Modelo de Trabajo - Régimen de Imputabilidad
Modelo de Trabajo - Régimen de Imputabilidad
Modelo de Trabajo - Régimen de Imputabilidad
TUTOR:
FACULTAD DE DERECHO
SANTIAGO DE CALI
2020
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1. Resumen
Con origen de la Constitución del 91, en nuestro país se han generado cambios en la
jurisprudencia concernientes a la responsabilidad civil extracontractual del Estado , incluyendo así
las diferentes causas nominadas, ya sea en su competencia directa o indirecta; de lo que se
considera que este debe asumir los perjuicios, los cuales están compuestos por daños materiales y
daños inmateriales. Aunado a lo anterior, nos lleva a analizar y a cuestionarnos, como ha sido esa
evolución histórica de la responsabilidad del estado frente al régimen de imputabilidad desde sus
inicios hasta la actualidad, que cambios se han presentado en ello; es por esto, que en este trabajo
se da respuesta a un interrogante específico a partir de la indagación investigativa de recursos
bibliográficos realizados por autores con experticia en el tema, además de una elaboración propia
considerable.
Para llevar a cabo el objetivo propuesto en el trabajo que gira alrededor de la respuesta a
la pregunta planteada se implementó una metodología de orden argumentativo-discursivo en todo
el escrito, utilizando como herramienta principal el análisis detallado de información, pues permite
un contacto directo con el tema de estudio, cabe aclarar que dicho proceso de análisis fue posible
gracias a la revisión documental de la legislación y normatividad nacional que cobija este
interrogante.
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Palabras claves
2. Abstract
With the origin of the Constitution of 91, in our country changes have been generated in
the jurisprudence concerning the non-contractual civil liability of the State, thus including the
different nominated causes, either in its direct or indirect jurisdiction; from which it is considered
that this must assume the damages, which are composed of material damage and non-pecuniary
damage. In addition to the above, it leads us to analyze and question ourselves, as has been the
historical evolution of state responsibility from its beginnings to the present day, what changes
have occurred in it; That is why, in this work, a specific question is answered based on the
investigative investigation of bibliographic resources made by authors with expertise in the
subject, in addition to a considerable own elaboration.
To carry out the objective proposed in the work that revolves around the answer to the
question posed, an argumentative-discursive order methodology was implemented throughout the
writing, using detailed analysis of information as the main tool, as it allows direct contact with
Regarding the study topic, it should be clarified that said analysis process was possible thanks to
the documentary review of the national legislation and regulations that cover this question.
Key words
3. Introducción
El documento aquí presentado plantea el desarrollo de un ensayo que nace a partir del
interrogante ¿Cuál ha sido la evolución histórica de la responsabilidad civil extracontractual
frente al régimen de imputabilidad actual del estado?, a partir de dicha inquietud en las líneas
siguientes se presenta una discusión en torno a la misma que tiene como origen o impulso la
evidencia de las controversias jurídicas generadas a causa de la aceptación adecuada para la palabra
responsabilidad y sus componentes junto al régimen de impunidad para los estados.
Seguidamente se exponen las causas del daño antijurídico y los sistemas de imputación de
responsabilidad civil extracontractual del estado, sistemas que se plantean en dos grandes
corrientes la falla del servicio y la responsabilidad objetiva. Es importante destacar que el daño se
clasifica acorde con el tipo de lesión causada a la víctima, generándose dentro de la doctrina y
jurisprudencia una clasificación general para referirse a los daños patrimoniales y ex patrimoniales.
Cabe resaltar que dicho recorrido se hace en base a producción intelectual propia y a aportes dados
por los autores consultados con el fin de realizar un ejercicio acorde a las exigencias planteadas,
por último en el documento, se expone la conclusión tras la elaboración del mismo.
