Modelo de Trabajo - Régimen de Imputabilidad

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RÉGIMEN DE IMPUTABILIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

EXTRACONTRACTUAL DEL ESTADO

Viviana Peña Cardozo

Trabajo de grado para optar al título de abogado

TUTOR:

José David Benavides Merino

UNIVERSIDAD SANTIAGO DE CALI

FACULTAD DE DERECHO

ESPECIALIZACIÓN DERECHO ADMINISTRATIVO

SANTIAGO DE CALI

2020
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RÉGIMEN DE IMPUTABILIDAD EN LA RESPONSABILIDAD CIVIL

EXTRACONTRACTUAL DEL ESTADO

REGIME OF IMPUTABILITY IN EXTRACONTRACTUAL CIVIL LIABILITY

1. Resumen

El presente documento es producto de un trabajo investigativo-argumentativo tipo ensayo


realizado con la motivación como estudiante de Derecho, para obtener la titulación de Abogada.
Si bien, en principio el tema a trabajar no estaba totalmente claro, con el pasar del tiempo se fue
direccionando el mismo y desembocando en el interrogante a tratar en este apartado.

Con origen de la Constitución del 91, en nuestro país se han generado cambios en la
jurisprudencia concernientes a la responsabilidad civil extracontractual del Estado , incluyendo así
las diferentes causas nominadas, ya sea en su competencia directa o indirecta; de lo que se
considera que este debe asumir los perjuicios, los cuales están compuestos por daños materiales y
daños inmateriales. Aunado a lo anterior, nos lleva a analizar y a cuestionarnos, como ha sido esa
evolución histórica de la responsabilidad del estado frente al régimen de imputabilidad desde sus
inicios hasta la actualidad, que cambios se han presentado en ello; es por esto, que en este trabajo
se da respuesta a un interrogante específico a partir de la indagación investigativa de recursos
bibliográficos realizados por autores con experticia en el tema, además de una elaboración propia
considerable.

Para llevar a cabo el objetivo propuesto en el trabajo que gira alrededor de la respuesta a
la pregunta planteada se implementó una metodología de orden argumentativo-discursivo en todo
el escrito, utilizando como herramienta principal el análisis detallado de información, pues permite
un contacto directo con el tema de estudio, cabe aclarar que dicho proceso de análisis fue posible
gracias a la revisión documental de la legislación y normatividad nacional que cobija este
interrogante.
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Palabras claves

Responsabilidad civil extracontractual, régimen de impunidad del estado

2. Abstract

This document is the product of an investigative-argumentative essay-type work carried


out with the motivation of a law student, to obtain the title of Lawyer. Although, in principle, the
topic to be worked on was not totally clear, over time it was addressed and ended up in the question
to be addressed in this section.

With the origin of the Constitution of 91, in our country changes have been generated in
the jurisprudence concerning the non-contractual civil liability of the State, thus including the
different nominated causes, either in its direct or indirect jurisdiction; from which it is considered
that this must assume the damages, which are composed of material damage and non-pecuniary
damage. In addition to the above, it leads us to analyze and question ourselves, as has been the
historical evolution of state responsibility from its beginnings to the present day, what changes
have occurred in it; That is why, in this work, a specific question is answered based on the
investigative investigation of bibliographic resources made by authors with expertise in the
subject, in addition to a considerable own elaboration.

To carry out the objective proposed in the work that revolves around the answer to the
question posed, an argumentative-discursive order methodology was implemented throughout the
writing, using detailed analysis of information as the main tool, as it allows direct contact with
Regarding the study topic, it should be clarified that said analysis process was possible thanks to
the documentary review of the national legislation and regulations that cover this question.

Key words

Non-contractual civil liability, state impunity regime


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3. Introducción

El documento aquí presentado plantea el desarrollo de un ensayo que nace a partir del
interrogante ¿Cuál ha sido la evolución histórica de la responsabilidad civil extracontractual
frente al régimen de imputabilidad actual del estado?, a partir de dicha inquietud en las líneas
siguientes se presenta una discusión en torno a la misma que tiene como origen o impulso la
evidencia de las controversias jurídicas generadas a causa de la aceptación adecuada para la palabra
responsabilidad y sus componentes junto al régimen de impunidad para los estados.

Dicho esto se procede a conceptualizar la categoría de responsabilidad teniendo en cuenta


las transformaciones de su comprensión teórica y práctica a lo largo de la historia, una vez
abordado ello, se emprende el tema concreto de régimen de responsabilidad subjetiva, precedido
por el régimen de responsabilidad sin falta, en donde pierde la importancia la forma en cómo se
lleva a cabo la actuación del Estado, es decir si fue diligente o no, pues el punto relevante es que
se haya producido una lesión o daño a un individuo, de la cual surgieron unas teorías producto del
análisis jurisprudencial de la corte.

