Libro. 200 Palabras en Una Maleta Diversa. Versión Final.

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Las opiniones vertidas en este libro son de exclusiva responsabilidad de

los/as autores/as y no reflejan necesariamente las del Alto Comisionado


de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) o las de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU).

200 palabras en una maleta diversa. Relatos


sobre Refugio y Migración LGBTIQ+.
1ª Ed. Chile, La Maricartonera, 2020.
Diseño de Portada: José Manuel Simons D.
74 Págs.

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3
4
PRÓLOGO

Las circunstancias que históricamente ha atravesado


América Latina y el Caribe, y que hasta hoy en día
vivimos, han sido determinantes para nuestros
desenlaces como región y el mundo; hoy vemos uno
de los mayores éxodos a nivel mundial, recorriendo
como nunca antes en el Cono Sur, realidades que la
historia de la región no habían conocido en un
período de tiempo bastante corto; no con esto
debemos darle invisibilidad a la movilidad humana
que nuestros antepasados han protagonizado,
desde los primeros pasos a través del estrecho de
Bering; quienes atravesaron el río San Lorenzo; los
llamados “viajes de descubrimiento”; la invasión
española contra la que lucharon líderes como
Caupolicán; los saqueos; las movilidades sin fronteras
de incas; mixtecas; mayas; las movilidades y
desplazamientos forzados de mapuches; aimaras;
yanomamis; sumado a quienes huían de las guerras
más desastrosas, como españoles; italianos;
alemanes; pasando por las más neófitas
terminologías en las migraciones por consecuencias
5
políticas, económicas, catastróficas, familiares, entre
una diversidad de razones que envuelven la
movilidad en general: el refugio, el exilio y la
migración, toda una como un ejercicio natural de
nuestra esencia humana. Centroamérica ha sido
protagonista de La Bestia, una continua pasada de
hermanos latinoamericanos que huyen del
narcotráfico, de dictaduras, de la violencia, la
desigualdad y la discriminación… todos en busca de
un sueño americano. Pero el sueño americano dejó
de estar en el norte cuando el éxodo venezolano
comenzó a hacer fuerza a través de la costa oeste
del continente; la crisis democrática, social y
humanitaria que atraviesa Venezuela ha dejado
alrededor de 6 millones de personas que se han visto
forzadas a salir a otros países de la región en busca
de un sueño americano, pero esta vez, muchísimo
más latino. Hemos atravesado kilómetros que nunca
antes habíamos imaginado, puentes, fronteras, visas,
pasaportes, antecedentes y un sinfín de burocracias
que nos cierran las puertas, así como se han cerrado
los ojos cuando la violencia atacaba al vecino.
Muchos han callado cuando nos iban retirando poco
6
a poco la garantía de nuestros Derechos Humanos,
pero nadie puede callar la voz de 6 millones de
personas. Nadie.

Dejamos de ser los vecinos petroleros, los ricos del


Norte del Sur, los progresistas, los que exportaban
café, cacao y muchas Miss Venezuela; pasamos a ser
los que huían con una maleta desgastada, sin
papeles, rogando que nos dejaran pasar,
atemorizados frente una aduana, pobres, negros,
mujeres, indígenas… y muy por debajo de todo eso:
maricones, lelas y trans; los difuminados, los no
prioritarios.

“6 millones de exiliados” se repite aquí y allá, utilizados


como cifras en informes, conciertos y reportajes…
¿pero cuántas personas LGBTIQ+ somos? ¿Qué
derechos nos hacen falta allá y acá? ¿Qué
experiencias vivimos? ¿Qué tanto tenemos que
contar? ¿Cuándo comenzaremos a ser parte de las
noticias, de las necesidades? ¿Quiénes hablan de
nosotres cuando nadie quiere vernos?

7
Con este libro de cartón reciclado, desdibujado,
pintoreteado, pero con mucho sentido, quiere servir
de puente (sin fronteras y burocracias) para contarte
relatos diversos sobre la movilidad humana de varias
personas con la alita rota… como diría la tía Lemebel.

La Maricartonera

8
Un nómada sin rumbo
La energía negativa yo la derrumbo
Con mis pezuñas de cordero
Me propuse recorrer el continente
entero
Sin brújula, sin tiempo, sin agenda

Pal’Norte – Calle 13

9
10
JUNTAS DE LA MANO

Somos Nella Márquez (22) y Mariangel Alvarado (27).


Emigramos desde Venezuela hace 3 años y nos
conocimos hace 1 año. Luego de 2 meses en el
mismo trabajo fue que coincidieron nuestros horarios,
comenzamos a conocernos y nos dimos cuenta que
ninguna de las dos había tenido una relación
pública, ambas crecimos entre el secreto y el miedo
a la sociedad venezolana, así que, juntas
experimentamos por primera vez el presentarnos a
nuestras familias y amigos como novias.

Hoy, un año después, vivimos juntas, crecemos y


aprendemos juntas y, a pesar que extrañamos
nuestra tierra natal, agradecemos el poder caminar
de la mano en público sin temor a ser objeto de burla.
Lo mucho que hemos madurado y aprendido, ha
sido producto de la migración y por eso estaremos
siempre agradecidas.

11
Esperamos seguir de la mano hasta la legalización del
matrimonio igualitario en Chile.

Alias: Thetregua

12
CERTIFICADO DE EXISTENCIA

“¿No llevo acaso en la cartera / mi recién adquirido


/ mi flamante /Certificado de Existencia?”.

Fernando Pessoa

Me miro en el espejo. Estoy desnudo. Recorro mi


cuerpo con mis manos. Lo reconozco, lo amo. Me
veo a los ojos. Ahí estoy. Soy hombre, estoy vivo. Peino
mi cabello, acicalo mi barba, cepillo mis dientes, me
pongo colonia. La misma rutina, pero hoy es 29 de
abril: un día diferente. Estoy tan emocionado y
nervioso que me tiemblan las manos cuando me
pongo la camisa, los pantalones, me ato los cordones
de los zapatos, en especial cuando me hago el nudo
de la corbata.

Hoy es el día en que, finalmente, Jess será real, legal


e indiscutible.

