrado
hermético, aunque suelen ser buenas para acortar el tiempo de cocción y
conservar las propiedades nutritivas.
3. Se debe añadir sal en el último momento para evitar que las pieles se
endurezcan.
4. Se recomienda consumir legumbres dos veces por semana, sin perder este hábito
en verano, por ejemplo en ensaladas frías o cremas mezcladas con verduras.
Las leguminosas, junto con los cereales y con algunas frutas y raíces tropicales, han sido
la base principal de la alimentación humana durante milenios, siendo el uso de las
leguminosas, en sus múltiples formas, compañero inseparable de la evolución del
hombre. Los factores que han contribuido a la importancia mundial de las legumbres
son:
Los antiguos egipcios tuvieron en alta estima a las lentejas, cultivándolas extensamente
y con mucho cuidado. Fueron también muy apreciadas por los romanos; se dice que en
el barco especial en que se transportó un obelisco desde Egipto a Roma, durante el
reinado de Calígula, se transportaron 840 toneladas de lentejas. Sin embargo, las habas
fueron consideradas por los egipcios como alimento despreciable. Los sacerdotes no las
comían, aunque el pueblo llano sí. Tampoco eran estimadas por los griegos y los
romanos. La causa tal vez haya que buscarla en que pueden provocar fabismo (ver
también latirismo). El guisante (o arveja) era alimento habitual en Roma, aunque
tampoco muy apreciado. Fue en el siglo XVII cuando se popularizó su consumo en
verde y se convierte, en la corte de Luis XIV, en "una moda y una locura" en palabras
de Madame de Maintenon.
1. En primer lugar, por su alto contenido proteínico ya que la mayor parte de las
leguminosas sobrepasan el 20% de proteínas en sus semillas). Ya en tiempos
medievales la Iglesia recomendaba el consumo de legumbres durante la
Cuaresma.
2. En segundo lugar, se asocian las leguminosas con la idea de pobreza frente al
consumo de carne animal, símbolo de riqueza. Esta asociación viene de antiguo,
siendo conocida y familiar en la antigua Grecia clásica. Así en Pluto, de
Aristófanes, uno de los personajes comenta, hablando de un nuevo rico: "ahora
ya no le gustan las lentejas".
3. En tercer lugar la expresión "carne de pobre" es despectiva en el sentido de que
constituye un alimento de "segunda clase". En la Biblia (Génesis 25, 34 y
siguientes) Esaú vende sus derechos de primogenitura (algo tan importante) por
un plato de lentejas (poco importante). En cambio cuando van a obtener la
bendición de Isaac, le preparan un "guiso sabroso" hecho de carne. También es
la Biblia la que recoge el primer experimento dietético realizado con seres
humanos alrededor del año 600 a. C. En el Libro de Daniel (1,8-19) se relata
cómo el rey de Babilonia, Nabucodonosor II, ordenó que se criasen en su palacio
algunos hijos de israelitas cautivos, entre ellos el que sería el profeta Daniel, y
que se les diese una ración diaria de la comida del rey. Daniel, para no
contaminarse con la comida pagana, propone al vigilante un ensayo durante diez
días en que se da a los niños "legumbres para comer y agua para beber". Al final
del período presentaban mejor aspecto que los que seguían la alimentación del
rey. Continuaron pues con esta alimentación y cuando fueron conducidos ante
Nabucodonosor, éste "no encontró entre todos ninguno como Daniel y sus
compañeros".
El problema de la flatulencia
Todas estas propiedades hacen que sea recomendable consumirlas con bastante
frecuencia al día, recomendándose una ración en cada comida y de la forma más variada
posible. Por eso las hortalizas ocupan el segundo piso, junto con las frutas, en la
pirámide de los alimentos.
Las verduras son las partes comestibles de las plantas o plantas que no son frutas de
sabor dulce y que no contienen semillas. El vocablo verdura es de uso popular y no
pertenece a ninguna división botánica o científica del reino vegetal.
