Dios Proveerá: El Diezmo, La Ofrenda y Nuestra Vida Espiritual
Dios Proveerá: El Diezmo, La Ofrenda y Nuestra Vida Espiritual
Dios Proveerá: El Diezmo, La Ofrenda y Nuestra Vida Espiritual
Fall 2021
Presidente: Saúl Andrés Ortiz
Vicepresidente de Producción: Daniel Medina
Vicepresidenta de Mercadeo y Ventas: Ana L. Rodríguez
Vicepresidente de Finanzas: Moise Javier Domínguez
Dirección editorial
J. Vladimir Polanco
Revisión
Cristian García
Diseño, diagramación y portada
Kathy Hernández de Polanco
Copyright © 2021
Inter-American Division Publishing Association®
ISBN: 978-1-78665-478-6
Prólogo..............................................................6
Introducción.......................................................7
8. Conclusión........................................................108
Apéndice 1: Reglamento de la Iglesia Adventista
del Séptimo Día en cuanto al uso del diezmo.....113
Apéndice 2: Reglamento de la Iglesia Adventista
del Séptimo Día en cuanto al uso las ofrendas
misioneras................................................................133
Apéndice 3: Sermón:
«Abundancia en la casa del Señor»......................139
Prólogo
APRECIADO LECTOR:
El diezmo y las ofrendas son un medio que Dios usa para grabar en la
mente de sus hijos e hijas la indeleble realidad de su derecho de propiedad
sobre los bienes materiales y recursos, y de su incesante búsqueda de una
creciente relación de amor, fe y confianza con los seres humanos. Es tam-
bién el método que él ha establecido para sostener y expandir su mensaje
en esta tierra. Este libro busca guiar al lector a entender, establecer y cimen-
tar una relación con el creador, dueño y Señor del universo y con su iglesia.
Dios nos ha provisto de orientación y conocimiento para que estos ob-
jetivos sean enraizados profundamente en la identidad y la fe del creyen-
te. El autor de Dios proveerá nos ofrece respuestas veraces, francas y bíbli-
cas a preguntas relacionadas con el diezmo y las ofrendas. Pero mas allá
de conocer las respuestas a estas preguntas, el lector debe buscar conocer
al Señor de los recursos y los bienes que usamos libremente para nuestro
sustento y nuestro desenvolvimiento en la vida.
Existe una bendición reservada para el que practica la mayordomía
fielmente en la entrega del diezmo y de las ofrendas. Elena G. de White
lo presentó en forma sucinta cuando escribió que el creyente: «Al dar
de lo que recibe, aumenta su capacidad de recibir […]. La vida y el
crecimiento de la iglesia dependen de este dar y recibir. El que recibe
pero nunca da, pronto deja de recibir».1 La mensajera del Señor tam-
bién hace claro que «si los hombres estan dispuestos a convertirse en
conductos a través de los cuales las bendiciones del cielo puedan fluir
hacia otros, el Señor mantendrá esos canales provistos. Los hombres no
se empobrecen al devolver a Dios lo que es suyo; la pobreza sobreviene
cuando se retienen esos recursos».2
Invito a nuestros queridos lectores a acercarse con una actitud de
humildad, de sincera búsqueda de la verdad, y con el deseo de recibir
las bendiciones que Dios desea conceder a los que son fieles. Pero mi
deseo es que concluyan el estudio con un corazón y una mente sensi-
bles a su voz, con una actitud generosa y desinteresada, y con una en-
trega total y completa a su servicio.
Dr. Juan R. Prestol-Puesan
Tesorero de la Asociación General, retirado
____________
1. Consejos sobre mayordomia cristiana, p. 40.
6 2. Ibíd. p. 40.2
Introducción
LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA cumplen con el precepto bí-
"
blico de devolver al Señor una décima parte de sus ingresos. Es impor-
tante, entonces, que los miembros de la iglesia comprendan la natura-
leza y el uso del diezmo y las ofrendas, su significado y los criterios que
norman su práctica.
Dios proveerá representa muchas horas de investigación y estudio de
diferentes personas e instituciones. Es un esfuerzo por recopilar, orga-
nizar y presentar en forma sencilla, clara y honesta los principios bíbli-
cos sobre los cuales se fundamenta la naturaleza del diezmo, su práctica
y uso en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. También contiene estu-
dios sobre el uso del diezmo en los escritos de Elena G. de White, la
naturaleza y principios fundamentales que rigen el acto de dar ofrendas
y una reflexión sobre la promesa de Dios en Malaquías 3: 8–12.
Este estudio no pretende proveer un análisis exhaustivo de la teología
del diezmo y las ofrendas así como su práctica en la Biblia. Su propósito
es servir como una guía práctica y breve de los puntos de mayor impor-
tancia de este tema a la luz de la Palabra de Dios. Este documento fue
producido originalmente en la Ciudad de México durante la última parte
de los años noventas. Más adelante, fue publicado por la Unión Central
Mexicana en 2012. A finales del 2019, el pastor Filiberto Verduzco, teso-
rero de la División Interamericana, me pidió actualizar el documento e
incluir los principios básicos relacionados con las ofrendas con el propó-
sito de publicarlo nuevamente. Agradezco al Pr. Verduzco y a la adminis-
tración de la División Interamericana por su interés en hacer disponible,
una vez más, este estudio para los miembros de la iglesia.
7
1
¿Qué enseña
el Antiguo
Testamento
en cuanto
al diezmo?
Primera parte
"
8
EL DIEZMO CONSTITUYE un elemento fundamen-
tal para la relación entre Dios y los seres humanos.
Mediante la devolución del diezmo reconocemos
que Dios es el Creador y dueño de todas las cosas y que
somos mayordomos de los bienes divinos.
Es un hecho bien conocido que el diezmo no
era una práctica exclusiva del pueblo de Dios. Hay
"
registros del siglo XIV a. C., que demuestran que en
Ugarit se devolvía el diezmo en el templo. Los docu-
mentos neobabilónicos del siglo VI a. C. revelan que
el diezmo era una práctica común en Babilonia. Hay
registros de devolución de diezmos en Persia, Grecia,
Roma, Siria, Lidia, Asiria, Cartago, Egipto, China
e India.1
Los historiadores no han podido explicar con
precisión cómo dicha práctica llegó a ser tan difun-
dida. La misma Biblia, cuando menciona el diezmo
por primera vez, lo presenta como una práctica que
«Vosotros seréis
se daba por sentada y no como un asunto innovador
mi especial tesoro
(Génesis 14: 20).
sobre todos
los pueblos» Ahora bien, respecto al origen de la devolución
(Éxodo 19: 5). del diezmo, Elena G. de White declara categórica-
mente: «El origen del sistema de los diezmos es an-
terior a los hebreos. Desde los primeros tiempos el
Señor exigió el diezmo como cosa suya; y este reque-
rimiento fue reconocido y obedecido» (Patriarcas y
profetas, cap. 50, p. 505). Según la señora White,
«el sistema del diezmo se remonta hasta antes del
tiempo de Moisés. Ya en los días de Adán, se requería
" de los hombres que ofrecieran a Dios donativos de
índole religiosa, es decir, antes de que el sistema fue-
ra dado a Moisés en forma definida» (Testimonios
para la iglesia, t. 3, p. 432).
9
Al establecer la práctica del diezmo, Dios tenía el propósito de lo-
grar por lo menos cuatro cosas:
1. Recordar al hombre que él es el origen de todas las bendiciones que
disfruta (A fin de conocerle, p. 54).
2. Que la vida del ser humano depende del Creador (Consejos sobre ma-
yordomía cristiana, p. 110).
3. Que el ser humano ha sido honrado por Dios como el mayordomo de
los bienes de Dios (Review and Herald, 4 de febrero de1902, párrafo 8).
4. Contrarrestar el egoísmo y cultivar grandeza y nobleza de carácter en
todos nosotros (La educación, p. 41).
La Biblia es clara al mostrar que tanto Abraham como Jacob recono-
cieron y obedecieron este requerimiento (ver Génesis 14 y 28). Estos
dos ejemplos demuestran palmariamente que el diezmo no se originó,
como algunos suponen, con las regulaciones que presenta el libro de
Levítico. Esto es importante resaltar, puesto que hay quienes piensan
que debido a que el sistema de sacrificios concluyó en la cruz, lo mismo
debería suceder con la devolución del diezmo. Sin embargo, como el
diezmo no se origina en Levítico, sino que es anterior a las estipulaciones
presentadas en el tercer libro de Moisés, la práctica del diezmo posee un
carácter universal, que trasciende y permanece después de la cruz.
En los próximos dos capítulos vamos a estudiar nueve pasajes del
Antiguo Testamento que abordan el asunto del diezmo y veremos cuáles
son las principales enseñanzas que se pueden extraer extraer de cada
uno de estos pasajes.
Estos son los textos que estaremos repasando:
1. Génesis 14: El diezmo de Abraham
2. Génesis 28:10–22: El diezmo de Jacob
3. Levítico 27:30–33: Legislación sobre el diezmo
4. Números 18:21–32: El uso del diezmo
Dios proveerá
él creó todo lo que existe. Que Dios sea el creador y que ejerza su sobe-
ranía sobre el universo proporciona un sólido fundamento teológico
para la vigencia del diezmo.
«Bendito sea Abram», dijo Melquisedec en el versículo 19. La devo-
lución del diezmo constituyó una evidencia de que Abram había sido
bendecido por el Señor. El diezmo, desde esa perspectiva, constituye
12
un reconocimiento de que el Señor ha sido bueno; por consiguiente,
la devolución del diezmo siempre será una respuesta y no un requi-
sito para recibir la bendición divina.
El registro bíblico no niega la valentía del patriarca, pero sin am-
bages le acredita la victoria a Dios, puesto que «entregó tus enemigos
en tus manos», dice Génesis 14: 20. El Dios que entregó a los enemi-
gos en manos de Abram, es el mismo que evitó que Abram cayera en
manos de sus enemigos. Es el cuidado providencial del Señor el que
mantiene nuestra integridad física. La vida es tan frágil que no puede
preservarse plenamente por medios humanos. Al entregar el diezmo
a Melquisedec, Abraham reconoció que Dios le había dado la victoria
y le había preservado la vida.
EN RESUMEN
18
GUÍA DE ESTUDIO
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
8. ¿Qué relación tiene la devolución del diezmo con la adoración) (p. 14).
