Tema 1 El Saber Filosófico 2018

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Tema 1: El saber filosófico

La filosofía, su sentido, su necesidad, su historia.


El saber racional y el preracional: mito y magia. El saber racional: razón y sentidos.
El saber filosófico a través de la historia.
La filosofía como sabiduría en Platón y Aristóteles
La filosofía al servicio de la teología: Tomás de Aquino.
La filosofía como reflexión sobre la razón y la experiencia: racionalismo, empirismo e
Idealismo kantiano.
La filosofía como reflexión de la historia y la vida: Marx, Nietzsche, Dilthey, Ortega.
Las relaciones entre la filosofía y las ciencias y entre la filosofía y la teología.
Las disciplinas teórico prácticas del saber filosófico.
Funciones y vigencia de la filosofía.
La filosofía como crítica de la cultura.
La filosofía como búsqueda del sentido.

1. Definiciones:

El vocablo “filosofía” deriva del griego y significa amor a la sabiduría, gusto e interés por saber. La filosofía es
una reflexión racional y crítica sobre el mundo y la vida. La razón, logos, capacidad de pensar el mundo con
coherencia lógica y explicar cómo son las cosas y por qué ocurren determinados hechos. De ahí que la filosofía
naciese unida a la ciencia: en la Grecia antigua sabio designaba a todo el que investigaba la realidad, el ser de
las cosas, mediante la razón, dejando atrás el mito. Filósofo es el amante de la sabiduría, y busca las razones
últimas de las cosas, cavilando hasta encontrarles, una explicación lógica. No se conforma el mito, (que es una
explicación fantasiosa, sin pruebas), sino que quiere demostrar sus verdades, tener certeza.

El hombre, como ser racional, busca el saber, pero, ¿para qué le sirve éste? ¿Para qué pensar? Para resolver los
problemas; primero los más cotidianos, después reflexionando, (a volver sobre sí mismo y buscar una razón). Al
resolver problemas usamos técnicas, pero al reflexionar elaboramos teorías, explicaciones de la realidad. Si las
teorías son verdaderas podremos actuar sobre la realidad de un modo eficaz.

La filosofía se caracteriza por buscar la verdad, que es la correspondencia entre lo afirmado y lo real; la certeza
es la seguridad completa de que lo que afirmamos es verdad. Teoría es toda explicación de la realidad con ideas
o conceptos; práctica es la aplicación de esos conceptos a la realidad para transformarla. En ese sentido, “el
conocimiento es poder”, quien tiene una concepción adecuada de la realidad puede dominarla y vivir mejor. De
ahí la técnica.

¿Qué es filosofía?, Kant afirma que la filosofía respondía a tres grandes cuestiones:: ¿qué podemos conocer?,
(es decir, qué condiciones y límites tiene el conocimiento humano, la ciencia); ¿qué debemos hacer?, (esto es,
cómo hemos de comportarnos ya que somos seres racionales y morales); y por último, ¿qué podemos esperar?,
(o sea, hacia qué fines tiene que encaminarse la humanidad en el curso de la historia). Y todas estas cuestiones
juntas responden a la cuestión: ¿qué es el hombre? (la filosofía es antropología).

Ahora bien, la filosofía es un saber histórico, el esfuerzo humano de hallar la verdad de las cosas es arduo y a
menudo, lo que en una época se había aceptado como verdadero resulta más tarde ser falso o incompleto. Así
ocurre con la ciencia, que va dejando atrás errores pasados sustituyéndolos por nuevas teorías más
perfeccionadas. Lo cual plantea un problema: ¿existen verdades absolutas? ¿hay teorías o juicios que pueden
considerarse verdades absolutas? La cuestión es compleja, pero en cualquier caso, como decía Hegel, cada uno
es hijo de su tiempo y no puede ir más allá de él. Cada época es un contexto en el que se da un determinado
grado de evolución del espíritu humano.

Ortega habla de razón vital e histórica. El hombre se encuentra al nacer arrojado a un mundo que no ha elegido,
con unas reglas ajenas a su voluntad. Y no le queda más remedio que afrontar la realidad y trazar su vida dentro
de las posibilidades que la vida le presenta. “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo
yo.” Estamos forzados a vivir, pero a la vez a ser libres. En esa tarea la razón ilumina nuestra vida. Y cada cual
va haciéndose su vida desde sus creencias y perspectivas.

El sentido y la necesidad de la filosofía:


