0% encontró este documento útil (0 votos)
34 vistas17 páginas

El Mensaje-Fp

Este documento discute la importancia de la proclamación del evangelio. Explica que el evangelismo implica predicar el mensaje central del evangelio sobre Jesús y su sacrificio para el perdón de los pecados. También destaca la necesidad de vencer el miedo al rechazo a través de fortalecer las relaciones con Dios y otros cristianos para así poder compartir el mensaje con valentía. Finalmente, enfatiza que al ministrar a otros también se debe comunicar el evangelio y no solo enfocarse en obras de ayuda.

Cargado por

Franco Peña
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
34 vistas17 páginas

El Mensaje-Fp

Este documento discute la importancia de la proclamación del evangelio. Explica que el evangelismo implica predicar el mensaje central del evangelio sobre Jesús y su sacrificio para el perdón de los pecados. También destaca la necesidad de vencer el miedo al rechazo a través de fortalecer las relaciones con Dios y otros cristianos para así poder compartir el mensaje con valentía. Finalmente, enfatiza que al ministrar a otros también se debe comunicar el evangelio y no solo enfocarse en obras de ayuda.

Cargado por

Franco Peña
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 17

Introducción

Jesús delegó a sus discípulos la responsabilidad y la tarea de seguir expandiendo su


Reino y es importante que le prestemos atención a esta delegación y misión de Jesús para
su iglesia.

El apóstol Pablo declara que, junto a los otros ministerios, el evangelismo funciona
en cohesión para hacer crecer a la iglesia y hacerla más fuerte. Todo esto con el propósito
de que Jesús sea glorificado y que su Reino avance anunciando su segunda venida.

Hay personas con una fuerte pasión y determinación por compartir el amor de Jesús
y el mensaje del Reino, pero hacerlo no es un llamado exclusivo, ni excluyente. Cuando
hablamos de evangelistas nos referimos a mujeres y hombres de Dios que han dedicado
más tiempo que los demás, han destinado más recursos y seguramente han tenido más
hambre por tener encuentros con personas para compartir de Jesús, han sido dotados con
un corazón compasivo y con la pasión necesaria para ser fieles en su llamado. Como cuerpo
de Cristo debemos honrar a estos hombres y mujeres, pero no podemos cometer el error
de poner sobre sus hombros la carga de que el evangelio del Reino sea predicado en la
tierra, esa es una labor que fue encomendada por Jesús a través de una orden directa y
comprende un mandato global y un compromiso personal, todos somos llamados a mostrar
en nuestro circulo de influencia y en todo lo que hacemos quien es Jesús y cuál es su
mensaje.

1
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
PRIMERA PARTE:

¿Qué es el evangelismo?

En simples palabras el evangelismo es una acción, es el acto de predicar el evangelio


de Jesús. Aunque esta definición pueda parecer muy básica, es bastante común caer en el
error de llamar evangelismo a acciones que acompañan (o deberían acompañar) al
evangelismo, como orar y ministrar a personas fuera de la iglesia, prestar ayuda a los
necesitados, servir a los pobres, profetizar y dar palabras de sabiduría a gente a nuestro
alrededor. Estas acciones si bien son obras que sin duda estamos llamados a hacer, no son
en estricto rigor la predicación del evangelio, sino una muestra de bondad de Dios a través
de sus hijos.

Siendo más claros en nuestra misión: sin predicación del evangelio, no hay
evangelismo.

Si la predicación del evangelio es el centro del evangelismo debemos tener presente


una clara idea antes de aventurarnos a la proclamación del mensaje de Jesús y saber
responder la siguiente pregunta.

¿Qué es el evangelio? o, en otras palabras, ¿Cuál es el mensaje?

El mensaje del evangelio se basa en la invitación de Dios a ser perdonados de


nuestros pecados, ese perdón solo se obtiene poniendo nuestra fe en Jesús, quien fue
castigado en nuestro lugar, crucificado y muerto por pagar nuestra deuda. Al resucitar
demostró su triunfo sobre el pecado y la muerte y desde ese día todos podemos volver a
estar en paz con Dios si confiamos en el sacrificio y triunfo de Jesús en la cruz.

Sin ese mensaje central, no hay evangelismo, simplemente porque no hay evangelio.

Independiente del tiempo que llevemos como creyentes, de los métodos que
usemos, si somos nuevos en nuestro deseo de evangelizar o estamos haciéndolo hace
mucho tiempo, siempre es necesario volver a refrescar la misión central de lo que hacemos
cuando evangelizamos.

