Tema 5, 6 y 7. de La Transición Del Mundo Antiguo Al Resurgimiento de Las Ciudades
Tema 5, 6 y 7. de La Transición Del Mundo Antiguo Al Resurgimiento de Las Ciudades
Tema 5, 6 y 7. de La Transición Del Mundo Antiguo Al Resurgimiento de Las Ciudades
Desde la crisis del imperio romano y el establecimiento de los llamados y conocidos como pueblos barbaros, se
va a desencadenar progresivamente la decadencia del mundo urbano que había tenido su esplendor por todo el
mediterráneo. La economía va a sufrir una intensa transformación y se va a inclinar hacia el mundo rural. Todo
el proceso de ruralización va a dar lugar a todo un sistema de relaciones, dependencias y vinculaciones tanto
de carácter económico como sociales.
Estas primeras formas feudales van a surgir en Francia y la política se caracterizaba por ser interna, pactista entre
señores, reyes y nobles y esta se va a extender en gran parte de Europa Occidental. La población se va a acoger
a la protección de la nobleza y también del clero. Se van a establecer vínculos de dependencia y obligaciones
que se contraen. Esta sociedad feudal será fuertemente estamental, está muy focalizada en el ámbito rural y,
sobre todo, en el periodo de la alta edad media. Va a ser a partir del Siglo XII cuando se van a transformar tanto
las estructuras sociales como las económicas, y a partir de ese momento, se considera que en el mundo europeo
emerja un nuevo auge en la vida urbana. Ya en la baja edad media, se van a suceder confrontaciones de carácter
bélico, hambrunas y epidemias, pero en ningún momento se va a interrumpir la progresiva recuperación de la
sociedad en todos los campos. Había alternancia de periodos más estables con otros de poco crecimiento.
Existen dos categorías en las investigaciones centrales que se realizan acerca de lo que conocemos como
colonizaciones territoriales en edad media hispánica. Por un lado, está la reconquista y por otro la repoblación
y que durante bastantes años han sido el punto de partida de las investigaciones.
Toda la articulación de los procesos colonizadores se efectuaba mediante la creación o aplicación de normas
legales, (marcos institucionales político-administrativas), de manera que tenían el control del territorio, por la
sociedad que se instalaba en él, aplicando y desarrollando unos criterios de poblamiento. También contaban con
unos principios de organización económica y que a su vez forman parte del orden y las jerarquías sociales propias
de un sistema que estaba abierto a poblaciones y cambios internos (ya no es un sistema cerrado, no tienes que
cumplirlo tal cual). En definitiva, consiste en mostrar como nace una nueva sociedad en un nuevo espacio que
se debe al pasado pero que va a marcar un nuevo orden social vigente en las tierras que ocupa. Estas van a ser
las líneas generales argumentales relativas al periodo medieval hispánico.
Vamos a asistir a un gran desarrollo de las tendencias sociales y económicas, en cada uno de los periodos en los
que se divide la Edad Media. División cronológica:
La recuperación o la restauración de lo que los historiadores suelen denominar la Hispania pérdida fue el motor
ideológico y el elemento también de propaganda más importante de los utilizados por lo diligentes de los reinos
de Hispania. Desde un punto de vista de la historia de las civilizaciones, se debe tratar este estudio como el
análisis de la realidad, tanto desde el islam como del Occidente Medieval y de sus relaciones. Es decir, la herencia
de la Hispania anterior eran estas sociedades (islam y OM) y, por otro lado, la sociedad andalusí y la hispano-
cristiana y como consecuencia las peculiaridades que hubo entre ambas y sus influencias mutuas.
- Entre el siglo VIII y XI es la época de predominio de Al-Ándalus, caracterizado por luchas y relaciones con
los países cristianos del norte peninsular.
- Desde la mitad del siglo XI hasta mediados del siglo XIII va a ser cuando se produzca la expansión territorial
de la Hispania cristiana, es entonces cuando la Península Ibérica se incorpora al Occidente Medieval.
- Desde mediados del siglo XIII cuando comience una fase larga de expansión económica, la relevancia
capital que va a tener la baja Edad Media va a estar basada en la formación de un nuevo tiempo histórico
en el que se van a desarrollar los caracteres del Antiguo Régimen Europeo y que va a durar hasta bien
entrado los siglos XVIII y XIX. En todos los reinos hispánicos, como en el resto de Europa, la Baja Edad
Media fue un tiempo de consolidación política-institucional, pero sobre todo y lo más importante es que
se produce toda una apertura de las relaciones mercantiles, es decir, de grandes cambios económicos,
con otros espacios, con otros poderes europeos y también se abren periodos de participación en conflictos
de naturaleza política.
Entre las formas de integración en el nuevo tiempo, va a destacar un hecho dominante y que será la notable
pertenencia de los reinos al mundo religioso, político y también cultural del Occidente Medieval, como
consecuencia en primer lugar de la herencia romana, pero también de la germánica y, sobre todo, por la
integración en ya lo que se considera la Europa de la Plena Edad Media y que se produce aproximadamente
desde el último tercio del siglo XI.