Tipos de verduras
Se pueden clasificar las diferentes verduras por la parte de la planta dedicada a la
alimentación humana. Así, las verduras normalmente proceden de:
Suroeste de Asia
o ajo, remolacha, zanahoria, coles, lechuga, nabos, cebollas, perejil,
puerro, guisantes, rábano.
África
o ñame, gombo, calabaza de peregrino, caupí.
Europa
o apio.
China del Norte
o col china, pepino, calabaza blanca, berenjena de Japón, jengibre, judía
azuki, nabo, rábanos chinos, soja.
Sureste asiático
o berenjena, ñame, taro.
América del Sur - (Andes)
o calabaza, judía verde, judía de Lima, pimiento, patata, quinoa,
tupinambo,
o papa.
En estos casos la venta de las verduras estaba muy sujeta a la estacionalidad de las
mismas, las condiciones climáticas, las técnicas del cultivo, etc. Tan sólo estaba
disponible para vender aquello que era posible cosechar y recolectar en cada época del
año. Los mercados de verduras se solían encontrar en las cercanías de las iglesias y
lugares de paso.
Hoy en día, en las grandes ciudades, es muy frecuente poder comprar las verduras en los
supermercados, grandes superficies ymercados, las fruterías o tiendas especializadas en
la venta de verduras son cada vez más escasas aunque continúan su labor en algunas
ciudades.
Los usos culinarios de las verduras son muy diversos en las diferentes cocinas del
mundo:
Conservas
Dietas
Las verduras poseen una bajo contenido de proteína y de grasa, poseen bajo contenido
calórico: desde 20 kcal/100 g de los espárragos hasta 60 kcal/100 g de las habas.[4] [5]
Las vitaminas (generalmente A y C) y minerales, y la fibra (celulosa, hemicelulosa y
lignina), el 80% restante es agua, poseen cantidades de calcio entre 50-150 mg/100 g
(acelgas, lechuga, espinacas); la mayoría de los vegetales contienen mucho potasio y
poco sodio.
Las verduras son muy saludables, porque aportan muchos micronutrientes que actúan
sinérgicamente como antioxidantes[6] y protegen de varias enfermedades crónicas, tanto
cardiovasculares, como del cáncer (cáncer de próstata, cáncer de colon)[7] [8] e
igualmente ayudan a mantener la salud de tejidos como piel y mucosas del cuerpo.
Higiene
Las verduras forman parte de la alimentación humana; por este motivo, deben
mantenerse ciertas normas de higiene básicas en la manipulación de los vegetales. Las
verduras deben enjuagarse con agua limpia de forma que se elimine la mayor parte de la
suciedad, eliminando cuando sea posible las hojas o partes exteriores de las mismas. No
se debe emplear lejías ni productos agresivos que puedan modificar sus sabor (hay que
pensar que el cocinado ya elimina la mayoría de las bacterias y microorganismos
existentes en ellas). Se deben eliminar del grupo las verduras estropeadas o que
presenten un avance de hongos. Al manipularse las verduras, éstas no deben cortarse en
la misma tabla de cortar donde se ha manipulado carne.
Conservación y almacenamiento
Las verduras han tenido siempre un periodo de conservación de varios días en un medio
refrigerado (a una temperatura de 8º C), el tiempo depende principalmente del tipo de
verdura (máximo una semana).[9] Hay que ser consciente de que las verduras y las frutas
maduras son muy susceptibles de recibir invasión de microorganismos tóxicos. Durante
el almacenaje en este medio se deben poner las verduras en bolsas agujereadas o con
láminas de aluminio y evitar que el envase sea hermético.
Las verduras se pueden conservar también en liofilización (al vacío) o pueden ponerse
en diferentes tipos de conservas. Suelen emplearse para el enlatado de las verduras tanto
recipientes de vidrio como de latón.