La razón de lo que hacemos

En el nuevo testamento se nos enseña que la proclamación del evangelio siempre


vino acompañada de la mano con señales que confirman que el Reino de los cielos se ha

2
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
acercado, lo hizo Jesús, lo hicieron sus discípulos y los apóstoles y nosotros podemos seguir
haciéndolo de esa manera.

Tenemos como autoridad la biblia y ese debe ser nuestro estándar de vida en todo
sentido, cuando vemos la proclamación del mensaje de Jesús en ella no solo vemos hechos
aislados o historias de poder, sino un por qué y un hilo conductor que siempre termina en
Cristo como el Señor.
“Hermanos en Cristo, cuando fui a ustedes, para hablarles de los planes que Dios tenía en
secreto, no lo hice con palabras difíciles ni traté de impresionarlos. 2Al contrario, decidí
hablarles sólo de Cristo, y principalmente de su muerte en la cruz. 3Cuando me acerqué
para enseñarles y anunciarles el mensaje, me sentía poco importante y temblaba de
miedo. 4No fui a ustedes como un sabelotodo, ni usé palabras elegantes. Sólo dejé que el
Espíritu de Dios mostrara su poder y los convenciera. 5Y así, ustedes creyeron en Dios, no
por medio de la sabiduría humana sino por el poder de Dios” (1 Corintios 2:1-5).

De este extracto de la carta de Pablo a la iglesia de Corinto se desprende la razón de


lo que hacemos, el cómo hacerlo y la actitud al hacerlo. El “plan que Dios tiene en secreto”
o el “misterio”, es su plan redentor para la humanidad, esto se refuerza en el verso 3:
“Cuando me acerqué para enseñarles y anunciarles el mensaje”. Hay un mensaje que

entregar que en palabras de Jesús es el siguiente: “Arrepiéntanse porque el Reino de los


cielos se ha acercado”. Cuando anunciamos este mensaje proclamamos el Reino de Dios y
siempre debemos comunicarlo o tenerlo presente en la dinámica de la evangelización, es la
razón principal de hacer lo que hacemos.

En los tiempos que corren muchos cristianos sienten incomodidad de comunicar lo


que creen porque piensan que el mensaje en las escrituras puede parecer violento o
drástico al expresar que existe un destino eterno de perdición para quienes no son
justificados por la fe en Jesús. Hoy en día ideales progresistas y agnósticos pretenden minar
los fundamentos de cada área de nuestra sociedad, haciéndonos creer que no podemos
estar seguros de la verdad en ninguna esfera y que nuestras concepciones de lo correcto,
lo malo, lo bueno, la belleza, la sexualidad, la familia, la nación y la religión deben
deconstruirse ya que nadie puede estar seguro de una verdad absoluta. Esta corriente de
pensamiento está en oposición a la biblia y a la cosmovisión cristiana, en la cual, si existen
absolutos, fundamentos y verdades que guían la vida de los hombres. Hoy se hace necesario
no solo fortalecer nuestra fe en base a experiencias personales espirituales, estamos siendo
desafiados a tener respuestas contundentes, fundamentadas, razonables, inteligentes para
poder seguir siendo luz y sal para este mundo.

Muchos hermanos nuestros llevan una vida recta, son bondadosos, generosos,
tienen un buen testimonio, se destacan por su integridad y podríamos decir que sus obras

3
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
hablan por sí solas, pero cuando no se habla del evangelio, cuando no se está comunicando
la verdad elemental, cuando el pensamiento del mundo y su filosofía toma el lugar de la
autoridad bíblica en nuestras vidas corremos el riesgo de vivir vidas que, aunque bendicen,
aunque intentan integrar a la iglesia a este mundo haciéndola más inclusiva, no tienen un
impacto en la eternidad de las personas. Tiene que llegar un momento en la vida de un
cristiano en el que testifica no solo con sus hechos, sino con sus palabras que Jesús está
vivo, que resucitó y volverá por su iglesia y también dar razones de su fe en Jesús a quienes
se la pidan.

Comúnmente quienes se restan de la proclamación lo hacen porque sienten


incomodidad al involucrarse en conversaciones complicadas, se resisten a ser tomados
como anticuados o ignorantes y tienen reparos en proclamar la verdad bíblica de que hay
un destino eterno por miedo al rechazo. Otros están siempre esperando el momento
oportuno, y a veces ese momento nunca se da. Me siento muy identificado con estas
personas porque me costó más esfuerzo de lo pensaba sentirme cómodo para hablar con
libertad sobre el evangelio en mi circulo e incluso mientras practicaba evangelismo con
señales de poder ya que en ocasiones ministré personas en el nombre de Jesús, pero no di
el mensaje de Jesús.