Tanto los fundamentos económicos como las formas de reparto y ejercicios del poder son homologables con las
del resto de Europa. Se considera que esta revolución por Occidente a mitades del siglo XI, caracterizada por ser
por ser profunda y silenciosa, es la mayor por sus consecuencias y sus vinculaciones del orden político, cultural y
social (“La Gran Revolución de Occidente”). Es entonces cuando se obtengan por primera vez nuevos recursos
financieros.
Los reinos peninsulares establecieron relaciones continuas con otros poderes políticos europeos, lo más peculiar
que debemos destacar es el precoz desarrollo de la autonomía municipal. Sobre todo, lo más importante es la
aparición de las asambleas estamentales, las Cortes, a fines del Siglo XII (nacimiento de las cortes) y se produce
algunos decenios antes que, en otros reinos europeos, por tanto, íbamos a la cabeza en Europa. En este periodo
de la historia, tenemos que destacar la regulación (todo aquello que es un cuerpo normativo) de la vida tanto
social como económica. Esta transformación urbana producida en el medievo va a dar lugar a diversos tipos de
ciudades, de los cuales vamos a mencionar dos:
• Ciudades comerciales. Ya fuesen portuarias o de interior, son ciudades que atraían a población nueva y
que van a disfrutar de privilegios
• Ciudades-fortaleza. Estas ciudades se encontraban rodeadas de una muralla o incluso en muchas
ocasiones de una doble muralla, a parte de una finalidad defensiva, jugaron un papel crucial en la
económica porque en dichas murallas se cobraban impuestos concretos cuando entraba la mercancía y
de esa manera se gravaba la economía que se iba a vender en su interior.
La estructura viaria interna de las ciudades podía variar y también su dedicación económica o especialización,
pero todas ellas van a disfrutar de un fuero. Este término va a tener diferentes acepciones, pero entre todas ellas
van a estar relacionadas entre sí con el significado de privilegio, derecho o jurisdicción. Este fuero constituía un
cuerpo normativo que regulaba las relaciones jurídicas entre la población. Eran un compendio de franquicias y
exenciones que van a ser concedidas bien por la figura de un monarca o bien de un señor feudal propietario de
diferentes territorios jurisdiccionales. Tan solo una parte una parte de la población, esas personas que se
dedicaban al comercio, se podían permitir ascender socialmente.
Cuando se estudian los ordenamientos jurídicos tenemos acceso de una forma directa a una rica información
acerca de la configuración normativa, por ejemplo, nos proporcionan los intereses locales para producir y
comerciar, también las pautas culturales de conducta e incluso las vinculaciones sociales (el estatus que tiene la
población). Asimismo, los ordenamientos jurídicos van a contribuir a la formación de lo que se denomina el
espacio de intercambio y, sobre todo, sirve para evitar cualquier tipo de retroceso de los sectores productor y
mercantil. Para ello la mecánica era que las ciudades adoptaban numerosas disposiciones con el propositivo de
mantener la regulación económica, para el abastecimiento interno y el mercado exterior.
De estos textos normativos existía una versión Textual Primigenia, pero en ellos se insertaban Disposiciones que
sustituían a normas anteriores en contenido y vigencia. Por lo tanto, nos encontramos con cuerpos normativos
que tienen Normas, disposiciones que no son coetáneas, ni entre sí, ni con la fecha de conclusión del
ordenamiento. La mayoría son disposiciones legales en materia de “competencia económica”. La inclusión de
estas Normas (que ya habían sido aplicadas en otros lugares), una vez emitidas, servían para proteger los
“recursos económicos y la actividad productiva/mercantil”.
TRANSACCIONES DE NATURALEZA ECONÓMICA
Todas las transacciones mercantiles ocuparon un lugar destacable en todo el desarrollo económico medieval,
tanto en la Península Ibérica como en otros países del Occidente Europeo. La evolución de etapas sucesivas,
tanto en el proceso de producción y en el de distribución de valores de cambio dieron lugar a la dinastía
económico mercantil que implicaba o bien a titulares de señoríos o a productores y a concejos. Estos tenían tanto
oficiales como gestores, que eran los agentes económicos encargados de controlar el mercadeo desarrollado en
cada jurisdicción.
Hubo diversos factores favorecieron las reuniones de “mercados” y “ferias”, los más relevantes fueron:
La dinámica o vitalidad de las transacciones comerciales fue notable, los mercados y las ferias por sus
diferenciados valores cuantitativos y cualitativos van a definir el carácter peculiar de los sectores productivos y
mercantiles en los territorios hispánicos.
• El año 1250, a mediados del Siglo XIII, con la figura de Fernando III.
• El año 1258, con la figura de Alfonso X.
• El año 1295, con la figura de Fernando IV.
• El año 1350, con la figura de Alfonso IX.
• En pleno siglo XV, podemos citar 1436, 1466 y 1486, en donde deciden las propias Cortes.
El interés de los propietarios que poseen estos señoríos por las ferias se justifica por lo que suponían de
incremento de riqueza y de población, que llegaba generalmente de los núcleos más cercanos de población. En
definitiva, estos señores lo que intentan es potenciar la llegada de mercaderes a través de múltiples maneras
como, por ejemplo, la concesión de las llamadas ferias francas (ferias libres de cargas) o bien otra medida
adoptada era a la ahora de fiscalizar las mercancías. Todas ellas eran medidas favorables para la llegada de
mercaderes, estos podían ser: tratantes de ganado, mercaderes de paño de lana, vendedores de pescadero,
espaderos, joyeros, pañeros, caldereros, entre otros. Ya se tratará de mercados locales o foráneos.