13
Son las 8:40 a.m. Consuelo, Sergio y yo entramos a la
Dirección General de Migración y Extranjería. Me
sudan tanto las manos que temo se me resbale el
bastón que sujeto con mi mano derecha para
ayudarme a caminar. Me quedo en el pasillo frente a
la ventanilla de información y le mando un mensaje
a Julio Arangón, Presidente de la Comisión de
Diversidad de la Dirección.

Estoy de pie en el mismo punto en que he estado


decenas de veces. Desde aquella primera vez, en
2014, que fui a esa oficina luego de haber llegado de
Caracas, Venezuela. San José era una ciudad
desconocida y aterradora, llena de promesas, y todo
giraba en torno a conseguir un estatus migratorio
legal. Recuerdo con claridad cada vez que visité esa
oficina, cada vez que entregué documentos, cada
vez que hice las filas. Cómo pasé de ser una persona
a ser un número de expediente. Cómo peleé una
batalla de cuatro años que terminó, finalmente, en
mayo de 2018 cuando me aprobaron la residencia.

14
Don Julio me dice que le espere en la entrada de la
Puerta 3: Documentación; y pronto llegan también
Angélica Solera, Oficial de Protección Especial,
encargada de temas LGBTI, y Andrea Hidalgo,
encargada de temas migrantes. Dos mujeres
extraordinarias que batallaron a mi lado, por mí, en
mi nombre, para la aprobación de mi residencia y
para que estemos en ese momento, atendiendo mis
cuatro denuncias por discriminación xenofóbica y
transfóbica, y faltas al debido proceso cometidas en
esa Dirección, como aquella vez que una funcionaria
me gritó frente a decenas de personas y me
discriminó; o aquella otra en que un funcionario
decidió que yo no era la persona de mi expediente y
se negó a atenderme. Estamos todos y todas listos y
listas para entrar. Voy, con mi séquito, al Cubículo 8
en el que una funcionaria muy nerviosa y maquillada
me recibe. Me pide los documentos, intercambiamos
palabras que no escucho. Y finalmente, me muestra
la pantalla y me dice:

- “Compruebe que todos los datos son correctos”-

15
Ahí está todo: Jess Márquez Gaspar. Sexo: Masculino-
Residente Temporal. Tres inmensos logros. La emoción
me abruma y apenas alcanzo a contestar:

- “Todo está correcto”-.

Una foto de mí, conteniendo el llanto, es tomada por


la Coordinadora de Comunicación de la Dirección y
congela el momento. Durante una larga hora debo
esperar. Nos sentamos en unas sillas plásticas y
desgastadas en un día particularmente soleado y
caluroso. Mi comitiva ha crecido: Guillermo Murillo, mi
abogado, gran aliado y amigo, llegó con un ramo de
flores. Sus consejos legales fueron vitales para esto.
Luis Salazar, el Comisionado Presidencial LGBTI, me
abraza. En enero de 2018 se hizo famoso cuando la
Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte
IDH), respondió dos preguntas redactadas por un
equipo legal que lo incluía y presentadas por la ahora
ex vicepresidenta, Ana Helena Chacón, con la
Opinión Consultiva OC-24/17. Cuando ella leyó el
contenido de ese documento el 9 de enero, lloré y
lloramos, entendiendo que su contenido nos
cambiaría la vida: sólo que no sabíamos cuánto.
16
La respuesta a la segunda pregunta de la Opinión
Consultiva fue contundente y hermosa: el Estado
costarricense debe reconocer el derecho a la
identidad de las personas trans, desarrollando un
proceso administrativo, gratuito, confidencial y
expedito para que podamos corregir nuestro género
y cambiar nuestro nombre para que coincidan con
ese con el que nos identificamos.
Reviso mi celular y le escribo a papá, para contarle
que estoy esperando. Mis amistades envían buenos
deseos. En Facebook, más temprano publiqué un
estado anunciando que iba de camino. La
expectativa está en el ambiente y está cargada de
emoción. Por una vez, mis denuncias públicas y mis
conversaciones privadas, no son sobre las veces que
estuve a punto de ser apaleado en lugares de
trabajo por compañeros, o sobre aquel episodio en
que tres hombres me persiguieron por la calle
gritándome: “¡Vamos a matarte, playo!”, ni sobre mi
batalla diaria para recibir atención médica, para
usar servicios bancarios, para montarme en
autobuses y en Ubers, para encontrar pareja, sin ser
discriminado por mi identidad de género, mi
17
orientación sexual, mi origen o mi discapacidad.
Empiezo a desesperarme en aquel saco prestado y
sintiendo mi corazón latir a mil por hora, cuando
finalmente un funcionario le hace señas a don Julio,
y le dice que nos acerquemos. Vuelvo a entrar a la
Puerta 3, sólo acompañado por Consuelo esta vez,
para que me tomen las huellas; me entregan un
rectángulo plástico, blanco por el reverso, pero con
datos, una fotografía y un título en el anverso. Lo
sostengo en mis manos y doy varios pasos antes de
bajar la mirada y verlo entre mis manos: es real.

En los siguientes instantes, y ante la mirada curiosa de


decenas de personas para quienes es un día común
y normal, comienzo a llorar. Al salir abrazo a Luis, y le
agradezco inmensamente: por haber creado la
Comisión de Personas Trans luego de ser nombrado
en mayo de 2018, y haber trabajado con nosotres
para hacer el Decreto 41.173, que reconoce la
obligación de todas las instituciones públicas de
reconocer la identidad de género de las personas
trans en todos los documentos, bases de datos,
registros y plataformas, e invita a la empresa privada
y los Colegios Profesionales a hacer lo mismo.
18
Sigo llorando cuando abrazo a Angélica y a Andrea,
de la Defensoría, por la batalla que dieron para
trabajar con Luis y conmigo durante seis meses
desarrollando el Decreto 41.337, que establece el
Reglamento para que la Dirección General de
Migración y Extranjería reconozca la Identidad de las
Personas Trans Migrantes en el Dimex o Cédula de
Residencia; y luego, para presionar a la Dirección y
sus funcionarios y funcionarias para que aprobaran
mi solicitud de cambio de mis datos cuando la
presenté en febrero de 2019. Abrazo a Memo y
lloramos juntos. Como lloré una semana antes, el 21
de abril, cuando don Julio me llamó para notificarme
que mi solicitud de cambio de nombre y corrección
del género había sido aprobada. Como lloré otras
tantas, pero de tristeza, pensando que mi identidad
nunca sería reconocida, y que sería siempre un
ciudadano de segunda, porque yo nunca calcé en
los moldes de lo socialmente correcto y estuve
demasiado determinado a ser quién soy y no quién
se esperaba que fuera.