¿Cómo vencer el miedo a la proclamación?

Ningún cristiano le tiene miedo a la proclamación del mensaje del evangelio porque
si, nuestro miedo más común es ser rechazados y ser aislados por nuestra creencia. El día
que renunciamos a la aceptación de los demás y decidimos darle “importancia a lo
importante” considerando que el Reino de Dios es lo más relevante en la lista de
prioridades, empezamos a prestar más atención a lo que Dios dice de nosotros y a fortalecer
relaciones en las que somos aceptados tal como somos. Esos lazos de amistad con otros
cristianos apasionados encienden nuestro fuego y nos hacen sentir que no estamos solos,
es bueno sentir que hay más como nosotros repartidos por ahí.

Cuando nuestra comunión con Dios y con nuestros hermanos es fuerte, se


transforma en un refugio de aceptación, un oasis donde somos animados, refrescados e
inspirados. Dejar de darle importancia a lo que se diga de nosotros se vuelve más fácil
cuando nos sabemos amados por una comunidad. Todos tenemos una imagen, un perfil
profesional, nuestra ocupación nos pide cierto comportamiento, que nos vistamos de cierta
forma y que actuemos de otra según su contexto y a veces el contexto es tan fuerte que nos
limita, nos impide ser quienes somos, por eso es un desafío entender el tiempo, estar atento
a los momentos y estar dispuesto a correr riesgo.

4
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
SEGUNDA PARTE:
Ministrar

Lo que hacemos determina nuestra misión, pero el cómo lo hacemos revela nuestro
carácter. Jesús vino con una misión: deshacer las obras del diablo y a darnos salvación, su
mensaje fue claro: “Arrepiéntanse porque el Reino de los cielos se ha acercado”. Pero su
corazón fue revelado por la forma en que lo hizo: ministrando personas.

La naturaleza de Dios es santa, buena, sanadora, es reconciliadora y restauradora.


Jesús no puede evitar ministrar porque esa es su naturaleza, es su placer. Creo firmemente
que a Jesús le encantaba su trabajo, porque estaba ligado a su naturaleza sanadora y eso
caló para siempre en el corazón de la humanidad.

¿Qué es ministrar?

Eleonor Mumford define ministrar como satisfacer las necesidades del ser humano
ocupando los recursos del cielo. Cuando escuché esta definición en una conferencia donde
Eleonor enseñaba sobre profecía, conectó como una pieza faltante en un rompecabezas.

Todo se hace más simple cuando empezamos a ver el paso de Jesús por esta tierra
como una constante ministración a la humanidad. Comienza a tener sentido para la idea de
que los milagros, señales, conversaciones, y las interacciones de Jesús con los hombres
tenían siempre una tónica: ministrarlos y restaurarlos. Jesús conectaba con personas y ellos
con Él.

Al igual que nosotros, Jesús vivió en un mundo lleno de necesidades, Él se conmovía,


se involucraba intencionalmente y ocupaba todo lo que el Padre le dio para suplirlas. Sus
energías estaban enfocadas en ministrar y enseñar más que en números, no nos consta que
no le preocupaba cuantos lo seguían, pero tenemos certeza de que siempre buscaba revelar
su bondad. Vemos que usó toda su autoridad para restaurar personas y suplir necesidades
en todas las dimensiones.

• Necesidad de comida y bebida


- Jesús convierte el agua en vino en medio de una fiesta.
- Multiplicación de panes y peces para alimentar a sus seguidores.
- “Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen
nada que comer. No quiero despedirlos sin comer, no sea que se desmayen por el

5
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
camino” (Mateo 15:32).
• Necesidad de sanidad física
- Gran cantidad de los milagros de Jesús fueron sanidades físicas.
• Necesidad de dignidad
- La mujer sorprendida en adulterio en Juan 8:1-11, nos muestra un momento muy
tenso, Jesús priorizó dignificar a una mujer que estaba siendo humillada
públicamente y que merecía ser apedreada según la ley de Moisés. Solo un hombre
lleno del Espíritu Santo y su compasión sabe identificar cuando es tiempo de
corregir y cuando de cubrir una falta.
- Esta mujer tenía muchas necesidades, pero en ese momento no necesitaba
sermones, consejos, liberación de un espíritu de adulterio, o hacerla entrar en
razón, necesitaba sobrevivir y ser rescatada, el resto vino después.
- Esta historia hace que me pregunte cuantas veces he sido torpe priorizando las
leyes y las opiniones de los demás por sobre la compasión y el amor urgente que
salva vidas.
• Necesidad de liberación
- En las historias de Marcos 5:1-20 y Lucas 13:10-17, vemos la autoridad de Jesús
movida por la compasión. Él podía ver a la persona detrás del hombre demonizado
o de una mujer encorvada por un espíritu maligno.
- Para Jesús no era un espectáculo, lo que hacía era increíble y sorprendía a todos,
pero no se trataba de una demostración de poder aislada, se trataba de personas
cara a cara con Dios mismo siendo restauradas.