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La responsabilidad, es una figura jurídica con una concepción muy amplia, comprendida
como la “obligación de reparar y satisfacer por uno mismo o, en ocasiones especiales por otro, la
pérdida causada, el mal inferido o el daño originado” (Cabanellas, 2006) consiste en asumir todas
aquellas consecuencias generadas tras un acto que generalmente se realiza de manera consciente e
intencional. Se deriva etimológicamente del latín “respōnsum” que significa constituirse en
garante, es decir, aquel que asume una obligación porque ha causado un daño y tiene el deber de
repararlo.
Seguido a esto, las sociedades empezaron a tener una perspectiva más humana del derecho
y surgió la reparación pecuniaria, proyectada en la ley de las XII tablas, que si bien es cierto aun
guardaba el componente de la venganza, daba la posibilidad al culpable de redimirse del
desagravio ocurrido con el pago, mediante el ganado, reses y dinero, que acordaran entre ambos,
bajo la concepción de que el perjudicado perdonaría al responsable.
Con esto, la intervención del estado cada vez más activa, conllevando a que la concepción
de la responsabilidad de los delitos y su reparación fuera percibida como pecuniaria o patrimonial,
desarrollando así, en Roma, la Ley Aquilia como fuente primordial de la responsabilidad civil, que
consistía en responder por la muerte de ganado o esclavos comprados, dando cabida a dos
conceptos distintos, primero, la responsabilidad contractual que se deriva del incumplimiento del
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negocio jurídico previo y en segundo lugar, la extracontractual en donde no hay relación previa
al hecho, causada por el daño, que es el vínculo general de la obligación de reparar, esta
responsabilidad es el tema que se abarcará este escrito concretamente, en donde se genera la teoría
de la responsabilidad objetiva, porque para la ley Aquiliana no era necesaria la culpa del deudor
para exigir la reparación, solo se tenía que probar el daño o nexo causal. En la actualidad no hay
responsabilidad sin dolo o culpa en la conducta, constituyéndose así la responsabilidad
administrativa objetiva y subjetiva.
Algo similar ocurrió con la responsabilidad del estado colombiano, que inicialmente en la
época imperialista y absolutista, se basa en una irresponsabilidad absoluta, respaldada por la
soberanía, y la imposibilidad de cuestionar el actuar de un órgano superior.
Cuestión que se fue incorporando de la mano de la teoría francesa “falla del servicio”
permitiendo su implementación, en donde se requiere identificar que el estado incurrió en culpa
en la prestación del servicio, por tanto, es una teoría objetiva en donde no se tiene en cuenta el
sujeto, sino el nexo causal del hecho con el daño.
De tal forma que la responsabilidad del estado se fue configurando y especializando, para
tener a mediados de 1938, un régimen empleado para imputar consecuencias a los daños generados
por el estado. Estipulando la responsabilidad por el hecho de otro, de carácter indirecto, que tenía
como título de imputabilidad la culpa in eligiendo e in vigilando, las cuales opera una manera o
forma de presunción, bajo el entendido de que el estado era responsable en dos momentos
esenciales de su función, en primer lugar, cuando elegía los agentes que le representan, o, en
segundo lugar, cuando vigilaba el cumplimiento y desempeño de las funciones de dichos agentes.
Teniendo como sustento normativo los artículos de 2347 y 2349 del Código Civil qué se
referían en la responsabilidad extra contractual de las personas jurídicas de derecho privado,
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aunado a esto, el desarrollo de la Corte Suprema de Justicia, al señalar que la responsabilidad del
Estado era directa, subjetiva y que se debía probar para esta la ocurrencia de la culpa.
