Tercer Sector Latam-Paper
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La Revista Española del Tercer Sector es una publicación académica con vocación científica, que
nació a finales del año 2005 para el análisis de los temas que afectan al Tercer Sector.
La Revista se dirige a todas las personas e instituciones que trabajan en el Tercer Sector y a los
estudiosos de los problemas derivados de la pobreza, la desigualdad y la exclusión social, del aná-
lisis de las causas y efectos, así como de las políticas y medidas que pueden corregirlos. También a
cuantos se relacionan con tales entidades y tales áreas de interés general, desde los responsables
de las políticas relacionadas, a las empresas que interactúan con aquellas entidades.
Revista incluida en el Catálogo del sistema de información Latindex.
PRECIO DE VENTA
Suscripción anual: 30 euros
Números sueltos: 12 euros
Carmen Alemán
Luís A. Aranguren Gonzalo
Pedro J. Cabrera Cabrera
Demetrio Casado
Marta de la Cuesta
Carmen MarcuelloServós
Julia Montserrat
Luís Moreno Fernández
Azucena PenelasLeguía
Manuel PérezYruela
Jesús Ruíz Huerta
J. Ignacio Ruiz Olabuénaga
Carmen Valor Martínez
Fernando Velasco
Imanol Zubero
ÍNDICE
Editorial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9-13
Artículos
Tercer Sector y la despolitización de la cuestión social en
América Latina
Lilia Pinheiro Barbosa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17-35
Panorama
América Latina en el mundo: encrucijadas para la sociedad civil
María Cristina Temmik y Anabel Cruz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135-158
Recensiones y hemeroteca
Memorias del XII Congreso Anual de Investigación sobre el
Tercer Sector, 2012
Varios autores. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215-219
Documentación
Manual sobre las Instituciones sin Fines de Lucro en el Sistema
de Cuentas Nacionales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 227-229
Bibliografía
Bibliografía sobre Sociedad Civil en América Latina
María Gabriela Córdova Rivera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233-241
E
ditorial
Es una aspiración de la Revista Española del Tercer Sector poder abordar de
forma específica la realidad del Tercer Sector en América Latina, que con este
número empezamos a ver cumplida. Ciertamente entre los diversos números
publicados de esta revista hay artículos que abordan diversos aspectos del
Sector Social en Latinoamérica, incluso algunos abordan elementos esenciales
del Tercer Sector, como el “Voluntariado en América Latina, entre el presente y
el futuro” (nº 18), o “¿En qué está el Tercer Sector en América Latina?” (nº 23).
Ello indica la voluntad de la revista de tener presente la perspectiva latinoa-
mericana sobre el sector social, que forma parte de su propuesta originaria,
así como la vocación de la revista de aportar su contribución al propio sector
social en América Latina.
No hay duda de que la complejidad del tema ni queda ni puede quedar ago-
tada con el tratamiento que en este número se hace sobre Sociedad Civil y Ter-
cer Sector en América Latina. Por ello, hay que señalar desde el principio que
este número es una primera aproximación que pretende introducir el tema,
cuyas múltiples dimensiones le hacen inabordable en un solo número de la
revista. Se pueden hacer diversas aproximaciones, desde diversos enfoques,
realizando indagaciones en muy diversas temáticas, sectores, experiencias,
realizaciones. Esto, que inicialmente puede suponer una dificultad para poder
tratarlo, se convierte en un reto. Reto que por sí mismo exige continuidad
así como nuevas aproximaciones a la realidad latinoamericana, que desde la
Revista Española del Tercer Sector nos planteamos poder abordar.
No cabe duda de que la situación social y política en América Latina ha ido
evolucionando de un modo extraordinariamente rápido. Se está constatando
que durante los años noventa se fue pasando del predominio neoliberal que
asignaba a la sociedad civil un rol de auxiliar de los impactos del ajuste econó-
mico, a variadas propuestas que implican un nuevo protagonismo de los acto-
res sociales que demandan soluciones a los urgentes problemas de la región.
De ahí que haya diversas propuestas y experiencias de presupuestos y planifi-
cación participativa, que se realicen eventos que abordan las políticas públicas
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Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 9-13)
Revista Española del Tercer Sector - Fundación Acción contra el Hambre
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A
rtículos
Tercer sector y la despolitización
de la cuestión social en América
Latina
RESUMEN
Al final del siglo xx, el tercer sector constituyó una temática analizada bajo dos
sesgos analíticos distintos: 1) emerge como alternativa viable a la «ineficiencia
estatal» en el trato de la cuestión social; 2) en tanto proyecto político neolibe-
ral, con el claro objetivo de achicamiento de la dimensión pública del Estado.
En el presente artículo se objetiva analizar la dimensión político-ideológica del
tercer sector en Latinoamérica y el paulatino proceso de despolitización de la
cuestión social. Asimismo, situar y debatir qué correlaciones de fuerzas emer-
gen del cambio de época en la primera década del siglo xxi, responsables de
interpelar los sentidos del tercer sector en el nuevo siglo.
PALABRAS CLAVE
Tercer sector; Cuestión social; América Latina.
ABSTRACT
he Third Sector under two distinct analytical views: 1. It appears as a viable alter-
native to the state inefficiency in the treatment of the social matter; 2. Emerges
of the neoliberal political project, which primes for the emptying of the public
dimension of the State. The present article aims to present some considera-
tions on the sociopolitical construction of the Third Sector, being emphasized
a critical reflection, based in the analysis of the current sociopolitical beddings
in last the three decades that exert direct influence in the configuration of this
social actor. It is intended to be an academic discussion about this character,
weaving a logic argumentation to think the political paper it plays in the socio-
political context of Latin America.
KEYWORDS
Third sector; Participation; Social matter.
1. INTRODUCCIÓN
Innumerables estudios y la propia historiografía indican el surgimiento del lla-
mado tercer sector desde la década de los 60, del siglo xx, como una derivación
de las acciones filantrópicas de la cultura empresarial estadounidense. No obs-
tante, en América Latina la temática del tercer sector adquiere mayor relevancia
en los ámbitos político y académico en la década de los 90.
Dicho interés es consecuencia directa de dos momentos de la coyuntura
política latinoamericana: el primero, de mediados de los años 80, caracterizado
por el derrocamiento de la dictadura militar en los países del Cono Sur; espe-
cialmente en Argentina, Chile y Brasil, y por el avance de los procesos de demo-
cratización política, con una amplia participación de los sectores organizados
de la sociedad civil en la vida pública. El segundo, vinculado a la década subsi-
guiente, de instauración de la llamada política neoliberal y sus consecuencias
en el reordenamiento de la agenda política del Estado y de la acción política de
la sociedad civil.
El debate sobre el papel político-social del tercer sector presenta abordajes
diferenciados: algunas corrientes ratifican la emergencia de un nuevo actor
social; otras confunden su acción con la de las llamadas «organizaciones no
gubernamentales» (ONG). Entre las múltiples formas de definirlo, se observa la
emergencia de dos matrices analíticos, de carácter antagónicos: 1) el primero
se basa en la premisa de que el tercer sector surge como una alternativa viable
ante la ineficiencia estatal en el tratamiento de la cuestión social; 2) el segundo
análisis considera que el tercer sector emerge del proyecto político neoliberal,
caracterizado por el vaciamiento de la dimensión pública del Estado.
El presente artículo pretende presentar algunas consideraciones acerca de
la construcción socio-política del tercer sector, enfatizando algunas configura-
ciones de corte político-social de la últimas tres décadas, los cuales fundamen-
tan una configuración del tercer sector y de su papel en los campos político-
económico-social de América Latina.
ral una certificación que les permitía la firma de convenio entre la iniciativa
privada y el Estado.
Un ejemplo de materialización de la ley de OCIPS fueron los proyectos desa-
rrollados por el Programa Comunidad Solidaria, durante la gestión del expresi-
dente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), los cuales tuvieron como prin-
cipal meta la transferencia de acciones consideradas como gubernamentales,
para la solidaridad de las entidades sociales presentes en la sociedad civil.
No obstante, la idealizadora del programa, la antropóloga Ruth Cardoso,
reconoce en esta iniciativa nuevos patrones de relación entre los sectores
gubernamental, privado y social. Según Sarachu, la coordinadora del programa:
[…] considera que el gobierno debe dedicarse a garantizar los derechos
esenciales y universales de los ciudadanos, los que a su vez deben exigir
que eso se haga de modo eficiente y equitativo, por lo que las organizacio-
nes de la sociedad civil tienen su espacio. Pero lo que es propio del ‘tercer
sector’ siendo una característica distintiva, es la construcción de nuevas for-
mas de hacer en el área social. Las organizaciones de la sociedad civil gana-
ron una competencia en el modo de relacionarse con e intervenir junto
a grupos sociales específicos, se coloca allí su contribución a las acciones
integradas con el gobierno (Sarachu 1999:138).
Hay que considerar, por ello, la existencia de estrategias desarrolladas por el
Estado en su aproximación con el tercer sector que pueden comprometer la inte-
gridad, independencia y autonomía de estos actores sociales, subordinándolos
al cumplimiento de una serie de directivas preestablecidas por el propio Estado,
negando así los principios que deberían orientar una acción en sociedad.
En este sentido, recuperando el análisis de Rubem César Fernandes (1999:19),
surge un «tercer sector», «no gubernamental» y «no lucrativo», que pasa a des-
empeñar funciones de carácter público. Además, emerge una discusión acerca
de la construcción de un espacio público no estatal, que implica la asunción de
las atribuciones del Estado en pro de la reducción de la miseria y de la pobreza.
Por otra parte, hay un aspecto más que se asienta en la aparición del dis-
curso orientado hacia la responsabilidad social en países latinoamericanos, el
cual emerge, concomitantemente, con el momento político en que los empre-
sarios reivindican la legitimación de su acción social. La asunción de una pauta
reivindicativa por parte del empresariado de su inserción en el espacio público
se inscribe en el marco de construcción de un nuevo espacio público no esta-
tal, campo de disputa entre los diferentes actores sociales en la búsqueda de
una regulación de lo social.
En el ámbito de la arena política en disputa, es menester observar dos aspec-
tos fundamentales: aunque se presenten como sujetos que impulsan al capital
ciedad civil las acciones que fueron usurpadas por el Estado todopoderoso y
centralizador, y reconocer que el mercado no puede dar respuesta a los proble-
mas de la equidad social».
Aún refiriéndose al carácter privado de los servicios sociales, Montaño con-
firma la emergencia del proceso de refilantropización de las respuestas dadas
a la cuestión social, momento marcado por la inserción política de la sociedad
civil, que pasa a responder por la exclusión social sufrida por una amplia par-
cela de la población. Las prácticas filantrópicas, asistenciales, caritativas, y aún
algunos proyectos desarrollados por el empresariado, se tornan los posibles
instrumentos que sanarán las principales problemáticas sociales.
No obstante, a nuestro entender, lejos de resolver el problema de la exclu-
sión social, la refilantropización provoca una despolitización de la cuestión
social, ya que acelera la disidencia entre lo económico y lo social, e intensifica
la disociación entre la política y el «derecho a tener derechos».
De este modo, se vuelve crucial un análisis crítico acerca de la privatización
de la cuestión social o su despolitización, sobre todo por identificarse en el
discurso neoliberal, la nítida sustitución de una lucha por la legitimación de
prácticas ciudadanas y la adquisición de derechos por un discurso permeado
por la lógica del humanitarismo y la filantropía.
Resulta central el logro de una mayor inserción política del tercer sector,
reforzando el papel político de la sociedad civil, no en el sentido de asumir
el papel del Estado, sino de reforzar su dimensión pública, construyendo con-
juntamente un proyecto político amplio, de garantía de derechos y de valori-
zación de la participación política igualitaria y plural. Desde esta perspectiva,
cabe al tercer sector: «[…] actuar en la conquista y garantía de los derechos y
de la ciudadanía de los excluidos funcionando como abogado ante el Estado y
las empresas» (Sarachu 1999:136).
La asunción de un papel proactivo en la conquista y mantenimiento de
derechos se contrapone a una concepción que reconoce el carácter «bonda-
doso» de estas instituciones, el tercer sector, además de estimular un refuerzo
de la sociedad civil, haría que fuese
«[…] creado un espacio “alternativo” de producción/consumo de bienes y
servicios, no mercantil, y serían estimulados los lazos de solidaridad local.
[…] el “tercer sector” compensaría los servicios sociales y asistenciales que,
por la vía de la privatización o del vaciamiento de los recursos, el Estado
deja de brindar, reponiendo las políticas sociales, ahora en la esfera de la
sociedad civil…» (Montaño 1999:66).
El análisis desarrollado pretende establecer una crítica justamente a
esta visión «positiva» que se construye entre varios intelectuales estudio-
sos de la acción del tercer sector, sobre todo en América Latina. Considera-
mos que el discurso de que el tercer sector refuerza a la sociedad civil puede
traer aparejada una perspectiva conciliadora, de refuerzo del gran capital.
El carácter asumido por el capitalismo conduce a un proceso de formación de
«[…] una cultura política de la crisis, marcada por el pensamiento privatista
y por la constitución del ciudadano-consumidor; pasando, los trabajadores, a
privilegiar las prácticas sobre las necesidades inmediatas (e individuales) en
detrimento del embate en torno de proyectos societales» (Montaño apud
Mota 1995:191).
Así, prevalecería la «lógica del mercado» (sociedad civil), superada por el
espíritu de la competencia y de la meritocracia, que rechaza el poder político
del Estado, considerado paternalista, incompetente en el tratamiento de las
políticas públicas y, por lo tanto, nocivo a la sociedad en general. Según Mon-
taño, el rechazo del Estado se apoya en dos justificaciones: 1) la que considera
al Estado un instrumento de clase; 2) la que ve en el Estado un instrumento de
«tiranía de la mayoría».
