El Accidente de Trabajo Aspectos Generales: José Manuel Barranco Gámez

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EL ACCIDENTE DE TRABAJO

ASPECTOS GENERALES

José Manuel Barranco Gámez.

1
José Manuel Barranco Gámez.

Abogado.
Licenciado en Derecho.
Licenciado en Criminología.
Detective Privado.
Máster en Prevención de Riesgos Laborales
Técnico Superior en PRL de las tres Especialidades.

H annibali victori ceteri suadebant ut quietem et ipse sibi


sumeret et fessis daret militibus; Maharbal, praefectus
equitum, minime cessandum esse ratus, ut scias quid hac
pugna sit actum, die quinto inquit victor in Capitolio epulaberis.
Sequere; cum equitibus, ut Romani te prius venisse quam venturum
esse sciant, praecedam. Hannibal se voluntatem Maharbalis
laudare dixit, sed ad consilium pensandum tempore opus esse. Tum
Maharbal: non omnia eidem di dedere; vincere scis, Hannibal,
victoria uti nescis. Mora eius diei satis creditur saluti fuisse urbi
atque imperio.
Livio 22.51, 4
2
INDICE

EL ACCIDENTE DE TRABAJO
ASPECTOS GENERALES

I. CONCEPTO DE ACCIDENTE DE TRABAJO

II. CONCEPTO DE ACCIDENTE DE TRABAJO IN ITINERE

III. CONCEPTO DE ACCIDENTE DE TRABAJO EN MISIÓN

IV. LA PRESUNCIÓN DE EXISTENCIA DE ACCIDENTE DE TRABAJO

V. CONTENIDO DE LA PROTECCIÓN

VI. SUPUESTOS EXPRESAMENTE INCLUIDOS

VII. SUPUESTOS EXCLUIDOS

VIII. REGULACIÓN DEL ACCIDENTE DE TRABAJO EN EL RÉGIMEN


ESPECIAL DE TRABAJADORES AUTÓNOMOS

IX. SUPUESTO ESPECÍFICO: LA INTERVENCIÓN DE UN TERCERO


DISTINTO DEL TRABAJADOR ACCIDENTADO

3
X. BENEFICIOS EN LA COTIZACIÓN A EMPRESAS QUE EVITEN
ACCIDENTES

XI. INTERPRETACIÓN JURISPRUDENCIAL

XII. IMPRUDENCIA DEL TRABAJADOR Y ACCIDENTES DE


TRABAJO

1. IMPRUDENCIA TEMERARIA

a. CONCEPTO
b. REQUISITOS Y ALCANCE
c. PRUEBA
d. SUPUESTOS DE IMPRUDENCIA TEMERARIA
e. IMPRUDENCIA TEMERARIA E INEXISTENCIA
DE ACCIDENTE LABORAL IN ITINERE
f. IMPRUDENCIA TEMERARIA Y MEDIDAS DE
SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO

2. IMPRUDENCIA PROFESIONAL

a. CONCEPTO Y DIFERENCIAS CON LA


IMPRUDENCIA TEMERARIA
b. SUPUESTOS DE IMPRUDENCIA PROFESIONAL
c. IMPRUDENCIA PROFESIONAL EN EL
ACCIDENTE LABORAL IN ITINERE
d. IMPRUDENCIA PROFESIONAL Y MEDIDAS DE
SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO

4
XIII. LA RESPONSABILIDAD POR ACCIDENTES DE TRABAJO

1. INTRODUCCIÓN
2. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL
3. RESPONSABILIDAD EX DELICTO

XIV. INFRACCIONES Y SANCIONES LABORALES POR EL


ACCIDENTE DE TRABAJO

XV. PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES. DERECHOS Y


OBLIGACIONES DEL EMPRESARIO

XVI. RESPONSABILIDAD, EN ORDEN A LAS PRESTACIONES, DE LA


ENTIDAD GESTORA O MUTUA PATRONAL EN CASOS DE
INCUMPLIMIENTO EMPRESARIAL

XVII. CONCURRENCIA DE CULPAS DE TERCEROS Y DEL PROPIO


TRABAJADOR EN LA CALIFICACIÓN DEL ACCIDENTE DE
TRABAJO

XVIII. EL DOLO Y SU INTERPRETACIÓN

1. INTRODUCCIÓN
2. VALORACIÓN DE LAS CIRCUNSTANCIAS

XIX. REPARACIÓN Y VALORACIÓN DEL DAÑO EN LOS


ACCIDENTES DE TRABAJO

1. INTRODUCCIÓN
2. DELIMITACIÓN DE LA CUESTIÓN

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3. INDEMNIZACIONES POR ACCIDENTE DE TRABAJO Y
BAREMO
4. ACCIDENTE DE TRABAJO. INDEMNIZACIÓN CIVIL
ADICIONAL

XX. RECARGO DE PRESTACIONES DE LA SEGURIDAD SOCIAL

1. CONCEPTO
2. NATURALEZA JURÍDICA DEL RECARGO
3. REQUISITOS CONSTITUTIVOS DEL RECARGO
4. SUJETO RESPONSABLE DEL PAGO DEL RECARGO
5. PROHIBICIÓN DE ASEGURAMIENTO DEL RECARGO
6. COMPATIBILIDAD DEL RECARGO CON OTRAS
RESPONSABILIDADES
7. REGULACIÓN NORMATIVA
8. PRESCRIPCIÓN DEL DERECHO A SOLICITAR RECARGO
DE LAS PRESTACIONES EN CASO DE ACCIDENTE DE
TRABAJO Y ENFERMEDAD PROFESIONAL
9. INTERPRETACIÓN POR LA JURISPRUDENCIA

XXI. CONTINGENCIAS COMUNES

XXII. CONTINGENCIAS PROFESIONALES

XXIII. GESTIÓN DE LA SEGURIDAD SOCIAL

XXIV. COLABORACIÓN VOLUNTARIA Y OBLIGATORIA DE LAS


EMPRESAS EN LA GESTIÓN

XXV. LAS MUTUAS COLABORADORAS CON LA SEGURIDAD SOCIAL

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XXVI. EL PARTE DE ACCIDENTE DE TRABAJO

XXVII. JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO

1. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 5 DE JULIO DE


2017
2. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 7 DE JUNIO DE
2017
3. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 6 DE JUNIO DE
2017
4. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 21 DE
DICIEMBRE DE 2016
5. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 20 DE
DICIEMBRE DE 2016
6. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 25 DE ABRIL DE
2017 NÚMERO DE RECURSO 848/2016
7. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 25 DE ABRIL DE
2017 NÚMERO DE RECURSO 3190/2015
8. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 20 DE ABRIL DE
2017
9. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 4 DE ABRIL DE
2017
10. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 28 DE FEBRERO
DE 2017
11. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 14 DE FEBRERO
DE 2017
12. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 7 DE FEBRERO
DE 2017
13. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 3 DE
NOVIEMBRE DE 2016

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14. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 27 DE
OCTUBRE DE 2016
15. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 25 DE
OCTUBRE DE 2016
16. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 18 DE
OCTUBRE DE 2016
17. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 1 DE JUNIO DE
2016
18. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 5 DE MAYO DE
2016
19. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 4 DE MAYO DE
2016
20. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 26 DE ABRIL DE
2016
21. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 20 DE ABRIL DE
2016
22. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 13 DE ABRIL DE
2016
23. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 8 DE MARZO
DE 2016
24. SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 3 DE MARZO
DE 2016

XXVIII. BIBLIOGRAFIA

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RESUMEN

Se consideran accidentes de trabajo aquellos daños o lesiones que sufre el


trabajador por cuenta ajena mientras cumple con sus obligaciones contractuales, tanto
dentro de su lugar de trabajo, como mientras realiza alguna misión que le ha sido
encomendada (156 LGSS).

Según el apdo. 2, Art. 316 LGSS, se entenderá como accidente de trabajo del
trabajador autónomo el ocurrido como consecuencia directa e inmediata del trabajo que
realiza por su propia cuenta y que determina su inclusión en el campo de aplicación de
este régimen especial. Se entenderá, a idénticos efectos, por enfermedad profesional la
contraída a consecuencia del trabajo ejecutado por cuenta propia, que esté provocada
por la acción de los elementos y sustancias y en las actividades que se especifican en la
lista de enfermedades profesionales con las relaciones de las principales actividades
capaces de producirlas, anexa al Real Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre, por el
que se aprueba el cuadro de enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad
Social y se establecen criterios para su notificación y registro.

Por el contrario, no tienen la condición de accidente de trabajo:

1. Los que son consecuencia de una fuerza mayor ajena al trabajo.


2. Los que sean debidos a dolo o imprudencia temeraria del trabajador accidentado
(en este caso corresponderá a la parte demandada la carga de probar la ruptura
del nexo causal (STSJ Cataluña 23 de noviembre de 2.003)).

Responsabilidad empresarial por accidente de trabajo

El empresario tiene la obligación de poner todos los medios a su alcance para


que el ambiente laboral sea seguro. Tras producirse un accidente de trabajo, si se
determina que existió un incumplimiento por parte de la compañía, se imputan
determinadas responsabilidades según el tipo de incumplimiento que se haya producido:

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a) En los supuestos de falta de afiliación o alta en la Seguridad Social,
descubierto en cotizaciones, o contratos en fraude de ley, el empresario será
responsable del pago de las prestaciones que corren a cargo de la entidad gestora
o colaboradora (asistencia sanitaria, incapacidad temporal, incapacidad
permanente, muerte o lesiones no invalidantes).
b) En caso de infracción de las normas de seguridad e higiene, el empresario
podrá ser responsable del abono del recargo de un treinta por ciento a un
cincuenta por ciento del importe de cualquiera de las prestaciones derivadas del
accidente de trabajo.
c) En el caso de que la empresa tenga reconocido algún tipo de mejora voluntaria
por accidente laboral, e incumpla la obligación de cobertura de la mejora
respecto al trabajador, será responsable del abono de la misma.
d) Si el empresario ha incumplido la normativa de Prevención de Riesgos
Laborales, la Inspección de Trabajo podrá iniciar un expediente sancionador.
e) Finalmente, el empresario será responsable del pago de las indemnizaciones
resultantes de la existencia de responsabilidad criminal o civil derivada del
accidente de trabajo.

Los anteriores mecanismos de reparación pueden ser compatibles entre sí. Sin
embargo, también existen accidentes producidos en el entorno laboral de los que no se
derivan responsabilidades para la empresa, como por ejemplo aquellos que tienen lugar
por fuerza mayor o aquellos que son debidos al trabajador accidentado.

PALABRAS CLAVES

Trabajador por cuenta ajena, trabajador autónomo, daño, lesión, lugar de trabajo,
misión encomendada, trayecto, jornada laboral, fuerza mayor, imprudencia temeraria,
recargo de prestaciones, presunción de laboralidad, nexo causal.

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EL ACCIDENTE DE TRABAJO
ASPECTOS GENERALES

I. CONCEPTO DE ACCIDENTE DE TRABAJO

El concepto legal de accidente de trabajo se define en el artículo 156 del Texto


Refundido de la Ley General de la Seguridad Social de 2015 como toda lesión
corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que
ejecuta por cuenta ajena.

Trabajador autónomo: Según el apdo. 2, Art. 316 LGSS, se entenderá como


accidente de trabajo del trabajador autónomo el ocurrido como consecuencia directa e
inmediata del trabajo que realiza por su propia cuenta y que determina su inclusión en
el campo de aplicación de este régimen especial. Se entenderá, a idénticos efectos,
por enfermedad profesional la contraída a consecuencia del trabajo ejecutado por
cuenta propia, que esté provocada por la acción de los elementos y sustancias y en las
actividades que se especifican en la lista de enfermedades profesionales con las
relaciones de las principales actividades capaces de producirlas, anexa al Real
Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre, por el que se aprueba el cuadro de
enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad Social y se establecen
criterios para su notificación y registro.

De este modo se extiende la acción protectora por contingencias profesionales


a los trabajadores incluidos en el Régimen Especial de la Seguridad Social de
trabajadores por cuenta propia, o autónomos, siempre que, previa o simultáneamente,
hayan optado por incluir las contingencias de accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales. Sentencia TSJ País Vasco, de 26/03/2002.
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Son tres los elementos que concurren en la definición legal de accidente de
trabajo:

- La existencia de una lesión corporal. El término lesión debe entenderse en


sentido amplio, pues, como se dirá, se incluyen, aunque no se trate de verdaderas
lesiones corporales, algunas enfermedades.

- La condición de trabajador por cuenta ajena del sujeto accidentado. A los


efectos que nos ocupan, se entiende que son trabajadores incluidos no sólo aquellos
que lo sean por tener una relación laboral de la reguladas en el Estatuto de los
Trabajadores (artículos 1 y 2 del ET 2015), sino también aquellos trabajadores por
cuenta ajena delimitados por el ámbito subjetivo del Régimen General de la
Seguridad Social. En otras palabras, por trabajadores por cuenta ajena hay que
entender los incluidos en el campo de aplicación del régimen general, pero, además,
en virtud de la homogeneidad del sistema, el concepto de accidente de trabajo es, en
principio, aplicable a los trabajadores por cuenta ajena de los regímenes especiales,
con ciertas salvedades.

- La relación de causalidad entre trabajo y lesión. El nexo causal se reputa de


carácter imperativo para que la lesión sufrida por el trabajador pueda ser calificada de
accidente de trabajo. La expresión "con ocasión" o "como consecuencia" del trabajo
implica una relación causa-efecto entre el trabajo realizado y la lesión sufrida.

Adquirirán la consideración de accidentes laborales:

1. Aquel que sufre el trabajador al ir o al volver al lugar de trabajo ("accidente in


itinere").

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2. El accidente en misión, es decir, el sufrido por el trabajador en el trayecto que
tenga que realizar para el cumplimiento de la misión, o el sucedido en el
desempeño de sus actividades dentro de la jornada laboral.

3. El sufrido durante la ejecución de tareas en cumplimiento de las órdenes del


empresario, o realizadas en interés de la empresa, a pesar de no corresponderse
con su categoría profesional.

4. La muerte del trabajador que ha venido precedida por una situación de invalidez
derivada de contingencias profesionales.

5. Aquellas enfermedades comunes contraídas por el trabajador al realizar su


actividad laboral, no incluidas en la lista de enfermedades profesionales.

6. Enfermedades o defectos padecidos con anterioridad al propio accidente, que se


manifiestan o agravan a consecuencia del mismo.

7. Las enfermedades que constituyen complicaciones del proceso patológico


determinado por el accidente de trabajo mismo.

8. Las enfermedades que tienen su origen en afecciones adquiridas en el nuevo


medio en que se haya situado el paciente para su curación ("enfermedades
intercurrentes").

9. Los acaecidos en actos de salvamento, o de naturaleza análoga, cuando tengan


conexión con el trabajo.

10. Los debidos a imprudencia profesional del trabajador.

11. Los que son consecuencia de culpa civil o criminal del empresario, de un
compañero de trabajo o de un tercero siempre y cuando guarden alguna relación
con el trabajo.
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12. El suicidio cuando queda probado que la situación emocional determinante de
esta decisión se encuentra directamente relacionada con las condiciones
laborales del trabajador que adopta tan drástica medida fruto de la angustia y
tensión que su vida laboral le produce. La aplicación de la presunción de
laboralidad del apdo. 3, 156 ,Ley General de la Seguridad Social ha de hacerse
no sólo a los accidentes de trabajo en sentido estricto o lesiones producidas por
la acción súbita y violenta de un agente exterior, sino también a las
enfermedades o alteraciones de los procesos vitales que pueden surgir en el
trabajo causadas por agentes patológicos internos o externos, para añadir que
«para la destrucción de la presunción de laboralidad de la enfermedad de trabajo
surgida en el tiempo y lugar de prestación de servicios la jurisprudencia exige
que la falta de relación entre la lesión padecida y el trabajo realizado se acredite
de manera suficiente, bien porque se trate de enfermedad que por su propia
naturaleza excluya la etiología laboral, bien porque se deduzcan hechos que
desvirtúen dicho nexo causal. Sentencias TSJ Castilla-La Mancha, de
10/10/2006, TSJ Galicia, nº 4806, de 24/06/2000 y TS, Sala de lo Social, de
10/06/2009, Rec. 3133/2008.

13. Los sufridos:

 Durante el desempeño de cargo electivo de carácter sindical.

 Durante el desempeño de cargo de gobierno de las entidades gestoras de la


Seguridad Social.

 Al ir o al volver del lugar en que se ejercen las funciones anteriormente citadas.

 Presidentes, Vocales y Suplentes de las Mesas Electorales, designados según la


Ley Org. 5/1985, de 19 de junio.

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Por el contrario, no tienen la condición de accidente de trabajo:

1. Los que son consecuencia de una fuerza mayor ajena al trabajo.

2. Los que sean debidos a dolo o imprudencia temeraria del trabajador accidentado
(en este caso corresponderá a la parte demandada la carga de probar la ruptura
del nexo causal (STSJ Cataluña 23 de noviembre de 2.003)).

La Ley General de la Seguridad Social se refiere no sólo a los accidentes en


sentido estricto o lesiones producidas por la acción súbita y violenta de un agente
exterior, sino también a las enfermedades o alteraciones de los procesos vitales que
puedan surgir en el trabajo.

Para descartar la "presunción de la laboralidad" de la enfermedad surgida en el


tiempo y lugar de trabajo, el análisis jurisprudencial exige que la acreditación suficiente
de que no existe relación entre la lesión padecida y el trabajo.

Infarto de miocardio

1.- Sentencia TS, Sala de lo Social, de 22/12/2010, Rec. 719/2010

Se considera que deriva de accidente de trabajo el infarto de miocardio sufrido por el


trabajador en los vestuarios de la empresa durante la jornada laboral, por cuanto según
reiterada jurisprudencia los vestuarios tienen la consideración de lugar de trabajo, y la
estancia del trabajador en los mismos no se acreditó que fuera en tiempo de descanso
para el trabajador.

2.- Sentencias TSJ Cataluña, de 03/11/1999 y TS, de 27/09/2007

Accidente in itinere: procede en camionero por infarto. Será accidente laboral, si


se encuentra en tiempo de trabajo efectivo, sin restricciones del horario ordinario o

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normal de la actividad encomendada, aunque no sea el lugar del trabajo habitual,
mientras sea en cumplimiento de una orden patronal y aun teniendo antecedente
cardíacos.

3.- Sentencia TSJ Cantabria, Sala de lo Social, nº 776/2010, de 01/10/2010, Rec.


692/2010

La Sala desestima el recurso de suplicación interpuesto por los beneficiarios


frente a la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social de referencia, y declara que la
muerte del causante no es un accidente de trabajo in itinere, por cuanto el fallecimiento
aconteció por una trombosis coronaria al acudir al trabajo, no siendo aplicable la
presunción de accidente de trabajo del apdo. 3, 156 ,LGSS a este tipo de accidentes ya
que en ellos se requiere una acción súbita y violenta provocada por un agente externo
para que sean catalogados de tales.

4.- Sentencias TS, de 03/12/2004, Rec. 6052/2003

Se debate en el presente recurso de casación unificadora si la fallecimiento de un


trabajador ocurrido fuera del lugar y de la jornada de trabajo por 'shock cardiogénico'
debe o no reputarse accidente de trabajo, por el hecho de que 'exista una relación de
causalidad directa entre la cardiopatía isquémica crónica [que fue, junto con una
arterioesclerosis coronaria, la causa del 'shock'] y el infarto antiguo' que sufrió el
causante años antes y fue considerado accidente de trabajo.

5.- Sentencias TS, Sala de lo Social, de 22/07/2010, Rec. 4049/2009

Morir mientras se duerme en la cabina del camión es accidente laboral. Se


estima el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto contra
sentencia desestimatoria de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de
Asturias, sobre determinación de contingencia, como accidente laboral, de fallecimiento
del marido y padre de las recurrentes. La Sala declara que la presunción de laboralidad
concurre en el caso examinado, en que el "accidente" se ha producido en tiempo y lugar
de trabajo. En cuanto al lugar de trabajo, porque el óbito se produjo dentro del camión
mientras el trabajador dormía. Y en cuanto al tiempo de trabajo, atendiendo a las
circunstancias concretas del trabajo encomendado al trabajador fallecido, no puede
calificarse como tiempo de descanso. Cierto es, y ello no es controvertido, que los
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conductores de camión, dentro de la normativa reguladora de la actividad, tienen la
obligación de descansar cada determinado número de horas o de kilómetros recorridos,
de manera que han de parar el vehículo durante el periodo fijado. Y es frecuente que el
trabajador pernocte en el vehículo con la intención además de descansar, de vigilancia ,
tanto del vehículo como de la mercancía, por lo que en realidad se está ante un lapso
temporal de presencia, pues aunque no se presta trabajo efectivo de conducción, se está
realizando servicio de guardia y vigilancia dentro del camión; sin que se desvirtúe por
ello el nexo causal exigido.

Enfermedad agravada por el accidente.

La Sentencia TS, de 25/01/2006, Rec. 2840/2004, ha establecido que las


enfermedades que se agravan como consecuencia de la lesión constitutiva del
accidente se caracterizan porque se manifiestan al producirse una actividad laboral
durante la cual surge un daño o lesión que hace resurgir la enfermedad o repercute en
ella motivando la incapacidad (apdo. 2. f), 156 LGSS y Art. 116 LGSS).

II. CONCEPTO DE ACCIDENTE DE TRABAJO IN ITINERE

Se denomina "accidente in itinere", el sufrido por el trabajador al dirigirse o


regresar del trabajo (apdo. 2.a), 156 LGSS). Su origen lo encontramos en la
ampliación del concepto de accidente de trabajo realizado por la jurisprudencia.

Para que los tribunales consideren que un accidente "in itinere" es efectivamente
accidente de trabajo se exige, como regla general, que el desplazamiento se estuviera
realizando por motivos profesionales para iniciar o finalizar su trabajo, que el accidente

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suceda en tiempo próximo a la hora de entrada o de salida del mismo y en el trayecto, y
en su caso, vehículo habitual.

A modo de ejemplo la Sentencia del Tribunal Supremo de 22 de abril de 1.966


establece, respecto a las características de este tipo de accidente, lo siguiente:

"Durante el camino que ha de seguir (el trabajador) desde su domicilio al lugar


donde realizar su trabajo y viceversa, cuando el obrero lo efectúa habitualmente (la
habitualidad refiere al camino, esto es, que se siga el camino tenido por normal para ir al
trabajo; obviamente puede ocurrir un accidente in itinere el día que se va o vuelve del
trabajo por primera vez o tras una suspensión del contrato), empleando un medio de
transporte normal para dichos fines (y adecuado al trayecto; desde luego lo son todos
los medios públicos de transporte; también las bicicletas, motocicletas, automóviles,
etc.; por supuesto, ir a pie) y siempre que no se rompa el nexo causal por algún acto
personal del obrero (tanto por un acto temerario o imprudente, como por un acto o
actividad que interrumpa el mero ir o venir del domicilio al trabajo)."

La Presunción en favor de la existencia de Accidente Laboral no juega en el caso


de los accidentes "in itinere". Sentencia nº TS, Sala de lo Social, de 18/01/2011, Rec.
3558/2009)

Trayecto y su interrupción en el accidente "in itinere"

Para la existencia de este tipo de accidente no se exige que la ida o la vuelta se


realicen desde o al domicilio del trabajador. El punto de salida o llegada ha de ser el
centro de trabajo u otro lugar al que el afectado haya tenido que desplazarse por razones
laborales. Considerándose, a todos los efectos, punto de llegada o salida cualquier lugar
desde el que se emprendiera la ida o se iniciara el regreso. En este sentido la
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jurisprudencia se ha encargado de establecer como lugar de partida el "domicilio
habitual durante el periodo estival" (Sentencia Tribunal Supremo de 16 de octubre de
1.984), desde el que "pasaba el fin de semana con su familia" (Sentencia Tribunal
Constitucional de 25 de mayo de 1.985) o el sufrido por el trabajador que, "estando
desplazado en otra provincia, fuera de su lugar de residencia y trasladándose cada dos
fines de semana a la misma, acaece al regresar al lugar de trabajo, aun cuando faltaren
cinco horas para iniciar su jornada laboral" (Sentencia del Tribunal Superior de Justicia
de Extremadura de 4 de abril de 2.002).

Por otro lado, el trayecto no ha de ser siempre el más corto ni el mismo, lo que
no ha debido es ser interrumpido por episodios ajenos a su recorrido. Según el Tribunal
Supremo no existe accidente de trabajo "in itinere" cuando el trayecto hacia el lugar de
trabajo no se inicia en el domicilio real o habitual del trabajador. Sentencia nº TS, de
19/01/2005.

Del mismo modo, para la jurisprudencia el accidente de tráfico sufrido en el


desplazamiento al centro de salud con autorización de la empresa, no es accidente de
trabajo in itinere. Sentencias nº TS, de 19/01/2005, TS, Sala de lo Social, de
10/12/2009, Rec. 3816/2008 y TS, Sala de lo Social, de 18/01/2011, Rec. 3558/2009.

Una sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo (TS) amplía la


consideración de accidente ‘in itinere’ para incluir aquellos supuestos en los que el
trabajador tiene que desplazarse una gran distancia desde su domicilio familiar hasta su
lugar de residencia por razones laborales. Establece razones de “realidad social” a la
vista de “las nuevas formas de organización del trabajo”.

En este caso concreto se anula una sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal
Superior de Justicia de Castilla-León de julio de 2012 que estimó el recurso interpuesto
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por Ibermutuamur contra una sentencia anterior de un Juzgado de lo Social de León. El
juez de instancia había dado la razón a un trabajador que sufrió un accidente de tráfico
un domingo de marzo de 2009 por la noche, cuando se desplazaba desde su domicilio
en León hasta Soria, donde residí debido a su trabajo.

La Mutua rechazó la contingencia profesional de la baja que sufrió este


trabajador, al no considerar que el accidente se hubiera producido ‘in itinere’. La
demanda del trabajador se estimó en primera instancia, si bien posteriormente fue
anulada por el Tribunal Superior de Justicia.

Ahora, el alto tribunal confirma la sentencia inicial al estimar que la


interpretación de las normas "debe adaptarse a la realidad social", tal y como impute el
artículo 3 del Código Civil.

La resolución del TS, de la que ha sido ponente el magistrado Aurelio


Desdentado, considera que debe resolverse "a la vista de la evolución de las nuevas
formas de organización del trabajo y de la propia distribución de éste en el hogar
familiar" que está imponiendo "unas exigencias de movilidad territorial que obligan a
los trabajadores a ajustes continuos en el lugar del trabajo que no siempre pueden
traducirse en un cambio de domicilio y que tienen en muchos casos carácter temporal".

Todo ello, según el Tribunal Supremo, determina que, "si se quiere respetar la
voluntad del legislador en los tiempos presentes", habrá que reconocer que en supuestos
como el presente "a efectos del punto de partida o retorno del lugar del trabajo puede
jugar, según las circunstancias del caso, tanto el domicilio del trabajador en sentido
estricto como la residencia habitual a efectos de trabajo".

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En este caso concreto, el alto tribunal considera que concurren los elementos
que definen el accidente ‘in itinere’ porque la finalidad principal del viaje sigue
estando determinada por el trabajo, "puesto que éste fija el punto de regreso y se parte
del domicilio del trabajador".

III. CONCEPTO DE ACCIDENTE DE TRABAJO EN MISIÓN

Se entiende por accidente en misión el sufrido por el trabajador en el trayecto


que tenga que realizar para el cumplimiento de la misión, así como el acaecido en el
desempeño de la misma dentro de la jornada laboral.

Es decir, no tendrá la consideración de accidente de trabajo "in itinere", sino


accidentes de trabajo ordinario (apdo. 1, 156 LGSS), el sufrido por el trabajador en el
trayecto que debe recorrer "por consecuencia" de su trabajo, bien en el desempeño de
sus funciones (la jurisprudencia ha hablado en este caso del "amplio lugar de trabajo en
el que la víctima llevaba a cabo su cometido de promotor de ventas"), bien en
cumplimiento de órdenes o indicaciones ocasionales del empresario (por ejemplo,
incorporación a su destino de capitán de buque), con independencia del medio de
transporte.

A modo de ejemplo cabe destacar dos Sentencias del Tribunal Supremo a través
de las cuales se define mucho mejor la consideración de accidente "en misión":

1.- Sentencia del Tribunal Supremo de 24 de septiembre de 2.001 y de 14 de


julio de 2.005:
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a) Consideración como accidente de trabajo "en misión" del infarto de miocardio
sufrido en el hotel por el trabajador durante un viaje en el que el accidentado
desempeñaba las funciones de conductor de autobús por ruta turística.

b) Se confirma el carácter laboral del accidente alegando: "Es evidente que el


mal sobreviene fuera de sus horas de trabajo pero cuando permanece bajo la
dependencia de la Empresa, cuya organización y prestación de servicios objeto
de su actividad económica impide al trabajador reintegrarse a su vida privada, al
domicilio familiar y a la libre disposición sobre su propia vida".

c) El Alto Tribunal entiende que debe extenderse la protección proporcionada


por la Empresa: "...Cuando la prestación de los servicios y sus condiciones y
circunstancias impiden al trabajador aquel regreso, y excluyen la necesidad de
reintegrarse al lugar de reanudación de las tareas profesionales porque tal lugar
no es abandonado al concluir y, por eso, es necesario el reintegro, ya que el
trabajador "itinerante" está en este itinerario desde que abandona su domicilio
hasta que vuelve a él, cuando concluye con las tareas encomendadas".

d) Del mimo modo se establece la necesidad de ruptura entre accidente y


situación laboral: "La ruptura del nexo causal no depende de que las propias
tareas hayan concluido (dado que esa conclusión no reintegra al trabajador a su
vida personal, familiar, privada y de la que dispone), sino de que se produzcan
hechos que, en efecto, se apartan de la situación que es laboral por extensión. O
sea cuando el trabajador rompe la dependencia y dispone de su tiempo y de su
actuación". Ver sentencia nº TS, Sala de lo Social, de 14/07/2005, Rec.
2119/2004

2.- Sentencia del Tribunal Supremo de febrero de 1983

a) Desestima calificar como accidente laboral la muerte padecida por el


trabajador que encontrándose "en misión" por cuenta de la empresa había

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aprovechando un día festivo para ir a la playa donde falleció con motivo de una
asfixia por inmersión.

b) Diferencia, para la consideración de "accidente laboral", entre actividades


realizadas fuera del horario de trabajo que merecen el calificativo de usuales en
la vida privada del trabajador (manteniendo el vínculo necesario entre trabajo y
daño padecido) y aquellas otras que pertenecen a la esfera privada del trabajador
y son completamente ajenas a la situación laboral (para las que se excluye el
vínculo laboral necesario para poder calificar el resultado dañoso como
accidente laboral).

3.- Sentencia del Tribunal Supremo de 22-07-2010 (R. 4049/2009 - TS, Sala de
lo Social, de 22/07/2010, Rec. 4049/2009 -)

 Se considera como accidente de trabajo “en misión”, el fallecimiento de un


trabajador por isquemia miocardíaca-arritmia cardiaca mientras dormía en el
camión que conducía, por entender que la lesión se ha producido en tiempo y
lugar de trabajo, ya que se trata de un lapso temporal de presencia aunque no se
presta trabajo efectivo de conducción.

4.- Sentencia del Tribunal Supremo de (R. 2965/2012).

 Accidente de trabajo: accidente en misión: concepto jurisprudencial: no existen


circunstancias suficientes en los hechos probados para poder determinar que
concurra un supuesto de accidente en misión conforme a la doctrina de esta
Sala: desestimación del recurso.- No puede otorgarse tal calificación cuando,
sin mas datos o circunstancias significativas, el trabajador sufre una
enfermedad de las jurisprudencialmente relacionadas con el trabajo durante su
desplazamiento ocasional, distinto del efectuado ordinariamente entre
domicilio habitual y lugar de trabajo, que efectuó a principio de temporada o
para iniciar uno de los periodos correspondientes de prestación efectiva de
servicios.
23
La Directiva 2002/15 CE distingue entre tiempo de trabajo, tiempo de
disponibilidad y descanso. En el primero se está en el lugar de trabajo, a disposición del
empresario en el ejercicio de las tareas normales, realizando funciones complementarias
o en periodos de espera de carga o descarga. En el tiempo de disponibilidad no se
permanece en el lugar de trabajo, pero se está disponible para responder a posibles
instrucciones que ordenen emprender o reanudar la conducción. El tiempo de
disponibilidad se define precisamente por oposición a "los periodos de pausa o
descanso". En el caso examinado la lesión se ha producido durante el tiempo de
descanso; un descanso que, por exigencias del tipo de trabajo, ocurre fuera del ámbito
privado normal del trabajador, pero que no se confunde con el tiempo de trabajo en
ninguna de sus acepciones y que, por tanto, no queda comprendido en la presunción del
artículo 115.3 de la Ley General de la Seguridad Social; presunción que se funda en un
juicio de estimación de la probabilidad de que una lesión que se produce durante el
tiempo y el lugar del trabajo se deba a la actividad laboral, lo que obviamente no sucede
cuando el trabajador fuera de la jornada se encuentra descansando en un hotel.».

En el mismo sentido en nuestra sentencia de 8 de octubre de 2009, rcud


1871/2008, se estimó que no era accidente de trabajo el fallecimiento del trabajador
por infarto agudo de miocardio en la habitación del hotel de Marrakech donde se
encontraba descansando, estando en el mismo mientras realizaba un trabajo
encomendado por su empresa. La sentencia, con invocación de anteriores sentencias
de esta Sala contiene el siguiente razonamiento: "La noción de accidente en misión ha
sido aceptada por la doctrina de esta Sala como una modalidad específica de
accidente de trabajo, en la que se produce un desplazamiento del trabajador para
realizar una actividad encomendada por la empresa. La misión integra así dos
elementos conectados ambos con la prestación de servicios del trabajador: 1º) el
desplazamiento para cumplir la misión y 2º) la realización del trabajo en que consiste
la misión. La protección del desplazamiento presenta cierta similitud con la del

24
accidente "in itinere", en la medida en que el desplazamiento se protege en cuanto
que puede ser determinante de la lesión, como en el caso de la sentencia 26 de
diciembre de 1988, sobre la insuficiencia cardíaca por una crisis de asma durante un
vuelo en avión que impidió que el trabajador fuese debidamente atendido, con lo que
sin el desplazamiento el resultado lesivo no se hubiese producido. En cuanto al
accidente que se produce en la realización del trabajo que constituye el objeto de la
misión, su régimen es el normal del artículo 115.1 de la Ley General de la Seguridad
Social. Pero no todo lo que sucede durante la misión tiene una conexión necesaria
con el trabajo, cuando ni es propiamente desplazamiento, ni tampoco realización de la
actividad laboral. Así la sentencia de 10 de febrero de 1983 excluyó de la
consideración de accidente de trabajo el fallecimiento de un trabajador en misión en
Nigeria; fallecimiento que se produjo un domingo, día de descanso, por asfixia por
inmersión, al bañarse en la playa de Badagry, y las sentencias de 17 de marzo de
1986 y 19 de julio de 1986 niegan también la consideración de accidente de trabajo el
fallecimiento por infarto de miocardio de trabajadores en misión cuando los infartos
se produjeron cuando descasaban en el hotel y sin que constase ninguna circunstancia
que pudiese evidenciar una relación entre el trabajo realizado y la lesión cardiaca
padecida. La solución es diferente en algunas sentencias como las de 14 de abril de
1988 y 4 de mayo de 1998 , pero lo es en atención a las especiales circunstancias de
los casos decididos: en la primera -también un infarto en el hotel padecido por un
directivo que participa en una reunión profesional- porque el propio infarto se vincula
no a la misión, sino una situación laboral de "gran stress", y en la segunda porque la
lesión se produce en el propio vehículo que conducía el trabajador, aunque mientras
descansaba, conduciendo otro compañero. De acuerdo con esta doctrina, no puede
considerarse correcto el criterio que sostiene que durante todo el desarrollo de la
misión el trabajador se encuentra en el tiempo y el lugar del trabajo, aunque se trate
de periodos ajenos a la prestación de servicios, de descanso o de actividades de
carácter personal o privado".

25
IV. LA PRESUNCIÓN DE EXISTENCIA DE ACCIDENTE DE
TRABAJO

Se presume, salvo prueba en contrario, que son constitutivas de accidente de


trabajo las lesiones que sufra el trabajador durante el tiempo y en el lugar del trabajo
(artículo 156 del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social de 2015,
anterior art. 115 LGSS). Se trata de una presunción iuris tantum, por tanto si no se
acredita la conexión con el trabajo no resulta operativa. No obstante, la presunción
posibilita la expansión del concepto de accidente de trabajo, extendiéndose incluso a
supuestos en los que el trabajador sufre en su puesto de trabajo un proceso patológico
determinado o a situaciones en las que la enfermedad que se padecía con anterioridad
se manifiesta en el trabajo, circunstancia, la de padecerla anteriormente, que no
desvirtúa, por sí sola, la eficacia de la presunción.

STS de 26/04/2016. La presunción «iuris tantum» del art. 115.3 LGSS se


extiende no sólo a los accidentes, sino también a las enfermedades, pero ha de tratarse
de enfermedades que por su propia naturaleza puedan ser causadas o desencadenadas
por el trabajo, sin que pueda aplicarse la presunción a enfermedades que "por su propia
naturaleza excluyan una etiología laboral" (SSTS 22/12/10 -rcud 719/10-; 14/03/12 -
rcud 4360/10-; 18/12/13 -rcud 726/13; y 10/12/14 -rcud 3138/13).

La presunción ha operado fundamentalmente en el ámbito de las lesiones


cardíacas, en el que, aunque se trata de enfermedades en las que no puede afirmarse un
origen estrictamente laboral, tampoco cabe descartar que determinadas crisis puedan
desencadenarse como consecuencia de esfuerzos o tensiones que tienen lugar en la
ejecución del trabajo (STS 14/03/12 -rcud 4360/10).

La doctrina ha sido sintetizada con la «apodíctica conclusión» de que ha de


calificarse como AT aquel en el que «de alguna manera concurra una conexión con la
26
ejecución de un trabajo, bastando con que el nexo causal, indispensable siempre en
algún grado, se dé sin necesidad de precisar su significación, mayor o menor, próxima o
remota, concausal o coadyuvante», debiendo otorgarse dicha calificación cuando no
aparezca acreditada la ruptura de la relación de causalidad entre actividad profesional y
el hecho dañoso, por haber ocurrido hechos de tal relieve que sea evidente a todas luces
la absoluta carencia de aquella relación (reproduciendo jurisprudencia previa a la
unificación de doctrina, SSTS 09/05/06 -rcud 2932/04; 15/06/10 -rcud 2101/09; y
06/12/15 -rcud 2990/13).

El hecho de que la lesión tenga etiología común no excluye que el trabajo pueda
ser factor desencadenante, por ser «de conocimiento común que el esfuerzo de trabajo
es con frecuencia un factor desencadenante o coadyuvante en la producción del infarto
de miocardio» [STS 27/12/95 -rcud 1213/95]; aparte de que «no es descartable una
influencia de los factores laborales en la formación del desencadenamiento de una crisis
cardiaca», ya que «las lesiones cardiacas no son por sí mismas extrañas a las relaciones
causales de carácter laboral» [STS 14/07/97 -rcud 892/96] (SSTS 27/02/08 -rcud
2716/06; y 20/10/09 -rcud 1810/08).

Para destruir la presunción de laboralidad a que nos referimos es necesario que


la falta de relación lesión/trabajo se acredite de manera suficiente, bien porque se trate
de patología que por su propia naturaleza excluya la etiología laboral, bien porque se
aduzcan hechos que desvirtúan dicho nexo causal (reiterando constante doctrina
anterior, SSTS 20/10/09-rcud 1810/08; 18/12/13-rcud 726/13; y 10/12/14 -rcud
3138/13).

Como ha destacado la Sala Cuarta del Tribunal Supremo, la presunción legal del
art. 115.3 de la LGSS entra en juego cuando concurren las dos condiciones de tiempo y
lugar de trabajo, «lo que determina, por su juego, que al demandante le incumbe la
prueba del hecho básico de que la lesión se produjo en el lugar y en tiempo de trabajo;
mas con esa prueba se tiene por cierta la circunstancia presumida y quien se oponga a la
27
aplicación de los efectos de la presunción tendrá que demostrar la falta de conexión
entre el hecho dañoso y el trabajo» (STS 03/12/14 -rcud 3264/13-).

STS de 08/03/2016. La presunción del artículo 115.3 LGSS se refiere no sólo a


los accidentes en sentido estricto o lesiones producidas por la acción súbita y violenta
de un agente exterior, sino también a las enfermedades o alteraciones de los procesos
vitales que pueden surgir en el trabajo.

Por ello, el juego de la presunción exigirá que, de negarse su etiología laboral, se


acredite la ruptura del nexo causal, bien porque se trate de enfermedad que por su propia
naturaleza descarta o excluye la acción del trabajo como factor determinante o
desencadenante, bien porque se aduzcan hechos que desvirtúen dicho nexo causal; lo
que sucederá con facilidad en los supuestos de enfermedades en las que el trabajo no
tuviere influencia; pero se hace difícil en los casos de las lesiones cardiacas, las cuales
no son extrañas a las causas de carácter laboral (véase la STS/4ª de 20 octubre 2009,
rcud. 1810/2008).

En suma, "La presunción no se excluye porque se haya acreditado que el


trabajador padeciera la enfermedad con anterioridad o porque se hubieran presentado
síntomas antes de iniciarse el trabajo, porque lo que se valora a estos efectos no es,
desde luego, la acción del trabajo como causa de la lesión cardiaca, lo que no sería
apreciable en principio dada la etiología común de este tipo de lesiones. Lo que se
valora es la acción del trabajo en el marco del art. 115.2.f) LGSS. como factor
desencadenante de una crisis, que es la que lleva a la situación de necesidad protegida; y
esta posible acción del trabajo se beneficia de la presunción legal del art. 115.3 y no
puede quedar excluida solo por la prueba de que la enfermedad se padecía ya antes;
pues, aunque así fuera, es la crisis y no la dolencia previa la que hay que tener en cuenta
a efectos de protección "(así lo hemos sostenido en la STS/4ª de 27 septiembre de 2007
-rcud. 853/2006).

28
Dicha tesis ha sido reiterada por la STS/4ª de 10 diciembre 2014 (rcud.
3138/2013), en relación con un supuesto de hemorragia cerebral que se exterioriza
durante el descanso para comer, tras haberse sentido indispuesto el trabajador en tiempo
y lugar de trabajo, aunque el trabajador padeciera una malformación congénita arterio-
venosa.

V. CONTENIDO DE LA PROTECCIÓN

Conforme a la gravedad y consecuencias derivadas del accidente de trabajo, el


trabajador tendrá derecho a percibir las prestaciones de la Seguridad Social derivadas
de la contingencia de que se trate (incapacidad temporal, incapacidad permanente,
lesiones permanentes no invalidantes o muerte y supervivencia). Si el empresario
hubiera incumplido medidas de seguridad puede producirse el recargo de las
prestaciones (art. 123 LGSS. A efectos de protección, opera el principio de
automaticidad de las prestaciones. El accidente de trabajo, a opción del empresario,
puede protegerse por el sistema de Seguridad Social o por Mutuas de Accidentes de
Trabajo y Enfermedades Profesionales.

VI. SUPUESTOS EXPRESAMENTE INCLUIDOS

Expresamente, el legislador señala que tienen la condición de accidentes de


trabajo (artículo 156 del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social
de 2015):

29
a) Los que sufra el trabajador al ir o al volver del lugar de trabajo. Es el
denominado accidente in itinere. Concepto que ha dado lugar a una amplia casuística
jurisprudencial y en el que se debe tener en cuenta:

- El domicilio del trabajador ha de ser el habitual, aunque éste se ha


interpretado in extenso, incluyendo no sólo el legal sino también el real o incluso el
familiar o el de vacaciones, puesto que lo trascendente es que el desplazamiento sea
por motivos de trabajo, siendo el punto de destino o de partida el lugar de trabajo.

- El medio de transporte utilizado para desplazarse ha de ser normal o idóneo,


entendido como aquél que no aumente innecesariamente el riesgo durante el
desplazamiento.

- El trayecto seguido debe ser el adecuado, que no tiene por qué ser siempre el
mismo ni tampoco el más corto, pudiendo elegirlo libremente el trabajador
atendiendo a las circunstancias que se presenten en cada momento.

- El tiempo invertido en el desplazamiento debe ser el normal, sin


interrupciones injustificadas que interrumpan el nexo de causalidad, lo que, a su vez,
genera valoraciones contradictorias en relación con la duración y el motivo de la
interrupción. Es preciso distinguir el accidente de trabajo in itinere del accidente de
trabajo en misión, por cuanto este último se refiere al accidente ocurrido en viaje de
servicio y acontecido en trayectos que el trabajador tiene que recorrer como
consecuencia de su trabajo y dentro de su jornada laboral; en consecuencia, cuando se
sufre un accidente en misión estamos ante un accidente laboral stricto sensu.

b) Los que sufra el trabajador con ocasión o como consecuencia del desempeño
de cargos electivos de carácter sindical, así como los ocurridos al ir o al volver del
lugar en que se ejerciten las funciones propias de dichos cargos. Se trata de una doble
30
extensión: de una parte, porque el desempeño de cargos electivos de carácter sindical
se asimila a la prestación de trabajo por cuenta ajena, de otra, porque se extiende
también el concepto de accidente in itinere a otros supuestos. El problema que se ha
planteado es interpretar qué se entiende por "cargo electivo de carácter sindical",
siendo la respuesta jurisprudencial que cargos electivos son tanto los sindicales como,
propiamente, los de representación legal o unitaria.

c) Los ocurridos con ocasión o por consecuencia de las tareas que, aun siendo
distintas a las de su categoría profesional, ejecute el trabajador en cumplimiento de
las órdenes del empresario o espontáneamente en interés del buen funcionamiento de
la empresa. En este supuesto, el accidente acaece cuando el trabajador se encuentra
desarrollando su prestación laboral, si bien no la habitual. Y es que, en virtud del
poder empresarial de dirección, está realizando una actividad distinta a la
correspondiente a su categoría o grupo profesional. Asimismo, también se extiende a
los supuestos en los que se realizan tareas distintas por decisión espontánea de
trabajador, en interés del funcionamiento de la empresa, por lo que, en la práctica,
todos los supuestos de desarrollo de la actividad distinta de la propia en los que
sobrevenga una lesión se configuran como accidente de trabajo.

d) Los acaecidos en actos de salvamento y en otros de naturaleza análoga,


cuando unos y otros tengan conexión con el trabajo. El elemento relevante en este
supuesto es la conexión del acto de salvamento con el trabajo, no que el accidente
sobrevenga con ocasión de éste, al margen de que el trabajador actúe cumpliendo una
orden del empresario o lo haga de modo espontáneo.

e) Las enfermedades, no calificadas expresamente como enfermedades


profesionales, que contraiga el trabajador con motivo de la realización de su trabajo,
siempre que se pruebe que la enfermedad tuvo por causa exclusiva la ejecución del
mismo. Por ser el sistema español de enfermedades profesionales un sistema de lista
cerrada, no tienen la consideración de enfermedades profesionales aquellas que no
31
estén incluidas en la correspondiente lista, de manera que se deben calificar como
accidente de trabajo las enfermedades que encuentre su origen exclusivo en el trabajo
realizado. Estamos ante un supuesto calificado, acertadamente, como accidente
impropio.

f) Las enfermedades o defectos, padecidos con anterioridad por el trabajador,


que se agraven como consecuencia de la lesión constitutiva del accidente. En tal
supuesto de enfermedades agravadas, la jurisprudencia exige que se demuestre la
relación de causalidad con el accidente, debiendo desencadenarse el proceso por un
esfuerzo físico o emocional como factor patológico.

g) Las consecuencias del accidente que resulten modificadas en su naturaleza,


duración, gravedad o terminación, por enfermedades intercurrentes, que constituyan
complicaciones derivadas del proceso patológico determinado por el accidente mismo
o tengan su origen en afecciones adquiridas en el nuevo medio en que se haya situado
el paciente para su curación. Son las denominadas enfermedades intercurrentes. No
son consecuencia directa del accidente, sino ampliaciones del proceso patológico
desencadenado por el accidente o bien, en otro caso, enfermedades adquiridas en el
medio en que se sitúa el trabajador para su curación, sin tener relación con el
accidente. En todo caso, se deben probar las complicaciones patológicas y las
afecciones adquiridas por el nuevo medio.

Por último, el legislador añade al listado de accidentes de trabajo los que se


produzcan durante el viaje de salida o regreso de los emigrantes en operaciones
realizadas por la Dirección General de Trabajo y Migraciones (Disposición Adicional
segunda del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social de 2015).

En el caso enjuiciado en la Sentencia Social Nº 1851/2016, TSJ Pais Vasco, Sala


de lo Social, Sec. 1, Rec 1613/2016, 27-09-2016, el TSJ analiza si la incapacidad

32
temporal sufrida por una trabajadora que durante la salida de centro de trabajo
concedida para tomar café, cae al suelo y se golpea el codo izquierdo, considerándolo
como laboral.

Ante la práctica de este tipo de salidas de la oficina en horario laboral, el


Tribunal considera este descanso como vinculado al trabajo equiparándolo a tiempo de
trabajo, como extensión de su reconocimiento en la presunción del apartado 3 del art.
156 LGSS.

Teoría de la «ocasionalidad relevante»

Citando la Sentencia Social TS, Sala de lo Social, Sec. 1, Rec 944/2014, 23-06-
2015, la sentencia equipara la causalidad estricta con la expresión «por consecuencia»
que utiliza la norma y la más amplia o abierta con causalidad con la de «con ocasión»
también utilizada en la Ley. Además, matiza esta última expresión, indicando que más
que a una causa propiamente dicha, evoca a la concurrencia de una condición «sine qua
non» por la que se produce el accidente. De ahí enlaza con la llamada teoría de la
«ocasionalidad relevante», caracterizada por una circunstancia negativa y otra positiva.
La primera es que los elementos generadores del accidente no son específicos o
inherentes al trabajo y la positiva es que o bien el trabajo o bien las actividades
normales de la vida del trabajo hayan sido condición sin la que no se hubiese producido
el evento.

VII. SUPUESTOS EXCLUIDOS

No obstante lo establecido en los apartados anteriores, no tendrán la


consideración de accidente de trabajo:

33
a) Los que sean debidos a fuerza mayor extraña al trabajo. Se entiende por
fuerza mayor, a estos efectos, la que sea de tal naturaleza que ninguna relación guarde
con el trabajo que se ejecutaba al ocurrir el accidente. En ningún caso se considerará
fuerza mayor extraña al trabajo la insolación, el rayo y otros fenómenos análogos de
la naturaleza.

b) Los que sean debidos a dolo o a imprudencia temeraria del trabajador


accidentado. En relación con el dolo, éste rompe la relación de causalidad. La
jurisprudencia conecta este elemento de exclusión con el acontecimiento del suicidio
del trabajador en su puesto de trabajo, determinando que no se considera esa
circunstancia accidente de trabajo si se prueba la voluntad de quitarse la vida por
parte del suicida; de lo contrario, el accidente se presume laboral. También la
imprudencia temeraria debe quedar acreditada para romper la relación de causalidad,
determinando la inexistencia de accidente de trabajo. Por el contrario, la imprudencia
profesional, que es consecuencia del ejercicio habitual de un trabajo y se deriva de la
confianza que éste inspira, no impide la calificación de un accidente como de trabajo.

VIII. REGULACIÓN DEL ACCIDENTE DE TRABAJO EN EL


RÉGIMEN ESPECIAL DE TRABAJADORES AUTÓNOMOS

Se entenderá como accidente de trabajo del trabajador autónomo el ocurrido


como consecuencia directa e inmediata del trabajo que realiza por su propia cuenta y
que determina su inclusión en el campo de aplicación de este régimen especial.

TRADE

34
Se entenderá por accidente de trabajo toda lesión corporal del trabajador
autónomo económicamente dependiente que sufra con ocasión o por consecuencia de la
actividad profesional.

Salvo prueba en contrario, se presumirá que el accidente no tiene relación con


el trabajo cuando haya ocurrido fuera del desarrollo de la actividad profesional de que
se trate-

Ha de existir una relación de causalidad entre la lesión y la actividad


profesional, directa («como consecuencia») o indirecta («con ocasión»).

El Art. 3 ,Real Decreto 1273/2003, de 10 de octubre, por el que se regula la


cobertura de las contingencias profesionales de los trabajadores incluidos en el Régimen
Especial de la Seguridad Social de los Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos
(RETA), y la ampliación de la prestación por incapacidad temporal para los trabajadores
por cuenta propia establece el concepto de Accidente de Trabajo para el trabajador
adscrito al RETA (Art. 316 LGSS):"Se entenderá como accidente de trabajo del
trabajador autónomo el ocurrido como consecuencia directa e inmediata del trabajo que
realiza por su propia cuenta y que determina su inclusión en el campo de aplicación del
régimen especial".

Por su parte, a efectos de la cobertura de esta contingencia, se entenderá por


accidente de trabajo toda lesión corporal del trabajador autónomo económicamente
dependiente que sufra con ocasión o por consecuencia de la actividad profesional,
considerándose también accidente de trabajo el que sufra el trabajador al ir o volver del
lugar de la prestación de la actividad, o por causa o consecuencia de la misma. Salvo
prueba en contrario, se presumirá que el accidente no tiene relación con el trabajo

35
cuando haya ocurrido fuera del desarrollo de la actividad profesional de que se trate
(apdo. 3, Art. 26 LETA).

El Tribunal Supremo ha considerado que debe exigirse a un trabajador por


cuenta propia incluido en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos el
cumplimiento del requisito general de encontrarse al corriente en el pago de las
cuotas en la fecha del hecho causante para el reconocimiento del derecho a prestación
por incapacidad temporal consecuencia de accidente de trabajo, sin perjuicio de los
efectos de la invitación al ingreso de las cuotas debidas en los casos en que aquella
proceda previstos en el Art. 28 Decreto 2530/1970, de 20 de agosto, y como tal
invitación debe equipararse el ingreso de las cuotas pendientes en vía de apremio.
Sentencia TS, Sala de lo Social, de 10/02/2009, Rec. 1253/2008.

En este sentido, tendrán la consideración de accidente laboral:

1. Los sucedidos en actos de salvamento y otros de naturaleza análoga, cuando


tengan conexión con el trabajo.

2. Las lesiones que sufra el trabajador durante el tiempo y en el lugar del trabajo,
una vez probada la conexión con el trabajo realizado por cuenta propia.

3. Las enfermedades, no incluidas en la definición de enfermedad profesional que


contraiga el trabajador con motivo de la realización de su trabajo, siempre que se
pruebe que la enfermedad tuvo por causa exclusiva la ejecución de aquél.

4. Las enfermedades o defectos padecidos con anterioridad por el trabajador que se


agraven como consecuencia de las lesiones constitutivas del accidente.

36
5. Las consecuencias del accidente que resulten modificadas en su naturaleza,
duración, gravedad o terminación, por enfermedades intercurrentes, que
constituyan complicaciones derivadas del proceso patológico determinado por el
accidente mismo o tengan su origen en afecciones adquiridas en el nuevo medio
en que se haya situado el paciente para su curación

Mientras que por el contrario no tendrán la consideración de accidentes de


trabajo en el RETA:

1. Los que sufra el trabajador al ir o al volver del lugar del trabajo.

2. Los que sean debidos a fuerza mayor extraña al trabajo, entendiéndose por ésta
la que sea de tal naturaleza que ninguna relación guarde con el trabajo que se
ejecutaba al ocurrir el accidente. En ningún caso, se considera fuerza mayor
extraña al trabajo la insolación, el rayo y otros fenómenos análogos de la
naturaleza.

3. Los que sean debidos a dolo o a imprudencia temeraria del trabajador.

Relación de causalidad entre la lesión y el trabajo

El concepto de accidente de trabajo está referido al trabajo realizado por el


autónomo que genera su inclusión en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos.
Es decir, se considerará accidente laboral de un trabajador autónomo o por cuanta
propia el sufrido en la actividad que lleve a cabo de forma habitual, personal y directa a
título lucrativo. Teniendo en cuenta esto debe aclararse lo siguiente:

37
1. Aquellas actividades posibles y eventuales que no impliquen la inserción en el
RETA del trabajador quedarían sin cobertura por accidente de trabajo.

2. En los supuestos de pluriactividad, cuando el autónomo realiza una actividad


que origine su inclusión en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos y
otra en otro Régimen Especial distinto, ante un accidente ocurrido en la
actividad del segundo Régimen el autónomo carecería de cobertura.

3. Igualmente se encontrarán excluidos los accidentes fortuitos, de fuerza mayor y


los accidentes in itinere.

Se entiende por enfermedad profesional la contraída a consecuencia del trabajo


ejecutado por cuenta propia, en la actividad en virtud de la cual el trabajador está
incluido en el campo de aplicación del régimen especial, que esté provocada por la
acción de los elementos y sustancias y en las actividades contenidos en la lista de
enfermedades profesionales con las relaciones de las principales actividades capaces
de producirlas, anexa al RD 1995/1978, de 12 de mayo, y desde el 1 de enero de
2007, al RD 1299/2006, de 10 de noviembre, por el que se aprueba el cuadro de
enfermedades profesionales en el sistema de la Seguridad Social y se establecen
criterios para su notificación y registro.

IX. SUPUESTO ESPECÍFICO: LA INTERVENCIÓN DE UN


TERCERO DISTINTO DEL TRABAJADOR ACCIDENTADO

Tampoco obsta a la calificación como accidente de trabajo la concurrencia de


culpabilidad civil o criminal del empresario, de un compañero de trabajo del
38
accidentado o de un tercero, salvo que no guarde relación alguna con el trabajo. De
nuevo la cuestión se centra en determinar la relación con el trabajo. Así, una agresión
que cause lesión al trabajador y que esté motivada por cuestiones relacionadas con el
trabajo sí será accidente de trabajo, al igual que la causada por la intervención de un
tercero relacionada con el trabajo.

X. BENEFICIOS EN LA COTIZACIÓN A EMPRESAS QUE


EVITEN ACCIDENTES

Las empresas que disminuyan de forma considerable la siniestralidad laboral,


gozan del beneficio del 5% del importe de las cuotas por contingencias profesionales
- 10% si existe inversión en acciones complementarias de prevención de riesgos
laborales-. Beneficio regulado por el artículo 3 del Real Decreto 231/2017, de 10 de
marzo.

XI. INTERPRETACIÓN JURISPRUDENCIAL

‐ STS 20 de febrero de 2006: «el párrafo 5 del propio art. 115 de la Ley
General de la Seguridad Social establece que "no impedirán la calificación de un
accidente como de trabajo: ... la concurrencia de culpabilidad civil o criminal del
empresario, de un compañero de trabajo del accidentado o de un tercero, salvo que no
guarde relación alguna con el trabajo". La interpretación de este último inciso, a
"contrarío sensu", llevaría a la conclusión de cuando la agresión externa no guarda
relación con el trabajo, su resultado no puede calificarse de accidente laboral,
conclusión, sin duda extensiva de un mandato legal que, por su naturaleza de
39
excepción a la regia, ha de ser objeto de una interpretación estricta y acorde con la
naturaleza de la institución».

‐ STS 24 de julio de 2006: «las prestaciones de Seguridad Social no agotan la


indemnización total que pudiera proceder en concepto de responsabilidad civil por
culpa o negligencia del empresario en la producción de un accidente de trabajo, pero
se integran en ese total indemnizatorio y son, por lo tanto, deducibles del importe que
hubiera tenido que abonarse si no hubieran existido tales prestaciones».

‐ STS 14 de julio de 2006: «no se cierra la posibilidad de que la denominada


enfermedad de trabajo tenga la consideración legal de accidente de trabajo del
número 1º del artículo 115 LGSS, sino que cuando esa enfermedad se manifiesta
fuera del puesto, del tiempo de trabajo, es preciso que, con arreglo a lo previsto en el
número 2 e) del referido precepto tenga que acreditarse por quien la padeció en esas
condiciones que esa dolencia tuvo por causa exclusiva la ejecución del trabajo».

‐ STS 9 de mayo de 2006: «el accidente al que nos venimos refiriendo


sobrevino durante la jornada de trabajo, porque en supuestos como el presente es
práctica generalizada que los trabajadores dedicados a la construcción realicen sus
comidas de medio día en el propio centro de trabajo, por las dificultades que entraña
la satisfacción de este necesidad en su domicilio y el coste adicional que supondría
comer en un establecimiento público. Es regla general de experiencia y canon
comúnmente aceptado de conducta que en situaciones como la aquí contemplada, los
trabajadores realicen su comida de medio día en el centro de trabajo y en la pausa que
el mismo permita, sin que con ello quede absolutamente desvinculada la lesión del
trabajo realizado. Por lo demás, sería un contrasentido negar la calificación como
profesional al accidente ocurrido en estas circunstancias y reconocerla al sufrido por
el trabajador en la trayectoria de su domicilio al centro de trabajo, también en tiempo
intermedio de inactividad laboral para alimentarse, originado por causas
absolutamente desconectadas del funcionamiento de la empresa. En resumen: ha de
40
entenderse que el accidente del que tratamos sobrevino en condiciones tales que
permiten aplicar la presunción recogida en el artículo 115.3 de la Ley General de la
Seguridad Social, para calificarlo de contingencia profesional, con las consecuencias
que de ello se derivan».

‐ STS (Soc./UD), 18 de junio de 1997: «... el concepto de "lesión" constitutiva


del accidente de trabajo comprende no solo la acción súbita y violenta de un agente
exterior sobre el cuerpo humano, sino también las enfermedades en determinadas
circunstancias (...). (La) presunción (legal), por virtud de la que se estimará, salvo
prueba en contrario, que son accidente laboral las lesiones que sufra el trabajador
durante el tiempo y en lugar del trabajo, alcanza no sólo a los accidentes en sentido
estricto, sino también a las enfermedades que se manifiesten durante el trabajo en las
circunstancias antes descritas; (...) tal presunción solo queda desvirtuada cuando
hayan ocurrido hechos de tal relieve que sea evidente a todas luces la absoluta
carencia de relación entre el trabajo que el operario realizaba, con todos los matices
psíquicos y físicos que lo rodean, y el siniestro; lo que tratándose de enfermedades
requiere que éstas por su propia naturaleza no sean susceptibles de una etiología
laboral o que dicha etiología pueda ser excluida mediante prueba en contrario».

‐ STS (Soc./UD), 11 de julio de 2000: «La aplicación conjunta de estas


doctrinas unificadas al presente caso lleva a la conclusión de que la muerte del
trabajador se produjo por accidente de trabajo. El trabajo de reparación de la avería
de un coche en carretera es trabajo itinerante, en el que se ha de entender como
tiempo de trabajo el de desplazamiento al punto en que se encuentra el vehículo
averiado, y como lugar el de dicho punto y el de la vía que a él conduce. El lugar y el
tiempo de trabajo de ayuda en carretera no se circunscriben al espacio y al acto
estricto de arreglo de la avería, sino que se extienden también al desplazamiento y a
la ruta seguida para poder efectuar la reparación. Ha de tenerse en cuenta, en fin, que
no consta en el relato de hechos probados ningún dato que desvirtúe en el caso la

41
presunción de laboralidad de los accidentes o dolencias surgidos en el tiempo y lugar
de trabajo, y que, por el contrario, de acuerdo con el propio relato fáctico, los
primeros síntomas de la dolencia cardiaca origen del litigio se manifestaron en el
tiempo y lugar de trabajo habituales del trabajador».

‐ STS (Soc./UD), 23 de enero de 1998: «La presunción de laboralidad (...) no


sólo se aplica a los accidentes en sentido estricto o lesiones producidas por la acción
súbita y violenta de un agente exterior, sino también a las enfermedades o
alteraciones de los procesos vitales que pueden surgir en el trabajo causadas por
agentes patológicos internos o externos. Para la destrucción de la presunción de
laboralidad de la enfermedad de trabajo surgida en el tiempo y lugar de prestación de
servicios la jurisprudencia exige que la falta de relación entre la lesión padecida y el
trabajo realizado se acredite de manera suficiente, bien porque se trate de enfermedad
que por su propia naturaleza excluya la etiología laboral, bien porque se aduzcan
hechos que desvirtúen dicho nexo causal. El esfuerzo de trabajo es con frecuencia un
factor desencadenante o coadyuvante en la producción del infarto de miocardio, y
para desvirtuar la presunción de laboralidad de una enfermedad de trabajo no es
bastante que se hubieran producido síntomas de la misma (...) en fechas o momentos
inmediatamente precedentes al episodio de infarto agudo».

‐ STS (Soc./UD), 18 de marzo de 1999: «La jurisprudencia es concluyente en


el sentido de incardinar los fallos cardíacos, vasculares o circulatorios dentro del
concepto de la lesión corporal (...), por cuanto que otra interpretación está basada en
un concepto en declive y superado que asimila el accidente con traumatismo o
confunde el de lesión sin tener en cuenta que gramaticalmente se estima como lesión
el daño corporal procedente de herida, golpe o enfermedad, y más ampliamente,
cualquier daño o perjuicio, comprendiéndose igualmente dentro de ese concepto de
lesión no sólo el daño físico ocasionado en los tejidos, sino también el trauma que
produce impresiones duraderas en lo psíquico».

42
Entre los episodios que pueden incidir negativamente en la integridad física o
en la capacidad laboral de un trabajador, pueden distinguirse la enfermedad común, el
accidente no laboral, el accidente de trabajo y la enfermedad profesional. El accidente
de trabajo cuenta en nuestro sistema positivo con una regulación escasa y con una
abundante doctrina jurisprudencial. Dado el elevado índice de siniestralidad laboral
que se aprecia en España, con un coste aproximado a los dos billones de las antiguas
pesetas cada año, es un dato que incrementa considerablemente la importancia de
diferenciar el accidente de trabajo del que no tenga esta consideración; esa necesidad
radica también en las consecuencias que esas contingencias provocan (alcance de las
prestaciones y posibilidad de imponer un recargo) y de que la protección del
accidente laboral no precisa de carencia alguna en las cotizaciones. Las situaciones
que ofrece la realidad y que han sido tratadas jurisprudencialmente son muy variadas;
la contingencia puede sobrevenir en el lugar de trabajo o en otro diferente, durante la
jornada o fuera de ella, en un medio dominado por el empresario o en otro diferente.
Además de las reglas de la Ley General de la Seguridad Social, la última norma que
se ocupa de esta cuestión es la L 20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del Trabajo
Autónomo.

Definición legal del accidente de trabajo

El art. 115 Ley General de la Seguridad Social (LGSS) facilita una definición
concisa de esta contingencia, entendiendo por tal «toda lesión corporal que el
trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta
ajena». De seguido, el precepto enumera las lesiones corporales que se consideran
como accidente de trabajo, aquellas otras que se presumen como tales, salvo prueba
en contrario, que integran esta figura, y los supuestos que no tendrán la consideración
de accidente de trabajo.
43
El art. 26 L 20/2007, de 11 de julio, define el accidente de trabajo de los
trabajadores autónomos económicamente dependientes, como toda lesión corporal del
trabajador autónomo económicamente dependiente que sufra con ocasión o por
consecuencia de la actividad profesional, considerándose también accidente de
trabajo el que sufra el trabajador al ir o volver del legar de la prestación de la
actividad, o por causa o consecuencia de la misma. Salvo prueba en contrario, se
presumirá que el accidente no tiene relación con el trabajo cuando haya ocurrido
fuera del desarrollo de la actividad profesional de que se trate.

Tribunal Supremo, Sala Sexta, de lo Social, sentencia de 7 de marzo de


1987. Ha de calificarse como accidente laboral aquel en que de alguna manera
concurra una conexión con la ejecución del trabajo, bastando con que el nexo causal,
indispensable siempre en algún grado, se dé sin necesidad de precisar su
significación, mayor o menor, próxima o remota, concausal o coadyuvante, debiendo
otorgarse dicha calificación cuando no aparezca acreditada la ruptura de la relación
de causalidad entre actividad profesional y padecimiento, excepto cuando hayan
ocurrido hechos de tal relieve que sea evidente a todas luces la absoluta carencia de
aquella relación.

Episodios cardiovasculares en general

La jurisprudencia ha tratado situaciones muy diversas cuando el fallecimiento


del trabajador sobreviene por infarto de miocardio o a consecuencia de displasia
ventricular, cardiopatía hipertrófica y otras anomalías congénitas del aparato
circulatorio.

44
Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencia de 22 de diciembre
de 2010. Se trataba del fallecimiento por infarto de miocardio ocurrido en los
vestuarios de la empresa, en la segunda hora de la jornada, si bien el trabajador no
prestaba servicios en aquel momento. La sentencia parte de la anterior doctrina del
TS que considera los vestuarios como lugar de trabajo; no obstante, para que la
presunción del art. 115 LGSS pueda tener efecto se exige el elemento temporal, es
decir, que el accidente acontezca durante el tiempo de trabajo, sin que pueda
calificarse de accidente de trabajo el sufrido por el operario fuera de la jornada,
entendiendo que el término legal tiempo de trabajo contiene una significación más
concreta, equivalente a la del art. 34.5 ET, referida a la necesidad de que el operario
se encuentre en su puesto de trabajo, en el que se presume que ha comenzado a
realizar algún tipo de actividad o esfuerzo (físico o intelectual), que determina una
más fácil vinculación del acontecimiento con el trabajo y por ello opera la
presunción. Se denegó la calificación de accidente de trabajo, como se había hecho en
otras ocasiones respecto al infarto ocurrido en los vestuarios cuando el operario se
cambiaba de ropa; cuando el trabajador se dirigía desde los vestuarios al puesto de
trabajo; cuando habiendo concluido la jornada se encontraba en los vestuarios del
centro cambiándose de ropa y otras semejantes.

Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, de 23 de julio de 1999. El


Alto Tribunal prescindió en este caso del viejo criterio del esfuerzo propio del trabajo
como única causa de atribuir al infarto de miocardio la condición de accidente de
trabajo. La sentencia trató el caso de la angina de pecho sufrida por un médico
cirujano, durante el desarrollo de su actividad profesional; las enfermedades
isquémicas del miocardio pueden verse influidas por factores varios, tales como el
esfuerzo o la excitación propios de algunas actividades profesionales. La presunción
favorable a la contingencia profesional que establece la ley fue el factor determinante
de su calificación.

Accidente en misión

45
Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencia de 6 de marzo de
2007. El accidente en misión es aceptado como una modalidad específica de
accidente de trabajo, en la que se produce un desplazamiento del trabajador para
realizar una actividad comercial encomendada por la empresa. La misión se integra
por dos elementos, conectados ambos con la prestación de servicios del trabajador: a)
el desplazamiento para cumplir la misión, y b) la realización del trabajo en que
consiste la misión. La protección del desplazamiento presenta cierta similitud con el
accidente in itinere, en la medida en que el desplazamiento se protege en tanto que
puede ser determinante de la lesión; no todo lo que sucede en la misión tiene una
conexión necesaria con el trabajo cuando ni es propiamente desplazamiento, ni
tampoco realización de la actividad laboral.

Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencia de 8 de octubre de


2009. El trabajador prestaba servicios como viajante y, encontrándose de viaje por
cuenta de la empresa, sufrió un infarto de miocardio agudo mientras descansaba en la
habitación de un hotel, falleciendo a consecuencia del mismo. La sentencia denegó el
calificativo de laboral al fallecimiento del trabajador porque el fallecimiento se
produjo fuera de las horas y del lugar de trabajo, entendiendo por éste el que
circunstancialmente venga determinado por las gestiones a realizar al tratarse de un
viajante y, además, porque el fallecimiento se debió a un infarto de miocardio, lo que
extrae el factor causante del accidente en sentido estricto cuando no ocurre en hora y
lugar de trabajo.

Tribunal Supremo, Sala Sexta, de lo Social, sentencia de 6 de mayo de


1987. El trabajador falleció a consecuencia de un infarto agudo de miocardio cuando
se encontraba descansando en un hotel de Marrakech. El accidente en misión ha sido
aceptado por el TS como una modalidad específica de accidente de trabajo, en la que
se produce un desplazamiento del trabajador para realizar la actividad encomendada
por la empresa. Es necesario el desplazamiento para cumplir la misión y la
realización del trabajo en que consiste la misión, siendo siempre necesaria una

46
conexión con el trabajo. La lesión se produjo durante el tiempo de descanso que, por
exigencias de la actividad desarrollada ocurre fuera del ámbito privado normal del
trabajador, pero que no se confunde con el tiempo de trabajo en ninguna de sus
acepciones y que, por lo tanto, no queda comprendido en la presunción del art. 115.3
LGSS, presunción que se funda en un juicio de estimación de la probabilidad de que
una lesión que se produce durante el tiempo y el lugar del trabajo se deba a la
actividad laboral, lo que obviamente no ocurría en aquellos casos. Tampoco cabía
encuadrar los supuestos en el accidente in itinere, en el sentido de que la lesión se
produce cuando el trabajador estaba regresando a su domicilio, una vez realizado el
transporte, pues la lesión no tiene lugar en el trayecto de ir o volver al puesto de
trabajo.

Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencia de 19 de julio de


2010. El TS calificó de accidente de trabajo el sufrido por un conductor de camión
que, encontrándose realizando un transporte, se detuvo en un área de servicio y,
mientras tomaba un café, sufrió mareos que motivaron su ingreso en el hospital,
donde fue diagnosticado de hemorragia cerebral. El derrame cerebral lo sufrió
durante las llamadas horas de presencia, conforme a lo dispuesto en el RD
1561/1995, de 21 de septiembre, de jornadas especiales, mientras realizaba un
descanso técnico o tomaba un café, horas que entran dentro de la jornada laboral
porque durante ellas el trabajador está a disposición del empresario, razón por la que
con respecto a las patologías que se presenten durante las horas de presencia juega la
presunción de laboralidad que establece el art. 115.3 Ley General de la Seguridad
Social, presunción que no quedó destruida por el supuesto carácter común de las
mismas, ya que no puede descartarse que el trabajo realizado y las condiciones del
mismo desencadenasen el proceso morboso, al ser provocado por una subida de la
tensión arterial.

Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, Sala de lo Social, sentencia


de 1 de junio de 2010. El trabajador, socio de una entidad y administrador solidario,

47
un sábado, fuera de su normal jornada de trabajo, se dirigió a localidad distinta a la
del lugar de trabajo para gestionar el cobro de una factura de empresa. Sufrió un
accidente de tráfico y la sentencia lo considera accidente de trabajo, pues no importa
que no se encontrase el trabajador en el lugar y tiempo de trabajo, requisitos precisos
para que opere la presunción del art. 115.3 Ley General de la Seguridad Social,
pero no para la definición genérica del apartado primero, para la que basta la
conexión con el trabajo. Tampoco es necesario que realizara o no normalmente la
tarea que se proponía con el viaje, pues aunque no fuera así, se trataría de un
accidente en misión a los que se refiere el art. 115.2 c) de la propia Ley. Por tanto, el
accidente se produjo en el desplazamiento para cumplir la misión, y no puede
afirmarse que no existe conexión con el trabajo. La ley no excluye la protección de la
contingencia para esas personas cuando son asimiladas a trabajadores por cuenta
ajena, a quienes debe dispensarse en las condiciones y supuestos en que lo otorga el
precepto.

Enfermedad originada por el trabajo

Tribunal Superior de Justicia de Aragón, Sala de lo Social, sentencia de 6


de noviembre de 2007. En la actualidad puede determinarse la contingencia
profesional de una situación de incapacidad temporal por depresión, sufrida por el
trabajador como consecuencia de estrés derivado de conflictividad laboral, como
acoso laboral o mobbing, pero lo será por el cauce de lo dispuesto en el art. 115, en
relación con el art. 115.2 e), ambos de la Ley General de la Seguridad Social, es
decir, por ser enfermedad contraída por el trabajador con motivo de la realización del
trabajo, siempre que se pruebe que la enfermedad tuvo por causa exclusiva la
ejecución del mismo, lo que no permite tachar de diabólica la prueba a practicar, pues
no se trata de demostrar lo que no ha causado la enfermedad, sino lo que la ha
originado.

El suicidio del trabajador


48
Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencia de 9 de febrero de
2010. El Tribunal Supremo había negado sistemáticamente la calificación de
accidente de trabajo al suicidio del trabajador, pero a partir de la sentencia de 29 de
octubre de 1970 cambió el signo de su doctrina. El Alto Tribunal analiza la cuestión
desde la perspectiva del nexo causal existente entre el acto suicida y el trabajo
prestado, lo que propició la calificación de accidente de trabajo en la sentencia de 29
de octubre de 1970, porque el suicidio fue provocado por una situación de trastorno
mental, producida a su vez por las vicisitudes y secuelas de un accidente de trabajo.
Con esta doctrina se pone de manifiesto la relevancia que en el enjuiciamiento de los
supuestos de suicidio tienen las circunstancias de cada supuesto concreto, pues aun
siendo cierto que la presunción de laboralidad del art. 115.3 LGSS puede ser
enervada por el carácter voluntario que tiene normalmente el acto de quitarse la vida,
no es menos verdad que el suicidio se produce, a veces, por una situación de estrés o
de trastorno mental que puede derivar tanto de factores relacionados con el trabajo
como de factores extraños al mismo.

Tribunal Superior de Andalucía, Sala de lo Social, sentencia de 13 de


mayo de 2010 El suicidio se produjo tras la conmoción que le provocó al trabajador
la noticia de que iba a ser destinado nuevamente a realizar unas tareas, de las que fue
retirado, por haber sufrido un altercado que le provocó una crisis nerviosa, de manera
que después de enterarse de este particular acudió al servicio de urgencia del centro
de salud, donde fue diagnosticado de problemas laborales por estrés y depresión
reactiva, suicidándose al día siguiente en su domicilio. Esta exclusiva relación del
acto del suicidio con la problemática laboral que padecía el trabajador ha de ser
considerado como un hecho presunto, y en el litigio no se consiguió variar las
premisas fácticas sobre las que descansa esa conclusión, ni se demostró que existiera
alguna patología de base en la personalidad del trabajador fallecido, ni que el suicidio
fuera un acto premeditado u obedeciera a un plan preconcebido. Por tanto, la

49
situación emocional determinante de aquella decisión se encontraba directamente
relacionada con la situación laboral del trabajador, que adopta esa drástica medida,
fruto de la angustia y tensión que su vida laboral le produce, y es correcta la
calificación del fallecimiento como consecuencia laboral.

La definición que ofrece el art. 115 LGSS actualmente en vigor trae su origen
del concepto que de esa contingencia se contenía en la Ley de 30 de enero de 1900, y
se concibe como toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por
consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena. Para los trabajadores
autónomos económicamente dependientes el concepto de accidente de trabajo es el
que consta en el art. 26 L 20/2007, de 11 de julio. Para ambos supuestos se alude a
lesiones corporales que deben guardar una conexión con el trabajo desarrollado, pero
la ley no solamente ofrece protección en caso de lesiones propiamente dichas, sino
para cualquier episodio que afecte a la salud de los trabajadores, aunque no se
manifieste como una lesión propiamente dicha. La regla de mayor relieve es la que se
contiene en el número 3 del art. 115 citado, al señalar que se presumirá, salvo prueba
en contrario, que son constitutivas de accidente de trabajo las lesiones que sufra el
trabajador durante el tiempo y en el lugar de trabajo. Esa presunción iuris tantum
evidencia la íntima relación del quebranto sufrido con el trabajo desarrollado. La
prevención de ese precepto cubre una serie de supuestos que, en pura lógica, no
merecerían ese calificativo de accidente laboral, y es que la presunción se funda en un
juicio de estimación de la probabilidad de que una lesión que se produce durante el
tiempo y en el lugar del trabajo es debida a la actividad laboral desarrollada; la
conexión entre lesión y trabajo se pone claramente de manifiesto. La presunción de
laboralidad del accidente juega en estos casos a favor del trabajador, pero no califica
como profesionales los episodios ocurridos fuera del lugar del trabajo y de la jornada.

La casuística ha motivado un considerable número de resoluciones judiciales


para la interpretación y aplicación del art. 115 LGSS. Los episodios cardiovasculares

50
que, como el infarto de miocardio, cursan en trabajadores que se encuentran en
distintas situaciones, que van desde la prestación de servicios, en posición de retén o
llamada, guardias, en viaje hacia el centro de trabajo y regreso, o en el propio centro
de trabajo, pero sin prestar servicios, hasta la contemplada por la STSJ de Santa Cruz
de Tenerife de 24 de abril de 1992, al considerar accidente de trabajo el fallecimiento
de un trabajador por infarto de miocardio, habiéndose manifestado los primeros
síntomas en el centro de trabajo.

En un principio, el Tribunal Supremo aplicó en su literalidad la definición del


accidente de trabajo, como una lesión corporal, para negar a los infartos la
calificación de accidente de trabajo. Más tarde (a partir de las sentencias de la Sala
Cuarta de 24 de noviembre de 1923, 27 de diciembre de 1995 y 15 de febrero de
1996) abandonó aquella doctrina y tomó como elemento definitorio de la
contingencia profesional el esfuerzo, la dolencia provocada por el esfuerzo o el estrés
debido a las labores encomendadas al trabajador.

Para valorar desde esta perspectiva, el suicidio del trabajador, debe tenerse en
cuenta que, al definir el art. 115 el accidente de trabajo, no alude al elemento de
voluntariedad en la producción de las lesiones; no obstante, el TS se ha inclinado por
calificar ese resultado como accidente de trabajo cuando guarde alguna relación con
el trabajo desempeñado por el trabajador suicida, acudiendo precisamente a la
presunción del número 3 del art. 115.

Malformaciones y dolencias congénitas

Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencias de 27 de


diciembre de 1995. Se trata de casos de malformación congénita del sistema
nervioso central, independientes de factores exógenos que desembocaban en
episodios vertiginosos cuando los pacientes se hallaban en el centro de trabajo y

51
dentro de la jornada laboral, siendo trasladados a centros hospitalarios e intervenidos
quirúrgicamente. Las sentencias llegaron a la conclusión de que la contingencia era
de carácter profesional, aplicando la doctrina de que, para destruir la presunción de
laboralidad de la enfermedad de trabajo surgida en el tiempo y lugar de la prestación
de servicios, la jurisprudencia exige que la falta de relación entre la lesión producida
y el trabajo realizado se acredite de manera suficiente, bien porque se trate de
enfermedad que por su propia naturaleza excluya la etiología laboral, bien porque se
deduzcan hechos que desvirtúen dicho nexo causal.

Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencia de 27 de febrero de


2008. Calificó de accidente de trabajo las lesiones causantes de la muerte de un
jardinero, trabajador por cuenta ajena, afectado por una dolencia congénita que se
manifestaba en frecuentes ataques epilépticos, ocurriendo uno de ellos cuando se
encontraba trabajando, causándose lesiones mortales al caer al suelo por el ataque
epiléptico. Para llegar a esa conclusión, el TS toma como base el criterio de gran
flexibilidad o laxitud de la conexión establecida en la definición del accidente de
trabajo y, aunque el origen o causa última del siniestro haya sido una dolencia
congénita, de no haberse producido el accidente en el curso del trabajo, y de no haber
estado el trabajador en el lugar de trabajo al sobrevenir el ataque epiléptico, posible o
probablemente no se hubiera producido la caída, el golpe y las lesiones resultantes
que determinaron su fallecimiento.

Particular referencia al accidente in itinere

Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencia de 29 de septiembre de


1997. La protección de esta contingencia se debe una constante doctrina del TS,
acogida posteriormente por el legislador. La noción de accidente in itinere se
construye a partir de dos términos: el lugar de trabajo y el domicilio del trabajador,
así como de la conexión entre ellos a través del trayecto, resaltando que lo esencial no
52
es salir del domicilio o volver al domicilio, aunque esto sea lo más corriente y
ordinario, sino que lo determinante es ir al lugar de trabajo o volver del lugar de
trabajo.

Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencia de 21 de mayo de 1984.


El elemento cronológico de los acontecimientos es un factor a tener en cuenta para la
calificación del siniestro. La sentencia reiteró la doctrina de fallos anteriores en el
sentido de que la interrupción de ir y venir ha de realizarse con gran amplitud,
señalando que no se produce tal interrupción por la parada de treinta minutos en el
bar para refrescarse, ni la dedicada al aseo o a una conversación con un amigo, ni la
desviación para realizar alguna compra. Lo determinante es que la conducta del
trabajador en su desplazamiento para ir o volver al lugar de trabajo responda a lo que
pudieran llamarse patrones usuales de convivencia o comportamientos del común de
las gentes, lo que se denomina todavía en el Derecho Civil, para calificar el grado de
diligencia de una persona, actuación de un buen padre de familia.

Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencias de 14 de diciembre de


1981. La regla de valoración del nexo causal trabajo-lesión se viene aplicando con
gran flexibilidad cuando se trata de establecer si existió o no accidente laboral,
entendiendo que concurre relación de trabajo en supuestos en los que, cuando el
trabajador retornaba a su domicilio después de la jornada laboral, fue víctima de un
atentado que le privó de la vida. Las sentencias afirman que aunque el siniestro
pudiera haberse producido por causas distintas al trabajo, no es posible desconocer
que éste dio ocasión al mismo, ya que en virtud de la relación laboral que le ligaba a
la empresa, ello le obligaba a trasladarse diariamente al lugar de trabajo y volver a su
domicilio, siendo indudable que, sin la concurrencia de esta circunstancia, tenida
presente indudablemente por los causantes del hecho, la muerte del mismo no se
habría producido.

53
Situaciones Especiales

A) Accidente de trabajo en situación de pluriempleo

Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencia de 22 de julio de 1998.


Cuando el accidente lo sufre un trabajador empleado en varias empresas, se
presentaban como posibles las siguientes alternativas: que se considerara el accidente
solamente en la empresa en la que acaeció; que para las restantes empresas resultara
un episodio sin trascendencia; considerarlo accidente de trabajo en la empresa en la
que prestaba servicios al accidentarse y no laboral en las restantes, y calificarlo de
accidente de trabajo en todas las empresas. La sentencia se inclinó por esta última
solución, teniendo en cuenta que en las situaciones de pluriempleo, la base reguladora
de las prestaciones se determina en función de la suma de las bases por las que se
haya cotizado en las diversas empresas, siendo de aplicación a la base reguladora así
determinada el tope máximo previsto. Esta multiplicidad de relaciones constituye una
sola vida laboral, por lo que la protección social del trabajador necesariamente debe
tender a una integración unitaria de las distintas relaciones, finalidad general a la que
se ordenan las normas. Las prestaciones causadas por el trabajador fallecido han de
constituirse por una base reguladora que sea la misma de las varias por las que se
haya cotizado por accidente laboral, satisfaciendo cada Mutua aseguradora las
prestaciones causadas en función de las respectivas cotizaciones del causante.

B) Valoración del fallecimiento por SIDA

Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencia de 9 de febrero de


2010. Partiendo de una antigua y reiterada doctrina jurisprudencial, proyectada a
diferenciar entre lo que es accidente y lo que es enfermedad, se llega a la conclusión
de que deben considerarse causados por accidente todos aquellos eventos en los que
la víctima no había fallecido como consecuencia de un deterioro psico-físico
desarrollado de forma paulatina, que pudiera derivar naturalmente de su acreditada
situación patológica previa de drogadicción (caso de enfermedad), sino que la causa
54
del óbito, repentino e imprevisto fue directamente producido por una concreta causa
externa como puede ser la ingestión de una droga que por circunstancias de exceso de
cantidad o defecto de calidad provoca una reacción inusual en el organismo que
conduce a la muerte del afectado, supuesto en el que la causa de la muerte se califica
de accidente.

C) Sentencias contradictorias de los diversos órdenes jurisdiccionales

Tribunal Constitucional, Sala Segunda, sentencia 16/2008, de 31 de enero. La


existencia de pronunciamientos contradictorios en resoluciones judiciales de los que
resulte que unos mismos hechos ocurrieron o no ocurrieron, es incompatible con el
principio de seguridad jurídica en cuanto integra la legítima expectativa de quienes
son justiciables de obtener para una misma cuestión una respuesta inequívoca,
vulnerando por ello la tutela judicial efectiva; no obstante, cabe una distinta
apreciación de los hechos siempre que esté motivada y se expongan las razones por
las cuales, a pesar de las apariencias, tal contradicción no existe al razonarse los
motivos por los que se aparta de aquella primera calificación.

La Imprudencia del trabajador

Tribunal Superior de Justicia de Aragón, Sala de lo Social, sentencia de 30 de


noviembre de 2007. El artículo 15.4 de la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales establece como principio que la efectividad de las medidas preventivas
deberá prever las distracciones o imprudencias no temerarias que pudiera cometer el
trabajador, habiendo declarado el TS en sentencias de 20 de marzo de 1983, 21 de
abril de 1988, 6 de mayo de 1998, 30 de junio de 2003 y 16 de enero de 2006, que en
singulares ocasiones, la conducta del trabajador accidentado puede determinar, no
solo la graduación de la responsabilidad del empleador, sino también su exoneración,
si bien la imprudencia profesional o exceso de confianza en la ejecución del trabajo

55
no tienen entidad suficiente para excluir totalmente o alterar la imputación de la
infracción a la empresa, que es la que está obligada a garantizar a los trabajadores una
protección eficaz en materia de seguridad e higiene en el trabajo, siendo de resaltar
que incluso la ley citada dispone que la efectividad de las medidas de prevención
deberá prever la distracción o imprudencia no temeraria que pudiera cometer el
trabajador. La imprudencia temeraria pertenece a la categoría de los denominados
conceptos jurídicos indeterminados, es decir, de definición necesariamente imprecisa,
cuyo alcance y significación específicos habrán de ser fijados a la vista de los hechos
concretos de cada supuesto.

Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencia de 10 de mayo de 1988.


Pese a la identidad de denominación, no es totalmente equivalente el concepto de
imprudencia temeraria sancionada en el Código Penal y la prevista en el accidente
laboral, ya que la primera tiene por objeto proteger al colectivo social de los riesgos
causados por conductas imprudentes, y la segunda sancionar con la pérdida de
protección un riesgo específicamente cubierto. En este último supuesto, para que
concurra la imprudencia temeraria, es preciso que se observe una conducta que asuma
riesgos manifiestos innecesarios y especialmente graves, ajenos a la conducta usual
de las gentes, por lo que la certeza de la transgresión de normas reglamentarias no
puede calificar automáticamente la temeridad en el ámbito laboral. La imprudencia
temeraria vendrá constituida por el patente y claro desprecio del riesgo y de la
prudencia más elemental exigible (STS 16 de junio de 1985, considerada como la
conducta del trabajador en que, excediéndose del comportamiento normal de una
persona, corre un riesgo innecesario que pone en peligro la vida o los bienes,
conscientemente, o cuando el trabajador, consciente y voluntariamente, contraría las
órdenes recibidas del patrono, o las más elementales normas de precaución, prudencia
y cautela exigibles a toda persona normal.

Tribunal Supremo, Sala Cuarta, de lo Social, sentencia de 12 de julio de 2007.


En singulares ocasiones, la conducta del trabajador accidentado puede determinar, no

56
solo la graduación de la responsabilidad del empleador, sino también, incluso, su
exoneración (SSTS de 20 de marzo de 1983, 21 de abril de 1988, 6 de mayo de
1998, 30 de junio de 2003 y 16 de enero de 2006), pero en el caso allí analizado la
conducta del trabajador no reunía el carácter temerario, al ser atrapado en una mano
por los rodillos de una máquina, pues de apreciarse tal grado de imprudencia afectaría
a la misma existencia del accidente de trabajo, configurado en el art. 115.4 b) LGSS
y, por lo tanto, al recargo de prestaciones. La imprudencia profesional o exceso de
confianza en la ejecución del trabajo no tiene en el caso la entidad suficiente para
excluir totalmente o alterar la imputación de la infracción a la empresa, que es la que
está obligada a garantizar a sus trabajadores una protección eficaz en materia de
seguridad e higiene en el trabajo. Cuestión distinta es la repercusión que pueda tener
la infracción del trabajador en la graduación del porcentaje del recargo por falta de
medidas de seguridad.

Tribunal Supremo, Sala Primera, de lo Civil, sentencia de 20 de diciembre de


2007. Se refiere la sentencia a la posible compensación de culpas entre el empresario
y el trabajador que ha incumplido sus deberes de seguridad. Cuando el propio
perjudicado contribuye con su conducta negligente a la producción del resultado
dañoso acaecido, surge la llamada compensación de culpas; no obstante, si la víctima,
en lugar de contribuir meramente a la producción del daño, lo ocasiona ella con
carácter exclusivo, la situación se denomina culpa exclusiva de la víctima y exonera
por completo de responsabilidad al demandado.

Las malformaciones y dolencias congénitas de los trabajadores accidentados


han merecido un especial tratamiento en la jurisprudencia, que las ha calificado con
criterios de gran amplitud como accidente de trabajo el sobrevenido en tales
circunstancias. A pesar de que esas malformaciones y dolencias congénitas puedan
considerarse como la causa del fallecimiento de los trabajadores que las padecen, en
ocasiones lo trascendente es el hecho de que se manifiestan externamente en el lugar
de trabajo y durante la jornada, cuando la víctima se encontraba trabajando. Es el

57
caso de las lesiones o el fallecimiento ocasionados por ataques epilépticos ocurridos
en el trabajo y en la jornada, el TS acude a la presunción de laboralidad prevista en el
art. 115, número 3 LGSS para atribuirle el calificativo de accidente de trabajo, por la
íntima relación que guardan los elementos de tiempo y lugar de la lesión o el
fallecimiento.

Posiblemente el accidente in itinere ha sido la modalidad de accidente que en


más ocasiones ha merecido la atención de la jurisprudencia y de la doctrina judicial.
Inicialmente, estos accidentes no se consideraban en ningún caso como laborales,
porque ni estaban recogidos como tales en la ley ni tenían lugar en el centro de
trabajo y durante la jornada. Fue la jurisprudencia la que les otorgó protección para
ser recogidos como tales más tarde en el texto legal. El art. 115.2 a) LGSS considera
accidente de trabajo el que sufra el trabajador al ir o al volver al lugar de trabajo.
Debe advertirse que la ley no se refiere al centro de trabajo, sino «al lugar de
trabajo», con lo que el precepto abre un más amplio campo de aplicación, como en la
práctica se ha puesto de manifiesto.

Para la apreciación de la condición de profesional, el accidente debe producirse


en situaciones en las que intervienen varios factores, tales como el domicilio del
trabajador, el lugar en el que debe prestar los servicios en la ocasión concreta, el
itinerario a recorrer, el tiempo empleado en el desplazamiento y el medio de
transporte utilizado. Todas estas prevenciones responden a la idea de que el accidente
tiene lugar en un medio no dominado por el empresario y, en consecuencia, no tiene a
su alcance la posibilidad de evitar el resultado dañoso. La valoración del nexo causal
entre lesión y trabajo se realiza por el TS con criterios de gran amplitud, a través de
una interpretación extensiva de las normas, llegando a otorgar protección como
contingencia profesional al atentado terrorista que costó la vida a un trabajador,
cuando abandonaba el centro de trabajo.

58
Pero la casuística exige una valoración de las circunstancias de cada supuesto;
el trayecto no tiene que ser necesariamente el habitual del trabajador, y por eso la
STS de 16 de octubre de 1984 tomó como referencia el lugar de residencia veraniega,
en cambio, en la sentencia de 17 de diciembre de 1997 se descartó la calificación de
laboral al accidente ocurrido al trabajador que, al terminar su jornada, no se dirige a
su domicilio habitual sino que se traslada a otra localidad situada en la misma
provincia para visitar a un familiar. También el factor tiempo se aplica con cierta
flexibilidad, prescindiendo de breves interrupciones que son usuales en este tipo de
situación, como la detención en un bar para refrescarse, a condición de que no se
rompa el nexo entre el trabajo y el desplazamiento por las paradas o desviaciones
breves que son consideradas normales.

Por lo que se refiere a la imprudencia en el trabajo cabe advertir que el


trabajador está obligado a observar en su trabajo las medidas legales, reglamentarias
y convencionales de seguridad e higiene y el empresario, por su parte, está obligado a
proteger al trabajador hasta de su propia imprudencia no temeraria (SSTS de 21 de
febrero de 1979 y 28 de febrero de 1983).

Respecto de la imprudencia, la jurisprudencia ha fijado las fronteras entre la


imprudencia profesional y la temeraria, señalando en la sentencia de 10 de mayo de
1988 que existe una falta de equivalencia entre la imprudencia temeraria en el campo
del derecho penal y en el del laboral. La imprudencia profesional no excluye el
calificativo de laboral para el accidente de trabajo, aunque puede servir de elemento
moderador de la responsabilidad del empresario, en tanto que la imprudencia
temeraria excluye la noción de accidente de trabajo. El TS ha señalado que la simple
infracción de reglamentos en la conducción de vehículos de motor no implica, por sí
misma, la imprudencia de esta especie, pero sí se apreció en un trabajador que,
conduciendo una motocicleta camino del trabajo, no se detuvo ante la señal de stop al
irrumpir en una vía principal de gran volumen de tráfico y ser arrollado por otro
vehículo con paso preferente.

59
XII. IMPRUDENCIA DEL TRABAJADOR Y ACCIDENTES DE
TRABAJO

1. IMPRUDENCIA TEMERARIA

a. CONCEPTO

La imprudencia temeraria es aquella conducta del trabajador en que


excediéndose del comportamiento normal de una persona, se corra un riesgo
innecesario que ponga en peligro la vida o los bienes, conscientemente, o cuando el
trabajador consciente y voluntariamente, contraría las órdenes recibidas del patrono, o
las más elementales normas de precaución, prudencia y cautela exigibles a toda
persona normal. (STS 16 julio 1985)

En orden a la definición del concepto de imprudencia temeraria, tal y como


recuerda la STSJ Cataluña de 10-4-2000, se ha considerado la misma como «una
imprudencia de tal gravedad que notoriamente revele la ausencia de la más elemental
precaución sin esa elemental y necesaria previsión de un riesgo posible, y la
inmotivada, caprichosa o consciente exposición a un peligro cierto (STS 19 Abr.
1968);» una temeraria e inexcusable imprevisión del siniestro..., sin observar las más
elementales medidas de precaución que el hombre menos previsor adoptaría «(STS
10 Dic. 1968);» una imprudencia de gravedad excepcional, que no esté justificada por
motivo legítimo y comporte una conciencia clara del peligro (STS 20 Mar. 1970 y 6
Feb. 1971);» «la imprudencia temeraria exige... se hayan omitido las más elementales
precauciones en la ejecución del acto causal, realizándolo con desprecio del riesgo
60
cierto que del mismo se deriva (STS 23 Oct. 1971);» para apreciar la imprudencia
temeraria... es necesaria una conducta de gravedad excepcional, una conciencia clara
de peligro y una exposición al riesgo, voluntaria y consciente (STS 4 Mar. 1974).

Concepto penal y laboral de imprudencia temeraria: diferencias y conexiones.


Pese a la identidad de denominación, no es totalmente equivalente el concepto de
imprudencia temeraria sancionada en el Código Penal y la prevista en el accidente
laboral, ya que la primera tiene por objeto proteger al colectivo social de los riesgos
causados por conductas imprudentes, y la segunda sancionar con la pérdida de
protección un riesgo específicamente cubierto, y esta diversidad de fines se traduce
en que en este último supuesto, según constante doctrina, para que concurra la
imprudencia temeraria, es preciso que se observe una conducta que asuma riesgos
manifiestos innecesarios y especialmente graves ajenos a la conducta usual de las
gentes, y por ello, como afirma la Sentencia de esta Sala de 23 de octubre de 1971,
con cita de otras varias «la certeza de la trasgresión de normas reglamentarias no
puede calificar automáticamente la temeridad en el ámbito laboral» y en el caso de
autos lo único incuestionado es que el trabajador «no observó la señal de stop», pero
no hay ninguna otra circunstancia para calificar esta inobservancia reglamentaria de
temeraria, máxime si se tiene en cuenta que la misma se produce dentro de la ciudad
de Vigo y, por ende, en lugar donde múltiples solicitaciones requieren la atención del
conductor y hace más fácil que pase inadvertida la señal. STS 10 mayo 1988.

Los conceptos de «dolo» e «imprudencia temeraria» a que se refiere el art.


115.4 b) de la LGSS como factores que excluyen la existencia de accidente de trabajo
nada tiene que ver empero con la comisión de una infracción criminal -impensable,
de otra parte, dado que no la comete quien se daña a sí mismo-, sino con el hecho de
que el accidente haya sido buscado de manera consciente y voluntaria por la propia
víctima o sea resultado de su grave negligencia. TSJ Baleares, 7 febrero 2001.

61
El concepto en esta última de «imprudencia temeraria», pese a coincidir con
alguna pretérita tipología penal, pertenece a la categoría de los conceptos jurídicos
indeterminados, es decir, de definición normativa necesariamente imprecisa, cuyo
alcance y significación específicos habrán de ser fijados a la vista de los hechos
concretos. STSJ Aragón 17 enero 2000.

Concepto de imprudencia temeraria no definido en el precepto legal de


referencia; pero que como reza la sentencia de este Tribunal de fecha de 18 abril de
2001, necesariamente ha de relacionarse, más que con conceptos ius civilistas con
conceptos acuñados por el Derecho penal; hoy referible en el vigente Código Penal
de 1995, a las imprudencias graves (artículos 142, 152, 267, etc.) (acusada supresión
del deber de cuidado, aceptación voluntaria del riesgo, violación de elementales
normas de prevención, etc. STSJ Cataluña 7 marzo 2002.

b. REQUISITOS Y ALCANCE

La imprudencia temeraria es una excepción subjetiva de la fijación, con


parámetros objetivos, de la contingencia de accidente de trabajo. A su vez la
imprudencia profesional es la excepción de esta excepción, exigiendo en la noción de
temeridad una externalidad al propósito laboral, una desconexión con el ámbito del
trabajo que permita identificarla como causa extralaboral y por ello reconducible a la
contingencia de accidente común. No debemos al fijar la contingencia adoptar una
óptica sancionadora de tal modo que la imprudencia se sancione, atípicamente, con la
degradación de la prestación social. La imprudencia temeraria excluye el accidente de
trabajo en cuanto a su través se evidencia la causalidad extralaboral del siniestro. Y
ello resulta evidente cuando la Ley excluye de su noción definitoria a la imprudencia
profesional, pues mientras la temeridad no es sino el grado mayor del conjunto de las
imprudencias, el grado de ésta es irrelevante para fijar su profesionalidad, que exige
sólo una confianza en el propio control del ejercicio de la actividad. La desatención
62
de la temeridad contrasta con la confianza de la profesionalidad no sólo desde la
perspectiva del nexo causal con el trabajo sino además por el tracto único del acto
desencadenante de la primera frente al tracto continuo, el tempus, que exige la
adquisición de la confianza. La diferencia es así cualitativa y no cuantitativa. STSJ
Madrid, 19 septiembre 2005.

La degradación de la responsabilidad del empresario por la actuación o


comportamiento del trabajador se produce, en los supuestos en los que es éste quien
genera la situación de riesgo concreto, actuando por su cuenta, aun sin contravenir
instrucciones u órdenes precisas de la empresa, pues su conducta adquiere tal
protagonismo que resulta irrelevante y secundario ese deber subjetivo público del
empresario de velar por la seguridad en el trabajo, y ello se produce cuando el deber
de cuidado infringido por el trabajador no guarda relación con el que debía observar
su empresario o cuando par éste resulta totalmente imprevisible la infracción del
trabajador... Sin embargo, para que se produzca la imprudencia temeraria... no basta
con la simple inobservancia del deber de cuidado, sino que es preciso que tenga lugar
la producción del resultado en el que se concreta dicha inobservancia, y este resultado
tiene que estar vinculado al comportamiento peligroso del trabajador, que
objetivamente era portador de un riesgo previsible. STSJ, Cataluña, Girona, 22 junio
2000.

c. PRUEBA

Nunca se presume que un accidente de trabajo tiene causa en la imprudencia


extraprofesional y temeraria del trabajador, según doctrina constante del Tribunal
Supremo puesta de manifiesto, entre otras muchas, en sus sentencias de 2 de octubre
de 1952, 11 de octubre de 1961, 20 marzo 1963, 20 marzo de 1964, 15 febrero de

63
1965, 9 noviembre de 1968 y 23 de octubre de 1971. STSJ País Vasco 6 septiembre
2005.

No puede concluirse la existencia de una conducta temeraria por parte del


trabajador porque no se ha acreditado de forma terminante ni la velocidad que llevaba
en el momento del accidente ni la tasa de alcohol pues no llegó a realizarse prueba
sobre la misma, por lo que no existen datos objetivos que permitan afirmar la
conducción temeraria en el que la empresa funda su demanda. Las anteriores
consideraciones son razonables ya que la existencia de indicios de una posible
conducta temeraria no lleva al pleno convencimiento de su existencia y para llegar a
una conclusión determinante de la exclusión de la presunción de accidente de
trabajo... se requiere una prueba plena. STSJ Asturias 10 enero 2003.

El concepto de imprudencia temeraria... no está probado... Y ello porque... no


basta con el elemento objetivo de sobrepasar la tasa de alcoholemia como sucede en
el caso de autos, sino también se precisa la demostración de la concurrencia de otro
elemento subjetivo consistente en que el conductor esté influenciado en su
conducción por la mencionada tasa de alcohol en sangre. STSJ Murcia 27 junio 2000.

d. SUPUESTOS DE IMPRUDENCIA TEMERARIA

Muerte por sobredosis o adulteración de droga

Cabe la prueba de que el accidente sufrido en el lugar y tiempo de trabajo, no


es laboral, como en las presentes actuaciones, en que el trabajador, con una acción
claramente negligente, al ingerir droga, que por su cantidad o calidad, es la causa
directa de su fallecimiento, actuando gravemente contra su salud, sin que tal acción

64
sea debida y potenciada, en modo alguno, o justificada, por el trabajo desempeñado
como marinero, debiéndose calificar esta conducta del operario como peligrosa o
negligente, por el riesgo evidente, para sí, de causarse la muerte que efectivamente se
produjo. STSJ Cantabria 2 noviembre 1999.

Lanzamiento de petardos por representante de personal durante manifestación


laboral

Es evidente que el supuesto que se examina no cabe en el supuesto excepcional


que se comprende en el apartado a) del número 5 del art. 115 de la Ley General de
Seguridad Social, pues la acción de explotar o explosionar petardos en una
manifestación, no puede afirmarse que sea consecuencia del ejercicio habitual de un
trabajo, ni se deriva de la confianza que éste inspira. STSJ Asturias 6 septiembre
2002.

Fallecimiento de menor acaecido en período de descanso

Falleció a consecuencia de la precipitación desde la cubierta del centro de


trabajo, al que había ascendido en tiempo de descanso, ascenso que llevó a cabo por
medio no ordinario sino anómalo, como fue la escala, con evidente riesgo por las
características claramente visibles y altura, sin que tal ascenso tuviera relación alguna
no ya directa sino indirecta con el trabajo en el que venía ocupado o realizado por su
empleador, ni reportara ninguna utilidad a éste... escalamiento que obedeció a su
mera curiosidad propia de su edad... ha de concluirse que el desgraciado accidente
que le costó la vida no cabe imputarlo a la prestación laboral ni a los riesgos a ella
inherentes, sino a la irreflexiva conducta de quien resultó víctima STSJ Castilla y
León, Valladolid 4 enero 1994.

Caída de andamio de albañil que consume alcohol en horario de trabajo


65
La imprudencia grave del trabajador no se cifra en acceder al andamio por
lugar inadecuado, sino en la ingesta de alcohol durante la jornada laboral, máxime
cuando el trabajo que se desarrolla es por sí peligroso por la forma y circunstancias
en que se realiza. STSJ Cataluña, 26 marzo 2002.

Manejo de mandos de camión-grúa en estado de embriaguez

No se trata de una mera falta de atención, de un descuido o de algo


imprevisible que permita calificar la imprudencia como simple... la conducta debe
calificarse como de imprudencia temeraria desde el momento en que el causante, en
esa condición de embriaguez decide utilizar los mandos del camión-grúa; en la
Sentencia de esta Sala, ya citada de 30 mayo 1997 se declara que, pese a la gravedad
de la calificación de temeridad, si en algún caso ha de operar la exclusión de
accidente laboral por concurrir temeridad es en el supuesto de intoxicación etílica.
STSJ Cataluña 20 mayo 1998.

Participación voluntaria en pelea

Por tanto, el señor T. C., quien una vez inició, consintió y admitió participar en
una pelea -que obviamente ninguna relación tenía con el trabajo de forma tan violenta
como aquella en la que se vio inmerso, aceptó todas las consecuencias anudadas a
dicha situación, entre las que se incluyen sufrir lesiones de menor intensidad que, en
virtud de un enlace lógico, son consecuencia de una conducta dolosa a él atribuible,
siendo dicha conducta intencionada. STSJ La Rioja 21 mayo 2002.

Suicidio

La Sala de lo Social del Tribunal Supremo niega el carácter de accidente de


trabajo a la muerte por suicidio del trabajador en el lugar de trabajo (sentencias de 19
febrero de 1963 y 15 diciembre de 1972, salvo en los casos en que previamente se ha
sufrido un accidente laboral que pueda ser el elemento desencadenante del propósito
66
de acabar con la propia vida (sentencias de 29 de octubre de 1970 y 26 abril de
1974).STSJ País Vasco, 11 septiembre 2001.

La autolesión intencionada y el suicidio quedan fuera de la presunción del art.


115 LGSS... por lo que sólo tendrán la consideración de accidente laboral si se prueba
su relación con el trabajo. De otra parte debe descartarse la pretensión de que el estrés
laboral le llevó al suicidio porque la sentencia de instancia ya destaca las
manifestaciones de testigos que descartan que el fallecido presentara síntomas de
alteración mental, ello unido a que la psiquiatra que declaró en el acto del juicio no le
había examinado, resultando irrelevante que su carácter fuese hipersensible, idealista
y dado a eludir responsabilidades, y por último, porque la reestructuración de la
empresa no le perjudicó en su cargo y el propio señor B. se mostró el día anterior a su
fallecimiento relajado y distendido bromeando con los empleados sobre su nuevo
cargo. STSJ Madrid 26 julio 2001. En el mismo sentido sobre la no consideración del
suicidio como accidente de trabajo, entre otras, STSJ Galicia 25 mayo 2004.

e. IMPRUDENCIA TEMERARIA E INEXISTENCIA DE


ACCIDENTE LABORAL IN ITINERE

Imprudencia temeraria en el accidente de tráfico: criterios generales

En lo que se refiere a la calificación de un accidente in itinere como accidente


de trabajo, no hay identificación entre imprudencia infractora de las normas de tráfico
e imprudencia temeraria, lo que constituye una jurisprudencia constante de los
Tribunales Superiores de Justicia (Cataluña 10 octubre de 2000, Andalucía/Málaga
23 junio 2000, Valencia 29 febrero de 2000) recogiendo una corriente ya consolidada
de la Jurisprudencia del Tribunal Supremo (Sentencias de 18 diciembre de 1973, 15
julio de 1986, 10 mayo 1988). Para que la inobservancia de una norma reglamentaria
67
de circulación pueda calificarse de imprudencia temeraria, se exige la concurrencia de
una conducta que, con claro menosprecio de la propia vida, acepte voluntaria y
deliberadamente correr un riesgo innecesario que la ponga en peligro grave, faltando
a elementales normas de prudencia (cfr. STS 10 mayo 1988). STSJ Navarra 23 mayo
2001.

La jurisprudencia ha venido señalando desde antiguo que la calificación de la


conducta del accidentado, en orden a su incardinación como un supuesto de
imprudencia temeraria, debe pasar necesariamente por la comparación con la de la
generalidad de los usuarios de la vía pública (STS 19 mayo 1970) y, su aplicación, la
Sentencia de 24 noviembre 1982 del extinto Tribunal Central de Trabajo estableció
que desaparece la equiparación a accidente de trabajo cuando el comportamiento del
conductor sea de claro menosprecio de las más elementales reglas que deben
observarse al conducir un vehículo. STSJ Andalucía, Málaga, 16 mayo 1997.

No se puede hacer una declaración general sobre si una determinada tasa de


alcoholemia puede configurarse como la imprudencia que rompe la relación de
causalidad. La imprudencia se configura en relación con las circunstancias de hecho
que se dan en cada supuesto litigioso, y esas circunstancias concurrentes son de
apreciación inicial del juzgador en cada caso concreto, para determinar si existe o no
la causa de exclusión de la presunción de laboralidad. STS 31 marzo 1999.

La imprudencia cometida por el trabajador fallecido, esposo de la demandante,


excede de los límites de los que pueda considerarse una imprudencia simple como se
deduce de la declaración contenida en el ordinal 4.º de que el accidente se produjo al
invadir la calzada contraria, por la que circulaba un camión, según el atestado suscrito
por la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, entre las causas que se señalan

68
como posibles origen del accidente, se cita la distracción o conducción desatenta, así
como la posibilidad de un estado de somnolencia por parte del conductor del turismo
provocador del accidente, de lo que se deduce claramente que la conducta del
fallecido conduciendo su automóvil de imprudente temerario ha de ser calificada.
STS 15 julio 1986.

Conducción de vehículo bajo la influencia de bebidas alcohólicas: dos tesis

A favor de la exclusión de la condición de accidentes de trabajo de los que lo


son de tráfico cuando el trabajador conduce el vehículo sometido a los efectos de la
ingestión de bebidas alcohólicas con tasas superiores a las reglamentarias se han
pronunciado la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña
(sentencias de 20 mayo y 22 diciembre de 1998) Tribunal Superior de Justicia de
Aragón (sentencia de 6 de noviembre de 2000) y Tribunal Superior de Justicia de
Murcia (sentencia 29 abril 2002). En cambio la tesis mantenida por la Sala de lo
Social del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (sede Santa Cruz de Tenerife,
sentencia 30 diciembre de 1994) Tribunal Superior de Justicia del País Vasco
(sentencia 22 febrero de 2000), Tribunal Superior de Justicia de Valencia (sentencia
29 febrero 2000), y Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (sentencia de 19 julio
de 2001) ha sido que tal circunstancia no desvirtúa la condición de accidente de
trabajo del siniestro, por lo menos en tanto en cuanto no se acredite con total certeza
una directa relación de causalidad entre el accidente y el estado de intoxicación etílica
del propio trabajador, de tal manera que el accidente pueda considerarse imputable a
la conducta del propio trabajador y al estado de embriaguez en el que se encontraba
éste. STSJ Castilla y León, Valladolid 19 diciembre 2005.

69
Conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas y concurrencia de otros
elementos adicionales de asunción de riesgo temerario

Lo anteriormente expuesto llevado al caso que nos ocupa conduce a ratificar


los argumentos esgrimidos por el magistrado de instancia, en cuanto a la concurrencia
de imprudencia temeraria por parte del trabajador, pues aparte de la prueba testifical
practicada por el encargado de la obra alegando que no se admitió al actor al trabajo
por no poder sostenerse y oler a alcohol, el hecho de ponerse acto seguido al volante
de su vehículo, implica la falta de la más elemental medida de prudencia, a la que se
suma el conducir a gran velocidad sobre suelo mojado en una zona de curvas. STSJ
Galicia 22 junio 2005.

La apreciación de la imprudencia profesional debe ser descartada, pues


cualquiera que sea la pericia de un conductor profesional de camiones y la confianza
que el mismo tenga en su destreza existen dos hechos absolutamente rechazados por
los usos profesionales y la legislación vigente: Uno la ingestión de abundantes
bebidas alcohólicas durante su actividad laboral, en este caso en cantidades tales
(2,37/L) que no admiten error en cuanto a su influencia en la conducción; otra, la
entrada en una curva a una velocidad que supera prácticamente en un 50% la máxima
permitida (60 km/h) en el tramo de vía, lo que tampoco admite ningún tipo de
tolerancia, máxime si se tiene en cuenta que para su erradicación en los vehículos
pesados se han instalado equipos, como los tacómetros, que permiten conocer la
velocidad a la que ha circulado el camión. STSJ Cataluña 16 diciembre 2005.

El accidente tuvo por tanto causa en la actuación del conductor pues no es


razonable pensar que sin la ingesta de alcohol, a la que debe añadirse el sueño y el
calor (el accidente se produjo el 28 de julio a las 16.15 h) se hubiera producido el
accidente. Tal actuación es imprudente pues se le pudo exigir otra conducta, y es
temeraria pues la situación de riesgo creada es tan evidente que se distingue de un
70
descuido o falta de diligencia que pudiera calificarse como imprudencia simple, pues
debe considerarse la importancia de los bienes arriesgados entre los que estarían las
vidas de otros que circulaban por el mismo lugar y que las circunstancias descritas
(sueño...) aumentaban de forma alarmante las probabilidades del accidente,
concluyendo que es aplicable el art. 115.4 b) de la LGSS. STSJ Cataluña 15 enero
2004.

