Huir Del Amor Sophie Saint Rose
Huir Del Amor Sophie Saint Rose
Huir Del Amor Sophie Saint Rose
Quien ha dicho que más valía haber amado alguna vez que no haber amado nunca,
no tenía ni idea de lo que estaba hablando.
Tessa se miró al espejo de su cuarto de baño, mientras pensaba en ello. En cuatro
días lo había perdido todo. A su madre, al hombre que amaba y por último su trabajo.
Mientras miraba su reflejo, se dio cuenta que no había nada de la chica que hacía
seis años se había mudado a Londres. Su pelo color caoba estaba apagado y sin brillo.
Sus ojos verdes que según decía su madre iluminaban una habitación, estaban ojerosos
y llorosos, aunque no era de extrañar después de haber estado llorando toda la noche.
Los diez kilos que había engordado en el último año, tampoco ayudaban mucho. La
ansiedad, la había aplacado comiendo. Aunque su cuerpo seguía siendo proporcionado
y algunos hombres dirían que voluptuoso, Tessa se sentía enorme.
Hacía seis años que había dejado su pueblo natal cerca de Glouchester para
estudiar Derecho en la facultad. Tenía veintidós años. Quería prosperar en la vida y sus
padres no podían pagarle la carrera, así que compartió piso, trabajó de camarera,
niñera, repartió publicidad e incluso fue paseadora de perros. Todo para conseguir su
sueño de trabajar de abogada. Pero cuando se encontraba en penúltimo curso y estaba
ya preparada para pedir un trabajo en un despacho de becaria, su padre falleció
dejando varias deudas. Su madre tuvo que vender la granja, pues no se podía encargar
sola del trabajo y se fue a vivir con ella. Después de pagar las deudas, a su madre le
quedó una cantidad de dinero que invirtieron en comprar una casita a las afueras de
Londres. Durante seis meses todo fue muy bien. Tessa trabajaba de becaria en un
pequeño despacho de abogados a media jornada mientras seguía estudiando y su madre
se encargaba de la casa y del jardín, que era la envidia de los vecinos. Juntas
escuchaban música clásica mientras tomaban una taza de té en el porche y hablaban de
lo que habían hecho durante el día.
Pero un fatídico día la llamó la policía al teléfono móvil. Su madre se había
desmayado en el supermercado y estaba en el hospital. Cuando Tessa se presentó, su
madre tenía buen aspecto pero las malas noticias llegaron pronto. El médico después de
hacerle varias pruebas, le diagnosticó cáncer de páncreas. Fue un golpe brutal para
Los primeros tres días no vio a Marc que estaba de viaje fuera del país, así que la
transición se hizo de manera relajada. Conoció a sus compañeros con la ayuda de Jess y
se hizo poco a poco con la tónica de trabajo.
El departamento de civil era igual que el de penal, unas cuarenta mesas de trabajo
llenas de abogados que eran los auxiliares de los abogados senior, los cuales tenían sus
despachos con cristaleras en los laterales para dar sensación cercanía. Cada abogado
senior tenía una función. Contratos, adopciones, derecho de familia eran sólo algunas
de las funciones que se repartían en el departamento. Y este último era su trabajo. Marc
estaba especializado en divorcios y esa sería su función a partir de ahora. Ayudarlo con
los casos de divorcio pendientes.
Con su madre las cosas cada vez iban peor. La veía consumirse poco a poco y eso
le impedía dormir. Con la única persona que se desahogaba un poco era con Jessi, que
era muy comprensiva y la apoyaba mucho. Nunca contaba nada a nadie más. De hecho
nadie más en la empresa sabía que su madre se estaba muriendo.
El día que Marc volvió, fue como si una dinamo hubiera entrado en la empresa.
Nada más llegar, la mandó ir a su despacho. Tessa limpiándose las manos en la falda de
su traje marrón le siguió, esperando instrucciones. Esa mañana cuando se vestía
después de haber pasado una noche horrible, intentó que su cansancio no se notara
maquillándose lo mejor que pudo de una manera discreta y recogiéndose su largo pelo
pelirrojo en un moño muy profesional. Pero la mirada de desaprobación de Marc nada
más ponerle la vista encima, le hizo darse cuenta que no había logrado su objetivo.
Mientras él se quitaba la chaqueta del traje y se sentaba detrás de su mesa, Tessa se
acercó poniéndose delante del gran escritorio repleto de papeles. No se sentó pues él
no se lo había indicado, así que esperó nerviosa a que Marc le hablara.