En el primer caso, se niega la dimensión ampliada del Estado,
en el sentido gramsciano que atribuye una centralidad política a la sociedad
civil, reconociendo su papel en el desarrollo político del Estado. En la concep-
ción del filósofo marxista italiano, le caben a la sociedad civil —momento de la
superestructura— los meandros de articulación de las clases subalternas para
la inserción en los espacios públicos por medio de la «guerra de posición».
Quiere decir, la consolidación de espacios con orientación político-ideológica,
pautados en el consenso y contando con la participación de los sectores orga-
nizados de la sociedad civil, con la intención de constituir una «voluntad colec-
tiva nacional-popular», capaz de estimular y articular los múltiples deseos y
necesidades que contienen.
Al contrario del abordaje gramsciano, se observa en los discursos de legitima-
ción de la práctica política del tercer sector, un distanciamiento progresivo
del Estado, justificado por su posible incompetencia en el tratamiento de la
cuestión social. Las entidades que componen el tercer sector son reconocidas
como el único locus de lucha por la ampliación de derechos civiles y políti-
cos, negando la importancia relativa del Estado y su papel imprescindible en
el fortalecimiento de los espacios públicos y del diálogo con la sociedad civil.
La siguiente justificación, la del Estado como instrumento de «tiranía de la ma-
yoría», abre camino para la argumentación de Hayek al considerar el Estado de
bienestar social como una traba para la libertad del individuo y la expansión
del capital. El objetivo, por lo tanto, consiste en eliminar el Estado ampliado,
mantenedor del espíritu democrático y de los derechos sociales.
4. CONSIDERACIONES FINALES
Aunque resulte importante en la consecución de una nueva forma de acción
política, la aparición del tercer sector durante la década de los 90 del siglo xx, ésta
está traspasada por algunas ambigüedades que merecen un análisis especial.
En primer lugar, algunos autores consideran que su acción viabiliza la gestión
privada de financiación pública y un modelo de solidaridad de carácter jerar-
quizado y dotado de una moral considerada extremadamente «bondadosa».
Los argumentos presentados en este artículo pretenden abrir camino para
una reflexión en torno al riesgo de la privatización de los servicios públicos,
destacando el carácter ambiguo en el tratamiento de la pobreza y de la exclu-
sión social. Además, se objetivó focalizar la atención en los aspectos políticos
de la relación entre Estado y tercer sector, que pueden enmascarar una situa-
ción de pérdida de autonomía e identidad, debilitando el potencial político de
este actor social.
En el escenario político, en que ganan visibilidad proyectos despolitizados,
privatistas y vacíos de una reflexión crítica en torno a la cuestión social, cabe
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Castoriadis, Cornelius (1992). As encruzilhadas do labirinto III: o mundo fragmen-
tado. Rio de Janeiro: Paz e Terra.
Dagnino, Evelina (2002). «Sociedade civil, espaços públicos e a construção
democrática no Brasil», Sociedade civil e espaços públicos no Brasil. Rio de
Janeiro: Paz e Terra.
Fernandes, Luís (2000). «Neoliberalismo e restruturação capitalista», Pós-neoli-
beralismo: as políticas sociais e o Estado democrático. Rio de Janeiro: Paz e
Terra.
Fernandes, Rubem César (1994). Privado, porém público: o Terceiro Setor na Amé-
rica Latina. Rio de Janeiro: Relume-Dumará.
Filomeno, Nilton Regis (1997). «Uma janela para aquém do mercado: o desafio
em construir um modelo de gestão no 3º setor». Publicado no site www.
interpsic.com.br.
Gramsci, Antonio (2002). Cadernos do cárcere. v. 3. Rio de Janeiro: Civilização
Brasileira.
Lucio Capalbo
[email protected]
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RESUMEN
El presente artículo se refiere al vasto fenómeno asociativo planetario carac-
terizado por el surgimiento de cientos de miles de organizaciones no guber-
namentales y sin fin de lucro. Parte de un examen crítico de las teorías eco-
nómicas hegemónicas, identificando como problema la falta de visibilización
de las organizaciones de la sociedad civil y la naturalización del lucro como
modalidad económica, soslayando la economía social y solidaria como alter-
nativa posible. En ese contexto se investiga la inviabilidad del actual modelo a
partir de macroindicadores ambientales y se enfatiza la necesidad de un nuevo
desarrollo liderado ya no por el estado o el mercado, sino por la sociedad civil.
Se explora por lo tanto el potencial de la sociedad civil y sus organizaciones:
las causas de su surgimiento, las tipologías existentes, y se buscan las carac-
terísticas y perfiles fundamentales que pueden hacer de un subconjunto de
ellas agentes de transformación histórica. Se propone un modelo de nueve
dimensiones que describe el espíritu que orienta a este núcleo transforma-
dor al interior de este universo asociativo, más allá de la constitución formal
no gubernamental y sin fin de lucro, identificándose la consultividad como la
dimensión clave. Se analizan las amenazas que pueden detener el proceso,
como asimismo el potencial de la alianza ecosistemas-sociedad civil.
PALABRAS CLAVE
Organización no gubernamental (ONG); Sociedad civil; Economía social; Desa-
rrollo humano; Desarrollo local; Medio ambiente; Sostenibilidad-Equidad-Uni-
dad en diversidad; Participación
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Organizaciones de la sociedad civil ¿una expresión social de la conciencia planetaria?
ABSTRACT
This article refers to the vast planetary associative phenomenon characterized
by the emergence of hundreds of thousands of non-governmental and non-
profit organizations. Starts from a critical examination of hegemonic economic
theories, identifying as a problem the lack of visibility of civil society organiza-
tions and naturalization of profit as economic mode, ignoring the social eco-
nomy as a possible alternative. In this context we investigate the infeasibility
of the current model taking into account macro-indicators from environmental
and emphasizes the need for a new development led not by the state or the
market, but by civil society. It therefore explores the potential of civil society
and its organizations: the causes of their emergence, existing typologies, and
seek fundamental features and profiles that can make a subset of them agents
of historical transformation. We propose a nine-dimensional model that descri-
bes the spirit that guides this transformer core within this associative universe,
beyond the formal non-governmental and non-profit legal constitution, iden-
tifying Consultation as the key dimension. We analyze the threats that can stop
the transformation process, as well the potential of ecosystems-civil society
alliance.
KEYWORDS
Non governmental organization (NGO); Civil society; Social economy; Human
development; Local development; Environment; Sustainability; Equity; Unity
into diversity-Participation
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Organizaciones de la sociedad civil ¿una expresión social de la conciencia planetaria?
4. A MARTE
La teoría hegemónica del desarrollo es hija directa del economicismo-
materialismo. Las ideas sobre crecimiento puro y duro de Rostow
fueron investidas de un conveniente cinturón protector con sucesivas hipóte-
sis ad hoc, sin que jamás el núcleo duro de «crecimiento económico» hubiera
sido mínimamente cuestionado. Puro maquillaje retórico.
Con inclusión del agro, neokeynesiano, con equidad social, triple sostenibili-
dad de Nijkamp-Dourojeanni, humano, sustentable, humano sostenible y más
recientemente «economía verde» son sólo eufemismos para que nada cambie.
Después de más de sesenta años de ejercicio irrestricto del poder, tanto en el
Este como en el Oeste, en el Norte como en el Sur, la triple inviabilidad de los
modelos de desarrollo hegemónicos quedó manifiesta.
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el mundo, alrededor de una cada 700 personas, aunque hay regiones de gran
peso demográfico, como China, donde la densidad es menor.
Podemos verificar el ritmo exponencial del crecimiento. En América Latina,
al inicio de los 70 sólo existía un número equivalente al 11 % de las OSC de la
actualidad. Sólo entre mediados de la década de los 80 y mediados de la déca-
da de los 90, surgieron alrededor del 70 % de las OC latinoamericanas.
En Argentina un estudio de GADIS muestra que durante la segunda mitad
del siglo xx, en cada década se constituyeron al menos tantas organizaciones
como todas las que se habían constituido en las décadas anteriores, siguiendo
un patrón de crecimiento exponencial.
¿Cuál es, o mejor, cuáles son las causas de esta vertiginosa expansión?
Tratándose de un universo sumamente complejo, la unicidad causal es impensable.
Nuestro análisis se ocupa del conjunto, lo que nos llevará a explicaciones que
no necesariamente condirán con las motivaciones para la creación de cada OSC
particular.
En Argentina, y en América Latina en general, diversos trabajos sobre la
materia suelen comenzar explicando la conformación de las OSC por la reti-
rada del Estado de bienestar y el inicio de los modelos neoliberales. Así, para
Rosenfeld, Kessler y Cardarelli, las OSC nacen como respuesta a la «devaluación
del poder del Estado».
En modo similar, Paulino Azúa coloca el «desencanto de lo público» y la
crisis del Estado de bienestar entre los causales de proliferación de este tipo de
organización. También para Elba Luna las OSC son producto del achicamiento
del Estado, al quedar de manifiesto que el crecimiento económico no produci-
ría «derrame» automáticamente hacia los más pobres.
Desde nuestra perspectiva esta explicación tiene pertinencia parcial, en
cuanto justifica ciertos cambios diacrónicos en sesgos temáticos y modalida-
des de intervención de las OSC. Así, en la década de los 90 en Argentina, en el
contexto del máximo desenfreno neoliberal, surgieron numerosos comedores
populares, «roperitos», merenderos para niños y otras formas organizacionales
orientadas a resolver problemas materiales acuciantes, lo que en la jerga social
convencional se conoce como «necesidades básicas». Si esta explicación fuera
suficiente, debería observarse que en aquellos países —o en aquellos perío-
dos— en que el Estado está más presente, con políticas sociales más desarro-
lladas, el número de OSC debería reducirse sensiblemente, y no es así.
Nos parece oportuno hacer referencia al enfoque denominado desarrollo a
escala humana que propone que las necesidades humanas fundamentales son
diez: afecto, creatividad, entendimiento, identidad, libertad, ocio, participación,
protección, subsistencia y trascendencia. De acuerdo con este enfoque, las ne-
cesidades humanas no sólo son limitadas, identificables e invariables en todo
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tiempo histórico y cultura —desafiando así las más caras ideas de mercado
maximizador de ganancias—, sino que además establece que ninguna de las
necesidades es prioritaria a otras, ya que se hallan en relación sistémica, y son
todas «puertas de entrada» igualmente válidas para generar sinergia en el sis-
tema total, a condición de que los satisfactores de las mismas sean participati-
vamente generados.
Apoyándonos en este enfoque del desarrollo, que lejos de centrarse en el
crecimiento económico lo hace en el concepto de participación, postulamos
que las OSC nacen para intentar resolver de un modo cada vez más satisfac-
torio el íntegro sistema de necesidades humanas fundamentales. A medida
que el Estado, en sus diversas modalidades siempre autoritarias, la educación
formal y otras organizaciones hegemónicas se tornan impotentes para resol-
ver las necesidades humanas fundamentales conforme a las modalidades que
exige la evolución de la conciencia humana, mayor será el impulso hacia la
conformación de OSC. La diferencia de este concepto con el de atención de
«necesidades básicas», por retiro del Estado protector, es enorme.
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Apertura
Participación
Integración
Comunitarismo
Consultividad
Explicatividad
Trascendencia
Independencia Transdisciplinariedad
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Sociedad civil en América Latina
del siglo xxi, el giro político y la re-
politización del espacio público
RESUMEN
América Latina ha experimentado un giro político que no se define primera-
mente por la consolidación de gobiernos de izquierda, sino por la repolitiza-
ción del espacio público de la que aquéllos son una consecuencia. Este giro ha
implicado una crisis del mercado como mecanismo de integración social y de
gestión de los asuntos públicos, con lo que han quedado en evidencia los lími-
tes de un Estado organizado sobre la base de externalización de las políticas
sociales hacia el tercer sector. En este escenario el desafío principal consiste en
redefinir la relación entre Estado y sociedad civil, en el marco de un mercado en
crisis. Frente a lo cual se plantean algunas alternativas de articulación basadas
en la participación de los ciudadanos en la de un nuevo Estado.
PALABRAS CLAVE
Sociedad civil; Gobernanza democrática; Espacio público; América Latina; Ter-
cer sector; Mercado; Política.
ABSTRACT
Recently Latin America has experienced a political shift, which is not defined
primarily by the consolidation of leftist governments, but by the re-politiciza-
tion of public space that those are a consequence. This shift has led to a crisis
in the market as a mechanism of social integration and management of public
affairs, which have been exposed the limits of a state organized on the basis
of outsourcing social policy towards the third sector. In this frame the main
challenge is to redefine the relationship between state and civil society in the
context of a market crisis. Against which raises some joint alternatives based on
participation of citizens in a new state.
KEYWORDS
Civil society; Democratic governance; Public space; Latin America; Third sector;
Market; Politics.
lo cual, la lógica del mercado que se había instalado como mecanismo de inte-
gración social se asentó en la relación entre Estado y sociedad civil.
Como una consecuencia derivada, las ONG comenzaron a desarrollar su acti-
vidad en base a dos dinámicas simultáneas y complementarias: por una parte
vivieron un proceso de tecnificación de las decisiones como la cara anversa de
la desideologización creciente de la sociedad; y, por otra, se experimentó un
cambio en la organización de la labor pública, que hizo propias las estrategias
de división del trabajo aplicadas por las empresas productoras de bienes y ser-
vicios en unas economías cada vez más abiertas al espacio global.
