Secuencia Didáctica Escuela N Lengua Y Literatura 6° El Mito

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SECUENCIA DIDÁCTICA

ESCUELA N
LENGUA Y LITERATURA 6°

EL MITO

DOCENTE:
Grado: 6to
Área: Lengua y literatura

Fundamentación

La literatura comprende el uso de la lengua tanto oral como escrita. Esta es


una práctica que nos hace replantear los saberes y las creencias sociales,
conduciéndonos a interrogar y desnaturalizar las convicciones discursivas y los modos
más habituales de la comunicación. La misma nos provee experiencias determinantes
para la formación de los/las lectores/as.
Partiendo del concepto de Paulo Freire (1991)
“...leer es un acto que involucra nuestra mirada del mundo, donde se leen
textos porque se leen las realidades, porque somos seres inconclusos y conscientes
de esta inconclusión”, en permanente búsqueda de razones, de conocimientos que
nos permitan tener otra percepción de lo que nos rodea, que nos permita darles un
sentido a nuestras ideas…”
Pensando en una enseñanza que sea significativa y constructiva para los/as
estudiantes, se trabajará desde una práctica de enseñanza que busca mantener viva
la creatividad, promoviendo la idea de que es posible trabajar el lenguaje como si fuera
algo moldeable sujeto a cualquier tipo de transformación.
Los mitos y leyendas constituyen un marco atractivo, de fantasía, para que el
niño pueda imaginar y producir, siendo esto necesaria para fomentar el conocimiento y
la integración de los saberes.
Este tipo de actividades en la escuela fomenta la capacidad creadora del niño,
despierta su imaginación y su búsqueda de respuestas nuevas.
En esta propuesta de aprendizaje se pretende que los estudiantes produzcan,
en grupos mitos y en la misma se abordará a partir de la resolución de diversos
enigmas planteados para ser resueltos teniendo en cuenta los aprendizajes
adquiridos, su imaginación, creatividad y puntos de vista.

PROPOSITOS:

 Propiciar a los estudiantes las herramientas necesarias para que puedan


expresarse libremente y propiciar espacios de intercambios de la palabra.
 Ampliar las posibilidades de conocimiento e interpretación del mundo, de
enriquecimiento personal, y de acción social y comunicativa de los estudiantes
 Propiciar espacios problematizadores para generar en los niños nuevos
conocimientos. 
 Fomentar la creatividad y autonomía en sus producciones escritas.
 Fomentar la creatividad, la ocurrencia, la fantasía y hacer visibles la diversidad
de sentimientos que existen. 

OBJETIVOS
Que los alumnos logren:

 Realizar anticipaciones orales y escritas.


 Participar activamente en situaciones de lectura y escritura.
 Identificar las características de textos mitológicos.
 Reconocer sustantivos, adjetivos y verbos
 Identificar regla ortográfica uso de g y j
 Compartir el texto elaborado a través de una exposición oral.
 Trabajar de manera colaborativa
CONTENIDOS

Eje: Lectura autónoma y comprensiva de textos mitológicos. clasificación de


Prácticas sustantivos, adjetivos y verbos
de la regla ortográfica uso de g y j
lectura
Eje: Comentarios acerca de textos leídos y escuchados, sosteniendo el tema de
Práctica conversación, respetando el vocabulario adecuado.
de la
oralidad

RECURSOS

 videos
 Fotos
 Textos.
 Fotocopias.

ESTRATEGIAS:

 Propiciar espacios de intercambio entre los alumnos


 Generar espacios de lectura.
 Propiciar la participación activa.
 Generar espacios lúdicos de aprendizaje.

EVALUACIÓN:
Evaluación procesual

 Se propone una evaluación procesual a lo largo de las clases, identificando sus


avances para para brindar retroalimentación pertinente.

Evaluación de los aprendizajes.


 Seguimiento.
 Criterios: Interpretación de consignas. Fluidez y adecuación de la expresión
oral a diferentes situaciones comunicativas.
 Comprensión lectora. Pertinencia conceptual. Creatividad en las producciones
escritas e icónicas.
 Trabajo colaborativo.

LECTURA:

 Anticipación de la lectura mediante preguntas y juegos


 Organizamos la información.

ACTIVIDADES
CLASE 1:

PROPÓSITOS

 Realizar anticipaciones orales y escritas.


 Participar activamente en situaciones de lectura y escritura.
 Identificar las características de textos mitológicos.

ACTIVIDAD 1

La docente presenta que “esta semana comenzaremos a trabajar con mitos”

 ¿Qué es un mito?

 Anotamos las respuestas:

En toda la historia de la humanidad han existido los mitos como modos de entender el
mundo. Muchos relatos recuperan algunos de sus personajes. Por eso, y porque
sabemos que van a aceptar nuestra invitación al mundo de los mitos y de la mitología
les proponemos mirar el siguiente video para recuperar el concepto de mito.

Link: https://www.youtube.com/watch?v=4txGgH_09g4
Recuperamos del video y escribimos

 ¿Qué es un Mito?