Seguidamente se exponen las causas del daño antijurídico y los sistemas de imputación de
responsabilidad civil extracontractual del estado, sistemas que se plantean en dos grandes
corrientes la falla del servicio y la responsabilidad objetiva. Es importante destacar que el daño se
clasifica acorde con el tipo de lesión causada a la víctima, generándose dentro de la doctrina y
jurisprudencia una clasificación general para referirse a los daños patrimoniales y ex patrimoniales.
Cabe resaltar que dicho recorrido se hace en base a producción intelectual propia y a aportes dados
por los autores consultados con el fin de realizar un ejercicio acorde a las exigencias planteadas,
por último en el documento, se expone la conclusión tras la elaboración del mismo.
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4. Régimen de imputabilidad en la responsabilidad civil extracontractual del estado

En vista de las controversias jurídicas que ha generado el hecho de encontrar la acepción


adecuada para la palabra responsabilidad y sus componentes, junto al régimen de imputabilidad
para los estados, es importante contemplar la siguiente pregunta, ¿Cuál ha sido la evolución
histórica de la responsabilidad civil extracontractual frente al régimen de imputabilidad
actual del estado? como el eje temático, respecto del cual se va a enfocar este ensayo.

La responsabilidad, es una figura jurídica con una concepción muy amplia, comprendida
como la “obligación de reparar y satisfacer por uno mismo o, en ocasiones especiales por otro, la
pérdida causada, el mal inferido o el daño originado” (Cabanellas, 2006) consiste en asumir todas
aquellas consecuencias generadas tras un acto que generalmente se realiza de manera consciente e
intencional. Se deriva etimológicamente del latín “respōnsum” que significa constituirse en
garante, es decir, aquel que asume una obligación porque ha causado un daño y tiene el deber de
repararlo.

Históricamente el concepto de responsabilidad ha tenido unas acepciones muy variantes y


complejas, inicialmente se manifestó como un instinto del hombre, que posteriormente se regulo
en una institución jurídica en Roma, mediante la ley de talión “ojo por ojo, diente por diente”
constituyendo la responsabilidad y su respectiva reparación como una forma de venganza limitada,
que consistía en hacer sufrir al culpable el mismo mal que él había ocasionado a la víctima.

Seguido a esto, las sociedades empezaron a tener una perspectiva más humana del derecho
y surgió la reparación pecuniaria, proyectada en la ley de las XII tablas, que si bien es cierto aun
guardaba el componente de la venganza, daba la posibilidad al culpable de redimirse del
desagravio ocurrido con el pago, mediante el ganado, reses y dinero, que acordaran entre ambos,
bajo la concepción de que el perjudicado perdonaría al responsable.

Con esto, la intervención del estado cada vez más activa, conllevando a que la concepción
de la responsabilidad de los delitos y su reparación fuera percibida como pecuniaria o patrimonial,
desarrollando así, en Roma, la Ley Aquilia como fuente primordial de la responsabilidad civil, que
consistía en responder por la muerte de ganado o esclavos comprados, dando cabida a dos
conceptos distintos, primero, la responsabilidad contractual que se deriva del incumplimiento del
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negocio jurídico previo y en segundo lugar, la extracontractual en donde no hay relación previa
al hecho, causada por el daño, que es el vínculo general de la obligación de reparar, esta
responsabilidad es el tema que se abarcará este escrito concretamente, en donde se genera la teoría
de la responsabilidad objetiva, porque para la ley Aquiliana no era necesaria la culpa del deudor
para exigir la reparación, solo se tenía que probar el daño o nexo causal. En la actualidad no hay
responsabilidad sin dolo o culpa en la conducta, constituyéndose así la responsabilidad
administrativa objetiva y subjetiva.

Algo similar ocurrió con la responsabilidad del estado colombiano, que inicialmente en la
época imperialista y absolutista, se basa en una irresponsabilidad absoluta, respaldada por la
soberanía, y la imposibilidad de cuestionar el actuar de un órgano superior.

Posteriormente, el panorama de responsabilidad del Estado se fue configurando debido al


desarrollo de la industria y a su intervención creciente en actividades de prestación del
servicio público, lo que a su vez llevó al incremento de los riesgos y a la producción de
daños, con la consecuente necesidad de reparar los perjuicios causados por la gestión estatal
(Ramos, 2012, p.1)

Cuestión que se fue incorporando de la mano de la teoría francesa “falla del servicio”
permitiendo su implementación, en donde se requiere identificar que el estado incurrió en culpa
en la prestación del servicio, por tanto, es una teoría objetiva en donde no se tiene en cuenta el
sujeto, sino el nexo causal del hecho con el daño.

