Ciber Bullying
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Violencia Estructural y Social en la Educación
Aguilera, Muñoz y Orozco (ibíd.) observaron que los hombres participan y son víctimas de
violencia en mayor medida que las mujeres. En los varones son más evidentes y
frecuentes las agresiones físicas y verbales, así como el uso de lenguaje soez; en
cambio, las mujeres utilizan, especialmente, otras formas de agresión verbal como la
burla y algunas más sutiles, con un fuerte componente actitudinal (o de lenguaje no
verbal), como la marginación. Por otra parte, los alumnos que presentan alguna condición
personal desfavorable (como dificultad para desplazarse, ver, oír, etc.) manifiestan ser
objeto de mayor agresión por parte de sus compañeros.
Ciberbullying en el Contexto Educativo
El ciberacoso o ciberbullying es una realidad en las aulas, y cada vez más casos salen a
la luz, afectando a niños, niñas y jóvenes de edades y contextos diferentes. Es un tipo de
acoso que se produce entre menores y en el que se utilizan los medios digitales para
hacer daño a la víctima, conscientemente y de forma repetida en el tiempo:
Daño intencional: el acoso puede tomar muchas formas, burlas, humillaciones, insultos,
difusión de mentiras y rumores, hacerse pasar por la víctima para ridiculizarle, cerrar sus
cuentas con denuncias falsas en las redes sociales, presión a sus compañeros para
aislarle, etc. con la intención de hacerle daño psicológica, emocional y socialmente.
Repetido: el daño se produce habitualmente, pudiendo llegar a ser algo cotidiano y
rutinario. No se trata de incidentes aislados, peleas ni discusiones puntuales.
Entre menores: por parte de un menor o grupo de menores hacia otro menor, pudiendo
adoptar un rol de superioridad (o mayor estatus social) sobre la víctima.
Con medios digitales: utilizan como herramienta los móviles, las redes sociales, fotos,
vídeos, juegos online, correo electrónico, foros y cualquier otra aplicación móvil o servicio
de Internet.
Cada situación es diferente, y también lo son las vivencias de cada menor. Aun así, es
habitual que estos casos generen secuelas psicológicas graves, dañando la autoestima
de las víctimas y su capacidad de relacionarse con los demás, incluso en algunas
ocasiones pueden llevarles hasta una depresión o ideaciones suicidas.
La violencia escolar es un fenómeno muy común en la actualidad y tiene como actores a
los propios estudiantes. La garantía de un ambiente escolar seguro se ha visto
comprometida durante los últimos años, debido a las problemáticas sociales que de
alguna forma afectan el sentir, el pensar y el actuar de los alumnos. A partir de varios
estudios alrededor del mundo y con el uso de diversas metodologías de investigación
para abordar el tema, se ha establecido, con un grado aceptable de certeza, que
actualmente el Bullying es el principal tipo de violencia que enfrentan los menores dentro
del centro educativo. Igualmente, con la llegada de nuevas tecnologías y la interacción
con personas de otro país o del mismo, sean conocidas o no, es cada vez más rápida y
efectiva. Y sin lugar a dudas, la Internet ha sido uno de los servicios con más éxito en
todo el mundo. Desafortunadamente, desde hace varios años dichas herramientas
tecnológicas han favorecido que el Bullying tradicional haya traspasado los muros de las
escuelas y se haya extendido en forma virtual a los hogares de los estudiantes agredidos
e intimidados dando origen a lo que se conoce actualmente como Ciberbullying .La
violencia escolar concebida como el comportamiento u omisión que con clara intención de
hacer daño se practica entre los diferentes actores de la comunidad educativa, esto es,
estudiantes, personal docente, personal administrativo y figuras parentales, ha ido
evolucionando, no solo en cifras sino además en las formas en las que se manifiestan y
las herramientas empleadas para llevarlas a cabo. Esta manifestación de la violencia
puede darse en diversos contextos, ya sea en las instalaciones propias de los centros
educativos o bien en otros que directa o indirectamente están relacionados con la escuela
y el hogar (alrededores de la escuela o lugares donde se desarrollan actividades
extraescolares) (Ferro, 2014).
Castro y Reta (2013) añaden que las formas mediante las cuales la violencia se expresa
están determinadas por todos los elementos que la cultura pone a disposición, de ahí que
sean hoy en día las nuevas tecnologías y pantallas, las empleadas para hacer daño.
La naturaleza de este acoso a través de las nuevas tecnologías de la comunicación, tiene un efecto
igual o más negativo en los adolescentes que el bullying tradicional donde sus víctimas pueden
llegar a sufrir problemas psicológicos y físicos por mucho tiempo. Dentro de las aulas podremos
identificar el ausentismo del alumnado, poca participación, deterioro en el desarrollo académico.
Algunos de los daños psicológicos que se pueden presentar son: baja autoestima, ansiedad, bajo
rendimiento académico, adicción a las drogas, alienación, dificultades para concentrarse,
problemas de comportamiento y, en casos extremos, conductas delictivas. Así mismo los
problemas físicos son el resultado del estrés que la situación ocasiona, tales como cefaleas,
náuseas, trastornos alimenticios y enuresis. Las consecuencias más graves incluyen la depresión,
ideación suicida y, en el peor de los casos, intentos suicidas u homicidas. Además, está claramente
señalado que el acoso cibernético es una forma de generar tensión entre los individuos de todas
las edades, siendo los menores los más vulnerables. En algunos casos, estos problemas, que
generalmente inician en la adolescencia, persisten en la edad adulta.
¿Qué hacer en caso de ser víctima?
Se debe intervenir y con la mayor rapidez posible para evitar que el problema siga
agravándose, ya que no va a resolverse por sí mismo. Se debe mantener una actitud
serena, constructiva y de búsqueda de soluciones, evitando reaccionar exageradamente ni
culpabilizar.
Escuchar a la víctima sin culpabilizarle y reforzar su autoestima. Es muy importante que el
menor sepa que vamos a ayudarle a solucionar la situación, que estamos de su lado y
puede confiar en nosotros, pero debe contarnos qué está ocurriendo.
Guardar las evidencias tomando capturas de pantalla con los mensajes acosadores para
poder exponer el caso y si es necesario denunciarlo. No se deben borrar, ni responder a
los mensajes para no aumentar el problema.
Comunicarse con el centro docente. Si todos los implicados son alumnos deben tomar
medidas, valorar la mejor forma de actuar y asesorarnos. Aunque hubiera implicados de
otros centros, al menos pueden dar apoyo psicológico al menor.
Búsqueda de ayuda especializada. Se puede acudir al centro de salud y servicios sociales
para pedir ayuda psicológica para víctimas, acosadores y testigos, así como a asociaciones
especializadas para pedir asesoramiento.
Contactar con el agresor y sus padres para tratar de solucionar el conflicto por la vía del
diálogo y eliminar los contenidos ofensivos de Internet. Si los implicados son alumnos del
mismo centro, la mediación del centro puede ser de utilidad.
Denuncia ante las páginas web y redes sociales donde se han publicado los mensajes
acosadores para solicitar su eliminación, así como bloquear las comunicaciones del
agresor hacia la víctima.
Denuncia ante las autoridades
Jugo; Memorama
Referencias