Clase 3 Ecleciologia

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8.

El Espíritu Santo en la Iglesia


 Así como Jesús fue concebido por obra
del Espíritu Santo (cf Lc 1,35), también
la Iglesia encuentra su raíz histórica en
la efusión de este Espíritu en
Pentecostés (cf. Hch 2,1-4). Si la Iglesia
se entiende a la luz del misterio de
Cristo, también se entiende a la luz del
Espíritu, que la llena con sus dones,
carismas, ministerios… para el bien
común (cf 1 Cor 12).
 La acción del Espíritu Santo en la Iglesia se expresa
de este modo: Consumada la obra que el Padre
encomendó realizar al Hijo sobre la tierra (cf. Jn
17,4), fue enviado el Espíritu Santo el día de
Pentecostés a fin de santificar indefinidamente la
Iglesia y par que de este modo los fieles tengan
acceso al Padre por medio de Cristo en un mismo
Espíritu (cf. Ef 2,18) (LG 4).
9. La Iglesia, manifestación del misterio de
Dios trino

 La Iglesia tiene su origen en la Trinidad, de ahí que está


llamada a ser manifestación del misterio de Dios trino,
por la comunión, el amor, la vida de gracia. Todos los
bautizados formamos esta Iglesia. La dimensión
trinitaria eclesial ha de reflejarse especialmente en lo
que llamamos pastoral de conjunto, donde se unifican
los diversos dones, ministerios y carismas. San Pablo lo
expresa: Todo esto lo hace el mismo y único Espíritu,
que reparte a cada uno sus dones como él quiere (1Cor
12,11).
El Espíritu Santo anima a la Iglesia
El Espíritu Santo habita en la Iglesia como en
un templo, la santifica y guía hacia toda
verdad. ENLACE OBJETIVO

 En el tema anterior reflexionamos


sobre el origen trinitario de la Iglesia y los Reflexionar sobre la acción del
compromisos que significan Espíritu Santo, presente en la vida de
para nosotros. la Iglesia.

 Ahora vamos a profundizar de  Descubrir que el Espíritu es la


manera especial, en la acción del fuerza que vivifica y conduce a la Iglesia
Espíritu Santo que guía y alienta a la en su caminar histórico.
Iglesia en su camino.
1. El Espíritu, Señor y dador de vida

 Cuando estudiamos a la Iglesia como


misterio, la consideramos como un
pueblo reunido en virtud de la unidad
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
La Iglesia vive y se sostiene en la
comunión y en misión por el Espíritu
Santo. Él “es el Señor y dador de vida”
que habita en la comunidad eclesial
como en su templo (cf. LG 4).
2. El Espíritu guía a Israel

 La presencia del Espíritu en la historia


de la salvación se revela en la Escritura
desde el Génesis hasta el Apocalipsis. El
Espíritu es la acción constante que da
vida, ilumina, orienta, llama y guía al
pueblo de Israel. Para entender la
presencia del Espíritu en la Iglesia,
hemos de recorrer los grandes
momentos de la existencia del pueblo
de Israel y contemplar sus acciones a lo
largo de su historia.
3. La presencia del Espíritu en Israel

 En el principio (cf. Gn 1,2), el Espíritu


convierte el caos en creación armoniosa y da
inicio a la vida humana con su hálito vital (cf.
Gn 2,7), que procura el diálogo entre Dios y
el hombre. Más adelante, Israel percibirá su
presencia permanente. Unas veces responde
a sus anhelos de liberación por medio de los
jueces (cf. Jue 3,10) y de los reyes (cf. 2Sm
8,14
 Otras, de modo especial a
través de los profetas,
conduce la trama de su
historia, lo invita a la
conversión y a la fidelidad,
y descubre los llamados de
Yahvé en los
acontecimientos de
existencia (cf. Jr 7,1-11).
4. El Espíritu sostiene la esperanza mesiánica

 El Espíritu es quien también


sostiene a Israel en la
esperanza mesiánica. Él es
quien recrea a la
humanidad (cf. Ez 37,1-14)
y establece una alianza
nueva (cf. Ez 36,26-28).
A su vez, el Rey Mesías gozará de su
plenitud (cf. Is 11,23). Según el
profeta Joel, el día grande del
Señor (cf. Jl 2) se inaugura con la
venida del Espíritu. Así se cumple y
se supera toda expectativa (cf. Nm
11,29) y se derrama sobre todos,
sin límite alguno, ni de edad, ni de
sexo, pues dice Dios: Yo derramaré
mi espíritu sobre todos los hombres
(Jl 3,11).
 ESPERANZA MESIÁNICA Esperanza de
una liberación futura. Se personifica en
el Mesías, que, al principio, es el rey y
posteriormente, adquiere un carácter
más trascendente: una figura que
traerá la paz, la justicia y la salvación.
5. El Espíritu en el Nuevo Testamento