Preguntas disparadoras para hablar en grupo:

 ¿Conocen algún mito que quieran compartir? ejemplo hércules - Pandora

Desarrollo:

Leemos entre todos una pequeña introducción

Mucho antes de que apareciesen Spiderman, Superman, Batman o el Capitán


América, la mitología griega está llena de superhéroes, hombres excepcionales con
capacidad sobrehumanas que ponían toda su fuerza, su coraje y su astucia al servicio
de los demás. Héroes que salvaron a la humanidad de calamidades, de monstruos y
demás terrores y que eran capaces de devolver la armonía a un mundo herido. Héroes
como Perseo, Ulises, Belerofonte, Teseo, Jasón, Heracles
Hércules para los romanos-, los más fuertes y valerosos de cuantos héroes hayan
existido. Hoy vamos a comenzar a contar su historia, que la verdad da para muchos.
Hércules era hijo de Zeus, el Dios de dioses y como tal cuando nació recibió del resto
de los dioses del Olimpo un montón de dones: le otorgaron valentía, ternura,
bondad… pero sobre todas las cosas le otorgaron una fuerza descomunal que le
acompañaría y de la que daría muestras toda su vida. Parecía que lo tenía todo para
que la vida le sonriese, pero hay un pequeño detalle que no os he contado: Hera, la
mujer de Zeus odiaba a Hércules, y es que Hércules no era hijo suyo. Zeus había
tenido un hijo con otra y esto Hera, celosa donde las hubiese, no lo podía pasar por
alto. Que, ¿qué hizo? Pues como no podía enfrentar a su súper poderosísimo marido
decidió hacerle la vida imposible a Hércules.

Preguntas antes de continuar:


 Quien era Zeus
 Quien era Hera

Seguimos:

Desde antes de nacer Hércules estaba destinado a ser rey. Así lo había prometido
Zeus diciendo que el primer descendiente de Perseo que naciese sería el futuro rey de
Argos. Hera no podía soportar la idea de que ese hijo ilegítimo reinase así que pidió
ayuda a Ilitía, hija suya además de diosa del alumbramiento, e hizo retrasar el parto de
la mamá de Hércules y adelantar el de uno de sus primos, Euristeo, que nació
sietemesino. No está mal la venganza, ¿verdad? Pues esto solo es el principio.
El nacimiento lo retrasaron todo lo que pudieron hasta que por fin Alcmena, así se
llamaba la mamá de Hércules dio a luz en un parto de mellizos a Hércules y a su
hermano Ificles. Y aunque ya le había desposeído de su reino, por la cabeza de Hera
seguía rondando la idea de deshacerse de Hércules.
El primer intento lo llevó a cabo cuando éste era un bebé de tan solo diez meses
enviándole dos enormes serpientes a su habitación que se enroscaron en los cuerpos
de él y de su hermano para matarles.
No os creáis que Hércules se asustó. Cuando entró Anfitrión, el marido de su madre
en la habitación alertado por los gritos y llantos de espanto de su hermano, se
encontró a los dos bebés jugando con los cuerpos de las enormes serpientes.
Hércules entre risas y como si de dos juguetes se tratasen, había cogido a cada una
de ellas del cuello y las había estrangulado con la fuerza de sus manitas de bebé.
Desde ese momento a nadie le quedó ninguna duda: Hércules era hijo de Zeus.
Hércules continuó creciendo. Aprendió a usar el arco y las flechas, a luchar cuerpo a
cuerpo y a tocar el laúd. Con dieciocho años alcanzó la nada desdeñable altura de
cuatro codos y un pie, que serían más o menos un metro noventa y ocho centímetro
de nuestro sistema de medición. Pronto sus hazañas, en las que siempre destacaba
por su valentía y su fuerza descomunal, se fueron extendiendo. No era para menos
Hércules había sido capaz ya de vencer, sin más armas que sus manos, a un inmenso
león que devastaba los rebaños de Anfitrión, su padre adoptivo. Desde entonces la
capa de nuestro héroe fue la piel de ese león.
Pero no contento con esto, cuando volvió a Tebas después de semejante hazaña se
encontró la ciudad llena de enemigos. ¿Qué hizo Hércules? Luchar solo contra todo
este ejército, y por supuesto vencer.

Actividad 2

 Realizar un dibujo (Pensar en la tapa de un libro) Sobre Hercúleas.


 En otra hoja contar de que se trata el libro que vamos a leer.

Dibujo Historia
INDICADORES ML L EL
Realiza anticipaciones orales y escritas.
Participa activamente en situaciones de lectura y escritura.
Identifica las características de textos mitológicos.

ACTIVIDADES
CLASE 2:

PROPOSITOS

 Participar activamente en situaciones de lectura y escritura.


 Identificar las características de textos mitológicos.
 Compartir el texto elaborado a través de una exposición oral.
 Trabajar de manera colaborativa

ACTIVIDAD 1

Entonces los mitos son

1- Definimos en nuestras carpetas y realizamos un cuadro en la pizarra para


copiar en nuestras carpetas
Trabajamos en grupo

2- Ahora Imaginamos que somos hijos de Zeuz (dios de los dioses) y podemos
pedirle un súper poder (El que sea)

 Debatir con sus compañeros y seleccionar un súper poder (el que sea)
 Porque les gustaría ese poder ¿Qué harían?
 ¿Sirve para ayudar al mundo? ¿Cómo lo hacen los súper héroes?
 Representar el súper poder que seleccionaron en un dibujo con un título
 Compartimos nuestras producciones y explicamos

 El súper poder que seleccionamos es:


 Nos gusta pro que podríamos realizar:
 Si sirve para ayudar a otros porque :
Dibujo
Título:

ACTIVIDAD 2

1- observamos la siguiente imagen y leemos el siguiente texto corto

MINOTAURO. Se da el nombre de Minotauro a un monstruo que tenía cabeza de toro


y cuerpo de hombre. En realidad, se llamaba Asterio, o Asterión, y era hijo de Pasífae,
esposa de Minos, y de un toro enviado por el propio Posidón a este. Minos, asustado y
avergonzado al nacer este monstruo, fruto de los amores contranatura de Pasífae,
mandó construir al artista ateniense Dédalo, que entonces vivía en su corte, un
inmenso palacio (el Laberinto), formado por un embrollo tal de salas y corredores que
nadie, excepto Dédalo, era capaz de encontrar la salida. Allí encerró al monstruo, y
cada año –otros dicen que cada tres años, o incluso cada nueve– le daba en pasto a
los siete jóvenes y otras tantas doncellas que, como tributo, le pagaba la ciudad de
Atenas. Teseo se integró voluntariamente en el número de estos jóvenes y, gracias a
la ayuda de Ariadna, consiguió no sólo inmolar al animal, sino hallar el camino de
salida del palacio.