-Nunca toques mi escritorio- dijo Marc confirmando que se había dado cuenta que
ella observaba el desorden de su mesa- sé donde está todo.-Tessa asintió sin decir
Debería haberse cogido unos días para descansar pero sólo pensar en quedarse en
casa, la agobiaba. Decidió ir a trabajar como todos los días, a pesar de la oposición de
Muy digna recogió su bolso y se dio la vuelta dirigiéndose hacia el ascensor muy
tiesa. Los susurros de la sala iban aumentando y vio a Jess corriendo hacia ella. Las
lágrimas caían por sus mejillas y no podía evitarlas, lo cual la avergonzaba mucho.
Cuando se iban a cerrar las puertas del ascensor y mientras Jess intentaba consolarla,
levantó la vista y durante un segundo sus ojos se encontraron con los de Marc que
parecía furioso.
Ahí terminó su salida digna. Se desmayó desplomándose en el suelo del ascensor.
Durante un momento le pareció oír los gritos de Jess y de repente nada.
Se despertó en el hospital y se asustó. Mirando a su alrededor, vio a Jess dormida
en una posición incómoda en una de las sillas del hospital.
-Jess. –susurró.
Su amiga se despertó de repente apartándose su melena negra. – ¡Estás despierta!
Se levantó de la silla y se acercó a la cama- ¿Cómo te sientes? –su amiga le pasó un
vaso de agua.
-Bien, aunque sorprendida porque nunca me había desmayado- dijo antes de beber
un trago.
- Debes descansar, el médico dijo que estabas al borde del colapso.- le informó su
amiga muy seria- Reposo durante un tiempo.
Tessa sonrió- No te preocupes, descansaré.
Jess sonrió con ella – Desde luego sabes montar buenos espectáculos- y cogiéndole
la mano continuó.- En la oficina estarán preocupados. Me ha sonado el móvil toda la
tarde.
Tessa gimió-¿Lo saben en el despacho?
Su amiga la miró sorprendida – ¿Cómo no se iban a enterar? Cuando te desmayaste,
yo empecé a gritar como una loca intentando abrir las puertas para que alguien me
ayudara. Afortunadamente se abrió un piso más abajo y antes de que nos diéramos
cuenta apareció Marc pegando gritos, cogiéndote en brazos y llevándote al vestíbulo
donde enseguida apareció la ambulancia. – le apretó la mano- Fue un circo, yo
Y así fue, el paraíso durante las siguientes semanas. Visitó toda la isla. Cogía el
coche y se iba sin rumbo fijo parando donde le apetecía o se quedaba en la cala
vagueando todo el día. Caminaba mucho y Carmen le hacía unas comidas deliciosas de
dieta mediterránea. Le encantaba la paella, la tortilla de patata y el jamón ibérico. La
mimaban mucho y siempre tenía en la nevera sus productos favoritos. Todo eso hizo que
adelgazara unos kilos. Se sentía muy bien y aunque tenía momentos melancólicos por el
fallecimiento de su madre, se estaba recuperando. El moreno de su piel le favorecía
mucho, destacando el verde de sus ojos. Su pelo volvía a tener el brillo de siempre y el
descanso eliminó las ojeras.
Pero la inactividad mental, la estaba volviendo loca. En la casa había un despacho
y todos los días se pasaba un par de horas en Internet o enviando mails a los amigos.
Jess la mantenía informada de todo lo que pasaba en la oficina, pero nunca le hablaba
de Marc y necesitaba saber algo de él. Desesperada le escribió un mail a Jess una tarde
diciéndole que le enviara algo que hacer. Cualquier cosa, lo que fuera.
Esperó la respuesta durante quince minutos pero nada. Hasta que le sonó el móvil.
Lo descolgó a toda prisa – ¿Diga?
-No le pidas trabajo a Jess, porque no te lo va a dar.- le dijo Marc seriamente- De
hecho acabo de mandar un mensaje a todos los del departamento para que nadie te
envíe trabajo.
Tessa estaba tan sorprendida que no sabía que decir.
-¿Tessa?
– Bueno, es que aquí no tengo nada que hacer…
-Y es lo que tienes que hacer, no hacer nada.-dijo él impaciente- ¿no lo pasas bien?
-Sí, sí, claro que estoy muy bien pero necesito algo que hacer mentalmente – Tessa
se extendió- Estoy todo el día visitando sitios y tomando el sol, como si fuera
millonaria y sinceramente me voy a volver loca.