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
20
____________
1. Para ejemplos de la práctica del diezmo en el mundo antiguo, ver Arthur V. Babbs, The
Law of the Tithe: As Set Forth in the Old Testament, 2nd ed. (London: Fleming H. Revell,
1912), pp. 13–25. Ver también, E. E. Carpenter, «Tithe», The International Standard Bible
Encyclopedia (Grand Rapids: Eerdmans, 1988), t. 4, pp. 861–864; Jacob Milgrom, Num-
bers (The JPS Torah Commentary; Lincoln: University of Nebraska Press, 2003), pp.
432–436.
2. En esta sección usaremos indistintamente los nombres Abram y Abraham.
3. Ver Jacques B. Doukhan, Genesis, Seventh-day Adventist International Bible Commentary
(Boise, Idaho: Pacific Press, 2016), p. 217.
én. 13: 14–16 (también en Bet-el); 26: 1–5, 24; cf. 12: 1–3; 15: 1–21; 22: 15–18.
4. G
5. Gen 31: 13; 35: 1–7.
6. La promesa de «dar» de Jacob (vers. 22) responde a dos promesas en las que Dios pro-
mete «dar» (vers. 20, 22; hebreo natan), ver Doukhan, Genesis, p. 342.
7. Juec 20–21; 1 Sam 7: 16; 10: 3. De hecho, el texto sugiere que Jacob promete construir
un lugar de adoración para Dios, ver Doukhan, Genesis, p. 341. Josué 16: 2 sugiere que
21
2
¿Qué enseña
el Antiguo
Testamento
en cuanto
al diezmo?
Segunda parte
"
22
EN ESTE CAPÍTULO vamos a continuar repasando
las enseñanzas del Antiguo Testamento con respec-
to al uso y naturaleza del diezmo. Vamos a comen-
zar con el último libro de Moisés: Deuteronomio.
"
Deuteronomio contiene los tres discursos que
Moisés impartió al pueblo en las llanuras de Moab,
frente a Jericó, mientras Israel se preparaba para
conquistar la tierra prometida. Además este libro
registras las últimas palabras que pronunció el cé-
lebre legislador antes de morir en el monte Nebo.1
Estos discursos constituyen el corazón del libro de
Deuteronomio, un libro que se caracteriza por el
llamamiento que Moisés le hace al pueblo para que
permanezca fiel a Dios.
A Moisés le preocupaba que el pueblo dejara
de acudir a las fiestas religiosas en el santuario cen-
«Probadme
tral y se olvidara de su Dios. De ahí que Deutero-
ahora en esto»
nomio 12 sea el resultado de dicha preocupación.
(Mal. 3:10).
El diezmo forma parte de los temas que Moisés abor-
dará en esta importante sección de su libro. Él co-
mienza a tratar el asunto en Deuteronomio 12: 17–
18 y lo desarrollará en Deuteronomio 14: 22–29 y
26: 12–19.
De acuerdo con las instrucciones dadas en el
capítulo 12, los israelitas debían traer al santuario
—durante las festividades religiosas a las que de-
" bían presentarse anualmente— sus diezmos, las
primicias de sus vacas y ovejas y las ofrendas que
habían prometido a Dios. De acuerdo a lo dicho
por Moisés, el pueblo usaría esos diezmos y ofren-
das (que incluían primicias y votos prometidos al
23
Señor) para hacer una comida y celebrar junto con sus familias en la
presencia del Señor. El levita estaba incluido en dichas celebraciones.
Deuteronomio 14 amplía la legislación del capítulo 12, agregando
que si el santuario principal estaba muy lejos, se le permitía al pueblo
intercambiar el diezmo, las primicias y las ofrendas votivas por dinero.
Con ese dinero se tenía que comprar todo lo necesario para preparar
la comida que comerían delante del Señor (vers. 24-26; 26: 12). Tam-
bién se indica que al tercer año el diezmo, las primicias y las ofrendas
votivas no se llevarían al santuario principal, sino que se mantendrían
en las ciudades y se utilizarían para ayudar al levita que no había re-
cibido herencia, al extranjero, al huérfano y a la viuda (Deut. 14: 28,
29; 26: 12).
Resulta obvio que al comparar lo que ya vimos sobre el diezmo en
el libro de Levítico y en Números hay grandes diferencias con la legisla-
ción de Deuteronomio. Algunas de estas diferencias son las siguientes:
3 En Deuteronomio se menciona un diezmo que proviene del grano,
del vino y del aceite; mientras que en la legislación de Levítico 27:
30–33 y Números 18:21–32 debía diezmarse todo el producto de
la tierra y el incremento del ganado y el rebaño.
3 El diezmo que se menciona en Deuteronomio, aunque había sido
requerido por el Señor, era consumido por la familia que lo traía al
santuario. Levítico y Números describen un diezmo que pertenecía
exclusivamente a Dios y que él lo había asignado a los levitas y sacer-
dotes. Los israelitas no podían rescatar la parte del diezmo del ganado.
Podían rescatar parte del diezmo del grano, como ya hemos visto,
pero se tenía que añadir un veinte por ciento para poder hacerlo.
3 El diezmo en Deuteronomio era usado por los israelitas en una
comida de compañerismo familiar que se comía en el santuario
central.2 Las otras legislaciones no permitían esto. Solo los levitas,
Dios proveerá
los sacerdotes y sus familias podían comer del diezmo. Era consi-
derado un pecado que el pueblo comiera de él (Núm. 18:30–32).
Estas diferencias sugieren que el diezmo descrito en Deuteronomio
12: 6, 11, 16, 17; 14: 22–29; y 26: 12–15 es, en realidad, un diezmo
distinto al estipulado en el Levítico y en Números. Deuteronomio intro-
duce un segundo diezmo que se usaba para realizar celebraciones reli-
24
giosas y para ayudar a los más necesitados.3 Los israelitas daban,
entonces, además del diezmo regular para los levitas y sacerdotes,
un segundo diezmo del grano, el vino y el aceite que se utilizaba en
celebraciones religiosas.
El segundo diezmo del primero, segundo, cuarto y quinto año era
llevado por las familias al santuario principal para las celebraciones
religiosas. El segundo diezmo del tercer y del sexto año quedaba en
las ciudades de la provincia y era usado para el sustento de los pobres.
El séptimo año no se ofrecía un segundo diezmo porque la tierra no
se labraba. Durante ese año, los pobres podían comer libremente de
toda la tierra (Lev. 25; Deut. 15: 1–18). De acuerdo con la Enciclo-
pedia Judía, la literatura rabínica llamaba al diezmo destinado a los
refiere a la décima parte que Dios reserva para sí. La palabra diezmo
viene del hebreo ma’aser y del griego dekaté, y en ambos casos la pala-
bra significa únicamente décima parte. Por ejemplo, cuando los hijos
de Israel pidieron un rey, Samuel le advirtió al pueblo que el rey exigiría
un diezmo (1 Samuel 8: 11–18). Ese diezmo no se refiere ni al diezmo
de la legislación de Levítico y Números, ni al segundo diezmo de Deu-
26
teronomio 12, ni al diezmo del tercer año de Deuteronomio 14 y 26,
sino a un diezmo que el rey compartiría con sus oficiales.
Existen por lo menos tres razones por las que Dios rechazó los
diezmos abundantes que le traían los israelitas, aún cuando estos
eran aceptados por los sacerdotes de Jehová.7
En primer lugar, los diezmos eran traídos al lugar incorrecto. Dios
había expresado claramente que los diezmos y las ofrendas debían
ser dados en conexión con el culto del templo en Jerusalén (Deut.
12: 1-14). Pero de acuerdo con Amós, el pueblo estaba trayendo los
Dios proveerá
3L
con defectos físicos (1: 8, 13).
os levitas y sacerdotes sentían su obra como una carga pesada y
no seguían los procedimientos adecuados (1: 12).
"
3L
os sacerdotes y levitas habían dejado de instruir al pueblo y man-
tenían una forma externa y corrupta de culto (2: 7, 8).
3L
os sacerdotes fueron amonestados para que escucharan al Señor.
(2: 1).
¿Merecían esos ministros recibir el diezmo? La respuesta de Mala-
quías es tanto una condenación al sacerdocio como al pueblo. Dios
denuncia a través del profeta el insulto que recibía por causa del mi-
EN RESUMEN
35
GUÍA DE ESTUDIO
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
36
5. El diezmo se recoge y administra en forma cuidadosa y organi-
zada (2 Crónicas 31 :11-19). Existe un proceso que asegura una "
distribución equitativa a todos los sacerdotes y levitas. Algo im-
portante que aprendemos de este pasaje es que el retener los
diezmos no es el resultado de la pobreza o la calamidad, sino el
resultado de: (p. 28).
a) La codicia.
b) Un desconocimiento de los requerimientos divinos.
c) La apostasía.
1° Razón:
________________________________________________________
________________________________________________________
2° Razón:
Al recibir «esos» diezmos los sacerdotes estaban apoyando una
adoración rebelde.
3° Razón:
El diezmo pierde su sentido si no va acompañado de obediencia
a las instrucciones del Señor.
10. Está claro que el diezmo es del Señor. Pero, ¿cuál es la razón fun-
damental por la que el Señor requería el diezmo a pesar del dete-
rioro espiritual de aquellos que se beneficiaban de él? (p. 34).
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
Dios proveerá
38
____________
1. Primer discurso: 1: 1– 4: 43; segundo discurso: 4: 44 – 29: 1; tercer discurso: 29: 2 – 30:
20. Las palabras de despedida incluyen un cántico (32: 1- 43) y una bendición (33: 2-29).
2. Este diezmo era probablemente parte de las ofrendas de paz descritas en Lev 3; 7:11–36.
Estas ofrendas eran ofrecidas especialmente durante las fiestas anuales.
3. John H. Sailhammer, The Pentateuch as narrative: A Biblical-Theological Commentary, Library
of Biblical Interpretation (Grand Rapids: Zondervan, 1992), pp. 449, 469, 470.
4. M. Sel, “Tithe”, The Jewish Encyclopedia, ed. Isidore Singer, (New York and London: Funk
and Wagnalls, 1909), , t. 12, p. 151. Ver también, Stephen Westerholm, Jesus and Scribal
Authority (Lund: Gleerup, 1978), pp. 53–54.
5. El segundo diezmo es mencionado en la antigua traducción griega (Septuaginta) de 1 Sam
1:21. Tobit 1:6–7 hace diferencia entre ambos diezmos. Judith 11:13 refiere al primer diezmo.
