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Este documento presenta una introducción a la historia volcánica de Tenerife. Explica cómo la teoría de la tectónica de placas revolucionó la comprensión de la formación de las Islas Canarias, relacionándola con la apertura del Atlántico y la separación de África y América del Sur. También discute las primeras hipótesis sobre el origen volcánico de las islas y cómo las dataciones radiométricas mostraron un patrón de envejecimiento de este a oeste que llevó a nue

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Este documento presenta una introducción a la historia volcánica de Tenerife. Explica cómo la teoría de la tectónica de placas revolucionó la comprensión de la formación de las Islas Canarias, relacionándola con la apertura del Atlántico y la separación de África y América del Sur. También discute las primeras hipótesis sobre el origen volcánico de las islas y cómo las dataciones radiométricas mostraron un patrón de envejecimiento de este a oeste que llevó a nue

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J. C.

CARRACEDü

PALEOMAGNETISMO
E HISTORIA VOlCANICA
DE TENERIFE

Gel
AULA DE CULTURA DE TENERIFE

SANl1A CRUZ DE TENERIFE

1979
Impreso en: L1TOGRAFIA A. ROMERO. S. A.
Avda. Angel Romero. sIn.
Santa Cruz de Tenerife (Espai'la)
ISBN 84·500·3271·7
Depósito Legal: TF. 729· 1979
INDICE
Páginas

PROLOGO 7
NOTA PRELIMINAR 9
INTRODUCCION ~ ................... II
HISTORIA VOLCANICA DE LA ISLA 17
CARTOGRAFIA y ESTRATIGRAFIA PALEOMAGNETICAS 41
DATACIONES RADIOMETRICAS 53
Análisis de las dataciones publicadas 55
Dataciones adicionales 58
CURVAS DE DERIVA POLAR Y ESTABILIQAD DEL BLOQUE
INSULAR.................................................... 61
APENDICE 73
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 77
PROLOGO

El volcanismo dentro del marco de las Ciencias de la Tierra ha dejado de ser el


capítulo atractivo por lo espectacular e interesante por lo anecdótico para trans-
formarse en una de las claves, quizás la más importante, que puedan desentrañar
los mecanismos de evolución terrestre y planetaria.
Asociaciones volcánicas como las Canarias vienen funcionando intermitente-
mente pero con continuidad desde hace unas dos docenas de millones de años. Son
por ello laboratorios excepcionales cuyo conocimiento evolutivo supera con mucho
el interés puramente local para transformarse en laboratorios naturales que pueden
hacernos avanzar en el conocimiento íntimo de la actividad energética del interior
del planeta.
Los que las conocemos, sabemos que este Archipiélago es probablemente el
más· interesante y complejo de todas las regiones volcánicas que salpican la su-
perficie terrestre y por ello es un imperativo de los científicos, y de los responsa-
bles del avance científico contribuir a su mejor conocimiento.
La dinámica de los procesos volcánicos se inserta, como en cualquier fenó-
meno geológico, en un proceso evolutivo histórico cuyos estadio~ han de ser orde-
nados y diferenciados en el tiempo, pero por su propia naturaleza las regiones
donde dominan las acumulaciones volcánicas son poco abundantes en referencias
paleontológicas. Es imprescindible por tanto acudir a métodos físicos para poder
establecer las referencias estratigráficas y cronológicas.
El trabajo de J. C. Carracedo es por todo ello un importante jalón en el
conocimiento de la evolución de una isla que como la de Tenerife tiene una historia
y una estructura lo suficientemente complicadas como para que los métodos de
investigación tradicionales puedan solamente establecer varias posibles soluciones.
Este trabajo elimina muchas de esas posibles soluciones y al mismo tiempo de-
muestra cómo, con la cooperación de técnicas muchas veces sencillas como la de
determinación de la polaridad magnética de las antiguas emisiones volcánicas,
puede establecerse un marco cronológico relativo que, convenientemente jalonado
con dataciones radiométricas, esclarece' la historia y evolución de una de las
parcelas más interesantes del margen del Atlántico.

J. M.a FUSTER CASAS


Catedrático de Pelrología de la
Universidad de Madrid.

7
NOTA PRELIMINAR

El lector podró encontrar en este libro IIna sintesis de los resultados obtenidos
de la aplicación de las técnicas geocronológicas hoy disponibles, especialmente el
Paleomagnetismo y las dataciones radiométricas. a la resoLllción concreta de los
problemas existentes y a Los vacios de conocimiento de La geoLogia e historia
I'olcánica de Tener(t'e. Dado qlle estas técnicas no se habian introducido en
Espaiia con anterioridad a estos trabajos. Sil aplicación aL estudio de las IsLas
Canarias reqlleria previamente la clllminación de IIna serie de etapas que
enllmeramos a continllación por orden cronológico de realización.
La primera fase I consistió en la reali:ación de la parte instrumental y !mesta
a plinto de las técnicas adeclladas para el desarrollo de IIna inrestigación en el
campo del magnetismo de rocas." del paleomagnetismo. Vna re: cO/llpleta esta
etapa se procedió al estlldio del comportamiento y cal'l/cteristicas magnéticas y
paleomagnéricas de materiales representatil'os de Tener(t'e. Estas cal'l/cteristicas,
tales como estabilidad de la remallencia magnética, intensidad de magneti:a-
ción. etc., de materiales lál·icos. almagres. illtrusiones. etc., el'l/ condición preria
indispensable para la realización de la cartogrt!fiú paleo/llagnética de la Isla y
podria ser de gran interés IIna I'el. conocida Sil prohlelluítica. en .ti/tllros estlldios
anólogos en islas I'olcónicas.
Segllidamente se procedió a la inl'estigación directa de las posihilidades de
empleo de las inversiones del C MT 2 en la isla y. de .teJrllla mlÍs amplia. las posihi-
lidades de la extensión de este método como allxiliar en la elahoración de mapas
geológicos a otras islas volcónicas. Por último. tras la realización de IIn programa
de dataciones radiométricas de las mllestras seleccionadas se procedió a la aplica-
ción de todos los datos obtenidos a la reconstrucción de la historia l'olclÍnica de la
isla y a la elaboración de un mapa geológico con IIn coll!rol crono/ágico preciso.
Todas estas investigaciones pudieron lIel'llrSe a caho gracias a la entllsiasta
ayuda y dirección del Prof. José Maria Fúster y a la colahoración de I'arios
compañeros del Departamento de Petrologia y Geoqut'lnica. especialmente los
Drs. E. Ibarrola. que realizó los análisis del potasio para las dataciones radiomé-
tricas, y V. Araña y F. Anguita. que hicieron IIna lectllra critica del mallllscrito.
Fue de especial ayuda la orientaciún prestada en nllmerosas jornadas de campo
por J. M. Navarro.

I Gran pane de los datos que se han empleado en la confección de este libro se obtuvieron durante la elaboración
de la Tesis Doctoral realizada por el autor bajo la dirección del Prof. José M.a Fúster.
2 Campo magnético terrestre.

9
En Canadá y EE. UU. prestaron su colaboración los Profesores F. W. Beldes
y D. W. Stran~way del Departamento de Geolo!<l'a de la Universidad de Toronto y
del Centro Espacial de la NASA en Houston, respeetil'lllnente, que me iniciaron
en el PaleonUl~netismo. En Portu~al los Drs. M. Portu~al Ferreira, V. Costa y
R. Macedo, del Laboratorio de Geocronolo~ia de Coimbra, colaboraron con las
determinaciones radiométric(/s.
Aqui en Teneril'e, el Pn~r L. A(l'onso leyó, criticó y contribuyó a la mejora de
este manuscrito.
A todos el/os mi sincero a~radecimiento.

10
INTRODUCCION
La relativamente reciente confirmación de la deriva de los continentes, teoría
enunciada por primera vez por Wegener en 1915, y fruto de ella, la teoría de la
tectónica de placas, ha supuesto sin lugar a dudas una auténtica revolución en las
Ciencias de la Tierra, especialmente en la Geología. Esta revolución es comparable
al impacto que causara en su día en la Biología la introducción del concepto de
evolución.
Las primeras tentativas de explicación de la génesis de las Islas Canarias se
producen al conocerse los enunciados de la tectónica global, relacionando esta
génesis con la apertura del Atlántico. La continua separación de los continentes de
Africa y América del Sur, como consecuencia de la continua expansión del suelo
del Atlántico a partir de la dorsal, produce una serie de fenómenos que afectan a
las Canarias, al ser estas islas parte integrante de la placa litosférica africana.
El análisis de las relaciones existentes entre las áreas volcánicas activas y la
tectónica de placas vino a demostrar la aparición de volcanismo activo y acentuada
sismicidad en los bordes de placa. Un grupo de autores intenta relacionar las
Canarias con un borde constructivo, cuyas manifestaciones volcánicas, las Islas,
habrían ido alejándose de la Dorsal Centroatlántica por la continua actividad gene-
radora de suelo oceánico a partir de esta zona central.
Estos modelos presentan la dificultad de que la edad de las Canarias no parece
sobrepasar los 30 ó 40 millones de años, mientras que, según determinaciones
cronológicas recientes, la edad de la corteza oceánica que rodea el Archipiélago
supera los 150 m. a.
Además de la lógica conjugación de la génesis de las Canarias con la tectónica
del Atlántico, aparecen nuevas hipótesis que intentan relacionar este proceso con
la geología continental africana, especialmente con el plegamiento del Atlas, cuya
ocurrencia coincide en el tiempo con la formación de las Islas.
Más adelante aparece un nuevo factor que influirá decisivamente en los mode-
los posteriores, como son las dataciones radiométricas efectuadas en las Islas por
Abdel Monem y otros en 1972 que ponen de manifiesto el crecimiento hacia el Este
de las edades máximas del volcanismo subaéreo visible más antiguo de las Islas.
Siguiendo pues la dirección de expansión del suelo del Atlántico, estas edades
máximas van creciendo de forma progresiva desde los 0.75 m. a. correspondientes
.al Hierro, hasta los 19 m. a. de Lanzarote. Resulta entonces lógico que se aplicara
al origen de las Canarias el mismo modelo que se había aplicado con éxito en las
Islas Hawaii. Este modelo, ideado por Tuzo Wilson en 1963, suponía la existencia

13
de una zona de fusión fija en el manto (punto caliente) que se manifestaría en
superficie como un área de volcanismo activo continuo.
El lento (varios cm. por año) pero incesante desplazamiento de una placa
litosférica sobre este punto caliente explicaría la progresión de edades de las islas
edificadas por este tipo de actividad volcánica. Aunque este modelo es aún válido·
para explicar la génesis del Archipiélago, presenta una serie de dificultades en su
aplicación entre las que destacan la aparente inmovilidad de la placa africana en los
últimos 25 m. a., según observaciones recientes realizadas por Burke y Wilson
(1972), así como la posible existencia en las Islas de interrupciones importantes de
la actividad volcánica. Estos dos hechos, de confirmarse, chocarían con los funda-
mentos de la teoría expuesta por Tuzo Wilson.
Como hipótesis alternativa y en un intento de salvar estos inconvenientes,
Anguita y Hernan postulan la existencia de una fractura en la litosfera en el área de
Canarias relacionada con el plegamiento del Atlas cuya actividad se propagaría
hacia el área de las Canarias, iniciando a su paso la actividad volcánica. Este
sencillo modelo explicaría la progresión de edades hacia el Este, como resultado de
la propagación de las tensiones en sentido opuesto. Al mismo tiempo permitiría la
existencia de hiatos en la actividad volcánica de las Islas como consecuencia de la
repetición del proceso de fracturación.
Un tercer grupo (Araña y otros, en prensa) supone la existencia de bloques
con saltos de falla de varios miles de metros, producidos por acortamiento cortical
en la zona de tránsito de la corteza oceánica a la continental en la zona del
Archipiélago. Esta fracturación en bloques favorecería el ascenso de los materiales
volcánicos que darían lugar a las islas.
En otro orden de cosas, el paleomagnetismo ha sido instrumento tan valioso
en el aporte de evidencia a favor de la deriva continental y la tectónica de placas
que es muy dudoso que su aceptación final se hubiese logrado sin su ayuda. La
determinación de las curvas de deriva polar de los bloques continentales, el descu-
brimiento de las bandas de anomalías magnéticas impresas en los fondos oceánicos,
el estudio de las inversiones del campo magnético terrestre (CMT) presentes en los
sedimentos de los fondos oceánicos, etc., han sido sin duda hitos fundamentales en
la elaboración y demostración de las teorías mencionadas.
El paleomagnetismo no es una ciencia joven, aunque su mayor impulso sea
reciente y esté relacionado con el desarrollo de las hipótesis de la expansión de los
suelos oceánicos y la tectónica global.
El término paleomagnetismo o «magnetismo fósil» explica que esta ciencia
estudia las variaciones y características del CMT registradas en las rocas desde el
pasado geológico más remoto. Melloni en 1853 midió por primera vez de forma
sistemática la magnetización remanente en rocas volcánicas de Italia y descubrió
que ésta se imprime en las rocas por la acción del CMT en el momento del
enfriamiento. Siguiendo las ideas de Melloni, Forgheraiter sugirió en 1894 que el
análisis de las direcciones de magnetización permanente impresa en las rocas vol-
cánicas daba una indicación de las características del CMT en el momento de su
.Ilmnación. lo que permitía, por observación de rocas de diferentes edades, la
reconstrucción de la historia del campo magnético terrestre fósil. Al mismo tiempo
descubría la existencia de inversiones del campo magnético.
Hoy día, la combinación de determinaciones de la polaridad de la remanencia
magnética de rocas y sus edades radiométricas ha permitido el conocimiento pre-
ciso de la historia del CMT. especialmente en los últimos 4.5 m. a.
El paleomagnetismo goza hoy de gran importancia en Geología teniendo apli-