¿Por qué filosofamos? ¿Qué sentido tiene pensar? ¿No basta la ciencia para comprender el mundo?
Si existe la filosofía es porque surge de un anhelo profundo de la propia inteligencia humana. La razón nos
impulsa a cuestionarnos las cosas y a dar una explicación de la realidad. Tal es hoy la tarea de la ciencia:
mostrar cómo son los fenómenos que observamos en el mundo. Pero la filosofía hace algo más que la ciencia:
busca una explicación global a lo real y darle un sentido. Kant llama a esta búsqueda metafísica incondicionado:
la razón busca por debajo de los hechos psicológicos un alma, por debajo de los hechos físicos una esencia y
bajo todo lo real un dios; pero no lo puede hacer científicamente. (Por eso Wittgenstein ve que la verdad
empírica es la ciencia; la filosofía trata de ir más allá de ella, de los límites del mundo y el lenguaje).
Ahora bien, la ciencia, pese a su espectacular desarrollo en la Edad Contemporánea, no lo explica todo. La
filosofía es necesaria, en primer lugar, para mostrar los límites de la ciencia, así como los peligros que pueden
derivar de su uso. Por eso la filosofía tiene un papel crítico: corregir los errores tanto en el conocimiento como
en la sociedad, (i.e. la ilustración trató de erradicar prejuicios y supersticiones ancestrales que impedían el
progreso social). Además, la filosofía tiene la función de alentar una reflexión racional sobre las cuestiones
fundamentales que quedan fuera del ámbito de la ciencia, especialmente las referidas a los valores: lo justo, lo
bello, lo bueno, lo útil no pueden precisarse de un modo científico. Husserl habla de un mundo de la vida, el de
nuestras humanas inquietudes y problemas, que no puede reducirse a ciencia, y denuncia que en los últimos
siglos la ciencia ha pretendido en vano abarcar todos esos problemas vitales. Habermas denuncia que la ciencia
ha colonizado en mundo de la vida: cada vez más son los expertos los que nos dicen lo que tenemos que pensar
y hacer y cómo (médicos, psicólogos, asesores de imagen, etc. dictan lo que nos conviene). Lo que la filosofía
pretende, desde Kant, es que cada individuo sea autónomo y use su propia razón para guiar su vida con libertad.

2. El origen de la filosofía:

[[a. La admiración, la duda y el diálogo:

Tal vez el ser humano se ha planteado cuestiones filosóficas desde la prehistoria: magia y religión son ya
respuestas a inquietudes trascendentes y abstractas. Pero éstas respuestas no eran sistemáticas ni racionales. ¿Por
qué y cómo surge el pensamiento y la reflexión filosófica? ¿cómo comenzó la filosofía?

Hay cuatro causas de la reflexión filosófica: la admiración, la ignorancia, la duda y el diálogo.

Es propio del hombre despierto sentir admiración ante las cosas. Lo novedoso, lo imprevisto, lo inesperado,
atrae nuestra atención y nos hace reflexionar. Por eso el paso del tiempo es la fuente de reflexión más común.
Admirarse significa mirar hacia algo, dirigir la mirada hacia donde hasta entonces no habíamos prestado
atención. Descubrimos entonces algo que nos sorprende y para lo que no teníamos explicación. Hay que dársela,
y para eso hay que pensar. Por eso la capacidad de admirarse, que tanto tienen los niños, debe ser cultivada y
conservada. Quien está de vuelta de todo no puede pensar.

Pero quien se admira, reconoce que no sabe, reconoce su ignorancia. Ya Sócrates situó esta ignorancia en el
origen del saber. Cuando al oráculo de Delfos se le preguntó quién era el hombre más sabio, respondió que
Sócrates. Precisamente porque éste siempre presumía de no saber nada. Claro, sólo quien reconoce que no sabe
se esforzará por adquirir esa sabiduría que le falta, mientras que quien ya crea estar en posesión de la verdad, no
seguirá investigando. La filosofía es un esfuerzo por no caer en el dogmatismo, por reconocer que nadie tiene la
verdad absoluta y que hay que buscar la verdad poco a poco.

La duda es otro de los motivos que más nos empujan a filosofar. Duda deriva de duo (dos en latín).Dudar es
estar ante una encrucijada y no saber cuál es el camino correcto. Para saberlo, hay que pensar. A veces, tras
haber creído cosas durante años, algún hecho vital o una nueva idea nos hace dudar, y sentimos como si nuestras
creencias más arraigadas se tambaleasen. El ser humano difícilmente soporta esta inestabilidad, necesita salir a
flote si se ve en un mar de dudas. Descartes situó la duda metódica en el principio de la filosofía. Él pretendía
encontrar la certeza, la verdad segura; y para alcanzarla probó a poner en duda todos los conocimientos que
hasta entonces había tomado por ciertos: dudó de las verdades de la tradición, dudó de sus sentidos, incluso de si
no sería la vida un sueño, (como dijo Calderón), y de la misma verdad de las matemáticas, (pues aunque yo las
vea como evidentes, tal vez mi razón sea errónea, igual que veo doblado un palo en el agua). Sin embargo, no
pudo dudar de una cosa, de que si pensaba, existía. La duda dejó paso a una verdad, “Cogito, ergo sum”,
“pienso, luego existo”, y en ella que fundó su filosofía.

Por último, el diálogo es el origen social de la filosofía. No vivimos aislados, ni tenemos que sacar todo nuestro
saber de nuestra cabeza; contamos con los otros. Las ideas ajenas nos enriquecen y nos muestran matices y
argumentos en los que nosotros no habíamos caído. Por eso una de las causas de la filosofía está en el diálogo.
Diálogo significa en griego a través de la razón. Dialoga quien expone las razones y pruebas de sus argumentos
y escucha las de los otros. Pero el fin del diálogo no convencer sino sacar a la luz la verdad, la opinión más
razonable. En el debate se vence, en el diálogo se convence: los dos ganan, porque los dos alcanzan la verdad.
Ahora bien, para que este diálogo sea posible son necesarias ciertas condiciones sociales. Éstas se dieron por
primera vez en la Grecia clásica: allí existía una democracia directa, en virtud de la cual todos los ciudadanos
eran iguales ante la ley (isonomía) y podían participar en la asamblea (isegoría). Entonces, ya no contaba sólo
la opinión del rey o el sacerdote, que se basaban en la tradición mítica que había que asumir sin más, sino que la
asamblea debía decidir entre las diversas opiniones expuestas por los ciudadanos. ¿Cuál? La más racional, la
mejor justificada. ¿Cómo saber cuál es la mejor? Sometiéndola al criterio de la mayoría de los ciudadanos, todos
hombres racionales por igual.