Conducción por lugar inadecuado

El conductor del camión toma una vía prohibida para el vehículo que conducía,
ello debió observarlo y si no lo hizo ignorar una señalización de estas características
es revelador de una clara negligencia. A ello se añade que se circula mucho tiempo
por esta vía que se realizan paradas que claramente debían haber permitido conocer
que esa vía era inapropiada... Si como consecuencia de todo ello se produce una
accidente siendo la causa un agotamiento de los frenos es evidente que la actuación
inexplicable de tomar una vía prohibida (piénsese en un turismo circulando por una
calle en sentido contrario a la dirección permitida) y la no interrupción de dicha
circulación a pesar de las características de la vía hacen concluir que se ha roto la
relación de causalidad entre trabajo y accidente y que concurrió una grave
imprudencia. STSJ Castilla y León, Valladolid, 14 abril 2003.

La conducta observada por el conductor lesionado consistente, como queda


dicho, en circular en dirección prohibida teniendo conocimiento de su existencia pues
se trata de una calle próxima al lugar donde presta servicios...por lo que
necesariamente tiene que transitar por ella con frecuencia, constituye una conducta
abiertamente contraria al actuar diligente de una persona normal al ser una acción
altamente peligrosa para sí y para terceros. STSJ Asturias 31 enero 2003.

71
Debe otorgarse tal calificación de imprudencia a la conducta del trabajador que
por el giro brusco efectuado en la conducción de su motocicleta, lo que consta
expresamente probado, denota la existencia de una posterior conducción centrada,
más que en atender las incidencias de la policía municipal que podría haber detectado
la conducción sin utilizar casco protector los usuarios del vehículo, y además no
efectuando tal conducción por el lugar reglamentario de circulación de los vehículos
por la vía pública, sino por encima de la acera, lo que obliga a presumir, aplicando las
reglas probatorias contenidas en el art. 1253 del Código Civil, que en el accidente
concurrió con trascendente importancia la imprudente conducta del trabajador, por lo
que no debe calificarse de laboral. STSJ Cataluña 8 mayo 1995.

Inobservancia de una señal de stop

La conducta observada por el fallecido consistente en hacer caso omiso de una


señal de tráfico tan peligrosa como es el «stop», teniendo conocimiento pleno de su
existencia -al ser frecuente el tránsito del fallecido por el trayecto en la que se
encuentra y de su peligrosidad- al estar ubicada en una vía que corta transversalmente
a una carretera Nacional de abundante tráfico y alta velocidad, conforma y define un
comportamiento grave y abiertamente contrario al actuar diligente de una persona
normal, debiéndose de calificar, indudablemente, como una acción altamente
peligrosa para sí y para terceros... suponiendo la no adopción de los cuidados más
elementales suficientes para impedir el desencadenamiento de resultados dañosos
altamente previsibles y la infracción de los deberes más elementales que atañen a la
convivencia. STSJ Castilla-La Mancha 3 febrero 1999.

Conducción de vehículo sin permiso y concurrencia de otras causas


determinantes de la temeridad

72
Puede admitirse que un conductor se quede dormido al volante. Sea cual sea la
causa, ese hecho no constituye por sí solo una temeridad. Puede admitirse que se
conduzca a velocidad superior a la permitida, sin que ello constituya una temeridad.
Puede admitirse que tampoco constituya una temeridad el puro hecho de conducir sin
permiso ni seguro. Y puede admitirse que no es una temeridad conducir cansado; por
desgracia muchos trabajadores han de hacerlo. Sin embargo, la concurrencia
simultánea de todas esas circunstancias hace que la conclusión no sea otra que la de
apreciar conducta temeraria. STSJ País Vasco 25 enero 2005.

El trabajador para dirigirse a la ciudad de su domicilio desde el lugar de


trabajo, conducía un vehículo por una carretera nacional sin haber obtenido el
preceptivo permiso de conducir vehículos de motor, lo que viene a poner de
manifiesto la presunción de que el conductor carecía de la pericia necesaria mínima
exigible a tal fin... no pudiéndose aceptar la alegación de la parte recurrente de que el
trabajador tenía permiso de conducir marroquí que no se había convalidado por el
español, lo cual es una simple alegación carente de cobertura probatoria... Por otro
lado,... tampoco se ha desvirtuado la ruptura del nexo causal expresada en la
sentencia recurrida puesto que... interrumpió de una forma significativa el viaje de
regreso a su domicilio, pues entre la hora de finalización del trabajo y la del accidente
han transcurrido más de dos horas y todavía no había llegado a su domicilio, sin que
se hubiese acreditado esa dilación a que obedeció. TSJ Murcia 26 mayo 2003.

No consta que se realizase el viaje de autos como consecuencia del trabajo,


sino que por el contrario está probado que era particular, lo que imposibilita el éxito
de la demanda, y por otra parte, se está ante una imprudencia temeraria que también
la hace inviable, ya que condujo una furgoneta a pesar de carecer de permiso de
conducir. STSJ Murcia 6 febrero 2006.

73
En el presente supuesto de las graves imprudencias cometidas por el actor, al
conducir la motocicleta que le produjo el accidente sin permiso de conducir y,
además, sin el casco protector, por lo que no se evitaron o paliaron las graves lesiones
producidas, lo que muestra que existió una grave imprudencia extraprofesional. STSJ
Cataluña 23 febrero 2000.

Conducción sin el debido descanso

Tomó el camino de regreso a su domicilio y a las 13.45, en el partido judicial


de Lucena, debido a la fatiga y cansancio por haber estado trabajando y sin dormir
toda la noche, invadió el carril contrario, colisionando con el vehículo... que circulaba
correctamente... tales circunstancias concurrentes en el accidente de tráfico, junto a
otras reflejadas en el atestado de la Guardia Civil de Tráfico al efecto levantado,
revelan un menosprecio para la propia vida y la de terceros notorio y manifiesto al
aceptar un riesgo muy grave y previsible... con desprecio a las más elementales
normas de cautela y prudencia, como debió hacer, descansando y durmiendo algunas
horas antes de conducir, sin que la circunstancia de residir en población distinta a la
del lugar del trabajo, o no haberle facilitado la empresa un adecuado hospedaje en
Sevilla justificase un actuar tan manifiestamente imprudente. STSJ Andalucía,
Sevilla, 29 septiembre 2000.

El accidente de trabajo se define en el RD Leg. 1/1994 de 20 de Junio, como


"toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo
que ejecute por cuenta ajena". El nexo esencial entre trabajo y lesión pone de relieve
que el fundamento de la protección de los accidentes de trabajo y su carácter
privilegiado respecto a la protección ordinaria se vinculan a la existencia de un riesgo
específico que se imputa con criterios objetivos a la esfera de responsabilidad del

74
empresario en la medida en que es éste, a través de su explotación, quien genera ese
riesgo y puede ejercer determinado control sobre el mismo y sus manifestaciones.

El accidente in itinere, se produce normalmente como consecuencia de lo que


podemos denominar riesgos de la circulación, que no se corresponden en principio con
la esfera de riesgo del empresario. Así lo reconoce el Convenio 121 de la OIT que en su
art. 7 prevé que todo miembro "deberá prescribir una definición del accidente del
trabajo, incluyendo las condiciones bajo las cuales un accidente sufrido en el trayecto al
o del trabajo es considerado como un accidente del trabajo", aunque exceptúa de esta
obligación en lo relativo a los accidentes en el trayecto cuando "independientemente de
los sistemas de seguridad social que cubren los accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales, hay otros sistemas distintos que cubren tales accidentes sufridos en el
trayecto, y que conceden prestaciones que en su conjunto son por lo menos equivalentes
a las que establece este Convenio".

El ordenamiento español no ha considerado esa eventual exclusión y tampoco ha


tenido en cuenta la protección concurrente que puede derivarse del régimen de
responsabilidad por la circulación de los vehículos de motor - compatible conforme al
RD Leg. 1/1994 de 20 de Jun, con las prestaciones por accidente de trabajo-, ni la
existencia de una cobertura del accidente no laboral que incluiría los accidentes en el
trayecto si no tuvieran su protección específica.

La STS 26/12/2013 (R. 2315/2012) ha revisado la doctrina existente hasta el


momento, considerando que, en supuesto idéntico al estudiado, concurren los elementos
que definen el accidente in itinere, para el alto tribunal la finalidad principal del viaje
sigue estando determinada por el trabajo, puesto que éste fija el punto de regreso y se
75
parte del domicilio del trabajador en los términos precisados. Está presente también el
elemento cronológico, pues aunque el accidente tiene lugar a las 21,15 horas del
domingo cuando el trabajo comenzaba a las 8 horas del lunes, lo cierto es que se viajaba
desde un punto que ha sido definido como el domicilio del trabajador hasta el lugar de
residencia habitual y el hacerlo a aquella hora, para después de un descanso, poder
incorporarse al día siguiente al trabajo ha de considerarse como una opción adecuada .Y
es que, aunque el accidente se produce en un itinerario cuyo destino no es el lugar del
trabajo, ese dirigirse a la residencia laboral no rompe la relación entre trayecto y trabajo,
pues se va al lugar de residencia laboral para desde éste ir al trabajo en unas condiciones
más convenientes para la seguridad y para el propio rendimiento laboral.

Es accidente de trabajo in itinere el que se produce al regresar del domicilio


familiar al lugar donde el trabajador reside por razón del trabajo para incorporarse a la
empresa al día siguiente (lunes).

La letra a) del art. 115.1, Ley General de la Seguridad Social, considera como
accidente de trabajo el que sufra el trabajador al ir o al volver del lugar de trabajo. A
partir de esta dicción literal del citado precepto, se ha creado una vasta y casuística
elaboración doctrinal y jurisprudencial que aborda como elementos integrantes de la
noción de accidente in itinere los siguientes: un requisito teleológico, que viene a exigir
que el desplazamiento deba estar motivado única y exclusivamente por el trabajo, esto
es la causa ha de ser la iniciación o finalización de los servicios, o causas relacionadas
con el trabajo; un requisito cronológico, consistente en que el accidente deba ocurrir en
un tiempo inmediato o razonablemente próximo a las horas de entrada o salida del
trabajo, debiendo valorarse con criterio de razonabilidad la distancia con el domicilio, el
medio de transporte utilizado o circunstancias conexas; y un requisito topográfico, que
requiere que el accidente deba ocurrir precisamente en el camino de ida y vuelta entre el
domicilio del trabajador y su centro de trabajo, debiendo utilizar el trayecto usual o
habitual, aunque no necesariamente el más corto; y por último, un requisito mecánico:
76
el medio de transporte ha de ser racional o adecuado y el normal o habitual cuyo uso no
entrañe riesgo grave e inminente.

Aplicando los requisitos anteriormente reseñados la STSJ Castilla La Mancha


18/07/2005 (R. 406/2004), en supuesto similar, ha establecido que se cumplen todos y
cada uno de ellos, en atención –para el supuesto estudiado por el TSJ- a las siguientes
razones:

«A) el accidente sufrido por el trabajador se produce con ocasión de un


desplazamiento motivado por el trabajo, en este caso, la asistencia al acto de
conciliación planteado contra la empresa con motivo de la comunicación de cese de la
relación laboral que les unía, aunque la relación laboral ya se hubiera extinguido por la
avenencia que tuvo lugar entre las partes en el referido acto de conciliación, en virtud
del cual, la empresa reconoció la improcedencia del despido y se comprometió a
entregar al trabajador una determinada cantidad en concepto de indemnización, porque
el nexo causal entre contrato de trabajo, conciliación y desplazamiento al volver de
dicho acto no se había roto; en este sentido se pronunció el Tribunal Central de Trabajo
en sentencia de 30 de enero de 1989 (en un supuesto semejante en el que el accidente se
produjo al volver del acto de conciliación).

B) el accidente se produce en un tiempo inmediato o razonablemente próximo a


la salida del lugar donde tuvo lugar el acto de conciliación, pues se inició a las 11 horas
en Guadalajara y el accidente se produjo a las 12,50 -tal como se declara probado en el
ordinal primero de la sentencia recurrida-, a una distancia de 50 kilómetros; es decir
que, entre el inicio del acto de conciliación y el accidente, transcurrió 1 hora 50
minutos; tiempo suficientemente razonable para considerar que no se rompió el nexo
77
causal, pues, en contra de lo afirmado por la recurrente, esta Sala coincide con el criterio
de la magistrada de instancia, teniendo en cuenta, no sólo el tiempo necesario para el
desarrollo del propio acto de conciliación -que no olvidemos fue con avenencia, luego,
sería necesaria una conversación mínima para acordar el resultado final-, sino también
el empleado en el cobro de la cantidad indemnizatoria en una entidad bancaria -pues,
según manifiesta la magistrada de instancia, se abonó mediante cheque nominativo-; a
lo que hay que añadir el tiempo necesario para salir de la ciudad y la posible circulación
densa que, según parece, suele tener la carretera en la que se produjo el accidente. Todas
estas son razones son más que suficientes para considerar razonable el tiempo
transcurrido desde el acto de conciliación al momento del accidente, sin que pueda
atenderse, para desvirtuar esta afirmación, la hora en la que el trabajador fue atendido
por los servicios sanitarios, como pretende hacer valer el recurrente para mantener que
el nexo causal se había roto, pues el hecho de que recibiera asistencia sanitaria unas
horas más tarde resulta intrascendente, pues lo determinante es, en todo caso, el
momento en el que se produce el accidente, y según consta en el hecho probado primero
de la sentencia recurrida tuvo lugar a las 12,50 horas.

C) Una de las cuestiones más discutidas en el presente asunto es la relativa al


cumplimiento del denominado anteriormente, requisito topográfico; es decir de que el
accidente se produzca en el camino de ida y vuelta entre el domicilio del trabajador y su
centro de trabajo. El recurrente mantiene que el domicilio del trabajador es Azuqueca de
Henares y no el de su hermano en Madrid (camino del cual tuvo lugar el accidente), sin
embargo, la sentencia recurrida, en atención a la prueba testifical practicada, consideró
verosímil el motivo alegado por el trabajador para justificar que temporalmente vivía en
casa de su hermano por motivos matrimoniales; este juicio debe ser respetado porque es
al Juez de instancia a quien corresponde apreciar los elementos de convicción para
obtener la verdad real, valorados en conciencia y según las reglas de la sana crítica, en
virtud de la facultad que a tal fin le otorga el artículo 97 de la Ley de Procedimiento
Laboral en relación con el art.348 Ley de Enjuiciamiento Civil. Y, en consecuencia, y
en aplicación de la jurisprudencia del Tribunal Supremo citada en la sentencia recurrida,
78
que incluye bajo el concepto de domicilio no sólo el legal sino también el real, en
cuanto significa que "lo esencial no es salir del domicilio o volver al domicilio, aunque
esto sea lo más corriente y ordinario, lo esencial es ir al lugar del trabajo o volver del
lugar del trabajo", se ha de considerar que el punto de llegada o de vuelta puede ser o no
el domicilio del trabajador, en tanto no se rompa el nexo causal necesario con el trabajo,
que en este caso no se produce, de manera que, a estos efectos, el hecho de que
domicilio del hermano en Madrid fuese el destino del trabajador no desvirtúa la noción
de accidente de trabajo in itinere sufrido por el trabajador.

D) Por último, en lo que respecta al requisito mecánico, no cabe hacer ninguna


observación, en cuanto que la propia recurrente acepta la idoneidad del automóvil como
medio adecuado para realizar el recorrido.»

Siguiendo lo anterior, de cumplirse toda la casuística expuesta parece clara la


consideración de accidente de trabajo in itinere ante un desplazamiento entre el acto de
conciliación extintivo y la residencia del trabajador ya que éste desplazamiento -a pesar
de finalizar la relación laboral- se realiza única y exclusivamente por motivos de
trabajo.

La STS de 10 de diciembre de 2009, analizando la incidencia de la finalidad


principal del viaje sobre la calificación del accidente de trabajo, aun con independencia
de que el mismo hubiera sido autorizado por la empresa; establece que el
desplazamiento al centro de salud para visita de revisión con la matrona que asistía el
embarazo es una gestión personal, ajena al trabajo, consistente en una visita médica.

79
Para el Alto Tribunal el supuesto analizado supone una diligencia de carácter
privado, sin relación alguna con el trabajo, por lo que no se puede considerar la
calificación de accidente laboral in itinere.

¿Cuándo hemos de considerar un accidente de trabajo como " in itinere"?. El


análisis del art. 115.2 a) de la Ley General de la Seguridad Social, define el llamado
accidente de trabajo in itinere, como aquel que sufre el trabajador "al ir o al volver del
lugar de trabajo".

El accidente de trabajo in itinere es figura que corresponde, "a la idea básica de


que el accidente no se hubiera producido de no haber ido a trabajar" (STS 20 febrero
2006). Se trata de una figura de larga elaboración jurisprudencial sustentada en la idea
básica de que "el desplazamiento viene impuesto por la obligación de acudir al trabajo"
(STS 29 marzo 2007). Por tal razón, "la noción de accidente "in itinere" se construye a
partir de dos términos (el lugar de trabajo y el domicilio del trabajador) y de la conexión
entre ellos a través del trayecto"(STS 29 septiembre de 1997).

El accidente de trabajo itinere, "exige, como requisitos ineludibles, el que el


camino de ida y regreso al trabajo carezca de interrupción voluntaria y se lleve a cabo
siempre por el itinerario usual" (STS de 20 de junio de). En esa línea la jurisprudencia
del Tribunal Supremo ha reiterado que "lo esencial no es salir del domicilio o volver al
domicilio, aunque esto sea lo más corriente y ordinario, lo esencial es ir al lugar del
trabajo o volver del lugar del trabajo".

80
f. IMPRUDENCIA TEMERARIA Y MEDIDAS DE SEGURIDAD Y
SALUD EN EL TRABAJO

Hay imprudencia temeraria en el Delegado de Prevención que no observa las


medidas de protección

La doctrina es unánime al exigir que el accidentado asuma libre y


conscientemente un riesgo excepcionalmente grave, con desprecio de cualquier
medida protectora de su vida y ejecutando un acto provocador del siniestro;
conclusión que alcanza la sentencia de instancia a la vista de la prueba, en la que el
actor se introduce voluntariamente en el interior del filtro de mangas sin recibir orden
expresa en tal sentido... e incumpliendo las órdenes más elementales en orden a la
limpieza (funcionaban perfectamente los sistemas automáticos de la maquinaria)
habida cuenta también que se trataba de una persona con dilatada experiencia y pleno
conocimiento del producto (sulfato cálcico) con el que trabajaba y de la maquinaria
donde se produce, dado, además, su condición de Delegado de Prevención de la
empresa. STSJ Navarra 31 octubre 2002.

No procede el recargo de prestaciones ni indemnización por daños y perjuicios


cuando el accidente se produce por imprudencia temeraria del trabajador

Fue el trabajador accidentado quien -con la temeridad de su conducta-


determinó la producción del daño cuyo resarcimiento postula; pues no sólo no puede
ampararse la reclamada responsabilidad por culpa en la firmeza de una resolución
judicial que (en firme) denegó el recargo por falta de medidas de seguridad, sino que
tampoco puede imputarse a la actuación negligente del empleador la generación de un
daño producido por «causa» de la temeraria conducta de quien haciendo caso omiso
de las advertencias que se le habían dirigido, hizo un uso incorrecto del vehículo que
conducía constituyéndose, de esta forma, su conducta (que consciente y deliberada no

81
puede considerarse como simple negligencia o distracción) en causa eficiente de su
propio daño, de gravedad bastante para interferir y desplazar la hipotética causalidad
de los incumplimientos empresariales que el recurrente alega y que en todo caso no
habrían tenido -a la vista de la grave negligencia del trabajador- trascendencia causal
a los efectos de una negada imputación de responsabilidad culposa. STSJ Cataluña 3
julio 2000.

2. IMPRUDENCIA PROFESIONAL

a. CONCEPTO Y DIFERENCIAS CON LA IMPRUDENCIA


TEMERARIA

La Sala de lo Social del Tribunal Supremo ha ido sentando una doctrina que
permite deslindar ambas figuras, la imprudencia temeraria y profesional, y así su
sentencia de 20 noviembre de 1975, menciona lo que califica como conclusión del
criterio que resulta de las múltiples que ha dictado, entendiendo como temeraria la
imprudencia en que ha incidido el operario cuando en su actuar está poniendo de
manifiesto que, consciente de la situación en que se encuentra, acepta, por su sola
voluntad, la realización de un acto arriesgado e innecesario para su actividad laboral y
que lleva a cabo con menosprecio de cualquier cuidado que le aconseje su evitación;
por el contrario será conducta imprudente profesional aquella en que se incide cuando
el trabajador, ante la inminencia del riesgo que acompaña a su actuación, se cree
capaz de superarlo con la propia capacidad y habilidad personal, o no le ha prestado
la debida atención, por hallarse atenuada su voluntad, y en su caso sus movimientos
reflejos, por la repetición del mismo acto, la facilidad en que en otras ocasiones lo ha
superado felizmente, o porque confiaba en su suerte que le permitiría superarlo sin
daño personal. STSJ Madrid, 23 junio 2003.

82
b. SUPUESTOS DE IMPRUDENCIA PROFESIONAL

Imprudencia profesional y consumo de alcohol

- Caída de camión de empleado de limpieza urbana

No se observa por esta Sala que la conducta del trabajador se mueva dentro del
campo de la temeridad, pues aunque estuviera fuera de la cabina del camión y hubiera
ingerido alcohol dando un resultado de 0,206 gramos en sangre, ello no supone un
comportamiento incardinable dentro de esa imprudencia, sino de la profesional que a
su vez en nada desvirtúa la consideración de accidente de trabajo. STSJ Canarias,
Santa Cruz de Tenerife, 27 diciembre 1996.

- Atropello de empleado de limpieza de las vías públicas que cruza la calzada por
lugar inadecuado

En el caso de autos no parece suficiente el dato objetivo de antecedentes en el


actor de alcoholismo crónico, para excluir sin más valoraciones la responsabilidad de
la recurrente, cuando como acertadamente expone la Sentencia de instancia, no
consta que la conducta del trabajador revelase embriaguez, ni comportamiento
anómalo en relación con su quehacer habitual, y por ello no puede descartarse el
calificativo de accidente de trabajo que le atribuye la Sentencia recurrida. STSJ
Andalucía, Granada 26 noviembre 2002.

- Caída al vacío desde andamio

83
No hubo imprudencia temeraria (habría sido, a lo más, profesional)...el primer
elemento que conduce a esta conclusión radica en el hecho de que don Moisés se
incorporaba a trabajar, como lo venía haciendo normalmente, en labores que tienen
de por sí un riesgo de caída al vacío En esta tesitura pronto se advierte que hay una
reducción de las defensas naturales que tiene cualquier persona para los peligros, ya
que le hace confiarse de que tiene capacidad y conocimientos suficientes para
sortearlos sin daño alguno. En esta tesitura el hecho de que hubiera ingerido alcohol
en cantidades suficientes como para dar la tasa de alcohol en sangre que consta
acreditada no altera la conclusión expuesta, pese a que no conste que normalmente
bebía lo mismo, y ello por una doble razón: en primer lugar, porque no ha quedado
acreditado que esa concreta tasa fuera necesariamente expresiva de que su nivel de
conciencia, equilibrio o reflejos estuviera alterado, sin que pueda presumirse, sin más,
del hecho de que sobrepasara los niveles exigidos en materia de conducción de
vehículos de motor....siendo significativo que en los hechos probados no recojan dato
alguno poniendo de manifiesto que sus compañeros (o los empleados del bar)
advirtieran que estuviera embriagado, como tampoco que le hicieran la más mínima
advertencia de que no subiera...(y) porque de haber estado embriagado, tampoco se
ha probado que la caída se debiera a esa circunstancia, sin que ésta pueda presumirse.
STSJ País Vasco 22 febrero 2000.

Accidente de peón de la construcción ocurrido al deambular por la obra

El accidentado trabajaba como peón de la construcción, en la obra descrita, y


su búsqueda de un servicio o aseo, que precisaba, por dentro de la casa, incluso
queriendo, al parecer, pasar sobre el pozo para acceder al local contiguo, con el
mismo fin, puede muy bien estimarse imprudencia, sin duda, pero imprudencia
profesional propia del trabajo y sus circunstancias; no la imprudencia temeraria o
extraprofesional. STSJ Comunidad Valenciana 1 febrero 1994.

84
Según reconoce la Mutua «Fremap», el accidente sufrido por el demandante se
produjo cuando el operario, de profesión peón de la construcción, teniendo que
recoger material de una habitación del edificio en construcción, en lugar de dar la
vuelta por el patio central, intento acceder a dicha habitación saltando el cerramiento
que separaba ambas áreas por el exterior del forjado para lo que tenía que rodear un
pilar. Y posiblemente, por resbalar se precipitó desde una altura de 6 metros al fondo,
produciéndose lesiones en la columna vertebral...No obstante la mutua patronal, la
inspección de trabajo y la sentencia de instancia consideran que el accidente se
produjo por imprudencia temeraria, lo que no puede sustentarse por cuanto que tal
tipo de imprudencia exige que el accidentado desprecie cualquier medida protectora
de su vida y pese a ello ejecute el acto provocador del siniestro. En el caso litigioso
indudablemente existe una imprudencia pero profesional y si bien es cierto que el
actor debió utilizar el recorrido seguro para acceder a lugar donde se trasladaba, pasó
de un punto a otro del edificio en construcción por el lugar más cercano aunque
peligroso...por la confianza en que no habría de caerse y por la comodidad de acortar
el camino para llegar al lugar donde le habían indicado. STSJ, 30 noviembre 1994.

Salto de señal de stop de repartidor de pizzas

La conducta imprudente de no respetar una señal de stop, más bien se debe a un


exceso de confianza en la conducción, determinada por la habilidad y repetición de
los mismos actos relativos a la ejecución del trabajo, pues el causante tenía como
profesión habitual la de repartidor de pizzas en una motocicleta, que un desprecio
absoluto a las más elementales normas de conducción y cuidado. STSJ Cataluña, 26
octubre 1993.

No hay temeridad cuando se prestan servicios en situación de Incapacidad

85
No cabe duda de que, en el caso de autos, no puede calificarse como
imprudencia temeraria el hecho de que don Víctor estuviera trabajando, en la fecha
del mortal accidente, pese a estar en situación de incapacidad temporal, para lo que
basta con tener en cuenta que no hay el más leve indicio de que la razón por la que se
accidentó... guardara alguna relación de causalidad con la lesión por la que estaba en
incapacidad temporal...En tal sentido merece la pena destacar que había transcurrido
más de un mes desde el alta hospitalaria en que le recomendaban un mes de reposo
relativo y que, si bien no habían pasado los tres meses que le indicaron para
someterse a revisión, los términos de ésta no permiten deducir que tuviera otro
alcance que el de un simple control. STSJ País Vasco 30 mayo 2000.

c. IMPRUDENCIA PROFESIONAL EN EL ACCIDENTE


LABORAL IN ITINERE

Imprudencia simple con infracción de reglamentos

En aplicación de dicha jurisprudencia, y con respecto a los accidentes «in


itinere», se ha calificado como accidente de trabajo, por no estimarse la concurrencia
de imprudencia temeraria, sino profesional, entre otros muchos supuestos, la
imprudencia simple con infracción de reglamentos, como el sufrido al saltarse una
señal de stop (STS de 10-5-1988), el adelantamiento antirreglamentario (STSJ de
Andalucía de 9-1-1995; conducir sin carné (STSJ de Andalucía de 3-6-1992; STSJ
Madrid 8-9-1992 y STSJ Castilla-La Mancha de 11-7-1996): conducir con exceso de
velocidad (STS de 30-11-1973) y STSJ de Valencia de 25-10-1994; no respetar señal
de ceda al paso (STSJ Cataluña 20-5-1993).

Conducción sin permiso

86
En efecto, el mero hecho de no disponer de la suficiente habilitación
administrativa para conducir vehículos de motor, por sí sola, no implica conducta
temeraria. STSJ Castilla-La Mancha, 8 octubre 2002.

La conducción de un vehículo de motor, sin estar en posesión del permiso de


conducir válido en España, no deja de ser una mera infracción administrativa, en
tanto que no se pruebe que además carecía de suficiente pericia para conducirlo,
extremo éste que en modo alguno ha sido acreditado; antes bien no es esa una de las
probables causas que se apuntan como determinantes del accidente, disponiendo
además el trabajador accidentado de un permiso de tal naturaleza, aun expedido en
Senegal, desde marzo del 97. STSJ Castilla y León, Valladolid, 30 septiembre 2002.

Impericia del trabajador y conducción sin permiso

Si bien consideramos que el accidente de trabajo causante de la baja por


incapacidad temporal se produjo básicamente por la impericia del actor al conducir la
motocicleta, lo que ocasionó su salida de la calzada y su posterior choque contra una
farola y una señal de tráfico, estimamos que la conducta del demandante no puede
calificarse como una imprudencia temeraria lo suficientemente grave como para
justificar la ruptura del nexo causal del accidente laboral, máxime cuando no ha
quedado en modo alguno acreditado que el trabajador circulase a una velocidad
excesiva, no bajo la influencia de ningún tipo de bebidas alcohólicas; sin que el mero
hecho de que el actor condujese una motocicleta que no era de su propiedad y que le
había sido prestada por un compañero de trabajo, así como que careciese del
preceptivo permiso administrativo para conducirla, sea por sí mismo suficiente para
considera que el trabajador accidentado haya incurrido en imprudencia temeraria
suficiente para negar la calificación de laboral al accidente «in itinere» sufrido por el
mismo. STSJ Andalucía, Málaga, 23 junio 2000.

87
Atropello

Pues bien, aplicada la doctrina jurisprudencial sobre la materia a este supuesto,


es evidente que el trabajador demandante, al cruzar el paso a nivel sin barreras en el
preciso momento que por la vía circulaba un tren, infringió con su conducta normas
de circulación...pero de ello no se desprende que asumiera de forma consciente la
posibilidad real de que se produjera el accidente y el resultado dañoso que finalmente
se produjo, tampoco que deseara ese resultado, en cuyo caso estaríamos ante una
actuación dolosa. STSJ Navarra, 16 febrero 2004.

Es indudable que de ese relato se desprende una conducta imprudente del


trabajador fallecido, al estacionar su vehículo, cruzar al otro lado de la carretera por
un punto con alta intensidad de tráfico y hablar por teléfono en el mismo borde de la
calzada. Sin embargo, la Sala no aprecia que dicha conducta pueda ser calificada
como de gravedad excepcional ni que releve una conciencia clara de peligro y una
exposición al riesgo, voluntaria y consciente. STSJ Cataluña 6 noviembre 2001.

Conducción bajo la influencia de bebidas alcohólicas y otras circunstancias


concurrentes

La ingestión de bebidas alcohólicas por el causante que conllevó la


concentración de 1,06g/l -que podría ser según la Juzgadora de instancia el resultado
de haber ingerido media botella de vino y un carajillo después de comer- constituye
sin duda una conducta imprudente, pero no implica una imprudencia de gravedad
excepcional, contra todo instinto de conservación de la vida y con clara conciencia de
peligro, cual es la imprudencia temeraria a los efectos de pérdida de la condición de
accidente de trabajo, máxime si se advierte, que él informa del Instituto Nacional de
Toxicología utiliza las expresiones de «suave euforia» e «incremento de la
autoconfianza» para describir los efectos del alcohol en concentraciones superiores a
1,2 g/l en una persona. STSJ Cataluña 9 septiembre 2004.

88
El hecho de que hubiera ingerido alcohol en cantidades suficientes como para
dar la tasa de alcohol en sangre que consta acreditada (1,58 g/l) no implica que su
conducta fuese temeraria, y ello por una doble razón: en primer lugar, porque no se
ha probado que esa concreta tasa fuera necesariamente expresiva de que su nivel de
consciencia, equilibrio o reflejos estuviera alterado, sin que pueda presumirse, sin
más, del hecho de que sobrepasara los niveles exigidos en materia de conducción de
vehículos de motor, y por otro lado, la forma en que se produce el accidente, la falta
de iluminación en el tramo, la escasa velocidad a la que conducía el camión contra el
que colisionó y el dato de que otro vehículo colisionara contra el fallecido por la falta
de visibilidad, hacen que su conducta no pueda estimarse temeraria, sino de
imprudencia simple. STSJ Cantabria 19 julio 2001.

En el supuesto de autos, a tenor de las circunstancias fácticas que se dan por


probados no controvertidas, la Sala estima que la conducta del trabajador fallecido no
puede calificarse como imprudente en grado tal que justifique la ruptura del nexo
causal del accidente laboral, y ello porque: a) la conducción de un vehículo de motor,
sin estar en posesión del permiso de conducir no es sino una infracción
administrativa, en tanto no se prueba que además, carecía del suficiente conocimiento
o pericia para conducirlo, extremo éste que no sólo no se ha acreditado, sino que
parece existir, dada la actitud tanto de la empresa, como del encargado de ésta, al
encomendarle la conducción, pues resulta inverosímil que conocieran tal
circunstancia, dado el posible riesgo que correrían tanto el conductor como el
vehículo de sufrir daños; b) en orden a la ingestión de bebidas alcohólicas o de
cualquier clase de drogas, la doctrina jurisprudencial es reiterada en el sentido de que
no puede hacerse una declaración general sobre si una determinada tasa de alcohol
puede configurarse como la imprudencia que rompe la relación de causalidad, ya que
la conducta imprudente se configura en relación con las circunstancias de hecho que
se dan en cada supuesto litigioso. Normalmente, salvo supuestos de gran notoriedad,

89
no se relatan conductas que exterioricen una intoxicación, ya que lo contrario, como
antes se apuntó, impediría el accidente ante la oposición del empresario o los
superiores del trabajador que le imposibilitarían la conducción, evitando el riesgo
para el conductor y el vehículo. STSJ Andalucía, Granada, 2 diciembre 2003.

La imposibilidad de determinar la intención del trabajador al realizar la


maniobra y, consiguientemente, las causas por las que en su ejecución perdió el
control del vehículo, impiden otorgar un valor determinante a efectos de destruir la
relación de causalidad a circunstancias tales como el estado de la calzada, que se
encontraba mojada por la lluvia, o la conducción bajo la influencia del alcohol, con
una tasa superior al límite legal, que no llegaba a un gramo por litro de sangre, ni
tampoco a la falta de utilización del cinturón de seguridad, que en todo caso no
aparece asociada a un mayor riesgo de sufrir el accidente, sino a la lesividad derivada
del mismo. STSJ País Vasco 13 septiembre 2005.

Conducción bajo la influencia de cocaína y a alta velocidad

En efecto consta que el fallecido había consumido cocaína, pero también consta
que ese consumo se había producido, al menos, dos horas antes; se ha probado que el
accidente tuvo lugar veinte minutos después de finalizar la jornada laboral, lo que
supone que la ingesta de cocaína no pudo producirse en este tiempo intermedio;
sabemos que el trabajador realizó ese día su trabajo con total normalidad en las
exigibles condiciones de profesionalidad y rendimiento, sin que se detectara ninguna
circunstancia anómala; también nos consta...que el fallecido circulaba a alta
velocidad, que adelantó un vehículo y que continuó su marcha por el carril de
adelantamiento unos 30 o 40 metros más, intentando regresar a su carril
repentinamente. Pues bien, el Sr. Rodolfo infringió -desde luego- alguna norma de
circulación...sin que pueda afirmarse que hubiere rebasado el límite de velocidad
autorizado en ese tramo de vía. Pues bien de estas circunstancias no puede concluirse
que el accidente se hubiera producido por imprudencia temeraria del trabajador,
90
habida cuenta de las infracciones que hemos considerado y de las circunstancias del
accidente. A ello ha de añadirse, puesto que en ello basa de manera sustancial su
recurso la Mutua, que tampoco se ha podido concluir que el accidente se ha
producido por la situación de hallarse el trabajador bajo los efectos de la cocaína,
puesto que se desconoce su estado, si bien durante toda su jornada fue normal hasta el
final de la misma y se desconoce también la real influencia del consumo de esa
sustancia en el fallecido. STSJ País Vasco, 7 junio 2005.

Exceso de velocidad

Si es que hubo infracción de tráfico por exceso de velocidad -circunstancia no


precisamente determinada- al tomar una curva en un tramo de obras, esta
circunstancia por sí sola, y en la forma descrita no puede representar una imprudencia
temeraria en su consideración laboral, máxime las restantes circunstancias que
conformaban la situación como la experiencia de quien conducía, la habitualidad de
la ruta y el mal estado del pavimento. STSJ Castilla-La Mancha, 4 octubre 2001.

Inobservancia de señal de stop

La certeza de la trasgresión de normas reglamentarias no puede calificar


automáticamente la temeridad en el ámbito laboral» y en el caso de autos lo único
incuestionado es que el trabajador «no observó la señal de stop», pero no hay ninguna
otra circunstancia para calificar esta inobservancia reglamentaria de temeraria,
máxime si se tiene en cuenta que la misma se produce dentro de la ciudad de Vigo y,
por ende, en lugar donde múltiples solicitaciones requieren la atención del conductor
y hace más fácil que pase inadvertida la señal. STS 10 mayo 1988.

91
Circular en dirección prohibida

Es evidente que el señor E., al circular en bicicleta por una calle en dirección
contraria a la permitida y accediendo a otra con intención de atravesarla por lugar no
permitido pese a la escasa visibilidad existente, infringió con su conducta normas de
circulación reguladoras del tráfico rodado, pero de ello no se desprende que asumiera
de forma consciente la posibilidad real de que se produjera el accidente y el resultado
dañoso que finalmente se produjo (tampoco que se deseara ese resultado, en cuyo
caso estaríamos ante una actuación dolosa. STSJ País Vasco, 30 abril 2002.

d. IMPRUDENCIA PROFESIONAL Y MEDIDAS DE SEGURIDAD


Y SALUD EN EL TRABAJO

No procede el recargo de prestaciones cuando el accidente se debe


exclusivamente a la imprudencia profesional del trabajador:

- Trabajador que no utiliza las medidas de seguridad adoptadas por la empresa

La imprudencia profesional que es consecuencia del ejercicio habitual de un


trabajo y se deriva de la confianza que éste inspira, que es lo que ha sucedido en el
caso enjuiciado, en el que el accidente se produjo como consecuencia de la
imprudencia del trabajador, al no haber ordenado, como se le tenía mandado, que
parara la máquina, a fin de proceder a la reparación del cepillo de cuyo
mantenimiento se encontraba encargado. No fue, pues, la omisión de las necesarias
medidas por la empresa, sino la no utilización de las adoptadas por el ahora
recurrente. STS 21 abril 1988.

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- No utilización de cinturón de seguridad o uso indebido del mismo

Ni es responsabilidad de la empresa la falta de uso de cinturón por el


accidentado, teniéndolo a su disposición, sin constar fuera incompleto, sino «con
todos los elementos de seguridad necesarios (hecho probado), conociendo su trabajo
de antenista, y habiendo recibido cursos teóricos sobre medidas de seguridad (hecho
probado), por lo que resulta correcta la tesis del Juez al estimar responsabilidad
exclusiva del accidentado el evento. STSJ Valencia, 23 marzo 1994.

- Descuido, error, exceso de confianza o imprevisión del trabajador

En el momento del siniestro se procedía al desplazamiento del andamiaje


móvil, no siendo utilizado como plataforma de trabajo, por lo que la existencia de dos
tablones de largas dimensiones (6 metros de largo) en la parta alta de la estructura
tubular, sin sujeción de ningún tipo, es debido, no a la infracción de normas genéricas
o específicas de seguridad en el trabajo, imputables a al empresa, sino a un descuido
del propio trabajador accidentado, quien como Oficial Gruista, encargado del montaje
y desmontaje de dicho andamiaje, procedió junto a otros dos trabajadores a su mando,
al desplazamiento del mismo...sin tener en cuenta la existencia de dos tablones en la
parte superior de la estructura móvil...sin sujeción alguna, lo que determinó, debido a
las vibraciones, la caída de uno de los tablones, que al impactar con su cara, le
ocasionó la muerte. STSJ Baleares 31 diciembre 1993.

El trabajador accidentado (con la categoría de picador minero) se hallaba


trabajando en el interior de una galería y avanzando en la explotación, así como que

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se produjo el desprendimiento de un costero del techo de la galería, en la que existía
un falso techo...constando (así lo reconocen las partes) que existía vigilante. Ante
tales hechos la solución a adoptar ha de partir, forzosamente, de lo dispuesto en la
Ordenanza de Trabajo para la Minería del Carbón...a tenor de la cual la realización
del posteo auxiliar es misión y obligación del propio picador, y del hecho de ser la
inexistencia de tal posteo el hecho desencadenante del accidente sufrido. Si, pues, la
ausencia de cumplimiento de lo dispuesto en el art. 61 del Reglamento General de las
Normas Básicas de Seguridad Minera, es atribuible al propio trabajador fallecido
obvio es que no puede atribuirse a la empresa la responsabilidad declarada por el
INSS y el Magistrado de instancia, sino que, por el contrario, el accidente debe
atribuirse al exceso de confianza o error en el examen del techo por parte del
fallecido. STSJ Castilla y León, Valladolid, 18 mayo 1993.

El actor «realizaba las funciones de encargado de la empresa»; es decir que el


trabajador accidentado, perfecto conocedor del estado de la obra y de las tareas que se
iban realizando en razón a sus funciones de dirección, única y obviamente sometidas
y supervisadas por el arquitecto y administrador de la empresa titular de la
construcción, cometió la imprevisión de aventurarse a cruzar una pasarela cuyos
tablones no estaban aún fijos, que carecía de barandilla y sin que debajo de la misma
se hubiera llegado a instalar red u otro mecanismo de seguridad; por todo lo cual no
cabe apreciar infracción...sino que se concluye que la causa o razón del accidente está
en lo que fue una imprudencia profesional del trabajador. STSJ Cataluña, 14 octubre
1993.

- Trabajador que actúa por propia iniciativa, sin atender indicaciones de la


empresa

94
En el presente caso, sin negar la existencia de una actitud imprudente por parte
del fallecido, ella no conlleva el plus propio de la imprudencia temeraria, y así la
propia parte recurrente se detiene en destacar como presupuesto de la existencia de
esta última imprudencia, el hecho de que «el trabajador al decidir sin que nadie se lo
ordene matar a tiros a un toro y arrojarlo a un pozo, en contra no sólo de las normas
sanitarias, sino de la opinión del empresario, de las advertencias del otro trabajador, y
lo que es más trascendente, de lo que se venía haciendo en otras ocasiones». Dichas
circunstancias no pueden hacer calificar, en el presente caso, la imprudencia como
temeraria, en cuanto la certeza de la trasgresión de normas reglamentarias no puede
calificar automáticamente la temeridad en el ámbito laboral, sin que pueda obviarse,
igualmente, que la infracción de las normas sanitarias no es causa directa del
fallecimiento de trabajador...; por otra parte, como recoge el hecho probado tercero
«el empresario no dio órdenes sobre matar a la res correspondiente, ni tampoco
ordenó que se deshiciera de los animales muertos tirándolos al interior del pozo», por
lo que no nos encontramos ante el incumplimiento de una orden dada por el
empresario que es, como ha quedado expuesto, lo que puede calificar la imprudencia
como temeraria, sino ante una acción imprudente. STSJ Andalucía, Granada, 11
marzo 2003.

Procede el recargo de prestaciones porque no hay imprudencia del trabajador


sino método inadecuado de trabajo y falta de prevención suficiente

No figura en la sentencia recurrida una alusión específica a una información o


instrucción respecto al modo de proceder, y por contra, frente a la tesis del recurso, sí
que nos encontramos ante un modo habitual y ordinario de proceder, o al menos
anteriormente se había llevado a cabo la operación de medición con la maquinaria en
marcha. Es cierto que el trabajador asume un riesgo, pero el mismo había sido
comprobado por la empresa y sancionado positivamente, puesto que en modo alguno
lo prohíbe o limita. STSJ País Vasco, 27 septiembre 2005.

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La concurrencia de culpas permite modular pero no excluir el recargo de
prestaciones

Resulta evidente, pues, la concurrencia en el presente caso de los requisitos


necesarios para la imposición del recargo, pues la empresa ha incumplido medidas de
seguridad tanto generales como especiales a cuya observancia venía obligada y como
consecuencia de dicho incumplimiento se produjo el accidente...La Sala no ignora
que la conducta del trabajador también debe considerarse como imprudente, dado que
se quitó el cinturón de seguridad para intentar llegar al lugar donde se encontraba el
carro con los materiales, pero reiterada doctrina jurisprudencial ha declarado que la
concurrencia de culpa en el trabajador no exime de responsabilidad a la empresa, si
bien deberá tenerse en cuenta a la hora de fijar el porcentaje del recargo (en este
sentido, STS 19 enero 1996). STSJ Andalucía, Málaga, 2 junio 2003.

Tampoco la conducta del trabajador es calificable de imprudencia temeraria,


ante una mera advertencia genérica, sin otras especificaciones o formación en materia
de seguridad y no siendo el trabajador responsable de esta materia en el organigrama
del demandado... se declara probado que concurre culpa simple del trabajador, no
temeraria, pero existe culpa grave del empresario que incumple su deber de
evaluación y prevención del riesgo concreto que le afectó y otros, así como su deber
de coordinar el trabajo peligros al que se exponía su empleado con otra empresa que
manejaba en el momento del siniestro una grúa susceptible de graves consecuencias
en la integridad del operario que efectivamente se producen...concurren
circunstancias adicionales que revelan un grado máximo de culpa del empresario que
es lo que autorizaría el 50% del recargo pretendido, pero siendo ponderable a tales
efectos la culpa del operario hace que el recargo impuesto en grado medio del 40% en
la instancia, sea el adecuado. STSJ Cantabria, 12 diciembre 2005.

96
Es claro que, en el supuesto estudiado, medió una falta de protección del pedal
de la máquina prensante que impidiera que, por inadvertencia del operario, se
activase sin desearlo, por lo que ha de mantenerse la sanción acordada, y, aunque es
cierto que el lesionado obró imprudentemente al acometer la medida laboral por la
parte anterior de la prensa cuando debía hacerlo por la posterior, esa imprudencia es
el prototipo de las de carácter profesional y que ha sido ponderada por el legislador
de instancia que ha rebajado el incremento de prestaciones al 35% sobre un máximo
del 50%. STSJ Madrid, 9 febrero 1993.

Procede indemnización de daños en caso de ineficacia de las medidas


preventivas que deben prever las distracciones o imprudencias no temerarias del
trabajador

Se integra legalmente dentro del concepto de culpa la ineficacia de las medidas


preventivas encaminadas a prever las distracciones o imprudencias no temerarias que
pudiera cometer el trabajador y si bien es cierto que la máquina reunía las
condiciones descritas en hechos probados, también lo es que las medidas que
incorporaba no resultaban efectivas, para, ante la práctica descrita en la sentencia
recurrida, cuando se cortaban los hilos, impedir un resultado lesivo para la integridad
del trabajador, sin que éste hubiese incurrido en imprudencia temeraria. Además nada
indica que haber dotado de efectividad a la medida concreta sin perjudicar el proceso
productivo, fuera inviable. Abunda en lo dicho que el trabajador no era el directo
encargado de la máquina, lo que aconseja constatar la plena efectividad de las
medidas de seguridad y el hecho de que, con posterioridad, se han introducido
mejoras.

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El accidente de tráfico sufrido por trabajador autónomo al caerse de la moto
cuando acudía a visitar a un cliente es accidente laboral. STSJ Andalucía, Sala Social,
4 Abril 2013. Rec 779/2012.

Analiza el caso de un trabajador, cuya profesión es la de graduado social,


afiliado al RETA, que sufre un accidente de tráfico al caerse de la moto cuando se
desplazaba a visitar a un cliente. En el régimen especial de trabajadores autónomos el
requisito previo para poder percibir las prestaciones por accidente de trabajo y
enfermedad profesional es que el trabajador autónomo aporte pruebas conforme la
lesión que tiene esas connotaciones de obedecer de forma directa e inmediata al
trabajo por el que está incluido en este Régimen Especial.

La referencia legal al accidente en tiempo y lugar de trabajo incluye el


accidente en misión, en el que el trabajador se desplaza para cumplir un encargo de la
empresa. A diferencia del accidente in itinere, éste se considera laboral por
acontecido en tiempo y lugar de trabajo.

La noción de accidente en misión ha sido aceptada por el Tribunal Supremo


como una modalidad específica de accidente de trabajo, en la que se produce un
desplazamiento del trabajador para realizar una actividad encomendada por la
empresa.

Así, según la jurisprudencia, la misión integra dos elementos conectados ambos


con la prestación de servicios del trabajador: el desplazamiento para cumplir la
misión y la realización del trabajo en que consiste la misión. La protección del
desplazamiento presenta cierta similitud con la del accidente in itinere, en la medida
en que éste se protege en cuanto que puede ser determinante de la lesión.

98
La sala cita la doctrina jurisprudencial respecto a que ha de identificarse como
accidente laboral todo evento en que de alguna manera concurra una conexión con la
ejecución de un trabajo, bastando con que el nexo causante, se de sin necesidad de
precisar su significación, mayor o menor, próxima o remota, concausal o
coadyuvante, debiendo otorgarse dicha calificación cuando no aparezca acreditada
ruptura de la relación de causalidad entre actividad profesional y padecimiento,
excepto cuando hayan ocurrido hechos de tal relieve que sea evidente a todas luces la
absoluta carencia de aquella "relación", cediendo únicamente la presunción ante la
prueba cierta y convincente de la causa del suceso excluyente de la relación laboral.
En nuestro caso resulta difícilmente aplicable el concepto de accidente in misión por
cuanto la encomienda de la prestación de servicio no es emitida por un tercero,
tratándose más bien de un accidente de trabajo ocurrido en tiempo de trabajo y que
tenía como objetivo recoger determinada documentación de un cliente,
correspondiendo a la Mutua el abono de dichos gastos.

XIIII. LA RESPONSABILIDAD POR ACCIDENTES DE TRABAJO

1. INTRODUCCIÓN

El sistema de responsabilidad empresarial por accidente de trabajo se encuentra


integrado por varios subsistemas de diferente alcance y contenido: de un lado, el
subsistema que se podría calificar de reparador; de otro, el subsistema punitivo. El
reparador tiene su fundamento en que en materia de accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales el empresario tiene una obligación reparadora, objetiva,
que cumple compensando los daños causados al trabajador en los términos
legalmente establecidos. Dicha responsabilidad es ajena a cualquier tipo de culpa o
negligencia, lo que permite garantizar una eficaz protección al trabajador ante la
evidencia de que numerosos accidentes se deben a casos fortuitos, por lo que la

99
protección del daño sólo se consigue objetivando la responsabilidad. El segundo
subsistema, el punitivo, incluye las sanciones administrativas y las sanciones penales
en sentido estricto. La sanción administrativa es un acto de gravamen que, por tanto,
disminuye o debilita la esfera jurídica de los particulares, bien sea mediante la
privación de un derecho, bien mediante la imposición de un deber antes inexistente
(condena al pago de una suma de dinero). Finalmente, las sanciones penales
constituyen la reacción más fuerte del ordenamiento y, por tanto, se reservan, de
acuerdo con los principios de intervención mínima y utilidad a las infracciones más
graves.

2. RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL

TS 1.ª Sentencia de 15 de enero de 2008, R.º 2374/2000. Responsabilidad civil.


Accidentes de trabajo. Jurisdicción competente para conocer de las demandas de
responsabilidad civil por accidentes de trabajo. Evolución de la jurisprudencia sobre
esta materia. Postura de la Sala de Conflictos de Competencia del TS. Fijación de la
doctrina definitiva por el Pleno de la Sala 1.ª: las reclamaciones por responsabilidad
del empresario que sean consecuencia del incumplimiento del contrato de trabajo, de
cuyo contenido forman parte las obligaciones relativas a la seguridad de los
trabajadores, deben ser competencia de la jurisdicción social. Ahora bien, aunque se
haya producido un incumplimiento del contrato de trabajo, si se demanda a personas
completamente ajenas al mismo, en virtud de la vis attractiva de la jurisdicción civil
establecida en el art. 9.2 LOPJ, debe declararse la competencia de esta jurisdicción
para conocer de la acción de responsabilidad interpuesta.

AP Asturias, Sección 6.ª, Sentencia de 21 de mayo de 2007. Responsabilidad


extracontractual. accidente laboral. Concurrencia de culpas de empleador y empleado.
Al trabajador le había sido facilitado el material de protección necesario para la
realización de su trabajo pero no aquel preciso para evitar, en caso de contingencia
100
como la de autos, la caída de una zona en la que en condiciones normales no debía
estar. El trabajador no debía haber salido a esa zona sin la adecuada protección.
Indemnización. De la cantidad indemnizatoria en que se ha valorado el daño personal
sufrido por el actor a consecuencia del presente accidente laboral sólo puede ser
minorada la partida correspondiente al factor de corrección al alza que supone la
invalidez permanente total.

AP Vizcaya, Sección 3.ª, Sentencia de 17 de abril de 2007. Responsabilidad


extracontractual. Accidente de trabajo. Indemnización. El demandado no aporta ni la
más elemental prueba de la existencia de adopción de medidas de guarda y perención.
Competencia judicial. Jurisdicción civil. La responsabilidad del empleador por falta
de cumplimiento del deber de vigilancia que le incumbe en las labores propias de la
empresa concretadas en el incumplimiento de las condiciones mínimas de seguridad
para sus empleados debe ser conocida en el ámbito civil y no resulta incompatible el
ejercicio de esta acción con la que en su caso se derive en el orden social. Costas
procesales. Serán de cargo del actor las costas generadas por los demandados
absueltos. Una vez que la parte actora opta por traer a los demandados absueltos al
procedimiento asume las consecuencias que se deriven de la parte dispositiva en
aplicación a ellas del principio del vencimiento.

TSJ Cataluña, Sala de lo Social, Sentencia de 27 de junio de 2007. Accidente


de trabajo. Indemnización por daños y perjuicios. Trabajador que falleció tras haber
sufrido un accidente de trabajo muy grave el por caída de la estribera posterior del
camión de basuras. Accidentes anteriores en las mismas condiciones sin que se tomen
medidas de seguridad. No puede considerarse caso fortuito. Indemnización de la que
se descuentan las prestaciones ya reconocidas. Error en el descuento no
descontándose el importe total percibido. Finiquito. Finiquito sin valor liberatorio
respecto de la indemnización por daños y perjuicios al saldarse sólo las deudas
salariales. Litispendencia. No cabe apreciar la excepción al no derivar la pretensión

101
de acta de la Inspección de Trabajo sino de una responsabilidad contractual
independiente. Responsabilidad penal y laboral independientes.

TSJ Extremadura, Sala de lo Social, Sentencia de 29 de diciembre de 2006.


Accidente de trabajo. Indemnización por daños y perjuicios. Caída de un trabajador
de la construcción de la que se derivó politraumatismo y fractura de una pierna.
Concurrencia de culpas. Culpa compartida del empresario, por omisión de medidas
de seguridad, y del trabajador, por el estado de embriaguez en el que se encontraba.
Aplicación de la doctrina del Tribunal Supremo que estima que no ha de descontarse
de la cuantía de la indemnización el importe de la capitalización del recargo de
prestaciones, pero sí el de las prestaciones básicas sobre las que se calcula. Dado que
la culpa del trabajador sobrepasaba el 50% y teniendo en cuenta la prestación
percibida por incapacidad permanente total, el resultado no arroja saldo a favor del
trabajador.

TSJ Cataluña, Sala de lo Social, Sentencia de 9 de octubre de 2006. Accidente


de trabajo. Indemnización por daños y perjuicios. Procedencia. El trabajador fue
objeto de un atraco con apuñalamiento. Minusválido que trabaja en una estación de
servicio por las noches en manifiesta situación de exposición al riesgo por el manejo
de dinero y la ausencia normal de otras personas durante las horas de la noche.
Empresa que no habilitó una cabina de seguridad hasta después del accidente. Grupo
de empresas. Responsabilidad solidaria. La empresa tenía suscrito un contrato de
prestación de servicios con el garaje en que ocurrió el accidente, constituyendo ambas
empresas un grupo de empresas, siendo la empresa contratante la empleadora del
trabajador dedicándose a la integración de minusválidos. Indemnización fijada en
función de las dolencias padecidas. Indemnización cubierta por la póliza de seguro.

TSJ País Vasco, Sala de lo Social, Sentencia de 22 de septiembre de 2006.


Accidente de trabajo. Indemnización por daños y perjuicios. Responsabilidad
empresarial. No cabe declarar la responsabilidad de la compañía aseguradora. La
102
póliza suscrita por la empresaria cubre la responsabilidad civil, pero excluye la
responsabilidad civil patronal. Las condiciones particulares limitan la garantía de tal
responsabilidad civil, fijando que la compañía aseguradora solo cubría la
responsabilidad civil general o extracontractual y excluía la responsabilidad civil
patronal. No cabe hablar de una responsabilidad civil general o extracontractual que
repercuta y cubra la contingencia de aseguramiento para con el trabajador,
denominándole a este tercero respecto de la afectación asegurada, pues los
trabajadores no tienen la condición de terceros a los efectos de este seguro de
responsabilidad civil general o extracontractual.

TS 4.ª Sentencia de 24 de julio de 2006. Accidente de trabajo. Indemnización.


Prestaciones de seguridad social. Las prestaciones de Seguridad Social no agotan la
indemnización total que pudiera proceder en concepto de responsabilidad civil por
culpa o negligencia del empresario en la producción de un accidente de trabajo, pero
se integran en ese total indemnizatorio y son, por lo tanto, deducibles de su importe.
Deducción del capital-coste constituido por la Mutua para atender al pago de la
pensión de viudedad reconocida en favor de la esposa del trabajador fallecido.
Criterio no aplicable al recargo de prestaciones por infracción de medidas de
seguridad en el trabajo.

TSJ Cataluña, Sala de lo Social, Sentencia de 9 de mayo de 2006 Accidente de


trabajo. Indemnización por daños y perjuicios. No procede declarar la responsabilidad
solidaria del administrador de la empresa condenada. La responsabilidad por
infracción en materia de Seguridad Social debe recaer sobre el patrimonio social,
siendo lícita la limitación de la responsabilidad de la empresa. Jurisdicción social.
Incompetencia para conocer de las pretensiones relativas a la responsabilidad de los
administradores societarios basadas en un incumplimiento de los deberes societarios.

103
TSJ Andalucía, Sala de lo Social de Granada, Sentencia de 3 de mayo de 2006.
Accidente de trabajo. Indemnización por daños y perjuicios. Procedencia. Omisión de
las medidas de seguridad exigibles en relación con las condiciones de trabajo. Ha
sido la falta de adopción de las mismas la que ha determinado la producción del
siniestro, sin perjuicio de la incidencia que en ello haya podido tener una cierta
negligencia del trabajador. Póliza de seguro de accidentes que se concierta como
mejora voluntaria a la acción protectora de la Seguridad Social, no como seguro de
responsabilidad civil. La aseguradora tiene que responder de la mejora voluntaria
cubierta en la póliza pero no de la responsabilidad civil que no tiene concertada.
Indemnización fijada conforme el estado de salud del accidentado y los factores
coadyuvantes de carácter familiar y sociolaboral.

3. RESPONSABILIDAD EX DELICTO

AP Barcelona, Sección 6.ª, Sentencia de 3 de septiembre de 2007. Delito contra


los derechos de los trabajadores. Accidente de trabajo. Insuficiencias y omisiones
múltiples en materia de seguridad individual y colectiva. Conducta dolosa del
empresario que conocía el incumplimiento de la normativa laboral. Homicidios por
imprudencia grave. Máxima negligencia en quien ostenta la posición de garante. Falta
de formación adecuada para realizar trabajos en altura y escasez de medidas a
disposición de los trabajadores. Responsabilidad civil ex delicto. Condición de
beneficiario. No consta la continuidad de la relación afectiva entre uno de los
fallecidos y la madre de sus hijos. Absolución de la aseguradora como responsable
civil directa por falta de cobertura del riesgo. Responsabilidad derivada del contrato
de seguro que no puede reclamarse en vía penal por terceros perjudicados.

104
AP Granada, Sección 1.ª, Sentencia de 31 de julio de 2006. Delito contra la
seguridad de los trabajadores. Homicidio imprudente. Absolución del ayudante del
jefe de obra, contratado en prácticas, puesto que su actuación era subordinada y
dependiente. Absolución del encargado de la obra que no tiene competencia sobre los
trabajadores de la empresa subcontratada. Falta de imprudencia leve. Responsabilidad
penal del administrador-gerente de la empresa subcontratista. Fallecimiento del
trabajador por utilización de un enganche inadecuado para izar la carga de un pilar
doble en una grúa. Inapreciación de imprudencia grave pues el plan de seguridad
elaborado por la empresa contratista no contemplaba medidas especiales para la
realización de esta operación. Responsabilidad civil. Mantenimiento de la
indemnización fijada en la instancia para no incurrir en reformatio in peius.
Compatibilidad con la otorgada por la jurisdicción laboral.

XIV. INFRACCIONES Y SANCIONES LABORALES POR EL


ACCIDENTE DE TRABAJO

TS, Sala Tercera, Sección 4.ª, Sentencia de 23 de julio de 2001. Faltas y


sanciones administrativas. Impugnación de sentencia que niega la responsabilidad de
una empresa municipal de aguas y alcantarillado en dos accidentes de trabajo sufridos
por sendos trabajadores de empresas contratistas y subcontratista, en base al
incumplimiento de lo dispuesto en la Ley sobre infracciones y sanciones del orden
social. Determinación de la responsabilidad atendiendo al centro de trabajo que
permite establecer una relación entre la empresa responsable del accidente y el
incumplimiento de obligaciones establecidas en materia de seguridad e higiene.
Desestimación del recurso de casación.

TS, Sala Tercera, Sección 4.ª, Sentencia de 19 de abril de 2004. Unificación de


doctrina. Infracciones y sanciones laborales. Seguridad e higiene en el trabajo.
Accidente laboral. Concurrencia de culpa del trabajador. La imprudencia del
105
trabajador como factor ponderable. Incidencia en la fijación de la cuantía de la
sanción. Debe atenderse al dato de que en el nexo de causalidad entre los hechos
acaecidos y la lesión sufrida sea un elemento concurrente de notable importancia la
imprudencia del trabajador. No procede rebajar la cuantía de la sanción cuando el
riesgo fue grave y cierto. En el caso, la empresa no se aseguró de que la línea de alta
tensión en la que trabajaba el operario se encontraba fuera de funcionamiento, por lo
que tanto con imprudencia de éste como sin ella el riesgo era cierto.

XV. PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES. DERECHOS Y


OBLIGACIONES DEL EMPRESARIO

TS 4.ª Sentencia de 7 de febrero de 2003. Accidentes de trabajo. Prevención de


riesgos laborales. Responsabilidad. Compensación económica por los daños y
perjuicios sufridos. Imputación al empresario incumplidor de las obligaciones en
materia de seguridad e higiene en el trabajo. Traslado y manejo de explosivos para su
colocación en lugar determinado para realizar una prueba sin asumir por parte del
empresario las medidas de seguridad legal y reglamentariamente establecidas.
Resultado de explosión previsible conocido por el empresario a quien le es exigible
una diligencia superior que es la esencia de la culpa extracontractual.
Responsabilidad contractual de la compañía de seguros al encontrarse el riesgo
cubierto por la póliza de seguros.

TSJ Madrid, Sala de lo Contencioso-administrativo, Sección 3.ª, Sentencia de


10 de abril de 2007. Prevención de riesgos laborales. Instrucción a los trabajadores.
Infracciones y sanciones. Accidente de trabajador menor de edad contratado por
sociedad subcontratada, al cual no se le formó adecuadamente. Accidentes de trabajo.
Responsabilidad del empresario principal. Responsabilidad del empresario principal

106
concurrente y compatible con la responsabilidad del empresario inmediato a quien
haya contratado o subcontratado.

XVI. RESPONSABILIDAD, EN ORDEN A LAS PRESTACIONES,


DE LA ENTIDAD GESTORA O MUTUA PATRONAL EN CASOS DE
INCUMPLIMIENTO EMPRESARIAL

TS 4.ª Sentencia de 11 julio de 2007. Mutuas de accidentes de trabajo. Anticipo


de prestaciones. Pensión por incapacidad permanente total derivada de accidente de
trabajo. Responsabilidad de la empresa, con obligación de anticipo por la Mutua.
Resarcimiento a la Mutua de los gastos y desembolsos por efectuar el anticipo.
Cuando la Mutua tiene que efectuar la constitución del capital coste de renta, el
derecho al resarcimiento comprende también la obligación de abonar los intereses de
capitalización hasta el día en que se efectúe el ingreso. Aunque la Mutua haga
efectivo el ingreso del capital coste en plazo, como tiene que abonar los intereses,
éstos no son moratorios, sino que constituyen una partida económica que forma parte
del montante total del capital coste. Se trata de intereses que, por tanto, se incluyen en
el reintegro que debe recibir de la empresa responsable. La responsabilidad
subsidiaria del INSS alcanza también al abono de dichos intereses.

107
XVII. CONCURRENCIA DE CULPAS DE TERCEROS Y DEL
PROPIO TRABAJADOR EN LA CALIFICACIÓN DEL ACCIDENTE DE
TRABAJO

De conformidad con el apartado quinto del art. 115 de la LGSS, no impedirá la


calificación de accidente de trabajo la concurrencia de culpabilidad civil o criminal
del empresario, de un compañero de trabajo del accidentado o de un tercero, salvo
que no guarde relación alguna con el trabajo. De este modo, se incluyen tanto los
hechos fortuitos, como los accidentes causados por terceros, aun cuando sean dolosos
o entrañen una imprudencia temeraria, que seguirán teniendo la calificación de
accidente de trabajo. Lo cual es un ejemplo más del proceso de ampliación y
objetivación del concepto de accidente de trabajo. Así, por ejemplo, accidentes
causados en el centro de trabajo, por una imprudencia de compañeros. También,
accidentes causados por terceros, en el trayecto de ida o vuelta del trabajo.

Del mismo modo, también aquí se incluyen los hechos fortuitos, así, por
ejemplo, atropellos, colisiones; pero también si media imprudencia temeraria o dolo
por parte del tercero que hubiera provocado el accidente. Así, actos terroristas,
asesinatos llevados a cabo en el desplazamiento hacia el trabajo, atracos. Siempre que
no hubieran mediado motivos personales. Esto es, siempre que el agresor y el
trabajador no se conocieran por razones ajenas al trabajo y que la agresión no se
hubiera llevado a cabo, precisamente, por motivos personales relacionados con esa
relación extra muros de la relación laboral; ya que en estos casos la agresión al
trabajador se produce de forma fortuita, la víctima es causal, precisamente por
encontrarse en el lugar de los hechos, lo que se debe al obligado desplazamiento y no
se hubiera sufrido si no se hubiera ido o vuelto del trabajo. De lo contrario, cuando
median motivos personales, la agresión es buscada y la víctima es elegida a
conciencia, siendo el lugar de la agresión secundario y pudiendo ser cualquier sitio.
Por ejemplo, por agresiones de violencia de género, aun cuando se produzcan en el
trayecto de ida o vuelta al trabajo.
108
XVIII. EL DOLO Y SU INTERPRETACIÓN

1. INTRODUCCIÓN

Por actos del propio accidentado. Según el art. 115.5ª) de la LGSS, no impide
la calificación de accidente de trabajo la imprudencia profesional que es consecuencia
del ejercicio habitual de un trabajo y se deriva de la confianza que inspira en el
trabajador. En sentido contrario el número cuatro del mismo artículo establece que sí
rompe el nexo causal con el trabajo y, en consecuencia, no tiene la consideración de
accidente de trabajo, los ocurridos o debidos por dolo o imprudencia temeraria del
trabajador accidentado.

El dolo implica que el trabajador con su conducta en el trabajo busca


deliberadamente el resultado, esto es la lesión corporal. Evidentemente se trataría de
supuestos más bien extremos de autolesiones llevadas a cabo por el trabajador, con la
finalidad de conseguir una prestación económica de la Seguridad Social. Dentro de
este contexto, el supuesto más conflictivo, sin duda, es el del suicidio del trabajador.
Obviamente, en última instancia es la auto-lesión por excelencia, causándose el
trabajador su propia muerte, en principio, de forma voluntaria. Ahora bien, los
Tribunales admiten la calificación de accidente de trabajo de la muerte por suicidio,
siempre y cuando no se cause de manera consciente y voluntaria, sino como
consecuencia de trastornos mentales causados o que tengan conexión con el
desempeño del trabajo, de modo que hay que estar a las concretas circunstancias de
cada caso. Así, por ejemplo, una grave depresión causada por un supuesto de acoso
psicológico o sexual en el trabajo, que aboca en el suicidio del trabajador, etc. Todos
recordamos el caso de "France Telecom" hace unos años, donde se suicidaron un
elevado número de trabajadores de la empresa. Además, si se produce en tiempo y
lugar de trabajo, el carácter laboral queda cubierto, en principio, por la presunción del

109
art. 115.3 LGSS, debiendo probar, quien tenga interés, las causas reales no
relacionadas con el desempeño del trabajo, en su caso.

Consideraciones sobre la imprudencia temeraria

En la imprudencia temeraria, por el contrario, el trabajador no busca


directamente con su conducta el resultado, esto es el accidente, como ocurre en el
supuesto de dolo. Sin embargo, asume y es consciente que con su comportamiento
hay una muy alta probabilidad de que ocurra o se produzca un accidente. Revela la
ausencia de la más elemental precaución, sometiéndose el trabajador de forma
inmotivada, consciente y caprichosa a un peligro cierto. Así, se pone de manifiesto el
patente y más claro desprecio del riesgo y de la prudencia más elemental exigible. La
mera infracción de normativa, "per se", no supone automáticamente la apreciación de
imprudencia temeraria.

Así, la mera infracción de normativa de prevención de riesgos laborales, por


ejemplo, quitarse las gafas de protección durante unos minutos o la infracción del
código de circulación, saltarse un semáforo o un "Stop", no suponen una imprudencia
temeraria de forma aislada, sin sopesar todas las circunstancias que intervienen en el
caso en concreto. Así, trabajar con grados de alcoholemia muy elevados que afectan
visiblemente la capacidad del trabajador, saltarse un semáforo en una avenida
principal de una ciudad en hora punta y a una velocidad muy elevada, participar
voluntariamente en peleas con compañeros, la muerte del trabajador
drogodependiente, en el trabajo, por sobredosis o adulteración etc. También, a mi
entender, el incumplimiento reiterado de la normativa, así, por ejemplo, trabajar
habitualmente sin casco, a pesar de las sanciones reiteradas de la empresa o conducir
habitualmente sin cinturón de seguridad. Asimismo, debe ser probada la existencia de
imprudencia temeraria por parte de quien la alegue.

110
Por su parte, la imprudencia profesional o simple, se debe a la monotonía de
los trabajos y el exceso de confianza del trabajador y puede conllevar la infracción de
reglamentos o normativa de seguridad y salud. No hay que olvidar que la normativa
de prevención de riesgos laborales establece que la efectividad de las medidas
preventivas deberá prever las distracciones o imprudencias no temerarias que pudiera
cometer el trabajador, art. 115.4 LPRL. De este modo, el empresario deberá prevenir
los accidentes debidos a imprudencia simple o profesional. Así, por ejemplo, no
llevar los medios de protección individual obligatorios, cascos, botas, guantes, gafas,
etc. En caso de accidentes de circulación, la simple infracción de la normativa del
código de circulación, en principio, no deja de ser una imprudencia simple o
profesional y no temeraria, incluso el conducir sin el permiso de conducir
correspondiente o sin el seguro obligatorio.

2. VALORACIÓN DE LAS CIRCUNSTANCIAS

En definitiva, hay que estar a las circunstancias de cada caso en concreto para
apreciar el dolo y, especialmente, la diferencia entre imprudencia temeraria y
meramente profesional o simple, que es la verdadera frontera entre accidente de
trabajo y accidente común. Así, por ejemplo, como hemos destacado antes, si el
trabajador se salta un semáforo en una avenida principal de una ciudad en hora punta
y a una velocidad muy elevada y sufre un accidente, no se puede decir que haya
buscado deliberadamente las lesiones que haya sufrido, pero sí que asumiera que
pudiera pasar y, pese a ello, realizó la conducta imprudente. Sin embargo, si ese
mismo trabajador se salta un "stop" en una carretera comarcal a las cuatro de la
mañana, con poco tránsito, sin peatones y con una visibilidad buena en ambos
sentidos, aun cuando infringe la normativa del código de circulación, precisamente es
porque piensa que en esas condiciones no hay ninguna probabilidad de que ocurra un
accidente.

111
XIX. REPARACIÓN Y VALORACIÓN DEL DAÑO EN LOS
ACCIDENTES DE TRABAJO

1. INTRODUCCIÓN

Desde 1966 el trabajador accidentado puede reclamar de su empresario una


indemnización que va más allá de las prestaciones cubiertas por la Seguridad Social,
y hasta cubrir todos los daños y perjuicios sufridos por el mismo, siempre que resulte
dicho empresario ser el responsable del daño por dolo o culpa que es por lo que se
exige responsabilidad en nuestro derecho. Cuando esta reclamación se produce se
plantean dos problemas principales (cuándo se le puede imputar al empresario esa
responsabilidad y cuál es el montante económico de la misma) y otros colaterales, lo
que ha llevado a ocupar muchas opiniones doctrinales y muchas resoluciones
judiciales, algunas de ellas contradictorias entre sí, hasta llegar al momento actual en
que se ha llegado a un cierto consenso clarificador de toda esta problemática, que es
lo que aquí se trata de concretar.

Constituye una regla básica del derecho de daños que, cuando una persona
sufre un daño que le es imputable a otra, tiene derecho a exigir de esta última la
reparación íntegra de aquel daño sufrido, lo que se traduce en la expresión clásica de
compensatio lucri cum damno que incluye tanto el daño realmente sufrido (daño
propiamente dicho), como el beneficio dejado de obtener como consecuencia del
daño (lucro cesante). Pero también forma parte del contenido básico del derecho de
daños que el perjudicado por una acción a otro imputable solo tiene derecho a esa
congrua satisfacción, pero no a ninguna cantidad superior, pues ello le produciría un
enriquecimiento injustificado y, por ello, injusto.

112
Cuando se produce un accidente de trabajo en sentido propio, o sea, cuando
una persona está prestando sus servicios laborales para un tercero, puede ocurrir que
el accidente le pueda ser imputado al empresario por no haber cumplido las
exigencias de seguridad y salud establecidas previamente, o puede ocurrir que dicho
accidente pueda ser imputado a un tercero o al propio trabajador, o a unos y otros
conjuntamente. Se plantea en cualquier caso el problema de determinar quién o
quiénes son responsables del mismo, pero también el de precisar el montante
económico de esa responsabilidad.

Con arreglo a las reglas probatorias tradicionales le correspondía al


accidentado, que consideraba responsable a su empleador, demostrar que el accidente
se había producido trabajando, que su empleador era el culpable de aquella situación
y que el daño producido alcanzaba una u otra cantidad.

Ante esta dificultad probatoria y, partiendo de una realidad objetiva cual es la


de que, en un gran porcentaje de casos, el accidente tiene relación directa con el
hecho de manejar unas máquinas o utilizar unos medios propiedad del empresario
susceptibles de causar un daño que no se hubiera producido si no se estuviera
trabajando con ellos; y en aras de proteger al trabajador de esos resultados dañosos
eliminando aquellas exigencias probatorias, en el año 1900, en un momento de
iniciación de lo que luego ha sido un sistema de protección social más generalizado,
se llegó a establecer un modo de reparación del accidente de trabajo —Ley de 31 de
enero de 1900— que consistió en entender que en todo caso de accidente, la
responsabilidad era del empresario, pero la responsabilidad de éste llegaba tan solo
hasta una cantidad tasada sin posibilidad por parte del trabajador de exigirle una
cantidad superior por otras vías —con la única excepción relacionada con la
posibilidad de lo que se conoce como recargo de prestaciones también tasado—; se
trataba de un sistema de responsabilidad objetiva, tasada e inmune, que tenía para el
trabajador la ventaja de que le eximía de aquellas cargas probatorias y para el
empresario la de conocer el montante económico de su responsabilidad.
113
Aquella vía siguió su curso con normativa adicional garantizadora de la
indemnización a través de diversos sistemas de protección privada o pública —
sucesivamente Compañías de Seguros, Mutuas, Seguro de Accidentes de Trabajo—
hasta que fue incluida en el Sistema actual de la Seguridad Social, con una especial
protección dentro de este Sistema que sigue garantizando, en todo caso de accidente
de trabajo, una protección de naturaleza objetiva y tasada. Pero a partir de la Ley de
la Seguridad Social del año 1966 esta protección dejó de perder la inmunidad que
hasta entonces tuvo, pues se permitió al accidentado que, con independencia de lo
que el sistema le reconocía por aquel principio de responsabilidad objetiva, pudiera
reclamar de su empleador, si éste había incurrido en responsabilidad, el montante
económico de los daños y perjuicios que hubiera podido derivar del accidente no
cubiertos por el sistema público de protección. Y ello porque se pudo apreciar que
este sistema público no cumplía con el requisito de obtener aquella compensación
íntegra de los daños y perjuicios a que tiene derecho todo accidentado cuando es otra
persona el responsable del mismo, pues, en efecto, la prestación que garantiza la
Seguridad Social cubre exclusivamente el «lucro cesante» y no todo (pues, aunque se
perciba una pensión, ésta no cubre todos los posibles beneficios que se pudieran
obtener de hallarse el mismo trabajador en activo), pero no cubre más que algunos
daños patrimoniales —los sanitarios— pero no otros daños muy importantes, como
los psicofísicos y los morales.

Quiere ello decir que desde 1966 el trabajador accidentado puede reclamar de
su empresario una indemnización que va más allá de las prestaciones cubiertas por la
Seguridad Social y hasta cubrir todos los daños y perjuicios sufridos por el mismo,
siempre que resulte dicho empresario ser el responsable del daño por dolo o culpa que
es por lo que se exige responsabilidad en nuestro derecho.

114
Cuando esta reclamación se produce se plantean dos problemas principales, a
saber: cuándo se le puede imputar al empresario esa responsabilidad —criterio y
título de imputación— y cuál es el montante económico de la misma. Pero al hilo de
esos dos problemas principales se plantean otros colaterales como el de determinar el
órgano jurisdiccional competente para conocer de estas cuestiones, o el de determinar
qué ocurre con las prestaciones de la Seguridad Social ya percibidas por el trabajador.
Todo lo cual ha llevado a ocupar muchas opiniones doctrinales y muchas
resoluciones judiciales, algunas de ellas contradictorias entre sí, hasta llegar al
momento actual en que se ha llegado a un cierto consenso clarificador de toda esta
problemática, que es lo que aquí se trata de concretar en la medida que la que
actualmente se puede hacer, puesto que todos los problemas no están definitivamente
solucionados.

2. DELIMITACIÓN DE LA CUESTIÓN

La jurisprudencia sobre esta materia es especialmente problemática por cuanto,


en primer lugar, se halla repartida entre la doctrina de la Sala 1.ª de lo Civil y la de la
Sala 4.ª de lo Social; y porque hasta muy recientemente no se ha llegado a un mínimo
consenso sobre toda la problemática que encierra el tema aquí traído a estudio.
Siendo por esta razón por la que la estudiaremos por partes en atención a los
diferentes problemas planteados sobre el particular; a saber:

El problema de la competencia judicial

Ha sido tradicional que la Sala 1.ª entendiera que era competente para conocer
de estas demandas de responsabilidad civil adicional a la de Seguridad Social por
entender que se trataba de demandas de responsabilidad civil derivadas de culpa
extracontractual, mientras que la Sala 4.ª se consideró siempre igualmente
competente por considerar que se trataba de dilucidar acerca de una responsabilidad
115
derivada del incumplimiento de una obligación de seguridad ubicada dentro del
contrato de trabajo (responsabilidad contractual). En la actualidad, la Sala 1.ª ha
aceptado que la responsabilidad derivada de accidente de trabajo tiene origen
contractual cuando se reclama del empleador, con lo que ha llegado a la conclusión
de que la competencia para conocer de estas cuestiones cuando es el empleador el
demandado es del orden social. En este punto, la sentencia dictada por la Sala 1.ª del
TS de 15 de enero de 2008 (Rec. 2374/2000, dictada por el Pleno de la Sala —en
tesis que ha reiterado la misma Sala en una nueva STS de 19 de febrero de 2008 y en
la más reciente de 25 de febrero de 2010— marca un antes y un después en el
régimen jurídico de esta responsabilidad en tanto en cuanto ha supuesto un giro
importante en la consideración y tratamiento de esta cuestión, para llegar en este
punto a las mismas conclusiones básicas en las que se basaba la doctrina de la Sala 4.ª
en relación concreta con la responsabilidad del empleador. No obstante lo cual, ha
dejado la cuestión a mitad del camino por cuanto sigue siendo posible que, ante este
orden jurisdiccional, se llame a otro demandado además del empresario para que siga
el orden civil conociendo de la misma frente a la tesis de la Sala 4.ª —por todas, STS
de 22 de junio de 2005 (Rec. 786/2004 que considera debe estimarse competente
cualquiera que sea la cadena de posibles responsables a los que se demanda, por
cuanto el incumplimiento es, de origen, de naturaleza contractual, por ser el
empresario el principal responsable.

El problema sobre el criterio de imputación

También se ha producido un acercamiento en cuanto al criterio de imputación


de responsabilidades en cuanto que la Sala 1.ª ha pasado de sus criterios objetivistas
anteriores a uno nuevo que se conoce como criterio de imputación objetiva —por
todas STS, Sala 1.ª, de 30 de julio de 2008 o 23 de abril de 2009, que, a pesar de su
nombre, fija la existencia de responsabilidad en la existencia de un daño «imputable»
a una determinada persona en razón del incumplimiento de sus obligaciones,
siguiendo con ello, aunque sin decirlo, en los «principios de derecho europeo de
contratos». En este punto la Sala 4.ª mantuvo la exigencia de que el actor probara la
culpa del demandado —SSTS de 30 de septiembre de 1997 y 2 de febrero de 1998
116
en criterio que procederá modalizar, sobre todo porque estamos en presencia, al decir
de la Sala, de una responsabilidad derivada de culpa contractual y no en un supuesto
de responsabilidad extracontractual del que parte la Sala 1.ª, por lo que serían de
aplicación los preceptos del art. 1101 CC en relación con los arts. 1183 y 1184 CC y
217 LEC, tanto respecto de la responsabilidad apriorística del «deudor de seguridad»,
como desde el punto de vista de la mayor facilidad probatoria.

El problema de la compatibilidad entre la indemnización por responsabilidad


civil y las prestaciones de Seguridad Social

Una discrepancia fundamental entre las Salas se concretaba en el hecho de que,


mientras la Sala 4.ª, en aplicación del criterio de que la prestación de la Seguridad
Social formaba parte de la total indemnización a la que el interesado tuviera derecho,
descontaba de la indemnización lo percibido por aquel medio aplicando el llamado
criterio de «compatibilidad complementaria», por todas STS de 10 de diciembre de
1998 (Rec. 4078/1997, la Sala 1.ª aceptaba la suma de ambas cantidades —«sistema
de compatibilidad acumulativa», por considerar que la prestación de Seguridad Social
era independiente de la adicional que se reclamaba— por todas SSTS, Sala 1.ª, de 7
de marzo de 1994 y 18 de mayo de 1999. Aunque en este punto también ambas Salas
han venido matizando en los últimos tiempos su concepto sobre la valoración y la
compensación, la Sala 1.ª para aceptar que «el único principio que ha de tener en
cuenta el Juzgador es el de la indemnidad de la víctima, y ello sin perjuicio de que
puedan tenerse en cuenta las cantidades que se hayan hecho efectivas al perjudicado»,
en tesis que supone aceptar descuentos de cantidades percibidas a cuenta, y por lo
tanto aproximándose a las tesis de la Sala 4.ª, cual puede verse en SSTS, Sala 1.ª, de 8
de octubre de 2001 (Rec. 1869/1996, 31 de diciembre de 2003 (Rec. 531/1998 o 15
de enero de 2008 (Rec. 2374/2000) —FJ 10 in fine—, en el mismo sentido en que
apuntó en algún momento la Sala 2.ª —STS, Sala 2.ª, de 5 de septiembre de 2001
(Rec. 3875/1999, quedando fuera de ese descuento lo percibido como «recargo de
prestaciones». Así lo ha entendido tanto la doctrina de la Sala 4.ª —SSTS de 2 de
octubre de 2000 (Rec. 2393/1999) o 30 de enero de 2008 (Rec. 414/2007), entre
117
otras muchas— como de la Sala 1.ª, que ha hecho suya la misma doctrina y la ha
aplicado en el mismo sentido como puede apreciarse en SSTS, Sala 1.ª, de 24 de julio
de 2008 (Rec. 1899/2001) o 3 de diciembre de 2008 (Rec. 2604/2002).

La problemática valoración del daño. La posible aplicación del baremo


establecido para los accidentes de tráfico

En donde se ha producido en los últimos tiempos un acercamiento mayor entre


las dos posiciones ha sido en cuanto a la valoración de los daños derivados de
accidente. En esta materia han coincidido ambas Salas en aceptar la posibilidad de
aplicar el baremo establecido para los accidentes de tráfico con un valor referencial
—STS de 11 de noviembre de 2005 (Rec. 1575/1999, seguida de las de Sala General
de 17 de julio de 2007 (Rec. 4367/2005 y 513/2006) y SSTS, Sala 1.ª, de 17 de abril
de 2007 (recursos 2908/2001 y 2598/2002)—. Sobre aquellas bases precitadas ambas
jurisdicciones han adoptado como posible y opcional la utilización, bien del sistema
tradicional de alegación y prueba de los daños sufridos por el perjudicado por el
accidente, bien el sistema de baremación legal previsto en el Anexo del RD Leg.
8/2004, de 9 de octubre, que aprobó el texto refundido de la Ley sobre
responsabilidad civil y seguro de circulación de vehículos de motor, como norma
referencial o de aplicación analógica, a pesar de que no es obligatoria más que para
los accidentes de tráfico.

Este sistema legal del baremo a pesar de ser utilizado con carácter referencial
es el que ha pasado a ser utilizado por la generalidad de los Juzgados y Tribunales
tanto del orden civil como del orden laboral, y es por esta vía por donde se ha
conseguido unificar en gran medida aquella distonía tradicional existente en ambos
órdenes jurisdiccionales sobre la misma materia, si bien hay que decir que siendo el
mismo el camino seguido, todavía quedan trechos que recorren hasta conseguir la
total unificación de criterios en la aplicación de dicho baremo. Debiendo añadir que si
se progresa conjuntamente en la misma dirección pasarán a ser muy secundarios los
problemas tradicionales sobre la competencia de uno u otro orden jurisdiccional,
118
puesto que al final la reparación del daño producido sería de la misma entidad y con
idénticos resultados, con lo que la inseguridad jurídica hasta ahora existente
desaparecería por completo.

Ambos órdenes jurisdiccionales parten de la base de que el «sistema para la


valoración de los daños y perjuicios causados a las personas en accidente de
circulación» que se recoge en el Anexo al precitado RD Leg. 8/2004 no viene
establecido para establecer la valoración del daño sufrido por accidentes de trabajo, y
es por ello por lo que el mismo solo es de aplicación a éstos por vía de analogía o por
vía referencial. Por ello, solo se utiliza cuando la propia parte demandante se
«autovincula» al mismo utilizando sus criterios, que es lo que ocurre con toda
normalidad en el presente momento histórico; pero, por no ser vinculante para los
accidentes de trabajo, es por lo que puede seguirse el sistema tradicional civil de
alegar y probar la existencia de los daños por los medios legales de prueba.

La aplicación de dichos criterios en relación con los accidentes de trabajo hasta


tanto no exista un sistema específico para la valoración de los mismos se acepta en
razón a las ventajas que tiene para todas las partes implicadas. En este sentido, la Sala
4.ª en una de las dos primeras sentencias en las que directamente aplicó el sistema de
baremo de 2004, en su STS de 17 de julio de 2007 (Rec. 4367/2005 explica con toda
claridad cuál es la causa por la que estima que el sistema de baremo es aplicable,
señalando cómo «pese a las críticas recibidas, el denostado sistema de baremación
presenta, entre otras, las siguientes ventajas: 1.ª.—Da satisfacción al principio de
seguridad jurídica que establece el artículo 9.3 de la Constitución, pues establece un
mecanismo de valoración que conduce a resultados muy parecidos en situaciones
similares. 2.ª.—Facilita la aplicación de un criterio unitario en la fijación de
indemnizaciones con el que se da cumplimiento al principio de igualdad del artículo
14 de la Constitución. 3.ª.—Agiliza los pagos de los siniestros y disminuye los
conflictos judiciales, pues, al ser previsible el pronunciamiento judicial, se evitarán
muchos procesos. 4.ª.—Da una respuesta a la valoración de los daños morales que,
119
normalmente, está sujeta al subjetivismo más absoluto. La cuantificación del daño
corporal y más aún la del moral siempre es difícil y subjetiva, pues, las pruebas
practicadas en el proceso permiten evidenciar la realidad del daño, pero no
evidencian, normalmente, con toda seguridad, la equivalencia económica que deba
atribuirse al mismo para su completo resarcimiento, actividad que ya requiere la
celebración de un juicio de valor. Por ello, la aplicación del baremo facilita la prueba
del daño y su valoración, a la par que la fundamentación de la sentencia, pues como
decía la STS, Sala 2.ª, de 13 de febrero de 2004, la valoración del daño con arreglo al
baremo legal "es una decisión que implícitamente indica la ausencia de prueba sobre
los datos que justifiquen mayor cuantía y que, por ende, no requiere inexcusable
(mente) de una mayor fundamentación. Entendiendo que la exigencia constitucional
al respecto se satisface cuando la decisión por su contenido y naturaleza permite
conocer las razones que la fundan, aunque estén implícitas o muy lacónicamente
expresadas". Y es que, aun admitiendo las dificultades que entraña la elaboración de
un sistema de valoración de daño, es lo cierto que, sobre todo cuando se trata de
daños morales, goza de mayor legitimidad el sistema fijado por el legislador con
carácter general que la valoración efectuada por los órganos jurisdiccionales con
evidente riesgo de quiebra de los principios de igualdad y de seguridad jurídica, pues
las invocaciones genéricas a la prudencia del Juzgador y a la ponderación ecuánime
de las circunstancias del caso que realiza no son garantía de corrección, ni de
uniformidad resarcitorias».

En este mismo sentido se ha pronunciado la Sala 1.ª indicando en su STS, Sala


1.ª, de 7 de mayo de 2009 (Rec. 937/2004) que la aplicación de este sistema «no solo
no menoscaba la indemnidad de las víctimas... sino que viene a procurar al sistema de
unos criterios de valoración dotándose de una seguridad y garantía mayor del que
daba el mero arbitrio judicial».

En definitiva se viene a señalar cómo, a falta de otro sistema mejor —que para
los accidentes de trabajo sería muy de desear—, esta previsión legal es la que
120
garantiza más que el tradicional de alegaciones y pruebas del daño en cada caso
concreto la seguridad jurídica en la reparación y la igualdad en el tratamiento del
problema, fundamentalmente en cuanto a la valoración del daño moral de probanza
imposible.

Admitida esta posibilidad, sigue afirmando que, en cualquier caso, y en ello se


implica también la sentencia del Tribunal Supremo de la misma fecha, 17 de julio de
2007 (Rec. 4367/2005), que la aplicación de aquellas previsiones legales debe
hacerse con arreglo a los siguientes criterios básicos:

a) La aplicación del baremo es función propia de los Jueces de instancia, si


bien con concretas exigencias que pueden llevar a que la Sala del Tribunal Superior o
la del Tribunal Supremo puedan modificar aquella valoración, cual ocurrirá cuando
utilizando aquellas reglas se salgan ostensiblemente de las mismas sin ninguna
motivación o cuando aplique de forma incorrecta, arbitraria o desproporcionada los
criterios de tasación de años previstos en la norma de aplicación. Así lo ha entendido
tanto la Sala 1.ª —TS, Sala 1.ª, de 10 de febrero de 2006 (Rec. 2280/1999) y las que
cita— como la Sala 4.ª en sus importantes sentencias de 17 de julio de 2007 y, entre
otras, en la STS de 30 de julio de 2008 (Rec. 616/2002), en las que se ha señalado
que la cuantía de la indemnización concedida no es revisable en casación salvo en
relación con las bases fijadas para el cálculo de la misma o en supuestos de
irrazonable desproporción en la cuantía fijada.

b) El Juez debe tomar su decisión resolviendo todas las cuestiones planteadas,


con una motivación suficiente, «lo que le obliga a razonar la valoración que hace del
daño y la indemnización que reconoce por los diferentes perjuicios causados». Para
aceptar como suficiente la motivación se requiere que el Juez haga una valoración
pormenorizada de cada uno de los daños apreciados según su etiología, o sea,
distinguiendo los daños personales biológicos o fisiológicos en su persona y lo que
121
constituyen los daños morales relacionados con ese deterioro físico, así como los
daños patrimoniales y tanto el daño emergente (los gastos soportados por el hecho
dañoso) como el lucro cesante (la pérdida de ingresos y expectativas). O sea, se le
exige que haga una valoración vertebrada del daño y no una valoración conjunta o
global del mismo.

c) Por lo tanto, cuando el Juez se acoge a la aplicación del baremo para fijar las
cuantías de la indemnización por los distintos conceptos deberá aplicarlo de
conformidad con las previsiones que en el mismo se contienen, de forma que solo
podrá modificar al alza el montante económico del baremo motivando las razones por
las que se aparta del mismo. Como dijo la STS, Sala 4.ª, de 17 de julio de 2007 y
reitera la STS, Sala 1.ª, de 9 de diciembre de 2008 (Rec. 1577/2002) la utilización de
este sistema de valoración del baremo no es preceptiva, pero cuando se opta por
utilizar este medio de valoración con carácter optativo hay que seguirlo con sus
previsiones y consecuencias por un principio de congruencia derivado de la
«autovinculación».

Ambas jurisdicciones están igualmente de acuerdo en que la adecuada


utilización del baremo exige distinguir entre lo que son las reglas o criterios
establecidos para la determinación de la responsabilidad y la cuantía de las
indemnizaciones previstas en el mismo. Las reglas se contienen en la norma básica
constituida por el Anexo al RDL 8/2004, y las cuantías a tener en cuenta son las que
se contienen en sus distintas «tablas» teniendo en cuenta que la cuantía se actualiza
cada año por medio de concretas Resoluciones de la Dirección General de Seguros y
Fondos de Pensiones (los de los últimos años fueron dictados en 9 de marzo de 2004
(BOE 6 de abril de 2004), 7 de febrero de 2005 (BOE 18 de febrero de 2005), 24 de
enero de 2006 (BOE 3 de febrero de 2006), 19 de febrero de 2007 (BOE 19 de
febrero de 2007), 17 de enero de 2008 (BOE 24 de enero de 2008), 7 de enero de
2009 (BOE 2 de febrero de 2009) y 31 de enero de 2010 (BOE 5 de febrero de 2010).

122
En relación con qué reglas del baremo aplicar, la Sala 1.ª y la Sala 4.ª están también
de acuerdo en entender —aquélla en sus SSTS, Sala 1.ª, de 17 de abril de 2007 (Rec.
2908/2001 y 2598/2002) o 12 de marzo de 2009 (Rec. 885/2004) y las de la Sala 4.ª
en las SSTS de 17 de julio de 2007 citadas— que la normativa aplicable, las reglas a
tener en cuenta y a aplicar a la hora de valorar los daños, es la correspondiente a la
fecha de producción del accidente, lo que nos conduce a la contenida en el «sistema
de valoración de los daños y perjuicios causados a las personas en accidentes de
tráfico», que se recoge como Anexo al RD Leg. 8/2004, de 29 de octubre, y ello por
dos razones fundamentales para la Sala 4.ª, a saber: a) porque la normativa legal y
convencional a tomar en consideración es la correspondiente a la fecha de producción
del accidente de trabajo en cuya órbita no podemos dejar de considerar que nos
movemos- la Sala 4.ª sigue este criterio a otros efectos desde su STS de 1 de febrero
de 2000; y b) porque en el propio Anexo, en la regla 3 del mismo, ya se dispone que
«a los efectos de aplicación de las tablas, la edad de la víctima y de los perjudicados y
beneficiarios será al referida a la fecha del accidente». Por lo tanto el régimen
jurídico a aplicar es el contenido en aquel Anexo en cuanto a las reglas de aplicación
del baremo.

Problema distinto lo constituye el relativo a determinar qué concretas tablas


cuantificadas tomar en consideración, pues en principio no habría problema en tomar
también las de la fecha del accidente. Sin embargo, sobre este particular la doctrina
contenida en las sentencias dictadas por ambas Salas parte de la base de que estamos
en presencia de una «deuda de valor» y no de una «deuda nominal», porque el
nominalismo no se compadece bien con la exigencia de la restitutio in integrum que
se persigue, razón por la que el baremo utilizable no puede ser el de la fecha del
accidente, sino el de la fecha más aproximada a aquella en que se ha de percibir la
indemnización recogida en el mismo. No obstante, en tal sentido se produjo una
cierta discrepancia entre la doctrina de la Sala 1.ª y la de la Sala 4.ª, pues, partiendo
en ambas de la base de que estamos, como se ha dicho, ante una «deuda de valor», y
estimando ambas doctrinas que el régimen jurídico a tomar en consideración es el de
la fecha del accidente, la Sala 1.ª entendió que las concretas cuantías a tomar en
123
consideración habrían de ser las correspondientes al momento posterior al accidente
en que se han consolidado las secuelas del siniestro —momento del alta médica o de
la curación con o sin secuelas—, o sea, atendiendo al valor del punto que se recoge en
las tablas anuales actualizadas correspondientes a dicha circunstancia, SSTS, Sala 1.ª,
de 17 de abril de 2007 (Rec. 2598/2002) y 12 de marzo de 2009 (Rec. 885/2004);
mientras que la Sala 4.ª en sus SSTS de 17 de julio de 2007 (Rec. 4367/2005 y
513/2006) entendió que era más ajustado al criterio «valorista» el de fijar como fecha
a tomar en consideración, a los efectos de aplicar una u otra tabla, la de la resolución
judicial que fijó por primera vez la cuantía, que pudo ser la sentencia de instancia —
como hizo la STS, Sala 4.ª, dictada en el Rec. 4367/2005—, o la de la fecha de la
sentencia de casación —como hizo la STS, Sala 4.ª, dictada en la misma fecha en el
Rec. 513/2006—, tomando en consideración a tal efecto la Resolución 75/7 del
Comité de Ministros del Consejo de Europa, que efectuaba una recomendación en tal
sentido al decir que «la indemnización destinada a reparar el daño se calculará según
el valor que tenga el daño al dictarse la sentencia». No obstante haber seguido tal
criterio, que llevaba consigo la no aplicación en estos casos de los intereses
moratorios de art. 1105 CC por cuanto la indemnización se calculaba a la fecha de la
sentencia, la Sala puede entenderse que ha reconsiderado esta solución en su STS de
30 de enero de 2008 (Rec. 414/2007) para llegar a la conclusión de que, aun cuando
aquella primera valoración puede ser utilizada, resulta más adecuado a la finalidad de
la restitutio in integrum y al régimen jurídico de los intereses en nuestro derecho la
aplicación del valor en el tiempo de la consolidación de las secuelas en cuanto que
con el abono de los intereses legales del art. 1108 CC —si se reclama a tiempo— se
está consiguiendo en igual o mejor medida la satisfacción de aquel interés y se
cumplen mejor las exigencias del art. 1101 CC, además —esto es añadido mío— de
conseguir la unificación de criterios con la Sala 1.ª. No lo ha dicho así exactamente,
pues, como puede apreciarse en su fundamento séptimo, dicha sentencia solo
contempla la cuestión relativa al pago de los intereses y es al hilo de esta
argumentación como se refleja esta conclusión, pero es posible llegar a la misma a
partir de las palabras utilizadas, además de la bondad que siempre lleva consigo una
solución unificada como la que con ello se consigue.

124
A partir de estos criterios básicos es importante tomar en consideración los
criterios sobre los que se halla articulado el sistema de valoración de los daños
recogidos en el repetido Anexo a la normativa de tráfico.

Para la valoración de los daños personales —sicofísicos y morales—, así como


el lucro cesante, procederá la aplicación de las tablas correspondientes que
contemplan las siguientes situaciones o supuestos ya citados: la muerte del
accidentado; las lesiones permanentes, invalidantes o no; las incapacidades
temporales; sin perjuicio de recordar el punto 6 del apartado primero del Anexo ya
citado cuando dispone que, «además de las indemnizaciones fijadas con arreglo a las
tablas, se satisfarán en todo caso los gastos de asistencia médica y hospitalaria y,
además, en las indemnizaciones por muerte los gastos de entierro y funeral».

En las tablas se distingue, como puede apreciarse por su propia redacción, entre
lo que es la indemnización por daños sicofísicos y lo que son los factores de
corrección al alza o a la baja, tablas I y II para las indemnizaciones por muerte, tablas
III, IV y V para las lesiones permanentes, con indemnización por los daños según
secuelas —tabla V— y puntos correspondientes —tabla III—, con sus
correspondientes factores de corrección —tabla IV—; y la tabla VI para las
situaciones de incapacidad temporal con la distinción entre daños sicofísicos y moral
—apartado A)—, y factores de corrección — apartado B)—.

Aplicadas estas tablas sale una indemnización de la que habrá que deducir lo
percibido por la Seguridad Social que, en cuanto afecta solo al lucro cesante, habrá
que descontarlo únicamente del factor de corrección concreto. Sobre esta cuestión en
las SSTS, Sala 4.ª, de 17 de julio de 2007 (Rec. 4367/2005 y 513/2006) ya se vio por
primera vez cómo la exigencia de homogeneidad en los descuentos exigía que lo
percibido por incapacidad permanente total por el accidente de trabajo sólo era
125
susceptible de ser descontado de la indemnización por el índice corrector de las
lesiones permanentes por el concepto de invalidez permanente —tabla IV—, y solo
en la medida en que aquel concepto incluya la indemnización por incapacidad para
trabajar, y por lo tanto no en su totalidad por cuanto el indicado concepto del baremo
incluye otras indemnizaciones como el llamado prejudice d´agreement o capacidad de
goce en otros órdenes de la vida, quedando autorizado el Juzgador para establecer de
forma motivada el porcentaje a deducir en cada caso. Y este mismo criterio ha sido
seguido por las sentencias de 2 y 3 de octubre de 2007 (Rec. 3945 y 2451/2006), 21
de enero de 2008 (Rec. 4017/2006), 30 de enero de 2008 (Rec. 414/2007), 22 de
septiembre de 2008 (Rec. 1141/2007), 20 de octubre de 2008 (Rec. 672/2007), 14 de
julio de 2009 (Rec. 3576/2008), 23 de julio de 2009 (Rec. 4501/2007) o 14 de
diciembre de 2009 (Rec. 715/2009).

En relación con la cantidad percibida como prestaciones por IT la solución ha


venido contemplada también en las mismas sentencias indicadas, más en concreto en
las de 17 de julio de 2007 y 14 y 23 de julio y 14 de diciembre de 2009, en las que
con toda claridad se expresa, en cifras, la forma de calcular la indemnización por
incapacidad temporal, pues teniendo en cuenta que en el baremo se indemnizan daños
físicos y morales en la tabla A) y lucro cesante en la tabla B), por esta última se ha de
calcular la diferencia entre lo percibido por IT y lo que le correspondería haber
percibido por aplicación de la escala A).

Nada se ha dicho todavía sobre la compensación de las prestaciones de la


Seguridad Social recibidas en los casos de muerte derivada de accidente de trabajo,
pero también habría que descontarla de la cantidad prevista por el concepto
establecido en la tabla II.

Como ya se dijo más arriba, el recargo de prestaciones del art. 127.3 LGSS, en
el caso de que exista, no se descuenta.

126
El tema objeto de comentario en este «dossier» es, como puede apreciarse, uno
de los más difíciles con los que se ha encontrado la jurisprudencia, lo que ha sido
debido no solo a la dificultad intrínseca del mismo, sino al hecho de que se ha
mezclado también el tema de la competencia judicial con el problema añadido de la
determinación del título de imputación y del criterio de imputación del mismo
derivado; ello derivó hasta el problema de los descuentos y de ahí al verdadero
problema de fondo, que es el de la adecuada valoración del daño. Aunque el
problema de la competencia no está totalmente esclarecido, sí que lo están en gran
medida los relativos al criterio de imputación a seguir (criterio de imputación objetiva
o culposo con el problema añadido de la carga de la prueba), pero sobre todo el de la
valoración del daño. El sistema establecido en el baremo de tráfico es el más utilizado
por sus enormes ventajas probatorias, sobre todo en cuanto incluye la valoración de
los daños morales de imposible probanza, y es el que más aproximación puede darnos
hacia una verdadera indemnización aunque obviamente el Juez puede modificar las
cuantías allí establecidas motivándolo de forma adecuada, puesto que este baremo
solo se aplica con valor referencial a falta de un baremo específico para los accidentes
de trabajo. Pero hoy en día existen unas pautas de valoración que no son difíciles de
aplicar y tienen el mínimo contenido garantista exigible a un problema de esta
naturaleza.

En definitiva se puede decir que, después de una trayectoria jurisprudencial


verdaderamente complicada, se ha llegado a una situación estable en la valoración del
daño derivado de accidente de trabajo con importantes márgenes de seguridad
jurídica tanto para el perjudicado por un accidente como para el posible responsable
de sus consecuencias dañosas.

Aunque la Sala IV del Tribunal Supremo (STS 30/06/2010 (R. 4123/2008)) ha


sostenido tradicionalmente que la responsabilidad civil del empresario por el accidente
de trabajo «es la responsabilidad subjetiva y culpabilista en su sentido más clásico y

127
tradicional», lo cierto es que más modernamente se ha venido abandonando esta
rigurosa -por subjetiva- concepción originaria, insistiéndose en la simple exigencia de
culpa -sin adjetivaciones- y en la exclusión de la responsabilidad objetiva (valgan como
ejemplo las SSTS 18/07/2008 (R. 437/2007); 14/07/2009 (R. 181/2008) y 23/07/2009
(R. 4501/2007 ), siquiera también en ocasiones se hayan efectuado afirmaciones más
próximas a la postura que en esta sentencia mantendremos (así, entre otras, STS
17/07/2007 (R. 717/2005))

En el caso estudiado por la STSJ Asturias 09/05/2014 (R. 795/2014), lo único


que ha quedado acreditado en relación con el accidente de trabajo sufrido por el actor es
que, cuando se encontraba realizando su labor en un edificio en construcción, utilizando
una taladradora, ésta da un giro chocando con la mano izquierda del trabajador, lo que
le ocasionó una fractura de diáfisis de radio y cubito izquierdo. Existió, pues, un
accidente de trabajo que le produjo lesiones en la mano izquierda que acabaron
determinando el reconocimiento de una incapacidad permanente total, pero se
desconoce cual ha sido la causa exacta del accidente porque, mientras en el parte de
accidente se hace constar que la taladradora dio un giro alcanzándole la mano izquierda,
a la Mutua el trabajador le manifiesta que 'sufre una caída hacia atrás tras descarga
eléctrica'.

No se puede determinar, de manera objetiva, cómo se produce el accidente ni,


por tanto, cuáles fueron las normas de prevención o seguridad que han sido infringidas
por el empresario, imposibilidad que se acentúa ante la falta de intervención en el
referido accidente de la Inspección de Trabajo, lo que conduce, necesariamente, al
rechazo del recurso, ya que para que proceda la indemnización demandada la doctrina
jurisprudencial exige que se acredite la concurrencia de culpa subjetiva por parte de la
empresa conectada causalmente con el resultado acaecido.

128
3. INDEMNIZACIONES POR ACCIDENTE DE TRABAJO Y
BAREMO

El Pleno de la Sala IV del Tribunal Supremo, con voto particular de varios


Magistrados, estima en parte el recurso de D. Sebastián B.T. contra STSJ Cataluña de
22 de febrero de 2013 (rec. 7376/2011), que había revocado en parte la SJS núm. 25
de Barcelona de 18 de abril de 2011 y declara el derecho del trabajador a ser
indemnizado por la empresa FB S.A. con 57.796,21 euros por daños y perjuicios
derivados de accidente de trabajo.

El trabajador sufrió un accidente de trabajo en 2006 del que resultó con


afectación dorso-lumbar derivada del movimiento repetitivo y manipulación manual
de cargas al ubicar un radiador en la pila de comprobación de estanqueidad, por lo
que estuvo en situación de incapacidad temporal y fue declarado en situación de
incapacidad permanente en grado de total derivada de accidente de trabajo. El
Juzgado de lo Social núm. 25 de Barcelona le reconoció 59.947,68 euros como
indemnización por daños y perjuicios a cargo de la empresa FB S.A., importe que el
Tribunal Superior de Cataluña redujo a 10.953,03 euros.

Doctrina del tribunal supremo

Indemnización civil complementaria por accidente laboral y su cuantificación.


La inaplazable necesidad de un baremo laboral propio. La Sala de lo Social del
Tribunal Supremo estableció en su día que las secuelas de los accidentes de trabajo y
enfermedad profesional podían ser objeto de incremento con una indemnización civil
adicional a cargo del empresario, además de las prestaciones públicas a cargo a la
seguridad social y de recargos por falta de medidas de seguridad y de las mejoras
complementarias de origen voluntario pactadas individual o colectivamente. Ahora
bien, ello ha generado innumerables problemas para el cálculo de la indemnización
129
que ha de percibir el trabajador del empresario. En las SSTS de 17 de julio de 2007
(rcud. 4367/2005) la Sala pretendió unificar criterios en orden a determinar el importe
de la indemnización por daños y perjuicios derivadas de contingencias profesionales
pero el Tribunal reconoce que « la materia en manera alguna está clarificada para
gran parte de los órganos judiciales y restantes operadores jurídicos».

Se confirma así la oportunidad de la propuesta contenida en la Ley de la


Jurisdicción Social de 2011 (disp. final 5.ª) de un nuevo sistema (baremo) de
valoración de daños derivados de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales
propio del ámbito social que se encomendó elaborar al Gobierno, aunque el ejecutivo
haya dejado pasar el plazo entonces fijado para su elaboración. Resulta hoy
extraordinariamente complejo determinar con la necesaria certeza y seguridad
jurídica el importe de las indemnizaciones resultantes, no solo para empresarios y
trabajadores, sino también para las entidades aseguradoras, y probablemente hace
también imposible todavía hoy su estimación completa y precisa a priori, pese a los
esfuerzos de la Sala Cuarta por clarificar esta importantísima cuestión, que termina
generando no solamente unos costes imprevisibles para las empresas, sino sobre todo
una gran litigiosidad y una visible desigualdad entre las indemnizaciones finalmente
percibidas por los trabajadores en situaciones aparentemente iguales. En la situación
presente, ya no se puede exigir más a los Tribunales laborales, sino que han de ser el
Gobierno y el poder legislativo quienes fijen a la máxima urgencia en una norma
completa e integrada un sistema laboral propio y autosuficiente de valoración de
daños a efectos de indemnizaciones.

Criterios jurisprudenciales y el último cambio jurisprudencial. En la sentencia


ahora comentada se produce, en concreto, un cambio jurisprudencial expreso en torno
al importe indemnizatorio que corresponda percibir por el factor de corrección de
«incapacidad para la ocupación o actividad habitual de la víctima». A la vez la
sentencia enumera los criterios generales sobre la indemnización adicional en
accidentes de trabajo y enfermedad profesional.

130
A) Sistema de responsabilidad empresarial en contingencias profesionales. En
la actualidad el sistema de indemnizaciones, eventualmente acumulables, de un
accidente laboral o enfermedad profesional comprende cuatro clases de prestaciones:

a) Prestaciones de seguridad Social del nivel mínimo y obligatorio, a cargo de


la Entidad gestora o aseguradora responsable, estrictamente objetivas, no requieren
culpa empresarial y son de cuantía tasada,

b) Recargo de prestaciones por falta de medidas de seguridad (art. 123 LGSS) a


cargo estrictamente del empresario, no compensables y no asegurables.

c) Mejoras voluntarias sobre el nivel mínimo a) anterior, pactadas en convenio,


pacto de empresa o contrato, o implantadas voluntariamente por el empresario

d) Responsabilidad civil adicional a cargo del empresario por culpa o


negligencia empresarial.

B) Competencia del orden social, exigencia de culpa empresarial. La


reclamación se formula ante los tribunales laborales y aunque se basa en la culpa
contractual o extracontractual empresarial, está notoriamente objetivada ya que el
empresario es el garante de la salud e integridad del trabajador en el lugar de trabajo y
ha de acreditar haber agotado toda diligencia exigible.

C) Integridad de la reparación económica. Según el Tribunal Supremo la


indemnización, esencialmente a cargo del Juzgado, pero que el TSJ o el TS pueden
revisar si es incorrecta o arbitraria, debe ser suficiente para alcanzar a reparar o
compensar plenamente todos los daños y perjuicios derivados del accidente laboral
que se acrediten, en las esferas personal, laboral, familiar y social, sin que pueda
exceder del daño o perjuicio sufrido para evitar el enriquecimiento sin causa.

131
D) Categorías básicas a indemnizar. La especificación de los daños y perjuicios
debe hacerse según las categorías básicas, siempre sin deducir el posible recargo por
falta de medidas de seguridad:

a) daño corporal (lesiones físicas y psíquicas) y daño moral (sufrimiento


psíquico o espiritual). La aplicación del Sistema para la Valoración de los años y
perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación o baremo del
automóvil (RD Leg. 8/2004, de 29 de octubre) es facultativa, e incluso cabe apartarse
motivadamente en algún punto. Son orientativos también los importes máximos
fijados anualmente por Resolución de la Dirección General de Seguros (v. gr.
Resolución de 5 de marzo de 2014, BOE 15 de 5 de marzo de 2014) que pueden
incrementarse motivadamente.

b) El daño emergente (pérdida patrimonial directamente vinculada con el hecho


dañoso), se fija según lo pedido y lo que haya probado el trabajador, de su existencia
y de su importe (son a cargo de la empresa o aseguradora los hechos excluyentes o
minoradores).

c) El lucro cesante (pérdida de ingresos y de expectativas laborales). Tanto por


incapacidad temporal como incapacidad permanente la posible indemnización
adicional tiene carácter complementario de las prestaciones de Seguridad Social y de
las eventuales mejoras voluntarias, si el importe de la pérdida de ingresos supera la
suma de las prestaciones obligatorias, y siempre «formando parte de un total
indemnizatorio».

E) Concurrencia de indemnizaciones y reglas de compensación. Como regla


general, cuando se tiene derecho a varias indemnizaciones, se entienden compatibles
pero complementarias. Ha de deducirse del importe total lo cobrado de otras fuentes
por el mismo concepto (salvo el recargo de prestaciones que no se descuenta en caso
132
alguno por su naturaleza disuasorio-preventiva), pero: a) evitando el enriquecimiento
injustificado, bien del trabajador, bien del que causó el daño o de la aseguradora; y b)
la compensación solo puede ser efectuada entre conceptos homogéneos.

Secuelas físicas (Tabla III). Las «indemnizaciones básicas por lesiones


permanentes se determinan con inclusión de los daños morales, mediante la
atribución de puntos por cada concreta secuela y del valor por punto en función de la
edad del damnificado. Su importe no puede ser objeto de compensación alguna con
las prestaciones de Seguridad Social ya percibidas ni con mejoras voluntarias y/o
recargo de prestaciones. Como se trata de una deuda de valor, el régimen de las
secuelas y número de puntos son los de la fecha de consolidación, si bien los
importes del punto han de actualizarse a la fecha de la sentencia, con arreglo a las
cuantías fijadas anualmente. El Tribunal admite aplicar intereses moratorios no sólo
desde la interpelación judicial, sino desde la fijación definitiva de las secuelas [alta
por curación] pero hay que elegir entre uno u otro sistema.

Incapacidad Temporal (Tabla V). El lucro cesante a reconocer al trabajador es


la diferencia entre el salario real percibido en activo, incluida la subida de convenio, y
las prestaciones recibidas, incluido el complemento IT de mejora voluntaria (sin
aplicar los «factores de corrección» por perjuicios económicos según los ingresos
netos anuales de la víctima puesto que se parte del 100x100 del salario real). No cabe
compensar con lo reconocido por otros conceptos, como daño emergente o moral.