19
Me recupero de la emoción y las siguientes horas se
convierten en un torbellino. La Directora de la
Dirección, doña Raquel Vargas, y el Sub-Director, don
Daguer Hernández, me dan la mano, nos tomamos
fotos. Consuelo y Sergio me llevan a almorzar y en el
carro envío el comunicado de prensa, las fotos y los
videos que Consuelo me tomó, a los medios de
comunicación. Hicimos dos Lives durante el proceso
y mi celular se convierte en una lluvia de
notificaciones que me abruman y me llena de
felicidad. Esa tarde, sentado en la sala de mi casa,
una cámara de Repretel me apunta mientras doy la
sexta de decenas de entrevistas que daré ese día y
los siguientes. El reportero me pregunta qué significa
este logro en materia de Derechos Humanos en
Costa Rica, y es entonces que entiendo que me he
convertido en la primera persona en el país en lograr
la corrección del género en su identificación por vía
administrativa, logrando ir más allá que mis
compañeres de lucha, las personas trans
costarricenses que han podido cambiarse el nombre
más no corregirse el género desde mayo de 2018,
cuando el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE)
20
realizó un cambió en el Reglamento del Registro Civil
para incorporar el procedimiento.

Luego, sentado en la computadora, descubro que


decenas de medios han reproducido la noticia, no
sólo en Costa Rica sino en Venezuela. Mis amistades
y mi pareja me escriben mensajes de celebración.
Hablo con papá por teléfono y está orgulloso y feliz:
ahora podré traerlo a Costa Rica y sacarle la
residencia a él. Mi hermano mayor, Pompeyo, me
felicita. La medianoche pasa y la llegada de la
madrugada trae la calma, al menos por unas horas,
mañana habrá trabajo, más entrevistas, más
mensajes de WhatsApp. Pero ahora, estoy sólo en mi
apartamento, en silencio. Como aquella noche de
2016 en que veía la serie lésbica de The L World,
cuando uno de sus personajes sale del closet,
comienza a transicionar y elige el nombre de Max, y
yo sentí la urgencia de levantarme de la cama,
desnudarme, y mirarme en el espejo. Mi imagen se
había hecho borrosa, desenfocada, porque a mis 26
años no sabía quién era. Recorría mi cuerpo con mis
manos y veía uno que no estaba ahí, diferente.
21
Logro dormir unas horas. A la mañana siguiente, estoy
exhausto y aterrado, pero me animo a alistarme para
ir a una entrevista en vivo en La Revista de Canal 13.
Mientras lo hago, reviso los cientos de comentarios y
mensajes en mis redes sociales, y siento la felicidad,
la alegría de amistades, activistas, personas
conocidas y desconocidas, pero sobre todo, la
esperanza que muchas personas trans ven en este
logro. Entro al baño para alistarme, como lo hice el
21 de junio de 2016, el día que decidí salir al mundo
vestido, calzado, y siendo el hombre que soy y que
siempre fui, y me detuve a peinarme el cabello,
aterrado, temblando porque sabía que el camino no
sería fácil. Pero levanté la mirada y vi a aquel niño de
cinco años, asustado y triste porque no pudo ser
Aladdín en su cumpleaños número cinco. Con
afecto, le dije que me acordaba de él, que lo había
olvidado y relegado a un rincón de mí mismo, pero
que ahora sabía que estaba ahí, y que ya casi
íbamos a ser libres.

22
Ahora, tres años más tarde, con un año y medio de
testosterona en el cuerpo por el Tratamiento de
Reemplazo Hormonal que llevo, y luego de haber
hecho público que soy un hombre trans, he cumplido
mi promesa. Ese niño es libre, sólo que ha crecido y
tiene casi treinta años.

Se está haciendo tarde. Salgo de la ducha y me miro


en el espejo: esta vez, la imagen es nítida. Estoy
desnudo. Recorro mi cuerpo con mis manos. Lo
reconozco, lo amo. Me veo a los ojos. Ahí estoy. Soy
hombre, estoy vivo. Me visto. Y antes de salir hacia la
Asamblea Legislativa, tomo el rectángulo plástico,
blanco con un código de barras, por un lado,
impreso por el otro, que
establece irrefutablemente
quién soy. Mi Dimex.

23
El Certificado de Existencia de Jess Márquez Gaspar,
de Sexo Masculino, Residente Temporal en San José,
nacido en Caracas. Y el primer certificado de la
existencia plena y absoluta de todas las personas
trans en Costa Rica otorgado el 29 de abril de 2019.

Jess Márquez Gaspar

24
CON LO PUESTO

Así me vine, con mi par de zapatos, mis calcetines


grises, un pantalón café, una camisa celeste y mi
chaleco gris. Unos pocos billetes para cambiar, a
donde llegara, por la moneda local; y mi pequeño
bolso de género que mi tío, que hizo el servicio; me
regaló cuando cumplí 18.

Cuando eres joven, ilusamente crees que cumplirás


con esos sueños de recorrer el mundo en un avión o
en un tren… yo me iba desde donde nací, en una
barcaza. Se le llama así, porque es fabricada a mano
por los que nos queremos ir; un nudo me apretaba
ese día el estómago y la garganta.

El mar estaba bravo, y las olas picaban fuerte contra


la costa. La barcaza era hecha de puros neumáticos
viejos y tablas amarradas; nuestra vela, un gran trapo
azul, remendado a más no poder, y un timón de
fierro, colgado en la cola del navío improvisado. A lo
lejos, el borde del mar se dibujaba; mientras
escuchábamos a la distancia, a toda la gente desde
la costa animándonos con gritos y saludos.