Hubo un silencio al otro lado de la línea y Tessa se puso nerviosa – ¿Estás ahí?
- Sí, Tessa. – Marc suspiró – ¿Cómo te encuentras?
-Bien, me encuentro bien – dijo apretando el teléfono- Estoy preparada para volver.
Poco antes de caer la noche decidió llamar a Jess para hablar un rato con ella, pero
tenía el teléfono apagado. Algo totalmente normal teniendo en cuenta que era viernes
por la noche. Suspirando cogió el mando de la tele. Había una antena parabólica, pero
de los ciento cincuenta canales que había, no le apetecía ver ninguno. Así que se
levantó y fue a por un libro al despacho.
Ya había leído unos veinte desde que había llegado allí. Después de echar un
vistazo general se decidió por uno de Agatha Cristie y se sentó en el sofá. Cuando había
leído las cuatro primeras páginas oyó un ruido en el hall, alguien había abierto la
puerta. Se levantó extrañada pues Carmen y Manuel se habían ido hacía horas a su casa
en la parte de atrás. Lo que le faltaba es que alguien intentara robar en la casa.
Miró a su alrededor buscando algo para defenderse, pero no había nada que le
valiera. Se decidíó por una piedra grande que tenía cristales de cuarzo incrustados que
hacía de pisapapeles. El que entrara en la casa se llevaría un buen chichón. Se acercó a
la puerta sin hacer ruido. Alguien estaba acercándose a la escalera de manera muy
sigilosa. El corazón le iba a cien por hora. Apretó la piedra en la mano y decidió abrir
la puerta de golpe para sorprender al intruso. Tomó aire y cogió la manilla de la puerta
abriéndola rápidamente y gritando-¿Quién está ahí?
Un grito femenino seguido de un golpe fuerte la interrumpió. – ¡Tessa!
-¿Jess?- se acercó a la escalera con el brazo levantado todavía – Su amiga estaba
tirada en la escalera.- Por Dios, ¡me has dado un susto de muerte!
-¿Yo te he asustado a ti? ¡Por poco me matas de un infarto!- exclamó levantándose
lentamente-¡Y casi me mato!
Tessa bajó el brazo para ayudarla – ¿Qué haces aquí? –dijo intentando no echarse a
reír.
-Sí, ríete. Vengo a pasar mis vacaciones contigo y me tratas así – dijo intentando no
reírse también. Al final las dos terminaron a carcajadas sentadas en la escalera.- Marc
me llamó a casa y me informó de que iba a coger las vacaciones, ya. Que mi billete me
esperaba en el aeropuerto y que me enviaba las instrucciones por mail.
Tessa se puso seria de repente- No estás hablando en serio.
Durante los siguientes días disfrutaron mucho de todo lo que Mallorca tenía que
ofrecerles, incluso fueron a visitar Ibiza en el ferry. Salían muy a menudo a cenar, cosa
que Tessa no habría hecho sola e incluso fueron a una discoteca al aire libre donde
había muchos ingleses. Allí fue donde conocieron a Richard y Frank, eran de Londres
Llegaron a la casa y Marc la soltó. Carmen salió a toda prisa, escandalizada por lo
que había pasado, animando a que entraran en casa y tomaran una copa. Tessa subió a
su habitación porque quería darse una ducha, así que no se detuvo a hablar con nadie.
Se fue directamente al cuarto de baño, se desnudó rápidamente y se metió en la ducha.
Apoyó la frente en el azulejo dejando que el agua resbalara por su espalda. Dios, el día
había sido horrible. Había pasado miedo y se dio cuenta que para ser abogada era un
poco floja.
Casi sin fuerzas se lavó el pelo y se enjabonó. Cinco minutos después salió de la
ducha. Se envolvió el pelo en una toalla y se secó el cuerpo de manera automática.
Cuando fue a coger la crema hidratante para el cuerpo se dio cuenta de que la tenía
sobre la mesilla de noche.
Desnuda salió del baño y pasando por el vestidor llegó a la habitación. La luz
estaba encendida y juraría que había entrado a oscuras pues la luz exterior le parecía
suficiente. Cogió la crema y se dio la vuelta con la intención de volver al baño, cuando
lo vio. Marc estaba en la terraza apoyado en la barandilla y parecía atónito, cuando
Tessa se dio cuenta de que estaba desnuda y pegó un grito saliendo disparada hacia el
baño.