Dentro de este marco conceptual de intercambio vamos a mencionar como se realizaban esas transacciones
comerciales. En los textos normativos se distinguen con frecuencia la distribución de transacciones entre
mercados y ferias. La divergencia de sus funciones tanto en espacio como en ámbito de actuación se manifiesta
en los siguientes aspectos:
1. Marco cívico: establecido en una población permanecía inalterable en todo lo relacionado con el
mercado. Sin embargo, la feria alteraba temporalmente el funcionamiento económico interno de esa
población.
2. En segundo lugar, hay que destacar la compraventa de productos entre vecinos, lo que se conoce como
espacio no regulado de libre comercio
Vecinos: tenían un estatus civil considerado socialmente, con más privilegios, tenían derecho a permanecer y
vivir en la villa por un tiempo concreto. Contaban con una carta de avecinamiento y además, estaban obligados
a pagar una serie de tributos.
Morador: obligado de manera estable y permanente en una villa concreta. Posición inferior a la de vecino.
En todos los casos y en distintos momentos, hubo una contribución al mantenimiento y desarrollo de la
actividad mercantil. Existieron muchas modalidades de realizar las transacciones económicas, todas ellas
presentan diferentes tipologías, y en las transacciones concurren diferentes peculiaridades. Eran muy
abundantes los medios que existían en virtud de los cuales facilitaban no paralizar, ni ralentizar el desarrollo de
la estructura productiva.
Un ejemplo de ellos era el contrato de comanda (encomienda): entre comerciantes o clientes y comerciante, se
constituían acuerdos para vender bienes, objeto de depósito y el precio obtenido era invertido en comprar
productos específicos según los dispuesto en el contrato comercial. La persona que había hecho entrega del
depósito recibía los productos adquiridos y el capital invertido y el comerciante, a quien se había encomendado
la transacción, recibía el beneficio estipulado.
En este periodo cronológico, Europa se caracterizaba por el desarrollo de los cultivos y la ganadería. Estas
circunstancias, unidas al aumento de la población, van a provocar una reactivación del comercio. El florecimiento
de la economía permitió potenciar el desarrollo del comercio hacia oriente. Una de las consecuencias del
desarrollo y expansión del comercio en Europa fue el florecimiento de las ciudades. Parte de la población se
asentará en los llamados “burgos” que habían aparecido en un comienzo como pequeños núcleos poblacionales
entorno a cercas y castillas, pero también habían surgido por la existencia de un mercado. Para ello la celebración
de ese mercado debía celebrarse con cierta periodicidad y a su vez la burguesía desarrollará actividades
relacionadas con el comercio y con la artesanía, llegando incluso a asociarse para poder garantizar la mano de
obra y la regulación de precios.
El comercio europeo va a girar en torno a dos grandes focos: Báltico y Mediterráneo. Desde el punto de vista
comercial, una zona que alcanzará un gran desarrollo y dinámica será Flandes, que destacó como centro político
también económico además de constituirse como centro de la industria pañera con gran repercusión mundial.
En la Península Ibérica, el fenómeno repoblador y las cruzadas permitieron dejar a los musulmanes fuera del
comercio marítimo, el cual pasará a depender directamente de los italianos. Así ciudades como Venecia o
Génova, entre otras, aprovecharon estas circunstancias políticas para establecer su poder y dominio en el tráfico
mediterráneo y se van a convertir en potencias comerciales en el siglo XV.
En la Península Ibérica el auge de la ganadería favoreció el crecimiento de población, además en este periodo
dicha actividad está considerada como una de las principales fuentes de riqueza de la Península y básicamente
esto se debe a la exportación de lanas. Por tanto, hablamos de prosperidad de la ganadería lanar trashumante.
La agricultura se verá afectada por las oscilaciones entre la producción y los precios, es decir, lo que se producían
eran altas alzas de precios. Se van a organizar medidas extraordinarias de carácter jurídico y que favorecieron
siempre al sector ganadero, como, por ejemplo, la promulgación de la ordenanza de 1489 en la que se adoptan
medidas de producción y de protección hacia las cañadas. También se dio una legislación favorable y beneficiosa
para el comercio y la artesanía y básicamente la actividad artesanal se centró en las zonas de Segovia, Salamanca,
Valladolid y Toledo.
Todos los mercaderes aspiraban a controlar la producción, es el caso de la zona sur de la Península, donde
mercaderes burgaleses y genoveses se disputaron los principales lugares, plazas y focos. La presencia de
mercaderes extranjeros en la sociedad castellana fue muy relevante y podemos destacar la presencia de
milaneses, florentinos, venecianos, así como también, mercaderes procedentes de Francia, Inglaterra o Flandes.
Procedimientos que se llevaban a cabo para que los comerciantes se asentaran en la Península.