25
¿Sabes? Uno no tiene esperanza en que esto flote…
solo está, en que lleguemos a donde queremos
llegar: al “American Dream”.

Rodrigo Durán H.

26
Algunos cruzan el borde en avión
Otros en burro o en camión
Y los coyotes hacen dinero por montón
Be yourself, no importa what they say
I'm an alien, I'm a Illlegal alien
Emigrante ilegal en New York

Venezuelan in New York – King Changó

27
28
DE CÓMO PREPARAR MALETAS

En respeto a Andrés, su familia y todo su talento, este


es un homenaje póstumo.

No, no, no… ¡No quiero irme para ninguna parte! Es


que aquí estoy cómoda, tú sabes, mis padres, mis
amigas, la casa y todo eso. Yo no quiero llegar allá
como una loca, adivinando dónde voy a dormir,
porque me están dando el puesto, pero no todo lo
demás. Esa ciudad es muy tenebrosa, todo el mundo
pendiente de sus cosas como si no les importara
nada, y yo no soy así, no estoy acostumbrada a
soliloquios mezquinos.

Pero ya está bueno de conformismos, quiero más y


aquí no me darán lo que busco, por eso, amigas y
amigos, yo tomo mis maletas, mi neceser, y me voy
de aquí, me voy, me voy, me voy.

29
¡Pero no puedo! Llevo más de dos años preparando
maletas, saco y meto ropa, cuento cuántas toallas
necesitaré, una por semana para no estar lavando
tanto, pienso en si llevarme la cartera negra o sólo la
marrón, empujo para que entren dos toallas en lugar
de una, así, cuando use la primera la pongo a secar
y tengo la otra de repuesto, la secadora, mi
maquillaje, los tacones para la primera cita de
trabajo, mi colección de colitas y mis pijamas, que
desde que mi tía Anabel me regaló una, me volví
fanática y sin ellas no puedo pegar un ojo y por
supuesto, los lentes y mi hija… mi laptop.

En dos años no he logrado concretar si llevarme sólo


blusas, es mejor opción que llevarme mis franelas. Dos
años cerrando y abriendo maletas, preguntándome
si habrá cocina en la residencia, pero aún no he
hecho la primera llamada averiguando precios ni
nada, como si me va a llegar del cielo por obra de
Dios.

30
Preparar maletas es la tarea más difícil de todas,
porque cuando las cierras y las colocas en la puerta,
lista para partir, ya no hay marcha atrás. Porque en el
proceso de almacenaje, intentas guardar tus
recuerdos y no te caben, y esa bendita sensación de
que, al llegar allá, notarás que dejaste la chaqueta y
el frío es insoportable, empieza a caer un chaparrón
y es allí cuando descubres que no metiste el
paraguas. ¿Y los lentes de sol? ¡Los dejaste en tu casa!

Preparar maletas es dificilísimo, porque quieres


llevarte el bolsillo de tu esposo, la comida de tu
madre, el abrazo de tu amiga y el perro de la casa
¡Pero no caben! Cuando preparas maletas, deseas
llevarte tu cama que ya tiene la forma de tu cuerpo
grabada, quieres llevarte el olor de la ropa de tu
abuelo, el quesillo de la vecina ¡y esas cosas no
caben! Metes los besos de tu hermana y rebotan, no
caben. Las chácharas con tu mejor amigo del
bachillerato se salen de la maleta. La mesita de
noche no cabe. La lavadora que aprendiste a usar
desde chamita no cabe. El café de tu mamá, las
arepas de la tía y la casa de campo de tu padre por
31
supuesto que no caben, no cabe. ¡Todas esas cosas
no caben! Porque en las maletas sólo entran las
ganas de quedarte en donde estás y morir tranquila
y sin preocupaciones, morir fracasada y conforme.

¡En las maletas sólo hay espacio para llevarte las


ganas de volver! Me siento ajena a este lugar, ya no
pertenezco a este espacio, entonces, como vivo
pensando en estar allá, no estoy aquí por completo;
estoy, y no estoy, es un eterno ir y venir de recuerdos
y ganas, debo aprender a controlar la ansiedad; si no
soluciono esto, colapsaré. Son lógicas sin sentido que
sólo yo entiendo; como no quiero estar, no estoy
entonces, si no estoy ¿quién está por mí? Voy en
piloto automático a todas partes, con ganas de salir
corriendo, salir corriendo, salir corriendo.

No te dejan ir los más mediocres y se las ingenian para


detenerte. Ponen a dudar hasta al más convencido,
quieren meterte en la cabeza que esas ganas de
volar más alto, son exclusivas para pájaros más
grandes. Te cortan las alas, impiden tu vuelo, te llenan
de miedo. Estás superando los temores y vienen justo
32
a tumbarte la seguridad que te mantiene firme. Es
cierto que unos realmente quieren advertirte de todo
lo que puedas encontrar allá, y se les agradece, pero
en este tiempo he sabido distinguir quiénes tienen
malas intenciones.

Si tienes un plan en tu vida, tápate los oídos, y no


escuches ni siquiera los buenos consejos. Porque si
estás decidido, ¡Lo estás y ya! Escuchar a los demás
te hará dudar de tu poder. Yo quiero irme y descubrir
cómo será mi vida lejos, si seré un fracaso pues
prefiero serlo allá; si me irá mal, esperaré a que me
vaya bien; si me despiden, buscaré otro trabajo; si
estoy pasando trabajo, esperaré tiempos mejores,
prefiero un fracaso allá que otro éxito acá.

No quiero quedarme.

Yo, me voy.

Andrés Gutiérrez López t

33
VENEZUELA ES UN PAÍS SIN LEYES PARA LA DIVERSIDAD

No sabía que estaba huyendo de mi país hasta que


asumí mi identidad femenina a los meses de vivir en
Santiago. Venezuela es un país sin leyes para la
diversidad y es una pena que muchas personas
tengan que sufrir abusos, pero que no exista alguna
ley que pueda protegernos. Sé que también es un
tema social y cultural, que sólo espero pueda
cambiar y en un futuro las personas transgénero en
nuestro país podamos ser recibidas con amor y
respeto.