Al igual que ocurre con la empresa privada que externaliza fragmentos
del proceso productivo, la subcontratación de la implementación de los pro-
gramas sociales financiados por el Estado conllevó la precarización creciente
de la función pública y del trabajo social. La labor del tercer sector a partir de
la década del 90 en América Latina ha redundado en una segmentación del
mercado de trabajo en el empleo público. Las ONG se convirtieron así en una
fuente generadora de empleos precarios en cuanto a la estabilidad, duración,
salario y condiciones. Este proceso de degradación del empleo en la cadena de
producción de servicios y derechos sociales tiene que ver fundamentalmente
con la necesidad de mantener un funcionamiento a bajo costo y de responder
a la oscilación de los ingresos dependientes de la adjudicación o no de proyec-
tos y licitaciones.
La segmentación de la labor pública ha supuesto la conformación de dos
sectores claramente diferenciados, en los que sin embargo se pueden iden-
tificar subdivisiones internas. Por una parte nos encontramos un segmento
de empleos estables, institucionalizados, definidos por una normativa que
regula los procedimientos de movilidad interna, de largo plazo en cuanto a su
duración y relativamente especializado en cuanto al proceso de trabajo, y que
cuenta con el respaldo de una organización sindical poderosa. Por otra parte,
las ONG, pasaron a ser fuente productora de empleos de corta duración, varia-
bles, riesgosos, sujetos a la contingencia política, desregulados, informales y
carentes de organización sindical. La terciarización, que ha sido instrumenta-
lizada a través de las ONG, ha contribuido a convertir la labor función pública,
históricamente marcada por estar resguardada de los procesos de flexibiliza-
ción y precarización, en fuente de nuevas desigualdades mediadas por el mer-
cado de trabajo.
De manera que la división del trabajo estatal, basada en la externalización
de la producción de derechos sociales, demandó a las instituciones ejecutoras
depurar su modus operandi y adaptarlo a las reglas de la eficiencia y la eficacia
en la gestión. Junto con el cambio institucional y sustantivo del papel de las
ONG, se experimentó un cambio organizacional y de la gestión de su adminis-
ción propiamente política. El interés común, como el ser entre los otros (inter
homines esse), que Arendt (2001) identificara como el eje de la política, y que
implica una apertura del espacio público al destino impredecible marcado por
el encuentro con el otro, es clausurado de antemano por la anteposición del
criterio técnico como el único capaz de dirimir la pertinencia de la decisión.
En este sentido, la labor de las ONG contribuyó durante la década de los 90
a la despolitización del espacio público. Su papel se circunscribió a la condición
de entidades mediadoras entre un Estado que transfiere recursos, y una ciu-
dadanía concebida cada vez como un colectivo de usuarios y cada vez menos
como un cuerpo de sujetos de derecho. Ello se condice plenamente con la nula
participación de esta ciudadanía receptora de servicios en la definición de los
medios para la resolución de sus asuntos. En cambio se abrió un campo de ase-
sorías expertas para la definición de las prioridades políticas, el que opera de
manera complementaria a la intervención técnica de las soluciones por parte
de las ONG (Pinilla 2012).
La reducción de la política a la técnica implicó, en este sentido, la traduc-
ción forzosa de todos los discursos y acciones posibles, al lenguaje unívoco del
pensamiento experto. La técnica impuso los términos de la discusión, desle-
gitimado cualquier otro lenguaje por su incompetencia, evaluada justamente
desde la expertise. Podemos asumir con esto que la forma en que las ONG
entraron en la arena pública de las sociedades en transición a la democracia,
contribuyó a la exclusión del espacio público de todo discurso planteado en
otros términos, y de paso la de los actores que formulen interpelaciones políti-
cas carentes de competencias técnicas. La noción de «sistemas expertos» que
introduce Giddens (2000), nos permite interpretar la ciencia y al pensamiento
técnico como el eje que ordena las concepciones del mundo que imperaron
hasta hace poco tiempo en la política, inmunes a todo de cuestionamiento.
Esta idea es de vital importancia pues permite cuestionar el carácter tras-
cendente y definitivo con que el sistema experto presenta sus respuestas. Si
Habermas nos ofrece la posibilidad de cuestionar la pretensión universalista
de la técnica, Giddens nos permite suponer que la pretensión de verdad con
que se presenta toda solución experta en el espacio público (y también en el
privado) es intrínsecamente provisoria. Ambas miradas complementarias abren
un camino para poner en juicio la hegemonía de la técnica, y mostrar que las res-
puestas que el pensamiento experto ofrece obscurecen su dimensión política.
Cabe señalar que la crisis de representación de las instituciones ha estado
mediada en gran medida por la dificultad para identificar distinciones políticas
en las decisiones, toda vez que los criterios técnicos imperan sobre los políti-
cos no sólo en la solución de los problemas, sino en el discurso que los justi-
fica y promueve. El sentido que tiene para la ciudadanía el decretado fin de las
9 Para una descripción más detallada del paradigma burocrático, la nueva gestión pú-
blica y la gobernanza, consulte el texto «Modos de gobernación en las sociedades globales»
de Joan Prats (Prats Catalá 2005).
nanza asume como base que los intereses generales no son trascendentes,
sino inmanentes al juego conflictivo de los intereses privados, y por lo mismo
no pueden ser monopolio de la acción gubernamental, sino que surgen justa-
mente en el conflicto y la deliberación entre los distintos actores sociales invo-
lucrados. El desafío que se enfrenta en este sentido es de generar condiciones
para la institucionalización de una dinámica política cambiante y compleja. En
este sentido, es importante recalcar que no se trata del conjunto de actores
intervinientes, sino que el término alude a algo mucho más basal: la gober-
nanza se refiere a las reglas de constitución del espacio público, las que a su vez
marcan la línea divisoria entre lo público y lo privado.
En esta dirección, el PNUD definió la gobernanza como:
el resultado de interacciones, relaciones y redes entre diferentes sectores
(gobierno, sector público sector privado y sociedad civil) e involucra deci-
siones, negociaciones, y diferentes relaciones de poder entre los stakehol-
ders para determinar quién consigue qué, cuándo y cómo. Las relaciones
entre el gobierno y los diferentes sectores de la sociedad determinan cómo
las cosas son hechas y cómo son proporcionados los servicios. La gober-
nanza es, por tanto, mucho más que gobierno o buen gobierno y estructura
la forma en que un servicio o conjunto de servicios es planificado, mane-
jado y regulado dentro de un sistema político social y económico10 (PNUD
2009).
Ya sea entendida como nueva forma de gestión pública o como mecanismo
para la toma de decisiones en un espacio plural, la gobernanza democrática
plantea una nueva forma de concebir las relaciones entre Estado y sociedad en
la que se acepta y legitima el papel protagónico en el espacio público de los ac-
tores portadores de intereses privados. Cuando se asume que la determinación
del interés general no es independiente de los intereses privados, sino, al con-
trario, que es justamente producto del conflicto y la deliberación entre éstos,
entonces se pasa a considerar a los actores privados como agentes activos del
proceso de construcción del bien común. Desde este punto de vista la pene-
tración de la sociedad civil en el espacio público supone el debilitamiento de
la separación entre el oikos y la polis como condición para la configuración pu-
rificada de esta última (Arendt 2001). Esta noción es, en definitiva, una apuesta
por la sustitución de la universalización ideológica del interés particular por la
explicitación de los intereses particulares en conflicto y su puesta en escena en
la arena política. Se recupera así la noción del «interés» como condición explí-
cita para activar la acción política.
10 Traducción propia.
La red en este sentido se asume como sistema habilitado para dar cabida a
los actores de gobierno que inciden de manera central en las políticas públi-
cas, y a la vez como un mecanismo capaz de transferir el problema privado
desde la posición de los actores individuales, a los agentes organizados y más
o menos institucionalizados. Es por lo tanto un mecanismo de convergencia de
actores pero también un catalizador de la proyección del interés privado a la
arena política (Blanco y Gomá 2002). En cualquier caso, la red se incorpora a la
política a partir de la puesta en evidencia de la insuficiencia de las instituciones
de gobierno jerarquizadas y burocratizadas como agentes privilegiados en el
desarrollo de las políticas públicas.
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RESUMEN
Si la sociedad civil no es una entidad homogénea, ni dotada de atributos posi-
tivos o negativos, ¿qué define su potencialidad de «acción pública»? ¿Están
estas organizaciones en condiciones de cumplir roles públicos, previamente
atribuidos a la acción del Estado? Si es así, ¿qué condiciones se requieren para
ello? En este artículo se abordan tres dimensiones relevantes para determi-
nar las condiciones en que el rol público de las organizaciones civiles puede
cumplirse: el financiamiento, las posibilidades de incidencia y la desigualdad
socioeconómica en las oportunidades de participación. Se sostiene que, lejos
de constituir un sector aparte definido por su no finalidad de lucro (tercer sec-
tor), estas organizaciones dependen de las características del contexto social
y político en que se desenvuelven. Se analiza el caso chileno contemporáneo:
una sociedad extremadamente desigual y un proceso político que pasó de la
fuerte movilización social y política por el cambio social en los sesenta e inicios
de los setenta, a una larga dictadura militar y una recuperación democrática
pactada sin alteraciones sustantivas en el modelo neoliberal de desarrollo. Esos
macroprocesos determinan las posibilidades y desafíos para la contribución
del sector no gubernamental en la ampliación del espacio público y el fortale-
cimiento de la democracia.
PALABRAS CLAVE
Organismos no gubernamentales; Sociedad civil; Espacio público; Incidencia.
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¿Quién eres, qué haces y quién te financia? Transparencia y roles cambiantes de las organizaciones de la sociedad civil
ABSTRACT
If civil society is not a homogeneous entity, nor characterized with positive or
negative attributes, what defines its potential of public action? Are these orga-
nizations in a position to fulfill public roles previously attributed to the action
of the State? If so, what conditions are required for it? This article addresses
three important dimensions to determine the conditions under which the pub-
lic role of civil society organizations can be met: funding, advocacy opportuni-
ties and socioeconomic inequality in participation opportunities. It is argued
that, far from constituting a separate sector defined by its non-profit nature
(third sector), these organizations depend on the characteristics of the social
and political context in which they operate. It analyzes the contemporane-
ous Chilean case: a highly unequal society and a political process that went
from the strong social and political mobilization for social change in the sixties
and early seventies, a long dictatorship and a transition to democracy agreed
without substantive changes in the neoliberal model of development. These
macro-processes determine the possibilities and challenges for the contribu-
tion of non-governmental sector in the expansion of public space and the
strengthening of democracy.
KEYWORDS
Non-governmental organizations; Civil society; Public space; Incidence.
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1. INTRODUCCIÓN
Las exigencias de transparencia y rendición de cuentas a las organizaciones de
la sociedad civil tienen directa relación con su desempeño como actores de
lo público y se inscriben dentro de un fenómeno más amplio: la constitución
de un espacio «público no estatal» (Cunill 1997). En este proceso se redefinen
las relaciones entre el Estado —tradicionalmente identificado con los roles
públicos— y la sociedad. Sin embargo, lo público no estatal y sus derivados
como la «gobernanza en red», las «alianzas» y varios otros, aunque muchas
veces son utilizados como conceptos cargados de un enfoque normativo de
signo positivo, no tienen un significado unívoco. Antes bien, son un terreno
de disputa y requieren de una conceptualización que aborde tanto la hetero-
geneidad interna de la sociedad civil, como la evolución del propio Estado y
sus diferencias internas. ¿Están estas organizaciones en condiciones de cumplir
roles públicos, previamente atribuidos a la acción del Estado? Si es así, ¿qué
condiciones se requieren para ello?
En este artículo se abordan tres dimensiones relevantes para determinar las
condiciones en que el rol público de las organizaciones civiles puede cumplirse:
el financiamiento, las posibilidades de incidencia y la desigualdad socioeconó-
mica en las oportunidades de participación. Se sostiene que, lejos de constituir
un sector aparte (tercer sector) definido por su no finalidad de lucro, estas orga-
nizaciones dependen de las características del contexto social y político en que
se desenvuelven. En una primera sección se plantea el problema del rol público
de la sociedad civil, especialmente en relación a la rendición de cuentas y la
transparencia. Luego se examina la trayectoria de surgimiento y desarrollo del
movimiento de organismos no gubernamentales (ONG) en Chile, a partir de
los años sesenta. Una tercera sección analiza las tendencias del financiamiento
internacional y nacional como determinante de las posibilidades de acción de
estas organizaciones. La cuarta sección aborda las condiciones que definen las
posibilidades diferenciales de incidencia de la acción no gubernamental y la
quinta la desigualdad de oportunidades de participación y movilización. Final-
mente se concluye con una reconceptualización relativa al rol de las ONG en el
espacio público a partir de la experiencia chilena.
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social en el que se inscribe y actúa. Por ello, autores como Partha Chattarjee
incluso rechazan la utilización del concepto, para contextos de sociedades
postcoloniales como la India. La conceptualización liberal resultaría aplicable
sólo a un pequeño grupo que disfruta las condiciones que hacen posible las
relaciones que le serían propias. «La sociedad civil, por ejemplo, va a apare-
cer como una asociación cerrada de grupos de élite modernos, atrapada en
enclaves de libertad cívica y racionalidad legal, separada de la más amplia vida
popular de las comunidades» (Chattarjee 2008:58). De cualquier manera, la
utilización del concepto, requiere dejar atrás la concepción «ingenua» y «posi-
tiva» de la sociedad civil, muy al uso tanto en quienes se oponen al Estado,
como en quienes apuestan a la sociedad civil como el nuevo espacio de la polí-
tica progresista y critican a los partidos políticos tradicionales. En sociedades
desiguales, los diferenciales de poder también se expresan dentro de la socie-
dad civil y sus organizaciones y ello es un elemento central al considerar el
potencial público de la acción de ésta.