14
cación práctica en campos tan diversos como el estudio de las características del
interior de la Tierra, la solución de problemas tectónicos y estructurales y muy
especialmente en la datación de rocas. La datación de rocas por medio del paleo-
magnetismo puede hacerse a tres niveles distintos de precisión. Un primer nivel
consiste en el empleo de las l'ariaciones seculares del CMT y permite detectar
diferencias en edad de miles de años. El segundo nivel emplea las inversiones del
CMT, detectando diferencias de edad de centenares de miles de años. Por último,
el tercer nivel utiliza las curras de derira polar de los bloques continentales regis-
trando diferencias de edad de millones de años.
Las Islas Canarias tienen una historia volcánica activa de al menos 20 m. a.
por lo que presenta condiciones idóneas para la utilización de las inversiones del
CMT como criterio cronológico. Sin embargo, en una primera etapa se intentó el
empleo de las curvas de deriva polar como método de datación (Watkins et al.,
1966; Carracedo y Talavera, 1971), haciéndose pronto evidente la necesidad de
dataciones radiométricas y del empleo de las inversiones del CMT para una eva-
luación precisa de la edad de las Islas.
Son estos criterios aplicados recientemente (Abdel-Monem et al., 1972; Carra-
cedo, 1975) los que han permitido tener un conocimiento bastante preciso no sólo
de la edad sino de la historia volcánica y de la estratigrafía geomagnética de las
Islas, especialmente Tenerife.
A diferencia de la corteza oceánica donde las bandas de anomalías magnéticas
(inversiones del CMT) presentan una distribución bien definida, en las islas Cana-
rias la irregular distribución en el tiempo y espacio de las emisiones volcánicas
hace que el empleo de las inversiones del CMT no sea tan sencillo.
De todas formas, es evidente que este método constituye un instrumento muy
valioso en estos ambientes geológicos carentes de los criterio geocronológicos
habituales: fósiles, discordancias generalizadas, etc.
El empleo de estas inversiones del CMT, en combinación con una selección de
dataciones radiométricas para la realización de mapas paleomagnéticos, ha sido
aplicado con cierta extensión en Islandia (Dagley et al., 1967; Piper, 1973) Y en
Tenerife (Carracedo, 1975). Este método consiste en síntesis en realizar en tierra
con magnetómetros portátiles un tipo de cartografía similar a la realizada en los
fondos oceánicos por medio de las anomalías magnéticas y ha resultado de gran
valor en el refinamiento cronológico de los mapas geológicos establecidos.

15
HISTORIA VOLCANICA DE LA ISLA
ANTECEDENTES GEOLOGICOS y PALEOMAGNETlCOS

Desde las primeras referencias geológicas de Tenerife dadas por Humboldt en


1814 a la actualidad se han elaborado una gran cantidad de investigaciones que
hacen del Archipiélago Canario una de las zonas más estudiadas del Globo.
El verdadero conocimiento de la historia volcániGa de las Islas Canarias puede
decirse que comienza con la elaboración de la cartografía geológica de las islas
principales por el Departamento de Petrología y Geoquímica del C. S. 1. C. (Fúster
et al., 1968) que se continuó .con una serie de trabajos más especializados que
constituyen una valiosa aportación en el conocimiento de estas islas (Araña, 1971;
Brandle, 1973; Ibarrola, 1970; Anguita, 1973; etc.) 3.
Todo este conjunto de estudios más o menos especializados ha contribuido a
establecer una geología de las islas que en términos generales puede considerarse
precisa, salvo en el aspecto cronológico, aspecto en el que este estudio trata de
aportar, más que una solución definitiva, una metodología y línea de acción enca-
minada a la posible solución de los problemas cronológicos del archipiélago y que,
de probarse su utilidad, pudiera extender su empleo a otros problemas similares.
Desde el punto de vista más general, las Islas Canarias parecen ser el resultado
de un fenómeno volcánico común. Este fenómeno puede estar relacionado con
unas condiciones especiales y su génesis está condicionada por la interacción de
tres fenómenos diferentes: la orogenia del Atlas, la tectónica Atlántica y la evolu-
ción tectónica del borde continental africano. Estos fenómenos se manifiestan por
la existencia de ullas fracturas regionales en el ámbito de las Canarias que han
estado emitiendo con interrupciones más o menos largas durante toda la historia
volcánica del archipiélago.
Esta continuidad en las emisiones debe entenderse a escala global dentro del
archipiélago, dándose frecuentemente interrupciones más o menos locales.
De forma muy general se podrían considerar cuatro unidades en las islas, que
no son sino variaciones en las condiciones de emisión de un fenómeno volcánico
común. La primera de estas formaciones por orden .::ronológico aparece en aquellas
islas en que la erosión ha progresado más profundamente, poniendo al descubierto
un basamento o complejo basal, probablemente Oligoceno o Mioceno, de rocas
volcánicas submar,inas, sedimentos asociados a ellas, rocas plutónicas y una densí-
sima red de diques.

J Recientemente son de destacar tres Tesis Doctorales realizadas en el Departamento de Petrología de la Univer-
sidad Complutense de Madrid. sobre las islas de Gran Canaria. La Gomera y El Hierro. por F. Hernán. C. R. Cubas y
M. J. Pellicer. respectivamente.

19
DATOS GEOCRONOLOGICOS RELATIVOS A LAS FORMACIONES MAS ANTIGUAS PUBLICADOS SOBRE
EL ARCHIPIELAGO CANARIO CON ANTERIORIDAD A ESTE TRABAJO

Polaridades Núm. de Edad Formación


encontradas dataciones • más antigua más
I S. LA en las totales encontradas antigua Material
islas realizadas en la isla datada ••

Serie Antigua
Tenerire ( 1) N, R 26 15.58= 1.60 (7.18±0.57) (Valle Taganana) Basalto
(Teno)

Serie A.ntigua
Gran Canaria (2) N,R 20(66) 16.lh0.40 (13.9 = 0.3) Basalto
(Agaete)

Pre Serie 1
Lanzarote N, R 11 19.00=0.68 Traquibasalto
(Los Papagayos)

Fuerteventllra Complejo Basal


N, R 11 38.60=3.75 Sienita
(Pájara)

Gomera N, R Complejo Basal


8 14.60=0.67 Sienita
(Vallehermoso)
I

N,R Basaltos Antiguos


La Palma 5 1.57±0.09 Basalto
(Bco. Las Angustias)

N (R) Basaltos Antiguos


Hierro (3) 5 3.05=3.00 (Acantilados Golfo)
Basalto

• Las edades K/A'r pertenecen a Abdel-Monem et al. (1971, 1972) Y están compiladas en Watkins (1974) .
•• Denominaciones utilizadas por Watkins (1974), con base en la estratigrafía de Fúster et al. (1968).
(1) Posiblemente una datación errónea. Todas las demás edades. incluso en la misma formación, son inferiores a 7.18 m. a.
(2) Recientemente se han realizado 46 nuevas dataciones (McDouga/l y Schmincke, 1977) y la edad más antigua de Gran Canaria ha sido rebajada a 13.9 :!: 0.3 m. a.
(3) Al realizar la carlografía paleomagnética de esta isla se han detectado polaridades R, posiblemente Matuyama (Carracedo y Pe/licer. en preparación: Estratigrafía
volcánica, Paleomagnetismo e Historia volcánica del Hierro).
CORRESPONDENCIA DE LAS SERIES VOLCANOESTRATIGRAFICAS ESTABLECIDAS (FUSTER ET AL., 1968)
CON LOS DATOS PALEOMAGNETICOS. EDIFICIO TENO.

SERI ES VOLCANOESTRATIGRAFICAS UNIDADES MAGN ETOESTRA TIGRAFICAS

Formación Serie de Serie Polari- Límites de Dataciones -


Formación Epoca
Fúster et al. propuesta ridad edad (m. a.) (m. a.)

Basaltos Series Basaltos 0-0.7


Serie .111 N Brunhes -
recientes recientes recientes

discordancia - - - discordancia
1\)
..... Intrusiones Diferenciados Gilbert
R 4.2-5.1 !5.35::t0.11 (1)
sálicas sálicos Inferior
Serie Serie 1
antigua inferior
I 6.10::t0.18
Basaltos Basaltos N
Pre-Gilbert 5.1 6.35::t0.26
antiguos fisurales R
7.18::t0.57

• Dataciones de Abdel-Monem et al., 1972.


(1) En ocasiones las edades indicadas no encajan dentro de los límites de edad correspondientes a la época de polaridad a: que deben pertenecer. En estos casos.
interpretamos estas discrepancias como debidas a errores del método de datación (K/Ar). Una flecha hacia abajo o hacia arriba señalarán en lo sucesivo aquellas
edades que se consideren en .exceso- o en .defecto-, respectivamente.
La segunda formación, apoyada discordantemente sobre el basamento allí
donde éste aparece, está constituida por un apilamiento de materiales basálticos, de
similares características para todas las islas y cuya emisión a través de fisuras 4 ha
ocurrido de forma más o menos continua desde el Mioceno hasta el Cuaternario.
Una tercera formación, menos definida, estaría formada por conos y coladas
recientes bien conservados, adosados a los grandes edificios y que recubren y
fosilizan gran parte de las formaciones anteriores.
En el aspecto litológico debe resaltarse en algunas islas (Gran Canaria y Tene-
rife) una cuarta formación originada por la emisión de un gran volumen de materia-
les sálicos que son los diferenciados finales del magma basáltico alcalino que carac-
teriza a este archipiélago.
En el aspecto cronológico, en el que centramos nuestra atención en este tra-
bajo, la forma de emisión anteriormente indicada ha ocasionado una distribución
desordenada en el tiempo y espacio de las 'diferentes emisiones, originando una
carencia de discordancias de carácter general que permita la separación de series
bien definidas. El problema se agrava considerablemente por la carencia de niveles
fosilíferos que permitan una localización en el tiempo de los diversos materiales,
por lo que la cronología en estas islas depende de dataciones radiométricas o
paleomagnéticas casi exclusivamente, siendo este problema especialmente acusado
en la isla de Tenerife.
A nivel local y en algunas islas se encuentran discordancias intraformaciona-
les, más o menos generalizadas, que permiten la separación de series volcanoestra-
tigráficas (Fúster et al., 1968) aunque la separación de estas series suele apoyarse
frecuentemente en caracteres geológicos y litológicos.
Recientemente el aporte de estudios paleomagnéticos y geocronológicos
(Abdel-Monem et al., 1971; Carracedo, 1971, 1973, 1974 y este trabajo; Watkins et
al., 1966; Rona y Nalwalk, 1970; Watkins, 1974; McDougall y Schmincke, 1977)
han contribuido a descifrar la historia volcánica del archipiélago.

TENER/FE

La isla de Tenerife es, "como el resto de las islas del Archipiélago Canario, la
manifestación actual en superficie de un edificio volcánico que arranca a varios
miles de metros de profundidad del fondo oceánico y que se ha ido formando por
apilamiento de emisiones sucesivas cuyo origen puede relacionarse con un foco
profundo común a todo el archipiélago.
El estado actual de la estructura subaérea del edificio insular es una conse-
cuencia de la interacción antagónica de dos factores: uno constructivo formado por
las emisiones y otro destructivo constituido por los agentes de denudación.
Si bien el material original es similar al que ha conformado las demás islas,
concurren en Tenerife unas circunstancias diferenciadoras que adquieren su má-

• A partir de observaciones paleomagnéticas en Tenerife (este trabajo) y de determinaciones muy precisas


realizadas por McDougall y Schmincke recientemente en la isla de Gran Canaria, parece deducirse claramente que la
emisión de estos basaltos fisurales ocurre en un período de tiempo relativamente corto. Así, el enorme apilamiento de
coladas existente en Teno (Tenerife), con potencia de alrededor de 1.000 m.. se ha extruido en poco más de I m. a. En
Gran Canaria, una formación similar, la Serie I del NW de la isla, con un volumen de unos 1.000 km. 3 se ha extruido en
menos de 500.000 años.

22
xima representaclOn en su historia reciente con la formación de un gran edificio
sálico central y la presencia de numerosos tipos litológicos intermedios de la serie
de diferenciación basaltos-fonolitas.
En Tenerife no parece aflorar el basamento que se supone característica co-
mún en el archipiélago, estando formada la parte más antigua visible de la isla por
las formaciones basálticas que aquí parecen extenderse con interrupciones más o
menos extensas de las emisiones desde el Mioceno Superior 5 al Pleistoceno, cono-
ciéndose incluso algunas erupciones históricas, la última de las cuales tuvo lugar el
año 1909.
Aproximadamente en el Plioceno Medio y localizadas en el centro de la isla
comenzaron a emitirse materiales más alcalinos, en coexistencia con otros de natu-
raleza basáltica, que dieron lugar al gran Edificio Central, posteriormente destruido
(Caldera de Las Cañadas) y reedificado (Teide-Pico Viejo).
En Tenerife se agudizan las deficiencias de criterios cronológicos concluyen-
tes, por lo que la separación de los materiales en series (Fúster et al., 1968) da lugar
a problemas de interpretación.
La edad que se ha propuesto para las formaciones más antiguas de Tenerife
han variado en el tiempo pudiendo notarse una «modernización» de las edades
propuestas. Así Wolff (1931) supone estas formaciones situadas en el Cretácico
Medio, Hausen (1956) Eoceno; Fúster et al. (1968) Mioceno Superior-Plioceno, etc.
La carencia de discordancias generalizadas dentro de las formaciones basálti-
cas fisurales es citada por autores anteriores que si bien aprecian una considerable
diferencia en ciertos lugares entre una base más antigua (Serie 1) y una cobertera
más moderna (Serie 11) no encuentran fundamento para la separación general de
estas series en el ámbito insular.
Más recientemente, Abdel-Monem et al. (1972) encuentran edades de 15.7,
7.18,6.53, 6.10, 5.35,4.65, 1.85, 1.63, 1.52 Y 0.88 para diferentes materiales de la
Serie Basáltica Antigua y en este trabajo se aportan edades que rellenan el vacío
4.65-1.85 m. a., lo que parece evidenciar la continuidad de las emisiones en Tene-
rife al menos en los últimos 7 m. a.
La presencia de una discordancia bastante generalizada en el Edificio Central
de la isla, exclusión hecha en los edificios de Anaga y Teno, observable a través de
las galerías excavadas en la prospección de los recursos hidraúlicos, dio base a un
intento de separación de las Series I y 11 (Carracedo, 1974; Navarro, 1974; Coello,
1975) que coincidiría a grandes rasgos con este intervalo de tiempo.
Sin embargo no se efectúa la separación clara de ambas subseries en la isla
hasta la realización de la cartografía paleomagnética de la Isla (Carracedo, 1975).