Esta leyenda conserva el recuerdo de la civilización minoica, que parece haber tenido
un culto del toro y palacios inmensos como los encontrados en Cnosos y otras partes
por las excavaciones de Evans. El Laberinto es, efectivamente, el “palacio de la doble
hacha”, símbolo que aparece repetidamente en los monumentos minoicos y que quizá
tenga una significación solar.
GRIMAL, Pierre. Diccionario de mitología griega y romana. Buenos Aires, Paidós,
1997.

 Recuperamos conocimientos previos:

1- ¿Qué es un mito? Que recuerdan de Hércules y de otros mitos que


mencionamos.
2- ¿porque creen que El minotauro es un mito? ¿Qué características tiene ¿

INDICADORES ML L EL
Participa activamente en situaciones de lectura y escritura.
Identifica las características de textos mitológicos.
Comparte el texto elaborado a través de una exposición oral.
Trabajar de manera colaborativa

ACTIVIDADES
CLASE 3:

PROPÓSITOS

 Participar activamente en situaciones de lectura y escritura.


 Identificar las características de textos mitológicos.
 Realizar anticipaciones orales y escritas.
 Reconocer sustantivos, adjetivos y verbos

ACTIVIDAD 1

Leemos el texto completo

Prometeo, benefactor de los hombres


 
Cuentan las Musas que inspiran a los poetas que Zeus era el dios griego más
importante. Había sido designado rey de los cielos y de la tierra, y quería verlos
poblados de seres que le rindieran homenaje. Por eso, pidió a dos de los Titanes –es
decir, gigantes que habitaban la Tierra antes de la aparición del ser humano– que
crearan a los animales. Estos Titanes se llamaban Prometeo y Epimeteo, y eran
hermanos. Se las ingeniaron con un poco de agua y otro de tierra para confeccionar a
los animales. Se divertían creando lo que salía de su imaginación y distribuyendo los
dones que poseían: garras para unos, alas para otros, para estos, afiladas pezuñas...
Casi terminada la tarea, se dieron cuenta de que faltaba una criatura especial, que
supiera valorar la Tierra y que cuidara el nuevo mundo. Entonces Prometeo decidió
dar vida al hombre. Le tomó mucho cariño a su creación y puso en ella todo su
esfuerzo: para que no anduviera en cuatro patas, lo hizo erguido; de esa manera,
podría observar el cielo y rendirles culto a los dioses. Pero, además, quería otorgarle
dones especiales; el problema era que había sido muy generoso con los recursos que
tenía y ya no le quedaba nada para el hombre. Prometeo se dijo que lo mejor era
consultar a la diosa de la sabiduría, Atenea. La diosa lo escuchó con atención y le
sugirió que encendiera su antorcha en el carro de Helios, el dios del Sol, que
atravesaba el cielo todos los días, desde que amanecía hasta el atardecer, en un
carruaje alado. –Solo tienes que conseguir un rayo de sol. Con eso va a ser suficiente
–dijo Atenea. Entonces, Prometeo fue hasta el cielo y bajó con el fuego en su poder.
Se lo regaló a los hombres, quienes se pusieron muy contentos, porque este elemento
los haría superiores al resto de las criaturas. Podrían iluminarse en la oscuridad y
abrigarse con su calor. Además, el dominio del fuego les permitiría crear herramientas
para mejorar las cosechas y cultivar la tierra, cocinar la comida y alimentarse
adecuadamente, entre tantas otras ventajas.
  
   Zeus se enojó con este regalo, porque no era la primera vez que Prometeo lo
engañaba: ya había tratado de beneficiar a los hombres y perjudicar a los dioses
tiempo atrás. En esa ocasión, el Titán había preparado un apetitoso buey asado que
dividió en dos partes. En una, escondió la carne sabrosa, destinada a los hombres; en
la otra, disimuló los huesos con grasa, haciendo que esta otra se viera más atractiva.
Prometeo dejó que Zeus eligiera primero y el dios, engañado, se quedó con los
huesos. Desde entonces, los hombres queman en los sacrificios los huesos para
ofrecerlos a los dioses, y se quedan con la carne, la parte más apetitosa. Con la
entrega del fuego, Zeus estaba tan enojado que los demás no se animaron a
intervenir: –Tendré que castigar a Prometeo. Y el Titán, temiendo que Zeus castigara
también a los humanos, les pidió que quemaran más ofrendas para honrar al dios. Los
hombres realizaron inmensas fogatas, festines y banquetes y con eso lograron que se
calmara… por el momento. Porque Prometeo sabía que los hombres corrían otro tipo
de peligros, además de quedarse sin el fuego. Entonces, juntó todos los males y
desgracias que había en el mundo y los puso dentro de un arca. Esa caja se la dio a
su hermano, Epimeteo, para que la custodiara, ya que era la persona a la que le tenía
más confianza. –Que nadie la abra, por ninguna razón –le advirtió. Mientras tanto,
Zeus había planeado cómo castigar a Prometeo: primero hizo que lo llevaran a las
áridas montañas del Cáucaso. Allí fue encadenado por Hefesto, el dios herrero, capaz
de trabajar las cadenas de hierro y hacerlas bien sólidas, imposibles de romper. Una
vez que estuvo encadenado, Zeus envió un águila para que se comiera el hígado del
prisionero. Como este era un Titán, su hígado volvía a crecerle cada noche, y el águila
lo devoraba durante el día.
 
