Índice: Unidad 1: Introducción A La Teoría Del Proceso

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ÍNDICE

1. Unidad 1: Introducción a la teoría del proceso 3


Tema 1: Conceptos fundamentales de la teoría del proceso 3
Objetivo: 3
Introducción: 3

2. Información de los subtemas 4


2.1 Subtema 1: Proceso y procedimiento 4
2.2 Subtema 2: Jurisdicción y competencia 11
2.3 Subtema 3: Acción, excepción, pretensión, demanda 15
2.4 Subtema 4: El litigio y los medios de solución. 24

3. Preguntas de Comprensión de la Unidad 27

4. Material Complementario 28

5. Bibliografía 29

1. Unidad 1: Introducción a la teoría


del proceso
Tema 1: Conceptos fundamentales de la teoría del proceso
Objetivo:
Describir y analizar los conceptos fundamentales de la teoría del proceso y los principios
procesales.

Introducción:
Para estudiar el derecho procesal, se hace necesario estudiar los conceptos fundamentales
de la teoría del proceso. ¿Pero cuáles son estos conceptos? Son todos aquellos que definen,
especifican, clasifican y direccionan los procesos judiciales. Esos términos guían el paso a
paso, respetando las normas legales y los tiempos establecidos del país.

Por tal razón es necesario indagar a profundidad cada uno de ellos, con el fin de aprehender
cada una de estas terminologías que nos permitirá practicar el ejercicio del derecho a
cabalidad en correspondencia con los aspectos formales y no formales establecidos por la
ley.

2. Información de los subtemas


1. Subtema 1: Proceso y procedimiento
Para iniciar, es importante definir Proceso, que según (Quisbert, 2010) “es la sucesión de
fases jurídicas concatenadas realizadas conforme al orden trazado por la ley, el juez, las
partes y los terceros en ejercicio de los poderes” (s/p). Mientras que para, (Prieto Morroy,
2003) es “un conjunto de actos cuya finalidad es resolver un conflicto con incidencia jurídica
a través de una providencia, la sentencia, en la cual se manifiesta la soberanía al aplicar el
derecho” (p. 813). Por otro lado, para (Alvarez del Cuvillo, s/f) “no es otra cosa que e l
ejercicio y contenido de la actividad jurisdiccional en un supuesto concreto” (p. 1).
Luego de estas definiciones, se puede decir entonces que el proceso no es más que seguir
adelante, avanzando a través de una serie de pasos coordinados y establecidos por la ley.

Mientras que el procedimiento, según (Alvarez del Cuvillo, s/f) “se refiere en principio a la
sucesión ordenada de actos procesales a través de los cuales el proceso se sustancia, es
decir, se manifiesta, toma forma, se lleva a cabo; se refiere por tanto a la manifestación
externa y formal del proceso” (p. 2). Para Melinkoff, R (1990), "Los procedimientos consiste
en describir detalladamente cada una de las actividades a seguir en un proceso laboral, por
medio del cual se garantiza la disminución de errores" (p. 28). El procedimiento es entonces,
el camino a tomar para llevar a cabo el proceso, tomando en cuenta lo más beneficioso en
tiempo, recursos y esfuerzo.

Definición de Derecho Procesal


El derecho procesal, es considerado como unas de las áreas del derecho. Para definir lo que
es el derecho procesal, es vital citar a (Echandia, 2003) quien explica que:
La rama del derecho que estudia el conjunto de normas y principios que regulan la
función jurisdiccional del Estado en todos sus aspectos y que por tanto fijan el
procedimiento que se ha de seguir para obtener la actuación del derecho positivo
en los casos concretos, y que determinan las personas que deben someterse a la
jurisdicción del Estado y los funcionarios encargados de ejercerla (p. 41).

Esta es una definición amplia y de forma descriptiva, porque de ella se desprende:


 Presenta al derecho Procesal como un derecho instrumental para la realización de la
justicia.
 Considera a la jurisdicción como una función del Estado.
 Se refiere a los encargados de ejercer esa función.
 Menciona el procedimiento.
 Se refiere a las personan sometidas a la jurisdicción.

Por otra parte, y con una definición más sencilla, tenemos a (Ovalles Favela, 2011) quien
afirma que es un “Conjunto de normas y principios jurídicos que regulan tanto el proceso
jurisdiccional como la integración y competencia de los órganos del Estado que intervienen
en el mismo” (p, 39).

Es otras palabras, se puede afirmar que el derecho procesal es una ciencia que determina,
guía y supervisa el proceso legal. Ya que incluye desde los jueces, litigio y procedimientos
con la finalidad de garantizar transparencia y objetividad en cada uno de los casos
presentados.

Conflicto y controversia
El conflicto, alude a una situación de tensión y desacuerdo entre dos o más partes, refiere
a posiciones encontradas. Se produce debido a una relación establecida entre los sujetos
intervinientes, quienes persiguen objetivos y que, en función de éstos, poseen necesidades
insatisfechas o incompatibles (Granchelli, 2020).
Por otro lado, Freund, (1983) citado en (Isaza Gutierrez, 2015) explica que:

El conflicto consiste en un enfrentamiento o choque intencional entre dos seres o


grupos de la misma especie que manifiestan los unos hacia los otros una intención
hostil, generalmente acerca de un derecho, y que, para mantener, afirmar o
restablecer el derecho, tratan de romper la resistencia del otro, usando
eventualmente la violencia, la que podría llevar al aniquilamiento físico del otro
(s/p).

Un conflicto es entonces una diferencia hostil entre dos o más personas, ya sea por una
cosa, una acción o una idea, y para resolverla se debe requerir a ley. Por su parte, una
controversia es, de acuerdo con la Corte Permanente de Justicia Internacional, “un
desacuerdo sobre un punto de derecho o, de hecho, una contradicción, una oposición de
tesis jurídicas o de intereses entre dos personas”. El término controversia es sinónimo de
diferendo, litigio, disputa y conflicto, cuando son internacionales oponen entre sí a dos
Estados o dos sujetos de derecho internacional (Villalta Viscarra, s/f)

Para probar la existencia de una controversia no sólo hay que demostrar que hay una
divergencia de puntos de vistas entre dos partes respecto de un punto de hecho o de
derecho. Sino también es necesario probar que la pretensión de una de las partes enfrenta
una oposición manifiesta de la otra parte (Villalta Viscarra, s/f)
Denominaciones a lo largo de la historia:
Litigio
Del latín "litis contestatio". Es la composición o arreglo de un conflicto a través de
un contrato. Modernamente un proceso nunca puede ser un contrato (Quisbert,
2010)

Por otra parte, se puede decir que se habla de litigio cuando una persona no puede
conseguir amigablemente el reconocimiento de una prerrogativa que el la cree tener
y resuelve acudir a un tribunal para someterle la decisión del asunto (Enciclopedia
Juridica , s.f.) Francesco Carnelutti citado en (Vago Grajales, 2020) explica que el
litigio es “el conflicto de intereses calificado por la pretensión de uno de los
interesados y por la resistencia del otro” (p. 370)

Contienda
El ser humano en la antigüedad resolvía con más frecuencia sus conflictos de manera
violenta, hacía la guerra, entre particulares había la autotutela. Es precisamente esta
acepción del proceso como contienda lo que lleva a alargar los procesos, a través de
lo que llamamos “chicanería judicial”. El proceso debe seguir las reglas del
procedimiento (Quisbert, 2010)

Juicio
Del "ius" "iudicium", "iudium". En Roma tenía carácter arbitral. Es una actividad dada
en el campo subjetivo (del juez) sometido a reglas objetivas (ley sustantiva y
procedimental) (Quisbert, 2010)

Para él (Institito de Investigaciones Juridicas de la UNAM, 2005).