De tal forma que la responsabilidad del estado se fue configurando y especializando, para
tener a mediados de 1938, un régimen empleado para imputar consecuencias a los daños generados
por el estado. Estipulando la responsabilidad por el hecho de otro, de carácter indirecto, que tenía
como título de imputabilidad la culpa in eligiendo e in vigilando, las cuales opera una manera o
forma de presunción, bajo el entendido de que el estado era responsable en dos momentos
esenciales de su función, en primer lugar, cuando elegía los agentes que le representan, o, en
segundo lugar, cuando vigilaba el cumplimiento y desempeño de las funciones de dichos agentes.

Teniendo como sustento normativo los artículos de 2347 y 2349 del Código Civil qué se
referían en la responsabilidad extra contractual de las personas jurídicas de derecho privado,
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aunado a esto, el desarrollo de la Corte Suprema de Justicia, al señalar que la responsabilidad del
Estado era directa, subjetiva y que se debía probar para esta la ocurrencia de la culpa.

Con el paso de los años y la entrada en vigencia de la Constitución política de 1886, se fue
dejando a un lado el Código Civil como fuente principal de la responsabilidad del Estado y se fue
constituyendo así, la ley 130 de 1913 la cual establece la Jurisdicción de lo Contencioso
Administrativo, en donde los jueces competentes de esta Jurisdicción, en un esfuerzo
mancomunado, acudiendo al artículo 16 de la Constitución de 1886, introdujeron la ley 167 de
1941, Código Contencioso Administrativo, que contenía en sus artículos 67 y 68 un precedente
que permitiera delimitar un régimen para hacer posible la reparación de daños causados por el
estado, proponiendo una especie de nulidad y restablecimiento del derecho, y un restablecimiento
del derecho sin nulidad, cuando el daño lo causa una operación o hecho de la administración.

Tal y como lo menciona Ramos en su elaboración, al citar a Gómez (1995):

Se hace a un lado por completo la noción de culpa del derecho civil, que se predica de una
persona natural, para empezar a hablar de una cierta culpa anónima, orgánica, que es de
una institución, pero sin que se atribuya a una persona natural determinada: la falla del
servicio. Implementando para ese entonces, según la Corte Suprema de Justicia unas
características y elementos de la responsabilidad del estado. (p.7)

Figura 1. Elementos y características de la responsabilidad del estado.


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Ilustra los elementos y características de la responsabilidad del estado. Elaboración propia.

Los anteriores elementos y características no eran del todo concretas, puesto que carecían
de una la falta de regla expresa sobre la responsabilidad del Estado en el texto constitucional, dicha
responsabilidad pudo deducirse por parte de los jueces a través de la aplicación del derecho privado
y como precedentes jurisprudenciales. Aunado a esto también se admitieron títulos subjetivos
como la falla del servicio probada o presunta y de carácter objetivo como el daño especial, riesgo
excepcional y otros regímenes existentes en ese momento.

El régimen de responsabilidad subjetiva falla del servicio, se caracteriza por la deducción


de la responsabilidad del Estado a partir de un análisis de la forma en la cual se realizó una
actividad, es decir si en el desarrollo de la misma se incurrió en alguna culpa derivada de una falla
del servicio, que puede ser generada por la no realización de una actividad, es decir por una
omisión de la obligación, un incumplimiento defectuoso, irregular, ineficiente o tardío de la
obligación del Estado, del cual se deriva un perjuicio por lo tanto, debe probarse el nexo causal
con el daño, para que sea indemnizable.

En el régimen de responsabilidad subjetiva la falla del servicio presunta, es aquella en la


que se invierte la carga de la prueba indicando que ya no corresponde a la víctima demostrar la
culpa, y por el contrario se hace necesario que la entidad demandada demuestre la ausencia de la
falla en la prestación del servicio, para exonerarse de la responsabilidad, todo esto surge de la
presunción de debilidad de la víctima como parte procesal, en el supuesto de que esta tiene una
dificultad para probar dicha falla, en razón a no contar con los conocimientos ni los medios
especiales para probarla.