DESCRIPCION DE LAS PRINCIPALES UNIDADES VOLCANICAS


DE LA ISLA

En este apartado se hace una descripción, por orden decreciente de antigüe-


dad, de las principales unidades definidas en la realización de la estratigrafía mag-
nética de la Isla.

, Como ya veremos en un capítulo posterior, la edad máxima de Tenerife aportada por Abdel·Monem et al.
(1972) es de dudosa fiabilidad. por lo que es posible que la edad máxima del volcanismo visible más antiguo de la isla
oscile alrededor de los 7 m. a. (Mioceno Superior).

23
a) Unidad Basal de Taganana

Esta unidad aflora en la costa Norte de la península de Anaga, con un contorno


semilunar (Arco de Taganana), posiblemente originado por la mayor penetración
del mar en la zona central de la formación, fácilmente desmontable por la erosión
marina a causa de su naturaleza litológica. Esta formación basal está constituida
predominantemente por materiales volcanoclásticos y atravesada por una red filo-
niana extraordinariamente densa, formada por diques basálticos y fonolíticos y
pitones ácidos.
Todo el conjunto buza hacia el Sur en sentido contrario a la cobertera de
coladas de la unidad suprayacente.
En la base visible de esta unidad aflora en un perímetro reducido un conjunto
de rocas granudas (sienitas, gabros, etc.) que podría formar la parte superior del
basamento que se supone común a todas las islas (Fritsch y Reiss, 1868; Bravo,
1956; Hausen, 1956; Gastesi, 1967; etc.) y que aflora en aquellas islas en que la
erosión ha progresado más profundamente.
Es difícil demostrar la existencia de una clara situación discordante entre esta
unidad y su cobertera aunque apoyarían esta hipótesis varios factores, como son:
las diferencias en buzamiento definidas claramente a causa de la inclinación de la
red filoniana, en el grado de alteración y edad de los materiales, etc. Esta unidad
basal de Taganana la incluimos dentro de la Serie 1 inferior de la isla.
Desde el punto de vista paleomagnético esta unidad basal carece de interés
especial, pues el alto grado de alteración, su naturaleza casi exclusivamente volca-
noclástica y la extrema concentración de diques hace muy difícil la determinación
de polaridades geomagnéticas con un grado suficiente de fiabilidad.

b) Fo,.,nacil)//('s hasálticas

Estratigráficamente sobre la unidad descrita, aparecen extendiéndose a todo el


ámbito de la isla. una formación basáltica producto de emisiones de tipo fisural que
han estado funcionando aparentemente sin interrupciones generales importantes
hasta la actualidad. Esta formación. en sus fases más antiguas, aflora en las esqui-
nas NW y NE (Teno y Anaga). prolongándose en el subsuelo por toda la parte
central de la isla. donde está cubierta por las emisiones correspondientes al gran
Edificio Central. En su constitución intervienen emisiones predominantemente ba-
sálticas. con coladas más o menos delgadas que se apilan y entremezclan, dando
lugar a un conjunto subhorizontal que en general buza suavemente hacia el mar
desde la zona de cumbres alternando con materiales más escoriáceos y piroclásti-
cos que en algunos lugares predominan ampliamente.
Desde el punto de vista cronológico, esta formación abarca un largo período de
actividad que ha llegado desde el Mioceno Superior (7-8 m. a.) hasta la actualidad.
Aunque existen interrupciones de las emisiones, que han dado lugar a discordan-
cias. ninguna de ellas tienen un carácter generalizado a loda la isla, por lo que la
separación de series volcanoestratigráficas dentro de esta formación es difícil,
complicándose aún más el problema por la dispersión en el tiempo y el espacio de
los centros de emisión. y la imbricación frecuente de materiales de muy variada
litología. Aun admitiendo todos estos obstáculos. se han establecido divisiones
cuya validez se ha generalizado a toda la isla (Fúster et al., 1968).

24
c) Formaciones sálicas
En este grupo se incluyen los episodios sálicos del edificio central, así como
los diferenciados sálicos de Anaga y las intrusiones ácidas (diques y pitones) situa-
das a distintos niveles estratigráficos por toda la isla.
Las divisiones que aquí se han hecho son de carácter paleomagnético y no
pueden asimilarse a unidades geológicas, aunque en ocasiones puedan coincidir
ambas circunstancias.
Edificios volcánicos
Al intentar correlacionar las diferentes unidades magnetoestratigráficas deter-
minadas, se comprobó la existencia de varios edificios volcánicos en la isla, de
funcionamiento a veces independiente, cuyas épocas de efusión y tranquilidad no
guardan cronológicamente relación entre sí.
Se hace pues necesario, al hacer la descripción de las diferentes unidades
magnetoestratigráficas en esta isla, tratar separadamente cada uno de estos
edificios e intentar luego establecer una correlación entre los materiales emitidos en
cada edificio en la misma época, aunque hemos podido comprobar que parece más
acertado hablar aquí de una coincidencia temporal de las emisiones que de una
verdadera correlación, siendo la desconexión, en general, tanto más evidente,
cuanto más progresa en el tiempo cada edificio.
Los edificios a los que vamos a hacer mención son Teno, Anaga y Edificio
Centro-Dorsal (Edificio Central).

EDIFICIO TENa
Es tal vez donde la formación fisural es más homogénea. Este edificio está
formado por un apilamiento de coladas basálticas delgadas que en algunos lugares
alcanza potencias de 500-600 metros. El conjunto tiene forma triangular, limitando
discordantemente con las formaciones más recientes del Edificio Central por el
Este. Dentro de este paquete de coladas que la acción marina ha hecho retroceder,
formando acantilados verticales de varios centenares de metros de altura, se pue-
den diferenciar con facilidad dos unidades magnetoestratigráficas que suponemos
consecutivas. La inferior aflora en el fondo de los barrancos más profundos del
lado Sur (Masca, Los Carrizales, etc.) y tiene polaridad negativa, no teniendo
equivalente en el resto de la isla (Fig. 1).
TENO
PICO GRANDE
DIFRERENCIADOS
SALlCOS (~,3~ m.a.) BASALTOS
FISURALES
PREGILBERT SUPo
(~.1-7.0m.a.)
;.

SER. I
INF.
Fig. 1.-Corte esquemático simplificado del Edificio Tena mostrando las unidades definidas. Explicación en
el texto.
El resto del Edificio Teno está formado por una unidad, aparentemente de
polaridad única (N), cuya edad isotópica (6.0-7.0 m. a .. Abdel-Monem et al., 1972)
concuerda con la época normal inmediatamente pre-Gilbert 6. Es muy probable que
la unidad inferior, de polaridad negativa tenga pues una edad superior a 7.0 m. a.,
aunque los dato actuales. y la falta de definición de la escala de inver iones
geomagnéticas en este período de tiempo, no permita por ahora una mayor preci-
sión.
El conjunto está intruido por una densa red de diques, de edad indeterminada,
algunos de los cuales tienen polaridad negativa. aunque si han llegado a formar
colada éstas o han sido erosionadas, o no han podido ser localizadas. Los diques y
pitones ácidos parecen tener polaridad negativa, al menos los que han sido analiza-
dos, estando tal polaridad de acuerdo con la edad determinada para uno de ello
(5.35 m. a., Abdel-Monem et al., 1972) que, habida cuenta de los límites de error,
lo haría corresponder con la época inversa Gilhert.
En este edificio, la actividad. que debió ser paroxística a juzgar por el enorme
volumen de material extruido en un tiempo relativamente corto, parece haberse
detenido hace largo tiempo, probablemente coincidiendo con el emplazamiento de
los diferenciados sálicos. La erosión ha tenido pues tiempo de actuar, desmontando
gran parte del edificio sobre el que se asientan algunos focos de emisiones recientes
(Brunhes, 0.0-0.7 m. a.).
La zona de cumbres, hoy muy desmantelada, parece haber coincidido con un
eje estructural como corresponde a emisiones fisurales de este tipo, cuya posición
central en el edificio se pone de manifiesto por una elevada concentración de
diques.

EDIFICIO ANAGA

En este edificio, las emisiones volcánicas han sido más prolongadas. Sobre la
Formación Basal de Taganana, ya descrita, se apoya una unidad de polaridad
normal que pasa a una unidad de polaridad inversa que forma prácticamente toda
la península de Anaga.
La unidad de polaridad normal, que corresponde al pre-Gilbert superior, es
decir equivalente a la parte superior de Teno, aparece en superficie en la parte
inferior de la costa Norte de Anaga y en los Barrancos del Norte y Este, y sola-
mente en sondeos (Fig. 2) en la parte Sur del Edificio de Anaga. Junto con la
formación basal de Taganana la incluimos en la Serie I Inferior, por ser común a
toda la Isla.
La unidad de polaridad negativa corresponde a la época Gilbert. Sus materia-
les se han extruido de forma más o menos continua respecto a la Serie I Inferior,
pero en esta ocasión las emisiones se han circunscrito exclusivamente a Anaga, por
lo que parece útil su diferenciación.

• Aunque en un capítulo posterior hacemo una descripción detallada de la escala de inversiones del campo
geomagnético. recordamos aquí para ayuda del lector que el campo magnético terrestre ha experimentado una serie de
inversiones en intervalos de tiempo relativamente frecuentes. De esta forma encontramos en el pasado geológico que el
campo magnético de la Tierra coincidía a veces con el actual (épocas de polaridad positiva o normal) o era exactamente
el opuesto (épocas de polaridad negativa o inversa). Por orden creciente de antigüedad estas épocas serian: BRUNHES
normal (0-0.6 m. a.). MATUY AMA inversa (0.6-2.4 m. a.l, GAUSS normal (2.4-3.3 m. a.) y GILBERT inversa (3.3-5.1
m. a.). Por encima de los 5 m. a. las inversiones carecen de nombre específico.

26
PI ANA GA
5ER.I SUP P7
GILBERT P3

~.
P9
5ER.I INT.
GILBERT
INFERIOR

::: .
= . ____ t
COTA Om :;
------+ ~ =
....... ~ ~
~I
+
+
tlJ$.r$.$H
+
+
+ :::::::: PREGILBERT
+ +
+
+
+ SUPERIOR
+
+
5ER.IINF:
L IKm

- ALMAGRE ~=====~ SUELO [:::::::::::::l MAT. SUELTO" COLADAS 1::;:::::1 PIROCLASTOS


Fig. 2.-Determinación de las polaridades magnéticas y correlación de testigos obtenidos en diferentes
sondeos de Anaga.
Esta unidad Gilbert específica de Anaga puede a su vez separarse en dos
unidades de interés geológico por medio de una discordancia netamente visible en
algunos puntos e inferida en el resto (Fig. 3) Yunas claras diferencias morfológicas.

Fig. 3.-Contacto discordante entre las formaciones Tejina (Serie I Superior) y Anaga (Serie I Intermedia).
Obsérvese el truncamiento de los diques en el contacto.

La unidad inferior. que ocuparía la parte oriental de Anaga (Formación Anaga)


(Fig. 4). está formada por materiales basálticos, predominantemente piroclásticos,
escoriáceos y aglomeráti,cos con múltiples puntos de emisión que se imbrican y
cuyos materiales buzan periclinalmente hacia el mar, a ambos lados de la zona de
cumbres que coincide con la máxima concentración de estos puntos de emisión (eje
estructural de Anaga). El conjun!o presenta un aspecto ruiniforme, con una red de
drenaje muy encajada y alta densidad de diques.
La edad de esta unidad permite localizarla en la época Gilbert Inferior
(4.25-5.10 m. a.).
Contrastando con esta formación y en clara discordancia en algunos puntos se
apoya una unidad cuyas características morfolitológicas son marcadamente diferen-
tes. Esta unidad. cuya máxima representación corresponde al NW de la península
de Anaga (Formación Tejina) por su edad (3.67 m. a., este trabajo) y su polaridad
(R). corresponde al Gilbert Superior (3.32-3.70 m. a.). Las diferencias resultantes
pueden seguirse con relativa facilidad. salvo en la zona de cumbres en que está
enmascarada por la vegetación y potentes suelos. En algunos sitios puede obser-
varse un truncamiento de los diques que atraviesan la unidad inferior (ver Fig. 3),
como en la cara Norte del Pico de ¡zoque. cerca de Bajamar.

28
CORRESPONDENCIA DE LAS SERIES VOLCANOESTRATIGRAFICAS ESTABLECIDAS (FUSTER ET AL., 1968)
CON LOS DATOS PALEOMAGNETICOS. EDIFICIO ANAGA
SERIES VOLCANOESTRATIGRAFICAS UN IDADES MAGN ETOESTRAT1GRAFICAS
Serie de Serie propuesta PoIa- Límiles edad Dataciones (1)
Formación Fúsler el aJ: Formación ridad Epoca (m. a.)