El juicio es el conjunto de actos que se llevan a cabo ante un órgano del Estado,
es decir, un juzgador, para que éste, con base en hechos probados y mediante
la aplicación del derecho, resuelva un conflicto o controversia suscitados entre
dos o más sujetos con intereses opuestos (p. 29).

El juicio, es el acto donde se presentan los alegatos, pruebas y evidencias que se


requieran para tomar una decisión de forma justa y transparente.

Caso
Caso. (Del latin "casus", caída, accidente) Problema o hecho sobre el que se consulta
a alguien y se pide su dictamen. ¿Y quién soluciona los problemas de la gente, en
primera instancia? Los jefes de tribu, los ancianos, el cura, luego la policía. Por eso
como la policía denominó al conflicto de las personas: caso, al no darles solución, el
caso era remitido a sus superiores, a los jueces, pasando así también la
denominación de caso, al proceso. En puridad, caso es cada uno de los asuntos en
cuya averiguación trabaja la Policía (Quisbert, 2010)

Por su parte, (Vega, 2020) menciona en el Diccionario Jurídico Elemental que es


cualquier suceso o acontecimiento. Pueden ser comunes, inciertos, eventuales,
fortuitos, previstos y no previstos. Ahora bien, los fortuitos son sucesos inopinados,
que no se puede prever ni resistir; los inciertos son sucesos o acaecimientos que
pueden verificarse, o dejar de acontecer, por depender sólo del acaso, y no de la
voluntad humana.

Expediente
El expediente judicial es el conjunto de documentos que conforman la historia
judicial de un conflicto, es decir, todas las actuaciones procesales realizadas. El
expediente judicial es el mecanismo básico a través del cual se desarrollan los
procesos judiciales. (Trujillo, 2021). Es importante mencionar que los expedientes
judiciales son algo más que una sucesión de reclamaciones, contestaciones de
demandas, confesiones, testimonios y sentencias. Descorriendo el velo de cada
caso, y en función de lo que se pretenda encontrar, es posible encontrar mayores
elementos que el asunto puntual de que se trata (Kluger, 2009)

Definiciones de Proceso´
Para (Palacio, 2003) El vocablo proceso (processus, de procedere) significa avanzar, marchar
hasta un fin determinado, no de una sola vez, sino a través de sucesivos momentos (p. 51).
La palabra se la utiliza desde la baja Edad media. Su concepción es moderna. Proceso es
igual a progreso: “la acción de ir adelante”. Es diferente de juicio (Quisbert, 2010).
Según (Ovalles Favela, 2011) El proceso es “la solución hetero-compositiva, es decir, la
solución imparcial, a cargo de un órgano de autoridad del Estado, el juzgador, que
interviene a instancia de una de las partes y cuya autoridad deriva del imperio del propio
Estado y de la fuerza de la ley” (p. 30). Por otra parte, (Gozaini, s/f) menciona que:
El proceso es, en sí mismo, un método de debate que se desarrolla en etapas
determinadas. En él participan elementos humanos –jueces, auxiliares, partes,
testigos, peritos, etc.–, los que actúan según ciertas formas preestablecidas en la
ley. Ellas constituyen el procedimiento y resguardan la producción de actos jurídicos
procesales, vale decir, actos humanos dirigidos por la voluntad jurídica (p.95)

Siguiendo el mismo orden de ideas, (Ovalles Favela, 2011) Señala que en el proceso hay un
litigio; pero en éste, no se requiere que haya acuerdo entre las partes para someter sus
diferencias a ese medio de solución. Basta con que uno solo de los interesados decida
someter la controversia al conocimiento del órgano jurisdiccional competente del Estado
(p. 31)

Etapas del Proceso


El proceso se divide en dos etapas:

. -Instrucción: Comprende desde el ejercicio de la acción hasta antes de la citación para


dictar la sentencia definitiva. Esta etapa a su vez se divide en tres: postulatoria, probatoria
y preconclusiva.

 Postulatoria: comprende desde el ejercicio de la acción, en donde se plante a las


pretensiones del actor y las resistencias que opone el demandado al contestar la
demanda
 Probatoria: Esta se desarrolla en cuatro mementos: 1. Ofrecimiento de pruebas, las
partes ofrecen al tribunal los medios para convencerlos de su verdad; 2. Admis ión,
acto del tribunal en que acepta o declara procedente el desahogo de las pruebas
ofrecidas; 3. Preparación, son todos los actos tendientes a desahogar las pruebas; 4.
Desahogo de pruebas, desarrollo o desenvolvimiento de los medios de pruebas, es
decir, si se ofrece la prueba pericial, los peritos deberán rendir sus dictámenes en la
prueba testimonial.
 Preconclusiva: Comprende la formulación de los alegatos y la formulación de
conclusiones en materia penal. Son la serie de consideraciones y razonamiento que
hacen las partes ante el juez (Kelley Hernandez, 2003)

. -Juicio: Al concluir la etapa Preconclusiva, inicia la etapa del juicio, en donde el juez estudia
los hechos narrados en la demanda y en la contestación, así como las acciones, excepciones
y defensas hechas valer por las partes, valora las pruebas rendidas y dicta la sentencia que
pone fin a la instancia (Kelley Hernandez, 2003). 1.6. Contenido del Proceso:
Es el conjunto de actos de los sujetos (partes, juez, fiscal) (Quisbert, 2010) Es decir, son
todos aquellos sujetos que intervienen en un proceso. Sin embargo, es importante aclarar
para no confundir el concepto de sujetos procesales, con el concepto de partes. Porque las
partes son sujetos procesales, pero no todos los sujetos procesales son parte. son sujetos
procesales: El juez, los secretarios, los notificadores, el Ministerio Público, los peritos, los
testigos y las partes (Kelley Hernandez, 2003)

Función del Proceso


Al hablar sobre la función del proceso, se encuentran dos posiciones antagónicas se dividen
el campo doctrinal en relación con el fin del proceso: la posición objetiva, que sostiene que
la finalidad del proceso es la actuación del derecho objetivo, y la posición subjetiva, que
enseña, por el contrario, que la finalidad del proceso debe situarse en la defensa de los
derechos subjetivos (Rengel Romberg, s/f)

Cualquiera que sea la concepción publicística que se sostenga sobre los fines del proceso,
bien como actuación del derecho objetivo, o ya como creación de una norma jurídica por el
Juez, es obvio que el interés individual y el público en el proceso, no deben considerarse
como dos fuerzas en oposición, sino más bien como dos aspiraciones aliadas y
convergentes, cada una de las cuales, lejos de buscar beneficios con daño para la otra,
considera la satisfacción de la otra como condición de la satisfacción propia (Rengel
Romberg, s/f)