A continuación, aparece el régimen de responsabilidad sin falta, en donde pierde la


importancia la forma en cómo se lleva a cabo la actuación del Estado, es decir si fue diligente o
no, pues el punto relevante es que se haya producido una lesión o daño a un individuo, sin tener
en cuenta de dónde proviene esta lesión ya que puede desatarse de una actividad lícita por parte
del Estado y por lo tanto hay un daño antijurídico ocasionado a una persona, por el hecho de que
se han excedido las cargas habituales que ésta debe soportar.
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A esta responsabilidad se le denomina también objetiva, de la cual surgieron unas teorías


producto del análisis jurisprudencial de la corte, en donde se habló del riesgo especial aplicado
como título imputación, de la producción de daños derivados de actividades peligrosas,
identificadas por la misma corte, comprendiendo que esas actividades, con el simple hecho de ser
desarrolladas producen un riesgo.

Igualmente, en cuanto al desarrollo de este riesgo especial, teoría del daño especial, aplica
a los casos de intervención de las fuerzas armadas, con el fin de indemnizar a una persona por las
actividades que realiza el estado para mantener el orden, se habla del equilibrar cargas públicas y
que no haya un daño, comprendiendo el daño como la carga que el individuo no debe soportar.

Posteriormente, con la introducción de la constitución política de 1991, configurándose por


primera vez en el artículo 90, unos criterios de responsabilidad estatal:

El Estado responderá patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables,
causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas. En el evento de ser
condenado el Estado a la reparación patrimonial de uno de tales daños, que haya sido
consecuencia de la conducta dolosa o gravemente culposa de un agente suyo, aquél deberá
repetir contra éste. (Constitución de Colombia 1991, art. 90, p.7)

Constituyendo, la denominada cláusula de general de responsabilidad, que fundamenta el


principio angular de la responsabilidad del estado, implementando entonces el concepto de daño
antijurídico, comprendido por la corte constitucional como:

El perjuicio que es provocado a una persona que no tiene el deber jurídico de soportarlo.
La Corte considera que esta acepción del daño antijurídico como fundamento del deber de
reparación del Estado armoniza plenamente con los principios y valores propios del Estado
Social de Derecho, pues al propio Estado corresponde la salvaguarda de los derechos y
libertades de los particulares frente a la actividad de la administración. Así, la
responsabilidad patrimonial del Estado se presenta entonces como un mecanismo de
protección de los administrados frente al aumento de la actividad del poder público, el cual
puede ocasionar daños, que son resultado normal y legítimo de la propia actividad pública,
al margen de cualquier conducta culposa o ilícita de las autoridades, por lo cual se requiere
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una mayor garantía jurídica a la órbita patrimonial de los particulares. (Corte


constitucional, Sentencia C-333 de 1996, p.8)

Recopilando así el concepto de daño sobre el cual la jurisprudencia anterior a la


constitución de 1991, había dado algunos pasos, pero ya incluyéndolo como un concepto concreto
y completo respecto del cual se buscaba establecer la obligación jurídica a cargo del estado, de
responder por los daños causados por la acción u omisión de las autoridades que le representan,
originando así una indemnización patrimonial a la víctima con la finalidad de resarcir los daños,
teniendo en cuenta que para efectuarse dicho acto de reparación, el daño debe ser imputable al
estado, es decir que se parte de la preexistencia de un título que permita atribuirlo a la autoridad
pública, titulo de impotabilidad contemplado como el segundo elemento innovador que incluye el
artículo 90 constitucional, contemplando su importancia tanto por la corte constitucional como el
consejo de estado así:

Para imponer al Estado la obligación de reparar un daño es necesario, que además de


constatar su antijuridicidad, hacer un juicio de imputabilidad que permita encontrar un
título jurídico distinto de la mera causalidad material: la imputatio y la imputatio facti.
(González, 2009, p.79)

Figura 2. Causas del daño antijurídico.

Muestra las causas existentes del daño antijurídico. Elaboración propia.


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Teniendo en cuenta las anteriores causas mencionadas en el grafico como las posibles
causantes del daño antijurídico, mediante las que una persona solicita la indemnización.

A partir de ese hito trascendental que fue la Constitución de 1991 para adjudicar la
responsabilidad contractual y extra contractual del Estado, deja de tener parte la falla del servicio
como fundamento principal, al tiempo de qué se traslada a la víctima como sujeto de mayor
importancia de la situación de afectación, con el daño que le causó el agente del Estado, es decir
el juicio de responsabilidad deja de ser primordial y se empieza a tener en cuenta la necesidad de
brindar protección efectiva a las víctimas afectadas por la extralimitación, acción u omisión del
estado, contrario al régimen anterior en donde se debía probar la falla del servicio para
posteriormente proceder a indemnizar, lo cual no indica que la imputabilidad al estado no sea un
factor importante en la actualidad, sino por el contrario se verifica la relevancia de existencia de
un daño u afectación a la víctima, en concordancia con la atribución de responsabilidad al estado.