Josefo se refiere a la entrega del primer diezmo en Antigüedades de los Judíos 4.4.3 (4.68), y del
segundo diezmo en Antigüedades de los Judíos 4.8.8 (4.205), 4.8.22 (4.240–242). Filón de
Alejandría, judío filósofo que vivió en el 1er siglo de nuestra era, hace referencia al primer
diezmo en On the Special Laws 1.156 y al segundo diezmo en On the Virtues 95. El Talmud
39
3
¿Qué enseña
el Nuevo
Testamento
en cuanto
al diezmo?
"
40
EL NUEVO TESTAMENTO no dice mucho respecto
a la devolución diezmo, lo cual ha llevado a suponer
que la práctica quedó abolida junto con el sistema
sacrificial levítico. No hemos de soslayar el hecho
de que la devolución del diezmo es anterior al sacer-
"
docio levítico y de carácter universal; por lo tanto,
no quedó anulada en la cruz. Los diezmos eran muy
anteriores a los levitas.
En el Nuevo Testamento, con el tema del diez-
mo sucede algo similar a lo que ocurre con el sába-
do como día de reposo. En los escritos apostólicos,
no hay un mandamiento explícito para observar el
sábado; sin embargo, sí dicen que tanto Jesús como
los apóstoles guardaron el reposo sabático (Lucas
4: 16; Hechos 17: 2, 3). Como el diezmo, el sába-
«Esto era do también formaba parte de la ley levítica, pero su
necesario hacer, origen es anterior a dicha ley. El sábado fue guar-
sin dejar de hacer dado desde antes de que se promulgara la ley leví-
lo otro» tica y es de carácter universal (Génesis 2:1-3); por
(Mateo 23: 23). lo tanto, no quedó anulado en la cruz.
Otro ejemplo similar es el de las carnes inmun-
das. No existe un mandamiento explícito en el Nue-
vo Testamento para dejar de consumirlas; solo deja
muy claro que los apóstoles de Cristo, después de la
crucifixión, se negaban a consumir los animales pro-
hibidos en Levítico 11 y Deuteronomio 14 (Hechos
" 10:14). Sin embargo, aunque la distinción entre
animales limpios e inmundos se incluye en las leyes
levíticas, esta era anterior a la ley levítica, puesto que
ya existía en la época anterior al diluvio y, por lo tanto,
también es de carácter universal (Génesis 7:2).
41
De la misma manera, el Nuevo Testamento no dice mucho en
cuanto al diezmo, pero sí da por sentada su práctica. El Nuevo Testa-
mento deja entrever que la iglesia primitiva lo practicaba y nos pre-
senta ciertas pautas respecto a cómo se usaba el diezmo en la iglesia
primitiva (1 Corintios 9: 8–14).
En este capítulo analizaremos las referencias al diezmo en los siguien-
tes pasajes:
3M
ateo 23: 23 y Lucas 11: 42: Acusación contra los fariseos.
3L
ucas 18: 9-14: La parábola del fariseo y el publicano.
3H
ebreos 7: 1-10: El sacerdocio de Melquisedec.
31
Corintios 9: 11-14: Pablo y la orden del Señor.
HEBREOS 7: 4–10:
EL SACERDOCIO DE MELQUISEDEC
Este pasaje representa el planteamiento más largo que hace el
Nuevo Testamento en cuanto al diezmo.
«Considerad, pues, cuán grande era este, a quien aun Abraham el patriarca
dio diezmos del botín. Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reci-
ben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos
según la Ley, es decir, de sus hermanos, aunque estos también sean descen-
dientes de Abraham. Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre
ellos, tomó de Abraham los diezmos y bendijo al que tenía las promesas.
Y, sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. Y aquí cierta-
mente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se
Dios proveerá
44
hecho de que Abraham devolviera el diezmo a Melquisedec se presenta
como clara evidencia de la superioridad del sacerdocio de Melquisedec
sobre el aarónico. El pasaje establece que el diezmo es una práctica que
ha sido ordenada por Dios. En ningún momento se menoscaba la im-
portancia del diezmo, más bien el texto presenta que hay un reconoci-
miento implícito de su valor y significado.
A través de su discusión teológica, este pasaje presenta en forma ma-
ravillosa la verdad suprema del libro de Hebreos: Cristo es el verdadero
sacerdote, el intercesor de la humanidad ante Dios. Cristo es sacerdote
según el orden de Melquisedec (Hebreos 7: 1–3) y por lo tanto su sacer-
docio es mayor que el de Aarón (7: 4–10). El sacerdocio de Cristo es
superior al de Aarón, entre otras cosas, porque Aarón, a través de Abra-
ham, entregó los diezmos a Melquisedec. Es decir, el verdadero Señor y
dueño del diezmo es Cristo. Esto confirma lo que se había enfatizado por
lo menos tres veces en Números 18: que el diezmo se entrega al Señor, y
él decide cómo se ha de utilizar.
1 CORINTIOS 9: 11-14:
PABLO Y LA ORDEN DEL SEÑOR
Este pasaje no menciona explícitamente el diezmo, sin embargo, trata
la cuestión de cómo apoyar financieramente a quienes predicaban el
evangelio.
«¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo,
y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el
Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio» (1 Corin-
tios 9: 13, 14).
45
En 1 Corintios 8 Pablo había insistido en que los cristianos debían
renunciar a ciertos derechos con tal de que avance el evangelio. Algunos
cristianos argumentaban que ellos tenían derecho de comer carnes sacri-
ficadas a los ídolos porque sabían que «un ídolo nada es en el mundo»
(1 Cor. 8: 4). Pablo argumentó, sin embargo, que si nuestra comida «le
es a mi hermano ocasión de caer», entonces no debiéramos comer car-
ne ofrecida a los ídolos, «para no poner tropiezo» a nuestro hermano.
Es decir, el éxito del evangelio y la salvación de nuestro hermano han
de ser prioritarios en la vida del creyente. En el capítulo 9, Pablo se pone
a sí mismo como ejemplo, y explica que como apóstol de Jesucristo
tiene derecho a recibir sustento financiero de los miembros de la iglesia.
No obstante, él ha renunciado a este derecho para «no poner ningún
obstáculo al evangelio de Cristo» (vers. 12). Su propósito es ganar al
mayor número posible de almas (vers. 19), por lo tanto, el éxito del
evangelio de Cristo tenía prioridad en su vida (vers. 19–23).
Pablo esgrime varias razones por las cuales tiene derecho a recibir
sustento financiero de la iglesia. Primero, esa era la práctica de los de-
más apóstoles, incluyendo los hermanos de Cristo,3 que además reci-
bían apoyo económico para viajar con sus esposas (vers. 5). Segundo,
es una ley de la vida. El soldado que va a la guerra, el que planta una
viña y el pastor que cuida el ganado, todos esperan recibir el pago de
sus labores (vers. 7). Tercero, la ley del Antiguo Testamento dice que
no se debe poner bozal al buey que trilla; es decir, el buey tiene dere-
cho a comer de su labor.
Finalmente, Pablo culmina su explicación con los dos argumentos
más importantes. Su derecho a recibir sustento financiero se basa espe-
cialmente en la práctica del santuario donde los levitas («los que tra-
bajan en las cosas sagradas») y los sacerdotes («los que sirven al altar»,
Dios proveerá
EN RESUMEN
49
GUÍA DE ESTUDIO
2. ¿En qué contexto dijo Jesús: «Esto era necesario hacer sin dejar de
hacer aquello»? (Mateo 23:23) (p. 42).
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
6. Pablo esgrime varias razones por las cuales tiene derecho a recibir
sustento financiero de la iglesia. Mencione dos de ellas (p. 46).
a) _________________________________________________________
________________________________________________________
________________________________________________________
b) ________________________________________________________
________________________________________________________
________________________________________________________
8. La pregunta, «¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagra-
das, comen del Templo…?» (vers. 13) es una referencia al sistema
de remuneración del santuario, es decir, al sistema de sustento fi-
nanciero para los sacerdote y levitas en el Antiguo Testamento. La
respuesta implícita a dicha pregunta es: (p. 47).
b) «No lo sabemos»
9. Complete la frase: «“Así también” (vers. 14) plantea que, así como
Dios estableció el sistema de los diezmos y las ofrendas para el sostén
financiero de los ___________________en el Antiguo Testamento,
Cristo ha ordenado el mismo sistema para el sostén financiero de
los que ___________________en la iglesia cristiana”» (p. 48).
51
10. ¿Por qué hecho es confirmada la idea de que la devolución del "
diezmo era una práctica usual en la iglesia apostólica? (p. 49).
_____________________________________________________________
____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
Dios proveerá
52
____________
or ejemplo la version Palabra de Dios para Todos traduce «doy la décima parte de todo lo
1. P
que adquiero». La palabra griega ktōmai puede referirse a lo que gano o recibo, como tam-
bién a lo que adquiero o compro.
2. Westerholm, Jesus and Scribal Authority, pp. 54, 55.
3. Probablemente refiere a Jacobo (Santiago), José, Simón, y Judas (Mat. 13: 55; Mar 6: 3;
Hech. 15). Jacobo, también llamado Santiago, se convirtió en el líder de la iglesia primitiva
(Gál. 1: 19; ver también, Hech. 12: 17; 15: 13; 21: 18; 1 Cor. 15: 7; Gál. 2: 9, 12) y es probable-
mente el autor de la Carta de Santiago. Judas, el autor de la última carta del Nuevo Testamen-
to es probablemente otro de los hermanos de Jesús (Jud. 1: 1).
4. Ver Roy E. Ciampa y Brian S. Rosner, The First Letter to the Corinthians (Grand Rapids; Cam-
bridge: Eerdmans, 2010), pp. 410–411. También, Paul Gardner, 1 Corinthians (Grand Rapids:
Zondervan, 2018), p. 397.
5. Las primicias (Lev. 23: 20; Núm. 18: 12; Deut. 18: 4) y una porción de cierto sacrificios
pertenecían a los sacerdotes (por ejemplo, Lev. 6: 14–18; 7 :6, 8–10, 14, 28–36; 10: 17;
etc.). En cuanto a la distinción entre levitas y sacerdotes en este pasaje, ver Ciampa and
Rosner, The First Letter to the Corinthians, p. 412.