Admiración, ignorancia, duda y diálogo son esenciales para que la filosofía siga viva. Pero ello, se enfrenta a
varios peligros: el exceso de información mata la curiosidad; la soberbia impide reconocer la ignorancia; la
apatía nos aleja de las dudas y el “todo vale” nos cierra al enriquecimiento del diálogo.]]

2. b. Mito y razón:

Pensar es representarse mentalmente ideas, que son abstracciones formadas a partir de la representación de las
cosas. Pero el pensamiento no consiste sólo en razonar, también imaginar, recordar, soñar. Cuando el hombre
empezó a preguntarse el porqué de las cosas no tenía aún la madurez cultural suficiente para dar respuestas
teóricas racionales o científicas. (Un hombre del Paleolítico, no podía dar una explicación científica de los
eclipses o el dolor de muelas). Pero era inteligente y curioso: necesitaba dar algún tipo de respuesta a sus
inquietudes y dudas. Por eso las primeras explicaciones del porqué de las cosas fue el mito.

El mito surge como intento de dar explicación a un fenómeno natural o social (¿por qué llueve o por qué manda
el faraón?). Pero no se ciñe a la observación científica, sino que elabora un relato o narración fantástica en la
cual los fenómenos se atribuyen a causas sobrenaturales, es decir, a la intervención de fuerzas o seres no
observables. El mito no explica, narra, personifica y liga los hechos a la voluntad o el deseo del hombre (i.e. la
danza de la lluvia). Por eso el mito no demuestra ni prueba, sino que se presenta como creencia, aceptada por
confianza en la autoridad que nos lo transmite (tradición). Y esta autoridad, que conoce e interpreta los mitos,
suele ser una clase especial y elevada (magos o sacerdotes), controla el mito y lo utiliza en su propio beneficio
(i.e. los oráculos o el origen divino del poder). Con ellos maneja al pueblo, haciendo coincidir sus intereses con
los de la divinidad. Hoy no consideramos los mitos explicaciones erróneas e imperfectas, sino indicios de la
mentalidad de los pueblos que los crearon y elementos universales del espíritu humano. (Mitología es el estudio
del conjunto de los mitos de una cultura).

Más tarde surgió el pensamiento racional, que los griegos llamaron logos, base de la ciencia y la filosofía. Su
objetivo es el mismo: dar una explicación a los fenómenos de la realidad; pero su método es nuevo, pues deja a
un lado la fantasía y se centra en la razón. La razón es una facultad que analiza los conceptos y los pone en
relación a partir de reglas lógicas). La razón trata de que sus explicaciones valgan para todo fenómeno similar
de la realidad (universalidad) y está dispuesta a demostrarlo ante cualquiera. Y lo hace con dos métodos: la
experiencia sensible (experimentando) y la reflexión racional (argumentando). El logos explica las cosas
desentrañando su sentido y su estructura, diciendo qué son y cómo se comportan. Y como lo prueba, es un saber
abierto a todos, pues todos los seres humanos poseen razón (cualquiera puede comprobar las cosas por sí mismo
y cuestionarlas demandando nuevas pruebas). La razón es común a todos los hombres, pero hay que cultivarla,
con un buen método. Su fin es el progreso, el avance del conocimiento y la mejora de las condiciones de vida de
la sociedad. Ahora bien, ¿todos los problemas humanos tienen solución racional? ¿Puede la razón vencer todos
los mitos o siempre quedarán cosas inexplicadas?

3. Filosofía y religión, filosofía y ciencia, como modelos de saber:

Saber es conocer la realidad. Su finalidad es teórica (representársela en conceptos y comprender cómo es),
técnica (utilizarla para controlar la naturaleza y la sociedad) y práctica (mejorar la sociedad y la vida humana y
acercándonos a la felicidad, si es que es posible tal ideal).
Magia, religión, ciencia y filosofía son los cuatro grandes tipos de saber. La magia es una actitud mental que
supone que en la naturaleza rigen fuerzas ocultas (espíritus) que el mago puede controlar mediante rituales y
conjuros. La religión personaliza esas fuerzas, (ya no es el espíritu de la lluvia, sino el dios de la lluvia; no el
rayo sino Zeus). Y ya no obliga sino suplica, para ganar el favor del dios. La religión apela a la imaginación y a
la fe: no demuestra, cree. La ciencia, utiliza la razón y la experiencia para dar explicaciones de los fenómenos
que se puedan demostrar y que muestren la auténtica estructura de las cosas. Pero la ciencia no lo explica todo;
la filosofía trata de ofrecer una explicación posible de lo que la ciencia no puede explicar (como la libertad, la
ética o el sentido de la vida). Pero lo hace ciñéndose a la misma razón.
El mito fue el primer intento de conocer la realidad. Y aunque fue sustituido por el saber racional (científico y
filosófico) pervivirá mientras quede algo ignoto e inexplicable, (como la poesía en Bécquer, rima V). Así i.e.,
las pseudociencias paranormales, las tradiciones gnósticas y cabalísticas. Aunque en su mayor parte sean
fraudes, recogen anhelos fundamentales del ser humano. Y formaron parte de las creencias comunes hasta el
siglo XIX. Hoy sobreviven también en multitud de sectas. Sin embargo, en la edad contemporánea se ha
producido un “desencantamiento de la imagen del mundo.” La ciencia ha progresado y la gente ha trasladado a
ella la fe que antes depositaba en otras formas de saber (i.e. la medicina y la psicología).
El saber racional es la base tanto de la ciencia como de la filosofía. Pero mientras la ciencia avanza y demuestra
sus teorías, con métodos rigurosos y aceptados por todos, la filosofía se estanca en los problemas y polémicas de
siempre; además, sus opiniones son tan diversas que la verdad es siempre discutible allí.