Cuestión que ha sido criticada por los catedráticos del derecho, en cuanto a que la intención
del constituyente al incluir este tipo de responsabilidad dentro de la Constitución, era implementar
una protección directa a la víctima, estableciendo la culpa con un elemento secundario, para
determinar la responsabilidad, cuestión que es puesta entre dicho, teniendo en cuenta su eficacia
en la aplicación, puesto que se sigue necesitando el análisis de la culpa en el juicio para imputar
la responsabilidad del estado.

No obstante, no todo fue echado en saco roto, puesto que los regímenes de imputabilidad
preexistentes tomaron fuerza en cuanto a la implementación de esta base constitucional y se
materializaron de forma más directa con cambios razonables y perspectivas más garantistas de los
derechos de los gobernados, constituyendo teorías sólidas y adaptadas de la imputabilidad,
teniendo como principales exponentes los siguientes sistemas de imputabilidad.
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Figura 3. Sistemas de imputación de responsabilidad civil extracontractual del estado.

Enseña los sistemas de imputación de responsabilidad civil extracontractual des estado.


Elaboración propia (tomado de Ruíz, 2010, p.87)

Teniendo en cuenta la clasificación que hace en Wilson Ruiz (2010) en su libro


“responsabilidad del Estado y sus regímenes” respecto de los sistemas de imputación de
responsabilidad civil extracontractual del estado, en los que se pueden detectar aspectos
importantes respecto del régimen tradicional de la responsabilidad subjetiva y el régimen sin culpa
o responsabilidad objetiva, bajo los título de imputación del daño especial, el riesgo excepcional,
la ocupación temporal o permanente del inmueble por trabajadores públicos, la responsabilidad
por el acto administrativo legal que sigue interpretandose bajo el sistema del daño especial y la
acción in rem verso, que fungen bajo la jurisprudencia y la doctrina ilustrada a partir de última
constitución nacional y la teoría del enriquecimiento sin causa.

Sistemas de imputación que se plantean en dos grandes corrientes la falla del servicio y la
responsabilidad objetiva, en primer lugar, la falla del servicio corresponde al régimen de la
responsabilidad subjetiva en donde generalmente predomina la culpa la administración por su
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incumplimiento en la parcial o tal en sus obligaciones, ocasionando daños a los administrados. A


su vez este régimen se ha catalogado por estar en constante cambio y tener un carácter
consuetudinario. Contemplando completamente cada una de las irregularidades que presente la
administración y que son la causa del daño comprendiendo que no toda eventualidad debe ser
entendida como daño antijurídico imputable al Estado, algunos de los casos mas relevantes
contemplados y regulados por el consejo de estao son:

 Retardo de la administración. es una de las formas en las que se configura la falla del
servicio y según la cita de Ruiz (2010) referenciando a la sección tercera del consejo
de estado, sentencia de junio 4 de 2008, exp. 25000-23-26-000-1994-00158-01(14721),
que contempla, que no todo retardo en el servicio corresponde a un daño antijurídico
indemnizable, y a su vez, estipula unas características que deben tenerse en cuenta para
considerarse un daño, i) el deber jurídico de la administración de actuar: ii)
incumplimiento parcial o total; iii) la lesión real y evaluable económicamente de un
derecho o de un bien jurídico protegido al interesado o a un grupo de ellos, que no están
en el deber jurídico de soportar; y iv) relación entre la demora y el daño causado.
 Omisión de la administración, es toda falta de acción por parte de la administración,
con el cumplimiento de sus funciones legalmente constituidas, ocasionando daños
injustificados, la jurisprudencia distingue entre omisiones laxas y omisiones en sentido
estricto, la primera, es la negligencia u olvido en los deberes de cuidado, que de haberse
cumplido pudieron haber evitado un resultado dañoso previsible. La segunda,
incumplimiento de un deber legal previamente establecido y que el Estado está en la
obligación de ejecutar. (Consejo de estado, exp. 66001-23-31-000-1996-03099-
01(14443), 2008, p.1)

Aunado a esto, la falla del servicio se divide en cuatro tipos, la falla probada, es aquella en
la que debe demostrarse por la víctima o parte interesada los elementos que configuran la
responsabilidad, falla o falta, el daño u el nexo causal, que juntos componen los elementos de la
responsabilidad: el daño es el elemento esencia e insustituible de toda responsabilidad, porque su
causa es necesaria para constituir la misma, y es considerado como toda lesión a los intereses
lícitos, que puede ser pecuniario o no pecuniarios, personales o colectivos, y que se presentan
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como lesión definitiva de un derecho como alteración a su goce, y que gracias a la acción judicial
es objeto de reparación, siempre y cuando se constituya junto a los siguientes elementos.