Ministrando a otros

Los dones del Espíritu Santo son un regalo de Dios para sus hijos y sirven para edificar
a la iglesia y hacerla crecer. Cuando ministramos personas podemos recurrir a los dones del
Espíritu y utilizándolos de forma en la que Jesús lo hizo podemos manifestar el amor y el
poder de Dios colaborando con Él en lo que quiere hacer en cada momento.

Todos los hijos de Dios tenemos la autoridad para ministrar a otros dentro y fuera
de la iglesia. Esto lo podemos hacer porque el Espíritu Santo nos habilita para hacerlo y
porque Jesús nos dejó ese modelo y esa instrucción.

6
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
La biblia nos enseña que hay dones disponibles para nosotros y nos anima a pedir
más de los que ya tenemos.
“31
Por lo tanto, ustedes deberían desear encarecidamente los dones que son de más
ayuda” (1 Corintios 12:31).

En la biblia también encontramos tres pasajes donde se mencionan los principales


dones: 1 Corintios 12:4-11, Romanos 12:6-8 y Efesios 4:7-13.

Si vemos estos dones como una herramienta para ministrar, para suplir necesidades
y para servir a la humanidad y además los utilizamos con un corazón humilde nos acercamos
al modelo de Ministerio de Jesús, no podemos asegurar un crecimiento numérico, pero
potencialmente estaremos creciendo en lo importante: ser más parecidos a Jesús.

Si miramos el modelo de Jesús atentamente, antes de pentecostés Él dejó que sus


discípulos experimentaran el poder del Espíritu Santo, siendo usados y guiados por Él a
pesar de sus imperfecciones y sin una revelación completa del Reino, en su modelo de
liderazgo no era necesario estar del todo listos para poder participar en la proclamación del
evangelio, había que estar disponibles, ser arriesgados, obedecer su voz y seguirlo.

Jesús era capaz de enseñar, demostrar, involucrar a otros y corregirlos dentro del
mismo proceso, enviaba a sus discípulos a hacer algo que lo vieron hacer a Él, tenía la
habilidad de corregir en el momento y no temía que sus discípulos cometieran errores.

Un desafío importante para la iglesia es tener mentores que nos lleven a


experiencias donde demuestren las obras del Reino, empoderen, corrijan y no le teman al
fracaso.

Antes de seguir es importante reforzar la idea de que no ministramos solo con los
dones del Espíritu. Si comprendemos ministrar como servir podemos involucrarnos en
cualquier actividad que sea relevante para las personas, hacer actos de servicio, estar
presentes en actividades de ayuda social, o cualquier otra manifestación de amor hacia la
comunidad o personas que nos rodean. Pero en este curso te motivaré a ministrar con
dones del Espíritu, específicamente con los dos que más me han sido útiles: don de sanidad
y palabras de conocimiento. Te invito a no poner límites a lo que Dios pueda hacer contigo
a favor de los demás, ábrete a todas las posibilidades y toma este curso como una guía y
sobre todo un impulso a llevar tus limites más allá.

Don de sanidad

El don de sanidad lo definiremos como orar por personas enfermas físicamente o


con alguna dolencia trayendo sanidad y alivio. Hay muchos hombres de Dios que se han
7
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
dedicado a estudiarlo en profundidad y con el paso de los años hemos tenido la gran
bendición de aprender y acompañar a algunos de estos hombres y tenemos la certeza de
que lo único que puede aumentar este don en nuestras vidas es orar por personas y no
detenernos.

Ministrar a otros con este don es muy común en las iglesias, pero lo realmente
desafiante es hacerlo en la calle, sin música de fondo, fuera de contexto y en un ambiente
que a veces puede parecer hostil.

Orando por sanidad en la calle

Todos los pasos descritos a continuación no deben ser seguidos como manual, solo
son consejos que fueron y siguen siendo útiles, lo importante es ser fiel a nuestra
personalidad y diseño. En ocasiones tendremos que saltarnos pasos y aprender a surfear
una ola impredecible, estaremos en la calle, pero no estaremos solos. Estaremos ahí
disponibles para que Dios nos use, viviremos la aventura de no saber lo que va a pasar, la
aventura de ministrar.

