Subcidio Diocesis Mexico
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Exposición del Santísimo
Oración inicial
Canto para la exposición
Ministro:
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Exposición del Santísimo
Oración inicial
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Oración inicial
Exposición del Santísimo
Así, desde la fuerza que la Palabra de Dios suscita en nosotros, seguimos en el siguiente
paso de nuestro Sínodo Diocesano siendo conscientes además de que lo que estamos
viviendo ya, es un tiempo de “gracia” en donde queremos vivir la experiencia del Espíritu
para que se manifieste con más fuerza y claridad en nuestras comunidades. Es por ello,
que este tiempo quiere ser también un tiempo de oración, de escucha, de encuentro, de
audacia, para ir más allá de nuestros horizontes, para abrirnos al plan de Dios, abiertos
para descubrir su voluntad.
Que importante también ser conscientes que la experiencia del Espíritu al igual que en
Pentecostés se da sobre todo en la Comunidad reunida, que ora, que espera, que anhela
esta efusión que viene a renovarnos. Desde la experiencia del diálogo, de la escucha, de
la oración, es como vamos viviendo el misterio de ser un solo Cuerpo, miembros de
Cristo, haciendo realidad lo que un día recibimos en nuestro bautismo. En ese día el
Espíritu Santo hizo su morada en nosotros para introducirnos en el misterio de Dios, de
su amor, de su vida plena.
Es al Espíritu a quien queremos pedir que guíe nuestra oración, que ilumine y fortalezca
nuestro Sínodo, es al Espíritu al que queremos invocar para que despierte en nosotros el
anhelo de Dios, una conversión al Evangelio y una identidad como hijos de Dios.
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Lectura del texto bíblico
Jn 16, 22-25
Pidamos al Señor que nos enseñe a mirar al mundo y a la humanidad con esa
ternura que suscita la esperanza, siendo capaces de creer para ir más allá de
nuestros propios horizontes ya que un peligro que nos impide caminar con el
Espíritu es el vernos demasiado hacia adentro, encerrados en nuestros esquemas
y prejuicios buscando una perfección que nos puede llevar a un fariseísmo
alejándonos de la fuerza del Evangelio. Una Iglesia en salida está más motivada
por la fuerza dinámica del Espíritu y lo que Éste es capaz de crear, que por lo que
Ella es en la actualidad. Es precisamente a través de la salida de nuestra zona de
confort, de nuestras propias comodidades, como iremos creando caminos
nuevos en la medida que los vamos recorriendo. El Espíritu Santo precisamente
se manifiesta en la misión de la Iglesia cuando está en su acción evangelizadora y
no tanto en la planeación de la misma. Por ello si algo deseamos en este tiempo
que nos prepara a nuestro Sínodo diocesano es abrir nuestros horizontes para la
novedad del Evangelio y lanzarnos sin miedo al mundo para anunciar al Cristo
vivo con el que nos hemos encontrado.
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Lectura del texto bíblico
Jn 16, 22-25
Pero Yo los volveré a ver y su corazón se llenará de alegría, y nadie les podrá
arrebatar ese gozo. Cuando llegue ese día ya no tendrán que preguntarme nada.
En verdad les digo que todo lo que le pidan al Padre en mi Nombre, se lo
concederá. Hasta ahora no han pedido nada en Mi nombre. Pidan y recibirán, así
conocerán el gozo completo. Hasta ahora los he instruido por medio de
comparaciones. Pero está llegando la hora en que ya nos los instruiré en
comparaciones, sino que les hablaré claramente del Padre.
Dejémonos interpelar y confrontar por esta lectura, como una espada de doble
filo que penetra el corazón. Jesús nos quiere llevar a la alegría plena y también
nos dice que hasta ahora no hemos pedido nada en su nombre. Pedir en su
nombre en parte es pedir como Él como hijos que se saben amados y que
confían en el poder de Dios en que para Él nada hay imposible. La oración de
Jesús es también una oración desde el Espíritu, llena de confianza y queremos
pedir según el Espíritu, desde el clamor que hay en nuestros corazones con
gemidos inefables.
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Lectura del texto bíblico
Jn 16, 22-25
La preparación de nuestro Sínodo Diocesano y su celebración es una gran
oportunidad para esta acción transformadora, para redescubrir la belleza de
nuestra propia vocación como sacerdotes, como vida consagrada y como laicos
comprometidos que seguimos a Jesús. Queremos que como los discípulos de
Emaús Jesús camine junto a nosotros, nos salga al encuentro y a través de la
escucha y la explicación de las escrituras que haga arder nuestros corazones
mientras nos habla por el camino y poder reconocerlo en la fracción del pan, en
la celebración de la Eucaristía.