Finalidad del Proceso


Restablecer la paz social a través de la solución del conflicto, la restauración del orden
vulnerado y la búsqueda de una convivencia feliz. La finalidad del proceso es: en lo civil
restituir el orden o un derecho o satisfacer una pretensión; en lo penal descubrir la verdad
de la existencia de un delito, un delincuente y relacionar el delito al delincuente; en lo
político y social combatir la delincuencia y educar jurídicamente al pueblo (Quisbert, 2010)

La existencia del proceso surge como una necesidad del Estado, al asumir en sustitución de
las partes el poder coercitivo, no le basta con tener ese poder que se manifiesta por la
jurisdicción, sino que además debe establecer un método o un camino para que la solución
de las situaciones jurídicas ante él planteadas por vías de la acción y de la pretensión,
desemboquen en una norma particular (Gozaini, s/f)

El problema que se deriva de esta finalidad sucede por las dos posibilidades que se deducen.
Una primera conduce a imponer a través de los jueces la aplicación forzada de las leyes; la
otra, no mira la naturaleza del acto que se cumple sino el beneficio que el acto permite,
hablándose así, del proceso como solución de controversias entre los hombres (Gozaini, s/f)

Naturaleza del Proceso


Distintas doctrinas han estudiado el proceso como un contrato, como un cuasicontrato o
como una relación judicial, y estas teorías se definen de la siguiente manera:
Doctrina contractualista: sostenía que el proceso era un contrato, porque las partes fijaban
las bases como se debería desarrollar el juicio, indicando por parte del actor, que reclamaba
y con qué fundamento, y por parte del demandado, se establecían las bases de su defensa,
esto era recogido en la fórmula que otorga el magistrado, y se dice que esa fórmula es un
contrato (Kelley Hernandez, 2003)

El proceso como cuasicontrato, nació de la crítica de la doctrina contractualista,


sosteniendo que si el proceso no era un contrato, por no contener la voluntad de las partes,
entonces es un cuasicontrato. Mientras que la teoría que sostiene el proceso como una
relación jurídica, afirma que es una relación de derecho y obligaciones entre los que
participan en él, pero es una relación de derecho público porque interviene el Estado a
través del órgano judicial, y la relación jurídica será entre todos los sujetos del proceso como
lo son el juez, las partes y los testigos, peritos, etc. (Kelley Hernandez, 2003)

Principios procesales.
Tal como lo define Eduardo Pallares citado en (Kelley Hernandez, 2003) los principios
procesales son las reglas que se deben seguir para hacer una correcta aplicación e
interpretación de las normas procesales.
A. Principios del impulso procesal de oficio o a instancia de parte: según la
clase de proceso que se trate para que el mismo avanece, requiere de un impulso
que lo haga avanzar, este impulso puede venir del propio órgano que está regulando
el proceso (el juez) o de otra persona. Cuando el impulso proveniene del juez se llama
impulso procesal de oficio. Al hablar de impulso procesal a instancia de parte,
significa que se requiere la promoción de cualquiera de las partes para que avance.
La abstención da lugar a que el expediente se archive.
B. Principios de publicidad: Es cuando se le ofrece al público la posibilidad de
presenciar la audiencia, para con ello controlar la conducta de órgano jurisdiccional,
de las partes, así como de las personas que deban comparecer al proceso, influyendo
favorablemente en su comportamiento para que obren con la mayor equidad y
legalidad posible.
C. Principios de inmediación del órgano jurisdiccional: Significa que el órgano
jurisdiccional deberá estar en contacto personal con las partes recibir personalmente
las pruebas, oír los alegatos, para poder dictar una sentencia justa.
D. Principio de oralidad o de escritura: Aquí fluctúa entre las ventajas y
desventajas de ambos sistemas. En el proceso oral tiene ventaja quien sea un buen
orador. Mientras que el proceso escrito es más lento y suele perjudicar las partes.
E. Principio de igualdad de las partes: Las partes deben de estar en idéntica
situación ante el órgano jurisdiccional, sin ventajas o privilegios. Las partes deben
tener un mismo trato, y las mismas oportunidades de hacer valer sus derechos.
F. Principio de congruencia: Deber haber congruencia entre la sentencia, la
demanda, la contestación y todo lo actuado en autos
G. Principios de economía procesal: El proceso debe desarrollarse con el mayor
ahorro posible de tiempo, de energías y costos
H. Principio de preclusión procesal: o eventualidad. Las partes son libres de
hacer valer sus derechos; pero si no lo hacen valer en el momento procesal oportuno
se pierde ese derecho y opera la preclusión.

Diferencias entre proceso y procedimiento.


PROCESO PROCEDIMIENTO
Es el todo, se conforma del conjunto de los Todo proceso requiere de un desenvolvimiento, y se trata del
actos procesales procedimiento, por ejemplo, a los trámites sujetado, la manera
de substanciarlo (abreviado, sumarísimo, ejecutivo, no
contencioso).

Es considerado sinónimo de causa legal o Procedimiento es la forma en que se lleva dicho juicio
juicio.
Son siempre dinámicos (comportamiento). Los procedimientos existen, son estáticos.
Están orientados a la obtención de un Los procedimientos están impulsados por la
resultado (clientes o partes interesadas). finalización de la tarea, se implementan y se centran en el
cumplimiento de las normas.
Sus actividades (ciertas) pueden ser Procedimientos recogen actividades que pueden
realizadas por otros para conseguir los realizar personas de diferentes departamentos con diferentes
objetivos planteados. objetivos.
La relación jurídica por la suma de actos se El Procedimiento, no contempla las relaciones jurídicas entre
constituye, desarrolla y se termina. los sujetos de proceso ni su finalidad compositiva.

Todos están obligados a someterse a la No hay juez sin actor, por tanto, el juez no procede de oficio.
Jurisdicción del Estado por su el
complemento de Obligatoriedad que
contempla.
El término proceso proviene de la Doctrina El término procedimiento es de origen francés
Alemana y se origina por el término canónico
processus judicii.
En las ciencias jurídicas es exclusivo del No es exclusivo del derecho procesal, ni de las ciencias
Derecho Procesal por englobar una realidad jurídicas.
compleja.
Tiene un fin el proceso: la terminación o No puede existir un procedimiento sin que haya proceso
justa alguno.
composición del litigio; para ello se apoya
del procedimiento (medio).
Internamente el procedimiento se encuentra El procedimiento es el resultado cierto.
presente.
Son las etapas que se deben de llevar y El procedimiento lo emiten autoridades
emite una autoridad jurisdiccional. jurisdiccional y administrativa.