Según precisa la Sentencia, la determinación del daño moral para la situación


de IT ha de hacerse —tras corrección del criterio inicialmente seguido por la Sala—
conforme a las previsiones contenidas en la Tabla V, y precisamente en las cantidades
respectivamente establecidas para los días de estancia hospitalaria, los impeditivos
para el trabajo y los días de baja no impeditivos [el alta laboral no necesariamente ha
de implicar la sanidad absoluta].
133
Incapacidad Permanente (Tabla IV). Se descuentan de la posible indemnización
final las prestaciones de Seguridad Social y mejoras voluntarias recibidas que
resarcen la disminución de la capacidad de ganancia, sobre la base de equivalencia
entre prestaciones recibidas y lucro cesante salvo casos de acreditada insuficiencia
del resarcimiento (como IP fronteriza con el grado superior, dificultades de
rehabilitación por edad, pérdida de expectativas laborales constatables…)

El daño moral. Cambio de doctrina. El factor corrector de la Tabla IV


[«incapacidad permanente para la ocupación habitual»] exclusivamente atiende al
daño moral que supone —tratándose de un trabajador— la propia situación de IP, por
lo que la indemnización que en tal apartado se fija ha de destinarse íntegramente —en
la cuantía que el Tribunal determine, de entre el máximo y mínimo que al efecto se
establece en ese apartado el Baremo— a reparar el indicado daño moral.

En consecuencia, a la cifra obtenida por el Tribunal Supremo aplicando los


criterios anteriores (42.627,57 euros) ha de añadírsele el importe de la deducción por
lucro cesante efectuada respecto del factor corrector de IP para la «ocupación
habitual» [26.400 euros], lo que llevaría a 69.027,57 euros, si bien la estimación del
recurso no puede superar los términos de lo reclamado por el trabajador (57.796,21
euros).

Por último, en STS 20 de noviembre de 2014, rcud. 2059/13, analiza la


aplicación de la Tabla I del Baremo de Accidentes de Circulación (indemnizaciones
básicas por muerte incluidos daños morales, en relación con el cambio de doctrina
derivado de la anterior STS Pleno de 23 de junio de 2014 sobre la tabla IV Baremo
para concluir: a) que el factor que cuantifica el lucro cesante según los ingresos de la
víctima «como renta de sustitución» viene a compensar las retribuciones salariales
134
dejadas de percibir por el fallecimiento del trabajador; y que, b) La Tabla I, como la
Tabla IV (ya analizada en la STS Pleno de 23 de junio de 2014), «integra el daño
moral, esencialmente, y de las cantidades en ella establecidas no pueden deducirse las
prestaciones de muerte y supervivencia (viudedad y orfandad)» por no guardar la
necesaria homogeneidad conceptual, ya que compensan bien daño emergente o
pérdida patrimonial directa, bien lucro cesante por rentas dejadas de percibir por la
persona fallecida y su familia.

4. ACCIDENTE DE TRABAJO. INDEMNIZACIÓN CIVIL


ADICIONAL

El demandante sufrió un accidente de trabajo cuando prestaba servicios para


una empresa, sucedida después por otra. Se le reconoció el derecho a una pensión de
incapacidad permanente total para su profesión habitual; además, se aplicó un recargo
en las prestaciones económicas por falta de medidas de seguridad, que ascendió al 30
por 100 de las prestaciones económicas. El trabajador percibió 12.020,24 euros en
virtud de un seguro suscrito por la empresa con una aseguradora, a fin de cubrir la
incapacidad permanente total que se había declarado. En la demanda se reclamaban
250.000 euros en concepto de responsabilidad de las empresas y de la aseguradora.

El Juzgado de lo Social dictó sentencia estimando en parte la demanda,


condenando a todos los demandados a abonar al actor la cantidad de 12.311,78 euros,
como valoración del daño sufrido, descontando el capital coste de la pensión y la
indemnización recibida por la póliza de seguro, pero sin deducir el recargo por falta
de medidas de seguridad. El recurso de suplicación interpuesto por el demandante fue
desestimado y confirmada la resolución de instancia.

135
La cuestión controvertida quedó concretada en casación a determinar las
indemnizaciones que deben computarse para la restitución integral de las
consecuencias de un accidente de trabajo. Según el recurrente, debieran computarse
las cantidades correspondientes a la incapacidad temporal, a la indemnización básica
por secuelas, por el factor de corrección por perjuicios económicos y una cantidad por
aplicación del factor de corrección por lesiones que constituyen incapacidad
permanente, con la correspondiente reducción por concurrencia de culpa de la
víctima. Dice la sentencia que el recurso debía quedar limitado a la cuestión aludida,
sin tratar otros temas como los relativos a las valoraciones realizadas y a las cuantías
del baremo aplicables.

Se reitera en este caso la doctrina proclamada por las SSTS de 17 de julio de


2007, 30 de enero y 20 de octubre de 2008, entre otras muchas, doctrina que en
síntesis viene a sostener lo siguiente:

La reparación de los daños derivados de accidente de trabajo se materializa en


la responsabilidad del empresario, como deudor de seguridad frente a sus trabajadores
y como garante del riesgo profesional producido por el desarrollo de su actividad
profesional. La reparación se instrumenta a través de tres vías: las prestaciones de la
Seguridad Social, el recargo de esas prestaciones y la denominada indemnización
civil adicional. Las primeras se aplican abstracción hecha de la culpa del empresario,
pero ofrecen una reparación limitada que no cubre la totalidad del daño. El recargo se
aplica cuando el accidente se produce con infracción de las normas de prevención
imputables al empresario, pero como mecanismo de reparación actúa sólo como un
incremento de las prestaciones de la Seguridad Social y tiene las mismas limitaciones
que éstas en cuanto al alcance de la reparación. La indemnización adicional se funda
en la culpa y establece una reparación adicional que debe permitir una cobertura
completa del daño.

136
Estas tres vías de reparación deben someterse a una cierta coordinación,
habiéndose inclinado la doctrina por el criterio de complementariedad, de forma que
las indemnizaciones pueden superponerse hasta el límite de la reparación del daño
total. Conforme a este criterio deben descartarse del importe del daño total las
prestaciones de la Seguridad Social, en la medida en que cubren la responsabilidad
objetiva del empresario por el mismo hecho y han sido financiadas por éste dentro de
un sistema de cobertura pública en el marco de la Seguridad Social; descuento del
que se excluye el recargo por falta de medidas de seguridad. La coordinación de las
distintas vías indemnizatorias debe hacerse con criterios de homogeneidad; para las
prestaciones de incapacidad temporal la reparación de los perjuicios económicos debe
perseguir la plena indemnidad del trabajador, lo que supone, salvo prueba que
acredite otra cosa, que el perjudicado en concepto de lucro cesante debe percibir, al
menos, el 100 por 100 del salario cobrado al tiempo del accidente. Es procedente
descontar el capital coste de las pensiones de incapacidad permanente de la Seguridad
Social, pero teniendo en cuenta que la compensación sólo puede operar sobre
conceptos homogéneos, de modo que sólo se descontarán las indemnizaciones
reconocidas por lucro cesante. No cabe deducir de la indemnización por incapacidad
temporal lo abonado en concepto de capital coste, porque se vulneraría doblemente la
regla de homogeneidad; tampoco debe deducirse del capital coste de incapacidad
permanente la indemnización básica.

La sentencia trae a un primer plano el tan debatido tema de la compensación


económica de los daños provocados por las contingencias profesionales, poniendo de
relieve los tres niveles actuales de protección en tales situaciones: las prestaciones de
la Seguridad Social; el recargo de las prestaciones económicas en caso de ausencia de
medidas de seguridad y la denominada por la doctrina indemnización civil adicional,
a lo que es posible añadir el seguro privado. El sistema público de protección tiene su
cobertura constitucional en el art. 40 Constitución y, a nivel de legalidad ordinaria, en
los arts. 4. 2 d) y 19 Estatuto de los Trabajadores, así como en la Ley de Prevención
de Riesgos Laborales. De lo que en realidad se trata aquí es de la reparación del daño
total o de la restitutio in intregrum, puesto que la cobertura del sistema público de la
Seguridad Social no alcanza ese resultado.
137
La cuantificación del importe de los daños y perjuicios sufridos entraña una
considerable dificultad, sobre todo cuando se trata de valorar el daño moral, pero no
es el caso de la sentencia comentada, pues el importe de esos factores no se había
cuestionado en el recurso de casación. De lo que se trataba era de la determinación
del importe líquido y del juego que a tal efecto debe atribuirse a los distintos factores
y elementos concurrentes, y de esa manera cuantificar el importe de lo que el
perjudicado debe percibir, es decir, lo que resulte después de deducir de la cifra en
que se sitúa el daño la resta de los posibles adelantos ya abonados. De la doctrina de
la sentencia y de otras anteriores de las Salas Primera y Cuarta del Tribunal Supremo
se pueden sentar las siguientes conclusiones:

1.ª. El recargo por falta de medidas de seguridad se excluye del cómputo de lo


ya percibido, porque actúa de manera independiente como sanción económica.

2.ª. Para fijar la cuantía de la indemnización es correcto computar lo percibido


de la Seguridad Social con origen en los mismos hechos.

3.ª. La regla general es que los beneficios económicos provengan de hechos


diferentes del propio daño, son independientes y, por consiguiente, no se computan
en las indemnizaciones que se establezcan para resarcir el daño total ocasionado.

4.ª. Esa regla general, que trata de evitar el enriquecimiento injusto o sin causa,
no es aplicable cuando se trata de la concurrencia de acciones de indemnización por
negligencia con las prestaciones que, por seguros sociales, ya ha percibido o han de
facilitarse a la víctima del accidente, pues provienen de la misma fuente; se trata de
reparar y no de enriquecer.
138
5.ª. No existe una independencia absoluta entre lo percibido en concepto de
indemnización por las contingencias aseguradas y por las de responsabilidad civil
complementaria. La STS, Sala 4.ª, de 3 de febrero de 2009 declara que cuando existe
el derecho a varias indemnizaciones, se estima que son compatibles, pero no
complementarias; la compensación debe hacerse entre conceptos homogéneos.

6.ª. No cabe deducir de la indemnización por incapacidad temporal lo abonado


en concepto de capital coste de la pensión de incapacidad permanente, porque se
vulnera la regla de la homogeneidad y se compensan unas partidas que corresponden
a la indemnización básica por otras que funcionalmente cubrían en su caso el lucro
cesante. Tampoco cabe la deducción del capital coste de la incapacidad permanente
de la indemnización básica.

XX. RECARGO DE PRESTACIONES DE LA SEGURIDAD SOCIAL

1. CONCEPTO

Todas las prestaciones económicas que tengan su causa en accidente de trabajo


o enfermedad profesional se aumentarán, según la gravedad de la falta, de un 30% a
un 50%, cuando la lesión se produzca por equipos de trabajo o en instalaciones,
centros o lugares de trabajo que carezcan de los medios de protección reglamentarios,
los tengan inutilizados o en malas condiciones o cuando no se hayan observado las
medidas generales o particulares de seguridad y salud en el trabajo, o las elementales
de salubridad o las de adecuación personal a cada trabajo habida cuenta de sus
características y de la edad, sexo y demás condiciones del trabajador.

139
La responsabilidad del pago del recargo en la prestación recaerá directamente
sobre el empresario infractor y no podrá ser objeto de seguro alguno siendo nulo de
pleno derecho cualquier pacto o contrato que se realice para cubrirla, compensarla o
trasmitirla.

La responsabilidad del pago del recargo en la prestación, es independiente y


compatible con las de todo orden, incluso penal, que puedan derivarse de la
infracción (artículo 164 del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad
Social 2015).

TS 4.ª Sentencia de 12 de julio de 2007. Recargo de prestaciones de seguridad


social por accidente de trabajo. Responsabilidad del empresario. Siendo cierto que la
empresa impartió instrucciones escritas a los trabajadores prohibiendo intentar meter
las manos en los cilindros del laminador cuando se caiga un cuerpo extraño, en la
evaluación de riesgos efectuada por el Servicio de Prevención se advirtió de la
necesidad de dotar a la máquina de dispositivos que garanticen su seguridad, dotando
de protección para impedir la accesibilidad a sus cilindros. Fue, pues, la conducta
omisiva del empresario la causa eficiente y determinante del daño producido al
trabajador.

TSJ Cataluña, Sala de lo Social, Sentencia de 13 de julio de 2007. Recargo de


prestaciones por falta de medidas de seguridad. Trabajador accidentado al caerle una
pieza de la obra desde una grúa. La operación no estaba descrita en el plan de
seguridad de la obra y la anilla no tenía ninguna medida de seguridad para que no se
soltara completamente. La culpa del trabajador no puede ser criterio para exonerar la
culpa del empresario. La concurrencia de trabajos extraordinarios, fuera de los
previstos en la obra, no excluye al empresario de su obligación de seguridad. No es
obstáculo para la imputabilidad de la responsabilidad la suficiente formación del
trabajador pues este se encuentra sometido a la propia disciplina del empleador en
cuanto a la forma de realizar las tareas.
140
2. NATURALEZA JURÍDICA DEL RECARGO

Naturaleza sancionadora
Una postura tradicional en la doctrina se inclina por el carácter eminentemente
sancionador o punitivo del recargo.

Como argumentos empleados para respaldar esta postura, se citan, entre otros:

— Que procede de una autoridad administrativa.

— Que requiere previamente un incumplimiento de la normativa sobre


prevención de riesgos laborales por parte del empresario.

— Que tiene una finalidad represiva de los comportamientos ilícitos.

— Que no es susceptible de aseguramiento.

Sin embargo, aparte de todas estas argumentaciones, esta postura no resulta del
todo acertada, en base, entre otras, a las siguientes razones:

— El importe del recargo ingresa en el patrimonio del trabajador accidentado,


cuando lo lógico sería, si se tratara de una sanción típica, que ingresara en el propio
Sistema de Seguridad Social, perjudicado también por el ilícito empresarial al ser en
definitiva el responsable de la prestación generada por el accidente o la enfermedad.

— El carácter sancionador podría plantear el problema de la aplicabilidad del


principio "non bis in idem", pues resulta difícilmente compatible con la posibilidad,
declarada expresamente, de mediar al mismo tiempo una sanción de orden penal o de
orden administrativo.
141
— Es necesario para que sea posible el reconocimiento del recargo que se haya
producido un daño, y que ese daño se haya concretado en un accidente de trabajo o en
una enfermedad profesional, de modo que si no existe lesión el ilícito quedaría sin
sanción.

La jurisprudencia mayoritaria considera al recargo como una medida


eminentemente sancionadora, de carácter punitivo, y que como tal, debe ser objeto de
interpretación restrictiva. En este sentido se pronuncian las sentencias del Tribunal
Supremo de fecha 2 de octubre de 2000, de 14 de febrero de 2001 y de 21 de febrero
de 2002, así como la Sentencia del Tribunal Constitucional número 158/1985, de 26
de noviembre de 1985, que afirma que el recargo "constituye una responsabilidad a
cargo del empresario, extraordinaria y puramente sancionadora".

Naturaleza indemnizatoria

Una segunda postura en la doctrina se inclina por el carácter indemnizatorio del


recargo.

Como argumentos empleados para respaldar esta postura, se citan, entre otros:

— La finalidad reparadora, que tiende a compensar ha quienes no debieron


sufrir un accidente o una enfermedad profesional, de haberse aplicado correctamente
los medios previstos.

— El destinatario del recargo, que es el propio trabajador accidentado o sus


causahabientes.

La jurisprudencia venía proclamando el carácter indemnizatorio del recargo, al


declarar que para la determinación de la cuantía de la indemnización por los daños y
perjuicios derivados de un accidente de trabajo debía detraerse o computarse lo ya
percibido por otros conceptos, incluyendo el importe del recargo. No obstante, la
142
jurisprudencia más reciente confirma el carácter sancionador del recargo y establece
que su importe no es deducible de la indemnización por daños.

Sin embargo, hay elementos en el recargo que lo apartan del carácter


indemnizatorio, como su cuantía, que no depende de la intensidad del daño sino de la
entidad de la infracción a la normativa de prevención de riesgos laborales.

Naturaleza híbrida

Una tercera postura de la doctrina, intermedia, concibe el recargo como una


figura híbrida, esto es, al mismo tiempo, sancionatoria e indemnizatoria.

En este sentido, se califica el recargo como "sanción compleja unitaria de


carácter indemnizatorio", de naturaleza eminentemente sancionadora, pero que a su
vez está impregnado de un componente indemnizatorio en razón del perjuicio
causado por el siniestro laboral.

El recargo tiene una naturaleza mixta, es en principio una sanción que tiene un
fin preventivo y disuasorio, pero también tiene una naturaleza reparadora porque su
importe repercute directamente en beneficio del perjudicado, lo que no ocurre con las
sanciones pecuniarias que se ingresan a la Hacienda Pública. Esa naturaleza especial,
diferente de la propiamente sancionadora, hace que exista un tercero interesado en el
reconocimiento del recargo que redundará en su beneficio (Sentencia del Tribunal
Supremo de fecha 30 de enero de 2008).

En alguna ocasión se ha calificado de "monstruo legal de tres cabezas", por ser


al propio tiempo sanción, indemnización y prestación social. "Sanción porque
necesita como requisito ineludible de un incumplimiento empresarial, indemnización
al tener como finalidad reparar un daño causado al trabajador afectado y, prestación
de Seguridad de Social al no ser sino una prestación de tal índole".

143
En definitiva, el recargo es un híbrido, dotado de un régimen jurídico especial,
cuyo objetivo primordial es disminuir el número de siniestros laborales, con un
contenido punitivo-represivo para el empresario y un componente reparador-
indemnizatorio para el trabajador accidentado.

3. REQUISITOS CONSTITUTIVOS DEL RECARGO

La propia redacción del artículo 164 del Real Decreto Legislativo 1/1994, de
20 de junio, permite afirmar que para la imposición del recargo es precisa la
concurrencia de una serie de requisitos o circunstancias, reiteradamente exigidos por
la jurisprudencia, a saber:

— Debe producirse un accidente de trabajo o una enfermedad profesional.

— Debe existir un incumplimiento de la normativa sobre prevención de riesgos


laborales.

— Debe existir una adecuada relación causal entre el comportamiento del


empresario y el resultado lesivo sufrido por el trabajador.

— Debe existir derecho a una prestación económica, esto es, será premisa
imprescindible que se reúnan los requisitos propios de la prestación económica que
en cada caso corresponda.

La principal cuestión que se plantea es delimitar las medidas de seguridad y


salud cuyo incumplimiento genera la imposición del recargo, esto es, si la infracción
debe recaer en una medida de seguridad concreta y tipificada o se trata de una alusión
144
general, teniendo en cuenta el deber general de prevención a que está obligado el
empresario.

Aquí, la doctrina judicial mayoritaria adopta una postura amplia y flexible, y


estima que la omisión puede afectar a las medidas generales o particulares de
seguridad, exigibles en la actividad laboral, por ser las adecuadas para prevenir o
evitar una situación de riesgo en la vida o salud de los trabajadores. Se fundamenta
esta posición, principalmente, en la deuda de seguridad que el empresario tiene
contraída con sus trabajadores por el solo hecho de que éstos presten servicios bajo su
ámbito de organización, derecho básico recogido en los artículos 4.2 y 19 del Estatuto
de los Trabajadores 2015 y que con carácter general y como positivación del
principio "alterum non laedere", es elevado a rango constitucional por el artículo 15
de la Constitución.

En este sentido, la Sentencia del Tribunal Supremo de fecha 26 de marzo de


1999, señala que el incumplimiento del deber general o deuda de seguridad que
corresponde al empresario es suficiente para imponer el recargo, y la Sentencia del
Tribunal Supremo de fecha 8 de octubre de 2001 establece el deber de protección del
empresario es incondicionado y, prácticamente, ilimitado.

4. SUJETO RESPONSABLE DEL PAGO DEL RECARGO

El sujeto responsable de abonar el recargo es única y exclusivamente el


empresario incumplidor de las medidas de seguridad e higiene (artículo 164.2 del
Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social 2015), sin que exista una
responsabilidad subsidiaria del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS),
como reiteradamente tiene señalado el Tribunal Supremo (entre otras, en sus
Sentencias de fecha 20 de octubre de 2000, 14 de febrero de 2001, 21 de febrero de
2002 y 22 de abril de 2004), al afirmar que el recargo no constituye en modo alguno
145
"una forma o modalidad de prestación que justifique su asunción por la Entidad
Gestora correspondiente".

La Sentencia del Tribunal Supremo de fecha 8 de marzo de 1993, sostiene que


no cabe invocar, un posible desamparo del trabajador que no alcance a percibir el
recargo por falta de medidas de seguridad, a causa de insolvencia de la empresa,
directamente condenada a su abono, pues "el principio de protección social
proclamado por el artículo 41 de la Constitución Española no puede tener un alcance
ilimitado sino, que, como es obvio, ha de desenvolverse dentro de ciertos límites y en
el marco de las disponibilidades financieras del propio régimen de Seguridad Social
adoptado".

No obstante, aunque la responsabilidad se atribuye al empresario infractor,


existen supuestos especiales en los que concurren una pluralidad de empresarios, lo
que plantea la cuestión de determinar el sujeto responsable del pago del recargo.

Contratas y subcontratas de obras y servicios

La mayoría de los pronunciamientos jurisprudenciales venían excluyendo del


ámbito de la responsabilidad solidaria el recargo de prestaciones en base a que la
obligación en materia de seguridad e higiene correspondía en todo caso al empleador
del trabajador, incluso cuando los servicios se presten en los locales de la empresa
principal.

Sin embargo, a partir de la Sentencia del Tribunal Supremo de fecha 18 de abril


de 1992, se admite la eventual responsabilidad solidaria de la empresa principal,
contratista y/o subcontratista, sobre la base de la propia noción de "empresario
146
infractor" utilizada por el artículo 123.2 del Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20
de junio, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad
Social (esta cita debe entenderse hecha al actual artículo 164.2 de la Ley General de
la Seguridad Social 2015), cuya determinación en estos casos "se complica
sobremanera, surgiendo siempre en cada supuesto la interrogante de si alcanza sólo al
empresario directo o propio, o sólo al principal, o a ambos a la vez". En tal sentido
señala que "es perfectamente posible que una actuación negligente o incorrecta del
empresario principal cause daños al empleado de la contrata e incluso que esa
actuación sea la causa determinante del accidente laboral sufrido por este, por lo que
no parece correcto excluir, por sistema y en todo caso, de responsabilidad a la
empresa principal".

El artículo 42.3 del Real Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto, por el que
se aprueba el texto refundido de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden
Social establece claramente que la empresa principal responderá solidariamente con
los contratistas o subcontratistas a que se refiere el artículo 24.3 de la Ley 31/1995,
de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, del cumplimiento, durante el
período de la contrata, de las obligaciones impuestas por dicha Ley en relación con
los trabajadores que aquéllos ocupen en los centros de trabajo de la empresa
principal, siempre que dicha infracción se haya producido en el centro de trabajo de
dicha empresa principal.

En base a esta obligación conjunta que tienen las dos empresas de vigilar y
velar por la seguridad de los trabajadores, parte de la doctrina judicial y un sector
importante de la doctrina científica declaran que cabe la responsabilidad solidaria en
el pago del recargo.

En todo caso, la responsabilidad solidaria parece que se restringe al quedar


condicionada a la concurrencia de una serie de requisitos:
147
— Que las obras o servicios contratados correspondan a la propia actividad del
empresario principal. El concepto de propia actividad no es fácil de delimitar, si bien
cabe entender como tal aquellas actividades en las que se advierta una conexión
directa o indirecta con el proceso productivo de la empresa, que constituyen una labor
complementaria esencial.

— Que la infracción en materia de seguridad e higiene se haya producido en el


centro de trabajo de la empresa principal, o fuera de él cuando los trabajadores operen
con maquinaria, equipos, productos, materias, o útiles proporcionados por la empresa
principal (artículo 24.4 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de
Riesgos Laborales).

— Que la infracción se haya cometido durante la vigencia de la contrata.

En definitiva, el fundamento de la responsabilidad solidaria está en que la


inobservancia del deber de vigilancia de la empresa principal haya contribuido a la
producción del daño, y por ello podemos concluir que el responsable del pago podrá
ser indistintamente el empresario principal, el contratista o ambos, dependiendo de
aquél a quien le sea imputable el incumplimiento de la normativa relativa a la
Prevención de Riesgos Laborales.

Una vez determinada, en su caso, la responsabilidad solidaria, el reparto del


importe del recargo se debe realizar atendiendo al grado de participación o
responsabilidad en la producción del resultado dañoso de cada una de las empresas
implicadas. Y si uno de los empresarios responsables hubiera hecho frente al pago del
recargo en su totalidad, podrá repetir contra el otro u otros por el importe que a cada
uno correspondiera.

148
Finalmente, los pactos o cláusulas que se introduzcan en el contrato de
ejecución de obra para hacer recaer la responsabilidad por recargo exclusivamente en
la contratista o en la empresa principal, deben entenderse como pactos "contra
legem", y por tanto sin efectos jurídicos.

Empresas de Trabajo Temporal

En el caso concreto de las Empresas de Trabajo Temporal, la única responsable


parece ser la empresa usuaria y no la de trabajo temporal, y ello en base a que es la
empresa usuaria la que interviene en las condiciones directas de ejecución de los
trabajos.

El artículo 16.2 de la Ley 14/1994, de 1 de junio, de Empresas de Trabajo


Temporal, establece que la empresa usuaria es responsable de la protección en
materia de seguridad e higiene en el trabajo, así como del recargo de prestaciones de
Seguridad Social, en caso de accidente de trabajo o enfermedad profesional que tenga
lugar en su centro de trabajo durante la vigencia del contrato de puesta a disposición
y traigan su causa de falta de medidas de seguridad e higiene.

No obstante, cabe la posibilidad de extender la responsabilidad del abono del


recargo con carácter solidario a la empresa usuaria y a la Empresa de Trabajo
Temporal, cuando el incumplimiento conjunto de ambas empresas haya contribuido a
la causación del siniestro, en los mismos términos en que hemos visto en materia de
contratas y subcontratas.

149
5. PROHIBICIÓN DE ASEGURAMIENTO DEL RECARGO

El artículo 164.2 del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social


2015, establece de forma clara e inequívoca que la responsabilidad en el pago del
recargo no es asegurable, siendo nulo cualquier pacto o contrato que se realice para
cubrirla, compensarla o transmitirla.

Sin embargo, no hemos de olvidar lo dispuesto en el artículo 15.5 de la Ley


31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, que establece que
podrán concertar operaciones de seguro que tengan como fin garantizar como ámbito
de cobertura la previsión de riesgos derivados del trabajo, la empresa respecto de sus
trabajadores, los trabajadores autónomos respecto a ellos mismos y las sociedades
cooperativas respecto a sus socios cuya actividad consista en la prestación de su
trabajo personal.

6. COMPATIBILIDAD DEL RECARGO CON OTRAS


RESPONSABILIDADES

El artículo 164.3 del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social


2015, asimismo, establece que la responsabilidad que regula este artículo es
independiente y compatible con las de todo orden, incluso penal, que puedan
derivarse de la infracción.

La compatibilidad e independencia del recargo ha sido expresamente declarada


por la Ley y por la doctrina judicial y científica.

150
No obstante, la compatibilidad del recargo con otras responsabilidades está
íntimamente unida a la naturaleza jurídica del mismo. Pues si se postula la naturaleza
estrictamente sancionatoria, se plantea el problema de la aplicación del principio "non
bis in idem", que impediría directamente la acumulación con una sanción penal o
administrativa derivada del mismo incumplimiento.

Si bien, la consideración del recargo como un híbrido entre la sanción y la


indemnización, con efectos tanto represivos como resarcitorios, no impediría la
eventual imposición de la sanción penal o de la sanción administrativa, pues la
vertiente reparadora del recargo evitaría la contradicción con el principio "non bis in
idem".

7. REGULACIÓN NORMATIVA

Artículo 164 del Real Decreto Legislativo 8/2015, de 30 de octubre, por el que
se aprueba el texto refundido de la Ley General de la Seguridad Social.

Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales.


Real Decreto Legislativo 5/2000, de 4 de agosto, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social.

Artículo 16 de la Ley 14/1994, de 1 de junio, de Empresas de Trabajo


Temporal.

Para la declaración de existencia de responsabilidad empresarial por falta de


medidas de seguridad e higiene en el trabajo por parte de la empresa, y la imposición de
un recargo de entre el 30 y el 50 por 100 en las prestaciones en los accidentes de trabajo
sufridos por un trabajador resulta necesario, en su aplicación práctica, que se demuestre
151
consistentemente que se ha producido una infracción de normas de tal carácter,
tipificada como grave, con relación a las circunstancias de las máquinas, artefactos,
instalaciones, centros o lugares de trabajo, ya se deduzcan de la inobservancia de
medidas generales o particulares de seguridad e higiene, salubridad o adecuación
personal a cada trabajo, así como que entre tal infracción y el resultado dañoso para la
integridad física del trabajador, exista adecuada relación de causalidad, no interferida
por causa de fuerza mayor, caso fortuito o imprudencia del propio afectado

Sin constancia diáfana del incumplimiento por parte del empleador de alguna
norma de prevención, que puede afectar ya a las medidas generales o particulares de
seguridad exigibles en la actividad laboral, por ser las adecuadas, atendidas las
circunstancias concurrentes y la diligencia exigible a un prudente empleador con
criterios ordinarios de normalidad para prevenir o evitar una situación de riesgo en la
vida o salud de los trabajadores, criterio éste que no es otra cosa que reflejo y
operatividad, en el ámbito de las relaciones de Seguridad Social, del derecho básico en
el contenido de la relación laboral recogido en el Art. 4.2 y Art. 19 Estatuto de los
Trabajadores, y que, con carácter general, como positivación del derecho "alterum non
laedere" es elevado a rango constitucional por el Art. 15 Constitución Española y que
en términos de gran amplitud tanto para el ámbito de las relaciones contractuales, como
extracontractuales, consagra los Art. 1104,Art. 1902 ,Código Civil siendo el criterio de
la razonabilidad, según máximas de la diligencia ordinaria, exigibles a un empresario
normal cooperador a los fines de la convivencia industrial, el más acorde por otra parte
con los recogidos por el artículo 16 del Convenio nº 155 de la Organización
Internacional del Trabajo de fecha 22/06/1981 ratificado por España el 26/07/1985.

El Art. 164 Ley General de la Seguridad Social, relativo al recargo de las


prestaciones económicas en caso de accidente de trabajo, establece y se transcribe su
literalidad, que:

152
"1. Todas las prestaciones económicas que tengan su causa en accidente de
trabajo o enfermedad profesional se aumentarán, según la gravedad de la falta, de un 30
a un 50 por ciento, cuando la lesión se produzca por equipos de trabajo o en
instalaciones, centros o lugares de trabajo que carezcan de los medios de protección
reglamentarios, los tengan inutilizados o en malas condiciones, o cuando no se hayan
observado las medidas generales o particulares de seguridad y salud en el trabajo, o las
de adecuación personal a cada trabajo, habida cuenta de sus características y de la edad,
sexo y demás condiciones del trabajador.

2. La responsabilidad del pago del recargo establecido en el apartado anterior


recaerá directamente sobre el empresario infractor y no podrá ser objeto de seguro
alguno, siendo nulo de pleno derecho cualquier pacto o contrato que se realice para
cubrirla, compensarla o trasmitirla.

3. La responsabilidad que regula este artículo es independiente y compatible con


las de todo orden, incluso penal, que puedan derivarse de la infracción."

Así pues, cabe sintetizar los requisitos del supuesto normativo, de la siguiente
forma:

 La existencia de un accidente de trabajo o enfermedad profesional que dé lugar a


las prestaciones ordinarias del Sistema de la Seguridad Social.

 La falta de adopción de medidas de seguridad e higiene y salud laborales


establecidas, de modo genérico o específico, en normas jurídico públicas.

 La existencia de nexo causal entre la falta y el siniestro.

 La existencia de un perjuicio causado por el siniestro.


153
Este mismo concepto de responsabilidad por "el incumplimiento de los
empresarios de sus obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales" se
reafirma en el apdo. 3, Art. 42 Ley de Prevención de Riesgos Laborales, relativo a las
responsabilidades y su compatibilidad, y en él se hace referencia específica al recargo
de prestaciones. Asimismo se afirma en el apdo. 2, Art. 14 LPRL, y se transcribe su
tenor que "En cumplimiento del deber de protección, el empresario deberá garantizar la
seguridad y la salud de los trabajadores a su servicio en todos los aspectos relacionados
con el trabajo." Y en el artículo 15.4 de la citada Ley se señala que "La efectividad de
las medidas preventivas deberá prever las distracciones o imprudencias no temerarias
que pudiera cometer el trabajador." Finalmente, el apdo. 1, Art. 17 ,LPRL, establece y
se transcribe su tenor que "El empresario adoptará las medidas necesarias con el fin de
que los equipos de trabajo sean adecuados para el trabajo que deba realizarse y
convenientemente adaptados a tal efecto, de forma que garanticen la seguridad y la
salud de los trabajadores al utilizarlos.

Cuando la utilización de un equipo de trabajo pueda presentar un riesgo


específico para la seguridad y la salud de los trabajadores, el empresario adoptará las
medidas necesarias con el fin de que:

 a) La utilización del equipo de trabajo quede reservada a los encargados de dicha


utilización.

 b) Los trabajos de reparación, transformación, mantenimiento o conservación


sean realizados por los trabajadores específicamente capacitados para ello."

Semejantes prescripciones en esta materia de seguridad aparecen recogidas en el


artículo 16 del Convenio nº 155 de la Organización Internacional del Trabajo de fecha
22/06/1981, que impone a los empleadores, en la medida que sea razonable y factible, la
obligación de garantizar que "los lugares de trabajo, la maquinaria, el equipo y las

154
operaciones que estén bajo su control sean seguros y no entrañen riesgo alguno para la
salud y seguridad de los trabajadores.".

Además es de significar, que el mandato constitucional, contenido en el apdo. 2,


Art. 40 ,Constitución Español, obliga a los poderes públicos a velar por la seguridad e
higiene en el trabajo; y que las Directivas Europeas relativas a la aplicación de las
medidas para promover la mejora de la seguridad y de la salud de los trabajadores, entre
las que se encuentra, como más significativa la Directiva 89/391/CEE del Consejo, de
12/06/1989, relativa a la aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad
y de la salud de los trabajadores en el trabajo, así como los compromisos internacionales
del Estado Español, que figuran en el preámbulo de la repetida Ley 31/1995, de 8 de
noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales , como factores determinantes para la
publicación de dicha Ley cuyo objeto, contenido en el artículo 5 es "La promoción de la
mejora de las condiciones de trabajo dirigido a elevar el nivel de protección de la
seguridad y salud de los trabajadores en el trabajo."

A la luz de estos preceptos reiterada doctrina jurisprudencial (por todas, la


Sentencia del Tribunal Supremo de fecha 02/10/2000), viene exigiendo como requisito
determinante de la responsabilidad empresarial en el accidente de trabajo los siguientes:

a) Que la empresa haya cometida alguna infracción consistente en el


incumplimiento de alguna medida de seguridad general o especial, añadiendo
que no siendo posible que el legislador concrete la variadísima gama de los
mecanismos ante la imposibilidad de seguir el ritmo de creación de nuevas
maquinarias, bastará que se violen las normas genéricas o deudas de seguridad,
en el sentido de falta de diligencia de un prudente empleador (Sentencia del
Tribunal Supremo de fecha 26/03/1999).

b) Que se acredite la causación de un daño efectivo en la persona del trabajador.

155
c) Que exista una relación de causalidad entre la infracción y el resultado
dañoso; conexión que puede romperse cuando la infracción es imputable al
propio interesado (Sentencia del Tribunal Supremo de fecha 06/05/1998).

La Sala de lo Social del Tribunal Supremo en su Sentencia de fecha 08/10/2001


(R. 4403/2000), del juego de los preceptos antes descritos: 14.2, 15.4, 17.1, Ley de
Prevención de Riesgos Laborales, y se transcribe su tenor literal "se deduce, como
también concluye la doctrina científica, que el deber de protección del empresario es
incondicionado y, prácticamente, ilimitado. Deben adoptarse las medidas de
protección que sean necesarias, cualesquiera que ellas fueran. Y esta protección se
dispensa aún en los supuestos de imprudencia no temeraria del trabajador. No quiere
ello decir que el mero acaecimiento del accidente implique necesariamente violación
de medidas de seguridad, pero sí que las vulneraciones de los mandatos
reglamentarios de seguridad han de implicar en todo caso aquella consecuencia,
cuando el resultado lesivo se origine a causa de dichas infracciones."

8. PRESCRIPCIÓN DEL DERECHO A SOLICITAR RECARGO DE


LAS PRESTACIONES EN CASO DE ACCIDENTE DE TRABAJO Y
ENFERMEDAD PROFESIONAL

Teniendo en cuenta los requisitos constitutivos del recargo de las prestaciones


económicas en caso de accidente de trabajo y enfermedad profesional, los plazos de
prescripción para la solicitud del recargo, hemos de prestar atención a los siguientes
criterios:

156
1.- La jurisprudencia unificadora interpreta que la acción tendente al
reconocimiento del derecho al recargo tiene, conforme al apdo. 1, Art. 53 LGSS, un
plazo de prescripción de cinco años, contados desde el día siguiente a aquél en que
tenga lugar el hecho causante de la prestación de que se trate o desde el momento en
que la acción pudo ser ejercitada (entre otras muchas, SSTS/IV 9-febrero-2006 -R.
4100/2004, 27-03-2007 -R. 639/2006, 17-04-2007 -R. 756/2006, 26-09-2007 -R.
2573/2006, 27-12-2007 -R. 4945/2006) o proclamando, en definitiva, y de una forma
flexible, que debe establecerse "un único día inicial del cómputo de la prescripción de la
acción para exigir el recargo de las prestaciones derivadas de accidente de trabajo, a
contar desde la fecha en que finaliza el último expediente incoado ante la Seguridad
Social en reclamación de prestaciones" (SSTS 09-02-2006 –R. 4100/2004, con
invocación del criterio sustentado en STS/IV 10-diciembre-1998 -R. 4078/1997 Sala
General, 12-febrero-2007 -R. 4491/2005 ).

Esta doctrina flexible en cuanto al "día inicial" tiene su causa en que, como se ha
indicado, conforme a la normativa actualmente vigente, de un mismo accidente de
trabajo pueden derivar diversas actuaciones seguidas ante cuatro órdenes
jurisdiccionales distintos, el penal (acción penal con ejercicio simultaneo en su caso de
la acción civil derivada del delito), el social (prestaciones de la seguridad social pública,
mejoras voluntarias de la acción protectora, acciones indemnizatorias, recargo por
infracción medidas de seguridad), el civil (acciones indemnizatorias) y el contencioso-
administrativo (impugnación sanciones administrativas por infracción medidas
seguridad), con las derivadas consecuencias negativas. Como ya recordaba la STS 10-
12-1998 (R. 4078/1997, Sala General), "esta variedad de mecanismos de indemnización
de los daños producidos por el incumplimiento del deber del patrono, y específicamente
en relación con el accidente, con la consecuencia de esa posible pluralidad
jurisdiccional, ya fue destacada por la Sala en su sentencia del 24 de mayo de 1994.

157
En efecto, ante un concreto accidente de trabajo resulta que, conforme a la actual
legislación orgánica y procesal, -- y a la espera de deseable una futura racionalización --
, es habitual que los jueces y tribunales integrados en distintos órdenes jurisdiccionales
tengan que intervenir simultanea o sucesivamente, para valorar unos mismos esenciales
hechos en aplicación de su diversa normativa sustantiva y con diversas normas
procedimentales, para determinar, con distintos sistemas en orden a la práctica y la
valoración de la prueba, los diversos supuestos de hecho de aplicación de sus diversas
normas sustantivas, aunque todas ellas inciden en datos fácticos comunes como los
afectantes a la posible existencia del concreto accidente, su calificación como laboral o
no laboral, y la participación de los diversos intervinientes o de los afectados por
diversos títulos, así como para delimitar el contenido y alcance de las responsabilidades
derivadas, muchas de ellas concurrentes.

El que un mismo hecho dañoso para un trabajador, que pudiera ser calificado
como accidente de trabajo, sea susceptible de ser examinado por diversos órganos
judiciales integrados en distintas jurisdicciones, las que cuentan con una estructura
orgánica, procedimental y sustantiva propias, puede generar, entre otras consecuencias
negativas: a) contradicciones trascendentes (el que un mismo hecho pueda existir o no
existir para los distintos órganos del Estado); b) la inseguridad jurídica consecuente
vulneradora del apdo. 3, Art. 9 ,Constitución Española, difícil de remediar en nuestro
actual sistema competencial orgánico y procesal; c)la demora en la obtención de la
exigible tutela judicial efectiva, por la obligada utilización de múltiples vías
jurisdiccionales e incluso procesales para intentar defender íntegramente los derechos o
intereses del trabajador accidentado o de sus beneficiarios, del empresario o de la
entidad gestora o aseguradora afectados, agravado por el diverso ritmo temporal de los
distintos tribunales; d)la problemática de la compatibilidad o la incompatibilidad o de la
posibilidad del ejercicio sucesivo, simultaneo o condicionado de las diversas acciones,
con su incidencia en los plazos de caducidad o de prescripción para su ejercicio (inicio,

158
causas de suspensión, incidencia de los hechos probados de las sentencia firme de una
jurisdicción en las otras); y e)la problemática de la compatibilidad, la incompatibilidad,
la independencia o la complementariedad de las diversas indemnizaciones o sanciones,
entre otras muchas consecuencias negativas (p.ej., la sanción penal en algunos casos
puede ser más débil que la administrativa o el proceso penal al paralizar la acción
administrativa puede interferir en la reparación a través del recargo o condicionar la
sentencia absolutoria que se dicte la exigibilidad de reparación en otros ámbitos).

Interrupción de la prescripción del plazo de cinco años para el ejercicio de la


acción

La interrupción de la prescripción del plazo de cinco años para el ejercicio de la


acción tendente a solicitar el recargo ex art. 123 LGSS de las prestaciones económicas
de Seguridad Social por haber podido tener causa el accidente de trabajo en la
infracción de medidas de seguridad, la prescripción se interrumpe, entre otras causas,
"en virtud de expediente que tramite la Inspección de Trabajo y Seguridad Social en
relación con el caso de que se trate" (43.2 LGSS), sin que exija el precepto legal que las
actuaciones administrativas inspectoras tengan que estar dirigidas directamente contra el
empresario frente al que ulteriormente se pudieran dirigir sus acciones los posibles
afectados para obtener la declaración en vía administrativa o posterior jurisdiccional de
existencia de infracción de medidas de seguridad e higiene en el accidente de trabajo
cuestionado y la consecuente responsabilidad empresarial al abono del recargo ex art.
123 LGSS en el porcentaje que se fije dentro de los límites legales. En los supuestos
ordinarios de accidentes en el desarrollo del trabajo para una concreta empresa lo
normal es que la acción inspectora se dirija contra el empresario formal que suele
coincidir con el empresario "verdadero" o, en la terminología de la jurisprudencia
unificadora en interpretación del Art. 123 LGSS, con el "empresario infractor" (entre
otras muchas, SSTS/IV 31-enero-1994 -R. 4028/1992, 16-diciembre-1997 –R.
136/1997, 7-10-2008 –R. 2426/2007); sin embargo, en los cada vez más frecuentes
supuestos de concurrencia de empresarios (contratas y subcontratas, empresas de
159
servicios, empresas de trabajo temporal, grupos de empresa, control por distintos
empresarios del centro de trabajo donde acontece el accidente, etc.) la actuación
inspectora puede iniciarse y desarrollarse de una forma más global para determinar los
posibles empresarios infractores e incluso concluir sin que alguno de los considerados
como tales por los afectados resulte implicado en tales actuaciones administrativas, lo
que no parece motivo suficiente para impedir que, en discrepancia con aquellas
actuaciones, los afectados puedan ejercitar luego sus acciones contra los que consideren
empresarios infractores no incluidos en aquellas actuaciones. Sentencia nº TS, Sala de
lo Social, de 07/10/2008, Rec. 2426/2007

Cuestión distinta es cuando se trata de actuaciones administrativas


sancionatorias o liquidatorias, -- naturaleza que no ostenta el denominado recargo de
prestaciones (entre otras, STS 02-10-2000 - R. 2393/1999, Sala General) --, pues en
estos casos la propia LGSS en su art. 21 (modificado por Ley 14/2000 de 29 -
diciembre), al regular los plazos de prescripción de acciones y derechos de tal
naturaleza y al determinar los supuestos de interrupción de la prescripción, dispone
expresamente la necesidad del conocimiento formal del responsable del pago,
estableciendo que "La prescripción quedará interrumpida por las causas ordinarias y, en
todo caso, por cualquier actuación administrativa realizada con conocimiento formal del
responsable del pago conducente a la liquidación o recaudación de la deuda y,
especialmente, por su reclamación administrativa mediante reclamación de deuda o acta
de liquidación" (apdo. 3, Art. 24 LGSS), como ha interpretado la jurisprudencia
contencioso-administrativa (entre otras, SSTS 28-02-2000 -R. 2218/1997 interés de
ley).

Del precepto ahora cuestionado no se deduce, como interpreta la sentencia


recurrida y se sustenta por la Entidad Gestora en la impugnación al recurso casacional,
que la interrupción de la prescripción ex art. 45.2 LGSS "en virtud de expediente que
tramite la Inspección de Trabajo y Seguridad Social en relación con el caso de que se
160
trate"solamente se produzca cuando ya iniciado el expediente administrativo de
imposición del recargo se requiera por la Entidad Gestora la intervención de la
Inspección, pero no cuando esta última inicia un procedimiento sancionador al margen
del procedimiento de imposición del recargo, pues, entendemos, que al margen de los
efectos que en orden a la suspensión de los plazos para resolver el expediente de recargo
pueda comportar la actuación inspectora requerida por la Gestora, lo que pretende el
precepto legal es regular los supuestos de prescripción de la acción a ejercitar por el
beneficiario y no los efectos internos o de regulación de las causas de suspensión del
transcurso del plazo máximo legal para resolver un procedimiento administrativo al
modo que efectúa el apdo. 5 del Art. 42 Ley 30/1992, de 26 de noviembre (la referencia
debe entenderse hecha al Art. 22 Ley 39/2015, de 1 de octubre) entre otros supuestos,
cuando deben solicitarse informes que sean preceptivos y determinantes del contenido
de la resolución para lo que fija un plazo de suspensión que no podrá exceder en ningún
caso de tres meses.

Cuestión distinta es la de que en reiteradas resoluciones de la Sala IV del


Tribunal supremo, como en la invocada STS 27-12-2007 (R. 4945/2006), se afirme que
"la iniciación y subsiguiente tramitación del expediente a través del cual el INSS debe
resolver lo atinente a si procede o no el recargo del que tratamos, interrumpe la
prescripción a la que alude el citado apdo. 1, Art. 53 LGSS, pues se añade que tal
pronunciamiento debe ponerse en relación con la doctrina relativa a que "en este tipo de
expedientes no se produce su caducidad por el transcurso del plazo máximo legal o
reglamentariamente previsto para su conclusión, y ello es así como consecuencia de la
obligación de dictar resolución expresa que a la Administración impone el apdo. 1 del
Art. 42 ,Ley 30/1992, de 26 de noviembre (la referencia debe entenderse hecha al apdo.
1 del Art. 21 ,Ley 39/2015, de 1 de octubre) por lo que la interrupción del plazo de
cinco años que para la prescripción del derecho al reconocimiento de las prestaciones
establece el apdo. 1, Art. 53 ,LGSS se prolonga -en todos los casos en que la
Administración haya cumplido su deber de dictar resolución expresa- durante todo el
tiempo que medie entre la incoación y la notificación de la resolución expresa que
recaiga; ello sin perjuicio del derecho del interesado a entablar las oportunas acciones
161
judiciales a partir del momento en que la petición pueda considerarse desestimada por
silencio administrativo". Sentencias nº TS, Sala de lo Social, de 27/12/2007, Rec.
4945/2006 y TS, Sala de lo Social, de 19/07/2013, Rec. 2730/2012

La jurisprudencia unificadora con matizaciones en orden a diversas causas de


interrupción de la referida prescripción y las interrelaciones del procedimiento penal,
del expediente sancionador y del expediente por recargo de prestaciones, ha afirmado
que "en materia de recargos de prestaciones no existe prejudicialidad penal devolutiva,
de forma que la tramitación de procedimiento penal por los mismos hechos no suspende
el procedimiento para imponer el citado recargo por falta de medida de seguridad, pese
a lo previsto en el art. 16.2 OM 18/01/96, pues tal paralización no se contempla en el
Real Decreto 1300/1995, de 21 de julio, del que aquella es desarrollo y resulta contraria
al apdo. 1, Art. 86 ,LJS, a la par que el 3.2 ,LISOS limita a contemplar la paralización
del procedimiento para el aspecto sancionador; así se ha mantenido en lassentencias de
17/05/04 [-Rud 3259/2003-], 08/10/04 [-Rud 4552/2003-], 25/10/05 [-Rud 3552/2004-],
18/10/07 [-Rud 2812/2006-] y 13/02/08 [-Rud 163/2007-] ...", pero, señalándose, en lo
que ahora más directamente nos afecta, que "ahora bien, la Sala igualmente ha afirmado
que la inexistencia de tal efectivo suspensivo no comporta que ese proceso penal o el
procedimiento administrativo para sancionar las responsabilidades administrativas por
incumplimiento de las normas de prevención que haya podido motivar el accidente no
suspendan el plazo de prescripción de la acción para reclamar el abono del recargo" y
que "así los hemos afirmado -siquiera obiter dicta- en nuestrasentencia de 12/03/07 [-
Rud 4099/2005-] y ya con profusión argumental los reiteramos en las de 18/10/07 [-Rud
2812/2006-] y 13/02/08 [-Rud 163/2007-]" (SSTS 02-10-2008 -R. 1964/2007, y en las
anteriores de fechas 27- 03-2007 -R. 639/2006, 17-04-2007 -R. 756/2006, 26-09-2007 -
R. 2573/2006, 27-12-2007 - R. 4945/2006).

Caducidad del expediente de recargo de prestaciones por trascurso del plazo de


135 días.

162
El apartado 2 del Art. 21 Ley 39/2015, de 1 de octubre determina que el plazo
máximo en el que debe notificarse por la Administración la resolución expresa será el
fijado por la norma reguladora del correspondiente procedimiento, sin que pueda
exceder de seis meses salvo que una norma con rango de Ley establezca uno mayor o
así venga previsto en el Derecho de la Unión Europea, añadiéndose, en el apartado
siguiente de este mismo artículo, que cuando las normas reguladoras de los
procedimientos no fijen el plazo máximo, este será de tres meses

De acuerdo con lo anterior, la resolución y notificación en los procedimientos


administrativos para el reconocimiento de prestaciones en materia de Seguridad
Social (anexo, Real Decreto 286/2003, de 7 de marzo) deben hacerse dentro de unos
determinados plazos, instaurando un plazo de 135 días para la caducidad del
expediente de recargo de prestaciones.

9. INTERPRETACIÓN POR LA JURISPRUDENCIA

La Sentencia del Tribunal Supremo de fecha 30 de enero de 2008 (Recurso


número 4374/2006), partiendo de la reiterada doctrina de la Sala en la materia, y con
cita entre otras, de las Sentencias de fecha 9 de octubre de 2006 (Recurso número
3279/2005), 5 de diciembre de 2006 (Recurso número 2531/2005), 12 de febrero de
2007 (Recurso número 5542/2005), 14 de febrero de 2007 (Recurso número
5128/2005), 29 de mayo de 2007 (Recurso número 1549/2006), 27 de junio de 2007
(Recurso número 2321/2006) y 6 de noviembre de 2007 (Recurso número 161/2007),
ha establecido que el plazo para que la Administración de la Seguridad Social dicte
resolución en un procedimiento de reconocimiento del recargo es, desde luego, de
135 días, conforme a lo que se establece en el Anexo del Real Decreto 286/2003,
pero el incumplimiento de este plazo no produce la caducidad del procedimiento que
prevé el número 2 del párrafo primero del artículo 44 de la Ley de Régimen Jurídico

163
de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, -esta
referencia debe entenderse hecha al artículo 25 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre,
del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas, que
deroga a la Ley 30/1992- a tenor del cual "en los procedimientos en que la
Administración ejercite potestades sancionadoras o, en general, de intervención,
susceptibles de producir efectos desfavorables o de gravamen, se producirá la
caducidad" cuando haya vencido el plazo máximo sin que se haya dictado y
notificado resolución, añadiendo que "en estos casos, la resolución que declare la
caducidad ordenará el archivo de las actuaciones, con los efectos previstos en el
artículo 95.

No es aplicable este precepto porque el recargo no implica, con independencia


de su finalidad preventiva, la imposición de una sanción al empresario infractor, sino
el reconocimiento de un derecho patrimonial a favor de la víctima o de sus
beneficiarios.

También se ha dicho que del propio tenor literal del artículo 14.3 de la Orden
de 18 de enero de 1996 se deriva que la falta de resolución dentro del plazo de 135
días no conlleva la caducidad del expediente y que no puede establecer esa
consecuencia una Orden Ministerial sin tener la cobertura de una norma de rango
superior.

En definitiva, como se deriva de la regla 2 del artículo 25 de la Ley 39/2015, de


1 de octubre, la caducidad se produce en los procedimientos en que la Administración
ejercita potestades sancionadoras y el recargo no tiene exactamente esa naturaleza
jurídica. El recargo tiene una naturaleza mixta, es en principio una sanción que tiene
un fin preventivo y disuasorio, pero también tiene una naturaleza reparadora porque
su importe repercute directamente en beneficio del perjudicado, lo que no ocurre con
las sanciones pecuniarias que se ingresan a la Hacienda Pública. Esa naturaleza
164
especial, diferente de la propiamente sancionadora, hace que exista un tercero
interesado en el reconocimiento del recargo que redundará en su beneficio, lo que
implica que sea de aplicar la regla 1 del citado artículo 25, lo que supone que la
Administración no quede liberada de su obligación legal de resolver y que si el
supuesto beneficiario está personado pueda entender denegada su pretensión por
silencio administrativo.

La Sentencia del Tribunal Supremo de fecha 4 de enero de 2008 (Recurso


número 494/2006), partiendo de la reiterada doctrina de la Sala en la materia, y con
cita entre otras, de las Sentencias de fecha 19 de noviembre de 2000 (Recurso número
428/2002), 16 de mayo de 2006 (Recurso número 5001/2004 y 19 de septiembre de
2007 (Recurso número 2632/2006), ha establecido que el orden jurisdiccional social
es competente para conocer de impugnación de los actos administrativos que se
hayan producido en el iter del procedimiento administrativo, que haya actuado de
cauce en materia de prestaciones de Seguridad Social, y que se funden en
infracciones de las normas de procedimiento.

XXI. CONTINGENCIAS COMUNES

Los conceptos de accidente no laboral y enfermedad común son conceptos


referenciales. Así, con palabras del propio legislador (artículo 117 del Texto
Refundido de la ley General de la Seguridad Social):

- Se considerará accidente no laboral el que, conforme a lo establecido en el


artículo 115 del Texto Refundido de la ley General de la Seguridad Social, no tenga
el carácter de accidente de trabajo.

165
- Se considerará que constituyen enfermedad común las alteraciones de la salud
que no tengan la condición de accidentes de trabajo ni de enfermedades
profesionales, conforme a lo dispuesto, respectivamente, en los apartados 2.e), f) y g)
del artículo 115 y en el artículo 116, respectivamente.

XXII. CONTINGENCIAS PROFESIONALES

Las contingencias pueden derivar de riesgos profesionales o de riesgos


comunes. El interés de la distinción radica en que la configuración del régimen
jurídico para la protección de las contingencias que traen su origen de riesgos
profesionales es distinta.

Así, se pueden citar las siguientes particularidades:

a) Como reglas comunes a la protección por accidente de trabajo y enfermedad


profesional:

- Se aplica el principio de alta de pleno derecho.

- Las particularidades en la cotización, con la consiguiente influencia en la base


reguladora de las prestaciones.

- No se exige periodos de carencia para tener derecho a las prestaciones.


166
- La posibilidad de establecer el recargo de prestaciones por incumplimiento de
las normas de seguridad y salud laboral.

- La colaboración en la gestión a través de las Mutuas de Accidentes de Trabajo


y Enfermedades Profesionales.

- La responsabilidad por falta de reconocimientos médicos (artículo 197 del


Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social), que incluso puede dar
lugar a responsabilidad directa por las prestaciones que puedan derivarse, en los
supuestos de enfermedad profesional.

b) Como reglas específicas para las prestaciones derivadas de enfermedades


profesionales:

- Obligación de practicar reconocimientos médicos previos y periódicos a los


trabajadores que ocupen puestos de trabajo con riesgos de enfermedades
profesionales (artículo 196 del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad
Social).

- Periodos de observación y obligaciones especiales en caso de enfermedad


profesional (artículo 133 del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad
Social).

- El traslado de puesto de trabajo. Así, la obligación de trasladar al trabajador


de puesto de trabajo, tras la situación de incapacidad temporal, a otro que no presente
riesgos para un posterior resurgir de la enfermedad profesional que se padece
(artículo 45 de la Orden de 9 de mayo de 1962).
167
Dada la existencia de particularidades en su régimen jurídico, se debe proceder
a la delimitación conceptual de los riesgos profesionales, esto es, al análisis de los
conceptos de accidente de trabajo y enfermedad profesional

Determinación de la contingencia. Accidente de tráfico

Sentencia del día del Tribunal Constitucional, 3 de Mayo de 2010. El fallo de la


sentencia acaba por considerar que no fue accidente de trabajo el accidente de tráfico
sufrido por la trabajadora demandante y por ello estima que dicha trabajadora no puede
reclamar prestaciones derivadas de contingencia laboral como ella pretendía. Esta
trabajadora había sufrido un accidente de tráfico que le produjo una situación de baja
laboral por incapacidad temporal para el mismo, cuya situación fue calificada por el
INSS como derivada de accidente no laboral lo que motivó que ella la recurriera y que
obtuviera en la instancia una sentencia de acuerdo con su pretensión, la cual sin
embargo fue recurrida por la Mutua condenada ante la Sala de lo Social del Tribunal
Superior con el resultado de que por ésta se desestimara la inicial pretensión de la
interesada. El recurso interpuesto por esta última es desestimado y desestimada
igualmente la pretensión inicial de la actora.

La trabajadora interesada y promotora del procedimiento judicial que dio origen


a la sentencia que aquí se comenta fue un día de marzo del año 2006 a visitar a la
matrona que controlaba la evolución de su embarazo en horas de trabajo y previa
autorización por parte de su empresario, y al volver de dicha visita al tratar de pasar por
su casa para coger la cartilla médica chocó contra otro vehículo produciéndose unas
lesiones de las que fue atendida en un consultorio de los Servicios Públicos de Salud
que extendió parte de baja a favor de dicha trabajadora, habiendo sido atendida y tratada

168
como si su situación derivada de accidente no laboral cuando ella defendía que se
trataba de una contingencia laboral. El problema se concretó, pues, en determinar la
contingencia causante de aquellas lesiones producidas en el trayecto del consultorio
médico a su casa con ocasión de un accidente de tráfico, con lo que el problema quedó
centrado en determinar si dicho accidente podía o no ser calificado como laboral in
itinere.

En el caso aquí contemplado el Tribunal Supremo se ha enfrentado una vez más


con la problemática que deriva de la inclusión como accidentes de trabajo en nuestro
derecho «los que sufra el trabajador al ir o al volver del trabajo», art. 115.2 a) LGSS,
cuya inclusión como accidente laboral sólo se concibe en función de la conexión que el
accidente pueda guardar con el trabajo realizado por el trabajador accidentado. En este
sentido la sentencia que comentamos parte, reiterando doctrina anterior, de la idea
básica de que el accidente no se hubiera producido si no se hubiera ido a trabajar o, lo
que es igual, que el desplazamiento en el que el accidente se produjo como
consecuencia de la obligación de ir a trabajar; de aquí que el accidente de tráfico sólo
puede ser calificado de laboral cuando se produce en el camino de ida o vuelta al trabajo
y por razón del trabajo, razón por lo que en el ámbito jurídico se califica de in itinere
(en el camino, en traducción literal), lo que lleva consigo la exigencia de que se exija
para calificarlo de tal que en el camino de ida y vuelta al trabajo no haya habido
ninguna interrupción voluntaria que desvíe al trabajador de su trayectoria habitual pues
si el accidente ocurre en cualquier desvío de ese camino por cualesquiera otras razones
ajenas al trabajo, el accidente deja de tener la relación de causa a efecto que se exige
para que pueda calificarse de laboral. Por lo tanto, lo esencial para calificar un accidente
in itinere como laboral es que se produzca en el camino de ida y vuelta al trabajo, pues
es lo único que le otorga esa connotación laboral directa que es exigible en todo
accidente para que pueda ser considerado directamente conectado con el trabajo.

La sentencia contempla un supuesto en el que la trabajadora salió de su trabajo


para ir a una consulta médica, en una actividad privada desconectada del trabajo puesto
169
que, aun hallándose autorizada por el empleador, no tenía relación alguna con el trabajo
por ella desarrollado sino con otra finalidad completamente justificada desde el punto de
vista humano pero no desde el punto de vista estrictamente laboral.

En nuestro derecho, como es bien sabido, el accidente de trabajo tiene un


tratamiento especial que se traduce, por una parte en que la protección que al mismo se
dispensa no requiere requisitos previos como los de alta y cotización que respecto de
prestaciones de otra etiología sí que se exigen, y por otra en que las prestaciones que del
mismo se derivan son superiores a las que se otorgan a otras prestaciones que tengan su
origen en contingencias comunes; por todo lo cual la determinación de la contingencia
causante de una determinada prestación suele ser de gran interés para el afectado.

Dentro del concepto de accidente laboral se encuentra, como hemos señalado, el


que se produce en el camino de ida y vuelta al trabajo si bien sólo se repunta tal el que
tiene directa conexión con el trabajo como se ha dicho. Pero como esa conexión puede
ser mayor o menor según las distintas situaciones que pueden producirse en la vida real,
por más que el concepto general, está claro, a la hora de aplicarlo al supuesto concreto
no deja de tener dificultades. El caso contemplado por la sentencia que aquí se
contempla es uno de esos supuestos en los que, de no tener las ideas bien claras, podría
ser calificado como laboral cual hizo en su momento el Juez de instancia. En este
sentido la sentencia lo que hace es aplicar doctrina consolidada de la Sala sobre el
concepto debatido, lo que constituye uno de los muchos ejemplos que pueden darse en
este camino no siempre fácil de distinguir entre un mero accidente de tráfico y un
accidente laboral.

170
XXIII. GESTIÓN DE LA SEGURIDAD SOCIAL

Al igual que ha ocurrido con la protección social, que ha evolucionado desde


mecanismos de protección privada hasta un Sistema público de protección, la gestión de
esa protección ha evolucionado al mismo tiempo. Así, desde técnicas jurídico-privadas
se ha pasado a una gestión netamente pública y desarrollada por un conjunto reducido
de entidades, dejando en el camino la mayor parte de mecanismos privados de gestión
(compañías mercantiles de seguros de accidentes de trabajo, mutualidades de
empresarios, empresas auto aseguradoras, cajas de empresas, etc.). En líneas generales,
hoy podemos decir que esta gestión se desarrolla fundamentalmente a través de
entidades públicas llamadas "entidades gestoras". Existe una pluralidad de estas
entidades, si bien pese a esta pluralidad se ha establecido con toda claridad un reparto y
especialización de las áreas de gestión, suprimiendo las duplicidades. Ello es evidente
sobre todo a nivel de la financiación, ámbito en el que se impone el principio de caja
única. No obstante, pese a esta publificación en la gestión, se han mantenido ciertos
ámbitos de colaboración privada en la gestión, fundamentalmente en el caso de las
Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social (hasta el 31 de diciembre de 2014
inclusive, denominadas Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades
Profesionales) y las empresas que colaboran voluntariamente.

Las entidades gestoras y servicios comunes de la Seguridad Social constituyen el


entramado básico de gestión administrativa del Sistema de Seguridad Social. Dichas
entidades se regulan fundamentalmente a través de los artículos 57 a 77 del Texto
Refundido de la Ley General de la Seguridad Social 2015, así como por el Real Decreto
Ley 36/1978, de 16 de noviembre, de Gestión Institucional de la Seguridad Social. En
líneas generales podemos señalar que a tenor del artículo 66.1 del Texto Refundido de
la Ley General de la Seguridad Social 2015 la gestión de estas entidades está informada
por los principios de simplificación, racionalización, economía de costes, solidaridad
financiera y unidad de caja, eficacia social y descentralización.

171
Las entidades gestoras son (según el artículo 66 del Texto Refundido de la Ley
General de la Seguridad Social 2015) las siguientes:

a) El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), para la administración de


las prestaciones económicas del sistema de la Seguridad Social, con excepción de las
que se atribuyen al Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO) y al Servicio
Público de Empleo Estatal (SEPE) que sustituye al INEM.

b) El Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA), que sustituye al


Instituto Nacional de la Salud (artículo 15 del Real Decreto 1087/2003, de 29 de
agosto), para la administración y gestión de servicios sanitarios.

c) El Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), para la gestión de


las pensiones de invalidez y de jubilación, en sus modalidades no contributivas, así
como de los servicios complementarios de las prestaciones del sistema de la Seguridad
Social (personas mayores, discapacitados, población marginada).

d) También debemos señalar al Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) -que


sustituyó al Instituto Nacional de Empleo (INEM), en virtud de la Ley 56/2003, de 16
de diciembre- que gestiona la prestación por desempleo (artículo 294 del Texto
Refundido de la Ley General de la Seguridad Social 2015).

e) Por último, aparece como entidad gestora el Instituto Social de la Marina


(ISM), que gestiona las prestaciones otorgadas dentro del Régimen Especial de la
Seguridad Social de Trabajadores del Mar, si bien no está expresamente recogido en el
artículo 66 del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social 2015.

Debe tenerse en cuenta que las competencias de algunas de estas entidades han
sido transferidas a las Comunidades Autónomas, que han creado sus propios

172
organismos de gestión (especialmente en materia de gestión de la prestación de
asistencia sanitaria y de servicios sociales).

Junto a estas entidades, existe la Tesorería General de la Seguridad Social


(TGSS), que actúa como servicio común a las diferentes entidades gestoras y que
aplica los principios de solidaridad financiera y caja única (artículo 74 del Texto
Refundido de la Ley General de la Seguridad Social 2015). A través del mismo se
unifican los recursos financieros del Sistema, siendo además el que tiene a su cargo la
gestión de los actos de encuadramiento (afiliación, altas, bajas de trabajadores e
inscripción de empresas) y funciones de apoyo informático.

Estamos ante entidades de derecho público, con personalidad jurídica propia y


con capacidad jurídica para desarrollar los fines que les han sido encomendados
(artículo 68 y 63 del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social
2015), contando cada una de ellas con su propia regulación específica, si bien a todas
ellas se aplica, al menos parcialmente, la Ley 6/1997, de 14 de abril, de Organización
y Funcionamiento de la Administración General del Estado. Por su parte, el Servicio
Público de Empleo Estatal (SEPE) y su antecedente, el INEM, siempre han tenido
reconocida su condición de organismo estatal autónomo. Debe señalarse que
corresponde al Gobierno, a propuesta del Departamento Ministerial de tutela,
reglamentar la estructura y competencias de las diferentes Entidades (artículos 58 y
62 del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social 2015). La
adscripción y tutela de estas Entidades Gestoras y del Servicio Común está
encomendada al Ministerio de Empleo y Seguridad Social, salvo en el caso del
Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, que está adscrito al Ministerio de Sanidad,
Servicios Sociales e Igualdad. Estas entidades gestionan la protección en los
diferentes Regímenes (General y Especiales); exceptuando la protección que se
otorga en los Regímenes Especiales de Funcionarios.
173
Además de las entidades gestoras que hemos mencionado, debemos recordar
como existen otras entidades de gestión de los regímenes especiales ajenos al sistema
institucional de la Seguridad Social; es decir, los regímenes especiales de
funcionarios. En este caso la protección de los funcionarios obedece a dos sistemas de
protección diferente: las prestaciones de clases pasivas (las pensiones), gestionadas
por el Ministerio de Hacienda o el Ministerio de Defensa; y la protección mutualista
o complementaria (el resto de prestaciones del sistema), que se gestionan por la
Mutualidad de Funcionarios Civiles del Estado (MUFACE), por la Mutualidad
General Judicial (MUGEJU) o el Instituto Social de las Fuerzas Armadas (ISFAS).

Junto a las Entidades Gestoras hemos de señalar como también las empresas
pueden participar en la gestión de la Seguridad Social. El artículo 79 de la Ley
General de la Seguridad Social 2015 establece que son Entidades Colaboradoras en la
gestión de la Seguridad Social las siguientes:

a) Las Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social en la cobertura de


contingencias profesionales y además en la cobertura de la prestación económica por
incapacidad temporal derivada de contingencias comunes.

b) Las Empresas, individualmente consideradas, en relación con su propio


personal (auto aseguradoras).

c) Las Asociaciones, Fundaciones y Entidades públicas y privadas, inscritas en


un registro público especial.

174
Actualmente la colaboración se desarrolla en su mayor parte por las Mutuas y
por las empresas auto aseguradoras, siendo la tercera opción de carácter residual y
limitada (fundamentalmente colectivos de religiosos y religiosas de la Iglesia
católica, el caso de alguna cooperativa de trabajo asociado, agrupada a una entidad de
previsión social; y las Corporaciones locales, respecto a sus funcionarios,
incorporados al Régimen General, ya que pueden optar porque las prestaciones de
incapacidad temporal y asistencia sanitaria sean recibidas de la Seguridad Social o
realizar la gestión por su cuenta). Los supuestos básicos son, por tanto, los otros dos.
Al respecto debemos diferenciar primero la colaboración de las empresas, que puede
ser voluntaria u obligatoria.

XXIV. COLABORACIÓN VOLUNTARIA Y OBLIGATORIA DE


LAS EMPRESAS EN LA GESTIÓN

Cuando hablamos de colaboración voluntaria nos referimos a que la empresa


decide asumir la gestión, auto asegurando determinadas prestaciones, por considerarlo
conveniente a sus intereses, y no porque esté obligada a ello. Esta colaboración
voluntaria por parte de las empresas admite (artículo 102 Texto Refundido de la Ley
General de la Seguridad Social 2015) las siguientes modalidades:

- La cobertura de las prestaciones de asistencia sanitaria, recuperación


profesional e incapacidad temporal derivada de accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales.

- La cobertura de las prestaciones de asistencia sanitaria e incapacidad temporal


derivadas de enfermedad común y accidente no laboral.

175
- La cobertura de la prestación económica por incapacidad temporal derivada
de enfermedad común o accidente no laboral.

En cuanto a la colaboración obligatoria, consiste en que se impone a la empresa


el deber de pagar determinadas prestaciones económicas (incapacidad temporal y
desempleo parcial) por delegación de la Entidad Gestora compensándose su importe en
la liquidación de las cotizaciones sociales que debe ingresar. La empresa debe
comunicar a la Entidad Gestora los datos requeridos en el parte médico de baja, a
través de los medios electrónicos, informáticos o telemáticos establecidos.

XXV. LAS MUTUAS COLABORADORAS CON LA SEGURIDAD


SOCIAL

Las Mutuas son asociaciones privadas de empresarios, cuyo ámbito de


actuación se extiende a todo el territorio del Estado, que se constituyen con el objeto
de asumir la gestión de determinadas prestaciones de la Seguridad Social. Tienen
personalidad jurídica y capacidad de obrar para el cumplimiento de sus fines. Para
existir han de contar con autorización expresa del Ministerio de Empleo y Seguridad
Social, adquiriendo personalidad jurídica con su inscripción en un Registro existente al
efecto especial dependiente de éste. No tienen ánimo de lucro y sus asociados asumen
responsabilidad mancomunada en determinados supuestos y con cierto alcance. Las
Mutuas colaboran en la gestión de:

- Prestaciones económicas.

- Asistencia sanitaria derivada de contingencias profesionales.

176
- Actividades de prevención de riesgos laborales.

- Incapacidad temporal derivada de contingencias comunes.

- Riesgo durante el embarazo y la lactancia natural.

- Cuidado de menores afectados por cáncer o enfermedad grave.

- Cese de actividad de los trabajadores autónomos.

El régimen económico financiero de las Mutuas está presidido por un principio


básico, que es la prohibición de reparto de beneficios económicos entre sus asociados
(artículo 68 del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social), pues no
tienen fin de lucro. Los excedentes anuales, obtenidos por las Mutuas en su gestión,
habrán de afectarse a la constitución de provisiones y reservas. Los asociados deben
costear, mediante la aportación de las correspondientes cuotas, las prestaciones
sujetas a colaboración, el sostenimiento de Servicios Comunes y Sociales de la
Seguridad Social, y los gastos de administración de la entidad. La financiación de la
colaboración en la prestación por incapacidad temporal derivada de contingencias
comunes se efectuará mediante la entrega a la Mutua, por la Tesorería General de la
Seguridad Social, de la fracción de cuota que determine el Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales. Los ingresos procedentes de las cuotas de Seguridad Social
obtenidos por las Mutuas, así como los bienes muebles o inmuebles en que puedan
invertirse dichos ingresos, las rentas y rendimientos de los bienes señalados y, en
general, los derechos, acciones y recursos relacionados con los mismos, forman parte
del patrimonio de la Seguridad Social (artículo 68.4 de la Ley General de la
Seguridad.

La función de las entidades colaboradoras, que por lo general son entidades


privadas, es sustituir parcialmente a las Entidades Gestoras en la administración de la

177
Seguridad Social. Según la previsión legal, la colaboración en la gestión se llevará a
cabo por Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la
Seguridad Social y por empresas, sin perjuicio de que también se podrá realizar por
asociaciones, fundaciones y entidades públicas y privadas, previa su inscripción en el
correspondiente registro público (artículo 79 Texto Refundido de la Ley General de la
Seguridad Social 2015). Son Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social las
asociaciones privadas de empresarios constituidas mediante autorización del
Ministerio de Empleo y Seguridad Social e inscripción en el Registro especial
dependiente de éste, que tienen por finalidad colaborar en la gestión de la Seguridad
Social, bajo la dirección y tutela del mismo, sin ánimo de lucro y asumiendo sus
asociados responsabilidad mancomunada en los supuestos y con el alcance
establecidos en esta ley. Las Mutuas Colaboradoras con la Seguridad Social, una vez
constituidas, adquieren personalidad jurídica y capacidad de obrar para el
cumplimiento de sus fines. El ámbito de actuación de las mismas se extiende a todo
el territorio del Estado (artículo 80.1 Texto Refundido de la Ley General de la
Seguridad Social 2015). La colaboración se llevará a cabo en los términos y
condiciones establecidos en el Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad
Social 2015 y en el artículo 78 de la Ley 13/1996, de 30 de diciembre, de medidas
fiscales, administrativas y del orden social y demás normas reglamentarias de
desarrollo. En este orden, la actividad de estas entidades se concreta en:

a) Colaborar en la gestión de las contingencias de accidentes de trabajo y


enfermedades profesionales.

b) Realizar actividades de prevención, recuperación y demás previstas en el


Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social.

c) Colaborar en la gestión de la prestación económica de incapacidad temporal


derivada de contingencias comunes.

178
d) Las demás actividades, prestaciones y servicios de Seguridad Social que les
sean atribuidas legalmente.

En la colaboración en la gestión de las contingencias de accidentes de trabajo y


enfermedades profesionales, así como en las actividades de prevención reguladas en
la ley, las operaciones que lleven a cabo las Mutuas se reducen a repartir entre sus
asociados:

- El coste de las prestaciones por causa de accidente de trabajo o enfermedad


profesional sufrido por el personal al servicio de las empresas asociadas.

- El coste de los servicios y actividades preventivas relacionadas con dichas


prestaciones, así como la contribución a los servicios de prevención, recuperación y
demás previstos en la ley, en favor de las víctimas de aquellas contingencias y de sus
beneficiarios.

- Los gastos de administración de la propia entidad.

La colaboración en la gestión de la prestación económica por incapacidad


temporal se debe llevar a cabo a favor de los trabajadores empleados por los
empresarios asociados que hayan ejercido esta opción. Asimismo, los trabajadores
por cuenta propia deben formalizar la cobertura de incapacidad temporal por
contingencias comunes con una mutua.

En el supuesto analizado por la Sentencia Social Nº 348/2017, TS, Sala de lo


Social, Sec. 1, Rec 848/2016, 25-04-2017 se estudia la responsabilidad del pago de una
indemnización de daños y perjuicios derivada de accidente de trabajo cuando la

179
comunicación informativa del siniestro a la compañía aseguradora se realizó fuera del
plazo estipulado por contrato para ello.

Para el Alto Tribunal, la cláusula por la que se delimitaba el riesgo asegurado a


los siniestros ocurridos durante la vigencia del contrato, cuya reclamación había de
notificase fehacientemente durante la vigencia de la póliza o hasta un año después de su
finalización, resultaba perfectamente lícita.

Consecuentemente con lo anterior, la comunicación del siniestro debió


efectuarse dentro del referido plazo puesto que, acaecido el accidente, surgió el deber de
notificación que pudo hacerse hasta un año después de finalizado el contrato de seguro,
lo que no se hizo ya que la primera comunicación que del referido siniestro tuvo la
aseguradora fue la comunicación por el Juzgado de la demanda origen del
procedimiento.

Reiterando doctrina de la La comunicación del accidente laboral fuera de plazo


exime de responsabilidad a la aseguradora. Sentencia Social Nº 348/2017, TS, Sala de
lo Social, Sec. 1, Rec 848/2016, 25-04-2017, se considera por la Sala IV que no existe
responsabilidad de la aseguradora cuando se comunica el siniestro en plazo superior al
que aparece como configurador del riesgo protegido en el contrato de seguro,
condenando solidariamente a la actual compañía aseguradora y a la empresa empleadora
al abono al trabajador de la cantidad de 56.692,7 euros en concepto de indemnización
derivada de accidente de Trabajo.

180
XXVI. EL PARTE DE ACCIDENTE DE TRABAJO

El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, establece las normas para la


aplicación y desarrollo de la prestación por Incapacidad Laboral Transitoria en el
Régimen General de la Seguridad Social (Orden de 16 de diciembre de 1987)
determinando "la obligación de que las empresas notifiquen los accidentes de trabajo
ocurridos a los trabajadores" que prestan sus servicios mediante la elaboración y
tramitación de un parte de accidente.

Alcanzando la citada obligación a las empresas que empleen trabajadores de


cualquier campo de aplicación de los Regímenes Especiales de la Seguridad Social,
siempre que protejan esta contingencia profesional (Orden de 16 de diciembre de 1987).

Actualmente los modelos oficiales correspondientes al Parte de accidente de


trabajo, a la Relación de accidentes de trabajo ocurridos sin baja médica y a la Relación
de altas o fallecimientos de accidentados se establecen en el anexo 1 de la O.
TAS/2926/2002, de 19 de noviembre de 2002 (en vigor desde el 1 de enero de 2.003).
Siendo obligatoria su presentación por vía electrónica mediante el Sistema de
Declaración Electrónica de Accidentes de Trabajo (Delt@), a disposición del usuario en
la dirección electrónica https://www.delta.mtas.es (regulado por la Resolución de 26 de
noviembre de 2002, de la Subsecretaría).

Infracciones y sanciones

Según el Art. 12, LISOS, es infracción grave, "no dar cuenta en tiempo y forma
a la autoridad laboral, conforme a las disposiciones vigentes, de los accidentes de
trabajo ocurridos y de las enfermedades profesionales declaradas cuando tengan la
181
calificación de graves, muy graves o mortales, o no llevar a cabo una investigación en
caso de producirse daños a la salud de los trabajadores o de tener indicios de que las
medidas preventivas son insuficientes".

Según el Art. 11, LISOS se considerará infracción leve , "no dar cuenta, en
tiempo y forma, a la autoridad laboral competente, conforme a las disposiciones
vigentes, de los accidentes de trabajo ocurridos y de las enfermedades profesionales
declaradas cuando tengan la calificación de leves"

Índices de evolución de la Accidentalidad en la Empresa

Para poder obtener información objetiva de los datos sobre siniestralidad laboral,
se les aplican una serie de índices estadísticos, calculados según las recomendaciones de
la XVIª Conferencias Internacionales de Estadísticos del Trabajo de la OIT:

Índice de Incidencia (II): Relación entre el nº de accidentes registrados en un


período de tiempo determinado y el promedio de las personas expuestas al riesgo
considerado. Representa el nº de accidentes por año por cada mil trabajadores
expuestos. Se utiliza cuando no sabemos exactamente el nº de horas-persona trabajadas
y en los supuestos en que el nº de personas expuestas al riesgo es muy elevado.

II = (Nº total de accidentes / Nº medio de personas expuestas) x 1.000

Índice de Frecuencia (IF): Relación entre el nº de accidentes ocurridos en un


determinado nº de horas trabajadas.

182
Índice de Gravedad (IG): Valora la gravedad de los accidentes ocurridos en un
determinado nº de horas trabajadas por un colectivo de trabajadores (partiendo del
supuesto de que la gravedad se pudiera medir por el nº de días de baja).

IG = (Nº total de jornadas perdidas / Nº total de horas-persona trabajadas) x


1.000

Duración media de las bajas

Jornadas no trabajadas por los accidentes en jornada de trabajo con baja /


accidentes en jornada de trabajo con baja

Plazos de presentación

El empresario y el trabajador por cuenta propia o autónomo, según proceda,


deberá remitir el citado parte a la Entidad Gestora o colaboradora, cumplimentado
conforme al art. 2 de la Orden de 16 de diciembre de 1987, que tenga a su cargo la
protección por accidente de trabajo, en el plazo máximo de 5 días hábiles, contados
desde la fecha en que se produjo el accidente o desde la fecha de la baja médica (art. 3,
Orden de 16 de diciembre de 1987).

183
La Entidad Gestora o colaboradora deberá codificar las casillas sombreadas que
figuran en los modelos de los Partes de Accidentes de Trabajo y subsanar los errores
advertidos en la cumplimentación de los mismos. Si la Entidad Gestora o colaboradora
no pudiera subsanar dichos errores, devolverá los modelos a la empresa para que en el
plazo máximo de 5 días hábiles le sean remitidos debidamente cumplimentados.

La entidad gestora o colaboradora deberá codificar las casillas sombreadas que


figuran en los modelos parte de accidente de trabajo y relación de accidentes de trabajo
ocurridos sin baja médica a ella remitidos y subsanar los errores advertidos en la
cumplimentación de los mismos. Si la entidad gestora o colaboradora no pudiera
subsanar dichos errores, devolverá los modelos a la empresa para que en el plazo
máximo de 5 días hábiles le sean remitidos debidamente cumplimentados.

La entidad gestora o colaboradora presentará ante la autoridad laboral de la


provincia donde radique el centro de trabajo del trabajador accidentado, en el plazo
máximo de 10 días hábiles desde la recepción de los modelos, correctamente
cumplimentados o subsanados por ella, los ejemplares (art. 4, Orden de 16 de
diciembre de 1987).

XXVII. JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO

1-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 5 DE JULIO DE 2017

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 21 de enero de 2015 el Juzgado de lo Social nº 1 de


Avilés dictó sentencia, en la que se declararon probados los siguientes hechos:
184
«1º .- El actor Don Arcadio , nacido el NUM000 de 1981, con DNI NUM001,
NASS NUM002 , diestro, cuyas demás circunstancias personales aparecen recogidas en
el escrito rector de las presentes actuaciones, comenzó a prestar sus servicios por cuenta
y bajo la dependencia de la empresa ASTURIANA DE FERTILIZANTES S.A.,
dedicada a la fabricación de productos químicos básicos, compuestos nitrogenados,
fertilizantes, plásticos y caucho sintético en formas primarias, el 18 de marzo de 2008,
en virtud de contrato de trabajo indefinido, con centro de trabajo en la Avda. de la Playa
en San Juan de Nieva. Ostentaba la categoría profesional de Oficial 2ª mecánico-
Operario de mantenimiento (f/120).

2º .- El 16 de abril de 2011 el trabajador sufrió un accidente de trabajo, mientras


realizaba tareas de mantenimiento en máquina pesadora de material (báscula Khulman),
un rodillo le atrapó la mano derecha amputándole el dedo índice y produciéndole
lesiones erosivas en mano derecha y antebrazo derecho. Fue asistido de Urgencia en el
Hospital San Agustín y derivado al Sº de Cirugía Plástica de Oviedo donde se le realizó
desbridamiento y remodelado del muñón de amputación a nivel del resto de falange
proximal de 2º dedo mano derecha. Inició una situación de Incapacidad Temporal
derivada de contingencias profesionales en la que permaneció hasta el 16 de octubre de
2011, siendo alta por curación con secuelas. Fue atendido por la Mutua Umivale,
entidad responsable de las prestaciones de IT, Hospital San Agustín y por el Sº de
Cirugía Plástica del HUCA. Fue intervenido el 17 de mayo de 2011. La base reguladora
de la IT es de 61,44 euros, percibía el 75% (46,08€) (f/106).

3 º.- El trabajador, durante el periodo que permaneció en situación de


Incapacidad Temporal (de 16/4/2011 a 16/10/2011) percibió, en la modalidad de pago
delegado, la prestación económica de IT en cuantía de 8.432,64 euros, así como la
mejora prestacional establecida en el Convenio Colectivo para el sector de la Industria
Química, que rige la relación laboral, en la cuantía precisa para alcanzar, junto con la
prestación básica de la Seguridad Social, el 100% de la suma de los conceptos salariales
que viene percibiendo el trabajador (doc. 8 aseguradora).

185
4º. - Tramitadas actuaciones en vía administrativa sobre valoración de secuelas a
instancia de la Mutua (f/109), y, en virtud de Resolución dictada por el Instituto
Nacional de la Seguridad Social, Dirección Provincial de Asturias, el 3 de febrero de
2012, que hizo suyo el dictamen-propuesta del Equipo de Valoración de Incapacidades
de 30 de noviembre de 2011 (f/127), basado en el preceptivo informe médico de síntesis
emitido el 17 de noviembre de 2011 (f/128), se declaró afecto de Incapacidad
Permanente Parcial con derecho a percibir, con cargo a la Mutua UMIVALE, una
indemnización equivalente a 24 mensualidades de la base reguladora de 1.843,24 euros,
esto es, 44.237,76 euros (f/126). No consta que esta resolución haya sido recurrida.

5º. - El dictamen propuesta del Equipo de Valoración de Incapacidades de 30 de


noviembre de 2011 fijó como secuelas: amputación traumática del 50% del F.P. dedo
mano derecha. Limitación articular leve de IFP 3º dedo mano derecha.

6º .- El trabajador sufrió el accidente de trabajo mientras realizaba labores de


mantenimiento en una cinta de la báscula Kulhman. Poco antes de las 16:00 horas
cuando el actor estaba realizando tareas de mantenimiento junto al Jefe de Turno (Don
Simón), empezó a sonar la señal acústica de la línea Kulhman indicando la existencia de
algún problema en la báscula. El jefe de Turno ordenó al trabajador que fuera a ajustar
la cinta de la báscula. La báscula venía presentando problemas los últimos días: la cinta
transportadora de roca se desviaba hacia los lados haciendo que la máquina se parase
continuamente. La operación de centrado de la cinta de la máquina se realiza en la parte
exterior de la misma, mediante el movimiento de sendos husillos, o tornillos, de los que
dispone la máquina en el tambor de cola, en el exterior de la carcasa de la máquina, que
se hallan a un metro y medio de la cinta, apretando uno u otro según se desvíe a la
derecha o a la izquierda. Para realizar la operación ha de quitarse una puerta de
protección que cubre la cinta, los rodillos y los sensores, para poder apreciar si se
efectúa adecuadamente el centrado y la cinta va corrigiendo su posición. Para efectuar
esta operación no es necesario acceder a las partes móviles de la máquina pero la cinta
186
debe hallarse en movimiento. El trabajador acudió a realizar esta labor, que es habitual y
rutinaria, sólo. El actor se puso a realizar el ajuste de las bandas pero en un momento
dado detectó que el problema no era de ajuste de rodillos sino que uno de los finales de
carrera (sensores encargados de detectar el desvío de la banda) estaba torcido y era lo
que daba el problema: pese a que la cinta transportadora de la báscula estaba centrada,
continuaba detectando error de desviación. El actor se puso a enderezar el sensor con la
llave fija de mango largo (32/34) que estaba utilizando para ajustar los husillos, con la
máquina en movimiento. La llave resbaló sobre el sensor, enganchándose en el rodillo
de la cinta transportadora que tiró de ella, atrapando la llave que usaba, arrastrando con
ella la mano del trabajador y seccionándole el dedo índice de la mano derecha del
trabajador. (f/105) La parada de la máquina la realizó manualmente, en el panel de
control de la misma, otro operador Don Juan Antonio cuando sintió que Don Arcadio
gritaba.

7º. - Al día siguiente del accidente, Don Bienvenido, operario de la empresa


subcontratada Prasat Instalaciones Eléctricas S.L. procedió a sustituir la "seta" de
seguridad de la báscula (pulsador de seguridad) que funcionaba pero se encontraba
deteriorada por el uso y la falta de limpieza.

8º.- A consecuencia del accidente, la Inspección de Trabajo efectuó la


correspondiente investigación, emitiendo el informe que obra en autos y se tiene por
íntegramente reproducido (doc. 12 actor). Consideraba la Inspectora de Trabajo y
Seguridad Social que el accidente se debía a una operación incorrecta del trabajador,
pues había accedido a las partes móviles de la Báscula Kulhman sin seguir las
indicaciones de las instrucciones del seguridad IS-01 e IS-05 para acceder a partes
móviles, retirando los fusibles y parando, por tanto, la maquinaria. No observaba sin
embargo negligencia temeraria del trabajador sino más bien exceso de confianza en el
desempeño de su trabajo. Concluyó el informe: "Por otro lado, al margen del accidente
de trabajo y sin que ello sea causa del mismo, se comprueba el día de la visita que la
máquina tiene el panel de control y la seta de seguridad en el mismo lado, con lo que se

187
requirió a la empresa para que traslade la seta de seguridad al otro lado donde se
encuentra la carcasa de protección del engranaje de la cinta, de manera que en ambos
lados exista un dispositivo de parada de emergencia". El 3 de agosto de 2011 se realizó
segunda visita a la empresa, comprobándose el cumplimiento del requerimiento.

9º. - El trabajador había recibido instrucciones de seguridad de los trabajos en


planta así como copia de las instrucciones de seguridad actualmente vigentes en planta y
ficha informativa de los riesgos de su puesto de trabajo. (18/12/10). Así mismo el
trabajador el 21 de febrero de 2011 había firmado un documento en el que declaraba
haber recibido formación en materia de 3: instrucción de calibrado de la báscula", 6
"actualización de instrucciones de seguridad: bloqueo de fusibles, limpieza rodillos
Kulhman" y copia de las instrucciones de seguridad actualmente vigentes en planta con
la ficha informativa de los riesgos de su puesto de trabajo.

10º. - La Evaluación de Riesgos por Puesto de Trabajo, del puesto del actor,
contempla el riesgo atrapamiento o aplastamiento por o entre objetos, por causa de
posibilidad de contactos con partes móviles del equipo de trabajo. Se propone como
medida preventiva: "para la realización de trabajos de mantenimiento en la maquinaria
de planta se seguirá la instrucción de seguridad "operaciones rutinarias de
mantenimiento" (IS-01) garantizando así la consignación y enclavamiento para evitar
accidentes por arranque intempestivo". (doc. 2 aseguradora). La Instrucción IS-01 para
operaciones rutinarias de mantenimiento establece: "Toda intervención que conlleve
dejar partes móviles al descubierto (...) se realizará siguiendo la instrucción de retirada
de fusibles. "Todas las inspecciones de máquinas en las que se haya de acceder a partes
móviles (...) se realizarán siguiendo la instrucción de retirada de fusibles. La Instrucción
IS-05 para operaciones en el interior de máquinas con acceso a partes móviles: "Antes
de entrar a realizar la operación se deberá acudir junto al Jefe de Turno a la Sala
Eléctrica y retirar los fusibles y con un candado (...) bloquear la caja para que nadie
pueda volver a rearmarlos. En el Manual de Instrucciones de la Báscula, apartado g2,
Mantenimiento Sustitución y Engrase, en lo que se refiere a los detectores desvío de

188
banda, reza así: Para realizar esta operación es imprescindible tener el dosificador
parado y asegurar que no se podrá poner en marcha bajo ningún concepto".

11º .- La empresa ASTURIANA DE FERTILIZANTES S.A. tiene suscrita


póliza de seguro nº NUM003 que cubre, entre otros, la responsabilidad civil, con la
compañía aseguradora codemandada HDI HANNOVER INETRNATIONAL ESPAÑA
SEGUROS Y REASEGUROS S.A., vigente en la fecha del accidente de trabajo sufrido
por el actor. La póliza fija una franquicia de 1.000 euros aplicables a todas las garantías
aseguradas (doc. 7 aseguradora).

12º.- El 11 de febrero de 2013 se presentó la correspondiente papeleta de


conciliación frente a la empresa ASTURIANA DE FERTILIZANTES S.A. El día 20 de
febrero del año 2013 se celebró el preceptivo acto de conciliación ante la Unidad de
Mediación, Arbitraje y Conciliación con el resultado de sin avenencia. La empresa
informó al actor a cerca de la aseguradora (f/9). El 5 de marzo de 2013 se presentó la
correspondiente papeleta de conciliación frente a la HDI HANNOVER
INTERNACIONAL ESPAÑA SEGUROS Y REASEGUROS S.A. El día 15 de marzo
del año 2013 se celebró el preceptivo acto de conciliación ante la Unidad de Mediación,
Arbitraje y Conciliación con el resultado de sin avenencia. (f/10).

13 º.- Se interpuso la correspondiente demanda el 22 de enero de 2014».

En dicha sentencia consta el siguiente fallo: «Estimando la excepción de


prescripción de la acción alegada por la representación de la empresa ASTURIANA DE
FERTILIZANTES SA Y la aseguradora HDI HANNOVER INTERNATIONAL
ESPAÑA SEGUROS Y REASEGUROS S.A., debo desestimar sin entrar a conocer del
fondo del asunto la demanda en reclamación de cantidad promovida por D. Arcadio,
absolviendo a los demandados de las pretensiones deducidas en la demanda».

189
SEGUNDO .- La citada sentencia fue recurrida en suplicación por la
representación procesal de D. Arcadio ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de
Justicia de Asturias, la cual dictó sentencia en fecha 8 de mayo de 2015 , en la que
consta el siguiente fallo: «Que desestimamos el recurso de suplicación interpuesto por
D. Arcadio contra la sentencia del Juzgado de lo Social nº1 de Avilés, dictada en los
autos seguidos a su instancia contra HDI HANNOVER INTERNATIONAL (ESPAÑA)
DE SEGUROS Y REASEGUROS SA, ASTURIANA DE FERTILIZANTES SA, sobre
Reclamación de cantidad, y en consecuencia confirmamos la resolución impugnada».

TERCERO.- Por la representación letrada de D. Arcadio se formalizó el


presente recurso de casación para la unificación de doctrina, que tuvo entrada en el
Tribunal Superior de Justicia de Asturias el 15 de julio de 2015. Se invoca como
sentencia contradictoria con la recurrida la dictada por la Sala de lo Social del Tribunal
Superior de Justicia de Castilla - La Mancha, en fecha 19 de diciembre de 2002 (RSU
1343/2001 ). Se consigna el siguiente motivo único: respecto a la determinación del "
dies a quo " para reclamar daños y perjuicios derivados de accidente de trabajo; y
respecto a la estimación de la excepción de "prescripción de la acción". El recurso se
fundamenta en la infracción del artículo 59 (apartados 1 y 2) del Estatuto de los
Trabajadores . Asimismo, se infringe lo dispuesto en el artículo 71.2 de la LRJS.

CUARTO.- Con fecha 21 de abril de 2016 se admitió a trámite el presente


recurso. No habiéndose personado la parte recurrida, se pasaron las actuaciones al
Ministerio Fiscal, que emitió informe en el sentido de interesar que se declare la
procedencia del presente recurso.

SEXTO.- Instruido el Excmo. Sr. Magistrado Ponente, se declararon conclusos


los autos, señalándose para votación y fallo el día 5 de julio 2017, fecha en que tuvo
lugar.

190
FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- 1.- La cuestión que se plantea en el presente recurso de casación


unificadora estriba en determinar cuál ha de ser el día inicial para el cómputo del plazo
de prescripción de un año, del que dispone el trabajador para ejercitar contra la empresa
la acción de reclamación de los daños y perjuicios derivados del accidente de trabajo
que ha sufrido mientras prestaba servicios para la misma.

Como ya hemos dejado constancia en los antecedentes de hecho, la sentencia del


juzgado de lo social acoge la excepción de prescripción invocada por la empleadora y
desestima por este motivo la demanda sin entrar a conocer del fondo del asunto.

El recurso de suplicación interpuesto por el trabajador es desestimado en la


sentencia de la Sala de lo Social del TSJ de Asturias de 8 de mayo de 2015, rec.
664/2015, que confirma en sus términos la sentencia de instancia, y frente a la que se
formula el recurso de casación para la unificación de doctrina que denuncia infracción
del art. 59. 1 º y 2º ET , e invoca como sentencia de contraste la de la Sala de lo Social
del TSJ de Castilla- La Mancha de 19 de diciembre de 2002, rec.1343/2001 , para
sostener que el día inicial del cómputo del plazo de prescripción no es el de la fecha de
la resolución del INSS que le reconoció prestaciones de incapacidad permanente parcial,
sino el momento en el que dicha resolución ganó firmeza una vez transcurrido el plazo
de 30 días del que disponían todas las partes para formular reclamación previa contra la
misma.

2. - La sentencia recurrida razona que el cómputo del plazo de prescripción de la


acción exigiendo responsabilidad por daños y perjuicios a la empresa, " no puede
iniciarse hasta que el beneficiario tenga un cabal conocimiento de las secuelas del
accidente y de las mermas que tales secuelas producen, tanto en su capacidad de
ganancia, como en su patrimonio biológico, lo que sucede cuando se ha dictado la
191
correspondiente resolución firme en el proceso de invalidez, momento en el que el
beneficiario conoce cuáles van a ser las consecuencias que las secuelas le van a
producir, cuáles los perjuicios que de ellas van a derivar y las prestaciones que va a
percibir con cargo a la Seguridad Social ".

Tras lo que concluye que ese dies a quo debe fijarse en el presente supuesto en la
fecha de la resolución del INSS de 3 de febrero de 2012, que declaró al actor en
situación de incapacidad permanente parcial, " al no constar impugnación alguna de tal
decisión administrativa, ya que la misma al no resultar impugnada devino firme desde
que fue dictada, y por lo tanto desde dicho momento podía haber ejercitado ya el
demandante la acción en reclamación de daños y perjuicios", con lo que la acción se
encontraría en consecuencia prescrita por el transcurso del plazo de un año del que
disponía el actor para su ejercicio, cuando se presentó la papeleta de conciliación frente
a la empresa el 11 de febrero de 2013 y el 5 de marzo de 2013 contra su aseguradora.

3.- El Ministerio Fiscal se muestra favorable a admitir la existencia de


contradicción y acoger el recurso, para computar el inicio del plazo de prescripción, no
en la misma fecha de la resolución administrativa, sino en la que ganó firmeza una vez
transcurrido el de los 30 días de los que disponían las partes para formular reclamación
previa frente a la misma.

Las demandadas en su impugnación postulan la inadmisión del recurso por falta


de contenido casacional, al considerar que la recurrida se ajusta a la doctrina del
Tribunal Supremo en esta materia, de la que, a su juicio, se desprende que el inicio del
plazo de prescripción debe establecerse en la fecha de la resolución administrativa que
declara la incapacidad permanente y no es objeto de impugnación judicial al aquietarse
el demandante a su contenido.

192
SEGUNDO.1.- La primera cuestión que hemos de resolver es la referente a la
viabilidad del recurso de casación para la unificación de doctrina, comprobando si entre
las resoluciones en contraste concurre la necesaria contradicción que exige el artículo
219.1 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social (LRJS ), que requiere que las
resoluciones que se comparan contengan pronunciamientos distintos sobre el mismo
objeto, es decir, que se produzca una diversidad de respuestas judiciales ante
controversias esencialmente iguales y, aunque no se exige una identidad absoluta, sí es
preciso, como señala el precepto citado, que respecto de los mismos litigantes u otros en
la misma situación, se haya llegado a esa diversidad de las decisiones pese a tratarse de
"hechos, fundamentos y pretensiones sustancialmente iguales".

En lo que debe tenerse en cuenta que la contradicción no surge de una


comparación abstracta de doctrinas, al margen de la identidad de las controversias, sino
de una oposición de pronunciamientos concretos recaídos en conflictos sustancialmente
iguales, según ha declarado la Sala en sentencias de 9 de febrero de 2004 (Rec.
2515/2003 ); 10 de febrero de 2005 (Rec. 914/2004 ); 15 de noviembre de 2005 (Rec.
4922/2004 ); 24 de noviembre de 2005 (Rec. 3518/2004); 29 de noviembre de 2005
(Rec. 6516/2003 ); 16 de diciembre de 2005 (Rec. 338020/04 ); 3 de febrero de 2006
(Rec. 4678/2004 ); 6 de febrero de 2006) (Rec. 4312/2004 ); 7 de febrero de 2006 (Rec.
1346/2005 ); y 28 de febrero de 2006 (Rec. 5343/2004 ), interpretando el artículo 217
de la Ley de Procedimiento Laboral , con igual redactado que el del ya citado artículo
219.1 de la LRJS.

2.- Los datos relevantes a tal efecto de la sentencia recurrida son como siguen:
1º) el actor sufre un accidente de trabajo el día 16 de abril de 2011 que le origina
diversas lesiones en la mano y antebrazo derecho; 2º) permaneció en situación de
incapacidad temporal hasta el 16 de octubre de 2011 y en fecha 3 de febrero de 2012 se
dictó resolución del INSS que le reconocía prestaciones de incapacidad permanente
total, que no fue impugnada judicialmente y frente a la que no se presentó reclamación

193
previa por ninguna de las partes; 3º) el 11 de febrero de 2013 interpone el demandante
la conciliación contra la empresa demandada y el 5 de marzo frente a la aseguradora.

En esas circunstancias ya hemos dicho que la sentencia recurrida considera


prescrita la acción, conforme a los razonamientos que se han expuesto anteriormente.

3.- La sentencia de contraste resuelve en asunto en el que: 1º) el accidente de


trabajo tiene lugar el 15 de julio de 1996; 2º) en fecha 27 de enero de 1999 se dictó la
resolución del INSS que declaró al actor en situación de incapacidad permanente total,
que no fue impugnada judicialmente por ninguna de las partes y frente a la que no se
presentó reclamación previa; 3º) el 5 de febrero de 2000 el actor dirige su primera
reclamación de indemnización de daños y perjuicios contra la empresa.

Con esos antecedentes la sentencia referencial parte de la consideración de que


el trabajador se había aquietado a la resolución administrativa que calificó el grado de
incapacidad permanente, para razonar seguidamente que el dies a quo para reclamar
responsabilidad empresarial derivada de accidente de trabajo se sitúa cuando la acción
puede ejercitarse, sin que necesariamente equivalga al momento en que acaece el
accidente o al del archivo de las actuaciones penales, y concluir finalmente que no
puede comenzar a computarse hasta el momento en que adquiere firmeza la resolución
administrativa que declara la incapacidad permanente, que al no ser impugnada
judicialmente debe establecerse en la fecha en que transcurren los 30 días de los que
disponen las partes para formular reclamación previa contra la misma.

4. - Resulta palmaria la concurrencia de contradicción, puesto que en ambos


casos se trata de idéntica situación fáctica y jurídica, esto es, la existencia de una
resolución administrativa del INSS que declara al trabajador accidentado en situación de
incapacidad permanente, a la que se aquietan todas las partes interesadas sin que
ninguna de ellas interponga reclamación previa contra la misma.

194
Y en esas coincidentes circunstancias, la sentencia recurrida entiende que el
plazo de prescripción debe computarse desde la fecha de dicha resolución
administrativa, mientras que la de contraste concluye que ha de comenzar a correr
cuando ha transcurrido el plazo de 30 días del que disponían las parte para formular
reclamación previa.

Aplican de esta forma una diferente doctrina que es necesario unificar, sin que
podamos acoger de plano en este momento el alegato de las codemandadas que en sus
escritos de impugnación invocan la falta de contenido casacional, para cuya resolución
será necesario analizar previamente los criterios jurisprudenciales en esta materia y
determinar hasta qué punto pueda considerarse existente una reiterada doctrina del
Tribunal Supremo sobre la forma de establecer el dies a quo en supuestos como los que
resuelven las sentencias en contradicción.

TERCERO. 1.- Centrados en esos términos el objeto del debate, se trata de


decidir cómo debe computarse el plazo de prescripción de la acción para reclamar a la
empresa la indemnización de daños y perjuicios derivados de un accidente de trabajo, en
supuestos como los de autos, caracterizados porque las partes interesadas se aquietan a
la resolución administrativa que declara la incapacidad permanente del trabajador, sin
que ninguna de ellas hubiere llegado a formular reclamación previa contra la misma, ni,
en consecuencia, a impugnarla judicialmente.

En lo que debemos empezar indicando que el examen de la doctrina del Tribunal


Supremo en esta materia no permite concluir que hayamos tenido la oportunidad de dar
una respuesta cierta sobre esa cuestión, ni mucho menos, tan rotunda y reiterada como
para acoger el argumento de falta de contenido casacional de la cuestión objeto del
recurso que invoca la demandada en su escrito de impugnación, como lo demuestra que
el Ministerio Fiscal en su informe aboga justamente por lo contrario y solicita la
estimación el recurso para dar acogida al criterio de la sentencia de contraste.

195
2.- La STS 11/12/2013, rcud.1164/2013 , resume perfectamente la doctrina que
con carácter general ha venido a establecer el Tribunal Supremo en esta materia, citando
las anteriores SSTS de 10/12/98, rcud 4078/97 ; 12/02/99, rcud 1494/98 ; 06/05/99,rcud
2350/97; 22/03/02,rcud 2231/01 ; 20/04/04,rcud 1954/03 ; 04/07/06 , 834/05 ; 12/02/07,
4491/05 ; y 21/06/11, rcud 3214/10 .

Y de la que pueden extraerse los siguientes criterios:

"a).- El plazo de prescripción aplicable a las reclamaciones de indemnización de


daños y perjuicios atribuibles a la empresa y derivados de accidente de trabajo o de
enfermedad profesional es -efectivamente- el de un año, previsto en el art. 59.2 ET ; y la
fecha inicial para el cómputo de los plazos de prescripción de todas las acciones, según
dispone el art. 1968 CC , se inicia desde el momento en que pudieron ser ejercitadas.

b).- Aunque el «dies a quo» para reclamar tal responsabilidad empresarial se


sitúa cuando la acción puede ejercitarse, ello no necesariamente equivale al momento en
que acaece el AT o al del alta médica en el mismo o en la EP, «que expresará el parecer
del facultativo que lo emite y cuya comprensión para la generalidad de los beneficiarios
será de difícil entendimiento, dados los términos científicos que en tales documentos
deben utilizarse»; como tampoco se inicia en la fecha en que se impone el recargo por
infracción de medidas de seguridad; en igual forma que los «procesos penales deducidos
a consecuencia de un accidente de trabajo, impiden que pueda comenzar a correr el
plazo prescriptivo de la acción sobre reclamación de daños y perjuicios derivada de ese
accidente».

c).- En puridad, el plazo «no puede iniciarse hasta que el beneficiario tiene un
cabal conocimiento de las secuelas del accidente y de las mermas que tales secuelas
producen, tanto en su capacidad de ganancia, como en su patrimonio biológico». Y
196
cuando se sigue un procedimiento judicial para la fijación de las lesiones padecidas, el
plazo sólo comienza a correr desde que el mismo se agota, porque la resolución del
INSS en vía previa «no fue firme hasta que recayó la citada sentencia de la Sala de lo
Social, y sólo desde tal firmeza se pudo iniciar el cómputo del referido plazo
prescriptivo», «pues sólo hasta ese momento se supo con certeza cuáles eran las
dolencias y secuelas que el actor padece a consecuencia del accidente de autos»; y
«obviamente, la solución sería otra si la parte se aquietase a la resolución administrativa
de la Gestora respecto de la incapacidad reconocida, ya que en tal caso habría que estar
el informe propuesta». Y en consecuencia, tal conocimiento -pleno y cabal- solamente
se produce en la fecha en que se ha dictado la correspondiente resolución firme en
proceso de IP, que es «cuando el beneficiario conoce cuáles van a ser las consecuencias
que las secuelas le van a producir y cuáles los perjuicios que de ellas se van a derivar.
Por tanto debe ser el momento de conocimiento de esta resolución el punto de partida
para el ejercicio de la acción de daños y perjuicios».

d).- A mayor abundamiento, esta tesis viene reforzada también por el hecho de
que «existe un solo daño que hay que compensar o indemnizar» por las distintas
reclamaciones y que «debe existir también, en principio, un límite en la reparación del
daño», de modo que «del importe total de los daños han de deducirse las cantidades que,
por prestaciones de la Seguridad Social, haya podido percibir el beneficiario y éstas
cantidades no son conocidas hasta tanto sea firme la resolución que declara la invalidez
del beneficiario, pues antes se ignorarán las cantidades a deducir del total importe de los
perjuicios sufridos por el trabajador accidentado» [así, STS SG 02/10/00 -rcud 2393/99
-; 08/04/02 -rcud 1964/01 -; 03/06/03 -rcud 3129/02 -; y 30/01/08 -rcud 414/07 -] .

3.- Con posterioridad han venido a reiterar estos mismos criterios las SSTS
dictadas en la misma fecha de 09/12/2015, (rcud. 1918/2014 , rcud. 1503/2014 y rcud.
3191/2014 ).

197
Resuelven estas sentencias un supuesto de enfermedad profesional, pero la
doctrina que establecen es perfectamente trasladable a los accidentes de trabajo a
efectos de determinar el dies a quo para el cómputo del plazo de prescripción de la
acción de reclamación de daños y perjuicios contra la empresa.

Tal y como así se indica de forma expresa en las mismas, y en coincidencia con
lo que acabamos de reseñar, esta acción " sólo puede ejercitarse desde que haya
quedado acreditado no sólo el origen de la contingencia -caso de que éste fuera
discutido-, sino también desde el momento en que hayan quedado determinadas de
manera definitiva la totalidad de prestaciones de Seguridad Social que tengan derecho a
percibir, que hayan de ser deducidas y tenidas en consideración para fijar la cuantía
indemnizatoria que puede ser reclamada a la empresa demandada".

Destacando seguidamente que este criterio coincide con la doctrina tradicional


de la Sala y encuentra acomodo " en la interpretación legal de los preceptos puestos en
cuestión y en la propia jurisprudencia de la Sala. A tal efecto debemos recordar que
nuestra más reciente doctrina jurisprudencial (STS/IV 17-febrero-2014, rcud 444/2013)
con cita de varios pronunciamientos anteriores de la Sala y de la Sala Primera entiende
que: "al ser la prescripción una institución no fundada en principios de estricta justicia,
sino en los de abandono o dejadez en el ejercicio del propio derecho y en el de la
seguridad jurídica, su aplicación por los Tribunales no debe ser rigurosa sino cautelosa
y restrictiva; de manera que sólo ha de perjudicar a quien -con su inactividad- haya
hecho efectiva dejación de sus derechos [así, recientes, con estas palabras u otras
similares, recientemente las SSTS de 24 de noviembre de 2010, -rcud 3986/09 -; de 15
de marzo de 2011, -rcud 3772/08 -; de 27 de diciembre de 2011, -rcud 1113/11 -; de 17
de abril de 2013, - rcud 2401/12 -; y de 26 de junio de 2013 (pleno) -rcud 1161/12 -). En
este sentido se ha insistido -reproduciendo doctrina civil- en que "la construcción
finalista de la prescripción... tiene su razón de ser... en la idea de sanción a las conductas
de abandono en el ejercicio del propio derecho", por lo que "cuando la cesación o
abandono en el ejercicio de los derechos no aparece debidamente acreditado y sí por el

198
contrario lo está el afán o deseo de su mantenimiento o conservación, la estimación de
la prescripción extintiva se hace imposible a menos de subvertir sus esencias". Destaca
también esta sentencia que "nuestro Código Civil no exige fórmula instrumental alguna
para la reclamación extrajudicial como medio para interrumpir la prescripción por lo
que cualquiera de ellos puede servir para tal fin".

Tras lo que reiteran y ratifican los mismos criterios que ya hemos referenciado
en el apartado anterior, y concluyen con una afirmación especialmente relevante para la
resolución del presente supuesto, cual es la de que " el inicio del plazo prescriptorio no
podía iniciarse hasta que no se dieran dos circunstancias concurrentes: la primera, que
existiese resolución firme por la que se declarase que la contingencia de la que derivaba
la prestación discutida era profesional, en concreto, derivada de enfermedad profesional;
y, la segunda, que también existiese resolución firme que fijase las cantidades que por
prestaciones de Seguridad Social tenía derecho a percibir su beneficiario para que
dichas cantidades pudieran deducirse del monto global que hubiera que reclamar a la
entidad demandada. Por tanto, el "dies a quo" quedó establecido en la fecha de la
resolución administrativa que causó estado dictada por el INSS en fecha 16-03-2011
que reconoció que la muerte del causante derivaba de enfermedad profesional".

Finalmente, recogen esos mismos criterios las más recientes SSTS de 16 de


febrero de 2016, rcud. 1756/2014, 1 de junio de 2016, rcud. 2527/2014, y 15 de
septiembre de 2016, rcud. 3698/2014.

CUARTO.1.- En todas nuestras precitadas sentencias se insiste en destacar que


el plazo de prescripción no puede comenzar a correr hasta que no adquiera firmeza la
resolución que definitivamente resuelva sobre las prestaciones de seguridad social a las
que tenga derecho el beneficiario, y, en su caso, la contingencia de la que deriven, y
queden de esta forma establecidas las cantidades a cargo de la seguridad social que
hayan de ser deducidas del total indemnizatorio a reclamar a la empresa

199
Conforme a esos presupuestos, cuando la resolución administrativa del INSS sea
impugnada en vía judicial, ninguna duda cabe que la fecha del dies a quo será la del
momento en el que se agota el proceso con la notificación de sentencia que ponga fin al
mismo.

El problema surge cuando no se insta el proceso judicial porque todas las partes
se aquietan a la resolución que resuelve el procedimiento en vía administrativa, y no se
presenta siquiera reclamación previa contra la misma.

Se trata de establecer en estos casos si el cómputo de la prescripción comienza


desde la fecha de la resolución administrativa y su notificación al interesado, o desde el
momento en el que transcurre el plazo de 30 días del que disponen las partes para
interponer la reclamación previa contra la misma.

2.- Los mismos razonamientos en los que se sostiene la doctrina de esta Sala que
hemos recogido en el anterior fundamento de derecho, en la que se sienta el criterio de
que hay que esperar a la firmeza de la sentencia que agote el proceso judicial que
pudiere haberse seguido frente a la resolución administrativa, son perfectamente
extrapolables, por idénticas razones e iguales argumentos, al momento en el que la
resolución administrativa deviene firme cuando no es impugnada judicialmente.

El fundamento de nuestra doctrina reside en garantizar que el beneficiario tenga


un cabal conocimiento de las secuelas del accidente y de las mermas que tales secuelas
producen, tanto en su capacidad de ganancia, como en su patrimonio biológico, lo que
supone la previa determinación de todas las circunstancias y elementos que puedan
condicionar el importe de la cantidad objeto de reclamación frente a la empresa, entre
los que ya hemos dicho que deben constar la contingencia de la que deriva y las
cantidades que por prestaciones de seguridad social tenga derecho a percibir.
200
De lo que se desprende que igualmente habrá de estarse a la firmeza de la
resolución administrativa, en aquellos casos en los que la controversia jurídica no se
llegue a judicializar porque se resuelve en la fase administrativa del procedimiento, al
aquietarse el interesado a dicha resolución sin formular reclamación previa frente a la
misma. En este supuesto, el momento inicial para el cómputo de la prescripción no
puede ser otro que el de la preclusión del plazo de 30 días del que disponen las partes
para formular la reclamación previa, porque hasta su agotamiento no adquiere
definitivamente estado y deviene firme lo resuelto en la misma.

No hay razones que justifiquen un distinto tratamiento de una y otra situación, y


de la misma forma que el plazo de prescripción no comienza a correr hasta la firmeza de
la sentencia cuando se impugna judicialmente la resolución administrativa, tampoco
puede hacerlo cuando dicha resolución sigue sin adquirir firmeza mientras pende el
plazo para interponer la reclamación previa.