-Dios, esto no puede estar pasando- gimió ella apoyándose en la puerta cerrada. No
podía creerlo. No debía haber nada más humillante.
-Tessa… abre tenemos que hablar de esto- se equivocaba, sí había algo más
humillante. ¡Por dios, este hombre había sido puesto en la tierra para hundirle la moral!
-¡Vete!- gritó ella poniéndose una toalla enorme alrededor del cuerpo
-Estás en mi habitación- dijo hundiéndola todavía más. Su ego no se iba a
recuperar.
-¡Voy a volver a Londres esta noche y no quiero volver a verte nunca más en mi
vida!- gritó ella a través de la puerta
Oyó un ruido raro al otro lado de la puerta, como si alguien llorara. No, no eran
lloros, se estaba riendo. El muy cerdo se estaba riendo de ella al otro lado de la puerta.
Abrió la puerta de golpe y allí estaba Marc intentando aguantar la risa.-Serás
La despertó el olor a café y abriendo los ojos se extrañó de estar en casa. Sonrió
acordándose de cuando su madre vivía y estaba bien. Cuando la despertaba llevándole
una taza de café. Se dio la vuelta en la cama poniéndose boca arriba y suspiró.
Entonces frunció el ceño. ¿Olor a café?
Se levantó de golpe y salió corriendo de la habitación. Estaba bajando las escaleras
cuando lo vio. Estaba en la salita leyendo el periódico y tomando un café. Como si
estuviera en su casa. Marc vestido con unos vaqueros negros y una camiseta del mismo
color estaba allí como si tal cosa. Cuando llegó a la salita estaba con la boca abierta.
Menudo descaro tenía ese hombre.
-¿Se puede saber que haces en mi casa?
Él levantó la vista del periódico, la miró de arriba abajo haciendo que a Tessa le
diera un vuelco en el estómago. Dobló tranquilamente el periódico y lo puso encima de
la mesa que había enfrente de él, así como la taza de café. Su cara parecía no expresar
nada pero ella sabía que estaba furioso.
-¿No me piensas contestar?- preguntó asombrada - ¡Quiero que te vayas!
Él la seguía mirando atentamente como estudiándola y Tessa se estaba poniendo de
los nervios.
Se levantó lentamente – Veo claramente lo que está pasando pero no lo entiendo.
-¿Qué quieres decir?- preguntó ella.
-Huyes de mí – dijo él tranquilamente – Constantemente me rehuyes y no sé por qué.
-¿Se puede saber de qué hablas?- preguntó ella acercándose a él- Eres tú el que
tiene un trastorno de personalidad. Primero me odias y ahora me acosas.
-¿Y eso te asusta?- preguntó él acercándose un paso.
-¡Si! – chilló ella – No sé a que atenerme contigo ¿Qué quieres Marc?
-Quiero que dejes de huir, Tessa. Para empezar no estaría nada mal.- dijo en un tono
muy bajo.
-¿Para qué? ¿Para echarme un polvo? – él la miró con los ojos entrecerrados.- ¿Y
luego qué? ¿Te irás?
-Creo ya hemos hablado de eso...- dijo acercándose peligrosamente- Si no te toqué
Después de vestirse con unos vaqueros que hacía tiempo no se podía poner y una
camiseta de tirantes morada, cogió una chaqueta de punto porque ya no estaba en
Mallorca y en Londres podía estropearse el tiempo en cualquier momento.
Cuando bajó al hall vio que Marc había sacado sus maletas del coche.
-¿Me has traído el móvil?- preguntó abriendo las maletas.
-Creo que Carmen lo metió todo dentro.- dijo él acercándose y abriendo otra maleta
Mientras lo buscaban, Marc alzó unas braguitas rosas casi transparentes – Me está
gustando esto de buscar el teléfono
Tessa levantó la vista y sonrió.- También las tengo en morado.
Encontró el teléfono al lado del cargador – Lo tengo ¿Nos vamos?- dijo
comprobando la batería. Tenía veintidós llamadas perdidas. Suspiró, la mayoría eran
de Jess.
-Jess me va a matar- dijo ella cerrando la casa.
-Debería hacerlo- dijo él acercándose al coche- Yo lo hubiera hecho. Pero ya la
verás el lunes. Estos días son sólo para mí.
Se pasó los siguientes días sin salir de casa, llorando a ratos y limpiando a ratos.