Fonolitas Serie I Cobertera


Canadas N Gauss 3.06-3.32 m. a. n.59:!:0.14 (2)
múficas Superior sálica de
Inferior'! (cobertera súlica) Anaga Inferior

Basaltos N Gauss
Basaltos Serie Serie I 3.06-3.32 m. a. -
subhorizontales Inferior
antiguos Antigua Superior de Anaga R I Gilbert
Superior 3.32-3.70 m. a. 3.6hO.27 (2)
- - - discordancia
Basaltos Gilbert 4:65:!:0.70 (1)
Basaltos Serie Serie I
escoriáceos R
Inferior 4.25-5.10 m. a. < ¡ 5.3hO.OS (2)
anliguos Antigua Intermedia
de Anaga
Basaltos
Basaltos Serie Serie I Pre-Gilbert
(sustrato común N 5.10-7.00 m. a. -
antiguos Antigua Inferior Superior
de la Isla)
I

- - - discordancia?
Basaltos Serie Serie 1 Formación Mioceno?
antiguos Antigua Inferior Taganana N Pre-Gilbert 15.6S:!: 1.60? (1)
(predominio de Superior?
materiales
volcanoclásticos)

(1) Datación de Abdel-Monem el al.. 1972.


(2) Datación de Carracedo. 1975.
A N A G A
ANAMBRA
I
INF., 3,06-3,32 m.o.)

PLAYA CUEVA

FORMACION BASAL
SER.I )?
I NF.
I (>I~, 7 m.a.
PREGILBERT SUPO

TEJINA

MESA DE 5.1 SUP


TEflNA (3,06-370) S. ROQUE
COBERTER ",

SALlC~ÁA~iliill!lllílliiiiilií~~l!1ilt
I • I

BAJAMf'R~

PREGILBERT
SUPERIOR
SER.I INF.

Fig. 4.--Cortes esquemáticos correspondientes al Edificio Anaga. Explicación en el texto.

Es conveniente resaltar, sin embargo, que esta discordancia tiene un carácter


local, similar a tantas existentes en las formaciones basáltica de la isla, inclu o en
el mismo edificio de Anaga. Solamente se le ha concedido validez porque separa
dos formaciones de características claramente diferentes. Así a diferencia de los
caracteres anteriormente expuesto para la unidad Gilbert Inferior (Formación
Anaga, Serie I Intermedia), la formación superior (Formación Tejina, Serie I Supe-
rior) está constituida por apilamientos subhorizontales de coladas basálticas de
gran recorrido, sin apenas piroclastos ni diques visibles. La formación presenta en
conjunto un aspecto masivo, que contrasta fuertemente con la unidad subyacente,
acumulando en algunas zonas espesores considerables, de varios centenares de
metros.
El flujo de las coladas parece haber favorecido una mayor acumulación de
lavas en la vertiente Norte, en la zona de Tejina.
La unidad Gilbert Superior se continúa sin interrupción con coladas pertene-
cientes a la misma formación horizontal, de polaridad normal, correspondiente a la
época Gauss.

30
La actividad principal del Edificio Anaga debió terminar con el emplazamiento
de unos diferenciados más sálicos, que coronan las zonas de cumbres y cuya edad
(3.59 m. a., este trabajo) y polaridad (N) la harían corresponder a la parte inferior
de la época normal Gauss (3.32-3.70 m. a.) que marcaría el final de la actividad en
esta parte de la isla, quedando unas fases basálticas residuales con conos bien
conservados que incluimos en la Serie 111.
U na síntesis de la estratigrafía volcánica y paleomagnética del Edificio Anaga,
ya publicada con anterioridad (Carracedo, 1974), viene indicada en el Cuadro co-
rrespondiente.

EDIFICIO CENTRAL

Este edificio parece ser el que presenta mayor complejidad, dado el desarrollo
adquirido por las emisiones ácidas, a consecuencia de la diferenciación de los
materiales que condiciona la aparición de todos los términos de la asociación de los
basaltos alcalinos (basaltos-traquibasaltos-fonolitas-tr-aquitas), con acusado predo-
minio de los términos más diferenciados que han dado lugar a un aparatoso edificio
central que constituye la máxima elevación de la isla. Esta diferenciación final
parece haberse realizado en forma independiente en la mayoría de los ciclos extru-
sivos de los diferentes edificios (Teno, Anaga y Centro) de la isla.
El Edificio Central consta de un sustrato que, como ya hemos apuntado,
aparenta ser común a toda la isla y que daría a ésta una configuración muy parecida
a la actual en las fases antiguas, como parece deducirse de la detección de esta
formación (sustrato) en cotas de hasta 1.500 metros en galerías de la zona central.
Este sustrato puede, a nuestro juicio, correlacionarse con la formación supe-
rior del Edificio Teno (pre-Gilbert Superior 5.1-7.0 m. a. Serie 1 Inferior), conti-
nuándose bajo la cobertera más moderna de la parte, central y aflorando al parecer,
solamente en el fondo de los barrancos más profundos (Bco de Badajoz y del
Infierno, Cabecera del Valle de La Orotava, etc.) o formando cerros testigos ro-
deados de materiales modernos (Roque Vento, Jama, etc., zona de Adeje), allí
donde la existencia de pitones ácidos ha retardado los efectos d~ la erosión.
Una vez terminada la extrusión de la formación pre-Gilbert, comienza en el
Edificio Central un largo período de quiescencia que podría calcularse como de 5.1
a 3.7 m. a. como mínimo, es decir, coincidiendo con las emisiones que formaron
gran parte de la península de Anaga (parte de la Serie 1 Intermedia de Anaga). Este
período de tranquilidad efusiva continúa hasta la actualidad en el Edificio Teno, lo
que permite el desmantelamiento de gran parte de este edificio (altura máxima en
Teno, 1.003 m.).
Por el contrario, esta interrupción de las emisiones no parece haber sido simul-
tánea en Anaga, que lleva una pauta propia, interrumpiéndose las emisiones hasta
la actualidad en este edificio hace solamente 3.6 m. a. La naturaleza más escoriá-
cea y piroclástica del Edificio Anaga en esta fase ha favorecido el desmantela-
miento, cuyo estado actual es, pese a las diferencias de edad, muy similar al del
Edificio Teno (altura máxima en Anaga, 1.024 m.).
En el Edificio Central, esta quiescencia de al menos 1.5 m. a. de duración se
interrumpe con el comienzo de emisiones cada vez más diferenciadas dentro de la
serie basaltos-traquibasaltos-fonolitas, que culminaron con la formación del gran
Edificio Central tal y com9 hoy está configurado.

31
La emlSlon de materiales basálticos fisurales (lo que hemos denominado for-
maciones basálticas) continuó independientemente, en coexistencia con las emisio-
nes propias del Edificio Central, llegando hasta la actualidad (Serie III y IV de
Fúster et al., 1968) Y fosilizando gran parte de las emisiones centrales.
La reanudación de la actividad volcánica en la zona central ha evitado el
desmantelamiento de este Edificio, en su fase anterior al período de quiescencia,
hasta niveles similares a los de Teno y Anaga, conservando la Serie 1 Inferior
alturas de 1.500 m.
Para el mejor conocimiento de la magnetoestratigrafía e historia volcánica de
este Edificio Central, notablemente más complicado que los de Teno y Anaga a
causa de las emisiones postmiocenas, ha sido de gran utilidad la investigación de
sondeos y galerías (Fig. 5), descritos en otro lugar de este trabajo, así como otros
sondeos y galerías estudiados que no han sido citados.

COTA 460

o- ----- - - - - - -- - - - - - - - - - - - - ++++++++++++++++++++++++
M AGUAS DE HERQUES G 21110

COTA 1260

- +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
°M PG IZAÑA VIEJA PG 1620

COTA 320

++++++++++++++++++ -- - -- -- - - ++++++ - - - - - - - ---- ++++++++


O B EL L RO M PG 3600

COrA 4811

++++++++++++++++++++++
o G
B BOLAÑOS

COTA 7911

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
O B G GAMBUEZO DE TAMADAYA G 4360

lIIiI BAS. _ FONOl. 1:\\\\1 ~I:S~C. [Z] AlMAG. É=::=E==1 SUELO

mrrnm T A lB ~ PIROC.
~ R QU .~ ACIDOS 1m DIQUES ••••••
000
BRECHA ~
~
FANGlOM.

B-BRUNHES M- MATUYAMA G- GAUSS


PG-PRE-GILBERT
Fig. 5.-Determinación de las polaridades magnéticas y datación por medio de las inversiones geomagnéticas
en algunas de las galerias analizadas en la Isla y correspondientes al Edificio Central.

32
En el recomienzo de la actividad, las emisiones basálticas tabulares debieron
fosilizar el relieve anterior, rellenando las depresiones existentes y apoyándose
discordantemente sobre los Edificios de Teno y Anaga.
Esta formación presenta unas características muy específicas, tratándose gene-
ralmente de coladas basálticas más o menos subhorizontales, de aspecto masivo,
con predominio de materiales lávicos poco escoriáceos y menor número de diques,
incluso cerca de los ejes estructurales. En las galerías que penetran en esta forma-
ción profundamente, puede observarse el paso discordante de esta formación a otra
claramente diferente, con gran número de diques y estado de alteración general-
mente más avanzado que correspondería al pre-Gilbert Superior o Serie I Inferior
(sustrato común).
Los afloramientos de esta formación superior forman un arco periférico al
Edificio Central, siendo más manifiesto en la parte occidental (basaltos tabulares de
Icod y Garachico, zona de Santiago del Teide, Adeje, Arico, etc.). Sus materiales
han continuado emitiéndose a través del mismo sistema de fisuras que han actuado
a lo largo de toda la historia volcánica de la isla (formaciones fisurales), carácter
que se observa mejor en la parte oriental del Edificio.
Una vez generalizadas las emisiones más sálicas, se produce una clara imbri-
cación de ambas formaciones que dificulta considerablemente el establecimiento de
una estratigrafía volcánica precisa para esta zona (ver Cuadro).
Desde el punto de vista cronológico, la actividad efusiva se reanuda en el
límite Gilbert-Gauss, como parece deducirse de las edades y polaridades corres-
pondientes a muestras de esta formación (Roque del Conde, 2.45 ± 0.11; basaltos
del Bco. de Tamadaya, 2.95 ± 0.74 m. a., Carracedo, 1975), continuándose en la
época inversa Matuyama, ampliamente representada en esta zona central.
Probablemente en la época normal Gauss debieron comenzar las primeras
manifestaciones sálicas de este Edificio, con unas fases explosivas (fanglomerados,
Bravo, 1962, brechas pre-Matuyama, Carracedo, 1974), como se deduce de una
edad obtenida en una colada fonolítica intercalada en este material brechoide, que
proporciona una edad de 2.32 ± 0.04 m. a. (Carracedo, 1975) que, teniendo en
cuenta los límites de error, parece corresponder a esta época.
Las emisiones sálicas continúan en el Edificio Central en tres episodios, de los
cuales el segundo y el tercero están muy bien localizados en el tiempo y el espacio.
Estos tres episodios sálicos coexisten con las emisiones basálticas fisurales, que no
se interrumpen. En la secuencia de extrusión de estos tres episodios sálicos, así
como en la localización estratigráfica de las brechas, coincidimos, en términos
generales, con las deducciones realizadas por Araña (1971).
La realización de la cartografía paleomagnética pone de manifiesto una clara
distribución espacio-temporal de las emisiones básicas y sálicas de este segundo
período de actividad del Edificio Central (Fig. 6) cuya historia volcánica y paleo-
magnética podría dividirse en las siguientes fases:
a) Emisión de basaltos fisurales en todo el perímetro del edificio. Estas emi-
siones se interrumpen en el Gauss Supltrior en la zona al W del eje Roques
de García-Vilaftor, mientras se continúa a lo largo del Matuyama hacia el
E (escarpe de Guimar, pre-Jaramillo, 1.01-1.61 m. a.). Esto condicionó
una mayor potencia de la formación en el lado oriental del Edificio.
b) Comienzan las primeras manifestaciones sálicas' (brechas y primer episo-
dio ,sálico), A este primer episodio sálico corresponden los materiales fo-
nolíticos que aparecen en el subsuelo y en superficie (fondo del Bco. de

33
CORRESPONDENCIA DE LAS SERIES VOLCANOESTRATlGRAFICAS ESTAHU-:CIDAS (IUSII·.R I·.T AL .. I%XI
CON LOS DATOS PALEOMAGNETICOS. EDIFICIO CENTRAL

Formación Serie Je Fúster PuJa- 1.J1nih: edad I >alal:iolll:,,"


el al (19óX) Formación
riJad (111. Ot.) (111. a.)

¡:ormacione~
búsicas y Serie IV
súlicas rec.

Formación basúltica. Formaciones


conos bien Serie 1II basúlticas
N Brllnhes O.O-O.ól)
conservados fisllrales y
súlicús recicntc~

Formaciones súlicas Serie


no relacionadas Traquítica y
Edificio Central Traquibasúltica

Formaciones súlicas Tercer eri~odio


relacionadas Serie Cañadas súlico (S. Cañadas 0.1)5±0.Oó (1)
N Jaramillo (l-XI)-1.0 I
Edificio Central SlIrerior) I.m ~O.O.~ (1)

TO.X 1 ,:O.O'J (1)


t() liLlrllll' / I
""''---- , , , ..... :..<

Basaltos O.Xó ':0.22 (1)


tabulare~ R Pre-Jaramillo 1.01-l.ól nUlx±o.OS (1)
(Serie 11) 1.35±O.02 (1)
U2~O.I.~ (1)
l.ó3 ~O. 11 (1)
I.XS±O.37 (1)

2. 0 erisodios 1.22±0.04 (1)


sálico (S. Cañadas R Pre-Jaramillo 1.01-1.61 1.27±0.04 (1)
Intermedia) I.SO±O.07 (2)

Basaltos Serie Antigua Basaltos N Gauss 2.41-3.32 2.45 :tO.11 (2)


Antiguos tabulares 2.1)5±O.74 (2)
(Serie 11)

Primer erisodio N Gauss 2.41-3.32 i2.32±O.04 (2)


sálico (S. Cañadas
Inferior)

Basaltos tabulares Gallss


(Serie 11)
w
Ul - - - discordancia - - -
Basaltos tabulares
(Serie 1)
I I
N Pre-Gilbert
Superior
S.I-7.00

( 1) Dalaciones de Abdel-Monem el al. (1972) I


(2) Dalaciones de Carracedo (1975).
CENTRO EMISION SERIE 11
/ 3° EPISODIO (GAUSS- MATUYAMA)
e' SALlCO
(JARAMILLO) SERIE RECIENTE
........................ ','
R

SERIES TI Y
CAÑADAS
( GAUSS y
MATUYAMA)

Fig. 5.-Cortes esquemáticos simplificados del Edificio Central. Explicación en el texto.