Con el paso de los años y la entrada en vigencia de la Constitución política de 1886, se fue
dejando a un lado el Código Civil como fuente principal de la responsabilidad del Estado y se fue
constituyendo así, la ley 130 de 1913 la cual establece la Jurisdicción de lo Contencioso
Administrativo, en donde los jueces competentes de esta Jurisdicción, en un esfuerzo
mancomunado, acudiendo al artículo 16 de la Constitución de 1886, introdujeron la ley 167 de
1941, Código Contencioso Administrativo, que contenía en sus artículos 67 y 68 un precedente
que permitiera delimitar un régimen para hacer posible la reparación de daños causados por el
estado, proponiendo una especie de nulidad y restablecimiento del derecho, y un restablecimiento
del derecho sin nulidad, cuando el daño lo causa una operación o hecho de la administración.
Se hace a un lado por completo la noción de culpa del derecho civil, que se predica de una
persona natural, para empezar a hablar de una cierta culpa anónima, orgánica, que es de
una institución, pero sin que se atribuya a una persona natural determinada: la falla del
servicio. Implementando para ese entonces, según la Corte Suprema de Justicia unas
características y elementos de la responsabilidad del estado. (p.7)
Los anteriores elementos y características no eran del todo concretas, puesto que carecían
de una la falta de regla expresa sobre la responsabilidad del Estado en el texto constitucional, dicha
responsabilidad pudo deducirse por parte de los jueces a través de la aplicación del derecho privado
y como precedentes jurisprudenciales. Aunado a esto también se admitieron títulos subjetivos
como la falla del servicio probada o presunta y de carácter objetivo como el daño especial, riesgo
excepcional y otros regímenes existentes en ese momento.
Igualmente, en cuanto al desarrollo de este riesgo especial, teoría del daño especial, aplica
a los casos de intervención de las fuerzas armadas, con el fin de indemnizar a una persona por las
actividades que realiza el estado para mantener el orden, se habla del equilibrar cargas públicas y
que no haya un daño, comprendiendo el daño como la carga que el individuo no debe soportar.
El Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables,
causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas. En el evento de ser
condenado el Estado a la reparación patrimonial de uno de tales daños, que haya sido
consecuencia de la conducta dolosa o gravemente culposa de un agente suyo, aquél deberá
repetir contra éste. (Constitución de Colombia 1991, art. 90, p.7)
El perjuicio que es provocado a una persona que no tiene el deber jurídico de soportarlo.
La Corte considera que esta acepción del daño antijurídico como fundamento del deber de
reparación del Estado armoniza plenamente con los principios y valores propios del Estado
Social de Derecho, pues al propio Estado corresponde la salvaguarda de los derechos y
libertades de los particulares frente a la actividad de la administración. Así, la
responsabilidad patrimonial del Estado se presenta entonces como un mecanismo de
protección de los administrados frente al aumento de la actividad del poder público, el cual
puede ocasionar daños, que son resultado normal y legítimo de la propia actividad pública,
al margen de cualquier conducta culposa o ilícita de las autoridades, por lo cual se requiere
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Teniendo en cuenta las anteriores causas mencionadas en el grafico como las posibles
causantes del daño antijurídico, mediante las que una persona solicita la indemnización.
A partir de ese hito trascendental que fue la Constitución de 1991 para adjudicar la
responsabilidad contractual y extra contractual del Estado, deja de tener parte la falla del servicio
como fundamento principal, al tiempo de qué se traslada a la víctima como sujeto de mayor
importancia de la situación de afectación, con el daño que le causó el agente del Estado, es decir
el juicio de responsabilidad deja de ser primordial y se empieza a tener en cuenta la necesidad de
brindar protección efectiva a las víctimas afectadas por la extralimitación, acción u omisión del
estado, contrario al régimen anterior en donde se debía probar la falla del servicio para
posteriormente proceder a indemnizar, lo cual no indica que la imputabilidad al estado no sea un
factor importante en la actualidad, sino por el contrario se verifica la relevancia de existencia de
un daño u afectación a la víctima, en concordancia con la atribución de responsabilidad al estado.