2. Subtema 2: Jurisdicción y competencia


Distintas acepciones de la palabra Jurisdicción
Etimológicamente, la palabra jurisdicción viene de dos raíces latinas, la primera Jus que
significa derecho y la segunda Dicere, que significa decir o declarar; por ello el significado
etimológico de Jurisdicción es: Decir o declarar el derecho (Kelley Hernández, 2003)
la palabra jurisdicción suele ser empleada con muy diversos significados. Couture citado en
(Ovalles Favela, 2011) advierte que en el derecho de los países latinoamericanos, este
vocablo tiene, cuando menos, las cuatro acepciones siguientes:

 Como ámbito territorial: Para emplear con precisión el lenguaje jurídico es necesario
distinguir claramente entre la jurisdicción, como función propia del juzgador, del
lugar, demarcación o ámbito territorial dentro del cual aquél puede ejercer
válidamente dicha función.
 Como sinónimo de competencia: la expresión jurisdicción designa la naturaleza de la
función propia del juzgador, en cambio, la competencia es un concepto que se aplica
a todos los órganos del Estado -y no sólo a los jurisdiccionales- para indicar la esfera
o el ámbito espacial, material, personal, etc - dentro del cual aquéllos pueden ejercer
válidamente las funciones que les son propias.
 Como conjunto de órganos jurisdiccionales pertenecientes a un mismo sistema o con
competencia en la misma materia: en el primer sentido, se suele aludir a la
Jurisdicción Federal, la Jurisdicción del Distrito Federal, etc.; en el segundo, a la
Jurisdicción Militar, la Jurisdicción del Trabajo, la Jurisdicción Administrativa, etc. Ésta
es una acepción que se da por extensión a la palabra
 Como función pública de hacer justicia: Éste es el sentido técnico y preciso del
vocablo jurisdicción. La jurisdicción es, pues, una función pública, una función de los
órganos del Estado.

Definición de Jurisdicción en el derecho procesal


Según (Palacio, 2003) La jurisdicción es uno de los pilares donde se asienta el derecho
procesal, junto con la acción y el proceso. Signi fica “decir el derecho” (juris-dictio), de
manera que para cumplir esta función es necesario señalar a quienes lo pueden hacer (p.
73). Es una forma política de organizar al Estado, permitiendo que los jueces tengan la
misión de administrar justicia y actuar en los conflictos entre personas.

Para, (Ovalles Favela, 2011) La jurisdicción, en tanto función pública de impartir justicia
conforme a derecho, no es susceptible de ser dividida ni clasificada. La función de conocer
y juzgar los litigios y de ejecutar lo juzgado es esencialmente la misma, cualquiera que sea
la rama del derecho sustantivo que se aplique a través de dicha función (p.127).

La jurisdicción, en un sentido amplio, mira a la función de fuente formal del derecho, y


entonces se tiene que la ley, la costumbre y la jurisprudencia son manifestaciones de ella.
En sentido estricto, por jurisdicción se entiende la función pública de administrar justicia,
emanada de la soberanía del Estado y ejercida por un órgano especial (Echandia, 2003)

Naturaleza de la Jurisdicción
Se deduce que así como el Estado tiene la obligación de actuar mediante su órgano
jurisdiccional para la realización o la certeza de los derechos y para la tutela del orden
jurídico, cuando el particular o una entidad pública se lo sol icita con las formalidades
legales, o cuando ocurre un hecho ilícito penal, así también el Estado tiene el poder de
someter a su jurisdicción a quienes necesiten obtener la composición de un litigio o la
realización de un derecho o hayan incurrido en un il ícito penal (Echandia, 2003)

De ahí que la jurisdicción pueda ser considerada por un doble aspecto: a) como un derecho
público del Estado y su correlativa obligación para los particulares, y b) como una obligación
jurídica del derecho público del Estado de prestar sus servicios para esos fines, de la cual se
deduce el derecho subjetivo público de toda persona de recurrir ante él, a fin de poner en
movimiento su jurisdicción mediante el ejercicio de la acción para que se tramite un proceso
o se adelante la investigación previa o sumarial por un juez (Echandia, 2003)

Esa obligación del Estado se encuentra consagrada directamente por la norma legislativa o
el derecho objetivo que la regula y delimita, y de ahí que la misma ley sancione al juez que
con cualquier pretexto deniegue justicia. “Los jueces o magistrados que rehusaren juzgar
pretextando silencio, oscuridad o insuficiencia de la ley, incurrirán en responsabilidad por
denegación de justicia”. Luego incurren en ese ilícito, con mayor razón, si lo rehúsan por
cualquier otro pretexto (Echandia, 2003)

Unidad de la Jurisdicción y su clasificación


El órgano jurisdiccional del Estado es también uno solo y a él pertenecen todos los
funcionarios encargados de administrar justicia (ramas civil, penal, laboral, contencioso-
administrativa, aduanera, de la justicia militar, constitucional y disciplinaria). (Echandia,
2003) La jurisdicción no está dividida. En sentido estricto, sólo existe una jurisdicción; pero
se pueden distinguir en ella diversos aspectos, y así es usual hacer dos clasificaciones: 1er)
según la naturaleza del acto o asunto sobre que se ejerza; 2do) según la naturaleza del
servicio que se presta. (Echandia, 2003)

1er) Por el primer aspecto se contempla la organización que se da en cada país a la


administración de justicia, para una mejor y más adecuada prestación del servicio. En este
sentido puede decirse que existen tantas jurisdicciones cuantas ramas del órgano
jurisdiccional del Estado haya, en forma independiente, aun cuando exista entre ellas
colaboración más o menos acentuada.
2do) Por el segundo aspecto, la doctrina y la legislación han distinguido la jurisdicción según
el servicio que preste o el fin que persiga con su actividad. En este sentido se habla de
jurisdicción contenciosa y jurisdicción voluntaria, temas que estudiaremos en los números
siguientes.

La Competencia como medida de la Jurisdicción


La competencia es el límite de la jurisdicción. La competencia es determinante para que una
autoridad pueda actuar válidamente. La jurisdicción y la competencia no son sinónimos,
porque la jurisdicción es la función del Estado de decir el derecho y la competencia es el
límite de esa función. (Kelley Hernandez, 2003). Para, (Ovalles Favela, 2011) la competencia
es una condición que deben satisfacer no sólo los juzgadores, sino todas las autoridades.
Por la misma razón, la competencia debe estar señalada en la ley (p.135) Sin embargo,
(Echandia, 2003) explica que:

La jurisdicción es el género y la competencia es la especie, ya que por ésta se l e otorga


a cada juez el poder de conocer de determinada porción de asuntos, mientras que la
jurisdicción corresponde a todos los jueces de la respectiva rama en conjunto, y
comprende todos los asuntos adscritos a ésta (civiles, penales, laborales, contencioso-
administrativos, fiscales, militares, eclesiásticos, respectivamente). Entre ellas hay
una diferencia cuantitativa y no cualitativa (p. 141).

En otras palabras, un juez es competente para un asunto, cuando le corresponde su


conocimiento con prescindencia de los demás que ejercen igual jurisdicción, en el mismo
territorio o en territorio distinto.