Elizabeth Antoinette

34
XENOFOBIA (IN)JUSTIFICADA
Emigré el mismo año que salí del clóset, fue duro irme
de casa, sentir que me separaba de mis raíces. Salí
de mi país un 6 de enero, con sólo dos maletas para
meter 30 años de vida, y eso no alcanzó. No fue fácil
el cambio, pero a un año conseguí un gran empleo,
me mudé de una habitación a un departamento y
tenía estabilidad. Soy muy reservada, a los meses de
empezar a trabajar hubo un evento fuera del trabajo,
todas mis compañeras fueron a un lugar de strippers
masculinos, yo me negué a ir y todo cambió.

De la noche a la mañana un grupo de tres


compañeras comenzaron con bromas pesadas y de
la nada surgió la homofobia, al quejarme sobre el
tema disfrazaron todo en xenofobia porque es más
“justificada”, en menos de 30 días era el blanco de
dos fobias, era insoportable y lamentablemente tuve
que renunciar.

Es doloroso salir del armario y luego tener que volver


a entrar. Ahora me escondo más que antes.

35
Se habla de
aceptación y
libertades, yo no he
tenido una nueva
oportunidad de
empleo que iguale
o mejore el que
perdí, porque tres
mujeres decidieron
no aceptar quien soy.

Todos somos Iguales

Andrómeda

36
Se volvió ilegal
Lejos de su tierra natal...
Tuvo que pagar con la soledad...
Ahora sin su parvada
No tenía nada
Pero la paloma creía en sus alas

Palomita – Mon Laferte

37
38
EL OLEAJE

Estaba recién llegado a ese país, a esa ciudad de la


costa, y como cualquier migrante, necesitaba un
empleo para comer. Así que pedí consejos a mi
amigo Víctor, quien hizo hincapié en un precepto
que le había funcionado: jamás reveles que eres gay.
Fue así como iba a entrevistas de trabajo cada
semana, en las que me preguntaban por la
noviecita, si había llegado a Chile con hijos, si estaría
interesado en iniciar una familia con esta nueva
oportunidad, pero siempre respondía con evasiones
o silencios. “Vivo con mi novio, se llama Leonardo”, se
quedaba atragantado en mi pecho frente al
entrevistador de mirada escudriñadora. Las verdades
se ocultaban como piedras en la orilla, las aguas
retrocedían cuando conseguía un trabajo
temporario, después: el desempleo. Volvía el oleaje
con más fuerza.

39
En la marea alta me negaba nuevamente, y negaba
a mi novio por un trozo de pan y un puñado de
billetes. Regresaba del trabajo luego de la
medianoche y lo abrazaba con fuerza en nuestra
cama, lejos del despido, sin riesgo a ser vistos por
nuestros jefes.

Jair J. G. Quiroz

40
ESTE MUNDO NECESITA A PERSONAS CON NUESTRAS
VIVENCIAS

Salí de mi país natal Venezuela hace ya 4 años, tal


vez con mayor suerte que otros que me han
precedido, no estoy seguro de ello, tampoco soy muy
partidario de las comparaciones, pero de lo que sí
estoy seguro, es que ha sido una de las experiencias
más fortalecedoras de mi vida.

Mi madre partió primero del país, unos meses antes, y


no quiero agregar un giro dramático a todo esto,
pero había sido diagnosticada con Cáncer de Piso
Pélvico, debíamos luchar por su vida, y eso hicimos,
como muchos otros, vendimos casi hasta la ropa que
teníamos puesta al llegar al aeropuerto, yo con solo
una maleta de 32 kilos logré llegar a mi destino: la
casa de unos familiares lejanos que ofrecieron
alojarme en el sofá de su sala, pensé que el ser un
hombre gay adulto no ocasionaría ningún problema
si me “comportaba como debía”; lamentablemente
eso no sirvió de mucho, si a la xenofobia le anexamos
la homofobia, podrán imaginarse el coctel resultante.

41
Hoy a Dios gracias, estoy bien, mi madre sigue con
vida y luchando, estoy comprometido con un
hombre que ha logrado devolverme los colores que
antes tenía mi vida. A quienes me leen, les digo: sigan
luchando por sus sueños, no se rindan, este mundo
necesita a personas con nuestras vivencias, y
nosotros definitivamente necesitamos de este
mundo.

Juan Carlos Pérez Hernández

42
IRME ME QUITÓ OPCIONES.

El postgrado quedó a medias. Dejé a mi hermana y


dos perros, asumí que se harían compañía. No saqué
la licencia de conducir ni fui a la playa que tenía de
fondo de pantalla, mucho menos di la vuelta a la
Península; nunca hubo tiempo. Todas las
posibilidades quedaron en papel y los recuerdos
parecen ser de otra vida.

Irme me quitó opciones, llegar a Chile me dio muchas


otras en bandeja. Fue así como pude caminar de la
mano con una chica que me gustaba a plena luz del
día. Salí a la calle a pregonar la palabra de la
diversidad, subí cerros, dejé de alisarme el pelo. Dejé
de escribir para los demás… dejé de hacer muchas
cosas para los demás. Pisar tierra firme me dio
libertad, pero ella quedó atrás. Me despidió en el
aeropuerto y no hubo más que un par de abrazos y
una foto que se perdió.

43
Quedó ella para irse unos días después y multiplicar
la distancia. Por mucho que gane, mi balance estará
en números rojos mientras ella siga estando a cinco
mil kilómetros y no tenga manera de besarle a diario.

Karem Gómez Díaz

44
DIVERSIDAD DE ORGULLOS

Al partir de Venezuela, asumí que además de


«lesbiana», mi nueva etiqueta sería «inmigrante», y es
que todo es muy parecido al hecho de ser «queer»,
es como entrar y salir del closet, pero esta vez, es un
closet patrio.