A su vez según Ruiz (2010) citando el consejo de estado “el daño, en 'su sentido natural y
obvio', es un hecho consistente en el detrimento, perjuicio, menoscabo, dolor o molestia causado
a alguien (...) en su persona, bienes, libertad, honor, afectos, creencias, etc.” y “(...) supone la
destrucción o disminución de ventajas o beneficios patrimoniales o extrapatrimoniales de los que
goza un individuo” (Consejo de estado, exp. 11499, 1999, p.2)

Es importante destacar que el daño se clasifica acorde con el tipo de lesión causada a la
víctima, generándose dentro de la doctrina y jurisprudencia una clasificación general para referirse
a los daños patrimoniales y ex patrimoniales.

1. El daño moral: Es constituido como que el daño extrapatrimonial causado a la víctima


directa del daño, sus parientes cercanos y terceros próximos a ella, como el sufrimiento,
dolor, pena o congojo como consecuencia de la lesión física o de la pérdida de un ser
querido, bajo el entendido de que dicho duelo aferra todos los aspectos de la vida del
sobreviviente, llevándolo a cambios trascendentales que impactan su estilo de vida,
como el casi de la esposa que queda viuda o la victima directa que no puede volver a
caminar, entre otros. Situado en el precepto de que a pesar de que algunas personas se
recuperan con bastante rapidez del duelo, otras nunca lo hacen.
2. El daño material: es aquel que atente a los intereses de naturaleza económica, es decir
el dinero, el daño es tasado solo por las manifestaciones externas, por tanto, no admite
para su demostración otro medio de prueba, es decir, goza de tarifa legal. A su vez este
se subdivide en:
 Daño emergente: es comprendido como todos aquellos gastos en los que incurre la
víctima con ocasión del daño y aquellos en los que iba a incurrir hacia el futuro para
mitigar las secuelas consecuencia del daño. puede constituirse como en presente o
futuro, dependiendo del momento en que se haga su valoración, de este modo, el pago
y reconocimiento del mismo se debe percibir desde el momento en que se produce la
suspensión del demandante.
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 Lucro cesante: es “una cesación de pagos, una ganancia o productividad frustrada, ya


sea de un bien comercialmente activo o de una persona que haga parte del mercado
laboral de forma dependiente, liberal o como empresa unipersonal.” (Ruiz, 2010).

Teniendo en cuenta que dicho daño no puede basarse en meras expectativas.


1. Falla o falta: es el hecho dañoso causado por la violación del contenido obligacional a
cargo del estado, que se puede derivar de textos específicos como los son las leyes,
reglamentos o estatutos que establecen las obligaciones y deberes del Estado y sus
servidores.
2. Nexo causal: Es el nexo directo que existe entre la falla y el daño es decir entre la falla
legal y demostrar y los perjuicios experimentados y probados por la víctima o el
administrado que haya sido perjudicado. (Boada, 2000, p.66)

Continuando con la subdivisión de la falla del servicio, la falla anónima es la causada por
la administración, aun cuando no se pueda determinar la identidad del agente estatal que genero el
daño, la falla presunta, es aquella en la que se admite la presunción de la falta, en donde se incluyó
la carga dinámica de la prueba y se planteaba principalmente en los eventos de responsabilidad
médica y en el uso de armas de dotación oficial, posteriormente, teniendo en cuenta que el uso de
las armas es una actividad peligrosa, por último, pero no menos importante, la falla relativa, que
es basada en un principio que indica que nadie está obligado a lo imposible, incluyendo al estado,
en donde se escuda la responsabilidad, comprendiendo que en algunas ocasiones el
incumplimiento que genera un daño antijurídico debe estar precedido de circunstancias posibles y
concretas para prestar un servicio, de lo contrario se entenderá que esta falla es relativa.