Por último, la otra razón por la cual es necesario un análisis más detallado y
menos normativo es porque la ampliación de la esfera de lo público más allá del
Estado compromete tanto a la sociedad civil —los movimientos ciudadanos,
los grupos de advocacy, las organizaciones comunitarias, entre otros— como
al sector privado empresarial y a los grupos de interés y corporativos. Concep-
tualmente se trata de matizar la oposición tajante entre lo privado y lo público,
admitiendo la posibilidad de elaborar bienes públicos desde sujetos formal-
mente definidos como privados. Pero ello incluye, como veremos, una impor-
tante presencia del sector empresarial, tanto directa como indirectamente y,
por lo tanto, es necesario distinguir actores dentro del amplio conjunto de lo
que no pertenece al Estado. No sirve para ello la definición jurídica acerca de la
finalidad de lucro, propia de la teoría del «tercer sector»: las propias empresas
pueden cumplir y cumplen funciones sociales; las fundaciones empresariales
también están articuladas muchas veces a las estrategias de mercado de sus
propietarios y, por último, existe un vasto y diverso mundo de organizaciones
económicas populares que combinan la acción social con la producción de bie-
nes económicos en contextos de subsistencia, que no se atienen a la distinción
jurídica respecto del lucro (Delamaza 2001).
En este trabajo planteamos que la heterogeneidad de la sociedad civil y su
estrecha involucración tanto con el Estado como con el sector privado empre-
sarial impide responder en general la pregunta sobre las funciones públicas
de las organizaciones civiles. La sociedad civil no tiene un carácter «esencial,
no es buena ni mala, no es homogénea internamente y depende fuertemente
de las condiciones en que se desenvuelve. Si bien el pasado las OSC pudieron
representar un «grupo aparte» de la sociedad, por cuanto se desarrollaron en
las condiciones excepcionales de la represión y la exclusión institucional de las
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dictaduras militares en la región, hoy forma parte del tejido social y político y
se entrelazan con él.
En el caso concreto de las ONG chilenas que aquí analizamos —un sector
específico de las organizaciones civiles— éstas tienden a reproducir en su con-
formación las desigualdades propias de nuestra sociedad. Las más influyentes
lo son en virtud de su capacidad de movilizar recursos estratégicos, como el
financiamiento, los vínculos de poder, la voz pública y el conocimiento espe-
cializado, recursos que están muy concentrados y desigualmente distribuidos
en el país. Las de menor peso y de carácter más local tienden a depender de
la agenda estatal y sus estrategias de externalización de servicios. Las ONG de
desarrollo, sustentadas por una disminuida cooperación internacional enfren-
tan enormes problemas para subsistir y desarrollarse, al punto de la quiebra de
grandes fundaciones de origen católico y la desaparición o venta de su escaso
patrimonio por parte de significativas ONG surgidas en los años ochenta. Mien-
tras tanto, otras instituciones asistenciales ligadas a la Iglesia católica y admi-
nistradas con criterios empresariales crecen constantemente, aunque también
se ven afectadas por los cambios legales, la dinámica de la economía y las
transformaciones culturales en la sociedad. Lo mismo ocurre con los llamados
think tanks, vinculados directamente con los líderes y grupos de la élite política
y económica. Siendo así, ni la autonomía, ni el carácter público —bases de la
transparencia, la rendición de cuentas y la legitimidad de estas organizacio-
nes— se encuentran adecuadamente garantizados para el sector.
El desafío de transparencia y rendición de cuentas para las ONG, de acuerdo
a lo anterior, no se restringe sólo a la implementación de buenas prácticas inter-
nas, sino que se extiende a la creación de mejores condiciones institucionales,
de financiamiento y publicidad, acordes con la promoción de un rol de bien
público autónomo del Estado y los intereses económicos del sector privado
empresarial. Analizaremos estos fenómenos para el caso de las ONG chilenas.
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2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012
630 730 715 694 891 899 1045 871 970 325
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Ministerio Secretaría General de
Gobierno y www.participemos.cl.
En tanto, bajo otras modalidades, se asignan fondos públicos de manera
directa a diferentes fundaciones e iniciativas. Como ejemplo se puede señalar a
la Fundación para la Superación de la Pobreza, que recibe cerca de nueve millo-
nes de dólares de transferencia pública al año (cifras de 2009). Por otra parte,
puede citarse al Fondo de las Américas, una innovadora iniciativa de conver-
sión de deuda externa en fondos de cooperación, creada en 1995 y coadminis-
trada, a través de un Consejo, por el Estado y las organizaciones beneficiarias;
no recibió apoyo estatal para institucionalizarse. Las modalidades alternativas
que se buscaron para ello involucraron la creación de una fundación, cuyos
intereses se confundieron con los del Fondo, lo cual llevó a irregularidades que
culminaron con el término del giro y con un descrédito significativo de este
tipo de iniciativas entre los decisores públicos.12
Por último, un mecanismo de redistribución parcial de las donaciones con
franquicia tributaria, que permitía al Estado constituir un Fondo Mixto de
Apoyo Social con parte de esos recursos y distribuirlos hacia las organizaciones
que no tienen visibilidad y capacidad de obtener donantes de empresas, fue
fuertemente resistido por las fundaciones beneficiarias de la mayor parte de
las donaciones con franquicia, lo cual llevó al Gobierno a modificar la ley de
donaciones. El Fondo Mixto subsiste así con los escasos fondos que consigue,
mientras la franquicia tributaria beneficia a decisiones estrictamente privadas
de las empresas donantes.13
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15 En un ranking sobre los think tanks más poderosos de América Latina, aparecen
Libertad y Desarrollo y el Centro de Estudios Públicos —del empresario Eliodoro Matte— en-
tre los cinco primeros en 2008 y ningún otro entre los primeros veinticinco. Ambos de similar
tendencia política conservadora y apoyo sustantivo de grandes empresarios (Mc Gann 2008).
Tal como se ha analizado para los ejemplos previos, en el caso de los movi-
mientos ciudadanos también se registra un alto nivel de incidencia: en la modi-
ficación y congelamiento de once planes reguladores comunales, el cambio
de trazados y obras en diferentes proyectos inmobiliarios o viales y el incre-
mento de costos asumido por el Estado en diversos proyectos. El estudio citado
calcula en 586 millones de dólares el costo adicional que han tenido para el
Estado estos procesos de participación ex post, frente a diseños que no con-
sultaron a la comunidad, ni consensuaron proyectos, ni indemnizaron adecua-
damente los costos implicados. Por las características del proceso, estos cam-
bios y mayores costos no necesariamente responden a un incremento del bien
público, sino que a la respuesta forzada que el Estado ha debido dar a moviliza-
ciones de grupos con capacidades de incidir, remitiendo al problema de la falta
de institucionalidad de la participación ciudadana. Por eso, concluye Poduje,
«al no contemplar marcos institucionales claros, el Estado ha debido transar
para evitar el conflicto, sin que dicha decisión implicase necesariamente un
beneficio social» (ibíd.:14).
El caso del plebiscito de Vitacura, demandado por los opositores a la cons-
trucción en altura en ciertas calles de la comuna, refuerza los argumentos ante-
riores, ya que ha sido el único caso en que se ha podido obligar al municipio a
realizarlo. Experiencias anteriores como La Serena y Ñuñoa, no lo lograron. En
La Serena, una propuesta de referéndum, respecto del destino de un estableci-
miento municipal, impulsada por el Consejo Consultivo de Salud, logró reunir
las firmas necesarias, ascendientes al 10 % del padrón electoral de la comuna.
Pero el Concejo Municipal optó por acatar las propuestas de los vecinos, ante la
imposibilidad de financiar un plebiscito y el riesgo de perderlo. En Ñuñoa, una
comuna de ingresos medios y altos, los vecinos opuestos a la norma que per-
mite una excesiva construcción en altura, no alcanzaron a reunir el alto número
de firmas ante notario que la ley exige. Vitacura, la comuna más rica del país, ha
sido la única entonces, capaz de utilizar el mecanismo institucional.18 También
en este caso se verificó una altísima cobertura de prensa, lo que motivó la par-
ticipación de las personas, quienes dieron una contundente mayoría a los ve-
cinos organizados en «Defendamos Vitacura», contra la postura del alcalde.19
coexisten sectores altos, bajos y medios, llamó por primera vez a un plebiscito para aprobar
el plan regulador comunal, que suscitaba la oposición de un amplio movimiento ciudadano
en la comuna, principalmente de pobladores de escasos recursos. También en esa ocasión el
alcalde perdió el plebiscito, lo que indicó una fortaleza de un movimiento no perteneciente
a sectores de la élite.
7. CONCLUSIONES
Surgidas de los impulsos de la reforma social y política en los años sesenta
y de la lucha democratizadora de los ochenta —con fuerte presencia de la
Iglesia católica en ambos períodos— los organismos no gubernamentales han
evolucionado significativamente durante los últimos veinte años. La tenden-
cia dominante general parece ser el desplazamiento de las funciones públicas
desde los organismos del Estado y los partidos, al sector privado, con y sin fines
de lucro: fundaciones, corporaciones y think tanks.20 La presencia de la Iglesia
se mantiene y diversifica, incorporándose con fuerza la élite empresarial y los
grandes medios de comunicación, vinculados a la misma élite.
Por su parte, la búsqueda de alianzas de las ONG de desarrollo y las orga-
nizaciones sociales con el sector público, iniciada a comienzos de los noventa
para contrarrestar la severa disminución de la cooperación internacional, las
condujo a una situación de fragmentación y de dependencia de pequeños fon-
dos funcionales a los programas estatales y de mínima sostenibilidad.
Los desafíos de transparencia y adecuada rendición de cuentas de las orga-
nizaciones civiles requieren del establecimiento de condiciones para salva-
guardar la autonomía relativa del sector con respecto a las agendas políticas
y estatales, así como en relación a los intereses económicos del sector privado.
Ello supone la construcción de reglas institucionales y de financiamiento que
hagan posible dicha autonomía. Igualmente requiere asegurar el acceso equi-
tativo a la comunicación y la deliberación pública, un ámbito excesivamente
concentrado y restringido en el caso chileno. La expansión de los derechos
reconocidos —como el acceso a la información pública y la participación en
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Stéphanie Alenda
[email protected]
21 Este artículo forma parte del proyecto Sociología del fenómeno asociativo: en-
cuesta a organizaciones sociales de la Región Metropolitana, financiado por la Universidad
Andrés Bello. La encuesta fue desarrollada por la Facultad de Ciencias Sociales de la Uni-
versidad Andrés Bello (FCS-UNAB) durante los meses de enero, marzo y abril de 2012. Los
autores agradecen a Nicole Miranda, alumna de la Escuela de Sociología-UNAB, su ayuda
en el procesamiento de datos.
Resumen
Desde principios de la década pasada se instaló en el debate público nacional
la necesidad de promover un fortalecimiento de las organizaciones de la socie-
dad civil, lo cual dio lugar a la definición de una política sobre la materia. Trans-
currida más de una década, cobra relevancia evaluar las formas que adquiere
este fortalecimiento en la realidad de las organizaciones sociales. Al respecto,
se presentan en este trabajo resultados de una encuesta aplicada a 300 organi-
zaciones de base localizadas en la ciudad de Santiago gracias a la cual se pudo
realizar un balance de las fortalezas y debilidades de la asociatividad en el Chile
actual. Se concluye que las organizaciones encuestadas están principalmente
orientadas hacia el desarrollo del entorno barrial o comunal y cuentan con
escasa capacidad de incidencia en la gestión pública local.
PALABRAS CLAVE
Asociatividad; Sociedad civil; Organizaciones sociales; Chile, Encuesta FCS-
UNAB.
ABSTRACT
In the early 2000s, the need to promote the strengthening of civil society orga-
nizations became part of national public debate. This led to the definition of
policy in this area. More than a decade later, it has become important to assess
the forms that this strengthening took on in the reality of social organizations.
This article presents the results of a survey applied to three hundred associa-
tive organizations in the city of Santiago that allowed researchers to gener-
ate an overview of the strengths and weaknesses of associative behavior in
Chile today. The authors conclude that the organizations surveyed are mainly
focused on the development of the neighborhood or municipal context and
have a limited capacity for incidence in local public management.
KEY WORDS
Associative behavior; Civil society; Social organizations; Chile; FCS-UNAB Survey.
1. INTRODUCCIÓN
Las organizaciones sociales (OS) son actores determinantes de la sociedad civil
en Chile. En torno a su existencia se trazan un conjunto de potencialidades rela-
tivas al perfeccionamiento del sistema democrático, la consecución de obje-
tivos de índole colectiva tales como la promoción del desarrollo humano y el
bienestar subjetivo.
En la actualidad, Chile presenta una asociatividad numerosa y diversa. Estu-
dios realizados por el PNUD (2000) y la Universidad John Hopkins (Irarrázaval
et al. 2006), muestran la existencia de aproximadamente ochenta mail 000
organizaciones sociales en el país, lo que arroja un número cercano a 56 OS
por cada 10 000 habitantes. Se trata de índices comparativamente más altos a
los presentes en la mayoría de los países latinoamericanos. Este escenario aso-
ciativo destaca también por la diversidad de las OS existentes, pues conviven
organizaciones tradicionales con otras de carácter emergente (Cáceres y Jeri
2001).
Sin embargo, otros antecedentes señalan que la asociatividad en Chile pre-
senta un carácter fragmentado «careciendo de lazos entre organizaciones y
de instancias de agregación e intermediación hacia el Estado» (Delamaza
2010:177). Los vínculos entre organizaciones destacarían asimismo por ser
escasos y débiles, idea que refleja el término «archipiélago de la sociedad civil»
(ibíd.). Junto a ello, otras evidencias hablan de la existencia de problemas de
funcionamiento al interior de las OS, lo que se haría patente en dificultades de
financiamiento y de convocatoria, déficits de democracia interna, etc. (Arribas y
Vergara 2001; Zurita 2001), así como en una escasa capacidad de incidencia en
la gestión pública (Fundación Soles 2010). En su conjunto, estos antecedentes
dan cuenta de un debilitamiento de las formas asociativas (Delamaza 2005), lo
que se asocia tanto a las tendencias propias del cambio social actual (Arribas y
Vergara 2001; Zurita 2001), como a la experiencia desarticuladora del régimen
autoritario (Delamaza 2010; Fundación Soles 2010; Irarrázaval et al. 2006).