3.- Sin que conduzca a un resultado distinto lo que de forma tangencial se dice
en la STS de 22 de marzo de 2002, rcud. 2231 / 2001, en lo que se apoya la sentencia
recurrida para considerar prescrita la acción, así como las codemandadas en sus
respectivos escritos de impugnación para oponerse al recurso.

Aplica esta sentencia la tradicional y reiterada doctrina de este Tribunal que


hemos recogido en el anterior fundamento de derecho, para concluir que la acción no se
puede considerar nacida antes de que se dictase la sentencia que resuelve
definitivamente el procedimiento judicial seguido frente a la resolución administrativa, "
pues sólo hasta ese momento se supo con certeza cuales eran la dolencias y secuelas que
el actor padece a consecuencia del accidente de autos ", lo que determina que la
resolución administrativa no sea firme "hasta que recayó la citada sentencia de la Sala

201
de lo Social, y sólo desde tal firmeza se pudo iniciar el cómputo del referido plazo
prescriptivo " .

Una vez establecida esa doctrina para declarar que la acción no se encuentra en
aquel caso prescrita, desliza un comentario puramente colateral en el que, sin mayor
razonamiento y sin invocar otras antecedentes, se dice que "Obviamente, la solución
sería otra si la parte se aquietase a la resolución administrativa de la Gestora respecto de
la incapacidad reconocida, ya que en tal caso habría que estar el informe propuesta,
como también ha declarado esta Sala”.

Esta peculiar consideración, que es absolutamente irrelevante para la resolución


del aquel asunto, ha venido siendo luego repetida en las demás sentencias de la Sala que
se han limitado a reflejar el tenor literal de aquella anterior sentencia, sin atribuirle en
realidad mayor trascendencia jurídica y sin añadir razonamientos adicionales que
pudieren llevar a entender que se está con ello fijando un determinado criterio doctrinal.

Estamos de esta forma ante una frase aislada que constituye un simple "obiter
dicta", en la medida en que " para resolver el caso examinado en ellas no hacía falta
generalizar la solución a supuestos diferentes, sin mayor explicación" (STS 18-12-2015,
rcud. 2750), y que al tener esa naturaleza carece de eficacia jurídica como doctrina que
la Sala deba respetar, máxime cuando este "obiter dicta" se opone al criterio que reflejan
las numerosas sentencias de la Sala que ya hemos referenciado.

Por otra parte, no puede validarse como doctrina correcta la de estar a la fecha
del "informe propuesta" cuando no se impugna la resolución administrativa, pues como
declara la STS de 1 de junio de 2016, rcud. 2537/2014, que ya hemos citado
anteriormente, " El hecho de estar al informe propuesta cabe entenderlo en el sentido de
que dicha propuesta es la que establece el marco patológico de la persona accidentada,
que, no obstante, como tal propuesta, ha de confirmarse por la autoridad laboral a quien
202
está dirigida mediante la subsiguiente resolución administrativa .", de la igual forma
que, con el mismo fundamento, todas nuestras precitadas sentencias ponen de
manifiesto que tampoco puede considerarse como dies a quo el de la emisión del alta
médica "que expresará el parecer del facultativo que lo emite y cuya comprensión para
la generalidad de los beneficiarios será de difícil entendimiento, dados los términos
científicos que en tales documentos deben utilizarse" , en lo que queremos destacar que
la emisión de este tipo de informes médicos no puede prevalecer frente a la seguridad
jurídica que garantiza la resolución administrativa que, a la postre, debe hacerlos suyos
para convalidar las consecuencias jurídicas que de los mismos se desprendan en orden
al reconocimiento de las prestaciones de seguridad social en juego.

A lo que debemos añadir una última consideración. Solo cuando ha transcurrido


el plazo para formular la reclamación previa es cuando puede realmente entenderse, aún
a posteriori, que la parte se aquieta a su contenido, en tanto aún dispone de la
posibilidad de impugnarla si el plazo no ha fenecido, una vez valoradas todas las
circunstancias concurrentes y acudido al asesoramiento profesional oportuno.

QUINTO. Conforme a lo razonado, y de conformidad con el Ministerio Fiscal,


es la sentencia de contraste la que contiene la doctrina ajustada a derecho, lo que
conduce a la estimación del recurso, casar y anular la sentencia recurrida y la del
juzgado de social que confirma, para devolver las actuaciones a este último órgano
judicial al objeto de que dicte una nueva sentencia sobre el fondo del asunto. Sin costas.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido: 1º) Estimar el recurso de casación para la
unificación de doctrina interpuesto por D. Arcadio , contra la sentencia dictada el 8 de
mayo de 2015, por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, en
el recurso de suplicación núm. 664/2015, que resolvió el formulado contra la sentencia

203
del Juzgado de lo Social núm. 1 de Avilés, de fecha 21 de enero de 2015 , recaída en
autos núm. 42/2014, seguidos a instancia del ahora recurrente frente a la empresa
Asturiana de Fertilizantes, S.A. y HDI Hannover International España Seguros y
Reaseguros, S.A., sobre reclamación de cantidad. 2º) Casar y anular la sentencia
recurrida, y devolver las actuaciones al Juzgado de instancia para que dicte nueva
sentencia por la que, teniendo por no prescrita la acción ejercitada, se resuelvan las
restantes cuestiones planteadas. Sin costas.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

2-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 7 DE JUNIO DE 2017

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 26 de marzo de 2013, el Juzgado de lo Social nº 9 de


Sevilla, dictó sentencia en la que consta la siguiente parte dispositiva: «Que
desestimando la demanda interpuesta por SIDERÚRGICA SEVILLANA, S.A. contra el
INSTITUTO NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL (INSS), la TESORERÍA
GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL (TGSS), UNIVERSAL MUGENAT,
FRATERNIDAD MUPRESPA y Carlos María , en reclamación por impugnación de
recargo de prestaciones, debo ratificar la declaración de responsabilidad empresarial por
falta de medidas de seguridad en la producción de la enfermedad profesional del
trabajador codemandado, confirmando en consecuencia la resolución administrativa de
fecha 10/02/2010 impugnada y absolviendo a los demandados de las pretensiones
ejercitadas en su contra».

SEGUNDO.- Que en la citada sentencia y como HECHOS PROBADOS se


declaran los siguientes: «1°) El trabajador Carlos María, mayor de edad, con DNI n°

204
NUM000 y afiliado a la Seguridad Social con el n° NUM001, venía prestando sus
servicios retribuidos como metalúrgico para la empresa actora SIDERÚRGICA
SEVILLANA S.A. desde el 2/11/1973, desempeñando tareas de gruísta de carga de
hornos de acería. 2°) La empresa actora desde el año 1999 ha venido realizando
evaluaciones periódicas de los niveles de ruido del puesto de trabajo del trabajador
demandado, en las que constan que se vienen superando desde dicha fecha los niveles
de 80 y 90 decibelios, con picos de 136 en julio de 2001 y 2002, 143 en julio de 2003 y
124 en julio de 2006, sin que exista constancia de que antes del año 1992 se entregaran
al actor equipos de protección auditiva personal, y a partir de dicha fecha, se le
proporcionaron auriculares, de tipo tapón inicialmente y compactos desde el año 2000.
Junto a ello, el trabajador demandado fue objeto de reconocimientos médicos en la
empresa desde 1974, si bien no consta que se practicaran las audiometrías de control
conforme a los protocolos y pautas establecidas reglamentariamente para prevenir la
pérdida de audición de los trabajadores expuestos al ruido, no siendo hasta 2006 cuando
se le consideró apto con limitación a tareas con exposición al ruido, y calificándose
finalmente en 2007 como no apto. 3°) En fecha de 6.11.2006 los servicios médicos de la
empresa emitieron un parte de enfermedad profesional del trabajador demandado por
hipoacusia neurosensorial bilateral, que fue seguido el 12/01/2007 por baja médica por
idéntica contingencia expedida por la mutua FRATERNIDAD MUPRESPA.
Posteriormente, tras incoarse por el INSS un expediente para determinar la procedencia
de la concesión al trabajador de una prestación de incapacidad permanente, con fecha de
efectos del 13/09/2007 se le reconoció el grado de invalidez permanente total derivada
de enfermedad profesional, en base a un cuadro clínico residual consistente en acúfenos
con hipoacuasia bilateral. Interesada por el trabajador la revisión del grado de
incapacidad concedido, la misma fue denegada por el INSS en fecha de 22.02.2011, en
base a un dictamen del EVI de la misma fecha en el que se concretó un cuadro clínico
residual consistente en acufenos con hipoacusia bilateral grave por probable trauma
acústico. 4°) En fecha de 16.06.2009 el trabajador demandado solicitó la iniciación de
un expediente de recargo de las prestaciones de IPT que venía percibiendo, por estimar
que la enfermedad profesional que contrajo prestando servicios para la empresa actora
se debió a la falta de medidas de seguridad e higiene, solicitud que dio lugar al
expediente de responsabilidad empresarial n° NUM002 , en el curso del cual se emitió
205
informe por la Inspección de Trabajo de fecha 14.1.2010, en cuyas conclusiones se hizo
constar la infracción por parte de la empresa actora de lo dispuesto en los artículos 14.1
, 15 , 16 y 22 de la Ley 31/1995 de noviembre de Prevención de Riesgos Laborales, si
bien no se propuso la incoación de expediente sancionador al considerarse prescritos los
hechos. Finalmente se dictó resolución por el INSS de fecha 10/02/10 por la que se
declaró la responsabilidad de la empresa actora, por falta de medidas de seguridad en la
producción de la enfermedad profesional que nos ocupa, imponiéndole un recargo del
50 % en las prestaciones de Seguridad Social que se deriven del mismo. 5°)
Disconforme con dicha resolución, la empresa declarada responsable formuló
reclamación previa el día 20/05/2011, que fue expresamente desestimada en fecha de
9/09/2011, interponiéndose la demanda que nos ocupa el 29/07/2011.»

TERCERO.- Contra la anterior sentencia, la representación letrada de la


mercantil Siderúrgica Sevillana, S.A., formuló recurso de suplicación y la Sala de lo
Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, sede Sevilla, dictó sentencia en
fecha 8 de octubre de 2014, recurso 3386/13, en la que consta el siguiente fallo: «I.-
Que debemos estimar y estimamos el recurso de suplicación interpuesto por
"Siderúrgica Sevillana SA" contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social
número 9 de Sevilla de fecha 26 de marzo de 2013 en el procedimiento seguido a
instancia de la recurrente frente al Instituto Nacional de la Seguridad Social y Tesorería
General de la Seguridad Social; Fraternidad Muprespa, Mutua de accidentes de trabajo
y enfermedades profesionales de la Seguridad Social Número 275; Mutua Universal
Mugenat, Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la
Seguridad Social nº 10 en reclamación de recargo de prestaciones, revocando dicha
sentencia y en su lugar, estimar íntegramente la demanda iniciadora, revocando la
resolución administrativa impugnada, dejándola sin efecto.»

CUARTO.- Contra la sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de


Justicia de Andalucía, sede Sevilla, el letrado D. José Antonio Moreno Martínez de
Azcoytia, en nombre y representación de D. Carlos María , interpuso el presente recurso

206
de casación para la unificación de doctrina, que se formalizó ante esta Sala mediante
escrito fundado en la contradicción de la sentencia recurrida con la dictada por la Sala
de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, sede Sevilla de 26 de
septiembre de 2013, recurso 1913/2012 (aclarada por Auto de fecha 24 de octubre de
2013).

QUINTO.- Se admitió a trámite el recurso, y tras ser impugnado por las partes
recurridas, el Instituto Nacional de la Seguridad Social, la Mutua Universal-Mugenat,
Mutua Colaboradora con la Seguridad Social nº 10, la mercantil Siderúrgica Sevillana,
S.A., y la Fraternidad Muprespa Mutua Colaboradora con la Seguridad Social núm. 275,
se pasaron las actuaciones al Ministerio Fiscal para informe, el cual fue emitido en el
sentido de estimar que el recurso debe ser declarado improcedente por falta de
contradicción.

SEXTO.- Se señaló para la votación y fallo el día 31 de mayo de 2017,


llevándose a cabo tales actos en la fecha señalada.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.-1.- El Juzgado de lo Social número 9 de los de Sevilla dictó


sentencia el 26 de marzo de 2013 , autos número 905/2011, desestimando la demanda
formulada por SIDERÚRGICA SEVILLANA SA contra EL INSTITUTO NACIONAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL, LA TESORERÍA GENERAL DE LA SEGURIDAD
SOCIAL, UNIVERSAL MUGENAT, FRATERNIDAD MUPRESPA y Carlos María
sobre RECARGO DE PRESTACIONES POR ENFERMEDAD PROFESIONAL,
ratificando la declaración de responsabilidad empresarial por falta de medidas de
seguridad en la producción de la enfermedad profesional del trabajador codemandado,
confirmando la resolución administrativa impugnada de 10 de febrero de 2010 y
absolviendo a los demandados de las pretensiones en su contra formuladas.
207
Tal y como resulta de dicha sentencia el trabajador D Carlos María ha prestado
servicios para la actora Siderúrgica Sevillana SA, como gruista de carga en hornos de
acería. La empresa actora desde el año 1999 ha venido realizando evaluaciones
periódicas de los niveles de ruido del puesto de trabajo del trabajador demandado, en las
que constan que se vienen superando desde dicha fecha los niveles de 80 y 90
decibelios, con picos de 136 en julio de 2001 y 2002, 143 en julio de 2003 y 124 en
julio de 2006, sin que exista constancia de que antes del año 1992 se entregaran al actor
equipos de protección auditiva personal, y a partir de dicha fecha, se le proporcionaron
auriculares, de tipo tapón inicialmente y compactos desde el año 2000. Al trabajador
demandado se le practicaron reconocimientos médicos desde 1974, no constando que se
le practicaran las audimetrías de control, conforme a los protocolos establecidos,
considerándosele en el año 2006 "apto con limitaciones" y en el año 2007 como "no
apto". El 6 de noviembre de 2006 los servicios médicos de la empresa emitieron un
parte de enfermedad profesional, por hipoacusia neurosensorial bilateral, iniciando el 12
de enero de 2007 IT por idéntica contingencia. El 13 de septiembre de 2007 el INSS le
reconoció en situación de IPT, derivada de enfermedad profesional por acúfenos con
hipoacusia bilateral. El 22 de febrero de 2011 el INSS emitió nueva resolución en la que
se concretó que se trataba de hipoacusia bilateral grave por probable trauma acústico. El
INSS dictó resolución el 10 de febrero de 2010 por la que se declaró la responsabilidad
de la empresa, por falta de medidas de seguridad, en la producción de la enfermedad
profesional, imponiéndole un recargo del 50% en las prestaciones de Seguridad Social
reconocidas al trabajador.

2.- Recurrida en suplicación por SIDERÚRGICA SEVILLANA SA la Sala de lo


Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, sede de Sevilla, dictó sentencia el
8 de octubre de 2014, recurso número 3386/2013, estimando el recurso formulado,
revocando la sentencia de instancia y estimando la demanda interpuesta.

208
La sentencia entendió que falta la acreditación de concurrencia de uno de los
elementos básicos precisos para la aplicación del artículo 123 del texto refundido de la
Ley General de Seguridad Social, como es la existencia de una relación de causalidad
entre la falta de adopción de las medidas propuestas, y la producción del resultado
dañoso, dado que la acreditación de la existencia de una enfermedad profesional no
entraña automática imposición del recargo correspondiente. En tal criterio vino a incidir
por su parte la propia Inspección Provincial de Trabajo y Seguridad Social, que no
propuso la imposición de recargo alguno a la empresa hoy recurrente.

3. - Contra dicha sentencia se interpuso por el letrado D. José Antonio Moreno


Martínez de Azcoytia, en representación de D. Carlos María , recurso de casación para
la unificación de doctrina, aportando como sentencia contradictoria, la dictada por la
Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, sede de Sevilla el 26
de septiembre de 2013, recurso número 1913/2012 .

La parte recurrida SIDERÚRGICA SEVILLANA SA, INSTITUTO


NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL, UNIVERSAL MUGENAT y
FRATERNIDAD MUPRESPA ha impugnado el recurso, habiendo informado el
Ministerio Fiscal que no concurre el requisito de la contradicción entre la sentencia
recurrida y la invocada como contradictoria, por lo que el recurso debe ser declarado
improcedente.

SEGUNDO.-1.- Procede el examen de la sentencia de contraste para determinar


si concurre el requisito de la contradicción, tal y como lo formula el artículo 219 de la
LRJS , que supone que ante hechos, fundamentos y pretensiones sustancialmente
iguales, las sentencias comparadas han llegado a pronunciamientos distintos.

2.- La sentencia de contraste, la dictada por la Sala de lo Social del Tribunal


Superior de Justicia de Andalucía, sede de Sevilla, el 26 de septiembre de 2013, recurso
209
número 1913/2012 , aclarada por auto de 24 de octubre de 2013, desestimó el recurso de
suplicación interpuesto por Siderúrgica Sevillana SA contra la sentencia de 26 de abril
de 2012, dictada por el Juzgado de lo Social número 8 de Sevilla , en virtud de demanda
formulada por la citada recurrente contra D. Jose Ángel , Mutua Fraternidad Muprespa,
Instituto Nacional de la Seguridad Social, Tesorería General de la Seguridad Social y
Mutua Universal Mugenat, confirmando la sentencia recurrida.

Consta en dicha sentencia que el trabajador D. José Ángel ha venido prestando


servicios para la actora desde el 24 de marzo de 1970, con la categoría de gruista
metalúrgico. En el desempeño de su trabajo D. Jose Ángel ha estado sometido a
ambientes de ruido, habiéndose detectado niveles de ruido superiores a 80 dbs en las
mediciones realizadas en los años 1996 a 2004. En sucesivos reconocimientos médicos
realizados desde 1972 se le declaró apto para el trabajo. En diciembre de 1998 se le
entregó protector auditivo marca Pacific S42CEV; en marzo de 2000 se le entregó
protector auditivo marca Pacific S42CEV; en octubre de 2000 se le entregó protector
auditivo personalizado marca Elacin, Compact. Previamente, y a partir del año 1992, la
empresa contaba con protectores auditivos que entrega a sus trabajadores, no constando
que se entregara específicamente a los gruístas, ni el modelo ni características de dichos
equipos de protección. No consta la formación específica en materia de protección
frente al ruido y uso adecuado de los protectores auditivos. El 14 de diciembre de 2005,
la Dirección Provincial del INSS dictó resolución declarando al trabajador afecto de
IPT, derivada de enfermedad común. La Inspección de Trabajo emitió dos informes, el
20 de marzo de 2009 y el 6 de julio de 2009, referente al trabajador, ante la denuncia en
relación a su exposición a los ruidos en el trabajo. La Dirección Provincial del INSS
emitió resolución declarando la existencia de responsabilidad empresarial por falta de
medidas de seguridad e higiene en el trabajo con motivo de la enfermedad profesional
sufrida por D. José Ángel, imponiendo un recargo del 50% en las prestaciones de
Seguridad Social que correspondan al trabajador

210
La sentencia entendió que la empresa, pese a efectuar una labor para prevenir los
riesgos provocados por la exposición al ruido, no ha logrado evitar el riesgo,
exponiendo al trabajador de manera habitual a ruidos superiores a los 80 db, dando
lugar al potencial riesgo de padecer traumatismo acústico que da origen a la enfermedad
profesional diagnosticada. Y si bien dotó a sus trabajadores de protectores acústicos, no
les informaba y obligaba a su utilización, omitiendo así el deber de vigilancia y de
formación e información en materia de riesgo a la exposición de ruidos, por lo que se
aprecia el nexo causal entre dicho incumplimiento y el daño al trabajador.

3.- Entre la sentencia recurrida y la de contraste no concurren las identidades


exigidas por el artículo 219 de la LRJS. Aunque en ambos supuestos se trata de
trabajadores que han prestado servicios para Siderurgia Sevillana SA, como gruistas,
que se les ha reconocido en situación de IPT derivada de enfermedad profesional, por
padecer hipoacusia bilateral por posible trauma acústico, existe entre ambas sentencias
una diferencia esencial en cuanto a los datos consignados que impide que pueda
apreciarse la concurrencia del requisito de la contradicción.

Como ha puesto de relieve la sentencia de esta Sala de 23 de junio de 2015,


recurso 620/2014:

«De lo expuesto, se deduce con evidencia, como destacan el INSS y la empresa


en sus respectivos escritos de impugnación, la falta del requisito o presupuesto de
contradicción exigido en el art. 219.1 de la LRJS para viabilizar el recurso de casación
unificadora, puesto que, en el presente caso, a diferencia de lo que acontece en el
enjuiciado por la sentencia invocada como de contraste, no quedó en absoluto
acreditada la necesaria relación causa-efecto entre cualquier hipotético incumplimiento
empresarial en materia de seguridad e higiene y la lesión invalidante, no permanente,
que determinó la contingencia profesional en esa prestación. A lo que cabe añadir, de
acuerdo con reiterado criterio de esta Sala (por todos, ATS 2-2-2010, R. 2723/09 , y los
que en el mismo se citan), que no es materia propia del recurso extraordinario de
211
casación unificadora la valoración casuística de circunstancias individualizadas y
variables en cada supuesto, ni es función de este recurso controlar las valoraciones
empíricas que, sobre situaciones de hecho distintas, pueden haber efectuado las
sentencias que se comparan, máxime cuando, en este caso concreto, ha sido la propia
Sala de suplicación quien se ha cuidado de resaltar, con todo acierto, tras constatar las
variadas soluciones judiciales otorgadas a otros trabajadores de la misma empresa (h. p.
9º), como ya vimos y no nos resistimos a reiterar, que "no pueden ser determinantes en
este orden de cosas, las eventuales soluciones que se hayan adoptado respecto de otros
compañeros del demandante, ya que sus circunstancias pudieron ser totalmente
distintas, así como las limitaciones padecidas, imponiéndose ... un examen
individualizado de las condiciones de trabajo y salud de cada trabajador».

En el supuesto examinado, tal y como resulta de la sentencia recurrida, no ha


quedado acreditado que exista una relación de causalidad ente la falta de adopción de
las medidas propuestas y la producción del resultado dañoso, en tanto en la sentencia de
contraste consta que se aprecia el nexo causal entre el incumplimiento de la empresa -
omisión del deber de vigilancia y formación- y el daño sufrido por el trabajador. Dado
los diversos datos de los que parten las sentencias enfrentadas, aunque su resultado es
diferente, no son contradictorias.

El recurso que debió ser inadmitido por falta del requisito de la contradicción, en
esta fase ha de ser desestimado.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido:

Que debemos desestimar y desestimamos el recurso de casación para la


unificación de doctrina interpuesto por D. José Antonio Moreno Martínez de Azcoytia,
212
en representación de D. Carlos María , frente a la sentencia dictada el 8 de octubre de
2014 por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, sede de
Sevilla, en el recurso de suplicación número 3386/2013 , interpuesto por
SIDERÚRGICA SEVILLANA SA frente a la sentencia dictada por el Juzgado de lo
Social número 9 de Sevilla el 26 de marzo de 2013 , en los autos número 905/2011,
seguidos a instancia de SIDERÚRGICA SEVILLANA SA contra EL INSTITUTO
NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL, LA TESORERÍA GENERAL DE LA
SEGURIDAD SOCIAL, UNIVERSAL MUGENAT, FRATERNIDAD MUPRESPA y
Carlos María sobre RECARGO DE PRESTACIONES POR ENFERMEDAD
PROFESIONAL, declarando la firmeza de la sentencia impugnada. Sin costas.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

3-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 6 DE JUNIO DE 2017

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 8 de febrero de 2013 el Juzgado de lo Social nº 5 de A


Coruña dictó sentencia, en la que se declararon probados los siguientes hechos:

«Primero. - D. Calixto, nacido el NUM000 de 1.974, figura afiliado a la


Seguridad Social en el Régimen General con el número NUM001.

D. Calixto, prestaba sus servicios como "repartidor de pizzas", para la entidad


Telepizza S.A.U., en virtud de contrato a tiempo parcial, 30,54 % de la jornada,
teniendo concertada la citada entidad la cobertura de contingencias profesionales con

213
Mutua Asepeyo. En fecha de 30 de julio de 2.011 se dio de baja voluntaria en la citada
entidad.

Igualmente prestaba sus servicios para la entidad José Alvedro e Hijos S.L., a
tiempo completo, como "peón de chatarrería", teniendo concertada esta entidad la
cobertura de contingencias profesionales con Mutua Gallega de Accidentes de Trabajo.

Segundo. - Por resolución de la Dirección Provincial del Instituto Nacional de la


Seguridad Social de fecha 13 de julio de 2.011, se declaró a D. Calixto, afecto de una
incapacidad permanente parcial, reconociéndole una prestación de 427,80 € por 24
mensualidades, es decir 10.267,20 €, cuyo abono correspondería al 100 % a Mutua
Asepeyo, y que así realizó el 29 de noviembre de 2.011 y con previsión de revisión por
agravación o mejoría a partir del 22-6-2013 previo dictamen propuesta del Equipo de
Valoración de Incapacidades de 22 de junio de 2.011, tras informe médico de valoración
de incapacidad laboral de 21 de junio de 2.011.

Tercero. - Por Mutua Asepeyo, en el plazo conferido, formuló reclamación


previa interesando que la declaración de lesiones permanentes no invalidantes, y
subsidiariamente se declare la responsabilidad de Mutua Gallega de Accidentes de
Trabajo, resolviendo la Dirección Provincial del Instituto Nacional de la Seguridad
Social en fecha 7 de noviembre de 2.011, en el sentido de desestimar la reclamación.

Cuarto.- D. Calixto, el día 18 de noviembre de 2.010, cuando se encontraba


trabajando como repartidor de pizzas, sufrió un accidente de circulación, con el
diagnóstico de "traumatismo cráneo encefálico con pérdida de conciencia y traumatismo
en rodilla derecha", en el que tras intervención quirúrgica, y tratamiento médico fue
dado de alta el 24 de mayo de 2.011.

D. Calixto, presenta un cuadro clínico de: "el 19/11/10 politraumatismo,


traumatismo cráneo encefálico con fractura base de cráneo, traumatismo torácico con
214
fractura 1° arco costal; fractura de rótula derecha no desplazada", que le ocasionan
como limitaciones orgánicas y funcionales "cefalea, sensación de inestabilidad, acufeno
derecho, hipoacusia derecho, claudicación derecha de la marcha", que le limitan para
tareas de altas exigencias sobre extremidad inferior derecha que pueden condicionar
algunas de las tareas de la profesión de "peón de chatarrería".

Quinto.- Se agotó la vía administrativa previa.».

En dicha sentencia aparece la siguiente parte dispositiva:

«Que debo DESESTIMAR y DESESTIMO, la demanda interpuesta por Mutua


Asepeyo, contra el Instituto Nacional de la Seguridad Social, y la Tesorería General de
la Seguridad Social, Telepizza S.A.U., José Alvedro e Hijos S.L., y D. Calixto, y en
consecuencia debo absolver y absuelvo a las entidades demandadas de las pretensiones
contra la misma articuladas.

Que debo ESTIMAR y ESTIMO parcialmente, la demanda interpuesta por


Mutua Asepeyo contra Mutua Gallega, y debo declarar y declaro la responsabilidad de
Mutua Gallega en el abono de la prestación reconocida al trabajador por "incapacidad
permanente parcial", en proporción cada una de las entidades Mutua Asepeyo y Mutua
Gallega, a la cuantía de sus bases de cotización.».

SEGUNDO.- La citada sentencia fue recurrida en suplicación por Mutua


Asepeyo ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, la cual
dictó sentencia en fecha 16 de marzo de 2015 , en la que consta el siguiente fallo:

«Que desestimando los recursos de Suplicación interpuestos por la


representación procesal de la Mutua Asepeyo demandante, y de la Mutua Gallega,
contra la sentencia de fecha 08/02/13, dictada por el Juzgado de lo Social núm. Cinco de
A Coruña, en autos 69/13, confirmamos la sentencia recurrida.».

215
TERCERO.- Por la representación de Mutua Gallega de Accidentes de Trabajo
se formalizó el presente recurso de casación para la unificación de doctrina ante la
misma Sala de suplicación.

A los efectos de sostener la concurrencia de la contradicción exigida por el art.


219.1 de la ley Reguladora de la Jurisdicción Social (LRJS), el recurrente propone como
sentencia de contraste, la dictada por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de
Justicia de Castilla y León, sede de Valladolid, de 11 de julio de 2005, (rollo 1178/05).

CUARTO.- Por providencia de esta Sala de fecha 14 de diciembre de 2015 se


admitió a trámite el presente recurso y se dio traslado del escrito de interposición y de
los autos a la representación procesal de la parte recurrida para que formalizara su
impugnación en el plazo de quince días.

Evacuado el traslado de impugnación, se pasaron las actuaciones al Ministerio


Fiscal que emitió informe en el sentido de considerar el recurso procedente.

QUINTO.- Instruido el Excmo. Sr. Magistrado Ponente, se declararon conclusos


los autos, señalándose para votación y fallo el día 18 de mayo de 2017, fecha en que
tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- 1.- La cuestión que se plantea en el presente recurso de casación


para la unificación de doctrina consiste en determinar qué Mutua aseguradora de
accidentes de trabajo resulta responsable del abono de una prestación de incapacidad
permanente parcial en caso de pluriempleo que resulta asegurado con dos entidades

216
distintas, cuando el accidente proyecta las limitaciones funcionales sobre uno de esos
trabajos y el empleado continua desarrollando la otra actividad con normalidad sin que
le afecten tales limitaciones de manera significativa.

En el caso que resolvemos, se trata de un trabajador que presta servicios a


tiempo completo como peón de chatarrería en una empresa que tenía aseguradas las
contingencias profesionales con la Mutua Gallega de Accidentes de Trabajo, y que en
régimen de pluriempleo también trabajaba a tiempo parcial para otra empresa como
repartidor de pizzas en moto, siendo la aseguradora de accidentes en este caso Asepeyo.

En ésta actividad de repartidor a tiempo parcial sufrió un accidente de


circulación el 18 de noviembre de 2010, calificado sin discusión como accidente de
trabajo, con el diagnóstico de «traumatismo cráneo encefálico con pérdida de conciencia
y traumatismo en rodilla derecha», del que tras intervención quirúrgica y tratamiento
médico fue dado de alta el 24 de mayo de 2.011.

Como consecuencia de ese accidente y después del alta médica, desde un cuadro
clínico inicial de: « ... politraumatismo, traumatismo cráneo encefálico con fractura base
de cráneo, traumatismo torácico con fractura 1° arco costal; fractura de rótula derecha
no desplazada», presentaba las limitaciones orgánicas y funcionales siguientes: «...
cefalea, sensación de inestabilidad, acufeno derecho, hipoacusia derecho, claudicación
derecha de la marcha», que le limitan para tareas de altas exigencias sobre extremidad
inferior derecha que pueden condicionar algunas de las tareas de la profesión de «peón
de chatarrería».

2.- Por resolución de la Dirección Provincial del Instituto Nacional de la


Seguridad Social de fecha 13 de julio de 2.011, se declaró al trabajador en situación de
incapacidad permanente parcial, de la que se hacía íntegramente responsable la Mutua
Asepeyo en cuantía equivalente a 427,80 € por 24 mensualidades, es decir 10.267,20 €.
217
Sin perjuicio de proceder al abono de esa cantidad, la Mutua Asepeyo interpuso
reclamación previa, que una vez desestimada ésta, se procedió a la presentación de una
demanda en la que se pedía con carácter principal que se dejase sin efecto la resolución
antes citada y se declarase que la situación del trabajador accidentado era la de lesiones
permanentes no invalidantes, y subsidiariamente, para el caso de que se mantuviera la
calificación de incapacidad permanente parcial, que lo fuera para la profesión de peón
de chatarrería y con responsabilidad exclusiva de la Mutua Gallega.

3.- Por sentencia del Juzgado de lo Social 5 de A Coruña de 8 de febrero de


2013 se estimó en parte la demanda de Asepeyo, declarándose también la
responsabilidad de la Mutua Gallega en el abono de la prestación de la incapacidad
permanente parcial derivada de accidente de trabajo del trabajador Sr. Calixto,
distribuyéndose esa responsabilidad entre ambas Mutuas en proporción a la cuantía de
las bases de cotización que se acreditasen.

Recurrida en suplicación esa sentencia por ambas Mutuas, la Sala de lo Social


del Tribunal Superior de Justicia de Galicia desestimó los recursos y confirmó
íntegramente la resolución de instancia.

Para llegar a tal conclusión, la sentencia recurrida analiza en primer lugar el


alcance de las lesiones residuales del trabajador una vez obtenida el alta después del
accidente de trabajo sufrido y concluye que resultaba adecuada la calificación dada en
vía administrativa de incapacidad permanente parcial, pero inmediatamente ofrece una
respuesta al problema de la incidencia de esa incapacidad sobre las dos profesiones que
tenía el pluriempleado, la de peón de chatarrería y la de repartidor de pizzas, para
concluir que esa disminución no sólo recaía sobre la primera, sino que también lo hacía
sobre la segunda, saliendo así al paso de las alegaciones del recurso de ambas Mutuas, y
particularmente de las de la demandante y recurrente Mutua Asepeyo, que en realidad

218
pretendía que se declarase que esas limitaciones funcionales no incidían en la profesión
de repartidor, sino exclusivamente en las de peón de chatarrería.

Con total claridad entonces, tanto la sentencia de instancia como la que ahora se
recurre y que resolvió el recurso de suplicación, sostienen que la incapacidad parcial
incidía en las dos actividades desarrolladas por el trabajador, con independencia de que
únicamente continuase prestando servicios como peón chatarrero y hubiese abandonado
la actividad de repartidor de pizzas, y una vez establecidos esos parámetros, la sentencia
recurrida -al igual que hizo la sentencia de instancia- procede a la aplicación de la
doctrina de la STS de 22 de julio de 1998, (rec. 1878/1997 ), en la que se abordaba el
problema del pluriempleo en un accidente de trabajo con resultado específico de
fallecimiento del trabajador y la discusión jurídica sobre las correspondientes
prestaciones por muerte y supervivencia derivadas de ese supuesto, en relación con las
dos mutuas aseguradoras. Para la sentencia recurrida esa doctrina unificada resulta
aplicable en el caso y por ello comparte el criterio de instancia de distribuir la
responsabilidad de las mutuas en relación con la prestación de incapacidad permanente
parcial para el trabajo de repartidor en moto derivada del accidente de trabajo.

SEGUNDO.- 1.- Recurre la Mutua Gallega la referida sentencia en casación


para la unificación de doctrina, denunciando como infringidos los artículos 126, 137.3 y
120.3 LGSS y proponiendo como sentencia de contraste la dictada por la Sala de lo
Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, sede de Valladolid, de fecha
11 de julio de 2005 (rec. 1178/2005).

En ella se resuelve un problema que podría parecer semejante al de la sentencia


recurrida, puesto que se trata en ella también de un trabajador que compatibilizaba en
régimen de pluriempleo dos actividades laborales, una como oficial 2ª electricista para
la empresa "Televent" y otra de ayudante de camarero los fines de semana para "Aquí
Magaz"; dicho empleado sufrió un accidente de trabajo cuando prestaba servicios para
la primera, a consecuencia del que se le declaró en situación de incapacidad permanente
219
total para la profesión habitual de oficial de 2ª electricista, haciéndose íntegramente
responsable a la Mutua aseguradora del riesgo con la que esa empresa, Televent, tenía
concertado el riesgo de accidente de trabajo, rechazándose en la sentencia que
analizamos la responsabilidad de la Mutua que aseguraba la actividad a tiempo parcial
de camarero para lo que se razona en ella que no resultaba aplicable la STS de 22 de
julio de 1998 -la misma que cita y en la que basa su decisión la sentencia recurrida-
puesto que en ésta las prestaciones que resultaban del accidente eran las de muerte y
supervivencia, situación en la que no cabe dividir o separar las actividades llevadas a
cabo en régimen de pluriempleo, y en todo caso, en la situación que resuelve la
incapacidad permanente total que se declara lo es exclusivamente en relación con la
profesión de oficial de 2ª electricista sin incidencia en la de camarero.

2.- Aparentemente en ambas resoluciones -la sentencia recurrida y la de


contraste- se aborda un mismo problema, que consiste en determinar la responsabilidad
de las mutuas aseguradoras del riesgo de accidente de trabajo en caso de pluriempleo,
pero entre ellas hay una diferencia absolutamente esencial, como es la de que en la
recurrida la resolución administrativa que declaró la incapacidad permanente parcial en
modo alguno se refiere a una sola de las actividades, sino que por el contrario, la
sentencia describe que la incapacidad incide también en la profesión de repartidor de
pizzas, no solo en la de peón de chatarrería, como pretendía la Mutua Asepeyo para
desplazar la responsabilidad de la Mutua Gallega, mientras que en la sentencia de
contraste consta con absoluta claridad que la incapacidad permanente total se declaró
para la profesión habitual de oficial de 2ª electricista y no para la de camarero.

Por eso en ambas sentencias se aplicó con total corrección nuestra STS de 22 de
junio de 1998, porque en la situación de la recurrida el resultado de la incapacidad se
proyectaba sobre las dos profesiones o actividades, mientras que en la recurrida
únicamente incidía en una de ellas, lo que hacía inaplicable la doctrina de la
jurisprudencia unificada que recoge en su fundamentación y que acabamos de citar.

220
3.- Es cierto que en el Fundamento cuarto de la sentencia recurrida se hace
referencia a la incidencia de las lesiones fijadas por el INSS en relación con la profesión
de repartidor de pizzas del trabajador, pero ello se ha de encuadrar en el ámbito de las
pretensiones de la demanda, a las que dio respuesta acertada la sentencia de instancia y
ratificó la Sala de suplicación, puesto que la Mutua Asepeyo demandante pretendía de
manera subsidiaria que se dijese que la incapacidad permanente parcial lo era para la
profesión de peón de chatarrería, no de repartidor de pizzas, lo cual es rechazado por la
sentencia recurrida desde el cuadro clínico residual que se declara probado en el hecho
tercero de la sentencia de instancia, en el que se ve con claridad que esa situación
incapacitante de manera parcial "puede condicionar algunas de las tareas de la profesión
de "peón de chatarrería", y además, en la resolución del INSS que se pretende dejar sin
efecto en la demanda de Asepeyo, aunque se impone el 100% de la responsabilidad del
pago de la prestación a ésta mutua, realmente no se dice que esa incapacidad incida en
una sola de las profesiones.

Por último, en nada afecta a esas diferencias existentes entre las sentencias
comparadas la realidad de que en el caso de la recurrida el trabajador haya continuado
desempeñando su profesión de peón de chatarrería, puesto que tratándose de una
incapacidad permanente parcial esa actividad es perfectamente compatible desde el
punto de vista funcional y prestacional.

TERCERO.- En consecuencia, de lo razonado en el anterior fundamento se


desprende que entre las sentencias comparadas no concurre la identidad de hechos,
fundamentos y pretensiones que exige el artículo 219 LRJS para la viabilidad del
recurso, que hubiera podido ser inadmitido por falta de contradicción, pero que en este
trámite determina una decisión de desestimación del recurso planteado por Mutua
Gallega de accidentes de trabajo y la plena confirmación de la sentencia recurrida.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido: 1.- Desestimamos el recurso de casación para la
221
unificación de doctrina planteado por Mutua Gallega de Accidentes de Trabajo, Entidad
Colaboradora con la Seguridad Social nº 201 frente a la sentencia de dictada el 16 de
marzo de 2015 por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, en
recurso de suplicación nº 2394/2013 y confirmamos la resolución recurrida 2.- Sin
costas.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

4-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 21 DE DICIEMBRE


DE 2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- El día 14 de octubre de 2015 la Sala de lo Social del Tribunal


Superior de Justicia de Castilla- León, sede en Valladolid, dictó sentencia, en virtud del
recurso de suplicación nº 1415/2015 interpuesto contra la sentencia del Juzgado de lo
Social nº 3 de Valladolid, en los autos nº 839/2013, seguidos a instancia de Uralita, S.A.
contra el Instituto Nacional de la Seguridad Social, la Tesorería General de la Seguridad
Social y Don Heraclio. La parte dispositiva de la sentencia del Tribunal Superior de
Justicia de Castilla- León, sede en Valladolid, es del tenor literal siguiente: "Que
debemos desestimar y desestimamos el Recurso de Suplicación interpuesto por Uralita,
S.A. contra Sentencia del Juzgado de lo Social núm. tres de Valladolid de fecha 19 de
Marzo de 2.015 , (Autos nº 839/2013), dictada a virtud de demanda promovida a
instancia de Uralita, S.A. contra Instituto Nacional de la Seguridad Social, Tesorería
General de la Seguridad Social y D. Heraclio sobre recargo de accidente; y, en
consecuencia debemos confirmar y confirmamos el fallo de instancia. Ello con expresa
condena en costas a la recurrente que abonará 300 euros en concepto de honorarios de
letrado de la impugnante. Se decreta la pérdida del depósito constituido para recurrir".

222
SEGUNDO.- La sentencia de instancia, de fecha 19 de marzo de 2015, dictada
por el Juzgado de lo Social nº 3 de Valladolid, contenía los siguientes hechos probados:

«Primero.- D. Heraclio prestó servicios para la empresa Uralita, S.A. desde el 19


de junio de 1972 hasta el 29 de marzo de 2005, en la fábrica de la empresa en
Valladolid y con categoría profesional de Oficial de Fabricación.

Segundo.- Se siguió expediente sobre incapacidad permanente por enfermedad


profesional en el cual el Equipo de Valoración de Incapacidades emitió dictamen el 27
de mayo de 2009 proponiendo la declaración del Sr. Santos como afecto de una
incapacidad permanente total para su profesión habitual, a partir de un cuadro clínico
consistente en 'Placas de fibrosis pleural en hemitorax izquierdo en relación con
exposición laboral al amianto. Hiperreactividad bronquial. Disnea I/IV' (folio 768 de los
autos); acogiendo la propuesta se dictó Resolución del INSS de 13 de octubre de 2009
reconociendo el derecho del trabajador a percibir la correspondiente prestación
económica con efectos del 27 de mayo de 2009; dicha Resolución obra en autos (folio
766) y el resto de su contenido se tiene por reproducido.

Tercero.- El demandante inició expediente sobre recargo de prestaciones


mediante solicitud registrada el 26 de enero de 2010 (folio 73 de los autos), en el cual y
tras la emisión del informe de la Inspección de Trabajo (folios 102 a 108), se dictó
Resolución por el INSS de fecha 18 de agosto de 2010 acordando imponer a la empresa
Euronit, Fachadas y Cubiertas S.L., como sucesora de Fibrocementos NT, S.A y ésta a
su vez de Uralita, S.A., un recargo de prestaciones del 40% sobre las causadas con
ocasión de la enfermedad profesional del Sr. Heraclio , decisión confirmada por la
posterior de 16 de noviembre de 2010, que desestimó la reclamación previa.

Cuarto.- Mediante Sentencia del Juzgado de lo Social número 2, de 31 de


octubre de 2012, dictada en autos 14/2011, se declaró la nulidad del expediente
223
administrativo reponiéndolo al momento de efectuar alegaciones para en su caso,
declarar la responsabilidad de las empresas Fibrocementos NT, S.A y Uralita, S.A.; la
resolución judicial de instancia fue confirmada en suplicación por la del Tribunal
Superior de Justicia de Castilla y León en Valladolid, de 24 de junio de 2013, obrando
ambas en autos y dándose por reproducido su respectivo contenido.

Quinto.- En cumplimiento de lo resuelto judicialmente, se dictó finalmente


nueva Resolución del INSS de fecha 14 de febrero de 2013, declarando la misma
responsabilidad ya expresada en el hecho probado tercero respecto a las empresas
Fibrocementos NT, S.A y Uralita, S.A.; presentada nueva reclamación previa, fue
desestimada por Resolución del INSS de 5 de junio de 2013.

Sexto.- Conforme al informe de la Inspección de Trabajo referido en el hecho


probado tercero, la empresa Uralita, S.A. se denominó posterior y sucesivamente
Fibrotubo Bonna, S.A., Uralita, S.A., Fibrocementos NT, S.L. y, finalmente, Euronit
Fachadas y Cubiertas, S.A., comenzó a producir con amianto en el año 1966, y el
mismo informe, existen referencias a mediciones de amianto en determinados puestos
de trabajo, 'En las Órdenes de servicios NUM004 , NUM005 e NUM006 , según se
indica en las NUM007 , NUM008 y NUM009 , que no habrían superado la
concentración promedio permisible' (folio 50 de los autos).

Séptimo.- El mismo informe de la Inspección da cuenta del contenido de dos


Actas de Infracción (números NUM000 y NUM001) en los siguientes términos: 'En la
Orden de Servicio 11981/96, tras las visitas realizadas al centro de trabajo de Uralita
Productos y Servicios, S.L., Ctra. De Madrid, km. 187 (Valladolid), los días 11-VI-1996
y 15-V11-1996, reflejadas en el Acta Infracción NUM002 , se constata por el Inspector
de Trabajo y Seguridad Social actuante, 'que dentro del recinto de la fábrica, tanto en el
interior de la nave como en el patio exterior existían zonas faltas de aseo y limpieza, al
no haberse efectuado ésta con la frecuencia necesaria', pasando a detallar zonas como la
destinada a almacén de materias primas, línea de tubos, etc, en las que se acumulaba
224
polvo y suciedad, lo que da lugar al Acta antes indicada, por infracción del artículo 32
de la Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el Trabajo de 9-111-1971 (B.O.E.
del 16 y 17), calificándose la infracción como leve en virtud del artículo 46.1 de la Ley
31/1995, de 8-X 1 (B.O.E. del 10). Este Acta fue confirmada en vía administrativa por
Resolución de 24-1X-1996, de la Oficina Territorial de Trabajo de Valladolid,
Delegación Territorial de la Junta de Castilla. y León. Por su parte, el Acta de Infracción
NUM001 ( NUM003 ), de 20-VII-1998, propone la imposición de sanción a la empresa
Fibrocementos N.T ., S.L., por entender vulnerados los artículos 15.1 de la Ley
31/1995, de 8-XI (B.O.E. del 10), de Prevención de Riesgos Laborales, el artículo 5.1
de la Orden del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de 31-X4984 (B.O.E. del 7-
XI), y el artículo 4 del Real Decreto 665/1997, de 12-V (B.O.E. del 24), al constatarse,
sobre la base de las actuaciones practicadas, los hechos que en la misma se contienen,
cabiendo destacar que "La empresa Fibrocementos N.T., S.L., ha implantado la
tecnología que permite la producción de las placas de fibrocemento con celulosa, si bien
alterna esta producción con la utilización de amianto. Ello es debido a que en el
mercado francés y en el de otras naciones está prohibida la utilización del crisolito, por
lo que la producción destinada a estos países se realiza con celulosa, mientras que la
destinada a España y a otros países que no han prohibido la comercialización del
crisolito la producción se hace con este material cancerígeno. Las causas de ello son
exclusivamente de orden económico, según se pone de manifiesto en el informe emitido
por la empresa al ser requerida por este inspector para que justificase el motivo por el
cual continuaba manteniendo la producción con crisolito...'.

Octavo.- Obra en autos el recuento de fibras de amianto efectuado por la


demandada desde el año 1978 hasta 2001 (folios 417 a 428), cuyo contenido se tiene
por reproducido. Noveno.- Obra en autos la documentación genérica de la empresa
sobre envío de datos de vigilancia médico laboral de los trabajadores desde el año 1989
(folios 435 a 445).»

225
El fallo de dicha sentencia es del tenor literal siguiente: "Que, desestimando la
demanda formulada por Uralita, S.A. frente a Instituto Nacional de la Seguridad Social,
Tesorería General de la Seguridad Social y D. Heraclio, debo absolver a los
demandados de las pretensiones deducidas en su contra".

TERCERO.- Por la representación Letrada de la empresa Uralita, S.A., se


formuló recurso de casación para la unificación de doctrina, en el que: PRIMERO.- Se
alega como sentencia contradictoria con la recurrida la dictada por la Sala de lo Social
del propio Tribunal Superior de Justicia de Castilla-León, sede de Valladolid de fecha 2-
diciembre-2013 (rollo 1528/2013 ). SEGUNDO.- Considera que la sentencia recurrida
infringe lo dispuesto en el art. 43 de la Ley General de la Seguridad Social (LGSS ) en
relación con el art. 123 del mismo texto legal .

CUARTO.- Por providencia de esta Sala de fecha 19 de abril de 2016, se


admitió a trámite por esta Sala el presente recurso y por diligencia de ordenación de la
misma fecha se dio traslado del escrito de interposición y de los autos a la
representación procesal de la parte recurrida para que formalizara su impugnación en el
plazo de quince días, habiéndose formalizado únicamente por la Letrada de la
Administración de la Seguridad Social, en nombre y representación del Instituto
Nacional de la Seguridad Social.

QUINTO.- Evacuado el traslado de impugnación por la parte recurrida, pasaron


las actuaciones al Ministerio Fiscal para que emitiera informe, dictaminando en el
sentido de considerar el recurso procedente, e instruido el Excmo. Sr. Magistrado
Ponente se declararon conclusos los autos, señalándose para votación y fallo el día 21
de diciembre actual

SEXTO.- Por providencia de esta Sala de fecha 13 de diciembre de 2016,


encontrándose de baja por enfermedad el Magistrado Ponente, se procedió a returnar el
presente recurso de casación para unificación de doctrina al Excmo. Sr. D. José Luis

226
Gilolmo López, manteniéndose el señalamiento para deliberación y fallo señalado para
el día 21 de diciembre actual, en que tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- 1. La cuestión sometida a nuestra consideración en el presente


recurso de casación para la unificación de la doctrina, resuelta ya por esta Sala, entre
otras, en las SSTS 4ª 13, 15, 16, 20 y 27 de septiembre de 2016 (RR números.
770/2015; 3272/2015; 1411/2015; 3346/2015; y 1671/2015), consiste en determinar la
fecha de efectos de un recargo de prestaciones por falta de medidas de seguridad.

2. En concreto, se trata de decidir si los efectos económicos de ese recargo se


deben retrotraer tres meses desde la fecha en que se produjo el reconocimiento del
recargo por el INSS, o su solicitud por el interesado o a iniciativa de la inspección de
trabajo en su caso, aplicando la retroactividad establecida en el artículo 43.1 LGSS/1994
(hoy artículo 53.1 LGSS /2015) respecto de las prestaciones de Seguridad Social, o si,
por el contrario, no es de aplicación al recargo de prestaciones el mencionado precepto
y, en consecuencia, los efectos económicos del mismo han de quedan vinculados a los
de las prestaciones causadas por contingencia profesional.

3. Se recurre la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y


León/Valladolid de fecha 14 de octubre de 2015, recaída en el recurso nº 1415/2015 ,
que, confirmando la de instancia, desestimó la demanda de Uralita SA que impugnaba
la resolución del INSS sobre recargo de prestaciones por falta de medidas de seguridad
En cuanto a la procedencia del recargo, la Sala reitera tesis propia y, en lo que al
presente recurso de casación interesa, sostiene que el plazo para la reclamación del
recargo, en principio, será el 5 años sin que le sea aplicable el límite de tres meses, es
decir, la retroactividad trimestral que contempla el art. 43.1 LGSS . Esta decisión es
recurrida por la empresa en unificación de doctrina, ofreciendo de contraste la Sentencia
227
de la misma Sala del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León/Valladolid de 2 de
diciembre de 2013, recaída en el recurso 1528/2013.

4. El recurso ha sido impugnado por el INSS, no así por el beneficiario que, pese
a estar personado, no lo ha hecho, solicitando la Gestora su desestimación, a diferencia
de lo que propugna el Ministerio Fiscal, que, además de aceptar la contradicción, lo
entiende procedente.

SEGUNDO.- 1. A los presentes efectos casacionales, importa dejar resumida


constancia de la siguiente secuencia de los hechos más relevantes de estas actuaciones,
transcritos en su integridad en los antecedentes de la presente resolución, para poder
efectuar el pertinente juicio de contradicción: 1) La sentencia del TSJ confirma la de
instancia que desestimaba la demanda en impugnación de resolución de recargo
formulada por la empresa Uralita SA; 2) El beneficiario, D. Heraclio , prestó servicios
para Uralita SA, denominada posterior y sucesivamente tal y como figura en el ordinal
6º de los hechos probados, desde el 19 de junio de 1972 hasta el 29 de marzo de 2005;
3) Por Resolución del INSS de 13 de octubre de 2009 se reconoció al sr. Heraclio una
incapacidad permanente total (IPT) para su profesión habitual, con derecho a percibir la
correspondiente prestación económica con efectos del 27 de mayo de 2009; 4) El
beneficiario inició expediente sobre recargo de prestaciones mediante solicitud
registrada el 26 de enero de 2010, dictándose Resolución del INSS el 18 de agosto de
dicho año que reconocía la responsabilidad empresarial por falta de medidas de
seguridad e higiene en el trabajo e imponía a las distintas empresas que precedieron a la
demandante un recargo del 40% sobre la prestación, Resolución que, tras una nulidad de
las actuaciones administrativas, fue corroborada por otra del 14 de febrero de 2013 en
idéntico sentido, confirmada a su vez por la definitiva del 5 de junio de 2013 que
desestimó la pertinente reclamación previa.

2. Con tales hechos, la Sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de


Justicia de Castilla y León aquí recurrida, en lo que ahora importa, al desestimar el
228
recurso de suplicación de la empresa, confirmó los efectos económicos del recargo
declarado en vía administrativa, que los atribuía desde que se reconoció la prestación,
no desde los tres meses anteriores a la fecha de la solicitud del recargo.

3. La sentencia de contraste, también de la Sala de lo Social del Tribunal


Superior de Justicia de Castilla y León/Valladolid, dictada el 2 de diciembre de 2013
(R. 1528/13 ), contempla un caso idéntico al de autos pero considera, en interpretación
del mismo precepto ( art. 43.1 LGSS/1995 ), que los efectos del recargo no pueden
imponerse con una retroactividad superior a esos tres meses desde que se solicitó el
propio recargo. La comparación entre ambas sentencias revela que en las dos sentencias
los hechos son similares en la medida en que contemplan prestaciones de Seguridad
Social derivadas de enfermedad profesional en las que se impuso el recargo como
consecuencia de incumplimientos empresariales. Se trata de la misma empresa, de igual
centro de trabajo y de la misma enfermedad profesional. La pretensión a tener en cuenta
es prácticamente idéntica en ambos casos: que los efectos del recargo se retrotraigan a
los tres meses anteriores a la solicitud o resolución del INSS que impuso el recargo. Sin
embargo, las soluciones que otorgan las sentencias sometidas al juicio de identidad son
claramente divergentes y contradictorias: la recurrida retrotrae el recargo a la fecha de la
prestación causada, mientras que la referencial los establece en los tres meses anteriores
a la resolución del INSS que declaró y reconoció el recargo. Concurre, pues, el
presupuesto de contradicción exigido por el art. 219 LRJS, tal como admite con claridad
el preceptivo dictamen del Ministerio Fiscal.

TERCERO.- 1. El recurso debe ser estimado porque, como esta Sala ha resuelto
con reiteración, en lo esencial, la doctrina correcta se encuentra en la sentencia
referencial pues el artículo 43.1 LGSS vigente cuando se producen los hechos a que se
refiere el presente recurso dispone (al igual que el actual artículo 53.1 de la indicada
norma) que: «El derecho al reconocimiento de las prestaciones prescribirá a los cinco
años, contados desde el día siguiente a aquel en que tenga lugar el hecho causante de la
prestación de que se trate, sin perjuicio de las excepciones que se determinen en la

229
presente ley y de que los efectos de tal reconocimiento se produzcan a partir de los tres
meses anteriores a la fecha en que se presente la correspondiente solicitud». Tal
precepto resulta de indudable aplicación al recargo de prestaciones con fundamento en
las consideraciones que, reiterándolas una vez más, exponemos a continuación.

2. Nuestra más reciente jurisprudencia ha venido destacando el carácter


prestacional del recargo. Se trata, evidentemente, de una institución compleja que
contiene elementos sancionatorios, indemnizatorios y prestacionales; pero sobre los
aspectos punitivos en sus amplias vertientes destaca el tratamiento legal de indudable
carácter prestacional. Cuando se esté en presencia de los efectos contemplados en las
normas de Seguridad Social y estén en juego los derechos de los beneficiarios del
recargo. Así lo puso de relieve el pleno de la Sala en su STS de 23 de marzo de 2015
(rcud. 2057/2014 ) en la que señalamos lo siguiente: «tanto la legislación como la
jurisprudencia atribuyen al recargo tratamiento de «prestación» en los más variados
aspectos: a).- Su regulación por la LGSS se hace en Sección -2ª- titulada «Régimen
General de las Prestaciones», ubicada en Capítulo -III- denominado «Acción
Protectora» y dentro del Título -II- «Régimen General de la Seguridad Social»; b).- La
competencia para imponer el incremento de la prestación reconocida le corresponde al
INSS, al que precisamente el art. 57.1ª) LGSS atribuye «la gestión y administración de
las prestaciones económicas del sistema de la Seguridad Social»; c).- El procedimiento
para imponerlo es el -como para cualquier prestación- el previsto en el RD 1300/1995 y
en la OM 18/01/1996 ( STS Pleno 17/07/13- rcud 1023/12 -); d).- Conforme al art.
121.3 LGSS [como su precedente art. 90.3 LGSS /74] los caracteres de las prestaciones
atribuidos por el art. 40 [art. 22 en el TR/1974] son de aplicación al recargo de
prestaciones. e).- Ha de ser objeto de la oportuna capitalización en la TGSS y es
susceptible de recaudación en vía ejecutiva, como si de garantizar una prestación
cualquiera se tratase [en tal sentido, SSTS 27/03/07 -639/06 -; 14/04/07 - rcud 756/06 -;
y 26/09/07 - rcud 2573/06 -]; f).- El plazo de prescripción que les resulta aplicables es el
mismo que el legalmente establecido para las prestaciones, el de cinco años previsto en
el art. 43.1 LGSS (así, SSTS 09/02/06 -rcud 4100/04 -; ... SG 17/07/13 -rcud 1023/12- ;
19/07/13 -rcud 2730/12-; y 12/11/13 -rcud 3117/12-)». La lógica consecuencia de la
230
atribución de tal naturaleza prestacional no puede ser otra que la aplicación de las
normas que disciplinan las prestaciones en sus aspectos de eficacia temporal.

3. En este preciso sentido, la jurisprudencia de la Sala ha sido constante en


aplicar los diversos mandatos establecidos en el citado artículo 43 LGSS al recargo de
prestaciones sin excepción alguna; así, por todas, la STS de 19 de julio de 2013, rcud
2730/2012 , estableció que: «de acuerdo con la doctrina de esta Sala, el recargo de
prestaciones tiene un plazo de prescripción de cinco años. Este comienza a correr desde
el momento en que la acción puede ser ejercitada, que es en el momento en que
concurren los tres elementos que integran el derecho: 1) el accidente de trabajo; 2) la
infracción de las medidas de seguridad y 3) el hecho causante de la prestación de
Seguridad Social objeto de recargo. Por otra parte, de conformidad con el art. 43.2 de la
Ley General de la Seguridad Social , la prescripción del recargo se interrumpe por las
causas ordinarias del art. 1973 del Código Civil y por reclamación ante la
Administración de la Seguridad Social o ante la Administración laboral o en virtud de
expediente que tramite la Inspección de Trabajo "en relación con el caso de que se
trate". El número 3 del precepto citado añade que "en el supuesto de que se entable
acción judicial contra un presunto culpable, criminal o civilmente, la prescripción
quedará en suspenso mientras aquélla se tramite, volviendo a contarse el plazo desde la
fecha en que se notifique el auto de sobreseimiento o desde que la sentencia adquiera
firmeza». Una correcta interpretación del precepto en cuestión debería rechazar, por
irracional, que todo él resultase aplicable al recargo de prestaciones menos el inciso
relativo a los efectos temporales pues la norma en sí misma constituye un todo que no
se puede parcelar a efectos de su aplicación a una institución concreta a la que hemos
dicho reiteradamente que se le aplican todas las demás previsiones del reiterado artículo
43.1 LGSS.

4. En consecuencia, el INSS puede imponer el recargo, a iniciativa de la


inspección de trabajo, de la autoridad laboral o del propio interesado, hasta que
transcurra el plazo de prescripción, pero sus efectos no pueden retrotraerse a la fecha

231
inicial del reconocimiento de la prestación base. Por ello, como ocurre en el supuesto
aquí examinado, constando que "el demandante inició expediente sobre recargo de
prestaciones mediante solicitud registrada el 26 de enero de 2012" (h. p. 3º), ha de
estarse a la previsión normativa reseñada, en la interpretación efectuada por esta Sala,
conforme a la cual, la fecha de efectos del recargo debe ser la de tres meses antes de que
el beneficiario, o, en su caso, la autoridad administrativa laboral, interesaran del INSS
su imposición.

5. Esta es, en fin, la doctrina que, en lo esencial, se sienta en diferentes


sentencias de ésta Sala, entre las que pueden citarse, como más recientes, las de 13, 15,
16, 20 y 27 de septiembre de 2016 ( RR números. 3770/2015; 3272/2015; 1411/2015;
3346/2015; y 1671/2015).

6. Todo lo anteriormente razonado conduce a la estimación del recurso y,


resolviendo en suplicación, hemos de revocar parcialmente la sentencia recurrida
porque en el punto debatido es la referencial la que se ajusta a la doctrina correcta, ya
que, insistimos, la retroacción de los efectos del recargo han de limitarse a los tres
meses anteriores a la fecha de la solicitud del propio recargo (no de la prestación),
aunque en determinados supuestos, cuando no conste solicitud el beneficiario, pueda
entenderse por tal "solicitud" la previa actuación administrativa promotora del recargo.

7. En consecuencia, en sentido concordante con lo resuelto en los citados


precedentes de esta Sala, de conformidad con el informe del Ministerio Fiscal, procede
estimar el recurso y concluir, en congruencia con el debate suscitado en suplicación,
declarando que los efectos del recargo deberán imponerse con una retroactividad de tres
meses a contar desde la fecha de la solicitud del beneficiario, esto es, desde el 26 de
octubre de 2009 en el caso. Sin costas (art. 235.1 LRJS).

FALLO:
232
Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido:

1) Estimar en parte el recurso de casación para la unificación de doctrina


interpuesto por la representación letrada de URALITA, SA contra la sentencia dictada
el 14 de octubre de 2015 por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de
Castilla y León/Valladolid, en el recurso de suplicación número 1415/2015, interpuesto
contra la sentencia de fecha 19 de marzo de 2015, dictada por el Juzgado de lo Social nº
3 de Valladolid en autos número 839/2013, seguidos a instancias de la recurrente contra
el INSS, la TGSS y D. Heraclio sobre recargo de prestaciones derivadas de contingencia
profesional. 2) Casar y anular en parte la referida sentencia únicamente en el punto
relativo a la fecha de efectos del recargo de prestaciones, quedando inalterada en los
restantes pronunciamientos y, resolviendo el debate de suplicación, establecemos que
los efectos del recargo han de retrotraerse al 26 de octubre de 2009. 3) No ha lugar a la
imposición de costas.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

5-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 20 DE DICIEMBRE


DE 2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 30 de julio de 2013, el Juzgado de lo Social nº 14 de


Barcelona, dictó sentencia en la que consta la siguiente parte dispositiva:

233
«Que, estimando en parte y en la forma expuesta la demanda interpuesta por
Don Teodulfo contra "IBERMUTUAMUR, MUTUA DE ACCIDENTES DE
TRABAJO Y ENFERMEDADES PROFESIONALES DE LA SEGURIDAD SOCIAL
Nº 274", el INSTITUTO NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL, la TESORERÍA
GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL y las empresas "GRANADA 74,
SOCIEDAD ANÓNIMA DEPORTIVA" y "C.F. CIUDAD DE MURCIA, S.A.D.",
debo absolviendo a "C.F. CIUDAD DE MURCIA, S.A.D.", declarar a la parte actora en
situación de incapacidad permanente en grado de total para su profesión habitual,
derivada de accidente de trabajo, condenando a la Mutua, por subrogación de la
empresa, sin perjuicio de las responsabilidades legales del INSS y de la TGSS, al abono
de una pensión vitalicia equivalente al 55 por 100 de su base reguladora de 34.772,40 €
anuales, más incrementos y revalorizaciones correspondientes, y con efectos desde el
día 8- noviembre-2011.»

SEGUNDO.- Que en la citada sentencia y como hechos probados se declaran los


siguientes:

«1º.- El trabajador demandante Don Teodulfo (pasaporte República Francesa n°


NUM000 ), nacido el día NUM001 -1980 (folio 121), afiliado al Régimen General de la
Seguridad Social y en situación de alta, prestó servicios como futbolista profesional,
ininterrumpidamente, desde el día 17-02-2006 al día 31-03-2006 para la entidad "C.F.
CIUDAD DE MURCIA, S.A.D." y desde el día 01-04-2006 hasta el día 30-06-2008
para la entidad "GRANADA 74, SOCIEDAD ANÓNIMA DEPORTIVA", jugando en
este último club 28 partidos (folios 42 y 53 reverso, 164; contratos de trabajo y hojas de
salario obrantes a folios 139 a 162 que se dan por reproducidos), y ambas con riesgos de
accidentes de trabajo cubiertos por la mutua codemandada "IBERMUTUAMUR,
MUTUA DE ACCIDENTES DE TRABAJO Y ENFERMEDADES
PROFESIONALES DE LA SEGURIDAD SOCIAL N° 274", sin que constasen
inicialmente incumplimientos de las empresas en materia de seguridad social
(resolución folios 38 y 39 que se dan por reproducidos).

234
2º.- En el mes de junio del año 2.006 (13-06-2006), durante la disputa del
Mundial de Fútbol Alemania 2.006, el demandante sufrió una importante lesión
(traumatismo severo en rodilla derecha con diagnóstico de rotura-arrancamiento del
tendón rotuliano de la rodilla derecha) cuando disputaba un partido de fútbol integrado
en la selección de Togo (resolución folios 38 y 39 que se dan por reproducidos; informe
Mutua folio 70 reverso); precisando tratamiento quirúrgico (reinserción del tendón
rotuliano con tornillos), médico y rehabilitación funcional, reincorporándose a los 16-17
meses a su trabajo habitual (informe ICAM obrante a folios 61 reverso y 62, 69 reverso
y 70 que se dan por reproducidos; informe Mutua folio 70 reverso; parte hospitalario
obrante a folio 128 que se da por reproducido). Con posterioridad existen cuatro partes
de asistencia sin baja médica de fechas 18-01-2007 por lumbalgia, 10-10-2007 por
contusión costal, 13-02-2008 por contusión en globo ocular izquierdo y 29-05-2008 por
molestias en rodilla derecha; refiriendo, con reflejo en el último parte de asistencia, que
"que desde hace unos días tiene molestias en la rodilla derecha, en esa rodilla le
intervinieron en junio del 2006" (resolución folios 38 y 39 que se dan por reproducidos;
partes de asistencia obrantes a folios 58 reverso a 60, 66 a 68 que se dan por
reproducidos). En junio del referido año 2.008 (20-06-2008) el actor fue intervenido en
Francia por complicaciones de infección en la rodilla derecha lesionada (informe ICAM
obrante a folios 61 reverso y 62, 69 reverso y 70 que se dan por reproducidos; informes
clínicos obrantes a folios 130 y 136 que se dan por reproducidos; resonancia magnética
de fecha 16-06-2008 obrante a folio 134 que se da por reproducido). En la temporada
2010- 2011 perteneció a la plantilla del Limonest, club de fútbol francés (resolución
folios 38 y 39 que se dan por reproducidos), donde no consta hubiera jugado partidos
(documentos obrantes a folios 53 reverso y 163 que se dan por reproducidos).

3º- En fecha 16-12-2010 solicitó ante el INSS ser declarado en situación de


incapacidad permanente afirmando que la última empresa en que había trabajado había
sido "GRANADA 74, SOCIEDAD ANÓNIMA DEPORTIVA" (folio 57 que se da por
reproducido).

235
Fue reconocido por el ICAM en fecha 08-11-2011, con la presunción de
incapacidad permanente por accidente laboral, "traumatismo de estructuras múltiples de
la rodilla", "artropatía postraumática rodilla derecha: limitación funcional y gonalgia
residual" (folios 61 reverso y 62, 69 reverso y 70 que se dan por reproducidos). En
alegaciones de la Mutua, en fecha 10-02- 2012, entre otros extremos, se hacía referencia
a la responsabilidad empresarial de "GRANADA 74, SOCIEDAD ANÓNIMA
DEPORTIVA" "habida cuenta de los reiterados y constantes descubiertos en materia de
cotización que la citada empresa presenta, sin perjuicio de un eventual anticipo por parte
de esta entidad colaboradora" (folio 51 que se da por reproducido). La Dirección
Provincial del INSS, en resolución de fecha 28-02-2012, decretó que no procedía
declarar al actor en ninguna situación de incapacidad permanente derivada de accidente
de trabajo, por no reunir el requisito de incapacidad permanente, indicando que "no cabe
considerar dicho accidente como laboral, habida cuenta que no prestaba servicios para
una empresa española, ni estaba sujeto en ese momento a nuestra normativa" y que "si
finalmente no existiese continuidad en ningún club profesional de fútbol, y de estimarse
que existe incapacidad derivada de accidente de trabajo, serían aplicables los
Reglamentos comunitarios y la prestación debería reconocerse al amparo de la
normativa francesa" (resolución obrante a folio 38 que se da por reproducido). Interpuso
reclamación previa en fecha 12-04-2012, solicitando ser declarado incapaz permanente
total derivado de accidente de trabajo (documentos obrante a folios 81 reverso a 84 que
se dan por reproducidos); y formuló alegaciones la Mutua, indicando sobre la lesión
sufrida disputando un partido en el Mundial de Fútbol de Alemania que "esta lesión es
la que está de forma exclusiva en el origen la supuesta imposibilidad profesional que se
invoca" (documento obrante a folio 80 que se por reproducido). Fue desestimada la
reclamación previa por resolución fechada el día 18-06-2012 (folio 78 que se da por
reproducido).

4º.- La base reguladora de la prestación reclamada de incapacidad permanente


total derivada de accidente de trabajo es de 34.772,40 € anuales (alegaciones en el acto
juicio y conformidad parte actora y mutua; documento folio 51 reverso en atención a la
236
fecha del accidente distinta de la que figura en la resolución obrante a folio 78 que se da
por reproducido; documentos obrantes a folios 204 a 208 que se dan por reproducidos).

5º- La entidad "GRANADA 74, SOCIEDAD ANÓNIMA DEPORTIVA" a


partir del mes de junio del año 2.007 y, al menos, hasta el mes de mayo del año 2.010,
ha dejado de abonar la mayor parte de sus cotizaciones a la seguridad social
(documentos obrantes a folios 212 a 225 que se dan por íntegramente reproducidos).

6º.- El actor, como consecuencia de la lesión sufrida en fecha 13-06-2006,


padece traumatismo de estructuras múltiples de la rodilla, artropatía postraumática
rodilla derecha: limitación funcional y gonalgia residual, pérdida de flexibilidad, de
fuerza y de potencia de la rodilla derecha (informe ICAM obrante a folios 61 reverso y
62, 69 reverso y 70 que se dan por reproducidos).»

TERCERO.- Contra la anterior sentencia, la representación letrada de


Ibermutuamur Mutua formuló recurso de suplicación y la Sala de lo Social del Tribunal
Superior de Justicia de Cataluña, dictó sentencia en fecha 20 de octubre de 2014 , en la
que consta el siguiente fallo: «Estimar el recurso de la Mutua Ibermutuamur de
Accidentes de Trabajo y Enfermedades profesionales de la Seguridad Social nº 274
contra la Sentencia de 30 de julio de 2013 dictada por el Juzgado de lo Social nº 14 de
Barcelona en el procedimiento nº 789/2012, que revocamos. Confirmamos la
Resolución del INSS de 28 de febrero de 2012 que denegaba el reconocimiento de la
situación de incapacidad permanente total al demandante D. Teodulfo, y Absolvemos a
la parte demandada y la Mutua recurrente de la pretensión.»

CUARTO.- Contra la sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de


Justicia de Cataluña, la representación procesal de D. Teodulfo interpuso el presente
recurso de casación para la unificación de doctrina, que se formalizó mediante escrito

237
fundado en la contradicción de la sentencia recurrida con la dictada por la Sala de lo
Social del TSJ de Cantabria de fecha 13 de octubre de 2003 (rec. suplicación 578/03).

QUINTO.- Se admitió a trámite el recurso, y tras ser impugnado por los


recurridos, se pasaron las actuaciones al Ministerio Fiscal para informe, el cual fue
emitido en el sentido de «que el recurso debe ser Desestimado por falta de contradicción
y, subsidiariamente declarado Procedente». Se señaló para la votación y fallo el día 22
de noviembre de 2016, llevándose a cabo tales actos en la fecha señalada.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- Pretensión y sentencia recurrida.

1.- La sentencia impugnada revoca la dictada en la instancia y confirma la


resolución del INSS que denegaba el reconocimiento de la incapacidad permanente total
del actor derivada de accidente de trabajo.

El demandante, nacido en 1980, ha prestado servicios como futbolista


profesional. El 13/06/2006, dos meses y medio desde la incorporación al Granada 74,
SAD, durante el Mundial de Fútbol de Alemania, sufrió, como integrante de la
selección de Togo, una importante lesión en la rodilla derecha. Precisó tratamiento
quirúrgico, médico y rehabilitación funcional, reincorporándose a los 16-17 meses a su
trabajo habitual. Padece traumatismo de estructuras múltiples de la rodilla, artropatía
postraumática rodilla derecha: limitación funcional y gonalgia residual, pérdida de
flexibilidad, de fuerza y de potencia de la rodilla derecha. Cesó en el Club Granada 74
el 30/06/2008. En la temporada 2010-2011 perteneció a un Club de fútbol francés, sin
que se haya probado que jugara partidos.

238
2.- Recurrida la sentencia de instancia en suplicación, la Sala Social del TSJ de
Cataluña en sentencia de 20 de octubre de 2014 (rec. 2736/2014 ) señala que el
demandante futbolista profesional, sufrió lesiones importantes en la rodilla derecha en el
año 2006, molestias en mayo de 2008 e infección en ese mismo año, presentando
artropatía como patología degenerativa; continuó en activo como futbolista profesional
la temporada 2010-2011 y en diciembre de 2010 interesó el reconocimiento de la
incapacidad permanente total ante el recrudecimiento de las lesiones de la rodilla, en el
momento en que cesa su vida profesional a la edad de 30 años. Concluye revocando la
sentencia recurrida y desestimando la demanda, sin cuestionarse que la profesión
habitual sea la de futbolista, al estimar que es por su edad que ha concluido la vida
profesional activa del deportista.

SEGUNDO.- Recurso de casación para la unificación de doctrina.

1.- Contra dicha sentencia, recurre en casación para la unificación de doctrina el


demandante Don Teodulfo, aportando como sentencia referencial la dictada por el TSJ
de Cantabria de 13 de octubre de 2003 (rec. 578/2003).

2.- La referida sentencia de contraste, declara al actor afecto de una incapacidad


permanente total derivada de accidente de trabajo para su profesión habitual de
futbolista. Se trata de un supuesto en el que el actor, nacido en 1969, cuando ejercía su
profesión de futbolista en el Real Racing Club sufrió un accidente de trabajo el
30/11/1999, siendo dado de alta el 04/03/2001 (a los 31 años).

La Sala de suplicación razona que las lesiones acreditadas, consistentes en


tendinitis crónica del flexor del primer dedo de la extremidad inferior izquierda con
rigidez del mismo y proceso inflamatorio también crónico, impiden al demandante
correr, saltar y disponer de plena estabilidad en verticalidad, entre otras tareas y en la
realización de los diferentes esfuerzos y actividades físicas que exige la práctica del
239
fútbol de élite, con apoyo en la extremidad inferior izquierda, sin que la posibilidad de
calzar botas facilite las expresadas tareas que no puede llevar a cabo, no sólo a causa de
la rigidez del dedo, sino de la inflamación crónica de esta parte de la extremidad, lo que
-continúa la sentencia- no se contradice por el hecho de que fuera contratado de nuevo,
causando alta el 01/07/2001 y baja por despido el 03/07/2001.

3.- Entre las sentencias comparadas se aprecia la contradicción exigida por el art.
219 LRJS, pues llegan a soluciones distintas al resolver dos supuestos semejantes. En
ambas se plantea si un futbolista profesional que ha cumplido ya los treinta años puede
ser declarado afecto de incapacidad permanente total para su profesión habitual
derivada de accidente de trabajo, sin que se discuta la contingencia ni las lesiones
invalidantes. Superado el requisito de la contradicción, procede entrar en el examen de
los motivos de recurso que se plantean.

TERCERO.- Examen de los motivos de recurso.-

Denuncia la recurrente la infracción por interpretación errónea del art. 137 de la


LGSS, por cuanto la pretensión de demandante de reconocimiento de incapacidad
permanente en el grado de total para la profesión habitual derivada de accidente de
trabajo reconocida por la sentencia de instancia y denegada en suplicación por la
sentencia recurrida en razón a la edad del demandante futbolista de profesión de 30 y
pocos años de edad es inadmisible, por cuanto no existe norma alguna que impida el
acceso a la incapacidad en cualquiera de sus grados a los deportistas profesionales a
partir de una determinada edad, "debiéndose aplicar el clásico brocardo ubi lex non
distinguit, nec nos distinguere debemus" .

Por el Ministerio Fiscal se informa que si se estima superado el requisito de


contradicción, ha de declararse el recurso procedente, defendiendo que la buena
doctrina se contiene en la sentencia de contraste, poniendo de manifiesto que carece de
240
entidad jurídica la afirmación relativa a la edad del demandante futbolista profesional de
30 años de edad, unido a la afirmación que hace la sentencia recurrida de que se
encuentra al final de su carrera, puesto que es sobradamente conocido que gran número
de futbolistas alargan su vida profesional más allá de los 30 años con éxito, y además en
el presente caso el demandante perteneció durante la temporada 2010-2011 a la plantilla
del Limonest. Asimismo refiere que el RD 1006/1985 de 26 de junio, que regula la
relación laboral especial de los deportistas profesionales no establece especialidad
alguna en relación con la edad de estos profesionales.

Ciertamente ello es así, y la Sala suscribe el Informe del Ministerio Fiscal. Nos
encontramos, -según resulta del relato de hechos probados que aquí se da por
reproducido-, ante un supuesto de un futbolista que ve agravada una lesión sufrida años
antes como consecuencia de accidente profesional y que se encuentra en activo cuando
solicita la prestación de incapacidad permanente total, por cuanto está en plantilla para
un Club de fútbol, y cumple los requisitos para el reconocimiento de la incapacidad
solicitada, lo cual no se discute, por lo que no puede utilizarse en su contra una
presunción acerca del fin de su actividad laboral por razones de edad. Y ello a mayor
abundamiento, por cuanto tampoco ha sido causa de la denegación de la incapacidad por
el INSS según resulta de su resolución administrativa de 28/02/2012 que decretó que no
procedía declarar al actor en ninguna situación de incapacidad permanente derivada de
accidente de trabajo, por no reunir el requisito de incapacidad permanente.

Comparte la Sala la conclusión de la sentencia recurrida de que la lesión


padecida por el demandante el 13 de junio de 2006 constituye un accidente de trabajo
según nuestra legislación protectora de Seguridad Social como reconoció la sentencia de
instancia; situación que se mantiene después de que el demandante presentara una
complicación por infección de la rodilla intervenida quirúrgicamente el 20 de junio de
2008 , por tener cabida dentro del art. 115,2 g) de la LGSS que califica como tal las
consecuencias del accidente de trabajo que resulten modificadas en su naturaleza,
duración, gravedad o finalización por enfermedades interconcurrentes que constituyen

241
complicaciones derivadas del proceso patológico determinado por el propio accidente.
Comparte asimismo que las dolencias que afectan al actor, por su trascendencia
funcional, como se refleja en el informe del ICAM, imposibilitan o incapacitan al
demandante en forma total para realizar las funciones esenciales propias de su profesión
habitual, lo que justifica que sea declarado en situación de incapacidad permanente en
grado de total derivada de accidente de trabajo (art. 137 LGSS ).

Por otro lado, respecto a la profesión, ciertamente, hay que tener en cuenta
(SSTS/IV de 9/12/2002 y 26/09/2007 , entre otras), que no se cuestiona que sea la de
futbolista profesional puesto que, cuando en junio de 2008 se ven complicadas las
patologías derivadas del accidente de trabajo de 13 de junio de 2006 también ejercía
aquella profesión, al igual que sucedía cuando el demandante interesó el reconocimiento
de la incapacidad permanente total en diciembre de 2010; además de ser la profesión
que consta ejercida de forma más prolongada (en el caso, no consta que haya ejercido
otra).

Partiendo de ello, ha de discreparse en la solución dada por la sentencia


recurrida, en razón exclusivamente a la edad del actor de 30 años, presuponiendo
finalizada su vida profesional activa, no por causa de la incapacidad física sino por su
edad.

Y siendo ésta y no otra la razón dada por la sentencia recurrida para estimar el
recurso de suplicación formalizado por la Mutua Ibermutuamur, revocando la sentencia
recurrida, el recurso de casación para la unificación de doctrina formulado por el actor,
ha de ser estimado conforme al informe del Ministerio Fiscal, puesto que no existe
norma alguna que impida a un futbolista el ejercicio de su profesión a la edad en el caso
cuestionada -de 30 años-, y que por otro lado, es razonable que a esta edad pueda
ejercerse.

242
Ello comporta, con revocación de la sentencia recurrida, y resolviendo el debate
en suplicación, la desestimación del recurso de tal naturaleza y confirmación de la
sentencia de instancia.

CUARTO.- Por cuanto antecede, cual ha informado el Ministerio Fiscal,


procede la estimación del recurso de casación para la unificación de doctrina formulado,
casando y anulando la sentencia recurrida, resolviendo el debate planteado en
suplicación en el sentido de desestimar el recurso de tal naturaleza planteado,
confirmando la sentencia de instancia estimatoria de la demanda. Sin costas.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey y por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta Sala ha decidido

1.-Estimar el recurso de casación para unificación de doctrina formulado por la


representación legal de D. Teodulfo contra la sentencia dictada el 20 de octubre de 2014
por la Sala Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña en recurso de
suplicación nº 2736/2014 y casar y anular la sentencia recurrida; y resolviendo el debate
en suplicación, desestimar el recurso de tal naturaleza interpuesto por Ibermutuamur
Mutua, confirmando la sentencia dictada en la instancia por el Juzgado de lo Social nº
14 de los de Barcelona de fecha 30 de julio de 2013 , en autos núm. 789/2012 seguidos
a instancias de D. Teodulfo frente a "Ibermutuamur, Mutua de Accidentes de Trabajo y
Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social nº 274", el Instituto Nacional de la
Seguridad Social, la Tesorería General de la Seguridad Social, y las empresas "Granada
74, Sociedad Anónima Deportiva" y "C.F. Ciudad de Murcia, S.A.D.".

2.- Sin costas.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

243
6-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 25 DE ABRIL DE 2017
NÚMERO DE RECURSO 848/2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 16 de julio de 2014 el Juzgado de lo Social nº 3 de


Pontevedra dictó sentencia, en la que se declararon probados los siguientes hechos:

«PRIMERO.- Don Bernardo, con D.N.I. NUM000 y nacido el NUM001 de


1961 vino prestando servicios para la empresa SOMETAL S.L.U. desde el 21 de
octubre de 2008 con la categoría profesional de Oficial de 2ª, con una base de cotización
de 1317,12€ y siendo de aplicación a la relación laboral lo establecido en el convenio
colectivo del metal. Citada empresa tiene como objeto social la construcción de
estructuras metálicas y cubiertas las contingencias de incapacidad temporal con la
MUTUA GALLEGA, firmando contrato de seguro de responsabilidad civil con la
entidad GROUPAMA S.A.U. con fecha de efectos de 18 de junio de 2010 a 18 de junio
de 2011 y limite por víctima de 180.000€, concertando póliza para cubrir el mismo
riesgo con AXA con fecha inicial de efectos de 18 de junio de 2011.

SEGUNDO.- El demandante participó en la siguiente formación en materia


preventiva: curso de conductor de camiones de remolque clase E; información e
orientación para la inserción laboral 15 horas; seguridad e higiene no traballo 15 horas;
elementos de seguridade concernientes o remolque ou semirremolque: descripción e
características e seguridades vial 30 horas; a conducción e circulación arrastrando un
remolque ou semiremolque 300 horas; básico de prevención de riscos laborais 50 horas
y formación para a igualdade 10 horas. Entrega en fecha de 21 de octubre de 2009 de las

244
normas de seguridad en obra y taller y ficha de seguridad, habiéndole entregado arnés,
guantes, botas y fundas. En revisión de fecha de 16 de julio de 2010 realizado por
MUGATRA se le calificó de apto en protocolos de ruido, agentes químicos, alturas,
cargas. El día 14 de marzo de 2011, sobre las 19:00 horas, cuando se encontraba
trabajando colocando un canalón en una vivienda, se cayó de la escalera móvil, de una
altura aproximada de 5 metros. Citado canalón se había instalado la semana anterior
pero la propiedad del inmueble solicitó la instalación de una bajada porque entraba agua
en la casa, decidiendo finalmente el trabajador y su compañero de trabajo Artemio y a
pesar de la lluvia, realizar el trabajo encargado, instalando para ello una escalera manual
telescópica de aluminio de 6,53 metros con doble uso: en tijera o en un solo tramo con
referencia 3565 y que cumple con las exigencias de la norma UNE EN-l31. En ese
momento se dispuso en posición de un solo tramo y prácticamente al mismo nivel del
punto de apoyo.

TERCERO.- La Inspección de Trabajo extendió acta de infracción de seguridad


y salud laboral el 30 de mayo de 2011 y emitió informe sobre el accidente de trabajo el
19 del mismo mes, calificando la falta como grave y tipificada en el artículo 12.16 f) del
Real Decreto Legislativo 5/2000, proponiendo la imposición de sanción en grado
mínimo en cuantía de 2046 € y un recargo del 30%, dictándose resolución en fecha 21
de octubre de 2011 confirmando el acta de infracción, interponiendo la empresa recurso
de alzada que fue desestimado en fecha 28 de junio de 2012. Por el I.N.S.S. se dictó
resolución en fecha 20 de septiembre de 2011 denegando la petición de responsabilidad
empresarial por falta de medidas de seguridad, interponiendo reclamación previa y
posterior demanda que fue desestimada por sentencia del Juzgado de lo Social No 4 de
Pontevedra de fecha 20 de abril de 2012 .

CUARTO.- El trabajador fue diagnosticado de traumatismo craneal facial y en


ambos miembros superiores con la calificación de muy grave. Se inició expediente para
la declaración de invalidez, siendo declarado en situación de invalidez permanente total
245
para su profesión habitual por resolución del I.N.S.S. de fecha 19 de julio de 2012, con
una base reguladora de 1536,88€ y de acuerdo con el siguiente cuadro clínico:
politraumatizado, TCE: fractura de base del cráneo, múltiples fracturas craneofaciales,
hemorragia subaracnoidea postraumática, traumatismo torácico con mínima contusión
pulmonar, traumatismo en extremidades: fractura de radio y cúbito derechos y
tenonomía cubital post, fractura metáfisis distal radio izdo. Operado el 8 de abril de
2011, reintervenido el 30 de junio de 2011: tenoplastia 40 dedo mano dcha. RNM
cerebral noviembre de 2011: áreas de malacia de probable origen postraumático con
gliosis perilesional. Trastorno mental orgánico, con discapacidad leve, ausencia de
deterioro cognitivo, con persistencia de sintomatología ligera de daño cerebral frontal
difuso. Leve incongruencia, alexitimia, cefalea hemicraneal post. Izda. leve, sonrisa
insulsa, acompañado de cierto grado de afecto inapropiado, accesos de irritabilidad sin
irascibilidad, disminución de interés por la relación con otras personas. Descenso del
globo ocular dcho. pequeño astigmatismo hipermetropico simple bilateral para el que no
se prescribe corrección óptica, presbicia. No diplopía. Mano dcha. (rectora): 4° dedo
BA activo nulo para JFD que permanece en hiperextensión. Cicatriz quirúrgica.
Limitación últimos grados BA muñeca dcha. Muñeca izda.: flexión limitada en más del
50%, resto movilidad limitada en menos del 50%. Deformidad facial con hundimiento
malar con dismetría de ojos estando el OP más hundido y bajo respecto al izdo. Cicatriz
en ceja dcha. con deformidad. Colaborador, orientado, no discurso espontáneo,
enlentecimiento psicomotor evidente. Poca iniciativa, se queja de fallos de memoria y
mareos. No se objetiva alteración en la capacidad de comprensión. Afectivamente
distante, expresión emocional disminuida. Refiere ano smia. Presentó el actor
reclamación previa que fue desestimada en fecha 18 de septiembre de 2012 y posterior
demanda turnada al Juzgado de lo Social N° 1 de Pontevedra.

QUINTO.- Presentada papeleta de conciliación el día 14 de mayo de 2008, en


fecha 27 del mismo mes se celebró el preceptivo acto de conciliación ante el Servicio de
Mediación Arbitraje y Conciliación sin avenencia. En fecha 5 de septiembre de 2013 la
entidad aseguradora GROUPAMA se dirigió a la empresa SOMETAL S.L.U.
rechazando las consecuencias del siniestro al tener conocimiento del mismo a través de
246
notificación del Juzgado, incumpliendo lo dispuesto en el artículo 16 de la L.C.S.
Enviando nueva comunicación el día 20 del mismo mes».

En dicha sentencia aparece la siguiente parte dispositiva:

«Estimando parcialmente la demanda interpuesta por DON Bernardo frente a la


empresa SOMETAL S.L. y las entidades aseguradoras AXA SEGUROS GENERALES
S.A. y SEGUROS GROUPAMA S.A.U. condeno a los demandados SOMETAL S.L. y
SEGUROS GROUPAMA S.A.U. a que de forma solidaria abonen al demandante la
cantidad de 56.692,7€».

SEGUNDO.- La citada sentencia fue recurrida en suplicación por Groupama


Seguros y Reaseguros SA ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de
Galicia, la cual dictó sentencia en fecha 25 de noviembre de 2016 , en la que, dejando
inalterada la declaración de hechos probados de la sentencia de instancia, consta la
siguiente parte dispositiva:

«Que desestimando el recurso de suplicación interpuesto por la CIA


GROUPAMA SEGUROS Y REASEGUROS SA contra la Sentencia de fecha 16 de
julio de 2014, dictada por el Juzgado de lo Social núm. tres de los de Pontevedra, en
proceso sobre cantidades promovido por Don Bernardo frente a la empresa SOMETAL
SLU, la CIA recurrente y otras debemos confirmar y confirmamos la sentencia de
instancia. Se imponen las costas del recurso a la Cía aseguradora vencida en el recurso,
las que comprenderán los honorarios del letrado impugnante de su recurso por importe
de 200 euros».

TERCERO.- Por la representación de Plus Ultra Seguros Generales y Vida SA


(anteriormente Seguros Groupama SAU) se formalizó el presente recurso de casación

247
para la unificación de doctrina que tuvo entrada en el Tribunal Superior de Justicia de
Galicia el 28 de diciembre de 2015. Se aporta como sentencia contradictoria con la
recurrida la dictada por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de
Cataluña en fecha 23 de julio de 2013.

CUARTO.- Con fecha 2 de junio de 2016 se admitió a trámite el presente


recurso. Dándose traslado del escrito de interposición y de los autos a la representación
procesal de la parte recurrida para que formalice su impugnación en el plazo de quince
días. Evacuado el traslado de impugnación, se pasaron las actuaciones al Ministerio
Fiscal que emitió informe en el sentido de considerar el recurso procedente.

QUINTO.- Instruido el Excmo. Sr. Magistrado Ponente, se declararon conclusos


los autos, señalándose para votación y fallo el día 25 de abril de 2017, fecha en que tuvo
lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- 1.- Por la representación legal de PLUS ULTRA SEGUROS


GENERALES Y VIDA S.A. (anteriormente: GROUPAMA, S.A.U.) se recurre en
casación para la unificación de la doctrina la Sentencia de la Sala de lo Social del
Tribunal Superior de Justicia de Galicia de 25 de noviembre de 2015, recaída en el
recurso de suplicación nº 4472/2014 que confirmó la sentencia del Juzgado de lo Social
nº 3 de Pontevedra que estimó parcialmente la demanda interpuesta por D. Bernardo
frente a la empresa SOMETAL, S.L. y las entidades ASEGURADORAS AXA
SEGUROS GENERALES S.A. y GROUPAMA, S.A.U., condenando solidariamente a
ésta última aseguradora y a la mercantil empleadora al abono al actor de la cantidad de
56.692,7 Euros en concepto de indemnización derivada de accidente de Trabajo.

Disconforme con la resolución de la Sala de Galicia, la aseguradora recurrente


preparó y formalizó el presente recurso de casación para la unificación de la doctrina,
248
para lo que aportó como sentencia de contraste la dictada por la Sala de lo Social del
Tribunal Superior de Cataluña de 23 de julio de 2013 (rec. 2821/2013 ).

2.- En esta casación unificadora, en primer lugar, por imperativo legal, hemos de
examinar si, efectivamente, concurre la necesaria contradicción exigida por el artículo
219.1 LRJS.

A tal efecto, de la sentencia recurrida resultan hechos y circunstancias relevantes


los siguientes: 1) Con fecha 14 de marzo de 2011, el actor -hoy recurrente- sufrió un
accidente de trabajo del que se derivó la correspondiente baja y diversas secuelas que
fueron calificadas como constitutivas de Incapacidad Permanente Total para la
profesión habitual. 2) La empresa para la que prestaba servicios el trabajador tenía
suscrita con Seguros GROUPAMA S.A.U., seguro de responsabilidad civil a favor de
sus trabajadores que cubría el riesgo de accidente de trabajo. La póliza estuvo vigente
desde el 18 de junio de 2010 al 18 de junio de 2011. Posteriormente, se concertó una
nueva póliza en las mismas condiciones con AXA con fecha inicial de efectos 18 de
junio de 2011. 3) En una de las cláusulas de la póliza de seguro, en el apartado de
condiciones generales, se prevé que la cobertura ampara las consecuencias por
accidentes sobrevenidos durante la vigencia de la póliza, con independencia de la fecha
efectiva de la declaración por la Unidad de valoración Médica correspondiente, pero
siempre que la comunicación del hecho causante se efectúe durante la vigencia de la
póliza o en un período postcontractual de un año contado a partir de la fecha de
extinción, anulación o resolución de la póliza. 4) La entidad aseguradora GROUPAMA
rechazó hacerse cargo de la responsabilidad derivada del accidente alegando que el
mismo se le había comunicado fue fuera del plazo establecido en la póliza ya que el
primer conocimiento del mismo fue como consecuencia de la notificación de la
reclamación por parte del Juzgado.

A la vista de tales circunstancias, sintéticamente resumidas, la Sala de lo Social


del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, confirmó la sentencia de instancia y
249
confirmó la condena solidaria a la empleadora (SOMETAL, S.L y a la aseguradora en el
momento en que se produjo el accidente (GROUPAMA, SAU). Tal decisión, entre otras
consideraciones, se fundamentó sobre la base de que la cláusula sobre plazo para la
comunicación del siniestro debía considerarse no como una cláusula delimitadora del
riesgo, sino limitativa, por lo que su contenido debió ser objeto de un tratamiento
especial acorde con el artículo 3 de la Ley de Contrato de Seguro al no constar
destacada ni consentida expresamente, ni constar el referido consentimiento expreso; y,
al no haberse hecho así, el plazo de comunicación no debía considerarse aplicable.

3.- La sentencia de contraste, de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de


Justicia de Cataluña de 23 de julio de 2013, resolvió un supuesto en el que las
circunstancias relevantes a efectos de la eventual constatación de la contradicción
fueron los siguientes: 1) Con fecha 10 de diciembre de 2009, el trabajador sufrió
accidente de trabajo que provocó la ulterior declaración de Incapacidad permanente
Total para la profesión habitual del trabajador accidentado. 2) La empresa para la que
prestaba servicios el trabajador tenía suscrita con GROUPAMA seguro de
responsabilidad civil a favor de sus trabajadores que cubría el riesgo de accidente de
trabajo. La póliza estuvo vigente hasta el 30 de diciembre de 2009. 3) En una de las
cláusulas de la póliza se estableció expresamente que el seguro cubría los daños sufridos
por el trabajador con ocasión de accidente durante el período de vigencia del contrato de
seguro y cuya reclamación sea comunicada a la aseguradora en el período de vigencia
de la póliza o en el plazo de doce meses desde la fecha de extinción, anulación o
resolución del citado contrato. 4) La aseguradora rechazó hacerse cargo de la
indemnización derivada del accidente alegando que éste fue comunicado fuera del plazo
establecido en la póliza.

Con tales circunstancias, la sala catalana estimó el recurso de suplicación


interpuesto por la aseguradora y la absolvió de las peticiones efectuadas en su contra.
Tal decisión se asentó, básicamente, en la consideración de que la cláusula en cuestión
debía considerarse como una cláusula delimitadora del riesgo, no limitativa, por lo que

250
su contenido y, en especial, el plazo de comunicación debía considerarse aplicable; e,
igualmente, en la consideración de que la comunicación del siniestro se había efectuado
fuera del plazo establecido en la póliza habida cuenta que el inicio del mismo había que
situarlo en la fecha del accidente.

SEGUNDO.- 1.- Tal como sugiere el Ministerio Fiscal en su informe, la Sala


entiende que existe la contradicción legalmente exigida. En efecto, de lo reseñado hasta
aquí resulta fácilmente comprobable que en ambos supuestos nos encontramos ante: 1)
Sendas reclamaciones de indemnización de daños y perjuicios derivados de accidente de
trabajo contra sendas compañías aseguradoras que tenían suscritas con las respectivas
empresas pólizas de seguro de responsabilidad civil por daños derivados de accidente de
trabajo. 2) Ambas pólizas contienen una cláusula similar por la que el riesgo asegurado
se configura como el que ocurra en el período de vigencia del seguro y se comunique
durante un período de tiempo posterior a la finalización del contrato de seguro -un año-.
3) En ambos casos la comunicación del siniestro se efectúa tiempo después de la
finalización del plazo establecido en las respectivas pólizas. 4) Tanto en la sentencia
recurrida como en la referencial, consta que la causa de la denegación por la
aseguradora de la solicitud indemnizatoria estribó en que el siniestro se había
comunicado fuera del plazo establecido en las respectivas pólizas.

Las soluciones que adoptan cada una de las sentencias son diferentes. La
sentencia referencial estima que la cláusula en cuestión es de carácter delimitador y, por
tanto, válida y que hubo incumplimiento de la obligación de notificar el siniestro dado
que tal comunicación debió hacerse en el plazo estipulado. La sentencia recurrida, por el
contrario, califica la cláusula en cuestión como limitativa, que no cumplía las exigencias
del artículo 3 de la Ley de Contrato de Seguro en orden a su configuración destacada y
su expreso consentimiento, por lo que no resulta aplicable. Es claro, por tanto, que en
mérito a unos hechos, fundamentos y pretensiones sustancialmente iguales, en los
términos que han quedado expuestos, las sentencias comparadas han llegado a
soluciones diferentes.

251
2.- No impiden la apreciación de la contradicción las razones esgrimidas por el
impugnante del recurso. En primer lugar, el hecho de que la literalidad de las cláusulas
contenidas en cada una de las pólizas que examinan las sentencias comparadas no
coincida exactamente, pues a pesar de ser cierta tal precisión, no lo es menos que existe
una coincidencia total en lo esencial a efectos del presente recurso de casación
unificadora cual es el hecho de que en ambas pólizas se establece un plazo determinado
-un año- desde la finalización del contrato de seguro que funciona como límite máximo
para comunicar el siniestro, y que los efectos de su incumplimiento son los mismos en
ambos contratos de seguro: la exclusión del siniestro del ámbito de cobertura de la
póliza. En segundo lugar porque ese -el alcance y efectividad de la cláusula
mencionada- fue el debate que se produjo en suplicación, debate que es el único que
puede ser tenido en cuenta para comprobar la existencia de contradicción, con
independencia de las otras controversias que pudieran haberse contemplado en la
instancia. Resulta, por tanto, claro que en suplicación el debate se ciñó a la validez y
efectos de la cláusula reseñada en función de la diferente naturaleza jurídica que a la
misma otorgaron cada una de las sentencias comparadas.

TERCERO.- 1.- Con correcto amparo procesal, la recurrente denuncia infracción


de normas sustantivas por vulneración de los artículos 181 y ss. CC y 1 , 3 y 73 LCS .
La cuestión a resolver, por tanto, en el presente recurso de casación unificadora,
consiste en la determinación de la naturaleza y efectos de una cláusula, incluida en las
condiciones generales de un contrato de seguros colectivo de responsabilidad civil
derivada de accidente de trabajo, que establece que el contrato de seguro surte efectos
por los daños ocurridos por primera vez durante el período de vigencia del contrato y
cuya reclamación sea comunicada a la aseguradora en el período de vigencia de la
póliza o en el plazo de los doce meses siguientes a partir de la extinción, anulación o
resolución del contrato.

252
2.- La Sala ya ha tenido ocasión de establecer la doctrina adecuada sobre esta
cuestión mediante la STS de 18 de febrero de 2016 (rcud. 3136/2014), con cita de
pronunciamientos anteriores de la propia Sala y de la Sala Primera , dictada a propósito
del análisis de una cláusula que guarda una total similitud con la examinada en este
proceso. En dicha sentencia dijimos lo siguiente:

a) A propósito de la distinción entre cláusulas lesivas, limitativas y


delimitadoras: las primeras son siempre inválidas en tanto que las limitativas pueden
alcanzar validez si cumplen las dos condiciones que enumera la ley; esto es, que se
destaquen de modo especial y que sean específicamente aceptadas por escrito. La
consideración como lesiva de una cláusula se fundamenta en la desproporción o
desequilibrio insuperables que, en la economía del contrato, produce en perjuicio del
asegurado. Ese vicio de lesividad comporta la nulidad de la cláusula y no la del resto del
contrato, esquema que responde al conocido de la nulidad parcial del contrato. Por el
contrario, puede entenderse que son cláusulas limitativas las que restrinjan los derechos
del asegurado, sin llegar a producir la desproporción o desequilibrio insuperables de su
posición jurídica en la economía del contrato. Por ello, se consideran válidas si cumplen
los requisitos formales antes reseñados. Ocurre, sin embargo, que una buena parte de las
cláusulas que merecen el calificativo de limitativas suponen, a la vez, un instrumento de
delimitación del riesgo cubierto por el contrato. Por ello, el criterio mayoritario en la
doctrina y en la jurisprudencia civil es tratar de separar ambos tipos de cláusulas,
excluyendo a las puramente delimitadoras del riesgo cubierto del doble requisito
impuesto a las puramente limitativas por el artículo 3 de la Ley de Contrato de Seguro .
De esta forma, existe consenso en considerar que los derechos del asegurado son
delimitados siempre que una cláusula acota el riesgo objeto de cobertura por medio del
contrato de seguro y, por el contrario, son limitados sólo cuando tal cláusula, al perfilar
el riesgo cubierto excluye supuestos que de ordinario o usualmente quedan
comprendidos dentro del mismo. En definitiva, como pone de relieve la STS -Sala 1ª-
de 5 de junio de 1997, «La concreción del riesgo asegurado no supone limitación en los
derechos del asegurado». Y, además, deben excluirse del concepto de cláusulas
limitativas de los derechos del asegurado aquéllas que determinan qué riesgo se cubre,
253
en qué cuantía, durante qué plazo (como es la circunstancia del caso presente) y en qué
ámbito espacial (STS 1ª de 18 de mayo de 2009, Rec. 40/2004).

b) Respecto de la naturaleza de la cláusula examinada afirmamos su clara


naturaleza delimitadora del riesgo asegurado y, en consecuencia, su plena validez. En
efecto, la literalidad de la cláusula en cuestión es un ejemplo de una forma de
delimitación del riesgo en su vertiente temporal que no limita el derecho del asegurado.
Para ello basta tener en cuenta que el artículo 16 de la mencionada LCS determina que
el tomador del seguro o el asegurado o el beneficiario deberán comunicar al asegurador
el acaecimiento del siniestro dentro del plazo máximo de siete días de haberlo conocido.
Y, aunque es cierto que el incumplimiento de este breve plazo no determina la no
cobertura del riesgo contratado sino que habilita para que el asegurador reclame daños y
perjuicios derivados por la falta de declaración en plazo, no puede obviarse que la
decisión de circunscribir el riesgo objeto de cobertura a los siniestros ocurridos en el
ámbito temporal de la póliza siempre que estén comunicados antes de la finalización de
los dos años siguientes a la finalización del contrato, no puede considerarse, en modo
alguno, una limitación de los derechos del asegurado, sino una cabal configuración del
riesgo objeto de cobertura del contrato de seguro.

3.- La aplicación de la reseñada doctrina al supuesto que examinamos conduce a


mantener que la doctrina correcta se encuentra en la sentencia de contraste lo que, de
conformidad con el informe del Ministerio Fiscal, debe comportar la estimación del
recurso por considerar que la cláusula por la que se delimitaba el riesgo asegurado a los
siniestros ocurridos durante la vigencia del contrato, cuya reclamación se notificase
fehacientemente durante la vigencia de la póliza o hasta un año después de su
finalización resultaba perfectamente lícita. Consecuentemente, la comunicación del
siniestro debió efectuarse dentro del referido plazo puesto que, acaecido el accidente,
surgió el deber de notificación que pudo hacerse hasta un año después de finalizado el
contrato de seguro, lo que no se hizo ya que la primera comunicación que del referido

254
siniestro tuvo la aseguradora fue la comunicación por el Juzgado de la demanda origen
de este procedimiento.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido: 1.- Estimar el recurso de casación para la
unificación de doctrina interpuesto por Plus Ultra Seguros Generales y Vida SA
(anteriormente Seguros Groupama SAU), representado por la procuradora Dª. Beatriz
Dorrego Alonso, bajo la dirección letrada de D. Luis Souto Maqueda. 2.- Casar y anular
la sentencia dictada el 25 de noviembre de 2015 por la Sala de lo Social del Tribunal
Superior de Justicia de Galicia, en el recurso de suplicación número 4472/2014 , que
resolvió el formulado contra la sentencia del Juzgado de lo Social número 3 de
Pontevedra, de fecha 16 de julio de 2014 , recaída en autos núm. 430/2013, seguidos a
instancia de D. Bernardo, contra Groupama Seguros y Reaseguros SA; Axa Seguros
Generales, SA de Seguros y Reaseguros; Sometal SL, sobre Derechos Fundamentales.
3.- Resolver el debate en suplicación estimando el de tal clase y, al efecto, absolver a
Plus Ultra Seguros Generales y Vida SA (anteriormente Seguros Groupama SAU),
manteniendo el resto de pronunciamientos de la sentencia del Juzgado de lo Social nº 3
de Pontevedra de fecha 16 de julio de 2014 , recaída en autos número 430/2013. 4.-
Ordenar la devolución de las consignaciones y depósitos efectuados para recurrir, sin
hacer pronunciamiento sobre costas.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

7-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 25 DE ABRIL DE 2017


NÚMERO DE RECURSO 3190/2015

255
ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 10 de abril de 2014, el Juzgado de lo Social nº 6 de


Granada, dictó sentencia en la que consta la siguiente parte dispositiva: «1°. Estimo la
demanda interpuesta por don Dámaso, en impugnación de resolución del INSTITUTO
NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL de fecha 17 de abril de 2012 y 5 de junio
de 2012, que impone el recargo del 30% en las prestaciones derivadas del accidente de
trabajo sufrido por el trabajador, siendo demandados el INSTITUTO NACIONAL DE
LA SEGURIDAD SOCIAL, TESORERÍA GENERAL DE LA SEGURIDAD
SOCIAL, la empresa GRANAUTO VEHÍCULOS INDUSTRIALES SA., en Concurso
de Acreedores, de la que es Administradora Concursal doña Tania y R1 GAMA
CAMIONES 2010 SL., y declaro que el demandante tiene derecho al recargo del 40%
respecto de las prestaciones derivadas, o que, en su caso, puedan derivarse como
consecuencia del accidente sufrido el actor el 29 de abril de 2009, del que es
responsable GRANAUTO VEHÍCULOS INDUSTRIALES SA., y la Administradora
Concursal en su condición de tal.- 2° Condeno como responsable solidario, a satisfacer
el derecho reconocido en el ordinal anterior, a R1 GAMA CAMIONES 2010 SL.- 3°
Tengo a la parte actora por desistido de su demanda frente a la Mutua FREMAP
MATEPSS».

SEGUNDO.- En dicha sentencia se declararon probados los siguientes hechos:


«Primero. El demandante don Dámaso, mayor de edad, nacido el NUM000 -1985,
titular del DNI número NUM001, afiliado al Régimen General de la Seguridad Social
con el número NUM002, de profesión habitual "Mecánico"(Oficial 2a) ha venido
prestando sus servicios, en virtud de contrato indefinido a jornada completa, para y bajo
la dependencia de la empresa GRANAUTO VEHÍCULOS INDUSTRIALES SA con
CIF A18559922, declarada en Concurso de Acreedores por resolución de fecha 27 de
julio de 2011, de la que consta ser Administradora Concursal doña Tania .- La mercantil
256
R1 GAMMA CAMIONES 2010 con CIF B30850549, ccc 18/113446661, se ha
subrogado en la posición de la anterior, asumiendo todas los derechos y obligaciones en
relación con el trabajador desde el 28 de julio de 2011.- Segundo. El día 29 de abril de
2009, el trabajador demandante sufrió un accidente de trabajo, La empresa emitió el
correspondiente parte de accidente de trabajo y la Mutua codemandada abonó las
prestaciones de incapacidad temporal desde el indicado día, hasta el 21 de julio de
2011.- El accidente se produjo mientras manipulaba una prensa utilizada para la
sujeción de globos de suspensión, procediendo por medio de la misma al inflamado y
montaje de dicha pieza. Debido a un desplazamiento de cámara neumática, cuando se
encontraba en la prensa introduciendo aire, ésta salió despedida e impactó en el ojo
izquierdo del trabajador accidentado, lo que le produjo "fractura órbito-malar
izquierda".- Tercero. El Instituto Nacional de la Seguridad Social dictó resolución con
fecha 28 de julio de 2011, previo dictamen del EVO de 21-07-2011, por la que se
reconoció al actor afecto de Lesiones Permanente no Invalidantes, baremo 110
Cicatrices no incluidas en los epígrafes anteriores, según el caso, cuantía 450 €.- No
conforme con la indicada resolución, el actor presentó demanda judicial, que turnada a
este Juzgado y tras el correspondiente juicio, terminó por sentencia de fecha 22 de
octubre de 2013, Autos 950/2011, estimatoria de la pretensión subsidiaria de la
demanda.- En la indicada sentencia dictada por este Juzgado de lo Social número 6 de
Granada, firme en derecho, se declaró al actor afecto de Incapacidad Permanente Total
para su profesión habitual de mecánico (Oficial 2a) por cuenta ajena, derivada de
accidente de trabajo, con derecho al 55% de la base reguladora de 1.503,08 € mensuales
con derecho a las mejoras y revalorizaciones pertinentes, y con efectos económicos
legales, condenando a FREMAP Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades
Profesionales de la Seguridad Social al Instituto Nacional de la Seguridad Social Y
Tesorería General de la Seguridad Social a estar y pasar por los efectos de la anterior
declaración. Se condenó a la Mutua FREMAP a abonar al demandante la pensión a que
se refiere el ordinal precedente y a las Entidades Gestoras en la responsabilidad
subsidiaria correspondiente. Se absolvió a las mercantiles GRANAUTO VEHÍCULOS
INDUSTRIALES SA Y R1 GAMA CAMIONES 2010 SL., de las pretensiones
ejercitadas en la indicada demanda.- Cuarto. El 29-04-2009 a las 18,45 horas, el
trabajador don Damaso procedía junto con su compañero don Norberto a inflar un globo
257
de suspensión de un camión.- Para realizar el inflado, el globo de suspensión se coloca
en la prensa del taller de forma vertical de manera que los topes metálicos del globo de
suspensión queden uno arriba y otro abajo y así la prensa, funcionaba como tope
limitador de ambas partes del globo; de esta forma el globo debería quedar sujeto con
los topes de la prensa colocados de forma vertical.- En un momento determinado,
cuando se introducía aire en el globo, éste se escapa de la prensa y golpea al trabajador
accidentado en la cara y le produce orbitomalar izquierda.- Es preciso indicar que
cuando se introduce aire en el globo de suspensión, este proceso no se realiza con
válvulas o racores entre la manguera del compresor y el soporte del globo, lo que
provoca que se escape aire continuamente, con lo que aumenta la inestabilidad del globo
en la prensa.- El trabajador accidentado carecía de protección ocular.- Quinto. El 19 de
octubre de 2010, la Inspección de Trabajo y Seguridad Social efectuó propuesta de
recargo del 30%, tras haber levantó Acta de Infracción número NUM003 practicada a la
empresa GRANAUTO Vehículos Industriales SA, por la comisión de infracciones en
materia de Seguridad y Salud Laboral. La indicada acta es firme en derecho.- En la
indicada acta de infracción se reconoce que el trabajador accidentado carecía de
protección ocular y que la causa inmediata del accidente, ha sido utilizar una prensa
para sujetar un globo de suspensión de un camión, sin que la prensa ni el globo a inflar
dispongan de un sistema de seguridad que evite su proyección eventual sobre el
trabajador que realiza la tarea. Se constata un método inadecuado y peligroso para
proceder al inflado de globos de suspensión, puesto que la empresa no dispuso de un
equipo al efecto para realizar dicha actividad de forma segura, así como la carencia de
protección ocular. Se califica el riesgo como GRAVE, al valorar conjuntamente la
probabilidad de que se produzca el daño y la severidad del mismo.- Se añade que los
hechos constatados refieren un uso de método inadecuado y peligroso para proceder al
inflado de globos de suspensión puesto que la empresa no dispuso un equipo al efecto
para realizar dicha actividad de forma segura, constituye una infracción del artículo
4.2.d) y 19.1 ET, art. 14, apartado 2 Ley Prevención Riesgos Laborales , en relación con
el art. 3, apartado 1.2.3 y 4 y Anexos 1, apartado 1,4 y Anexo II apartado 1,9 del RD
1215/1997 de 18 de julio sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud para la
utilización por los trabajadores de los equipos de trabajo.- La ausencia de protección
ocultar en el procedimiento de inflado de globos de suspensión, constituye infracción
258
del art. 4.2.d) y 19.1 ET, art. 14, apartado 2 Ley Prevención Riesgos Laborales , en
relación con el art. 3, apartado 1.2.3 y 4 y Anexos 1, apartado 1,4 y Anexo II apartado
1,9 del RD 1215/1997 de 18 de julio sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud
para la utilización por los trabajadores de los equipos de trabajo. Se califica de
GRAVE.- La sanción se aprecia en su grado MÍNIMO, en atención a lo previsto en el
artículo 39, apartado 6, in fine de la LPRL, proponiéndose una sanción de 2.046 euros
por cada hecho, lo que hace un total de 4.092 € (folio 568 ss).- Sexto. En el Juzgado de
Instrucción núm. 3 de Santa Fe se abrieron diligencias previas 634/2009, tras denuncia
del propio actor don Dámaso por lesiones laborales, cuyas actuaciones constan unidas a
este procedimiento a los folios 554 y ss, que se dan íntegramente por reproducidas. El
18 de mayo de 2008 se dictó Auto acordando su sobreseimiento y archivo.- Séptimo. El
informe de investigación del accidente efectuado por el Servicio de Prevención ajeno
asevera que al trabajador accidentado se le informó de los riesgos de su trabajo y se le
formó para evitar esos riesgos, proporcionándole, además los EPIS.- En el plan de
prevención emitido por el indicado Servicio de Prevención ajena se prevé el riesgo
derivado del uso de la prensa, indicándose: "La colocación y retirada de grandes piezas
en la prensa se realizará por tantos trabajadores como sea necesario hasta asegurar su
estabilidad.- Asegurarse de que tanto la pieza introducida como los soportes de la
prensa, se encuentran libres de sustancias resbaladizas".- Como medidas correctoras
propuestas, el Servicio de Prevención indica las siguientes: "... que se dote a ambas
superficies de apoyo de la prensa en un material antideslizante (goma o similar) para
emplear en actividades como la que produjo el accidente; ya que, no siendo previsible el
deslizamiento de piezas por ser las zonas de apoyo de superficie suficiente, lo cierto es
que en determinadas ocasiones pueden existir en las propias piezas restos de grasa o
sustancias resbaladizas, que aumenten la probabilidad de que una determinada pieza
resbale o salga despedido.- El procedimiento de trabajo para el montaje de globos de
suspensión con auxilio de la prensa, incluirá de aquí en adelante, la limpieza sistemática
mediante un producto desengrasante de las superficies de apoyo de la prensa y de los
soportes del globo. Dicha operación se realizará antes del inicio de la operación, así
como una vez terminada, con el fin de dejar el equipo en perfectas condiciones de
limpieza para su posterior uso.- Asimismo, dentro del mismo procedimiento, se
supervisará el uso de protección ocular por parte de los trabajadores durante el empleo
259
de la prensa".- Octavo. En resolución del Instituto Nacional de la Seguridad Social de
fecha 17 de abril de 2012, se declara la existencia de responsabilidad empresarial por
falta de medidas de seguridad en el trabajo en el accidente sufrido por el trabajador don
Damaso el 29-04-2009, condenando de forma exclusiva al recargo del 30% de todas las
prestaciones de Seguridad Social derivadas del indicado accidente, a la empresa
GRANAUTO VEHÍCULOS INDUSTRIALES, S.A.- Noveno. Las prestaciones
afectadas por el recargo del 30% son: Incapacidad temporal desde el accidente hasta la
declaración de IPT.- La prestación de IP Total para su profesión habitual, con efectos de
la fecha del EVI 21-07-2011, pensión equivalente al 55% de la base reguladora 1.503,08
€ mensuales.- Décimo. Presentada reclamación previa el 29-05-2012, ha sido
desestimada por resolución del 05-06-2012.- Undécimo. El actor solicita en su demanda
presentada en el Registro del Decanato de los Juzgados de Granada el 31 de julio de
2012, y aclarada en escrito presentado el 7 de febrero de 2014 y en el acto de juicio, al
desistir de su pretensión frente a la Mutua FREMAP, se dicte sentencia reconociendo el
recargo de prestaciones del 50% o de forma subsidiaria en un 40%, en lugar del 30%
reconocido. Y se condene solidariamente a las demandadas al pago del recargo de
prestaciones que en su día se establezca, con las consecuencias legales oportunas».