• Paso 1 - Presentación y acercamiento


Este suele ser el paso más difícil para algunos, es recomendable acercarnos de forma
amable y con nuestras manos visibles, no queremos que crean que somos un potencial
peligro para ellos. Debemos procurar acercarnos de una forma en la que no nos
asustaríamos si se acercaran a nosotros. Observaremos si la persona está acompañada,
podemos partir diciendo “que linda mascota” o alguna frase amable. Comenzar con un
“hola” presentándonos de forma rápida y relajada. Puede parecer un poco básico, pero
recordemos siempre preguntar su nombre al ministrar a alguien, estamos buscando
servir y llevar a las personas a un Dios que los conoce y los ama, no olvidemos sus
nombres.
• Paso 2 - Ofrecer oración saliendo de la caja
Durante el año 2019 trabajé a tiempo completo en un ministerio de evangelismo y
muchas veces la respuesta a la pregunta: “¿Puedo orar por ti?” era un no, no porque
las personas no quieran ser sanadas, sino porque muchas veces no quieren sentir la
incomodidad de que alguien ore por ellos ya que imaginan un ritual largo y religioso,
otros no aceptan oración porque no creen en Dios, otros no simpatizan con los
cristianos por malas experiencias pasadas y otros simplemente no tienen tiempo para
nosotros porque van de compras. Ante esta realidad supe que debía cambiar mi
estrategia y salir de la caja, incluso cruzar la línea de lo “correcto” según mi formación
cristiana.
8
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
En una oportunidad vi a alguien que se tomaba el cuello con una evidente molestia,
me acerqué y le dije: “Puedo hacer que tu dolor se vaya”, me salté el paso uno y casi
el paso dos en una sola frase, pero así es la calle. “¿Haces reiki?”, me peguntó. En ese
momento ya había recibido muchos no al decir que soy cristiano y no iba a dejar que
se me escapara la oportunidad de orar por alguien y respondí con un espontaneo “Algo
así, pero mejor”. Esa persona recibió sanidad al instante de su dolor y se interesó
mucho en mi creencia, terminé compartiendo el evangelio y le dije que Jesús me envió
para sanarla porque la amaba. En ocasiones es bueno revelar nuestra identidad al final
y no al principio, decir que somos cristianos antes puede cerrarnos muchas puertas
para ministrar si vivimos en una ciudad donde existen muchos prejuicios y críticas hacia
los cristianos y la iglesia.
• Paso 3 - El momento de orar
Diferenciar entre dolor y enfermedad antes de orar es muy útil. Es recomendable orar
por la raíz del dolor, no solo por los síntomas de una patología o lesión, por ejemplo, si
hay alguien que tiene dolor en una de sus rodillas debido a un problema en sus
meniscos, deberíamos orar no solo por alivio, sino por restitución en sus meniscos, lo
cual seguramente es la fuente del dolor. Si atacamos la fuente de dolor la sanidad es
potencialmente más efectiva que orar solo por sus síntomas.
Hay dolores provocados por estrés o momentáneos y pasajeros como los que vienen
por dormir mal o por un cargado día laboral, no son atribuibles a una enfermedad y
bastaría orar solo por la sensación o por el dolor.
En ambos casos la oración debe ser:
- Breve
En la calle el tiempo juega en nuestra contra y debemos tener eso muy presente
al orar, abordamos a personas que están de camino a un lugar o descansando.
- Sencilla
Usaremos palabras simples, comprensibles y cercanas a personas que no conocen
nuestro lenguaje de iglesia. Evitaremos los cliché y frases repetitivas.
- Directa
Muchos evangelistas enseñan que podemos orar con autoridad por quien
tenemos en frente, nosotros tenemos el permiso de Dios de dar instrucciones al
cuerpo o al dolor y decir: “¡Dolor disminuye en el nombre de Jesús!”. Cuando Jesús
nos delegó la gran comisión nos autorizó para orar de esta forma. Te animo a que
lo intentes.
- Ojos bien abiertos

9
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
Es importante no cerrar los ojos para poder ver lo que Dios está haciendo, también
nos ayudará a interpretar la reacción de las personas, sus gestos, su incomodidad
o su sorpresa mientras oras por ellos. El lenguaje corporal de las personas nos dará
luces de seguir o detenernos, eso es imposible de identificar con los ojos cerrados.
- Referencia y comprobación
Antes de orar podemos pedir una referencia de dolor o de molestia para verificar
si el dolor está disminuyendo o la enfermedad ya no está. En algunos casos es
imposible corroborarlo de inmediato, pero para situaciones de dolor o molestia
comprobable podemos usar la escala de dolor de 0 a 10: Antes de orar pedimos
que la persona le otorgue un numero a su dolor entre 0 y 10, después de orar le
pides que compruebe si sigue igual, aumentó o disminuyó.
Lo más común es que el dolor disminuya, en ocasiones el dolor baja de forma
instantánea a 0 y en otras hay que volver a orar por sanidad ya que el dolor baja
de forma paulatina.
Si el dolor disminuye de a poco podemos preguntar a la persona si podemos seguir
orando, oraremos cuantas veces nos dejen hacerlo intentando dar espacio para
parar si es que la persona muestra incomodidad o da claras señales de querer irse.