Intentaba mantenerse entretenida. Cuando llegó el sábado, tenía la casa impecable
excepto una habitación, la de su madre. Tenía la mirada fija en el pomo de la puerta,
cuando le sonó el móvil. Fue corriendo hacia él limpiándose las lágrimas de sus
mejillas.- ¿Diga?
-¿Estás bien?- preguntó Jess.
-Sí… sí estoy bien- contestó ella con la voz congestionada.
-¿Estabas llorando? ¿Qué pasa, Tessa? ¿Por qué no me has llamado? ¿Por qué has
salido corriendo de Mallorca? – su amiga con cada pregunta pasaba de la preocupación
al enfado- ¿Qué te hizo?
A Tessa lo que menos le apetecía era ponerse a dar explicaciones, pero era su
amiga y se lo debía- Me tenía que ir. Marc me estaba presionando y…
-Y te fuiste.
-Bueno... la verdad es que sí, pero él me siguió y…
-Caíste…
Tessa suspiró y se sentó en su cama – Caí- dijo ella llorando otra vez – Pensaba que
él nos daría una oportunidad para tener algo, pero Marc sólo quería sexo.
-¿Estás segura que sólo quiere sexo? ¿Te lo ha dicho él?
-Hablamos del tema y él no lo negó. – se sorbió la nariz y continuó – En ningún
momento me dijo que quería tener una relación conmigo. Me dijo que ya veríamos
como nos iba, pero yo le contesté que no iba a arriesgar mi carrera por una relación que
no iba a ninguna parte.
-Uy… eso debió doler.- gimió su amiga.
-¿Qué quieres decir?
-Está claro que no entiendes a los hombres, cariño…Ellos son lo primero. Si no son
tú prioridad se siente abandonados y gruñones.
Tessa miró el teléfono sorprendida – ¿De verdad? ¿Crees que herí su orgullo?
Jess se echó a reir – Estoy convencida al cien por cien. Además él te dijo que ya
veríais como os iba. No se negó a tener una relación contigo. Simplemente necesita ir a
Después de darse un baño relajante con aceite y sales, con la piel reluciente y el
cabello brillante se puso la ropa interior y se miró al espejo. El sujetador le realzaba
los pechos. Se giró de perfil y jadeó. Madre mía, lo que hacía la ingeniería. Se puso el
vestido y los tacones. Se observó atentamente otra vez delante del espejo. Era de tubo y
llegaba justo por encima de las rodillas. Le resaltaba todas sus curvas. Menos mal que
había adelgazado. Con aquellos tacones parecía mucho más alta y esbelta. Se ahuecó un
poco el pelo. Se maquilló suavemente con una sombra de ojos natural, pero se puso
lápiz de ojos negro en el párpado de arriba y aumentó el efecto con rimel. Sus ojos
parecían más grandes y verdes. Se extendió brillo de labios. El efecto final era
impactante. No parecía ella. Se sentía sexy y atrevida. Increíblemente se sentía más
segura de sí misma.
Sonó el timbre y cogió el bolso. Cuando abrió la puerta para enfrentarse con el
hermano de Jess, se quedó muda. ¡Era un clon de Marc! Se quedó boquiabierta. La
misma altura, la misma nariz, labios parecidos y vestía igual. Traje gris y camisa blanca
con corbata azul. La diferencia más evidente eran los ojos pues los de James eran
negros como los de su hermana.
-¡Vaya! – dijo James divertido – Nunca había dejado a una mujer con esa cara.
Estás entre el horror y la admiración.
Tessa se sonrojó- Perdona pero es que te pareces mucho a mi jefe y me sorprendí.
-Debo decir que yo también estoy sorprendido- dijo mirándola de arriba abajo-
eres preciosa. Mi hermana conoce mis gustos pero esto es presentarme a la futura
madre de mis hijos.
Tessa se puso de rojo intenso y el sonrojo a las pelirrojas les sentaba fatal.
-Gracias… ¿nos vamos?- dijo saliendo por la puerta.
Salió delante de él y cuando le miró por encima del hombro con una sonrisa, vio
como él le miraba el trasero descaradamente. Tessa gimió internamente.- Por cierto me
llamo James y tu eres Tessa, ¿verdad?
Tessa se subió al coche. Era un deportivo muy incómodo por lo que tuvo que
subirse la falda para poder entrar. James no se perdió detalle.- Sí, soy amiga de Jess.
-Muy amiga según me ha comentado mi hermana.
Pasaron el día paseando por Picadilly, comieron unos sándwiches con unos
refrescos y por la tarde fueron al cine a ver la última película de Tom Cruise. Fue un
día maravilloso y cuando llegaron a casa de Tessa volvieron a hacer el amor.