Después, Zeus llamó a los otros dioses para que lo ayudaran a crear a una mujer.
Hefesto, que también era escultor, fue el encargado de fabricarla con arcilla y hacerla
preciosa. Atenea la vistió con bellas ropas. Y Hermes le otorgó la facilidad de palabra.
Por último, Zeus le dio vida y le puso de nombre Pandora, que significa, en griego, ‘la
que posee todos los dones’. Cuando Epimeteo vio a la bella Pandora, se enamoró
ciegamente y se casó con ella, sin sospechar que así cumplía el plan ideado por Zeus
para castigar a los hombres. Porque Pandora, además, era muy curiosa. Una tarde
que Epimeteo no estaba, desoyendo sus advertencias, abrió la caja que Prometeo
había encomendado a su hermano. ¿Cómo iba a imaginar lo que había en su interior?
Aparecieron entonces las plagas que arruinan las cosechas, las enfermedades que
perjudican al hombre y también los males del alma, como la envidia, la venganza y la
ira. Pandora se apresuró a poner la tapa nuevamente, pero ya era tarde: el contenido
había escapado y empezaba a expandirse por el mundo. Sin embargo, en el fondo de
la caja quedaba la Esperanza, que es lo que ayuda a los hombres a enfrentar las
dificultades y peligros. Mucho tiempo después, un héroe llamado Hércules liberó a
Prometeo de su cruel castigo… ¡pero esa es otra mítica historia!

ACTIVIDAD 2

ACTIVIDAD 2
Recordamos

GÉNERO Y NÚMERO
Entendemos como ADJETIVO a aquella parte de la oración que complementa un
sustantivo o, bien sea un nombre propio para llegar a calificarlo; Expresa
características o propiedades que en cierto modo se le podrían otorgar o atribuir al
sustantivo para referirse a él ya sea en cuanto  a lo físico como en sus demás
cualidades.
Por ejemplo: La niña es grande
En la anterior oración la palabra grande es el adjetivo  por que cumple la función  de
atribuirle  una cualidad al sustantivo que en este caso es  la  niña.

1) Copiar sustantivos extraídos del MITO junto con el o los adjetivos que lo modifican.
Dar dos ejemplos para cada género y número indicados:
Masculino singular:
Masculino plural:
Femenino singular:
Femenino plural:

2) Observar la concordancia:
¿Cuál es el género de cada sustantivo?
¿Qué género tiene el adjetivo que los modifica?
¿Por qué?
ADJETIVOS DE UNA TERMINACIÓN: Son los  que mantienen la misma forma para
los dos géneros, tanto como para el femenino como para el masculino, por ejemplo:
amable, azul, alegre. 
Son llamados invariables.

3) ¿Cuáles de estos adjetivos extraídos del texto si hay que no varían en género?
¿Qué género tienen el sustantivo al que modifican?
blanco
dos
fuerte
gran
gris
largo
negro
verdes

Recordamos

Los modificadores indirectos (MI)


se trata de un tipo de palabras (generalmente adjetivos, artículos, pronombres o
combinaciones de adjetivos y adverbios) que forman parte del sintagma nominal del
sujeto de la oración gracias al puente que les tiende una preposición o un nexo, y
que acompañan al núcleo del mismo, señalando o determinando sus
características. La presencia de un nexo los distingue de los modificadores
directos.
pueden ser más largos o más breves, dependiendo de la cantidad de palabras en su
interior. Además de la preposición o el nexo, pueden consistir en breves sintagmas
nominales (un artículo, un sustantivo, un adjetivo) o pueden abarcar estructuras más
complejas, con verbos y contenido subordinado.
Por ejemplo, en la oración: “Los gatos de mi tía Justina son inmensos”, hay un sujeto
(“Los gatos de mi tía Justina”) y un predicado (“son inmensos”). El núcleo del sujeto es
el sustantivo “gatos”, y su modificador directo, el artículo “Los”. Además posee un
modificador indirecto, unido a él gracias al puente de la preposición “de”: “de mi tía
Justina”, frase entera que opera como un adjetivo, o sea, que añade sentidos al
sustantivo.

Fuente: https://concepto.de/modificador-indirecto/#ixzz7V9LMWHfP

4) Reemplazar los siguientes modificadores indirectos por un adjetivo con significado


similar, que concuerde en género y número con el sustantivo:
punta de hueso
aro del trópico
pupilas de vidrio antártico
los dos del mismo tamaño

INDICADORES ML L EL
Realiza anticipaciones orales y escritas.
Participa activamente en situaciones de lectura y escritura.
Realiza anticipaciones orales y escritas.
Reconoce sustantivos, adjetivos y verbos

ACTIVIDADES
CLASE 4:

PROPÓSITOS

 Participar activamente en situaciones de lectura y escritura.


 Identificar regla ortográfica uso de g y j
 Trabajar de manera colaborativa

ACTIVIDAD 1
Seguimos con la historia del día de ayer

Leemos el relato de Robert Graves acerca de los doce trabajos Hércules) ( el texto
se puede imprimir o descargar del link ) Se adjunta en ANEXO de la misma
planificación

Una vez que realizamos la lectura:


Respondemos en nuestra carpeta:

1) ¿Cómo está caracterizado el héroe? ¿Qué lo diferencia de los hombres


comunes?