Al final de cuentas, en el país destino, eres un extraño,


eres diferente, y muy pocos van a hacer el esfuerzo
de aceptarte y entenderte como eres: te culparán
de todo lo malo que sucede, pero no podrán ver el
sufrimiento que traes a tus espaldas; tal vez te dirán
que no eres como el resto de los tuyos, y por eso serás
digno de aceptación; quizás te echen del lugar
donde vives por cualquier motivo; querrán
emparejarte con alguien «como tú», solo porque
comparten la misma nacionalidad; te dirán que te
devuelvas al infierno de donde saliste; no importa
cuántas identificaciones tengas, para ellos siempre
serás un forajido; incluso, podrán atentar contra tú
vida, sabiéndote indefenso.

45
El tiempo de mi vida pudo pasar intentando formar
parte, de protegerme, de camuflarme, de ser como
ellos, pero en algún momento dejé de sentir
vergüenza y alcé mi cabeza para decir: Estoy
orgullosa de ser inmigrante, estoy orgullosa de ser
lesbiana.

Katherine -Mika- León

46
Despedirme fue duro en ese terminal
Lloré todo lo que en un año se puede
llorar
Pero me fui pa' la frontera
Espérense que ahora es que comienza
mi odisea

Me Fui – Reymar Perdomo

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TENEMOS QUE IRNOS

Todo comenzó un día, cuando le dije a mi novia:


“Tenemos que irnos”; comenzamos a investigar qué
lugar sería mejor, mejor economía, mejor
receptividad para personas homosexuales, y entre
mil cosas elegimos Brasil. Está demás decir que una
vida entera no cabe en una maleta. Emigrar con tu
pareja no es fácil, o los hace más fuerte como equipo
o los convierte en dos enemigos; en cinco años juntas
luchando por conquistar nuestros sueños y metas,
con altas y bajas que toda relación supera, apareció
su madre para vivir con nosotras, tuve que aprender
a convivir con hábitos y costumbres tan diferentes a
los míos, mi pareja cambió de tal manera.

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¿Cómo se vive con personas que no te aceptan?
¿Cómo se compite contra el amor de madre? ¿Qué
se puede hacer cuando te doblegan y pasas a un
segundo plano? Mi relación, después de tanto luchar
por tantos años, acabó. Brasil es un país que gracias
a Dios cuenta con un índice de discriminación muy
bajo, donde el matrimonio igualitario es permitido y
donde los derechos de las personas de la comunidad
LGTBIQ+ son respetados, actualmente la Marcha del
Orgullo más grande del mundo se celebra aquí en
São Paulo.

Keyni Rivas

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WI-FI

Una de las misiones importantes de la vida de


cualquier joven, gay y migrante, es lograr probar la
carne local, lograr ese intercambio íntimo, sexual,
intercultural y universal como es el sexo con una
persona de otro país, con otras dimensiones y otros
acentos pueden ser una buena experiencia,
recuerdo una noche con alguien que se pintaba
como un amante ideal: cena, tragos, te lo imaginaste
en todas las posiciones, fuimos a su departamento y
por alguna razón que no recuerdo, le pedí acceso a
su Wi-Fi, ahí se puso pálido, al principio se hacía como
que no escuchó, le insistí al rato, ahí me dijo:

- “Te lo daré, pero no te vayas a molestar”– me dijo.

- “Está bien, ¿cómo es? – le insistí.

- “Pero no te vayas a enojar, lo puse por los vecinos”.

- “OK, ¿cómo es?” – volví a insistir ante la intriga.

- “Es: “MueranMalditosMigrantes”-.

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Silencio incómodo, libido destruido, mejor me retiro.

¡Adiós para siempre!

Alias: N2

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22 DÍAS DE VIAJE

Hace 1 año, 5 meses, 2 semanas y 1 día comenzó mi


viaje como inmigrante. Con apenas un bolso en mi
espalda, donde se suponía iban a caber 26 años de
mi vida; una bolsa en mi mano derecha con la
comida que pudiera recolectar para 22 días de viaje
por carreteras, y un agua en mi mano izquierda para
hidratarme.

No tuve tiempo
de pensar en la
decisión que iba
a tomar,
encontré la
oportunidad de
irme de mi país y
me fui. Todo fue
muy rápido, tal
vez fue mejor así,
las despedidas
quedaron cortas e insuficientes, la perspectiva daba
miedo y aun así tomé el riesgo.

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Siempre me advirtieron que iba a ser un viaje difícil y
también me advirtieron que iba a ser una vida difícil,
les faltó palabras:

¡¡¡Es más difícil de lo que te pueden sugerir!!!

Hoy por hoy, aún peleo por tener mis papeles en


regla, peleo por encontrar siempre un motivo que me
diga que hice bien, peleo por los míos que aún están
en Venezuela, peleo por respeto y dignidad acá en
Chile… peleo por mí.

Sorprendentemente todo ha tomado un vuelco


positivo, tengo trabajo, amigos y un novio. Pretendo
conservarlos.

Alias: J.A.G.G.

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VACACIONES INDEFINIDAS

Viajé desde Caracas en avión hasta Santiago de


Chile, en junio del año 2017, para conocer a Fanfi, mi
novia a distancia. Fue la primera vez que nos vimos
en persona después de un año y medio de relación
romántica.

No viajé huyendo de mi país ni de su situación, pero


adaptarme a Chile se ha sentido como una segunda
adultez, después de haber crecido la mitad de mi
adolescencia y muy temprana adultez en fuerte crisis.
Planeaba conocerla 90 días exactos y luego regresar
a mi país, pero la aerolínea que me trajo dejó de
operar en Venezuela, un mes después de mi llegada
a Chile y nos reembolsó el dinero del pasaje.

De todas formas, ya estaba pensando en quedarme


con Fanfi y eso solo lo volvió real.

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Estaba muy poco preparada para migrar, y el
proceso (no tan especial) de tramitar mi visa ha
vuelto mi futuro bastante incierto. Aun así, me alegro
de haber tomado mi decisión.

Cada día que pasa donde vivo con mi novia, se


siente como un regalo para mí, la amo con todo mi
corazón. Espero algún día sentirme más segura y
visible en esta sociedad por cómo somos.

Alias: Reinapepiada

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GOTITA DE SANGRE.