Estaban tumbados en la cama cuando Tessa dijo- No te has puesto la gomita. Tendré
que ir al ginecólogo para que me dé algo- suspiró ella.
Marc se movió incómodo – Cariño, no creo que debas tomar la píldora. Es
responsabilidad mía. No volverá a pasar...
-Ja, claro que va a volver a pasar.- ella se levantó y se puso una bata de seda
verde.- No nos controlamos y nos olvidamos de todo. Ni una sola vez te lo has puesto.
Dándose la vuelta fue hacia la puerta –Así que lo haré yo. Tengo hambre ¿Te traigo
algo?
-Te acompaño…
Cuando llegaron a la cocina, Tessa sacó del frigorífico lo necesario para hacer una
La despertó un suave beso en la mejilla y sonrió- Tengo que irme – le susurró Marc
al oído – te veré en la oficina.
Ella se dio la vuelta lentamente y vio como Marc salía de la cama. Alargó la mano
y le acarició el trasero.- Sé buena… -dijo él sin darse la vuelta.
Después de haberse vestido posó una rodilla en el colchón y se agachó para
besarla. – Te veo luego- dijo mirándola a los ojos- ¿Estás lista para volver?
Tessa gimió y se tapó la cabeza con la almohada. – Va a ser horrible…
Marc le quitó la almohada de la cara – La gente te aprecia, es a mí al que odian…
-Oh… pobrecito. -dijo ella acariciando su mejilla.- Yo te protegeré.
-Me lo he ganado a pulso – dijo haciendo una mueca- Así que no me quejo.
-Dame un beso que me llegue hasta la noche. – dije ella agarrándolo de las solapas
del traje- Sino voy a tener que arrinconarte en el despacho.
Después de besarla durante un rato se apartó de mala gana. –Cielo, tengo que irme.-
dijo quitándole los brazos del cuello.- Tengo que ir a ducharme y cambiarme de ropa.
-Está bien –Tessa se sentó contra el cabecero.- ¿Sabes? Para que no pierdas el
interés te diré que me voy a poner un tanga rosa nuevo. Y me queda muy bien.- terminó
ella riéndose.
Marc gimió y se acercó a la puerta. – Cariño, pórtate bien…
A las ocho menos cinco, Tessa entraba en el vestíbulo del edificio. Llevaba puesto
un traje verde botella con una chaqueta entallada y falda de tubo. La blusa que llevaba
debajo era de gasa beige sin cuello. Los zapatos beiges de tacón y el bolso del mismo
color completaban el conjunto. Perfecto para darle confianza en su primer día. Llevaba
el pelo suelto y un maquillaje ligero. Profesional y sexy.
Cuando entró en el ascensor, al primero que se encontró fue a Ralf que nada más
verla abrió los ojos como platos.- ¡Tessa, estás radiante!
Ella le sonrió- ¿Cómo va todo Ralf? ¿Mucho trabajo?
-No me puedo quejar… ¿y a ti como te va?- dijo un poco incómodo
- ¿No me ves bien?- dijo ella sonriendo – Soy muy feliz. Gracias.
Él asintió sonriéndole- Me alegro mucho.
Después de llegar a su planta cada uno se dirigió a su sitio, quedando para después
para tomar un café. Se cruzó con mucha gente que le dieron la bienvenida y aunque hubo
momentos tensos, no fue del todo mal. Al llegar a su mesa, vio que la mesa de al lado
que pertenecía a la secretaria de Marc estaba revuelta. Tessa frunció el ceño. La señora
Lewis no era desordenada y aquello le extrañó. Levantó la vista y vio que el despacho
de Marc tenía la luz encendida y la puerta estaba entornada. Las persianas estaban
cerradas, así que fue hacia allí para saludarlo. Se acercó a la puerta y después de dar
un toque la abrió del todo. Marc estaba de pie detrás de su escritorio y una chica rubia
muy mona estaba demasiado cerca para su gusto, enseñándole unos papeles.
Marc levantó la vista y sonrió- Tessa, ya has llegado…-dijo separándose de la
rubia.
-Sí, ya estoy aquí.- dijo fulminándolo con la mirada. Desvió la mirada a la chica –
¿Y tú quién eres?
Marc se removió incómodo – Es Sofi, mi nueva secretaria.
Tessa le miró sorprendida – ¿Y la señora Lewis?