Para garantizar la seguridad de estos comerciantes se firmaban alianzas entre monarcas de distintos países. de
esta manera se establecían disposiciones que reforzaban las garantías de seguridad. En casi todos los tratados
internacionales se contemplaba siempre algún artículo dedicado a derechos y obligaciones de los súbditos
asentados en el territorio de los otros. El comerciante lo que buscaba era no encontrar obstáculos en el desarrollo
de su profesión (actividad) y para ellos los monarcas, obligan a todas las justicias (todos los sectores y ámbitos
de justicia del reino) a que velen por la libertad de los mercaderes poseedores de lo que se denomina una carta
de seguro. Este seguro real protegía a un mercader que así lo había solicitado o bien a un grupo de mercaderes
a los que generalmente les unían vínculos familiares.
Como data cronológica vamos a destacar los años 1489 y 1490 y se ha elegido este abanico porque se sabe que
hay testimoniados documentalmente un elevado número de mercaderes asegurados. Además de estos seguros,
se protegía a los comerciantes extranjeros con lo que se denomina carta de privilegios generales. Estas lo que
hacían era tratar de ampliar los esquemas recogidos en el seguro que previamente les habían sido concedidos.
• Libertad de residencia
• Seguridad que abarcaba tanto a sus bienes como a personas (familias)
• Posibilidad de elegir a su representantes o cónsules
• La exención en el pago de algunos impuestos
Incluso existen menciones a seguros generales que reclaman algunas villas con la intención de proteger a los
mercaderes de extranjeros que acudían a ellos y sus ferias. Pensad que, en este momento, conceder estas cartas
de seguros, garantizaba el mantenimiento de unas relaciones fundamentales para la economía de ese reino, esa
corona. Ejemplo: ciudad de Córdoba, que contó con numerosos mercaderes extranjeros asentados por toda su
zona a quienes se les había otorgado esas cartas de seguro.
Esta figura aparece en una época que se caracteriza principalmente por ser un momento de expansión y del
comercio. Es un momento de:
La expansión de los negocios junto a la actividad de los mercaderes acabara por consolidar una nueva forma de
vida. Son cambios que tienen lugar a comienzos de la modernidad y que van a ser de gran trascendencia. Además,
debemos tener en cuenta que en este momento de la historia la llegada de oro y plata a Europa a partir del
descubrimiento de América. Este acontecimiento impulsara un fuerte dinamismo económico.
Algunos mercaderes procedentes de familias de larga tradición en actividades financieras se van a dedicar por
primera vez al gran negocio del capital. Estos hombres se especializaban en cambiar unas monedas por otra, en
otras palabras, compran dinero a un precio y con posterioridad lo venden con ganancias. También aceptan dinero
en depósitos.
Desde finales del siglo XV e inicios del XVI, aquí en la Península Ibérica, estos personajes comienzan a acrecentar
todo su poder económico y a reforzar sus relaciones sociales, empiezan a situarse entre esas pequeñas
oligarquías/élites de la sociedad urbana. Gracias a la capacidad económica que tenían estos hombres, esa bien
ganada reputación acaba por impulsar a sus descendientes a que formen parte del regimiento de una ciudad. Se
va a producir un gran desarrollo de las urbes de la ciudad y nos vamos a encontrar con auténticos centros
mercantiles y políticos. Tanto los cambiadores como el comerciante normal encontrarán en las ciudades el marco
favorable para prosperar no solo económicamente sino también socialmente.
La figura del arrendador, los arrendatarios de rentas, junto con la figura de los cambiadores, los vamos a situar
entre los financieros de este momento de la historia, van a ser profesiones muy relacionadas entre sí (en
ocasiones realizan transacciones conjuntas) y, sobre todo, este periodo lo vamos a describir como un periodo de
notable dinamismo social, esto se trata de la movilidad de los agentes económicos llegados de Italia, Francia,
Inglaterra, Portugal y Flandes. Son financieros cuyo objetivo es, que, a través de la prosperidad económica,
puedan llegar a tener acceso a un puesto dentro del gobierno urbano. Estas posibilidades de ascenso social y en
el ámbito de la política se las abría la capacidad económica con la que contaban y sobre todo esas grandes redes
o vías de ascenso que utilizaban, y que eran las finanzas y en particular, el cambio.
Si estos hombres llegaban a formar parte de estos grupos de gobierno, lo que hacían en todo momento era
intentar consolidar su posición mediante la patrimonialización y en segundo lugar la transmisión del cargo. Estos
financieros eran hábiles agentes capaces de llevar una intensa dinámica económica prospera e intensa, pero,
además, al mismo tiempo, se encargaban de asegurar su nombre y apellidos, lo que se denomina y se estudia
como la memoria de su familia en un entorno social (muy cerrado) y que en la mayor parte de las ocasiones se
mostraba hostil hacia la figura del financiero, pero también hacia los suyos. Estos financieros preferían perder
ganancias antes de que se pusiera en cuestión el nombre de su familia como financiero.
Las actividades financieras que han quedado recogidas en toda la documentación histórica son sobre todo
documentación que podemos denominar documentos judiciales (pleitos, querellas, reclamaciones…). En los
libros de actas (cuadernos o libros de registros) se ha conservado la actividad económica que llevaban estos
hombres. Pensad que el impulso económico lo daban los mercados y las ferias y, sobre todo, el desarrollo de la
fiscalidad. En este contexto, los cambiadores van a ser imprescindibles porque estaban capacitados como
aportar crédito y principalmente liquidez como agentes financieros. Estos agentes establecían lo que se conoce
como una “mesa de cambio” y cuya actividad estaba basada en su propia dinámica comercial y ferial.