 La manifestación plena del


Espíritu Santo acontece en el
Nuevo Testamento. Él es quien
inicia y acompaña la misión del
Rey Mesías:

 Hace posible la Encarnación (cf. Lc
1,26-38).
 Guía la misión de Jesús (cf. Mc 112; Mt
4,1).
 Lleno del Espíritu (cf. Lc 4,16-21), se
manifiesta como el enviado de Dios en
la sinagoga de Nazaret done se había
criado. En Galilea, Jesús se presenta
como el ungido con el Espíritu, y en el
Jordán el Padre lo señala como el
elegido de sus complacencias, pleno del
Espíritu.
6. La Iglesia nace en Pentecostés

 En Pentecostés, el Espíritu Santo se


derrama en plenitud para todos. En
ese momento nace la Iglesia. De ahí
en adelante, según el libro de los
Hechos de los Apóstoles, la comunidad
eclesial camina acorde con el Espíritu.
Él hace a la Iglesia esencialmente
misionera y la empuja a rebasar las
fronteras del judaísmo y dirigirse
hacia otras naciones. El Espíritu Santo:
 Dirige a los misioneros hacia los lugares
de evangelización (cf. Hch 8,29-40).
 Guía con detalle la admisión de los
paganos al bautismo (cf. Hch 10,19-20).
Impulsa la salida de Pablo y Bernabé, a
convertir gentiles (cf. Hc 133,2-4).
 Orienta a la primera comunidad a tomar
decisiones (cf. Hch 15, 28). Esta es la
imagen del cristiano que forma parte
del cuerpo místico de Cristo.
7. El Espíritu habita en la Iglesia

 Si el Espíritu precede a la Iglesia y le


abre caminos en la misión, no es
menor su acción en cada uno de
nosotros, que como piedras vivas
formamos un templo espiritual (cf.
1Pe 2,5). Con toda razón el Vaticano II
nos enseña: Él es el Espíritu de vida o
la fuente de agua que salta hasta la
vida eterna (cf. Jn 4,14; 7,38-39).
 Por Él el Padre vivifica a los
hombres, muertos por el pecado,
hasta que resucite sus cuerpos
mortales en Cristo (cf. Rom 8,10-
11). El Espíritu habita en la Iglesia
y en el corazón de los fieles como
en un templo constante del
Espíritu que nos reanima,
rejuvenece y nos hace exclamar:
¡Ven, Señor Jesús! (Ap 22,20b).
La Iglesia y el Reino
La Iglesia constituye en la tierra el germen y
principio del Reino.
ENLACE OBJETIVO

 En el tema anterior vimos que Identificar a la Iglesia como


la Iglesia cuenta con la germen, signo y sacramento del
acción permanente del Espíritu Reino.
Santo.
Asumir que la estrecha
 Ahora veremos que el misterio relación de la Iglesia con el Reino
de la Iglesia procede del Reino la lleva a hacer presente el Reino
de Dios. de Dios en el mundo.
1. El Reino de Dios, en el origen de la Iglesia

 La Lumen gentium nos dice que el misterio de la


Iglesia se manifiesta en su fundación. Jesús dio
comienzo a su Iglesia predicando la buena nueva,
es decir, el Reino de Dios. Se trata del Reino
prometido en las Escrituras (cf. Mc 1,15), que
comienza a manifestase por la palabra, las obras y
la presencia de Cristo. Más aún el Reino se
manifiesta en la persona del mismo Cristo, quien
después de morir aparece constituido como Señor
y derrama en sus discípulos el Espíritu prometido
por el Padre (cf. Hch 2,3).
 Por eso, la Iglesia recibe la misión
de anunciar el Reino, de
establecerlo en medio de todas las
gentes, y constituye en la tierra el
germen y el principio de este Reino
(cf. LG 5).
2. El Reinado de Dios

 El anuncio del Reino, hemos hablado


ampliamente del Reino. Vimos que,
Jesucristo es el enviado del Padre, que nos
trae el Evangelio, cuyo mensaje tiene una
realidad central: el Reino de los cielos.
 Ese Reino ya ha llegado; es la presencia
permanente y transformadora de Dios en
el corazón de los seres humanos y en la
historia. Para Jesús, la predicación y
presencia del Reinado de Dios en el
mundo es lo más importante, y lo demás,
relativo y secundario (cf. Mt 6,33). El
Reino de los cielos tiene exigencias y
condiciones: el esfuerzo (cf. Lc 13,24) y
el cumplir la voluntad del Padre (cf. Jn
6,38). Para la Iglesia, la preocupación por
el Reino ha de ser también lo primero.
3. Realidad presente y futura

