Resumen Historia Bloque 1
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A temática los prehistóricos del área franco - cantábrica se limitaban a pintar figuras de
animales –sobre todo uros, ciervos, caballos y cabras-, manos, símbolos geométricos y
signos, pero es muy difícil encontrar figuras humanas. Por otro lado en la pintura le-
vantina aparecen ya ciertas representaciones de carácter narrativo que cuentan la vida
de la tribu, como las escenas de caza, de combate y de la vida cotidiana, así como dan -
zas guerreras.
De la zona cantábrica destaca, sin lugar a dudas, Altamira (Cantabria), si bien existen
importantes restos pictóricos en El Castillo (Cantabria), y Tito Bustillo (Asturias).
El arte levantino habría que citar Abrigo de Cogull (Lleida), el Barranco des Gascons
(Teruel), la Cueva de la Araña (Valencia) y la Cueva de los Caballos de la Valltorta (Cas-
tellón).
PINTURA CANTABRICA PINTURA LEVANTINA
Naturalismo Esquemáticos
Policromía Manocromia
Altamira, Lacoux
EXPLICA EL DIFERENTE NIVEL DE DESARROLLO DE LAS ÁREAS
CELTA E IBÉRICA EN VÍSPERAS DE LA CONQUISTA ROMANA EN
RELACIÓN CON LA INFLUENCIA RECIBIDA DE LOS INDOEUROPEOS, EL
REINO TARTESSOS Y LOS COLONIZADORES FENICIOS Y GRIEGOS.
El área íbera se extendía por el sur y levante peninsular (desde Cataluña hasta el Golfo
de Cádiz) y era el territorio en el que vivían pueblos diversos, que eran descendientes de
los indígenas prehistóricos que, al contacto con los colonizadores griegos y fenicios,
habían recibido su influencia civilizadora. No conformaban, por lo tanto, una unidad
política, pero tenían elementos comunes, entre los cuales se encontraba el uso de una
misma lengua, el ibérico, el conocimiento de la escritura, con alfabetos de clara
influencia griega y fenicia, y el desarrollo de estructuras económicas, sociales y
políticas cuyos rasgos se derivaban de su convivencia con dichos pueblos
mediterráneos, que desde el s. IX a.C. habían fundado colonias como Gadir, Malaca,
Sexi (por parte fenicia) o Rhode y Emporion, de origen griego. Este legado de griegos
y fenicios, patente en toda el área ibérica, influirá en su mayor permeabilidad a
influencias extranjeras, como ocurrirá cuando lleguen los romanos.
Su economía era rica, basada en la agricultura y la ganadería, extendiéndose cultivos
traídos por los colonizadores como el lino, el olivo y el esparto; pero también
realizaban actividades industriales como la metalurgia o la textil (parece ser que los
fenicios introdujeron el hierro y extendieron el uso del torno alfarero; realizaban
intercambios comerciales y usaban la moneda, introducida también por los
colonizadores En cuanto al urbanismo, sus poblados estaban amurallados, dotados de
sólidos sistemas de defensa, situados en lugares elevados (cerros) y, poco a poco, fueron
adquiriendo características propiamente urbanas (casas de planta rectangular, calles
estrechas…)
La sociedad estaba jerarquizada, con grupos diferenciados por su poder o riqueza,
comprendiendo desde la aristocracia hasta los esclavos, utilizados como mano de obra
también por influencia de las colonizaciones mediterráneas. Entre los iberos se
desarrollaron relaciones de carácter personal basadas en el culto al jefe (devotio
ibérica). Políticamente también recibieron claras influencias de los colonizadores, sobre
todo en la formación de estructuras estatales. Se organizaban en ciudades-estado, que
incluían una o varias ciudades que controlaban el territorio circundante, con formas de
gobierno monárquicas u oligárquicas. A veces, según el modelo griego, había asamblea,
senado y magistrados.
En sus manifestaciones artísticas destacó la escultura, de clara influencia fenicia, con
abundantes estatuillas votivas y obras de mayor tamaño e importancia como la Dama de
Elche. Su religión, así como su arte eran muy eclécticos.
Entre estos pueblos destacaron los layetanos, edetanos, mastienos y, en el sur
peninsular, en el territorio ocupado durante la primera mitad del primer milenio a.C por
Tartessos, ahora se encuentran los turdetanos con unos rasgos muy similares a
Tartessos: riqueza agrícola, minera y comercial, desarrollo urbano…
Por lo que respecta al área celta, existe una clara diferenciación entre la zona del centro
y oeste (lusitanos, celtíberos, vettones…) y la zona del norte y noroeste peninsular
(galaicos, astures, cántabros…) Amabas zonas tienen en común el sustrato económico,
social y cultural celta (indoeuropeo), que había entrado en la P. Ibérica por los Pirineos
desde el centro de Europa desde comienzos del primer milenio: hablaban lenguas
indoeuropeas y su nivel de desarrollo era bajo, aunque en el caso de los pueblos del
centro, su contacto con los pueblos íberos les permitió un nivel de desarrollo mayor.
Entre los pueblos celtas, la economía se centraba en una agricultura (vacceos) y
ganadería (vettones) poco evolucionadas; sin apenas desarrollo de la artesanía, salvo la
metalurgia del hierro, y con un escaso comercio, que no empleaba moneda. En muchos
casos practicaban el pillaje sobre los pueblos vecinos.
Su estructura social era tribal, basada en el parentesco y estructurada en clanes, con
fuerte cohexión entre sus miembros. Tenían una organización política preestatal, propia
de bandas y aldeas limitándose sus órganos de poder a consejos de ancianos o cabecillas
destacados por su valor en el combate y prestigio personal. Las normas se habían
establecido por la costumbre, que todos respetaban. Cada clan o linaje asumía la defensa
y control de sus propios miembros.
En lo que respecta al urbanismo, cabe destacar que en el norte y noroeste se desarrolló
la cultura castreña, basada en poblados fortificados, castros, rodeados de murallas en
cuyo interior se disponían las casas de muros de piedra y techos de paja o ramas,
muchas veces de estructura circular.
Las manifestaciones artísticas de los pueblos del área celta no fueron tan numerosas ni
importantes como las de los Iberos, destacando la llamada “cultura de los verracos”,
desarrollada entre los vetones, caracterizada por grandes esculturas de animales, quizás
relacionados con cultos ganaderos. Podemos decir que su aportación artística y cultural
fue pobre, pues no conocían la escritura. A diferencia de los iberos, estos pueblos de
influencia celta resistirán duramente a la ocupación romana.