Untitled
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Le parecía horrible tener que aprender. Odiaba escribir yera incapaz de recordar sus
tareas. Tampoco se acordabade llevar sus materiales.En clase, nunca escuchaba a su
profesora y se pasaba elrato haciendo ruiditos que molestaban a todos. Cuando seaburría,
interrumpía la clase diciendo tonterías que hacíanreír a todos los niños.A veces, intentaba
trabajar, pero lo hacía rápido paraacabar enseguida y se volvía loca de rabia, cuando algo
nole resultaba. Arrugaba las hojas o las rompía en miltrocitos y luego de ponía a llorar.
Cada mañana, de camino hacia la escuela, se decía a símismo que se tenía que esforzar para
que no lo castigaran.Pero, al final, siempre acababa metido en algún problema.Casi siempre
se enfadaba con alguien, se peleabaconstantemente y no paraba de golpear. Además, una
ideaempezaba a rondarle por la cabeza: «soy una tortugamala» y, pensando esto cada día.
Se sentía muy mal
Un día, cuando se sentía más triste y desanimado quenunca, se encontró con la tortuga más
grande y vieja delpueblo. Era una tortuga sabia, tenía como 100 años.La gran tortuga se
acercó a Juan-tortuga y con ganas deayudarlo le preguntó qué le pasaba: «¡Hola! -le dijo con
unavoz profunda- te diré un secreto: no sabes que llevasencima de ti la solución a tus
problemas»
Rápidamente encogió los bracitos, las piernas y la cabeza y los apretó contra su cuerpo,
poniéndose dentro delcaparazón. Estuvo un ratito así hasta que tuvo tiempo parapensar qué
era lo mejor que podía hacer para resolver suproblema. Fue muy agradable encontrarse allí,
tranquilo,sin que nadie lo pudiera molestar.Cuando salió, se quedó sorprendido de ver a la
maestraque le miraba sonriendo, contenta porque había podidocontrolar. Después, entre los
dos resolvieron el error.FIN
DIOS CREO AL HOMBRE