2) Hacer un cuadro enumerando todas las hazañas de Heracles, que contenga


las siguientes entradas

 Prueba a superar
 lugar
 persona, monstruo o animal que se opone a Heracles;
 cómo consigue superar la prueba.

1- ¿Qué tienen en común todos los trabajos ordenados por Euristeo? ¿Cuál les
parece el más difícil de todos?

Luego de finalizar se leen algunas respuestas obtenidas y debatimos.

1- Miramos una Imagen


¿Pueden relacionar esta imagen con algún trabajo de Hércules? ¿Cuál?

Relazamos para finalizar una obra – Que represente otro trabajo de Hércules a
elección

TITULO: Obra de hércules:

ACTIVIDAD 2

 Leemos entre todos

¿CUÁNDO UNA PALABRA DEBE ESCRIBIRSE CON G?

A pesar de que es difícil establecer un criterio infalible para saber si una palabra debe
llevar j o g, sí se pueden observar ciertas generalizaciones a la hora de usar una letra
u otra cuando van delante de /e/ o /i/. Cuando preceden a las otras vocales —/a/, /o/
y /u/— no hay duda puesto que, como hemos señalado líneas atrás, representan
sonidos distintos.
Como ocurre con este tipo de reglas, hay excepciones que debemos conocer —y, si
no, siempre tenemos el diccionario como último recurso—. Así pues, se escriben
con g ante /e/ o /i/ las siguientes palabras:
1. Las palabras que empiezan por gene– (generoso, general, genealógico), geni–
(genial, genital, genitor), geno– (genocidio, genoma, genovés) y genu– (genuino,
genuflexión).
2. Las palabras que empiezan por legi–, como legible, legión o legislar. Con
algunas excepciones, como lejía o lejísimos.
3. Los verbos cuyos infinitivos acaban en –ger  proteger, escoger) y –gir (dirigir,
fingir, elegir). En este caso hay más excepciones: acabados en –jer encontramos
verbos como tejer, mejer, remejer, retejer, entretejer o destejer. Por su parte, también
hay algunos verbos acabados en -jir, como crujir, grujir y recrujir.
4. Si contienen la secuencia gest, ya sea al comienzo (gestar, gestión, gesticular,
gesto) o en interior de palabra (ingesta, digestivo, congestión, sugestión).
Excepciones: majestad, majestoso, majestuosamente, majestuosidad,
majestuoso y vejestorio.
5. Las palabras que terminan en –gen, como aborigen, gen, imagen, margen,
origen o virgen. Solo hay una única excepción: el adjetivo cuijen ‘dicho de un ave
gallinácea: de color ceniza u oscura y con pintas blancas distribuidas uniformemente’.
6. Las palabras que terminan en –gia (estrategia, alergia, hermorragia), –
gio (colegio, sacrilegio, presagio, refugio), –gión (religión, vigión, legión, región).
Excepciones: hemiplejia, paraplejia, tetraplejia, ejión.

¿CUÁNDO SE DEBE ESCRIBIR J ANTE /E/ O /I/?

También hay ciertas pautas que podemos tener en cuenta para saber si una palabra
ha de escribirse con j o con g. Algunos de estos criterios serían los siguientes:
1. Las palabras que empiezan por eje–, como ejecución, ejecutar, ejemplar,
ejercer o ejército. Las excepciones a esta regla los encontramos en muy pocas
palabras: egetano, egeno, egestad y egestión.
2. Las palabras que terminan en –eje, como deje, esqueje,
hereje o despeje. Además de las ya mencionadas anteriormente —es decir, las que
acaban en –aje—.
3. Todos los sustantivos que acaban en –jero (granjero, barriobajero, consejero,
extranjero), en -jería (relojería, mensajería, brujería, consejería). Algunas excepciones
las encontramos en palabras como ligero, ultraligero, flamígero, o belígero, entre otras.
4. En todas las formas verbales de verbos en los que no aparece la j en el
infinitivo, como ocurre con los verbos decir, traer, y los acabados en –ducir. Por este
motivo escribimos dije, traje, o conduje. Excecpción: si en la forma de infinitivo aparece
una g ante /e/ o /i/, como ocurre con los verbos coger, encoger o elegir, entonces se
escriben con g, y no con j: elegí, encogiste, etc.
5. También se escriben con j todos los verbos acabados en –jear, como canjear,
forcejear, cojear, flojear, rodajear u ojear. La única excepción la encontramos en el
verbo aspergear, del que también existe la variante con j asperjar.

1- Realizar un cuadro con las reglas de ortografía

¿CUÁNDO UNA PALABRA DEBE ESCRIBIRSE CON G?

REGLAS REGLAS

EJEMPLOS CON G EJEMPLOS CON J


2- Extraer del MITO leído palabras con g y j y explicar porque se escribe de esa
manera siguiendo las reglas ortográficas

3- completamos

INDICADORES ML L EL
Participa activamente en situaciones de lectura y escritura.
Identifica las características de textos mitológicos.
Identifica regla ortográfica uso de g y j
Trabajar de manera colaborativa
ACTIVIDADES
CLASE 5:

PROPÓSITOS

 Participar activamente en situaciones de lectura y escritura.


 Identificar las características de textos mitológicos.
 Compartir el texto elaborado a través de una exposición oral.
 Trabajar de manera colaborativa

Vamos a ver otro Mito

 El mito de Dédalo e Ícaro (tvpublica.com.ar)

Debatimos entre todos

 ¿Qué nos muestra el video?


 ¿Qué podemos contar sobre este Mito?

Actividad:

Características / personajes
Que nos cuenta el mito

Día de producción

1- Escribimos un mito que tenga como protagonista a un héroe

Debe ser breve, entre 15 y 20 renglones y debe incluir las siguientes aclaraciones:

NUESTO HEROE MITOLOGICO

El nacimiento del héroe: su nombre, sus padres.

