El Malleus Maleficarum: EL DERECHO AL ABORTO - Comisión 0396 Trabajo Práctico - Florencia Yamila Fernández
El Malleus Maleficarum: EL DERECHO AL ABORTO - Comisión 0396 Trabajo Práctico - Florencia Yamila Fernández
El Malleus Maleficarum: EL DERECHO AL ABORTO - Comisión 0396 Trabajo Práctico - Florencia Yamila Fernández
El Malleus Maleficarum que es un discurso criminológico, en el cual podemos ver reflejada la idea de
que la mujer libre que practica su sexualidad y que posee los controles sobre su maternidad y
natalidad es tratada como bruja. Además de ser criminalizada. Lo que buscaban era reforzar la
exclusión y represión de todo el género que es de hecho un grupo mayoritario: el de las mujeres,
acusadas de brujería ya que eran vistas como una oposición a su control y consolidación del diseño
punitivo”.
Se busca demostrar que el crimen de la brujería existe y a la vez demuestra que ese “”crimen”” es un
delito grave, haciendole creer a la sociedad que si no era de esa manera, la humanidad correría
peligro de desaparición. Es así que podemos ver como comenzó la idea de regular el
comportamiento sexual
“Hacia 1400 aparece el estereotipo de la bruja (Sallman, 1993). Bruja era la mujer que no se
resignaba a ser esposa y madre sumisa”
Siguiendo con este lineamiento la interrupción del embarazo, que es hoy vista por gran parte del
colectivo social como algo “natural” comenzó con la idea de “imputar” a las brujas el “sacrificio de
niños al demonio” con quien,ellas mantenían relaciones sexuales
Esta guerra contra las mujeres que se orientaba a quebrar el control que habían ejercido sobre sus
cuerpos y fue librada a través de la caza de brujas que demonizó toda forma de control de la
natalidad y de sexualidad no procreativa.
La existencia de lo que hoy son figuras penales no es algo azaroso sino que, por el contrario, es
siempre funcional al sector de poder de la época y funciona como una herramienta de gran utilidad
para neutralizar al “otro”.
En los tiempos de la inquisición, esos “otros” eran los herejes y las brujas y estas últimas siempre lo
eran en algún punto por su femineidad, su condición femenina y su capacidad de seducción.
En lo personal creo que recién en estos años las mujeres como colectivo estamos comenzando a
desterrar la tradición que nos ha dejado la inquisición y el Malleus como fundador de la criminología
moderna.
Los crímenes de las mujeres casi no son nombrados en nuestra sociedad, excepto aquéllos como el
aborto, ya que son los que tienen que ver con la ruptura del rol que la Iglesia les ha asignado. El ser
mujer que sirvan como seres reproductoras y madres. Las brujas como estereotipo de mujeres
deshonestas, vulgares, que disfrutan del sexo y aparecen como ajenas al rol de crianza que desea
asignarles el discurso clerical, se convierten así en “las oprimidas”, en “el otro” que es útil para el
fortalecimiento del discurso eclesiástico.
Podemos ver como se relatan en el Malleus Maleficarum métodos por los cuales las brujas
infectaban al “acto venéreo” (El acto venéreo fuera del matrimonio es pecado mortal y, por tanto,
susceptible de ser embrujado.) y la concepción, entre ellos se relataban que se destruían las fuerzas
de gestación de las mujeres y sexto, provocando el aborto, ofreciendo los niños al Diablo.
El goce sexual de las mujeres, el ejercicio de la libertad sexual por parte de aquéllas y la esterilidad y
la interrupción de los embarazos, como si el hecho de que existieran mujeres “brujas” que ejercieran
libremente su sexualidad más allá de los ideales religiosos de familia y sexualidad reproductiva, se
tradujera en la imposibilidad de obtener descendencia.
Es decir, una mujer sexualmente activa para su propio placer y no sólo el del hombre, constituía un
peligro público, una amenaza al orden social ya que subvertía el sentido de responsabilidad de los
hombres y su capacidad de trabajo y autocontrol y es a partir de ello que se sostenía que, para que
las mujeres no arruinaran a los hombres moral o financieramente la sexualidad femenina tenía que
ser exorcizadas.
De esta forma, partiendo desde la necesidad del control poblacional y tomando esa ocasión para
hacer de “las brujas” un colectivo al que se debía combatir para fortalecer así los ideales religiosos,
la sexualidad femenina pasó a convertirse en un trabajo al exclusivo servicio de los hombres y de la
procreación, y es esta concepción la que en algunos sectores sobrevive hasta nuestros días.
Si bien seguimos teniendo aquellos quienes se oponen a que el aborto en Argentina no debe ser
legal, con base en algunas afirmaciones pseudocientíficas o metafísicas respecto de la situación del
feto, podemos afirmar válidamente que el interés por impedir a las mujeres el control de su
sexualidad y su cuerpo es un fuerte argumento para que los sectores ligados a la iglesia católica
intenten mantener incólume a uno de los pilares sobre los que se ha erigido desde hace siglos la
cultura patriarcal en la que nos vemos inmersos.
Se debe derrocar que la sexualidad femenina sea solamente con fines reproductivos. Como nos
encontramos en la actualidad que el disfrute sexual sea intrínsecamente masculina y que la
dedicación de la mujer se base en las tareas del hogar.