La religión nació como una evolución de la magia, al personalizar las fuerzas de la naturaleza. Su actitud fue la
creencia, (la confianza o fe en seres sobrenaturales). Pero ya en Egipto se convirtió en un saber, pues una clase
social, los sacerdotes, se especializaron en el conocimiento tanto de los ritos religiosos como de los libros
sagrados que contenían la interpretación religiosa del mundo. Sin embargo, con el tiempo surgieron entre los
propios sacerdotes discrepancias en la interpretación de esos ritos y libros sagrados. Para solventarlas surge la
teología, el saber acerca de Dios. La teología toma como verdad aceptada la religión revelada y trata de razonar
sobre ella; (i.e. toma la Biblia y busca pasajes que apoyen o nieguen que exista o no el infierno). En la Edad
Media, la teología se convirtió en reina de las ciencias, y la filosofía era como una esclava suya que le ayudaba a
solventar sus dificultades de interpretación. Sin embargo, la modernidad puso en duda la capacidad de la razón
para justificar la fe, lo que condujo a una crítica a los dogmas religiosos; (así, i.e. la Ilustración acusa a las
iglesias de inventar dogmas y supersticiones para dominar al pueblo). Por último, desde el siglo XIX, la propia
religión se ha convertido en objeto de estudio: la filosofía de la religión, que ya no analiza si es verdad o no
aquello que el creyente cree, sino que trata de comprender científicamente el fenómeno religioso, (¿por qué y
cómo surge? ¿qué similitudes tienen entre sí las religiones? ¿qué dicen la psicología o la sociología de la
religión?, etc.
Pero frente a la religión, se sitúa desde Grecia la ciencia y la filosofía, que nacieron unidas para conocer
racionalmente la realidad, pero que poco a poco se fueron separando. En efecto, en Grecia, el sabio era tanto un
científico como un filósofo, (i.e. Tales de Mileto o Aristóteles). Un sabio podía abarcar todos los campos del
saber. Pero con el tiempo surgiría la especialización. Aparecen el matemático, el físico, el botánico... y el
filósofo, cada uno de los cuales es experto en su campo, pero ignorante en el ajeno. Todavía Galileo hablaba de
philosophía de la naturaleza para referirse a la ciencia. Pero ya los métodos, intereses y perspectivas de la
ciencia y la filosofía se estaban separando. Kant se da cuenta de que la filosofía pura (la metafísica) no puede
ser una ciencia objetiva como las matemáticas o la física. Hegel es el último intento de situar a la filosofía como
reina de las ciencias y guardiana de la razón. Pero desde el XIX la filosofía se vuelve autocrítica: la filosofía no
es la verdad absoluta, al contrario, esconde mentiras para favorecer a los ricos (Marx) o negar la vida
(Nietzsche). Así que desde el siglo XX, la ciencia se ha convertido en la fuente indiscutida de la verdad. Sobre
todo por el inmenso poder que su aplicación a la tecnología ha demostrado poseer. No obstante, también ha
surgido una reflexión filosófica sobre la ciencia: la filosofía de la ciencia, que estudia qué es ciencia, cómo se
hace, qué métodos tiene, qué consecuencias sociales tiene su aplicación, etc.

[[-- Lo que distingue a la ciencia es el método científico. Método es un camino recto y seguro que
garantiza alcanzar una meta o resolver un problema. Desde la edad moderna, la ciencia ha perfilado tres grandes
métodos: el inductivo, el deductivo y el hipotético deductivo.
El método inductivo o empírico consiste en observar y registrar objetivamente los hechos(observar): buscar
conexiones entre ellos y hallar generalizaciones – leyes – (generalizar); y usarlas para predecir fenómenos
nuevos (predecir). Ejemplo: para explicar un infarto observamos los casos posibles y los registramos: la dieta, la
forma de vida de cada paciente, etc.; luego buscamos elementos comunes hasta llegar a leyes generales: i.e. el
exceso de grasas, el estrés y la falta de ejercicio físico provocan infartos; y finalmente, usamos la ley para
predecir: si un paciente tiene esos factores de riesgo predecimos el riesgo de sufrir un infarto).
El método hipotético deductivo combina la observación con el razonamiento. Primero se observan y registran
los hechos y se detecta algo en ellos que falta por explicar (problema); después se imagina una posible
explicación de los hechos (hipótesis); luego se deducen las consecuencias que se podrían observar si la hipótesis
fuese verdadera; entonces se hace el experimento para comprobarlas; y si los hechos observados confirman la
hipótesis, se acepta ésta como ley. Por ejemplo: observo los precios de una sociedad; veo un problema, suben
mucho (inflación) para el paro que hay; elaboro una hipótesis: la inflación crea paro; deduzco consecuencias: si
la gente tiene más dinero, gasta más y los precios suben… con lo que se puede invertir menos y se crea menos
empleo; hago el experimento (es lo que hace cada mes el banco central); y si se cumple lo esperado, si el paro
aumenta, se confirma la ley.
Por último, el método deductivo prescinde de la observación, es sólo teórico. Usa sólo la lógica (razón).
Primero establece axiomas o verdades fundamentales, si es posible evidentes; de ellas deduce teoremas o leyes
esenciales del sistema; y por último aplica las leyes para deducir casos particulares. (Por ejemplo: la geometría
de Euclides parte de cinco axiomas evidentes; así la recta es la distancia más corta entre dos punto); de ellos
deduce teoremas fundamentales o leyes, como el de Pitágoras); y los usa para aplicarlos a ejemplos concretos,
(i.e. la medida de un área concreta aplicando el teorema a un caso real).
El método inductivo es el más usado en las ciencias naturales y sociales, y en la vida cotidiana; el hipotético
deductivo en la física y las ciencias experimentales; y el deductivo en matemáticas y lógica.]]