-Se ha pedido una excedencia, su marido se ha puesto enfermo – dijo sentándose en
su sillón.
Horas más tarde estaban cenando comida china en el sofá de su casa mientras veían
la televisión cuando Tessa sacó el tema.-En la oficina van a pensar que te gusta
maltratarme- dijo ella preocupada.
Marc no le dio importancia.- Me da igual lo que piensen, aunque la mirada de odio
de Jess cuando salí del despacho, sí que me fastidió un poco.
-Esa idiota de secretaria se reía cuando me gritaste- dijo ella con rencor.
-No te preocupes, aunque no sea ella la responsable no se quedará mucho tiempo –
Marc le acarició la nuca- la señora Lewis regresará enseguida, tardará un par de meses.
O al menos eso espero.
Pasaron dos semanas y ambos estaban muy ocupados. Cada día había más trabajo.
La mañana de un lunes, tenía que ir al despacho para ir a recoger una documentación
que tenía que presentar en el juzgado donde Marc la estaría esperando. Cuando llegó al
archivo donde había guardado los documentos vio que estos habían desaparecido.- ¡No,
no! ¡Ahora no!- siseó nerviosa.
Si no presentaban esos papeles ese día iban a tener problemas. Rápidamente fue a
su mesa por si la rata que había hecho eso los había metido allí. Lo revisó todo. Allí no
Dos días después Marc la llamó a su despacho. Cuando se sentó en la silla enfrente
de él Marc comenzó- Mi topo no sabe nada. Así que mi plan no ha funcionado.
-¿Topo?
-Hablé con Jess para que controlara tu mesa cada vez que te ibas al baño o entraras
en mi despacho. Pero ella no ha visto nada.
-Pero eso no vale para nada- dijo ella indignada- Jess está conmigo casi todo el
tiempo. ¿Y las horas de las comidas? ¿Y cuando nos vamos por la tarde?
Marc levantó las manos en señal de rendición – Vale, no ha funcionado ¿Tienes
alguna idea?
-Hay que poner una cámara- dijo ella resolutiva. –Esperar que vuelva a actuar y
comprobar quien nos toca las narices.
Marc asintió- No podemos colocarla a la vista. La gente se daría cuenta.
-Ahora hay todo tipo de dispositivos para espiar- dijo ella emocionada. – ¿Por qué
no vamos el sábado a una de esas tiendas de espías?
Él se echó a reír- Te lo estás pasando en grande. Hablaremos de eso esta noche.
Tessa le tiró un beso y salió de allí.
Esa noche hablaron muy poco porque nada más llegar a su casa hicieron el amor
durante horas. Tessa se quedó dormida enseguida.
Cuando se despertó por la mañana Marc estaba volviendo del baño- Cariño, tienes
que usar algo…
Tessa se le quedó mirando mientras sacaba un paquetito alargado del bolsillo de la
chaqueta.
Le miró extrañada cuando él se lo tendió. Lo cogió y desenvolvió el papel blanco.
Miró a Marc con los ojos como platos- ¿Una prueba de embarazo?
Marc se sentó en la cama- No te ha bajado la regla.
Hacía más de diez días que le tenía que haber bajado pero ella había relegado esa
información al fondo de su mente.- ¿Hora de enfrentarse a la realidad?
Marc asintió- Venga. Te espero aquí.
Se levantó temblorosa y fue hacia el baño. Sacó el palito del envoltorio y leyó las
instrucciones. Si salía la cruz rosa es que era positivo.
Orinó sobre el palito y le puso el capuchón. Salió con él en la mano y volvió a la
habitación. Marc seguía en el mismo sitio y parecía nervioso. – ¿Ya?
-Hay que esperar cinco minutos.-dijo ella en voz baja. Se sentó a su lado y le tendió
Pasaron los días y pusieron su plan en práctica. El martes apareció Jess de golpe
frente a su mesa – Tessa, quería hacerte un regalo – dijo sonriendo mientras le
entregaba un paquete.
-¿Pero y eso?- preguntó ella aparentando sorpresa.
-Oh, es una tontería.
Tessa abrió el paquete y cogió el portarretratos que llevaba una foto de ellas dos
juntas haciendo el tonto en una playa de Mallorca. Tessa se echó a reír- ¡Vaya pintas!-y
entre dientes en voz baja continuó – ¿No podías haber escogido otra foto en la que no
estuviéramos en bikini?
Jess se reía a carcajadas y la gente empezaba a mirarlas. Tessa levantó la vista y
vio que Marc se acercaba a ellas. Miró a su amiga complacida – ¿A ver quién ríe el
último?
