Límites A La Violencia Internacional: Informe de Asesoría

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LÍMITES A LA VIOLENCIA INTERNACIONAL

INFORME DE ASESORÍA

Asesora: Pereira Camila.


DNI: 41.262.797
Materia: Derecho Internacional Público.
Cátedra: Buis-Negro.
Comisión: 9228.
Fecha de presentación del informe: 17 de noviembre de 2020.

El presente informe me fue requerido en mi carácter de asesora en asuntos internacionales por


parte del Ministro de Relaciones Exteriores de la República Argentina Felipe Solá, quién deberá acudir a
una serie de reuniones en el próximo mes donde debatirá junto con demás funcionarios de su misma índole
acerca de las normas de Derecho Internacional Humanitario que se encargan de regular los conflictos
armados, específicamente se limitaran a debatir en esta oportunidad sobre aquellos de carácter
internacional. A los fines de orientarlo por dicha temática elaboraré mi informe en dos secciones, en donde
la primera de ellas constará de una breve reseña histórica de la regulación normativa en la materia hasta
su actualidad y en la segunda me propondré desarrollar más ampliamente sus aspectos fundamentales a
partir de las consideraciones de distintos autores junto con reflexiones de carácter personal.
PRIMERA SECCIÓN:
Históricamente los Estados han recurrido al uso de la fuerza a través de la guerra como un medio de solución
de conflictos, la cual era concebida como una situación jurídica que requería de ciertas formalidades1. Allí, los Estados
no encontraban limitada su potestad de ejercer la fuerza, sin perjuicio de la existencia de determinados tratados
bilaterales y normas de carácter consuetudinario que regulaban los conflictos armados. No obstante, luego de la
Segunda Guerra Mundial, dicha facultad se vio acotada a través de la firma de la Carta de Naciones Unidas, la cual
obliga a los Estados de abstenerse de recurrir a tal medio.

Sin embargo, con anterioridad a la entrada en vigor del citado instrumento y a partir de la creación del Comité
Internacional de la Cruz Roja como resultado de la toma de consciencia de las catastróficas consecuencias que
ocasionaban tales libertades en los conflictos armados entre los Estados es que tuvo su desarrollo el Derecho
Internacional Humanitario, el cual se propone aminorar los efectos de dichos enfrentamientos2. Así, la codificación
del mismo tuvo su origen en el año 1864 con la adopción del primer instrumento multilateral referido a esta rama del
derecho, el cual tenía por objeto mejorar la condición de los heridos y enfermos de las fuerzas armadas que participaran
en los enfrentamientos armados3. Posteriormente en el año 1949, se continua con la codificación en la materia con el
acogimiento de cuatro Convenios fundamentales que actualizan las normas humanitarias en los conflictos armados.
Finalmente, en 1977 y a partir de la necesidad de ampliar aún más dicha normativa, se adoptan dos Protocolos
adicionales4.

En este sentido, las normas del actual Derecho Internacional Humanitario solo van ponerse en práctica en caso
de existencia de un conflicto armado, sea éste de carácter internacional o no. Sin embargo, en esta oportunidad me
corresponde referir concretamente a su aplicación en aquellos de índole internacional.

De este modo, el Artículo 2 común a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 (con aplicación en la actualidad)
se refiere a los mismos y expresa los supuestos que deben presentarse para que tal conflicto sea considerado con
carácter internacional a la luz del DIH, lo cual producirá como consecuencia la aplicación inmediata de sus
disposiciones. Así, la norma mencionada refiere expresamente que van a ser considerados con carácter internacional
tanto aquellos conflictos armados en los cuales se encuentren involucradas dos o más Altas Partes contratantes
(Estados), ya sea mediante una declaración formal de guerra o no, aún cuando dicha circunstancia no sea reconocida
por una de ellas, como todos los supuestos de ocupación de la totalidad o parte de un territorio de un Estado, aunque
no exista resistencia militar por parte del mismo.

A su vez, con la adopción del Protocolo adicional I se amplió la noción del mismo otorgando el carácter de
internacional a aquellos conflictos donde los pueblos luchan contra la dominación colonial, la ocupación extranjera y
contra los regímenes racistas, en el ejercicio del derecho de los mismos a su libre determinación 5.