Cuando la oración da resultado

Un gran amigo me contó la historia de la primera vez que oró por sanidad y vio
resultados. Estaba tan contento por la restauración de una rodilla de forma instantánea que
salió corriendo de felicidad a contarle a sus amigos y olvidó a la persona sanada. La primera
vez que veamos una sanidad puede pasarnos algo similar, intentaremos contener el aliento
y recordar el porqué de todo esto. Estamos sirviendo a otro y ministrando a otro para
compartir el mensaje de Jesús, luego tendremos tiempo donde celebraremos nuestras
victorias y aprenderemos de nuestros errores.

Al ver resultados es muy importante explicar lo que pasó: demostramos el Reino y


su venida con señales y buenas obras (ministración) y proclamamos que el Reino de los
cielos se acerca (mensaje).

Cuando la oración no da resultado

Un gran impedimento para no comenzar cosas que nos importan y que queremos
hacer es el temor al fracaso, al ridículo y a ser expuestos. Tenemos la costumbre de

10
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
imaginarnos en la peor de las situaciones y le tenemos fobia a no saber reaccionar ante un
resultado contrario al que esperamos.

Cuando se trata de orar por sanidad y sobre todo fuera de la iglesia aparecen en
nuestras mentes preguntas como, ¿Qué pasa si no hay sanidad? ¿Dejaré a Dios mal parado?

Antes de responder a esas interrogantes quiero proponerte otra forma de pensar.


Si miramos profundamente, todas estas preguntas tienen su génesis en el temor y aunque
admito que la dinámica de ministrar puede generar tensión, suspenso y un poco de presión,
no debe estar ligada al miedo sino más bien al amor por otros.

La fantasía Inversa

Una de mis estrategias para vencer el temor es la “fantasía inversa”. Cuando veo a
cualquier persona con alguna enfermedad o dolencia y siento el deseo de orar por ella, pero
mi primer pensamiento es el fracaso, invierto la pregunta negativa a positiva y sigo esa
historia mental.

En lugar de preguntarme que pasaría si no ocurre nada, me pregunto qué pasaría si


efectivamente ocurre algo, me dejo llevar por esa posible historia y me enfoco en que estoy
a solo una oración, a una decisión de que ocurra algo extraordinario.

Preguntas y respuestas

¿Qué pasa si no hay sanidad?

No pasa nada, no entremos en pánico. Si no vemos resultados no es necesario


explicarles a las personas los misterios del Reino de Dios, en la mayoría de las ocasiones
basta con decir que nos gustaría volver a orar por ellos, que pueden contactarnos para lo
que necesiten y nos ofrecemos para orar por otras áreas de su vida (económica, emocional
o familiar). Comúnmente las personas reaccionan con mucha amabilidad y gratitud y
terminan pidiendo oración por esas áreas, tengo muchas historias con personas que no han
sido sanadas, pero han sido ministradas en su alma y algunos han sido libres de depresión,
ansiedad y pensamientos de muerte, incluso otros han experimentado sanidad física
después de orar por problemas familiares.

11
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
¿Dejaré a Dios mal?

La respuesta es un no rotundo. Un corazón humilde y una actitud de servicio es clave


para mantener abiertos los corazones de las personas aun si no reciben lo que les
ofrecemos. Vamos a encontrarnos con personas que sienten algún grado de rechazo hacia
Dios y al momento de orar por ellas no reciban sanidad, en esos casos podemos llegar a
creer que esa experiencia “negativa” puede terminar por sepultar toda esperanza de
reconciliación, pero nuestra actitud y la manera en cómo hacemos las cosas a veces habla
más fuerte que las propias señales que potencialmente podemos hacer. Muchas personas
pueden ser más impactadas por nuestra disposición a reflejar a Jesús que por los resultados
de nuestra oración. Si alguien está dispuesto a hacer actos de amor de forma incondicional
y a arriesgarse a ser expuesto es porque en lo que cree hay sentido y un alto valor.

