Ernesto Flomenbaum - 13. La Mujer en El Cine
Ernesto Flomenbaum - 13. La Mujer en El Cine
Ernesto Flomenbaum - 13. La Mujer en El Cine
publicacin N 13
Molly Haskell y Marjorie Rosen (1973/75) han investigado acerca de los cambios en el
tratamiento dado a la mujer en el cine de Hollywood de los aos 60 concluyendo que: el cine se volvi cada vez ms violento y con un mensaje claro de que el mundo es de los
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cine se volvi cada vez ms violento y con un mensaje claro de que el mundo es de los hombres, como respuesta a la amenaza constituida por las luchas feministas por los derechos de la mujer. La mujer fue confiada en los filmes al papel de vctima, al confinamiento en el hogar y la familia, o en instituciones mentales, hasta apelar a la contencin mediante distintas formas de violencia fsica, incluido el asesinato. Las pelculas que se realizaron a partir de mediados de los 70 (Alicia ya no vive aqu d e Scorsese, 1975; Starting over de Pakula, 1979; Una mujer descasada de Mazursky, 1977) induce a considerar un cambio en la direccin opuesta, es decir, denotaran la influencia del movimiento feminista. Sin embargo, la continuidad en la realizacin de filmes que muestran la violencia hacia la mujer y su ubicacin en un papel subalterno con respecto al hombre, reflejara en realidad un inters de mercado: el cine con un mayor protagonismo de mujeres est dirigido al segmento de sub-audiencia de mujeres, incluyendo a las que poseen cierto grado de concientizacin feminista. Algunas directoras (Doroty Arzner, Ida Lupino) han comprendido que la mejor manera de atacar el cine patriarcal es poniendo en evidencia su naturaleza lingstica, ya que siendo el cine una configuracin de tipo simblico resultara intil apelar a la realidad tal como es, puesto que el cine es una representacin. Las crticas a la ilusin realista pueden ser el fundamento de una poltica de desafo a la misma por medio de estrategias no realistas o antirrealistas. En este sentido tambin hay un contracine feminista que desafa al cine clsico. En el cine clsico, el espectador llevado a identificarse con los personajes y con el proceso de la narracin, queda satisfecho, completo, cerrado al cerrarse los conflictos planteados en el desenlace final. Por otra parte el cine clsico difunde un discurso ideolgico propio de una sociedad patriarcal y capitalista, donde la mujer se define como signo (Lvi-Strauss) en las relaciones de transaccin entre los hombres. El eje de la investigacin de Claire Johnston y Pam Cook (1973) es el de reconocer y analizar primero el funcionamiento de los signos en el discurso del sistema patriarcal, para elaborar luego una subversin de este discurso mediante estrategias antirrealistas, valorando y sosteniendo as el contracine feminista. Una lectura feminista del cine tender a poner el acento sobre lo que se considera obvio y natural con el fin de mostrar sus contradicciones y su finalidad. necesidad de orden y la invitacin a la renuncia del cine patriarcal, la desestabilizacin de este orden a travs de las manifestaciones del deseo y de la transgresin. Otra corriente de anlisis le suma a la cuestin del modo en que la mujer aparece representada en la pantalla, la del papel que se le impone como espectadora. Con el auxilio del psicoanlisis se interroga acerca del placer que ofrece el cine. Este parece ser sobre todo de dos clases: l a escopofilia, ligada a la presencia de un objeto como fuente de excitacin (el espectador quiere algo que est en la pantalla y permanece all); y el narcisismo, ligado a la presencia de un objeto como forma de identificacin (el espectador se proyecta a s mismo en la pantalla). Ambos placeres nacen de la visin. En el cine clsico el hombre observa; la mujer es observada, se muestra a los ojos de los dems. El hombre acta, controla los sentimientos, hace que las cosas ocurran; la mujer es un elemento pasivo, decorativo. Esta doble situacin hace que el espectador elija siempre al hroe como objeto de identificacin y a la herona como objeto de goce. Esto significa que el espectador pasa obligadamente por el personaje masculino para tomar posesin de lo que desea, del personaje femenino. De lo que se deduce que el cine es un espectculo hecho para hombres. La espectadora tiene que ser espectador si quiere acceder al goce de lo que muestra la pantalla. A su vez la mujer, que aparece en la pantalla, es una presencia amenazante para el hombre (asociada al miedo a la castracin por la carencia de pene). La respuesta puede darse enfrentando a la mujer para luego restarle valor (Hitchcock) o negando ese miedo y transformar a la mujer en objeto de culto y en fetiche (Sternberg). En ambos casos el hombre sigue siendo el dueo de la escena y la mujer cumple un papel pasivo y subordinado. Siguiendo en esta lnea, en el centro de la reflexin de Laura Mulvey est la mirada. Hay que poner en cuestin la propiedad de la mirada del hombre tanto como personaje como en su situacin de espectador; evidenciar el papel de la cmara: para quin acta, contra quin y cmo acta; abrir las opciones de identificacin y romper el mecanismo de fascinacin tanto la voyeurista y la sdica como la que se apoya en el fetichismo.
oroty
Arzner opon
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4. Apunta al problema de la identidad femenina, evitando definiciones esencialistas y considerando la identidad una construccin cultural y producto de una serie de discursos que circulan en la sociedad. La misma no reside slo en una diversidad anatmica, sino sobre todo en una diversidad de situacin y de condicin.
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