TERCERO.- La citada sentencia fue recurrida en suplicación por la


representación procesal de R1 GAMA CAMIONES 2010, S.L., ante la Sala de lo Social
del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Granada, la cual dictó sentencia en
fecha 9 de julio de 2015 , en la que dejando inalterada la declaración de hechos
probados de la sentencia de instancia, consta la siguiente parte dispositiva: «Que
estimando el Recurso de Suplicación por la empresa Rl GAMA CAMIONES 2010 S.L.,
contra la Sentencia dictada por el Juzgado de lo Social número SEIS DE LOS DE
GRANADA, en fecha 10 de Abril de 2.014 , en Autos número 772/12, seguidos a
instancia de DON Dámaso, en reclamación sobre MATERIAS SEGURIDAD SOCIAL,
contra el hoy recurrente, el INSTITUTO NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL,
la TESORERIA GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL, la empresa GRANAUTO
VEHÍCULOS INDUSTRIALES S.A., Da Tania, en calidad de Administradora
Concursal de Granauto Vehículos Industriales S.A. y la MUTUA FREMAP, debemos,
260
revocando dicha decisión judicial, absolver a la empresa recurrente de la
responsabilidad solidaria que se le impone en la sentencia con respecto al recargo de
prestaciones como consecuencia del accidente sufrido en su día por el trabajador Don
Damaso , manteniendo el resto de los pronunciamientos de dicha resolución».

CUARTO.- Por el Letrado D. Eduardo Luis Paredes Ramírez, en la


representación que ostenta de D. Dámaso, se formuló recurso de casación para la
unificación de doctrina, alegando la contradicción existente entre la sentencia recurrida
y la dictada por la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, de 23 de marzo de 215 (Rec.
2057/2014).

QUINTO.- Por providencia de esta Sala, se procedió admitir a trámite el citado


recurso, y habiéndose impugnado, pasaron las actuaciones al Ministerio Fiscal, que
presentó escrito en el sentido de considerar procedente el recurso. E instruido el Excmo.
Sr. Magistrado Ponente, se declararon conclusos los autos, señalándose para votación y
fallo el día 25 de abril de 2017, en el que tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- 1.- Por sentencia fechada en 10/04/2014 [autos 770/12], el J/S nº 6


de los de Granada estimó la demanda interpuesta por el trabajador Don Dámaso,
incrementó al 40% el recargo por prestaciones derivadas de accidente de trabajo sufrido
en 29/04/09 que el INSS había limitado al 30% y condenó a la empleadora en la fecha
del accidente y solidariamente a su sucesora «R1 Gama Camiones 2010 SL».

2.- En fase de suplicación, la STSJ Andalucía/Granada 09/Julio/2015 [rec.


570/15 ] absolvió a la referida empresa sucesora, basándose en precedente doctrina de
esta Sala [SSTS de 28/01/04 -rcud 58/03 -; 22/11/05 -rcud 4428/04 -; 13/11/06 -rcud

261
578/05 -; 23/12/07 -rcud 2097/05 -; 18/07/11 -rcud 2502/10-; y 28/10/14 -rcud 2784/13
-), cuyos argumentos reproduce con detalle, para concluir que « Dicho lo que antecede,
no siendo la empresa recurrente aquel "empresario infractor", no siendo la sucesión del
Art. 44 en éste caso "realizada en fraude de ley y para burlar dicha prestación/sanción,
no pudiendo darse efectos retroactivos a aquella responsabilidad civil (que no puede
excluirse del ámbito "personalísimo" de su causa), es evidente que la sentencia, con
estimación del recurso, ha de ser revocada en orden a la responsabilidad solidaria que es
objeto de su pronunciamiento manteniendo, eso sí, el 40% del recargo para la empresa
codemandada Granauto Vehículos industriales SA».

SEGUNDO.- 1.- Frente a tal resolución se formula por la representación del


trabajador recurso para la unificación de la doctrina, presentando como contraste la STS
23/03/15 [rcud 2057/14 ] y denunciando la infracción de los arts. 44 ET y 123 y 127
LGSS .

2.- Como presupuesto de admisibilidad del recurso para la unidad de la doctrina,


el art. 219 LJS establece la exigencia de que medie contradicción entre la resolución
judicial que se impugna y otra decisión judicial que se ofrece como contraste, lo que ha
de verificarse comparando la parte dispositiva de ambas sentencia, que deben contener
pronunciamientos diversos respecto de hechos, fundamentos y pretensiones
sustancialmente iguales (recientes, SSTS 21/02/17-rcud 3728/15-; 23/02/17 -rcud
1166/15-; y 28/02/17-rcud 3010/15).

Pues bien, tal como se argumenta en el escrito de impugnación del recurso por la
empresa, el requisito ha de entenderse inexistente, y ello es así porque nuestra decisión
de contraste contemplaba el supuesto de sucesión de empresa por absorción y sostuvo la
transmisibilidad de responsabilidades laborales por tal vía, en tanto que materia afecta
no sólo por los preceptos que en el recurso se declaran infringidos [arts. 44 ET, 123 y
127 LGSS], sino muy directamente por la Directiva 78/855 CEE [09/Octubre/1978]ž
sobre fusión y escisión de empresas, actualmente derogada y sustituida -aunque con
identidad normativa en los preceptos ahora en liza: arts. 3.1; 13; y 19- por la Directiva
262
2011/35/UE, y consiguientemente la materia -trascendencia de la absorción de empresa-
se halla afecta igualmente por la STJUE de 05/Marzo/2015 [Asunto C-343/13], que
interpreta el alcance de los mandatos comunitarios precisamente en términos que
reforzaron -cuando menos argumentalmente- el cambio de doctrina que efectuamos en
la indicada sentencia de contraste.

Muy diversamente, en la decisión ahora recurrida aunque el supuesto es relativo


a sucesión de empresa y no consta exactamente el título del correspondiente negocio de
transmisión, lo cierto es que constando en los hechos declarados probados que
«Granauto Vehículos Industriales, SA» se encuentra en situación concursal, es obvio
que tal dato obsta la posibilidad de que nos hallemos no sólo ante es específico supuesto
contemplado en nuestra sentencia referencial -fusión por absorción-, sino también en
cualquiera de los casos de sucesión empresarial a la que atribuimos -con doctrina
general- la transmisión de responsabilidad imputable al recargo de prestaciones.
Recordemos que en la indicada la STS 23/03/15 [rcud 2057/14 ] afirmamos que «3.-
Proyección general de nuestro cambio de doctrina.- No parece estar de más resaltar que
aunque el caso examinado por el TJUE se hubiese limitado a un supuesto de fusión por
absorción y éste sea también el caso de autos, desde el momento en que su
jurisprudencia tiene la trascendencia extra litigio más arriba destacada, y por otra parte
nuestra sentencia de contraste no iba referida a supuesto de fusión de empresas y
además contenía una doctrina de general aplicación, parece razonable ofrecer el mismo
alcance -general- a la rectificación de criterio que ahora hacemos.

3.- Es más, en el sentido que acabamos de referir incluso cabría añadir que ni tan
siquiera concurre -entre las decisiones comparadas- contradicción plena entre las
doctrinas mantenidas por ambas sentencias, siendo así que la nuestra referencial no
mantuvo que en todo supuesto de sucesión de empresa hubiese de apreciarse la
transmisión de responsabilidades por infracciones atribuidas a la empresa primitiva,
sino que limitamos tal consecuencia a determinados negocios jurídicos, claramente

263
inexistentes en los presentes autos. Así, concretamente indicamos en aquélla [FJ Quinto.
3]:

«Proyección general de nuestro cambio de doctrina.- No parece estar de más


resaltar que aunque el caso examinado por el TJUE se hubiese limitado a un supuesto de
fusión por absorción y éste sea también el caso de autos, desde el momento en que su
jurisprudencia tiene la trascendencia extra litigio más arriba destacada, y por otra parte
nuestra sentencia de contraste no iba referida a supuesto de fusión de empresas y
además contenía una doctrina de general aplicación, parece razonable ofrecer el mismo
alcance -general- a la rectificación de criterio que ahora hacemos. En este sentido, por
ejemplo y entre otros, hemos de indicar que:

a).- Igualmente alcanza a los supuestos de fusión por constitución, habida cuenta
de la plena equiparación de efectos que establecen tanto la normativa española [art. 23
LME] como la comunitaria [art. 23 Directiva 78/855].

b).- También a los de escisión, habida cuenta de que por disposición legal tiene
idéntico régimen jurídico -en cuanto a los efectos sobre el activo y pasivo- que la fusión
[art. 73 LME].

c).- Con mayor razón ha de sostenerse la solución en todos los fenómenos de


«transformación» [arts. 3 a 21 LME], pues a pesar de que en ellos la sociedad adopta un
tipo social diverso, en todo caso conserva su propia personalidad jurídica, de forma que
ni tan siquiera es sostenible que se haya producido subrogación de la empresa, sino que
con tal transformación únicamente se alcanza una novación formal de la sociedad que
deviene irrelevante a los efectos de que tratamos.

264
d).- También en el caso de «cesión global de activo y pasivo» [arts. 81 a 91
LME], fenómeno por virtud del cual se transmite en bloque -por sucesión universal-
todo el patrimonio de una sociedad inscrita a cambio de una contraprestación, pues
mutatis mutandis son aplicables las mismas consideraciones que efectuamos en el caso
de la fusión; y con mayor motivo ha de mantenerse el criterio cuando la cesión se
realiza a favor de los propios socios, por cuanto que los mismos no resultarían ajenos a
los incumplimientos empresariales determinantes de las patologías a que el recargo de
prestaciones atiende».

TERCERO.- Las precedentes consideraciones nos llevan a desestimar el recurso


interpuesto, habida cuenta de que cualquier causa que pudiese motivar en su momento
la inadmisión del recurso, una vez que se llega a la fase de sentencia queda
transformada en causa de desestimación (entre tantas otras anteriores, las SSTS
12/01/17-rcud 3440/15-; 19/01/17-rcud 595/16-; y 14/02/17-rcud 974/15). Sin
imposición de costas [ art. 235.1 LRJS ].

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido

Desestimar el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por


la representación de Don Dámaso frente a la STSJ Andalucía/Granada 09/Julio/2015
[rec. 570/15], y por el que se revocó parcialmente la sentencia dictada en fecha
10/Abril/2014 por el Juzgado de lo Social nº 6 de Granada [autos 770/12], absolviendo
a la codemandada «R1 GAMA CAMIONES 2010 SL» y manteniendo los restantes
pronunciamientos. Lo que se resuelve sin la imposición de costas a la parte recurrente.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

265
8-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 20 DE ABRIL DE 2017

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- El Tribunal Superior de Justicia de Aragón, dictó sentencia en


fecha 4 de octubre de 2013 , cuya parte dispositiva es del siguiente tenor literal:
"FALLO: Estimamos parcialmente el recurso de suplicación nº 416/2013, ya
referenciado, interpuesto contra la sentencia nº 113/2013 dictada en catorce de mayo del
corriente por el Juzgado de lo Social de Teruel que revocamos; estimamos parcialmente
la demanda interpuesta por Carlos Jesús contra Fresal Innovación S.L., Utisa Tableros
del Mediterráneo y Allianz S.A. a quienes condenamos, de forma solidaria, a que
abonen al actor la cantidad de 11.942, 68 €, (once mil novecientos cuarenta y dos € con
sesenta y ocho céntimos). Sin costas".

SEGUNDO.- En Providencia de fecha 19 de mayo de 2016, se admitió a trámite


la presente demanda de revisión. Emplazadas las demás partes del proceso para
contestar a la demanda de revisión y transcurrido dicho plazo, se pasaron las
actuaciones al Ministerio Fiscal para informe, que evacuó el trámite en el sentido de
considerar que la demanda debe ser desestimada.

TERCERO.- En Providencia de fecha 1 de marzo de 2017, se señaló para la


votación y fallo de la presente resolución el día 4 de abril de 2017, lo que tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

266
PRIMERO.- El escrito de revisión interpuesto por el trabajador accionante relata
el caso de éste sosteniendo que sufrió un accidente de trabajo el 5 de marzo de 2008
cuando prestaba servicios para la empresa demandada por lo que interpuso en su día una
demanda en cuyo acto de juicio dicha entidad presentó un testigo a un empleado que
decía haber visto cómo el accidentado había firmado en su momento el certificado de
prevención de riesgos laborales, lo que motivó que el Letrado de este último impugnase
ese documento por considerar que la firma se hallaba falsificada.

La Juez de instancia decidió suspender las actuaciones hasta que se determinase


la denuncia correspondiente y posteriormente el órgano jurisdiccional penal dictó auto
"considerando la existencia de infracción penal", del que se dio cuenta al Juzgado de lo
Social, que procedió el levantamiento de la suspensión acordada y dictó sentencia
desestimatoria de la demanda el 14 de mayo de 2013 , lo que dio origen al recurso de
suplicación del trabajador accidentado que se resolvió por sentencia del TSJ de Aragón
que acogió parcialmente el recurso por apreciar concurrencia de culpas, sin imponer
costas. El curso de las actuaciones penales había proseguido mientras tanto,
concluyendo con la condena del testigo por falso testimonio, lo que ratificó la
Audiencia Provincial de Teruel por sentencia de 29 de septiembre de 2015.

El trabajador solicita ahora la revisión de la sentencia de la Sala de lo Social del


TSJ en el extremo referente a las costas de modo que se impongan por mala fe a la parte
demandada en dicho procedimiento constituida por dos empresas y una aseguradora sin
precisar a cuál de ellas se refiere en este punto o si insta la condena solidaria de las
mismas, si bien en el punto primero, 2, del escrito se imputa la presentación del falso
testigo a la empresa Fresal Innovación y no a la otra codemandada ni a la aseguradora.
Se han opuesto en sendos escritos la empresa Fresal y la aseguradora Allianz.

El Mº Fiscal ha emitido su preceptivo informe en el sentido de proponer la


desestimación de la revisión instada.

267
SEGUNDO .- La revisión solicitada ha tenido entrada en esta Sala del TS el 2 de
febrero de 2016 y en su tercer fundamento de derecho sólo se dice que se interpone
dentro de los plazos fijados al efecto en el art 512 de la LEC , aportando como
documentos además de la sentencia del TSJ de Aragón que resuelve el recurso de
suplicación contra la sentencia del Juzgado de lo Social competente, las sentencias del
Juzgado de lo Penal de Teruel de 21 de mayo de 2015 y la de la Audiencia Provincial de
dicha capital que la confirma de 24 de septiembre de 2015 , sin que aparezca en dicha
resolución que contra la misma cupiera algún recurso que teóricamente pudiese impedir
su firmeza inmediata, de lo que se deduce ésta (firmeza que el actor sostiene en su sexto
fundamento sin más precisiones) resultando tal conclusión (firmeza automática)
conforme con lo prevenido en el art 847 de la LECr en su redacción anterior a la
reforma de la misma por Ley 41/2015, de 5 de octubre, en vigor desde el 6 de diciembre
de dicho año, y sin que se mencione ni conste la fecha de notificación al actor de esta
última resolución, por lo que no existe modo de determinar si se cumple o no con lo
dispuesto en el nº 2 de dicho precepto, que establece un plazo de tres meses "desde el
día en que se descubrieren los documentos decisivos... o en que se hubiere reconocido la
falsedad", lo que, al parecer, y a falta de mayores explicaciones, basa dicha parte en la
referida sentencia de la Audiencia Provincial, incumbiéndole la acreditación fehaciente
y suficiente de tal extremo, de modo que al no haberlo hecho, no puede entenderse
acreditado que se dé cumplimiento a esa exigencia normativa, bastando ello, en esta
fase o momento, para desestimar su solicitud.

TERCERO. - Además, y como ya tenemos dicho en diferentes sentencias, de la


que es una muestra muy reciente la de 09/03/2017 ( rev. 31/2014 ) ".......esta Sala ha
insistido en la interpretación estricta de los motivos de revisión, señalando que " Como
recuerdan las sentencias de 2 de octubre de 2006 (recurso de revisión 41/2005 ) y 5 de
junio de 2007 (recurso de revisión 15/2005 ) Žesta Sala ha venido interpretando de
forma reiterada y constante, tanto el antiguo art. 1796-1º de la Ley de Enjuiciamiento
Civil de 1881 , como el vigente art. 510-1º de la hoy vigente del 2000, en el sentido de
afirmar que únicamente pueden incluirse en estos preceptos y servir de base a la
268
revisión pretendida aquellos documentos que sean de fecha anterior a la sentencia que
se impugna, lo que significa que carecen totalmente de eficacia revisora los que sean de
fecha posterior a tal sentencia ". Especificándose en nuestra... sentencia de 5/6/14
(revisión 9/13 ), que "el hecho mismo de que el documento sea posterior constituye por
sí solo un impedimento para que esta acción revisoria pueda prosperar, tanto más cuanto
que el hecho de no disponer del mismo no puede atribuirse a fuerza mayor o a actuación
impeditiva de la contraparte como el precepto legal exige. En efecto, el hecho de que el
documento en el que se basa sea de fecha posterior a las sentencias que en este
procedimiento pretende revisar impide pensar en que tales sentencias fueran ganadas
injustamente como el propio sentido de la revisión exige según lo antes visto, pues al no
haber tenido el Juez la posibilidad de conocer tal documento por inexistente no puede
imputarse a su sentencia la condición de "injusta" a estos efectos. Este es el criterio
interpretativo que procede hacer de aquella exigencia legal del art. 510.1 LEC , y es el
que ha hecho de forma reiterada esta Sala como puede apreciarse en las...sentencias,
tomando en consideración ya la pequeña reforma introducida por la LEC 2000 en el
contenido del precepto de referencia: STS 27-2-2001 (Rec.-1318/2000) - en relación
con un documento notarial posterior a la sentencia - SSTS 20-11-201 (Rec.-3325/00), 1-
2-2002 (Rec.- 2558/00), 26-4-2002 (Rec.-483/01) o 23-12-2003 (Rec.-54/02) - en
relación con sentencias posteriores de otro tribunal aportadas como documento
revisorio-; STS 9-9-2002 (Rec.- 1106/01) - en relación con documento posterior que
recoge una declaración testifical-; STS 4-11-2002 (Rec.-11/2000) - en relación con una
certificación administrativa posterior - STS 12-11-2002 (Rec.-3372/99 ) - STS 26-2-
2003 (Rec.-12/02) - respecto de un certificado posterior-, STS 22-12-2003 (Rec.-24/03)-
en relación con un informe-."

A ello ni siquiera cabría oponer en este caso que tal posterioridad se ha debido al
levantamiento de la suspensión decretada en su momento por el Juzgado de lo Social
antes de que se dictase una resolución definitiva en sede penal tal y como exige el art
86.2 de la LRJS, porque lo cierto es que no consta que tal decisión fuese impugnada ni
cuestionada en ningún momento por el ahora solicitante de revisión.

269
CUARTO. - Por otro lado y como igualmente se resalta en nuestra sentencia
precitada, "Como siguen diciendo las citadas sentencias de 2-10-06 (revisión 41/05 ), 5-
6-07 (revisión 15/05) y 26-6-07 (revisión 31/13), y se reitera en la de 10-7-2008
(revisión 25/06): "1).- En relación al número 1º del art. 1796 de la Ley de
Enjuiciamiento Civil de 1881 (antecedente inmediato del actual art. 510-1º) la ya citada
sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo de 15 de marzo del 2001 declaró
lo siguiente: «ha resaltado reiteradamente la doctrina de esta Sala (sentencias de 20 de
mayo de 1986 , 15 de abril de 1987, 28 de marzo de 1988, 22 de enero, 23 de enero, 27
de abril y 14 de mayo de 1990, 22 de octubre y 12 de noviembre de 1991, 5 de octubre
de 1992], 23 de marzo, 28 de junio y 18 de septiembre de 1995, 14 de marzo y 29 de
junio de 1996 y 7 de diciembre de 1999 entre otras muchas), de modo que el éxito de
esta causa rescisoria solo será posible si concurren conjuntamente los siguientes
requisitos: A)Que se trate de documentos recobrados, es decir, recuperados después de
dictada la sentencia firme cuya revisión se insta; o, en otros términos, de documentos
que existían ya en el momento de dictarse la sentencia que se pretende revisar, no
aquellos otros que son posteriores o sobrevenidos a ella. B)Que los mismos hayan sido
«detenidos» por fuerza mayor o por obra de la parte a cuyo favor se hubiese dictado el
fallo impugnado. Y C ) Que sean decisivos, es decir, que «su sola presencia procesal
hubiera determinado un signo distinto para el pronunciamiento».- « Por tal razón y
como es lógico, no pueden calificarse de documentos recobrados las sentencias de
cualquier Orden Jurisdiccional recaídas con posterioridad a la que se quiere rescindir.
Así lo ha sostenido esta Sala en sus sentencias de 3 de julio de 1995 y de 29 de abril de
1997 en relación con sentencias del Orden Contencioso-Administrativo de la
Jurisdicción; en la de 28 de septiembre de 1996 respecto a una sentencia proveniente del
propio Orden Social; y en la de 2 de diciembre de 1998 con una sentencia del Orden
Civil. (....).- En base a estas consideraciones la sentencia de esta Sala de 5 de diciembre
del 2001 destaca que «no pueden considerarse documentos recobrados, en modo alguno,
«documentos posteriores a la sentencia de cuya revisión se trata, cuales una sentencia -
STS 14-4-2000 , un auto de otro Juzgado -STS 15-3-2001 , una reclamación - STS 10-
4-2000 - una certificación posterior - STS 25-9-2000 -, o un documento que se hallaba
en el INEM - STS 27-7-2001 ». (...)".

270
Concretamente, en relación con el motivo consistente en que se recuperen u
obtengan documentos decisivos, la Sala ha especificado que tal causa "no debe ser
entendida como una «nueva oportunidad probatoria» que añadir a la ya disfrutada en la
instancia y en el recurso extraordinario de Suplicación, sino que el carácter «decisivo»
del documento ha de manifestarse en el sentido de que el mismo «ha de ser de tal
naturaleza que por sí solo ponga en evidencia que el fallo de la sentencia impugnada se
hubiera visto afectado con su presencia en el litigio» (con cita de resoluciones
anteriores, SSTS 28/05/98 -rec. 709/97; 14/03/06 -rec. 17/05; y 28/06/07 -rec. 10/04 -),
de manera que «su sola presencia procesal hubiera determinado un signo distinto para el
pronunciamiento» (STS 05/06/07 -rec. 15/05), por poner en «en evidencia la
equivocación del juzgador» ( STS 03/03/06 -rec. 19/04 )" (ATS/IV 18-septiembre-2008
-rec 21/2007, STS/IV 21-diciembre-2012 -revisión 14/2010).

Esta doctrina, según la cual no puede ser considerado como documento


"decisivo... obtenido", a los efectos del motivo que contempla el art. 510.1 LEC , las
sentencias firmes posteriores a aquella cuya revisión se pretenda, se reitera, entre otras,
en las SSTS/IV 2-octubre-2006 (revisión 41/2005), 11-octubre-2006 (revisión 24/2005),
5-junio-2007 (revisión 15/2005 ), 25-septiembre-2007 (revisión 35/2005 ), 29-mayo-
2008 (revisión 2/2007), 26-mayo-2009 (revisión 7/2008), 7-junio-2012 (revisión
1/2011) y 21-diciembre-2012 (revisión 14/2010 ) ..... "

QUINTO.- Sentado cuanto antecede, que comporta el resultado apuntado en


principio desde diferentes vertientes procesales, y en aras de una mejor tutela judicial
efectiva, cabe, a mayor abundamiento, ratificar la desestimación referida descendiendo
a precisar igualmente que tampoco es atendible la pretensión esgrimida, por cuanto que
ni la mala fe a que se alude -y que se sostiene como único motivo de la revisión-
aparece como uno de los motivos del art 510 de la LEC , donde sólo se habla (nº 4) de
"maquinación fraudulenta" -que aunque impregnado de la misma esencia, es un
concepto jurídico distinto en tanto que donde hay maquinación de esa clase hay mala fe
271
pero ésta no se circunscribe a aquélla- ni, por otra parte y sobre todo, ha servido para
ganar injustamente la sentencia (la de suplicación), toda vez que ésta no menciona dicha
circunstancia (la del testimonio y su posible repercusión) para fundar su fallo y
solamente basa su decisión en la concurrencia de culpas, al hallar, juntamente con la de
la empresa por no haber obrado con la diligencia debida (con lo que se evidencia la
carencia de importancia en lo resuelto de la maniobra empresarial denunciada), la culpa
del trabajador, sosteniendo en el último párrafo de su tercer fundamento de derecho que
"... consta acreditado, en el relato fáctico de la sentencia de instancia, que la máquina
que el trabajador manejaba -con un mando a distancia- contaba con medidas de
seguridad y no presentaba anomalías, y resulta evidente la imprudencia del trabajador al
poner nuevamente en marcha la máquina, volviendo a situar en su lugar la llave de
contacto y conectando la batería, con el resultado del atrapamiento la parte de la astilla
de madera que sobresalía y de su propio brazo, en lugar de continuar desatascándola en
la situación anterior de paro, con la llave de contacto retirada y la batería desconectada
....".

La demanda, pues, tal y como propone el Mº Fiscal, ha de desestimarse.

SEXTO. - Resta por examinar la petición que se hace en los escritos de


impugnación de las dos empresas mencionadas acerca de la imposición de costas al
actor derivadas del presente procedimiento, lo que ha de correr igual suerte negativa,
porque, sobre haberse olvidado, al parecer, el origen y la base de esta contienda, en todo
caso ha de tenerse en cuenta que si bien el art 516.2 de la LEC impone las costas al
demandante que viese desestimada la revisión solicitada, ello ha de ponerse en relación
con el proceso laboral, en el que, salvo mala fe o temeridad constatada (que ha de
descartarse por lo antedicho), el trabajador queda exento de las mismas por disfrutar del
beneficio de justicia gratuita conforme al art 2 d) de la Ley 1/1996, de 10 de enero , de
asistencia jurídica gratuita, en relación con el art 21.1 de la LRJS y 235.3 de esta misma
norma por analogía, lo que comporta que el criterio del vencimiento objetivo del
proceso civil no opera en el social cuando de trabajadores se trata.

272
FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido: Desestimar la demanda de revisión interpuesta por
DON Carlos Jesús, contra la sentencia dictada por el Tribunal Superior de Justicia de
Aragón de fecha 4 de octubre de 2013 , que resolvió el recurso de suplicación
interpuesto contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social de Teruel de fecha 14
de mayo de 2013, en actuaciones seguidas por dicho recurrente contra FRESAL
INNOVACIÓN S.L., UTISA TABLEROS DEL MEDITERRÁNEO y ALLIANZ,
COMPAÑIA DE SEGUROS Y REASEGUROS S.A., sobre RECLAMACIÓN DE
CANTIDAD. Sin costas.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

9-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 4 DE ABRIL DE 2017

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 19 de abril de 2013, el Juzgado de lo Social número 1 de


Vigo, dictó sentencia cuya parte dispositiva es del siguiente tenor literal: «FALLO: Que
acogiendo la excepción de falta de legitimación pasiva alegada por Eurovida, S.A. y sin
entrar en el fondo de la reclamación frente a ella formulada por D. Aureliano, debo
absolver y absuelvo en la instancia a dicha demandada. Y desestimando la demanda
deducida por el citado D. Aureliano frente a la empresa Costas & Alonso Granitos, S.L.
y a la Aseguradora AXA Seguros Generales, S.A. de Seguros y Reaseguros, debo
absolver y absuelvo a éstas de las pretensiones contra ellas deducidas».

273
En dicha sentencia se declararon probados los siguientes hechos: «Primero.- El
demandante D. Aureliano, nacido el día NUM000 de 1981 y con D. N. I. número
NUM001, prestó servicios para la empresa Costas & Alonso Granitos,S.L., dedicada a
la actividad de marmolería con corte, aserradero, pulido y colocación de piedra, desde el
día 21 de abril de 2005, con la categoría profesional de oficial de 2ª marmolero y un
salario mensual de 1.151'44 euros, incluido prorrateo de pagas extraordinarias en
octubre de 2006, habiendo sido cesado por fin de contrato el día 31 de agosto de 2007,
percibiendo una indemnización de 1.447'17 euros.

Segundo.- El día 15 de noviembre de 2006 sufrió un accidente laboral a


consecuencia del cuál permaneció en situación de incapacidad temporal hasta el día 21
de junio de 2007 y de nuevo, tras expediente de determinación de contingencia, del 22
de junio al 27 de agosto de 2007 y, propuesto para valorar sus secuelas y tramitado el
correspondiente expediente, el Instituto Nacional de la Seguridad Social resolvió el 21
de agosto de 2007 declararlo en situación de incapacidad permanente parcial para su
profesión habitual pero, presentada demanda por el trabajador, el Juzgado de lo Social
número 4 de esta ciudad dictó sentencia el día 3 de marzo de 2008 en el procedimiento
número 759/2007 declarándolo en situación de incapacidad permanente total para su
profesión habitual. Recurrida la sentencia, el T.S.J. de Galicia dictó sentencia el día 24
de febrero de 2012 estimando el recurso, revocando la sentencia de instancia y
confirmando por consiguiente la incapacidad permanente parcial para su profesión
habitual reconocida al trabajador en vía administrativa, grado incapacitante por el que la
Mutua Fremap, aseguradora de la contingencia, le abonó una indemnización de
27.634'56 euros brutos, 25.423'80 netos.

La incapacidad permanente parcial para su profesión habitual le fue reconocida


por presentar como secuelas desprendimiento de retina en ojo izquierdo con agudeza
visual de percepción de luz en el campo superior.

274
Tercero.- El accidente le provocó al trabajador un traumatismo en el ojo
izquierdo con desprendimiento de retina y herida inciso-contusa en el párpado superior,
habiendo sido intervenido en varias ocasiones por presentar luego avulsión base de
vítreo, hemorragias subretinianas, rotura de coroides y catarata postraumática
colocándosele una lente intraocular.

Cuarto.- El accidente se produjo en la forma siguiente: el trabajador estaba


puliendo un canto de piedra con las gafas de seguridad puestas; éstas se le cayeron al
suelo y, al apagar la máquina para recogerlas, rompió la taza de pulido de la máquina y
se desprendió un trozo de la misma impactándole en el ojo izquierdo. Eran los propios
trabajadores los que debían revisar el desgaste de las herramientas.

Quinto.- Por el accidente de litis la Inspección de Trabajo y Seguridad Social


propuso inicialmente sancionar a la empresa con 1.502'54 euros por falta grave al
considerar que no empleaba gafas de seguridad pero, recurrida el acta por la empresa y
previo nuevo informe de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, fue revocada por
la Consellería de Traballo al estimar probado que el trabajador disponía de gafas de
seguridad y las utilizaba en el momento del accidente.

Sexto.- La empresa tiene un plan de prevención elaborado en enero de 2005 y


revisado, tras el accidente del actor, en noviembre de 2006, revisión en la que constan
como riesgos de las labores de corte: "Proyecciones de fragmentos o partículas de las
herramientas o materiales derivados de una posible utilización incorrecta o herramientas
inadecuadas" y "Proyecciones de fragmentos o partículas de las brocas, muelas, etc.. . o
de los materiales perforados, cortados, etc...".

Séptimo.- El accidentado había recibido meses antes del accidente manuales


sobre prevención de riesgos laborales entregados por un técnico de Norprevención, S.L.,

275
que recibió el día 12 de diciembre de 2006 los test que los trabajadores, entre ellos el
demandante, debían cubrir tras estudiar el material entregado.

Octavo.- La empresa tenía suscrito con Winterthur, sucedida por AXA Seguros
Generales Sociedad Anónima de Seguros y Reaseguros, la póliza de multindustria
número NUM002 con un límite por siniestro de 300.000 euros y por víctima de 150.000
euros con una franquicia de 150 euros.

Noveno.- Con Eurovida, S.A. la empresa tenía suscrita la póliza de seguro de


vida número NUM003 que respecto al actor cubría las siguientes contingencias con un
capital asegurado de 29.570 euros cada una: fallecimiento, incapacidad profesional total
y permanente, incapacidad profesional total y permanente por accidente laboral y
fallecimiento por accidente laboral.

Décimo.- Presentada papeleta de conciliación ante el S.M.A.C. el día 7 de


agosto de 2012 frente a la empresa y a Eurovida, S.A., la misma tuvo lugar el día 29 con
el resultado de sin efecto».

SEGUNDO.- Interpuesto recurso de suplicación contra la anterior resolución, la


Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, dictó sentencia con fecha
15 de mayo de 2015 , en la que consta la siguiente parte dispositiva: «FALLAMOS:
Que desestimando el recurso de suplicación interpuesto por el Letrado D. Miguel Ángel
Estévez Rosende, actuando en nombre y representación de D. Aureliano contra la
sentencia de fecha 19 de abril de dos mil trece, dictada en autos 897/2012 del Juzgado
de lo Social nº 1 de Vigo , seguidos a instancia de la parte recurrente contra las
codemandadas COSTAS & ALONSO GRANITOS S.L, las aseguradoras AXA
SEGUROS GENERALES S.A. DE SEGUROS Y REASEGUROS, y EUROVIDA S.A
COMPAÑÍA DE SEGUROS Y REASEGUROS, habiéndose dado traslado al

276
FOGASA, debemos de confirmar y confirmamos en su integridad la resolución
recurrida».

TERCERO.- Contra la sentencia dictada en suplicación, se formalizó, por la


representación procesal de Don Aureliano, el presente recurso de casación para la
unificación de doctrina, alegando la contradicción existente entre la sentencia recurrida
y las dictadas por el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria de fecha 14 de abril de
2008 , Tribunal Supremo de fecha 30 de junio de 2010 y Tribunal Superior de Justicia
del País Vasco de 28 de abril de 2009 .

CUARTO.- Por providencia de esta Sala de fecha 4 de diciembre de 2015, se


admitió a trámite el presente recurso, dándose traslado del mismo a la parte recurrida
para que formalizara su impugnación en el plazo de quince días.

QUINTO.- Evacuado el trámite de impugnación, pasó todo lo actuado al


Ministerio Fiscal para informe, dictaminando en el sentido de considerar que estima
procedente la desestimación del recurso, e instruido el Excmo. Sr. Magistrado Ponente,
se declararon conclusos los autos, señalándose para la votación y fallo el 21 de marzo de
2017, fecha en que tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- La sentencia de instancia acogió la excepción de falta de


legitimación pasiva alegada por una de las aseguradoras demandadas y la absolvió sin
entrar en el fondo de la demanda, referente a la reclamación de cantidad (531.813,99 €)
como indemnización por accidente de trabajo, que es desestimada frente a la empresa
empleadora y a otra aseguradora. En suplicación se desestimó el recurso del actor, por
lo que éste recurre en casación unificadora mediante tres motivos, para los que cita de

277
contradicción las sentencias de 14 de abril de 2008 del TSJ de Cantabria , 30 de junio de
2010 del TS , y 28 de abril de 2009 del TSJ del País Vasco. Impugna la aseguradora
absuelta respecto del fondo litigioso. El Mº Fiscal alega respecto de cada uno de los tres
motivos falta de contradicción y propone la desestimación del recurso.

SEGUNDO.- Tal y como resulta del relato de la sentencia del Juzgado


mantenido en la de suplicación, el actor prestaba sus servicios desde el 21 de abril de
2005 en una empresa dedicada a la actividad de marmolería con corte, aserradero,
pulido y colocación de piedra con la categoría de oficial de 2ª marmolero, habiendo
cesado el 31 de agosto de 2007 por fin de contrato, pero antes, el 15 de noviembre de
2006, sufrió un accidente laboral a consecuencia del cual permaneció en situación de
incapacidad temporal (IT) hasta el 27 de agosto de 2007, resultando finalmente
declarado afectado de una incapacidad permanente parcial (IPP) para la profesión
habitual, por la que percibió de una Mutua la correspondiente indemnización,
presentando como secuelas desprendimiento de retina en ojo izquierdo, con agudeza
visual de percepción de luz en el campo superior como consecuencia de un traumatismo
en dicho ojo, con desprendimiento de retina y herida inciso-contusa en el párpado
superior, habiendo sido intervenido en varias ocasiones por presentar avulsión base de
vítreo, hemorragias subretinianas, rotura de coroides y catarata postraumática,
habiéndosele colocado una lente intraocular.

El siniestro tuvo lugar cuando, con las gafas de seguridad puestas, se hallaba
puliendo un canto de piedra y aquéllas se le cayeron al suelo, y al apagar la máquina
para recogerlas, rompió la taza de pulido de la misma y se desprendió un trozo
impactándole en ese ojo. La empresa tiene un plan de prevención elaborado en 2005 y
revisado tras el accidente para incluir la proyección de fragmentos o partículas de las
herramientas o materiales derivados de una posible utilización incorrecta o herramientas
inadecuadas y proyecciones de fragmentos o partículas de brocas, muelas, etc o de los
materiales perforados o cortados. El trabajador había recibido meses antes del accidente
manuales al respecto entregados por un técnico en la materia que recibió en su momento

278
los tests que aquél y otros compañeros debían realizar tras estudiar el material
entregado.

TERCERO.- Respecto de la contradicción exigible, ha de señalarse ante todo, al


no haberse apreciado con anterioridad, que lo que la parte recurrente ha hecho ha sido
una descomposición artificial del recurso para dar cabida a tres motivos en lo que en
realidad es uno solo, lo que no es atendible, pues como ya decíamos en nuestra
sentencia de 14/04/2016 (rcud 3373/2014) "no es de recibo descomponer artificialmente
la controversia planteando dos motivos que realmente tienen el mismo objeto con el fin
de traer, como contradictorias, dos sentencias sobre la misma cuestión, lo que veda el
artículo 224-3 de la L.R.J.S .. Pero, aunque no se estime así, la solución es la misma: la
desestimación del recurso por falta de contradicción de las sentencias comparadas....."

Y llegados a este momento y punto, lo que procede es desestimar el recurso,


porque la falta de contradicción es patente en los tres motivos.

En efecto, la primera referencial es, según se ha anticipado, la del TSJ de


Cantabria de 14 de abril de 2008, relativa a un caso en el que un oficial de 2 ª
metalúrgico que trabajaba en su empresa desde el 20 de octubre de 1975 teniendo como
funciones habituales el manejo de la máquina de intrusión, de cuyo mantenimiento se
encargaba bajo la supervisión de los responsables, lo que efectuaba desde hacía casi
treinta años, tantos como los que dicha máquina había sido instalada, sufrió un
accidente el 19 de octubre de 2004 cuando realizaba su trabajo en la denominada prensa
de extrusión, al salir despedido el vástago del pistón rompiendo las placas de la cubierta
que, en la caída, golpearon al trabajador originándole lesiones en brazo y hombro. La
causa se debió a un aflojamiento del referido vástago debido a las vibraciones propias
de la máquina, sin que algo semejante hubiera tenido lugar antes. La Inspección de
Trabajo calificó el hecho de funcionamiento anómalo imprevisto, por lo que no existía
evaluación de ese riesgo al no poderse detectar exteriormente para adoptar las oportunas
medidas, que, no obstante, se tomaron después, aunque entre 1998 y 2004 se había
279
realizado los correspondientes estudios de prevención. El trabajador fue declarado en
incapacidad permanente total (IPT) para la profesión habitual tras quedarle como
secuelas algia postraumática sin compromiso radicular, limitación de la movilidad de
columna toraceo-lumbar, material de osteosíntesis en columna vertebral, hombro
izquierdo doloroso, limitación del hombro izquierdo en relación con anquilosis en
posición funcional, material de osteosíntesis en húmero izquierdo y perjuicio estético.
Dicha sentencia referencial aprecia que "la empresa empleadora no evaluó el
potencial riesgo de que una pieza del interior de una máquina de gran antigüedad y de
uso continuo se desenroscase y saliese despedida con gran virulencia, por lo que
incumplió la obligación de realizar una evaluación inicial de los riesgos teniendo en
cuenta la naturaleza de la actividad, las características de los puestos de trabajo
existentes y de los trabajadores que deban desempeñarlos y de planificar la actividad
preventiva", subrayando que "con posterioridad al accidente la empresa ha evaluado
dicho riesgo y ha adoptado las correspondientes medidas preventivas", por todo lo cual
la condena, solidariamente con la aseguradora codemandada a indemnizar al actor por
los daños y perjuicios sufridos con 85.279, 13 €.

Como pone de manifiesto el Mº Fiscal en su preceptivo informe, la


contradicción no es apreciable, al tratarse de "dos supuestos que no pueden ser
comparados por ser distintas las circunstancias en que se produjeron los accidentes, las
medidas de prevención adoptadas, las características de las respectivas máquinas y el
estado de las mismas cuando se produjo el accidente".

No existe, en efecto, identidad en la forma en que ocurrieron los accidentes ni en


las medidas de prevención adoptadas, desconociéndose la causa del siniestro en el caso
de la recurrida, en el que la máquina no consta que tuviera una antigüedad como la de la
sentencia referencial, y, en todo caso, nada habría sucedido de no caer al suelo las gafas
protectoras, de cuyo hecho no consta la causa, sin que se impute a un incumplimiento
empresarial "puesto que nadie discute que las gafas no estuvieran homologadas o que
tuvieran algún defecto o desgaste que hubiera provocado tal caída", mientras que en la

280
sentencia de contraste el accidente se anuda a una máquina ya antigua y de la que se
constata un funcionamiento interno defectuoso.

Por lo que respecta a la segunda sentencia de referencia es la mencionada del TS


de 30 de junio de 2010 que recoge una declaración fáctica donde se alude a un accidente
de trabajo sufrido el 6 de septiembre de 2001 por un trabajador que había sido
contratado con la categoría de aprendiz el 13 de junio de 2001 mediante un contrato de
formación de almacenero, habiendo tenido lugar el hecho cuando procedía al
desmontaje de una estructura autoportante en un rocódromo instalado en un parque con
ocasión de las fiestas de la localidad con ocasión de lo cual y al tratar de amarrar el
cinturón de seguridad que portaba al brazo de la estructura que desmontaba, al caer ésta
al suelo desde una altura aproximada de cinco metros, lo arrastró en su caída,
habiéndole ello ocasionado lesiones permanentes no invalidantes por, entre otras,
hiposmia, resección intestinal, lobectomía hepática, algodistrofia de muñeca, callo
hipertrófico clavicular y cadera dolorosa, por lo que la empresa fue sancionada como
responsable de una falta grave, al carecer el accidentado de experiencia en tales trabajos
así como de la formación necesaria al respecto, no habiéndosele impartido formación
alguna en tal sentido y siendo el trabajo contratado de distinta clase y de muy reciente
fecha al servicio de la empleadora. En función de lo referido, la sentencia estima el
recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por el trabajador y
condena a dicha entidad al abono de una indemnización de 136.381,70 €.

De todo ello resulta, sin necesidad de mayores explicaciones, dadas las relativas
a la sentencia recurrida ya expuestas, y más claramente si cabe que en el motivo
anterior, la inexistencia de contradicción, en virtud de las notables diferencias entre los
casos comparados y el fundamento que ello proporciona a las distintas soluciones
judiciales; esto es, que como apunta también el Mº Fiscal, las de la sentencia recurrida
constituyen "circunstancias que no son equiparables con las descritas por la sentencia
referencial" , puesto que en ésta el caso resulta muy particular al tratarse -como no
sucede en la recurrida- de un aprendiz de muy reciente contratación, al que se le estaba

281
ocupando en una labor que no le correspondía y para la cual no se le había dado
formación preventiva alguna.

En cuanto a la tercera sentencia de contradicción, del TSJ del País Vasco de 28


de abril de 2009 , recoge en el relato que transcribe de la sentencia de instancia de ese
caso, que se trata de un trabajador que también sufrió un accidente laboral cuando,
prestando sus servicios en una embarcación, acudió a cubierta a recoger la red de pesca
ayudado de una máquina que iba tirando de ella y que, al tensarse las cadenas, una se
rompió, por lo que la red volvió a precipitarse al mar y, a modo de latigazo, golpeó en la
pierna derecha de aquél, que cayó produciéndose lesiones en el brazo izquierdo por las
que estuvo en IT desde el 19 de abril de 2004 hasta el 20 de abril de 2006, siendo
diagnosticado de fractura cerrada de Monteggia con limitaciones orgánicas y
funcionales de ese codo, declarándosele posteriormente afecto de lesiones permanentes
no invalidantes (LPNI) con derecho a percibir una indemnización baremada de 1600 €
confirmada en sede judicial.

La sentencia de instancia desestimó la pretensión indemnizatoria del trabajador


pero la de suplicación (de contraste) acogió en parte el recurso de suplicación del
trabajador y condenó solidariamente a la empresa empleadora y a la Mutua aseguradora
codemandada a abonarle 49.288,47 €, más el interés legal correspondiente, por entender
que el armador demandado estaba obligado a verificar, por medio de personal experto
en la materia, si el sistema de cadenas había sido correctamente montado y si éstas
ofrecían la resistencia suficiente para el trabajo a realizar, así como a comprobar
periódicamente su estado, lo que la Sala considera que no hizo, a pesar de hallarse
recogidas tales obligaciones en una norma de alcance general. En definitiva, que la
empresa había obviado el chequeo o comprobación previa de los distintos elementos
que integran el equipo de trabajo en general y el maquinillo en particular con el fin de
descubrir y solventar sus posibles fallos, con lo que se incumplían las obligaciones
preventivas que corresponde a la empresa, habiendo sido ello la causa del resultado
lesivo.

282
De todo lo que antecede resulta que tampoco existe la necesaria contradicción
con la sentencia ahora recurrida, donde el trabajador no sólo había recibido la
correspondiente formación e información sino que también disponía de la protección
ocular oportuna, sin que se haya detectado un incumplimiento de la normativa
preventiva por parte de la empresa, al no aparecer que la rotura de la taza de pulido de la
máquina se debiera a una falta de supervisión de la misma o a su inadecuada
realización, de manera que la causa del accidente se considera que se debe a algo
imprevisible y no a la imprevisión, como acontece en el de la sentencia comparada.

A ello ha de añadirse, siquiera sea ya a mero mayor abundamiento, que en este


motivo cabe igualmente apreciar falta de fundamentación, en tanto en cuanto a pesar de
citarse como infringidas "las normas desarrolladas en los puntos anteriores" (sin más
precisiones ni concreta adecuación al presente motivo) y el art 1105 del CC , no se
justifican las razones por las que se entiende que existe la infracción legal,
contraviniendo, de este modo, el tenor de los arts 224.1.b) y 224.2 de la LRJS en
relación con el art 207 a), b), c) y e) de la misma norma .

Consecuentemente con cuanto se ha expuesto y de conformidad con la propuesta


del Mº Fiscal, el recurso, en este fase procesal, debe desestimarse.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido: Desestimar el recurso de casación para la
unificación de doctrina interpuesto por D. Aureliano, contra la sentencia de fecha 15 de
mayo de 2015 dictada por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de
Galicia en el recurso de suplicación número 3623/2013 , formulado frente a la sentencia
de fecha 19 de abril de 2013, dictada en autos 897/2012 por el Juzgado de lo Social
número 1 de Vigo, seguidos a instancia de dicho recurrente, contra la empresa COSTAS
283
& ALONSO GRANITOS, S.L., LA ASEGURADORA AXA SEGUROS
GENERALES, S.A. DE SEGUROS Y REASEGUROS y la ASEGURADORA
EUROVIDA, S.A., sobre RECLAMACIÓN DE CANTIDAD. Sin costas.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

10-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 28 DE FEBRERO DE


2017

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 25 de noviembre de 2014 el Juzgado de lo Social nº 4 de


Granada dictó sentencia cuya parte dispositiva es del siguiente tenor literal: «Desestimo
la demanda interpuesta por Don Sabino, frente al INSTITUTO NACIONAL DE LA
SEGURIDAD SOCIAL, la TESORERÍA GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL,
la empresa CETURSA SIERRA NEVADA S.A. y la Mutua FREMAP, Organismos,
empresa y Mutua a los que absuelvo de las pretensiones deducidas en su contra.»

SEGUNDO.- En dicha sentencia se declararon probados los siguientes hechos:

«1°.- Por resolución de la Dir. Prov. del INSS en Granada de 17/01/2014 se


declaró que el proceso de incapacidad temporal iniciado en 10/07/2013 por el
Trabajador Don Sabino, titular del D.N.I. nº NUM000, NASS NUM001, vecino de
Pinos Genil (GR), C/. DIRECCION000 NUM002, Residencial DIRECCION001 piso
NUM003 puerta NUM004 , domiciliado en estos autos para notificaciones en Granada

284
C/ Periodista Francisco Javier Cobos 2 (Asesoría CC.-00), trabajador de Cetursa, tenía
el carácter de enfermedad común cuya cobertura la tenía concertada el INSS. Medió
dictamen propuesta de 17.01.2014 con diagnóstico de Infarto agudo miocardio. Sitio no
especificado.

2°.- Disconforme con tal resolución interpuso el actor reclamación previa en


29.01.2014 desestimada por Acuerdo del INSS de 31-01.-2014, presentándose demanda
jurisdiccional en 07 de marzo de 2014.

3º.- Obra en autos Informe de la Inspección Provincial de Trabajo de 02 de abril


de 2014 participando a este Juzgado la no constancia de accidente de trabajo referido al
aquí demandante como tampoco en el Centro de Prevención de Riesgos Laborales.

4°.- Según la anamnesis que obra en el informe de 17/07/2013 de la Unidad de


Cardialgia del Hospital Virgen de las Nieves (Folio 23) refiriéndose al ingreso del actor
en 10/07/2013: "Paciente con los antecedentes referidos que esta madrugada (a las 2.00
h) comienza con dolor centrotorácico opresivo irradiado a hombro derecho y mandíbula,
estando en reposo y asociado a cortejo vegetativo, por el cual consulta esta mañana en
su centro de salud con 8 h de evolución del dolor aproximadamente.- Según parece
refiere episodio previo similar 2 días antes de unas 3.5 h de duración aproximadamente
y por el cual no llegó a consultar pensando que se trataba de dolor mecánico"...
confirmándose la presencia de IAM anterior evolucionado en situación de Killip I
derivándose para realización de cateterismo urgente.- El juicio clínico principal que se
contiene en el informe de 17/07/2013 es el de SCACEST y PCR durante el
procedimiento de IPC primaria; FEVI conservada, y como juicio clínico secundario:
Shock cardiogenico; Fibrilación ventricular; paro cardíaco; Diabetes mellitus neom (*);
Hipertensión esencial ; Hiperlipemia mixta (&) . Al folio 26 obra hoja de seguimiento
de consulta: Urgencias Scacest de 10/07/2013, en cuya Anamnesis se lee: "Episodio de
dolor torácico opresivo desde las dos de la mañana en reposo, acude a clínica porque se

285
encuentra mal, que se (sic) no puede más. Dolor que se irradia a omóplato derecho a
mandíbula y a hombro con vegetativos con juicio clínico de Scacest.

5°.- Aportó la parte demandante y obran en su ramo de prueba los documentos


que a modo de indice se expresan al folio 64, a saber:

1.- Informe del 061 de 10-7-2013 hora de su intervención.

2.- Certificado del Dr. de organización de Cetursa que acredita lo acontecido el


10-7-13 y estaba prestando servicio.

3.- Nuevo informe médico del servicio de cardiología que acredita la evolución
de sus lesiones.

4.- Informe de médico de atención primaria donde se acredita que no tuvo


patología antes del día 10-7-13. y que se dan en lo necesario por reproducidos a fines
probatorios.

6°.- El actor D. Sabino, trabajador fijo discontinuo de Cetursa con la categoría


de Técnico de Mantenimiento se encontraba prestando los servicios propios de tal
categoría en las instalaciones de Hostelería de la empresa Cetursa en Sierra Nevada el
día 10/07/2013 cuando se sintió indispuesto y tuvo que acudir a los servicios médicos
de la Estación.- El horario de trabajo era de 8 a 15 horas de lunes a viernes (35 horas
semanales), desplazándose desde Granada a Sierra Nevada con transporte facilitado por
la empresa.»

286
TERCERO.- Interpuesto recurso de suplicación contra la referida sentencia, la
Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, sede en Granada, dictó
sentencia con fecha 17 de junio de 2015 en la que consta la siguiente parte dispositiva:
«Que desestimando el recurso de suplicación interpuesto por Sabino contra la Sentencia
dictada por el Juzgado de lo Social núm. Nº 4 DE GRANADA, en fecha 25/11/14 , en
Autos núm. 321/2014, seguidos a instancia del recurrente, en reclamación sobre
MATERIAS SEGURIDAD SOCIAL, contra CETURSA SIERRA NEVADA SA,
MUTUA FREMAP, INSS y TGSS, debemos confirmar y confirmamos la Sentencia
recurrida.»

CUARTO.- Contra la sentencia dictada en suplicación, se formalizó, por la


representación procesal de D. Sabino, el presente recurso de casación para la unificación
de doctrina, alegando la contradicción existente entre la sentencia recurrida y la dictada
por la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, en fecha 18 de diciembre de 2013,
recurso nº 726/2013, denunciando la vulneración de lo establecido en el art. 115.3 de la
LGSS .

QUINTO.- Por providencia de esta Sala de fecha 17 de diciembre de 2015 se


admitió a trámite el presente recurso, dándose traslado del mismo a la parte recurrida
para que formulara su impugnación en el plazo de diez días.

SEXTO.- Evacuado el trámite de impugnación, se dio traslado al Ministerio


Fiscal para informe, dictaminando en el sentido de considerar procedente el recurso.
Instruido el Excmo. Sr. Magistrado ponente, se declararon conclusos los autos,
señalándose para votación y fallo el 28 de febrero de 2017, fecha en que tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

287
ÚNICO.- 1. La sentencia ahora recurrida en casación unificadora, dictada el 17
de junio de 2015 (R. 682/15) por de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de
Justicia de Andalucía/Granada, confirma la del Juzgado de lo Social nº 4 de los de
Granada de 25 de noviembre de 2014, desestimatorias ambas de la demanda del
trabajador, en la que éste interesaba que el proceso de Incapacidad Temporal (IT) que
inició el 10 de julio de 2013 fuese declarado accidente de trabajo.

2. Insiste el recurrente en que se declare que las prestaciones derivadas de


aquella situación obedecen a contingencias profesionales; y, además de denunciar la
vulneración de lo establecido en el art. 115.3 LGSS/1994, en relación con los
pronunciamientos de esta Sala IV del Tribunal Supremos que menciona (STS4ª 11-6-
2007 y 18-12-2013), aporta, como sentencia contradictoria con la recurrida, la segunda
de ellas, es decir, la de 18-12-2013, R. 726/13.

3. La sentencia recurrida rechaza que el infarto de miocardio sufrido por el


trabajador demandante pueda considerase producido a causa de contingencia
profesional, partiendo de los datos, reflejados en el incuestionado relato fáctico de
instancia, transcrito en su integridad en los antecedentes de la presente resolución,
conforme al cual, el día 8 de julio de 2013, esto es, dos días antes del infarto de
miocardio que determinó el inicio de la IT, había sufrido un episodio similar que le duró
en torno a tres horas y media pero que no mereció su atención porque pensó que se
trataba de un simple "dolor mecánico" (h. p. 4º). El actor, técnico de mantenimiento,
según el ordinal 6º de la misma declaración de hechos probados, "se encontraba
prestando servicios de tal categoría en las instalaciones de Hostelería de la empresa
Cetursa en Sierra Nevada el día 10/07/2013 cuando se sintió indispuesto y tuvo que
acudir a los servicios médicos de la Estación. El horario de trabajo [continúa el h. p. 6º]
era de 8 a 15 horas de lunes a viernes (35 horas semanales), desplazándose desde
Granada a Sierra Nevada con transporte facilitado por la empresa". El mismo día 10 de
julio de 2013, en la anamnesis (DRAE: "Información aportada por el paciente y por
otros testimonios para confeccionar su historial médico") elaborada por la Unidad de

288
Cardiología del Hospital Virgen de las Nieves, el actor mencionó que esa madrugada, a
las 2,00 horas, "comienza con dolor centrotorácico opresivo irradiado a hombro derecho
y mandíbula, estando en reposo y asociado a cortejo vegetativo, por el cual consulta esta
mañana en su centro de salud con 8 h de evolución del dolor aproximadamente" (h. p.
4º). La sentencia impugnada, en fin, alcanza su conclusión desestimatoria entendiendo
de los hechos probados que -literalmente-- "el infarto de miocardio que sufrió el actor,
se inició a las dos de la madrugada estando el recurrente en su domicilio, sin perjuicio
de que manifestaciones sintomáticas de mayor intensidad surgieran en el decurso
evolutivo de aquella enfermedad, dando lugar a que siendo las 8:00 horas tuvieran que
precisar de un cateterismo urgente pero en modo alguno queda acreditado que dicho
infarto surgiera con ocasión de la prestación de trabajo, ya que su aparición se había
manifestado, a las dos de la madrugada en domicilio particular, e incluso, dos días
antes, por lo que no se ha infringido [concluye] el precepto invocado por el recurrente,
ni la jurisprudencia que cita" (FJ 2º.3 in fine, de la sentencia recurrida).

4. Con tales antecedentes (los hechos probados permanecieron incólumes en


suplicación), la propia sentencia de instancia (y nos parece oportuno destacarlo porque
ello adquiere especial relevancia a los efectos del análisis de la contradicción), con cita
expresa de la sentencia que ahora se invoca como contradictoria, y muy en particular,
transcribiendo de manera literal, igual que la referencial, las tres razones que daba esta
Sala IV del TS en el FJ 3º de la STS4ª de 27-9-2007, R. 853/06 [1) La presunción del
artículo 115.3 (antes , art. 84.3 LGSS del 74) de la vigente Ley General de la Seguridad
Social se refiere no sólo a los accidentes en sentido estricto o lesiones producidas por la
acción súbita y violenta de un agente exterior, sino también a las enfermedades o
alteraciones de los procesos vitales que pueden surgir en el trabajo.//2 ) Para la
destrucción de la presunción de laboralidad de la enfermedad surgida en el tiempo y
lugar de prestación de servicios, la jurisprudencia exige que la falta de relación entre la
lesión padecida y el trabajo realizado se acredite de manera suficiente, bien porque se
trate de enfermedad que por su propia naturaleza descarta o excluye la acción del
trabajo como factor determinante o desencadenante, bien porque se aduzcan hechos que
desvirtúen dicho nexo causal.//3º) La presunción no se excluye porque se haya
289
acreditado que el trabajador padeciera la enfermedad con anterioridad o porque se
hubieran presentado síntomas antes de iniciarse el trabajo, porque lo que se valora a
estos efectos no es, desde luego, la acción del trabajo como causa de la lesión cardiaca,
lo que no sería apreciable en principio dada la etiología común de este tipo de lesiones.
Lo que se valora es la acción del trabajo en el marco del artículo 115.2.f) LGSS como
factor desencadenante de una crisis, que es la que lleva a la situación de necesidad
protegida; y esta posible acción del trabajo se beneficia de la presunción legal del art.
115.3 y no puede quedar excluida solo por la prueba de que la enfermedad se padecía ya
antes; pues, aunque así fuera, es la crisis y no la dolencia previa la que hay que tener en
cuenta a efectos de protección], y admitiendo que "aun[que] sea cierto que fue durante
las horas de trabajo (iniciada la jornada) cuando el actor decidió acudir a los servicios
médicos de Urgencias...a que le prestaran asistencia", descarta la contingencia
profesional porque, según razona luego el Juez de instancia también de forma literal,
"...no pudo ser la acción del trabajo en el marco del art. 115.2 f) de la LGSS el factor
desencadenante de un episodio de crisis, ya que...la asistencia médica vino provocada
por persistir el dolor centrotorácico opresivo irradiado a hombro derecho y mandíbula,
estando en reposo y asociado a cortejo vegetativo, con 8h de evolución del dolor
aproximadamente, que le sobrevino en su domicilio sobre las 2h o 2.30h [en negrita en
el original], de donde ha de concluirse en que la contingencia de enfermedad común
determinada por el INSS en la resolución impugnada es acorde a derecho, procediendo
en consecuencia la desestimación de la demanda, en todo caso obligada respecto de la
empresa codemandada Cetursa Sierra Nevada S. A. por una manifiesta falta de
legitimación pasiva".

5. En la sentencia de contraste ( STS4ª 18-12-2013, R. 726/13 ), que estima el


recurso de casación unificadora del trabajador y declara el carácter de accidente de
trabajo que éste sufrió, consta que el demandante, oficial de 1ª siderometalúrgico, había
iniciado un proceso de IT el 15-9-2005, derivado de enfermedad común, impugnó
judicialmente la contingencia pero desistió de la demanda. Fue alta médica con
propuesta de incapacidad permanente el 13-11-2006 y, tras haber sido diagnosticado el
mismo día 13-11-2006, entre otras dolencias, de cardiopatía isquémica con
290
implantación de stent y vasculopatía periférica, mediante resolución del INSS de fecha
12-1-2007, se le reconoció una incapacidad permanente total por enfermedad común,
constando (h. p. 7º) que hubo de ser ingresado en un hospital el 15-9-2005, a las 9,31
horas, refiriendo él mismo entonces que esa noche, a las 2,00 de la madrugada, presentó
episodio de dolor torácico opresivo, que duró 5 minutos, náuseas y vómitos; tras
marchar al trabajo, a las 7,45 horas, cuando estaba trabajando, presentó dolor
retresternal opresivo de 20 minutos de duración y decidió consultar al médico de la
empresa, que le derivó al hospital para estudio y tratamiento, orientando el cuadro
médico como infarto lateral NO Q. La sentencia de suplicación allí recurrida sostenía
que era necesaria la acreditación del nexo causal entre el trabajo y la lesión sufrida, lo
que, a su entender, el actor no había conseguido al venir padeciendo dolores torácicos
desde hace una año sin relación con el trabajo, "lo que [decía literalmente el TJS para
desestimar la pretensión] por su propia naturaleza excluye la etiología laboral". La
sentencia referencial sostiene, en síntesis y en lo que aquí interesa (precisamente, a los
exclusivos efectos de la contradicción), siguiendo la jurisprudencia que menciona y
transcribe en parte, que "no se exige que la lesión sea consecuencia del trabajo prestado
sino que haya surgido en el lugar de trabajo y con ocasión de prestarse el mismo".

En la sentencia de contraste, tal como esta Sala estableció al analizarla en otro


reciente recurso de casación unificadora, "la reclamación de contingencia profesional
fue rechazada en la instancia y en suplicación siendo la referencial la que accede a dicha
calificación por entender que la existencia de antecedentes de tipo coronario o padecer
con anterioridad una enfermedad cardíaca no es bastante para excluir el trabajo como
factor desencadenante, puesto que la lesión surgió en el lugar y tiempo de trabajo,
términos y razonamiento a su vez extraídos de la sentencia que sirvió para establecer en
aquel caso la contradicción y que la sentencia referencial hace suyos no obstante carecer
dicha sentencia de contraste de semejante base fáctica ya que en esa sentencia no se nos
da noticia de que padeciera ningún síntoma, lo único que se nos dice es que "sobre las
10 horas del 17 de junio de 2004 sintió un fuerte dolor torácico cuando se hallaba
prestando servicios como oficial de 1ª (STS4ª 27-10-2016, R. 1529/15).

291
6. El artículo 219 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social exige para la
viabilidad del recurso de casación para la unificación de doctrina que exista
contradicción entre la sentencia impugnada y otra resolución judicial que ha de ser -a
salvo del supuesto contemplado en el número 2 de dicho artículo- una sentencia de una
Sala de lo Social de un Tribunal Superior de Justicia o de la Sala IV del Tribunal
Supremo. Dicha contradicción requiere que las resoluciones que se comparan contengan
pronunciamientos distintos sobre el mismo objeto, es decir, que se produzca una
diversidad de respuestas judiciales ante controversias esencialmente iguales y, aunque
no se exige una identidad absoluta, sí es preciso, como señala el precepto citado, que
respecto a los mismos litigantes u otros en la misma situación, se haya llegado a esa
diversidad de las decisiones pese a tratarse de "hechos, fundamentos y pretensiones
sustancialmente iguales" (sentencias, entre otras, de 7 de abril y 4 de mayo de 2005, R.
430/2004 y R. 2082/2004; 25 de julio de 2007, R. 2704/2006; 4 y 10 de octubre de
2007, R. 586/2006 y 312/2007, 16 de noviembre de 2007, R. 4993/2006; 8 de febrero y
10 de junio de 2008, R. 2703/2006 y 2506/2007), 24 de junio de 2011, R. 3460/2010 , 6
de octubre de 2011, R. 4307/2010, 27 de diciembre de 2011, R. 4328/2010 y 30 de
enero de 2012, R. 4753/2010.

Por otra parte, la contradicción no surge de una comparación abstracta de


doctrinas al margen de la identidad de las controversias, sino de una oposición de
pronunciamientos concretos recaídos en conflictos sustancialmente iguales (sentencias
de 28 de mayo de 2008, R. 814/2007; 3 de junio de 2008, R. 595/2007 y 2532/2006; 18
de julio de 2008, R. 437/2007; 15 y 22 de septiembre de 2008 , R. 1126/2007 y
2613/2007; 2 de octubre de 2008, R. 483/2007 y 4351/2007; 20 de octubre de 2008, R.
672/2007; 3 de noviembre de 2008, 2637/2007 y 3883/07; 12 de noviembre de 2008,
2470/2007; y 18 y 19 de febrero de 2009, 3014/2007 y 1138/2008), 4 de octubre de
2011, R. 3629/2010, 28 de diciembre de 2011, R. 676/2011, 18 de enero de 2012,
1622/2011 y 24 de enero de 20121 R. 2094/2011.

292
7. Esta Sala considera, de manera similar a lo que acordamos en el mencionado
precedente (STS4ª 27-10-2016) y pese al parecer contrario del Ministerio Fiscal, que no
concurre el requisito de contradicción que requiere el art. 219.1 LRJS porque,
cuestionándose en los dos supuestos la aplicación del art. 115.3 LGSS, aunque la
referencial reconoce la contingencia profesional en un proceso ciertamente parecido,
pues, en efecto, en uno y otro caso, las dolencias cardíacas surgieron antes del comienzo
de la actividad laboral pero también se manifestaron después de iniciado el trabajo, lo
cierto y relevante, a los efectos de la contradicción, es que en la sentencia de contraste la
verdadera razón del reconocimiento como accidente de trabajo estriba en el
convencimiento de esta Sala de que la lesión surgió, como se dice en el primer párrafo
de su FJ 2º, "en el lugar de trabajo y con ocasión de prestarse el mismo", mientras que,
por el contrario, la sentencia recurrida, confirma la apreciación y el convencimiento
alcanzado por el Juez de instancia, que, sin duda como resultado de la prueba
practicada, había entendido, como vimos (3), que la lesión "no pudo ser la acción del
trabajo en el marco del art. 115.2 f) LGSS el factor desencadenante", y ratifica esa
misma conclusión.

Esa decisiva diferencia pues, determina la ausencia de contradicción y la


consecuente necesidad de desestimar el recurso, que, por ello, pudo haberse inadmitido
en su momento, sin que haya lugar la imposición de las costas a tenor de lo preceptuado
en el artículo 235 de la L.R.J.S.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido desestimar el recurso de casación para unificación de
doctrina interpuesto por Don Sabino, contra la sentencia dictada el 17 de junio de 2015
por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía Granada, en
recurso de suplicación nº 682/15, interpuesto contra la sentencia de fecha 25 de
noviembre de 2014 dictada por el Juzgado de lo Social nº 4 de Granada, en autos nº
321/14, seguidos a instancia de DON Sabino contra INSTITUTO NACIONAL DE LA
293
SEGURIDAD SOCIAL; TESORERÍA GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL;
CETURSA SIERRA NEVADA, S.A. y MUTUA FREMAP. Sin costas.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

11-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 14 DE FEBRERO DE


2017

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO .- Con fecha 30 de junio de 2014, el Juzgado de lo Social núm. 3 de


Jaén, dictó sentencia cuya parte dispositiva es del siguiente tenor literal: «Que
desestimando íntegramente la demanda interpuesta por Dª Gregoria y Dª Sabina contra
el Instituto Nacional de la Seguridad Social y la Tesorería General de la Seguridad
Social, ASEPEYO, y Grupo EPSU 2006 S.L., en reclamación de pensión de viudedad y
a favor de familiares, e indemnización a tanto alzado, derivada de accidente de trabajo
in itínere, debo absolver y absuelvo a los demandados de los pedimentos en su contra
formulados».

Los hechos probados a tener en cuenta para resolución del presente recurso son
los formulados como tales por la sentencia del Juzgado, que se reproducen acto seguido:

«1° .- Las actoras: Dª Gregoria , mayor de edad y con DNI NUM000, y Dª


Sabina, mayor de edad, y con DNI NUM001, vecinas de Linares, esposa e hija de D.
Carmelo, formulan demanda en reclamación de Reconocimiento de las prestaciones de
viudedad e indemnización a tanto alzado y pensión a favor de familiares derivada del
fallecimiento de su esposo y padre por contingencias de accidente de trabajo in itínere.
294
2 °.- D. Carmelo falleció a consecuencia del accidente de trafico sufrido en fecha
de 15-02-2013, sobre las 19,40 h, a la altura del Km 12,700 de la autovía de Sierra
Nevada A-44 Bailen-Vélez de Benaudalla, sentido Bailen, termino judicial de
Jabalquinto, cuando conduciendo el vehículo de su propiedad Seat Ibiza matricula ....-
BPX , fue alcanzado por detrás por el Audi 4, matricula ....-WVH , conducido por Ah
propietario D. Iván, provocando que el SEAT Ibiza saliera despedido de la vía.

3° .- El Sr. Carmelo prestaba servicios laborales para la empresa GRUPO EPSU


2006 S.L., la cual tenía concertada cobertura en materia de accidente de trabajo y
enfermedades profesionales con ASEPEYO.

La categoría profesional del fallecido era de oficial de 1ª de la construcción, y en


la fecha del accidente, el centro de trabajo se encontraba en Puente Tablas (Jaén) para lo
cual se desplazaba cada día desde su domicilio en Linares a su puesto de trabajo,
recogiendo y dejando, en Mengíbar, a su compañero D. Sergio. El día del accidente el
empresario cerró la valla de la obra sobre las 18,30 horas, finalizando de la jornada
laboral. El trabajador fallecido traslado en su coche a dos de sus compañeros de trabajo
residentes, ambos, en Mengíbar, produciéndose el fatal accidente con posterioridad.

4 °.- A consecuencia del accidente de circulación se instruyó atestado por la


Guardia Civil, y se incoaron Diligencias Previas n° 669/13 seguidas en el Juzgado de
Instrucción n° 1 de los de Jaén.

5 °.- La actora solicito el 22-04-13 al INSS prestaciones de supervivencia por


accidente de trabajo que le fue denegada en Resolución de fecha 7-05-13 por entender
que era la Mutua la responsable de dicha prestaciones, trasladando a Asepeyo el
expediente.

295
En Resolución de fecha 26-07-13 el INSS reconoció con carácter provisional
pensión de viudedad condicionando al fallo judicial, denegando la prestación a favor de
familiares, (ramo de prueba de la actora).

6 °.- La Mutua Asepeyo denegó, en fecha 28-05-13, las prestaciones solicitadas


al no existir parte de accidente de trabajo, constando, únicamente, accidente de tráfico y
no reunir los requisitos de accidente in itínere.

7 °.- Para el caso que sea estimada la demanda la base reguladora es 18.283,78
€/anuales.

8 °.- Agotada la vía administrativa, interpone la presente demanda con fecha 08-
07-13.»

SEGUNDO.- Interpuesto recurso de suplicación contra la anterior resolución, la


Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (sede en Granada),
dictó sentencia con fecha 30 de junio de 2014 , en la que consta la siguiente parte
dispositiva: «Que desestimando el recurso de suplicación interpuesto por Dª Gregoria y
Dª Sabina contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social número Tres de los de
Jaén de fecha 30 de Junio de 2.014 , en autos en reclamación de Seguridad Social
seguidos a instancias de dichas recurrentes frente al INSTITUTO NACIONAL DE LA
SEGURIDAD SOCIAL, TESORERÍA GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL,
ASEPEYO y la empresa GRUPO EPSU 2006, S.L., debemos confirmar y confirmamos
la Sentencia recurrida.»

TERCERO .- Contra la sentencia dictada en suplicación, el Letrado Sr. García


Sánchez, en representación de Dª Gregoria y Dª Sabina, mediante escrito de 19 de
296
febrero de 2015, formuló recurso de casación para la unificación de doctrina, en el que:
PRIMERO.- Se alegan como sentencias contradictorias con la recurrida las dictadas por
la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Galicia de 3 de febrero de 2012
y por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha de 29
de octubre de 2010 . SEGUNDO.- Se alega la infracción del art. 115.2.a) de la LGSS .

CUARTO.- Por providencia de esta Sala de 11 de enero de 2016 se admitió a


trámite el presente recurso de casación para la unificación de doctrina, y por diligencia
de ordenación se dio traslado del mismo a la parte recurrida para que formalizara su
impugnación en el plazo de quince días.

QUINTO.- Evacuado el traslado de impugnación, el Ministerio Fiscal emitió


informe en el sentido de considerar procedente el recurso.

SEXTO.- Instruido el Excmo. Sr. Magistrado Ponente, se declararon conclusos


los autos, señalándose para la votación y fallo el día 14 de febrero actual, en cuya fecha
tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- Términos del debate casacional.

Se viene debatiendo en el presente procedimiento si debe considerarse accidente


laboral el sufrido por trabajador el regresar hacia su domicilio, conduciendo vehículo de
su propiedad, pero tras determinado desvío e intervalo de tiempo.

1. Los hechos litigiosos.

297
Ya en los Antecedentes se ha expuesto con detalle el relato judicial que actúa
como elemento fáctico a efectos del contraste legalmente exigido en este tipo de recurso
(art. 219.1 LRJS). Sin perjuicio de volver sobre sus aspectos más singulares y
relevantes, ahora procede resumirlo para así centrar el debate.

El trabajador, con categoría profesional oficial 1ª de la construcción, tiene su


centro de trabajo en Puente Tablas (Jaén), pero reside en Linares (Jaén).

Durante el trayecto de ida y regreso se desvía habitualmente para pasar por


Mengíbar (Jaén), a fin de recoger y dejar a un compañero.

El viernes 5 de febrero de 2013, el empleador cierra la valla de la obra sobre las


18, 30 horas, finalizando la jornada laboral.

En su viaje de regreso hacia Linares, el trabajador transporta a dos compañeros


que residen en Mengíbar.

Sobre las 19,40 horas, a la altura del kilómetro 12,700 de la autovía de Sierra
Nevada A-44 Bailén-Vélez Benaudalla, sentido Bailén, se produce un accidente de
tráfico que acaba con la vida del trabajador.

El siniestro acaece como consecuencia de que el coche del trabajador es


alcanzado, en su parte trasera, por otro vehículo.

2. Las sentencias recaídas en el procedimiento.

298
A) Viuda e hija del fallecido interesan que las correspondientes prestaciones de
Seguridad Social se consideren generadas por accidente de trabajo. Agotada la vía
administrativa, interponen demanda frente al INSS, la TGSS, la Mutua Asepeyo y la
mercantil empleadora.

La sentencia dictada por el Juzgado de lo Social número 3 de los de Jaén, de


fecha 30 de Junio de 2.014, en Autos número 516/2013, pone término al procedimiento
en la instancia. Constata que la distancia entre el centro de trabajo (Puente Tablas) y la
población donde residen los compañeros trasportados (Mengíbar) es de unos veinte
kilómetros. El accidente acaece a la salida de la población intermedia.

Desestima la demanda interpuesta por las actoras y absuelve a los demandados


de la acción que en su contra se ejercitaba.

B) Disconformes con el pronunciamiento de instancia, las demandantes


presentan recurso de suplicación. Aunque manifiesta cierta disconformidad con el relato
de hechos probados (en particular sobre la aceptación empresarial del desvío a
Mengibar), lo cierto es que no articula motivo alguno dirigido a su revisión.

C) La STSJ Granada 2363/2014 de 10 diciembre (rec. 2042/2014) resuelve el


recurso de suplicación y confirma la de instancia. Considera que los hechos muestran
una fractura del elemento cronológico en el nexo causal que impide la consideración de
accidente "in itinere". Asumiendo el enfoque adoptado por el Juzgado, y basándose en
la doctrina de diversas sentencias de esta Sala Cuarta, sostiene:

El desvío a Mengíbar, aunque sea consentido por la empresa, no basta para


determinar si existe un accidente in itinere.

299
Lo decisivo está en la fragmentación del nexo causal por el dato cronológico. El
desplazamiento comienza poco después de las 18,30 h y el accidente se produce a unos
20 kilómetros del lugar de inicio, pero transcurrida más de una hora.

El viaje se hace por autovía y en vehículo relativamente nuevo.

No se han acreditado las causas de tal retraso.

En suma, a la vista del concepto legal y jurisprudencial de accidente de trabajo


se descarta que estemos ante el supuesto del art. 115.1.a LGSS (1994). No se trata de
accidente in itinere porque el tiempo invertido en trasladar a los dos compañeros excede
"del normal requerido en dicho exclusivo traslado".

3. Recurso de casación, impugnación e Informe del Fiscal.

A) Con fecha 19 de febrero de 2015 presenta el Abogado de las demandantes el


recurso de casación unificadora que hemos de resolver. Aunque identifica dos motivos y
otras tantas sentencias referenciales, los considera "íntimamente relacionados" y los
analiza "conjuntamente".

La primera sentencia aportada para la comparación es la STSJ Galicia de 3 de


febrero de 2012 (rec. 1624/2008). Sostiene que todo accidente laboral "in itinere" ha de
interpretarse con amplitud humana en cuanto a justificados desvíos y paradas y que la
continuidad en el tránsito no puede exigirse de forma tan rigurosa que impida cualquier
parada.

300
La segunda sentencia referencial es la STSJ Castilla-La Mancha de 29 octubre
2010 (rec. 1077/2010). Refiere al mantenimiento del nexo causal en caso de desvío del
trayecto a la casa tras finalizar el trabajo, pero demorándose la salida material del
mismo.

Considera el recurso que la sentencia recurrida no toma en consideración


circunstancias como la necesidad de un tiempo de aseo tras el trabajo, el acceso a la
población intermedia o la reanudación de la marcha; por el contrario, las sentencias
opuestas justifican la demora temporal y mantienen la pervivencia del nexo causal.

B) Con fecha 9 de febrero de 2016 queda registrado en este Tribunal el escrito


de alegaciones presentado por la Letrada de la Administración de la Seguridad Social,
interesando que se dicte resolución "ajustada a Derecho".

C) El mismo día 9 de febrero de 2016 formula impugnación al recurso el


Abogado de la mercantil empleadora. Subraya las diferencias existentes entre el
accidente del caso y el de las dos sentencias de contraste. Pide que el recurso se
desestime e impongan las costas a las recurrentes.

D) El Informe del Ministerio Fiscal, datado el 7 de abril de 2016, descarta que


exista contradicción con la segunda de las sentencias opuestas (de Castilla-La Mancha),
pero sí la aprecia respecto de la primera. Aunque la cuestión es controvertida, a la vista
de la jurisprudencia última, se muestra favorable a la estimación del recurso.

SEGUNDO.- Contradicción entre sentencias sobre accidente in itinere.

1. El presupuesto del artículo 219.1 LRJS.

301
El artículo 219 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social exige para la
viabilidad del recurso de casación para la unificación de doctrina que exista
contradicción entre la sentencia impugnada y otra resolución judicial que ha de ser -a
salvo del supuesto contemplado en el número 2 de dicho artículo- una sentencia de una
Sala de lo Social de un Tribunal Superior de Justicia o de la Sala IV del Tribunal
Supremo. Dicha contradicción requiere que las resoluciones que se comparan contengan
pronunciamientos distintos sobre el mismo objeto, es decir, que se produzca una
diversidad de respuestas judiciales ante controversias esencialmente iguales y, aunque
no se exige una identidad absoluta, sí es preciso, como señala el precepto citado, que
respecto a los mismos litigantes u otros en la misma situación, se haya llegado a esa
diversidad de las decisiones pese a tratarse de "hechos, fundamentos y pretensiones
sustancialmente iguales", SSTS 16/07/2013 (R. 2275/2012), 22/07/2013 (R.
2987/2012), 25/07/2013 (R. 3301/2012), 16/09/2013 (R. 302/2012), 15/10/2013 (R.
3012/2012), 23/12/2013 (R. 993/2013), 29/04/2014 (R. 609/2013), 17/06/2014 (R.
2098/2013) , 18/12/2014 (R. 2810/2012) y 21/01/2015 (R. 160/2014).

Por otra parte, la contradicción no surge de una comparación abstracta de


doctrinas al margen de la identidad de las controversias, sino de una oposición de
pronunciamientos concretos recaídos en conflictos sustancialmente iguales, SSTS
14/05/2013 (R. 2058/2012), 23/05/2013 (R. 2406/2012), 13/06/2013 (R. 2456/2012),
15/07/2013 (R. 2440/2012), 16/09/2013 (R. 2366/2012), 03/10/2013 (R. 1308/2012),
04/02/2014 (R. 677/2013) y 01/07/2014 (R. 1486/2013).

2. La difícil contradicción sobre temas valorativos de Seguridad Social.

A) Siempre que han de valorarse las circunstancias fácticas del caso para adoptar
un criterio sobre la petición esencial de la demanda (despidos disciplinarios, extinciones
causales del contrato de trabajo, existencia de incapacidad permanente, responsabilidad

302
empresarial, etc.) la dificultad de cumplir el presupuesto procesal del artículo 219.1
LRJS es grande.

B) De este modo, por ejemplificar respecto de cuestiones atinentes a la


Seguridad Social, la Sala ha venido señalando con reiteración que las cuestiones
relativas a la calificación de la incapacidad permanente no son materia propia de la
unificación de doctrina tanto por la dificultad de establecer la identidad del alcance del
efecto invalidante, como por tratarse, por lo general, de supuestos en los que el
enjuiciamiento afecta más a la fijación y valoración de hechos singulares que a la
determinación del sentido de la norma en una línea interpretativa de carácter general.
Así lo venimos declarando, por ejemplo, en SSTS de 16 septiembre 2014 (rec.
2431/2013) y 458/2016 de 1 junio (rec. 609/2015). De hecho, en este sentido las SSTS
de 23 (2) junio 2005 (rec. 1711/2004 y 3304/2004) y 2 noviembre 2005 (rec.
3117/2004) sostienen que «este tipo de litigios carece de interés -o contenido-
casacional y que su acceso al recurso no sólo resulta inadecuado en orden a la función
unificadora que le es propia, sino que comprometería gravemente su funcionamiento,
con repercusiones muy negativas en la garantía del principio de celeridad, que es
esencial en la configuración institucional del proceso social» [SSTS de 13 noviembre
2007 (rec. 81/2007), 22 enero 2008 (rec. 3890/2006) y 17 febrero 2010 (rec. 52/2009 )].

C) Cuando se discute acerca de la procedencia de exigir responsabilidad civil a


la empresa como consecuencia de un accidente de trabajo resulta muy problemática la
existencia de supuestos idénticos, como evidencian, por ejemplo las SSTS 1 y 18
octubre 1999 (RJ 1999, rec. 2224/1998 y rec. 315/1999), 10 mayo 2000 (rec.
3269/1999), 3 abril 2006 (rec. 647/2005).

D) Igualmente, cuando se debate sobre la imposición del recargo de prestaciones


por haberse infringido normas de seguridad e higiene resulta muy problemática la
existencia de supuestos idénticos. Así lo venimos diciendo desde las primeras
sentencias que se ocuparon del tema. En este sentido pueden verse, entre otras muchas,
303
las reflexiones de SSTS 19 mayo 1999, rec. 2632/1998), 9 diciembre 2005, rec.
2281/2004). 14 julio 2006, rec. 2610/2005 ) 16 enero 2007 (rec. 1307/2005).

3. La contradicción respecto de accidentes in itinere.

La determinación de si en un caso concreto existe accidente in itinere requiere la


ponderación de toda una serie de elementos (requisitos de tipo cronológico, teleológico,
espacial y modal) que dificultan la existencia de supuestos comparables desde la
perspectiva del art. 219.1 LRJS.

Pese a tal complejidad, esta Sala viene entendiendo que la contradicción debe
apreciarse por referencia a los hechos relevantes (siendo inocuas las disparidades
colaterales). De ese modo, ha podido alumbrarse doctrina unificada respecto de
supuestos como los siguientes:

Trabajador que vive en la población donde trabaja (Santander) pero que todos
los viernes, al terminar su jornada, se dirige a casa de su abuela (Arnuero). La STS 17
diciembre 1997 (RJ 1997, rec. 923/1997) acepta comparar el supuesto con el de quien
trabaja en Madrid y al llegar el fin de semana se marcha a la casa de su madre en
Bilbao.

Trabajador residente en la población donde trabaja (Bilbao) y que, al finalizar la


jornada, se dirige al domicilio de la mujer con la que convive (en Galdácano). La STS
28 febrero 2001 (rec. 3493/1999) acepta el contraste con sentencia en que se produce
accidente yendo al trabajo.

304
Trabajador fallecido en el momento de iniciar el camino hacia el centro de
trabajo, por disparos de quien mantiene relación sentimental con su esposa. La STS 20
junio 2002 (rec. 2297/2001) acepta el contraste con supuesto de agresión por parte de
cuñado y por rencillas familiares.

Trabajador que se dirige a su puesto de trabajo tras visitar a sus padres (en
Valladolid), en lugar distante del centro de trabajo (Madrid) y apartado del trayecto
habitual (desde San Fernando de Henares). La STS 19 enero 2005 (rec. 6543/2003)
acepta el contraste con supuesto de trabajador que viaja hacia el lugar de trabajo
(Madrid) tras haber pasado el fin de semana en la población de sus padres (Barco de
Ávila).

Trabajador accidentado yendo al trabajo (Baracaldo) desde el lugar donde se


había pernoctado excepcionalmente (Gatika, domicilio de la novia). La STS 20
septiembre 2005 (rec. 4031/2004 ) acepta contraste con supuesto en que el trabajador
regresa desde casa de su abuela (Sabadell) hacia la suya (Barcelona) para incorporarse
al trabajo al día siguiente.

Trabajador accidentado bajando las escaleras (mojadas) del propio domicilio,


para acudir al trabajo. La STS 26 febrero 2008 (rec 1328/2007) acepta el contraste con
supuesto en que la trabajadora sufre una caída en las escaleras de salida del bloque de
pisos en el que se ubica su vivienda.

Trabajadora embarazada que sufre accidente de motocicleta cuando vuelve al


trabajo tras acudir a la consulta de la matrona en el ambulatorio, previa autorización de
la empresa. La STS 10 diciembre 2009 (rec. 3816/2008) acepta el contraste con
trabajador autorizado para acudir a la consulta médica y accidentado cuando se desplaza
a su domicilio a fin de coger la cartilla médica.

305
Trabajadora accidentada durante el desplazamiento para realizar una consulta
médica, con autorización de la empresa y durante la jornada, que sufre una caída casual
al tropezarse con una manguera de un camión de gasoil que estaba descargando en un
portal. La STS 15 abril 2013 (rec. 1847/2012) acepta el contraste con el caso de
trabajadora que sufre accidente de motocicleta cuando volvía al trabajo tras acudir a la
consulta de la matrona en el ambulatorio -por hallarse embarazada-, previa autorización
de la empresa.

Trabajador accidentado al regresar (21,15 horas) desde su domicilio de fin de


semana (Puente Almuey, León) al habitual durante los días laborales (Almazán, Soria),
antes de reincorporarse a su trabajo al día siguiente (a las 8,00 horas). La STS 26
diciembre 2013 (rec. 2315/2012 ; Pleno) acepta el contraste con supuesto de trabajador
que regresa de domicilio familiar (Badajoz) al habitual durante la semana (Alovera,
Guadalajara) y sufre accidente (2,20 horas) el mismo día en que debe reincorporarse al
trabajo (a las 8,00 horas).

Trabajador que, a las 20 horas del viernes, circula en motocicleta tras recibir el
alta médica de baja anterior. La STS 25 mayo 2015 (rec. 2163/2014) acepta el contraste
con supuesto de trabajador motociclista, accidentado cuando se dirigía a su domicilio
tras haber entregado a la empresa un parte de alta médica por un proceso de IT anterior.

4. Corolario.

La necesidad de aquilatar los elementos fácticos presentes en un accidente


producido durante los desplazamientos de ida o regreso al trabajo dificulta, al igual que
en otras cuestiones similares, la contradicción entre sentencias. Ello no obstante, la Sala
viene considerando suficiente que concurra la similitud de los hechos relevantes, sin
exigir una milimétrica coincidencia de factores sobre tipo de vehículo o duración del
desplazamiento.

306
TERCERO.- Examen de la contradicción.

Además de constituir una exigencia legal expresa, controlable incluso de oficio a


fin de evitar que se desnaturalice este excepcional recurso, la contradicción entre las
resoluciones contrastadas ha sido cuestionada por el escrito de impugnación empresarial
(respecto de las dos aportadas) y por el Ministerio Fiscal (respecto de una de ellas). Eso
justifica que debamos examinarla de inmediato, antes de abordar, en su caso, las
infracciones normativas denunciadas.

1. La STSJ 1077/2010 de Castilla-La Mancha.

A) La STSJ 1077/2010, de 29 octubre (rec. 1077/2010), de Castilla-La Mancha


considera accidente laboral el acaecido con las siguientes circunstancias:

El trabajador accidentado en este caso vivía con sus padres en el mismo


domicilio situado en Parla (Madrid) y prestaba servicios en el centro de trabajo de la
empresa sito en la carretera de Yeles, kilómetro 2, de Illescas (Toledo).

Su horario habitual de trabajo terminaba a las 18,00 horas.

Sufrió un accidente de circulación a las 18,55 horas, en el punto kilométrico


1,800 de la carretera CM 4010 (A-42 Illescas A-4 Seseña), término municipal de Yeles
al salir del centro de trabajo, a 200 metros, cuando chocó frontalmente con otro
vehículo.

La sentencia declara que el fallecimiento deriva de accidente de trabajo porque


se dan todos los requisitos para calificarlo de in itinere: se produce a 200 metros del
lugar de trabajo y en la ruta ordinaria al domicilio, con un medio de transporte idóneo y

307
en un tiempo que debe considerarse normal, pues la diferencia de 55 minutos con la
hora normal de salida no rompe el nexo causal al tratarse de un lapso destinado
lógicamente al cambio de ropa, aseo, conversación con los compañeros, etc.

B) Pese a ciertas similitudes, no cabe apreciar contradicción entre esta sentencia


y la recurrida. En ese caso el accidente se produce a 200 metros del centro de trabajo y
en el trayecto ordinario al domicilio. Los hechos son bien diversos en el caso que
examinamos.

C) También hay disparidad en el dato cronológico. En la sentencia recurrida


consta que el empresario cierra la valla de la obra sobre las 18,30 horas, mientras que lo
acreditado en la sentencia de contraste es que "el horario ordinario de trabajo terminaba
a las 18,00 horas de la tarde", lo cual supone una diferencia relevante a efectos de que
en el primer caso se considere aquella hora como de salida del centro de trabajo, y en el
segundo se pondere que el trabajo no siempre acaba a la hora exacta y desde que se da
por terminado hasta el abandono de las instalaciones haya un tiempo dedicado a
diversas actividades.

D) Adicionalmente, el escrito de preparación del recurso diferencia dos motivos


de recurso, mientras que el escrito de formalización los refunde y examina
conjuntamente. De acuerdo con nuestra doctrina, eso comporta la necesidad de
restringir el examen a una sola de las sentencias de contraste, debiendo optarse por la
más moderna cuando el estudio examina varias de ellas. La STSJ de Castilla-La Mancha
en cuestión está datada dos años antes que la de Galicia, sobre la cual ha de pivotar el
examen de la referida contraposición.

2. La STSJ Galicia 3 febrero 2012 (rec. 1624/2008).

308
A) La STSJ Galicia de 3 de febrero de 2012 (r. 1624/2008) declara la
contingencia de accidente de trabajo el sufrido por el demandante en las siguientes
circunstancias:

Acude todos los miércoles a un centro de educación de adultos, ubicado en la


plaza de Barcelos de Pontevedra.

El día del accidente tuvo un horario de 17,30 a 22,00 horas, y una vez acabadas
las clases cogió su ciclomotor y se dirigió a la calle Estación.

En el trayecto se paró a hablar con unos amigos y luego continuó, sufriendo el


accidente a las 22,30 horas en la calle Estación.

La sentencia considera que un desvío en el trayecto a casa no rompe el nexo


causal entre el accidente y el trabajo porque la parada fue breve e irrelevante, como lo
demuestra la hora en que ocurrió el accidente.

B) Como se observa, hay datos diferenciales (distancia recorrida, tiempo


transcurrido) entre los supuestos contrastados. Sin embargo también aparecen
circunstancias análogas. El trabajador regresa a su domicilio tras haber finalizado la
jornada y el iter cronológico se interrumpe (sea para charlas con amigos, sea para dejar
a los compañeros en sus domicilios) durante un tiempo no excesivo pero tampoco
inexistente.

C) El Ministerio Fiscal considera que en este caso el núcleo de la contradicción


sí ofrece elementos de identidad suficientes. Porque lo que aquí se discute es la
existencia de un nexo causal que permanece desde la salida del trabajo hasta el destino a

309
la casa, y desde esta consideración, los hechos, fundamentos y pretensiones son
sustancialmente iguales.

D) Recordemos que se trata de discutir si existe un accidente de trabajo durante


el desplazamiento. La extensión del art. 115.2.a LGSS/1994 ( art. 156.2.a LGSS /2015)
se determina a partir de los términos lugar de trabajo y domicilio del trabajador, y de su
conexión mediante el trayecto. Esta conexión del lugar de trabajo y domicilio del
trabajador ha sido configurada en forma amplia por la doctrina de esta Sala, aunque
exigiendo unos criterios de normalidad en la apreciación del binomio trayecto-trabajo,
rechazando la calificación de accidente en aquellos supuestos en que se rompía este
nexo normal.

Desde esta perspectiva conceptual, en consonancia con la decena de precedentes


más arriba reseñados, y de conformidad con el parecer del Ministerio Fiscal,
entendemos que la contradicción ha de considerarse existente. En consecuencia,
debemos examinar el problema de fondo.

CUARTO.- El factor cronológico en el accidente in itinere.

1. La regulación.

A) El accidente de trabajo se define como "toda lesión corporal que el trabajador


sufra con ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena " (art.
115.1 LGSS/1994; art. 156.1 LGSS /2015). El nexo esencial entre trabajo y lesión pone
de relieve que el fundamento de la protección de los accidentes de trabajo y su carácter
privilegiado respecto a la protección ordinaria se vinculan a la existencia de un riesgo
específico que se imputa con criterios objetivos a la esfera de responsabilidad del
empresario en la medida en que es éste, a través de su explotación, quien genera ese
riesgo y puede ejercer determinado control sobre el mismo y sus manifestaciones.

310
B) Junto a esta noción principal de accidente de trabajo, aparece un listado
ejemplificativo que comienza aludiendo a los accidentes "que sufra el trabajador al ir o
al volver del lugar de trabajo " (art. 115.2.a LGSS/1994; art. 156.2.a LGSS /2015).
Interesa ahora reproducir algunas consideraciones habituales en nuestra doctrina,
resumidas por la STS 26 diciembre 2013 (rec. 2315/2012 Pleno).

Esta peculiar noción se construye, al menos en su origen, a partir de dos puntos


geográficos: el lugar de trabajo y el domicilio de quien desarrolla su actividad
asalariada; la construcción sirve para subsumir en la categoría de accidente laboral a
todo siniestro acaecido durante el trayecto que discurre entre ambos lugares.

C) El accidente in itinere se produce normalmente como consecuencia de lo que


podemos denominar riesgos de la circulación, que no se corresponden en principio con
la esfera de riesgo del empresario. Así lo reconoce el Convenio 121 de la OIT que en su
art. 7 prevé que todo miembro "deberá prescribir una definición del accidente del
trabajo, incluyendo las condiciones bajo las cuales un accidente sufrido en el trayecto al
o del trabajo es considerado como un accidente del trabajo", aunque exceptúa de esta
obligación en lo relativo a los accidentes en el trayecto cuando "independientemente de
los sistemas de seguridad social que cubren los accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales, hay otros sistemas distintos que cubren tales accidentes sufridos en el
trayecto, y que conceden prestaciones que en su conjunto son por lo menos equivalentes
a las que establece este Convenio".

D) El ordenamiento español no ha considerado esa eventual exclusión y


tampoco ha tenido en cuenta la protección concurrente que puede derivarse del régimen
de responsabilidad por la circulación de los vehículos de motor - compatible conforme
al art. 127.3 de la LGSS con las prestaciones por accidente de trabajo-, ni la existencia
de una cobertura del accidente no laboral que incluiría los accidentes en el trayecto si no
tuvieran su protección específica.

311
2. Doctrina de la Sala.

A) Por razones de seguridad jurídica e igualdad en la aplicación de la ley hemos


de resolver el recurso aplicando nuestra doctrina, actualmente contenida en la sentencia
del Pleno, ya citada, de 26 diciembre 2013 (rec. 2315/2012 ). El supuesto de hecho es el
de accidentado al regresar (21,15 horas) desde su domicilio de fin de semana (Puente
Almuey, León) al habitual durante los días laborales (Almazán, Soria), antes de
reincorporarse a su trabajo al día siguiente (a las 8,00 horas). Entre los argumentos que
abocan a la consideración del caso como accidente in itinere aparecen los siguientes:

La interpretación de las normas debe adaptarse a la realidad social, como


impone el art. 3 del Código Civil, y ésta a la vista de la evolución de las nuevas formas
de organización del trabajo y de la propia distribución de éste en el hogar familiar está
imponiendo unas exigencias de movilidad territorial que obligan a los trabajadores a
ajustes continuos en el lugar del trabajo.

Si se quiere respetar la voluntad del legislador en los tiempos presentes, habrá


que reconocer que en supuestos como el presente a efectos del punto de partida o
retorno del lugar de trabajo puede jugar, según las circunstancias del caso, tanto el
domicilio del trabajador en sentido estricto, como la residencia habitual a efectos de
trabajo.

De esta forma, hay que apreciar que en el caso decidido concurren los elementos
que definen el accidente in itinere. En efecto, se aprecia el elemento teleológico, porque
la finalidad principal del viaje sigue estando determinada por el trabajo, puesto que éste
fija el punto de regreso y se parte del domicilio del trabajador en los términos ya
precisados.

312
Está presente también el elemento cronológico, pues aunque el accidente tiene
lugar a las 21,15 horas del domingo cuando el trabajo comenzaba a las 8 horas del
lunes, lo cierto es que se viajaba desde un punto que ha sido definido como el domicilio
del trabajador hasta el lugar de residencia habitual y el hacerlo a aquella hora, para
después de un descanso, poder incorporarse al día siguiente al trabajo ha de considerarse
como una opción adecuada.

Y es que, aunque el accidente se produce en un itinerario cuyo destino no es el


lugar del trabajo, ese dirigirse a la residencia laboral no rompe la relación entre trayecto
y trabajo, pues se va al lugar de residencia laboral para desde éste ir al trabajo en unas
condiciones más convenientes para la seguridad y para el propio rendimiento laboral.

B) Asimismo las sentencias citadas y otras como las de 19 enero 2005 (rec.
6543/2003), 20 septiembre 2005 (rec. 4031/2004), 29 marzo 2007 (rec. 210/2006) o 14
febrero 2011 (rec. 1420/2010) vienen explicando que para calificar un accidente como
laboral in itinere deben concurrir las siguientes circunstancias:

Que la finalidad principal y directa del viaje este determinada por el trabajo
(elemento teleológico).

Que se produzca en el trayecto habitual y normal que debe recorrerse desde el


domicilio al lugar de trabajo o viceversa (elemento geográfico).

Que el accidente se produzca dentro del tiempo prudencial que normalmente se


invierte en el trayecto (elemento cronológico); o, lo que es igual, que el recorrido no se
vea alterado por desviaciones o alteraciones temporales que no sean normales y

313
obedezcan a motivos de interés particular de tal índole que rompan el nexo causal con la
ida o la vuelta del trabajo.

Que el trayecto se realice con medio normal de transporte (elemento de


idoneidad del medio).

3. Consideraciones generales sobre el caso.

A) Elemento teleológico.- Los hechos probados acreditan que la finalidad


principal del viaje durante el cual fallece el causante posee claro tinte laboral. Aunque
podría haber regresado a su domicilio de manera directa, el desvío a Mengíbar es para
dejar en sus respectivos domicilios a dos compañeros de trabajo.

El desplazamiento desde la población donde trabaja, Puente Tablas (Jaén), hasta


la de residencia (Linares) se realiza incluyendo el desvío a Mengíbar, pero se trata de
una alteración no solo habitual ("cada día", según el HP 3º) sino también razonable
tanto por razones de solidaridad entre compañeros de trabajo cuanto por economizar
costes (abriendo la posibilidad de compartirlos). También es evidente que la protección
del medio ambiente (art. 45 CE) concuerda bien con las pautas de desplazamiento en
transportes públicos o vehículos compartidos. Y aunque, lamentablemente, en el
presente caso se produce un fatal siniestro, la minimización de los riesgos derivados del
tráfico aconseja disminuir el número de vehículos en circulación.

Que el empresario conozca la práctica de compartir el vehículo de alguno de sus


empleados no constituye elemento necesario para sostener el carácter laboral del
desplazamiento, pero sí un indicio claro del mismo. Que el trabajador fallecido traslade
a otras personas cuando regresa a su domicilio podría cuestionar la finalidad del
desplazamiento; pero que esos pasajeros sean, a su vez, personas que comparten

314
actividad en la empresa y que también regresan a sus domicilios al acabar la jornada
laboral opera en la misma línea de refuerzo sobre la teleología laboral del
desplazamiento.

Por lo demás, la concurrencia de este primer elemento aparece admitida por la


sentencia recurrida. La finalidad del viaje está determinada por el trabajo, pues vuelve
de trabajar y traslada a los compañeros previamente a sus respectivos domicilios, lo que
la empresa conoce, y concuerda con las valoraciones sociales sobre racionalización de
los medios de desplazamiento.

B) Elemento espacial.- El accidente se produce en un itinerario cuyo trazado no


es el más directo para enlazar la población donde se trabaja y el lugar de residencia. Sin
embargo, no se ha roto la conexión entre trayecto y trabajo, pues se va al lugar de
residencia haciendo un alto para dejar a los compañeros (de viaje y de empresa).

El trazado del Seat Ibiza que conduce el trabajador es el habitual y adecuado


para poder regresar al tiempo que lo hacen los compañeros transportados. En el HP
segundo se narra que el accidente ocurre a la altura del Km 12,700 de la autovía de
Sierra Nevada. A-44. Bailén-Vélez de Benaudalla, sentido Bailén, término judicial de
Jabalquinto. Aunque si viajara él solo no habría tenido que desviarse a Mengíbar, esa
derivación queda integrada en el carácter laboral del desplazamiento (elemento
teleológico), de modo que la concreta ubicación del siniestro no comporta ruptura del
trayecto habitual.

C) Elemento modal.- El medio de transporte utilizado para realizar el


desplazamiento desde Puente Tablas (Jaén) a Linares, pasando por Mengíbar, es un
vehículo de tipo utilitario (Seat Ibiza), claramente concordante con la necesidad de
recorrer un número de kilómetros no despreciable (en torno a cien diarios, sumando ida

315
y regreso), pero también con el presumible nivel económico del propietario (el HP
séptimo refiere que su base reguladora anual es de 18.283,78 €).

En los HHPP se explica que el accidente tiene lugar en la autovía que comunica
las poblaciones enlazadas por el itinerario que el trabajador debía seguir para regresar a
su domicilio. Por lo tanto, el vehículo y la calzada elegida parecen adecuados, sin que se
haya acreditado una eventual conducción temeraria por parte del fallecido que hubiera
podido cuestionar la concurrencia de este factor.

D) Elemento cronológico.- La sentencia recurrida considera decisiva la


"fragmentación que se produce en el nexo causal del elemento cronológico", porque el
accidente ocurre a unos veinte kilómetros del lugar de inicio y transcurrida más de una
hora. Ese "retraso", que no aparece justificado, aparece como la clave para romper el
carácter laboral del desplazamiento.

Así las cosas, para resolver definitivamente el supuesto hemos de analizar de


forma detenida el llamado factor cronológico.

4. Consideraciones específicas sobre el factor cronológico.

A) El Ministerio Fiscal sostiene que también concurre este requisito porque


aunque transcurre una hora aproximadamente desde la salida del trabajo hasta el
momento del accidente, (sin olvidar que se produce desde Puente Tablas a Linares
pasando por Mengibar) ese periodo de tiempo siempre ha estado dedicado a volver a
casa desde el trabajo, previo traslado de los compañeros hasta su domicilio particular.

316
El hecho de que el trabajador empleara algo de tiempo en una despedida o charla
con comentarios sobre el trabajo del día al bajar del vehículo los compañeros
acompañantes - también trabajadores de la misma empresa y también en desplazamiento
de regreso del trabajo-, y precisamente a la llegada a sus respectivos domicilios, no
rompe la conexión laboral. Ese periodo de tiempo es parte del que corresponde a su
propio viaje de vuelta a casa, ocurriendo el fatal accidente en la continuación del
desplazamiento que iba a permitir su conclusión, pudiendo calificarse, en consecuencia,
como "in itinere", por no alterarse el nexo causal.

B) Conviene precisar la cronología de los hechos: se constata que la valla del


centro de trabajo se ha cerrado "sobre las 18,30 horas, finalizando de la jornada laboral"
(HP 3º); del mismo modo, el accidente ocurre "sobre las 19,40" (HP 2º).

Nótese que no se ha fijado en las seis y media de la tarde ni la hora exacta en


que acaece el cierre del centro de trabajo (puedo ser, pues, algo posterior) ni el
momento en que el vehículo conducido por el causante emprende la marcha hacia
Mengíbar y Linares. Una elemental reflexión sobre el tema lleva a pensar que la partida
real pudo ocurrir quince o veinte minutos después habida cuenta de que era viernes
(despedida de los compañeros tras una semana de trabajo), hay que acceder al lugar
donde esté aparcado (nada de ello se explica), se ha terminado una jornada de trabajo a
la que se acudió con algún tipo de bolsa o equipaje (colocación de tales enseres en el
maletero), se está en el mes de febrero (ubicación de prendas de abrigo) y el vehículo
debe ponerse en condiciones de marcha (arranque, cinturones de seguridad, maniobras
para incorporarse a la circulación).

La sentencia del Juzgado, confirmada por la recurrida, considera que el trayecto


entre el punto de partida y Mengíbar es de unos veinte minutos; se trata de un trayecto
de 28,5 kmts para el cual las guías oficiales calculan 24 minutos de conducción. No es
exagerado pensar que la vialidad invernal y la hora (coincidiendo con el anochecer)
aconsejen emplear casi media hora en él.
317
Respecto del recorrido dentro de la población de Mengíbar (diez mil habitantes),
del lugar en que viven los dos compañeros transportados (cercano o distante, de acceso
sencillo o complejo) o de la facilidad circulatoria interior (semáforos, sentidos únicos,
etc.) no hay rastro en los hechos probados, ni reflexión alguna en la sentencia recurrida.
Pero es evidente que un tiempo debe emplearse en cada una de las paradas (descenso de
la persona, apertura del maletero, breve despedida, maniobra de reincorporación).

Esta Sala no comparte el modo en que se aborda el factor cronológico en la


sentencia recurrida, que se limita a tomar como hora de salida la (aproximada) de cierre
de la valla de la obra, contrastarla con la hora del siniestro y concluir que se ha utilizado
más de una hora para recorrer unos veinte kilómetros por autovía.

C) Lo acreditado es que el trabajador emprende el regreso con posterioridad a


las 18,30. No consta la hora real en que el vehículo emprende la marcha; si realmente lo
hizo a las 18,45, es lógico pensar que accede a la población de Mengíbar sobre las
19,15; teniendo presente que realiza dos paradas, es razonable pensar que a las 19,30
esté en condiciones de reemprender el viaje a Linares.

Pues bien, recordemos que el accidente lo sufre sobre las ocho menos veinte y a
la salida de Mengíbar. La sentencia recurrida expone que al no haberse acreditado las
causas del retraso en cuestión, el viaje se ha deslaboralizado.

Entendemos que el número de minutos sin justificar ha podido dedicarse a muy


diversos menesteres, sin que ello comporte la ruptura del elemento cronológico. No
estamos ante un retraso relevante. El tiempo razonable de despedida con los
compañeros de la obra que se quedan en Mengíbar, la eventualidad de que hubiera

318
habido algún atasco menor, la imposibilidad de que el trabajador manifestara
exactamente lo acaecido tras dejar al segundo de los pasajeros, la posibilidad de alguna
gestión intermedia razonable (recargar combustible, acudir al servicio, realizar una
mínima compra), son factores que inclinan a la solución flexibilizadora patrocinada
tanto por la sentencia referencial cuanto por la del Pleno de esta Sala ya expuesta.

QUINTO.- Resolución.

A) A la vista de cuanto antecede, en coincidencia con lo informado por el


Ministerio Fiscal, debe estimarse el recurso para casar la sentencia recurrida y resolver
el debate planteado en suplicación, dando la razón a la esposa e hija del fallecido y
estimando su demanda.

B) El artículo 228.2 LRJS prescribe que Si la sentencia del Tribunal Supremo


declarara que la recurrida quebranta la unidad de doctrina, casará y anulará esta
sentencia y resolverá el debate planteado en suplicación con pronunciamientos ajustados
a dicha unidad de doctrina, alcanzando a las situaciones jurídicas particulares creadas
por la sentencia impugnada. En la sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal
Supremo se resolverá lo que proceda sobre consignaciones, aseguramientos, costas,
honorarios y multas, en su caso, derivados del recurso de suplicación de acuerdo con lo
prevenido en esta Ley. Si se hubiere constituido depósito para recurrir, se acordará la
devolución de su importe.

C) De conformidad con el art. 235 de la LRJS no procede la imposición de


costas ni en este recurso, ni en el de suplicación.

FALLO:

319
Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido:

1) Estimar el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por


D.ª Gregoria y Dª Sabina, representadas y defendidas por el Letrado Sr. García Sánchez.
2) Casar y anular la sentencia 2363/2014, de la Sala de lo Social del Tribunal Superior
de Justicia de Andalucía (sede en Granada), de 10 de diciembre de 2014. 3) Estimar el
recurso de suplicación nº 2042/2014, interpuesto por Dª Gregoria y Dª Sabina. 4)
Revocar la sentencia dictada el 30 de junio de 2014 por el Juzgado de lo Social nº 3 de
Jaén, en los autos nº 516/2013, seguidos a instancia de dichas recurrentes contra el
Instituto Nacional de la Seguridad Social, la Tesorería General de la Seguridad Social,
ASEPEYO y la empresa Grupo EPSU 2006, S.L., sobre Seguridad Social. 5) Estimar la
demanda interpuesta por D.ª Gregoria y Dª Sabina y declarar que el fallecimiento de D.
Carmelo se debió a accidente de trabajo, debiendo reconocerse a las mismas las
prestaciones de Seguridad Social correspondientes sobre la base reguladora de
18.283,78 € anuales, y correspondiendo su abono a la Mutua colaboradora con la
Seguridad Social "Asepeyo". 6) No realizar imposición de costas respecto de ninguno
de los recursos referidos.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

12-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 7 DE FEBRERO DE


2017

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 25 de febrero de 2014 el Juzgado de lo Social nº 7 de


Bilbao dictó sentencia, en la que se declararon probados los siguientes hechos:

320
«1º.- El Sr. D. Fausto, mayor de edad, con D.N.I. nº NUM000, afiliado a la
Seguridad Social nº NUM001, vino prestando servicios por cuenta y cargo de la
empresa INGENIERIA DE PROCESOS ELECTRICOS S.L. desde el año 2005,
teniendo reconocida la categoría de oficial de 1ª electricista. La empresa se dedica a la
actividad de montajes eléctricos, para lo cual desplaza grupos de trabajo a los lugares de
instalación que pueden radicar en algún punto de la geografía española. La empresa
tenía cubierto el riesgo derivado de la contingencia de AT con la MUTUA
MUTUALIA.

2º.- El Sr. Fausto junto con otros trabajadores de un grupo de trabajo, habían
sido desplazados a Cataluña para la realización de dos trabajos (en la localidad de
Pineda del Mar y en Gerona). En el mes de marzo de 2011 el Sr. Fausto y otros
compañeros desplazados volvieron durante unos días al País Vasco, entre otros motivos
para practicárseles un reconocimiento médico por parte de los Servicios de prevención
de la MUTUA MUTUALIA. Ya con fecha 12/2/2010 los servicios de prevención de
Mutualia hicieron reconocimiento médico al Sr. Fausto, emitiéndose informe en el que
se le recomendaba que pasara a control por su médico por detectarse alteraciones
analíticas (sobrepeso, glucosa en sangre, colesterol, etc.). En fecha 7/3/2011 se realiza
un nuevo reconocimiento al Sr. Fausto que arroja cifras más elevadas de colesterol,
triglicéridos, etc., manteniendo factores de riesgo (obesidad, tabaquismo, etc.),
emitiéndose informe con recomendación de acudir para control urgente a su médico. No
consta que tal informe se entregase al trabajador antes de su vuelta a Cataluña.

3º.- El Sr. Fausto trabajó normalmente desde el día 8/3/2011 hasta el día
23/3/2011. Que el día 24/3/2011 un compañero de trabajo, Sr. Leandro, ante la
extrañeza de que el Sr. Fausto no bajara a desayunar fue a su habitación sobre las 8:00
h, encontrándose al Sr. Fausto sin preparar. Al preguntarle, el Sr. Fausto le comentó que
no se encontraba bien y que se iba a quedar en la habitación. Posteriormente sobre las
13 h. el Sr. Leandro volvió a pasar por la habitación, para ver al Sr. Fausto. A la vista de
321
que éste no le contestaba ni le abría la puerta se avisó al personal del hotel que procedió
a abrir la puerta de la habitación, encontrándose al Sr. Fausto fallecido.

4º.- El Sr. Fausto falleció a consecuencia de un edema agudo de pulmón con


fibrilación auricular. Se etiquetó como muerte natural producida entre 10 y 30 horas
antes de la autopsia (10:30 h. del 25/3/2011). El día anterior el Sr. Fausto había
trabajado normalmente (tapando canalizaciones en altura) y que existía cierta premura
para la finalización de los trabajos.