En este marco surgió desde mediados de la década de los noventa el ob-
jetivo de promover un fortalecimiento de las organizaciones sociales. Dicho
objetivo se plasmó en un «Plan de fortalecimiento de las organizaciones de la
sociedad civil» (DOS 2001) el cual estableció un conjunto de medidas de forta-
lecimiento institucional y relativas al financiamiento de las OS, con el objetivo
de lograr una mayor cooperación entre Estado y sociedad civil. Transcurrida
más de una década desde la oficialización de este plan, se observa un incre-
mento de los mecanismos de participación ciudadana en la gestión pública y
mayor acceso al financiamiento público (Irarrázaval et al. 2006). Sin embargo,
en lo relativo al fortalecimiento institucional de las OS, se carece en general de
evidencias de estudios que permitan analizar el impacto de esta política.
tucional de las OS, que al poder incidir en la política pública lograrían canalizar
de forma más efectiva apoyo y recursos hacia su entorno y en beneficio de su
gestión interna.
Según Irarrázaval et al., a partir de la implementación de dicho plan se
observa un incremento de los mecanismos e instrumentos de financiamiento
para las organizaciones sociales. Sin embargo, otros estudios indican que la
política de fortalecimiento no se ha traducido en un incremento sustantivo de
la participación ciudadana (Delamaza 2010; SUR 2007), constatándose la per-
sistencia de una «crisis de participación», patente en la falta de vinculaciones
asociativas con una visión amplia de espacio local.
En cuanto al fortalecimiento institucional, el marco de evidencia disponible
es más reducido. La principal referencia la constituye el Índice de la Sociedad
Civil realizado en Chile por la Fundación Soles (Fundación Soles 2010). Esta
medición ha mostrado que las principales fortalezas de las organizaciones
sociales son su nivel de organización interna —en virtud de la existencia de
una alta gobernanza interna, pero moderada por capacidades diferenciadas
de acceso a recursos— y el compromiso cívico, aun cuando la participación
política aparece debilitada. En cambio, dentro de las principales debilidades
se encuentra el impacto de la sociedad civil en la formulación de políticas y
en las actitudes sociales (2010:70-71). No obstante, el mismo estudio da cuen-
ta de la existencia de condiciones sociopolíticas favorables al desarrollo de la
sociedad civil, relativas al desarrollo económico y a la vigencia del estado de
derecho. Otras referencias mencionan dentro de las condiciones favorables a
este desarrollo la existencia de un estímulo cultural propicio a la reconstitución
del vínculo social, lo que se expresa en la pervivencia de las principales formas
de organizaciones colaborativas, así como en el surgimiento de otras nuevas
(Arnold y Thumala 2006; Zurita 2001). Respecto al desafío de incrementar el
fortalecimiento de las OS, la Fundación Soles concluye que «hay gran consenso
respecto de las dificultades de capacitación en la formulación de proyectos y
en educación cívica. Asimismo, las diferencias en el acceso a fondos es una li-
mitación estructural que debe ser corregida. Respecto del compromiso, parece
esencial continuar con los esfuerzos de motivación de nuevos miembros. Con
el reconocimiento de las limitaciones puede avanzarse mejor en la generación
de iniciativas exitosas» (2010:71).
3. METODOLOGÍA
Nuestra metodología consistió en la aplicación de una encuesta a una mues-
tra de 300 organizaciones sociales localizadas en la ciudad de Santiago. Esta
encuesta fue desarrollada por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad
Andrés Bello (FCS-UNAB) durante los meses de enero, marzo y abril de 2012. El
proyecto responde a una inquietud institucional por producir conocimientos
actualizados sobre el funcionamiento, rol y formas de acción de la sociedad
civil organizada en el Chile actual.
La encuesta fue aplicada a una muestra de organizaciones sociales de base
(territoriales y funcionales) de primer grado, localizadas en la ciudad de San-
tiago. En el 67 % de los casos quien respondió la encuesta fue el presidente
de la organización. La estrategia de muestreo fue de tipo no probabilística,
basada en la selección de unidades vecinales y juntas de vecinos como puntos
de partida, y luego de otras organizaciones sociales (de diferentes tipos) en el
entorno de las primeras bajo una estrategia de bola de nieve, como se esque-
matiza a continuación:
Se optó por esta estrategia debido a la falta de un marco muestral que per-
mitiera un diseño probabilístico. La muestra se distribuyó en un conjunto de
comunas que permitieran representar la heterogeneidad socio-económica y
territorial de la ciudad de Santiago. La tabla 1 presenta las comunas que fueron
incluidas en el estudio y el número de encuestas aplicadas en éstas.
COMUNA N
Estación Central 15
Huechuraba 15
La Florida 46
Macul 29
Maipú 54
Ñuñoa 15
Peñalolén 30
Providencia 15
Quinta Normal 15
Recoleta 15
San Miguel 15
Santiago 36
Total 300
En estas comunas, fue seleccionado un conjunto de unidades vecinales
donde se aplicaría la encuesta, en primer lugar a una junta de vecinos, y luego
a organizaciones localizadas en el entorno de aquéllas. El objetivo consistió en
identificar organizaciones de diferentes tipos en el entorno de las JJVV. Para ello
se definieron tipos de organizaciones sociales por medio de la recodificación
de los perfiles presentados por el PNUD (2000). Las categorías de organizacio-
nes encuestadas, y los tipos agrupados en éstas, se presentan en la tabla 2 de la
página siguiente.
El instrumento de medición fue desarrollado tomando como base uno pre-
viamente utilizado en estudios relativos a la asociatividad deportiva (Sando-
val, Feller y García 2010). A partir de aquello se realizaron una serie de ajustes
tomando en consideración las observaciones realizadas por parte de la División
de Organizaciones Sociales (DOS) de SEGEGOB y los resultados de la realiza-
ción de un pretest de 40 casos en la comuna de Santiago. El trabajo de terreno
y las labores de supervisión, codificación y digitación fueron encargados a una
consultora externa. Luego, el equipo de la UNAB procedió al procesamiento y
análisis de los datos obtenidos.
La principal limitante de la metodología utilizada viene dada por el carácter
no probabilístico del diseño muestral. Producto de ello, el análisis de los datos
no busca establecer cifras exactas, sino más bien mostrar e interpretar tenden-
cias generales presentes en la realidad de las organizaciones encuestadas.
4. RESULTADOS
Los resultados obtenidos mediante la encuesta FCS-UNAB entregan impor-
tantes luces sobre algunas tendencias relevantes para el fortalecimiento de las
organizaciones de la sociedad civil relativas a la participación interna, las vin-
culaciones asociativas, la institucionalidad de las OS y sus formas de financia-
miento. A continuación se presentan las tendencias más destacadas en estos
cuatro ámbitos.
4.1. Participación
Las evidencias previas señalan que si bien las OS son numerosas en Chile, la
participación en ellas es baja, entre otras razones por problemas de convocato-
ria entre sus integrantes. Indican también que éstas carecen de capacidades de
incidencia en la gestión pública local. Los resultados de la encuesta FCS-UNAB
entregan algunos elementos que permiten complementar este diagnóstico.
En primer término se observa que las OS encuestadas cuentan con un
número significativo de integrantes. En el 51 % de los casos, la organización
registraba entre sus filas más de 50 personas, mientras que en el 27,7 %, el
22 Cabe notar que estos resultados son coincidentes con los de otra encuesta de la
FCS-UNAB, aplicada a 1300 individuos representativos de los habitantes de ciudades de más
de 100 000 personas, a nivel nacional (octubre-noviembre 2012). Según dicha encuesta, sólo
el 16,1 % de los chilenos declaró pertenecer a alguna organización social, pero el 52,2 % eva-
luó su pertenencia como «muy activa»; el 31,3 % como «algo activa»; el 13,4 % como «poco
activa» y sólo el 3,1 % como «nada activa». En suma, el porcentaje de participantes en las OS
aparece relativamente bajo a nivel nacional pero la mayoría de quienes pertenecen a alguna
OS lo hace de manera activa.
Gráfico
Gráfico1:
1: Objetivos de la
Objetivos de la organización
organización(respuesta
(respuestamúltiple)
múltiple)
0,0 % 60,0 %
4.2. Vinculaciones
Los antecedentes disponibles plantean la ausencia de vinculaciones entre
organizaciones sociales. Sin embargo, los resultados de la encuesta FCS-UNAB
muestran que estos vínculos tienden a producirse en mayor medida de lo
esperable. En efecto, según los dirigentes encuestados, un 58 % de las OS per-
tenecía a una organización que agrupa organizaciones del mismo tipo, es decir,
a una asociación de segundo grado (41 % respondió no hacerlo). La principal
finalidad de esta pertenencia era lograr un «apoyo mutuo entre organizacio-
nes», mención compartida por un 49,4 % de los casos, seguida por «partici-
pación en actividades con otras organizaciones» (43,7 %) y «mejorar acceso
a la información» (24,7 %). Un 82 % de las organizaciones mantenía también
alianzas con otras organizaciones del barrio o comuna. Los principales tipos
de entidades con las que se sostiene este tipo de vinculación son las juntas de
vecinos (55,3 %) y los clubes deportivos (16,7 %), con los cuales se establecen
principalmente lazos de cooperación mutua. Por el contrario, un 21 % señaló
no tener alianzas con otras organizaciones.
Estos antecedentes se contraponen a la imagen de escasez de vínculos
asociativos presentada por la evidencia previa. Los datos muestran que buena
parte de las organizaciones pertenece a entidades asociativas de segundo
grado y que mantienen vínculos entre sí. Sin embargo, los resultados dan tam-
bién cuenta de que, si bien los vínculos existen, son de corto alcance. El 21 %
señaló no mantener alianzas con otras entidades, mientras que un 45,6 % sos-
tiene alianzas con sólo una organización y otro 20,5 % lo hace con dos organi-
zaciones. Menos del 15 % mantiene alianzas con 3 o más organizaciones. Vale
decir, en caso de producirse, las alianzas a escala local tienden a ser principal-
mente de tipo bilateral, o con otras dos OS (tabla 3).
con alianzas de corto alcance, es decir, con un escaso número de OS, y con la
finalidad principal de apoyar la gestión interna de cada entidad. Cabe por lo
tanto relevar por un lado la fortaleza que significa la vinculación con otras orga-
nizaciones, pero por otro la debilidad que implica también su corto alcance a
efectos de lograr trascender la cooperación mutua.
4.3. Institucionalidad
De acuerdo con el «Plan para el fortalecimiento de las organizaciones de la
sociedad civil», resulta relevante fomentar el grado de formalización, la estabi-
lidad y capacidades institucionales al interior de las OS, así como la vinculación
con las instituciones del Estado. De los resultados de la encuesta FCS-UNAB se
extraen algunas conclusiones vinculadas con estos objetivos. En primer lugar
destaca que el 90 % de las OS encuestadas mantiene un funcionamiento conti-
nuado desde su fundación hasta la actualidad, la cual ocurrió en dos tercios de
los casos a partir de 1990. Se trata, por ende, de una asociatividad en su mayoría
de reciente data, que ha mantenido un funcionamiento estable desde su ori-
gen. Por otro lado, las OS estudiadas esgrimen un alto nivel de formalización.
El 89,3 % señaló poseer personalidad jurídica vigente, y el mismo porcentaje
contar con estatuto interno. Asimismo, existe un alto grado de ordenamiento
en torno a la normativa interna. Al preguntárseles por el nivel de cumplimiento
de dicha normativa por parte de los integrantes de la organización, un 83,1 %
de los dirigentes encuestados declaró que se cumplía a cabalidad.
En el plano de las vinculaciones institucionales, el 52 % señaló haber reci-
bido apoyo del municipio y un 15,7 % de otro organismo público, mientras que
otro 35 % indicó no haber recibido ningún tipo de apoyo. Resultaron escasas
(menos del 5 %) las organizaciones que declararon apoyos de empresas priva-
das u ONG. Estos datos ponen en evidencia la centralidad del municipio para
buena parte de las organizaciones encuestadas; en caso de requerir algún tipo
de apoyo, cerca de la mitad acude a esta institución, haciéndolo por iniciativa
propia y mayoritariamente por vías formales. Al respecto, cerca del 95 % de las
organizaciones que obtuvieron apoyo del municipio señalaron haber obtenido
—total o parcialmente— los resultados esperados.
Un aspecto donde se observan menores fortalezas institucionales es en re-
lación con disponer de un espacio físico para las actividades de la organización.
Si bien cerca del 50 % cuenta con una sede propia —ya sea vía propiedad,
convenio o comodato, o arriendo—, otro 40 % manifestó no disponer de este
espacio, sino hacer uso gratuito de la sede de otra organización o de un espa-
cio público, mientras que en el 9,3 % de los casos la organización señaló no
disponer de sede ni de espacio para su funcionamiento.
4.4. Inanciación
Finalmente, la encuesta FCS-UNAB incluyó preguntas relativas a las caracte-
rísticas del financiamiento de las OS, entre lo cual se cuenta el haber accedido
a fondos concursables. Recordemos que uno de los objetivos principales del
fortalecimiento de la sociedad civil consiste en mejorar las formas de financia-
miento de estas entidades, incrementando y diversificando la cartera de fon-
dos concursables disponibles. En torno a este tema, lo primero a destacar tiene
que ver con la existencia de una gestión presupuestaria informal. El 53,7 % de
las organizaciones encuestadas señalaron no realizar presupuesto anual, mien-
tras el 28 % señaló realizarlo contemplando sólo gastos habituales, y sólo el
16 % declaró hacerlo considerando además otras inversiones. Junto a la infor-
malidad del manejo presupuestario, son también minoritarias las organizacio-
nes que contemplan la realización de inversiones. Aparece más que la mayoría
mantiene un financiamiento de subsistencia.