Ser humano significa no tener fronteras, no tener


nacionalidades, respirar, comer, amar, transitar y
morir. Es eso, principalmente, lo que nos define.
Somos seres que al nacer, no tenemos papeles,
vinimos al mundo sin carnet de identidad, sin
pasaportes, sin maletas, sin visas, sin bienes, sin
limitaciones…

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Yo ya había experimentado lo que es ser
discriminado por mi orientación sexual y mis
expresiones; vivir en carne propia por ser quien eres,
cómo te comportas, quién te gusta, a quién amas,
quién te atrae, ya eso uno lo sabe... Se vive a diario,
porque la gente te mira, algunos dirán que no lo
sienten, pero depende de qué tan partida esté tu
plumita de pajarito alegre, depende de la
masculinidad o femineidad que no encaja o donde
otros te dicen qué identidad tienes cuando tú así no
lo sientes.

La discriminación se perfecciona en cada vista en la


agarrada de manos, en cada volteada de ojos, en
los besos públicos, en los cariños amenazados de
muerte, en otro rechazo en hoteles cuando son dos
hombres los que se hospedan, en cuando te dicen
"¿Para cuándo la novia?" o cuando presentan a tus
parejas como amigos. Uno en cierto modo, aunque
luche todos los días por el respeto y la dignidad que
socialmente merecemos, la normaliza... la regulariza,
la naturaliza. Y aunque difuminar la discriminación no
está bien, pasa. ¿No nos gusta? Pero pasa.
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Entonces uno va y viene en ese oleaje de
discriminación, haciendo vida, estudiando,
trabajando, camino a encontrarnos con amigos,
caminando solos en la calle, está allí, no es nueva...
Pero, ¿qué pasa cuando de repente se te suma otra?
Otra que no habías experimentado, otra que de un
día para otro se nota más, una que se revuelve con
la otra discriminación que hasta parecen una
ensalada, heterogénea pero homogénea, es una
sensación rara… Ser migrante.

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Cuando te transformas en migrante, en el extranjero,
en el que no es de aquí, el de las otras costumbres, el
de las playas caribeñas, en el “Oye, mi he’mano”, en
el del Norte cuando antes sólo éramos los del Norte
del Sur. Una vaina rara... Y sí, también se vive a diario,
en el metro, en el trabajo, en el edificio, en la
población, en el condomio, en el parque, en el
hospital y hasta en la mismísima fila de extranjería.
Todos, somos los raros. Pero una ahí, digna esperando
su visa, entre tanta gente tan rara como uno, entre el
“parce” y el “sí, pe”, entre el creole de los hermanos
haitianos; y es que, si te pones a ver, todos los
humanos somos raros, pero, en fin. El objetivo que nos
motivó a mudarnos, nos difumina la dosis de
xenofobia diaria, que gotita a gotita cae como en
centro de tortura sobre tu cabeza, sobre tu cuerpo,
bañándote de terminologías que ni conocías antes:
inmigrante, emigrante, migrante, refugiado, exiliado,
extranjero... ¿y tú qué carajos sabías de eso? Nada.
Pero ahora no sólo sabes las diferencias, lo eres, lo
vives, lo sientes, te transformas y así como te adaptas
a comer “sopaipas con bibía”, a integrar palabras, a
dejar de decir las que acá significan otra cosa, a
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regular el oído a un nuevo acento… así te adaptas a
tu nuevo título.
Si me preguntan, sólo hay dos momentos que han
marcado desde la xenofobia... El primero, cuando
estuve buscando trabajos en Pasaje Matta, entre
medio de los completos que ya no eran perros
calientes, entre la palta que dejó de ser aguacate,
entre medio de todo ese vaivén de nueva realidad,
te devuelven el currículo por ser venezolano; y tú me
dirás, ¿cómo no armaste un escándalo por el mal
trato? Pues porque uno se transforma en mendigo de
un trabajo, y aunque el impacto te deje en shock,
uno tiene que demostrar que decentemente uno
tiene mucha más educación que quien te discrimina.
Ese día dejé de repartir currículo y me fui a la piscina
del edificio, supuestamente a broncearme tumbado
recibiendo sol; pero la tonta no se acordaba que esto
no es Playa Parguito y vas a agarrar un bronceado
estupendo. No, los rosetones por quemadura me
recordaron el hoyo en la Capa de Ozono, que aquí
no te puedes tumbar todo el día y mucho menos, sin
bloqueador. No importa, al día siguiente seguí
buscando trabajo.
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La segunda vez que me sentí discriminado por mi
nacionalidad, fue cuando atravesaba la Plaza
Constitución, corriendo en medio de la rutina del
trabajo, entre el llamado de los corredores, el jefe y
en medio, súmale que no se me ocurriera llegar
tarde, porque claro, mientras unos mandan desde sus
4 ruedas, una tiene que apurarle a dos patas, entre el
subir y bajar las escaleras del metro, con el bolso, los
papeles, el almuerzo que se te enfría antes de
recalentarlo y entre los “¡Lleve a 5 lucas las calzas!”,
de vendedores ambulantes gritándote. Ese día, vi un
puesto para donar sangre. Yo, el muy altruista, me
paro a ofrecerme voluntariamente, reconociendo la
escasez de donantes, súper motivado. Fue ahí
cuando me hicieron recordar, que todavía con RUT y
visa aprobada, no era de aquí; que tenía que esperar
2 años para donar sangre, que los extranjeros
tenemos hasta que esperar tiempo para salvar vidas.
Dime tú… como si el tiempo te hiciera menos
extranjero o te limpiara la sangre automáticamente.

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Aquí ya voy casi para los 4 años, casi al día siguiente
de tener los 2 años, me sumé como donante, mi
sangre extranjera se mezclaría para salvarle la vida a
un nacional; tal vez con esa persona no comparta el
mismo suelo, ni la misma costumbre, ni sus ancestros
sean los míos... Pero en el fondo, muy en el fondo,
compartimos la misma sangre, y eso, es lo que
realmente nos hace ser más humanos.