Como estrategia para conservar su posición económica los cambiadores extendieron redes partiendo
principalmente de las relaciones con sus compañeros más cercanos. De esa forma obtenían respaldo de otros
financieros en asuntos relacionados con el negocio local. Además, potenciaban sus vínculos con sujetos que se
dedicaban a diferentes actividades económicas como podían ser los propios escribanos, o bien los armeros. En
definitiva, lo que creaban eran vínculos sociales y económicos, los cuales desarrollaron a lo largo de toda su
trayectoria vital. Muchos cambiadores de aquí de la Península Ibérica se van a dedicar al comercio del hierro,
sobre todo en territorios de Vizcaya. Si lo ponemos como ejemplo, tenemos que destacar el desarrollo comercial
que se produjo en este lugar, hizo prosperar importantes negocios financieros.
Cuando su capacidad económica estaba fuera de duda, acudían a ellos otros colegas para que actuaran como
fiadores en diversos negocios, de lo que hablamos es de la figura del aval. Esto, lejos de ser un simple negocio,
el cambiador expandía un tipo de relación que iba más allá de los estrictamente necesario y que requería y se
basaba en la confianza entre las partes.
Estos cambiadores llegaron a tener tal prestigio y fiabilidad y la población llegó a tener tanta confianza en ellas
que muchas ciudades desempeñaron actividades como veedores tanto en ferias como en mercados, el veedor
se va a encargar en que no se produzcan irregularidades en las transacciones mercantiles, es decir, recibía el
encargo de examinar las pesas y llevar el control y mantenimiento de todas las transacciones legales. De manera
que fueron acrecentando su capital social y mantenimiento de relaciones financieras.
La figura de este cambio se implicaba además en empresas vinculadas a la económica de la ciudad, como, por
ejemplo, siendo receptores de gravámenes, receptores de impuestos. De manera que a través del negocio fiscal
o desde otros ámbitos, se establecía una relación constructiva y de colaboración entre financiero y gobierno
urbano. Entre financieros y ante posibles pleitos derivados de su propia profesión ejercían como firmes
defensiones de sus propios compañeros. Realizaban negocios importantes en localidades donde se desarrollaban
estas ferias.
Estos financieros van a actuar dentro de lo que se conoce como ciclo ferial y que contribuyeron enormemente a
la consolidación económica y política. Financiaban negocios de mercaderes procedentes de su entorno
geográfico más cercano, pero también de países más lejanos. Todas las transacciones figuraban siempre en
contratos, debía haber siempre un soporte escrito de esas transacciones económicas. Eran hombres que
arriesgaban mucho capital, pero también cuidaban sus intereses con toda la fuerza que la ley les podía otorgar.
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Los numerosos negocios que poseían estos mercaderes y el ingente número de redes de naturaleza económica,
junto con esas relaciones que establecían con el gobierno de las ciudades, constituyen elementos suficientes
para definir los pilares que permiten situar a los financieros entre la elite urbana. Pero pasar de acceder a un
puesto en una regiduría a tener un puesto en el gobierno entre la sociedad urbana, lo conseguían muy pocos
mercaderes. Algunos de los que consiguieron también llegaron a ser procuradores de ciudades.
En su cesante actividad financiera demuestran que eran hombres muy perseverantes, siempre intentando
progresar en el desempeño de sus negocios financieros y buscar integrarse en el seno de la sociedad urbana y
política para llegar a ostentar en la vida pública. Incluso cuando un financiero de cierta relevancia fallecía,
traspasaba a sus hijos el negocio del cambio y los dotaba de medios económicos y del reconocimiento social que
necesitarían para desempeñar su procesión. La mayoría de los pleitos que se conservan vienen dados por estas
circunstancias, ya que, cuando fallecían estos agentes financieros los hijos se veían obligados a litigar con
aquellos deudores de su padre que se negaban a cumplir con sus obligaciones de deuda. Para ello, sus hijos se
veían obligados a defender sus derechos económicos.
En todo este contexto, la figura del mercader constituye uno de los mejores exponentes del apoyo financiero
que las oligarquías municipales otorgaron al marco político. Por ejemplo, en 1534, Carlos I o Carlos V, a lo largo
de su reinado necesito recibir dinero por adelantado, que le era prevenido por diferentes mercaderes. Los
financieros acudían al auxilio de monarcas adelantando importantes cantidades de capital, debido a que para
ellos no dejaban de ser una entre tantas transacciones que podían desarrollar, no era nada. Estos hechos son
ilustrativos a la hora de comprender como era la sociedad del siglo XVI y el papel que jugaba el financiero.
Muchos grupos financieros conservaron con el paso del tiempo sus negocios y persiguieron intereses y objetivos
acordes a los cambios económicos y sociales de la época moderna.
La crisis bajo medieval que viene a continuación afecta sobre todo al siglo XIV y a gran parte de los reinos
europeos y va a retraer los intercambios comerciales y en consecuencia la proliferación de mercaderes y colonias
mercantiles. En el caso de Castilla, la temprana salida de esta crisis, que se produce desde finales del siglo XIV,
concretamente en los años 1425-1430, podemos asegurar que se crecen de nuevo los intercambios entre Castilla
y el resto de Europa. También podemos mencionar esa gran movilidad entre marinos y comerciantes por los
principales puertos y rutas.