6. Lev. 27:30–33 y Núm. 18: 20–32. El segundo diezmo mencionado en Deut. 12, 14, 26,
especialmente el del tercero y sexto año, beneficiaba también a los levitas (Lev 23: 20; Núm.
18: 12; Deut. 18: 4).
53
4
¿Dónde debemos
entregar nuestros
diezmos?
"
54
EL PROFETA MALAQUÍAS exhortó al pueblo a lle-
var todos los diezmos al alfolí. Como sabemos, alfo-
lí significa almacén o granero. ¿A qué almacén o
granero se está refiriendo el profeta?
El templo construido por Salomón contaba con
"
varias cámaras y aposentos (ver 1 Rey. 6: 1–10). Es-
tos aposentos se convirtieron en el alfolí de los diez-
mos. En Génesis encontramos que Abraham reco-
noció a Melquisedec como el alfolí designado por
Dios para la devolución de los diezmos. Cuando el
pueblo de Dios salió de Egipto, el Señor escogió a
la tribu de Leví como la encargada de recibir los
diezmos de todo el pueblo (Núm. 18: 20). El Pen-
tateuco sugiere que, después del establecimiento
de los hijos de Israel en Canaán, los diezmos se
recogerían en las 48 ciudades especialmente desig-
«Nehemías hizo nadas para ello y que estaban repartidas a lo largo
un pacto con el pueblo, de todo el territorio israelita (ver Núm. 35: 6). Des-
y este se comprometió pués, los levitas probablemente traían el diezmo
a traer las ofrendas del diezmo al santuario central para que fuera re-
y diezmos a las cámaras partido entre los sacerdotes en cumplimiento de
del templo» las instrucciones de Números 18: 25–32.
Durante la reforma de Ezequías, el pueblo trajo
sus diezmos directamente al santuario principal.
No es claro si esto implicaba solo el diezmo de los
levitas, el segundo diezmo del pueblo y las ofren-
das que el pueblo daba a los sacerdotes en cumpli-
" miento de las instrucciones de Levítico 27, Núme-
ros 18, y Deuteronomio 12, 15 y 26, o si, por cau-
sa de la apostasía y desorganización del culto du-
rante el reino de Acaz, todos los diezmos en gene-
ral fueron traídos al templo.
55
El texto dice lo siguiente:
«Mandó también al pueblo que habitaba en Jerusalén, que diese la
porción correspondiente a los sacerdotes y levitas, para que ellos se
dedicasen a la ley de Jehová. Y cuando este edicto fue divulgado, los
hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino, aceite, miel, y
de todos los frutos de la tierra; trajeron asimismo en abundancia los
diezmos de todas las cosas.
»También los hijos de Israel y de Judá, dieron del mismo modo los diez-
mos de las vacas y de las ovejas; y trajeron los diezmos de lo santificado,
de las cosas que habían prometido a Jehová su Dios, y los depositaron en
montones.
»En el mes tercero comenzaron a formar aquellos montones, y termi-
naron en el mes séptimo. Cuando Ezequías y los príncipes vinieron y
vieron los montones, bendijeron a Jehová, y a su pueblo Israel. Y pre-
guntó Ezequías a los sacerdotes y a los levitas acerca de esos montones.
Y el sumo sacerdote Azarías, de la casa de Sadoc, le contestó: “Desde
que comenzaron a traer las ofrendas a la casa de Jehová, hemos comido
y nos hemos saciado, y nos ha sobrado mucho, porque Jehová ha ben-
decido a su pueblo; y ha quedado esta abundancia de provisiones.
»Entonces mandó Ezequías que preparasen cámaras en la casa de Jehová;
y las prepararon. Y en ella depositaron las primicias y los diezmos y las
cosas sagradas, fielmente; y dieron cargo de ello al levita Conanías, el
principal, y Simei su hermano fue el segundo. Y Jehiel, Azazías, Nahat,
Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y Benaía, fueron mayor-
domos al servicio de Conanías y de Simei su hermano, por mandamien-
to del Rey Ezequías y de Azarías, príncipe de la casa de Dios» (2 Cróni-
cas 31: 4-13).
CUÁL ES LA «CASA»
A LA QUE SE REFIERE MALAQUÍAS
Hay quienes piensan que la expresión «haya alimento en mi casa»
se refiere al templo local. En el Antiguo Testamento “casa” no solo repre-
senta un edificio sino a la familia, al grupo de personas que se encon-
traba bajo el liderazgo de un patriarca. Por eso Noé recibe la orden: «En-
tra tú y toda tu casa en el arca» (Gén. 7: 1). Por supuesto no se refería a
un edificio, sino a una familia. De Abraham se dice: «Porque yo se que
mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino
de Jehová» (Gén. 18: 19). La casa no solo incluía hijos sino también
otras personas dependientes del patriarca. La Biblia constantemente se
refiere al pueblo de Dios como la «casa de Judá» (2 Samuel 2: 7) y la
«casa de Israel» (2 Samuel 1: 12), la «casa de Jacob» (Jer. 2: 5, 6).
Dios proveerá
sacerdotes para estar con los levitas mientras estos recibían el diez-
mo en sus ciudades (vers. 38). El principio es que el diezmo se en-
trega a Dios mediante un proceso organizado y cuidadoso.
En la actualidad, la gran mayoría de los miembros de iglesia reciben
sus ganancias en dinero. A la hora de diezmar, lo mejor es hacerlo en
la iglesia local como parte del culto, porque la entrega del diezmo
hace parte de nuestra adoración. Este proceso es organizado y está dise-
ñado para proteger tanto la recolección como el manejo de los diezmos.
Hay circunstancias que pueden requerir un proceso diferente. Por
ejemplo, debido a mis responsabilidades como pastor y profesor de teo-
logía, he tenido que pasar la mayor parte de los sábados fuera de mi
iglesia local predicando y enseñando en otras iglesias. Me di cuenta
que mis diezmos se acumulaban hasta que llegaba la oportunidad de
entregarlos en mi iglesia local. Gracias a Dios, la iglesia ha establecido
un sistema electrónico para depositar los diezmos en línea, en la cuenta
EL NUEVO TESTAMENTO
Y LA ATENCIÓN DE LOS POBRES
En el Nuevo Testamento se presenta un gran interés en el cuidado
de los pobres. De hecho, la iglesia primitiva tuvo que tomar decisiones
importantes a fin de satisfacer las necesidades de una gran cantidad
de pobres. Un ejemplo de ello es la ofrenda de Pablo para los pobres de
la iglesia de Jerusalén
Dios proveerá
64
GUÍA DE ESTUDIO
a) 24
b) 48
c) 40
5. M
arque con una X si la afirmación es falsa o verdadera: «Es muy
interesante que la iglesia primitiva no le llamó “casa de Dios” a los
lugares de reunión local» (p. 59).
a) Falso
b) Verdadero
65
6. La expresión «haya alimento en mi casa» representa más que un con-
texto local. ¿A qué alude esta expresión en un sentido más amplio?
(p. 58)._____________________________________________________
___________________________________________________________
"
___________________________________________________________
___________________________________________________________
7. 2 Crónicas 31: 15 enfatiza el orden con que los diezmos eran distri-
buidos «con fidelidad a sus hermanos sus porciones conforme a sus
grupos, lo mismo al mayor que al menor». ¿Cómo se ve este orden
representado en la Iglesia Adventista y qué papel cumple la Asocia-
ción o Misión? (p. 60). _______________________________________
___________________________________________________________
___________________________________________________________
___________________________________________________________
9. Para atender las necesidades de los pobres, Pablo promueve: (p. 62).
a) La colecta de una ofrenda especial.
b) La utilización de una parte razonable del diezmo.
c) Un monto específico de las ganancias individuales.
10. ¿Qué dijo Elena G. de White sobre el uso del diezmo en relación
Dios proveerá
66
____________
1. Testimonios para la iglesia, t. 9, pp. 199-200. También, Manuscript Releases, t. 7, p. 366; t.19,
p. 376, y Christian Varela, «La casa del tesoro: En busca del alfolí de Dios», El señorio de Cristo
y la mayordomía cristiana: Aspectos bíblicos, teológicos y prácticos. Ed. Benjamín Rojas y Cristian
González. Lima, Perú: Editorial Universidad Peruana Unión, 2016), pp. 55, 56.
67
5
El diezmo en
los escritos de
Elena G. de White
y en los inicios
del adventismo
"
68
DE ACUERDO CON Elena G. de White, «el diez-
mo es sagrado, y ha sido reservado por Dios mismo.
Debe ser llevado a su tesorería para que se lo em-
plee en la sustentación de los obreros evangélicos»
(Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 98).
"
Para la señora White, la frase «obreros evangélicos»
que deben ser pagados con el diezmo, incluye a:1
1. Los pastores (Obreros evangélicos, p. 238).
2. Esposas de ministros que sirven en la misma
línea de trabajo que sus esposos (Manuscritos
inéditos, t. 5, p. 46).
3. Instituciones que desempeñan un papel acti-
vo en la proclamación del evangelio (Testimo-
nios para la iglesia, t. 4, p. 455).
«Yo devuelvo
mi diezmo feliz
4. Profesores de Biblia en nuestras instituciones
y alegremente, educativas (Consejos sobre mayordomía, p. 114;
diciende tu mano Manuscritos inéditos, t. 1, p. 182).
te damos» 5. Obreros en campos misioneros necesitados
(El ministerio (Manuscritos inéditos, t. 1, p. 176).
pastoral, p. 313). 6. Ministros médicos (El ministerio médico, p. 324).
7. Jubilación para los ministros y sus familias
(Manuscritos inéditos, t. 1, 182).
Ella indicó que algunas actividades religiosas
y humanitarias que «aunque buenas en sí, no son
los propósitos para los cuales el Señor ha dicho
" que debe usarse el diezmo», incluyen:2
1. Cuidado de los pobres, los enfermos y los an-
cianos (Consejos sobre mayordomía, p. 108).
2. Educación de estudiantes (Hijas de Dios, p. 256).
69
3. Operación y otros gastos de escuelas (Testimonios para la iglesia, t. 9,
p. 200).
4. Salarios de colportores cuyo sustento es por las comisiones de las
ventas de libros (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 200).
5. Gastos operativos regulares de la iglesia local (Consejos sobre ma-
yordomía, p. 108).
6. Edificios de la iglesia o de las instituciones, tales como escuelas,
hospitales, y casas publicadoras (Manuscritos inéditos, t. 1, p. 184).