4. La filosofía como racionalidad teórica: verdad y realidad:

La filosofía usa la razón para saber cómo es el mundo y la vida (teoría) y para orientarnos sobre cómo vivir
(práctica). Como teoría, se plantea el problema de la verdad (epistemología) y el de la realidad (metafísica).
Verdad es la correspondencia entre lo que afirmamos y la realidad; y certeza es la seguridad completa de que
lo que afirmamos es real y verdadero. Es posible tener una verdad, pero que resulte difícil probarla. (Descartes
trató de lograr la certeza, la verdad indudable). Sabio es quien conoce la verdad, pero también quien ha logrado
una cierta comprensión amplia y original de la vida a partir de su propia experiencia. En cambio, erudita es la
persona que ha acumulado una gran cantidad de conocimientos y verdades de los libros.
El saber (conocimiento de lo real), se distingue de la creencia (que es la opinión probable, pero no segura sobre
lo real). Así, a veces se plantea esta cuestión: ¿Existen verdades absolutas (seguras, objetivas y universales) o
sólo opiniones (probables, subjetivas y particulares, dependientes del punto de vista)?
-- Finalmente, respecto a la verdad y la realidad se plantea el problema del origen del conocimiento y sus
límites. ¿Cuál es el origen del conocimiento humano? ¿Por qué vías llega el hombre a conocer la verdad de las
cosas? Las ideas que hay en mi mente, lo que pienso acerca de lo real, ¿refleja fielmente las cosas?
En la edad moderna se plantearon las tres respuestas típicas; racionalismo, empirismo y criticismo. Para los
racionalistas como Descartes, s. XVII, la razón es el criterio seguro de certeza; se puede dudar de todo, (de los
sentidos, los sueños, la tradición, etc.); pero las verdades de la razón son evidentes (i.e. “Pienso, luego existo”).
Todo lo racional, lo lógico es cierto. En cambio, los empiristas como Locke, del mismo siglo, ponen la certeza
en los sentidos, en la experiencia sensible, de la que derivan todas nuestras ideas: sólo lo que se puede percibir
por los sentidos es real (todas las ideas derivan de impresiones de los sentidos). Finalmente, Kant, desde un
criticismo ilustrado, trata de sintetizar racionalismo y empirismo afirmando que el conocimiento objetivo surge
cuando se dan a la vez la experiencia y la razón, es decir, cuando podemos percibir el objeto y a la vez
comprenderlo. De ahí que lo que no pueda ser percibido o comprendido quede fuera de los límites del
conocimiento humano.
Respecto a los límites de conocimiento, queda claro que los racionalistas los sitúan en la razón(lo que no sea
racional, el mito, no es auténtico saber real); loe empiristas en los sentidos (lo que no se puede percibir no es
cognoscible); y para Kant, sólo hay conocimiento donde se combinan experiencia y razón; pero si no hay
experiencia posible no hay ciencia, (como ocurre en la metafísica: sobre dios, el alma, etc.).
-- Hoy la racionalidad en filosofía se plantea de otro modo. Porque la ciencia, que no para de avanzar, ha
ocupado gran parte del espacio que antaño ocupara la filosofía. La ciencia se presenta como el saber objetivo
sobre lo real. (La física estudia la verdad sobre naturaleza; la biología sobre el hombre, la psicología sobre la
mente, ante el alma; y la sociología sobre la sociedad). ¿Qué le queda a la filosofía? Un papel hermeneútico:
comprender e interpretar la verdad de la ciencia a la luz de la experiencia humana, de la vida. Y también
reflexionar críticamente sobre los saberes que a veces pretender hacerse pasar por ciencia. Además, la filosofía,
por su rica historia, constituye un acervo de formas de pensar el mundo y la vida que, aunque no sean
científicas, contribuyen a explicar lo que somos y lo que podríamos ser.

5. La filosofía como racionalidad práctica: ética y filosofía política:

La filosofía usa la razón, el logos que la caracteriza, para dos fines: conocer la realidad en profundidad (teoría) y
orientar la acción en la vida humana (práctica). Una trata del saber, otra de la ética y la política.