A partir de entonces, desde comienzos del XV y hasta finales del siglo XVI, vamos a asistir a un auténtico
florecimiento de las colonias y de las redes mercantiles castellanas por todo Europa. La consecuencia de ello fue
la adopción de una institución jurídica y económica, los cónsules de Castilla. Estos magistrados asumían la
representación de toda la comunidad de castellanos residentes en diferentes plazas o territorios y teniendo
además el cometido de vigilar y defender los intereses de dicha colectividad, frente a las autoridades locales y
otros mercaderes. Al mismo tiempo los cónsules son los encargados de velar por la armonía interna de este
colectivo castellano que residía en el exterior, por tanto, estos agentes, están dotados de autoridad jurídica para
resolver los pleitos que pudieran surgir.
Estos hombres podían expulsar de la comunidad a aquellos miembros con los que era poco seguro hacer negocio.
Además de desempeñar estas funciones jurisdiccionales, los consulados se hacían cargo de la organización del
comercio, y, sobre todo, de todas las actividades comerciales que estos mercaderes hacían en las diversas plazas
europeas.
Sus tareas eran muy variadas, las más importantes son:
- La organización de flotas cuando se estimaba que el sistema de navíos era más seguro para realizar la
navegación, la que fuese.
- La regulación de los seguros
- La fijación de las tasas
- Desembolsos de las primas, en caso de un siniestro.
- Realización de todo tipo de gestiones para la recuperación de las mercancías que se habían perdido o
habían llegado dañadas (agilizaban los procesos)
- Vigilancia y auditoria de los factores (personas que trabajaban para la figura de ese mercader titular)
- Vigilancia y auditoria de los socios o agentes que configuraban las compañías de mercaderes, sobre todo
de esas asentadas principalmente en Burgos, Valladolid, Segovia, Bilbao, Toledo, Sevilla o Medina del
Campo. Comerciaban para ellas en plazas extranjeras, de manera que el mercader titular no tenía que
desplazarse, sino que estos cónsules podían realizar cualquier tipo de transacción. Sin embargo, las
naciones y colonias castellanas no tenían exclusivamente funciones mercantiles, también se convirtieron
y eran auténticos marcos de solidaridad entre sus diferentes miembros. Estas funciones servían para dar
alojamiento a los agentes recién llegados a una plaza, bien fuera en el domicilio de algún miembro de la
comunidad o bien en la propia sede de esa compañía.
- Asesoraban y representaban a cualquier mercader castellano que hiciera negocios en una plaza
- Garantizaban el cumplimiento de los testamentos de aquellos que fallecían en el territorio de su
demarcación e incluso esa cobertura va más allá porque estos cónsules velaban por la protección de los
menores huérfanos residentes en el extranjero.
A medida que el volumen comercial era mayor y que se multiplicaban y diversificaban las operaciones
mercantiles resultaba inviable la figura del mercader aislado, que se movía con sus mercancías a mayor o menor
distancia. Sino que fue sustituido por un grupo de personas con funciones específicas y que de esa manera
fueron apareciendo y difundiéndose asociaciones de diferente tipo con fines comerciales y financieros.
En principio, fue la simple asociación de dos personas, con un interés compartido y para una operación concreta.
Después surgieron asociaciones más estables, duraderas, de varios socios que ponían capital y de otros que lo
que aportaban era la responsabilidad de los servicios, las comandas o encomiendas. Finalmente van a
evolucionar hacia las grandes compañías comerciales y las primeras fueron las italianas, que serán el modelo a
seguir por el resto de las compañías. Las compañías se van a convertir en el instrumento fundamental de la
gestión empresarial durante años
Definición de compañía: asociación voluntaria de mercaderes que crean un fondo patrimonial común para
colaborar en la explotación de diferentes negocios, fundamentalmente mercantiles. A sus miembros se les
denominaba compañeros, que aportaban diferentes capitales denominadas los puestos, para su posible
constitución, y esperando obtener de ese fondo común unos beneficios proporcionales a la cantidad aportada
por cada uno.
Aunque la obtención de beneficios era la finalidad fundamental, las compañías comerciales también persiguieron
defender intereses comunes, es decir, proporcionar ventajas a sus asociados y dividir pérdidas. Estas compañías
mercantiles tuvieron frecuentemente un predominante carácter familiar, uniendo empresarialmente a
miembros de una misma familia que formaron de esa manera, una serie arquitrabada de linajes al concertarse
los matrimonios entre mercaderes.
Estas compañías mostraron un fuerte carácter personalista reflejado claramente en la titularidad de la misma,
esta titularidad tomaba el nombre generalmente de algunos de los socios, que era el principal. Este hombre era
la máxima autoridad al ser generalmente quien aportaba un puesto superior y muchas veces también era el de
mayor edad. La identificación entre la compañía y el titular fue tal que no resulto exagerada la relevancia de sus
transacciones económicas. En caso de que la figura del principal desapareciese o se ausentase repercutía
directamente sobre la evolución que iba a tener esa sociedad porque las cualidades o la reputación personal de
un mercader eran decisivas en el momento de pensar en la buena marcha del negocio. En definitiva, una buena
reputación y ese reconocimiento profesional eran la garantía certera, por tanto, la eficacia de esas compañías
dependía en gran parte de la eficacia del hombre principal o por lo menos se asociaba a él.