José Manuel Simons

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A HUGO LO EXILIARON DEL PAÍS DE LOS HOMBRES

Apenas llegó, su presencia descompuso el aire. Hugo


nació aquí, pero aquí también fue de donde lo
echaron por encontrarlo amando a otro hombre.
Aquel día, el cielo estaba gris y las personas, en la
distancia, se veían iguales, por eso nadie lo
reconoció en la calle, hasta que entró a la cantina y
yo pensé en su nombre. Los gritos lo acorralaron a
buscar refugio a mi lado y a mí los vasos se me
cayeron de las manos. <Y tú…>, me gritaron. <Manda
a llamar a los matones para que saquen esta
basura>.

Sus ojos hablaban igual que en el pasado,


conservaban esa partícula de miedo, que sigue a su
felicidad. Entonces, yo no supe moverme, no sé si por
el sonido de los vasos o el de mi pecho. Pero se lo
llevaron.

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A Hugo lo desterraron del pueblo, después dijeron
que de la zona, de la ciudad, de la región y
finalmente del mundo, aunque nadie lo vio subirse ni
a un tren ni un bus. Cuando confirmaron su muerte,
declararon que no habló sobre ese al que amaba,
solo dijo que su corazón lo sabía de sobra, pero que
más le convenía olvidar.

Tristán Madrid

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PALABRAS DE FASIC
Este proyecto y la línea de intervención “Diversidad
Sin Fronteras” desarrollado conjuntamente por FASIC
Y ACNUR, surge como una tarea necesaria y urgente,
dentro de la intervención, históricamente hemos
acompañado a personas diversas, Trans , Gays y
Lesbianas que han llegado a nuestro programa para
compartir este desafío de integrarse a este nuevo
país donde buscan protección; las nacionalidades
han transitado desde Senegal a Venezuela con
distintos idiomas, sueños y esperanzas de vivir
libremente por su expresión de género y orientación
sexual y eligen a Chile como país de destino.

FASIC como organización ecuménica dentro de su


historia siempre ha acogido sin distinción a quien así
lo necesite y a quien confíe su proceso de integración
a este nuevo país, abogando porque se respeten
íntegramente sus derechos humanos y ha caminado
junto a las personas en épocas de dictadura para
salir del país y en épocas de democracia a quienes
llegan a nuestra patria buscando la protección y la
seguridad que no encuentran en sus países.

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Es el momento de visibilizar y relevar que las
migraciones forzadas o voluntarias también están
constituidas por colectivos LGTBIQ+, quienes llevan
consigo una carga adicional; la potencial
discriminación, exclusión y violencia tanto en los
tránsitos hacia países de destino, como en el lugar
donde se asientan.

Quizás el ejercicio más simple hubiese sido levantar


una bandera dentro de nuestra CASA, pero creemos
que, como hemos actuado históricamente en
nuestros 47 años ligados a temáticas de refugio, asilo
y migración, que el cambio debe ser más profundo,
debe atravesar normas internas, formas y maneras
como acogemos de una manera diferenciada a la
población diversa que demande nuestro
acompañamiento.

Las historias que llevaron a la composición de este


libro están transcritas tal como las personas las
enviaron, respetando sus historias, ideas, sueños y
maneras de expresarse libremente.

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AGRADECIMIENTOS
Agradecemos principalmente a la Fundación de
Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (FASIC), quienes
a través del tiempo han promovido el apoyo a las
víctimas con familiares desaparecidos en épocas de
dictadura chilena; dando apoyo a las personas en
situación de refugio y migración en general, pero,
sobre todo, por abrir las puertas de una fundación
con arraigo religioso, pero que han entendido que la
migración también abarca a personas LGBTIQ+.
Esperamos que las otras organizaciones con trabajo
en refugio y migración, copien esta valiente, pero
justa y solidaria iniciativa y salgan del closet para que
el activismo sobre movilidad humana, realmente nos
apoye y visibilice sin discriminación.

Agradecemos el apoyo que otorga la Agencia de las


Naciones Unidad para los Refugiados (ACNUR), a
este hermoso proyecto y a las instituciones,
organizaciones y al activismo en general, para poder
avanzar con herramientas necesarias hacia políticas
públicas que mejoren la calidad de vida de
refugiades y migrantes.
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Reconocemos el aporte de activismo chileno,
agradeciendo a quienes se sumaron a difundir y dar
visibilidad a este proyecto, como lo son: el
Movimiento por la Diversidad Sexual (MUMS);
Fundación Chile Positivo; Asociación Venezolana en
Chile; Agrupación Rompiendo El Silencio; el Núcleo
Diversidad y Género y la Asociación de Abogadas
Feministas (ABOFEM), que desde sus experiencias y
aportes a la sociedad, siguen demostrando la pasión
por la igualdad y la no discriminación, abriendo sus
puertas al apoyo psicológico, legal y migratorio a
personas LGBTIQ+ que provienen de otros rincones de
la región.

Finalmente, agradecemos a quienes se tomaron un


tiempo y aportaron sus experiencias, vivencias,
reflexiones y motivaciones, a ustedes: refugiades,
migrantes, exiliades, lesbianas, gays, bisexuales, trans,
intersexuales, queers y aliades heterosexuales.

Gracias.

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ÍNDICE
PRÓLOGO………………………………………………..…. 5

Juntas de la mano.………………………………………. 11

Certificado de Existencia…………………………….… 13

Con lo puesto…………………………………………..… 25

De cómo preparar maletas………………………….… 29

Venezuela es un país sin leyes para la diversidad…. 34

Xenofobia (in)justificada………………………..……… 35

El oleaje……………………………………………………. 39

Este mundo necesita a personas con nuestras


vivencias…………………………………………………... 41

Irme me quitó opciones………………………………… 43

Diversidad de orgullos…………………………………... 45

Tenemos que irnos……………………………………….. 49

Wi-Fi……………………………………………………….… 51

22 días de viaje…………………………………………… 53

La turista que resultó migrante………………………… 55

Gotita de sangre……………………………………….… 57

A Hugo lo exiliaron del país de los hombres………… 64

PALABRAS DE FASIC……………………………………….66

AGRADECIMIENTOS…………………………………...….70
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