Reglas para determinar la competencia


La Constitución del Ecuador establece que la potestad de administrar justicia emana del
pueblo, se ejerce por los órganos de la Función Judicial y por los demás órganos y funciones
establecidos en la Constitución. El sistema procesal es el medio para la aplicación de la
justicia; los tribunales y jueces son los encargados de resolver, basándose en la normativa
vigente, los conflictos que se presentan en la sociedad. Decimos, por tanto, que los jueces
tienen jurisdicción, que puede ser definida como la facultad de juzgar y hacer ejecutar lo
juzgado (Griffin Valdivieso, 2015)

La competencia se determina por elementos como: (i) el territorio, generalmente el lugar


del domicilio del demandado; (ii) las personas, por ejemplo, a determinados funcionarios
se los debe demandar ante las Cortes Provinciales o la Corte Nacional de Justicia; (iii) las
materias, por ejemplo civiles, penales, administrativas; y, (iv) los grados, que se refiere al
lugar que ocupa el juzgador dentro del organigrama de la Función Judicial, por ejemplo
jueces de primera y segunda instancia (Griffin Valdivieso, 2015)

Uno de los cambios más importantes que incorpora el nuevo Código Orgánico General de
Procesos (COGEP) es el relativo a las reglas para la determinación de la competencia: (i)
cuando la demandada es una persona jurídica, por ejemplo una compañía, será competente
el juez del lugar donde ésta tenga establecimientos, agencias, sucursales u oficinas y no solo
el de su domicilio; (ii) cuando se trate de demandas en contra del Estado, la competencia
se determinará en el domicilio del actor; y, (iii) en los casos en los que es demandado un
trabajador, la competencia se determinare en relación a su domicilio (Griffin Valdivieso,
2015)

Conflictos de competencia
El trámite del conflicto de competencia se encuentra descrito en el Art. 14 del COGEP
(COGEP , 2018) Por lo expuesto, el conflicto de competencia es un trámite que se resolverá
en mérito de los autos, salvo que por su complejidad se requiera información adicional a las
partes o a las o los juzgadores involucrados, en cuyo caso el superior puede convocar a una
audiencia de oficio sólo para tratar sobre un asunto específico y determinado, en base al
Art.87 inciso final del COGEP. El artículo 14, (COGEP , 2018) establece que:

Conflicto de competencia. Si una o un juzgador pretende la inhibición de otra u otro


juzgador para conocer de un proceso, le remitirá oficio con las razones por las que se
considera competente. La o el juzgador requerido contestará cediendo o
contradiciendo en forma motivada en el término de tres días, contados desde que
recibió el oficio. Con esta contestación, se dará por preparado y suficientemente
instruido el conflicto positivo de competencia y sin permitirse otra actuación, se
remitirá a la Sala Especializada de la Corte Nacional o Corte Provincial de Justicia a la
que pertenece el tribunal o la o el juzgador provocante. Si, al contrario, ninguna o
ningún juzgador, avoca conocimiento del proceso aduciendo incompetencia,
cualquiera de las partes solicitará a la o el último juzgador en declararse
incompetente, que eleve el expediente al superior que corresponda, según lo
dispuesto en el inciso anterior, para que resuelva el conflicto negativo de
competencia. El conflicto de competencia se resolverá en mérito de los autos, salvo
que por su complejidad se requiera información adicional a las partes o a las o los
juzgadores involucrados. La resolución del conflicto de competencia, en ningún caso
deberá superar el término de diez días. Mientras dure el conflicto de competencia el
proceso principal estará suspendido. De la resolución que dirima el conflicto de
competencia no cabrá recurso alguno (p. 5)

3. Subtema 3: Acción, excepción, pretensión, demanda


Definición de Acción Procesal
La palabra acción tiene su origen en la expresión latina actio, que era un sinónimo de actas
y aludía, en general, a los actos jurídicos. La palabra acción tie ne en derecho procesal dos
sentidos. En sentido amplio, actuación judicial será toda actividad del órgano jurisdiccional,
todo acto realizado en el ejercicio de sus funciones, una actuación sería dictar una
sentencia, oír algunas de las partes o recibir una prueba.

En sentido restringido, actuación judicial será la constancia escrita de los actores que se
practiquen dentro del proceso, seria expediente mismo que se fuera formando con las
actuaciones que se van realizando dentro del proceso (Kelley Hernande z, 2003)

De acuerdo con Couture, citando en (Ovalles Favela, 2011) la palabra acción tiene en el
derecho procesal, cuando menos, tres acepciones distintas

En primer lugar, se le utiliza como sinónimo del derecho subjetivo material que trata
de hacerse valer en juicio. La palabra acción también suele ser usada para designar la
pretensión o reclamación que la parte actora o acusadora formula en su demanda o
en su acusación. Por último, la acción también es entendida como la facultad (o el
derecho público subjetivo) que las personas tienen para promover un proceso ante
un órgano jurisdiccional, con el fin de que, al concluir el proceso, emita una sentencia
sobre una pretensión litigiosa y, en su caso, ordene la ejecución de la sentencia (p.
153).

Por otro lado, para Clariá Olmedo citado en (Ovalles Favela, 2011) explica que “la acción
procesal es el poder de presentar, y mantener ante el órgano jurisdiccional una pretensión
jurídica, postulando una decisión sobre su fundamento, y en su caso la ejecución de lo
resuelto” (p.140)

Por su parte, (Echandia, 2003) sintetiza el concepto de acción en una actividad jurídica y en
un derecho subjetivo. Entonces tenemos que es una actividad jurídica por naturaleza,
puesto que origina relaciones jurídicas, derechos y obligaciones, cargas y facultades. Pero,
por otro lado, un derecho subjetivo y no un simple poder o una facultad inherente al
derecho de libertad o a la personalidad, que pertenece a todas y cada una de las personas
físicas o jurídicas que quieren recurrir al Estado para que les preste el servicio público de su
jurisdicción, cualquiera que sea la razón o el derecho material que aleguen; esas cuestiones
deben examinarse sólo para determinar si la sentencia debe ser de fondo o mérito y
favorable.

Características de la Acción
 Pública
Aunque la acción defienda intereses privados, se trata de un derecho de naturaleza
pública, porque al inmiscuirse un juez para resolver el conflicto, como representante
del poder nacional constituye el derecho procesal, que integra a su vez el derecho
público. Para enfrentar la acción del demandante que al presentar una demanda
abre el proceso, el demandado para defenderse tiene derecho de oponerse a ella,
invocando excepciones o negando los hechos. (Helmut Sy, 2020)
 Derecho subjetivo
Este derecho es algo que se tiene o no se tiene. Por otro lado, la pretensión es algo
que se hace o no se hace, lo que significa que la pretensión es actividad. De la
existencia de un derecho subjetivo puede resultar una pretensión. Por otro lado, de
la presencia de la pretensión puede llegarse a la acción como una de las maneras
para que la pretensión se haga valer (Helmut Sy, 2020)
 Derecho o Poder Jurídico
La Acción ha sido calificada de ambas maneras, compartiéndose la idea que él
mismo, consiste en una facultad de ejercer ciertas actuaciones (Montilla Bracho,
2008)
 Abstracto
Su existencia y ejercicio no está relacionado a ningún hecho o derecho concreto; la
Acción es propia e inherente a la persona, no derivada de algún caso determinado
(Montilla Bracho, 2008)
 Autónomo
Relacionada en cierta forma con la anterior, el derecho de Acción no está
subordinado ni pertenece a ningún otro derecho, mucho menos al derecho material
reclamado (Montilla Bracho, 2008).
 Bilateral
Algunos autores (y pareciera que algunas legislaciones también) incluyen en la
noción de Acción, el derecho que tiene la contraparte material a defenderse,
oponiéndose a la pretensión planteada. En tal sentido, existe una bilateralidad de la
acción por cuanto el demandado de autos, al ejercer los medios de defensa está
además accionando el aparato jurisdiccional (Montilla Bracho, 2008)
 Meta derecho
Este aspecto viene dado por la consagración del derecho a la jurisdicción como un
Derecho Humano amparado por Declaraciones Internacionales de este tipo, y en la
mayoría de las constituciones nacionales (Montilla Bracho, 2008)

Acción, Pretensión, Demanda


Acción: según (Palacio, 2003) “Al derecho procesal le importa la acción como
actividad de las partes y, más concretamente, de quien formula el reclamo al órgano
jurisdiccional” (p. 42)

Pretensión: La pretensión (petitium) no es algo que se tiene (como se posee un


derecho) sino algo que se hace. Es una actividad que se relaciona directamente con el
contenido volitivo del derecho de acción, con el propósito de petición a la autoridad
y que reúne, además, requisitos de admisibilidad, procedencia y fundabilidad (Palacio,
2003). El objeto de la pretensión consiste en el efecto jurídico que se quiere obtener.
Obviamente no es un reclamo heroico, sino el pedido claro y concreto para que se
dicte una sentencia favorable. La causa es el fundamento o título en cuya virtud se
pretende.