Don de Conocimiento

Este don consiste en recibir revelación de algo, sobre alguna persona o una situación
sin tener información previa por medio del Espíritu Santo, es útil para animar, consolar y en
ocasiones para corregir con amor.

Usar este don es un gran desafío ya que en una primera instancia no es fácil
comprender como se escucha esa voz del Espíritu Santo, nadie puede explicar de forma
satisfactoria como recibir un mensaje de Dios para otra persona y ser certero en
comunicarlo. ¿Cómo me conecto con esa voz? ¿Se oye? ¿Se siente?

Este puede ser un tema sensible porque la ministración en la calle es una experiencia
difícil de teorizar sin caer en terrenos teológicos peligrosos, antes de seguir leyendo
recuerda usar lo que te sirva para potenciar tu desarrollo ministrando a otros y lo que no te
edifique simplemente deséchalo.

Una tarde orando por personas en Santiago, Dios nos llevó a un encuentro con una
mujer que sufría de dolor en sus caderas y rodillas, oramos por ella y recibió alivio total de
su dolor, ella nos agradeció y justo antes de invitarla a nuestra iglesia un joven de nuestro
equipo lanza una bomba: “Usted tiene tres hijos y está teniendo un conflicto con su hijo
mayor, Dios quiere decirle que Él puede restaurar su relación si usted se atreve a perdonar”.

Quede muy sorprendido mientras la mujer lloraba y confirmaba la certeza de cada


palabra de conocimiento. Cuando volvíamos le comenté a este joven que yo quería lo que
él tiene y comencé a pedirle a Dios algo que no entendía cómo funcionaba pero que sabía
que necesitaba con urgencia.

¡Comencemos!

12
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
Dios siempre está haciendo algo y comunicándose con nosotros, su deseo es darnos
vida y ánimo para que vivíamos una vida plena según su plan para nosotros. Tú puedes ser
un instrumento para amplificar esa voz.

¿Cómo habla Dios?

• Voz audible
Es escuchar literalmente con tus oídos físicos un mensaje de Dios, una frase o una
palabra.
• Voz interior
Escuchas en tu mente un pensamiento o una frase de forma repentina y a veces
repetitiva que no proviene de ti.
• Percepción
Sientes emociones que no tienen que ver necesariamente con tu estado emocional del
momento mientras hablas u observas a las personas.
• Imágenes
Ves la imagen mental de la persona frente a ti haciendo una acción, que comúnmente
se relaciona a algo que le ocurrió o está ocurriendo en su vida. También puedes ver a
otras personas, imágenes aisladas, incluso cosas y objetos. Es tan natural que suele
confundirse con nuestras propias ideas y están sencillo que tendemos a descartar que
puedan venir de Dios.

¿Cómo saber si estas voces, imágenes o pensamientos provienen de Dios?

Hemos descubierto la clave infalible para saber si lo que percibes viene de Dios o no
es: comunicarlo. En las giras de entrenamiento que lideramos con el equipo de Enciende
Chile, luego de explicar las maneras en las que Dios potencialmente puede hablarnos para
bendecir a los demás, llevábamos a los participantes a juntarse en parejas de desconocidos
y después de presentarse debían comunicar las primeras sensaciones, imágenes, palabras
o percepciones que sentían hacia su pareja de práctica. Fue sorprendente la cantidad de
palabras de Dios con una certeza increíble, muchos de nuestros asistentes eran ministrados
por sus compañeros y la gran mayoría de ellos por primera vez experimentaban entregar
este tipo de palabras.

13
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
Cuando les preguntábamos si pensaban que podía ser tan fácil, algunos respondían
con lágrimas en los ojos que nunca pensaron que Dios podía usarlos tan poderosamente de
una manera tan fácil. Suena tan simple que lo desestimamos.

El arte de comunicar

Lo que comunicamos es muy importante, pero el cómo lo comunicamos es clave


para quien lo recibe. La humildad y la prudencia en como entregamos un mensaje de parte
de Dios puede marcar una gran diferencia en su efectividad.

No adornamos. Entregaremos lo que hemos recibido de la manera más simple y sin


interpretaciones personales. Es muy fácil caer en la tentación de querer darle sentido a una
palabra para otro. Confiaremos en que si viene de Dios lo que vamos a entregar será
efectivo por muy simple que parezca.