1
Diez de Velasco, Manuel. Instituciones de Derecho Internacional Público, Tecnos, Madrid, 2007, p. 1063.
2
¿Qué es el derecho internacional humanitario? (07/2004). Consultado el 14 de noviembre de 2020 de:
https://www.icrc.org/es/doc/assets/files/other/dih.es.pdf
3
Diez de Velasco, Manuel. Instituciones de Derecho Internacional Público, Tecnos, Madrid, 2007, p. 1063
4
Ibidem, p. 1064.
5
Ibidem, p. 1065.
SEGUNDA SECCIÓN:

En virtud de lo expuesto en la primera sección a modo de aproximación en la temática podemos concluir que
existe un conjunto de normas de Derecho Internacional que tienen su ámbito de aplicación específica en conflictos
armados de carácter internacional, las cuales limitan las libertades de los Estados parte en los mismos, pero ¿Cuáles
son aquellas libertades que se ven acotadas en conflictos de tales características?

En primer lugar, debo mencionar que tal como explica el autor Diez de Velasco, el carácter general del principio
de prohibición del uso de la fuerza de la Carta difiere con la realidad de la vida internacional, ya que si bien se ha
evitado un conflicto de índole mundial han sido (y aún lo son) numerosas las acciones estatales en las que se ha hecho
uso de la fuerza armada6. Por esta razón, considero de vital importancia la existencia de normas que reglamenten el
empleo de la violencia en tales enfrentamientos, incluso en la actualidad.

Así, los límites a los cuales me refiero se extienden principalmente sobre dos ámbitos: por un lado, la protección
a las personas que no participan en las hostilidades (civiles) o que ya no lo hacen (heridos en batalla) y, por otro lado,
la prohibición de hacerlo en función de la utilización de ciertos medios y métodos. Para ello, su codificación tiene base
sobre un conjunto de principios de carácter universal, los cuales tienden a que exista una proporción entre las acciones
destinadas a alcanzar los objetivos militares y el daño que aquello cause en la población civil, distinguiendo para ello
entre bienes militares y civiles, estos últimos nunca podrán ser objeto de hostilidades. Al mismo tiempo, contiene
normas que prohíben el empleo de armas que causen males superfluos o innecesarios y aquellos que causen grave daño
al medioambiente, lo cual fue novedoso para aquel entonces. Simultáneamente, se encuentran vedados determinados
métodos que se valen de la buena fe o del engaño para generar ventajas militares. En tal sentido y a partir de dichas
limitaciones, distintos autores precisan que las mismas surgen de la exigencia de equilibrar las necesidades militares
con las consideraciones humanitarias. Sin embargo, siguiendo nuevamente a Diez de Velasco, entiendo que
actualmente dichas restricciones encuentran su correlato en la necesidad de que exista un equilibrio en la capacidad
armamentística entre los Estados7.

Estimo relevante destacar que dicha normativa restrictiva para los Estados va a ser de aplicación en todo
conflicto armado en el cual participen dos o más Estados independientemente de la intensidad o gravedad del mismo,
ya que el DIH les otorga carácter internacional indistintamente. Respecto a los enfrentamientos armados de los
Movimientos de Liberación Nacional, si bien muchas veces éstos tienen lugar dentro de un mismo Estado, la
comunidad internacional consideró que cuentan con un carácter internacional y que aquellas personas que forman parte
de los mismos deben ser protegidas jurídicamente, razón por la cual resultaron incluidos en esta normativa 8.
Finalmente, basándome en el pensamiento de la autora González Napolitano9, considero que el DIH se encuentra en
constante desarrollo debido al simultáneo avance tecnológico en la armamentística de los Estados, lo cual exige a la
comunidad internacional la adopción de nuevos instrumentos jurídicos que vayan en consonancia con los mismos y
que sean capaces de establecer sus límites, lo cual juzgo como un permanente desafió.

6
Diez de Velasco, Manuel. Instituciones de Derecho Internacional Público, Tecnos, Madrid, 2007, p. 1049.
7
Ibidem, p. 1071.
8
Ibidem, p. 1064.
9
González Napolitano, Silvina S., Lecciones de Derecho Internacional Público, Errepar, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2015, p. 980.

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