En la segunda subdivisión que hace Ruiz, de los sistemas de imputación de la


responsabilidad civil extracontractual del estado, l responsabilidad objetiva se destaca por su
amplio contenido de títulos de imputabilidad, y por constituirse sin dar mayor relevancia al sujeto
directo que ocasiono el daño en representación de Colombia, sino por el contrario le imputa la
responsabilidad independientemente al estado, sin que pudieran ignorarse los perjuicios causados
a los particulares de forma excepcional, sin que debieran tolerarlo como un daño común o carga
colectiva.
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Como primer título de imputabilidad el daño especial, que es una teoría moderna que parte
en supuesto básico de la igualdad de los ciudadanos frente a las cargas públicas, es decir que todos
los ciudadanos tienen el deber de soportar las mismas cargas que los demás, dado el caso en que
algún individuo comunidad tenga que soportar una carga especial, surge el deber de indemnizar a
cargo de estos últimos, debido a que se trata entonces de un principio del derecho basado en el
pensamiento colectivo, según el cual la vida en sociedad requiere de soportar ciertas circunstancias
que los beneficien a todos, sin ser indemnizados, el ejemplo más común es la construcción de un
puente peatonal en donde de cierta forma todos deben soportar el hecho de que se encuentren
construyendo la calle y que se encuentre cerrada la vía por un tiempo, pero ese tiempo no puede
extenderse injustificadamente, porque estaría ocasionando entonces una carga de la cual el
ciudadano y en específico la comunidad que habita ese sector no debe soportar, puesto que se hace
excesiva, por lo tanto, se debe tener en cuenta esa delgada línea que puede transformar una carga
pública común en una descomunal y dañina.

Otro evento típico que constituye la responsabilidad del Estado por daño especial es la
privación injusta de la libertad, en donde hay un actuar legítimo del estado, en donde se presume
que actúa para garantizar la seguridad, el orden público y combatir tanta delincuencia, para
beneficiar a la mayoría de ciudadanos, y es la carga que debe soportar el individuo por infringir la
norma, pero, caso contrario sucede cuando es privado de la libertad sin motivos fundados y por lo
tanto se ve afectada su vida en relación y se ve obligado a soportar una carga excesiva, debido a
que no cometió la conducta punible.

A su vez, lo mismo ocurre en los casos de utilización de un bien inmueble particular o


privado por parte de las autoridades públicas, así la finalidad de esto sea legítima, el individuo
sufre un menoscabo patrimonial.

Siguiendo ese mismo camino, el riesgo excepcional, es un tipo de responsabilidad objetiva,


qué ha sido decantada por la jurisprudencia en los eventos y las actividades consideradas
peligrosas, en cuanto a su realización, incluyendo en esta el uso de armas de dotación oficial, la
conducción de vehículos, las redes de energía eléctrica y toda situación que implique un riesgo en
sí misma, como los atentados terroristas. En este caso en concreto su inicio se dio en los años 1989,
en donde el actor no estaba obligado a probar y el demandado a desvirtuar, la administración sólo
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podía exonerarse de dicha responsabilidad al demostrando que la causa de la misma, concordaba


con un hecho extraño que rompe el nexo causal, si no se encontraba obligado a responder.

Recurriendo a que la jurisprudencia a sido más proactiva en cuanto a la teoría que incluye
las situaciones de vehículos, puesto que, si bien es cierto la conducción es una actividad riesgosa,
cuando un vehículo choca con otro, se puede considerar que hay una concurrencia de culpas, es
decir que dos personas están desarrollando una actividad peligrosa y puede que las dos hayan
influido al ocasionar dicho accidente, pero esto no indica que todo el tiempo la responsabilidad
sea conjunta, porque en algunas ocasiones es de carácter individual e incluye al estado.

En cuanto a los daños derivados del uso de arma de dotación oficial y el cumplimiento de
los deberes oficiales, que producen lesiones, muertes, daño de los bienes, y son causado por el
incumplimiento legítimo del servicio, los daños que ocasione será responsabilidad del estado, al
igual que los actos terroristas que vayan dirigidos a un objetivo institucional del estado y que su
ocurrencia no haya sido anunciada o prevista por los organismos de inteligencia, en este caso se
excluye el daño especial y de habla de una falla del servicio de seguridad del estado por omisión
o negligencia, porque si bien es cierto, es una actividad peligrosa, el daño es ocasionado
directamente por la falta de negligencia de los entes gubernamentales que no ejercen control y
prevención respecto de dichos actos.

En tercer lugar, la ocupación por trabajos públicos se encuentra definida desde la ley 38 de
1918 como el primer antecedente en que el Estado responde por el daño causado por la ocupación
de un inmueble con motivo de trabajo público, posteriormente a esto la acción indemnizatoria por
la misma causa, consagrada por la ley 167 de 1941, por lo tanto, fue el antecedente adecuado para
dejar por sentada la teoría que hoy en día se aplica tanto en la ocupación temporal, como en la de
carácter permanente por trabajos públicos, todo esto respaldado en el artículo 86 del código
contencioso administrativo, rescatándose de esta la restricción al estado para que no ocupe de
hecho los inmuebles, permitiendo los procedimientos legales para la adquisición del derecho de
propiedad privada, sino se busca remediar por el causante jurídico la situación irregular generada
por el dicho proceder de las autoridades públicas.