La cuestión es la siguiente: ¿Qué forma de vivir es la mejor para un ser racional? ¿Cómo debe comportarse en
hombre? ¿qué fines debe buscar en la vida? ¿qué merece la pena hacer? Con ello se relacionan el problema de la
felicidad, del deber, de la justicia, del gobierno adecuado, etc.
El hombre se distingue de los animales porque posee cierto grado de libertad; es decir, su comportamiento está
mucho menos condicionado por los instintos que el de los animales. Y esa indeterminación le obliga a
plantearse qué hacer con su vida, a forjarse su propio destino, y a responsabilizarse de lo que hace. Como dice
Ortega, el hombre se encuentra arrojado a un mundo que él no ha elegido, pero en el que tiene que
desenvolverse; pero la forma en que lo hace es libre, él elige su destino: “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la
salvo a ella, no me salvo yo.” Así que la razón debe ponerse al servicio de la vida para orientarla.

La ética plantea el problema del choque entre la vida y la razón: ¿Son compatibles la razón y las pasiones, las
ideas y la espontaneidad, el corazón y la cabeza? Los emotivistas (Hume) opinaron que los sentimientos son la
guía de la vida humana, pues son lo más espontáneo, nuestra naturaleza. También Nietzsche dirá que si la razón
se vuelve contra las pasiones y fuerzas vitales, viviremos resentidos e infelices. En cambio, los racionalistas
creen que el hombre debe controlar las pasiones para que no se desboquen y nos hagan perder las riendas de
nuestra vida. El deber es la guía de la vida. Y es un deber todo aquello que la conciencia moral me exige hacer:
imperativo categórico (dedo comportarme como es propio de un ser racional, Kant).

El otro gran problema práctico es el de la política: ¿qué normas de convivencia y qué forma de gobierno son las
más justas? ¿puede organizarse una sociedad mejor, en la que haya justicia, libertad, igualdad? Han existido
muchas formas de gobierno en la historia y se han propuesto muchas utopías sobre cómo debería organizarse el
poder. ¿Hay una más racional, más propia de seres civilizados? Aristóteles opina que una democracia
participativa, donde los hombres dialoguen, usen su razón y se pongan de acuerdo en las mejores normas,
resultaría la mejor. En cambio, Platón prefirió un gobierno de los sabios (filósofos). Ya en la edad moderna se
planteó si era necesario gobernar a los hombres por la fuerza (Hobbes) o si era mejor dejarles libertad política
(Locke). Hoy nos preguntamos si la razón podrá resolver los grandes problemas de convivencia de nuestro
mundo: si podría crear unas condiciones de vida más libres, iguales y justas para los seres humanos. En tal
sentido, los derechos humanos son la gran creación de la razón práctica. Eso sí, parece claro que la solución de
esos problemas actuales pasa por una racionalidad dialógica (Habermas) en la que la respuesta no la dé el sabio,
sino que la creemos entre todos, dialogando, participando, comprometiéndonos: es la democracia avanzada.

6. Las ramas de la filosofía:


La filosofía es una actitud vital, el filósofo lo es ante la vida: se lo cuestiona todo. Por eso, de cada saber nace
una filosofía. Las ramas de la filosofía pueden agruparse de diversos modos. Pero es común distinguir unas más
teóricas y otras más prácticas.
Las teóricas pueden dividirse en: lógica, (uso correcto de la razón: estudia la validez formal de los
razonamientos); filosofía de la ciencia (reflexión sobre la validez de los métodos y el conocimiento científico);
filosofía del lenguaje (reflexión sobre la comunicación y la capacidad del lenguaje para representar la realidad
en el pensamiento); y teoría del conocimiento (reflexión sobre la capacidad del hombre para conocer lo real y
sobre los elementos que influyen en él, así como las condiciones y límites del conocimiento); y metafísica
(reflexión sobre la realidad radical, el sentido de la vida).
Las prácticas serían: ética (reflexión sobre cómo es y cómo debería ser la convivencia humana y los valores que
la guían); política (reflexión sobre la convivencia social y el uso y distribución del poder en la sociedad);
filosofía de la historia (reflexión sobre el sentido de la historia); y estética (reflexión sobre la sensibilidad
humana, la belleza y el arte). Hay otras ramas, pero las he podado.

7. Las preguntas y problemas fundamentales de la filosofía en su historia:

[[El saber evoluciona. Cada época ha tenido su contexto: sus problemas, sus condiciones, sus soluciones. El
hombre es un ser histórico, por lo que existe una fuerte vinculación entre el contexto histórico (social, político,
económico, cultural, etc.) y el pensamiento de cada época. Cada cual es hijo de su tiempo (no se puede
comprender a Platón sin conocer la sociedad griega, su estructura, afanes y preocupaciones. No tendría sentido
Einstein en el siglo XII, ni la técnica ni la mentalidad de la época la hacían viable)

Hay historiadores materialistas: son las circunstancias sociales y económicas las que determinan las ideas y
mentalidades de cada época, (i.e., en la edad media se edifican catedrales, porque es la iglesia la que tiene el
poder y la riqueza). Y otros idealistas: son las mentalidades e ideas de cada época las que transforman las
condiciones históricas, (i.e., el antiguo régimen se hundió por la dura crítica de los ilustrados a las instituciones
y valores representados por la monarquía absoluta y la iglesia católica). Hoy la mayoría de los historiadores se
decanta por una síntesis entre materialismo e idealismo: hay que valorar en cada caso qué factores influyeron
más, unas veces las ideas, otras las estructuras.]]
Hay cuatro grandes etapas de la historia de la filosofía: antigua, medieval, moderna y contemporánea.