Sus principales rasgos: ¿qué lo convierte en héroe? ¿Qué poderes especiales


posee? ¿Qué lo diferencia del hombre común?

Su carácter: ¿es amable y bondadoso, o por el contrario, malhumorado e


iracundo?
El gran beneficio hecho a su comunidad.

La muerte del héroe.

CIERRE:

 Leemos nuestras producciones


 Debatimos sobre las respuestas obtenidas.
 Retroalimentación y corrección.

INDICADORES ML L EL
Participa activamente en situaciones de lectura y escritura.
Identifica las características de textos mitológicos.
Comparte el texto elaborado a través de una exposición oral.
Trabajar de manera colaborativa

CIERRE:

 Leemos nuestras producciones


 Debatimos sobre las respuestas obtenidas.
 Retroalimentación y corrección.

ANEXOS

Los trabajos de Heracles (fragmento)


Heracles, a quien los romanos llamarían Hércules, era hijo de Zeus y de
Alcmena, una princesa de Tebas. Hera, enojada porque Zeus había llevado a cabo
otro de sus casamientos con mujeres mortales, envió dos horrorosas serpientes para
que mataran a Heracles cuando aún era un bebé. Heracles y su hermano gemelo
Ificles dormían en un escudo que les servía de cuna, cuando las serpientes reptaron
hacia ellos. Ificles gritó y rodó fuera del escudo. Pero Heracles, un niño inmensamente
fuerte, cogió las serpientes por el cuello, una en cada mano, y las estranguló.
Cuando era un muchacho, Heracles se interesaba más por la lucha que por la
lectura, la escritura o la música. También prefería la carne asada y el pan de cebada a
los pasteles de miel o de frutas. Pronto, se convirtió en el mejor arquero, el mejor
luchador y el mejor boxeador que existía. Cuando Lino, su profesor de música, le pegó
por no prestar atención a las escalas, Heracles le golpeó con una lira hasta matarlo.
Acusado de asesinato, Heracles dijo sencillamente:
—Lino me pegó primero. Sólo me defendí.
Y los jueces lo absolvieron.
Euristeo, el gran rey de Grecia, quería desterrar a Anfitrión, rey de Tebas y,
ahora, padrastro de Heracles. Pero éste, noblemente, se ofreció a Euristeo para ser su
esclavo durante noventa y nueve meses, si permitía que Anfitrión se quedase y
conservara el trono. Hera advirtió a Euristeo:
—Acepta, pero encarga a Heracles los diez trabajos más peligrosos que
puedas elegir, y que los cumpla todos dentro de los noventa y nueve meses. Lo quiero
muerto.
El primer trabajo que Euristeo ordenó a Heracles fue matar al león de Nemea,
una enorme bestia, cuya piel era resistente a la piedra, al cobre y al hierro. Aquel
monstruo vivía en una cueva en las montañas. […] Aunque el animal le arrancó el
dedo corazón de la mano izquierda de un mordisco, Heracles consiguió meter la
cabeza del león bajo el brazo derecho y aplastarla hasta que la bestia murió. Heracles
despellejó al león usando una de las garras del mismo animal como cuchillo y luego se
cubrió con la piel. Después, se fabricó una nueva maza de madera de olivo y se
presentó ante Euristeo.
El segundo trabajo era mucho más peligroso: matar a la monstruosa hidra de
los pantanos de Lerna. Esta bestia tenía el cuerpo grande, como el de un perro, y ocho
cabezas de serpiente con largos cuellos. Heracles le disparó flechas ardiendo cuando
salía de su agujero bajo las arenas de un pantano. Luego, corrió hacia ella y le golpeó
las ocho cabezas. Pero conforme las aplastaba, iban apareciendo otras en su lugar.
Un escorpión, enviado por Hera, se le acercó rápidamente y le mordió el pie: Heracles
lo aplastó de un pisotón. Al mismo tiempo, desenvainó su afilada espada de
empuñadura de oro y llamó a Yolao, el conductor de su carro. Yolao trajo
inmediatamente una antorcha y, cuando Heracles cortaba una cabeza, sellaba el
cuello con fuego para evitar que surgiera una nueva. Fue el final de la hidra. Heracles
mojó sus flechas en su sangre venenosa. Quien fuera herido con ellas moriría
dolorosamente.
El tercer trabajo fue capturar la cierva de Cerinia, una cierva blanca con
pezuñas de bronce y cuernos de oro, que pertenecía a la princesa Artemisa. Heracles
tardó un año entero en encontrarla. La persiguió por montañas y valles de toda Grecia,
hasta que al final le disparó una flecha sin veneno, cuando pasó corriendo cerca de él.
La flecha se clavó entre el tendón y el hueso de sus patas delanteras, que quedaron
ensartadas, sin derramar una sola gota de sangre. Cuando tropezó y cayó, Heracles la
apresó, le extrajo la flecha y se la llevó a Euristeo sobre los hombros. Artemisa se
habría enfurecido si Heracles hubiera dañado a su cierva y, además, lo perdonó por su
certero flechazo. Después, Euristeo liberó a la cierva.
El cuarto trabajo fue apresar al jabalí de Erimanto, una enorme criatura con
unos colmillos como los de un elefante y una piel resistente a las flechas. Heracles lo
persiguió por las montañas de aquí para allá, en invierno, hasta que quedó atrapado
en un gran montículo de nieve. Allí, saltó sobre él y le ató las patas delanteras a las
traseras. Cuando Euristeo vio a Heracles cargando el jabalí a su espalda por la