Demanda: Se denomina demanda al acto procesal por el que se ejercita el derecho


de acción y de peticionar a las autoridades, procurando la iniciación de un proceso
judicial. Habitualmente, es la primera actividad que se realiza para motivar la
formación de un juicio y el nacimiento de la instancia (Palacio, 2003). A través de la
demanda no solo se inicia habitualmente el proceso, sino también se delimita el
thema decidendum. En la demanda se formula una pretensión que determina el
contenido de la decisión judicial a dictarse

La demanda es una actividad, un instrumento o acto de petición tendiente a lograr la


iniciación del proceso y ejercitar el poder de accionar (lograr el pronunciamiento
judicial en el caso particular mediando la aplicación del derecho vigente); la
pretensión, procura satisfacer una voluntad específica mediante la obtención de una
sentencia favorable (Palacio, 2003). Ahora bien, habitualmente, en los ordenamientos
procesales se exige, como requisito formal de la demanda que ésta determine
claramente los distintos elementos que conforman la pretensión.
Contenido de la Demanda en el Código Orgánico General de Procesos
Para efectos de Ecuador, (COGEP , 2018) el artículo 142, establece tanto los contenidos
como los parámetros de la demanda. Siendo estos, los siguientes: La demanda se
presentará por escrito y contendrá:
1. La designación de la o del juzgador ante quien se l a propone. 2. Los nombres y
apellidos completos, número de cédula de identidad o ciudadanía, pasaporte, estado
civil, edad, profesión u ocupación, dirección domiciliaria y electrónica de la o del actor,
casillero judicial o electrónico de su defensora o de fensor público o privado. Cuando
se actúa en calidad de procuradora o procurador o representante legal se hará constar
también los datos de la o del representado. 3. El número del Registro Único de
Contribuyentes en los casos que así se requiera. 4. Los nombres completos y la
designación del lugar en que debe citarse a la o al demandado, además de dirección
electrónica, si se conoce. 5. La narración de los hechos detallados y pormenorizados
que sirven de fundamento a las pretensiones, debidamente clasificados y numerados.
6. Los fundamentos de derecho que justifican el ejercicio de la acción, expuestos con
claridad y precisión. 7. El anuncio de los medios de prueba que se ofrece para
acreditar los hechos. Se acompañarán la nómina de testigos con indicación d e los
hechos sobre los cuales declararán y la especificación de los objetos sobre los que
versarán las diligencias, tales como la inspección judicial, la exhibición, los informes
de peritos y otras similares. Si no tiene acceso a las pruebas documentales o periciales,
se describirá su contenido, con indicaciones precisas sobre el lugar en que se
encuentran y la solicitud de medidas pertinentes para su práctica. 8. La solicitud de
acceso judicial a la prueba debidamente fundamentada, si es del caso. 9. La
pretensión clara y precisa que se exige. 10. La cuantía del proceso cuando sea
necesaria para determinar el procedimiento. 11. La especificación del procedimiento
en que debe sustanciarse la causa. 12. Las firmas de la o del actor o de su procuradora
o procurador y de la o del defensor salvo los casos exceptuados por la ley. En caso de
que la o el actor no sepa o no pueda firmar, se insertará su huella digital, para lo cual
comparecerá ante la o el funcionario judicial correspondiente, quien sentará la
respectiva razón.13. Los demás requisitos que las leyes de la materia determinen para
cada.
Por lo tanto, a la hora de introducir una demanda, se deben especificar en el documento
todos estos parámetros establecidos por el (COGEP , 2018), de no cumplir con estos
parámetros, la demanda no procederá. Y el documento será devuelto para los ajustes
necesarios.

Requisitos para el ejercicio de la Acción


A pesar de que el ejercicio de la Acción es autónomo y no se encuentra restringido a ningún
derecho concreto, sin embargo, es necesario para el solicitante cumplir con un mínimo de
condiciones con la finalidad de preservar algunos principios procesales como el de la
celeridad y economía procesal y la seguridad jurídica. Es por ello que (Montilla Bracho,
2008) menciona que entre estas condiciones se encuentran
 Posibilidad jurídica: Haciendo referencia a que la petición pretendida a través de la
acción debe estar fundamentada en una norma jurídica, la cual le permita al Juez
resolver el conflicto planteado.
 Interés procesal: Surge por la necesidad de obtener la tutela de los órganos
jurisdiccionales y a su vez por la adecuación al proceso
 Cualidad: Se define como la idoneidad de la persona para actuar en juicio, de la cual
se desprende la relación entre los sujetos y la acción intentada. La cualidad conocida
por algunos autores como legitimación se divide en legitimación a la causa, y se
refiere a cualidad de quien se afirma tener la titularidad de la pretensión. Y por otro
lado se encuentra la legitimación al proceso, lo cual viene dado como un requisito
procesal para el ejercicio de la acción, traduciéndose en la capacidad procesal del
actor.

Elementos de la Acción
Puede decirse que hay acuerdo de que los elementos de la acción son los sujetos, su objeto
y su causa. Pero al determinar qué se entiende por cada uno de éstos, surgen diferentes
opiniones.
1. Los sujetos del derecho de acción. Son el actor y el juez en representación del Estado;
aquél como sujeto activo y éste como sujeto pasivo.
2. El petitum de la demanda persigue una sentencia favorable que acceda a lo que en
él se contiene; la acción tiene como objeto la sentencia, favorable o desfavorable.
3. También es frecuente confundir la causa del derecho de acción y la causa petendi de
la demanda.
La primera se refiere a la pretensión, al petitum de la demanda, y la forman los hechos
constitutivos, modificativos o impeditivos de la relación jurídica sustancial pretendida,
discutida o negada. La segunda se relaciona con el interés que justifica el ejercicio de la
acción para promover ese proceso y obtener la sentencia (en cualquier sentido), sea que
exista o no realmente aquella relación sustancial y que se tenga o no el derecho pretendido;
interés público que existe siempre que se necesite recurrir al proceso para cualquier fin
contencioso o de jurisdicción voluntaria.