La filosofía antigua: La filosofía nace en Grecia en el siglo VI a.n.e. con el paso del mito al logos y de la
aristocracia a la democracia. El arte es clásico. La economía se basa en la guerra y la captura de esclavos para el
trabajo manual, lo que permite a los ciudadanos libres dedicarse a la política y la cultura.
En filosofía se plantean dos problemas: 1. ¿De qué están hechas las cosas naturales, que cambian continuamente
y qué elemento (arché) permanece inmutable bajo los cambios?; y 2. ¿Existen valores y normas universales de
justicia o sólo opiniones subjetivas?
1.A la primera pregunta respondieron los presocráticos, afirmando que hay un elemento original (arché) del
que proceden y al que retornan todas las cosas, aunque discutieron cuál es ese elemento (para unos el agua, o el
fuego, o los cuatro elementos, o los átomos). Platón creyó que el arché eran las ideas, separadas de la materia;
Para él hay dos mundos: el mundo sensible o material (cambiante y aparente) y el mundo inteligible o de las
ideas (inmutable y verdadero). El arché son las ideas, pues la idea es la esencia de la cosa. Pero para conocerlas
hay que dejar atrás lo sensible, (material, cuerpo, placer, riqueza) y dirigirse a lo ideal (inteligible, alma, virtud y
sabiduría). Para Platón hay una realidad ideal (la Idea de Bien) que es la base de la ciencia y de la moral. Y sólo
quien conozca esa idea será bueno, virtuoso como persona y como gobernante, y feliz.
Aristóteles defiende el hylemorfismo: la materia y forma están unidas en cada ser natural. El hombre es también
síntesis de materia (cuerpo) y forma (alma). La sustancia de las cosas es esta mezcla. Y cuando las cosas
desaparecen es porque tal unión se rompe. Sólo hay un mundo: la naturaleza, (todo surge y vuelve a ella).
2. Respecto a la segunda cuestión, los sofistas fueron relativistas, para ellos no hay normas o valores absolutos,
cada ciudad y cada hombre tiene los suyos (opinión). En cambio, Sócrates y Platón fueron idealistas y
universalistas: sólo con los auténticos valores ideales de justicia y verdad se podrá alcanzar la felicidad humana;
por eso deben gobernar los sabios. Defendieron el intelectualismo moral (el sabio conoce el bien, lo practica –
es virtuoso – y lleva la mejor forma de vida – es feliz). Aristóteles analizará las diversas formas de gobierno y
preferirá una democracia moderada, en la que el hombre desarrolle lo que es su naturaleza: la razón. El hombre
es político por naturaleza, pues su razón le impulsa a asociarse con sus semejantes para buscar la forma más
racional de convivencia.
Así pues, para Platón y Aristóteles, la filosofía es sabiduría (sophía). Para Platón sólo será sabio quien conoce
la verdad (el bien), lo practica (es virtuoso) y logra la felicidad. Sólo el filósofo, el que conoce lo ideal es feliz.
Y su máximo placer es contemplar esas ideas perfectas: la verdad. Algo que sólo es posible moderando las
pasiones corporales y, tras la muerte, al ascender al mundo de las ideas.
Para Aristóteles: hay conocimientos teóricos (por afán de saber) y prácticos (para vivir bien). Pero dice que la
vida mejor es la contemplativa, la dedicada al conocimiento. Por lo tanto, la vida feliz es la del sabio.
Otras escuelas fueron: estoicos (la felicidad está en la razón), epicúreos (la felicidad es el placer) y escépticos
(no existe la verdad).

La filosofía medieval: la historia medieval comienza con las invasiones bárbaras del siglo V, que destruyen el
imperio romano, y finaliza con el renacimiento en el siglo XV. Se produce el auge de la aristocracia guerrera. El
sistema social y económico es el feudalismo: la sociedad es estamental, con privilegios (el siervo cultiva la tierra
y entrega una parte de los beneficios al señor y a la iglesia). La iglesia monopoliza la cultura. En el arte se
suceden el románico y el gótico.
En filosofía, predomina el teocentrismo, siendo la religión la fuente de la reflexión. La filosofía se hace sierva
de la teología. Los problemas principales son: la existencia de Dios, el destino del alma, el pecado y la relación
entre razón y la fe. ¿Es la religión demostrable, hay argumentos para creer y convencer a un ateo? ¿Pueden
razonarse las verdades de fe? San Agustín afirma que razón(filosofía) y fe (teología) coinciden porque derivan
de Dios, que es la verdad; Santo Tomás, que tienen algunas verdades comunes (preámbulos de fe: verdades de
fe que se pueden demostrar), pero no todas (los dogmas de fe son incomprensibles para la razón); y Occam que
razón y fe son ámbitos diferentes, por lo que separa filosofía y religión: la religión es fe: sólo se cree; la filosofía
es razón: se demuestra con lógica. Todo lo cual influye en la otra gran cuestión de la época: ¿Debe la iglesia
controlar la política del estado? Para San Agustín sólo es justo un estado cristiano. Para Santo Tomás estado e
iglesia son esferas diferenciadas, pero la iglesia prevalece. En cambio, Occam separa la iglesia (religión) del
estado civil (política); la iglesia sólo tiene poder espiritual, no político.