Es sólo a partir del encuentro con Jesús, con su presencia viva como podemos
renovar nuestras fuerzas y abrirnos más a la acción de su Espíritu. Dejemos que
Él nos hable, sintamos su presencia viva a través de su Corazón Eucarístico, que
permanece siempre con nosotros.
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Lectura del texto bíblico
ORACIÓN
Señor Jesús, gracias por tu presencia amorosa entre nosotros….
Gracias por cada uno de nosotros que somos miembros de tu cuerpo, por ser nuestro
Buen Pastor a través de nuestro OBISPO que nos guía con amor y mansedumbre.
Gracias por el don inefable de tu amor, por cada SACERDOTE unido a ti que nos muestra
tu amor profundo por la humanidad, que te representa en cada Eucaristía y en cada
sacramento.
Gracias por cada RELIGIOSO Y RELIGIOSA que hace presente nuestro bautismo, que nos
recuerda que somos hijos tuyos, que nos hace miembros de una sola familia.
Gracias por cada LAICO comprometido que es el rostro de tu Iglesia en el mundo, de ese
pequeño resto que espera y confía en ti, en el cumplimiento de tus promesas. Por cada
LAICO que te adora en tu presencia eucarística y que es el signo también del llamado a la
SANTIDAD que quieres para todos tus hijos.
Gracias por este Sínodo que estamos por vivir, como un tiempo de gracia…
Señor hasta ahora nada hemos pedido en tu nombre, nos falta una mayor conciencia
para reconocer que el Padre nos ama y que nos invita a ser como Tú, hijos amados, hijos
predilectos.
Jn 16, 22-25
El amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero (1
Jn 4,10).
Cuando Israel era niño, yo lo amé… Enseñé a andar a Efraín, y lo llevé en mis brazos… Con
cuerdas de ternura, con lazos de amor, los atraía; fui para ellos como quien alza un niño hasta
sus mejillas y se inclina hasta él para darle de comer (Os 11, 1-4).
Efraín es para mí un hijo querido, un niño predilecto, pues cada vez que lo amenazo vuelvo a
pensar en él; mis entrañas se conmueven, y me lleno de ternura hacia él (Jr 31, 20).
En este camino sinodal, que importante vivir la experiencia del amor de Dios.
Aquí está precisamente lo grande de la fe creer en su amor por nosotros,
sentir su presencia en el camino y con esta certeza crecer en la esperanza. La
esperanza es también abrirnos a lo que el Espíritu crea en nosotros por su
gracia, por su amor, no por nuestros méritos. Aprendamos a orar más desde
la confianza, mirando más a Dios que a nosotros mismos. Tengamos la
certeza de que Dios nos ha amado tanto que entregó a su Hijo único por
nosotros y que nada podrá separarnos de este amor:
Pero Dios, que nos ama, hará que salgamos victoriosos de todas estas pruebas. Y estoy
seguro de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni fuerzas sobrenaturales, ni lo presente, ni
lo futuro, ni poderes de cualquier clase, ni lo de arriba, ni lo de abajo, ni cualquier otra
criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro
(Rm 8, 37-39)
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MEDITACIÓN DEL TEXTO SAGRADO
ORACIÓN
Señor Jesús:
Nos presentamos ante ti sabiendo que nos llamas y que nos amas tal
como somos. Tu presencia en la Eucaristía continúa como comunión y
donación de todo lo que eres. Aumenta nuestra fe. Contigo queremos
penetrar en el aparente "silencio" y "ausencia" de Dios, para escuchar la
voz del Padre que nos dice: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi
complacencia: Escúchenlo". Con esta fe, hecha de escucha
contemplativa, sabremos iluminar nuestras situaciones personales, y la
vida del mundo que nos rodea. Tú eres nuestra esperanza, nuestra paz,
nuestro corazón se llena de gozo y de esperanza al saber que vives
"siempre intercediendo por nosotros". Nuestra esperanza se traduce en
confianza, gozo de Pascua y camino apresurado contigo hacia el Padre.
Nuestra vida no tiene sentido sin ti. Queremos aprender a "estar con
quien sabemos nos ama", porque "con tan buen amigo presente todo
se puede sufrir". Aprendiendo este más allá de la ADORACIÓN,
estaremos en tu intimidad. Gracias a ti, nuestra capacidad de silencio y
de adoración se convertirá en capacidad de amar y de servir. Nos has
dado a tu Madre como nuestra para que nos enseñe a meditar y adorar
con el corazón. Ella, recibiendo la Palabra y poniéndola en práctica, se
hizo la más perfecta Madre. Ayúdanos a ser tu Iglesia misionera, que
sabe meditar adorando y amando tu Palabra, para transformarla en
vida y comunicarla a todos los hermanos. Amén.
S. Juan Pablo II (extractos)
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S. Juan Pablo II
Extractos
Amén.
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