Tamadaya. etc.). en la época normal Gauss. Las emiSIOnes basálticas


fisurales continúan extruyéndose. sin aparente interrupción por el lado E
(basaltos del Bco. de Tamadaya. 2.95 ± 0.74 m. a .. ídem. de la pared de
Guimar. 1.01-1.61 m. a .. etc.). mientras que por el W estas emisiones
basálticas se interrumpen en la parte superior de la época Gauss. recu-
briéndose esta formación con los materiales sálicos del segundo episodio.
de polaridad negativa y limitados en su extensión por el E por la línea
Roques de García-Vilaflor. La polaridad exclusivamente negativa y las
dataciones realizadas en los materiales correspondientes a este segundo
episodio sálico (1.50 ± 0.07 m. a .. este trabajo: 1.22 ± 0.04 m. a. y
1.27 ± 0.04 m. a .. Abdel-Monem et al.. 1972). parecen limitar la emisión
de estos materiales a la parte superior del Matuyama (pre-Jaramillo.

36
1.01-1.61 m. a.). Durante este período se emitirían pues materiales basál-
ticos por el E y fonolíticos por el W. siendo frecuentes las imbricaciones,
especialmente en la zona media. En esta época se formarían dos grandes
edifiCios, uno basáltico al E (estratovolcán de Arafo) y otro relacionado
con el segundo episodio sálico al W, en una posición similar a la subcal-
dera occidental de Las Cañadas.
e) Comienza la emisión de un tercer episodio sálico, de localización más
restringida, que parece ocurrir predominantemente durante el Jaramillo
(0.89 - 1.01 m. a.) y cuyos materiales se ven compelidos a fluir hacia el N
(Tigaiga) y S (entre Vilaflor y Arico) por la existencia de los edificios
anteriormente citados.
Esto explicaría la inexistencia de estos materiales Jaramillo (tercer episo-
dio) en la mitad occidental del Edificio Central.
El tercer episodio sálico estaría relacionado con el edificio oriental, apro-
ximadamente en la posición actual de la subcaldera E de Las Cañadas.
d) Posiblemente por la gran cantidad de materiales extruidos en un período
de tiempo relativamente corto, se produce un colapso del conjunto for-
mado por ambos edificios sálicos, dando lu-gar a la caldera de Las Caña-
das, subdivida en dos subcalderas (oriental y occidental) por los Roques
de García.
e) Continuación de las emisiones sálicas centrales dando lugar a los estrato-
volcanes actuales Teide-Pico Viejo, cuyas emisiones coexisten con los
materiales basálticos, cuya emisión no se ha interrumpido. Estos produc-
tos rellenan las dos subcalderas hasta niveles diferentes, quedando la
oriental unos 100 metros más alta que la occidental.
La secuencia superior de este Edificio Central puede también observarse en
los acantilados de la costa N, casi todos pertenecientes a la época Brunhes (Series
Recientes).

SINTESIS VOLCANOESTRATlGRAFlCA DE LA ISLA DE TENERIFE

Los datos cronológicos obtenidos en la realización de la cartografía y estrati-


grafía paleomagnética de la isla combinados con los datos geológicos resumidos en
el mapa y memoria de Tenerife (Fúster et al., 1968) nos permiten ciertas precisio-
nes, difíciles en el tiempo de la realización de la cartografía geológica de la isla por
la carencia ya expresada por los autores de criterios cronológicos suficientes.
Creemos que el concepto de serie no se ajusta al fenómeno volcánico en
acción en la isla, pero por conservar su utilidad y por no recargar la literatura
publicada sobre esta isla con términos nuevos aceptaremos las series establecidas
por Fúster et al. (1968) con las siguientes variaciones:
l. La serie basáltica antigua es un término excesivamente ambiguo, en su
lugar proponemos la aceptación de las siguientes divisiones dentro de esta
serie:
a) Serie I Inferior. Sustrato común a toda la isla. Comprendería los mate-
riales de más de 5.1 m. a. emitidos en Teno, Centro y Anaga. Su
volumen es superior a los 1.000 km 3 y su tiempo de formación relati-
vamente corto, posiblemente alrededor de 1 m. a.

37
b) Serie I Intermedia. Restringida al Edificio Anaga. Comprendería los
materiales emitidos únicamente en este Edificio y anteriores a la Serie
I Superior. Los límites de edad de esta serie estarían situados entre
4.25 y 5.1 m. a.
e) Serie I Superior. Circunscrita a la parte occidental de la Península de
Anaga espacialmente y cuya emisiór. correspondería al Gilbert Supe-
rior y Gauss Inferior (3.70 a 3.06 m. a.).
d) Serie 11. Comprende todos los materiales basálticos extruidos durante
el segundo período de actividad del Edificio Central y restringidos al
ámbito de este Edificio, excepto aquellas emisiones cuyos conos están
generalmente bien conservados que se incluyen en las series recientes.
Coexistiendo con las emisiones de la serie 1I se emiten tres episodios
sálicos en el Edificio Central de los cuales el primero está mal deli-
mitado en el tiempo y espacio, mientras que el segundo correspon-
dería al edificio pre-caldera occidental (t = 1.01 - 1.61 m. a.) y el
tercero estaría relacionado con el edificio pre-caldera oriental
(t = 1.01 - 0.89 m. a.).
2. Series Recientes Acidas y Básicas (Series 11I y IV). Están casi totalmente
circunscritas en el tiempo a la época normal actual (Brunhes, t < 0.69 m. a.)
y de distribución espacial generalizada a todo el ámbito insular.

ESQUEMA EVOLUTIVO GENERAL DE LA ISLA

Aunque con puntos oscuros aún en su elaboración, parece que puede inten-
tarse un esquema evolutivo de la Historia Volcánica de Tenerife gracias al control
cronológico proporcionado por las dataciones disponibles y la cartografía y estrati-
grafía magnéticas establecidas.
Esta Historia Volcánica de la Isla que hemos esquematizado y simplificado en
la figura 7 podría establecerse de la siguiente forma:
l. Período de actividad fisural común a toda la Isla. Este período abarcaría
desde unos 7 m. a. hasta 5.1 m. a. En este período queda formado el
volumen principal de la Isla.
La actividad vokánica parece haberse desplazado hacia el E. quedando
finalmente circunscrita a la península de Anaga. A partir de 5 m. a., la
erosión desmonta toda la Isla, excepto Anaga, que crece por efecto de las
emisiones y que en algún momento puede haber funcionado como una
auténtica isla.
2. Finaliza la actividad volcánica en Anaga hace unos 3.5 m. a. En este
momento la actividad efusiva queda interrumpida en toda la Isla. Termina
así el primer ciclo de actividad volcánica correspondiente a la Serie 1.
3. Se reinicia la actividad hace al menos 2.95 m. a., pero en esta ocasión su
ámbito de acción se restringe al Edificio Central. Teno y Anaga, sin prác-
ticamente emisiones, hasta la actualidad, continúan bajo la acción de la
erosión que los desmantela profundamente.
Al reactivarse el volcanismo se emiten basaltos de tipo fisural que casi
inmediatamente comienzan a imbricarse con tres episodios sálicos (límites
máximos de edad 3.3-2.4, 1.6-1.0 y 1.0-0.8 m. a., respectivamente). Coin-
cidiendo con esta reactivación parecen haber ocurrido manifestaciones

38
ero.lo n
FIN
ACTIVI DAD
,o
.~

~o·\.
e

- DESPLAZ. ACTIV.-

5 m.a.

TENO-CENTRO

3.5 m.a.
FIN It.r CICLE) ACTlV.(SERIE 1)

CENTRO

ACTIVIDAD CENTRAL
.cld •• Y b •• ,c • • ANAGA

COMI ENZA 2~ CICLO(SER. II V R EC.) 2.5-1m.a.

CENTRO

HOY
Fig. 7.-Cortes esquemáticos simplificados que ilustran la posible evolución histórica del volcanismo en la
Isla de Tenerffe.
explosivas de importancia que originarían las brechas existentes en la base
del Edificio Central.
Estos episodios sálicos imbrican sus materiales con Jos basaltos fisuraJes
que no cesan de emitirse hasta la actualidad.
4. En este Edificio Central y en fase muy avanzada se forma la gran Caldera
de Las Cañadas, que es rellenada por las emisiones posteriores del Edifi-
cio. Las emisiones de carácter ácido se localizan preferentemente en el
área central. mientras que las emisiones basálticas se extienden hasta la
periferia del Edificio y, ocasionalmente, a puntos muy localizados de Teno
y Anaga. Estos basaltos se extruyen a partir de los mismos ejes estructura-
les que han funcionado a lo largo de la historia volcánica de la Isla y que en
las fases más recientes marcan las dorsales de Teno, Anaga y Sur, en clara
relación con alineaciones estructurales impresas en la corteza oceánica,
relacionadas. respectivamente, con el proceso de apertura del Atlántico,
con las fases de plegamiento del Atlas y con la malla de diques de la dorsal
oceánica.
Este segundo ciclo de actividad de la Isla no ha cesado todavía.

40
CARTOGRAFIA y ESTRATIGRAFIA
PALEOMAGNETICAS
La reconstrucción de la Historia Volcánica de Tenerife expuesta en el capítulo
anterior ha sido posible en gran parte gracias a la realización previa de la cartogra-
fía paleomagnética de la Isla.
La cartografía magnética es una técnica de gran utilidad aplicable a terrenos
volcánicos, que integra los datos obtenidos en tres tipos de observaciones: a)
observaciones geológicas convencionales. Incluyen datos petrológicos, estructura-
les, morfológicos, cronológicos, etc., b) observaciones paleo magnéticas . Se trata
aquí de adjudicar una polaridad, normal o inversa, a los diferentes afloramientos,
incluyendo las relaciones entre unidades contiguas, de igualo distinta polaridad,
intentándose la distinción de unidades continuas o separadas en el tiempo, por
criterios exclusivamente geológicos, discordancias, diferencias litológicas, morfo-
lógicas, distinto grado de alteración, densidad filoniana, avance de la erosión, etc.,
e) datación radiométrica de las unidades aisladas. La integración de los datos
obtenidos de las observaciones a) y b) permitirá correlaciones y agrupaciones de
unidades en los casos más favorables. Al menos, según la experiencia de campo
adquirida en las Islas Canarias, en número de inversiones presentes en formaciones
tabulares con potencias a veces de hasta 600 m. no suele ser grande, siendo fre-
cuente encontrar una, dos o a lo sumo tres períodos de polaridad bien definidos en
estas formaciones de mayor potencia, lo que facilita en gran manera la separación y
correlación de las unidades paleomagnéticas. Del mismo modo, la investigación de
estas mismas formaciones en el subsuelo, por medio de los sondeos y galerías
perforados en el estudio de los recursos hídricos de la isla, permite la continuación
efectiva de esta separación de unidades magnéticas en todo el ámbito de la zona de
estudio. Sobre el mapa de polaridades elaborado pueden seleccionarse un número
mínimo de unidades a datar radiométricamente, con lo que obtendremos así un
mapa magnetoestratigráfico de la zona, así como una columna magnetoestratigrá-
fica que abarcará a todos los materiales emitidos.
La importancia de esta técnica se refuerza con el hecho de que una datación
puntual radiométrica, en conjunción con la lectura de la polaridad del material,
proporciona únicamente la edad y polaridad de la colada o dique muestreado,
mientras que la datación de una muestra de una unidad magnetoestratigráfica en
combinación con la escala de inversiones conocida, proporciona unos límites de
edad para toda la unidad determinada. Así pues, con este método, un número
relativamente pequeño de dataciones radiométricas permite deducir las relaciones
de edad de todos los materiales accesibles de la zona en estudio.
Es obvio por otra parte, que no existe ningún criterio geológico (discordancias,
grado alteración, densidad filoniana, compactación, avance de erosión, etc.) que

43
'1

TENERIFE

/ " Discordancia paleomagnetica

E:::3 Polaridad normal BRUNHES

+++++
+++++
Polaridad normal distinta
de BRUNHES

a Polaridad inversa

Formaciones de polaridad
no determinada

Fig. lO.-Mapa de polaridades geomagnéticas de Tenerife.