Cuestión que ha sido criticada por los catedráticos del derecho, en cuanto a que la intención
del constituyente al incluir este tipo de responsabilidad dentro de la Constitución, era implementar
una protección directa a la víctima, estableciendo la culpa con un elemento secundario, para
determinar la responsabilidad, cuestión que es puesta entre dicho, teniendo en cuenta su eficacia
en la aplicación, puesto que se sigue necesitando el análisis de la culpa en el juicio para imputar
la responsabilidad del estado.
No obstante, no todo fue echado en saco roto, puesto que los regímenes de imputabilidad
preexistentes tomaron fuerza en cuanto a la implementación de esta base constitucional y se
materializaron de forma más directa con cambios razonables y perspectivas más garantistas de los
derechos de los gobernados, constituyendo teorías sólidas y adaptadas de la imputabilidad,
teniendo como principales exponentes los siguientes sistemas de imputabilidad.
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Sistemas de imputación que se plantean en dos grandes corrientes la falla del servicio y la
responsabilidad objetiva, en primer lugar, la falla del servicio corresponde al régimen de la
responsabilidad subjetiva en donde generalmente predomina la culpa la administración por su
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Retardo de la administración. es una de las formas en las que se configura la falla del
servicio y según la cita de Ruiz (2010) referenciando a la sección tercera del consejo
de estado, sentencia de junio 4 de 2008, exp. 25000-23-26-000-1994-00158-01(14721),
que contempla, que no todo retardo en el servicio corresponde a un daño antijurídico
indemnizable, y a su vez, estipula unas características que deben tenerse en cuenta para
considerarse un daño, i) el deber jurídico de la administración de actuar: ii)
incumplimiento parcial o total; iii) la lesión real y evaluable económicamente de un
derecho o de un bien jurídico protegido al interesado o a un grupo de ellos, que no están
en el deber jurídico de soportar; y iv) relación entre la demora y el daño causado.
Omisión de la administración, es toda falta de acción por parte de la administración,
con el cumplimiento de sus funciones legalmente constituidas, ocasionando daños
injustificados, la jurisprudencia distingue entre omisiones laxas y omisiones en sentido
estricto, la primera, es la negligencia u olvido en los deberes de cuidado, que de haberse
cumplido pudieron haber evitado un resultado dañoso previsible. La segunda,
incumplimiento de un deber legal previamente establecido y que el Estado está en la
obligación de ejecutar. (Consejo de estado, exp. 66001-23-31-000-1996-03099-
01(14443), 2008, p.1)
Aunado a esto, la falla del servicio se divide en cuatro tipos, la falla probada, es aquella en
la que debe demostrarse por la víctima o parte interesada los elementos que configuran la
responsabilidad, falla o falta, el daño u el nexo causal, que juntos componen los elementos de la
responsabilidad: el daño es el elemento esencia e insustituible de toda responsabilidad, porque su
causa es necesaria para constituir la misma, y es considerado como toda lesión a los intereses
lícitos, que puede ser pecuniario o no pecuniarios, personales o colectivos, y que se presentan
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como lesión definitiva de un derecho como alteración a su goce, y que gracias a la acción judicial
es objeto de reparación, siempre y cuando se constituya junto a los siguientes elementos.
A su vez según Ruiz (2010) citando el consejo de estado “el daño, en 'su sentido natural y
obvio', es un hecho consistente en el detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia causado
a alguien (...) en su persona, bienes, libertad, honor, afectos, creencias, etc.” y “(...) supone la
destrucción o disminución de ventajas o beneficios patrimoniales o extrapatrimoniales de los que
goza un individuo” (Consejo de estado, exp. 11499, 1999, p.2)
Es importante destacar que el daño se clasifica acorde con el tipo de lesión causada a la
víctima, generándose dentro de la doctrina y jurisprudencia una clasificación general para referirse
a los daños patrimoniales y ex patrimoniales.