Naturaleza y Teorías de la Acción


 La acción como derecho material: La base de esta teoría se encuentra en la célebre
definición de Celso de la acción: “Nihil aliud est actio quam ius sibi debeatur indicio
persequendi" (No es otra cosa la acción que el derecho de perseguir en juicio lo que
a uno se le debe). Es explicable que en el derecho romano se concibiera la acción
como "el derecho de perseguir en juicio lo que nos es debido”, es decir, que se
identificara o se confundiera la acción con el mismo derecho subjetivo material que
se pretendía hacer valer a través de aquélla, precisamente porque en esa época la
acción había sustituido prácticamente al derecho subjetivo material
 Polémica Windscheid-Muther: En 1856 Bernhard Windscheid publicó su célebre
estudio La “actio" del derecho civil romano, desde el punto de vista del derecho
actual. En efecto, Windscheid afirmaba que en el derecho romano la actio no era el
derecho a la tutela judicial nacido de la lesión de un derecho, puesto que la actio no
presuponía ni la existencia de un derecho ni su lesión.
 La acción como derecho a la tutela concreta: Sobre la base común de la autonomía
de la acción respecto del derecho subjetivo material se han desarrollado diversas
teorías que contemplan a la acción con determinadas modalidades específicas. La
teoría que considera la acción como un derecho a la tutela concreta, como
característica fundamental el concebirla como un derecho a una sentencia
concretamente favorable a la parte actora.
 La acción como derecho abstracto: La teoría que entiende a la acción en sentido
abstracto señala que ésta es un derecho que corresponde no sólo a quien
efectivamente tiene un derecho subjetivo material, es decir, a quien tiene razón, sino
a cualquiera que se dirija al juez para obtener una sentencia sobre su pretensión, sea
ésta fundada o infundada.
 La síntesis de Liebman: El debate sobre la naturaleza jurídica de la acción iniciado
por Windscheid y Muther parece no haber concluido todavía. Los autore s continúan
apoyando alguna de las teorías que hemos resumido o tratan de aportar su propia
teoría.

Clasificación de la Acción

 Por el tipo de resolución demandada: Por su objeto inmediato, como le llama


Calamandrei, es decir, por el tipo de resolución a la cual tienden las acciones, éstas se
clasifican en meramente declarativas, constitutivas, de condena, ejecutivas y
cautelares.

1. Las acciones meramente declarativas son aquellas a través de las cuales la parte
actora pide al juzgador una sentencia que elimine “la incertidumbre en torno a
la existencia, inexistencia o modalidad de una relación jurídica”.
2. Las acciones constitutivas son aquellas por medio de las cuales la parte actora
demanda del juzgador una sentencia en la que se constituya, modifique o e xtinga
una relación o situación jurídica sustantiva.
3. A través de las acciones de condena, la parte actora solicita al juzgador una
sentencia en la que ordene a la contraparte llevar a cabo una conducta
determinada.
4. Las acciones ejecutivas son aquellas a través de las cuales el actor pretende una
resolución que ordene la realización coactiva de un derecho reconocido en un
título ejecutivo.
5. Las llamadas acciones cautelares son aquellas por las que la parte actora solicita
al juzgador una resolución para que se protejan, de manera provisional y hasta
en tanto se dicte la sentencia definitiva en el proceso de conocimiento, las
personas, los bienes o los derechos que serán objeto de este último.
 Por el tipo de interés que se busca proteger: Desde el punto de vista de la clase de
interés que se busca proteger, las acciones se pueden clasificar en particulares, públicas,
colectivas y de grupo.
1. Las acciones particulares son aquellas que ejercen las personas para proteger
sus intereses jurídicos individuales.
2. Las acciones públicas son aquellas que ejercen órganos del Estado, en nombre
del orden o de la seguridad pública.
3. Las acciones colectivas son aquellas que se ejercen para proteger los intereses
de toda una comunidad de personas.
4. Las acciones de grupo son las que procuran la protección de aquellos intereses
que siendo individuales o particulares tienen, sin embargo, un origen o una causa
común.

 Por el derecho subjetivo material que se pretende hacer valer: desde este punto de
vista, se suelen distinguir tantas clases de acciones como ramas en las que se divida el
derecho sustantivo o material. En este sentido, se habla de acciones civiles, mercantiles,
laborales, penales, de amparo, etc. Es obvio que ésta no es una clasificación procesal
sino sustantiva de las acciones.

La Excepción Procesal

Concepto y definición
En un sentido amplio, por excepción se entiende el derecho subjetivo procesal
que tiene el demandado para contradecir u oponerse a la acción o a la
pretensión hechas valer por la parte actora. Con la expresión excepción también
se suelen designar las cuestiones concretas que el demandado plantea frente a
la acción o a la pretensión del actor. Dichas cuestiones pueden dirigirse a
impugnar la regularidad del proceso mismo (excepciones procesales), o bien a
contradecir el fundamento de la pretensión (excepciones sustanciales) (Ovalles
Favela, 2011)

La excepción es una especial manera de ejercitar el derecho de contradicción o


defensa en general que le corresponde a todo demandado, y que consiste en
oponerse a la demanda para atacar las razones de la pretensión del
demandante, mediante razones propias de hecho, que persigan destruirla o
modificarla o aplazar sus efectos. (Echandia, 2003)

Naturaleza
Para (Echandia, 2003) la excepción no es un contra derecho material, ni un
contra derecho de acción; ella ataca la pretensión incoada en la demanda y es
una razón de la oposición que a aquélla formula el demandado (p.233). La
naturaleza de la excepción es análoga a la de la pretensión, porque ambas
persiguen una sentencia favorable, y diferente de la acción, por el mismo
motivo; en cambio, el derecho de contradicción o de defensa en general es de
idéntica naturaleza al derecho de acción

Clasificación

 Excepciones de fondo: Busca defectos en el derecho sustantivo al egado


 Excepciones de forma: Busca defectos al modo de ejercer ese derecho
sustantivo.
 Excepciones perentorias: Son acciones interpuestas por el demandado con la
finalidad de dar por concluido el proceso. Extinguen el derecho del actor o
destruyen la acción principal. Buscan excluir la acción del actor y, lógicamente
su pretensión. No están en los códigos de procedimiento sino están en el
derecho sustantivo.
 Excepciones dilatorias: Excepciones Previas (o dilatorias, del latin “dilatum”,
‘corregir’) Aquellos que tienden a postergar la contestación debido a carecer la
demanda de requisitos para su admisibilidad y andamiento que lleva a pedir al
demandado que le dispense de contestar la demanda hasta que cumpla con los
requisitos. Las excepciones dilatorias no tienen por objeto destruir la acción del
actor solo retardar la entrada en juicio.
 Excepciones Mixtas: Tienen naturaleza de excepción dilatoria pero su efecto es
de excepción perentoria, estas excepciones mixtas paralizan el proceso en
forma definitiva. Son: la caducidad, la transacción, la conciliación, la
prescripción, la cosa juzgada (para algunos).
 Excepción perentoria real: (o acción real). Pueden ser intentadas sobre objetos
de contenido económico y que pueden ser perseguidas en cualquier momento
y frente a cualquier "mano" en que se encuentre el objeto.
 Excepción perentoria personal: (o acción personal). El sujeto de la pretensión es
la persona. Nos referimos a las acciones de carácter penal (Quisbert, 2010)

Excepciones en el Código Orgánico General de Procesos

En el Código Orgánico General de Procesos de la República del Ecuador (COGEP , 2018),


específicamente en el artículo 153. Se establece las siguientes excepciones previas.
Solo se podrán plantear como excepciones previas las siguientes:
1. Incompetencia de la o del juzgador.
2. Incapacidad de la parte actora o de su representante.
3. Falta de legitimación en la causa de la parte actora o la parte demandada, cuando
surja manifiestamente de los propios términos de la demanda.
4. Error en la forma de proponer la demanda, inadecuación del procedimiento o
indebida acumulación de pretensiones.
5. Litispendencia.
6. Prescripción.
7. Caducidad.
8. Cosa juzgada.
9. Transacción.
10. Existencia de convenio, compromiso arbitral o convenio de mediación