-¿Qué es tan gracioso?– preguntó Marc muy serio.
Jess cortó la risa y se dio la vuelta a mirar a su jefe.-Nada, es un regalito que le he
hecho a Tessa.
Tessa le tendió el portafotos y Marc lo miró poniéndose tenso-No sé si es una foto
para poner en el despacho…-dijo mirando de reojo a Jess.
Su amiga se puso colorada. Tessa la sacó del aprieto- Ya buscaré otra foto en la que
salgamos las dos que sea más decorosa.
Marc le tendió la foto y la miró con los ojos entrecerrados- Hasta que no pongas la
nueva, guárdala. Después pasa a mi despacho.
Se dio la vuelta, entró en su despacho y cerró las persianas.
Tessa aguantó la risa- Por los pelos no te llevas un bocado.- dijo quitando la foto
del marco y guardándola en su bolso.
Jess gimió dejándola sola.
Cuando terminó fue hasta el despacho y entró sin llamar. Antes de darse cuenta
estaba tumbada en el sofá con Marc encima. – Estamos en el despacho…- dijo ella
jadeando.
-Uno rapidito- gimió él besándola en el cuello.- Esa foto me a puesto a cien.
Tessa estaba muy excitada.- ¿Y si nos pillan?- Marc le levantó la falda y antes de
que se diera cuenta la estaba penetrando. Tessa sin querer gimió y Marc la besó para
Al día siguiente llegaron media hora antes al trabajo para colocar el porta fotos.
Desde el ordenador de Marc miraban la imagen que captaba y lo colocaron cien veces
para que estuviera en la posición perfecta
-Bien, hay que esperar a que pique.- dijo ella sentada sobre el escritorio con las
piernas cruzadas mirando la pantalla.
-Tessa…- dijo Marc sentado en su sillón mirándola fijamente- te he pedido hora
con un ginecólogo
Ella le miró con la boca abierta- ¿Por qué?
Al día siguiente le dieron el alta. No podía trabajar en una semana y luego tendría
que reducir su jornada laboral hasta el parto. El médico dijo que no creía que hubiera
ningún problema más, si se tomaba las cosas con calma.
Marc la trataba como una reina. Le llevaba regalitos para entretenerla. Como
puzzles o revistas. Jess la iba a visitar casi todos los días y le contaba chismes para
hacerla reír.
El día anterior a su vuelta al trabajo Marc estaba nervioso- Quizás deberías esperar
un poco.
Tessa sonrió – No me voy a exceder y ya oíste al médico. Estamos bien.
Vio que Marc no se quedaba tranquilo – Mira, ¿por qué no voy mañana a la
ginecóloga y se lo preguntamos? Ella decidirá.
Y ella decidió. – Puedes trabajar pero sin abusar. No te estreses.
-¿Y sobre el sexo?- preguntó ella.- ¿Podemos mantener relaciones?
Marc carraspeó. Tessa lo miró y vio que se había sonrojado. Intentó disimular la
risa a duras penas.- Verá, es que tenemos una vida sexual muy, muy activa.- dijo para
avergonzarlo un poquito más.
La médica rió disimuladamente- Me parece muy bien, mientras no sea algo violento.
Al salir de la consulta él le dijo al oído- Me las vas a pagar, picaruela.
-¿Picaruela?- dijo levantando una ceja – No tengo ni idea de porque dices eso.
-Te haces la tonta muy bien, pero me tomaré la revancha.- le amenazó con una
sonrisa diabólica.
Ella echó una carcajada mientras entraba en el coche para dirigirse a la oficina.
Cuando llegaron entraron juntos porque ya habían llegado dos horas tarde, así que
disimularon como si vinieran del juzgado. A Tessa se le empezaba a notar y dentro de
nada tendrían que contarlo todo. Pero cuanto más tarde mejor.
Después de una semana de trabajar por las mañanas, Tessa llegó a casa después de
comer con Jess y se encontró a Marc en casa. – ¿Ha pasado algo? – preguntó al verlo
allí.
Marc se acercó y la cogió de la mano. –No dejes el bolso, que nos vamos a dar una
vuelta.
Ella le miró sorprendida- ¿No vas a trabajar? Me parece que soy una mala
influencia.
Marc se rió atrayéndola y dándole un beso.
Se subieron al coche y Marc la llevó a una zona residencial de Londres.- ¿Qué
FIN.