Elena G. de White enfatizó el carácter sagrado del diezmo y la grave-
dad de desviar los recursos del apoyo directo al ministerio evangélico.3
Los gastos de otras actividades deberían sufragarse con ofrendas volunta-
rias y no con el diezmo. A veces la señora White usó la expresión «segun-
do diezmo» como un sinónimo de ofrendas. Pero ella no confundía el
«segundo diezmo» con el diezmo regular.
«
de esta causa que han sido
fieles y leales a la obra,
y que son abandonados
mientras sufren,
es mi deber abogar
por ellos».
77
GUÍA DE ESTUDIO
2) ____________________________________________________________
____________________________________________________________
____________________________________________________________
3) ____________________________________________________________
____________________________________________________________
____________________________________________________________
reservado por Dios mismo. Debe ser llevado a su tesorería para que
se lo emplee en la sustentación de : (p. 71).
1) ____________________________________________________________
____________________________________________________________
____________________________________________________________
2)_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
___________________________________________________________
a) La iglesia local.
b) La Asociación.
c) La Unión.
79
ventistas y publicado en la Review and Herald el 11 de junio de
1861, establecía tres principios básicos que han guiado a la deno-
minación desde entonces. Estos principios son: (p. 75).
"
8. El artículo titulado «Organización» escrito por nueve ministros ad-
2)__________________________________________________________
__________________________________________________________
_________________________________________________________
_________________________________________________________
__________________________________________________________
a) 1861
b) 1863
c) 1844
80
____________
1. Johannes Kovar, «Diezmo», Enciclopedia de Elena G. de White, ed. Denis Fortin, Jerry Moon,
Michael W. Campbell, y George R. Knight (Doral, Florida; Buenos Aires, México: IADPA, ACES,
GEMA, 2020), pp. 840-841. Ver También, Robert W. Olson, «Ellen G. de White Comments on
the Use of Tithe Funds» en https://egwwritings.org, en la sección «Research Documents»).
2. Ver Robert W. Olson, «Ellen G. de White Comments on the Use of Tithe Funds» (en https://
egwwritings.org, sección «Research Documents»).
3. Kovar, «Diezmo», Enciclopedia de Elena G. de White, p. 840.
4. Ver también, Arthur L. White, «Ellen G. de White and the Tithe» (en https://egwwritings.org,
sección «Research Documents»).
5. Arthur L. White, Ellen G. de White: The Early Elmshaven years: 1900-1905, p. 393.
6. Arthur L. White, «Ellen G. de White and the Tithe» (en https://egwwritings.org, en la sección
«Research Documents»).
81
6 La naturaleza
y propósito
de las ofrendas
"
82
LA OFRENDA tiene una naturaleza multiforme; es
decir, se manifiesta de varias formas y cumple pro-
pósitos diversos. La ofrenda es multiforme porque
constituye nuestra respuesta a la gracia de Dios, que
también es multiforme (1 Ped. 4: 10).
"
Una ofrenda es, en primer lugar, un regalo que
le hacemos a nuestro Creador. Esto puede parecer
absurdo, lo podríamos tildar de ridículo, pero esa
es la realidad. La ofrenda es el regalo que una cria-
tura totalmente dependiente, incapaz de producir
algo por sí misma, le hace al Creador y soberano
del universo que es el dueño de todo. Como es una
entrega voluntaria, ofrendar, tanto el acto como la
cantidad que se ofrece, deviene en una de las expe-
riencias más significativas de nuestra adoración. La
«Al dar a su Hijo [Dios] ofrenda puede ser, además, una muestra fehacien-
vertió todo el cielo te del estado de nuestra relación con el Señor.
en un don»
¿Por qué ofrendamos? ¿Qué le pudiéramos dar
(El camino
a Dios siendo que él es el dueño de todo? Si Dios
a Cristo, p. 31).
no necesita nada, ¿qué le podemos ofrendar? ¿Qué
hace el Señor con esas ofrendas?
Aunque la Biblia no ofrece detalles respecto al
origen de los sacrificios y las ofrendas, sí demues-
tra que estos han sido parte importante de la rela-
ción entre Dios y nosotros desde el principio. Tras
la salida del Edén, lo primero que hacen las Escri-
" turas es mencionar las ofrendas de Caín y Abel.
Inmediatamente sale del arca, Noé presenta sacri-
ficios a Dios. El primer acto de Abram en la tierra de
Canaán fue erigir un altar y ofrecer sacrificios. Cada
hito, cada hecho clave y fundamental en la vida del
83
pueblo de Dios, ha estado acompañado de ofrendas y sacrificios. De
hecho, el hito principal, el evento fundamental de la historia de
nuestro mundo y del universo, está marcado por el sacrificio de
Cristo en la cruz del Calvario.
La palabra «ofrenda» es la traducción al español de por lo menos
catorce vocablos en hebreo y diez en griego.1 La razón para esta diver-
sidad de palabras es que no existe un término que pueda expresar
todo lo que encierra una ofrenda. Cada término enfatiza un aspecto
diferente de la naturaleza o propósito de las ofrendas. Las ofrendas
tienen esta amplitud y profundidad de significado porque todas ellas
son expresiones que revelan algún aspecto de la cruz de Cristo, que
es la ofrenda suprema, el regalo fundamental que hace posible, y del
cual proviene, toda ofrenda genuina.
A continuación vamos a explorar los aspectos fundamentales de la
naturaleza y el propósito de las ofrendas en la Biblia. Comenzaremos seña-
lando las principales características de las ofrendas y lo que nos enseñan
los vocablos griegos y hebreos y por qué y cómo hemos de ofrendar.
LA OFRENDA ES UN REGALO
Los términos más usados para ofrenda en el Antiguo Testamento son
minhah y qorban, que significan «regalo, tributo».2 En el Nuevo Tes-
tamento son doron y prosfora, que significan respectivamente «regalo» y
«lo que se da voluntariamente».3 Una ofrenda es, pues, un regalo que le
hacemos a Dios.
Las razones por las que damos regalos son muy diversas, pero su
propósito básico es mostrar amor o devoción y, también, iniciar o for-
talecer una relación cordial con otras personas.
Los regalos tienen un gran valor simbólico. En algunas ocasiones, el
Dios proveerá
LA OFRENDA ES UN TRIBUTO
La palabra minhah («ofrenda») también significa «tributo». Por ejem-
plo, 2 Reyes 17: 3 utiliza esta palabra para referirse al tributo que Oseas
pagó a Salmanasar, rey de Asiria.6 El significado de «tributo» parece ser
opuesto al de «regalo». Un tributo es, después de todo, una contribución
impuesta por una nación más fuerte sobre una más débil. Un tributo, en
este sentido, no es voluntario, ni motivado por la gratitud, ni una expresión
de amor o devoción, sino que es usado como un eufemismo; es decir, un
término agradable para referirse a realidades dolorosas o humillantes.
El concepto «tributo», sin embargo, no es necesariamente negativo
ni opuesto a «regalo». Un tributo puede ser también un regalo cuyo pro-
pósito es mostrar gratitud, respeto o admiración.7 Por ejemplo, cuando
el pueblo de Israel pidió un rey, y Dios escogió a Saúl, los líderes del
pueblo trajeron a Saúl un «regalo» (minhah). Estos presentes no eran
regalos, sino tributos cuyo propósito era expresar respeto, gratitud y
admiración. De la misma manera, el regalo que damos a nuestras ma-
dres o a nuestros padres en el día de la madre o del padre, puede ser más
que un regalo. Probablemente, en la mayoría de los casos, el regalo y la
Dios proveerá
Pablo nos invita a ofrecer sacrificio de alabanza (Heb. 13: 15). Las ofren-
das voluntarias son aquellas ofrendas hechas independientemente de
todas las otras ofrendas del culto Israelita y refieren especialmente a ofren-
das hechas espontáneamente, quizá porque el oferente ha sido movido por
Dios en una forma especial (Lev. 22: 23).
La ofrenda de paz nos muestra que nuestra relación con Dios no
solo incluye el arrepentimiento y la búsqueda de perdón, sino también
la alegría y la celebración. La ofrenda de paz también nos muestra que
Dios desea que participemos del sacrificio que ofrecemos. Cristo es nues-
tro sacrificio, y él nos pide que nos alimentemos de él. Jesús es el pan
vivo que descendió del cielo, el que coma de ese pan tendrá vida eterna
(Juan 6: 53–56; Mat. 26: 26–28).
Las ofrendas voluntarias y votivas también apuntan al sacrificio de
EN RESUMEN
hacia nosotros.
• Aunque la Biblia no explica el origen de los sacrificios y las ofrendas,
sí muestra que estos han sido parte importante de la relación entre
Dios y el ser humano, desde el principio.
94
GUÍA DE ESTUDIO
1. ¿Bajo qué criterio se puede afirmar que «una ofrenda es, en primer
lugar, un regalo que le hacemos al Creador»? (p. 83).
"
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
______________________________________________________________
A B
Nuestras ofrendas comunican al ámbito del deber.
Los diezmos expresan nuestro afecto y devoción
nuestro reconocimiento de que hacia Dios como Padre.
Las ofrendas expresan Dios es nuestro señor.
a) Falso b) Verdadero
95
6. El Nuevo Testamento explica que las ofrendas del santuario eran una
sombra, es decir, una prefiguración o ilustración del: (p. 88).
1) ____________________________________________________________
____________________________________________________________
2)_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
______________________________________________________________
10. Los israelitas traían a Dios los primeros y mejores frutos de la tierra
(pp. 93, 94).
Dios proveerá
98
VAMOS A CONTINUAR nuestro estudio sobre las
ofrendas. Mientras en el capítulo anterior analiza-
mos la naturaleza y los distintos tipos de ofrendas
mencionados en la Biblia, en este capítulo nos va-
mos a centrar en la actitud que hemos de tener
"
cuando le damos nuestras ofrendas a Dios.
DEBEMOS OFRENDAR
CON ALEGRÍA
Las ofrendas constituyen nuestro regalo a Dios.
El propósito de un regalo es expresar amor y devo-
ción a la persona que amamos. 2 Corintios 9: 7 dice
que «Dios ama al dador alegre», porque la alegría
en el corazón del dador es una evidencia de la sin-
ceridad del dador. Lo opuesto a la alegría es la tris-
teza o el pesar por haber dado.