Continuando con la subdivisión de la falla del servicio, la falla anónima es la causada por
la administración, aun cuando no se pueda determinar la identidad del agente estatal que genero el
daño, la falla presunta, es aquella en la que se admite la presunción de la falta, en donde se incluyó
la carga dinámica de la prueba y se planteaba principalmente en los eventos de responsabilidad
médica y en el uso de armas de dotación oficial, posteriormente, teniendo en cuenta que el uso de
las armas es una actividad peligrosa, por último, pero no menos importante, la falla relativa, que
es basada en un principio que indica que nadie está obligado a lo imposible, incluyendo al estado,
en donde se escuda la responsabilidad, comprendiendo que en algunas ocasiones el
incumplimiento que genera un daño antijurídico debe estar precedido de circunstancias posibles y
concretas para prestar un servicio, de lo contrario se entenderá que esta falla es relativa.
Como primer título de imputabilidad el daño especial, que es una teoría moderna que parte
en supuesto básico de la igualdad de los ciudadanos frente a las cargas públicas, es decir que todos
los ciudadanos tienen el deber de soportar las mismas cargas que los demás, dado el caso en que
algún individuo comunidad tenga que soportar una carga especial, surge el deber de indemnizar a
cargo de estos últimos, debido a que se trata entonces de un principio del derecho basado en el
pensamiento colectivo, según el cual la vida en sociedad requiere de soportar ciertas circunstancias
que los beneficien a todos, sin ser indemnizados, el ejemplo más común es la construcción de un
puente peatonal en donde de cierta forma todos deben soportar el hecho de que se encuentren
construyendo la calle y que se encuentre cerrada la vía por un tiempo, pero ese tiempo no puede
extenderse injustificadamente, porque estaría ocasionando entonces una carga de la cual el
ciudadano y en específico la comunidad que habita ese sector no debe soportar, puesto que se hace
excesiva, por lo tanto, se debe tener en cuenta esa delgada línea que puede transformar una carga
pública común en una descomunal y dañina.
Otro evento típico que constituye la responsabilidad del Estado por daño especial es la
privación injusta de la libertad, en donde hay un actuar legítimo del estado, en donde se presume
que actúa para garantizar la seguridad, el orden público y combatir tanta delincuencia, para
beneficiar a la mayoría de ciudadanos, y es la carga que debe soportar el individuo por infringir la
norma, pero, caso contrario sucede cuando es privado de la libertad sin motivos fundados y por lo
tanto se ve afectada su vida en relación y se ve obligado a soportar una carga excesiva, debido a
que no cometió la conducta punible.
Recurriendo a que la jurisprudencia a sido más proactiva en cuanto a la teoría que incluye
las situaciones de vehículos, puesto que, si bien es cierto la conducción es una actividad riesgosa,
cuando un vehículo choca con otro, se puede considerar que hay una concurrencia de culpas, es
decir que dos personas están desarrollando una actividad peligrosa y puede que las dos hayan
influido al ocasionar dicho accidente, pero esto no indica que todo el tiempo la responsabilidad
sea conjunta, porque en algunas ocasiones es de carácter individual e incluye al estado.
En cuanto a los daños derivados del uso de arma de dotación oficial y el cumplimiento de
los deberes oficiales, que producen lesiones, muertes, daño de los bienes, y son causado por el
incumplimiento legítimo del servicio, los daños que ocasione será responsabilidad del estado, al
igual que los actos terroristas que vayan dirigidos a un objetivo institucional del estado y que su
ocurrencia no haya sido anunciada o prevista por los organismos de inteligencia, en este caso se
excluye el daño especial y de habla de una falla del servicio de seguridad del estado por omisión
o negligencia, porque si bien es cierto, es una actividad peligrosa, el daño es ocasionado
directamente por la falta de negligencia de los entes gubernamentales que no ejercen control y
prevención respecto de dichos actos.