Más allá de esta falta de planificación, las OS requieren de todos modos un
marco de financiamiento para sus actividades anuales. Al respecto, observa-
mos que cerca del 46 % funcionó el año 2011 con un presupuesto de entre
200 000 y 1 millón de pesos, el 21,7 % lo hizo con un 1 a 5 millones y otro
17,7 % con 200 000 pesos o menos (gráfico 2 en página siguiente).
Las principales fuentes de financiamiento, en términos del porcentaje de
organizaciones que las mencionan (respuesta múltiple recogida sobre los
recursos obtenidos durante el año 2011), fueron el aporte voluntario de los
propios socios (73,7 %) y la obtención de ingresos por eventos benéficos
(43 %). Más atrás figuraron el aporte municipal (19,7 %), fondos concursables
(16,3 %), arriendo de la propia infraestructura (14,7 %), prestación de servicios
en la organización (12,0 %) y aporte personal de los dirigentes de la organiza-
ción (8,7 %). En base a estas menciones, procedimos a diferenciar entre fuentes
de financiamiento que apelan exclusivamente al voluntarismo (aporte de los
socios, de los dirigentes) de otras que demandan algún grado de gestión para
la obtención de recursos (eventos benéficos, aporte municipal, fondos concur-
sables, etc.). De este modo pudimos constatar que un 23,3 % de las organi-
Gráfico 2: Tramos
Gráfico presupuesto
2: Tramos anual
presupuesto 2011
anual 2011
0% 50 %
Gráfico 3:Gráfico
Razones3: Razones la obtención
de la no no obtención
dedefondo
fondoconcursable
concursable durante
duranteúltimos 5 años
últimos 5 años
(respuesta múltiple) (respuesta múltiple)
0,0 % 35,0 %
Variable dependiente
Obtención de fondos de
organismos distintos al
municipio durante últimos 5
años
1 = Sí
0 = No
(Coeficientes y N)
Tipo de organización (1 = JJVV / 0 = Otras) −0,293
Año de fundación −0,011
Número de integrantes que participan 0,000
regularmente
Tasa de participación interna 0,011
Personalidad jurídica vigente (1 = Sí / 0 = No) 2,339 *
Pertenencia a entidad que agrupe organizaciones 0,332
(1 = Sí / 0 = No)
Presupuesto entre 200 000 y 5 millones (1 = Sí / 0,389
0 = No)
Asesoría o capacitación (1 = Sí / 0 = No) 1,324***
Constante 18,293
−2LL 304,419
R2 Cox y Snell 0,110
(N) 295
(*) Significante al p < .05; (**) significante al p < .01; (***) significante al p < .001
En suma, se aprecia, acerca de las formas de financiamiento de las OS, la pri-
macía de una gestión presupuestaria informal, basada en importante medida
en el aporte voluntario de participantes o dirigentes, pero que ha adquirido
también competencias relacionadas con la gestión de recursos. Un importante
número de organizaciones ha recibido financiamiento vía fondos concursables
durante los últimos 5 años, aun cuando sólo un 16 % contó con este tipo de
financiamiento durante el año 2011. Al respecto, se observa que el haber ob-
tenido este tipo de fondos no se explica por las características organizaciona-
les de estas entidades. Las variables que influyen, aunque con baja capacidad
predictiva, son el contar con personalidad jurídica vigente y el haber recibido
asesoría en formulación de proyectos o capacitación a dirigentes.
5. CONCLUSIONES
Las organizaciones sociales han cumplido un importante rol en Chile en la
promoción del desarrollo social desde sus orígenes a mediados del siglo xix.
Sin embargo durante las últimas décadas, producto del proyecto de desarticu-
lación asociativa durante el período autoritario y de las tendencias asociadas
a la modernización neoliberal, éstas han experimento un proceso de debili-
tamiento que amenaza con disminuir su capacidad de contribuir al bienestar
social y perfeccionamiento del sistema democrático. En este marco, surgió
desde mediados de la década de los noventa la necesidad de promover un for-
talecimiento de este tipo de organizaciones. Dicho objetivo, plasmado en un
plan, identificó una serie de ámbitos relevantes para mejorar. En torno a aque-
llos ámbitos, la encuesta a organizaciones sociales realizada por la FCS-UNAB
entrega elementos útiles para alimentar el debate sobre el tema.
Los resultados obtenidos muestran que las organizaciones presentan
importantes fortalezas en áreas como la participación interna, la vinculación
con otras organizaciones, su institucionalidad y la gestión de recursos para su
financiamiento. Al respecto, destaca la existencia de altos índices de participa-
ción interna en cerca de la mitad de las organizaciones encuestadas; el que la
mayoría de éstas mantenga vinculaciones con otras OS, o bien que pertenez-
can a asociaciones de segundo grado; un nivel alto de formalización y la vigen-
cia de la normativa interna; así como un importante grado de modernización
en la gestión de recursos para su financiamiento, lo que se ve expresado, entre
otros aspectos, en la obtención de fondos concursables durante los últimos
años por alrededor de la mitad de las OS estudiadas.
Sin embargo, la encuesta también puso en evidencia algunas debilidades.
Entre éstas figura la presencia de organizaciones a las que cuesta convocar a
sus miembros, lo que sucede en particular a las OS con orientación externa;
el corto alcance de los vínculos con otras organizaciones, lo que limita la inte-
rrelación asociativa a la cooperación con 1 o 2 organizaciones; la falta de vin-
culación con organismos públicos en el caso de cerca del 35 % de las orga-
nizaciones; y la informalidad de la gestión presupuestaria, dando lugar a un
financiamiento de subsistencia (sin vislumbrar inversiones para el crecimiento
de la organización), dependiente muchas veces del aporte voluntario de inte-
grantes o dirigentes. Asimismo, buena parte de las organizaciones estudiadas
no habían accedido a financiamiento por fondos concursables debido a que
no tenían el conocimiento necesario sobre cómo postular de manera efectiva
o incluso sobre los mismos concursos.
En consecuencia, el diagnóstico sobre el fortalecimiento de las organizacio-
nes de la sociedad civil a partir de los resultados de esta encuesta sólo puede
ser mitigado. En algunos aspectos se observan fortalezas, y en otros debili-
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P
historias que dan cuenta de la emergencia de movimientos
Universidad Bolivariana, Santiago de Chile. [email protected] sociales en 16 paí-
ses en todo el mundo.
PNUD (2000). Desarrollo humano en Chile 2000. Más sociedad para gobernar el
Desde
futuro. América
Santiago Latina, el Instituto
de Chile: PNUD. de Comunicación y Desarrollo (ICD) par-
ticipó en la iniciativa estudiando y analizando varios casos en el continente,
María Cristina Temmink
_____
que tienen (2004).
Santiago
un hilo
de anorama
Desarrollo
conductor
Chile:
humano
PNUD.
común en en
Chile. El poder:
la perspectiva
derechos de las personas. Con base en los casos [email protected]
¿para
de laqué y para
ampliación
historias recopiladas y en
quién?
de los
Anabel Cruz
[email protected]
RESUMEN
Este es un artículo de carácter interpretativo sobre la situación del tercer sector
en América Latina ubicado en un marco más amplio de temas y desafíos para
la sociedad civil en el mundo. Este artículo se basa en la información y los datos
recogidos en el contexto de la iniciativa internacional Sociedad civil en la encru-
cijada. Cambios, retos, opciones (Civil society at crossroads), un emprendimiento
en el que trabajan mancomunadamente organizaciones de la sociedad civil de
Asia, África, Europa y América Latina. Esta iniciativa está en curso desde julio
del 2011 y en sus primeros 18 meses de trabajo logró recopilar 22 historias que
dan cuenta de la emergencia de movimientos sociales en 16 países en todo el
mundo. El artículo también se plantea contrastarlos y compararlos con lo que
está sucediendo en la sociedad civil en otras partes de mundo, con un análisis
de las implicaciones y lecciones a partir de los casos de América Latina a la luz
de hallazgos internacionales del proyecto Crossroads.
PALABRAS CLAVE
Sociedad civil; Tercer sector; América Latina; Encrucijada; Desafíos, Compara-
ción internacional; Implicaciones.
ABSTRACT
This is an interpretative article on the situation of the Third Sector in Latin America
placed in a broader framework of issues and challenges for civil society in the
world. This article is based on information and data collected in the context of the
international initiative «Civil society at Crossroads. Shifts, Challenges, Options?», a
joint endeavour of civil society organisations from Asia, Africa, Europe and Latin
America. This initiative is ongoing since July 2011 and in its first 18 months of work
it collected 22 stories that reflect the emergence of social movements in 16 coun-
tries worldwide. The article also attempts to compare those events with what is
happening at the level of civil society in other parts of the word, with an analysis of
the implications and lessons from Latin American cases in the light of international
findings of the Crossroads project.
KEYWORDS
Civil society; Third sector; Latin America; Crossroads; Challenges; International
comparison; Implications.
1. INTRODUCCIÓN
Este es un artículo de carácter interpretativo sobre la situación del tercer sector
en América Latina (panorama) ubicado en un marco más amplio de temas y
desafíos para la sociedad civil en el mundo. Este artículo se basa en la informa-
ción y los datos recogidos en el marco de la iniciativa internacional Sociedad
civil en la encrucijada. Cambios, retos, opciones (Civil society at crossroads), un
emprendimiento en el que trabajan mancomunadamente organizaciones de
la sociedad civil de Asia, África, Europa y América Latina. Las organizaciones
participantes pretenden explorar su comprensión colectiva de la naturaleza
cambiante de la sociedad civil en el mundo y de las implicaciones que estos
cambios conllevan tanto para la capacidad de la propia sociedad civil como
para quienes toman decisiones de políticas públicas. La iniciativa está en curso
desde julio del 2011 y en sus primeros 18 meses de trabajo logró recopilar 22
historias que dan cuenta de la emergencia de movimientos sociales en 16 paí-
ses en todo el mundo.
Desde América Latina, el Instituto de Comunicación y Desarrollo (ICD) par-
ticipó en la iniciativa estudiando y analizando varios casos en el continente,
que tienen un hilo conductor común en la perspectiva de la ampliación de los
derechos de las personas. Con base en los casos e historias recopiladas y en
otros materiales y discusiones regionales, el artículo explora qué hechos y pro-
cesos afectan a las sociedades civiles de la región y los esfuerzos de ciudada-
nos y organizaciones por responder a los desafíos nuevos o reemergentes, los
cuales adoptan formas variadas. El artículo también se plantea contrastarlos y
compararlos con lo que está sucediendo en la sociedad civil en otras partes de
mundo, con un análisis de las implicaciones y lecciones a partir de los casos de
América Latina a la luz de hallazgos internacionales del proyecto Crossroads.
En el contexto de una doble transición que experimentó el continente lati-
noamericano durante la década de los ochenta y noventa; caminando hacia
estados más democráticos e instalando en muchos países un modelo econó-
mico neoliberal, emergen claramente algunos interrogantes para la sociedad
civil latinoamericana. ¿Han implicado los avances en la construcción de la
democracia un fortalecimiento de la sociedad civil? ¿Acaso el camino hacia el
fortalecimiento de las instituciones democráticas formales ha conducido a la
consolidación de la sociedad civil? ¿Hay diferencias entre la sociedad civil que
hizo posible la recuperación y posterior transición a la democracia y las organi-
zaciones ciudadanas activas en este nuevo siglo?
Las cosechas de los ochenta y los noventa produjeron organizaciones socia-
les específicas en América Latina —las ONG— que estuvieron activas y tuvieron
roles significativos durante esas dos décadas, al tiempo que se fortalecían bajo
la protección de la cooperación internacional. Esas formas organizacionales no
doble: por un lado, han buscado otras fuentes de apoyo estatal; por el otro, han
intentado recuperar su carácter de organizaciones de la sociedad civil capaces
de obtener apoyo —no solamente financiero— de la propia sociedad civil. La
mayoría de ellas encontró algún modo de asegurar nuevas formas de financia-
ción estatal, pero éste no ha llegado a ser tan significativo como en el pasado.
Así que el acercamiento y la reconexión con la sociedad civil se convirtieron en
la nueva consigna para la mayor parte de las organizaciones de provisión de
servicios y bienestar social.
La situación socioeconómica y política actualmente ha comenzado a
retraerse. La globalización económica enfrenta resistencias en el proteccio-
nismo en defensa de los intereses nacionales implementado por los propios
promotores de la globalización (Europa y Estados Unidos); asimismo, las des-
igualdades económicas se han profundizado considerablemente dentro y
entre las sociedades de todo el mundo. La globalización ha producido una
enorme concentración de poder y riqueza en manos de una pequeña élite
global. En todo el mundo los ciudadanos están cuestionando esta concentra-
ción de poder y riqueza, así como su uso irresponsable. Es en estos escenarios
cambiantes que la naturaleza de la sociedad civil está siendo interrogada en
el marco de esta iniciativa. En la medida en que las sociedades se descubren
incapaces de escoger entre múltiples caminos hacia el futuro, el sector de la
sociedad civil también se encuentra en muchos países ante una encrucijada.
¿De qué modo experimenta la sociedad civil esta encrucijada? ¿Qué ha cam-
biado para la sociedad a lo largo de los últimos veinte años? ¿En qué sentido
plantean esos cambios nuevas opciones a los actores existentes y emergentes
de la sociedad civil?
4. LECCIONES EMERGENTES
El estudio de protestas ciudadanas y movimientos sociales en 18 países y su
análisis comparativo nos permite extraer un conjunto importante de lecciones.
Algunas de esas lecciones se presentan a continuación.