«Al dar a su Hijo [Dios]
vertió todo el cielo La Biblia se refiere a cuál debe ser nuestra acti-
en un don» tud cuando hacemos donaciones a otros. Romanos
(El camino 12: 8 dice que aquel que reparte —ya sea comida,
a Cristo, p. 31). parte de sus riquezas, o parte de sus posesiones
para ayudar a otros— debe hacerlo con generosi-
dad. La palabra generosidad es el término griego
japlotēs, cuyo significado básico es sinceridad.
También dice que el que hace actos de misericor-
dia hacia otros lo debe hacer con alegría. La actitud
que Dios desea que tengamos cuando damos a
otros debe ser la actitud que nosotros mostramos
DEBEMOS OFRENDAR
CON INTELIGENCIA ESPIRITUAL
Las ofrendas además constituyen nuestra contribución a la misión
divina en la tierra. Cuando damos nuestras ofrendas no solo expresamos
nuestro amor y devoción a Dios y nuestra gratitud, sino que también po-
nemos de manifiesto nuestro compromiso con la obra de Dios en este
mundo, nos convertimos en socios y colaboradores de él (1 Cor. 3: 9).
Dios ha distribuido sus recursos entre sus hijos con el propósito espe-
cífico de que ellos contribuyan para el adelanto de su causa.2 El apóstol
Pablo dice que los hijos de Dios deben ser llenos del conocimiento de la
voluntad de Dios y que eso es posible por medio de la «sabiduría e inte-
ligencia espiritual», es decir, por medio de la sabiduría e inteligencia que
el Espíritu da (Col. 1: 9).
Dios proveyó para las necesidades de Pablo en Tesalónica a tra-
vés de las contribuciones monetarias que hicieron los creyentes de
Filipos (Fil. 4: 10–19). Pablo explicó, sin embargo, que esos dona-
tivos que le enviaron para sostenerlo en la obra del evangelio fueron
recibidos por Dios como un «olor fragante, sacrificio acepto, agra-
dable a Dios» (vers. 18). De la misma manera, Dios suplió las nece-
7. ¿Cómo debemos ofrendar?
no trajera más (Éxo. 36: 5–7). Además, y esto es muy importante, Dios
había prometido bendecirlos abundantemente. Si el pueblo era fiel a
Dios, entonces, por la bendición divina, serían la nación más prospera
del planeta (Deut. 28: 1–14). La generosidad hacia Dios es siempre una
respuesta a las grandes bendiciones que él nos ha dado. Nuestra fideli-
dad a él también hace posible que Dios nos bendiga abundantemente.
104
EN RESUMEN
•L
a actitud que Dios desea que tengamos cuando damos a otros
debe ser la actitud que nosotros mostramos cuando damos
nuestras ofrendas a Dios.
•Q
uien da con alegría expresa el profundo amor y devoción que
siente por su Creador.
•L
as ofrendas son también un tributo de gratitud por todos los
beneficios que hemos recibido de Dios.
•C
uando damos nuestras ofrendas no solo expresamos amor, devo-
ción y gratitud a Dios, sino que también ponemos de manifiesto
nuestro compromiso con la obra de Dios en este mundo, nos con-
vertimos en socios y colaboradores de él (1 Cor. 3: 9).
____________
1. Jacob Neusner, The Mishnah: A New Translation (New Haven: Yale University Press, 1988),
pp. 687, 688.
2. Ver Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 455.
3. Mat. 10: 38; 16: 24; Mar. 8: 34; 10: 21; Luc. 9: 23; 14: 27.
4. Ver también 1 Cor. 11: 1; Fil. 3: 17–19; 1 Tes. 1: 6–10.
5. Ver también Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 116.
7. ¿Cómo debemos ofrendar?
105
GUÍA DE ESTUDIO
4. S
eñale la palabra incorrecta en la siguiente frase: «Las ofrendas son
también un monumento de gratitud por todos los beneficios que
hemos recibido de Dios» (p. 100).
6. Dios ha distribuido sus recursos entre sus hijos con el propósito espe-
cífico de que ellos: (p. 101).
9. P
rivaos de algunas cosas que no son indispensables y sacrificaos por:
(p. 103).
10. Los israelitas eran muy generosos en sus ofrendas a Dios. Si hace-
mos la cuenta, es posible que los israelitas dedicaran a Dios, de sus
entradas totales: (p. 104).
107
Conclusión
"
108
HACE ALGUNOS AÑOS, en una isla del Pacífico
sur, participé de una ceremonia de entrega y recep-
ción de regalos que duró unas cuatro horas. La cere-
monia fue el acto culminante de un congreso de
iglesias donde los anfitriones dieron un regalo a
"
todos los invitados especiales y a cada uno de los
cientos de personas que habían venido de diferen-
tes lugares para participar en el evento. Los regalos,
incluyendo el de todos los asistentes, eran costosos.
Los anfitriones habían estado ahorrado y también
habían conseguido donaciones especiales para po-
der entregar esos presentes. Cada regalo fue prece-
dido de un discurso de gratitud preparado con
cuidado para cada invitado especial, y para cada gru-
po de asistentes, y seguido por un discurso de acep-
tación. Esta ceremonia de entrega y recepción de
regalos me hizo reflexionar profundamente en lo
«Porque el Hijo que significa dar y recibir.
del hombre no vino
Cada vez que nos reunimos delante de Dios para
para ser servido,
adorarle ocurre un intercambio de regalos maravi-
sino para servir lloso. Los creyentes nos acercamos con regocijo y
y para dar su vida gratitud para entregar nuestros obsequios a Dios.
en rescate por todos» Algunos son alabanzas en forma de cantos y testi-
(Mar. 10: 45). monios de gratitud. Otros son financieros, como
nuestros diezmos y nuestras ofrendas. No importa,
sin embargo, qué forma tomen estos regalos, o cuán
numerosos o magníficos sean, Dios acepta un solo
regalo: nuestro ser. Nuestras alabanzas, nuestros
dones financieros, o nuestro servicio solo tienen sig-
" nificado si representan la entrega de nosotros mis-
mos, sin condiciones. Toda otra ofrenda, por más
magnífica que sea, es mezquina e inaceptable. Esto
es así, porque nuestros regalos constituyen la res-
puesta al regalo que Dios entregó a la humanidad
109
"
C
uando el creyente
entrega a Dios los diezmos
de todas sus ganancias
lo reconoce como el creador
y dueño de todo
lo que posee.
112
APÉNDICE
1
REGLAMENTO
DE LA IGLESIA ADVENTISTA
DEL SÉPTIMO DÍA
EN CUANTO AL USO
DEL DIEZMO
(2020-2021).
APÉNDICE 1
"
113
Q 03 EL DIEZMO
Q 03 05 Filosofía – A través de la Biblia y el ministerio de Elena G. de
White, Dios da consejos inspirados y orientación valiosa acerca de mu-
chos asuntos. Esto le permite a la iglesia elaborar buenos reglamentos,
la aplicación de los cuales estará en armonía con una correcta compren-
sión de la voluntad revelada de Dios. En armonía con este enfoque, la
Iglesia Adventista del Séptimo Día reconoce que el diezmo es la santa
porción de nuestros ingresos y ganancias que le corresponde a Dios,
para ser usada por la iglesia en la proclamación mundial del evangelio.
Aunque muchas entidades y actividades de la iglesia son parte de la misión
de la misma, la Biblia y Elena G. de White hacen una distinción entre
las actividades y funciones que pueden ser financiadas por el diezmo y
las que deben ser financiadas por otros recursos. Las Escrituras revelan
que el sistema del diezmo fue instituido por Dios, tanto para el benefi-
cio espiritual de la persona, como para el adelanto de su causa. En esta
tarea del ministerio evangélico, las personas y agencias apropiadamente
reconocidas, nombradas y supervisadas por la iglesia organizada, des-
empeñan un papel central y son sostenidas con el diezmo.
A diferencia de las ofrendas, el uso de las cuales es a discreción, el
diezmo no le pertenece a la persona, sino al Señor, y él es quien de-
termina cómo debe ser usado. Su naturaleza misma lo coloca fuera
del ámbito de la manipulación humana, restringe su uso y requiere
un sistema apropiado para reunirlo, guardarlo y distribuirlo. La igle-
sia mundial desempeña una función significativa al salvaguardar la
santidad del diezmo.
Q 03 10 La naturaleza del diezmo- 1. Santo al Señor – El diezmo es
la décima parte de nuestro ingreso y ganancias que Dios demanda para
sí y no debe ser confundido con el segundo o tercer diezmo mencio-
nado también en las Escrituras.1 El derecho que Dios reclama sobre el
diezmo no se basa en benevolencia humana, sino en que es propiedad
de Dios. Esta es la razón por la que el rehusarse a traer el diezmo cons-
tituye un robo (Mal. 3: 8). Todo el diezmo de la tierra es del Señor; y no
Dios proveerá
solo es del Señor, es cosa santa y consagrada al Señor (Lev. 27: 30).
Aunque Dios es el dueño de absolutamente todo (Sal. 50: 10-12), re-
clama su derecho de propiedad de la décima parte, en forma especial-
mente distintiva. Por lo tanto, el diezmo que Dios demanda es una re-
serva sagrada (PVGM 242). «El diezmo es sagrado, reservado por Dios
para sí» (OE 238).
114
2. Una ordenanza perdurable –Al reservarse el diezmo para sí mis-
mo, se nos dice que Dios lo estableció como una de sus ordenanzas (Lev.
27: 30; LC 89) y sobre la base de un principio tan imperecedero como
su ley (CM71). Por otra parte, siendo en su naturaleza una ordenanza,
la práctica de diezmar fue en primer lugar ordenada o establecida por
orden o iniciativa de Dios. Pero siendo que una ordenanza es general-
mente instituida para un propósito identificable, el establecimiento del
diezmo debía llevarse a cabo con una intención específica. Por otra par-
te, habiendo sido instituido sobre la base de un principio tan perdurable
como la Ley, el diezmo participa de la naturaleza de la Ley en lo que
respecta a su perpetuidad. Como en el caso de la Ley de Dios, el princi-
pio del diezmo perdura y se extiende más allá de Moisés (CMC 72). Je-
sús lo apoyó totalmente cuando durante su conversación con los fari-
seos, dijo: «Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejasteis
lo que es lo más grave de la ley, es a saber, el juicio y la misericordia y la
fe. Esto era menester hacer, y no dejar lo otro» (Mat. 23:23).
