El documento discute la evolución del derecho y la necesidad de que los juristas mantengan contacto con la realidad social. Argumenta que el derecho ha pasado de enfocarse en la autonomía individual en los siglos XVII-XIX a enfocarse ahora en los intereses sociales. También sugiere que la función del derecho ha cambiado de una interpretación política o ético-idealista a una interpretación de ingeniería social, enfocada en lograr concretamente los intereses humanos.
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El documento discute la evolución del derecho y la necesidad de que los juristas mantengan contacto con la realidad social. Argumenta que el derecho ha pasado de enfocarse en la autonomía individual en los siglos XVII-XIX a enfocarse ahora en los intereses sociales. También sugiere que la función del derecho ha cambiado de una interpretación política o ético-idealista a una interpretación de ingeniería social, enfocada en lograr concretamente los intereses humanos.
El documento discute la evolución del derecho y la necesidad de que los juristas mantengan contacto con la realidad social. Argumenta que el derecho ha pasado de enfocarse en la autonomía individual en los siglos XVII-XIX a enfocarse ahora en los intereses sociales. También sugiere que la función del derecho ha cambiado de una interpretación política o ético-idealista a una interpretación de ingeniería social, enfocada en lograr concretamente los intereses humanos.
El documento discute la evolución del derecho y la necesidad de que los juristas mantengan contacto con la realidad social. Argumenta que el derecho ha pasado de enfocarse en la autonomía individual en los siglos XVII-XIX a enfocarse ahora en los intereses sociales. También sugiere que la función del derecho ha cambiado de una interpretación política o ético-idealista a una interpretación de ingeniería social, enfocada en lograr concretamente los intereses humanos.
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R.
POUND, El espíritu del Common Law
La descripción adecuada de una fase de evolución del derecho solo resulta posible cuando el periodo de que se trata puede darse definitivamente por terminado. Solo entonces podremos contemplar sus fenómenos sub specie aeternitatis. Resulta por tanto, una empresa muy atrevida la de intentar una descripción rápida, como una fotografía instantánea, de la fase de evolución del derecho en la que estamos penetrando. Pero si no lo ensayamos, tampoco lograremos comprender cómo actúa uno de los principales medios de mantener en contacto con la realidad a los elementos tradicionales de nuestro sistema jurídico, para que puedan servir a una sociedad distinta y variable. (...) (H)e intentado demostrar que el proceso de creación judicial del Derecho consiste en el desarrollo de los materiales resultantes de la tradición del common law y de las nuevas premisas proporcionadas por el jurista y el legislador, en gran parte sobre la base de esa tradición. (...) En todo caso, tanto si se labora sobre los materiales de la tradición con el cuchillo o la piqueta como herramientas que pueden simbolizar los primeros tiempos de la ciencia del Derecho, o con los más complicados instrumentos del moderno arsenal jurídico, la actividad judicial ha de estar dirigida, de manera consciente o inconsciente, hacia alguna finalidad. En los primeros tiempos sólo se trataba de lograr que prevaleciera un estado de paz. En el Derecho romano y durante la Edad Media se procuraba el mantenimiento del statu quo social. Desde el siglo XVII hasta nuestros días se ha tratado de fomentar el máximo de autonomía para el individuo. Sobre la base de estar determinado el fin que persigue el ordenamiento jurídico de la sociedad, el jurista proporciona nuevas premisas para la decisión judicial que representen, en mayor o menor medida, los principios alcanzados por dicha crítica. El juez, por su parte, procede a su elección de analogías al resolver problemas imprevistos y determinar el alcance de las reglas y doctrinas con su posible extensión o limitación en distintas direcciones. Todas estas operaciones han de estar fundadas en alguna teoría acerca de la misión que incumbe al Derecho. Es muy natural, por tanto, que preguntemos cuál es la teoría dominante en la nueva fase de evolución del Derecho en la que ahora entramos. Quienes consideran que el Derecho entra efectivamente en una nueva etapa de su desarrollo (...) hablan de socialización del Derecho, por contraposición al siglo XIX. A diferencia de lo que ocurrió durante el último siglo, ahora recae todo el acento en los intereses sociales. Ahora se destacan las necesidades, pretensiones o deseos que la vida social entraña, por encima de las cualidades que ofrece in vacuo el hombre, abstractamente considerado, o con preferencia a la autonomía de la voluntad del individuo aislado. Es posible, sin embargo, que la expresión “socialización del Derecho” tenga un tono alarmante para algunos (...). Si la desconfianza proviene de una cuestión de palabras, cabe dejar formulado el problema con alguna frase completamente inofensiva, ajustada a las modas que prevalecen en el pensamiento actual. Formulemos el nuevo punto de vista en términos de ingeniería. Hablemos de un cambio que de la interpretación política o ético-idealista, conduce a una interpretación de ingeniería Pensemos en el problema del fin del Derecho como una gran tarea o una serie de grandes tareas de ingeniería social. Digamos que el cambio consiste en pensar en la manera de realizar o de asegurar de manera concreta los intereses humanos, en lugar de contentarse con una armonización abstracta de las voluntades individuales. (...) La obra de Ihering posee un valor definitivo para la ciencia jurídica. La teoría del Derecho que le precedió, al considerar que este era un medio para alcanzar la libertad individual y que las leyes imponían limitaciones a las voluntades individuales, para garantizar la libertad individual dejaba al jurista alejado de la vida real. Los juristas de los que Ihering se burlaba, transportados a un cielo de conceptos jurídicos y sentados delante de una máquina que obtenía de cada concepto sus 999.999 resultados lógicos, tienen su paralelo en los jueces americanos de últimos del siglo pasado, aferrados a una teoría jurídica sobre la igualdad de los derechos y la libertad contractual que se hallaba en pugna con hechos sociales y económicos evidentes, Por otra parte, la concepción del Derecho como un medio para alcanzar fines sociales y la doctrina de que su existencia responde a la necesidad de dar una garantía a los intereses sociales, públicos e individuales, exigen que el jurista no pierda el contacto con la vida. Con esta teoría, las consideraciones puramente abstractas ya no bastan para justificar las normas jurídicas. La función de la historia del Derecho ha de consistir en demostrar cómo las reglas y principios han atendido a situaciones concretas en el pasado, así como permitirnos juzgar cómo podemos regular las actuales, en lugar de limitarse a proporcionar premisas dotadas de propia suficiencia, como si con ellas pudieran obtenerse las reglas adecuadas mediante una rígica operación deductiva.