En tercer lugar, la ocupación por trabajos públicos se encuentra definida desde la ley 38 de
1918 como el primer antecedente en que el Estado responde por el daño causado por la ocupación
de un inmueble con motivo de trabajo público, posteriormente a esto la acción indemnizatoria por
la misma causa, consagrada por la ley 167 de 1941, por lo tanto, fue el antecedente adecuado para
dejar por sentada la teoría que hoy en día se aplica tanto en la ocupación temporal, como en la de
carácter permanente por trabajos públicos, todo esto respaldado en el artículo 86 del código
contencioso administrativo, rescatándose de esta la restricción al estado para que no ocupe de
hecho los inmuebles, permitiendo los procedimientos legales para la adquisición del derecho de
propiedad privada, sino se busca remediar por el causante jurídico la situación irregular generada
por el dicho proceder de las autoridades públicas.
de ocupación permanente teniendo en cuenta que para permanente mente un inmueble ocasiona al
propietario un daño que no está obligado a soportar y que se constituye como antijurídico, dando
paso a la reparación patrimonial por dicho hecho. Este título de imputación, también se encuentra
amparado en el principio de igualdad frente a las cargas públicas que tienen: “todos los ciudadanos
y, cuando se demuestra que una parte o la totalidad de un inmueble fue ocupado por la
administración o por particulares autorizados por ella, causando perjuicios al patrimonio del
propietario, se rompe ese principio de igualdad” (Ruiz, 2010, p.17)
Es importante resaltar la aclaración que hace el consejo de estado al citar los elementos que
constituyen la procedencia de la acción de reparación directa en contra de un acto administrativo
legal.
i) Que se trate de un acto administrativo legal, esto es, que se trate de una actuación legítima
de la administración; ii) Que se acredite que la carga impuesta al administrado sea anormal
o desmesurada (rompimiento de la igualdad ante las cargas públicas o violación de la
justicia distributiva) La procedencia de la acción no depende de que el actor escoja
cuestionar o no la legalidad del acto administrativo, tal elección depende directamente de
la presencia o no de causal de ilegalidad en el mismo, si ella se presenta entonces el
perjuicio por el cual se reclama indemnización deviene de una actuación irregular de la
administración, esto es, del acto administrativo afectado de ilegalidad, evento en el cual,
para que el daño causado con aquel adquiera la connotación de antijurídico, es menester
lograr su anulación en sede de revisión de legalidad, mediante la acción de nulidad y
restablecimiento del derecho que es la que corresponde. (Consejo de estado, exp. 19001-
23-31-000-1996-07005-01(16079), 2006, p.4)
Como último título de imputación, acción in rem verso, que surge a la vida jurídica bajo la
teoría del enriquecimiento sin causa, en donde la jurisprudencia ha determinado unos requisitos
que limitan su procedencia, a) un enriquecimiento de la parte beneficiada; b) un correlativo
empobrecimiento de la parte afectada; c) una relación de causalidad; d) una ausencia de causa
jurídica; y e) subsidiariedad de la actio in rem verso. (Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Tercera. Exp. 11499, 1997, p.3).
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Bajo en entendido, de que esta indemnización se busca en virtud de los servicios usados y
no pagados por parte del estado, con la firme convicción de perfeccionar un negocio jurídico con
el estado, solo procede la acción in rem verso como mecanismo de compensación o restitución por
el detrimento sufrido, entendido bajo la vista de la jurisprudencia como un mecanismo subsidiario
para situaciones no previstas en la ley, tampoco puede ser ejercida cuando, por negligencia, no se
emprendieron las acciones legales correspondientes para un detrimento similar o en defecto de la
acción contractual.
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5. Conclusión
6. Referencias bibliográficas
Constitución política de Colombia [Const.] (1991). Artículo 90 [Titulo II]. 2da Ed. Legis.
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. (27 de abril de 2006).
exp. 19001-23-31-000-1996-07005-01(16079), [ M.P Ramiro Saavedra Becerra]
Ruiz. W. (2010). Responsabilidad del Estado y sus regímenes. Bogotá: ECOE ediciones.