5º.- Con fecha 19/3/2013 se solicita por DÑA. Magdalena en su calidad de viuda
del Sr. Fausto ante el I.N.S.S. que se proceda a declarar que el fallecimiento del Sr.
Fausto acaecido el 24/3/2011 fue derivado de la contingencia de AT a los efectos del
reconocimiento de las prestaciones de muerte y supervivencia.

6º.- Por parte del I.N.S.S. se da traslado a la MUTUA MUTUALIA que por
acuerdo de 9/5/2013 desestima la petición, remitiéndose a los interesados ante el
I.N.S.S. para el reconocimiento de las prestaciones por contingencia común. Se ha
reconocido a la Sra. Magdalena una pensión de viudedad calculada conforme a una base
reguladora de 1.242,88 euros con un porcentaje del 52% y efectos del 25/3/2011 y a la
hija una pensión de orfandad calculada conforme a un porcentaje del 20% de la misma
base reguladora con efectos del 1/2/0012 hasta el 31/1/2013.

7º.- De ser estimable la demanda la base reguladora de las prestaciones de


muerte y supervivencia indicadas ascendería a un total de 1.523,36 euros mensuales.

8º.- Se ha agotado la vía de reclamación previa.».

322
En dicha sentencia aparece la siguiente parte dispositiva: «Desestimo la
demanda interpuesta por DÑA. Magdalena frente a I.N.S.S., T.G.S.S., MUTUA
MUTUALIA y la empresa INGENIERIA DE PROCESOS ELECTRICOS S.L., sobre
Seguridad Social, absolviendo a los demandados de las pretensiones deducidas en su
contra en el presente procedimiento.».

SEGUNDO.- La citada sentencia fue recurrida en suplicación por Dª. Magdalena


ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, la cual dictó
sentencia en fecha 22 de julio de 2014, en la que consta el siguiente fallo: «Se estima el
recurso de suplicación interpuesto frente a la sentencia dictada por el Juzgado de lo
Social nº 7 de los Bilbao de 25-2-14, procedimiento 840/13, por doña Cristina Pérez
Barrientos, abogado que actúa en representación de doña Magdalena, y con estimación
de su demanda y revocación de la sentencia recurrida, se declara que el suceso
acontecido el 24-3-11 fue por causa de accidente de trabajo, condenando a la empresa
Ingeniería de Procesos Eléctricos, S.L., Mutualia, Mutua de Accidentes de Trabajo y
Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social nº 2, Instituto Nacional de la
Seguridad Social y Tesorería General de la Seguridad Social, a estar y pasar por la
anterior declaración, y a la Mutua de Accidentes indicada al abono de las prestaciones
correspondientes, fijándose la base reguladora en 1523,36 euros mensuales, sin costas.».

Con fecha 1 de septiembre de 2014 la Sala de lo Social del TSJ del País Vasco
dictó auto, en el que consta la siguiente parte dispositiva: «DISPONEMOS ha lugar a
rectificar la sentencia recaída en el presente procedimiento, y así el penúltimo párrafo
del Fundamento Jurídico 2° que queda redactado en los siguientes términos: "Estos
factores objetivos, básicamente los territoriales, como los subjetivos, sustancialmente
los que afectan al entorno de relación, hacen que el accidente en misión se conceptúe y
gradúe de una forma directa en el entorno en el que ocurre o acontece, sin posibilidad de
una desvinculación de los elementos que coadyuvan, y que pueden dotar al trabajo de
un carácter esencial, pues no es simplemente tangencial a la situación del trabajador,
sino que requiere un análisis pormenorizado de las circunstancias concurrentes, e

323
igualmente hacen que se prime la incidencia que puede tener el trabajo tanto en la salud
como en el restablecimiento o paliación de la misma. Ello es importante si tenemos en
cuenta que muchos de los accidentes que no se asocian a elementos intempestivos o
abruptos, pueden ser mitigados en sus consecuencias por la rápida intervención de los
servicios médicos, a los que muchas veces no se accede por esas circunstancias en las
que se encuentra el trabajador; circunstancias que, insistimos, han sido ocasionadas por
el trabajo. Y, todo ello cobra especial hincapié y relevancia en el asunto que
examinamos, pues encontramos que el trabajador realiza un importante trabajo físico en
su actividad; la misma era llevada a cabo sin ningún problema, pues los factores
detectados en modo alguno imposibilitaron no sólo el desplazamiento, sino el ejercicio
de las actividades que requiere su profesión; de igual manera, con esos propios
antecedentes, y probablemente en un entorno doméstico o de reproducción normal,
hubiese existido una atención inmediata a los primeros síntomas; ello, se relaciona y
asocia, con el propio devenir que se produjo, donde el trabajador se encuentra no sólo
en esa actividad física, sino con cierta premura en el acabado de los trabajos. Todo ello
implica el que, por un lado, el trabajador fuese a iniciar su jornada de trabajo de forma
ordinaria, se encuentra dentro del entorno laboral, pues no sólo está desplazado por
cuenta de la- empresa, sino que lo que va a realizar es el trabajo encomendado.
Debemos destacar que, como señala el recurso, el trabajador sufre el percance en el
inicio y en el desarrollo de la que hubiera sido su jornada de trabajo, abriéndose una
incógnita sobre la jornada y tiempo de actividad laboral que no le puede perjudicar
(caso diferente al examinado por el TS en su sentencia de 11-2-14, recurso 42/13 ); y, en
segundo término, todo ese cúmulo de circunstancias que rodean al trabajador
desplazado, en orden a su entorno y relaciones personales, así como esa presión que el
trabajo implica, por la continuidad del mismo, y ser el motivo del desplazamiento, lleva
consigo que en este caso entendamos que concurren factores suficientes para etiquetar la
contingencia de profesional, y dotemos al suceso del 24-3-11 de la etiología del
accidente de trabajo, lo que implica que se estime que la base reguladora de las
prestaciones de muerte y supervivencia asciende, hecho probado séptimo, a 1523,36
euros mensuales, y que el riesgo venga cubierto por la Mutua Mutualia, hecho probado
primero, párrafo 2º».

324
TERCERO.- Por la representación de Mutualia, Mutua de Accidentes de
Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social nº 2, se formalizó el
presente recurso de casación para la unificación de doctrina ante la misma Sala de
suplicación el 30 de enero de 2015. Se aporta como sentencia contradictoria con la
recurrida la dictada por la Sala de lo Social del Tribunal Supremo en fecha 11 de febrero
de 2014 (Rcud. nº 42/2013).

CUARTO.- Con fecha 1 de octubre de 2015 se admitió a trámite el presente


recurso, dándose traslado del escrito de interposición y de los autos a la representación
procesal de la parte recurrida para que formalice su impugnación en el plazo de quince
días.

QUINTO.- Evacuado el traslado de impugnación por el Ministerio Fiscal se


emitió informe en el sentido de considerar que el recurso debe ser estimado e instruido
el Excmo. Sr. Magistrado Ponente se declararon conclusos los autos, señalándose para
votación y fallo el día 7 de febrero de 2017, fecha en que tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- 1. La cuestión planteada en el presente recurso consiste en


determinar si puede ser calificado como contingencia profesional, modalidad de
accidente en misión, el fallecimiento de un trabajador trasladado a otra localidad que
acaece mientras el mismo descansaba en la habitación de un hotel.

325
La sentencia recurrida contempla el caso de un trabajador de una empresa vasca
de montajes eléctricos que era desplazado al efecto, junto con otros, a distintas
localidades españolas y que en el periodo de 8 de marzo a 23 de marzo de 2011 prestó
servicios con normalidad en dos localidades de Cataluña. Pero el 24 de marzo, como no
bajó a desayunar, un compañero extrañado subió a su habitación del Hotel donde se
alojaban y le preguntó que le pasaba contestándole que no se encontraba bien y que ese
día se quedaría en su habitación. Más tarde, sobre las 13 horas, el compañero fue de
nuevo a verlo al Hotel y, como no contestaba a sus llamadas, el personal del Hotel abrió
la habitación y lo encontró muerto, fallecimiento que se imputó a un edema agudo de
pulmón con fibrilación auricular en persona con factores de riesgo (colesterol alto,
obesidad, tabaquismo, etc.). A la viuda y a la hija se le reconocieron prestaciones por
enfermedad común y presentaron demanda reclamando que se declarase que la
contingencia causante era profesional, pretensión que fue denegada por la sentencia de
instancia que fue revocada por la sentencia de suplicación, al entender que el suceso se
debió a un accidente de trabajo en misión, por considerar que por estar fuera de su
ambiente y entorno doméstico natural y presionado por el trabajo no acudió a pedir
asistencia médica y se quedó en el Hotel, pese a los síntomas que tenía a la hora de
inicio y desarrollo de su jornada laboral. Contra esta resolución se ha interpuesto el
presente recurso.

2. Como sentencia de contraste, a fin de acreditar la existencia de contradicción


doctrinal que viabiliza el presente recurso, conforme al artículo 219 de la LJS, se trae
por la recurrente la dictada por esta Sala el 11 de febrero de 2014 (Rec. 42/2013).

Se contempla en esta sentencia el caso de un trabajador desplazado a Tel Aviv,


inicialmente, del 25 de junio al 3 de julio de 2008 para unos trabajos de ebanistería que
se ampliaron, posteriormente, hasta el día 10. El día 7 de julio, como no bajaba de la
habitación del hotel, el compañero con el que había quedado subió a buscarlo y lo
encontró tirado en el suelo, sobre las 7'30 horas. El trabajador fue diagnosticado de ictus
isquémico. A consecuencia de este ictus le quedaron al trabajador secuelas por causa de

326
las que fue declarado en situación de gran invalidez, derivada de enfermedad común,
siendo de destacar que el trabajador padecía obesidad, hipertensión arterial esencial,
hiperlipemia, etc.. Contra esa decisión se presentó demanda pidiendo que se declarase
que la contingencia era profesional, accidente de trabajo en misión, pretensión que fue
estimada en la instancia por sentencia que confirmó en suplicación la sentencia que fue
recurrida en casación y casada por la sentencia de contraste en la que se revocó la de
instancia y se declaró que el origen de la contingencia protegida era común, por cuanto
no existía y estaba roto el necesario nexo causal entre el trabajo y la lesión.

3. Las sentencias comparadas son contradictorias en los términos requeridos por


el artículo 219 de la LJS, por cuanto, ante hechos, fundamentos y pretensiones similares
han recaído resoluciones dispares.

En efecto, en ambos casos se trataba de trabajadores desplazados a otra


localidad, a quienes en horas de descanso, estando en la habitación del hotel en el que se
hospedaban, les sobrevinieron episodios vasculares que les causaron la muerte en un
caso y una gran invalidez en el otro, sin que el hecho de que en un caso se tratase de un
accidente cardio-vascular y en el otro cerebro-vascular desvirtúe la identidad esencial
porque lo relevante es que en horas de descanso en el hotel en el que se alojaban los dos
trabajadores sufrieron episodios vasculares, derivados de su previa enfermedad común,
que provocaron las nefastas consecuencias descritas. Pese a esa identidad sustancial,
crisis vasculares acaecidas en el lugar y en horas de descanso, han recaído resoluciones
contradictorias: una ha estimado que la contingencia profesional y la otra que era
común. Procede, por tanto, entrar a conocer del fondo del asunto y a resolver la
disparidad doctrinal existente.

SEGUNDO.- 1. El recurso que alega la infracción del artículo 115-3 de la LGSS


en relación con los números 1 y 2 del mencionado artículo en la redacción vigente al
tiempo de acaecer los hechos y de interponer el recurso, debe prosperar porque la
sentencia de contraste se ajusta a la doctrina de esta Sala que reseña en su
327
fundamentación. En efecto, como dijimos en nuestra sentencia del Pleno de 6 de marzo
de 2007 (Rec. 3415/2005) rectificando anteriores criterios:

«La noción de accidente en misión ha sido aceptada por la doctrina de esta Sala
como una modalidad específica de accidente de trabajo, en la que se produce un
desplazamiento del trabajador para realizar una actividad encomendada por la empresa.
La misión integra así dos elementos conectados ambos con la prestación de servicios del
trabajador: 1º) el desplazamiento para cumplir la misión y 2º) la realización del trabajo
en que consiste la misión. La protección del desplazamiento presenta cierta similitud
con la del accidente "in itinere", en la medida en que el desplazamiento se protege en
cuanto que puede ser determinante de la lesión, como en el caso de la sentencia 26 de
diciembre de 1988, sobre la insuficiencia cardíaca por una crisis de asma durante un
vuelo en avión que impidió que el trabajador fuese debidamente atendido, con lo que sin
el desplazamiento el resultado lesivo no se hubiese producido. En cuanto al accidente
que se produce en la realización del trabajo que constituye el objeto de la misión, su
régimen es el normal del artículo 115.1 de la Ley General de la Seguridad Social. Pero
no todo lo que sucede durante la misión tiene una conexión necesaria con el trabajo,
cuando ni es propiamente desplazamiento, ni tampoco realización de la actividad
laboral. Así la sentencia de 10 de febrero de 1983 excluyó de la consideración de
accidente de trabajo el fallecimiento de un trabajador en misión en Nigeria;
fallecimiento que se produjo un domingo, día de descanso, por asfixia por inmersión, al
bañarse en la playa de Badagry, y las sentencias de 17 de marzo de 1986 y 19 de julio
de 1986 niegan también la consideración de accidente de trabajo el fallecimiento por
infarto de miocardio de trabajadores en misión cuando los infartos se produjeron cuando
descasaban en el hotel y sin que constase ninguna circunstancia que pudiese evidenciar
una relación entre el trabajo realizado y la lesión cardíaca padecida. La solución es
diferente en algunas sentencias como las de 14 de abril de 1988 y 4 de mayo de 1998,
pero lo es en atención a las especiales circunstancias de los casos decididos: en la
primera -también un infarto en el hotel padecido por un directivo que participa en una
reunión profesional- porque el propio infarto se vincula no a la misión, sino una
situación laboral de "gran stress", y en la segunda porque la lesión se produce en el
328
propio vehículo que conducía el trabajador, aunque mientras descansaba, conduciendo
otro compañero. De acuerdo con esta doctrina, no puede considerarse correcto el criterio
que sostiene que durante todo el desarrollo de la misión el trabajador se encuentra en el
tiempo y el lugar del trabajo, aunque se trate de periodos ajenos a la prestación de
servicios, de descanso o de actividades de carácter personal o privado.».

«La Directiva 2002/15 CE distingue entre tiempo de trabajo, tiempo de


disponibilidad y descanso. En el primero se está en el lugar de trabajo, a disposición del
empresario en el ejercicio de las tareas normales, realizando funciones complementarias
o en periodos de espera de carga o descarga. En el tiempo de disponibilidad no se
permanece en el lugar de trabajo, pero se está disponible para responder a posibles
instrucciones que ordenen emprender o reanudar la conducción. El tiempo de
disponibilidad se define precisamente por oposición a "los periodos de pausa o
descanso". En el caso examinado la lesión se ha producido durante el tiempo de
descanso; un descanso que, por exigencias del tipo de trabajo, ocurre fuera del ámbito
privado normal del trabajador, pero que no se confunde con el tiempo de trabajo en
ninguna de sus acepciones y que, por tanto, no queda comprendido en la presunción del
artículo 115.3 de la Ley General de la Seguridad Social; presunción que se funda en un
juicio de estimación de la probabilidad de que una lesión que se produce durante el
tiempo y el lugar del trabajo se deba a la actividad laboral, lo que obviamente no sucede
cuando el trabajador fuera de la jornada se encuentra descansando en un hotel.».

En el mismo sentido en nuestra sentencia de 8 de octubre de 2009, rcud


1871/2008 , se estimó que no era accidente de trabajo el fallecimiento del trabajador por
infarto agudo de miocardio en la habitación del hotel de Marrakech donde se encontraba
descansando, estando en el mismo mientras realizaba un trabajo encomendado por su
empresa. La sentencia, con invocación de anteriores sentencias de esta Sala contiene el
siguiente razonamiento: "La noción de accidente en misión ha sido aceptada por la
doctrina de esta Sala como una modalidad específica de accidente de trabajo, en la que
se produce un desplazamiento del trabajador para realizar una actividad encomendada

329
por la empresa. La misión integra así dos elementos conectados ambos con la prestación
de servicios del trabajador: 1º) el desplazamiento para cumplir la misión y 2º) la
realización del trabajo en que consiste la misión. La protección del desplazamiento
presenta cierta similitud con la del accidente "in itinere", en la medida en que el
desplazamiento se protege en cuanto que puede ser determinante de la lesión, como en
el caso de la sentencia 26 de diciembre de 1988, sobre la insuficiencia cardíaca por una
crisis de asma durante un vuelo en avión que impidió que el trabajador fuese
debidamente atendido, con lo que sin el desplazamiento el resultado lesivo no se
hubiese producido. En cuanto al accidente que se produce en la realización del trabajo
que constituye el objeto de la misión, su régimen es el normal del artículo 115.1 de la
Ley General de la Seguridad Social. Pero no todo lo que sucede durante la misión tiene
una conexión necesaria con el trabajo, cuando ni es propiamente desplazamiento, ni
tampoco realización de la actividad laboral. Así la sentencia de 10 de febrero de 1983
excluyó de la consideración de accidente de trabajo el fallecimiento de un trabajador en
misión en Nigeria; fallecimiento que se produjo un domingo, día de descanso, por
asfixia por inmersión, al bañarse en la playa de Badagry, y las sentencias de 17 de
marzo de 1986 y 19 de julio de 1986 niegan también la consideración de accidente de
trabajo el fallecimiento por infarto de miocardio de trabajadores en misión cuando los
infartos se produjeron cuando descasaban en el hotel y sin que constase ninguna
circunstancia que pudiese evidenciar una relación entre el trabajo realizado y la lesión
cardíaca padecida. La solución es diferente en algunas sentencias como las de 14 de
abril de 1988 y 4 de mayo de 1998 , pero lo es en atención a las especiales
circunstancias de los casos decididos: en la primera -también un infarto en el hotel
padecido por un directivo que participa en una reunión profesional- porque el propio
infarto se vincula no a la misión, sino una situación laboral de "gran stress", y en la
segunda porque la lesión se produce en el propio vehículo que conducía el trabajador,
aunque mientras descansaba, conduciendo otro compañero. De acuerdo con esta
doctrina, no puede considerarse correcto el criterio que sostiene que durante todo el
desarrollo de la misión el trabajador se encuentra en el tiempo y el lugar del trabajo,
aunque se trate de periodos ajenos a la prestación de servicios, de descanso o de
actividades de carácter personal o privado".

330
En el mismo sentido podemos citar nuestras sentencias de 16 de septiembre de
2013 (R. 2965/2012) y la de contraste, entre otras.

2. La aplicación de la anterior doctrina al presente caso obliga, como antes se


anticipó, a estimar el recurso porque, como la crisis cardíaca sobrevino al causante en
horas de descanso y en la habitación del hotel en que se alojaba un día en el que
amaneció indispuesto y no se levantó para ir al trabajo, no puede estimarse la existencia
de accidente de trabajo "in itinere" y, consecuentemente, al no jugar la presunción en
favor de la existencia de accidente laboral, ni constar la existencia de conexión alguna
entre el trabajo realizado y la enfermedad causante de la muerte, ni que esta tuviese por
origen el trabajo realizado, procede estimar el recurso.

TERCERO.- Las anteriores consideraciones obligan, como ha informado el


Ministerio Fiscal, a estimar el recurso, a casar y anular la sentencia recurrida y a
resolver el debate planteado en suplicación en el sentido de confirmar la sentencia de
instancia y de desestimar el recurso de suplicación interpuesto por la parte demandante.
Sin costas y con devolución de depósitos y cantidades consignadas para recurrir.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido

1. Estimar el recurso de casación para unificación de doctrina interpuesto por la


representación legal de Mutualia, Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades
Profesionales de la Seguridad Social nº 2, contra la sentencia dictada el 22 de julio de
2014 por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco en recurso
de suplicación nº 1350/2014. 2. Casar y anular la sentencia recurrida. 3. Resolver el

331
debate planteado en suplicación en el sentido de confirmar la sentencia de instancia
dictada el 25 de febrero de 2014, por el Juzgado de lo Social nº 7 de Bilbao, en autos
número 840/2013 4. Sin costas y con devolución al recurrente de los depósitos
constituidos para recurrir. 5. Dese a las consignaciones efectuadas para recurrir el
destino legal.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

13-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 3 DE NOVIEMBRE


DE 2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 7 de mayo de 2012 el Juzgado de lo Social nº 2 de


Granollers dictó sentencia que fue recurrida en suplicación por Zurich España
Compañía de Seguros SA, Freudenberg España, SA, Telas sin Tejer, Sociedad en
Comandita y D. Anibal ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de
Cataluña, la cual dictó sentencia en fecha 12 de mayo de 2014, cuya parte dispositiva
dice lo siguiente:

«Que ESTIMANDO como estimamos los recursos de suplicación formulados


por la empresa Freudenberg España SA y por la aseguradora Zurich España Compañía
de Seguros SA y desestimando el presentado por D. Anibal , contra la sentencia dictada
por el Juzgado de lo Social nº 2 de los de Granollers en fecha 7/5/12 en los autos
seguidos en dicho Juzgado con el nº 389/2007, debemos revocar y revocamos la misma
para, y con desestimación de la demanda, absolver a las demandadas de las peticiones
contenidas en la demanda. Procederá asimismo, y una vez firme esta decisión, devolver

332
a las recurrentes las cantidades depositadas o consignadas a los efectos de la
interposición de este recurso o, y en su caso, a la anulación de los avales presentados
con el mismo propósito. Sin costas».

Posteriormente, ésta sentencia fue aclarada por auto de fecha 21 de julio de 2014
cuya parte dispositiva queda del tenor literal siguiente:

«Que debíamos aclarar y aclarábamos la resolución de referencia en cuanto al


contenido de los apartados primero y segundo de la relación de Antecedentes de hecho
de nuestra sentencia en el sentido de ordenar la transcripción correcta de la parte
dispositiva y relación de hechos probados de la resolución recurrida que quedarán en los
siguientes términos:

"En el 1º de los Antecedentes de hecho de la sentencia, en relación a la parte


dispositiva, donde dice:

"Que desestimo la excepción de falta de legitimación pasiva alegada por


ADECCO T.T., EMPRESA DE TRABAJO TEMPORAL, S.A. y estimo la excepción
de cosa juzgada alegada por la misma empresa y por FREUDENBERG TELAS SIN
TEJER, S.A., SOCIEDAD EN COMANDITA por lo que desestimó la demanda
interpuesta por D. Anibal contra FREUDENBERG TELAS SIN TEJER, S.A.,
ADECCO T.T., S.A., AXA AURORA IBÉRICA, S.A. DE SEGUROS Y
REASEGUROS y ZURICH ESPAÑA, COMPAÑÍA DE SEGUROS, S.A., en
RECLAMACIÓN DE CANTIDAD y absuelvo a todos los demandados de las
pretensiones contra ellos deducidas en la demanda".

En fecha 7 de junio de 2012 se dictó auto de aclaración por el citado Juzgado de


lo Social, cuya parte dispositiva es del tenor literal siguiente:

333
"Aclarar la sentencia 127/2012 de 7 de mayo de 2012 en el sentido de que la
suma total de las partidas consignadas en el cuadro contenido en el apartado "B)
Cuantificación del daño" del fundamento jurídico cuarto ascienden a la cantidad de
234.989'57. En consecuencia, el fallo de la sentencia 127/2012 queda redactado del
modo siguiente: Fallo. Que estimo la falta de legitimación pasiva de ADECCO T.T. S.A
EMPRESA DE TRABAJO TEMPORAL, y de AXA AURORA IBÉRICA, S.A. DE
SEGUROS Y REASEGUROS. Que estimo en parte la demanda interpuesta por D.
Anibal contra FREUDENBERG TELAS SIN TEJER, S.A., y ZURICH ESPAÑA,
COMPAÑÍA DE SEGUROS, S.A., en RECLAMACIÓN DE CANTIDAD a quienes
condeno a pagar al actor la suma de DOSCIENTOS TREINTA Y CUATRO MIL
NOVECIENTOS OCHENTA Y NUEVE CON CINCUENTA Y SIETE CÉNTIMOS
(234.989'57€), quedando limitada la responsabilidad de ZURICH ESPAÑA
COMPAÑÍA DE SEGUROS, S.A., LA SUMA DE CIENTO CINCUENTA MIL
EUROS, límite máximo de cobertura por víctima y correspondiendo el resto a la
empresa demandada, devengando los intereses de acuerdo con lo establecido en el
fundamento jurídico sexto. Se absuelve a ADECCO T.T. S.A. EMPRESA DE
TRABAJO TEMPORAL, y a AXA AURORA IBÉRICA S.A DE SEGUROS Y
REASEGUROS"."

El fallo de la misma debe quedar redactado del tenor literal siguiente:

Debe decir: Que estimo la falta de legitimación pasiva de ADECCO T.T. SA


EMPRESA DE TRABAJO TEMPORAL, y de AXA AURORA IBÉRICA, SA DE
SEGUROS Y REASEGUROS.

Que estimo en parte la demanda interpuesta por D. Anibal contra


FREUDENBERG TELAS SIN TEJER, SA, y ZURICH ESPAÑA, COMPAÑÍA DE
SEGUROS, SA, en RECLAMACIÓN DE CANTIDAD a quienes condeno a pagar al
actor la suma de DOSCIENTOS TREINTA Y CINCO MIL DOSCIENTOS
OCHENTA Y NUEVE EUROS con CINCUENTA Y SIETE CÉNTIMOS
334
(235.289'57€), quedando limitada la responsabilidad de ZURICH ESPAÑA
COMPAÑÍA DE SEGUROS, SA, la suma de CIENTO CINCUENTA MIL EUROS,
límite máximo de cobertura por víctima y correspondiendo el resto a la empresa
demandada, devengando los intereses de acuerdo con lo establecido en el fundamento
jurídico sexto.

Se absuelve a ADECCO T.T. SA EMPRESA DE TRABAJO TEMPORAL, y a


AXA AURORA IBÉRICA, SA de SEGUROS Y REASEGUROS.

En fecha 7 de junio de 2012 se dictó auto de aclaración por el citado Juzgado de


lo Social, cuya parte dispositiva es del tenor literal siguiente:

Que estimo la falta de legitimación pasiva de ADECCO T.T. SA EMPRESA DE


TRABAJO TEMPORAL, y de AXA AURORA IBÉRICA, SA DE SEGUROS Y
REASEGUROS.

Que estimo en parte la demanda interpuesta por D. Anibal contra


FREUDENBERG TELAS SIN TEJER, SA y ZURICH ESPAÑA, COMPAÑÍA DE
SEGUROS, SA, en RECLAMACIÓN DE CANTIDAD a quienes condeno a pagar al
actor la suma de DOSCIENTAS TREINTA Y CUATRO MIL NOVECIENTOS
OCHENTA Y NUEVE CON CINCUENTA Y SIETE CÉNTIMOS (234.989,57 €),
quedando limitada la responsabilidad de ZURICH ESPAÑA COMPAÑÍA DE
SEGUROS, SA, la suma de CIENTO CINCUENTA MIL EUROS, límite máximo de
cobertura por víctima y correspondiendo el resto a la empresa demandada, devengando
los intereses de acuerdo con lo establecido en el fundamento jurídico sexto.

Se absuelve a ADECCO T.T. SA EMPRESA DE TRABAJO TEMPORAL, y a


AXA AURORA IBÉRICA, SA DE SEGUROS Y REASEGUROS".

335
En cuanto al 2º de los Antecedentes de hecho, en cuanto a los hechos probados
que constan en la misma, siendo correcto el número total de 20 hechos probados, al
hallarse repetidos dos de ellos el séptimo y el décimo segundo quedando rectificados del
siguiente modo:

"Primero.- El actor ingresó en la empresa el día 03-01-05 contratado por la


empresa ADECCO ETT para ser cedido en la empresa FREUDENBERG ESPAÑA,
S.A., TELAS SIN TEJER SOCIEDAD EN COMANDITA, con la categoría profesional
de GRUPO II para desempeñar las siguientes funciones (folios 230, 240 y ) de:

COLABORAR CON EL PERSONAL DE LA EMPRESA EN EL TRABAJO


DE LAS DIFERENTES SECCIONES, ESPECIALMENTE EN EL SET-3, PONER EN
MARCHA LAS LÍNEAS, TENER UN SEGUIMIENTO DE LA PRODUCCIÓN,
LLEVAR A CABO LA LIMPIEZA DE LAS MÁQUINAS Y DEMÁS TRABAJOS.

Segundo.- La retribución bruta del actor correspondiente al mes de abril/2005


(mes anterior al accidente) fue de 1,646'40 € que constituyen la base de cotización para
contingencias comunes y profesionales. (folios 957 y 958).

Tercero.- El día 06-05-05, el actor inició su jornada laboral a las 06:00 horas en
la máquina BUCKHARDT MODELO BS01/2000/KA00132 en la que trabajaba
juntamente con D. Luis Enrique y D. Lucas. Dicha máquina es una calandria de
perforación caliente compuesta de un rodillo de pekalón, un rodillo punzante y un
inductor calienta cilindros, estos dos últimos protegidos con una carcasa metálica sujeta
con cuatro tornillos. La finalidad de la máquina es el estampado y perforación de una
tela sin tejer cuya utilidad posterior será la de "mocho para fregonas". La máquina
procesa la tela sin tejer a una velocidad aproximada de 40 metros por minuto (folios
200, 201).
336
Cuarto.- Hacia las 7:00 horas, aproximadamente, del día 06-05-05 se atascó la
tela en su paso por la máquina por lo que el actor y los trabajadores mencionados en el
hecho probado anterior procedieron a parar la máquina y retirar la carcasa metálica de
protección para proceder a reparar la avería limpiando el rodillo punzante con una
herramienta consistente en un punzón metálico con el que se retiraban, uno a uno, los
restos de tela adheridos al rodillo (folio 200, 242 a 246 y 248 a 252).

Quinto.- Poco antes de las 08:00 llegó a la empresa el Sr. Jacobo, Supervisor de
Línea, y pasó por las proximidades de la máquina observando que los trabajos se
realizaban con la máquina parada (testifical de D. Jacobo , D. Lucas y D. Martín).

Sexto.- Hacia las 08:15 horas, el Sr. Luis Enrique propuso continuar la limpieza
del rodillo con la máquina en marcha (con velocidad reducida de 20 metros por minuto)
y limpiar el rodillo con un cepillo de púas que se fue a buscar a otras máquinas,
continuando la limpieza el Sr. Luis Enrique y el Sr. Lucas . Al cabo de un tiempo el Sr.
Luis Enrique dejó su puesto para ir al lavabo y, encargó al actor, que estaba barriendo
en los alrededores de la máquina (folios 200, 245, 248 a 252 testifical de D. Jacobo , D.
Luis Enrique, D. Lucas). (Hecho probado que fue aclarado por auto de fecha 16 de
octubre de 2014).

Séptimo.- Hacia las 09:00 horas el actor sufrió un accidente de trabajo al


quedarle atrapada la mano y el brazo derecho entre el rodillo punzante y la placa de
inducción, procediendo a parar la máquina el Sr. Diego mediante el paro de emergencia,
después de haberlo intentado el Sr. Lucas que estaba en estado de shock (folios 200,
242, 245, 248 a 252 y testifical de D. Diego).

Séptimo.- La máquina dispone en su parte frontal de dos botoneras como paro


de emergencia y, en su parte posterior el paro de emergencia es de tipo "tirón",
337
disponiendo los trabajadores Sr. Anibal y Sr. Luis Enrique de candados para instalar en
el interruptor de corriente donde pueden instalarse hasta tres candados, número que
resulta ampliable con un accesorio.(folios 201 y 246 y testifical de Dª. Eva María)

Octavo.- El fabricante de la máquina, CRISTOPH BURCHARDT A.G. emitió


en fecha 31-10-02 la DECLARACIÓN "CE" DE CONFORMIDAD SOBRE
MÁQUINAS (según la directiva 89/392/CE, anexo II, sub A) según la cual (folio 273):

CORRESPONDE A LAS EXIGENCIAS BÁSICAS DE LA DIRECTIVA DE


LA CE SOBRE MÁQUINAS (DIRECTIVA "CE" 89/392/CEE), INCLUIDAS LAS
MODIFICACIONES DE LA MISMA Y LA CORRESPONDIENTE
TRANSPOSICIÓN A LA LEY NACIONAL.

Noveno.- El actor y los restantes compañeros que formaban el equipo de la


máquina habían recibido cursos de formación sobre riesgos generales y específicos,
habiendo sido informados que las operaciones de limpieza y mantenimiento debían
llevarse a cabo con la máquina parada y bloqueando los interruptores de corriente
eléctrica y las válvulas mediante los condados con llave y, concretamente, en fecha 30-
12-04, el actor realizó un curso de prevención de riesgos laborales para las funciones de
trabajos de la sección de acabados especialmente en el coating set siguiendo las
indicaciones del encargado de la sección. Cualificación y formación recibida: peón,
grupo profesional 2; Normativa de Seguridad y Medioambiente en fecha 03-01-05;; y
Procedimiento de Bloqueo y Señalización (Lock out/tag out) en fecha 03-03-05 (folios
201, 260 a 271, 236 a 238, 459 y 858).

Décimo.- La Inspección de Trabajo giró visita al centro de trabajo donde ocurrió


el accidente de trabajo objeto del presente pleito y, previas las comprobaciones
pertinentes concluye su informe en el sentido siguiente (folio 201).

338
A) NO SE APRECIA FALTA DE MEDIDAS DE SEGURIDAD EN EL
EQUIPO DE TRABAJO, EL RESGUARDO QUE CUBRE LOS RODILLOS ES UN
RESGUARDO FIJO QUE REQUIERE, PARA SER RETIRADO, QUITAR
PREVIAMENTE LOS CUATRO TORNILLOS ALLEN QUE LO SUJETAN A LA
ESTRUCTURA. A ESTO HAY QUE AÑADIR LA POSIBILIDAD QUE TIENE EL
OPERARIO DE BLOQUEAR MEDIANTE UN CANDADO LA POSIBLE PUESTA
EN MARCHA DE LA MÁQUINA; SIN QUE EN BASE A LO EXPUESTO, Y A
JUICIO DEL QUE SUSCRIBE, PUEDA EXIGIRSE QUE DICHO RESGUARDO
VAYA ASOCIADO A UN SISTEMA DE ENCLAVAMIENTO, SISTEMA QUE SI
RESULTARÍA NECESARIO DE TRATARSE DE UN RESGUARDO MÓVIL O DE
NO PODER GARANTIZAR QUE LA MAQUINARIA NO VA A SER PUESTA EN
MARCHA POR OTRO OPERARIO DURANTE SU MANIPULACIÓN.

B) LOS TRABAJADORES HABÍAN SIDO DEBIDAMENTE FORMADOS


SOBRE LA FORMA SEGURA DE REALIZAR EL TRABAJO NO SOLO DE LA
NECESIDAD DE QUE ESTE SE REALICE CON LA MÁQUINA PARADA, SINO
DE ASEGURAR QUE LA MISMA NO PUEDA SER PUESTA EN MARCHA,
MEDIANTE LA UTILIZACIÓN DEL CORRESPONDIENTE CANDADO.

C) EL SUPERVISOR DE LÍNEA DURANTE EL TIEMPO QUE ESTUVO


OBSERVANDO, ESTA SE REALIZABA CORRECTAMENTE, Y FUE EN SU
AUSENCIA CUANDO SE PUSO EN MARCHA LA MÁQUINA Y SE UTILIZÓ UN
UTENSILIO DISTINTO AL PREVISTO, POR LO CUAL, NO CABE APRECIAR EN
EL PRESENTE CASO UNA CULPA IN VIGILANDO DE LA EMPLEADORA.

Décimoprimero.- En fecha 09-03-07, el actor presentó en el INSS un escrito


solicitando que se impusiera a las empresas ADECCO TT, S.A. y FREUDENBERG
ESPAÑA TELAS SIN TEJER, S.C. un recargo del 50 % de las prestaciones causadas
por el accidente sufrido por el actor el día 06-05-05.(folios 206 a 208).

339
Décimosegundo.- La resolución del INSS de fecha 03-09-07 denegó la petición
de responsabilidad empresarial por falta de medidas de seguridad e higiene en el trabajo
y acordó que no procedía el recargo de las prestaciones económicas causadas por el
accidente sufrido por el actor en fecha 06-05-05, motivando su decisión en el siguiente
razonamiento (folios 183 y 183):

EN EL PRESENTE CASO Y UNA VEZ EXAMINADA LA


DOCUMENTACIÓN QUE CONSTA EN EL EXPEDIENTE, SE LLEGÓ A LA
CONCLUSIÓN DE QUE EN EL ACCIDENTE NO SE INCUMPLIERON LAS
MEDIDAS DE SEGURIDAD E HIGIENE EN EL TRABAJO Y, EN
CONSECUENCIA, LA EMPRESA NO DEBE SER CONDENADA A UN
INCREMENTO DE LAS PRESTACIONES MEDIANTE EL RECARGO PREVISTO
EN EL ART. 123 DE LA LEY GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL .

Décimosegundo.- Contra la resolución referida en el hecho probado anterior, la


parte actora interpuso reclamación previa, que fue desestimada, demanda jurisdiccional
ante el Juzgado Social nº 31 de Barcelona, que también fue desestimada por sentencia
de fecha 28-11-07 y recurso de suplicación cuya sentencia de fecha 10-06-09 confirmó
la sentencia de instancia, que, entre otros, declaró probados los siguientes hechos:(folio
202 a 205):

PRIMERO.- EL DÍA 06-05-05, Anibal SE ENCONTRABA TRABAJANDO


POR CUENTA DE ADECCO ETT, S.A., HABIENDO SIDO PUESTO A
DISPOSICIÓN DE LA USUARIA FREUDENBERG ESPAÑA, S.A. TELAS SIN
TEJER SOCIEDAD EN COMANDITA COMO PEÓN CUANDO SUFRIÓ UN
ACCIDENTE DE TRABAJO DURANTE SU PRESTACIÓN DE SERVICIOS EN SU
CONTRATO CON ADECCO SE HIZO CONSTAR QUE EL PUESTO DE TRABAJO
SE ENCUADRABA EN EL GRUPO PROFESIONAL II EXPRESÁNDOSE QUE

340
ENTRE SUS FUNCIONES SE ENCONTRARÍAN LAS DE "LLEVAR A CABO LA
LIMPIEZA DE LAS MÁQUINAS". PRESTABA SUS SERVICIOS EN
FREUDENBERG DESDE ENERO DE 2005.

SEGUNDO.- EN LA FECHA INDICADA EL ACTOR PRESTABA


SERVICIOS EN LA LÍNEA DE FABRICACIÓN DENOMINADA PRINTING
MOCHO Y CONCRETAMENTE EN UNA MÁQUINA DE PERFORACIÓN EN
CALIENTE COMPUESTA ENTRE OTROS ELEMENTOS DE UN RODILLO
PUNZANTE Y UN INDUCTOR CALIENTA CILINDROS PROTEGIDOS POR UNA
CARCASA METÁLICA SUJETA CON CUATRO TORNILLOS. SIENDO
APROXIMADAMENTE LAS 07.00 HORAS DEL EXPRESADO DÍA EN EL
RODILLO SE QUEDARON PEGADOS TROZOS DE TELA QUE IMPEDÍAN EL
NORMAL FUNCIONAMIENTO DE LA MÁQUINA, POR LO QUE EL ACTOR,
JUNTO CON OTROS DOS OPERARIOS, SE DISPUSIERON A LIMPIAR EL
RODILLO. INICIALMENTE, Y A TAL EFECTO, DETUVIERON LA MÁQUINA,
RETIRARON LA CARCASA Y COMENZARON A LIMPIAR EL RODILLO CON
UN PUNZÓN METÁLICO. .PASADO UN TIEMPO, SIN EMBARGO,
CONSIDERANDO QUE DE ESE MODO EL TRABAJO SE PROLONGARÍA
MUCHO EN EL TIEMPO, UNO DE LOS OPERARIOS PROPUSO ENCENDER LA
MÁQUINA Y CONTINUAR LA LIMPIEZA CON ELLA ENCENDIDA, Y EL
RODILLO GIRANDO, CAMBIANDO EL PUNZÓN POR UN CEPILLO
DESTINADO A LA LIMPIEZA DE OTRAS MÁQUINAS, COMO ASÍ SE HIZO.
SOBRE LA 09.00 HORAS EL ACTOR OCUPÓ EL PUESTO DE LIMPIEZA DEL
RODILLO QUE HASTA ESE MOMENTO OCUPABA OTRO OPERARIO,
MOMENTO EN EL QUE SE PRODUJO EL ATRAPAMIENTO DE SU MANO Y
BRAZO DERECHO DEL TRABAJADOR. MOMENTOS DESPUÉS OTRO
OPERARIO PULSÓ EL BOTÓN DE PARADA DE EMERGENCIA, DE LOS
VARIOS EXISTENTES EN LA MÁQUINA Y DETENIÉNDOSE TRAS UN LEVE
RECORRIDO POR INERCIA DEL RODILLO. EL SUPERVISOR VIO A LOS
OPERARIOS REALIZANDO LAS LABORES DE LIMPIEZA DON LA MÁQUINA
DETENIDA.
341
TERCERO.- EL ACTOR, AL SER CONTRATADO POR ADECCO REALIZÓ
UN CURSO DE PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES CONSISTENTE EN EL
VISIONADO DE UN VÍDEO MULTIMEDIA DE UNOS 30 MINUTOS DE
DURACIÓN Y CONTENIDO GENERAL, INCLUSIVO DE UN MÓDULO SOBRE
SEGURIDAD EN MÁQUINAS, Y ESPECÍFICAMENTE PRENSAS, TORNOS Y
SIERRAS CIRCULARES TRAS EL CUAL DEBEN DE LLENAR UN
CUESTIONARIO PARA SUPERARLO. EN EL MOMENTO DEL CONTRATO SE
ENTREGÓ AL ACTOR UNA FICHA DE PREVENCIÓN DE RIESGOS
LABORALES EN LA QUE SE CONTEMPLABA, ENTRE OTROS, EL RIESGO DE
ATRAPAMIENTO POR Y ENTRE OBJETOS, INDICÁNDOSE COMO MEDIDAS
DE PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN QUE "LOS ELEMENTOS MÓVILES DE LAS
MÁQUINAS DEBEN ESTAR TALMENTE AISLADOS POR DISEÑO,
FABRICACIÓN Y/O UBICACIÓN, EN CASO CONTRARIO ES NECESARIO LOS
MEDIANTE RESGUARDOS YO DISPOSITIVOS DE SEGURIDAD". EL
TRABAJADOR HABÍA RECIBIDO FORMACIÓN EN "PROCEDIMIENTO DE
BLOQUEO Y SEÑALIZACIÓN Y DE INTERVENCIÓN EN MÁQUINA EN
MARCHA", CONSTANDO EN LA DOCUMENTACIÓN ENTREGADA QUE EN
LAS INTERVENCIONES DE LIMPIEZA SE DEBERÁ ELIMINAR LA ENERGÍA
DE LA MÁQUINA, Y BLOQUEAR CON EL CANDADO EL INTERRUPTOR,
SIÉNDOLE ENTREGADO DICHO CON EL QUE SE PUEDE BLOQUEAR EL
INTERRUPTOR DE ENCENDIDO Y APAGADO DE LA MÁQUINA DE SUERTE
QUE COLOCADO EL MISMO ES IMPOSIBLE LA PUESTA EN MARCHA.

CUARTO-. EL CENTRE DE SEGURITAT I CONDICIONS DE SALUT EN


EL TREBALL EMITIÓ INFORME DE 26-07-05, TRAS VISITAR LA EMPRESA EL
09-05- 05, CUYO CONTENIDO SE DA POR REPRODUCIDO YEN EL QUE
CONCLUYE QUE NO HAY CAUSAS DEL ACCIDENTE SUSCEPTIBLES DE
CORRECCIÓN TÉCNICA. LA INSPECCIÓN DE TRABAJO EMITIÓ INFORME EN
FECHA 02-11-05, CUYO CONTENIDO SE DA AQUÍ POR REPRODUCIDO, Y EN
EL QUE CONCLUYE QUE "NO SE APRECIA FALTA DE MEDIDAS DE
342
SEGURIDAD", QUE "LOS TRABAJADORES HABÍAN SIDO FORMADOS SOBRE
LA FORMA SEGURA DE REALIZAR EL TRABAJO" Y QUE "NO CABE
APRECIAR EN EL PRESENTE CASO UNA CULPA IN VIGILANDO DE LA
EMPLEADORA" YA QUE "EL SUPERVISOR DE LA LÍNEA DURANTE EL
TIEMPO QUE ESTUVO OBSERVANDO LA OPERACIÓN ÉSTA SE REALIZABA
CORRECTAMENTE Y QUE FUE EN SU AUSENCIA CUANDO SE PUSO EN
MARCHA LA MÁQUINA Y SE UTILIZÓ UN UTENSILIO DISTINTO AL
PREVISTO".

Decimotercero.- En base a los anteriores hechos probados, que la sentencia de


suplicación referida concluye en su fundamento jurídico 4º (folio 915):

NO PODEMOS SINO DESCARTAR LA EXISTENCIA DE CUALQUIERA


OMISIÓN DE MEDIDAS DE SEGURIDAD IMPUTABLE A LA EMPRESA Y
CONFIRMAR, COMO HACE LA SENTENCIA DE INSTANCIA, QUE LA ÚNICA
EXPLICACIÓN RAZONABLE DEL ACCIDENTE REMITE A SITUAR EN LA
PROPIA NEGLIGENCIA DEL TRABAJADOR ACCIDENTADO LA CAUSA DEL
ACCIDENTE EN CUESTIÓN. LA APLICACIÓN DEL PRECEPTO LEGAL AL
QUE REMITE EL RECURSO EXIGE QUE NO SE HAYAN OBSERVADO LAS
MEDIDAS GENERALES Y PARTICULARES DE SEGURIDAD EN EL TRABAJO,
LO QUE NO PUEDE TENERSE POR ACAECIDO EN EL PRESENTE CASO.

Decimocuarto.- El actor permaneció en situación de incapacidad temporal desde


la fecha del accidente hasta el día 14-04-06, fecha en la que fue dado de alta médica con
secuelas, prorrogándose el devengo de la prestación por incapacidad temporal hasta 09-
10-06. El total de subsidio por IT devengado fue de 17.312'80 € (folio 151).

Decimoquinto.- El actor, nacido el día NUM000 81 tiene reconocida por


resolución del INSS de fecha 10.10.06 una incapacidad permanente en grado de total
343
para la profesión habitual derivada de accidente de trabajo con efectos desde 11.04.06
sobre una base reguladora de 19.910'76 € anuales y porcentaje del 55% por las lesiones
siguientes:(folios 347 y 348):

ATRAPAMIENTO DE LA EXTREMIDAD SUPERIOR DERECHA CON


LESIÓN AXILOBRAQUIAL (AFECTACIÓN PLEXO BRAQUIAL A PARTIR DE
C5) Y ANTEBRONQUIAL (AFECTACIÓN NEUROVASCULAR). SECUELAS:
LIMITACIÓN CODO DERECHO, PRONOSUPINACIÓN ANTEBRAZO DERECHO
Y MANO AFUNCIONAL" (Hecho probado que fue aclarado por auto de fecha 16 de
octubre de 2014).

Decimosexto.- La capitalización de la prestación de incapacidad permanente y


total reconocida al actor por el accidente de trabajo sufrido el 06-05-05 asciende a la
suma de 199.258'14 € de las que 197.009'33 € corresponden a capital coste de renta y
2.248'81 corresponden a intereses (folio 150).

Decimoséptimo.- El actor tiene reconocido por el Departament d'Acció Social i


Ciudadanía en Dictamen Técnico Facultativo de fecha 06-06-07 un grado de
disminución del 44 %. (folio 829).

Decimoctavo.- FREUDENBERG ESPAÑA, S.A. tiene contratado el Servicio de


Prevención con CATALANA DE PREVENCIÓN, S.L. y ADECCO TT, S.A. dispone
de un Servicio de Prevención Mancomunado (folio 850, vuelto).

Decimonoveno.- FREUDENBERG ESPAÑA, S.A., tiene concertada con la


aseguradora ZURICH ESPAÑA, una póliza de seguro por responsabilidad civil patronal
que garantiza 3.000.000 € por siniestro y año de seguro con un sub-límite por víctima de
150.000 € (folio 941) y que cubre, de forma expresa exclusivamente la responsabilidad

344
civil que pueda ser exigida al asegurado por los daños corporales ocasionados a sus
propios trabajadores en el ejercicio de la actividad asegurada por la póliza nº NUM001
y solo cuando los trabajadores accidentados se encuentren dados de alta en el momento
de ocurrir el accidente de trabajo en el Régimen General de la Seguridad Social (folio
941).

Vigésimo.- ADECCO T.T., S.A. EMPRESA DE TRABAJO TEMPORAL, tiene


suscita con la aseguradora AXA AURORA IBÉRICA, S.A., una póliza de seguro por
responsabilidad civil patronal que garantiza 3.000.000 € por siniestro y año de seguro
con un sub-límite por víctima de 150.000 € (folio 997)."

Así como ordenar el complemento de nuestra sentencia para dar respuesta a la


petición formulada por el recurrente en relación a la incorporación de un nuevo apartado
a la relación de hechos probados de la resolución recurrida y que figuraría con el ordinal
décimo-quinto bis bien que para desestimar dicha petición.

El hecho probado décimo-quinto bis que se ha omitido quedará redactado del


siguiente modo:

Décimo-quinto bis: El actor fue reconocido por médico forense del Juzgado de
Primera Instancia e Instrucción nº 3 de Mollet del Vallés que emitió informe de sanidad
en fecha 25/10/2006 con las siguientes secuelas: parálisis del brazo derecho, pérdida de
masa muscular y gran deformidad tanto en el brazo como en el resto del cuerpo y
extremidades inferiores, cicatrices deformantes en pectoral dret (sic) (30x2), omóplato
derecho (10x15), pierna izquierda (150xe), alteraciones cromáticas (60x20) todas en
ambas piernas. También presenta un cuadro de ansiedad reactiva secundario al
traumatismo (síndrome de estrés postraumático)"».

345
SEGUNDO.- Por la representación de D. Anibal se formalizó el presente recurso
de casación para la unificación de doctrina que tuvo entrada en el Tribunal Superior de
Justicia de Cataluña el 9 de diciembre de 2014. Se aporta como sentencias
contradictorias con la recurrida la dictada por la Sala de lo Social del Tribunal Superior
de Justicia de Cantabria en fecha 7 de octubre de 1994 (Rec. 592/1994) y por la Sala de
lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, de fecha 21 de diciembre de
2009 (Rec. 4769/2008 ).

TERCERO.- Con fecha 16 de julio de 2015 se admitió a trámite el presente


recurso. Dándose traslado del escrito de interposición y de los autos a la representación
procesal de la parte recurrida para que formalice su impugnación en el plazo de quince
días. Evacuado el traslado de impugnación, se pasaron las actuaciones al Ministerio
Fiscal que emitió informe en el sentido de considerar el recurso IMPROCEDENTE.

CUARTO.- Instruido el Excmo. Sr. Magistrado Ponente, se declararon


conclusos los autos, señalándose para votación y fallo el día 3 de noviembre de 2016,
fecha en que tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- La representación letrada del actor D. Anibal recurre en casación


para la unificación de la doctrina la Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de
Cataluña de 12 de mayo de 2014, recaída en el recurso 4117/2013 . Esta resolución
estimó los recursos de suplicación formulados por la empresa Freudenberg España, S.A.
y por la aseguradora Zurich España Compañía de Seguros S.A. a las que absolvió de la
demanda formulada por el actor, cuyo recurso de suplicación también fue desestimado.
En definitiva, el fallo de la sentencia aquí combatida desestimó la demanda inicial en
reclamación de daños y perjuicios derivados del accidente de trabajo sufrido por el actor
hoy recurrente.
346
El recurso se articula en dos motivos en los que, al amparo del artículo 207.e)
LRJS se denuncia infracción de normas jurídicas que el recurrente entiende aplicables.

Los hechos relevantes a efectos de analizar la contradicción en cada uno de los motivos
que se derivan de la sentencia recurrida son los siguientes: 1) El actor Sr. Anibal sufrió
un accidente de trabajo al quedarle atrapada la mano y el brazo derecho entre el rodillo
punzante y la placa de inducción de la máquina en la que trabajaba. 2) El accidente se
produjo de esta forma: trabajando en una máquina que procesa la tela sin tejer a una
velocidad aproximada de 40 metros por minuto, se atascó la tela en su paso por la
máquina por lo que el actor y otros dos procedieron a parar la máquina y retirar la
carcasa metálica de protección para proceder a reparar la avería limpiando el rodillo
punzante con una herramienta consistente en un punzón metálico con el que se
retiraban, uno a uno, los restos de tela adheridos al rodillo. Por uno de los trabajadores
se propuso continuar la limpieza del rodillo con la máquina en marcha (con velocidad
reducida de 20 metros por minuto) y limpiar el rodillo con un cepillo de púas que se fue
a buscar a otras máquinas, lo que así se hizo, produciéndose el accidente. 3) El actor y
los restantes compañeros que formaban el equipo de la máquina habían recibido cursos
de formación sobre riesgos generales y específicos, habiendo sido informados que las
operaciones de limpieza y mantenimiento debían llevarse a cabo con la máquina parada
y bloqueando los interruptores de corriente eléctrica y las válvulas mediante los
candados con llave y, concretamente, en fecha 30-12-04, el actor realizó un curso de
prevención de riesgos laborales para las funciones de trabajos de la sección de acabados
especialmente en el coating set siguiendo las indicaciones del encargado de la sección.
4) La Inspección de Trabajo giró visita al centro de trabajo donde ocurrió el accidente
de trabajo objeto del presente pleito y, previas las comprobaciones pertinentes concluye
su informe en el sentido de que no se aprecia falta de medidas de seguridad en el equipo
de trabajo; que los trabajadores habían sido debidamente formados sobre la forma
segura de realizar el trabajo, no solo de realizarlo con la máquina parada sino de
asegurar que la misma no pueda ser puesta en marcha; el supervisor estuvo observando
que todo se hacía correctamente y fue en su ausencia cuando se puso en marcha la
máquina. 5) La STSJ de Cataluña de 10 de junio de 2009 confirmó la sentencia del
347
Juzgado de lo Social nº 31 de Barcelona, que desestimó la imposición del recargo
estableciendo que se debía descartar la existencia de cualquiera omisión de medidas de
seguridad imputable a la empresa y confirmar, como hace la sentencia de instancia, que
la única explicación razonable del accidente remite a situar en la propia negligencia del
trabajador accidentado la causa del accidente en cuestión. La aplicación del precepto
legal al que remite el recurso exige que no se hayan observado las medidas generales y
particulares de seguridad en el trabajo, lo que no puede tenerse por acaecido en el
presente caso.

La sentencia recurrida desestima la reclamación de daños y perjuicios formulada


por el actor por entender la Sala -tras rechazar la modificación de hechos probados
propuesta-, que las circunstancias del accidente de trabajo que aparecen descritas en los
hechos probados de la sentencia, son las mismas sobre las que se pronunció la Sala en
sentencia que descartó la procedencia de imponer recargo alguno a la empresa,
descartando como había hecho la Inspección de Trabajo, la concurrencia de cualquier
infracción en materia de normas de seguridad y salud en el trabajo, ya que: 1) La
empresa tenía como protocolo de actuación, que la limpieza del rodillo tenía que
hacerse con la máquina parada; 2) Los tres operarios iniciaron la actuación con la
máquina parada, siendo en ese estado como el supervisor de la línea encuentra a los
trabajadores; decidiendo después un trabajador, sin objeción de los restantes, a realizar
la limpieza poniendo en marcha la máquina, habiendo recibido formación precisa al
efecto y conociendo que estaban contraviniendo claramente los mandatos de la empresa;
3) El Centro de Seguridad y Condiciones de Salud en el Trabajo, emitió informe en el
que se descartaba expresamente que hubiera causas del accidente susceptibles de
corrección técnica; 4) La Inspección de Trabajo también descartó que se hubiera
producido infracción alguna en materia de seguridad en el trabajo imputable a la
empresa, indicando expresamente que debía descartarse la concurrencia de "culpa in
vigilando" de la misma; 5) Como ya se afirmó en sentencia anterior sobre recargo de
prestaciones, el accidente se produjo por una negligencia del trabajador.

348
SEGUNDO.- En el primer motivo del recurso, el recurrente denuncia infracción
por inaplicación de los artículos 1902 y 1903 CC . Para viabilizar el motivo propone
como sentencia de contraste la dictada por la Sala de lo Social de Cantabria de 7 de
octubre de 1994, Rec. 592/1994, que contempla un supuesto en el que: 1) el actor oficial
de 2ª prestaba servicios para un Ayuntamiento. 2) Sufrió accidente de trabajo al ir a
cargar una caseta metálica de obra entre cuatro personas sin desmontarla en un camión
de la obra por indicación del Oficial de Primera. 3) Se tramitó recargo por falta de
medidas de seguridad que finalizó, tras diversos avatares por desistimiento del
trabajador.

La Sala cántabra revocó la sentencia de instancia para condenar al Ayuntamiento


a abonar al actor 4.000.000 ptas. como consecuencia del accidente sufrido, teniendo en
cuenta que aunque en los hechos probados no se dice que quien encargó que se cargara
la caseta sin desmontarla fuera encargado de la empresa, sí consta que "indicó" que
realizara el trabajo, asumiendo de hecho, como presumiblemente lo venía haciendo, la
jefatura de la obra en aquellas circunstancias, pues era el delegado del empresario, ya
que existía una diferencia jerárquica puesto que el actor era albañil oficial de segunda, y
el ordenante albañil oficial primera, debiendo justificar la empresa que niega la
condición de encargado de la obra, quién asume dicha función. Añade la Sala que el
hecho de que el actor asumiera por economía de trabajo la carga sin desmontar de la
caseta metálica, no implica que se pueda eximir de responsabilidad a la empresa, al
tratarse de un supuesto de concurrencia causal y no de responsabilidad única de la
empresa. Por último, señala la Sala que a diferencia del recargo, no es preciso en
reclamación de indemnización de daños y perjuicios, alegar la vulneración de una
norma específica, sino el incumplimiento de las obligaciones generales de diligencia
conforme a criterios de común apreciación, como serían el no cargar un peso que puede
exceder de las posibilidades físicas de quienes pretenden levantarlo, con el resultado
que se hizo efectivo de lesiones.

349
El examen de ambas sentencias pone de relieve la inexistencia de contradicción.
En efecto, no cabe apreciar la existencia de contradicción entre las resoluciones
comparadas en los términos del artículo 219 LRJS, por cuanto que en la sentencia
recurrida lo que consta es que el supervisor de línea comprobó que los trabajos se
realizaban con la máquina parada, siendo después cuando uno de los trabajadores
propuso continuar la limpieza con la máquina en marcha, continuando el trabajo el
actor. Por el contrario, en la sentencia de contraste no consta que existiera un supervisor
que comprobara que los trabajos se ejecutaban conforme a lo ordenado por la empresa,
ya que un trabajador que ostentaba la categoría de oficial 1ª es el que indicó que se
cargara la caseta metálica sin desmontarla, siendo el trabajador accidentado oficial 2ª.
En atención a ello es por lo que en la sentencia de contraste se condena a la empresa a
indemnizar al trabajador, al entender la Sala que la empresa tiene que asumir las
consecuencias de las órdenes de las personas que asumen las funciones de encargado de
la obra (puesto que no ha probado que existiera otro), mientras que en la sentencia
recurrida se exime de la indemnización, teniendo en cuenta que los trabajadores estaban
formados e informados de los riesgos, y además que la empresa tenía un protocolo de
actuación según el que la limpieza del rodillo tenía que hacerse con la máquina parada.

Además de las reseñadas diferencias fácticas que, en todo caso, impiden la


contradicción, debe tenerse en cuenta, por un lado, que la sentencia recurrida en ningún
momento se pronuncia sobre el posible efecto de cosa juzgada que la parte ahora alega
su inexistencia en casación unificadora, y sobre el que la sentencia de contraste tampoco
se pronuncia; y, por otro, que la recurrente construye el recurso sobre hechos que no
constan probados, y respecto de los que reconoce que aunque se solicitó la
modificación, ésta no fue aceptada por la Sala, indicando incluso (folio 3 del escrito de
interposición) que "los hechos de comparación entre la sentencia recurrida y las
sentencias de contraste serán no solo los que se indiquen dentro del apartado de "hechos
probados" sino también los hechos o afirmaciones de hechos que se contengan en los
fundamentos de derecho y los que se haya intentado la revisión pero que fueron
rechazados por la Sala de suplicación exclusivamente por considerarlos irrelevantes y

350
que ofrecen prueba avalatoria [extremo sobre el que el Tribunal Supremo puede entrar
complementando el relato de hechos probados de la instancia]".

En definitiva, la parte recurrente lo que pretende es que esta Sala proceda a


revisar los hechos probados o valorar nuevamente la prueba, lo que no es posible, ya
que la Sala ha señalado con reiteración que la finalidad institucional del recurso de
casación para la unificación de doctrina determina que no sea posible en este
excepcional recurso revisar los hechos probados de la sentencia recurrida ni abordar
cuestiones relativas a la valoración de la prueba (SSTS de 14 de marzo de 2001 (R.
2623/2000), 7 de mayo de 2001 (R. 3962/1999), 29 de junio de 2001 (R. 1886/2000 ), 2
de octubre de 2001 (R. 2592/2000), 6 de marzo de 2002 (R. 2940/2001), 30 de
septiembre de 2002 (R. 3828/2001), 24 de abril de 2007 (R. 107/2006), 25 de
septiembre de 2008 (R. 1790/07 ), 23 de febrero de 2009 (R. 3017/07), 22 de diciembre
de 2010 (R. 1344/10) y 12 de abril de 2011 (R. 3169/10) pues «es claro que el error de
hecho no puede fundar un recurso de casación para la unificación de doctrina, como se
desprende de los artículos 217 y 222 de la Ley de Procedimiento Laboral , y ello tanto si
la revisión se intenta por la vía directa de la denuncia de un error de hecho como si de
forma indirecta» (SSTS de 9 de febrero de 1993 (R. 1496/1992), 24 de abril de 2007 (R.
107/2006 ), 29 de mayo de 2007 (R. 429/2006), 2 de julio de 2007 (R. 1251/2006), 25
de septiembre de 2007 (R. 3137/2006), 5 de diciembre de 2007 (R. 3071/2006), 17 de
junio de 2008 (R. 67/2007), 30 de junio de 2008 (R. 1385/2007), 30 de junio de 2008
(R. 2639/2007), 17 de julio de 2008 (R. 2929/2007), 15 de diciembre de 2008 (R.
178/2008), 29 de enero de 2009 (R. 476/2008), 23 de febrero de 2009 (R 3017/2007), 2
de febrero de 2010 (R. 2033/09), 27 de septiembre de 2011 (R. 4299/2010) y 5 de
diciembre de 2011 (R. 905/2011).

TERCERO.- En el segundo motivo de recurso, se alega infracción de los


artículos 1101 al 1108 CC y arts 14 a 19 LPRL. Para viabilizar el recurso invoca como
sentencia de comparación la del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, de 21 de
diciembre de 2009 (Rec. 4769/2008 ), que estima parcialmente el recurso interpuesto

351
por el actor y condena solidariamente a la UTE formada por diversas empresas y a sus
respectivas aseguradoras, al abono de correspondiente indemnización por los daños y
perjuicios derivados del accidente de trabajo.

En dicha sentencia, resultan relevantes los siguientes hechos: 1) El accidentado


había estado realizando la instalación eléctrica en el interior del hueco de la plataforma
de montaje del ascensor, que se accionaba con una botonera interior de subida y bajada,
sin que existiera botonera exterior. 2) Tras terminar la instalación interior dejaron
cerradas las puertas de acceso a la plataforma, y unos empleados de otra empresa
preguntaron al trabajador accidentado y a su encargado si habían finalizado sus trabajos,
a lo que el encargado respondió que sí. 3) Posteriormente el encargado dio instrucciones
al trabajador para que continuase su trabajo en el exterior de la plataforma de montaje,
instalando las pantallas de luz sobre la puerta del futuro ascensor. La puerta que accedía
a la plataforma de montaje estaba abierta y el trabajador introdujo el brazo izquierdo en
el hueco de la plataforma, que en este momento estaba siendo utilizada por los operarios
de la otra empresa. Al subir la plataforma le seccionó el brazo. 4) El trabajador fue
declarado en situación de incapacidad permanente total cualificada.

Solicitaba en esta sentencia referencial el recurrente la nulidad de la sentencia de


instancia por entender que violaba la tutela judicial la apreciación efectuada de la cosa
juzgada, aun en su efecto positivo, en la medida en que en el pleito sobre recargo de
prestaciones no se resolvió sobre la existencia o no de responsabilidad civil con la
concurrencia de sus requisitos propios, sino solamente sobre el recargo de prestaciones
por la violación de medidas de seguridad. La Sala se remite a doctrina propia anterior
que rechaza la inexistencia de vinculación del proceso por responsabilidad civil respecto
de la declaración previamente efectuada de inexistencia de falta de medidas de
seguridad, y, en consecuencia, la aplicación de la excepción de cosa juzgada, por ser el
recargo independiente y compatible con la indemnización por daños. No obstante todo
ello, señala que en el presente caso, la apreciación del efecto positivo de la cosa juzgada
no puede conllevar de nuevo su nulidad. Añade la Sala que conforme a la doctrina

352
general sobre responsabilidad contractual, se exigen como requisitos para su existencia
la de un acto doloso o imprudente, un resultado dañoso y una relación de causalidad
adecuada entre el acto y el resultado en orden a la producción del mismo. Y la cuestión
debatida en el presente caso es, pues, si existió culpa o negligencia en la actividad de la
contratista y las empresas principales en el hecho que produjo el accidente, que por
relación de causalidad dé lugar a indemnización de los perjuicios solicitados,
entendiendo la Sala que existe relación de causalidad entre el acto y el daño, por lo que
existe responsabilidad civil por los daños causados y ha de condenarse a las empresas
codemandadas por la negligencia en la forma de controlar el trabajo, eminentemente
peligroso, realizado por su cuenta, en calidad de empleadora y empresas principales, así
como en los respectivos límites, a las aseguradoras.

No puede apreciarse la existencia de contradicción entre la sentencia recurrida y


la que se cita como término de comparación, al no concurrir las identidades que exige el
artículo 219 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social , ya que si bien en ambos
casos se trata de reclamaciones de indemnización por daños y perjuicios derivados de
accidentes de trabajo, en los que se analiza lo resuelto en una sentencia anterior relativa
al recargo de prestaciones de Seguridad Social derivado del mismo accidente, existen
notables diferencias que obstan a la contradicción, ya que en la sentencia recurrida se
analiza la existencia de responsabilidad empresarial o no en el procedimiento sobre
indemnización por daños y perjuicios derivados del accidente de trabajo sufrido por el
trabajador, como por otra parte se hizo en la sentencia que resolvió sobre el recargo,
aludiendo la Sala a dicha sentencia pero no para aplicar el efecto de cosa juzgada, sino
para fundamentar, a mayor abundamiento, su conclusión, a la vista de los hechos que
constan probados del incumplimiento de medidas de seguridad por parte de la empresa;
por el contrario, en la sentencia de contrate, la sentencia sobre el recargo excluyó la
violación de preceptos reglamentarios pero no analizó la existencia de culpa
empresarial, que es lo que se analizó posteriormente en el procedimiento de
indemnización por daños y perjuicios en que a la vista de los hechos que constan
probados, la Sala entiende que se incumplieron medidas de seguridad por lo que
procede imponer la responsabilidad de las empresas en la indemnización.
353
Dichas diferentes conclusiones que derivan en que en la sentencia recurrida se
exima a la empresa de responsabilidad y se imponga en la de contraste, proceden
además de la existencia de diferentes hechos probados, ya que en la sentencia recurrida
lo que consta es que los trabajadores estaban formados e informados de los riesgos,
además de que la empresa tenía un protocolo de actuación de que la limpieza del rodillo
tenía que hacerse con la máquina parada, habiendo comprobado el supervisor que los
trabajos se realizaban en dichas circunstancias, siendo posteriormente cuando uno de los
trabajadores indicó que se realizaran los trabajos con la máquina en funcionamiento sin
que los otros objetaran nada, mientras que en la sentencia de contraste lo que consta tras
la modificación de hechos probados, es que tras terminar la instalación eléctrica en el
interior del hueco de la plataforma de montaje del ascensor, otros empleados de otra
empresa preguntaron al trabajador accidentado y a su encargado si habían finalizado los
trabajos, a lo que el encargado respondió que sí, dando posteriormente instrucciones el
encargado al trabajador para que continuase su trabajo estando la plataforma de montaje
abierta, introduciendo el accidentado el brazo en el hueco de la plataforma que en ese
momento estaba siendo utilizada por los operarios de otra empresa.

Tales diferencias impiden que pueda prosperar el motivo y con él, la totalidad
del recurso, por lo que, de conformidad con lo interesado por el Ministerio Fiscal en su
informe, procedería la inadmisión del recurso que, en este trámite, comporta su integra
desestimación.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido

1) Desestimar el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto


por D. Anibal, representado y asistido por el letrado D. Agustín López Anadón. 2)
354
Confirmar la sentencia dictada el 12 de mayo de 2013 por la Sala de lo Social del
Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, en el recurso de suplicación número
4117/2013, que resolvió el formulado contra la sentencia del Juzgado de lo Social
número 2 de Granollers, de fecha 7 de mayo de 2012, recaída en autos número
389/2007, seguidos a instancia de D. Anibal, contra Freudenberg Telas Sin Tejer, SA;
ADECCO T.T., SA, Empresa de Trabajo Temporal; Axa Aurora Ibérica, SA de Seguros
y Reaseguros y Zurich España Compañía de Seguros, SA, sobre reclamación de
cantidad. 3) No efectuar ninguna imposición de costas.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

14-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 27 DE OCTUBRE DE


2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 14 de noviembre de 2014 el Juzgado de lo Social nº 5 de


Oviedo, dictó sentencia, en la que consta la siguiente parte dispositiva: "Que,
desestimando íntegramente la demanda formulada por Dª Vanesa contra el INSTITUTO
NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL y TESORERIA GENERAL DE LA
SEGURIDAD SOCIAL, LA MUTUA DE ACCIDENTES DE TABAJO Y
ENFERMEDADES PROFESIONALES INTERCOMARCAL, la UTE IMESAPE Y
PROHOGAR JARDÓN Y ALONSO SL debo declarar y declaro no haber lugar a lo
solicitado, absolviendo a la demandada del petitum de la demanda". Con fecha 26 de
noviembre de 2014 se dictó Auto de Aclaración en cuya parte dispositiva se dice: 1.-
Estimar la solicitud de Dª. Estibaliz de aclarar la sentencia dictada en este
procedimiento con fecha 14 de noviembre de 2014 en el sentido que se indica a
continuación "en los HECHOS CUARTO, SEXTO y SEPTIMO, así como en el
355
FUNDAMENTO DE DERECHO PRIMERO y FALLO, debe figurar como demandante
el nombre de Estibaliz.».

SEGUNDO.- En dicha sentencia, como hechos probados, se declaran los


siguientes: 1º) Dª Estibaliz con DNI NUM000 , nacida el día NUM001 de 1965, se
encuentra afiliada a la Seguridad Social en el Régimen General con el número nº
NUM002 con la categoría profesional de ayudante de cocina prestando servidos para
UTE RESIDENCIA CAUDAL las contingencias profesionales y comunes al momento
del hecho causante eran cubiertas por LA MUTUA DE ACCIDENTES DE TABAJO Y
ENFERMEDADES PROFESIONALES INTERCOMARCAL. La trabajadora inició un
proceso de incapacidad temporal el día 24 de junio de 2013, en la contingencia de
enfermedad común con el diagnostico de infarto cardíaco. 2º) A instancia de la Mutua
se inicia expediente de cambio de contingencia a los fines de que el periodo de baja
iniciado el día 24 de junio de 2013 sea considerado de enfermedad común, recayendo
Resolución de la Dirección Provincial del INSS, de fecha 7 de noviembre de 2013, en el
que resuelve: Declarar el carácter profesional de la Incapacidad Temporal iniciada por
Dª Estibaliz en fecha de 24 de junio de 2013, y determinar como responsable de esta
prestación de Incapacidad Temporal a LA MUTUA DE ACCIDENTES DE TRABAJO
Y ENFERMEDADES PROFESIONALES INTERCOMARCAL. 3º) LA MUTUA DE
ACCIDENTES DE TRABAJO Y ENFERMEDADES PROFESIONALES
INTERCOMARCAL interpuso Reclamación previa solicitando se declare que en el
periodo de incapacidad iniciado en fecha 24 de junio de 2013 fuera declarado como
enfermedad común que fue estimada por Resolución de la Dirección Provincial del
INSS, de fecha 30 de enero de 2014, en virtud de informe propuesta de fecha 8 de enero
de 2014 contra la que se formuló la demanda rectora del presente proceso en fecha de
19 de febrero de 2014. 4º) Dª Estibaliz presenta el siguiente cuadro clínico: SCACEST.
Enfermedad coronaria de 3 vasos. Angioplastia en DA. BY-pass coronario cuádruple.
5º) La trabajadora inició un proceso de incapacidad temporal el día 24 de junio de 2013.
6º) Dª Estibaliz prestaba servicios para UTE IMESAPE Y PRHOGAR JARDON Y
ALONSO SL como ayudante de cocina en la residencia Valle del Caudal a jornada
completa con turno de 08:30 a 15:30 horas. El día 23 de junio 2013 (domingo) desde el
356
momento en que la trabajadora inició su jornada laboral no se encontraba bien y sobre
las 11:00 horas aproximadamente cuando se encontraba en su puesto de trabajo
manifestó que estaba mal y que tenía un fuerte dolor en el pecho, estómago y vómitos,
ante lo cual fue trasladada por UVI móvil y trasladada al HUCA donde se le diagnosticó
de enfermedad coronaria de 3 vasos, precisando de angioplastia en DA y posterior
revascularización. En informe del HUCA nº 282.255 se recoge como datos clínicos que
el dolor torácico empezó a las 22:00 horas del día 22 de junio de 2013. 7º) En
resolución de la Dirección provincial del INSS de fecha 11 de junio de 2014 Dª
Estibaliz ha sido declarada en situación de incapacidad permanente absoluta para todo
tipo de trabajo en la contingencia de enfermedad común con derecho a percibir una
pensión vitalicia en la cuantía del 100% de una base reguladora de 713,29 €/mensuales
en catorce pagas anuales, con efectos de 9 de junio de 2014. 8º) Se fija la base
reguladora en la contingencia de enfermedad común en 37,93 €/día.».

TERCERO.- La citada sentencia fue recurrida en suplicación por el Letrado D.


Indalecio Talavera Salomón, en nombre y representación de Dª Estibaliz , ante la Sala
de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, la cual dictó sentencia en
fecha 13 de marzo de 2015 , en la que consta el siguiente fallo: «Que desestimamos el
recurso de suplicación interpuesto por Estibaliz contra la sentencia del Juzgado de lo
Social nº 5 de Oviedo, dictada en los autos seguidos a su instancia contra el
INSTITUTO NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL, la TESORERIA
GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL, la MUTUA INTERCOMARCAL y la
empresa UTE IMESAPE Y PROHOGAR JARDON Y ALONSO SL, sobre Incapacidad
Temporal, y en consecuencia confirmamos la resolución impugnada.».

CUARTO.- Por la representación de Dª Estibaliz, se formalizó el presente


recurso de casación para la unificación de doctrina, en el que se alega como sentencia
contradictoria con la recurrida la dictada por la Sala de lo Social del Tribunal Supremo
de fecha 18 de diciembre de 2013 en el Recurso número 726/2013.

357
QUINTO.- Por providencia de ésta Sala de procedió a admitir a trámite el citado
recurso y habiendo sido impugnado el recurso, se emitió el preceptivo informe del
Ministerio Fiscal en el sentido de considerar el recurso procedente, se declararon
conclusos los autos, señalándose para su votación y fallo el día 20 de octubre de 2016,
en cuya fecha tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- La demandante fue trasladada el 23 de junio de 2013 desde su


puesto de trabajo al HUC al manifestar que tenía fuerte dolor en el pecho, estómago y
vómitos, no encontrándose bien desde el momento de inicio de su jornada laboral. Se le
diagnosticó enfermedad coronaria de tres vasos precisado angioplastia en DA y
posteriormente revascularización. El Informe del H U C A recoge como datos clínicos
que el dolor torácico empezó a las 22 horas del día 22 de junio de 2013.

Tanto el proceso de incapacidad temporal como la incapacidad permanente


absoluta han sido declarados de origen común.

La sentencia parte como elemento esencial para apreciar la ruptura del nexo
causal del dato consistente en que el dolor torácico empezó a las 22 horas del día 22 de
junio de 2013 cuando la demandante estaba disfrutando de un periodo de descanso.

Recurre la trabajadora en casación para la unificación de doctrina y ofrece como


sentencia de contraste la dictada el 18 de diciembre de 2013 por la Sala Cuarta del
tribunal Supremo (R.C.U.D. 726/2013 ).En la sentencia de comparación el trabajador,
tras experimentar sobre las 2 horas del 15 de septiembre de 2005 dolor torácico opresivo
que duró 15 minutos, náuseas, vómitos, acudió a su trabajo y cuando ya se encontraba
en él, sobre las 7,45 horas presenta dolor retroesternal opresivo de 20 minutos de

358
duración. Consultado el médico de la empresa se le deriva al hospital, se orienta el
cuadro como infarto lateral no Q. y se le deriva al Hospital de Sant Jordi para estudio y
tratamiento. A lo largo de un año anterior al 15 de septiembre de 2003 refiere haber
sufrido episodios de dolor torácico sin relación con el esfuerzo que se acompaña de
sudor frío y sensación de OFEC y tos.

En informe realizado el 13 de noviembre de 2016 constan los datos de


cardiopatía isquémica IAM, implantación STENT, vasculopatía periférica, claudicación
intermitente, isquemia intestinal,. trastorno depresivo.

La reclamación de contingencia profesional fue rechazada en la instancia y en


suplicación siendo la referencial la que accede a dicha calificación por entender que la
existencia de antecedentes de tipo coronario o padecer con anterioridad una enfermedad
cardíaca no es bastante para excluir el trabajo como factor desencadenante, puesto que
la lesión surgió en el lugar y tiempo de trabajo, términos y razonamiento a su vez
extraídos de la sentencia que sirvió para establecer en aquel caso la contradicción y que
la sentencia referencial hace suyos no obstante carecer dicha sentencia de contraste de
semejante base fáctica ya que en esa sentencia no se nos da noticia de que padeciera
ningún síntoma, lo único que se nos dice es que «sobre las 10 horas del 17 de junio de
2004 sintió un fuerte dolor torácico cuando se hallaba prestando servicios como oficial
de 1ª .»

El artículo 219 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social exige para la


viabilidad del recurso de casación para la unificación de doctrina que exista
contradicción entre la sentencia impugnada y otra resolución judicial que ha de ser -a
salvo del supuesto contemplado en el número 2 de dicho artículo- una sentencia de una
Sala de lo Social de un Tribunal Superior de Justicia o de la Sala IV del Tribunal
Supremo. Dicha contradicción requiere que las resoluciones que se comparan contengan
pronunciamientos distintos sobre el mismo objeto, es decir, que se produzca una
diversidad de respuestas judiciales ante controversias esencialmente iguales y, aunque
359
no se exige una identidad absoluta, sí es preciso, como señala el precepto citado, que
respecto a los mismos litigantes u otros en la misma situación, se haya llegado a esa
diversidad de las decisiones pese a tratarse de "hechos, fundamentos y pretensiones
sustancialmente iguales" (sentencias, entre otras, de 7 de abril y 4 de mayo de 2005, R.
430/2004 y R. 2082/2004; 25 de julio de 2007, R. 2704/2006; 4 y 10 de octubre de
2007, R. 586/2006 y 312/2007, 16 de noviembre de 2007, R. 4993/2006; 8 de febrero y
10 de junio de 2008 , R. 2703/2006 y 2506/2007), 24 de junio de 2011, R. 3460/2010, 6
de octubre de 2011, R. 4307/2010, 27 de diciembre de 2011, R. 4328/2010 y 30 de
enero de 2012, R. 4753/2010.

Por otra parte, la contradicción no surge de una comparación abstracta de


doctrinas al margen de la identidad de las controversias, sino de una oposición de
pronunciamientos concretos recaídos en conflictos sustancialmente iguales (sentencias
de 28 de mayo de 2008, R. 814/2007; 3 de junio de 2008, R. 595/2007 y 2532/2006; 18
de julio de 2008, R. 437/2007; 15 y 22 de septiembre de 2008, R. 1126/2007 y
2613/2007; 2 de octubre de 2008, R. 483/2007 y 4351/2007; 20 de octubre de 2008, R.
672/2007; 3 de noviembre de 2008, 2637/2007 y 3883/07; 12 de noviembre de 2008,
2470/2007; y 18 y 19 de febrero de 2009, 3014/2007 y 1138/2008), 4 de octubre de
2011, R. 3629/2010, 28 de diciembre de 2011, R. 676/2011, 18 de enero de 2012,
1622/2011 y 24 de enero de 20121 R. 2094/2011.

Entiende la Sala que entre ambas resoluciones no cabe establecer la preceptiva


contradicción.

En la sentencia recurrida la dolencia de la demandante es de la misma etiología


que los síntomas sufridos la noche anterior a dirigirse la actora a su trabajo.

Por el contrario en la sentencia referencial, el infarto acaece en el lugar de


trabajo y es de tener en cuenta la especial caracterización que la jurisprudencia ha

360
otorgado al infarto creando una especificidad como accidente que no ha reconocido en
otras dolencias.

La apreciación en el trámite de dictar sentencia de una causa de inadmisión


determina la desestimación del recurso, de conformidad con el informe del Ministerio
Fiscal, sin que haya lugar la imposición de las costas a tenor de lo preceptuado en el
artículo 235 de la L.R.J.S.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido:

Desestimar el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por


el Letrado D. Indalecio Talavera Solomón, actuando en nombre y representación de Dª
Estibaliz, contra de la sentencia dictada el 13 de marzo de 2015 por la Sala de lo Social
del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, en recurso de suplicación nº 404/2015,
interpuesto contra la sentencia de fecha 14 de noviembre de 2014, dictada por el
Juzgado de lo Social nº 5 de Oviedo, en autos número 157/2014, seguidos a instancias
de Dª Estibaliz frente al INSS, TGSS, la Mutua de Accidentes de Trabajo y
Enfermedades Profesionales Intercomarcal y la empresa UTE IMESAPE y Prohogar
Jardon y Alonso S.L. Sin costas.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

15-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 25 DE OCTUBRE DE


2016

361
ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- El día 31 de marzo de 2014 la Sala de lo Social del Tribunal


Superior de Justicia de Madrid, dictó sentencia, en virtud del recurso de suplicación nº
1587/2013 interpuesto contra la sentencia del Juzgado de lo Social nº 40 de Madrid, en
los autos nº 1117/2011, seguidos a instancia de la empresa "Roca Sanitario, S.A." contra
el trabajador Don Bruno, la TESORERIA GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL
(TGSS) y el INSTITUTO NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL (INSS) sobre
seguridad social. La parte dispositiva de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia
de Madrid, es del tenor literal siguiente: "Que debemos desestimar y desestimamos el
recurso de suplicación interpuesto por el/la Letrado D./Dña. David Santiago Doral, en
nombre y representación de D./Dña. Bruno, contra la sentencia de fecha 21/02/2013
dictada por el Juzgado de lo Social n° 40 de Madrid en sus autos número Seguridad
social 1117/2011, seguidos a instancia de Roca Sanitario SA frente a D./Dña. Bruno,
Tesorería General de la Seguridad Social e Instituto Nacional de la Seguridad Social, y
en consecuencia, debemos confirmar y confirmamos la sentencia de instancia. Sin hacer
expresa declaración de condena en costas".

SEGUNDO.- La sentencia de instancia, de fecha 21 de febrero de 2013, dictada


por el Juzgado de lo Social nº 40 de Madrid , contenía los siguientes hechos probados:

"PRIMERO.- Con fecha 10 de marzo de 2009 el trabajador D. Bruno sufrió un


accidente laboral mientras desempeñaba su trabajo de Conductor Cubilote para la
empresa Roca Sanitario S.A. en la Fábrica de Bañeras de Fundición de Alcalá de
Henares consistente en una deflagración debido a la caída de hierro en el ciclón.

362
SEGUNDO.- Como consecuencia del accidente el trabajador ha sido declarado
en situación de Incapacidad Permanente Total para su profesión habitual con derecho a
percibir una pensión del 55% de su Base reguladora con efectos de 25.11.2010.

TERCERO.- A raíz del accidente de trabajo, la Inspección de Trabajo y


Seguridad Social giró visita de inspección a la empresa y levantó con fecha 2.10.2009
acta de infracción por la que se proponía la imposición de una sanción por importe de
2046 euros por la comisión de una infracción grave apreciada en grado mínimo del art.
1.1, 2 y 5.2 del RD 5/2000 de 4 de agosto de la Ley de Infracciones y Sanciones del
Orden Social por infracción del art. 16-2.a) de la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales . Se consideran causas del accidente la no evaluación identificando las causas
de los factores de riesgo de las proyecciones en el sistema de fusión y no efectuar la
evaluación el procedimiento de trabajo del mismo para determinar la medida preventiva
adecuada al riesgo.

CUARTO.- Con fecha 11.4.2011 el INSS dictó resolución declarando la


existencia de responsabilidad empresarial por falta de medidas de seguridad e higiene en
el trabajo en el accidente laboral sufrido por la trabajadora, declarando, en
consecuencia, la procedencia de que las prestaciones de Seguridad Social derivadas del
accidente sean incrementadas en un 30% con cargo a la empresa y declarando
igualmente la procedencia de la aplicación del mismo incremento respecto de las
prestaciones que, con cargo al mismo accidente, se pudieran reconocer en el futuro.

QUINTO.- El lugar donde ocurrió el accidente es la Sección de Fusión de la


fábrica donde como tecnología de fusión de hierro se utilizan lo cubilotes siendo el
conductor de cada uno de ellos le encargado de la vigilancia del buen funcionamiento
del mismo, de modo que el chorro fundente de escoria salga adecuadamente por su
piquera de salida y el hierro por la suya, limpiando con una barra la piquera de salida de
la escoria caso de atasco.

363
SEXTO.- El accidente tuvo lugar sobre las 19 horas cuando el actor realizaba la
tarea de vigilancia de evacuación de escoria observando un aumento considerable de
flujo fundente y al acudir a la zona de salida salió un chorro grande de escoria que
explotó al encapsularse el agua dentro del hierro se vaporizó el agua y seguidamente se
produjo la proyección salpicadura de partículas que afectó al trabajador.

SÉPTIMO.- Se aporta como documento 2 de la mercantil actora obrante en el


expediente administrativo la evaluación de riesgos laborales de la empresa en
noviembre de 2008 y como documento n°3 la revisión de la evaluación de riesgos del
puesto de trabajo de conductor de cubilote que recoge como riesgo general 2 los
contactos térmicos provocados por salpicaduras y/o radiaciones de metal fundido que
supera los 10000, como riesgo general 3 las proyecciones de partículas a los ojos,
debido a las características del proceso y al tipo de materiales utilizados y, finalmente,
como riesgo general 4 el riesgo de explosión si de manera accidental el hierro fundido
entra en contacto con agua en un espacio confinado. Para el riesgo de explosiones el
plan de acción preventivo exige asegurar que se ha entregado a todos los trabajadores la
Ficha informativa de riesgos del puesto de trabajo donde se ha de informar al trabajador
de que si observa alguna anomalía en la salida del hierro fundido deberá parar el ciclón
de agua e informar al mando. Para el riesgo de proyecciones el Plan exige asegurar que
se han facilitado a los trabajadores los EPI,s necesarios a utilizar en el puesto de trabajo
así como ropa ignífuga en las operaciones que impliquen aproximación al hierro
fundido.

OCTAVO.- El trabajador ha recibido información y formación individual sobre


la descripción de su puesto de trabajo, los riesgos existentes y prevención de los mismos
así como sobre el uso y mantenimiento de los equipos de protección individual en enero
de 2003, febrero de 2005, diciembre de 32006, noviembre de 2007 y febrero de 2009.
Noveno: Se ha agotado la vía previa administrativa».

364
El fallo de dicha sentencia es del tenor literal siguiente: "Que estimando la
demanda formulada por Roca Sanitario S.A. contra el Instituto Nacional de la Seguridad
Social, Tesorería General de la Seguridad Social y D. Bruno debo revocar y revoco la
resolución del Instituto Nacional de la Seguridad Social de fecha 11.4.2011 que impuso
a la empresa el recargo del 30% sobre las prestaciones de Seguridad Social derivadas
del accidente sufrido por el trabajador el día 10.3.2009, exonerando a dicha empresa del
abono del citado recargo y condenando a los codemandados a estar y pasar por dicha
declaración".

TERCERO.- Por la representación Letrada de Don Bruno , se formuló recurso


de casación para la unificación de doctrina, en el que: PRIMERO.- Se alega como
sentencia contradictoria con la recurrida la dictada por la Sala de lo Social del Tribunal
Supremo de fecha 12-julio-2007 (rollo 938/2006). SEGUNDO.- Lo articula por el cauce
procesal del art. 224.2 en relación con el art. 207.e) LRJS ("Infracción de las normas del
ordenamiento jurídico o de la jurisprudencia que fueren aplicables para resolver las
cuestiones objeto de debate") y entiende que la sentencia objeto de impugnación vulnera
por inaplicación los arts. 123 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social (LRJS) en
relación con los arts. 14 y 42 de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre de Prevención de
Riesgos Laborales , 16 del convenio nº 155 de la OIT de fecha 22 de junio de 1981,
16.2.a de la Ley 31/1995, de 8 de noviembre de Prevención de Riesgos Laborales, en
relación con los arts. 2.2, 3.1, 4 y 5 del Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, del
Reglamento de Servicios de Prevención, 14, 15 y 17 de la Ley 31/1995, de 8 de
noviembre de Prevención de Riesgos Laborales, puestos en relación con el art. 4 del
Real Decreto 1215/1997, de 18 de julio, por el que se establecen las disposiciones
mínimas de seguridad y salud para la utilización por los trabajadores de equipos de
trabajo y art. 40.2 de la Constitución Española.

CUARTO.- Por providencia de esta Sala de 1 de abril de 2015, se admitió a


trámite el presente recurso y por diligencia de ordenación de la misma fecha se dio

365
traslado del mismo a la parte recurrida para que formalizara su impugnación en el plazo
de quince días.

QUINTO.- Evacuado el traslado de impugnación por la parte recurrida, pasaron


las actuaciones al Ministerio Fiscal para que emitiera informe, dictaminando en el
sentido de considerar el recurso improcedente, e instruido el Excmo. Sr. Magistrado
Ponente, se declararon conclusos los autos, señalándose para la votación y fallo el día
19 de abril actual, en cuya fecha se acordó, mediante providencia, la suspensión de
dicho señalamiento, quedando pendiente de nuevo señalamiento.

SEXTO.- Por Providencia de fecha 8 de junio de 2016 y dadas las características


de la cuestión jurídica planteada y su trascendencia, se consideró que procedía su debate
por la Sala en Pleno, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 197 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial . A tal efecto se suspendió el señalamiento acordado para ese día y se
trasladó el mismo para el día 21 de septiembre de 2016, convocándose a todos los
Magistrados de esta Sala en cuya fecha tuvo lugar. En dicho acto, el Magistrado
Ponente Excmo. Sr. D. Fernando Salinas Molina, señaló que no compartía la decisión
mayoritaria de la Sala y que formularía voto particular, por lo que se encomendó la
redacción de la ponencia al Magistrado Excmo. Sr. D. José Luis Gilolmo López.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

ÚNICO.- 1. La sentencia recurrida en casación unificadora resuelve una


demanda interpuesta por la empresa con la pretensión de que se revocara la resolución
del INSS de fecha 11-4-2011 que declaró la responsabilidad empresarial, por falta de
medidas de seguridad e higiene en el trabajo, por causa del accidente laboral sufrido por
el trabajador codemandado el 10-3-2009, declarando igualmente un recargo del 30%
sobre las prestaciones que pudieran corresponderle.

366
2. Conforme constata la declaración de hechos probados de la sentencia de
instancia, transcrita en su integridad en los antecedentes de hecho de la presente
resolución e inmodificada por la de suplicación (que rechazó todas las revisiones
fácticas propuestas por el demandante, en particular la que postulaba la sustitución del
hecho probado 6º por una completa transcripción del informe de la Inspección de
Trabajo), el accidente, consistente en una deflagración debida a la caída de hierro en el
ciclón (h. p. 1º), se produjo como vimos el día 10 de marzo de 2009 cuando el
trabajador prestaba servicios para la empresa actora, como conductor de cubilote, en la
sección de fusión, en la que se utilizan los cubilotes como tecnología de fusión de
hierro, siendo el conductor el encargado de vigilar el buen funcionamiento, de modo
que el chorro fundente de escoria saliera adecuadamente por su piquera de salida y el
hierro por la suya, y limpiando con una barra la piquera de salida de la escoria en caso
de atasco (h. p. 5º).

El accidente ocurrió cuando el trabajador estaba vigilando la evacuación de


escoria y observó un aumento considerable de flujo fundente. Al acudir a la zona de
salida, surgió ("salió", dice el h. p. 5º) un chorro grande que explotó al encapsularse el
agua dentro del hierro, se evaporizó el agua y seguidamente se produjo la proyección
con salpicaduras de partículas que afectaron al trabajador (h. p. 6º).

La empresa había evaluado los riesgos en noviembre de 2008, catalogando como


"riesgo general 2" los contactos térmicos provocados por salpicaduras y/o radiaciones
de metal fundido que superaran los 10000, como "riesgo general 3" las proyecciones de
partículas a los ojos, debido a las características del proceso y al tipo de materiales
utilizados y, finalmente, como "riesgo general 4 ", el de explosión si, de manera
accidental, el hierro fundido entra en contacto con agua en un espacio confinado; para
este último, es decir, para ese "riesgo de explosión", el plan de acción preventivo exige
asegurar que se ha entregado a todos los trabajadores la Ficha informativa de riesgos del
puesto de trabajo donde se ha de informar al trabajador de que si observa alguna
anomalía en la salida del hierro fundido deberá parar el ciclón de agua e informar al

367
mando; para "el riesgo de proyecciones", el plan exige asegurar que se han facilitado a
los trabajadores los "EPI,s" (equipos de protección individual) necesarios a utilizar en el
puesto de trabajo así como ropa ignífuga en las operaciones que impliquen
aproximación al hierro fundido (h. p. 7º).

El trabajador había recibido formación e información individual sobre la


descripción de su puesto de trabajo, los riesgos existentes y la prevención de los
mismos, así como sobre el uso y mantenimiento de los equipos de protección individual
(EPI), en enero de 2003, febrero de 2005, diciembre de 2006, noviembre de 2007 y
febrero de 2009 (h. p. 8º).

Como consecuencia del accidente, el trabajador fue declarado en situación de


incapacidad permanente total (IPT) para su profesión habitual, con derecho a percibir
una pensión del 55% de su base reguladora y con efectos del 25 de noviembre de 2010
(h. p. 2º).

En vía administrativa (resolución del INSS de 11-4-2011), se impuso a la


empresa un recargo del 30% sobre todas las prestaciones derivadas del accidente,
incluidas las que se pudieran reconocer en el futuro, "por falta de medidas de seguridad
e higiene en el trabajo" (h. p. 4º).

Tanto la sentencia dictada en su día por el Juzgado de lo Social de instancia


como la aquí recurrida en casación unificadora ( STSJ de Madrid 31-3-2014, R.
1587/13), al estimar la demanda formulada por la empresa contra el INSS y contra el
trabajador accidentado, habían revocado la precitada resolución administrativa y, en
consecuencia, absolvieron a la empleadora, exonerándola del abono del recargo,
condenando a los codemandados a estar y pasar por tal declaración.

368
La sentencia del TSJ, tras rechazar todas las revisiones fácticas propuestas por el
trabajador en su recurso de suplicación, es decir -insistimos-, manteniendo incólume la
versión histórica de instancia, descarta la infracción del art. 123 de la Ley General de la
Seguridad Social (LGSS ), así como del art. 16.2.a) de la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales (LPRL ) en relación con los arts. 2.2 , 3, 1. 4 y 5 del Real Decreto 39/97 de
Reglamento de Servicios de Prevención, invocados todos en el único motivo de revisión
jurídica del recurso del trabajador.

La sentencia de suplicación aquí recurrida, en perfecta congruencia con lo


postulado por el trabajador allí recurrente y, por ello, limitándose expresamente "a
analizar la existencia o no de la infracción apreciada en sede administrativa" (que, según
identifica también de modo expreso, "en el presente caso fue el reproche de una
deficiente evaluación de los factores de riesgo y, en concreto, de las proyecciones en el
sistema de fusión -cubilotes-, falta de evaluación del procedimiento de trabajo en el
mismo que afectaba a la fijación de las medidas preventivas"), alcanza el firme y
conciso convencimiento de que -literalmente- "se acredita (hecho séptimo) que no
existía tal defecto de evaluación (riesgo de explosión) que por su carácter accidental -
impredecible e inevitable- había conllevado la prevención informativa al trabajador
(hecho octavo) de que <<si se observa alguna anomalía en la salida de hierro fundido
deberá parar el ciclón de agua e informar al mando>>" (FJ 3º in fine de la sentencia
impugnada).

3. Contra dicha sentencia recurre ahora el trabajador accidentado, denunciando


la vulneración, por inaplicación, de los arts. 123 de la LGSS , en relación con los arts.
14 y 42 de la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos , 16 del Convenio 155 de la OIT,
16.2.a) de la propia Ley de Prevención, en relación con los preceptos que cita del
Reglamento de Servicios de Prevención, los arts. 14, 15 y 17 de la misma Ley 31/95,
ahora en relación con el art. 4 del RD 1215/1997, y, en fin, el art. 40.2 de la

369
Constitución , invocando como sentencia de contraste la dictada el 12 de julio de 2007
(R. 938/2006) por esta Sala IV del Tribunal Supremo.

4. La resolución referencial trata también sobre un recargo de prestaciones en un


accidente de trabajo que igualmente dio lugar a la IPT del trabajador afectado. La
Inspección de Trabajo levantó Acta de Infracción y el INSS acordó el recargo del 30%
en las pertinentes prestaciones.

En esta sentencia se declara probado que el accidentado, con categoría de oficial


1ª, prestaba servicios en la denominada "maquina calanda número dos (modelo AM.B
14806)", realizando la tarea de control del proceso de laminado, cuando, en cierto
momento, observó la adherencia de una cinta de plástico en el extremo del cilindro, por
lo que fue a retirarla con su mano derecha, que resultó arrastrada y atrapada entre los
cilindros. La empresa había prohibido expresamente "intentar meter las manos en los
cilindros de laminado cuando se caiga un cuerpo extraño". Esta Sala llegó entonces a la
conclusión de que hubo responsabilidad empresarial en el accidente y rechazó que la
conducta imprudente, no temeraria, del trabajador hubiese roto el nexo causal entre la
infracción y el daño, puesto que, aunque hubiera una instrucción escrita clara (h. p. 7º),
concretada en aquella prohibición expresa, también resultaba que, en la evaluación
efectuada el 2-5-2001 "se identifica uno de los riesgos de la máquina referida...el del
atrapamiento por o entre objetos, y [se] advierte de la necesidad de dotar a la misma de
dispositivos que garanticen su seguridad, dotándola de protección para impedir la
accesibilidad de sus cilindros" (h. p. 5º), no obstante lo cual la empresa no lo hizo hasta
después de producido el accidente en cuestión.

La causa eficiente y determinante del daño, y de la consecuente atribución de la


responsabilidad empresarial en el recargo, fue, pues, no la posible imprudencia del
trabajador o su desatención de la instrucción expresa en contrario del empresario, sino el
incumplimiento por éste de la advertencia realizada en la evaluación de dotar a la

370
máquina de unos dispositivos de seguridad que solo fueron instalados después del
accidente.

5. Pues bien, conforme a constante y reiteradísima doctrina jurisprudencial (por


todas, SSTS de 28-5-2008, R. 814/07 , 3-6-2008, R. 595/07 , 18-7-2008, R. 437/07 , 15
y 22-9-2008 , R. 1126/07 y 2613/07 , 2-10-2008, R. 483/07 , 18-1-2012, R. 1622/11 , y
24-1-2012, R. 2094/11 ) que, desde antiguo, viene manteniendo que "la contradicción
no surge de una comparación abstracta de doctrinas al margen de la identidad de las
controversias, sino de una oposición de pronunciamientos concretos recaídos en
conflictos sustancialmente iguales", y que, aunque no se exige una identidad absoluta, sí
es preciso, como señala el art. 219 de la LRJS , que, respecto a los mismos litigantes u
otros en "idéntica situación", se haya llegado a esa diversidad de las decisiones, parece
obvio que no concurre el requisito de contradicción exigido por dicho precepto y,
aunque también la doctrina constante de esta Sala tiene reconocido que la infracción de
normas de seguridad no se contrarresta por la imprudencia del trabajador (por todas,
SSTS 12-7-2007, R. 938/06 , y 22-7-2010, R. 1241/09), no obstante, a diferencia de lo
que sucedía en tales precedentes, en el caso de autos no consta acreditada en absoluto
aquella infracción y, por tanto, no está en juego la posible incidencia de una hipotética
conducta imprudente (o la denominada "confianza profesional") del trabajador
accidentado, que, de concurrir, tal vez podría haber permitido equipar las sentencias
comparadas a los efectos de la contradicción.

6. La conducta omisiva del empleador en el caso de la sentencia de contraste,


contraria a la previsión expresa de la evaluación, a diferencia de lo que acontece en la
sentencia ahora recurrida, se advierte con toda claridad en el siguiente razonamiento de
la propia sentencia referencial, tal como igualmente destaca el informe del Ministerio
Fiscal, para llegar a nuestra misma conclusión de falta de contradicción:

"En el caso presente, a diferencia de lo que afirma la sentencia recurrida, no es


cierto que se haya roto el nexo causal entre infracción y daño por la conducta
371
imprudente del trabajador, dado que, siendo cierto que la empresa impartió
instrucciones escritas a los trabajadores en las que se les prohibía "intentar meter las
manos en los cilindros del laminador cuando se caiga un cuerpo extraño (hecho probado
quinto), no lo es menos que "En la evaluación de riesgos, efectuada el 2-5-2001 por el
Servicio de Prevención Sermesa concertado por la actora se identifica como uno de los
riesgos de la máquina referida en el ordinal procedente el de aparcamiento por o entre
objetos y advierte de la necesidad de dotar a la misma de dispositivos que garanticen su
seguridad, dotando de protección para impedir la accesibilidad a sus cilindros" y que
(hecho probado sexto) "A raíz del accidente sufrido por el trabajador demandado, la
Inspección de Trabajo practicó requerimiento a la empresa a efectos de proteger los
cilindros de dicha máquina.

Fue, pues, la conducta omisiva del empresario consistente en no llevar a la


práctica la medida de protegerse el trabajador respecto de los cilindros de la máquina, la
causa eficiente y determinante del daño producido al trabajador; acontecimiento que no
se hubiera producido de haberse cumplido por el empleador, "a priori y no a posteriori"
del accidente, las condiciones mínimas de seguridad a que antes se ha hecho referencia "
[FJ 2º,2,2), STS 12-7-2007].

7. En definitiva, los hechos probados de la sentencia recurrida ponen de


manifiesto el cumplimiento de las obligaciones empresariales en materia de formación e
información adecuadas sobre el específico puesto de trabajo y la correcta evaluación de
riesgos de dicho puesto así como que el trabajador accidentado, además de desatender
su función de limpiar con una barra la piquera de salida de la escoria en caso de atasco
(h. p. 5º), sobre todo, no cumplió la advertencia de parar el ciclón de agua y avisar al
mando en caso de anomalía en la salida del hierro fundido, tal como preveía el plan de
prevención; pero nada de eso era lo que sucedía en la sentencia de contraste, en la que,
como vimos, aunque el trabajador incumplió la instrucción expresa de no meter la mano
en el cilindro del laminador, la razón determinante de la imposición del recargo no fue
sino el incumplimiento empresarial que, ignorando el plan de prevención, no adoptó las

372
medidas necesarias para proteger los cilindros de la máquina, cosa que no hizo hasta
después de producido el accidente, "siendo por otra parte muy difícil, ya no en el caso
concreto, sino en términos generales", cual sucede en los litigios sobre invalidez o sobre
despidos y cuestiones disciplinarias en general, "valorar como equivalentes las distintas
conductas de cada trabajador en pleitos sobre recargo de prestaciones, como puede
deducirse de los numerosos supuestos en que esta Sala ha entendido que no existe
contradicción en temas de recargo" (por todas, SSTS4ª 25-10-1999, R. 4472/98 , 24-3-
2004, R. 747/03 , 1-2-2006, R. 4183/04 [a la que pertenecen las frases precedentemente
entrecomilladas ], 11-2-2016, R. 2806/14 , y 1-6-2016, R. 609/15 ).

8. Así pues, de conformidad con el parecer del Ministerio Fiscal, procede la


desestimación del recurso por carecer del requisito de la contradicción entre las
sentencias sometidas al juicio de identidad, sin que, de acuerdo con lo dispuesto en el
artículo 235 LRJS , haya lugar a la imposición de costas.

Por lo expuesto, en nombre de S. M. El Rey y por la autoridad conferida por el


pueblo español.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido

Desestimar el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por


la representación procesal de Don Bruno , contra la sentencia dictada por la Sala de lo
Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid en fecha 31-marzo-2014 (rollo
1587/2013 ) recaída en el recurso de suplicación formulado por el ahora recurrente
contra la sentencia dictada por el Juzgado de lo Social nº 40 de Madrid en fecha 21-
febrero-2013 (autos 1117/2011) en procedimiento seguido a instancia de la empresa
"Roca Sanitario, S.A." contra Don Bruno , la Tesorería General de la Seguridad Social
(TGSS) y el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), sobre seguridad social.
Sin costas.

373
Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

VOTO PARTICULAR:

VOTO PARTICULAR QUE FORMULA EL EXCMO. SR. MAGISTRADO


DON Fernando Salinas Molina, AL QUE SE ADHIEREN LOS/AS EXCMOS/AS.
SRES/AS. MAGISTRADOS/AS, DOÑA María Luisa Segoviano Astaburuaga, DOÑA
Rosa María Viroles Piñol Y DON Jordi Agusti Julia.

Haciendo uso de la facultad conferida por el art. 260.2 LOPJ , formulo voto
particular a la sentencia dictada en el recurso de casación para la unificación de doctrina
2943/2014, por discrepar, -siempre con la mayor consideración y respeto -, del criterio
adoptado por la mayoría de la Sala en la indicada resolución.

I.- Puntos básicos de la discrepancia :

El haberse efectuado por la mayoría de la Sala una interpretación estricta del


requisito o presupuesto de contradicción de sentencias, exigido en el art. 219.1 LRJS,
para viabilizar el recurso de casación unificadora, lo que ha impedido entrar a conocer
del fondo del asunto del recurso interpuesto por el trabajador accidentado y a declarar,
en su caso, su derecho al percibo del recargo de prestaciones por infracción de medidas
de seguridad previsto, en la fecha de los hechos, en el art. 123 LGSS , a pesar de que
sufrió un accidente de trabajo, por causas al mismo no imputables (cuando el actor
realizaba la tarea de vigilancia de evacuación de escoria observando un aumento
considerable de flujo fundente y al acudir a la zona de salida salió un chorro grande de
escoria que explotó al encapsularse el agua dentro del hierro se vaporizó el agua y
seguidamente se produjo la proyección salpicadura de partículas que afectó al
trabajador), que le han generado , quemadura ambos ojos, cuerpo extraño intraocular
ojo derecho; endoftalmia ojo derecho; evisceración ojo derecho; cuerpos extraños
metálicos corneo- conjuntivales ojo izquierdo.

374
II.- Discrepancia con los puntos argumentales de la sentencia mayoritaria sobre
el presupuesto de contradicción de sentencias y, derivadamente, por no entrar a conocer
del fondo del asunto, estimando, en su caso, el recurso de casación formulado por el
accidentado .

En base a los siguientes razonamientos:

II.1.- Sobre la existencia o no de contradicción de sentencias :

PRIMERO.- La cuestión que se planteaba en este recurso de casación


unificadora consistía en determinar sí, en supuestos como el ahora enjuiciado,
concurrían o no los presupuestos para la aplicación del denominado, recargo de las
prestaciones económicas en caso de accidente de trabajo y enfermedad profesional,
regulado en el art. 123 LGSS (actual art. 164 LGSS /2015), y en concreto de los
exigibles requisitos de: a) Comisión por la empresa de infracción consistente en el
incumplimiento de medidas de seguridad especial o general o, como mínimo, de falta de
diligencia de un prudente empleador; b) Acreditación de la causación de un daño
efectivo en la persona del trabajador; c) Existencia de una relación de causalidad entre
la infracción y el resultado dañoso; y d) Resultado lesivo no producido por fuerza
mayor o caso fortuito, por negligencia exclusiva no previsible del propio trabajador
(imprudencia temeraria) o por culpa exclusiva de terceros no evitable por el empresario.

SEGUNDO.- 1.- La sentencia de suplicación ahora impugnada (STSJ/Madrid


31-marzo-2014 -rollo 1587/2013), -- confirmatoria de la de instancia (SJS/Madrid nº 40
de fecha 21-febrero-2013 - autos 1117/2011) --, denegó la aplicación del recargo de
prestaciones efectuado en vía administrativa, sustentado la tesis de que basta con la
existencia de una evaluación de riesgos y de una información al trabajador formalmente
correctas para que no proceda imponer el recargo al empresario, concluyendo que si el
trabajador, en el caso enjuiciado, observaba alguna anomalía en la salida de hierro
375
fundido debería, conforme a lo que se contemplaba en la evaluación de riesgos, haber
parado el ciclón de agua e informar al mando, lo que no efectuó a pesar de haber sido
instruido sobre los riesgos de su trabajo; y en consecuencia deja sin efecto la imposición
del recargo efectuada en la resolución administrativa jurisdiccionalmente impugnada.

2.- La citada sentencia de suplicación mantenía íntegramente los hechos


declarados probados (HPs) de la sentencia de instancia afirmando que los mismos deben
ponerse en relación con los documentos a los expresamente se remiten, puesto que, para
denegar la revisión fáctica pretendida por el trabajador recurrente en suplicación afirma
que <<... la sentencia asume los documentos que refiere y el contenido de tales
documentos hay que entenderlo asumido en su integridad, por remisión al propio
documento, dentro del relato fáctico al no indicarse lo contrario >> -FD 2º).

3.- Constaban, por tanto, como datos fácticos relevantes a los efectos ahora
discutidos, que:

a) Con fecha 10-03-2009 el trabajador ahora recurrente sufrió un accidente


laboral mientras desempeñaba su trabajo de , Conductor Cubilote , para la empresa
ahora impugnante dedicada a fábrica de bañeras de fundición, consistente en una
deflagración debido a la caída de hierro en el ciclón (HP 1º) y como consecuencia del
accidente fue declarado en situación de IPT por padecer , quemadura ambos ojos,
cuerpo extraño intraocular ojo derecho; endoftalmia ojo derecho; evisceración ojo
derecho; cuerpos extraños metálicos corneo-conjuntivales ojo izquierdo , (HP 2º en
relación con resolución administrativa a la que se remite obrante a folio 327);

b) A raíz del accidente, la Inspección de Trabajo y Seguridad Social giró visita


de inspección y levantó, con fecha 02-10-2009, acta de infracción por la que se proponía
la imposición de una sanción por importe de 2.046 euros por la comisión de una
infracción grave apreciada en grado mínimo del art. 1.1 , 2 y 5.2 de la LISOS por
376
infracción del art. 16-2.a) de la LPRL . En el acta, se consideran causas del accidente la
no evaluación identificando las causas de los factores de riesgo de las proyecciones en
el sistema de fusión y no efectuar la evaluación el procedimiento de trabajo del mismo
para determinar la medida preventiva adecuada al riesgo (HP 3º), constando
específicamente en la referida acta al analizar las causas del accidente para efectuar la
propuesta de sanción, que , no se había evaluado identificando las causas de los factores
de riesgo de las proyecciones. Al ser una evaluación general , no consta la identificación
de las posibles causas o circunstancias de los factores de riesgo que pueden concurrir
para que se produzca una proyección por entrar en contacto el hierro con el agua, y en
consecuencia poder determinar la onda expansiva para así concretar los epis adecuados
al riesgo específico y poder proporcionar medios adecuados que garanticen una
distancia de seguridad suficiente entre el trabajador y la zona enfriamiento y
eliminación de escoria en ciclón de agua de escoria, en resumen la empresa no acredita
haber efectuado la preceptiva evaluación del procedimiento de trabajo que se utiliza ,; se
afirmaba, además, que , no se ha efectuado una revisión de la evaluación al detectarse
que la obtención del hierro se realiza con mayor dificultad, al faltar fluidez desde que se
cambió la composición de los elementos para la obtención del hierro se sustituyó un
material ferrosiloso por carburo de silicio; que, tampoco se ha establecido un sistema de
control que detecte el incremento de escoria para ralentizar la producción; que , falta de
mantenimiento de la piquera de escoria que estaba colocada en el momento del
accidente, que presentaba alteraciones en su cara interna que se encuentra unida al sifón;
y que, los equipos de protección individual resultaron insuficientes al riesgo específico
de explosión, (folios 313 y 314);

c) Con fecha 11-04-2011 el INSS dictó resolución declarando la existencia de


responsabilidad empresarial por falta de medidas de seguridad e higiene en el trabajo en
el accidente laboral sufrido, declarando la procedencia de que las prestaciones de
Seguridad Social derivadas del accidente fueran incrementadas en un 30% con cargo a
la empresa, con remisión expresa en cuanto a la forma de producirse el accidente a la
referida acta levantada por la Inspección de Trabajo (HP 4º y folio 178);

377
d) El lugar donde ocurrió el accidente era la Sección de Fusión de la fábrica
donde como tecnología de fusión de hierro se utilizan lo cubilotes siendo el conductor
de cada uno de ellos le encargado de la vigilancia del buen funcionamiento del mismo,
de modo que el chorro fundente de escoria salga adecuadamente por su piquera de
salida y el hierro por la suya, limpiando con una barra la piquera de salida de la escoria
caso de atasco (HP 5º);

e) El accidente tuvo lugar el día 10-03-2009, sobre las 19 horas, cuando el actor
realizaba la tarea de vigilancia de evacuación de escoria observando un aumento
considerable de flujo fundente y al acudir a la zona de salida salió un chorro grande de
escoria que explotó al encapsularse el agua dentro del hierro se vaporizó el agua y
seguidamente se produjo la proyección salpicadura de partículas que afectó al trabajador
(HP 6º), constado en el acta levantada por la Inspección de Trabajo a la que se remite
que , salió un chorro grande escoria y de repente explotó, al encapsularse el agua dentro
del hierro , (folio 314);

f) La empresa aportó el documento de evaluación de riesgos laborales de


noviembre de 2008 y el documento de revisión de la evaluación de riesgos del puesto de
trabajo de conductor de cubilote que recoge como , riesgo general 2 , los contactos
térmicos provocados por salpicaduras y/o radiaciones de metal fundido que supera los
10000, como , riesgo general 3 , las proyecciones de partículas a los ojos, debido a las
características del proceso y al tipo de materiales utilizados y, finalmente, como ,riesgo
general 4, el riesgo de explosión si de manera accidental el hierro fundido entra en
contacto con agua en un espacio confinado; añadiendo que para el riesgo de explosiones
el plan de acción preventivo exige asegurar que se ha entregado a todos los trabajadores
la Ficha informativa de riesgos del puesto de trabajo donde se ha de informar al
trabajador de que si observa alguna anomalía en la salida del hierro fundido deberá
parar el ciclón de agua e informar al mando. Para el riesgo de proyecciones el Plan
exige asegurar que se han facilitado a los trabajadores los EPI,s necesarios a utilizar en

378
el puesto de trabajo así como ropa ignífuga en las operaciones que impliquen
aproximación al hierro fundido (HP 7º);

g) El trabajador había recibido información y formación individual sobre la


descripción de su puesto de trabajo, los riesgos existentes y prevención de los mismos
así como sobre el uso y mantenimiento de los equipos de protección individual en enero
de 2003, febrero de 2005, diciembre de 2006, noviembre de 2007 y febrero de 2009 (HP
8º).

