Monición
Monición
Monición
Luz y Verdad comunidad rosarina, el día de hoy, el cuarto grado A se hace presente
nuevamente con la oración matutina culminando así su participación.
El día de hoy Iniciaremos con una dinámica.
En esta mañana con gratitud iniciamos invocando a la santísima trinidad, en el nombre del
padre, del hijo y del espíritu santo.
EN aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y
se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea;
los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice:
«Me voy a pescar».
Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo».
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo,
cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tenéis pescado?».
Ellos contestaron:
«No».
Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús
amaba le dice a Pedro:
«Es el Señor».
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al
agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque rio distaban de tierra más que
unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas
con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger».
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes:
ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
«Vamos, almorzad».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el
Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre
los muertos.
Palabra del Señor
Por todos los que sufren persecución en el mundo, especialmente por causas del Evangelio,
para que siempre se vean fortalecidos y asistidos por la fuerza del Espíritu Santo y den
testimonio de Cristo. ROGUEMOS AL SEÑOR
Por la santa Iglesia, para que siempre lea en la historia los signos del Señor resucitado,
para que, en la obediencia a su Palabra, pueda recoger frutos abundantes de gracia y ser
una guía segura para la HUMANIDAD. ROGUEMOS AL SEÑOR
Por esta comunidad, convocada por Cristo resucitado, para que la gracia de su resurrección
nos siga animando e impulsando a ser sus testigos ante el MUNDO. ROGUEMOS AL
SEÑOR
Oración final:
Haz, Señor, que estemos preparados y dispuestos para tu visita y no permitas que las
fatigas y afanes de la vida nos mantengan alejados de ti. Tú eres Dios y vives y reinas por
los siglos de los siglos. – Amén.
Finalizamos la oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo AMÉN.
Que la gracia del espíritu santo los acompañe en esta mañana y el manto protector de
nuestra madre os proteja. Gracias.