Evitamos el “Dios te dice”. Aunque tenemos fe de que Dios quiere comunicar su


corazón a través de nosotros, debemos ser conscientes de que podemos fallar. Iniciar una
palabra de Dios con un “Dios te dice” puede ser una soga al cuello autoimpuesta e
innecesaria si lo que decimos no tiene sentido. Es recomendable cambiar esa frase por
“Siento que Dios puede estar diciendo esto (…)” o “Puedo estar equivocado, pero (…)”. Este
tipo de frase ponen la atención en el mensaje y no en quien lo comunica y bajan mucho la
tensión para ambas partes.

“¿Tiene sentido para ti?”. Terminar de dar una palabra con una frase como esa es
hacerse cargo de lo que entregamos y muestra que estamos interesados en involucrarnos
en lo que Dios está haciendo en esa persona. Esta frase es el comienzo de lo que viene
después de dar una palabra de conocimiento ya que si lo que dijimos tuvo sentido, el
próximo paso puede ser orar en esa dirección o seguir animando con palabras de afirmación
y consuelo. Si lo que entregamos no tuvo sentido podemos orar por otra necesidad y no
será incómodo para ninguno de los dos.

Esta forma de orar por otros se acerca más a la idea del riesgo y a la vulnerabilidad
y servicio humilde hacia los demás.

14
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
TERCERA PARTE:
Aplicando lo aprendido

Todo lo expuesto en este documento está hecho con la intención de que sea
practicado y así vivir experiencias que motiven a tener nuevas historias con Dios.

Este texto solo será útil si es aplicado en la calle, en el trabajo y con quienes nos
rodean. Puede ser un poco difícil comenzar o retomar la práctica de estas experiencias, pero
estamos aceptando el desafío de ir donde Dios te está llamando.

La importancia de un grupo

Cuando Jesús envió a los setenta discípulos los hizo ir de dos en dos, trabajar en
equipo siempre es mejor. Nos complementamos, hacemos un trabajo en equipo, honrando
y agradeciendo lo que Dios le ha entregado a cada uno.

Cada uno de nosotros tiene distintos dones desarrollados, algunos fluyen más
rápido en un don en particular incluso sin haberlo practicado tanto, para otros un mismo
don será mas trabajoso de dominar, pero estamos todos llamados a trabajar juntos.

Tips

A continuación, dejo algunos consejos prácticos finales para ser más efectivos al
momento de evangelizar y ministrar personas.

• Salir acompañado enriquece la experiencia en un 100 por ciento


Si estamos recién comenzando debemos evitar a personas en estado de ebriedad o
bajo el efecto de drogas ya que puede ser una experiencia traumática y frustrante en
una etapa inicial. Con el tiempo nos sentiremos más cómodos en cualquier ambiente,
pero para comenzar es bueno hacerlo bajo condiciones más favorables.
Por seguridad física evitar que mujeres no salgan solas y procurar que siempre vayan
acompañadas de por lo menos un hombre. Además, dentro de lo posible que hombres
ministren a hombres y mujeres a mujeres.
• No discutir
Debemos aprender a identificar si alguien con buenos argumentos busca saber más y

15
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña
escucharte o solo quiere probar que tiene la razón. Tenemos un tiempo y una cantidad
de energía disponible que tiene que usarse de forma eficiente.
• Mantener los ojos abiertos
No solo para saber si Dios está haciendo algo en alguna persona, también como
método de protección y autocuidado.
• Intentar abrir el grupo
Integrar a otros, invitar a otros grupos de otras comunidades, abrir espacio para que
otros nos acompañen puede ser una experiencia muy enriquecedora.
Además, intentamos provocar instancias de retroalimentación después de cada salida
preguntando cómo se sintieron los participantes, como podemos mejorar y si hay
algún testimonio que edifique la experiencia.
• Expectativa correcta
El evangelismo no es popular, no esperamos que toda la iglesia local se involucre, no
va a pasar así. No criticamos a quienes no nos acompañan, ya que no todos tienen el
tiempo ni la pasión de hacerlo. Si queremos inspirar debemos partir haciéndolo
nosotros y luego con nuestro ejemplo animar a la iglesia. No somos superiores a otros
por hacer algo que otros no están haciendo, preocupémonos por hacer lo que Dios nos
está llamando a hacer.
• Seamos fieles
Si una sola persona nos acompaña, saldremos con esa persona. Nunca es buena idea
suspender una salida por poco quorum. Dios se encargará de añadir un equipo a su
tiempo.
• Llevar tarjetas de contacto para que las personas puedan encontrar nuestra
comunidad.
• Cuidar nuestra higiene no es un detalle.

Finalmente, debemos leer, seguir referentes y aprender de otros, pero lo más


importante es practicar, practicar y practicar.

16
EL MENSAJE: Evangelismo & Ministración – Franco Peña

También podría gustarte