Siempre era necesario indagar sobre cualquier dato relativa a la compañía y su entorno con el fin de valorar y
justificar posibles estrategias y seleccionar operaciones a emprender. También era necesario asegurarse un
seguimiento de las actividades emprendidas con la finalidad de controlar la eventual desviación entre previsiones
y realizaciones y corregir, dado el caso, el curso de acciones emprendidas.
Era esencial el factor de información, decisión y control que se dibujan como funciones esenciales por el principal
y además estas resultaron necesarias e imprescindibles para el éxito credencial, sobre todo, si además se le
añadían los contratos de rapidez y celeridad. Sumado a esas funciones, debían basarse en una muy sólida
formación profesional que combinaba teoría y práctica, formada por un ambiente muy cerrado, que se pasaban
de padres a hijos. Se tenía que poner al servicio de unas técnicas mercantiles y que resultarían imprescindibles
para llegar a triunfar en el campo de los negocios.
Los primeros ejemplos de compañías fueron italianos, pero pronto también se constituyeron en otros países, por
ejemplo:
- La ciudad de Burgos: capital del comercio castellano que funcionaba desde mediados del siglo XV y
además con dos tipos de compañías con diferencias de organización y con un funcionamiento muy
notable. Una de ellas donde la autoridad del principal era absoluta, ningún socio podía contrariar o
entorpecer sus gestiones ni impedir sus efectos, quienes estaban en este tipo de compañía carecían de
cualquier tipo de derecho que les permitiera participar en la gestión social. Incluso el derecho de
información se le concedía de forma limitada, la figura del principal les comunicaba sus beneficios
personales y no informaba de los demás socios.
Preferían navegar en solitario porque suponía mayor velocidad, debido a esto van a aparecer otros métodos,
creando y generalizándose los llamados “seguros marítimos”. Hasta la segunda mitad del siglo XV van a ser de
carácter de contratos privados y a partir de esta fecha van a adquirir oficialidad a lo largo de todo el siglo XVI.
Por tanto, surgen diferentes modelos de póliza adquiriendo esa oficialidad cuando la ciudad de Burgos se
convertía en la capital de seguros, desplazando en parte las ciudades creadoras italianas.
1. Letra de cambio. Lanzada al mundo de los negocios en manos italianas a finales del siglo XIII. Esta fue
rápidamente adaptada por diferentes países con proyección mercantil. Se va a flexibilizar con operaciones
de endoso (ceder o trasladar un documento de crédito), lo que permitía negociar y renegociar letras en
diferentes ferias y plazas. Esta práctica llego a su apogeo aquí en la Península Ibérica a fines del siglo XV y
también a lo largo de todo el siglo XVI, cuando ya los mercaderes burgaleses habían adaptado las técnicas
mercantiles de origen italiano, sumándoles los de origen flamenco. Desde mediados de finales del siglo XV
a las tradicionales ferias de mercancías se sumó en determinadas plazas, como fue Medina del Campo, el
sistema de ferias generales. Además de contratar mercancías fue posible en las mismas un sistema de pagos
diferidos y cambios internacionales, lo que las convirtió en el centro fundamental de negocios de la
Península. En estas ferias tan importantes, se giraban letras provenientes de muy diversas plazas, se
centralizaban pagos, se zanjaban deudas, se rendían cuentas o se abonaban primas de seguros. Sus
operaciones claves fueron las adinerarías y el método y calendario de pagos se entronco con el sistema de
serias de brabante, cuyas principales ferias fueron las de Amberes. Los pagos tenían siempre su
correspondencia en las ferias europeas de Lion y Amberes.
2. Billetes de obligación o títulos de crédito. Bajo la influencia de cheques primitivos o de documentos de
deuda pública como eran los censos y los juros que se negociaban como si fuese moneda.
• Los censos eran empréstitos, préstamos a particulares.
• Los juros eran títulos de venta pública e interés fijo emitidos por la corona, sobre todo para
satisfacer sus necesidades económicas. Se emitían de varias formas:
o Perpetuos: sin amortización
o Los perpetuos y al quitar o al quitar: amortizables de común acuerdo entre la corona y el
poseedor
o Juros de por vida: si se trataba de una renta vitalicia o también llamada por dos vidas si
constituían una renta durante la vida del primero y un segundo poseedor
El tipo de interés variaba de forma notable según cuales fuesen las formas de emisión y las condiciones
de mercado. En definitiva, mayor o menos abundancia de fondos públicos.
Cuando se habla de comprar o vender juro o censo lo que quería significar era que se adquiría la renta o
interés anual que el titulo proporcionaba, siendo su principal el precio que se pagaba por esa renta.
3. Dinero de libro. También circulaba como sistema financiero o económico. Eran giros de cuenta a cuenta y
otras formas de compensación que utilizaban como vía los libros de los mercaderes, funcionaban a manera
de “banqueros” y que nos conduce al complejo mundo de la teneduría y contabilidad. Sin embargo, la
contabilidad en ese momento de la historia estaba destinada exclusivamente a recoger la marcha de las
operaciones mercantiles y no a reflejar en modo alguno la situación patrimonial del dueño de los negocios.
