Franquismo Años 50
Franquismo Años 50
Franquismo Años 50
225-227
Los años cincuenta del siglo XX han recibido una atención desigual situándo-
se entre la abrumadora eclosión de estudios sobre el primer franquismo y la aten-
ción desde diversos ramas del conocimiento hacia el período final de la dictadura
a veces denominado como un tiempo de pre-transición a la democracia. Aunque la
década de 1951 a 1962 resulta poco trabajada por la historiografía sin duda puede
decirse que forma parte de la conciencia histórica de los españoles y aún de los
orígenes de nuestros días. Es decir que a juicio de los organizadores del III Con-
greso de la Asociación de Historiadores del Presente2 estos años tuvieron una sig-
nificación decisiva no sólo para la pervivencia del franquismo sino para la confi-
guración de la España del Presente.
En el caso del antifranquismo y de la protesta social los años cincuenta fueron
un tiempo de agotamiento de las políticas antifascistas pero también de surgi-
miento de nuevas fuerzas opositoras surgidas de la disgregación de la coalición re-
accionaria creada en torno a Franco durante la guerra civil. Renacieron, también,
las protestas sociales y aparecieron nuevas disidencias en el ámbito de la Iglesia y
de los intelectuales y artistas, muchas veces protagonizadas por nuevas genera-
ciones de españoles que no habían protagonizado la contienda, la llamada gene-
ración de niños o «hijos» de la guerra.
La historiografía sobre el antifranquismo es hoy abundante aunque, sin duda,
se echa en falta una síntesis interpretativa que profundice en algunas cuestiones
1
Este ensayo introductorio se realiza en el marco del Proyecto de la Dirección General de Investi-
gación del Ministerio de Educación HUM 2007-63.118/HIS.
2
El Congreso, La España del Presente. El franquismo durante los años cincuenta, fue organizado
por la el Departamento de Historia Contemporánea, y su grupo CIHDE, de la UNED, la Fundación 27 de
Marzo y la Universidad de Salamanca, durante los días 21-24 de noviembre de 2007 en Salamanca y
Valderas.
centrales. A mi juicio, no se trata tanto de realizar una historia social o cultural del
antifranquismo3 sino de abordar una nueva síntesis interpretativa, de carácter po-
lítico, que haga balance de la investigación monográfica. Después de la aparición
durante los años setenta y primeros ochenta de estudios generales que abordaban
la oposición en su conjunto a partir de fuentes impresas, diplomáticas y orales, un
primer balance historiográfico fue organizado por la UNED en 1988, bajo la direc-
ción de Javier Tusell4. A partir de entonces, la eclosión de investigaciones mono-
gráficas sobre las diversas fuerzas, plataformas y personalidades de la oposición
se han beneficiado de la apertura de archivos públicos y privados. Se ha abordado
también el estudio de las luchas sociales, de las plataformas culturales de la disi-
dencia5 e, incluso, se ha avanzado en el conocimiento del impacto de la oposición
en la sociedad y el régimen dictatorial6. Este último aspecto ha estado muy pre-
sente en el debate de los historiadores pues el alcance de la acción de la oposición
y su papel en la disgregación de la dictadura son temas cruciales para la interpre-
tación de la transición y, en definitiva, de la España actual. Un aspecto de la polé-
mica es la memoria del antifranquismo en la España democrática. Para un sector
de la política, de la intelectualidad y de la historiografía el antifranquismo no se ha
convertido suficientemente en referente de la democracia.
Esta presunta debilidad de la «memoria democrática» tendría que ver con la
forma que se produjo el tránsito desde la dictadura a la democracia y el compro-
miso de «echar al olvido» todo un pasado de violencia y dictadura. Para intelec-
tuales como Vidal Beneyto buena parte de los héroes de la oposición no tenían ca-
bida en la España de la monarquía parlamentaria7.
A mi juicio, la historia y memoria del antifranquismo ha estado muy presente,
en cambio, en la sociedad española, como demuestra el cine y la literatura, la cre-
ación de asociaciones y, en general, el uso público del pasado de exilio y clan-
destinidad en la España democrática. Es cierto que las políticas públicas hacia el
pasado, la denominada «memoria histórica», ha sido mucho más activa desde
1996 mientras que durante los años de consolidación y de construcción de la de-
mocracia, los periodos de gobierno de UCD y del PSOE dirigido por Felipe Gon-
zález, la idea central de la memoria oficial fue la superación de la dialéctica fran-
quismo-antifranquismo. El bajo nivel de la conmemoración, o su focalización en
determinados aspectos como la creación intelectual del exilio, mientras que se si-
lenciaba las dimensiones de represión y violencia, no quiere decir que el antifran-
3
Véase Carme MOLINERO, «Present i futur de la historiografia sobre el règim franquista» en Jordi
FONT (dir.), Història i memòria: el franquisme i els seus efectes als Països Catalans, Valencia, PUV,
2007, pp. 285-302.
4
La oposición al régimen de Franco, Madrid, UNED, 1990.
5
Véase Alicia ALTED y Encarna NICOLÁS, Disidencia en el franquismo, Murcia, 1999.
6
Veánse Peye YSÁS, Disidencia y subversión, Barcelona, Crítica, 2006; Abdón MATEOS, La de-
nuncia del Sindicato Vertical, Madrid, CES, 1997; y Abdón MATEOS (ed.), Dictadura y Antifranquismo,
Madrid, 2007, Historia del Presente, 9.
7
Véase su libro Memoria democrática, Madrid, 2007.
8
Véase Abdón MATEOS, Historia y memoria democrática, Madrid, Eneida, 2007.