3. Un Pacto con Dios –La intención de Dios al instituir el diezmo,
presupone y fortalece una relación especial entre Dios y los seres huma-
nos. La intención de Dios es que el devolver fielmente el diezmo sea
una bendición, primero en el hecho mismo de dar (Mal. 3:10), porque
es un sistema de beneficencia que necesitan los seres humanos caídos
(3T 405) y, en segundo lugar, en su uso, porque a través de él la gente
recibirá bendición. Por lo tanto, al mantenerse fieles al Creador en asun-
tos de diezmo, los seres humanos entran en una relación de pacto con
Dios para la proclamación del evangelio y la salvación de las almas en
su reino. Consecuentemente, surge la necesidad de instar a los «herma-
nos y hermanas de todo el mundo a que despierten a la responsabilidad
que descansa sobre ellos en lo que se refiere al pago fiel del diezmo [...].
Llevad fielmente la cuenta con vuestro Creador» (MGD 151). El pago
del diezmo toma la forma de un pacto (CMC 79). Los cristianos consi-
deran como privilegio ser socios con Dios en apoyo a su obra mundial
y reconocen la práctica del diezmo como esencial al reclamar por fe la
plenitud de su bendición en la vida y la experiencia cristiana.
APÉNDICE 1
Q 09 DEBEN COMPARTIRSE
LOS RECURSOS FINANCIEROS
Q 09 05 Apoyo para la obra mundial – 1. Plan divino. En su sabidu-
ría, Dios ha involucrado a los seres humanos en la financiación de su
obra en todo el mundo. Hay amplios principios en la Biblia y los escritos
de Elena G. de White que muestran claramente la intención de Dios de
que todos participen juntos en esta obra.
Elena G. de White escribió: «Cada vez más debemos reconocer que
los medios que llegan a la asociación en forma de diezmos y ofrendas
de nuestro pueblo, deben ser usados para el sostenimiento de la obra
no solamente en las ciudades de Estados Unidos, sino también en cam-
pos extranjeros. Que los medios tan celosamente recolectados sean ge-
nerosamente distribuidos» (Manuscrito 11, 1908).
Frecuentemente es el fuerte el que ayuda al débil. Pero los princi-
pios van más allá de eso. En la historia de la viuda que fue bendecida
por dar sus dos blancas (Lucas 21: 1-4) vemos que todos pueden ser
bendecidos cuando hacen su parte en la obra, no importa cuán pe-
queña sea esa parte.
Desde sus comienzos, la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha
basado sus reglamentos en el plan divino de que todas las regiones
Dios proveerá
tado por la iglesia requiere que los tesoreros en todos los niveles pasen
a tiempo y cuidadosamente los porcentajes apropiados de diezmo a
intervalos regulares, según los reglamentos de la división. El no hacerlo
mina la confianza que los miembros de iglesia tienen en el sistema y
hace más lento el uso de tales fondos monetarios al esparcir el evangelio
en todo el mundo.
122
6. Diezmo de miembros con fines de anonimato –Ocasionalmente,
un miembro desea devolver el diezmo en forma anónima en relación
con la iglesia local. En tales casos puede enviarlo a la asociación, mi-
sión, unión, división o Asociación General. Siendo que el diezmo no se
le da al Señor, sino se le devuelve, es inapropiado que ese diezmo venga
con estipulaciones acerca de cómo y dónde deba ser usado. Después de
ser recibido por la tesorería a donde se envió, tal diezmo debe devolver-
se anónimamente a la asociación, misión, unión de iglesias de donde
procede el miembro.
Q 09 10 Diezmo y apropiaciones no diezmo- Apropiaciones regula-
res – La iglesia ha establecido un sistema de apropiaciones presupues-
tadas anualmente para facilitar la distribución de recursos en todo el
mundo. Esto se hace en muchos niveles de la organización de la iglesia
en respuesta al consejo de Elena G. de White con respecto a la partición
de recursos. La Asociación General recibe tanto el diezmo como los
fondos monetarios de no diezmo. Los fondos de diezmos llegan a la
Asociación General primariamente a través de la fórmula de porcenta-
jes de partición del diezmo. Los fondos no diezmo vienen de las ofren-
das misioneras, otras ofrendas de la Asociación General, ganancias de
inversiones y otras fuentes no diezmo. La mayoría de las ofrendas, ex-
cepto la ofrenda de decimotercer sábado, la ofrenda anual de semana
de sacrificio y unas cuantas más, llegan en forma irrestricta y, juntamen-
te con el diezmo, se usan para el sostenimiento de la obra de la iglesia
en todo el mundo, así como para sufragar el costo de operaciones de las
oficinas de la Asociación General. Al preparar la Asociación General su
presupuesto anual, recibe de cada división fondos monetarios de diez-
mos y no diezmos y provee apropiaciones procedentes de diezmos y no
diezmos a la mayoría de las divisiones, de acuerdo a sus necesidades.
Esto da naturalmente como resultado que algunas divisiones reciban
más o reciban menos fondos monetarios no diezmo, en forma de apro-
piaciones, que los que ellas envían a la Asociación General, y lo mismo
sucede con las apropiaciones de diezmos.
2. Mantenimiento de un balance global en la distribución del diez-
APÉNDICE 1
Q 20 RESPONSABILIDAD EXIGIDA
EN EL USO DEL DIEZMO
Q 20 05 Supervisión continua del uso del diezmo - Los adminis-
tradores y juntas directivas de la Asociación General, división, unión
129
y niveles locales, deben estudiar continua y seriamente, a la luz de
la Biblia y el consejo del espíritu de profecía, los propósitos y pro-
porciones en que los fondos de diezmos se usan en las organizacio-
nes de las cuales son responsables.
Q 20 10 Topes operativos y límites en el uso del diezmo – La
Asociación General no ha intentado establecer por reglamento los
porcentajes mínimos que deben ser usados para la labor pastoral y
la evangelización, o un porcentaje máximo de diezmo que puede ser
gastado en administración, educación, etc., por causa de la gran di-
versidad de formas como la iglesia opera en el mundo. Pero se anima
a las divisiones, trabajando juntamente con sus uniones, asociacio-
nes y misiones, a elaborar reglamentos y pautas que sirvan de guía en
sus territorios. La junta directiva de la Asociación General ha puesto
el límite del equivalente al 2% del diezmo neto que puede ser gastado
en operaciones en las oficinas de la Asociación General.
El informe anual sobre el uso del diezmo y el estudio de las ten-
dencias deben ayudar a todas las organizaciones a dedicar en forma
más intencional el uso del diezmo a su objetivo primordial, el sos-
tenimiento de los pastores y sus actividades de ganancia de almas.
Q 20 15 Promoción del plan del diezmo – Los dirigentes de la igle-
sia en todos los niveles deben informar y educar a los miembros de
iglesia con respecto al sistema de diezmos y ofrendas de la denomina-
ción y promover activamente su participación dentro de la amplitud
de posibilidades que provee.
Q 20 20 Información y supervisión - Los administradores y juntas
directivas necesitan entender no solamente el consejo de las Escrituras
y el espíritu de profecía con respecto al uso del diezmo y los reglamen-
tos que se han elaborado para guiar a la iglesia en la aplicación de ese
consejo, sino también la necesidad de evaluar su aplicación dentro de
Dios proveerá
____________
1. Deuteronomio 12: 6, 11, 17; 14: 22-27 menciona un diezmo que debía ser llevado al san-
tuario central y comerse ahí por la familia como comida de camaradería delante de la
presencia del Señor. Este diezmo procedía de los productos de la tierra y difería significa-
tivamente del uso del diezmo regular, que era propiedad exclusiva de Dios. Ha sido llama-
do adicionalmente el segundo diezmo. Había otro diezmo que se daba el tercer año (14:
28, 29; 26: 12-15). Procedía también del producto de la tierra y se guardaba en los pue-
blos. Su propósito respondía a lo siguiente: «Y vendrá el levita [...] y el extranjero y el
huérfano, y la viuda que hubiera en tus poblaciones, y comerán y serán saciados» (14: 29).
Este era muy probablemente un diferente uso del segundo diezmo cada tres años. En otras
palabras, durante dos años se traía el segundo diezmo al santuario y se comía ahí por los
israelitas, pero cada tercer año «este segundo diezmo debía de emplearse en casa, para
agasajar a los levitas y a los pobres» (Patriarcas y profetas, p. 570). El segundo diezmo no
debe confundirse con el diezmo levítico que pertenecía exclusivamente al Señor.
2. Cuando no hay una financiación aparte para sufragar el costo de las contribuciones de
jubilación para maestros de escuela elemental, sino que son parte del porcentaje de las
Dios proveerá
132
APÉNDICE
REGLAMENTO
DE LA IGLESIA ADVENTISTA
DEL SÉPTIMO DÍA
EN CUANTO AL USO
LAS OFRENDAS
MISIONERAS
2
(2020-2021).
APÉNDICE 2
"
133
R 03 LAS OFRENDAS MISIONERAS
R 03 05 Filosofía – La tarea mundial confiada a la Iglesia Adventista
del Séptimo Día requiere de apoyo financiero tanto sacrificial como siste-
mático. En reconocimiento a este hecho, la iglesia, en sus años forma-
tivos, fue divinamente guiada a adoptar el principio bíblico para el
sostenimiento de la obra de Dios en esta tierra a través de los diezmos
y ofrendas voluntarias de su pueblo. El diezmo es la primera obligación
financiera de la mayordomía de los creyentes y es la fuente principal de
la financiación de la total proclamación del evangelio al mundo por la
iglesia adventista. Esto hace posible una obra de evangelización equili-
brada y amplia dirigida tanto al público en general como al sustento
espiritual de los miembros de iglesia. Siendo que el diezmo está reser-
vado a ese propósito especial, las ofrendas voluntarias y otras formas de
ingreso deben proveer la financiación de muchas otras funciones de la
obra del evangelio.
R 03 10 Naturaleza de las Ofrendas- Las ofrendas son tanto volunta-
rias, como requeridas por el Señor. Son un requerimiento divino que,
al interiorizarse en la vida de los creyentes, se convierte en una libre
expresión de una voluntad amante (cf. (Éxodo 25: 2; 36:3). Las
ofrendas son esencialmente una expresión y una materialización de
nuestra gratitud a Dios por su abundante don de la vida, redención,
sustento y bendiciones constantes. Contribuyen a la formación de
la imagen de Dios en nosotros, en el sentido de que a través del acto
de dar imitamos al Gran Dador de todo, quien a través de Cristo nos
dio las abundantes riquezas de su gracia. (Juan 3:16).