1. Las protestas ciudadanas analizadas en varios países reflejan la desco-
nexión entre las expectativas de la ciudadanía y el desempeño de las au-
toridades públicas.
La veloz expansión de la democracia y las políticas económicas de mercado
que tuvo lugar hacia comienzos de los noventa creó entre los ciudadanos una
expectativa generalizada de que sus condiciones de vida mejorarían. La mayo-
ría de los movimientos sociales documentados en esta iniciativa son formas de
protesta contra ciertas autoridades públicas en cuanto estas expectativas no
se han cumplido. Así que en el corazón de estas movilizaciones ciudadanas se
a la población del país. Sin embargo, estos países han comenzado también
a desempeñar un rol importante en la arena global. India, Brasil y Sudáfrica
son miembros activos de nuevas formaciones como IBSA y BRICS. Junto con
México e Indonesia, han pasado a integrar el mecanismo global de gobernanza
del G20. Los gobiernos de estos países tienen importantes roles en temas
que afectan a la gobernanza global de cuestiones trasnacionales tales como
la reforma del sector financiero, las crisis del combustible y los alimentos, el
cambio climático y el tráfico de armas. Además, empresas privadas de estos
países desempeñan actualmente roles muy agresivos en inversiones y activi-
dades comerciales relacionadas en todo el mundo. Muchas veces las políticas
y prácticas de estos gobiernos y empresas en las arenas internacionales son
radicalmente diferentes de sus políticas domésticas. Explotan recursos y fuerza
de trabajo en busca de mercados y ganancias, sin preocuparse por las comuni-
dades locales o la sustentabilidad de sus intervenciones. El ethos, las prácticas
y las políticas democráticas establecidos en estos países a lo largo de décadas
de luchas de la sociedad civil no necesariamente constituyen la base de sus
posiciones, políticas o prácticas transnacionales.
Como consecuencia de ello, la sociedad civil local de estos países del sur
enfrenta numerosos dilemas y se halla en una encrucijada. Primero, la mayor
parte de las OSC de dichos países ha estado tan centrada en los temas domés-
ticos que tiende a prestar escasa atención al poder y la influencia transnaciona-
les ejercidos por sus gobiernos y empresas. Difícilmente entienden por qué sus
gobiernos compran más acciones en el FMI y el Banco Mundial o cómo sus eco-
nomías nacionales y sus niveles de empleo se benefician de inversiones explo-
tadoras en mercados externos y de exportaciones de bienes, servicios, capital y
trabajo. Segundo, buena parte de la sociedad civil de estos países está atrapada
entre los intereses nacionales tal como son articulados por sus gobiernos y
empresas, y los valores y principios establecidos en acuerdos y discursos globa-
les. Allí donde sus gobiernos no han realizado acuerdos vinculantes, no están
seguros de qué posiciones adoptar. De igual modo, si sus empresas «ganan»
contratos y oportunidades de inversión para extraer recursos naturales que
previsiblemente degradarán el medio ambiente y desplazarán comunidades
en otros países, no están seguras de si deben protestar contra tales prácticas
transnacionales del mismo modo en que lo hacen internamente. Tercero, la
sociedad civil en estos países no logra acceder a información adecuada acerca
de lo que sucede en otras sociedades como consecuencia de las inversiones y
políticas externas de sus propios gobiernos y empresas. La revelación pública
de esa información a través de los parlamentos o los medios es bastante poco
común. Tampoco están disponibles análisis suficientemente críticos de esas
políticas y prácticas realizados desde una perspectiva humanitaria global.
Algunos de esos estudios están comenzando a surgir de centros de investiga-
ciones u ONGI en el «norte», pero las clases políticas y empresariales en los paí-
ses del «sur» tienden a rotular a tales críticas como «motivadas por intereses
foráneos» para descarrilar su crecimiento económico.
Otra manifestación del cambio resultante del desdibujamiento de los lími-
tes entre el norte y el sur es experimentada por las sociedades civiles de Europa
y América del Norte. Muchas ONG del «norte» dedicadas a apoyar proyectos
de desarrollo en países «en vías de desarrollo» del sur saben más acerca de
la sociedad civil en estos últimos que de las sociedades civiles de sus propios
países. No obstante, existen enormes oportunidades para que la sociedad civil
de esos países comparta innovaciones y experiencias con las de otros países
en desarrollo. La iniciativa muestra que hay tendencias que están facilitando
el establecimiento de tales conexiones. Primero, está emergiendo un nuevo
sentido de solidaridad entre las sociedades civiles del norte y el sur. Desde
septiembre de 2011, los movimientos «Ocupar» han planteado en los Estados
Unidos, Canadá y el Reino Unido la cuestión de la desigualdad creciente en
sus propios países. Los activistas de estos movimientos en Europa están apren-
diendo acerca de las críticas a las políticas de ajuste estructural del Banco Mun-
dial y el FMI y al Consenso de Washington, tan comunes entre los actores de
la sociedad civil en el sur durante las dos décadas pasadas. Desde el año 2000
estas críticas fueron expresadas, por ejemplo, en el Foro Social Mundial.
Segundo, la sociedad civil en los países de la OCDE está comenzando a exa-
minar las políticas y prácticas «domésticas» de sus propios gobiernos y empre-
sas en la medida en que afectan adversamente a sus propias poblaciones y a las
de otras partes del mundo. En la medida en que las ONG en América del Norte
y Europa comienzan a compartir en sus propias sociedades prácticas y capa-
cidades desarrolladas en el «sur», descubren que las políticas y mecanismos
utilizados para financiar tales esfuerzos constituyen una enorme limitación en
sus propios países, así como en cuerpos regionales y globales como la Unión
Europea. Enfrentan entonces nuevos dilemas en la medida en que intentan
«importar» tales innovaciones a sus propias sociedades, dado que hasta ahora
y durante décadas habían sido financiadas para «exportar» innovaciones euro-
peas a los países en desarrollo.
7. La medición de los impactos de las acciones de la sociedad civil supone la
expansión de la definición del éxito hacia el largo plazo.
La sociedad civil concentrada en la provisión de servicios por medio de
recursos procedentes de donantes funciona sobre la base de definiciones de
éxito cuantificables y medibles en resultados. En la medida en que los recursos
para la asistencia y el bienestar social declinan, existe una presión creciente
para mostrar resultados visibles y «valor por dinero» en el corto plazo. Por con-
siguiente, en el trabajo cotidiano de un actor de la sociedad civil formalmente
5. IMPLICACIONES Y ALCANCES
Las lecciones resultantes de este proceso de sistematización se hacen eco de
desarrollos similares de la sociedad civil en otros países. Por tanto puede ser
que estemos llegando a un punto en la historia humana que requiere nuevas
maneras de entender la sociedad civil y trabajar con ella. Algunas implicacio-
nes de los hallazgos de la iniciativa de La sociedad en la encrucijada para profe-
sionales y activistas de la sociedad civil, así como para decisores y formuladores
de políticas, son las siguientes:
Laura Collin H.
[email protected]
RESUMEN
El artículo analiza la emergencia del movimiento de economía solida-
ria —que tiene un rol protagónico en el Foro Social Mundial— y su sur-
gimiento en México, asociado a las organizaciones de la sociedad civil,
muchas de ellas vinculadas con la teología de la liberación. Asimismo,
aborda los intentos de definir un modelo alternativo, tanto con respecto
al capitalismo como al socialismo, que recupera la posibilidad de la exis-
tencia de otras lógicas económicas, fundadas en la reproducción social y
articuladas por la reciprocidad. Se reconoce la existencia de diferencias
teóricas y operativas al interior del movimiento.
PALABRAS CLAVE
Economía solidaria; Mercados locales; Reciprocidad; Alternativo.
ABSTRACT
The article analyses the emergence of the movement of Solidarity Econ-
omy —that has a main role on the World Social Forum— and its begin-
nings in Mexico, related to the civil society organizations, many of them
linked to the liberation theology. Also it addresses the attempts to define
an alternative model, such related to capitalism as to socialism, that
recovers the possibility of other economic logics existing, based on social
reproduction and articulated by reciprocity. Theorical and operative dif-
ferences within the movement are acknowledged.
KEY WORDS
Solidarity economy; Local markets; Reciprocity, Alternative.
1. INTRODUCCIÓN
Visibilizadas con posterioridad al terremoto que asoló la ciudad de México en
1985, las organizaciones de la sociedad civil (por aquel momento ONG, lla-
madas así por falta de nombre más adecuado), ingresaron formalmente en
sociedad hasta 1992, al crearse la Secretaría de Desarrollo Social e instituir un
Fondo de Coinversión Social, que persiste hasta el momento. El acercamiento,
entre actores antes opuestos, fue doble: en 1990 algunas organizaciones deci-
den convocar a un foro sobre la «Situación y Perspectivas de las Instituciones
Privadas de Asistencia, Promoción y Desarrollo Social en México» y entre sus
resolutivos se encontraba el de establecer relaciones con el gobierno. Por parte
del gobierno, la apertura puede explicarse, parcialmente, por las políticas de
gobernanza impulsadas desde Washington y las necesidades de legitimación
de un gobierno del partido hegemónico, el PRI (Partido Revolucionario Institu-
cional), que había perdido bases sociales.24
El doble acercamiento resultaba, en cierto sentido sorprendente por ambos
lados. Buena parte de las organizaciones provenían o estaban vinculadas a
iglesias (tanto fracciones católicas como protestantes) y el Estado y la Iglesia
mantenían hasta ese momento relaciones un tanto tensas, o como lo definiera
Álvarez Icaza:25 «[…] las relaciones clandestinas entre una Iglesia proscrita y un
Estado excomulgado». Además, la gente del PRI, habituada al autoritarismo y
al corporativismo, no acostumbraba dialogar con interlocutores que no fueran
de su propia creatura.
El difuso conglomerado de organizaciones existentes al momento del contac-
to, diferenciadas, sobre todo, por su orientación asistencial o de desarrollo —de
acuerdo con su vocación y por la causa ciudadana con la que se encontraban
comprometidas—, fue ampliándose a partir de la disponibilidad de fondos pú-
blicos.
En el trascurso de los años 90, pero más aún con la primera década del
nuevo milenio, el universo de las organizaciones sociales se incrementó con
24 Las elecciones presidenciales de 1988, que dieron el triunfo por un escaso margen
a Salinas de Gortari, del PRI, fueron cuestionadas por amplios sectores de la población y el
presidente considerado ilegítimo por los seguidores del candidato de la izquierda.
25 Comunicación personal.
27 De más de 40 años, si se considera que en México dio inicio a principios de los años 70.
28 Cifras de Estados Unidos que ofrece el autor para las últimas décadas del siglo xx.
29 Se escribe «Mercado» (con mayúsculas) para remarcar la distinción que hace Polan-
yi (1976:165) entre la «Sociedad de Mercado» y el mercado como locus. El primero se refiere
al mecanismo formador de precios mediante la oferta y la demanda y constituye la forma de
integración social de la sociedad capitalista; el mercado (con minúsculas) se refiere al lugar
donde se realizan los intercambios de productos, recreando relaciones cara a cara. En México
también se les conoce como «tianguis».
nado por los organismos crediticios internacionales, se abrió cada vez más a las
corporaciones y a las actividades intensivas en capital (que son las que menos
mano de obra emplean) y a las condiciones de especulación financiera.
32 Cfr. http://www.tppmexico.org/
33 Afirmación hecha en la conferencia Global Economic Crisis and Alternative Deve-
lopment, presentada en el Congreso Internacional sobre Desarrollo Alternativo: Conectando
Ecología y Economía, Taiwán, mayo 2009.
34 Nahmad (2001:41, citado por Collin y Molina 2009) presenta la siguiente definición
de autonomía: «[…] facultad de dirigirse uno mismo. Puede ser facultad privativa de un gru-
ciones sociales en México durante la segunda mitad del siglo xx, es decir, como
un sector separado y diferenciado en la conformación del Estado.35 La separa-
ción se entiende en el contexto de la distancia existente, en ese momento, entre
Iglesia y Estado. Según Salamon (1996), el «tercer sector» se caracterizaba por
ser: 1) organizaciones estructuradas; 2) localizadas fuera del aparato formal del
Estado; 3) que no distribuyen lucros conseguidos entre sus directores o entre
un conjunto de accionistas; 4) autogobernadas; 5) individuos comprometidos
en un significativo esfuerzo voluntario.
Muchas de las organizaciones que emergen a la luz pública en la década de
los 90 habían surgido como opción de participación de quienes en los setenta
habían participado como activistas en luchas políticas y sociales y que poste-
riormente, desilusionados tanto de los partidos políticos, las estructuras corpo-
rativas, la Iglesia e incluso de dependencias del gobierno «[…] terminan por
autonomizarse y formar una organización independiente, o al menos formal-
mente independientes» (Collin y Molina 2009:7).
La posibilidad de la asociación de manera autónoma constituye, desde la
perspectiva teórica, una condición para el surgimiento de la sociedad civil,
la constitución de ciudadanos, en tanto sujetos, individuos con autonomía y
capacidad crítica, su capacidad de asociarse libremente, sin coacciones ni por
necesidad. En el momento de su aparición pública, las organizaciones civiles
podían clasificarse, a partir de sus prácticas, en tres grupos que corresponden a
tres discursos ideológicos y políticos:
1. Las organizaciones que se identifican con el discurso «liberal filantró-
pico» asumen la pobreza como inevitable y las diferencias sociales como
intrínsecas al ser humano, por lo que su práctica se centra en ayudar a los
seres que viven en condición vulnerable proporcionándoles atención,
bienes u otros servicios, pero sin cambiar sus condiciones de vida.
2. El discurso «desarrollista» favorece organizaciones que encaminan su
accionar a que los actores se capaciten para una mejor integración al
Mercado, sea desde la producción, la comercialización o la administra-
ción.