avenida de palacio, huyó y se escondió en una gran vasija de bronce.
El quinto trabajo fue limpiar el inmundo establo del rey Augías en un solo día.
Augías tenía muchos millares de animales y nunca se había preocupado de eliminar
sus excrementos. Euristeo le encargó esta tarea a Heracles sólo para molestarlo,
esperando que se cubriera de inmundicia, cuando cargara el estiércol en las cestas
para llevárselo.
Augías sonrió a Heracles con desprecio:
—Te apuesto veinte vacas contra una, a que no puedes limpiar el establo en un
solo día.
—De acuerdo —dijo Heracles.
Blandió su maza, derribó la pared del establo, cogió un pico y cavó
rápidamente unos canales profundos desde dos ríos cercanos. El agua de los ríos
atravesó el establo y lo dejó limpio en un momento.
Como sexto trabajo, Euristeo le dijo a Heracles que expulsara ciertas aves
caníbales con plumas de bronce del lago Estínfalo. Estos animales parecían grullas,
pero tenían picos capaces de hacer pedazos una coraza de hierro. Heracles no podía
nadar en los pantanos, porque el agua estaba turbia, y tampoco podía cruzarlos
caminando, porque el barro no aguantaría su peso. Cuando disparó a los pájaros, las
flechas rebotaron en sus plumas.
La diosa Atenea se le apareció entonces y le dio un unos címbalos de bronce.
—¡Agítalos! —le ordenó.
Heracles lo hizo y las aves levantaron el vuelo, aterrorizadas. Disparó, mató a
docenas de ellas, ya que en la parte inferior de sus cuerpos no tenían plumas de
bronce, y las obligó a huir en dirección al mar Negro. Ninguna volvió jamás.
El séptimo trabajo fue capturar un toro que aterrorizaba Creta. Perseguía
granjeros y soldados, destruía cabañas y almacenes, arrasaba campos de maíz, y
asustaba a mujeres y niños. Este animal había aparecido cuando el hijo de Europa,
Minos, dijo a los cretenses:
—¡Soy el rey de esta isla! ¡Dejemos que los dioses me envíen una señal para
probarlo!
Mientras hablaba, los cretenses vieron cómo un toro muy blanco de cuernos
dorados salió nadando del mar. Pero en lugar de sacrificar el hermoso animal a los
dioses, como era su deber, Minos lo conservó y sacrificó otro. Así que Zeus lo castigó,
permitiendo que el toro escapara y causara desgracias en toda Creta.
Heracles siguió al toro hasta un bosque. Allí, se subió a un árbol, esperó que el
animal pasara y saltó sobre su lomo. Tras un difícil forcejeo, consiguió clavarle una
anilla en la nariz y, cruzando el mar con unas riendas atadas a su morro, se lo llevó a
Euristeo.
El octavo trabajo fue capturar las cuatro yeguas salvajes del rey Diomedes de
Tracia. Diomedes alimentaba a estas yeguas con la carne de los extranjeros que
visitaban su reino. Heracles viajó hasta Tracia y se acercó al palacio real; fue directo a
las cuadras de Diomedes, echó a los mozos y condujo a las yeguas, que se caían y
coceaban, hasta la costa. Alertado por el ruido, Diomedes llamó a los guardias de
palacio y salió en su persecución. Heracles dejó las yeguas a cargo de su mozo
Abdero y volvió para luchar. La batalla fue corta. Dejó sin sentido a Diomedes con su
maza e hizo que las yeguas se lo comieran vivo, como venganza por la muerte de
Abdero que, poco antes, al no haber podido controlar a las yeguas, había sido
devorado por las mismas. Antes de marcharse, Heracles también instituyó unos juegos
fúnebres anuales, en memoria de Abdero. Ya de regreso, cuando Heracles vio que su
barco era demasiado pequeño para que cupieran las cuatro yeguas, las enjaezó al
carro de Diomedes, abandonó el barco y volvió, de este modo, a casa, cruzando
Macedonia.
El noveno trabajo fue conseguir el famoso cinturón de oro de Hipólita, la reina
de las amazonas que vivía en la costa sur del mar Negro, y regalárselo a la hija de
Euristeo. Heracles llegó a Amazonia sin novedad. Allí, la reina Hipólita se enamoró de
él y podría haber conseguido el cinturón como un simple regalo. Sin embargo, la diosa
Hera, con rencor, se disfrazó de amazona y esparció el rumor de que Heracles había
venido para secuestrar a Hipólita y llevársela a Grecia. Las amazonas, indignadas,
montaron en sus caballos y fueron a rescatarla, lanzando flechas contra Heracles,
mientras se acercaban. Aunque Heracles rechazó el ataque, Hipólita resultó muerta en
la confusión de la batalla. Así que Heracles cogió el cinturón de su cadáver y se fue
apenado. Le hubiera gustado casarse con Hipólita y le molestó mucho tener que darle
el cinturón a la hija de Euristeo.
El décimo trabajo de Heracles fue robar un rebaño de bueyes del rey Geríones,
que vivía en una isla cerca de la corriente de Océano. Geríones tenía tres troncos con
sus respectivas cabezas, pero un solo par de extremidades. […] Cuando llegó a la isla
de Geríones, Heracles fue atacado por un perro bicéfalo y por un pastor de Geríones,
a los que abatió de un mazazo. Finalmente, Geríones salió corriendo de su palacio,
como si se tratase de una fila formada por tres hombres. La diosa Hera, entonces,
intentó ayudar a Geríones deslumbrando con un espejo a Heracles, pero éste esquivó
el destello y mató a Geríones con una flecha, que atravesó a la vez los tres troncos.