R 03 15 Principios guiadores de nuestra dadivosidad –
1. El traer ofrendas al Señor es un deber cristiano que tiene implicaciones
espirituales y morales. El abstenerse de traerlas al Señor es considerado
por él como un robo (Mal. 3:8). El amor y el honor debido a él no debe
Dios proveerá
del templo. (Éxodo 25: 2; 1 Cro. 24: 6, 9), para ayudar al pobre (Hechos
4: 34, 25) y para apoyar los servicios del santuario y la misión de la iglesia
(cf. Núm. 7: 3). Las ofrendas fortalecieron la unidad de la iglesia. A través
de sus ofrendas, los creyentes manifestaron ser uno solo en espíritu,
mensaje y propósito. (Rom. 15:27).
135
A través de la distribución de las ofrendas en la iglesia, las con-
gregaciones que tienen más comparten con congregaciones en otras
partes, que tienen menos, expresando así el amor cristiano dentro
de la hermandad de creyentes (2 Cor 8:8, 24, 13-15).
Dentro del tiempo de adoración, las ofrendas proveen un momento
especial para alabar y honrar a Dios por sus muchas bendiciones y
bondad inmerecida (cf. Proverbios 3:9; 2 Cor. 9: 12, 13). El objetivo de
las ofrendas es fomentar el espíritu de gratitud dentro de la comunidad
de adoración y someter el egoísmo natural del corazón humano.
c. División-4%
4. Se entiende que la Junta Directiva de la Unión definirá el porcenta-
je apropiado de distribución que debe recibir, considerando la ne-
cesidad de usar los recursos distintos de no-diezmo para el finan-
137
ciamiento de los proyectos de desarrollo de la iglesia local, el campo
local y la Unión.
5. Las Uniones que decidan no usar estos recursos de ofrendas, o
usar solo una porción del 4%, para financiar los proyectos espe-
ciales donde no se puede usar el diezmo, deberán aplicar estos
fondos no usados a su nivel dentro de su presupuesto operativo,
como asignaciones a su territorio de acuerdo con lo votado por la
Junta Directiva.
R 09 20 –Debe informarse regularmente a los miembros de iglesia
acerca de cómo se están usando sus ofrendas, tanto para los proyec-
tos misioneros trimestrales como para el cumplimiento de la misión
total de la iglesia.
138
APÉNDICE
-Sermón
«ABUNDANCIA
EN LA CASA DEL SEÑOR»
LOS DIEZMOS Y LAS OFRENDAS
3
EN MALAQUÍAS 3: 8–10 APÉNDICE 3 -Sermón
"
139
EN ESTA OCASIÓN quiero invitarles a reflexionar en una de las histo-
rias de reforma más impactantes que encontramos en el registro bíblico.
Me estoy refiriendo a la segunda reforma de Nehemías.
PROSPERIDAD ESPIRITUAL
Como ustedes saben, Nehemías era el copero del rey Artajerjes I, un
cargo de influencia y honor en la corte de Persia. Sin embargo, a pesar
de las ventajas que disfrutaba, Nehemías anhelaba trabajar para Dios y
ayudar en la reconstrucción del muro de Jerusalén. Fue por esta razón
que pidió permiso para ausentarse por un período específico de tiempo
para ir a Jerusalén a dirigir la reconstrucción del muro.
Nehemías llegó a Jerusalén en el 444 a. C. y permaneció allí hasta el
432 a. C., un total de doce años. Durante ese tiempo, a pesar de enfren-
tar una gran oposición tanto interna como externa, Nehemías y el pue-
blo reconstruyeron el muro en tan solo cincuenta y dos días, menos de
dos meses. Además, Nehemías dirigió una gran reforma espiritual en el
pueblo. El capítulo 8 de Nehemías, relata cómo se leyeron las Escrituras
y cómo celebraron gozosamente la fiesta de las cabañas. El capítulo 9
relata que los dirigentes repasaron la historia de la nación y las bendicio-
nes de Dios a través de ella.
Además, el capítulo 9 describe cómo, bajo el liderazgo de Esdras,
el pueblo confesó sus pecados y reconoció la bondad y el cuidado de
Dios para con su pueblo. Como resultado de esta acción de recon-
sagración, el capítulo 10 describe el pacto que hizo el pueblo de ser-
vir a Dios con fidelidad. Este pacto fue puesto por escrito y firmado
por los dirigentes.
La historia de las reformas de Nehemías culminó con la dedica-
Dios proveerá
ción del muro y la entrega gozosa de los diezmos y las ofrendas a Dios
por parte del pueblo. Acompáñenme a leer Nehemías 12: 43–45, don-
de se relata la culminación de la reforma y reavivamiento de Israel.
Leo en la versión Reina Valera 95: «Aquel día se ofrecieron numerosos
sacrificios, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con gran-
de contentamiento; también se alegraron las mujeres y los niños. Y el
140
alborozo de Jerusalén se oía desde lejos. En aquel día fueron puestos
hombres sobre los depósitos de los tesoros, de las ofrendas, de las
primicias y de los diezmos, para almacenar en ellos las porciones que
la Ley otorga a sacerdotes y levitas, las cuales llegaban de las ciudades;
porque era grande el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y levitas
que servían. Ellos cumplían en el servicio de su Dios, y en el servicio de
la expiación, junto con los cantores y los porteros, conforme al estatuto
de David y de Salomón, su hijo».
Hermanos, a través de la historia del pueblo de Dios, toda obra de
reavivamiento y reforma ha terminado con gran gozo, con votos de fi-
delidad y con la entrega de los diezmos y las ofrendas con gran alegría.
Éxodo 35 y 36 relatan que después de confirmar su pacto con
Dios en el Sinaí, el pueblo trajo con gozo sus ofrendas para la cons-
trucción del santuario hasta que Moisés tuvo que decirles que no
trajeran más porque ya habían recogido mucho más de lo necesario.
Me gusta este relato especialmente porque los israelitas habían sido libe-
rados de abyecta esclavitud unos pocos meses atrás. Dios los había
sacado con mano fuerte y les había dado muchas riquezas. Ahora, este
pueblo recién liberado, estaba construyendo un santuario digno del
Dios que creó el cielo y la tierra y que destruyó en el mar al ejército
más poderoso de la época. Ellos estaban construyendo este santuario
con las riquezas que Dios les había otorgado.
1 Crónicas 29 también relata cómo el pueblo ofrendó generosa-
mente para la construcción del templo en el tiempo de David y Salo-
món. 2 Crónicas 30 y 31 relata cómo Ezequías dirigió una obra de
reforma que culminó con la celebración de la Pascua, la reorganización
APÉNDICE 3 -Sermón
CRISIS
Tristemente, cuando Nehemías regresó a la corte del rey persa en el
432 a. C. las cosas empezaron a decaer entre los judíos de Jerusalén.
El relato sagrado nos dice que un tiempo después de haber regre-
sado al palacio persa, Nehemías volvió a pedir permiso para visitar a
sus hermanos en Jerusalén y ver cómo seguían las cosas. Cuando
Nehemías regresó, encontró que la situación era lamentable y que el
pueblo había caído en un estado de indiferencia y sopor espiritual.
1. Alojamiento de los representantes de Satanás en el mismo cora-
zón de la nación. Nehemías 13: 4 en adelante nos dice lo que había
pasado durante la ausencia de Nehemías. Primero, dice que el sacerdote
Eliasib, sumo sacerdote y encargado de los aposentos de la casa del Señor,
es decir, el tesorero del templo, había entablado una relación cercana con
Tobías, uno de los principales enemigos de Israel, y le había hecho una
habitación en los cuartos del templo donde antes se guardaban los diez-
mos y las ofrendas. El principal dirigente religioso de Israel había destina-
do uno de los cuartos del templo para hospedar a uno de los enemigos
del pueblo de Dios.
Dios proveerá
Déjenme explicar un poco mejor quién era Tobías. Tobías era parte de
un triunvirato de fuerzas opositoras a los judíos, que se habían opuesto a
la construcción del muro y a la reforma religiosa en Israel. De acuerdo
con Nehemías 4: 3, Tobías era el que se había burlado de los constructo-
res del muro diciendo: «Si sube una zorra lo derribará». Después, de
acuerdo con Nehemías 6: 17–19, Tobías trató de sabotear la construcción
142
del muro por medio de propaganda e intrigas para desanimar, confundir
e intimidar a los constructores.
Según Nehemías 6: 10–14, este triunvirato opositor incluía a Sanba-
lat, que era el gobernador de Samaria, a Gesem el árabe y Tobías, un
amonita siervo de Sanbalat. Este triunvirato también contaba con el
apoyo de la profetisa Noadías y otros falsos profetas. Tobías y su hijo Jo-
hanán se habían casado con hijas de ciudadanos judíos importantes (ver
Neh. 6: 17) y muchos judíos se habían aliado con él. Sin duda, estos judíos
querían disfrutar de los beneficios financieros y políticos que se podían
obtener de una buena relación a través de Tobías con el gobierno sama-
ritano. Elena G. de White dice en Testimonios para la iglesia, tomo 3, pági-
na 626, que este triunvirato opositor ilustra la oposición que el pueblo de
Dios enfrentará en el tiempo del fin.
El resultado de todas esas acciones fue que uno de los principales
enemigos de Dios tenía una habitación personal en el templo del Se-
ñor. No estoy seguro si era un despacho donde atendía sus negocios
en Jerusalén, o una residencia donde se hospedaba durante sus viajes
a la ciudad. El hecho es que uno de los principales representantes de
la fuerza de Satanás estaba alojado en la casa de Dios.
EL MENSAJE PROFÉTICO
DE MALAQUÍAS
El mensaje de Malaquías es muy interesante porque nos ayuda a enten-
der cómo enfrentó Dios la crisis por medio de su profeta. Los mensajes de
Dios proveerá
RESTAURACIÓN
La solución que ofrece Malaquías es muy interesante y tiene ense-
ñanzas muy significativas para nosotros. ¿Cuáles son los pasos que
Malaquías sigue para restaurar al pueblo en su relación con Dios?
y las monedas más nuevas y bonitas para pagar su diezmo. Ellos se-
paraban lo mejor para Dios.
150