180 170 16° 15° 14° •
l>
LANZAROTE~
29· ISLAS CANARI AS V 29

\JLA PALMA ~TENERIFE ((

28. GOMEV'" O FUERT EV7


GRAN CANARIA
28

c:?HIERR O
180 170 116 0 15° 14°

-. Direcc ion de flujo de las colad as


-.- Buzam iento de las forma cione s
tabula res
@ Edad K/Ar
Forma ciones de polari dad
~ no determ inada

..
lZZ3
~
Brunh es {0-O, 69}m .a.
Matuy ama post Jaram illo

Jaram
(O,69 -0,89) m.a.
illo (0,89- 1.01) m.a.
Matuy ama pre Jaram illo
lIIIIIIll (1,01-1,61) m.a.
Adeje r-=:=::::::::J Gauss (2,41- 3,32) m.a.
Fig. 11.-Map a paleoma gnetico de ~
Tenerile. La combina ción de la deter-
minación de las inversion es del
campo geomagn ético impresas en los ~ Gilber t Super ior (3,32- 3,70}m .a.
materiale s de la isla y datacion es ra·
diometric as seleccion adas permite lIii Gilbert Inferio r (4,25- 5,10}m .a.
adjudica r unos limites de edad a todos
los materiale s de la isla. Con circulos
se indican las edades radiomét ricas
lUmD Pre (Gilber t Super ior
5,10- 7,00) m.a.
realizada s por Abdel·Mo nem et al.
(1972) y Carraced o (1975). 1::::::] Pre Gilber t Medio (7,OO -?)
I~:o::ol Pre Gilber t Inferio r {> 15,00 >7
tenga por sí mismo validez como carácter cronológico absoluto. Sin embargo, la
carencia de otros controles temporales más idóneos ha obligado a usar algunos de
estos carácteres como base de separación de diferentes series volcano-
estratigráficas, conduciendo a errores, algunas veces considerables, siendo pues
evidente que estos criterios cronológicos deben emplearse en conjunto y a ser
posible en unión de criterios absolutos (polaridades, dataciones isotópicas, etc.), lo
que constituye el fundamento de la cartografía y estratigrafía paleomagnéticas.
Esta técnica ha sido ya empleada, en estudios de detalle, en numerosas oca-
siones por diversos investigadores. Birkeland, en 1963, empleó esta técnica como
una prueba negativa en la correlación de las paredes de un valle excavado en ma-
teriales volcánicos. El análisis de la polaridad de ambas paredes podría eliminar ta-
jantemente la similitud en edad si ambas partes presentaban polaridades diferentes.
En este sentido, las aplicaciones de la determinación de la polaridad geomag-
nética tiene grandes posibilidades, en estudios de detalle, como test excluyente.
Una simple lectura de la polaridad puede excluir la posibilidad de que dos coladas,
diques, etc., sean los mismos en diferentes galerías, sondeos, afloramientos, etc.
Asimismo la polaridad del material puede, en el caso de tratarse de una polaridad
inversa adjudicar al material una edad mayor de 0.69 m.a., dato de gran utilidad en
ciertas circunstancias, en la cartografía de series recientes.
La estratigrafía y cartografía magnéticas con empleo de magnetómetros portá-
tiles es utilizada extensivamente por primera vez en Islandia (Einarsson, 1958,
1962; Piper, 1971, 1972) y Tenerife (Carracedo, 1974). Es en este último caso en
que parece ser se intenta por primera vez el empleo de esta técnica en la ayuda a la
elaboración y mejor precisión de mapas geológicos en terrenos volcánicos.
En las series antiguas de la isla, por la disposición tabular de las coladas y el
amplio período de tiempo abarcado (8-1.5 m. a.) la cartografía magnética funciona
como único medio efectivo de separación de unidades de valor cronológico que
permita, en conjunción con unas pocas dataciones de las unidades aisladas, la re-
construcción de la historia volcánica de estos materiales y posibilite la correlación
de los tramos más alejados en el espacio. En síntesis, la cartografía palemagnética
demuestra en el contexto de estas islas ser de mayor utilidad en las series más anti-
guas, precisamente allí donde los caracteres geocronológicos son más necesarios.
Varias circunstancias frecuentes en la realización de la cartografía magnética
de este tipo de terrenos están tipificadas en la figura 12.

+
+
+
±
+ EPOCA
+
+
+
+
Fig. 12.-Diferentes clases de unidades de la es- +
cala geomagnética de inversiones. Unidad mago +
nética: tramo de la escala con polaridad cons·
tanteo Evento: unidad magnética de corta dura· -
ción (10'·10' años). Epoca: tramo de la escala de
larga duración (más de 10· años) que abarca va-
±
rias unidades magnéticas de distinto signo.

MAPA G EOLOGICO DE TENERIFE
IS LAS CANARIAS (1975)
Flg. 8.-Mapa geológico de Tenerlfe. Este mapa ha sido realizado con base en el mapa paleomagnético
elaborado previamente (Carracedo, 1975) que se Indica en la figura 11, las dataciones radiométricas de
Abdel·Monem et al., 1972 y Carracedo, 1975, pero especialmente está basado en el mapa geológico de la
Isla (Fuster et al., 1968), que a su vez supone la sintesls del trabajo geológico continuado de un numeroso
grupo de Investigadores del Opto. de Petrologia y Geoquimlca del C.S.I.C.

COL UMNA

..-< BUZAM. FORMACIONES TABU LARES


_ DIR. FLUJO COL.

(jJ) EDAD K / Ar 1m.•. !

TENO e CONOS

k§nl SEDIMENTOS

SERIES RECIENTES (0-0.69m.•. )

COL. HISTORICAS

MATER. BASICOS RECIENTES


SALlCOS

11 (0.69-3.0)
3er EPISODIO SALlCO


BASALTOS
(1) (1)
SER lE 1 (3.0 - 8.0/15.7 )
COBERTERA SA L1CA I ANAGA)

BASALTOS SUPERIORES

INTERM.

INFER.

• INTRUSIONES SALlCAS

'r' .....
-l- O~:-::::::_.;¡,-: :-:~: _';,¡;:~".'_._-.I:._,'1":-:;<~.~' '~: ,",_=_-_~z_o~_",_-_,=_",_-_-=_~Z_' _Km
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m.a. SER.
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RECIENTES ACTIV. GEN ERAL

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AC 1DA Y BASICA •
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1.0-

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-1.5 \ EDIF,CENTRAL
DE
BASICA 1.8- ACTIV.
BAS. EP1$OD :
1:1 SUR. NTRAL/SAUCOS :

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DISCORD.

- BAS.
I
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-5.3
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?• 15. - lOlÓ9iCO de la figura B.
~
Flg. 9.-Columna y olcanoestratlgráflca correspo ndlente al mapa gl
ESCALA GEOMAGNETlCA DE INVERSIONES DE POLARIDAD

La escala de polaridades elemento fundamental en la cartografía paleomagné-


tica se ha establecido en función del binomio polaridad/edad radiométrica (K/Ar),
obtenido en muestras puntuales en toda la Tierra, y en toda la escala estratigráfica
y muy preferentemente en el Terciario Superior y Cuaternario.
Han contribuido en gran manera a la extensión de la escala los perfiles magné-
ticos oceánicos (Heirtzler et al., 1968; Talwani et al., 1971; etc.) especialmente para
edades superiores a S.l m. a., así como el análisis de la polaridad en testigos de
materiales del fondo oceánico (Foster y Opdyke, 1970; Opdyke et al., 1974; Rea y
Blakely, 1975; etc.). La definición de la escala en el período t = 0.0 - S.I m. a. se
ha realizado preferentemente a partir de datos polaridad/edad de materiales volcá-
nicos subaéreos. Una recopilación del estado de la escala de inversiones ha sido
publicada por Watkins (1972).
Una grave limitación para la extensión de la escala de inversiones es su incre-
mento en imprecisión a causa de los errores inherentes al método de datación
empleado (K/Ar), que suele cifrarse en 3-S % (Cox y Dalrymple, 1967). Según esto
es probable que el límite de extensión de la escala esté .en los S ó 6 m. a. Sin em-
bargo, un factor puede ayudar en la extensión de la escala al período 6.0-10.0 m. a.
y es la realización de la magnetoestratigrafía de secuencias volcánicas y la carto-
grafía de unidades magnéticas en islas y terrenos volcánicos (Carracedo, 1974,
1975).
En la escala denominaremos unidad magnética (Fig. 13) al intervalo de polari-
dad constante, que se relacione en el campo con una secuencia continua de coladas
de la misma polaridad. De estas unidades magnéticas unas comprenden intervalos
de tiempo del orden de lOba. y se denomi~an épocas, mientras que otras unidades
4
de más corta duración, del orden de 10 -10 a., dentro de una época, se denominan
eventos.
La definición de la escala en el intervalo O.O-S.O m. a., depende de la densidad
de datos polaridad/edad (K/Ar) disponibles para este intervalo de tiempo.
En el presente trabajo, dada la edad de los materiales que forman la isla de
Tenerife, se depende de la escala en el período 0.0-7.0 m. a. De nuestra experiencia
directa deducimos que la escala tiene, tal y como hoy está establecida, una preci-
sión suficiente hasta el límite con el Mioceno (t = S.l m. a., Hays y Opdyke, 1967),
mientras que el período S.I-7.0 m. a. carece aún de la precisión necesaria.
La parte postmiocena de la escala quedó determinada estadísticamente a partir
de datos obtenidos de materiales volcánicos por Cox (1969) Y ha permanecido con
pocas variaciones hasta la actualidad. La escala que hemos aceptado es la indicada
en la figura 14.
El límite Brunhes-Matuyama está establecido en 0.69 m. a. sin que parezca
existir fundamento ni en los numerosos datos recientemente publicados, ni en
nuestras observaciones, en favor de eventos de polaridad negativa en la época
Brunhes (evento Laschamp, Bonhommet y Babkine, 1967; evento Blake, Smith y
Foster, 1969). Esta época está ampliamente representada en Tenerife (Serie IV,
gran parte de la Serie 1II y parte de las Series Traquítica y Traquibasáltica y
Cañadas de Fúster et al., 1968).
En la época inversa Mat~yama, de amplia representación en Tenerife, se man-
tiene sin cambios sustanciales en sus límites el evento Jaramillo (Doell y Dalrym-
pie, 1966), t = 0.89 - l.01 m. a. límites máximos (Cox, 1969; Chamalaun y McDou-
gall, 1966; Fleck et al., 1972; etc.), mientras presenta mayores dudas la exis-

49
.... ...
...............
...............
...............
:::::::::::::::
...............
... .

BRUNHES

MATUYAMA

ALTERADA

PREGILBERT

CONTATO
COCIDO

Fig. 13.-Clrcunstanclas tipicas encontradas en la realización de la cartografia magnética de las


series antiguas de Tenerife. Las flechas indican la dirección de la remanencla magnética Impresa
en los materiales.

tencia O no del segundo evento normal Gilsa (McDougall y Wensink, 1966).


Este evento ha motivado una amplia controversia desde su propuesta para
t = 1.6 - 0.05 m. a. En efecto, es muy posible que sea sincrónico con el evento
Olduvai, de propuesta anterior (Gromme y Hay, 1963), como indican estos mismos
autores en base a evidencias posteriores (Gromme y Hay, 1971) y coincidiendo con
resultados obtenidos recientemente (Opdyke et al., 1975; Rea y Blakely, 1975)
por lo que el término Gilsa debe abandonarse.
En la elaboración de la cartografía paleomagnética de Tenerife, si bien el
Jaramillo está ampliamente representado, no hemos encontrado ninguna unidad
adjudicable al evento o eventos de la base del Matuyama.
Un material datado en Tenerife en 1.54±0.17 m. a. (Abdel-Monem et al.,
1972), adjudicado por estos autores al evento Gilsa, resulta de dudosa localización
en la escala de inversiones establecida, por encontrarse estratigráficamente por

50
ESCALA ESC
GEOMAGNET. ESTRATIG.
limites m.a. epocas eventos edades

jaramillo PLEISTOCE
0.89_

1 1.01-

1.61_

1.79_
olduvai
1.96_
2 208- réunion
2.41
2.80_
2.90_ kaenath.
mammo
3 2.94-
3.0~

3.32 PLIOCENO
3.70_
coc hit i
4 3.92_
4.05-
GI LBERT nun iva k
4.25-

5 5.10

7 M laCENa

.D N

Fig. 14.-Escala de inversiones del campo geomagnétlco.


R

51
encima de una serie exclusivamente negativa que parece corresponder al pre-
JaramiHo (t = 1.01 - 1.61 m. a.).
El resto de la escala no ofrece mayores problemas, quedando en términos
generales muy parecida a la propuesta por Cox (1969). Sin embargo, podría ser, a la
vista de los datos disponibles en el Archipiélago Canario, que el límite inferior de la
época inversa Gilbert (3.32-5.10 m. a.) se extendiese algo más en el tiempo,
posiblemente hasta los 5.5. m. a.
Los datos de que disponemos no son aún suficientes para delinear siquiera una
secuencia de inversiones en el período 5.1-7.0 m. a. (pre-Gilbert Superior), aun-
que la idoneidad de los materiales de las Canarias nos permitirá continuar las
investigaciones con este propósito.
En el estado actual de nuestro conocimiento, parece delimitarse a partir de los
datos obtenidos una época de polaridad predominantemente normal en el intervalo
5.1-7.0 m. a., que hemos hecho corresponder con el pre-Gilbert Superior y que
está ampliamente representada en Tenerife en sus formaciones antiguas.
La discrepancia entre las escalas propuestas para este tipo de intervalo (Heirt-
zler et al., 1968; Foster y Opdyke, 1970; Opdyke et al., 1974; etc.) es considerable,
por lo que nos proponemos delimitar este fragmento de la escala de inversiones a
partir de los datos que obtengamos en la futura elaboración de la magnetoestrati-
grafía de secuencias volcánicas del resto del Archipiélago Canario.