La filosofía moderna: la Edad Moderna abarca desde el renacimiento, siglo XV, hasta la revolución francesa
(1789). Se produce cierta racionalización y secularización de la sociedad y la cultura, que ya no está sólo en
manos de la iglesia. Surge el estado moderno, (monarquía absoluta, administración centralizada y ejército
permanente). En política, las potencias europeas luchan por la hegemonía, (primero España, luego Francia e
Inglaterra). Se da la Revolución Científica (Copérnico, Galileo y Newton explican la naturaleza con leyes
matemáticas). Y surge el derecho natural y el problema de la tolerancia religiosa.
En filosofía destacan dos cuestiones: la certeza y la legitimidad del poder.
1. La certeza: ¿Cómo podemos tener la seguridad de que nuestras ideas se corresponden fielmente con la
realidad? Hay tres respuestas. Racionalismo (Descartes): la razón conduce a la certeza siempre que se use con
el método adecuado; Empirismo (Locke o Hume) afirma que la certeza está en la percepción sensible: todas las
ideas derivan de experiencias sensoriales; y Criticismo (Kant): sólo hay conocimiento objetivo donde es posible
la síntesis de experiencia y razón (matemática y física), pero lo que no se puede percibir o pensar queda fuera de
los límites del conocimiento (la metafísica).
2. El problema de la legitimidad del poder político: ¿Con qué derecho se ejerce el poder en la sociedad? Hobbes
cree que, como el hombre tiende por naturaleza al egoísmo y a la guerra, el monarca absoluto debe ejercer un
poder inapelable para garantizar la paz; en cambio, Locke (liberalismo) cree que sólo es legítimo el poder de un
parlamento elegido por voluntad popular; y Rousseau defiende la soberanía popular como democracia directa
basada en la igualdad política y económica de todos los ciudadanos.

La filosofía contemporánea: abarca los siglos XIX y XX. Se inicia con las revoluciones francesa (libertad,
igualdad y fraternidad) e industrial (aplicación de la ciencia a la producción: tecnología). Se caracteriza por la
tensión entre aristocracia y democracia, liberalismo y socialismo, capitalismo y comunismo. El capitalismo se
expande con la Revolución Industrial, que plantea la cuestión social (miseria obrera). Para solventarla surgirá el
estado social y democrático de derecho. La competencia de los estados europeos por los mercados desemboca
en las guerras mundiales. Luego la guerra fría (capitalismo contra comunismo). Desaparecido éste desde 1991,
se inicia la globalización: comunicaciones, democracia, Derechos Humanos.
En filosofía hay multitud de corrientes. Destacamos la reflexión sobre la historia y la vida.
En el XIX: el idealismo de Hegel (es el espíritu como razón y los ideales los que mueven la historia); el
materialismo de Marx (la historia es una lucha de clases por la riqueza material y los medios que la producen),
el positivismo de Comte (sólo la ciencia empírica es verdad y los problemas sociales se deben resolver
científicamente, con el progreso de la sociología); el vitalismo de Nietzsche (la vida es el valor fundamental,
pero toda la filosofía anterior se olvidó de ella y la falsificó. Hay que acabar con la metafísica – muerte de Dios-
y aceptar la vida tal cual es creando valores que nos hagan gozar de la vida. Es la tarea del superhombre); y el
historicismo de Dilthey (el hombre es un ser histórico y toda filosofía es hermenéutica, intento de comprender
cómo pensaban y vivían los hombres del pasado).
En el siglo XX destacaremos: la filosofía analítica (todo problema filosófico puede resolverse aclarando el
sentido de sus términos mediante un análisis del lenguaje); la fenomenología (la verdad está en la conciencia y
en la formas en que los objetos tiene de darse en la conciencia y en la vida); el existencialismo (la filosofía es la
respuesta a la necesidad de crear la propia vida con libertad, pues estamos condenados a ser libres); y el
raciovitalismo de Ortega y Gasset, (la vida es la realidad radical, no la he elegido, pero tengo que asumir que
“yo soy yo y mi circunstancia.” Cada cual ha de inventar su vida como proyecto. Y para eso es necesario la
razón. Ortega es raciovitalista. La razón es algo histórico. Cada generación tiene su perspectiva de la verdad).

Funciones y vigencia de la filosofía.


En su origen, la filosofía nació como alternativa al mito, proponiendo una visión racional de la realidad. En
Grecia el filósofo se presenta como sabio, como aquél que conoce la realidad auténtica de las cosas. Por eso su
discurso es aletheia, se limita a dejar que la realidad de las cosas, su ser, se muestre, se manifieste. El filósofo
como sabio se interesaba por todas las cosas. Aún no existían expertos en un saber particular. Con el tiempo, el
saber se fue especializando: surgieron las ciencias particulares. Y así fue posible el enorme éxito de la ciencia
moderna. Desde entonces, la filosofía perdió prestigio y entró en una fase autocrítica: se cuestionó a sí misma,
(Marx, Nietzsche, Freud, existencialismo). Hoy la filosofía ya no puede pretender ser la reina de las ciencias ni
erigirse en juez de todas las materias. Al contrario, la filosofía hoy es una reflexión marginal cuyo valor está en
el diálogo. Habermas entiende la filosofía como ámbito de la razón comunicativa. Mientras las ciencias se
orientan a un uso de la razón teórico (conocimiento) o instrumental (técnico), la filosofía se orienta al diálogo
como uso de la razón comunicativo. Su función sería debatir con honradez y tratar de llegar a acuerdos que
todos los participantes en el diálogo puedan aceptar. Sólo así se pueden establecer en democracia normas y
valores universales y aceptados por todos los ciudadanos.

La filosofía como crítica de la cultura.

La filosofía como búsqueda del sentido

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