4.- En la sentencia ahora recurrida, -- la que, confirmando la sentencia de


instancia, se revoca la imposición del recargo efectuada en la resolución administrativa
jurisdiccionalmente impugnada --, se argumenta sobre la cuestión de fondo en los
estrictos términos siguientes, afirmando que << La acción jurisdiccional en los
procedimientos de revisión de resoluciones administrativas de imposición de recargos
ha de limitarse a analizar la existencia o no de la infracción apreciada en sede
administrativa y la misma en el presente caso fue el reproche de una deficiente
evaluación de los factores de riesgo y, en concreto, de las proyecciones en el sistema de
fusión -cubilotes-, falta de evaluación del procedimiento de trabajo en el mismo que
afectaba a la fijación de las medidas preventivas. Pero es lo cierto que se acredita (hecho
7º) que no existía tal defecto de evaluación (riesgo de explosión) que por su carácter
accidental --imprevisible e inevitable-había conllevado la prevención informativa al
trabajador (hecho 8º) de que si se observa alguna anomalía en la salida de hierro
fundido deberá para el ciclón de agua e informar al mando >>. En definitiva, interpreta
que la evaluación de riesgos fue correcta, que el trabajador había sido informado de los
mismos y que no cumplió con las instrucciones recibidas.

TERCERO.- En la sentencia invocada como de contraste por el trabajador


recurrente en casación unificadora, que era la dictada por esta Sala IV del Tribunal
Supremo en fecha 12-julio-2007 (rcud 938/2006), por el contrario, se tienen en cuenta
las circunstancias en que se ha producido el accidente de trabajo y se declara la
379
responsabilidad empresarial, a pesar de: a) la existencia de una correcta evaluación de
riesgos (<<... En la evaluación de riesgos efectuada ... se identifica como uno de los
riesgos de la máquina litigiosa, el del atrapamiento por o entre objetos y advierte de la
necesidad de dotar a la misma de dispositivos que garanticen su seguridad... >>); b) de
unas instrucciones empresariales correctas sobre la forma de actuar en caso de riesgo
(<< La empresa había impartido instrucciones escritas a los trabajadores, y entre ellos al
accidentado, ... en las que se indica la prohibición de "intentar meter las manos en los
cilindros del Laminador cuando se caiga un cuerpo extraño >>); y c) de la concreta
conducta incumplidora del trabajador, concluyendo que << no es cierto que se haya roto
el nexo causal entre infracción y daño por la conducta imprudente del trabajador>>.
Así:

a) Los HPs en la sentencia de contraste se sintetizan en la misma, destacando


que << El accidente del demandante, con antigüedad en la empresa demandada del 01-
01-1987 y categoría profesional de oficial 1ª, sobrevino cuando se encontraba el 05-11-
2002 prestando servicios laborales en la máquina calandra número dos ... realizando la
tarea de control del proceso de laminado; en cierto momento, al observar que en el
extremo del cilindro de gofrar se había quedado adherida una cinta de plástico, procedió
a retirarla con su mano derecha, la cual fue arrastrada y atrapada entre los dos cilindros
de la máquina en funcionamiento. En la evaluación de riesgos efectuada el 02-05-2001
por el Servicio de Prevención ..., concertado por la actora, se identifica como uno de los
riesgos de la máquina litigiosa, el del atrapamiento por o entre objetos y advierte de la
necesidad de dotar a la misma de dispositivos que garanticen su seguridad, dotándola de
protección para impedir la accesibilidad a sus cilindros. A raíz del accidente sufrido por
el trabajador demandado, la Inspección de Trabajo practicó requerimiento a la empresa
a efectos de proteger los cilindros de dicha máquina>> y que <<La empresa había
impartido instrucciones escritas a los trabajadores, y entre ellos al accidentado, el 01-06-
1998, en las que se indica la prohibición de "intentar meter las manos en los cilindros
del Laminador cuando se caiga un cuerpo extraño">>.

380
b) En dicha sentencia de casación invocada como referencial, en lo esencial, tras
rechazar plenamente el escueto razonamiento y la tesis de la sentencia de suplicación
impugnada, -- la que se limitaba a afirmar para exonerar la responsabilidad empresarial
que <<"el accidente se produjo cuando el trabajador oficial 1ª con 15 años de
experiencia, que había recibido instrucciones de seguridad por escrito y con protección
expresa de introducir las manos en el bolsillo [cilindros] sin parar previamente la
máquina de lavado plástico, hizo justo lo contrario, y la máquina le atrapó los dedos de
la mano derecha y sin que conste que se omitiera ninguna medida de seguridad
concreta, no basta decir que no se adoptó ninguna medida, debe citarse al menos una
concreta, con relación a la causalidad entre la infracción y el accidente que en este caso
no se dan ..... produciéndose el accidente por una imprudencia del trabajador, que debió
parar la máquina que estaba provista de parada de emergencia">> --, se concluye
razonando con relación al caso enjuiciado que << En el caso presente, a diferencia de lo
que afirma la sentencia recurrida, no es cierto que se haya roto el nexo causal entre
infracción y daño por la conducta imprudente del trabajador, dado que, siendo cierto
que la empresa impartió instrucciones escritas a los trabajadores en las que se les
prohibía "intentar meter las manos en los cilindros del laminador cuando se caiga un
cuerpo extraño ..., no lo es menos que "En la evaluación de riesgos, efectuada el 2-5-
2001 por el Servicio de Prevención ... concertado por la actora se identifica como uno
de los riesgos de la máquina referida en el ordinal procedente el de aparcamiento por o
entre objetos y advierte de la necesidad de dotar a la misma de dispositivos que
garanticen su seguridad, dotando de protección para impedir la accesibilidad a sus
cilindros" y que ... "A raíz del accidente sufrido por el trabajador demandado, la
Inspección de Trabajo practicó requerimiento a la empresa a efectos de proteger los
cilindros de dicha máquina">> y que << Fue, pues, la conducta omisiva del empresario
consistente en no llevar a la práctica la medida de protegerse el trabajador respecto de
los cilindros de la máquina, la causa eficiente y determinante del daño producido al
trabajador; acontecimiento que no se hubiera producido de haberse cumplido por el
empleador, "a priori y no a posteriori" del accidente, las condiciones mínimas de
seguridad a que antes se ha hecho referencia >>.

381
CUARTO.- 1.- Ciertamente, sobre el requisito o presupuesto de contracción de
sentencias ex art. 219.1 LRJS , no se ha exigido por esta Sala de casación en los
numerosos supuestos en los que ha entrado a conocer sobre la cuestión de fondo en
materia de recargo de prestaciones (entre otras, SSTS/IV 20-enero-2010- rcud
1239/2009, 22-julio-2010 -rcud 2621/2010, 18-mayo-2011 -rcud 2621/2010, 20-marzo-
2012 -rcud 1470/2011, 4-marzo-2014 -rcud 788/2013, 15-octubre-2014 - rcud
3164/2013, 26-abril-2016 -rcud 149/2015) una identidad fáctica extrema, así, en la
citada SSTS/IV 20-enero-2010 se argumenta sobre la existencia de contradicción
afirmando que << La contradicción debe apreciarse, porque en los dos supuestos el
accidente se produce como consecuencia de la concurrencia de determinadas
infracciones por parte de las empresas y de una conducta imprudente de los trabajadores
y mientras que la sentencia recurrida excluye el recargo por entender que la culpa de la
víctima rompe la relación de causalidad, absorbiendo la culpa de la empresa, la
sentencia de contraste llega a la conclusión opuesta, declarando la responsabilidad de la
empresa >> y que << un análisis objetivo de lo sucedido muestra que no es así; las
conductas son muy similares y quizá - dejando aparte las calificaciones que
pertenecerían a la fundamentación jurídica - pudiera resultar más grave la conducta que
enjuicia la sentencia de contraste, en la que el trabajador comienza a realizar las
operaciones con la máquina en marcha >>.

2.- En efecto, de haberse exigido rigurosamente una igualdad fáctica nunca, --


salvo en posibles accidentes simultáneos de varios trabajadores en las mismas
condiciones con sentencias divergentes en su solución jurídica --, se hubiera podido
conocer en casación unificadora de esta materia que, como todo lo relativo a la materia
preventiva, afecta a la vida e integridad física de los trabajadores ( art. 15 CE ), lo que
obliga a elevar el análisis de la contradicción a la similitud de conductas de una y otra
en cuanto afectan a la concreta forma de producirse el accidente, para incidir luego en la
coincidencia esencial de las cuestiones planteadas en aquéllas y en la valoración jurídica
de las respectivas conductas; observemos que en la propia sentencia de esta Sala
invocada como de contraste (STS/IV 12-julio-2007 ) para llegar a declarar la existencia
de contradicción se determinaron los elementos precisos a tener en cuenta en el juicio de
382
contradicción en dicho supuesto, razonando estrictamente que << La comparación entre
los casos resueltos por ambas sentencias permite afirmar que entre las mismas concurre
el presupuesto de contradicción, dado que en una y otra, de una parte los trabajadores
han sido advertidos por el empleador de la forma y manera en que deben manejar la
máquina, que utilizaban en el momento de sobrevenir el accidente, y, de otra, fue la
carencia de medidas de adaptación a la protección requerida la que dio lugar a la lesión
producida a operarios con cierta experiencia y práctica habitual >>.

3.- Por lo expuesto, entiendo que concurría en el presente recurso el requisito o


presupuesto de contradicción ex art. 219.1 LRJS , pues, centrándonos en la cuestión
objeto de debate, concurrencia o no de los requisitos para exigencia de responsabilidad
empresarial sobre recargo de prestaciones ex art. 123 LGSS, ante hechos
sustancialmente iguales (en especial, se parte en ambos supuestos de unas pretendidas
valoraciones de riesgos correctas, de unas alegadas instrucciones a los trabajadores
suficientes y de unas imputadas conductas de los trabajadores accidentados
inadecuadas), han llegado las sentencias comparadas a soluciones jurídicas
contrapuestas. En efecto, en ambos casos, -- conforme se interpreta en una y otra
sentencia comparada --, existían evaluaciones empresariales de riesgos que la sentencias
contrastadas consideran suficientes, se impartieron previas instrucciones empresariales
consideradas correctas dirigidas al trabajador sobre el no actuar de una determinada
forma para evitar riesgos de accidente y por el trabajador accidentado se habrían
incumplido en ambos casos dichas instrucciones con resultado lesivo, y, sin embargo ha
sido distinta la solución jurídica adoptada, sobre la exigencia de responsabilidad
empresarial ex art. 123 LGSS , pues en la recurrida interpreta que la conducta
empresarial no es infractora conforme al art. 123 LGSS al interpretar que, una vez
previsto el riesgo, basta con haber informado previamente al trabajador sobre su actuar
si observa alguna anomalía lo que no cumplió, mientras que en la sentencia de constarte,
dictada por esa Sala de casación, ello no es suficiente pues incluso existiendo
imprudencia del trabajador puede existir responsabilidad empresarial ex art. 123 LGSS ,
puesto que << La imprudencia profesional o exceso de confianza en la ejecución del
trabajo no tiene, en el supuesto que nos ocupa, entidad suficiente para excluir totalmente
383
o alterar la imputación de la infracción a la empresa, que es la que está obligada a
garantizar a sus trabajadores una protección eficaz en materia de seguridad e higiene en
el trabajo >>.

4.- Por otra parte, partiendo de esa identidad sustancial fáctica y de pretensiones,
-- y sin que suponga la que siempre se ha rechazado por esta Sala comparación ,
abstracta , de doctrinas ---, resulta que la doctrina por la sentencia recurrida y la de
contraste, dictada por esta Sala de casación, son radicalmente distintas. Recordemos que
nuestra STS/IV 12-julio-2007 se afirma, además, que << en el caso que examinamos la
conducta del trabajador no reúne el carácter temerario, que de concurrir afectaría a la
misma existencia del accidente de trabajo, configurado en el artículo 115.4.b) LGSS y
por lo tanto, al recargo de prestaciones. La imprudencia profesional o exceso de
confianza en la ejecución del trabajo no tiene, en el supuesto que nos ocupa, entidad
suficiente para excluir totalmente o alterar la imputación de la infracción a la empresa,
que es la que está obligada a garantizar a sus trabajadores una protección eficaz en
materia de seguridad e higiene en el trabajo; siendo de resaltar que incluso la propia
LPRL dispone que la efectividad de las medidas preventivas deberá prever la
distracción o imprudencia temerarias que pudiera cometer el trabajador>>, que <<Como
ha afirmado esta Sala en la sentencia de 8 de octubre de 2001 (Rec. 4403/2000) del
juego de los preceptos antes descritos: artículos 14.2, 15.4 y 17.1 LPRL "se deduce,
como también concluye la doctrina científica, que el deber de protección del empresario
es incondicionado y, prácticamente, ilimitado. Deben adoptarse las medidas de
protección que sean necesarias, cualesquiera que ellas fueran. Y esta protección se
dispensa aún en los supuestos de imprudencia no temeraria del trabajador. No quiere
ello decir que el mero acaecimiento del accidente implique necesariamente violación de
medidas de seguridad, pero sí que las vulneraciones de los mandatos reglamentarios de
seguridad han de implicar en todo caso aquella consecuencia, cuando el resultado lesivo
se origine a causa de dichas infracciones">>. Siguen esta misma línea interpretativa,
entre otras, la citada STS/IV 22-julio-2010 (rcud 2621/2010).

384
QUINTO.-1.- En conclusión, no comparto el criterio estricto sobre la no
concurrencia del presupuesto de contradicción de sentencias contenido en la sentencia
mayoritaria, tanto más cuanto mezcla los elementos del juicio de contradicción con sus
tesis de fondo sobre la adecuada conducta del empleador y la inadecuada actuación del
trabajador en el caso concreto, adicionando, por tanto, de forma no correcta
jurídicamente , calificaciones que pertenecerían a la fundamentación jurídica ,,
separándose, sin motivarlo, de la doctrina sentada en la citada STS/IV 20-enero-2010
(rcud 1239/2009 , ponente Desdentado Bonete), en la que se concluía que << las
conductas son muy similares y quizá - dejando aparte las calificaciones que
pertenecerían a la fundamentación jurídica - pudiera resultar más grave la conducta que
enjuicia la sentencia de contraste, en la que el trabajador comienza a realizar las
operaciones con la máquina en marcha >>.

2.- En efecto, en la sentencia mayoritaria se concluye sobre este extremo de la


contradicción , lo que no comparto que << En definitiva, los hechos probados de la
sentencia recurrida ponen de manifiesto el cumplimiento de las obligaciones
empresariales en materia de formación e información adecuadas sobre el específico
puesto de trabajo y la correcta evaluación de riesgos de dicho puesto así como que el
trabajador accidentado, además de desatender su función de limpiar con una barra la
piquera de salida de la escoria en caso de atasco (h. p. 5º), sobre todo, no cumplió la
advertencia de parar el ciclón de agua y avisar al mando en caso de anomalía en la
salida del hierro fundido, tal como preveía el plan de prevención; pero nada de eso era
lo que sucedía en la sentencia de contraste, en la que, como vimos, aunque el trabajador
incumplió la instrucción expresa de no meter la mano en el cilindro del laminador, la
razón determinante de la imposición del recargo no fue sino el incumplimiento
empresarial que, ignorando el plan de prevención, no adoptó las medidas necesarias
para proteger los cilindros de la máquina, cosa que no hizo hasta después de producido
el accidente, ,siendo por otra parte muy difícil, ya no en el caso concreto, sino en
términos generales,, cual sucede en los litigios sobre invalidez o sobre despidos y
cuestiones disciplinarias en general, ,valorar como equivalentes las distintas conductas
de cada trabajador en pleitos sobre recargo de prestaciones, como puede deducirse de
385
los numerosos supuestos en que esta Sala ha entendido que no existe contradicción en
temas de recargo, (por todas, SSTS 4ª 25-10-1999, R. 4472/98 , 24-3-2004, R. 747/03 ,
1-2-2006, R. 4183/04 [a la que pertenecen las frases precedentemente entrecomilladas ],
11-2-2016, R. 2806/14 , y 1-6-2016, R. 609/15 ) >>.

II.2.- Sobre la solución que debiera haberse dado sobre el fondo del asunto :

PRIMERO.-1.- El trabajador recurrente, -- por el cauce procesal del art. 224.2 en


relación con el art. 207.e) LRJS (, Infracción de las normas del ordenamiento jurídico o
de la jurisprudencia que fueren aplicables para resolver las cuestiones objeto de debate)
--, alegaba como infringidos por la sentencia de suplicación impugnada el art. 123.1
LGSS en relación con los arts. 14 y 42 LPRL , 16 Convenio nº 155 de la OIT de fecha
22-06-1981, 16.2.a) LPRJ, 2.2, 3.1, 4 y 5 Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, del
Reglamento de Servicios de Prevención, 14, 15 y 17 Ley de Prevención de Riesgos
Laborales (LPRL -Ley 31/1995, de 8 de noviembre), 4 Real Decreto 1215/1997, de 18
de julio (por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud para la
utilización por los trabajadores de equipos de trabajo) y 40.2 Constitución Española.

2.- En la citada sentencia de contraste (STS/IV 12-julio-2007 -rcud 938/2006),


con doctrina reiterada en otras posteriores, como luego indicaré --, se contiene la
interpretación efectuada por esta Sala de casación sobre los esenciales preceptos
denunciados como infringidos, cuyo criterio comparto, deduciéndose, como luego
desarrollo, que la doctrina jurídicamente correcta era la contenida en dicha sentencia
referencial. Se razona, en esencia, que:

<< La Sala llega a conclusión contraria a la resolución impugnada al entender


que si existe responsabilidad de la empresa determinante del recargo pretendido, en
virtud de los razonamientos que se pasan a exponer:

386
El art. 123.1 de la LGSS preceptúa que procederá la responsabilidad empresarial
en el recargo de prestaciones de seguridad social "cuando la lesión se produzca por
máquinas, artefactos e instalaciones, centros o lugares de trabajo que carezcan de los
dispositivos de precaución reglamentarios, los tengan inutilizados o en malas
condiciones o cuando no se hayan observado las medidas generales o particulares de
seguridad e higiene en el trabajo o las elementales de salubridad o las de adecuación
personal a cada trabajo, habida cuenta de sus características y de la edad, sexo y demás
condiciones del trabajador".

Este mismo concepto de responsabilidad por "el incumplimiento de los


empresarios de sus obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales" se
reafirma en el art. 42 de la ley 31/1995 , de 8 de noviembre de Prevención de Riesgos
Laborales (LPRL), cuyo ordinal 3 se refiere específicamente al recargo de prestaciones.
Especifica también la misma ley en su art. 14.2 , que "en cumplimiento del deber de
protección, el empresario deberá garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores a
su servicio en todos los aspectos relacionados con el trabajo...". En el apartado 4 del art.
15 señala "que la efectividad de las medidas preventivas deberá prever (incluso) las
distracciones o imprudencias no temerarias que pudiera cometer el trabajador".
Finalmente, el art. 17.1 establece "que el empresario adoptará las medidas necesarias
con el fin de que los equipos de trabajo sean adecuados para el trabajo que debe
realizarse y convenientemente adaptados a tal efecto, de forma que garanticen la
seguridad y salud de los trabajadores".

Semejantes prescripciones en esta materia de seguridad aparecen recogidas en el


art. 16 del Convenio 155 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 22 de
junio de 1981, que impone a los empleadores, en la medida que sea razonable y factible,
la obligación de garantizar que "los lugares de trabajo, la maquinaria, el equipo y las
operaciones que estén bajo su control sean seguros y no entrañen riesgo alguno para la
salud y seguridad de los trabajadores".

387
Además es de significar, que el mandato constitucional, contenido en el art. 40.2
de la Constitución , obliga a los poderes públicos a velar por la seguridad e higiene en el
trabajo; y que las Directivas europeas relativas a la aplicación de las medidas para
promover la mejora de la seguridad y de la salud de los trabajadores, entre las que se
encuentra, como más significativa la 89/391 CEE , así como los compromisos
internacionales del Estado Español, figuran en el preámbulo de la repetida ley 31/1995,
de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales como factores determinantes
para la publicación de dicha ley cuyo objeto (art. 5 ) es "la promoción de la mejora de
las condiciones de trabajo dirigido a elevar el nivel de protección de la seguridad y
salud de los trabajadores en el trabajo".

A la luz de estos preceptos reiterada doctrina jurisprudencial (por todas STS de 2


de octubre de 2000 ) viene exigiendo como requisito determinante de la responsabilidad
empresarial en el accidente de trabajo los siguientes: a) que la empresa haya cometido
alguna infracción consistente en el incumplimiento de alguna medida de seguridad
general o especial, añadiendo que no siendo posible que el legislador concrete la
variadísima gama de los mecanismos ante la imposibilidad de seguir el ritmo de
creación de nuevas maquinarias, bastará que se violen las normas genéricas o deudas de
seguridad, en el sentido de falta de diligencia de un prudente empleador (STS 26 de
marzo de 1999), b) que se acredite la causación de un daño efectivo en la persona del
trabajador, y c) que exista una relación de causalidad entre la infracción y el resultado
dañoso; conexión que puede romperse cuando la infracción es imputable al propio
interesado (STS 6 de mayo de 1998) >>.

<< Es claro que, en singulares ocasiones, la conducta del trabajador accidentado,


puede, determinar no sólo la graduación de la responsabilidad del empleador, sino
también, incluso, su exoneración ( STS 20 de marzo de 1983 , 21 de abril de 1988 , 6 de
mayo de 1998, 30 de junio de 2003 y 16 de enero de 2006 ). Pero como antes se ha
expuesto, en el caso que examinamos la conducta del trabajador no reúne el carácter
temerario, que de concurrir afectaría a la misma existencia del accidente de trabajo,

388
configurado en el art. 115.4.b) LGSS y por lo tanto, al recargo de prestaciones. La
imprudencia profesional o exceso de confianza en la ejecución del trabajo no tiene, en el
supuesto que nos ocupa, entidad suficiente para excluir totalmente o alterar la
imputación de la infracción a la empresa, que es la que está obligada a garantizar a sus
trabajadores una protección eficaz en materia de seguridad e higiene en el trabajo;
siendo de resaltar que incluso la propia LPRL dispone que la efectividad de las medidas
preventivas deberá prever la distracción o imprudencia temerarias que pudiera cometer
el trabajador.

Como ha afirmado esta Sala en la sentencia de 8 de octubre de 2001 (Rec.


4403/2000) del juego de los preceptos antes descritos: arts. 14.2, 15.4 y 17.1 LPRL "se
deduce, como también concluye la doctrina científica, que el deber de protección del
empresario es incondicionado y, prácticamente, ilimitado. Deben adoptarse las medidas
de protección que sean necesarias, cualesquiera que ellas fueran . Y esta protección se
dispensa aún en los supuestos de imprudencia no temeraria del trabajador . No quiere
ello decir que el mero acaecimiento del accidente implique necesariamente violación de
medidas de seguridad, pero sí que las vulneraciones de los mandatos reglamentarios de
seguridad han de implicar en todo caso aquella consecuencia, cuando el resultado lesivo
se origine a causa de dichas infracciones ">>.

3.- La doctrina contenida en la anterior sentencia, con referencia expresa a su


forma interpretativa de los referidos preceptos, se ha reiterado por esta Sala, entre otras,
en las SSTS/IV 20-enero-2010 (rcud 1239/2009), 12-junio-2013 (rcud 793/2012 - atraco
en salón recreativo), 22-noviembre-2014 (rcud 2399/2013 - atraco en gasolinera) y 22-
julio-2010 (rcud 1241/2009 ); en esta última se resalta, conforme a nuestra
jurisprudencia (reflejada, entre otras, en la STS/IV 26-mayo-2009 -rcud 2304/2008),
que:

<< La propia normativa laboral parte de la diferente posición del trabajador


frente al empresario en esta materia , pues no es el trabajador quien debe organizar el
389
trabajo y se atribuye en exclusiva al empresario la ,dirección y control de la actividad
laboral, (art. 20 ET), imponiendo a éste el cumplimiento del ,deber de protección,
mediante el que deberá garantizar la seguridad y salud de los trabajadores a su servicio
en todos los aspectos relacionados con el trabajo, -- e incluso, aunque concierte con
entidades especializadas en prevención complementaria, ello no le exime ,del
cumplimiento de su deber en esta materia, sin perjuicio de las acciones que pueda
ejercitar, en su caso, contra cualquier otra persona, (art. 14.2 y 4 LPRL) -- y, en suma,
preceptuarse que ,la efectividad de las medidas preventivas deberá prever las
distracciones o imprudencias no temerarias que pudiera cometer el trabajador, ( art. 15.4
LPRL ) >> y que

<< Es el empresario el que tiene la posición de garante (empresario garante,) del


cumplimiento de las normas de prevención (arts. 19.1 ET y 14 LPRL). El trabajador
tiene también sus obligaciones, pero más matizadas y menos enérgicas: debe observar
en su trabajo las medidas legales y reglamentarias de seguridad (art. 19.2 ET), pero,
según sus posibilidades,, como dice expresamente el art. 29.1 LPRL . Tiene que utilizar
correctamente los medios de protección proporcionados por el empresario, pero el
trabajador no tiene la obligación de aportar estos medios, ni de organizar la prestación
de trabajo de una manera adecuada >>.

4.- Debe recordarse, incidentalmente, en este punto que para determinar el


porcentaje del recargo de prestaciones ex art. 123.1 LGSS (de un 30 a un 50 por ciento)
debe atenderse por imperativo legal a la , gravedad de la falta, y en este sentido se ha
pronunciado reiteradamente la jurisprudencia de esta Sala estableciendo que no procede
la minoración del recargo cuando se aprecia en deudor seguridad un , absoluto desprecio
de la normativa de prevención ,; así en la STS/IV 4-marzo-2014 (rcud 788/2013 ) se
afirma que << El precepto no contiene criterios precisos de atribución, pero sí indica
una directriz general para la concreción del referido recargo que es la "gravedad de la
falta". Esta configuración normativa supone reconocer un amplio margen de apreciación
al juez de instancia en la determinación de la citada cuantía porcentual, pero implica

390
también que la decisión jurisdiccional es controlable con arreglo a dicho criterio jurídico
general de gravedad de la falta, pudiendo revisarse cuando el recargo impuesto no
guarde manifiestamente proporción con ésta directriz legal>>); en la STS/IV 17- marzo-
2015 (rcud 2045/2014) se precisa que <<siendo de reseñar, en fin ... que la normativa de
aplicación es siempre y en todo caso, de mínimos, y que no impide la actuación en un
grado superior, acorde con un principio de responsabilidad social, de la empresa
auténticamente diligente en el cumplimiento de sus obligaciones más primarias y
generales en beneficio del elemento humano>>), reitera la doctrina de la anteriormente
citada la STS/IV 26-abril-2016 (rcud 149/2015).

SEGUNDO.- Igualmente, la jurisprudencia constitucional, en un supuesto de


riesgos psicosociales, ha destacado, entre otras en la STC 160/2007, que, la Ley
31/1995, de 8 de noviembre, de prevención de riesgos laborales, concreta, en el ámbito
de la prestación de trabajo, la protección constitucional que impone esa tutela del
trabajador por virtud de las exigencias de diversos derechos constitucionales, entre ellos
de los consagrados en el art. 15 CE . Dicha Ley, como se sabe, es una norma de
aplicación tanto en el ámbito de las relaciones laborales reguladas en el texto refundido
de la Ley del estatuto de los trabajadores, como en el de las relaciones de carácter
administrativo o estatutario del personal al servicio de las Administraciones públicas,
con las peculiaridades que, en este caso, se contemplan en la propia Ley o en sus
normas de desarrollo (art. 3 de la Ley 31/1995 , de prevención de riesgos laborales,
tanto en su redacción originaria, como en la dada por la disposición final segunda de la
Ley 31/2006, de 18 de octubre). Pues bien, su art. 14 dispone que los trabajadores tienen
derecho a una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo, y que el
citado derecho supone la existencia de un correlativo deber del empresario de
protección de los trabajadores frente a los riesgos laborales, señalándose expresamente
que este deber de protección constituye, igualmente, un deber de las Administraciones
públicas respecto del personal a su servicio. En cumplimiento del deber de protección,
decía la misma Ley en la redacción vigente en el momento en que se produjo la orden
de traslado el empresario (la Administración empleadora, en esta ocasión) deberá
garantizar la seguridad y la salud de los trabajadores a su servicio en todos los aspectos
391
relacionados con el trabajo, imponiéndole, en relación con ello y en el marco de sus
responsabilidades, la prevención de los riesgos laborales mediante la adopción de
cuantas medidas sean necesarias para la protección de la seguridad y la salud de los
trabajadores.

TERCERO.- 1.- En la misma línea interpretativa y con relación al contenido y


alcance del citado art. 123 LGSS la jurisprudencia de esta Sala ha seguido reiterando en
ulteriores sentencias y estableciendo las siguientes conclusiones:

a) Con carácter general se ha venido declarando, reiterando y exigiendo, como


requisitos determinantes de tal responsabilidad empresarial, la infracción, el daño
producido y el nexo de causalidad; en concreto se requiere que << a) que la empresa
haya cometido infracción consistente en el incumplimiento de alguna medida de
seguridad especial o general, pues bastará que se violen las normas genéricas o deudas
de seguridad, en el sentido de falta de diligencia de un prudente empleador; b) que se
acredite la causación de un daño efectivo en la persona del trabajador, y c) que exista
una relación de causalidad entre la infracción y el resultado dañoso (SSTS 12/07/07 -
rcud 938/06 ; 12/06/13 -rcud 793/12 ; y 20/11/14 -rcud 2399/13). Y se insiste en que la
imposición del recargo exige la existencia de una relación de causalidad entre la
conducta culpable -por acción u omisión- del empresario, en relación a la adopción de
medidas de seguridad en el trabajo, y el accidente o daño producido, debiendo valorarse
a tal efecto todas las pruebas admitidas en Derecho, incluso las presunciones [art. 1249
a 1253 CC; art. 386 LECiv] (entre muchas anteriores, SSTS 16/01/06 -rcud 3970/04;
26/05/09 -rcud 2304/08; y 15/10/14 -rcud 3164/13) >> (STS/IV 22-junio-2015 -rcud
853/2014).

b) El concepto de riesgo no es abstracto sino que está unido a la específica


actividad desarrollada por una determinada empresa con lo que se concreta atendiendo a
las condiciones de trabajo, a los productos empleados, a las funciones desarrolladas por
el trabajador o a sus características personales, habiéndose declarado que << El
concepto de riesgo, según el Diccionario de la RAE es "contingencia o proximidad de
392
un daño", apareciendo definido en el art. 4.2 de la LPRL como "La posibilidad de que
un trabajador sufra un determinado daño derivado del trabajo", es decir es la posibilidad
de que ocurra un siniestro o se contraiga una enfermedad en el trabajo.- ... La LPRL
trata de prevenir el riesgo laboral, apareciendo este término a lo largo de su articulado,
así en los arts. 1, 2.1, 4.1.2.5.7.8, 5.3, 6.1, 11, 14.1.2, 15.5, 16.1.2, 21. 22. 25. 27.1, 28.2,
29.5.- Por su parte el art. 4.3 de la Ley, dispone que se consideran "daños derivados de
trabajo" las enfermedades, patologías o lesiones sufridas con motivo u ocasión del
trabajo. La norma considera que son daños derivados del trabajo los que se producen,
no sólo con motivo del trabajo sino también los que se producen con ocasión del
mismo, lo que amplía considerablemente el concepto >>, que << ... El examen de los
preceptos anteriormente transcritos nos lleva a concluir que la ley no utiliza el término
"riesgo laboral" únicamente de forma abstracta, sino que lo relaciona con la prevención
o con las medidas que la empresa ha de adoptar para evitar o reducir dichos riesgos. El
concepto de riesgo laboral ha de trasladarse a la actividad desarrollada por una
determinada empresa con lo que se concreta atendiendo a las condiciones de trabajo, a
los productos empleados, a las funciones desarrolladas por el trabajador o a sus
características personales. El riesgo concreto existente en la empresa es el objeto de la
prevención, manifestada en la identificación del mismo para posteriormente evitarlo,
eliminarlo o reducirlo. Aparece así el riesgo unido a las concretas condiciones de trabajo
existentes en la empresa, entendiéndose por condiciones de trabajo, a tenor del art. 4.7
LPRL, cualquier característica del mismo que pueda tener una influencia significativa
en la generación de riesgos para la seguridad y la salud del trabajador" >>, concluyendo
que <<... el concepto de riesgo laboral, señalando que el concepto del mismo,
proporcionado por el art. 4.2 de la LPRL ha de trasladase a la actividad concreta
desarrollada por la empresa >> ( STS/IV 25-junio-2008 -rco 70/2007 con doctrina
seguida por antes citadas SSTS/IV 12-junio-2013 -rcud 793/2012 - atraco en salón
recreativo y 22-noviembre-2014 -rcud 2399/2013 - atraco en gasolinera).

c) Igualmente se ha declarado la inaplicabilidad al recargo de la presunción de


inocencia y la posibilidad acreditar relación de casualidad por prueba plena o por
presunciones ; se ha interpretado por esta Sala de casación que << La presunción de
393
inocencia no es aplicable al recargo de prestaciones , porque éste en nuestro
ordenamiento no tiene formalmente el carácter de una sanción tipificada como tal por la
ley ... >> y, por otra parte, aplicando la doctrina relativa al recargo en supuestos de
enfermedades profesionales (asbestosis) que << Indudablemente es dable presumir,
como viene efectuado gran parte de la doctrina jurisprudencial --, y se reitera en las ...
SSTS/IV 18-mayo-2011 (rcud 2621/2010 ) y 16-enero-2012 (rcud 4142/2010 )--, que ...
,la conducta omisiva de la empresa supuso una elevación o incremento del riesgo de
daño para el bien jurídico protegido por la norma, en este caso la salud de los
trabajadores, elevando sustancialmente las probabilidades de acaecimiento del suceso
dañoso ... lo que nos permite establecer la relación causal entre el conjunto de
incumplimientos referido y la EP declarada por exposición continua al amianto, ante la
certeza o máxima probabilidad que de haberse cumplido las prescripciones de seguridad
exigibles el resultado no hubiese llegado a producirse en todo o en parte ,>> ( STS/IV
15-octubre-2014 -rcud 3164/2013 ; en la misma línea interpretativa SSTS/IV 22-junio-
2015 -rcud 853/2014 y 1-junio-2016 -rcud 609/2015).

2.- En general, sobre la problemática de la carga de la prueba en materia de


accidentes de trabajo y enfermedades profesionales y su solución por la jurisprudencia
de esta Sala, -- cuyo doctrina ha tenido reflejo en el art. 96.2 LRJS --, <<se razona en
nuestra STS/IV 30-junio-2010 (Sala General -rcud 4123/2008), que ,la propia existencia
de un daño pudiera implicar ... el fracaso de la acción preventiva a que el empresario
está obligado [porque no evaluó correctamente los riesgos, porque no evitó lo evitable,
o no protegió frente al riesgo detectable y no evitable],, aplicando la clásica normativa
civil de la culpa contractual, conforme a la cual ,la exigencia de responsabilidad
necesariamente ha de calificarse como contractual, si el daño es consecuencia del
incumplimiento contractual,, que ,La deuda de seguridad que al empresario corresponde
determina que actualizado el riesgo [AT], para enervar su posible responsabilidad el
empleador ha de acreditar haber agotado toda diligencia exigible, más allá -incluso- de
las exigencias reglamentarias , y que, en cuanto concretamente a la carga de la prueba,
,ha de destacarse la aplicación -analógica- del art. 1183 CC , del que derivar la
conclusión de que el incumplimiento de la obligación ha de atribuirse al deudor y no al
394
caso fortuito, salvo prueba en contrario ; y la del art. 217 LECiv , tanto en lo relativo a
la prueba de los hechos constitutivos [secuelas derivadas de AT] y de los impeditivas,
extintivos u obstativos [diligencia exigible], cuanto a la disponibilidad y facilidad
probatoria [es más difícil para el trabajador acreditar la falta de diligencia que para el
empresario demostrar la concurrencia de ésta], y que ,el empresario no incurre en
responsabilidad alguna cuando el resultado lesivo se hubiese producido por fuerza
mayor o caso fortuito, por negligencia exclusiva no previsible del propio trabajador o
por culpa exclusiva de terceros no evitable por el empresario [argumentando los arts.
1.105 CC y 15.4 LPRL ], pero en todo estos casos es al empresario a quien le
corresponde acreditar la concurrencia de esa posible causa de exoneración, en tanto que
él es el titular de la deuda de seguridad y habida cuenta de los términos cuasiobjetivos
en que la misma está concebida legalmente,>>, destacando expresamente que << La
referida doctrina jurisprudencial se ha visto reflejada ulteriormente en el art. 96.2 LRJS
..., en el que se preceptúa que ,En los procesos sobre responsabilidades derivadas de
accidentes de trabajo y enfermedades profesionales corresponderá a los deudores de
seguridad y a los concurrentes en la producción del resultado lesivo probar la adopción
de las medidas necesarias para prevenir o evitar el riesgo, así como cualquier factor
excluyente o minorador de su responsabilidad. No podrá apreciarse como elemento
exonerador de la responsabilidad la culpa no temeraria del trabajador ni la que responda
al ejercicio habitual del trabajo o a la confianza que éste inspira,>> ( STS/IV 27-enero-
2014 -rcud 3179/2012 ); doctrina que se ha aplicado también, como posibilita el texto
legal, en materia de recargo de prestaciones (entre otras, SSTS/IV 15-octubre-2014 -
rcud 3164/2013 ).

3.- Para determinar si existe nexo causal entre infracción y daño esta Sala viene
aplicando los mismos principios sobre la carga de la prueba y la responsabilidad por
culpa ya se trate del recargo de prestaciones ex art. 123 LGSS o de la exigencia de
responsabilidad de daños y perjuicios derivados de accidente de trabajo o enfermedad
profesional , como lo evidencia la aplicación del denominado efecto positivo de la cosa
juzgada entre las resoluciones firmes recaídas en las resoluciones dictadas en uno u otro
procedimiento. Destaca nuestra jurisprudencia las interrelaciones entre sentencia firme
395
dictada en litigio sobre indemnización de daños y perjuicios derivados de AT (en la que
se declara que no medió relación de causalidad entre la infracción atribuible a la
empresa y el accidente) y la sentencia sobre recargo de prestaciones ex art. 123 LGSS
recaída sobre el mismo AT, en la STS/IV 22-junio-2015 (rcud 853/2014 ) (en ella se
hace referencia al supuesto inverso en que se declaración la existencia de
responsabilidad empresarial, resuelto en STS/IV 12-julio-2013 -rcud 2294/2012 ),
afirmando que << ...- aunque median diferencias entre las dos instituciones
[recargo/indemnización civil] que son objeto de decisión en los respectivos
procedimientos, existe «un elemento constitutivo de ambos institutos -recargo e
indemnización- que tiene que ser objeto de decisión en las dos controversias: [...] la
relación de causalidad entre la infracción de las normas de seguridad y las lesiones
derivadas del accidente [...] Las diferencias existen, pero también los elementos de
identidad y entre ellos la relación de causalidad se sitúa en un plano en el que no cabe
desconocer [...]».- Sentencia esta última que precisamente decide -en el sentido referido,
aunque inverso al de autos- que la sentencia que declaró la procedencia del recargo tiene
efecto positivo sobre la reclamación de responsabilidad adicional por daños y perjuicios,
porque «fue una resolución que decidió sobre el recargo, por lo que tuvo que decidir
también sobre la existencia de la relación de causalidad entre el incumplimiento y las
lesiones que constituyen el daño derivado del incumplimiento de las normas de
prevención» >>. Precisamente, sobre esta cuestión y esta materia la STS/IV 13-abril-
2016 (rcud 3043/2013 ) analiza el presupuesto de contradicción de sentencias ex art.
219.1 LRJS desde la perspectiva de la cosa juzgada , señalando que << Es importante
destacar ... que existe ... en el caso analizado en la sentencia de contraste ... una decisión
previa de la misma Sala de lo Social confirmando la concurrencia en el accidente de una
omisión de medidas de seguridad, y esa es la razón por la que aplicando la doctrina del
Tribunal Constitucional ( STC 192/2009, de 28 de septiembre) y de esta sala de lo
Social del Tribunal Supremo ( SSTS de 29 de mayo de 2.005 y 28 de abril de 2.006 ), la
realidad jurídica que se refiere a esa ausencia de medidas de seguridad como elemento
determinante de la causa del accidente había de producir el efecto positivo de la cosa
juzgada en la reclamación de daños y perjuicios posterior, sin perjuicio de la
moderación de las responsabilidades que pueda llevarse a cabo a través del análisis de
otros hechos concurrentes >>, que << la admisión de la sentencia precedente como
396
documento relevante y al amparo del art. 233.1 LRJS ha de tener necesariamente
relevancia en el ámbito de la contradicción, por cuanto su contenido ha quedado
procesalmente incorporado al debate, debiendo ahora determinarse el alcance de esos
efectos jurídicos >>, por lo que << El punto de partida de dichos efectos ha de ser
necesariamente la doctrina del Tribunal Constitucional contenida en sentencias como la
77/1983, 192/2009, 139/2009 o 16/2008, en todas las que el principio de tutela judicial
efectiva establecido en el art 24.1 CE es el punto de partida, o lo que es lo mismo, la
necesidad de que las resoluciones judiciales que abordan unos mismos hechos en
distintas resoluciones judiciales, tengan en cuenta los factores concurrentes y decidan de
manera razonada desde esa perspectiva de tutela lo que resulte ajustado a derecho>>.

CUARTO.- 1.- Debe destacarse, por otra parte, que, aun referida a un supuesto
de responsabilidad patrimonial derivada de accidente de trabajo, por esta Sala se han
rechazado interpretaciones sobre la interrelación entre la conducta del empleador y del
trabajador accidentado similares a las se efectúan en la sentencia ahora recurrida, puesto
que no se puede partir de una igualdad en la valoración de las conductas (, culpas ,) de
empresario y trabajador al no estar en el mismo plano cuando se trata de materia de
riesgos laborales que pudiera conducir a una rechazable estricta compensación,
reiterando que el concepto de riesgo laboral ex art. 4.2 LPRL ha de trasladase a la
actividad concreta desarrollada por la empresa y declarándose expresamente que << No
es aceptable jurídicamente, conforme a nuestra jurisprudencia, el criterio sustentando en
la sentencia recurrida para exonerar de responsabilidad para lo que le basta con que ,no
existía deficiencia alguna en la máquina, adecuada y coherente con el trabajo, que
estaba evaluada a estos efectos, por la sociedad de prevención de riesgos laborales ...,
unido a que ,la actora había recibido la correspondiente formación e información de
prevención de riesgos laborales para las tareas de manipulado que realizaba ..., tareas
que además ya había realizado antes del accidente,, -- pues sin efectuar comparaciones
con analogía a otro tipo de accidentes, como los de tráfico, en los que los vehículos
están habitualmente homologados y los conductores disponen de permiso adecuado para
su conducción y ello no impide las existencia de supuestos de responsabilidad por daños
--, dado que, como se deduce de los diversos supuestos enjuiciados por esta Sala, si bien
397
la trabajadora debe observar en su trabajo las medidas legales y reglamentarias de
seguridad ( art. 19.2 ET ) ,según sus posibilidades, ( art. 29.1 LPRL ), el deudor de
seguridad debe efectuar una vigilancia idónea sobre el cumplimiento por parte de los
trabajadores de las normas de prevención, no tratándose de una mera obligación formal
que se cumpla justificando poseer unos detallados planes de seguridad y salud si no se
constata que los mismos son efectivamente aplicados y que los concretos trabajadores
han sido plenamente instruidos, ni basta con entregar equipos de protección u otros
medios adecuados si no se vigila eficazmente su utilización tolerando su no empleo o su
inadecuada utilización >> ( STS/IV 4-mayo-2015 -rcud 1281/2014 ).

2.- Cuestión distinta es que en materia de responsabilidad patrimonial derivada


de accidente de trabajo, -- no para el recargo ex art. 123 LGSS , en que el porcentaje del
mismo se determina en función de la gravedad de la falta --, pueda tenerse en cuenta la
conducta del trabajador accidentado y las demás circunstancias concurrentes en un
accidente generado por omisión empresarial de medidas de seguridad a los efectos de
fijar la indemnización correspondiente; pues, como se afirma en nuestra STS/IV 4-
mayo-2015 (rcud 1281/2014 ), << sin que ello obste, entendemos, que cuando se trate
de exigencia de responsabilidad por daños puedan tenerse en cuenta para su
determinación, en su caso, todas las circunstancias concurrentes (en especial, las
relativas a las conductas de los implicados y a la forma de producirse el accidente y sus
resultados) que pudieran incidir en la producción y gravedad del daño y en su
reparación, fijando los adecuados criterios de moderación del importe indemnizatorio si
procede >>.

QUINTO.- A modo de síntesis de la jurisprudencia expuesta interpretativa del


art. 123 LGSS y de la normativa de prevención concordante, -- como antecedentes para
aplicarlas al caso concreto ahora enjuiciado --, cabe extraer las siguientes conclusiones:

a) El requisito de que , la empresa haya cometido alguna infracción consistente


en el incumplimiento de alguna medida de seguridad general o especial , debe
398
concretarse , añadiendo que no siendo posible que el legislador concrete la variadísima
gama de los mecanismos ante la imposibilidad de seguir el ritmo de creación de nuevas
maquinarias, bastará que se violen las normas genéricas o deudas de seguridad, en el
sentido de falta de diligencia de un prudente empleador;

b) El concepto de riesgo no es abstracto sino que está unido a la específica


actividad desarrollada por una determinada empresa con lo que se concreta atendiendo a
las condiciones de trabajo, a los productos empleados, a las funciones desarrolladas por
el trabajador o a sus características personales ,, relacionándose, por tanto, directamente
con , la prevención o con las medidas que la empresa ha de adoptar para evitar o reducir
dichos riesgos;

c) Se ha afirmado por esta Sala y se ha concluido por la doctrina científica que ,


el deber de protección del empresario es incondicionado y, prácticamente, ilimitado, y
que. Deben adoptarse las medidas de protección que sean necesarias, cualesquiera que
ellas fueran;

d) el deudor de seguridad debe efectuar una vigilancia idónea sobre el


cumplimiento por parte de los trabajadores de las normas de prevención, no tratándose
de una mera obligación formal que se cumpla justificando poseer unos detallados planes
de seguridad y salud si no se constata que los mismos son efectivamente aplicados y que
los concretos trabajadores han sido plenamente instruidos, ni basta con entregar equipos
de protección u otros medios adecuados si no se vigila eficazmente su utilización
tolerando su no empleo o su inadecuada utilización;

e) Se advierte que , no es el trabajador quien debe organizar el trabajo y se


atribuye en exclusiva al empresario la dirección y control de la actividad laboral, y que,
la efectividad de las medidas preventivas deberá prever las distracciones o imprudencias
no temerarias que pudiera cometer el trabajador;
399
f) Incluso en materia de recargo de prestaciones se entiende que la imprudencia
profesional o exceso de confianza en la ejecución del trabajo no tiene ... entidad
suficiente para excluir totalmente o alterar la imputación de la infracción a la empresa,
que es la que está obligada a garantizar a sus trabajadores una protección eficaz en
materia de seguridad e higiene en el trabajo;

g) En cuanto a la carga de la prueba se afirma que la deuda de seguridad que al


empresario corresponde determina que actualizado el riesgo [AT], para enervar su
posible responsabilidad el empleador ha de acreditar haber agotado toda diligencia
exigible, más allá -incluso- de las exigencias reglamentarias, doctrina jurisprudencial
que ha tenido ulterior reflejo en el art. 96.2 LRJS;

h) En materia de recargo de prestaciones no cabe aplicar el principio de


presunción de inocencia con respecto a la conducta del empleador y es dable acreditar
relación de casualidad por prueba plena o por presunciones;

j) Para determinar si existe nexo causal entre infracción y daño se aplican los
mismos principios sobre la carga de la prueba y la responsabilidad por culpa ya se trate
del recargo de prestaciones ex art. 123 LGSS o de la exigencia de responsabilidad de
daños y perjuicios derivados de accidente de trabajo o enfermedad profesional, como lo
evidencia la aplicación del denominado efecto positivo de la cosa juzgada entre las
resoluciones firmes recaídas en las resoluciones dictadas en uno u otro procedimiento; y

k) La conducta del trabajador, junto con otras circunstancias puede valorarse a


los efectos de terminar la existencia del nexo causal, excluyéndolo únicamente si es
dable configurar dicha conducta como imprudencia temeraria; no siendo aplicable la
posible, culpa , del trabajador a los fines de determinar el porcentaje del recargo puesto
el mismo se basa legalmente en la , gravedad de la falta.
400
SEXTO.- 1.- En el presente caso, a efectos de la imposición del denominado ,
recargo de las prestaciones económicas en caso de accidente de trabajo y enfermedad
profesional , definido en el art. 123.1 LGSS (actual art. 164.1 LGSS /2015) (1. Todas
las prestaciones económicas que tengan su causa en accidente de trabajo o enfermedad
profesional se aumentarán ... cuando la lesión se produzca por equipos de trabajo o en
instalaciones, centros o lugares de trabajo que carezcan de los medios de protección
reglamentarios, los tengan inutilizados o en malas condiciones, o cuando no se hayan
observado las medidas generales o particulares de seguridad y salud en el trabajo, o las
de adecuación personal a cada trabajo, habida cuenta de sus características y de la edad,
sexo y demás condiciones del trabajador), entiendo que concurren, como detallaré, los
presupuestos jurisprudencialmente exigidos de:

a) Comisión por la empresa de infracción consistente en el incumplimiento de


medidas de seguridad especial o general o, como mínimo, de falta de diligencia de un
prudente empleador (no se hayan observado las medidas generales o particulares de
seguridad e higiene en el trabajo, o las elementales de salubridad o las de adecuación
personal a cada trabajo, - art. 123 LGSS);

b) Acreditación de la causación de un daño efectivo en la persona del trabajador;

c) Existencia de una relación de causalidad entre la infracción y el resultado


dañoso (cuando la lesión se produzca por art. 123 LGSS); y

e) El resultado lesivo no se ha producido por fuerza mayor o caso fortuito, por


negligencia exclusiva no previsible del propio trabajador (imprudencia temeraria) o por
culpa exclusiva de terceros no evitable por el empresario; elementos que deben tenerse
en cuenta a efectos de determinar la concurrencia o no del nexo causal.

401
2.- Por lo que, en el presente caso, acreditándose lo referidos presupuestos,
interpreto que no cabía entender cumplida la deuda de seguridad del empleador ex art.
123 LGSS y debía ser calificado de, empresario infractor ,. Puesto que, aunque se
entendiera que formalmente hubiera efectuado una adecuada evaluación de riesgos e
informado al trabajador sobre lo que debía efectuar en caso de riesgo, no obstante la
lesión constitutiva del accidente se produce en el caso concreto por no haberse,...
observado las medidas generales o particulares de seguridad e higiene en el trabajo, o
las elementales de salubridad o las de adecuación personal a cada trabajo, y sin que haya
mediado fuerza mayor, caso fortuito ni imprudencia temeraria del trabajador
accidentado.

3.- En efecto, en el presente caso y a la vista de los HPs de la sentencia de


instancia inalterados en suplicación, -- aunque: a) se acepte, como se efectúa en la
sentencia recurrida, que por la empresa se había evaluado el riesgo de las proyecciones
en el sistema de fusión o de explosión de los cubilotes (y aun obviando el que no parece
constar incluido específicamente el riesgo de explosión), pero no aceptando su
argumento de que se trataba de un supuesto , imprevisible e inevitable ,, pues, como
destaca el recurrente, resultaría contradictorio con el hecho de que tal riesgo estaba
expresamente previsto en la evaluación de riesgos; y b) se asuma, también, que el
trabajador (conductor cubilote en una fábrica de bañeras de fundición) había recibido la
prevención informativa de que , si se observa alguna anomalía en la salida de hierro
fundido deberá para el ciclón de agua e informar al mando , e incluso adicionando (en
concordancia con el HP 8º) que se le hubiere también informado sobre el uso y
mantenimiento de los equipos de protección individual y que éstos deberían consistir,
conforme al Plan de evaluación (en concordancia con el HP 7º), en los , necesarios a
utilizar en el puesto de trabajo así como ropa ignífuga en las operaciones que impliquen
aproximación al hierro fundido, -- ; resulta que en el caso ahora enjuiciado tales
prevenciones resultaron manifiestamente insuficientes para evitar el grave accidente
(especialmente con pérdida total de un ojo) o reducir sus consecuencias, reduciéndose a
una prevención e información meramente formal o abstracta, incumpliendo, entiendo,
402
por una parte, el empresario, como deudor de seguridad, con sus obligaciones, puesto
que como tal, debe efectuar una vigilancia idónea sobre el cumplimiento por parte de
los trabajadores de las normas de prevención, no tratándose de una mera obligación
formal que se cumpla justificando poseer unos detallados planes de seguridad y salud si
no se constata que los mismos son efectivamente aplicados y que los concretos
trabajadores han sido plenamente instruidos, ni basta con entregar equipos de protección
u otros medios adecuados si no se vigila eficazmente su utilización tolerando su no
empleo o su inadecuada utilización; y, por otra parte, no es imputable al trabajador
conducta que pueda ser calificable de imprudencia temeraria que impidiera la
concurrencia del nexo causal entre infracción y lesión.

4.- La anterior conclusión, como he adelantado, es dable deducirla directamente


de los HPs inalterados de la sentencia recurrida en relación con el Acta levantada por la
Inspección de Trabajo que se resume en aquéllos y a la que se remiten, y la que
constituye también el fundamento fáctico de la resolución administrativa
jurisdiccionalmente impugnada, puesto que:

a) No puede entenderse adecuada y suficiente para exonerar de responsabilidad


al empleador la mera y formal existencia de una evaluación de riesgos laborales en la
que se contemplen, entre otros extremos, los , contactos térmicos provocados por
salpicaduras y/o radiaciones de metal fundido ,, las , proyecciones de partículas a los
ojos, debido a las características del proceso y al tipo de materiales utilizados, y el,
riesgo de explosión si de manera accidental el hierro fundido entra en contacto con agua
en un espacio confinado , y menos, como se ha adelantado, por entenderse que la
referida explosión tenía , carácter accidental -- imprevisible e inevitable;

b) La insuficiencia de la referida evaluación de riesgos laborales en el caso


concreto se pone de evidencia en la propia acta de la Inspección de Trabajo y cuyos
hechos gozan de presunción de certeza (arg. ex art. 151.8.II LRJS: presunción de
certeza, sin perjuicio de las pruebas que en defensa de los respectivos derechos e
403
intereses puedan aportar los interesados ,), -- en los extremos no desvirtuados por el
empresario cuya carga de la prueba le incumbía y que deberían, en su caso, haber tenido
adecuado reflejo en los hechos probados para poder constatar el cumplimento
empresarial de su deuda de seguridad --, en especial cuando en ella se afirma que , Al
ser una evaluación general , no consta la identificación de las posibles causas o
circunstancias de los factores de riesgo que pueden concurrir para que se produzca una
proyección por entrar en contacto el hierro con el agua, y en consecuencia poder
determinar la onda expansiva para así concretar los epis adecuados al riesgo específico
y poder proporcionar medios adecuados que garanticen una distancia de seguridad
suficiente entre el trabajador y la zona enfriamiento y eliminación de escoria en ciclón
de agua de escoria, en resumen la empresa no acredita haber efectuado la preceptiva
evaluación del procedimiento de trabajo que se utiliza ,, o dado que , tampoco se ha
establecido un sistema de control que detecte el incremento de escoria para ralentizar la
producción , o por la , falta de mantenimiento de la piquera de escoria que estaba
colocada en el momento del accidente, que presentaba alteraciones en su cara interna
que se encuentra unida al sifón , o dado que , los equipos de protección individual
resultaron insuficientes al riesgo específico de explosión; siendo éstos los datos
esenciales objeto de la infracción a los que por remisión a la referida Acta se
fundamenta la resolución administrativa jurisdiccionalmente impugnada.

c) No puede, finalmente, entenderse adecuada y suficiente para exonerar de


responsabilidad al empleador la formal prevención informativa al trabajador de que , si
se observa alguna anomalía en la salida de hierro fundido deberá para el ciclón de agua
e informar al mando ,, tanto más si no se acredita que en el caso concreto el trabajador
habría tenido un tiempo mínimo suficiente para trasmitir tal previa información al
mando tanto más cuanto en el acta de la Inspección de Trabajo, no desvirtuada (habría
correspondido a la empresa desvirtuar su presunción de veracidad), se afirma que la
explosión fue repentina (salió un chorro grande escoria y de repente explotó, al
encapsularse el agua dentro del hierro); por lo que su teórica conducta incumplidora de
dicha instrucción empresarial no es posible calificarla de imprudencia temeraria que
rompa el nexo causal entre infracción y lesión.
404
SÉPTIMO.- La aplicación de la expuesta doctrina jurisprudencial al presente
caso entiendo que obligaba a entender que la doctrina jurídicamente correcta era la
contenida en la sentencia referencial dictada por esta Sala de casación; por lo que
procedía haber estimado el recurso de casación unificadora interpuesto por el trabajador
accidentado, lo que comportaba casar y anular la sentencia de suplicación impugnada y
a que, resolviendo el debate suscitado en suplicación, se hubiera estimado el recurso de
tal clase interpuesto por el trabajador ahora recurrente y se hubiere revocado la
sentencia de instancia, desestimando la demanda interpuesta por la sociedad
empleadora.

16-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 18 DE OCTUBRE DE


2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 8 de mayo de 2014 el Juzgado de lo Social nº 2 de


Palencia dictó sentencia, en la que consta la siguiente parte dispositiva: «Que estimando
la demanda interpuesta por DON Severino frente a la empresa URÁN SERVICIOS
INTEGRALES, S.L. y el INSS-TGSS, revoco la resolución administrativa de fecha 18
de noviembre de 2013, y declaro la existencia de responsabilidad empresarial en el
accidente de trabajo sufrido el 25 de abril de 2011 por D. Severino, y, en consecuencia,
declaro que las prestaciones económicas derivadas de dicho accidente, descritas en el
hecho probado noveno, sean descritas en un 40%, con cargo a la empresa URÁN
SERVICIOS INTEGRALES S.L., condenando a las demandadas a estar y pasar por
dicha declaración.».

405
SEGUNDO.- En dicha sentencia, como hechos probados, se declaran los
siguientes: «PRIMERO.- El trabajador, DON Severino, con DNI NUM000, nacido el
NUM001 /1955, afiliado a la Seguridad Social con el número NUM002 y encuadrado
en el Régimen General, ha venido prestando servicios para la empresa URÁN
SERVICIOS INTEGRALES S.L., como instalador electricista, con la categoría de
oficial de primera. La empresa dedica su actividad al mantenimiento de instalaciones
eléctricas, postes de electricidad y similares, prestando sus servicios para la empresa
IBERDROLA. SEGUNDO.- El día 25 de abril de 2011, D. Severino sufrió un accidente
de trabajo, mientras prestaba sus servicios para la empresa URÁN SERVICIOS
INTEGRALES S.L., realizando labores de desmontaje del tendido eléctrico en las
instalaciones de la empresa BODEGAS SIERRA en el término municipal de
Villalmanzo. La cuadrilla de trabajo estaba formada por cinco trabajadores, dirigidos
por el encargado D. Avelino , el cual abandonó el lugar tras distribuir el trabajo. El Sr.
Avelino dio la orden a D. Eduardo , que actuaba como jefe de equipo en ausencia de
aquel, de proceder, junto con el Sr. Severino , al desmontaje del trenzado que iba desde
la fachada al apoyo de madera (poste) y desde éste al apoyo de hormigón. Tras realizar
la desconexión del trenzado sin incidencias, el Sr. Eduardo y el Sr. Severino se
dirigieron al poste de madera, y procedieron a colocar una escalera de mano apoyada
para el ascenso. D. Severino fue el encargado de subir a la escalera, mientras que el Sr.
Eduardo sujetaba la escalera en la base. Tras cortar el Sr. Severino el cable de trenzado
del lado de apoyo de hormigón, el poste comenzó a balancearse y oscilar, provocándose
su rotura y la caída del trabajador, anclado al poste, de aproximadamente diez metros.
Los trabajadores no arriostraron debidamente el apoyo de madera, si bien disponían de
medios para ello, ni utilizaron la cesta elevadora que también tenían disponible en el
camión. TERCERO .- D. Severino disponía, a fecha del accidente, de formación e
información en materia de prevención de riesgos laborales, incluido el riesgo de
trabajados en altura, conforme a lo previsto en los artículos 18 y 19 de la Ley 31/1995 .

CUARTO.- .- El puesto de trabajo del actor se encontraba, a fecha del accidente,


evaluado, contando la empresa con un Plan genérico de seguridad y salud y para la
coordinación de actividades empresariales, conforme al artículo 16 de la Ley 31/95, de
406
Prevención de Riesgos Laborales . El apartado 3.2.4.3 del Plan establece lo siguiente: -
Se analizará la resistencia del apoyo antes del ascenso, calzando y retacando
debidamente la base y arriostrando cuando sea necesario. - Se compensarán las
tensiones mecánicas ejercidas sobre el mismo, amarrando vientos, colocando refuerzos
o arriostrando en caso necesario - Cuando se dude de la estabilidad de un apoyo se
emplearán grúas o se prohibirá el ascenso - Apoyos de madera (excepto los soportados
por zanca de acero). Antes de iniciar cualquier tipo de trabajo en ellos, además de todas
las comprobaciones previas, es obligatorio arriostrar. QUINTO .- El 12 de mayo de
2011 se emite informe por la Unidad de Seguridad y Salud Laboral. El informe obra a
los folios 210 a 214 de los autos y su contenido se da íntegramente por reproducido.
SEXTO.- El 18 de octubre de 2011 la Inspección de Trabajo y Seguridad Social
concluye la investigación del accidente, y se emite informe, cuyo contenido obra a los
folios 68 a 72 de los autos. El Inspector concluye lo siguiente "Del conjunto de
actuaciones comprobatorias practicadas, hechos comprobados y manifestaciones
vertidas con ocasión de las mismas, se concluye considerando que el accidente sufrido
por el trabajador tiene su causa en la incorrecta decisión del trabajador. Cierto es que la
empresa tiene una labor de garante de la salud de los trabajadores. No obstante, se
considera que la empresa ha facilitado los medios necesarios para realizar el trabajo de
manera segura, ya que, en primer lugar, pone a disposición de los trabajadores una cesta
elevadora, que les permite un nivel óptimo de seguridad. Además, facilita a los
trabajadores medios mecánicos para el adecuado enclavamiento del poste (cuerdas de
seguridad, amarres) los cuales no son usados por los trabajadores. Por ello, el que
suscribe entiende que no concurre responsabilidad administrativa de la empresa en
relación con el accidente investigado". SÉPTIMO .- El 22 de agosto de 2012 el
Inspector de Trabajo emite, a petición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de
Lerma, informe ampliatorio en el que manifiesta que a través de las actuaciones
comprobatorias practicadas por la Inspección, no quedó acreditado quién ostentaba la
dirección de los trabajos, por lo que se entendió que D. Eduardo y D. Severino actuaban
en igualdad jerárquica. OCTAVO.- El 25 de febrero de 2013, ante la Jefatura Provincial
de Burgos de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, el trabajador presentó escrito
de disconformidad con la actuación llevada a cabo por la Inspección de Trabajo. El 17
de julio de 2013 la Subdirectora General, en contestación al mismo, concluye que la
407
actuación llevada a cabo por dicho organismo en la investigación ha sido correcta y
adecuada, tanto en los medios de investigación empleados como en las medidas
adoptadas por el funcionario actuante, ajustándose a las normas y preceptos legales de
funcionamiento de actuación inspectora. NOVENO .- El accidente sufrido por el
trabajador dio lugar a prestaciones de incapacidad temporal, por importe de 22.158,40
euros y de incapacidad permanente total, declarada por Resolución de la Dirección
Provincial del INSS de 10 de julio de 2012, con arreglo a una base reguladora de
2.246,11 euros al mes, y efectos de 19 de abril del mismo año, siendo el capital coste de
la prestación el de 363.935,16 euros. DÉCIMO .- Iniciado a instancia del trabajador, con
fecha 25 de junio de 2013, ante la Dirección Provincial del INSS, expediente de recargo
en prestaciones económicas por falta de medidas de seguridad e higiene en el trabajo,
con fecha 18 de noviembre de 2013, acogiendo el dictamen propuesta del EVI de 14
noviembre de 2013, se dicta resolución por la que se acuerda. "Denegar la petición de
responsabilidad empresarial por falta de medidas de seguridad e higiene en el trabajo
solicitada por D. Severino contra la empresa URÁN SERVICIOS INTEGRALES S.L.,
no procediendo recargo alguno sobre las prestaciones económicas derivadas del
accidente de trabajo sufrido". UNDÉCIMO .- Tras el acaecimiento del accidente, en el
Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Lerma se siguieron Diligencias
Previas 189/2011, dictándose, con fecha 7 de febrero de 2013, auto por el que, se
acordaba el sobreseimiento provisional y archivo de la causa, por no resultar
debidamente justificada la perpetración del delito que dio motivo a la formación de la
misma. DUODÉCIMO .- Ejercitada por el trabajador la acción de responsabilidad civil
derivada del accidente de trabajo, el 2 de abril de 2014, por el Juzgado de lo Social 3 de
Burgos se dictó sentencia estimatoria de la demanda, recaída en autos 1099/2013, en la
que se condena a la empresa URÁN SERVICIOS INTEGRALES S.L., y a la compañía
aseguradora MAPFRE EMPRESAS, CIA DE SEGUROS Y REASEGUROS S.A., al
abono al demandante de una indemnización. No consta si la referida sentencia ha sido o
no objeto de recurso.".

TERCERO.- La citada sentencia fue recurrida en suplicación por el INSS, TGSS


y Urán Servicios Integrales S.L.,ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de
408
Justicia de Castilla-León (sede Valladolid), la cual dictó sentencia en fecha 4 de febrero
de 2015 , en la que consta el siguiente fallo: «Que debemos DESESTIMAR Y
DESESTIMAMOS los recursos de suplicación formulados por la representación de la
empresa URAN SERVICIOS INTEGRALES SL y por el INSTITUTO NACIONAL
DE LA SEGURIDAD SOCIAL y la TESORERÍA GENERAL DE LA SEGURIDAD
SOCIAL, contra la sentencia dictada en fecha 8 de mayo del 2014 por el Juzgado de lo
Social número 2 de PALENCIA (Autos 790/2013), en virtud de demanda promovida
por DON Severino contra las referidas recurrentes, sobre RECARGO DE
PRESTACIONES POR FALTA DE MEDIDAS DE SEGURIDAD. En consecuencia,
debemos confirmar y confirmamos el fallo de instancia en su integridad. Se imponen a
la empresa recurrente, URAN SERVICIOS INTEGRALES SL, las costas del recurso,
que incluyen en todo caso la cuantía necesaria para hacer frente a los honorarios del
letrado de la parte recurrida que actuó en el recurso, los cuales se fijan a estos efectos en
400 euros. Se decreta igualmente la pérdida del depósito constituido para recurrir y la
pérdida de las consignaciones y/o el mantenimiento de los aseguramientos que en su
caso se hubiesen prestado, hasta que se cumpla la sentencia o se resuelva, si procediese,
la realización de los mismos.».

CUARTO.- Por la representación de Urán Servicios Integrales S.L. se formalizó


el presente recurso de casación para la unificación de doctrina, en el que se alega como
sentencia contradictoria con la recurrida la dictada por la Sala de lo Social del Tribunal
Superior de Justicia de Castilla y León (sede Burgos) de fecha 20 de octubre de 2014,
en el Recurso número 547/2014.

QUINTO.- Por providencia de ésta Sala de procedió a admitir a trámite el citado


recurso y habiendo sido impugnado el recurso, se emitió el preceptivo informe del
Ministerio Fiscal en el sentido de considerar el recurso improcedente, se declararon
conclusos los autos, señalándose para su votación y fallo el día 15 de septiembre de
2016, en cuya fecha tuvo lugar.

409
FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- El actor, instalador electricista con categoría de oficial primera,


realizaba tareas de desmontaje del tendido eléctrico con una cuadrilla compuesta de
cinco trabajadores al frente de la cual se hallaba un encargado. Éste abandonó el lugar
de trabajo una vez distribuido el plan de actividad y haber ordenado al que actuaba
como jefe de equipo en su ausencia proceder con el demandante a desmontar el trenzado
desde la fachada al poste y desde éste al apoyo de hormigón. Finalizada la desconexión
del trenzado, colocaron una escalera de mano apoyándola en el poste subiendo por ella
el accidentado mientras el otro trabajador sujetaba la base. Una vez cortado el cabo del
lado de apoyo de hormigón el poste empezó a balancearse oscilando y rompiéndose lo
que provocó la caída del trabajador que estaba anclado al poste, dese una altura de diez
metros.

Los trabajadores disponían de cesta elevadora y medios para arriostrar


debidamente el poste de madera que no fueron utilizados. El Juzgado de lo Social
impuso un recargo del 40% confirmado en Suplicación al considerar al trabajador que
acompañaba al actor como jefe de equipo que actuaba a petición del encargado, quién se
había ausentado.

Recurre la demandada en casación para la unificación de doctrina y ofrece como


sentencia de contraste la dictada el 20 de octubre de 2014 por el Tribunal Superior de
Justicia de Castilla y León con sede en Burgos.

La sentencia de comparación revoca la de instancia desestimando así la demanda


de indemnización por daños y perjuicios interpuesta por el mismo trabajador que
ostenta la condición de parte actora en la sentencia recurrida y en relación al mismo
accidente de trabajo en ella descrito.

410
Son preceptos examinados por la Sentencia al ser objeto de denuncia la
infracción el artículo 1902 del Código Civil y concordantes de la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales.

La sentencia referencial razona, en función de los hechos probados que: «En el


caso de autos, no es apreciable dicha responsabilidad empresarial. Pues no existe acto o
omisión imputable a la empresa que haya incidido en el desgraciado accidente. Puesto
que éste se produjo cuando el trabajador demandante estaba subido a un poste, donde
efectuaba su trabajo, y dicho poste se balanceó cayendo al suelo el trabajador. Habiendo
observado ya éste que con anterioridad el poste se encontraba torcido. Y aún cuando
sabía que debía utilizar grúa, o arriostrar el poste antes de subirse al mismo, y teniendo
elementos materiales a su disposición para ello, procedió a subirse al mismo, utilizando
medios manuales, una escalera de mano, que estaba siendo sujetada por su compañero.
Con la desgracia que al cortar el trenzado el poste, que ya estaba torcido, se balanceó
aún más, oscilando, provocándose su rotura, y cayendo al suelo el trabajador. Estando
dicho poste torcido ya de antes, por circunstancias ajenas a la actividad empresarial de
la entidad recurrente, que simplemente fue a realizar un trabajo encargado por otra
empresa, en dicho lugar, concretamente la empresa Bodegas Sierra.».

En la sentencia recurrida es objeto de análisis por ser la fundamentación en la


que se apoya el recurso el artículo 123 de la L.G.S.S . en relación con la Sentencia del
Tribunal Supremo de 2 de octubre de 2000 , así como del artículo 39.3 de la Ley de
Infracciones y Sanciones del Orden Social en relación con la sentencia del Tribunal
Superior de Justicia de Castilla y León de 14 de noviembre de 2008 y el artículo 56 del
Convenio colectivo del Sector de Siderometalurgia de Madrid. De ahí que la sentencia
valore de manera indistinta que en el lugar de trabajo no se encontrara presente el
encargado o que sus funciones fueran válidamente asumidas por el Jefe de Equipo,
formado por cinco personas, a la hora de atribuir a la empleadora la elección inadecuada
de medios auxiliares de trabajo en lugar de achacar las consecuencias al trabajador.l
considera que se halla presente la empresa a la hora de atribuir la facultad de

411
organización. Así mismo otorga relevancia en relación a las previsiones el convenio
colectivo que la cuadrilla de trabajo se componía de cinco personas.

En la sentencia de contraste se alega por el recurso la infracción del artículo


1902 del Código Civil y concordantes de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
La sentencia examina los requisitos que deberán acompañar a la declaración de
responsabilidad por culpa contractual, existencia de daños, acción u omisión con
incumplimiento de obligaciones de seguridad, nexo causal y relevancia de la conducta
del trabajador para llegar a la conclusión de que no cabe establecer una afirmación
positiva de culpa o negligencia en la conducta empresarial ante la ausencia de nexo
entre actuación y resultado acaecido.

Entre ambas sentencias cabe establecer la preceptiva contradicción en los


términos exigidos por el artículo 219 de la L.R.J.S ., sin que sea óbice para ello que en
la sentencia de contraste la reclamación se dirigiera a destacar la interpretación que
mereciera dar al artículo 1902 del Código Civil respecto a los hechos acaecidos pues su
invocación se hizo también en relación a los preceptos concordantes de la Ley de
Prevención de Riesgos Laborales.

SEGUNDO.- La recurrente alega la infracción del artículo 123 de la L.G.S.S.,


39.3 del Real Decreto Legislativo 5/2000 , y 22.4 de la Ley de Enjuiciamiento Civil

Con carácter previo al análisis de su argumentación deberá examinarse la


estructura de la misma pues si bien enuncia la formulación de un solo motivo es lo
cierto que en el se incluye la denuncia de infracción de dos preceptos que por su
naturaleza habrían merecido el planteamiento de dos motivos por separado.

412
Así, el precepto que en primer lugar se cita es el artículo 222.4 de la Ley 1/2000
de 7 de enero, Ley de Enjuiciamiento Civil.

En suma se trata de alegar la existencia de cosa juzgada entre ambos


procedimientos.

Aún siendo conscientes de la imposibilidad de tratar la cuestión en las fases


anteriores del proceso, la sentencia de contraste data el 20 de octubre de 2014 en tanto
que el juicio oral ante el Juzgado de lo Social en las presentes actuaciones tuvo lugar el
22 de Abril de 2014, la sentencia recae el 8 de mayo y el recurso de suplicación frente a
ésta se interpone el 29 de septiembre de 2014, no resulta factible su apreciación de
oficio por hallarnos en la modalidad de casación unificadora siendo doctrina
consolidada la necesidad de articular la contradicción respecto de las cuestiones
procesales como se ve a continuación: «El artículo 219 de Ley Reguladora de la
Jurisdicción Social , admite en cuanto que objeto de casación para la unificación de
doctrina tanto cuestiones sustantivas como procesales, si bien como reiteradamente ha
señalado esta Sala en sentencias de 21 de marzo de 2000 (R. 2260/1999), 16 de Julio de
2004 (R. 4126/03), 6 de junio de 2006 (R. 1234/2005), 28 de mayo de 2008 (R.
813/2007), 9 de julio de 2009 (R. 2186/2008), 22 de marzo de 2010 (R. 4274/2008), 27
de abril de 2010 (R. 2164/2009), 31 de enero de 2011 (R. 855/2009 ), y 4 de mayo de
2011 (R. 1534/2010), entre otras muchas, este excepcional recurso está condicionado,
también cuando el objeto sea el examen de las infracciones procesales -salvo cuestiones
de manifiesta falta de jurisdicción o relativas a la competencia funcional de esta Sala-,
por la existencia de contradicción, siendo necesario para que pueda apreciarse ésta en
los recursos en que se denuncian infracciones procesales no sólo "que las
irregularidades que se invocan sean homogéneas", sino también que concurran en
suficiente medida "las identidades subjetivas, la igualdad de hechos, fundamentos y
pretensiones" que exigía el art. 217 de la Ley de Procedimiento Laboral y que sigue
exigiendo el art. 219.1 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social, [como así se
determinó en las sentencias dictadas en Sala General de SSTS 21 de noviembre de 2000

413
(R. 2856/1999 y 234/2000), y 28 de febrero de 2001 (R. 1902/2000), y después se
reiteró en múltiples, sentencias de esta Sala, entre otras, 29 de enero de 2004 (R.
1917/2003), 27 de enero de 2005 (R. 939/2004), 20 de marzo de 20007 (R. 747/2006),
19 de febrero de 2008 (R. 3976/2006), 15 de septiembre de 2009 (R. 1205/2008), 27 de
abril de 2010 (R. 2164/2009 ), 28 de febrero de 2011 (R. 297/2010), y 8 de marzo de
2011 (R. 2327/2010)].».

Que se haya admitido la existencia de contradicción respecto a la cuestión de


fondo no implica soslayarla respecto a la cuestión procesal.

No se ha intentado siquiera por la demandada estructurar la contradicción


aportando una sentencia que resolviera sobre la cuestión de cosa juzgada, pues tal
función no cabe predicarla de una sentencia de contraste que por vez primera se ocupa
de la reclamación planteada y es preciso que la cuestión procesal sea tratada como en la
sentencia de contraste.

Por lo expuesto procede desestimar la denuncia de infracción del artículo 222.4


de la L.E.C . que como parte del único motivo se formula.

TERCERO.- El recurso alega la infracción del artículo 123 del R.D. 1/1994 de
20 de junio en relación con el artículo 1902 del Código Civil y con el artículo 17 de la
Ley de Prevención de Riesgos Laborales .

El artículo 123 de la L.G.S.S . en la redacción vigente en las fechas en que


ocurrieron los hechos se limita a establecer con carácter general la posibilidad de la
imposición del recargo. El artículo 1902 del Código Civil establece:«El que por acción
u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar
el daño causado.».

414
El artículo 17 de la Ley de Prevención de riesgos Laborales establece: «1. El
empresario adoptará las medidas necesarias con el fin de que los equipos de trabajo sean
adecuados para el trabajo que deba realizarse y convenientemente adaptados a tal
efecto, de forma que garanticen la seguridad y la salud de los trabajadores al utilizarlos.

Cuando la utilización de un equipo de trabajo pueda presentar un riesgo


específico para la seguridad y la salud de los trabajadores, el empresario adoptará las
medidas necesarias con el fin de que: a) La utilización del equipo de trabajo quede
reservada a los encargados de dicha utilización.

b) Los trabajos de reparación, transformación, mantenimiento o conservación


sean realizados por los trabajadores específicamente capacitados para ello.

2. El empresario deberá proporcionar a sus trabajadores equipos de protección


individual adecuados para el desempeño de sus funciones y velar por el uso efectivo de
los mismos cuando, por la naturaleza de los trabajos realizados, sean necesarios.

Los equipos de protección individual deberán utilizarse cuando los riesgos no se


puedan evitar o no puedan limitarse suficientemente por medios técnicos de protección
colectiva o mediante medidas, métodos o procedimientos de organización del trabajo.».

La sentencia recurrida cifra en esencia la declaración e responsabilidad de la


empresa en la circunstancia de hallarse presente durante los trabajos un Jefe de equipo,
así denominado por el convenio Colectivo en una cuadrilla de trabajo formada por cinco
personas según expresión de la sentencia. Ello es suficiente según la sentencia recurrida
para determinar que la empresa se halla presente, por delegación del Encargado que se
ausentó y por lo tanto su responsabilidad.
415
Los hechos se produjeron en una forma que figura redactada en forma idéntica
tanto en la recurrida como en la Sentencia de contraste.

Así, ambos nos dan cuenta e que las tareas a realizar consistían en desmontar un
tendido eléctrico, en concreto el trenzado que iba desde la fachada al apoyo de madera
(poste) y desde éste al apoyo de hormigón. Se realiza la desconexión del trenzado sin
incidencias y a continuación el actor inició el ascenso del poste de madera sin
arriostrarlo previamente. El ascenso lo realizó subido a una escalera de mano que otro
trabajador sujetaba en la base pese a que disponían de medios para arriostrar así como
de una cesta elevadora en el camión. Una vez cortado el cable del lado de apoyo del
hormigón el poste comenzó a balancearse y a oscilar provocándose su rotura y la caída
del trabajador, anclado al poste.

Consta que el trabajador, con carácter previo al accidente había recibido


formación sobre prevención de riesgos incluido el de trabajo en altura así como la
evaluación de su puesto de trabajo contando la empresa con un Plan Genérico de
seguridad y salud, que se expresa en los siguientes términos: «Se analizará la resistencia
del apoyo antes del ascenso, calzando y retacando debidamente la base y arriostrando
cuando sea necesario. - Se compensarán las tensiones mecánicas ejercidas sobre el
mismo, amarrando vientos, colocando refuerzos o arriostrando en caso necesario -
Cuando se dude de la estabilidad de un apoyo se emplearán grúas o se prohibirá el
ascenso - Apoyos de madera (excepto los soportados por zanca de acero). Antes de
iniciar cualquier tipo de trabajo en ellos, además de todas las comprobaciones previas,
es obligatorio arriostrar.».

Acreditado que existía tanto la información necesaria acerca del modo de llevar
a cabo la operación de desmontaje como los medios adecuados para cumplir con el plan
no existe razón para que la conducta de los dos trabajadores, incluido el actor, no

416
siguieran las prescripciones indicadas y además prescindieran de los medios a su
alcance por lo que, en el ámbito en que se desarrolla la presente controversia no cabe
establecer la relación causa-efecto entre omisión de medidas de seguridad que no es
dable imputar a la empresa, y resultado dañoso para el actor.

No consta la imposición por el encargado antes de ausentarse del uso de la


escalera de mano ni que el Jefe de Equipo exigiera ese comportamiento al actor, con
categoría de oficial 1º sino que actuando conjuntamente éste con el Jefe de Equipo, ni
arriostraron el poste ni usaron la cesta elevadora que se hallaba a su disposición.

No cabe incardinar el supuesto que se somete a consideración en ninguna de las


infracciones denunciadas cuyo tenor literal se reproduce en esta fundamentación por lo
que el recurso visto el informe del Ministerio Fiscal deberá ser estimado resolviendo el
debate de Suplicación mediante nueva sentencia que desestima la demanda y absuelve a
los demandados sin que haya lugar a la imposición de las costas, acorde con lo
dispuesto en el artículo 235 de la L.R.J.S.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido:

Estimar el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por el


Letrado D. Daniel Muñoz Peinado actuando en nombre y representación de Urán
Servicios Integrales S.L., contra de la sentencia dictada el 4 de febrero de 2015 por la
Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (con sede en
Valladolid), en recurso de suplicación nº 1877/2014 , interpuesto contra la sentencia de
fecha 8 de mayo de 2014, dictada por el Juzgado de lo Social nº 2 de Palencia, en autos
núm. 790/2013, seguidos a instancias de D. Severino frente a INSS, TGSS, y Urán
Servicios Integrales S.L. Casamos y anulamos la sentencia recurrida, resolviendo el

417
debate de Suplicación mediante nueva sentencia que desestima la demanda y absuelve a
los demandados. Sin costas.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

17-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 1 DE JUNIO DE 2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 18 de octubre de 2013, el Juzgado de lo Social número


11 de Málaga, dictó sentencia cuya parte dispositiva es del siguiente tenor literal:
«FALLO: Que estimando la concurrencia de la excepción de prescripción de la acción,
debo desestimar y desestimo la demanda interpuesta por D. Ovidio, contra la
HERENCIA YACENTE DE D. Víctor, D. Luis Enrique, DÑA. Palmira, D. Ambrosio,
D. Ceferino, DÑA. María José y la entidad aseguradora LA ESTRELLA SEGUROS Y
REASEGUROS».

En dicha sentencia se declararon probados los siguientes hechos: «1. El


demandante D. Ovidio, nacido el NUM000 /1985, vecino de Málaga, DNI NUM001,
figura afiliado a la Seguridad Social con el n° NUM002 , y suscribió contrato de trabajo
de duración determinada, el 9 de diciembre de 2002, en el que figuraba como empleador
D. Víctor, NIF NUM003, con actividad económica de carrusel de feria, con la categoría
de oficial de 3a-montador- a tiempo completo, y retribución pactada conforme a
convenio. (fol. 21 y 22 contrato).

418
2. El día 10 de diciembre de 2002, se produce un siniestro -accidente de trabajo-
en la atracción denominada Noria, cuando el trabajador se dedicaba a la actividad de
montaje por cuenta de la empresa, encontrándose a una altura de 14 metros, sujeto por
cinturón de seguridad y arnés, del que se desabrochó para pasar de una plataforma a
otra, momento en que se rompió la base de madera de la plataforma, cayendo al suelo
desde esa altura.

3. Como consecuencia de la caída el trabajador sufrió fractura estallido de L4


con parálisis del pie izquierdo, fractura de cotilo derecho con disyunción sacro-iliaca
derecha, fractura luxación abierta grado III-A de tobillo izquierdo, fractura de calcáneo
derecho abierta grado III-A, fractura conminuta de extremidad distal radio izquierdo.

4. Por resolución de la Dirección Provincial del Instituto Nacional de la


Seguridad Social de 29/06/2004, le fue reconocida al actor la pensión por incapacidad
permanente absoluta para todo trabajo, integrada por el 100% de la base reguladora de
522,04€, sobre un cuadro clínico apreciado por el EVI el 25/05/2004 de secuelas de
accidente de trabajo con politraumatismo, paraparesia de predominio en M.I.I. y
discontrol genitourinario. (folios 41 y 42).

5. En los autos 610/2004 del Juzgado de lo Social 2 de Jaén, recayó sentencia de


12/04/2005 que devino firme, en la que se considera probado que la empresa no había
realizado evaluación de riesgos laborales para el trabajo a desempeñar por un menor de
edad, ni se había informado al trabajador, padre o tutor de los riesgos y medidas
adoptadas, ni el trabajador había recibido formación sobre los equipos de protección
individual. Dicha sentencia confirmaba la resolución administrativa que imponía a
cargo de D. Víctor por falta de medida de seguridad un recargo del 50% de las
prestaciones derivadas de accidente de trabajo.

419
6. Ante el Juzgado de lo Penal 3 de Málaga se siguió procedimiento 447/2008,
proveniente de diligencias previas 5915/05 del Juzgado de Instrucción 9, en la que
recayó sentencia absolutoria respecto de D. Víctor por el delito de lesiones imprudentes
en la persona del trabajador, siguiéndose el procedimiento igualmente frente a la
Compañía Aseguradora La Estrella como responsable civil.

7. D. Víctor falleció el 8 de mayo de 2.010, por lo que en la Sección III de la


Audiencia Provincial de Málaga, que conocía del Recurso de Apelación contra la
sentencia penal, dictó auto de 31 de mayo de 2.010, declarando extinguida la
responsabilidad criminal.

8. Figuran como herederos del empresario Don. Víctor, sus hijos: Luis Enrique,
Palmira, Ambrosio y Ceferino, así como su esposa María José. No consta aceptación o
repudiación de la herencia, ni declaración de herederos. No ha quedado acreditado que
los herederos hayan sucedido al empresario en su actividad empresarial.

9. El procedimiento penal se inició por denuncia interpuesta ante el Juzgado


Decano el 11 de julio de 2005 por el trabajador contra D. Víctor.

10. En fecha 10 de mayo de 2.011, la representación de D. Ovidio dirige


comunicación a los hijos del empresario, comunicándole la intención de ejercitar acción
civil frente a la herencia yacente, y con la finalidad de interrumpir la prescripción de
cualquier acción que pudiera corresponderle. (folio 104).

11. El actor presentó papeleta de conciliación ante el CMAC por la reclamación


de daños y perjuicios derivados del accidente frente a la herencia yacente y la compañía
de seguros La Estrella el 7/06/2011, celebrándose el acto sin avenencia el 21/06/2011.

420
12. Obra a los folios 274 y 275 informe de sanidad forense del trabajador
emitido en el procedimiento penal a fecha 29 de mayo de 2.006, constando que el
trabajador invirtió en su curación 595 días impeditivos de los cuales 30 días lo fueron de
hospitalización, restándole como secuelas paraparesia de miembros inferiores valorada
en 50 puntos, osteosíntesis lumbar valorada en 8 puntos, osteosíntesis de tobillos
valorada en 3 puntos, osteosíntesis de muñeca derecha valorada en 2 puntos, limitación
de muñeca derecha valorada en 2 puntos, síndrome depresivo postraumático valorado en
6 puntos, perjuicio estético importante valorado en 10 puntos, y lumbalgia valorada en 8
puntos.

13. A los folios 495 a 502 liquidación y abono de recargo por falta de medidas
de seguridad en prestaciones por.- incapacidad permanente absoluta y prestaciones de
incapacidad temporal, y capitalización de tales prestaciones. (por reproducido).

14. La póliza de responsabilidad civil suscrita entre el empleador y la Compañía


de Seguros La Estrella obra a los folios 681 y ss, le corresponde la cobertura del
siniestro con un límite de responsabilidad por daños contratado de 15.000.000 Pesetas
(90.151,82€)».

SEGUNDO.- Interpuesto recurso de suplicación contra la anterior resolución, la


Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, dictó sentencia con
fecha 8 de mayo de 2014 , en la que consta la siguiente parte dispositiva:

«FALLAMOS: Que DESESTIMANDO el recurso de suplicación interpuesto


por D. Ovidio frente a la sentencia dictada en fecha 18.10.2013 por el Juzgado de lo
Social número Once de Málaga , en los autos 667/2011 promovidos por el indicado
recurrente frente a la HERENCIA YACENTE DE D. Víctor, D. Luis Enrique, Dª
Palmira, D. Ambrosio, D. Ceferino, Dª María José, y la entidad aseguradora
GENERALI ESPAÑA S.A. DE SEGUROS Y REASEGUROS (antes LA ESTRELLA

421
S.A. DE SEGUROS Y REASEGUROS), debemos CONFIRMAR Y CONFIRMAMOS
la sentencia recurrida».

TERCERO .- Contra la sentencia dictada en suplicación, se formalizó, por la


representación procesal de Don Ovidio, el presente recurso de casación para la
unificación de doctrina, alegando la contradicción existente entre la sentencia recurrida
y la dictada por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco de 24 de julio de 2001 y
la sentencia dictada por el Tribunal Supremo de fecha 20 de abril de 2004 , así como la
infracción de lo dispuesto en el art. 59 del Estatuto de los Trabajadores en relación con
los arts. 1968 y 1969 del Código Civil e infracción del art. 217.3 de la Ley de
Enjuiciamiento civil.

CUARTO.- Por providencia de esta Sala de fecha 12 de febrero de 2015, se


admitió a trámite el presente recurso, dándose traslado del mismo a la parte recurrida
para que formalizara su impugnación en el plazo de quince días.

QUINTO.- Evacuado el trámite de impugnación, pasó todo lo actuado al


Ministerio Fiscal para informe, dictaminando en el sentido de considerar el recurso
improcedente, e instruido el Excmo. Sr. Magistrado Ponente, se declararon conclusos
los autos, señalándose para la votación y fallo el 17 de mayo de 2016, fecha en que tuvo
lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- El recurso casacional interpuesto trae causa de una demanda


formulada contra empresa aseguradora y herencia yacente de un empresario fallecido el
8 de mayo de 2010 por trabajador nacido el 26 de abril de 1985 y accidentado el 10 de
diciembre de 2002, habiendo resultado, cuando realizaba actividades de montaje en el

422
trabajo en que prestaba servicios, con lesiones que le ocasionaron una situación de
incapacidad permanente absoluta (IPA), al caer de una altura de 14 metros. La sentencia
de instancia considera prescrita la acción de responsabilidad civil y la de suplicación lo
confirma, sosteniendo, en sustancia, que la resolución del INSS sobre la IPA fue de 29
de junio de 2004 con sello de salida de ese día, sin que conste fecha de la notificación y
que el actor inició denuncia en sede penal el 11 de julio de 2005, con lo que había
transcurrido el plazo de un año del art 59.2 del ET . Recurre la parte actora solicitando
se anule la sentencia recurrida y se desestime la excepción de prescripción de la acción
ordenando la devolución de las actuaciones al Juzgado para que se dicte nueva sentencia
por la que se resuelva la cuestión de fondo de la reclamación indemnizatoria planteada.
Impugnan separadamente la herencia yacente y la aseguradora. El Mº Fiscal considera
improcedente el recurso.

SEGUNDO.- Son dos los motivos que alega el actor y otras tantas las sentencias
que cita de contraste, debiendo precisarse de antemano que aunque para la inadmisión
previa del recurso se denuncia en el primero de los escritos de impugnación (D. Luis
Enrique y otros) que "no se diferencian los motivos de contradicción o recurso sino que
se plantean de forma conjunta y heterogénea", ello no resulta atendible pues aun
reconociendo una cierta heterodoxia expositiva, lo cierto es que tras exponer el
recurrente la correspondiente comparativa de sentencias en cada uno de los dos motivos
de recurso señalando la identidad de pretensión y la existencia de pronunciamientos
distintos, finalmente se contiene en uno y otro un apartado C) relativo a la "infracción
legal de la sentencia recurrida y quebranto en la interpretación del Derecho y formación
de jurisprudencia" donde se denuncia la vulneración normativa (del art 59 del ET y
1968 y 1969 del CC el primero y del 217.3 de la LEC el segundo) correspondiente,
cumpliéndose así los requisitos mínimos al respecto.

Entrando, pues, en el examen de la contradicción exigida en el art 219 de la


LRJS, la sentencia referencial que se cita en el primero de los motivos es la de 24 de
julio de 2001 del TSJPV, que contempla un caso en el que el trabajador de una empresa

423
de montajes metálicos sufrió un accidente por caída de un andamio el 13 de marzo de
1998, habiéndose hallado a consecuencia de ello en situación de incapacidad temporal
hasta el 30 de junio de 1999 en que causó alta con informe-propuesta de incapacidad,
siéndole reconocida una incapacidad permanente total (IPT) por resolución de la
Dirección Provincial del INSS de 21 de octubre de 1999, habiendo presentado el
trabajador papeleta de conciliación frente a las empresas demandadas el 23 de octubre
de 2000 y frente a las compañías de seguro el 14 de ese mismo mes y año y precisando
la Sala de suplicación, al revisar los hechos probados, que la fecha de salida de la citada
resolución es de 2 de noviembre de 1999. Sobre esta base fáctica se declara que no
opera la prescripción alegada pues el actor debió tener conocimiento de la resolución
administrativa sólo a partir del 2 de noviembre de 1999 en que data el sello de salida de
la misma, habiendo accionado "pocos días antes de finalizar el plazo anual de
prescripción", en tácita referencia a la mencionada fecha de la presentación de la
papeleta de conciliación (23/10/2000) como dies ad quem.

La comparación entre resoluciones, en los términos precitados, depara el


resultado de inexistencia de contradicción, porque ambas aplican la misma doctrina, si
bien sobre diferentes hechos, que es lo que determina que aquélla no pueda apreciarse,
toda vez que partiendo las dos de la fecha de salida de la resolución administrativa
como única conocida a efectos de determinar el inicio del cómputo del plazo ( dies a
quo ), no había transcurrido el año en el caso de la sentencia de contradicción, según su
tercer fundamento de derecho en relación con sus hechos probados segundo y séptimo
(este último, como dice la sentencia de suplicación en su segundo fundamento, quizás
errando en la referencia del ordinal queriendo referirse, en realidad, al segundo) y se
había sobrepasado en el de la recurrida, conforme se desprende de su segundo y -sobre
todo- cuarto (primer y segundo párrafos) fundamento de derecho en relación con sus
hechos probados cuarto y noveno, con lo que se justifican los pronunciamientos
encontrados.

424
En consecuencia no se puede considerar cumplido el requisito del art 219.1 de la
LRJS, como apunta el Mº Fiscal en su preceptivo informe, con lo que el motivo, de
antemano, debe desestimarse por concurrir, como en aquél se dice, en causa de
inadmisión.

TERCERO.- En cuanto al segundo motivo, la sentencia de contraste es la de esta


Sala del TS de 20 de abril de 2004 , que se refiere a un accidente laboral acaecido el 29
de marzo de 1996, que dio lugar a una resolución administrativa de 24 de septiembre de
1997 que reconocía al trabajador, de oficio, una IPT, habiendo éste presentado papeleta
de conciliación el 26 de enero de 1999 y demanda el 27 de mayo de ese año. En dicha
resolución se declara que no existiendo proceso penal previo, la acción exigiendo
responsabilidad por daños y perjuicios no puede iniciarse hasta que el beneficiario tiene
cabal conocimiento de las secuelas del accidente y de las mermas producidas por el
mismo, lo que no se deriva del mero parte médico, sino de la resolución firme en
proceso de invalidez, debiendo entenderse que aun cuando la fecha de ésta es el 24 de
septiembre de 1997, al no existir, sin embargo, en los hechos probados de la sentencia
recurrida ni en la de instancia constancia alguna de la fecha en que tal resolución se
notificó, la carga de la prueba de los elementos que constituyen una excepción, como es
la de la prescripción, incumben a quien la invoca, lo que implica en ese caso que se
declare no prescrita la acción, con devolución de las actuaciones a la Sala de
procedencia para que se dicte nueva sentencia en la que se resuelvan las restantes
cuestiones planteadas.

Cabe entender que la contradicción concurre, dado que en la sentencia recurrida


la carga de la prueba sobre la prescripción (inexistencia) se hace recaer sobre el actor,
según se infiere del segundo párrafo de su cuarto fundamento de derecho cuando dice
que "por parte del actor no se prueba -en puridad ni se alega- la concurrencia de
circunstancias ciertamente anormales por causa de las cuales no pudiera razonablemente
haber tenido conocimiento hasta el 11.07.2004 del contenido del informe de valoración
médica del EVI que consta emitido en fecha 25.05.2004 o incluso de la resolución del

425
INSS declarándolo en incapacidad permanente absoluta en la que consta como fecha de
salida el 29.06.2004", es decir, que, como se ha expresado, considera que es el
trabajador quien debe acreditar en qué fecha exacta conoció lo resuelto por la entidad
gestora desplazándose hacia éste la carga de la prueba del plazo prescriptivo,
contrariamente a lo que sostiene la sentencia de contraste, que exige se esclarezca, a
cargo de la parte contraria, que alega la prescripción, la fecha de notificación de la
resolución administrativa, a partir de cuyo momento comienza el cómputo del plazo al
efecto.

CUARTO.- Siendo posible, pues, el examen de este segundo y último motivo, el


recurrente señala, como se ha dicho, la infracción del art 217.3 de la LEC , sosteniendo
que "debieron ser los demandados quienes al alegar que había transcurrido más de un
año desde que (el actor) había tenido conocimiento de la resolución que acordaba su
incapacidad........debían indicar el día de inicio de la prescripción, lo que no sólo no se
alegó ni se probó en modo alguno" .

Como dice nuestra sentencia de 11 de diciembre de 2013 (rcud 1164/2013 ), que


cita la sentencia recurrida en su cuarto fundamento de derecho y también la parte
demandada (D. F. y otros) en su escrito de impugnación, aunque ambas de modo
incompleto, " .......La cuestión suscitada en el presente recurso ya sido decidida por la
Sala en diferentes ocasiones anteriores a la decisión recurrida, porque -en efecto-
reiteradamente hemos indicado [SSTS SG 10/12/98 -rcud 4078/97; 12/02/99 -rcud
1494/98 -; 06/05/99 -rcud 2350/97-; 22/03/02 -rcud 2231/01 -; 20/04/04 -rcud 1954/03-;
04/07/06 - 834/05 -; 12/02/07 - 4491/05 -; y 21/06/11 -rcud 3214/10 -] que:

a).- El plazo de prescripción aplicable a las reclamaciones de indemnización de


dan~os y perjuicios atribuibles a la empresa y derivados de accidente de trabajo o de
enfermedad profesional es -efectivamente- el de un año, previsto en el art. 59.2 ET ; y la
fecha inicial para el cómputo de los plazos de prescripción de todas las acciones, según
dispone el art. 1968 CC , se inicia desde el momento en que pudieron ser ejercitadas.
426
b).- Aunque el «dies a quo» para reclamar tal responsabilidad empresarial se
sitúa cuando la acción puede ejercitarse, ello no necesariamente equivale al momento en
que acaece el AT o la del alta médica en el mismo o en la EP, «que expresará el parecer
del facultativo que lo emite y cuya comprensión para la generalidad de los beneficiarios
será de difícil entendimiento, dados los términos científicos que en tales documentos
deben utilizarse»; como tampoco se inicia en la fecha en que se impone el recargo por
infracción de medidas de seguridad; en igual forma que los «procesos penales deducidos
a consecuencia de un accidente de trabajo, impiden que pueda comenzar a correr el
plazo prescriptivo de la acción sobre reclamación de daños y perjuicios derivada de ese
accidente».

c).- En puridad, el plazo «no puede iniciarse hasta que el beneficiario tiene un
cabal conocimiento de las secuelas del accidente y de las mermas que tales secuelas
producen, tanto en su capacidad de ganancia, como en su patrimonio biológico». Y
cuando se sigue un procedimiento judicial para la fijación de las lesiones padecidas, el
plazo sólo comienza a correr desde que el mismo se agota, porque la resolución del
INSS en vía previa «no fue firme hasta que recayó la citada sentencia de la Sala de lo
Social, y sólo desde tal firmeza se pudo iniciar el cómputo del referido plazo
prescriptivo», «pues sólo hasta ese momento se supo con certeza cuáles eran las
dolencias y secuelas que el actor padece a consecuencia del accidente de autos»; y
«obviamente, la solución sería otra si la parte se aquietase a la resolución administrativa
de la Gestora respecto de la incapacidad reconocida, ya que en tal caso habría que estar
al informe propuesta». Y en consecuencia, tal conocimiento -pleno y cabal- solamente
se produce en la fecha en que se ha dictado la correspondiente resolución firme en
proceso de IP, que es «cuando el beneficiario conoce cuáles van a ser las consecuencias
que las secuelas le van a producir y cuáles los perjuicios que de ellas se van a derivar.
Por tanto debe ser el momento de conocimiento de esta resolución el punto de partida
para el ejercicio de la acción de daños y perjuicios".

427
El hecho de estar al informe propuesta cabe entenderlo en el sentido de que
dicha propuesta es la que establece el marco patológico de la persona accidentada, que,
no obstante, como tal propuesta, ha de confirmarse por la autoridad laboral a quien está
dirigida mediante la subsiguiente resolución administrativa, y en todo caso, tanto
respecto del informe como de la resolución, la solución que se impone es la misma, ya
que no hay constancia en la declaración de hechos probados de la sentencia de instancia
reproducida en la recurrida -que es la única relación fáctica que puede tenerse en
cuenta- de la fecha en que pudo haberse notificado aquél (el informe propuesta de 25 de
mayo de 2004) al actor y si tal notificación se produjo realmente al mismo y no sólo a la
entidad gestora, no apareciendo, por otra parte, en el hecho cuarto de la sentencia de
instancia -reproducido en el antecedente de hecho segundo de la sentencia recurrida-
más que la fecha en que se emitió tal dictamen pero no la de su hipotética comunicación
al trabajador, como tampoco, según se ha repetido, cuándo tuvo lugar la notificación al
mismo de la resolución administrativa declarando la IPT.

En tales condiciones la solución es la que señala nuestra precitada sentencia de


20 de abril de 2004 (rcud 1954/2003 ), que culmina su razonamiento diciendo que "
resulta evidente del examen de las actuaciones que la acción que se inició con la
papeleta de conciliación presentada el 4 de enero de 1.999 se había interpuesto
transcurrido ya el año desde que se dictó la resolución del INSS por la que se declaró la
invalidez permanente total del actor, fechada el 24 de septiembre de 1.997, pero no
existen en los hechos probados de la sentencia recurrida, ni en la de instancia,
constancia alguna de la fecha en que tal resolución se notificó y la carga de la prueba de
los elementos que constituyen una excepción como es la de al prescripción incumben a
quien la invoca, tanto por aplicación del viejo principio del artículo 1214 del CoŽdigo
Civil, como del hoy vigente artículo 217 de la Ley de Enjuiciamiento Civil que señala
que incumbe al demandado la carga de probar los hechos que conforme a las normas
que le sean aplicables, impida, extingan o enerven la eficacia de los hechos jurídicos
constitutivos. Implica ello que declaremos no prescrita la acción..."

428
En consecuencia, también en este caso la carga de la prueba de la superación del
plazo prescriptivo y, por tanto, de la existencia de la prescripción, incumbe a la parte
que alega la excepción y no al revés, tal y como se infiere del brocardo jurídico que dice
que corresponde la carga de la prueba al que afirma y no al que niega, que es lo que
plasma el art 217.3 de la LEC , invocado, como infringido, por el actor, toda vez que en
el relato del que se parte sólo consta que la resolución de la Dirección Provincial del
INSS por la que se reconoce al actor una situación de incapacidad permanente absoluta
es de 29/06/2004 sobre un cuadro clínico apreciado por el EVI el 25/05/2004 (hecho
quinto) y que el procedimiento penal se inició por denuncia interpuesta por el trabajador
el 11/07/2005 (hecho noveno), sin que aparezca cuándo tuvo lugar la notificación de
aquélla al actor, lo que no permite efectuar con certeza y exactitud el cálculo del año
normativamente establecido al efecto, siendo ello de todo punto necesario e ineludible
al sustentarse la prescripción sobre un principio de seguridad jurídica y no de justicia.

No es obstáculo, sino precisión a todo ello, lo prevenido en el art 217.7 de la


LEC, a que hace mención la referida parte demandada en su escrito de impugnación y
que alude a la disponibilidad y facilidad probatoria que corresponde a cada una de las
partes en litigio como cláusula de cierre del precepto, porque partiendo de la base de
que la excepción de prescripción no pudo ser conocida por el actor más que en el propio
acto de juicio donde se formuló, éste no se hallaba obligado a elucubrar anticipadamente
sobre su formulación ni precaverse de ese modo contra la misma, al incumbir su prueba
a la parte que la formulaba, mientras que esta última (la demandada) preparaba dicha
excepción como parte de su contestación a la demanda sabiendo que la/s fecha/s que
podía dar como inicio del cómputo del plazo prescriptivo ex art 59 del ET era/n
únicamente la de la resolución o documento correspondiente pero en todo caso no la de
su notificación al interesado - que es la que realmente cuenta- por ser ajena a ese
procedimiento. Y, precisamente por ello, si entendía que existía un principio o indicio
de tal prescripción pero no su plena acreditación, tenía que tratar de asegurar su
resultado mediante el esclarecimiento de dicho extremo, para lo cual pudo, si no lo
obtenía de otro modo, instar de manera razonada, incluso acudiendo anticipadamente al
órgano jurisdiccional y en aplicación y desarrollo efectivo de los principios de los arts
429
24.1 y 118 de la CE , que se requiriese del propio actor o de la entidad gestora la
documentación acreditativa de ese particular, que era un disponible y fácil recurso para
formular con éxito esa oposición procesal para quien, en principio y como se ha
indicado, está obligado a acreditarlo, precisamente por tratarse de un hecho extintivo o
impeditivo de la acción de exigencia de la responsabilidad demandada, de manera que
no basta tampoco para sostener la apreciación de la prescripción lo que alega la
aseguradora codemandada en su escrito de impugnación de que le resulta imposible
demostrar la fecha de notificación por no tener acceso a los documentos
correspondientes al ser privados, ni, en fin, es aplicable al respecto, como dice, el art
265 de la LEC , que se refiere a documentos y otros escritos y objetos relativos al fondo
del asunto y no a las cuestiones de diferente índole, como la excepción referida.

Y si ese extremo (la notificación) no aparece en la relación de hechos probados


del caso presente y, por tanto, no puede considerarse suficientemente demostrado, como
se precisa para iniciar el cómputo del plazo que transcurre hasta el ejercicio de la acción
penal interruptiva de tal prescripción, ésta no puede entenderse producida sin lugar a
dudas, al faltar la fehaciencia del inicial dies a quo, sin que sean atendibles al respecto
ni la alegación de cuestión nueva formulada por los familiares del empresario fallecido
en su escrito de impugnación -toda vez que la cuestión de la notificación documental, se
haya o no alegado expresamente por el actor en su momento, es inherente al tema de la
prescripción misma y forma parte de ella- ni las hipótesis y elucubraciones de esa parte
que expone densa y no muy claramente en dicho escrito sobre la base, o bien de la
mención de documentos que no acreditan decididamente el extremo controvertido,
como la percepción de la primera prestación de seguridad social por el actor, o sobre la
de fechas diferentes referentes a otros extremos como el fallecimiento del empresario,
cuando lo que cuenta es que la acción penal (a la que se aúna la acción civil en
principio), que como reclamación interrumpe la prescripción, se siguió el 11 de julio de
2005 contra aquél (hecho noveno de la sentencia de instancia) y continuó hasta que se
dictó auto de 31 de mayo de 2010 de sobreseimiento por fallecimiento del mismo
(hecho séptimo), a partir de cuya notificación se reanudaría ex novo el cómputo del
plazo de la acción debatida en las presentes actuaciones, interrumpiéndose nuevamente
430
el plazo con la reclamación de 10 de mayo de 2011 del actor a que se hace mención en
el relato probatorio (hecho décimo), hasta que, por fin, se interpuso demanda el 21 de
junio siguiente (21/06/2011, folio 2 de las actuaciones), sin que, en consecuencia, sea
posible constatar indubitadamente el transcurso del reiterado plazo prescriptivo.

Por todo ello, visto el informe del Mº Fiscal, se impone la estimación del
recurso, lo que implica la devolución de las actuaciones al Juzgado de instancia -cuya
sentencia, acogedora de la excepción, fue confirmada por la de suplicación- para que
dicte nueva sentencia por la que, teniendo por no prescrita la acción ejercitada, se
resuelvan las restantes cuestiones planteadas. Sin costas.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido.

Estimar el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por D.


Ovidio, contra la sentencia de fecha 8 de mayo de 2014 dictada por la Sala de lo Social
del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, sede Málaga, en el recurso de
suplicación núm. 275/2014, formulado frente a la sentencia de fecha 18 de octubre de
2013, dictada en autos 667/2011 por el Juzgado de lo Social número 11 de Málaga,
seguidos a instancia de dicho recurrente, contra la HERENCIA YACENTE DE D.
Víctor, D. Luis Enrique, DÑA. Palmira, D. Ambrosio, D. Ceferino, DÑA. María José y
la entidad aseguradora LA ESTRELLA SEGUROS Y REASEGUROS, sobre
RECLAMACIÓN DE CANTIDAD. Devuélvanse las actuaciones al Juzgado de
instancia -cuya sentencia, acogedora de la excepción, fue confirmada por la de
suplicación- para que dicte nueva sentencia por la que, teniendo por no prescrita la
acción ejercitada, se resuelvan las restantes cuestiones planteadas. Sin costas.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.


431
18-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 5 DE MAYO DE 2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 24 de mayo de 2013 el Juzgado de lo Social nº 17 de los


de Madrid dictó sentencia , en la que se declararon probados los siguientes hechos: «
1º.- D. Marcos prestaba sus servicios para la empresa demandada con una antigüedad
desde el 13-12-99, con la categoría profesional de engrasador y devengando un salario
anual de 28.776 euros. D. Primitivo prestaba sus servicios para la empresa demandada
con una antigüedad desde el 5- 2-01, con categoría profesional de Mozo de cubierta y
devengando un salario anual de 32.556 euros.

2º.- El día 30-7-09 D. Marcos sufrió un accidente de trabajo cuando prestaba


servicios en el buque Fortuny, causando baja médica desde el 30-7-09 hasta el 16-11-
10. Mediante resolución del INSS de 17-11-10 se le declara en situación de incapacidad
permanente total por la contingencia de accidente de trabajo, por el siguiente cuadro
clínico residual: "lumbalgia postcirugia de hernia discal L5-S1 intervenida". Como
consecuencia del accidente al demandante le han quedado las siguientes secuelas: -
Déficit de -20º y -15º de flexión y extensión lumbar, con rotaciones conservadas, porta
artrodesis L5-S1 Instrumentada.

3º.- El día 16-3-09 D. Primitivo sufrió un accidente de trabajo cuando prestaba


servicios en el buque Superfast Canarias, causando baja médica desde el 16-3-09 hasta
15-10-10. Mediante resolución de INSS de 15-10-10 se reconoce al demandante afecto
de incapacidad Permanente Total por la contingencia de accidente de trabajo, por el

432
siguiente cuadro clínico residual: "Herida abierta en rodilla derecha complicada con
isquemia aguda por síndrome compartimental. Herida hueco poplíteo izquierdo
postraumático 03/09". Como consecuencia del accidente al demandante le han quedado
las siguientes secuelas: - Atrofia muscular del miembro inferior derecho condicionada
por la lesión del nervio ciático que genera un pie equino (con disminución de movilidad
en tobillo derecho). -Defecto de repleción distal del bypass fémoro- poplíteo.

4º.- El art. 48 del Convenio Colectivo establece la obligación, por parte de la


empresa, de suscribir un seguro de accidentes. Con base en dicho articulo la empresa
subcribió una póliza con Mafre -Familiar.

5º.- mediante carta de fecha 8-2-11 Mafre comunica a Transmediterránea que la


indemnización fijada para D. Primitivo asciende a 13.222 euros. A D. Marcos le
reconoce una indemnización de 5.288,90 euros, dichos importes no fueron abonados al
estar condicionados a la firma del finiquito.

6º.- Con fechas 16-12-10 y 27-1-11 los actores presentaron papeleta de


conciliación ante el SMAC ».

En dicha sentencia aparece la siguiente parte dispositiva: «Que estimando la


demanda formulada por D. Marcos y D. Primitivo contra CIA Transmediterránea SA, y
Mafre Familiar, debo condenar y condeno a Mafre Familias a abonar a cada uno de los
demandantes 66.111,33 euros, absolviendo a CIA. Transmediterránea SA. de los
pedimentos formulados».

SEGUNDO.- La citada sentencia fue recurrida en suplicación por ante la Sala de


lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, la cual dictó sentencia en fecha 22
de septiembre de 2014 , en la que consta el siguiente fallo: «Estimamos el recurso de

433
suplicación interpuesto por la representación de D. Marcos y D. Primitivo,
desestimando el formulado por la aseguradora Mafre Familiar, contra la sentencia
dictada el 24 de mayo de 2013, por el Juzgado de lo Social nº 17 de Madrid , en autos
número 1268/2011 promovidos por D. Marcos y D. Primitivo contra la empresa
Compañía Transmediterránea SA y contra la recurrente Mafre Familiar, y revocándola
en parte, condenamos a Mafre Familiar a pagar la cantidad que resulte de aplicar el
interés anual del 20% sobre la cantidad de condena a computar desde el momento
respectivo en que se declaró a D. Marcos y D. Primitivo afectos de una cantidad
indemnizatoria, confirmándola en el resto de pronunciamientos que contiene. Se
imponen a la recurrente Mafre Familiar, las costas procesales que comprenderán los
honorarios de la representación letrada de la parte que en este recurso ha actuado en
defensa de la parte actora, en cuantía que esta Sección de Sala fija en 400 euros. »

TERCERO.- Por la representación de Mafre Familiar Compañía de Seguros y


Reaseguros, SA se formalizó el presente recurso de casación para la unificación de
doctrina ante la misma Sala de suplicación el 30 de octubre de 2014.

A los efectos de sostener la concurrencia de la contradicción exigida por el art.


219.1 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social (LRJS), la recurrente propone,
como sentencia de contraste, la dictada por esta Sala de lo Social del Tribunal Supremo
de 16 de mayo de 2007 (rcud. 2080/05).

CUARTO.- Por providencia de esta Sala de fecha 16 de marzo de 2015 se


admitió a trámite el presente recurso y se dio traslado del escrito de interposición y de
los autos a la representación procesal de la parte recurrida para que formalizara su
impugnación en el plazo de quince días.

Evacuado el traslado de impugnación, se pasaron las actuaciones al Ministerio


Fiscal que emitió informe en el sentido de considerar el recurso procedente.
434
QUINTO.- Instruida la Excma. Sra. Magistrada Ponente, se declararon
conclusos los autos, señalándose para votación y fallo el día 5 de mayo de 2016, fecha
en que tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- 1. Los demandantes iniciales habían sufrido sendos accidentes de


trabajo mientras prestaban servicios para la empresa demandada, siendo ambos
declarados en situación de incapacidad permanente total. Siguiendo el mandato de lo
dispuesto en el convenio colectivo aplicable, la empresa tenía asegurado el riesgo de
accidentes con la también demandada Mapfre.

En cumplimiento de la póliza, la aseguradora ofreció a los trabajadores la


indemnización que, según sus cálculos, ascendía a 13.222 € para uno de ellos y a
5.288,90 para el otro. Disconformes con dichas cuantías, los actores demandan que se
fije la correspondiente indemnización en la suma de 66.11,33 € para cada uno, lo que es
admitido tanto por la sentencia del Juzgado de lo Social nº 17 de los de Madrid, como
por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de esa Comunidad Autónoma.

La Sala de suplicación acoge, además, la pretensión de los actores relativa a los


intereses y condena a la aseguradora a la cantidad que resulte de aplicar el interés anual
del 20% sobre el importe de la condena desde el momento en que, respectivamente,
fueron declarados en situación de incapacidad permanente y hasta la fecha en que se les
haga efectivo el pago de la citada indemnización.