52
DA TACIÜNES RADIüMETRICAS
ANALlS/S DE LAS DATAC/ONES PUBLICADAS
-
Uno de los factores que de forma más clara ha contribuido al conocimiento
actual de la geología de Tenerife y de Canarias en general ha sido sin duda el de los
datos cronológicos absolutos: las edades radiométricas y el paleomagnetismo.
Las dataciones radiométricas disponibles sobre Canarias han sido realizadas
por dos grupos y en dos fases diferentes.
La primera fase de dataciones fue realizada por un grupo de EE. UU. (del
Lamont-Doherty Geological Observatory de la Universidad de Columbia). Este
equipo (Abdel-Monem, Watkins y Gass, 1972) llevó a cabo un amplio programa de
dataciones que abarcó a todo el Archipiélago Canario. Esta primera fase contaba
con el inconveniente de la escasa definición cronológica del conocimiento geoló-
gico de las islas en aquella época, por lo que muchas de estas edades son reiterati-
vas y algunas de dudosa ubicación estratigráfica y fiabilidad. Sin embargo, es
evidente que estas dataciones supusieron una aportación fundamental en este
campo, como lo refleja la bibliografía geológica posterior.
En una segunda fase, se realizó un nuevo programa de dataciones para la isla
de Tenerife, por el Departamento de Petrología y Geoquímica del e.S.Le. (Carra-
cedo, 1975). Este segundo grupo de dataciones fue realizado después de la elabora-
'ción de la cartografía paleomagnética de la Isla, por lo que se pudieron seleccionar
aquellos materiales que habían quedado sin datar en la fase anterior, quedando así
completa la historia volcánica de la isla.
Con los datos geológicos y cronológicos disponibles para el Archipiélago, se
elaboraron unas columnas que relacionaban la edad-polaridad-tipo de material de
las diferentes islas (Fig. 15) (Carracedo, 1974).
Si analizamos estas columnas nos encontraremos con una serie de vacíos
(<<gaps»). Estos vacíos pudieran corresponder en algunos casos a defectos de mues-
treo de aquellos materiales que por su posición estratigráfica intermedia o poco
determinada fueron evitados en la toma de muestras en beneficio de aquellos de
ubicación estratigráfica más clara.
Otros autores, sin embargo, han creído observar en estos «vacíos» de las
columnas auténticas interrupciones en la actividad volcánica de las islas, interrup-
ciones que irían haciéndose más modernas hacia el W. Esta progresión de édades y
de los «gaps» de actividad podrían estar relacionados con la existencia de una

55
o ¡;:
m.a.E

10
..
I
I
I
I

I~

20 ~ BRECHAS E3 COMP. TRAQUIT.

~F:::?q BAS. POSTMIOC. ~BAS. MIOC.

f4}~á:¡ R. NUBLO ~INTRUS.

1;:::::::1 PIROC. IfHEl COMP. BASAL


~FONOLITAS <>- R
~ • POL.N
~ 1

r:J~
fj~
I '
I 1
I I
I :
I I

§~
Flg. 15.-Columnas correspondientes a las distintas islas realizadas mediante la combinación de la polari-
dad magnética de los materiales, su edad radiométrica y su Iitologia o ubicación estratigráfica. El ..gap» o
vacio de emisiones indicado por algunos autores (Angulta y Hernán, 1975) queda invalidado en Tenerlfe
(recuadro) donde parece corresponder en realidad a un defecto en el muestreo.

56
«fractura propagante» (Anguita y Hernán, 1975), cuya reactivación periódica en
progresión hacia el W explicaría las diferentes fases de actividad volcánica y la
distribución de edades que parece existir en el Archipiélago.
La confirmación de la realidad de estos vacíos de emisiones supondría a su vez
un obstáculo inexplicable para la aplicación de una génesis por punto caliente para
las Canarias.
Independientemente de que uno u otro modelo sea más o menos válido en este
sentido, parece evidente a nuestro juicio que los datos cronológicos existentes son
insuficientes y que la realización de estos modelos teóricos debería contar con una
previa revisión y complementación de estos datos. Este hecho ha quedado eviden-
ciado en Zenerife en que el «vacío» correspondiente ha quedado completado una
vez que realizada la cartografía paleomagnética pudieron muestrearse todas las
fases de actil'idad volcánica de la Isla (recuadrado en la Fig. 15).
Esto no significa por otra parte que tales vacíos de emisiones no tengan una
realidad concreta en otras islas. Por el contrario, parece que los datos geológicos
conocidos apuntan hacia la existencia de verdaderas interrupciones importantes en
la actividad volcánica que han condicionado la existencia de discordancias erosivas
como la que parece ocurrir entre los Basaltos I y Il en Fuerteventura o entre el
Complejo Traquisienítico y las emisiones tipo Roque Nublo en Gran Canaria.
El método seguido en Tenerife con la realización de la cartografía paleomagné-
tica como fase previa a la selección de los materiales adatar, podría suponer un
importante medio de separar los vacíos correspondientes a defectos de muestreo de
aquellos que corresponden a verdaderas interrupciones de las emisiones en las
diferentes islas. Refuerzan, asimismo, esta necesidad la aparentemente menor fiabi-
lidad de las edades máximas del volcanismo subaéreo aportadas por Abdel-Monem
et al., ya que la edad máxima correspondiente a la isla de Gran Canaria, que para
estos autores es de 16.1 m. a., ha sido recientemente revisada por un trabajo más
detallado y preciso (MacDougall y Schmincke, 1977) obteniéndose una nueva edad
de 13.9m. a. Con este nuevo dato quedaría modificado el esquema de edadades
máximas del volcanismo subaéreo decreciendo hacia el W al quedar Tenerife como
más «antigua» que Gran Canaria.
Sin embargo la edad máxima correspondiente a Tenerife, obtenida en la Serie I
de Anaga, es a su vez de escasa fiabilidad, toda vez que parece que se ha obtenido a
partir de un material correspondiente a un dique y que su posición estratigráfica
parece imprecisa. Es de notar que salvo esta edad de 15.7 m. a. el resto de las
edades obtenidas para Tenerife no sobrepasan los 7.2 m. a., lo que parece estar en
mejor acuerdo con nuestras observaciones.
En conclusión, es evidente que aunque han supuesto un avance muy impor-
tante en el conocimiento geológico del Archipiélago, los datos cronológicos hoy
disponibles distan aún mucho de ser lo suficientemente precisos y extendidos a
todas las fases de actividad volcánica de las diferentes islas (excepto tal vez Tene-
rife y Gran Canaria), como para permitir la aplicación de modelos teóricos fiables
de la génesis del Archipiélago y para una reconstrucción precisa de la historia
volcánica de las islas. El refinamiento deseable de estos datos debería hacerse
después de la realización de la cartografía paleomagnética de las islas, siguiendo la
pauta empleada con buenos resultados en esta isla.
De esta forma podría dilucidarse la historia volcánica completa de cada isla y
podrían delimitarse aquellos vacíos de las columnas magnetoestratigráficas corres-
pondientes a defectos de muestreo, evidenciando las auténticas interrupciones de la
actividad volcánica en las islas.

57
DATAClONES ADICIONALES

La datación absoluta de materiales por el método K/Ar es un proceso relati-


vamente difícil que obliga a la selección de un número mínimo de muestras. En este
sentido, el programa de dataciones realizado para Tenerife se proyectó como com-
plementación de las edades ya existentes en un intento de completar los posibles
vacíos dejados en los programas de datación anteriores, ya que la cartografía pa-
leomegnética realizada permitía tal muestreo selectivo.
De las muestras seleccionadas se obtuvieron láminas delgadas haciéndose una
selección de las muestras aptas para datación por observación con luz transmitida
convencional.
Las muestras a datar se trituraron a 40 mallas separándose dos partes. Una de
estas fracciones se trituró a su vez a 200 mallas para el análisis del potasio, que se
determinó por fotometría de emisión. La segunda fracción se empleó para la de-
terminación del Ar, que se efectuó en el Laboratorio de Geocronología de la Uni-
versidad de Coimbra por el método de dilución isotópica usando equipos y ténicas
similares a las descritas por Dalrymple y Lamphere (1969). En el proceso se
emplearon dos líneas de extracción, una de vidrio y otra metálica ya descritas con
detalle (Costa et al., 1973), empleándose el sistema de doble «spike». Los resulta-
dos obtenidos están indicados en la figura 16 y en el cuadro adjunto.

58
ESCALA GEOMAGNET.

U
LIMITES DE
LIMITES M.A. ERROR EPOCAS EVENTOS
EXPERIMENTAL
BRUNHES
0.89_ --- 0.69-
JARAMILLO
1- 1.01- 1111111111111
1.61 __ Qt
1.79_111111 1111111 MATUYAMA OLDUVAI
2-
1.96_
2.08-
I n l l l 1111111
111111 1111111 REUNION

2I3~!
r--2.41 -
2.80_111111 1111111 KAENA
2.90_ ......
2.94- GAUSS

;5
3- 11111 ..

~6
3.06- 1111111111111 MAMMOTH
r-- 3.32-
3.70_
4- 3.92- 111111 1111111 COCHITI
4.05- 111111 1111111 GILBERT NUNIVAK
4.25-
-
5-
I7
r-- 5.10-
- :Ir" 8
11111111
6- PRE-GILB.

-
7- r-- 7.00-

-
-

Flg. 16.-Dataclones radlométrlcas correspondientes a materiales de Tenerlfe, realizadas después de la ela·


boraclón de la cartografía paleomagnétlca de la Isla (Carracedo, 1975) y que completan las realizadas con
anterioridad (Abde'.Monem et al., 1972).

59
EDADES ISOTOPICAS (K/Ar) Y DATOS PALEOMAGNETICOS OBTENIDOS EN ESTE TRABAJO, A PARTIR
DE MUESTRAS DE TENERIFE EDADES COLOCADAS POR ORDEN DECRECIENTE

Situación prevista
Localidad Material Polaridad Edad K/Ar m. a. en la escala magnética Número
de inversiones muestra

Matuyama pre-Jaramillo
Guía (Sur) Fonolita R 1.50±O.O7 1
( 1.01-1.61 m. a.)

Bolaños (galería) Fonolita intercalada


La Orotava en Fanglomerado N 2.32±0.04 Gauss (2.41-3.32 m. a.) 2

Roque del Conde Gauss (2.41-3.32 m. a.)


Basalto N 2.45±O.11 3
Adeje
o
<D
Barran<.:o 2. 22::t 0.06
Gauss (2.41-3.32 m. a.)
Tamadaya Basalto N 3.69±0.07 4
Ari<.:o 2.95±0.74 (AV) Gauss (2.41-3.32 m. a.)

Anaga
Fonolita N 3.59±0.14 Gauss (2.41-3.32 m. a.) 5
Pi<.:o Limante I

Tejina (Cota media Gilbert Superior


de la Mesa) Basalto R 3.67±0.27 (3.32-3.70 m. a.) 6

Roque de las Animas,


Taganana (Anaga) Fonolita N 4.83±0.06 (5.1-7.0 m. a.) 7

San Andrés Gilbert Inferior


Basalto R 5.37±0.OS S
Anaga (Sur) (4.25-5.10 m.a.)
CURVAS DE DERIVA POLAR
Y ESTABILIDAD DEL BLOQUE INSULAR
El empleo de la PVG I como método de datación relativa respecto a bloques
continentales estables (Eurasia, Africa, etc.) ha sido' de gran utilidad en terrenos
carentes de otros medios de datación más resolutivos (dataciones isotópicas, nive-
les fosilíferos, etc.) como ocurre en la Isla de Tenerife, donde ha sido ampliamente
utilizado (Watkins et al., 1966; Carracedo, 1971) bien como método aislado, bien en
combinación con dataciones radiométricas (Abdel-Monem et al., 1972; Watkins,
1974).
En estudios anteriores (Watkins et al., 1966); Y por este procedimiento se
propone una edad inferior al Eoceno para las Islas Canarias, considerándose para
Tenerife una edad intermedia entre El Hierro, la más moderna, y Lanzarote, la más
antigua. Al mismo tiempo se descarta cualquier desplazamiento de las Canarias con
relación al bloque euro-asiático y se apunta un aparente incremento en edad en el
archipiélago en sentido W-E, posiblemente en consonancia con la hipótesis de la
expansión del suelo oceánico a partir de la dorsal atlántica (Hess, 1962).
Un problema de interés es la posible presencia de un componente magnético
postdeposicional, del tipo químico (CRM) 2, que habría modificado de forma difí-
cilmente detectable y eliminable la remanencia magnética original. La concurrencia
de ciertos procesos que habrían modificado la relación K/Ar original haría aún más
difícil la detección de estos componentes secundarios. El resultado final, de ha-
berse producido estos fenómenos, habría sido una tendencia a la uniformidad de las
polaridades para los grandes apilamientos de coladas de las formaciones basálticas
fisurales, una desviación de los PVG correspondientes de sus posiciones correctas
y, por último, una modernización de las edades radiométricas obtenibles a partir de
sus materiales. La existencia de tales fenómenos supondría la invalidación de los
datos obtenidos de polaridades, edades radiométricas, etc., en las formaciones
antiguas.

I Como consecuencia de los desplazamientos de los bloques continentales a lo largo de la historia de la Tierra,
las rocas de un mismo continente dan, al aumentar su antigüedad, polos virtuales geomagnéticos (PVG) cada vez más
separados de la posición actual. Reconstruyendo estas posiciones de los polos paleomagnéticos se obtienen las cu,vas
de de,;,'" po/", de cada continente que permiten la datación de materiales de edad desconocida de esos bloques
continentales.
2 Los procesos de meteorización y alteración de los materiales volcánicos pueden dar lugar a cambios químicos y
recristalizaciones que modifican la remanencia magnética adquirida en el momento de la formación de la roca. La
nueva remanencia magnética adquirida en estos procesos químicos se conoce con el nombre de Remanencia Magnética
Química (Chemical Remanent Magnetization o CRM).