Comercio de la madera
La expansión de la economía castellana a fines del medievo impulso de manera notable la actividad de mercadeo
tanto internacional como regional. En este contexto y en la Península Ibérica la posibilidad de diversificar la
inversión en compañías y las nuevas formas de organización del trabajo conformaron los pilares sobre los que se
asienta el auge del abastecimiento de productos. Además, tenemos que sumarle la creciente demanda de la
población urbana y el aprovechamiento de las vías de comunicación fluviales. Estas dos características son los
que terminaron por consolidar los negocios relacionados con la madera, una actividad económica que ha sido
poco investigada hasta el momento.
Desde el siglo XV la necesidad de proveer madera es crucial. En este sentido, el comercio de madera va a tener
un papel esencial que impulso la creación de vínculos mercantiles entre regiones o lugares muy dispersos
geográficamente (Ej: sin salir de la Península Ibérica la madera gallega llegaba con celeridad y en muy buenas
condiciones a Sevilla).
Aquí en la Península Ibérica, la compra y venta de madera da cuenta del auge experimentado en la
comercialización de ciertos bienes, los cuales transitaban desde regiones productoras hacia mercados
específicos. El comercio de madera también nos ofrece una visión sobre su peso en la actividad económica de
las zonas productora (rasgo esencial).
El abastecimiento de los grandes centros era una labor intensiva en cuanto a mano de obra requerida y que en
gran medida fue posible gracias a la creación de las rutas. Unos puntos que ponían en conexión diferentes
enclaves y fronteras. El transporte de carácter fluvial estuvo muy presente en este comercio de madera (Ej: en
la Península Ibérica destacamos el rio Tajo), se utilizaba tanto en Castilla como en el reino de Valencia. Se sabe
documentalmente que la actividad económica ligada al transporte fluvial de madera se remonta al siglo XII.
• Decadencia del mundo urbano
• La economía sufre una intensa transformación, se inclina hacia el mundo rural
o Población/vínculos de dependencias y obligaciones
• Política interna pactista entre señores, reyes y nobles se extingue por gran parte de Europa Occidental
• A partir del siglo XII van a transformarse las estructuras sociales y económicas.
• En el mundo europeo van a emerger un nuevo AUGE DE LA VIDA URBANA
o Auge de la vida urbana y del comercio.
• Con posterioridad, en la Baja Edad Media, se sucederán confrontaciones bélicas, hambrunas y epidemias.
• FUERO (diferentes acepciones)
o Privilegio/derecho/jurisdicción
o Cuerpo normativo que regulaban las relaciones jurídicas de una población
o Compendio de franquicias y exenciones concedidas, bien por un REY o bien por un SEÑOR.
• Ordenamientos jurídicos:
o Rica información acerca de Configuración Normativa
o Interese locales para producir y comerciar
o Contribuir a formación de espacio de intercambio
o Evitar retroceso sectores productivo y mercantil
o Ciudades adoptan disposiciones.
• Textos normativos existía una versión Textual Primigenia, pero en ellos se insertaban Disposiciones que
sustituían a normas anteriores en contenido y vigencia. Por lo tanto, nos encontramos con cuerpos
normativos que tienen Normas, disposiciones que no son coetáneas, ni entre sí, ni con la fecha de
conclusión del ordenamiento. La mayoría son disposiciones legales en materia de “competencia
económica”. La inclusión de estas Normas (que ya habían sido aplicadas en otros lugares), una vez
emitidas, servían para proteger los “recursos económicos y la actividad productiva/mercantil”.
• Diversos factores favorecieron las reuniones de “mercados” y “ferias”:
o Desde la ubicación geográfica
o El volumen de producción municipal y regional
o Las demandas de la sociedad
o El medio humano efectivo
o Las políticas gestoras
o Las vías de comunicación implantadas o reaprovechadas para tal efecto.
• Época de expansión de las finanzas, el comercio…
• Difusión de los cambios y el mercado del dinero
• Circuitos comerciales
• Innovaciones mercantiles y contables
• Rivalidades políticas y comerciales en la Edad Moderna
• Expansión de los negocios junto a la actividad de los mercaderes: CONSOLIDAN UNA NUEVA FORMA DE
VIDA
• Mercaderes se dedicarán al gran negocio del CAPITAL
• Agentes financieros comienzan a acrecentar su poder económico y reforzar sus relaciones sociales
• Cambiadores y comerciantes formaran parte de las elites de la Sociedad Urbana
• Financieros eran hábiles agentes capaces de llevar una dinámica económica prospera. Especialización en
torno al capital: “CAMBIO”
• Actividades financieras se conservan en Documentación judicial, en Libros de actas o en Libros de
registro…
• Los agentes financieros aportaban crédito y liquidez
• Vínculos sociales y económicos
• Actuaban como fiadores en diversos negocios. Garantes, avalistas…
• Veedores en Ferias y Mercados: Control en Transacciones Mercantiles
• Destacada experiencia mercantil
• Consolidar situación social: Patrimonialización y transmisión del cargo.
TRANSACCIONES DE NATURALEZA ECONÓMICA
• Desarrollo económico medieval tanto en España como en otros lugares del Occidente Europeo
• Dinámica económico-mercantil (proceso de producción y de distribución de valores de cambio)
• Control y gestión del mercadeo desarrollado en cada jurisdicción.