 El Reino es una realidad presente y futura a la


vez.
 Es presente porque acontece con la venida de
Cristo (cf. Mt 12,28).
 Es futura, porque todavía no ha alcanzado su
plenitud y consumación. Esto sucederá
después (cf. 1Cor 15,24-25). Este Reino tiene
que realizarse en la historia humana, como
nos enseña Jesucristo, con verdad, justicia y
amor.
4. La Iglesia, signo del Reino

El Reino de Dios es inseparable de Cristo y


de la Iglesia. Son realidades tan
relacionadas entre sí que no se entiende la
una sin la otra.
 Si por un lado el Reino se concentra en
Jesús, por el otro se refleja en la Iglesia, su
servidora.
 Así entendemos que la Iglesia no es el
Reino, sino su signo y el principal medio
para constituirse en el mundo.
5. El Reino trasciende los límites de la Iglesia

 El Reino es más grande que la Iglesia, la


trasciende. El documento de Puebla dice: El
mensaje de Jesús tiene su centro en la
proclamación del Reino que en Él mismo se hace
presente y viene. Este Reino, sin ser una realidad
desligable de la Iglesia (LG 8a), trasciende sus
límites visibles, porque se da, en cierto modo,
donde quiera que Dios esté reinando mediante su
gracia y su amor, venciendo el pecado y ayudando
a los hombres a crecer hacia la gran comunión que
les ofrece en Cristo.
 Tal acción de Dios se da también en
el corazón de los hombres que
viven fuera del ámbito perceptible
de la Iglesia. Lo cual no significa,
en modo alguno, que la
pertenencia a la Iglesia sea
indiferente (DP 226).
6. La Iglesia, realización anticipada del Reino

 La Iglesia está al servicio de dos realidades


que la trascienden: el Reino y el mundo. El
mundo es el lugar de la realización histórica
del Reinado de Dios. La comunidad eclesial
es aquel sector del mundo que, con la
fuerza del Espíritu, ha acogido el Reino de
manera explícita en la persona de Jesús, el
Hijo de Dios hecho hombre. Así, la Iglesia es
la realización anticipada y sacramental de
este Reino en el mundo.
7. La Iglesia, sacramento del Reino

 La Iglesia es sacramento del Reino:


le da sentido y lo contiene de modo
misterioso. A semejanza de Cristo, la
Iglesia está al servicio del Reino:
 Llama a los hombres a la conversión
y fe en el Señor Jesús.
 Crea comunidades e Iglesias
particulares.
 Lleva a esas comunidades a la
madurez tanto en la fe como en la
caridad.
 Promueve los grandes valores de
la paz, la justicia, la fraternidad,
la libertad. La misión de la Iglesia
es mostrar al mundo el rostro
concreto de ese Reino que es
Jesús, el Resucitado, que está a la
derecha del Padre.
8. Compromiso por una sociedad mejor

 Por otro lado, la constitución Gaudium et


spes señala: Aunque hay que distinguir
cuidadosamente progreso temporal y
crecimiento del reino de Cristo, sin
embargo, el primero, en cuanto puede
contribuir a ordenar mejor la sociedad
humana, interesa en gran medida al reino
de Dios (GS 39). Por eso, la comunidad
eclesial tiene que comprometerse cada día
por una sociedad mejor, por la lucha contra
todo lo que impide el verdadero desarrollo
del hombre según el plan de Dios.
9. La Iglesia recibe la misión de anunciar el
Reino
 La constitución Lumen gentium expresa: La
Iglesia enriquecida con los dones de su
fundador y observando fielmente sus
preceptos de caridad, humildad y
abnegación, recibe la misión de anunciar el
reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en
todos los pueblos, y constituye en la tierra el
germen y el principio de ese reino. Y,
mientras ella paulatinamente va creciendo,
anhela simultáneamente el Reino consumado
y, con todas sus fuerzas, espera y ansía
unirse con su Rey en la gloria (LG 5).
10. La razón de la Iglesia, anunciar el Reino

 Si para Cristo, el Reino de Dios fue el


centro de su predicación y su existencia,
de forma paralela, la comunidad eclesial
encuentra origen y razón de ser en el
anuncio de la Buena Noticia del Reino.
Son necesarios, entonces, nuestra
actividad apostólica y testimonio para
transformar el ambiente que nos rodea.
Las acciones apostólicas que como laicos
podemos realizar son múltiples: la
educación, el cuidado de los enfermos,
la asistencia a los pobres.
 Con ellas damos respuesta a los
numerosos interrogantes y angustias
del hombre de hoy sabiendo bien cuál
es la voluntad del Señor. No temas,
pequeño rebaño, porque el Padre ha
querido darles el reino (Lc 12,32).

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