63
En la práctica, sin embargo, esta posibilidad puede descartarse con seguridad a
causa de las siguientes consideraciones:
a) La presencia en estas formaciones de materiales de muy diversas compo-
sición y condiciones de formación, con distinta resistencia a la alteración y
adquisición de componentes secundarios del tipo CRM, lo que habría su-
puesto una acción selectiva, difícil de aceptar, sobre los diferentes mate-
riales para la obtención de una uniformidad final. Dentro de estos materia-
les destacan los almagres, cuya concordancia en polaridad con los materia-
les lávicos correspondientes descarta la presencia de componentes secun-
darios de alteración, dado su alto estado de oxidación y su extraordinaria
estabilidad de magnetización.
b) Si bien existen procesos que puedan ocasionar pérdidas por difusión de
argón radiogénico en materiales volcánicos (alteración, recalentamientos
producidos por coladas o intrusiones posteriores, presencia de temperatu-
ras moderadas durante largos períodos de tiempo, etc.), aceptar tal expli-
cación para las formaciones tabulares de Tenerife sería muy difícil dado el
acuerdo general existente entre las edades obtenidas y la cartografía pa-
leomagnética establecida. La realización de esta cartografía ha supuesto la
integración de una gran cantidad de observaciones de campo (geológicas,
estratigráficas, etc.), de polaridades geomagnéticas, edades radiométricas,
etcétera, en materiales de muy diversa composición y situación espacial y
estratigráfica, que han confirmado en general, la presencia en la mayoría
de los materiales de una NRM original y que, en conjunto, configuran una
estratigrafía magnética coherente, de ningún modo compatible con la posi-
bilidad antes mencionada. Las pruebas magnetoestratigráficas son tal vez
las más adecuadas para diferenciar la importancia relativa de los compo-
nentes primarios o postdeposicionales en el registro magnético fósil de una
zona volcánica.
Un aspecto interesante es también la evaluación de las posibilidades de aplica-
ciÓn de los PVG en la diferenciación de edades de las distintas formaciones que
integran la isla. Teniendo en cuenta la posición de la localidad de las muestras en
relación con la curva de deriva polar continental, y admitiendo como detectables
diferencias en dirección de al menos 5°, así como una deriva uniforme de 0.45° m. a.
(McElhinny y Wellman, 19(:)9), probablemente superior a los valores reales para
esta zona, solamente podrían distinguirse diferencias en edad de al menos 10 m. a.,
lo que imposibilitaría la utilización de este método en Tenerife, en que la casi
totalidad de los materiales emergidos quedarían dentro del límite de imprecisión del
método.
El amplio control cronológico disponible para la Isla de Tenerife, después de la
realización de la cartografía paleomagnética, hace innecesaria la aplicación de este
método como medio de deducir edades para las diferentes formaciones, pero per-
mite un nuevo planteamiento. En efecto, dado que se conocen los límites de edad
de estas formaciones, la comparación de las posiciones relativas de sus PVG nos
puede dar información válida sobre posibles desplazamientos del bloque insular
durante el período de emisión de los materiales que las constituyen.
Es indudable que si la deriva polar para la isla es igualo inferior a 0.45°/m. a.,
las diferencias en las posiciones de los distintos PVG no deberían, dada la edad de
las formaciones de las que éstos se obtienen, ser detectables a nivel estadístico.
Estas comprobaciones son de gran interés dadas las numerosas teorías aportadas

64
recientemente sobre el origen y comportamiento de las Canarias, todas ellas en
dependencia de la existencia o carencia de desplazamientos del archipiélago en
conjunto, de unas islas respecto a otras, o de partes de una isla entre sí.
En un intento de dilucidar el problema, se muestrearon un total de 38 localida-
des, repartidas por toda la superficie de la isla, con un total de 184 muestras. En
este trabajo, las muestras se han obtenido después de la realización de la cartogra-
fía paleomagnética de la isla, por lo que tales muestras tienen siempre un control
cronológico aproximado. La existencia de esta cartografía paleomagnética previa
permitió la agrupación de estas localidades en tres grupos: a) Pleistoceno (0.0-1.6
m. a., Kennet et al., 1971); b) Plioceno (1.6-5.1 m. a., Hays y Opdyke, 1967) yc)
Mioceno (5.1-25 m. a.).
El muestreo abarca todo tipo de materiales (lavas, almagres, piroclastos, tobas
ácidas, etc.).
El esquema de muestreo se hizo con vistas a la realización de un análisis
estadístico a dos niveles (Beales, Carracedo y Strangway, 1974) que diera mayor
fiabilidad a los datos obtenidos (Fig. 17).
El análisis estadístico realizado es el fisheriano (Fisher, 1953), para el que se
ha elaborado un programa de cálculo (PALMAG) que comprende dos niveles. Un
primer nivel (sumario) calcula la Declinación, Inclinación e Intensidad media. El
segundo nivel (análisis estadístico) empleó el método propuesto por Fisher (1953),
dando el mismo peso unitario a todos los vectores (RM de las muestras), a fin de
evitar el predominio en el cálculo de las direcciones medias de aquellas muestras de
mayor intensidad de magnetización.
El análisis fisheriano representa cada muestra (vector RM) como un punto en
una esfera. La medida del paralelismo de las magnetizaciones viene dada por el
agrupamiento de los puntos, cuya expresión matemática es la kappa (k) de Fisher:

K= N - 1
N-R
donde N es el número de muestras y R el vector resultante.
La fiabilidad de las direcciones medias obtenidas puede estimarse por el radio
del cálculo de la esfera en que exista una determinada probabilidad (P) de que tal
dirección media esté comprendida. En la práctica suele tomarse, para este tipo de
análisis, un nivel Q~ confianza estadística del 95 % (~5) que entonces queda defi-
nido como un cono (cono del 95 % de confianza estadística) cuyo semiángulo viene
dado por:
I

cos ~
5
= 1- N R- R [(_1)~
0.05
IJ

Las posicione~ de los polos virtuales geomagnéticos (PVG) se calculan a partir


de estas direcciones medias (Nagata. 196\).

CURV AS DE DERIVA POLAR. TENERIFE

Los cambios en dirección de la remanencia magnética correspondiente a las


tres unidades determinadas (Pleistoceno. Plioceno y Mioceno) están indicadas en

65
MUESTRAS LOCALIDADES UNIDADES

LOCALIDAD A
(D M) a

o O UNIDAD
u U
-
LOCALIDAD B (DM)
~ ~

~
(f) (f)
(DM) b -
o O
« «
~
PVG
~
(f) (f)
w W

....J ....J
W W
> LOCALIDAD C
->
z (D M) e
z

Fig. H.-Esquema de muestreo realizado para la obtención de las curvas de deriva polar de Tenerlle.
DM-dlrecciones medias.

la figura 18 para valores de NRM y 200 oe AF. De la observación de esta figura se


deduce la gran estabilidad media de estos materiales para todas las unidades,
siendo los cambios en dirección durante el lavado AF despreciables.
En el cálculo de las direcciones medias y Polos Virtuales (PVG) se ha seguido
el criterio de mínima dispersión (Irving et al., 1961) y se han eliminado aquellas
localidades que arrojaran en el primer nivel del análisis estadístico, valores de k
(Kappa de Fisher) inferiores a 25 (criterio de MCDougall y Chamalaun, 1966) o una
latitud del PVG inferior a 45°.

66
N N

Flg. 18.-Estabilldad de las direcciones medias de magnetización de las diferentes unidades determinadas
en Tenerlfe. 1·NRM. 2-200 oe. Triángulo-campo geomagnétlco actual.

En la figura 19 se indican en proyección estereográfica las localidades emplea-


das en el cálculo de las direcciones medias de magnetización de las tres unidades
separadas, para valores AF de O (NRM) Y 200 oe.
Finalmente. en la figura 20 se indican los datos paleo magnéticos obtenidos
para las unidades determinadas y la proyección de las direcciones medias de mag-·
netización y PoloS Virtuales Geomagnéticos (PVG) correspondientes.
Estas direcciones medias pueden considerarse estadísticamente indiferencia-
bies. como se deduce del solapamiento de los círculos de 95 % de confianza esta-
dística de las tres unidades, así como del mejor agrupamiento resultante al unir
todas las unidades con incrementos de la kappa de Fisher en un factor de 10.
Es posible en consecuencia apuntar que la dirección de magnetización rema-
nente en los materiales de Tenerife no ha sufrido alteración apreciable en direc-
ción. al menos en los últimos 7-8 m. a .. siendo solamente detectables los cambios
en polaridad de estas magnetizaciones remanentes.
Este hecho parece estar en consonancia con recientes observaciones que apo-

67
Flg. 19.-Dlrecclones medias de magnetización de las diferentes localidades (nivel estadístico 1) de Tene-
rife. Círculos-localidades del Pleistoceno. Cuadrados.Pllloceno. Trl6ngulos·Mloceno. Símbolos llenos.
hemisferio superior; símbolos vacíos-hemisferio Inferior. Símbolos con barra (0)·localldades eliminadas por
excesiva dispersión. GF-campo geomagnétlco actual.
N

w
en
<D

(a) ( b)

Flg. 20.-a) Direcciones medias de magnetización y circulos del 95 % de confianza estadística de las
unidades determinadas y de la combinación de todas ellas (uTenerlfe»).
b) Polos virtuales geomagnétlcos y óvalos del 95 % de confianza estadistlca para las unidades de la figura
a. Obsérvese el solapamiento de los óvalos que Indica la estabilidad del bloque Insular al menos desde el
Mioceno.
ANALlSIS PALEOMAGNETICO PARA LAS DIFERENTES UNIDADES DETERMINADAS EN LA ISLA DE TENERIFE

PVG
UNIDAD H N • D 1 K a 95
La!. Long.

Pleistoceno ................ NRM 12 7.4 44.1 18.5 10.3 83.3 268.6


Pleistoceno ................ 200 15 3.1 44.8 1:.2 10.1 86.7 253.4
Plioceno ................... NRM 6 356.1 34.7 13.1 19.2 80.2 173.9 or-.
Plioceno ................... 200 9 0.5 35.0 21.5 11.3 81.1 199.0
Mioceno .................. NRM 8 356.1 49.6 43.2 8.5 85.9 72.1
Mioceno .................. 200 9 356.6 38.6 24.5 10.6 82.0 170.0
Tenerife ** ................ NRM 3 359.8 42.9 82.8 13.6 86.7 193.1
Tenerife ................... 200 3 360.0 39.5 213.4 8.5 84.2 1%.1
I ,
• Número de localidades por unidad una vez eliminadas aquellas localidades que en el nivel estadístico l presentasen K < 25 (criterio de MéDougall y Chamalaun) o
latitudes de los PVG correspondientes < 45°) .
•• La unidad .. Tenerife» agrupa a las tres unidades (Pleistoceno. Plioceno y Mioceno) determinadas en la Isla.
yan la hipótesis de una Placa Africana estacionaria (Burke y Wilson, 1972; Steiner,
1975; Block, 1971; Kroner, 1973).
Los Polos Virtuales Geomagnéticos (PVG) obtenidos para los materiales de
Tenerife (ver Fig. 20), correspondientes al Pleistoceno, Plioceno y Mioceno mues-
tran una gran similitud estadística como sugiere el solapamiento de los óvalos del
95 % de confianza estadística así como por la existencia de un mejor agrupamiento
al unir las tres unidades en una «<Tenerife», en la figura).
Parece pues evidente que el bloque insular ha permanecido esencialmente
estable, sin desplazamientos horizontales detectables, al menos desde la época de
emisión de los materiales más antiguos que hoy afloran en superficie.

71
APENDICE
Características magnéticas de diversos materiales
volcánicos de la isla de Tenerife.
CARACTERISTICAS MAGNETICAS DE MATERIALES LAVICOS
REPRESENTATIVOS DE TENERIFE*

MATERIAL NRM (J x 10- 2 emu/cc) Estabilidad (J~,,,/JII) r¡¡

Basalto ................ 0.541 52

Traquibasalto .......... 0.404 40

Fonolita ............... 0.066 50

" Valores medios obtenidos a partir de 136 muestras de diferentes coladas.

CARACTERISTICAS MAGNETlCAS DE UNA MUESTRA REPRESENTATIVA DE ALMAGRE


Y SU CORRESPONDIENTE COLADA

NRM J x 10 -2 ueml Estabilidad Susceptibilidad Magnetización Peso


Muestra de la NRM paramagnética de saturac ión Tipo curva" equivalente (%)""
cc
JII/J~'HI (%) ~x 10-6 (Gauss oe-lg- I ) J,uem/g magnetita

Colada (basalto) 0.54 42 28.20 0.62 Redondeada 0.67


baja X in

Almagre ........ 0.40 80 3.95 0.39 Redondeada 0.42


alta X in

" Bean (1955).


"" Magnetización de saturación a temperatura ambiente 92 uem/g.
Todo el ferrumagnetismo se surone debido a la magnetita.
CARACTERISTICAS MAGNETICAS DE' UNA IGNIMBRITA REPRESENTATIVA DE TENERIFE

NRM Estab. Peso equivalente


Muestra Tipo
J3x 10- 2 emu/cc (c. m. d.) \. J, (%) magnetita
Tipo curva

A2 (10) Ash-f1ow 0.10 437 oe 5.26 0.60 0.65 Redondeada

• Mismos símbolos y unidades que en los cuadros anteriores.

CARACTERISTICAS MAGNETICAS DE INCLUSIONES Y SU ROCA CAJA CORRESPONDIENTE

Susceptibilidad Magnetización Wt. Equiv. %


Muestra Tipo Estabilidad J x 10-2 emu/g paramagnética Xp x 10-ó de saturación Fe304
magnética (Gauss Oe -I g -1 I J,(emu g-I) (1)

XI Acumulado pirox.- muy alta 14.70 15.50 3.75 4.07


anf.

X, Acumulado anfibol media-alta 27.80 146.30 19.95 22.15

X, Enclave sienita alta 0.02 0.26 0.41 0.44

H Fonolita caja media-alta 5.60 15.00 2.61 2.83

(1) Magnetización de saturación a temperatura ambiente 92 emu/g. Todo el ferromagnetismo se supone debido a la magnetita.
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