Estas disposiciones están fundadas en el artículo 58 de la Constitución consagra la garantía


de la propiedad privada y protege no sólo frente los datos jurídicos sino también frente a los hechos
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de ocupación permanente teniendo en cuenta que para permanente mente un inmueble ocasiona al
propietario un daño que no está obligado a soportar y que se constituye como antijurídico, dando
paso a la reparación patrimonial por dicho hecho. Este título de imputación, también se encuentra
amparado en el principio de igualdad frente a las cargas públicas que tienen: “todos los ciudadanos
y, cuando se demuestra que una parte o la totalidad de un inmueble fue ocupado por la
administración o por particulares autorizados por ella, causando perjuicios al patrimonio del
propietario, se rompe ese principio de igualdad” (Ruiz, 2010, p.17)

Es importante resaltar la aclaración que hace el consejo de estado al citar los elementos que
constituyen la procedencia de la acción de reparación directa en contra de un acto administrativo
legal.

i) Que se trate de un acto administrativo legal, esto es, que se trate de una actuación legítima
de la administración; ii) Que se acredite que la carga impuesta al administrado sea anormal
o desmesurada (rompimiento de la igualdad ante las cargas públicas o violación de la
justicia distributiva) La procedencia de la acción no depende de que el actor escoja
cuestionar o no la legalidad del acto administrativo, tal elección depende directamente de
la presencia o no de causal de ilegalidad en el mismo, si ella se presenta entonces el
perjuicio por el cual se reclama indemnización deviene de una actuación irregular de la
administración, esto es, del acto administrativo afectado de ilegalidad, evento en el cual,
para que el daño causado con aquel adquiera la connotación de antijurídico, es menester
lograr su anulación en sede de revisión de legalidad, mediante la acción de nulidad y
restablecimiento del derecho que es la que corresponde. (Consejo de estado, exp. 19001-
23-31-000-1996-07005-01(16079), 2006, p.4)

Como último título de imputación, acción in rem verso, que surge a la vida jurídica bajo la
teoría del enriquecimiento sin causa, en donde la jurisprudencia ha determinado unos requisitos
que limitan su procedencia, a) un enriquecimiento de la parte beneficiada; b) un correlativo
empobrecimiento de la parte afectada; c) una relación de causalidad; d) una ausencia de causa
jurídica; y e) subsidiariedad de la actio in rem verso. (Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Tercera. Exp. 11499, 1997, p.3).
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Basado en el principio de la presunción de fe, tanto para el estado como para el


administrado, de manera que se tal cual y como lo comenta Ruiz (2010) ve asaltado este principio
cuando la administración:

Se lucra o se beneficia de una obra, servicio o labor a expensas de un particular, generando


la confianza de la concreción de un negocio jurídico, que luego resulta formalmente
inexistente y por lo cual éste no se ve retribuido, viendo menguado consecuentemente su
patrimonio. (p.18)

Bajo en entendido, de que esta indemnización se busca en virtud de los servicios usados y
no pagados por parte del estado, con la firme convicción de perfeccionar un negocio jurídico con
el estado, solo procede la acción in rem verso como mecanismo de compensación o restitución por
el detrimento sufrido, entendido bajo la vista de la jurisprudencia como un mecanismo subsidiario
para situaciones no previstas en la ley, tampoco puede ser ejercida cuando, por negligencia, no se
emprendieron las acciones legales correspondientes para un detrimento similar o en defecto de la
acción contractual.
20

5. Conclusión

Después de haber dado un recorrido amplio, por la evolución histórica de la responsabilidad


civil extracontractual del estado, se puede comprender el porqué de su concreto, la importancia de
los elementos que la constituye, y como cada una de las épocas vividas a lo largo del mundo,
fueron sentando el precedente suficiente para ser aplicado en Colombia, que toma inicialmente
como ejemplo a Francia, como en casi toda la dogmatiza administrativa y desata diversas teorías
y títulos de imputabilidad que se van perfeccionando con el paso del tiempo, bajo una perspectiva
más garantista del estado social de derecho, junto a la constitución política de 1991, encontrando
entonces que en la actualidad en colombiana existen diversas títulos que pretenden abarcar la
imputabilidad de la responsabilidad al estado colombiano, pero que en ocasiones se quedan cortos
para predecir los distintos riesgos a los que está sometida la población bajo el actuar del estado y
sus agentes, contemplando que se complementan y se constituyen uno en razón de otro, creando
una doctrina amplia y ventajosa en saberes, en donde cada día se va nutriendo más de derecho
consuetudinario y se va reflejando a través de los distintos fallos jurisprudenciales.
21

6. Referencias bibliográficas

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MARTÍNEZ CABALLERO.]

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exp. 19001-23-31-000-1996-07005-01(16079), [ M.P Ramiro Saavedra Becerra]

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