435
2. Es la aseguradora la que acude ahora a la casación para unificación de
doctrina para plantear un único punto de discrepancia: el relativo a los intereses
moratorios.

La recurrente aporta, como sentencia de contraste a los efectos del requisito del
art. 219.1 LRJS , nuestra STS/4ª/Pleno de 16 mayo 2007 (rcud. 2080/2005).

En ella se daba respuesta a un supuesto en que la mejora consistía en el


aseguramiento del riesgo de accidente no laboral. La sentencia del Juzgado de instancia
había condenado a la compañía de seguros al abono de la indemnización "más intereses
legales". En ejecución de sentencia los actores sostuvieron que el interés aplicable era
del 20% desde la fecha del siniestro, lo cual fue acogido por el Juzgado y
posteriormente por la Sala de suplicación. La sentencia de contraste razona que durante
los dos primeros años contados a partir de la fecha del siniestro solo se aplica el interés
legal del dinero más el 50% cualquiera que sea el tiempo de tardanza de la aseguradora
en efectuar el pago, por consiguiente, el interés del 20% solo se abona a partir del
cumplimiento de esos dos años.

3. No cabe duda de que existe contradicción entre ambas sentencias, como pone
de relieve el Ministerio Fiscal.

SEGUNDO.- 1. Con arreglo a lo que dispone el art. 20.4 de la Ley 50/1980, de 8


de octubre, de Contrato de Seguro, "Si el asegurador incurriere en mora en el
cumplimiento de la prestación, la indemnización de daños y perjuicios, no obstante
entenderse válidas las cláusulas contractuales que sean más beneficiosas para el
asegurado, se ajustará a las siguientes reglas: (...)

436
4.º La indemnización por mora se impondrá de oficio por el órgano judicial y
consistirá en el pago de un interés anual igual al del interés legal del dinero vigente en el
momento en que se devengue, incrementado en el 50 por 100; estos intereses se
considerarán producidos por días, sin necesidad de reclamación judicial.

No obstante, transcurridos dos años desde la producción del siniestro, el interés


anual no podrá ser inferior al 20 por 100.

2. La interpretación de este precepto ha resultado siempre compleja, pues obliga


a determinar si el citado art. 20.4 establece dos regímenes de aplicación sucesiva (el
interés legal incrementado en un 50% durante los dos primeros años y el 20% a partir de
ese momento) o si, por el contrario, regula un único parámetro de fijación del interés
por mora (el 20%).

La cuestión fue abordada por la STS/1ª/Pleno de 1 marzo 2007 (rec. 2302/2001),


que fue seguida por nuestra sentencia (la ahora referencial) y cuyo criterio ha reiterado
la propia Sala 1ª de este Tribunal Supremo, entre otras, en las STS/1ª de 17 septiembre
2008 (rec. 653/2002), 10 diciembre 2009 (rec. 1090/2005), 31 mayo 2010 (rec.
1221/2005), 12 julio 2010 (rec. 694/2006), 29 septiembre 2010 (rec. 1222/2006), 1
octubre 2010 (rec. 657/2006) y 26 octubre 2010 (rec. 702/2007).

3. En ella se opta por entender que, durante los dos primeros años desde la
producción del siniestro, la indemnización por mora consistirá en el pago de un interés
anual igual al del interés legal del dinero al tipo vigente cada día, que será el
correspondiente a esa anualidad incrementado en un 50%. Y, a partir de esa fecha, el
interés se devengará con un tipo mínimo del 20%, si no lo supera, y sin modificar por
tanto los intereses ya devengados diariamente hasta dicho momento.

437
Se razonaba allí, con argumentos que reprodujimos en la sentencia de contraste,
que " Esta interpretación favorable a la existencia de tramos y tipos diferenciados, es
conforme con la intención del legislador, expresada en la Exposición de Motivos de la
Ley 30/1995, en cuyo apartado 6º justifica la reforma relativa al art. 20 de la LCS en la
necesidad de evitar las muy diversas interpretaciones a que había dado lugar, señalando
que «se cuantifica el interés de demora, moderando la fórmula de un interés absoluto
para hacerlo durante los dos primeros años, referencial al interés legal del dinero». Este
posicionamiento legal no supone la concesión de un plazo de gracia mayor a las
compañías de seguros, puesto que nada se dice al respecto. Supone establecer dos
períodos con dos tipos de interés aplicables perfectamente diferenciados, que se fijarán
sin alterar el cálculo diario, con el mínimo del 20% si a partir del segundo año del
siniestro no supera dicho porcentaje. Es además coherente con su tenor gramatical y con
su devengo diario, pues ello resulta incompatible con la posibilidad de que haya que
esperar dos años para conocer, caso de que la aseguradora incumpla, el tipo de interés
que resulta aplicable para modificar retroactivamente los ya devengados día a día,
conforme al interés vigente en cada momento, en los dos años anteriores. El carácter
disuasorio de los intereses que se impone en la conclusión contraria puede ser aceptado
con reservas desde la idea de evitar la pasividad de las aseguradoras en el cumplimiento
de sus obligaciones indemnizatorias, no desde la clara y evidente intención del
legislador de dar nuevo tratamiento a la norma y de contemplar la conducta del obligado
al pago de una forma distinta tanto más cuanto que, al tiempo, se decreta de oficio el
devengo del interés y éste se produce por días. Si el legislador pretendía reforzar la
situación de los perjudicados, difícilmente habría modificado la norma anterior pues le
bastaba mantener vigente el tipo único de interés anual del 20%. Pretender, además, que
esta fórmula es más gravosa, y como tal disuasoria, es algo defendible en la actualidad
en razón a unos tipos bajos del interés legal, no desde una situación distinta de futuro en
la que la suma del 50% al interés legal del dinero puede proporcionar un interés muy
superior al del 20%, que actúa como subsidiario de no alcanzarse este valor. Finalmente,
la norma 6ª del art. 20, no queda alterada con esta interpretación, por cuanto viene
referida al momento concreto en que empiezan a devengarse los intereses moratorios,
siendo en el apartado 4º en el que se determina el tipo de interés para uno y otro período
a partir del siniestro".
438
4. La sentencia recurrida se aparta de esta doctrina y, por ello, tal y como
también propone el Ministerio Fiscal, el recurso debe ser estimado.

TERCERO.- 1. En consecuencia, casamos y anulamos en parte la sentencia


recurrida y, resolviendo el debate suscitado en suplicación, estimamos en parte el
recurso de dicha clase interpuesto por los dos trabajadores demandantes y, revocando en
parte la sentencia del Juzgado, condenamos a la aseguradora a pagar la cantidad que
resulte de aplicar el interés legal del dinero, incrementado en el 50%, vigente en la fecha
del momento respectivo en que se les declaró en situación de incapacidad permanente y
hasta dos años después, y, a partir de dicho momento y hasta la fecha en que se abonó la
pertinente indemnización se aplicará, en su caso, el 20% de interés anual.

2. Con arreglo a lo dispuesto en el art. 235.1 LRJS no procede la imposición de


costas, debiendo devolverse el depósito dado para recurrir y darse a la consignación el
destino legal.

FALLO:

Por todo lo expuesto, en nombre del Rey, por la autoridad que le confiere la
Constitución, esta sala ha decidido:

Estimamos el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por


Mafre Familiar Compañía de Seguros y Reaseguros, SA, contra la sentencia dictada el
22 de septiembre de 2014 por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de
Madrid, en recurso de suplicación nº 41/2014, casamos y anulamos en parte la sentencia
recurrida y, resolviendo el debate suscitado en suplicación, estimamos en parte el
recurso de dicha clase interpuesto por los dos trabajadores demandantes, D. Marcos y D.
Primitivo, revocando también en parte la sentencia del Juzgado en el sentido de

439
condenar a la aseguradora a pagar la cantidad que resulte de aplicar el interés legal del
dinero, incrementado en el 50%, vigente en la fecha del momento respectivo en que se
les declaró en situación de incapacidad permanente y hasta dos años después, y, a partir
de dicho momento y hasta la fecha en que se abonó la pertinente indemnización se
aplicará, en su caso, el 20% de interés anual. Sin imposición de costas, debiendo
devolverse el depósito dado para recurrir y darse a la consignación el destino legal.

Notifíquese esta resolución a las partes e insértese en la colección legislativa.

Así se acuerda y firma.

19-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 4 DE MAYO DE 2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 31 de julio de 2013 el Juzgado de lo Social nº 1 de


Barcelona dictó sentencia , en la que se declararon probados los siguientes hechos: "1º .-
La parte actora nacido el día 24 de febrero de 1967, prestó servicios por orden y cuenta
de la empresa demandada, ASSESSORIA I GESTORIA HERNANDEZ, S.L., en virtud
de contrato de trabajo indefinido para trabajadores con disminución, a tiempo completo,
con categoría profesional de Oficial de 1ª administrativo, antigüedad desde el 3 de mayo
de 2004 y salario mensual bruto con inclusión de prorrata de pagas extraordinarias de
2.221,82 euros. (Fs. 254 a 265, 289 y 290).

2º.- En fecha 29 de julio de 2006 la empresa demandada procedió al despido


disciplinario del actor, lo que fue impugnado por éste dando lugar a los Autos 648/2006,
tramitados en este Juzgado. Por Sentencia número 04/2007 de fecha 2 de enero de 2007,
confirmada por Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya de fecha 6 de
440
noviembre de 2007, Recurso de Suplicación número 4856/2007 , se declaró
improcedente el despido efectuado por la empresa demandada, condenando a la misma,
bien a la readmisión del actor en el mismo puesto de trabajo y condiciones que regían
antes de producirse el despido, bien, si ejercita el derecho de opción a favor de la
extinción en el plazo de cinco días desde la notificación de la Sentencia, le indemnice en
la cantidad de 7.220,92 euros. (Fs. 254 a 278 y doc. Número 61 ramo prueba
demandada autos 649/2006). La empresa demandada no efectuó opción expresa, por lo
que tácitamente opto por la readmisión. (Fs. 895 a 900, 330 y 331).

3º.- La parte actora permaneció en situación de Incapacidad Temporal por


contingencias comunes desde el 10 de mayo de 2006 (Fs. 254 a 265, doc. Número 27
ramo prueba demandada autos 649/06). D. Carlos Ramón fue declarado en situación de
Incapacidad Permanente en grado de Absoluta derivada de enfermedad común, por
resolución del Instituto Nacional de la Seguridad Social de fecha 31 de enero de 2008.
La parte actora interesó del referido organismo la determinación del periodo de
Incapacidad Temporal, ratificando su resolución inicial, lo que fue impugnado por la
parte actora, dando lugar a los autos 362/2009, tramitados en el Juzgado de lo Social nº
22 de Barcelona, recayendo Sentencia en fecha 1 de septiembre de 2009 , por la que se
declaraba que la contingencia determinante de la Incapacidad Temporal era de accidente
de trabajo. Dicha resolución no era firme a la fecha de celebración de los actos de
conciliación y juicio. (Fs. 285 a 288 y 341 a 343). La referida resolución fue confirmada
por Sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya de fecha 5 de julio de
2011, Recurso de Suplicación número 2464/2010. (Documental aportada por la parte
actora en fecha 8 de julio de 2013).

4º.- Por Auto dictado por este Juzgado en fecha 3 de febrero de 2010, Autos
núm. 648/2006 se declaró extinguida la relación laboral que unía a las partes del
presente procedimiento, con fecha de efectos de la declaración de la situación de
Incapacidad Absoluta de 10 de noviembre de 2007, sin derecho a indemnización por
despido. (Fs. 895 a 900).

441
5º.- La parte actora se halla afecta de un trastorno psicótico delirante con
sintomatología de tipo hipocondríaca y con somatizaciones derivada de problemática
laboral. (Pericial Dr. Cipriano, Fs. 608 a 613). La parte actora continúa, a fecha 19 de
abril de 2010, en tratamiento psiquiátrico. (Fs. 939).

6º.- El padre del actor falleció en el mes de agosto del año 2007. (Fs. 955)

7º.- La causa inicial de la baja fue síndrome ansioso depresivo derivado de un


exceso de trabajo con una jornada laboral prolongada. (Fs. 904 a 959 y Pericial Médica
del Dr. Isaac).

8º.- Por Resolución del Instituto Nacional de la Seguridad Social de fecha 18 de


noviembre de 2011 se declaró que la Incapacidad Permanente Absoluta reconocida al
actor derivaba de accidente de trabajo, declarando el derecho a percibir una pensión
mensual de 2.221,82 euros mensuales más las revalorizaciones correspondientes a
percibir desde el 10 de noviembre de 2007. (Documental aportada por la parte actora en
fecha 8 de julio de 2013).

9º.- El horario legal establecido era de 9 horas de la mañana a 13 horas, y de 16


horas a 20 horas. El demandante realizaba un horario distinto, incorporándose entre las
10 horas y las 11 horas de la mañana, finalizando con posterioridad a las 13 horas, y
reincorporándose por la tarde entre las 16:00 horas y las 17:00 horas, quedándose en su
lugar de trabajo una vez finalizado el horario laboral. (Fs. 254 a 278, 487 a 881, doc.
Número 61 del ramo de prueba parte demandada autos 649/06 y testifical de Doña.
Esmeralda y Roque autos 649/06).

442
10º.- Las funciones del demandante en la empresa era la de llevar la contabilidad
y supervisar las realizadas por otros empleados, efectuar declaraciones fiscales,
impuesto de sociedades, las cuentas anuales y registro de las mismas, de las distintas
empresas que tenían contratados dichos servicios con la parte demandada. (Fs. 254 a
265).

11º.- El gerente de la empresa, Don. Cipriano, solicitaba a la parte actora


resultados contables únicamente en época de impuestos. (Testifical de Doña. Esmeralda
y Roque).

12º.- D. Carlos Ramón disponía de llaves del local donde prestaba servicios para
la empresa demandada. Se presentó denuncia ante la Inspección de Trabajo de suerte
que, en fecha 25 de abril de 2006 acudió una Inspectora solicitando documentación a la
empresa. Al día siguiente, 26 de abril de 2006, Don Cipriano cambió el candado de
acceso a la oficina donde prestaba servicios la parte actora, colocando un letrero en la
entrada en el que se recordaba a todos los trabajadores el horario de trabajo. Dicho
letrero fue firmado por algunos trabajadores de la empresa. Al actor no le facilitaron la
llave del nuevo candado. (Fs. 254 a 278, doc. Número 61 ramo prueba parte demandada
autos 649).

13º.- Durante el tiempo de prestación de servicios para la empresa demandada el


actor permaneció en situación de incapacidad temporal los siguientes periodos: 9 de
marzo de 2005 al 17 de marzo de 2005 y del 10 de mayo de 2006 hasta permaneciendo
en dicha situación hasta el 10 de noviembre de 2007, fecha en que se reconoció al actor
en situación de Incapacidad Absoluta. (Fs. 254 a 265, 285 a 288, 341 a 343 y docs.
Número 25 a 27 ramo prueba demandada autos 649/06).

443
14º.- El actor trabajó hasta en 76 ocasiones durante un año y medio hasta
después de las 12 horas y la mayoría hasta después de la una, y más tarde aún. (Fs. 254
a 278).

15º.- La parte actora ha trabajado los siguientes fines de semana y festivos:

16º.- Asimismo, la parte actora ha trabajado los siguientes días más allá de las
21 horas, permaneciendo en su lugar de trabajo desarrollando tareas propias de su
cometido profesional durante las siguientes horas: Octubre de 2005: Martes día 4 hasta
las 21:37 horas; martes día 18 y hasta las 2:00 horas; miércoles 19 de octubre y hasta las
0:02 horas.

17º.- Tanto la persona que precedió en el cargo al actor como aquella que lo ha
sucedido no han realizado horas extraordinarias para llevar a cabo su cometido.
(Testifical de Dña. Esmeralda y Roque ).

18º.- La empresa demandada presentó las cuentas anuales correspondientes a los


ejercicios 2002 a 2004 de los clientes a los que llevaba la contabilidad en el Registro
Mercantil dentro del plazo reglamentario. (Doc. 62 a 66 del ramo de prueba de la parte
demandada autos 649/06).

19º.- En fecha 26 de junio de 2006 la parte actora presentó denuncia ante la


Inspección de Trabajo y Seguridad Social denunciando la prestación de servicios por
unas jornadas de más de ocho horas, así como la prestación de servicios laborales para
la empresa demandada los fines de semana y festivos. Por la Inspección de Trabajo se
procedió al archivo provisional de actuaciones hasta que se dictara sentencia en el
correspondiente proceso judicial. (Fs. 23 a 25). La parte actora interpuso demanda en

444
reclamación de horas extraordinarias, dando lugar a los autos 649/06 tramitados en este
mismo Juzgado.

20º.- D. Carlos Ramón interpuso denuncia ante la Inspección de Trabajo y


Seguridad Social por acoso. La Inspección de Trabajo, a la vista de la documentación
aportada y las declaraciones de los comparecientes, no pudiendo acreditar de forma
suficiente la existencia de un incumplimiento empresarial de la normativa vigente en
materia de relaciones laborales que pudiera dar inicio a un procedimiento sancionador.
(Fs. 75 a 78).

21º.- A la relación laboral le es de aplicación el Convenio Colectivo de Oficinas


y Despachos para los años 2004 a 2007. (DOGC número 4265, Código Convenio
número 7900375). En el referido Convenio Colectivo se establece una jornada de
trabajo anual de 1772 horas para los años 2005, 2006 y 2007.

22º.- Presentada papeleta de conciliación ante el S.C.I. el día 15 de septiembre,


se celebró acto de conciliación en fecha 17 de octubre, ambos de 2006, resultando sin
avenencia."

En dicha sentencia aparece la siguiente parte dispositiva: "Que estimando en


parte la demanda interpuesta por D. Carlos Ramón, contra Assesoría y Gestoría
Hernández SL., con citación del Ministerio Fiscal en reclamación de cantidad por
vulneración de derechos fundamentales, debo condenar y condeno a la citada empresa a
abonar a D. Carlos Ramón , la cantidad de 34.888,88 euros en concepto de
indemnización por vulneración del derecho fundamental a la integridad física y
psíquica."

445
SEGUNDO.- La citada sentencia fue recurrida en suplicación por D. Carlos
Ramón ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, la cual
dictó sentencia en fecha 10 de abril de 2014 , en la que consta el siguiente fallo: Estimar
en parte el recurso de suplicación interpuesto por la representación de D. Carlos Ramón
y confirmar en todo la sentencia de fecha 31/7/2013 del Juzgado de lo Social nº 1 de
Barcelona , excepto en la cuantía de la indemnización que, en lugar de 34.888,88 €,
debe ser de 45.988,88 € de forma que condenamos a Assesoría y Gestoría Hernández
S.L. a pagar a D. Carlos Ramón dicha cantidad de cuarenta y cinco mil novecientos
ochenta y ocho euros con ochenta y ocho céntimos. Sin costas."

TERCERO.- Por la representación de D. Carlos Ramón se formalizó el presente


recurso de casación para la unificación de doctrina ante la misma Sala de suplicación el
1 de julio de 2014.

Propone, como sentencia de contraste a los efectos de sostener la concurrencia


de la contradicción exigida por el art. 219.1 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción
Social (LRJS), la dictada por la Sala de lo Social de este Tribunal Supremo de 12 de
marzo de 2013 (rcud. 1531/12 ), y 6 de junio de 2013 (rcud. 2757/11)

CUARTO.- Por providencia de esta Sala de fecha 26 de marzo 2015 se admitió a


trámite el presente recurso. Dándose traslado del escrito de interposición y de los autos
a la representación procesal de la parte recurrida para que formalice su impugnación en
el plazo de quince días.

Evacuado el traslado de impugnación, se pasaron las actuaciones al Ministerio


Fiscal que emitió informe en el sentido de interesar se estime parcialmente el recurso.

446
QUINTO.- Instruida la Excma. Sra. Magistrada Ponente, se declararon
conclusos los autos, señalándose para votación y fallo el día 27 de abril de 2016, fecha
en que tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- 1. La sentencia del Juzgado de lo Social nº 1 de los de Barcelona,


dictada el 31 de julio de 2013 (autos 651/2006) estimó en parte la demanda de
reclamación de daños y perjuicios derivados de accidente de trabajo. Recurrida en
suplicación por el actor, la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de
Cataluña estimó también parte su recurso en el sentido de incrementar el importe de la
indemnización respecto del que había fijado la sentencia de instancia.

2. El actor fue declarado en situación de incapacidad permanente absoluta por


resolución del INSS de 31 de enero de 2008. Asimismo, la Entidad Gestora impuso a la
empresa un recargo del 30% de las prestaciones derivadas del accidente.

3. Es el demandante inicial quien acude ahora a la casación para unificación de


doctrina con dos pretensiones: una relativa al importe de la indemnización; la otra, sobre
los intereses moratorios.

SEGUNDO.- 1. El primero de los motivos se formula para mostrar la


disconformidad del recurrente con el importe de la indemnización fijada en concepto de
daños morales.

2. El Jugado de lo Social reconoció la suma de 14.888,88 € por incapacidad


temporal y 20.000 € por daños morales complementarios. La Sala de suplicación

447
incrementó el total de la indemnización en 11.100, de los cuales 3.000 € correspondían
a lucro cesante y 8.100 € a daño corporal.

Sostiene el recurso que se han omitido los daños morales derivados de la


incapacidad permanente. Sin embargo, en el escrito de formalización del recurso no se
explicita la cantidad que se reclama por tal concepto. En fase de suplicación el
recurrente había solicitado que, a lo reconocido en la instancia, se añadieran: 6.665,46 €
por lucro cesante; 26.661,84 € por daño moral derivado de la incapacidad permanente
absoluta; 74.881,35 € por daños corporal; 11.997,82 € por daño emergente; y 18.000€
por gastos derivados del procedimiento.

3. En apoyo de la admisibilidad del recurso se aporta, como sentencia de


contraste, nuestra STS/4ª de 6 junio 2013 (rcud. 2757/2011).

En ella se resolvía también un litigio instado en reclamación de indemnización


de daños y perjuicios de quien, a consecuencia de un accidente de trabajo, había sido
declarado en situación de incapacidad permanente absoluta, habiéndose declarado
asimismo la procedencia del recargo de prestaciones por falta de medidas de seguridad.
El debate resuelto por la sentencia de contraste se ceñía al modo de calcular los daños
morales derivados de la incapacidad permanente partiendo de que la sentencia de
suplicación aplicaba un parámetro erróneo y, fruto de tal error, rechazaba la
indemnización pretendida. La sentencia referencial confirma el pronunciamiento del
Juzgado de instancia que había calificado tal partida como "lesiones permanentes que
constituyen una incapacidad para la ocupación o actividad habitual de la víctima", y no
"daños morales complementarios".

4. El escrito de formalización del recurso no resulta particularmente riguroso con


el cumplimiento del deber de precisar la contradicción. Y, en todo caso, esta
contradicción es inexistente porque lo que aquí se suscita es si cabe cuantificar el daño
448
moral derivado de la incapacidad permanente absoluta en la suma equivalente a una
anualidad de salario. Por consiguiente, los conceptos indemnizatorios sobre los que se
pronuncian una y otra sentencia son distintos.

Como propone también el Ministerio Fiscal, debemos negar que se den los
requisitos exigidos por el art. 219.1 LRJS para que esta Sala IV del Tribunal Supremo
entre a analizar el motivo.

TERCERO.- 1. A través del segundo y último de los motivos del recurso se


persigue el reconocimiento de intereses moratorios desde la fecha de presentación de la
demanda, que tuvo lugar en septiembre de 2006.

También respecto de este motivo hemos de advertir su poca pulcritud a la hora


de efectuar una relación precisa y circunstanciada de la contradicción, además de omitir
la petición sobre los intereses en el suplico.

2. No obstante, al designarse como sentencia de contraste nuestra STS/4ª de 12


marzo 2013 (rcud. 1531/2012 ), podemos colegir cuáles son los extremos sobre los que
se afirma la contradicción.

En efecto, mientras que la sentencia aquí recurrida niega el derecho a percibir


intereses por apreciar una diferencia significativa entre la cantidad reclamada en la
demanda y la declarada en la sentencia y sostiene, además, que no cabe su imposición
cuando haya existido controversia fundada que justifique el retraso en el pago, la
sentencia referencial reconoce los intereses por mora desde la fecha de consolidación de
las secuelas hasta que recaiga sentencia y señala que, a partir de ahí, se devengan los
intereses del art. 576 LEC .

449
No hay duda de la contradicción doctrinal entre las sentencias comparadas, por
lo que hemos de pasar a dar respuesta a este concreto motivo del recurso.

CUARTO.- 1. El recurso invoca los arts. 1100 y 1108 del Código Civil para
pedir que se le reconozca "la deuda de intereses generada por el transcurso del tiempo",
partiendo de la fecha del accidente de trabajo de 10 de mayo de 2006.

2. Ciertamente, nuestra doctrina, plasmada en la sentencia de contraste, es ya


reiterada, en tanto tiene como antecedente la STS/4ª de 30 junio 2010 (rcud.
4123/2008).

Hemos partido en dichas sentencias de existencia de una deuda de seguridad por


parte del empleador, lo cual nos sitúa en el marco de la responsabilidad contractual y del
art. 1.101 CC, que impone la obligación indemnizar los daños y perjuicios causados a
los que "en el cumplimiento de sus obligaciones incurrieren en dolo, negligencia o
morosidad, y los que de cualquier modo contravinieren el tenor de aquéllas".

Y nuestra conclusión sobre los efectos del paso del tiempo en la satisfacción de
la obligación de indemnizar es la de que a la cifra indemnizatoria finalmente obtenida
ha de aplicársele, desde su devengo en la fecha de la consolidación de las secuelas y
hasta la sentencia que fija el importe de la indemnización, el interés legal moratorio; y
desde la fecha de esta sentencia, los oportunos intereses procesales (art. 576 LEC).

3. La sentencia recurrida se aparta de este planteamiento doctrinal al negar todo


derecho a los intereses y, por ello, tal y como también sostiene el Ministerio Fiscal,
debe ser casada y anulada en este extremo, estimando así en parte el presente recurso de
casación unificadora.

450
Ello comporta la estimación parcial de recurso de suplicación en el sentido
estimar también en parte la demanda inicial y añadir el reconocimiento del derecho del
demandante al abono de los intereses por mora devengados desde la fecha de
consolidación de sus secuelas; fecha que debe coincidir con la de efectos de la
declaración de la incapacidad permanente absoluta de la que trae causa la presente
reclamación, esto es, el 10 de noviembre de 2007 (según fijó la resolución
administrativa del INSS de 31 de enero de 2008).

4. En virtud de lo dispuesto en el art., 235 LRJS no procede hacer especial


pronunciamiento sobre costas.

Por lo expuesto, en nombre de S. M. El Rey y por la autoridad conferida por el


pueblo español.

FALLO:

Estimamos en parte el recurso de casación para la unificación de doctrina


interpuesto por D. Carlos Ramón , contra la sentencia dictada el 10 de abril de 2014 por
la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, en recurso de
suplicación nº 68/2014, casamos y anulamos en parte la sentencia recurrida y
resolviendo el debate planteado en suplicación estimamos también en parte la demanda
inicial añadiendo el reconocimiento del derecho del demandante al abono de los
intereses por mora devengados desde el 10 de noviembre de 2007 hasta la fecha de la
sentencia de la Sala de suplicación. Sin costas.

Devuélvanse las actuaciones al Órgano Jurisprudencial de procedencia ,con la


certificación y comunicación de esta resolución.

Así por esta nuestra sentencia, que se insertará en la COLECCIÓN


LEGISLATIVA, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

451
20-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 26 DE ABRIL DE
2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 5 de febrero de 2013 el Juzgado de lo Social número 2


de Mostoles dictó sentencia en la que consta la siguiente parte dispositiva: "Que
desestimando la demanda interpuesta por Fermín debo absolver y absuelvo de la misma
al demandado Instituto Nacional de la Seguridad Social y MUTUA MUGENAT
UNIVERSAL".

SEGUNDO.- En dicha sentencia, como hechos probados, se declaran los


siguientes: "PRIMERO.- Fermín, fue declarado en situación de Incapacidad Permanente
Total para su profesión habitual de médico de atención continuada, por resolución del
Instituto Nacional de la Seguridad Social de fecha 20 de junio de 2011, con una base
reguladora de 1.518,58 e mensuales. Las patologías que determinaron la declaración
fueron las de "cardiopatía isquémica, actualmente estable, con enfermedad severa de
DA y diagonal; lesión moderada de CX, CPT + STENT taxus a DA media, FEVI
conservada. Enfermedad severa de 0M2 tratada con ACTP STENT convencional mayo
de 2010. Episodios repetidos de angor de esfuerzo.- SEGUNDO.- Fermín conforme al
dictamen propuesta del expediente administrativo no está incapacitado para la profesión
de médico del trabajo que ejerció para la empresa MONTES MONTALVO
SERVICIOS S.L., en el período comprendido entre el 1 de noviembre de 2010 y el 30
de septiembre de 2012. Dicha empresa cubría los riesgos derivados de accidente de
trabajo con la mutua UNIVERSAL MUGENAT.- TERCERO.- La base reguladora de la
contingencia derivada de accidente de trabajo para la profesión de médico de atención
452
continuada asciende a 3.193,76 €.- CUARTO.- En fecha 5 de abril de 2009, mientras
prestaba sus servicios en el servicio de salud de Castilla la Mancha, sufrió un angor.
Como consecuencia de ellos se produjo su ingreso hospitalario hasta el 8 de abril de
2009, y se le colocó un stent; permaneciendo como consecuencia de ello en situación de
IT por contingencias profesionales entre el 5 de abril de 2009 y el 12 de mayo de 2009.-
QUINTO.- En fecha 13 de noviembre de 2010 sufrió una angina de pecho estando en su
puesto de trabajo, permaneciendo como consecuencia de ello en situación de IT por
contingencias profesionales entre el 13 de noviembre de 2010 y el 17 de diciembre de
2010."

TERCERO.- La citada sentencia fue recurrida en suplicación por la


representación procesal de D. Fermín, ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de
Justicia de Madrid, la cual dictó sentencia en fecha 14 de abril de 2014 , en la que
dejando inalterada la declaración de hechos probados de la sentencia de instancia,
consta la siguiente parte dispositiva: "Que debemos desestimar y desestimamos el
recurso de suplicación interpuesto por D. Fermín, contra la sentencia dictada por el
Juzgado de lo Social número 2 de Móstoles, en el procedimiento seguido a instancia del
recurrente frente al INSTITUTO NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL,
TESORERÍA GENERAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL, MUTUA UNIVERSAL
MUGENAT, SERVICIO DE SALUD DE CASTILLA-LA MANCHA y MONTES
MONTALVO SERVICIOS, S.L., en reclamación por incapacidad y, en consecuencia,
que debemos confirmar y confirmamos la expresada resolución".

CUARTO.- Por la representación procesal de D. Fermín, se formuló recurso de


casación para la unificación de doctrina, alegando la contradicción existente entre la
sentencia recurrida y la dictada por esta Sala, de fecha 23 julio de 1999 [rcud 3044/98].

QUINTO.- Por providencia de esta Sala, se procedió admitir a trámite el citado


recurso, y habiéndose impugnado, pasaron las actuaciones al Ministerio Fiscal, que
presentó escrito en el sentido de considerar procedente el recurso. E instruido el Excmo.
453
Sr. Magistrado Ponente, se declararon conclusos los autos, señalándose para votación y
fallo el día 26 de abril de 2016, en el que tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- 1.- Por STSJ Madrid 14/Abril/14 [rec. 1486/13] se confirmó la


sentencia que en 05/02/13 había sido dictada por el J/S nº 2 de Móstoles [autos
1592/11], rechazado pretensión de que la IPT reconocida al accionante -Don Fermín -
fuese declarada derivada de accidente de trabajo.

2.- La decisión se recurre en unificación de doctrina, con denuncia de haberse


infringido el art. 115 [apartados 1 y 3] LGSS y de diversa jurisprudencia, aportando
como referencial la STS 23/06/99 [rcud 3044/98].

3.- En una primera aproximación, ambas resoluciones contrastadas son


contradictorias en los términos legal y jurisprudencialmente exigibles [art. 219 LRJS],
en tanto que: a) en ambos casos se trata de Médicos que prestando servicios tales
[Atención Continuada en la recurrida; Departamento de Cirugía en la de contraste]
sufrieron similares cuadros de cardiopatía isquémica; b) en ambos casos la patología
cardiaca determinó el reconocimiento de Invalidez Permanente [IPT en autos; IPP en la
referencial]; y c) la sentencia de autos resuelve que la contingencia deriva de
enfermedad común, y nuestra sentencia de contraste entendió que procedía de accidente
de trabajo.

Ahora bien, tal como en sus respectivas impugnaciones ponen de manifiesto el


INSS y la Mutua, también es innegable que entre ambos supuestos media alguna
diferencia: Así, en concreto el actor: a) sufre episodio de ángor en 05/04/09, mientras
prestaba realizaba su cometido laboral en el Servicio de Salud, lo que determinó su

454
ingreso hospitalario, colocación de un «Stent» y baja por IT -contingencia profesional-
hasta el 12/05/09; b) en 13/11/10 sufre angina de pecho, con nueva IT - nuevamente por
contingencia profesional- hasta el 17/12/10; c) posteriormente presta servicios como
Médico del Trabajo para la empresa «Montes Montalvo Servicios SL» hasta el
30/09/12; d) en 20/06/11 se le declara en situación de IPT -enfermedad común-, por
padecer «cardiopatía isquémica, actualmente estable con enfermedad severa de DA y
diagonal; lesión moderada de CX, CPT, STENT taxus a DA media... Enfermedad
severa de OM2... episodios repetidos de ángor de esfuerzo». En tanto que en el caso
enjuiciado por nuestra decisión referencial, el trabajador sufre un único proceso de
angina de pecho en 29/03/94, pasa a - entonces- ILT y «dado de alta en ILT se instruyó
el correspondiente expediente para determinar el alcance de las residuales, que concluyó
con la declaración del actor en situación» de IPP, por padecer «estenosis severa del 85
% de la ADA, obstrucción del 50% de la CX... By-PASS mamario-coronario a la DA y
safena a la CD...».

De esta forma es innegable que en tanto que en la decisión recurrida la


declaración de IP no solamente va precedida de dos procesos anginosos -efectivamente
producidos durante la actividad laboral-, sino que tras ellos se sucede un periodo -más
de seis meses- de actividad laboral, muy contrariamente en el supuesto contemplado por
la decisión de contraste hay un único proceso isquémico -también producido en el curso
de la actividad laboral- que determina IT y sin solución de continuidad genera la
declaración de IP. Pero de ello no deducimos diferencia sustancial alguna que obste el
requisito de contradicción, porque en uno y otro caso se trata de procesos cardiopáticos
que se manifiestan en el curso de la actividad laboral, se cursa alta de la IT con
propuesta de Invalidez Permanente y finalmente se reconoce -efectivamente- la IP, en
base a un cuadro en el que se aprecia una clara base patológica de innegable origen
común [severa obstrucción arterial] y las secuelas de los episodios agudos acaecidos
durante la actividad laboral [Stent; By-Pass...], que es lo que realmente se ha valorado
de diversa manera en una y otra resolución.

455
SEGUNDO.- 1.- Para la decisión recurrida, el ángor y la angina de pecho
sufridas por el actor «son un episodio derivado de cardiopatía isquémica que pudieron
acontecer tanto en el tiempo y lugar de trabajo, como en otro momento y en otro sitio.
En este caso concreto, el actor presentaba una patología cardíaca ajena a su actividad
laboral. La invalidez permanente reconocida, en el grado de total, deriva de una
enfermedad y si bien tuvo una manifestación externa durante el trabajo, no puede
decirse que esta enfermedad se haya contraído con ocasión o por consecuencia del
trabajo, ya que debe establecerse la distinción entre la patología cardíaca referida, de
las manifestaciones sintomáticas agudas, como el ángor y la angina de pecho, que
tuvieron lugar en tiempo y lugar de trabajo, y cuya estabilización se produjo tras el
correspondiente período de incapacidad temporal, y ... la existencia de episodios de
ángor y angina en tiempo y lugar de trabajo no supone una agravación de la patología».

2.- Pero este razonamiento no se ajusta a la jurisprudencia de la Sala, cuyos


criterios podemos resumir -entre otros muchos- en los términos que siguen:

a).- La presunción «iuris tantum» del art. 115.3 LGSS se extiende no sólo a los
accidentes, sino también a las enfermedades, pero ha de tratarse de enfermedades que
por su propia naturaleza puedan ser causadas o desencadenadas por el trabajo, sin que
pueda aplicarse la presunción a enfermedades que "por su propia naturaleza excluyan
una etiología laboral" (SSTS 22/12/10 -rcud 719/10-; 14/03/12 -rcud 4360/10-; 18/12/13
-rcud 726/13-; y 10/12/14 -rcud 3138/13).

b).- La presunción ha operado fundamentalmente en el ámbito de las lesiones


cardíacas, en el que, aunque se trata de enfermedades en las que no puede afirmarse un
origen estrictamente laboral, tampoco cabe descartar que determinadas crisis puedan
desencadenarse como consecuencia de esfuerzos o tensiones que tienen lugar en la
ejecución del trabajo (STS 14/03/12 -rcud 4360/10-).

456
c).- La doctrina ha sido sintetizada con la «apodíctica conclusión» de que ha de
calificarse como AT aquel en el que «de alguna manera concurra una conexión con la
ejecución de un trabajo, bastando con que el nexo causal, indispensable siempre en
algún grado, se dé sin necesidad de precisar su significación, mayor o menor, próxima o
remota, concausal o coadyuvante», debiendo otorgarse dicha calificación cuando no
aparezca acreditada la ruptura de la relación de causalidad entre actividad profesional y
el hecho dañoso, por haber ocurrido hechos de tal relieve que sea evidente a todas luces
la absoluta carencia de aquella relación (reproduciendo jurisprudencia previa a la
unificación de doctrina, SSTS 09/05/06 -rcud 2932/04-; 15/06/10 -rcud 2101/09-; y
06/12/15 -rcud 2990/13-).

d).- El hecho de que la lesión tenga etiología común no excluye que el trabajo
pueda ser factor desencadenante, por ser «de conocimiento común que el esfuerzo de
trabajo es con frecuencia un factor desencadenante o coadyuvante en la producción del
infarto de miocardio» [STS 27/12/95 -rcud 1213/95 -]; aparte de que «no es descartable
una influencia de los factores laborales en la formación del desencadenamiento de una
crisis cardiaca», ya que «las lesiones cardiacas no son por sí mismas extrañas a las
relaciones causales de carácter laboral» [STS 14/07/97 -rcud 892/96] (SSTS 27/02/08 -
rcud 2716/06; y 20/10/09 -rcud 1810/08).

e).- Para destruir la presunción de laboralidad a que nos referimos es necesario


que la falta de relación lesión/trabajo se acredite de manera suficiente, bien porque se
trate de patología que por su propia naturaleza excluya la etiología laboral, bien porque
se aduzcan hechos que desvirtúan dicho nexo causal (reiterando constante doctrina
anterior, SSTS 20/10/09 -rcud 1810/08; 18/12/13 -rcud 726/13; y 10/12/14 -rcud
3138/13).

f).- Como hemos destacado recientemente, la presunción legal del art. 115.3 de
la LGSS entra en juego cuando concurren las dos condiciones de tiempo y lugar de
trabajo, «lo que determina, por su juego, que al demandante le incumbe la prueba del
457
hecho básico de que la lesión se produjo en el lugar y en tiempo de trabajo; mas con esa
prueba se tiene por cierta la circunstancia presumida y quien se oponga a la aplicación
de los efectos de la presunción tendrá que demostrar la falta de conexión entre el hecho
dañoso y el trabajo» (STS 03/12/14 -rcud 3264/13).

3.- La aplicación de esta consolidada doctrina no puede sino llevar a estimar el


recurso formulado, porque los cuadros agudos de patología cardíaca se produjeron en
tiempo y lugar de trabajo, dando lugar a procesos de IT que incluso fueron reconocidos
como derivados de contingencia profesional, por lo que no habiéndose articulado prueba
alguna desvirtuadora de la conexión trabajo/lesión, tampoco hay razón alguna para
excluir que opere el mecanismo de la presunción de que tratamos y que declaremos -
también- AT a la IPT consecuente con las secuelas físicas resultantes de aquellos
procesos, en su día ya calificados como profesionales y que -discrepamos del sugerente
razonamiento de la recurrida- no pueden calificarse como meras «manifestaciones
sintomáticas agudas» de una patología cardiaca de origen común.

TERCERO.- Las precedentes consideraciones nos llevan a afirmar -con el


Ministerio Fiscal- que la doctrina ajustada a Derecho es la mantenida por la sentencia de
contraste y que -en consecuencia- la recurrida ha de ser casada y anulada. Sin
imposición de costas [art. 235.1 LRJS].

Por lo expuesto, en nombre de S. M. El Rey y por la autoridad conferida por el


pueblo español.

FALLO:

Estimamos el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por


la representación de Don Fermín y revocamos la sentencia dictada por el TSJ de Madrid
en fecha 14/Abril/14 [rec. 1486/13], que a su vez había confirmado la resolución -
desestimatoria de la demanda- que en 05/Febrero/2015 pronunciara el Juzgado de lo
Social núm. 2 de los de Móstoles [autos 1592/11], y resolviendo el debate en
458
Suplicación estimamos el de tal clase formulado, declarando que la IPT reconocida al
Sr. Fermín deriva de accidente de trabajo y condenando a los demandados INSTITUTO
NACIONAL DE LA SEGURIDAD SOCIAL, TESORERÍA GENERAL DE LA
SEGURIDAD SOCIAL, MUTUA UNIVERSAL MUGENAT, SERVICIO DE SALUD
DE CASTILLA-LA MANCHA y MONTES MONTALVO SERVICIOS, S.L., a estar y
pasar por tal declaración con los efectos que de la misma respectivamente se deriven
para cada una de las partes.

Sin imposición de costas.

Devuélvanse las actuaciones a la Sala de lo Social de procedencia ,con la


certificación y comunicación de esta resolución.

Así por esta nuestra sentencia, que se insertará en la COLECCIÓN


LEGISLATIVA, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

21-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 20 DE ABRIL DE


2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO: Según consta en la sentencia recurrida, en fecha 8-6-2012 fue


dictado Auto por el nº 3 de Cádiz, en sede de ejecución de la sentencia del Tribunal
Superior de Justicia de Andalucía (Sevilla) de 25-11-2010, cuyos antecedentes de hecho
son los siguientes:

459
"PRIMERO.- En fecha de 25 de noviembre de 2.010 se dictó sentencia por el
TSJ de Andalucía, que devino firme, por la que, revocando la de instancia, estimaba la
demanda y declaraba la procedencia del recargo en las prestaciones de incapacidad
derivadas del accidente laboral por él (recurrente) sufrido el 27-5-99 en cuantía del 50%
y la responsabilidad solidaria en su abono de las empresas Miguel y Agropecuaria
Cuarto Nuevo, S.A., todo ello con efectos a partir de los tres meses anteriores a su
solicitud ante el INSS de fecha 14-7-04 (esto es, a partir del 14-4-04). Dicha sentencia
recogía como hecho probado el estar el actor afecto de incapacidad permanente absoluta
para todo tipo de trabajo con derecho a percibir el 100% de la pensión de 895,16 euros,
siendo a cargo de la mutua 628,56 euros y de la empresa Miguel la de 266,60 euros, por
infracotización.

SEGUNDO.- En fecha de 15 de febrero de 2.011 se presentó solicitud de


ejecución por parte del demandante Florentino , solicitando que se proceda al cálculo
del capital coste por el INSS/TGSS, lo que se reitera por escrito de 15-4-11. Dicho
cálculo se aportó por el INSS en escrito de 1-6-11, escrito que expresaba el importe del
capital coste y el importe de los intereses de capitalización al 5% desde la fecha del
hecho causante el 14-4-04. El despacho de ejecución fue por auto de 6-6- 11.

TERCERO.- En fecha de 30 de diciembre de 2.011 se presentó solicitud de


ejecución por parte del demandante Florentino, solicitando que se proceda al cálculo del
importe correcto del capital coste por el INSS/TGSS y al cálculo de los intereses de
capitalización a los atrasos percibidos por el ejecutante; entiende que:

- Respecto de lo primero: que el INSS calculó el capital coste aplicando el


recargo conforme a la pensión de 2.001 en vez de a la de 2.004, de modo que para el
INSS a la pensión de 895,16 euros corresponde un recargo de 447,58 euros, mientras
que la pensión ha de ser la de 1.034,72 euros cuyo recargo ascendería a 517,36 euros;
por tanto las cantidades adeudadas serían las siguientes:

460
2.004: (si la pensión sin recargo es de 1.034 euros, el recargo es de 517,36
euros) x 8,5 meses = 4.397,56 euros;

2.005: (si la pensión sin recargo es de 1.052,86 euros, el recargo es de 526,43


euros) x 12 meses = 5.317,16 euros;

2.006: (si la pensión sin recargo es de 1.089,93 euros, el recargo es de 544,61


euros) x 12 meses = 6.535,32 euros;

2.007: (si la pensión sin recargo es de 1.129,37 euros, el recargo es de 564,68


euros) x 12 meses = 6.776,16 euros;

2.008: (si la pensión sin recargo es de 1.129,37 euros, el recargo es de 564,68


euros) x 12 meses = 6.776,16 euros;

2.009: (si la pensión sin recargo es de 1.153,41 euros, el recargo es de 576,70


euros) x 12 meses = 6.920,46 euros;

2.010: (si la pensión sin recargo es de 1.197,98 euros, el recargo es de 598,99


euros) x 12 meses = 7.187,88 euros;

2.011: (si la pensión sin recargo es de 1.197,98 euros, el recargo es de 598,99


euros) x 11 meses = 6.588,89 euros;

Suma de atrasos: 50.499,59 euros, por lo que queda pendiente de abono 9.516,18
euros;

.- Respecto a lo segundo: dichos atrasos que sumaban 50.499,59 euros


generarían un interés de capitalización del 5%, de modo que aplicando el mismo
porcentaje que el del incremento del capital coste del 41,483%, resulta: 50.499,59 euros
x 41,483 % = 20.948,74 euros;

Todo ello suma: 30.464,92 euros.

Tras ello se convocó para la comparecencia legalmente prevista, que se llevó a


cabo el 30 de enero de 2.012, en la que las partes alegaron en los siguientes términos:

461
.- Ejecutante: rectificó su escrito en el sentido de que la cantidad que reclama no
es la de 30.464,92 euros sino 34.872,85 euros por cuanto que esto es el resultado de la
suma de (53.350,87 euros - 9.516,18 euros) + (53.350,87 euros x 41,483 %);

.- INSS: se opuso:

Que la pensión sobre la que aplicar el 50% es la pensión inicial, esto es, aquella
desprovista de revalorizaciones que no forman la pensión inicial; Que respecto a los
intereses, la jurisdicción competente es la contencioso administrativa al ser parte de la
gestión recaudatoria; que tales intereses son a favor de la Tesorería;

.- Agropecuaria Cuarto Nuevo S.A.: se adhirió a las alegaciones del INSS.

Por auto de 31-1-12 se resolvió:

.- a favor de la competencia de la jurisdicción social jurisdicción social (artículo


2-o de la LRJS);

.- tomar como importe de la pensión base para las operaciones de cálculo la


vigente a fecha de 14-4-04 (la sentencia de suplicación fija como fecha de efectos
económicos la de 14-4-04 para "todos" los efectos económicos, entre los que ha de
incluirse las operaciones de cálculo);

.- no liquidar cantidad alguna adicional como intereses de capitalización, pues


estos quedan integrados en los cálculos para el capital coste.

CUARTO.- Ambas partes recurrieron en reposición. Florentino en escrito de 15-


2-12 al entender que:

.- la cantidad sobre la que ha de calcularse el recargo ha de incrementarse


conforme a las revalorizaciones;

.- han de abonarse intereses de capitalización del 5% en los atrasos que le son


debidos a la parte ejecutante.

El INSS al entender: que el artículo 45 LGSS no equipara la fecha del hecho


causante a la fecha de efectos económicos."

462
SEGUNDO.- Desestimado por el referido Auto el recurso de reposición
presentado por el demandante ejecutante, se interpuso recurso de suplicación frente al
mismo por dicha parte, ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de
Andalucía/Sevilla, dictándose sentencia en fecha 9 de enero de 2014, cuyo parte
dispositiva es del tenor literal siguiente: "Que debemos DESESTIMAR y
DESESTIMAMOS el recurso de suplicación interpuesto por la representación legal de
D. Florentino contra el auto de fecha 08/06/12, dictado por el Juzgado de lo Social nº 3
de Cádiz , en autos nº 174/10, seguidos a instancia de D. Florentino contra el Instituto
Nacional de la Seguridad Social, Agropecuaria Cuarto Nuevo S.A. y D. Miguel, y, en
consecuencia, CONFIRMAMOS la Resolución impugnada. No se efectúa condena en
costas."

TERCERO.- Por el Letrado Don Beltrán Raposo García, en nombre y


representación de Don Florentino, se preparó recurso de casación para unificación de
doctrina. En su formalización se invocó como sentencia de contraste la dictada por la
Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, de fecha 22 de noviembre
de 2014, recurso nº 4047/2004.

CUARTO.- Por providencia de esta Sala de fecha 29 de mayo de 2015 se


procedió a admitir el citado recurso y, habiéndose impugnado, pasaron las actuaciones
al Ministerio Fiscal, que presentó escrito en el sentido de que procedía desestimar el
recurso, e instruido el Magistrado Ponente, se declararon conclusos los autos,
señalándose para votación y fallo el día 20 de abril de 2016, en el que tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

463
PRIMERO.- 1. La cuestión controvertida en el presente recurso de casación para
la unificación de doctrina consiste en determinar si el interés del 5% aplicable para fijar
el valor actual del capital coste de una pensión de incapacidad permanente absoluta
(IPA) derivada de accidente de trabajo, que se abona por la empresa a la Entidad
Gestora, debe ser también abonado, o no, al trabajador al percibir los atrasos de la
prestación.

2. La sentencia impugnada (STSJ de Andalucía/Sevilla 9-1-2014, R. 478/13),


desestima el recurso de suplicación del trabajador/beneficiario y confirma la decisión
del juzgado de instancia que, en trámite de ejecución de sentencia, denegó al
demandante el abono de tales intereses.

Consta en los antecedentes de hecho de la sentencia aquí recurrida que el 25 de


noviembre de 2010, el propio TSJ de Andalucía dictó sentencia, que devino firme, por
la que, en ese caso, revocando la dictada en la instancia, estimó la demanda y declaró la
procedencia del recargo, por falta de medidas de seguridad, del 50% en las prestaciones
de incapacidad derivadas del accidente laboral sufrido por el recurrente el 27 de mayo
de 1999 y la responsabilidad solidaria en su abono de las empresas "Miguel" y
"Agropecuaria Cuarto Nuevo, SA", todo ello con efectos a partir de los tres meses
anteriores a su solicitud ante el INSS de fecha 14 de julio de 2004 (esto es, a partir del
14 de abril de 2004). Dicha sentencia recogía como hecho probado que el actor estaba
afecto de IPA, con derecho a percibir el 100% de la pensión de 895,16 €, siendo a cargo
de la Mutua 628,56 € y de la empresa "Miguel" la de 266,60 € por infracotización.

Cerca de 7 años después, el día 15 de febrero de 2011, el demandante, en


solicitud de ejecución de la precitada sentencia, instó a que se procediera al cálculo del
capital coste por el INSS/TGSS, lo que reiteró por escrito de 15 de abril de 2011. El
INSS, en escrito de 1 de junio de 2011, expresaba el importe del capital coste y el de los
intereses de capitalización al 5% desde la fecha del hecho causante el 14 de abril de

464
2004, despachándose la ejecución por auto del Juzgado de lo Social de 6 de junio de
2011.

En la comparecencia efectuada al efecto el 30 de enero de 2012 ante el Juzgado,


el demandante/ejecutante, con la oposición de la Gestora, a la que se adhirió la empresa
"Agropecuaria Cuatro Nuevo, SA", solicitaba: a) que se aplicara el 50% de recargo a la
pensión calculada con las revalorizaciones efectuadas tras su cuantificación inicial (lo
que, a su entender, arrojaba un saldo total de atrasos pendientes a su favor de 9.516,18
€); y b) los mismos intereses del 5% de capitalización del capital coste, que, a su
entender, supondrían un total de 20.948,74 €.

El Juzgado de lo Social, mediante auto de 31 de enero de 2012, además de


aceptar su propia competencia sobre la materia, acordó tomar como importe de la
pensión base para el cálculo del recargo la vigente al día 14 de abril de 2004, sin incluir
las revalorizaciones posteriores, y no liquidar cantidad alguna adicional como intereses
de capitalización a favor del trabajador pues dichos intereses, según entendía, quedaban
integrados en los cálculos para el capital coste.

Ambas partes (gestora y beneficiario) interpusieron recurso de reposición frente


al precitado auto y, tras ser los dos desestimados, sólo el demandante recurrió en
suplicación, reiterando las dos peticiones antes descritas, siendo desestimado por la Sala
del TSJ en la sentencia que es ahora objeto de la presente casación unificadora con el
argumento principal, en lo que ahora interesa (en unificación de doctrina únicamente se
cuestiona el posible incremento del interés del 5% del capital coste, "cuyo beneficiario
[según dice el aquí recurrente] no puede ser otro que el beneficiario de la prestación"), y
con cita, precisamente, de la sentencia de 22-11-2004 del TSJ de Madrid a la que
enseguida aludiremos, aunque para discrepar de su conclusión y seguir la jurisprudencia
que menciona y transcribe en parte [STS/4ª/21-7-2006 y las que en ella se citan], de que
los intereses de la capitalización tratan de compensar al órgano recaudador (según se
dice de modo literal por la sentencia recurrida) "tanto el pago incrementado de la
465
pensión a partir del momento en que se declare el derecho, como la liquidación de los
atrasos a los que tal declaración se retrotrae, que en nuestro caso se sitúa en el año 2004,
siendo la sentencia que se ejecuta de 25-11-2010".

3. El recurso de casación para la unificación de doctrina postula, como hemos


adelantado y según expresa literalmente su suplico, "un incremento del 5 % de interés o
recargo de capitalización desde el momento de su devengo hasta el efectivo cobro de las
mensualidades atrasadas" (que cuantifica ahora, el escrito de interposición, sin
razonamiento o detalle alguno, en la suma de 23.783,31 €). Como única explicación de
la infracción legal que se achaca a la sentencia del TSJ, el recurrente aduce que "se
vulnera la Orden Ministerial de Trabajo y Seguridad Social de 23 de septiembre de
1.985 (BOE 30/9/1986), el artículo 123 de la Ley General de la Seguridad Social , y el
principio general del Derecho que prohíbe el enriquecimiento injusto", invocando, como
sentencia de contraste, la dictada el 22 de noviembre de 2004 (R. 4047/2004) por la Sala
de lo Social del TSJ de Madrid.

En esta resolución referencial, la actora, que representaba también a un hijo


entonces menor de edad, reclamaba la actualización del pago percibido en marzo de
2003 como recargo por las prestaciones de viudedad y orfandad. La sentencia de
instancia estimó la demanda y condenó al INSS y TGSS al pago del 5 % en concepto de
interés respecto de los atrasos abonados en ese mes de marzo de 2003, siendo
confirmada por la resolución referencial.

Según la incuestionada declaración de hechos probados de la sentencia del


Juzgado, el causante murió el 16-4-1996 como consecuencia de un accidente laboral
sufrido el día anterior. A la viuda e hijo menor del fallecido se les reconoció el derecho
a percibir las pertinentes prestaciones de muerte y supervivencia y, por resolución del
INSS de 12-5-1999, se declaró la responsabilidad empresarial por falta de medidas de
seguridad y que las referidas prestaciones debían ser incrementadas en el 35 % con
cargo a varias empresas; tales empresas "prestaron Avales para responder del recargo de
466
prestaciones, a la vez que interponían procedimientos ante la jurisdicción social y la
contencioso administrativa hasta Marzo de 2003" (h. p. 4º). Los beneficiarios,
reclamaron desde la resolución de 12-5-1999, el pago del recargo a la Entidad Gestora,
siendo denegado por ésta hasta que hubiese resolución firme. En relación con el
expediente por falta de medidas de seguridad, el INSS, por resolución de 10-3-2003,
procede a revisar las pensiones de viudedad y orfandad, aplicándoles el recargo del 35
% y la Gestora liquida a las empresas responsables del pago del recargo, aplicando el
interés para actualizar el capital coste en un 5 %, sin que tal interés se aplique a los
atrasos que, por el período comprendido entre el 17-4-1996 y el 28-2-2002, se
liquidaron a los beneficiarios. En la desestimación de la reclamación previa, el INSS
sostiene que "el recargo sobre las prestaciones consiste en una cuantía fija sin
revalorizar, calculada sobre la pensión en la fecha de fallecimiento del causante" (h. p.
10º).

4. En contra de lo que al respecto sostiene el Ministerio Fiscal, esta Sala


entiende que concurre el requisito de identidad del art. 219.1 de la LRJS porque, pese a
que en la sentencia recurrida, en efecto, no se cuestione --parece darse por hecho-- que
la empresa obligada al pago del recargo, a requerimiento del INSS, haya ingresado el
5% de la capitalización del recargo, mientras que en la sentencia de contraste no consta
expresamente que ese 5% de intereses se contabilizara por el INSS al capitalizar el
recargo, lo verdaderamente cierto y relevante a los efectos de la contradicción no es sino
que, por un lado, ambas resoluciones parten de unos hechos perfectamente comparables
(el reconocimiento a los beneficiarios de prestaciones recargadas por falta de medidas
de seguridad cuyo abono --atrasos-- se dilata en el tiempo en virtud de procesos
judiciales pendientes), por otro, las dos contienen un mismo debate jurídico (determinar
si el beneficiario tiene o no derecho a percibir los atrasos del recargo con el 5% previsto
para la capitalización a ingresar en la TGSS), hasta el punto de que la propia sentencia
recurrida conoce y menciona, para discrepar y separarse de ella, la tesis contraria de la
sentencia referencial, y, por último, en fin, analizando ambas la Orden del Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social de 23 de septiembre de 1985, o incluso la posterior
normativa concordante que regula el modo de cálculo del capital coste (Orden
467
TAS/4054/2005), alcanzan soluciones radicalmente distintas: la recurrida rechaza que
ese interés del 5% pueda incrementar los atrasos de la pensión que perciba el
beneficiario, mientras que, por el contrario, la sentencia de contraste se lo reconoce.

SEGUNDO .- 1. El recurso no debe prosperar, no tanto porque su cuestionable


formulación pudiera resultar defectuosa en los términos que esta Sala exige
tradicionalmente (puede verse al respecto, entre otras muchas, la reciente sentencia de
18-12- 2015, R. 745/2015 , y las que en ella se citan), puesto que, pese a tal hipotética
deficiencia, cabe entender suficientemente fundamentados los términos jurídicos del
debate, sin indefensión alguna para los recurridos (que ni siquiera aducen cualquier
defecto del recurso), en la medida que la denuncia de la infracción normativa se
concreta, como vimos, en "la Orden Ministerial de Trabajo y Seguridad Social de 23 de
septiembre de 1986 (BOE 30/9/1985), el artículo 123 de la Ley General de la Seguridad
Social , y el principio general del Derecho que prohíbe el enriquecimiento injusto", sino,
sobre todo, porque la doctrina correcta se contiene, no en la referencial, sino en la
sentencia impugnada cuando, en lo esencial, se remite y transcribe en parte la
jurisprudencia aplicable a la materia debatida.

2. En efecto, la doctrina de esta Sala Cuarta del Tribunal Supremo


(SSTS4ª/21/7/2006 , R. 2031/2005, y 11/7/2007, R. 2967/2006, y las que en ellas se
citan), asumida con reiteración en sus aspectos recaudatorios por su Sala Tercera (por
todas, STS3ª/9/1/2015, R. 3483/13), tiene establecido con claridad que:

"El recargo de prestaciones derivadas de accidente por infracción de las medidas


de seguridad, aparte de sus características sancionadoras respecto del empresario
incumplidor, tiene también, al menos respecto de los beneficiarios, la naturaleza de
verdadera prestación de la Seguridad Social (...), de modo que el recargo sigue el mismo
régimen que las prestaciones. Siendo esto así, como las prestaciones deben satisfacerse
desde la fecha del hecho causante, es evidente que los elementos a tomar en cuenta para
los cálculos actuariales en ese momento (tablas de mortalidad) arrojarían un capital
468
coste superior al fijado en el momento posterior de la liquidación e ingreso, con el
consiguiente perjuicio de la Tesorería que habrá de abonar la prestación desde aquella
fecha, a no ser que se corrija ese desfase temporal mediante los intereses de
capitalización. No se habla por tanto de intereses moratorios por el retraso en el ingreso
de una deuda líquida, sino de fijar el capital coste necesario para abonar las
prestaciones, ya incrementadas por el recargo, desde el momento del hecho causante, ya
que (...) "los intereses de capitalización constituyen un acto único". En definitiva, los
intereses no son otra partida que deba añadirse al importe del capital coste por un
retraso en su ingreso, sino que forman parte del propio capital coste en su actualización
al momento del hecho causante, que es desde cuando debe pagarse la prestación
incrementada por el recargo".

3. Así pues, los intereses de capitalización que aquí reclama el recurrente para sí,
ni derivan del art. 123 LGSS invocado, ni se generan por mora o retraso en el pago de la
prestación, sino que conforman "los criterios técnicos para la liquidación de capitales
coste de pensiones", en los términos utilizados por la vigente Orden TAS/4054/2005, de
27 de diciembre, o el propio capital coste actualizado al momento del hecho causante,
tal como preveía el artículo Único de la disposición ministerial invocada en el recurso
(Orden de 23 de septiembre de 1985: "La tasa de interés a aplicar para determinar el
valor actual del capital coste de las pensiones causadas por invalidez permanente o
muerte, debidas a accidentes de trabajo producidos a partir de 1 de enero de 1985 será
del 5 por 100"), lo que excluye cualquier tipo de enriquecimiento injusto por parte de la
Gestora, porque, como vimos, no estaban destinados al beneficiario sino a corregir el
desfase temporal que sufre aquélla al tener que abonar a éste la prestación recargada
desde la fecha del hecho causante, todo lo cual, en fin, como hemos adelantado,
determina la desestimación del recurso y la consecuente confirmación de la sentencia
impugnada porque es ella y no la referencial la que contiene la doctrina ajustada a
derecho. Sin costas.

469
Por lo expuesto, en nombre de S. M. El Rey y por la autoridad conferida por el
pueblo español.

FALLO:

Desestimamos el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto


por el letrado D. Beltrán Raposo García en nombre y representación de D. Florentino
frente a la sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de
Andalucía/Sevilla, de fecha 9 de enero de 2014, dictada en el recurso de suplicación
número 478/2013 , formulado por el propio demandante contra el auto del Juzgado de lo
Social número 3 de Cádiz (autos nº 174/2010) y frente al INSTITUTO NACIONAL DE
LA SEGURIDAD SOCIAL y otros, en reclamación derivada del recargo de
prestaciones por falta de medidas de seguridad y salud en el trabajo. Sin costas.

Devuélvanse las actuaciones al Órgano Jurisdiccional de procedencia ,con la


certificación y comunicación de esta resolución.

Así por esta nuestra sentencia, que se insertará en la COLECCIÓN


LEGISLATIVA, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

22-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 13 DE ABRIL DE


2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 30 de diciembre de 2010 el Juzgado de lo Social nº 2 de


Pontevedra dictó sentencia , en la que se declararon probados los siguientes hechos:

470
"1º .- Los demandantes Doña Felicisima, DNI nº NUM000, Doña Pilar, DNI nº
NUM001, Don Elíseo, DNI nº NUM002 y Don Íñigo, DNI nº NUM003, son la mujer e
hijos de Don Valentín fallecido el 17 de julio de 2007 cuando prestaba servicios para la
empresa CANTERÍA HERMANOS SOBRAL S.L.- 2º.- Don Valentín venía prestando
servicios para la empresa aquí demandada desde el 25 de septiembre de 2000, y en la
fecha en la que ocurrió el accidente (17-07-07) se encontraba trabajando en la
construcción de un inmueble en el término municipal de Barreiros, lugar de San Cosme
(Lugo).- El inmueble en construcción era un edificio de planta sótano, baja, dos altas y
bajo cubierta.- 3º.- El accidente se produjo entre las 16,30 h y las 17,30 h del día 17 de
julio de 2007. Ese día se encontraban cuatro trabajadores de la empresa Cantería
Hermanos Sobral S.L. realizando labores de tabicado en la planta segunda del edificio.-
En un determinado momento, los compañeros de Don Valentín bajaron a descargar un
camión de ladrillo quedándose en la obra el trabajador accidentado, el cual procedió a
subir al bajo cubierta y se subió a un andamio de borriquetas de una altura aproximada
de 80-81 cm., para proceder a taladrar un hueco en el techo del bajo cubierta con un
taladro, marca DEWALT, con marcado CE de un peso aproximado de 5 ó 6 kg y una
broca de 50 cm, taladro que le había facilitado D. Bernardino, trabajador de una
empresa de fontanería que se encontraba subcontratada por la empresa aquí
demandada.- D. Valentín se encontraba subido al andamio a unos 37 cm del hueco del
ascensor, y en un determinado momento, por motivos que se desconocen, perdió el
equilibrio y se precipitó por el hueco del ascensor hasta el foso de la planta sótano que
se encontraba cubierto de agua.- 4º.- El trabajador no hacía uso del arnés de seguridad
cuando se cayó por el hueco del ascensor desde una altura aproximada de 13 m. El
hueco del ascensor se encontraba tapado con dos tablones que alcanzaban una altura
aproximada de 1 m. Cuando los compañeros de D. Valentín terminaron de descargar el
ladrillo volvieron a la obra y no vieron a dicho trabajador, pero no fue hasta un tiempo
más tarde cuando se empezaron a preocupar y comenzaron a buscarlo, encontrando una
gorra flotando en el agua del hueco del ascensor, y después de remover el agua, que
estaba turbia, encontraron el cuerpo de su compañero.- 5º.- A consecuencia del
accidente se produjo el fallecimiento de Don Valentín, siendo la causa inmediata de la

471
muerte la asfixia por sumersión.- 6º.- Se desconoce el motivo por el que el trabajador
fallecido estaba realizando un agujero en el forjado del techo del bajo cubierta, aunque
pudiera ser para pasar un cable de antena para el tejado, cableado que correspondería
hacer a la fase de instalaciones, figurando esta fase con el epígrafe 3.9 del Plan de
Seguridad y Salud de la empresa demandada.- El día del accidente la obra se encontraba
en la fase de ejecución 3.6 (Cerramientos y distribución), siendo las fases posteriores la
3.7. (Acabados) la 3.8 (Carpintería) y la ya indicada 3.9 (Instalaciones).- Esta última
fase (Instalaciones) estaba subcontratada con la empresa ELECTRONIMA S.L.- 7º.- La
Inspección de Trabajo y Seguridad Social levantó acta de infracción (nº NUM004)
frente a la empresa CANTERÍA HERMANOS SOBRAL S.L., en la que se le imputaba
a dicha empresa una infracción grave del art. 12.16 f) del Texto Refundido de la LISOS
y se proponía una sanción de 20.000 euros.- Con posterioridad, y después de formular
alegaciones la empresa afectada, se procedió a declarar la caducidad del expediente
sancionador, dejando sin efecto la sanción propuesta en el acta nº NUM004 y ordenando
el archivo de las actuaciones.- 8º.- El INSS inició expediente de responsabilidad por
falta de medidas de seguridad y salud laboral, y dictó resolución declarando la
existencia de responsabilidad empresarial de la empresa aquí demandada, imponiéndole
un recargo del 50% de las prestaciones de Seguridad Social.- No consta la firmeza de
dicho recargo.- 9º.- Por el accidente ocurrido el 17 de julio de 2007 se incoaron
diligencias penales (Diligencias Previas nº 372/07) en el Juzgado de Instrucción nº 2 de
Mondoñedo, diligencias que concluyeron por auto de 8 de enero de 2009 en el que se
acordaba el sobreseimiento provisional y el archivo de la causa al no quedar acreditada
suficientemente la concurrencia de los elementos del tipo penal, al no haberse probado
que alguno de los posibles responsables de la obra hubiesen ordenado al fallecido
realizar un agujero en el techo del bajo cubierta.- El auto de sobreseimiento fue
confirmado por la Audiencia Provincial de Lugo en fecha 1 de abril de 2009 .- 10º.- La
empresa CANTERÍA HERMANOS SOBRAL S.L. tenía suscrita una póliza de seguro
de responsabilidad civil con la entidad aseguradora Mapfre, póliza que cubre un capital
máximo de responsabilidad civil patronal de 150.000 euros por víctima.- Asimismo, en
dicha póliza se establece una franquicia con carácter general de 900 euros por siniestro.-
11º.- La Mutua Gallega de Accidentes de Trabajo abonó a los demandantes las
siguientes cantidades: - Pensión de viudedad: 555,32 euros mensuales desde el 18-07-
472
2007.- Indemnización Especial a tanto alzado por importe de 6.407,58 euros. - Auxilio
por defunción: 30,05 euros.- 12º.- En fecha 27 de julio de 2009 se celebró sin avenencia
acto de conciliación ante el Servicio de Mediación, Arbitraje y Conciliación".

En dicha sentencia aparece la siguiente parte dispositiva: "Que desestimando la


demanda interpuesta por Dª Felicisima, Dª Pilar, D. Eliseo y D. Íñigo contra
CANTERÍA HERMANOS SOBRAL S.L. y MAPFRE EMPRESAS debo absolver y
absuelvo a los expresados demandados de todas las pretensiones de la demanda".

SEGUNDO.- Interpuesto recurso de suplicación contra la anterior resolución, la


Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, la cual dictó sentencia en
fecha 27 de septiembre de 2013, en la que consta la siguiente parte dispositiva: "Que
desestimando el recurso de Suplicación interpuesto por la representación procesal de
doña Felicisima, doña Pilar, don Eliseo y Don Íñigo, contra la sentencia de fecha treinta
de diciembre del año dos mil diez, dictada por el Juzgado de lo Social número dos de
los de Pontevedra, en proceso promovido por los recurrentes frente a la empresa
CANTERÍA HERMANOS SOBRAL S.L. y MAPFRE EMPRESAS, debemos
confirmar y confirmamos la sentencia recurrida".

TERCERO.- Por la representación de Dª Felicisima, Dª Pilar, D. Eliseo y D.


Íñigo se formalizó el presente recurso de casación para la unificación de doctrina que
tuvo entrada en el Tribunal Superior de Justicia de Galicia el 19 de noviembre de 2013.
Se aporta como sentencia contradictoria con la recurrida la dictada por la Sala de lo
Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco en fecha 23 de febrero de 2010 .

CUARTO.- Con fecha 12 de mayo de 2014 se admitió por esta Sala a trámite el
presente recurso, dándose traslado del escrito de interposición y de los autos a la
representación procesal de la parte recurrida para que formalice su impugnación en el
plazo de quince días.
473
QUINTO.- Evacuado el traslado de impugnación, por el Ministerio Fiscal se
emitió informe en el sentido de considerar procedente la desestimación del recurso, e
instruido el Excmo. Sr. Magistrado Ponente se declararon conclusos los autos,
señalándose para votación y fallo el día 5 de febrero de 2015. Con la misma fecha se
suspendió el señalamiento a los efectos de considerar la incorporación a las actuaciones,
por el cauce del artículo 233.1 LRJS , de la sentencia mencionada por la recurrente de
fecha 8 de mayo de 2013 de la misma Sala que la recurrida. Por auto de 6 de noviembre
de 2015, se admitió la incorporación de dicho documento.

SEXTO.- Por providencia de 8 de febrero de 2016, se señaló para votación y


fallo el día 9 de marzo de 2016, fecha en que tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

PRIMERO.- Se recurre en casación para la unificación de doctrina la sentencia


dictada por la sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Galicia de fecha 27
de septiembre de 2.013 , en la que se confirma en suplicación la sentencia de instancia
dictada por el Juzgado de lo Social número 2 de Pontevedra, que desestimó la demanda
de responsabilidad civil planteada por la viuda y los tres hijos del trabajador fallecido en
accidente de trabajo.

La sentencia recurrida desestimó los motivos de suplicación encaminados a la


modificación de los hechos probados, y con arreglo a ellos se puede afirmar lo
siguiente:

474
a) El accidente de trabajo se produjo el 17 de julio de 2.007, cuando el
trabajador --después fallecido-prestaba sus servicios en la construcción de un edificio de
planta sótano, baja, dos altas y bajo cubierta.

b) Entre las 16,30 y las 17,30 horas se encontraban cuatro trabajadores de la


empresa Cantería Hermanos Sobral S.L. realizando labores de tabicado en la planta
segunda del edificio. En un determinado momento el trabajador accidentado procedió a
subir al bajo cubierta y se encaramó a un andamio de borriquetas de una altura
aproximada de 80-81 cm., con objeto de taladrar un agujero en el techo del bajo
cubierta, a unos 37 cm del hueco del ascensor, probablemente para pasar un cable de
antena para el tejado, cableado que correspondería hacer en la fase de instalaciones,
figurando esta fase con el epígrafe 3.9 del Plan de Seguridad y Salud de la empresa
demandada.

c) Por causas que se desconocen, realizando esa tarea perdió el equilibrio y se


precipitó por el hueco del ascensor hasta el foso de la planta sótano que se encontraba
cubierto de agua, pereciendo por asfixia por sumersión.

d) El trabajador no hacía uso del arnés de seguridad cuando se cayó desde una
altura aproximada de 13 metros por el referido hueco, que a modo de barandilla se
encontraba tapado con dos tablones, que alcanzaban una altura aproximada de 1 metro.

e) La Inspección de Trabajo y Seguridad Social levantó acta de infracción frente


a la empresa, en la que se le imputaba una infracción grave del art. 12.16 f) del Texto
Refundido de la LISOS y se proponía una sanción de 20.000 euros.

475
f) Con posterioridad y a la vista de las alegaciones de la empresa afectada, se
procedió a declarar la caducidad del expediente sancionador, dejando sin efecto la
sanción propuesta, ordenando el archivo de las actuaciones.

g) Por su parte el INSS inició expediente de responsabilidad por falta de


medidas de seguridad y salud laboral, y dictó resolución declarando la existencia de
responsabilidad empresarial de la empresa aquí demandada, imponiéndole un recargo
del 50% de las prestaciones de Seguridad Social.

h) Como hecho probado en la sentencia de instancia, al que se atuvo la sentencia


de suplicación, se afirma que "No consta la firmeza de dicho recargo".

i) Como consecuencia del accidente se incoaron diligencias penales en el


Juzgado de Instrucción n° 2 de Mondoñedo, diligencias que fueron sobreseídas de
manera provisional y archivadas por no quedar acreditada suficientemente la
concurrencia de los elementos del tipo penal, al no haberse probado que alguno de los
posibles responsables de la obra hubiesen ordenado al fallecido realizar un agujero en el
techo del bajo cubierta. El archivo fue confirmado por la Audiencia Provincial de Lugo
en fecha 1 de Abril de 2009 .

j) Como quiera que en el escrito de recurso de casación para la unificación de


doctrina se interesaba por la vía del artículo 233.1 LRJS la incorporación de una
sentencia anterior de la misma Sala de lo Social, se accedió a ello y consta en las
actuaciones la sentencia dictada por aquella en fecha 8 de marzo de 2.013 , en la que se
ratificaba la sentencia de instancia que había mantenido el recargo en las prestaciones
por accidente de trabajo fijadas en un 50% y referidas al mismo accidente de trabajo.

476
SEGUNDO.- La sentencia ahora recurrida en casación para la unificación de
doctrina rechaza la existencia de responsabilidad civil imputable a la empresa
empleadora porque "... el hecho de haber procedido a subir el trabajador accidentado al
bajo cubierta, subiéndose a un andamio (lo que a su vez hizo ineficaz el vallado de
protección del ascensor), a realizar una serie de labores que no le habían sido
encomendadas con herramientas de otra empresa y sin hacer uso del arnés de seguridad
sólo puede achacarse a la imprudencia temeraria del actor, advirtiéndose así en el caso
de autos una voluntaria y consciente asunción del riesgo por parte del mismo, con un
patente y claro desprecio del riesgo y de la prudencia más elemental exigible, corriendo
un riesgo innecesario que finalmente provocó el evento dañoso...sin que por ello mismo
pueda constatarse la presencia de medidas concretas exigibles y viables que puedan
comportar la atribución a la empresa, a título de culpa, del evento accidental ocurrido".

El recurso de casación para la unificación de doctrina se plantea ahora con la


pretensión de que se acepte el efecto de cosa juzgada entre lo declarado y devenido
firme en un proceso de recargo en las prestaciones por ausencia de medidas de
seguridad y el que se refiere a la determinación de las responsabilidades civiles
derivadas del accidente, invocando al efecto como sentencia de contraste la dictada por
la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco de 23-2-2010 (rec.
2700/2009).

Dicha resolución estima en parte el recurso de suplicación interpuesto por el


actor y, con revocación de la sentencia de instancia (que había desestimado la
demanda), condena a algunas de las empresas demandadas al abono de parte de la
indemnización por responsabilidad civil solicitada.

En la sentencia de contraste, el accidente se produjo cuando el trabajador


procedía al desencofrado de un pilar pegado al hueco del ascensor de la planta tercera.
En el desarrollo de esa actividad el trabajador necesitó acceder a la planta cuarta para
retirar unos puntales; para ello pasó la barandilla que se había colocado en el perímetro
477
del hueco como medida colectiva de prevención sin adoptar medidas de seguridad
individuales, como el arnés, y se colocó encima del tablero, que cedió por haberse
quitado un soporte o yugo que servía para asegurarlo, sin que constara la causa o
circunstancias de la retirada; a consecuencia de ello el actor se precipitó al suelo desde
la altura correspondiente a una cuarta planta, produciéndose lesiones.

La Sala del País Vasco rechaza que se hubiera producido la imprudencia


temeraria del trabajador, pero también que no existiera responsabilidad empresarial, que
ya había sido declarada en la sentencia de fecha 5 de febrero de 2.008 de la propia Sala
recaída al resolver y confirmar el recargo de prestaciones de Seguridad Social por
ausencia de medidas de seguridad, porque el siniestro se produjo al faltar una de las
piezas de la estructura metálica sobre la que se apoyaban los tableros, lo que suponía la
infracción de lo dispuesto en el art. 14 de LPRL y en el Anexo IV, Parte A, punto 2,
letras a) y b), del Real Decreto 1627/1997, de 24 de octubre, sobre disposiciones
mínimas de Seguridad y Salud en las obras de construcción. No obstante, al apreciar
también la sentencia de contraste una negligencia en la actuación del demandante, al
traspasar las barandillas de seguridad y situarse en un lugar desde el que existía peligro
de caída, sin utilizar ningún medio de protección individual, y asumir con ello un riesgo
evidente, aplica la sentencia la concurrencia de culpas, atribuyendo al trabajador el 50%
en la producción del accidente.

Es importante destacar entonces que existe por tanto en el caso analizado en la


sentencia de contraste -como se ha dicho ya- una decisión previa de la misma Sala de lo
Social confirmando la concurrencia en el accidente de una omisión de medidas de
seguridad, y esa es la razón por la que aplicando la doctrina del Tribunal Constitucional
(STC 192/2009, de 28 de septiembre) y de esta sala de lo Social del Tribunal Supremo
(SSTS de 29 de mayo de 2.005 y 28 de abril de 2.006), la realidad jurídica que se refiere
a esa ausencia de medidas de seguridad como elemento determinante de la causa del
accidente había de producir el efecto positivo de la cosa juzgada en la reclamación de
daños y perjuicios posterior, sin perjuicio de la moderación de las responsabilidades que

478
pueda llevarse a cabo a través del análisis de otros hechos concurrentes. Es decir: a tal
conclusión jurídica se llega en la resolución que analizamos como contradictoria desde
el análisis de la referida sentencia precedente que obraba en las actuaciones, sobre la
que se efectuaron también alegaciones en el correspondiente recurso de suplicación.

TERCERO.- 1.- De la lectura de la sentencia ahora recurrida en casación para la


unificación de doctrina se infiere con claridad que la misma no tuvo presente la decisión
anterior de la propia Sala de Galicia, la de fecha 8 de marzo de 2.013 y firme desde el 9
de abril de ese mismo año (recordemos que la recurrida es de fecha 27 de septiembre de
2.013) en la que se resolvía sobre el recargo de medidas de seguridad en el mismo
accidente y decidió que resultaba ajustado a derecho el del 50% impuesto a la empresa,
aquí recurrida, por ausencia de medidas de seguridad en el acaecimiento del accidente
del trabajador cuyos herederos hoy reclaman la indemnización de daños y perjuicios.

También es cierto que esa sentencia anterior en ningún momento cuando se


interpuso y tramitó el recurso de suplicación contra la sentencia de instancia, del
Juzgado número 2 de Pontevedra, que ha dado origen a la que ahora se recurre, fue
invocada por los hoy recurrentes, que se limitaron a solicitar su incorporación a los
autos por medio de otrosí en el escrito de interposición del recurso.

2.- Ya se dijo antes que esta Sala, tras cumplir el trámite previsto en el citado art.
233 LRJS, decidió por auto de fecha 6 de noviembre de 2.015 admitir el documento
solicitado, consistente en esa sentencia firme anterior, de manera que con ella
incorporada a los autos ha de entenderse completada la relación de acontecimientos de
hecho que han de ser relevantes para analizar la posible contradicción entre la sentencia
recurrida y la de contraste tal y como exige el artículo 219 LRJS.

Si no estuviese aportada esa sentencia firme anterior, podría sostenerse, tal y


como propone el Ministerio Fiscal en su informe y las partes recurridas en sus escritos
479
de impugnación del recurso, que entre la sentencia recurrida y la de contraste no habría
en principio contradicción que pudiera encuadrarse en aquél precepto, por cuanto que en
el supuesto que la sentencia recurrida resuelve no había en el trámite de suplicación
alegación alguna de parte sobre ello y por tanto la decisión judicial -que debió conocer
su propio precedente- no se pronunció -al contrario que la sentencia de contraste- sobre
el efecto positivo de la cosa juzgada que una sentencia anterior sobre ausencia de
medidas de seguridad pudiera producir en la de reclamación de responsabilidad civil.

3.- Sin embargo, la admisión de la sentencia precedente como documento


relevante y al amparo del art. 233.1 LRJS ha de tener necesariamente relevancia en el
ámbito de la contradicción, por cuanto su contenido ha quedado procesalmente
incorporado al debate, debiendo ahora determinarse el alcance de esos efectos jurídicos.

El punto de partida de dichos efectos ha de ser necesariamente la doctrina del


Tribunal Constitucional contenida en sentencias como la 77/1983, 192/2009, 139/2009
o 16/2008, en todas las que el principio de tutela judicial efectiva establecido en el art
24.1 CE es el punto de partida, o lo que es lo mismo, la necesidad de que las
resoluciones judiciales que abordan unos mismos hechos en distintas resoluciones
judiciales, tengan en cuenta los factores concurrentes y decidan de manera razonada
desde esa perspectiva de tutela lo que resulte ajustado a derecho.

CUARTO.- Como venimos razonando, la sentencia ahora recurrida debemos


integrarla o completarla con la de fecha anterior y firme que se ha unido a las
actuaciones, con lo que la situación de hecho que en conjunto se contempla es
sustancialmente igual que en el caso que se resuelve en la sentencia recurrida.

Tanto en una como en otra se trata de un accidente de trabajo en el que existe


una sentencia precedente en la que se decide el alcance de la conducta de trabajador en
480
relación con la producción del propio accidente y la de la empresa en lo que a la
ausencia de medidas de seguridad se refiere y su incidencia en la producción del
accidente, no habiendo originado el efecto de cosa juzgada esa sentencia anterior en el
caso de la resolución recurrida, por las razones ampliamente explicadas en los anteriores
fundamentos, y produciéndolo, por el contrario, en el de la sentencia de contraste.

Existe por tanto contradicción en el ámbito procesal ceñido al efecto positivo de


la cosa juzgada a que se refiere el artículo 222.4 de la Ley de Enjuiciamiento Civil , de
manera que, por lo razonado, deberá estimarse el recurso de casación para la unificación
de doctrina en este punto, y como se afirma en nuestra SSTS de 12 de julio de 2.013
(recurso 2294/2012 ) y 3 de diciembre de 2.013 (recurso 354/2012 ), esa estimación
comporta la necesidad de casar y anular la sentencia recurrida para que por la Sala de
suplicación se pronuncie nueva sentencia teniendo presente la anterior de la misma Sala
de Galicia dictada en fecha 8 de marzo de 2.013. Sin costas.

Por lo expuesto, en nombre de S. M. El Rey y por la autoridad conferida por el


pueblo español.

FALLO:

Estimamos el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por


el Letrado D. Augusto Aláez Legerén en nombre y representación de Dª Felicisima, Dª
Pilar, D. Eliseo y D. Íñigo, contra la sentencia dictada el 27 de septiembre de 2013 por
la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, en el recurso de
suplicación núm. 1472/11 , que resolvió el formulado contra la sentencia del Juzgado de
lo Social núm. 2 de Pontevedra, de fecha 30 de diciembre de 2010 , recaída en autos
núm. 638/2009, seguidos a instancia de los aquí recurrentes contra Cantería Hermanos
Sobral S.L. y Mapfre Empresas, sobre indemnización por accidente laboral. Casamos y
anulamos la sentencia recurrida para que por la Sala de suplicación se pronuncie nueva
sentencia teniendo presente la anterior de la misma Sala de Galicia de fecha 8 de marzo
de 2.013. Sin costas.

Devuélvanse las actuaciones al Órgano jurisdiccional correspondiente ,con la


certificación y comunicación de esta resolución.
481
Así por esta nuestra sentencia, que se insertará en la COLECCIÓN
LEGISLATIVA, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

23-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 8 DE MARZO DE


2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 15 de julio de 2014 el Juzgado de lo Social nº 2 de


Oviedo dictó sentencia , en la que se declararon probados los siguientes hechos: "1º .- El
actor, afiliado a la Seguridad Social con el n° NUM000 , presta sus servicios para la
empresa García Junquera SL con la categoría profesional de Conductor; la empresa
tiene cubiertas las contingencias profesionales por la mutua Intercomarcal.

2º.- El día 21 de agosto de 2012, el actor entró en las instalaciones de Capsa a


las 17,08 horas para descargar leche; alrededor de las 18 horas llamó al empresario
Vicente para decirle que se encontraba mal, que iba a ir al médico y para que se hiciera
cargo de la descarga, cosa que efectivamente éste realizó, saliendo de Capsa a las 21,47
horas.

3º.- El actor acudió al centro de salud de Castrillón a las 18,29 horas del mismo
día y fue atendido por la enfermera del mismo, a las 19,06 horas; ingresó en el servicio
de urgencias del hospital San Agustín de Avilés, donde fue atendido a las 21, 21 horas.

482
4º.- El actor comenzó con dolor torácico el día 18 de agosto, relacionado con
esfuerzos, que cedía en reposo; continuó con episodios más intensos y el día 20
comenzó de madrugada, continuo y asociado a disnea. Fue diagnosticado de infarto
agudo de miocardio, con enfermedad de dos vasos, presentando dislipemia sin
tratamiento, posible hipertensión arterial y diabetes Mellitus tipo 2 de diagnóstico
reciente.

5º.- El 22 de agosto de 2012 comenzó un periodo de incapacidad temporal que


fue calificado como derivado de enfermedad común. La empresa no elaboró el parte de
accidente de trabajo. El actor solicitó el cambio de contingencia de la incapacidad, que
fue denegado por resolución de 14 de junio de 2013, frente a la que presentó
reclamación previa en tiempo y forma, que fue también desestimada por otra resolución
de 5 de julio. Interpuso la demanda el 23 del mismo mes.

6º.- El importe de la base reguladora mensual es de 1.738,18 € ".

En dicha sentencia aparece la siguiente parte dispositiva: "Que desestimo la


desmanda interpuesta por Hilario contra el Instituto Nacional de la Seguridad Social,
Servicio de Salud del Principado de Asturias, Tesorería General de la Seguridad Social,
García Junquera S.L, y la Mutua Intercomarcal absolviendo a los demandados de todos
los pedimentos de la demanda."

SEGUNDO.- La citada sentencia fue recurrida en suplicación por D. Hilario


ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, la cual dictó
sentencia en fecha 12 de diciembre de 2014 , en la que consta el siguiente fallo: "Que
desestimando el recurso de suplicación interpuesto por D. Hilario contra la sentencia del
Juzgado de lo Social nº 2 de Oviedo, dictada en los autos seguidos a su instancia contra
el Instituto Nacional de la Seguridad Social, la Tesorería General de la Seguridad
Social, la Mutua Intercomarcal, el Servicio de Salud del Principado de Asturias,

483
(SESPA), y la empresa García Junquera S.L, sobre incapacidad permanente, y en
consecuencia confirmamos la resolución impugnada."

TERCERO.- Por la representación de D. Hilario se formalizó el presente recurso


de casación para la unificación de doctrina ante la misma Sala de suplicación el 10 de
febrero de 2015.

Propone, como sentencia de contraste a los efectos de sostener la concurrencia


de la contradicción exigida por el art. 219.1 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción
Social (LRJS), la dictada por la Sala de lo Social de este Tribunal Supremo de 29 de
abril de 2014 (rcud. 1521/2013).

CUARTO.- Por providencia de esta Sala de fecha 11 de junio de 2015 se


admitió a trámite el presente recurso. Dándose traslado del escrito de interposición y de
los autos a la representación procesal de la parte recurrida para que formalice su
impugnación en el plazo de quince días.

Evacuado el traslado de impugnación, se pasaron las actuaciones al Ministerio


Fiscal que emitió informe en el sentido de considerar el recurso procedente.

QUINTO.- Instruida la Excma. Sra. Magistrada Ponente, se declararon


conclusos los autos, señalándose para votación y fallo el día 8 de marzo de 2016, fecha
en que tuvo lugar.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

484
PRIMERO.- 1. La sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de
Justicia de Asturias confirma la dictada por el Juzgado de lo Social nº 2 de los de
Oviedo de 15 de julio de 2014, desestimatoria, a su vez, de la demanda del trabajador
sobre determinación de contingencia profesional del proceso de incapacidad temporal.

2. Acude dicha parte demandante en casación para unificación de doctrina


insistiendo en su pretensión de que se declare que las prestaciones derivadas de aquella
situación obedecen a contingencias profesionales; y aporta, como sentencia
contradictoria con la recurrida, la dictada por esta misma Sala IV del Tribunal Supremo
el 29 abril 2104 (rcud. 1521/2013 ).

3. La sentencia recurrida rechaza que el infarto de miocardio sufrido por el


trabajador demandante pueda considerase producido en tiempo y lugar de trabajo,
partiendo del dato de que éste había comenzado a sentir dolor torácico tres días antes de
su ingreso hospitalario. Y a tal conclusión llega la Sala de Asturias pese a que el
trabajador continuó acudiendo a su trabajo hasta el momento en que debió abandonarlo
para ser asistido médicamente momento en que fue diagnosticado de infarto
evolucionado.

4. En la sentencia de contraste consta que el trabajador, oficial de construcción,


había sufrido, de forma brusca, pérdida de fuerza y adormecimiento de los miembros
del lado izquierdo del cuerpo, acompañados de dificultad para articular palabra. Dicho
cuadro mejoró de forma espontáneamente y unos días más tarde, cuando se encontraba
en su puesto de trabajo, notó que se le caían las cosas y hormigueo en los miembros,
motivo por el que acudió al médico, siendo diagnosticado de infarto en
hemiprotuberancia derecha. La sentencia referencial entiende que, existiendo una
patología previa, ésta se agravó estando el trabajador en el centro de trabajo
desempeñando su labor y con ocasión de realizar un esfuerzo, por lo que declara que se
trataba de un accidente de trabajo.

485
5. Tal y como también propone el Ministerio Fiscal, la comparación entre las
dos sentencias permite afirmar la concurrencia del requisito de la contradicción exigido
por el art. 219.1 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social (LRJS).

En los dos casos se trata trabajadores que, antes de ser diagnosticados de infarto
(cardiaco en un caso, cerebral en el otro), tuvieron alguna manifestación de la dolencia,
sin que tales síntomas les impidieran acudir a trabajar, siendo durante el desempeño del
trabajo que se manifestó el episodio determinante del diagnóstico de sus padecimientos.
También en ambos supuestos la situación de incapacidad (temporal en un caso, de gran
invalidez en el otro) no se inicia hasta ese diagnóstico motivado por el episodio que les
obligó a acudir de modo urgente al médico.

Pese a dichas similitudes y cuestionarse en los dos supuestos la aplicación del


presunción de laboralidad del art. 115.3 de la Ley General de la Seguridad Social
(LGSS), los fallos son contradictorios ya que, mientras la sentencia recurrida considera
que la contingencia es común -por haber debutado la patología fuera del lugar y tiempo
de trabajo-, la de contraste la declara laboral porque la dolencia manifestada
previamente no había provocado que el trabajador iniciara proceso de incapacidad
alguno.

SEGUNDO.- 1. El recurso denuncia la infracción del art. 115 LGSS , con cita de
las STS/4ª de 27 octubre 1992 , 23 febrero 2010, 3 junio 2013 y 18 diciembre de 2013.

2. La definición el accidente de trabajo está perfilada en términos amplios en art.


115.1 LGSS, como "toda lesión corporal que el trabajador sufra con ocasión o por
consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena". Tal amplitud del concepto,
desbordado incluso por el propio legislador, ha sido señalada por la STS/4ª de 9 mayo
2006 (rcud. 2932/20014).
486
En todo caso, de esa definición se colige la necesidad de nexo de causalidad
entre trabajo y lesión. Ahora bien, el propio texto legal tiene en cuenta la posibilidad
que el trabajo no sea la causa única y exclusiva de una dolencia, por ello, ante las
dificultades de establecer esa relación de causalidad directa, entra en juego la
presunción del art. 115.3 LGSS, según el cual, "Se presumirá, salvo prueba en contrario,
que son constitutivas de accidente de trabajo las lesiones que sufra el trabajador durante
el tiempo y en el lugar del trabajo".

3. Esta Sala IV del Tribunal Supremo ha aplicado la presunción, no solo en el


caso ya señalado de la sentencia de contraste, sino también en otro supuesto análogo, el
que fue resuelto por nuestra STS/4ª de 18 diciembre 2013 (rcud. 726/2013), en el que se
concluía que estábamos ante un accidente de trabajo aunque existieran antecedentes. Se
trataba allí de un infarto en tiempo y lugar de trabajo de quien había presentado un
episodio de dolor en la noche en casa, repitiéndose el mismo con más fuerza en el lugar
de trabajo.

4. La presunción del artículo 115.3 LGSS se refiere no sólo a los accidentes en


sentido estricto o lesiones producidas por la acción súbita y violenta de un agente
exterior, sino también a las enfermedades o alteraciones de los procesos vitales que
pueden surgir en el trabajo.

Por ello, el juego de la presunción exigirá que, de negarse su etiología laboral, se


acredite la ruptura del nexo causal, bien porque se trate de enfermedad que por su propia
naturaleza descarta o excluye la acción del trabajo como factor determinante o
desencadenante, bien porque se aduzcan hechos que desvirtúen dicho nexo causal; lo
que sucederá con facilidad en los supuestos de enfermedades en las que el trabajo no
tuviere influencia; pero se hace difícil en los casos de las lesiones cardiacas, las cuales

487
no son extrañas a las causas de carácter laboral (véase la STS/4ª de 20 octubre 2009,
rcud. 1810/2008).

En suma, "La presunción no se excluye porque se haya acreditado que el


trabajador padeciera la enfermedad con anterioridad o porque se hubieran presentado
síntomas antes de iniciarse el trabajo, porque lo que se valora a estos efectos no es,
desde luego, la acción del trabajo como causa de la lesión cardiaca, lo que no sería
apreciable en principio dada la etiología común de este tipo de lesiones. Lo que se
valora es la acción del trabajo en el marco del art. 115.2.f) LGSS . como factor
desencadenante de una crisis, que es la que lleva a la situación de necesidad protegida; y
esta posible acción del trabajo se beneficia de la presunción legal del art. 115.3 y no
puede quedar excluida solo por la prueba de que la enfermedad se padecía ya antes;
pues, aunque así fuera, es la crisis y no la dolencia previa la que hay que tener en cuenta
a efectos de protección "(así lo hemos sostenido en la STS/4ª de 27 septiembre de 2007
-rcud. 853/2006-).

Dicha tesis ha sido reiterada por la STS/4ª de 10 diciembre 2014 (rcud.


3138/2013), en relación con un supuesto de hemorragia cerebral que se exterioriza
durante el descanso para comer, tras haberse sentido indispuesto el trabajador en tiempo
y lugar de trabajo, aunque el trabajador padeciera una malformación congénita arterio-
venosa.

TERCERO.- 1. La sentencia recurrida se aparta de la doctrina jurisprudencial


consolidada que venimos recordando.

Por ello, tal y como también propone el Ministerio Fiscal, el recurso debe ser
estimado y la citada sentencia casada y anulada.

2. La consecuencia de ello es que debamos resolver el debate suscitado en


suplicación en el sentido de estimar el recurso de dicha clase que planteó el demandante
488
inicial y, en consecuencia, hayamos de revocar la sentencia de instancia para estimar
favorablemente la demanda declarando que la incapacidad temporal reconocida al actor
deriva de accidente de trabajo, con las consecuencias que tal declaración haya de tener
para las partes demandadas.

3. Con arreglo a lo dispuesto en el art. 235 LRJS no procede la imposición de


costas.

Por lo expuesto, en nombre de S. M. El Rey y por la autoridad conferida por el


pueblo español.

FALLO:

Estimamos el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por


D. Hilario, contra la sentencia dictada el 12 de diciembre de 2014 por la Sala de lo
Social del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, en recurso de suplicación nº
2223/2014 , casamos y anulamos la sentencia recurrida y resolviendo el debate
planteado en suplicación estimamos el recurso de dicha clase que planteó el demandante
inicial y, en consecuencia, revocamos la sentencia del Juzgado de lo Social nº 2 de
Oviedo, en autos número 791/2013, estimamos favorablemente la demanda declarando
que la incapacidad temporal reconocida al actor deriva de accidente de trabajo, con las
consecuencias que tal declaración haya de tener para las partes demandadas. Sin costas.

Devuélvanse las actuaciones al Órgano Jurisprudencial de procedencia ,con la


certificación y comunicación de esta resolución.

Así por esta nuestra sentencia, que se insertará en la COLECCIÓN


LEGISLATIVA, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

489
24-SENTENCIA DEL TRIBUNAL SUPREMO DE 3 DE MARZO DE
2016

ANTECEDENTES DE HECHO:

PRIMERO.- Con fecha 27 de febrero de 2014, el Juzgado de lo Social número 2


de Badajoz, dictó sentencia en la que consta la siguiente parte dispositiva: "ESTIMO la
demanda origen de las presentes actuaciones, promovida por Julia frente al Excmo.
Ayuntamiento de Campillo de Llerena, sobre reclamación de cantidad, debo condenarlo
y lo condeno a que abone a la parte actora la cantidad de 27.000 €. Estimo la falta de
legitimación pasiva alegada por la defensa de la entidad CASER, S A, absolviéndola de
las pretensiones que contra ella se dirigen."

SEGUNDO.- En la citada sentencia se han declarado probados los siguientes


hechos:

"PRIMERO.- La actora Julia, sufrió un accidente de trabajo el 16/02/2010


cuando prestaba servicios como peón de la construcción para el Excmo. Ayuntamiento
de Campillo de Llerena. (f.8, 33 a 38, 44 a 47, 71 y 72, 196 y 197).

SEGUNDO. - La contratación de la trabajadora se efectuó con cargo al


Programa de Fomento del Empleo Agrario AEPSA 2009, con el objeto de realizar una
serie de obras consistentes en: reforma de acerado en c/ San Bartolomé, c/ Enrique
Sánchez de león y C/Tejares, adecuación de la calzada en callejón del Arroyo y centro
de Desinfección y Adecuación de zona verde aneja a campa de camiones.

490
TERCERO. - Con motivo del accidente de trabajo, la demandante por resolución
del Instituto Nacional de la Seguridad Social de 27/02/2012, fue declara en situación de
incapacidad permanente total. (f.7 y 8, 65,100).

CUARTO.- El Excmo. Ayuntamiento de Campillo de Llerena, tiene suscrito


seguro de responsabilidad civil por accidente de trabajo, con el siguiente contenido:

"Caser Seguros. RESPONSABILIDAD CIVIL GENERAL CONDICIONES


PARTICULARES Y ESPECIALES, Póliza nº NUM000. CAJA DE SEGUROS
REUNIDOS, Cía de Seguros y Resaseguros, S.A. - CASER Avenida de Burgos, 109-
28050. DELIMITACIÓN Y ALCANCE DE LAS COBERTURAS R. CIVIL
PATRONAL, POR ACCIDENTES DE TRABAJO.

1°- Objeto del Seguro.

Mediante esta cobertura EL ASEGURADOR garantiza al Tomador del seguro


Asegurado las indemnizaciones pecuniarias que venga obligado a satisfacer por
sentencia firme, en caso de reclamaciones presentadas por su personal asalariado, o sus
derechohabientes, a causa de daños corporales o muerte de dicho personal, que sean
consecuencia de accidentes de trabajo sufridos en el ejercicio de sus funciones a!
servicio del Asegurado.

Quedarán por tanto garantizadas las reclamaciones que pudieran presentarse


contra el Asegurado al amparo de los artículos 1.902 al 1.910 del Código civil por:

Las personas que trabajan a su servicio y que estén amparadas efectivamente por
el Seguro Obligatorio de Accidentes de Trabajo, o sus derecho habientes.

491
Las Entidades y Organismos que hayan asumido el Seguro de Accidentes de
Trabajo, por el costo de las prestaciones sanitarias satisfechas.

Quedan igualmente garantizadas:

Las reclamaciones como consecuencia de accidentes de trabajo que hayan sido


motivados, en todo o en parte, por acciones u omisiones de las que daba responder el
Asegurado o las personas que de él dependan y de las que pueda resultar
subsidiariamente responsable.

El pago de las costas y gastos judiciales o extrajudiciales inherentes al siniestro


y la constitución de fianzas civiles y penales de acuerdo con lo dispuesto en las
Condiciones Generales de la póliza.

2°. - Riesgos Excluidos

Queda excluida de las coberturas de la póliza, y en ningún caso estará cubierta


por CASER, la responsabilidad civil del Asegurado por:

1. Responsabilidad (directa, solidaria o subsidiaria) del Asegurado prevista en


los artículos 126 y 127, 1-2, del Texto Refundido de la Ley General de Seguridad Social
de 20 de Junio de 1.994.

2. Responsabilidad del pago del recargo establecido en el artículo 123.1 de la


Ley de Seguridad Social, en caso de accidente de trabajo o de penalizaciones que se
impongan al Asegurado por aplicación del Reglamento de Accidentes de Trabajo de la
citada Ley de Seguridad Social.
492
3. Responsabilidad, directa o subsidiaria, del Asegurado derivada del
incumplimiento de las obligaciones inherentes al contrato de trabajo. Leído y conforme
CAJA DE SEGUROS REUNIDOS EL TOMADOR DEL SEGURO Cía de Seguros y
Reaseguros, S.A-.CASER DIRECTOR GENERAL.

4. Responsabilidad Civil derivada de la responsabilidad criminal a que hace


referencia el artículo 12 7.3 de la Ley de Seguridad Social.

5. Las responsabilidades por hechos que no sean calificados como accidente de


trabajo o que estén excluidos del Seguro de Accidentes de Trabajo, así como las
reclamaciones de trabajadores que no estén dados de alta a los efectos del Seguro
Obligatorio de Accidentes de Trabajo.

6. Las indemnizaciones y gastos de asistencia por enfermedad profesional o bien


por enfermedades no profesionales que contraiga el trabajador con motivo de la
realización de su trabajo, así como el infarto de miocardio, trombosis, hemorragia
cerebral y enfermedades de similar etiología.

7. Las responsabilidades por accidentes sobrevenidos fuera de! periodo de


seguro fijado en las Condiciones Particulares

8. El resarcimiento de los daños materiales

9. Las responsabilidades resultantes de la utilización de vehículos a motor


embarcaciones, así como de los accidentes de trabajo ocurridos "in itinere".

493
10. Responsabilidades derivadas de conductas calificadas como "infracciones
muy graves" por la Inspección de Trabajo, así como del incumplimiento doloso
reiterado de las normas de Seguridad e Higiene.

11. Responsabilidades por asbestosis o cualesquiera enfermedades debidas a la


fabricación, elaboración, transformación, montaje, venta o uso de amianto o de
productos que lo contengan.

12. Responsabilidades por danos derivados de acciones, omisiones o errores que


tengan como consecuencia la adquisición, transmisión o contagio de! Síndrome del
Inmunodeficiencia Adquirida o de sus agentes patógenos.

13. Las responsabilidades por daños producidos por la exposición a radiaciones


nucleares, radiactivas o ionizantes.

14. Reclamaciones de socios, administradores sociales o directivos del


Asegurado y, en general, de cualquier persona cuyo régimen contractual se encuentre
excluido de la legislación laboral.

15. Responsabilidades directas y personales de contratistas y subcontratistas.

16. Responsabilidades que se impongan como consecuencia de accidentes que


hayan sobrevenido con motivo de la elección de ciertos métodos de trabajo adoptados
precisamente con el fin de disminuir costes o acelerar la finalización de las labores a
ejecutar. Leído y conforme CAJA DE SEGUROS REUNIDOS. EL TOMADOR DEL.
SEGURO Cía de Seguros y Reaseguros, S.A. -CASER. DIRECTOR GENERAL"

494
(f.151a 158). QUINTO. - Se interpuso reclamación previa el 10/01/20 13, que fue
desestimada por resolución de 8/02/20 13. (f.9 y 10, 241 y 242, 245 y 246)."

TERCERO: En la sentencia recurrida en suplicación se emitió el siguiente fallo


o parte dispositiva: "FALLO: ESTIMO la demanda origen de las presentes actuaciones,
promovida por Julia frente al Excmo. Ayuntamiento de Campillo de Llerena, sobre
reclamación de cantidad, debo condenarlo y lo condeno a que abone a la parte actora la
cantidad de 27.000€.

Estimo la falta de legitimación pasiva alegada la entidad CASER, 5 A,


absolviéndola de las pretensiones que contra ella se dirigen."

CUARTO: Frente a dicha sentencia se anunció recurso de suplicación por la


parte demandada formalizándolo posteriormente. Tal recurso fue objeto de impugnación
por la contraparte.

QUINTO: Elevados por el Juzgado de referencia los autos principales, tuvieron


los mismos entrada en esta SALA en fecha 9-5-14.

SEXTO: Admitido a trámite el recurso se señaló el día 26-6-14 para los actos de
votación y fallo".

TERCERO.- La citada sentencia fue recurrida en suplicación por la


representación procesal del AYUNTAMIENTO DE CAMPILLO DE LLERENA
(BADAJOZ), dictándose por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de
Extremadura/Cáceres, sentencia con fecha 7 de julio de 2014, en la que consta la
siguiente parte dispositiva: "Que debemos Desestimar y Desestimamos el Recurso de

495
Suplicación interpuesto por AYUNTAMIENTO DE CAMPILLO DE LLERENA (BA),
contra la sentencia número 76/14 dictada por el JUZGADO DE LO SOCIAL N. 2 de
BADAJOZ en el procedimiento DEMANDA 0000137 /2013, seguidos a instancia de
Dª. Julia , parte representada por el Sr. Letrado D. FERNANDO VERA RANGEL,
frente al indicado Recurrente y CAJA DE SEGUROS REUNIDOS SA .-CASER SA,
sobre RECLAMACIÓN DE CANTIDAD, y, en consecuencia, debemos confirmar y
confirmamos la sentencia de Instancia.

CON IMPOSICIÓN DE COSTAS A LA PARTE RECURRENTE


INCLUYÉNDOSE EN ELLAS LOS HONORARIOS DEL LETRADO DE LA PARTE
CONTRARIA QUE IMPUGNÓ EL RECURSO CUYA CUANTÍA SE ESTIMA EN
DOSCIENTOS EUROS)."

CUARTO.- Don Tomás Guerrero Flores, mediante escrito presentado el 21 de


julio de 2014, formuló recurso de casación para la unificación de doctrina, en el que se
alega como sentencia contradictoria con la recurrida la dictada por la Sala de lo Social
del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura de fecha 31 de mayo de 2012, recurso
número 144/2012.

QUINTO.- Por providencia de esta Sala, se procedió a admitir a trámite el citado


recurso, y habiéndose impugnado, pasaron las actuaciones al Ministerio Fiscal, que
presentó escrito en el sentido de considerar improcedente el recurso. E instruido el
Excmo. Sr. Magistrado Ponente, se declararon conclusos los autos, señalándose para
votación y fallo el 24 de febrero de 2016.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

496
PRIMERO.- Consta en la sentencia recurrida del Tribunal Superior de Justicia
de Extremadura, de 7 de julio de 2014 (Rec. 256/2014 ), que la actora, que prestaba
servicios como peón de la construcción para el Excmo. Ayuntamiento de Campillo de
LLerena, sufrió un accidente de trabajo a resultas del cual fue declarada en situación de
incapacidad permanente total, reclamando se le abonara la indemnización prevista en el
Convenio Colectivo Provincial de la Construcción. En instancia se estimó la demanda,
condenando al Ayuntamiento al abono de 27.000 euros como mejora voluntaria de la
Seguridad Social, absolviendo a la compañía aseguradora. Dicha sentencia es
confirmada en suplicación, por entender la Sala que la cuestión que se plantea en el
recurso de suplicación gira en torno a la aplicación o no del Convenio Colectivo
Provincial de Badajoz de la Construcción, puesto que al prestar servicios como peón de
la construcción, y no existir norma convencional del Ayuntamiento, debe ser de
aplicación dicha norma convencional, y como no se ha solicitado la revisión de hechos
probados, en relación a la actividad desempeñada por la trabajadora, no procede la
estimación del recurso. Añade la Sala que a pesar de que simplemente por las razones
anteriormente expuestas ya no prosperaría el recurso, debe ser de aplicación en el
presente supuesto lo dispuesto en STS (Sala General) de 07-10-2004, cuya doctrina se
siguió en la STS 01-06-2005 y en la que se determinó que a falta de norma propia del
Ayuntamiento, ha de aplicarse la que rige en la actividad en que se desarrolla el trabajo
por el accionante, por lo que al no existir en el presente supuesto convenio de ámbito
específico en el seno del Ayuntamiento, la relación laboral queda sujeta la convenio
mencionando, y que en caso contrario se crearía un injustificado vacío legal vulnerado
del principio de igualdad, ya que "lo que no es de recibo es que el empleador prescinda
de un convenio de empresa y a la vez pretenda, como es el caso, no someterse a aquél
que regula la actividad concreta de que se trata".

Contra dicha sentencia recurre en casación para la unificación de doctrina el


Ayuntamiento de Campillo de Llerena, planteando lo que parecen ser dos motivos de
casación unificadora para los que invoca una única sentencia de contraste, la del
Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, de 31 de mayo de 2012 (Rec. 644/2012).

497
En el caso de esta sentencia el actor prestó servicios para el Ayuntamiento de
Villanueva del Fresno, como oficial cerrajero, siendo despedido. Presentó demanda el
trabajador reclamando 3.013,17 euros correspondientes la diferencias entre el salario
que se le había abonado y el que le correspondía haber percibido en aplicación del
Convenio Colectivo de la Industria Siderometalúrgica de la provincia de Badajoz
durante los meses de agosto de 2010 a junio de 2012, pretensión estimada en instancia,
cuya sentencia es revocada en suplicación, por entender la Sala, ante la cuestión de si en
los Ayuntamientos que no tienen convenio propio deben ser de aplicación los convenios
colectivos sectoriales que regulan las diversas actividades que se pueden desarrollar por
la corporación, que si bien podría aplicarse lo dispuesto en la STS 07-10-2004 (Rec.
2182/2003), cuya doctrina se siguió en la STS 01-06-2005, en la STS 17-06-2011 (Rec.
2855/2010), se ha determinado que en un Ayuntamiento que carece de convenio, y que
se hace cargo del servicio de limpieza que antes se llevaba a cabo una empresa, no le es
de aplicación la cláusula de subrogación del convenio sectorial, por lo que no se puede
volver al criterio sustentado con anterioridad, según el cuál sí sería de aplicación el
convenio sectorial de que se trate, máxime cuando en el presente supuesto el art. 2
(ámbito funcional), determina que se aplicará a las empresas dedicadas a la actividad
siderometalúrgica, el art. 3 (ámbito personal) determina que se aplicará a todos los
trabajadores que trabajen en las empresas anteriores, y el Ayuntamiento demandado no
es una empresa dedicada a la actividad siderometalúrgica, además de que el convenio
sólo puede obligar a quienes estuvieron representados como partes intervinientes en la
negociación del convenio colectivo, entre los que no está el Ayuntamiento. Concluye,
en definitiva, que cuando no existe convenio colectivo, no se puede aplicar otro de
carácter sectorial.

SEGUNDO.- El Ministerio Fiscal entiende que concurre la necesaria


contradicción, aunque las profesiones de los actores, los convenios que pretende se les
apliquen y sus pretensiones sean diferentes, pues el tema debatido en suplicación en las
dos sentencias - y por eso entiende que tales diferencias no son esenciales - es si puede
aplicarse a los trabajadores de los Ayuntamientos que carezcan de convenio propio los

498
convenios sectoriales que regulen las actividades que desarrollen para la corporación
local.

Aunque se consideren accidentales las diferencias en los hechos y en las


pretensiones (en la recurrida se reclama indemnización por daños y perjuicios derivados
de un accidente de trabajo, solicitando que se aplique el Convenio Colectivo Provincial
de Badajoz para la Construcción, mientras en la de contraste se reclaman diferencias
salariales, solicitando la aplicación del Convenio Colectivo Colectivo Provincial de
Badajoz para la Industria Siderometalúrgica), sin embargo, hay diferencias relevantes
que explican el signo contradictorio de las sentencias comparadas. Así:

- La recurrida aplica el convenio colectivo provincial de construcción de


Badajoz, en cuyo texto, que figura en los autos dispone en su art. 3 la aplicación a
"todas las actividades propias del sector de la construcción", y en su art. 4 integra en su
ámbito personal a "todas las empresas entidades públicas y trabajadores de las
actividades enumeradas en el artículo anterior", lo cual permite que dicha sentencia
considere incluido al citado Ayuntamiento, ahora recurrente, en el ámbito funcional y
personal del Convenio de la Construcción que le aplicó. Pero ello no ocurre en el caso
de la sentencia de contraste, a la que no le parece razonable que el Ayuntamiento pueda
estar incluido en el ámbito de aplicación del convenio provincial de Siderometalúrgica.

- Las mejoras voluntarias de la Seguridad Social, sobre lo que se debatió en la


sentencia de instancia dictada en estos autos, con una póliza que no cubría la
indemnización del convenio colectivo, sino solo indemnizaciones adicionales de tipo
empresarial, no fue objeto de debate en la sentencia de contraste.

- En definitiva, la diferente problemática de enjuiciamiento respecto de una


mejora voluntaria con suscripción de una póliza de aseguramiento por responsabilidad
civil (sentencia recurrida) y una reclamación de salarios de acuerdo con la categoría
499
profesional y función del trabajador (sentencia de contraste), así como las diferencias
entre los convenios colectivos aplicados en ambas sentencias (el provincial de Badajoz
para la construcción, en la recurrida, y el provincial de Badajoz para la industria
siderometalúrgica, en la de contraste), determinan que no se estime concurrente el
presupuesto procesal de la contradicción.

Por lo expuesto, en nombre de S. M. El Rey y por la autoridad conferida por el


pueblo español.

FALLO:

Desestimamos el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto


por el AYUNTAMIENTO DE CAMPILLO DE LLERENA (BADAJOZ), frente a la
sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, de
fecha 7 de julio de 2014, dictada en el recurso de suplicación número 256/2014, que
queda firme. Se imponen a la parte recurrente las costas de este recurso.

Devuélvanse las actuaciones a la Sala de lo Social del Órgano Jurisdiccional


correspondiente, con la certificación y comunicación de esta resolución.

Así por esta nuestra sentencia, que se insertará en la COLECCIÓN


LEGISLATIVA, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

500
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T alentum est tantum pars successu reliquum est opus
et sacrificium

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