Luego, disparó también contra Heray la hirió en un hombro. La diosa se fue entonces
volando a suplicar a Apolo y a Artemisa que le extrajeran la flecha y la curaran. […]
Ahora, Heracles debía ser liberado pero, aconsejado por Hera, Euristeo le dijo:
—No has cumplido correctamente mi segundo trabajo, porque pediste ayuda a
Yolao, para matar la hidra. Y tampoco hiciste bien el quinto trabajo, porque Augías te
pagó por limpiar su establo. […] Debes hacer dos más, pero puedes dedicarles el
tiempo que necesites.
—De acuerdo —dijo Heracles—. Y si vivo para cumplirlos, le sucederá lo peor
a tu familia.
Euristeo había planeado dos nuevos trabajos muy peligrosos. El primero era
conseguir las manzanas de oro de las hespérides, ninfas que vivían en el Lejano
Occidente. Estas manzanas eran el fruto de un árbol que la Madre Tierra le ofreció a
Hera como regalo de boda. Las Hespérides, hijas del titán Atlas, cuidaban del árbol, y
Ladón, un dragón que nunca dormía, lo vigilaba dando vueltas a su alrededor.
[…] Heracles partió por mar hacia Marruecos y, al llegar a Tánger, caminó tierra
adentro hasta el lugar donde Atlas, el titán rebelde, sostenía la bóveda celeste.
Heracles le preguntó:
—Si me hago cargo de tu trabajo durante una hora, ¿querrías recoger para mí
tres manzanas del árbol de tus hijas?
—Claro —dijo Atlas—, si tú matas antes al dragón que nunca duerme.
Heracles apuntó con su arco por encima del muro del jardín y mató al dragón.
Luego, se puso de pie detrás de Atlas y, separando las piernas, se colocó todo el peso
de la bóveda celeste sobre la cabeza y los hombros. Atlas trepó por el muro, saludó a
sus hijas, robó las manzanas y le gritó a Heracles:
—Hazme el favor de quedarte aquí un poco más, mientras le llevo estas tres
manzanas a Euristeo. Con mis enormes piernas, estaré de vuelta dentro de una hora.
Heracles, que sabía que Atlas nunca entregaría las manzanas a Euristeo y que
su idea era la de rescatar a los demás titanes para empezar una nueva rebelión,
simuló que le creía.
—Encantado —contestó—, pero antes sosténme un momento el peso,
mientras doblo esta piel de león y me hago un cojín para la cabeza.
Atlas dejó las manzanas en el suelo e hizo lo que le pedía Heracles. Éste
entonces recogió las manzanas y, antes de irse, le dijo:
—Has intentado engañarme —le comentó, riéndose—, pero yo te he engañado
a ti. ¡Adiós!
[…] El último y peor de los trabajos fue capturar al can Cerbero y arrastrarlo a
la superficie desde el Tártaro. Al recibir esta orden, Heracles fue a Eleusis para
purificarse. Allí se celebraban los misterios de Deméter. Limpio de todo pecado,
Heracles bajó con valentía hasta el Tártaro, pero Carente no quiso transportar a un
mortal hasta la otra orilla de la laguna Estigia.
—Destruiré tu barca —le amenazó Heracles— y te cubriré de flechas como un
erizo está cubierto de púas.
Caronte tembló de terror y lo llevó al otro lado. Más tarde, Hades castigó a
Caronte por su cobardía.
Heracles vio a Teseo y Pirítoo pegados al banco de Hades, mientras las furias
los azotaban. Tiró de Teseo con enorme fuerza y lo arrancó del asiento, pero Teseo
perdió un buen trozo de espalda. Luego, vio que era imposible liberar también a
Pirítoo, si no era con un hacha, así que lo dejó allí.
Perséfone salió corriendo del palacio y cogió a Heracles de las manos:
—¿Puedo ayudarte, querido Heracles? —preguntó.
—Majestad, te ruego que me prestes a tu perro guardián durante unos días.
Podrá volver a casa enseguida, cuando se lo haya enseñado a Euristeo.
Perséfone dirigió sus ojos hacia Hades:
—Por favor, esposo, concede a Heracles lo que pide. Esta tarea le ha sido
encomendada por consejo de tu cuñada Hera. Él promete no quedarse con nuestro
can Cerbero.
—Muy bien —respondió Hades—, y puede llevarse también a ese loco de
Teseo, ya que está aquí. Pero tiene la obligación de domar a Cerbero, sin usar ni la
maza ni las flechas.
Hades creyó que esta condición haría imposible el trabajo, pero la piel de león
de Heracles era resistente a los pinchazos de las púas del lomo de Cerbero, así que
Heracles, con sus fuertes manos, apretó el pescuezo del can, hasta que sus tres
cabezas se oscurecieron. Cerbero entonces se desmayó y Heracles pudo arrastrarlo
con facilidad. Por desgracia, el único túnel de vuelta a la Tierra lo bastante ancho era
uno que tenía la salida cerca de Mariandinia, junto al mar Negro, así que a Heracles le
esperaba un viaje largo y difícil. Antes de partir, Heracles cogió una rama de laurel
blanco como trofeo y se la colocó como si fuera una corona.
Cuando Heracles apareció arrastrando a Cerbero con una correa, Euristeo se
dio un susto de muerte.
—Gracias, noble Heracles —dijo—; ahora, quedas liberado de tus trabajos.
Pero, por favor, devuelve esa bestia enseguida.
Heracles volvió a Tebas, donde su madre Alcmena lo recibió con alegría. […]
Graves, Robert. “Los trabajos de Heracles”, en: Dioses y héroes de la Antigua
Grecia. Madrid, El mundo, 1999.

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