3. Desde un discurso «autosuficiente utópico» surgen organizaciones que
realizan una crítica radical al sistema para ubicarse en la construcción de
otro modelo de sociedad. Las acciones que emprenden se orientan al
9.2. La REMIESS
En 2004 se instituyó la Red Mexicana de Investigación y Estudio de la Economía
Social y Solidaria (REMIESS), congregando a académicos y estudiosos intere-
sados en este movimiento social, desde el cual se hacen aportes escritos y di-
vulgación para dar a conocer las reflexiones, los hallazgos y discusiones que
se generan en los foros que idealmente se realizan cada año. Por ejemplo, se
ha tenido una ardua discusión respecto a considerar a las cooperativas de pro-
ducción dentro de lo que es la economía solidaria porque, en México, algunas
empresas que se han convertido en cooperativas siguen teniendo ideales y
prácticas capitalistas, de modo que se ha destacado que las cooperativas de
economía solidaria han de tener ideales y características acordes con propues-
tas de la misma. La REMIESS es parte de la RILESS que es a nivel latinoamerica-
no y congrega a muchos países del área.
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N otas y
C olaboraciones
La información cuantitativa sobre
el tercer sector en América Latina
Para Argentina:
http://ccss.jhu.edu/wp-content/uploads/downloads/2011/08/
Argentina_GCS1_Espanol_1999.pdf
Para Colombia:
http://ccss.jhu.edu/wp-content/uploads/downloads/2011/08/
Colombia_GCS1_Espanol_1999.pdf
Sara Larraín, Francisco Uribam Xavier de Holanda y Álvaro César Velasco Álvarez 197
Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
Revista Española del Tercer Sector - Fundación Acción contra el Hambre
198 Sara Larraín, Francisco Uribam Xavier de Holanda y Álvaro César Velasco Álvarez
Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
La información cuantitativa sobre el Tercer Sector en América Latina
Sara Larraín, Francisco Uribam Xavier de Holanda y Álvaro César Velasco Álvarez 199
Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
Revista Española del Tercer Sector - Fundación Acción contra el Hambre
200 Sara Larraín, Francisco Uribam Xavier de Holanda y Álvaro César Velasco Álvarez
Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
Interrogantes y reflexiones para un
diagnóstico sobre la situación actual
del tercer sector en América Latina
Sara Larraín, Francisco Uribam Xavier de Holanda y Álvaro César Velasco Álvarez 201
Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
Revista Española del Tercer Sector - Fundación Acción contra el Hambre
202 Sara Larraín, Francisco Uribam Xavier de Holanda y Álvaro César Velasco Álvarez
Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
La información cuantitativa sobre el Tercer Sector en América Latina
5. ¿Se están dando las condiciones para que las ONG permanezcan
al margen de las lógicas del mercado, o más bien se transita a una
mercantilización del tercer sector? ¿Qué factores pueden recono-
cerse como aliciente para una u otra alternativa?
Tal como señalamos en la respuesta a la pregunta 1, las condiciones actuales
dificultan la independencia de las ONG de las agendas del Estado y del mer-
cado. En países como Chile, donde las cifras macroeconómicas y el ingreso a
la OECD han terminado por cerrar la cooperación internacional a las OTS, sólo
sobrevive un pequeño grupo de ONG independientes, la mayor parte de ellas
vinculadas al ecologismo, debiéndose refugiar la mayor parte de los actores y
dirigentes del tercer sector en la academia y las consultoras. Sin duda existe
una importante mercantilización del tercer sector; las excepciones están vincu-
ladas a OTS que comparten agenda y estrategia de los movimientos sociales,
que están insertas en alguna institucionalidad internacional, o cuya labor coe-
xiste con la actividad académica no vinculada a las empresas.
Sara Larraín, Francisco Uribam Xavier de Holanda y Álvaro César Velasco Álvarez 203
Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
Revista Española del Tercer Sector - Fundación Acción contra el Hambre
204 Sara Larraín, Francisco Uribam Xavier de Holanda y Álvaro César Velasco Álvarez
Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
La información cuantitativa sobre el Tercer Sector en América Latina
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Interrogantes y reflexiones para
un diagnóstico sobre la situación
actual del tercer sector en América
Latina
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Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
La información cuantitativa sobre el Tercer Sector en América Latina
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Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
Revista Española del Tercer Sector - Fundación Acción contra el Hambre
5. ¿Se están dando las condiciones para que las ONG permanezcan
al margen de las lógicas del mercado, o más bien se transita a una
mercantilización del tercer sector? ¿Qué factores pueden recono-
cerse como aliciente para una u otra alternativa?
Aquí en Brasil se ha tratado de fomentar el voluntariado, pero no ha dado resul-
tados. El otro esfuerzo que viene siendo conducido por la ABONG y otros sec-
tores es la creación de un marco legal que defina los criterios para el funciona-
miento y la financiación pública. En Brasil, las campañas para las donaciones
por parte de las personas, generan resultados no significativos y centrados sólo
en actividades tales como ayuda a entidades filantrópicas.
208 Sara Larraín, Francisco Uribam Xavier de Holanda y Álvaro César Velasco Álvarez
Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
La información cuantitativa sobre el Tercer Sector en América Latina
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Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
Interrogantes y reflexiones para
un diagnóstico sobre la situación
actual del tercer sector en América
Latina
210 Sara Larraín, Francisco Uribam Xavier de Holanda y Álvaro César Velasco Álvarez
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La información cuantitativa sobre el Tercer Sector en América Latina
Sara Larraín, Francisco Uribam Xavier de Holanda y Álvaro César Velasco Álvarez 211
Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
Revista Española del Tercer Sector - Fundación Acción contra el Hambre
5. ¿Se están dando las condiciones para que las ONG permanezcan
al margen de las lógicas del mercado, o más bien se transita a una
mercantilización del tercer sector? ¿Qué factores pueden recono-
cerse como aliciente para una u otra alternativa?
En mi sentir, reitero que no es productivo hablar del mercado en abstracto,
todo proceso necesita resolver y satisfacer la necesidad de intercambio de bie-
nes, conocimientos y servicios en condiciones que no generen detrimento de
la identidad, la cultura y el patrimonio locales.
212 Sara Larraín, Francisco Uribam Xavier de Holanda y Álvaro César Velasco Álvarez
Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
La información cuantitativa sobre el Tercer Sector en América Latina
Sara Larraín, Francisco Uribam Xavier de Holanda y Álvaro César Velasco Álvarez 213
Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 197-213)
Memorias del XII Congreso Anual
de Investigación sobre el tercer
sector
R
México D.F.: Centro Mexicano para
la Filantropía. 812 págs.
ecensionesVarios
y autores (agosto de 2012)
H emeroteca
Entre las publicaciones más relevantes del reciente período, se encuentra este
conjunto de papeles recopilados en las Memorias del XII Congreso sobre el Ter-
cer Sector realizado en el año 2012. La totalidad de los 33 textos publicados
se organizan en función de las mesas de trabajo del encuentro, que abordan
diversas dimensiones del tercer sector en ese país, tales como participación
ciudadana y responsabilidad social en la historia de México; corresponsabili-
dad entre sociedad civil y gobierno; participación ciudadana para el desarrollo
comunitario; panorama de la acción solidaria en México; análisis situacional de
la sociedad civil en los estados; la responsabilidad social a través de otros acto-
res; la relación entre la sociedad civil y el gobierno; participación de la sociedad
civil en las políticas públicas; contribuciones ciudadanas a la consolidación de
la democracia. Otros temas relevantes abordados en las Memorias guardan
relación con los aportes de las entidades del tercer sector al mejoramiento de
la calidad de vida de la ciudadanía.
La profusión de trabajos sobre el tercer sector y las organizaciones sin fines
de lucro que se presentaron en el congreso no hacen más que confirmar la rele
Entre las publicaciones más relevantes del reciente período, se encuentra este
conjunto de papeles recopilados en las Memorias del XII Congreso sobre el Ter-
cer Sector realizado en el año 2012. La totalidad de los 33 textos publicados
se organizan en función de las mesas de trabajo del encuentro, que abordan
diversas dimensiones del tercer sector en ese país, tales como participación
ciudadana y responsabilidad social en la historia de México; corresponsabili-
dad entre sociedad civil y gobierno; participación ciudadana para el desarrollo
comunitario; panorama de la acción solidaria en México; análisis situacional de
la sociedad civil en los estados; la responsabilidad social a través de otros acto-
res; la relación entre la sociedad civil y el gobierno; participación de la sociedad
civil en las políticas públicas; contribuciones ciudadanas a la consolidación de
la democracia. Otros temas relevantes abordados en las Memorias guardan
relación con los aportes de las entidades del tercer sector al mejoramiento de
la calidad de vida de la ciudadanía.
La profusión de trabajos sobre el tercer sector y las organizaciones sin fines
de lucro que se presentaron en el congreso no hacen más que confirmar la rele-
Desde otra perspectiva, Nuria Cunill (1995) nos advertía respecto de la capa-
cidad de replicar las experiencias de participación en pequeña escala a una
escala que les permitiera adquirir la sustentabilidad necesaria para convertirse
en actividades de carácter nacional sin depender del financiamiento público
de los organismos del poder ejecutivo. Una vinculación de este tipo puede sig-
nificar que las organizaciones de la sociedad civil se transformen en meros eje-
cutores instrumentales de las políticas emanadas desde el gobierno central, en
entidades de prestación de servicios que funcionan bajo cláusulas contractua-
les definidas con antelación por el poder público, perdiendo con ello la impres-
cindible autonomía y carácter creativo con respecto a los gobiernos.
No obstante estos evidentes riesgos, muchos de los trabajos recopilados
en estas memorias concuerdan en resaltar que es viable que en determinadas
áreas (educación, salud, vivienda) sea preferible y trascendental contar con la
participación de los ciudadanos y sus asociaciones en el diseño y la ejecución
de un sinnúmero de actividades que propendan al bienestar de las mismas
comunidades. También se hace necesario contar con la participación de estas
organizaciones civiles en la evaluación y acompañamiento de las acciones de
políticas públicas, donde nuevamente resulta particularmente importante
mantener la autonomía y la capacidad crítica de dichas entidades civiles.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Cunnil, Nuria (1995). «La rearticulación de las relaciones Estado-sociedad:
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Fernando de la Cuadra
Red Universitaria de Investigadores sobre América Latina
Antonio Helizalde
Fernando de la Cuadra
Red Universitaria de Investigadores sobre América Latina
D ocumentación
Fue publicado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de
Naciones Unidas, en la serie Manual de Contabilidad Nacional, como el n.º 91,
en octubre de 2007 en español. Está disponible también en árabe, chino, fran-
cés, inglés y ruso. ISBN 13: 9789213612187, 304 páginas.
En este manual se recomiendan normas y directrices para la elaboración de
datos sobre las instituciones sin fines de lucro dentro del Sistema de Cuentas
Nacionales, establecido en 1993. El objetivo de la elaboración de datos «con-
siste en mejorar y difundir datos sobre un sector cuya importancia está cre-
ciendo y que frecuente es pasado por alto o escasamente considerado en la
compilación de datos sobre las cuentas nacionales de toda la economía».
El Sistema de Cuentas Nacionales 1993 (SCN 1993) es un conjunto de direc-
trices internacionales para el desarrollo de las cuentas económicas de los
países miembros y para la presentación de informes sobre tales estadísticas
a organizaciones internacionales en forma que permitan la comparación
entre países. El SCN 1993 ofrece un marco integrado de conceptos, defini-
ciones y normas de contabilidad, clasificaciones y cuentas y cuadros, des-
tinados a organizar en forma útil para el análisis las transacciones y otros
flujos y stocks que constituyen el registro contable de la economía (2007:1).
Si los párrafos siguientes son reproducción del texto del manual, deben ser
unificados como el párrafo anterior: Cuerpo de letra 8, sangría izquierda de 0,5
cm, sin comillas (salvo las necesarias en el interior del texto).1.6 La utilización
de cuentas satélite es necesaria en el caso de las ISFL porque el marco cen
Manual sobre las Instituciones
sin Fines de Lucro en el Sistema
de Cuentas Nacionales
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Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 227-229)
Revista Española del Tercer Sector - Fundación Acción contra el Hambre
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Revista Española del Tercer Sector. Septiembre-Diciembre 2013. ISSN: 1886-0400. Madrid (pp. 227-229)
Manual sobre las Instituciones sin Fines de Lucro en el Sistema de Cuentas Nacionales
229
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B
ibliografía
Bibliografía sobre sociedad civil
en América Latina
CLASIFICACIÓN
OSC: Organizaciones de la sociedad civil. Investigaciones y aprendizajes acerca
de organizaciones de la sociedad civil, filantropía e inversión social.
Participación: Investigación en construcción de ciudadanía, participación
política, democracia participativa y buenas prácticas en participación ciuda-
dana.
Políticas públicas: Investigación sobre las relaciones entre Estado y sociedad
civil y su incidencia y participación en las políticas públicas.
Rendición de cuentas: Accountability y transparencia.
RSE: Responsabilidad social empresarial. Estudios y análisis de casos respecto
a la responsabilidad social en la empresa privada y su relación con la sociedad
civil.
Voluntariado: Estudios y análisis de caso sobre el trabajo voluntario en la
región latinoamericana.
LIBROS
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DEMOCRACIA PARTICIPATIVA
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En esta compilación se analizan las prácticas y los efectos de la institucionali-
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de América del Sur, destacando asimismo la necesidad de reconciliación con
la gestión social.
38. Klesner, J. (2007). «Social capital and political participation in Latin America.
Evidence from Argentina, Chile, México and Perú», Latin American Research
Review, Volume 42, N.º 2, págs. 1-32.
39. Marsal, P. (2009). «Los desafíos actuales del tercer sector en la Argentina
y en América Latina», Revista Alliance [«Current third sector challenges in
Argentina and Latin America»].