4. Subtema 4: El litigio y los medios de solución.


Históricamente la sociedad comprendió que para convivir sin conflictos los bienes y las
cosas se debían compartir en aras del bien común. La existencia de controversias, siempre
posible, no era conveniente que fuera resuelta por los propios interesados, porque había
sido común que la fuerza del más poderoso dominara el resultado (Palacio, 2003)

Autotutela
Para, (Ovalles Favela, 2011) consiste en la imposición de la pretensión propia en perjuicio
del interés ajeno (p. 8). Por otra parte, explica (Palacio, 2003) que “Una variación es la
autotutela que sucede cuando solo una de las partes, sin que la otra intervenga, actúa un
derecho en pro de solucionar el conflicto” (p. 73).

La autotutela o autodefensa fue, en un principio, el medio más utilizado para solucionar los
conflictos. A través de un largo proceso evolutivo se ha llegado a una situación inversa:
actualmente una vez que el Estado ha asumido como propia la función de solucionar
mediante el proceso jurisdiccional, los conflictos de trascendencia jurídica, la autotutela ha
quedado prohibida, por regla general. Lo que distingue a la autotutela son dos notas: en
primer lugar, la ausencia de un tercero ajeno a las partes y, en segundo término, la
imposición de la decisión por una de ellas a la otra (Ovalles Favela, 2011),

Alcalá-Zamora citado en (Ovalles Favela, 2011) clasifica los casos de autotutela permitida,
de la siguiente:
 1er lugar: la autotutela puede funcionar como una réplica o respuesta a un ataque
precedente. En esta categoría se encuentra la legítima defensa.
 2do lugar: la autotutela permitida también se puede manifestar como el ejercicio
personal o directo de un derecho subjetivo, sin que su titular haya sufrido previo
ataque.
 3er lugar: la autotutela también se puede presentar como el ejercicio de facultades
atribuidas al mando para hacer frente a situaciones de excepción.
 4to lugar: la autodefensa se puede expresar como el ejercicio de una potestad de
uno de los sujetos en litigio.
 5to lugar: también se contempla la autotutela como un combate entre partes
enfrentadas, que fían a la fuerza y no a la razón la decisión de sus diferencias.
 6to lugar: la autotutela también puede ser utilizada como un medio de presión o de
coacción sobre la contraparte para lograr que prevalezcan los propios intereses.

Autocomposición
Según (Palacio, 2003) “En la autocomposición las partes se ponen de acuerdo” (p. 73). Las
formas de autocomposición pueden ser unilaterales o bilaterales. Las primeras se dan con
el allanamiento y la renuncia –que puede ser asimilada al desistimiento del derecho—. La
autocomposición de tipo bilateral se muestra con el desistimiento del proceso, la
transacción, la conciliación y la mediación.

Asimismo, (Ovalles Favela, 2011), menciona que, la autocomposición es un medio de


solución parcial porque proviene de una o de ambas partes en conflicto. La
autocomposición es unilateral cuando proviene de una de las partes y bilateral cuando
tiene su origen en ambas partes. Pero, a diferencia de la autodefensa, la autocomposición
no consiste en la imposición de la pretensión propia en perjuicio del interés ajeno, sino
en la renuncia a la propia pretensión o en la sumisión a la de la contraparte. Las especies
de la autocomposición son el desistimiento, el perdón del ofendido, el allanamien to y la
transacción. Las tres primeras tienen carácter unilateral y la última, bilateral.

 Desistimiento: Es la renuncia a la pretensión litigiosa deducida por la parte atacante,


y, en caso de haber promovido ya el proceso, la renuncia a la pretensión formulada
por el actor en su demanda o por el demandado en su reconvención.
 Perdón del ofendido: Semejante al desistimiento de la acción -por sus efectos sobre
el contenido del proceso (el litigio) y sobre el proceso mismo- es la institución
conocida como perdón del ofendido en los delitos que se persiguen por querella.
 Allanamiento: En el derecho procesal la palabra allanamiento designa la actitud
autocompositiva propia de la parte demandada, consistente en aceptar o en
someterse a la pretensión de la parte actora, de la parte atacante. Cuando el
demandado se allana o se somete a la pretensión de la otra parte, no opone ninguna
resistencia frente a aquélla, por lo que no llega a manifestarse realmente un litigio
 Transacción: La transacción es un medio autocompositivo bilateral, porque a través
de ella las dos partes solucionan el litigio renunciando parcialmente a su respectiva
pretensión y resistencia. Desde el punto de vista de la justicia de la solución, la
transacción debe implicar una renuncia o concesión equilibrada y razonable de cada
parte.

Heterocomposición

Según (Palacio, 2003) el Estado interviene aun cuando los interesados convengan la forma
de solucionar el conflicto, en virtud de existir un “orden público” que satisfacer (p. 75). En
ese caso es necesario un control jurisdiccional sobre lo decidido por las partes, en el cual el
juez valorará las conductas de las partes y decidirá de acuerdo a las normas vigentes si lo
acordado por las partes vulnera o no el orden público.

Por otro lado, (Ovalles Favela, 2011) señala que en la heterocomposición la solución al
conflicto es calificada de imparcial porque no va a ser dada por las partes, sino por un
tercero ajeno al litigio, un tercero sin interés propio en la controversia (p. 24). Para ello,
existen las siguientes alternativas de solución:

 Mediación: La mediación en tiempos pasados se llevaba a cabo de manera informal,


pero esto ha cambiado. Ahora existen centros certificados para la mediación. En la
mediación el tercero sólo junta a las partes para propiciar un acuerdo.
 Conciliación: el tercero ajeno a la controversia puede asumir un papel más activo,
consistente en proponer a las partes alternativas concretas para que resuelvan de
común acuerdo sus diferencias. En esta hipótesis el tercero asume el papel de
conciliador y a su función se le denomina conciliación. El conciliador no se limita a
mediar entre las partes, sino que les debe sugerir fórmulas específicas para que
puedan llegar a un convenio entre ellas.
 Ombudsman: esta institución nació en la Constitución sueca de 1809 como un
representante o comisionado del Parlamento encargado de cuidar por los derechos
generales e individuales del pueblo; de recibir las quejas de los particulares contra
actos de funcionarios públicos que se estimen violatorios de la ley; de llevar a cabo
investigaciones sobre dichos actos, así como de formular las recomendaciones que
considere pertinentes para resolver el problema planteado.
 Arbitraje: En esta especie de la heterocomposición, el tercero que se denomina
árbitro no se limita a proponer la solución a las partes, sino que va a disponer dicha
solución a través de una resolución obligatoria para las partes, a la que se conoce
como laudo. Sin embargo, para que el arbitraje pueda funcionar es necesario que
previamente las partes hayan aceptado, de común acuerdo, someterse a este medio
de solución.
 Proceso: Cuando ese tercero ajeno que decide el conflicto es un órgano jurisdiccional
del Estado, un juzgador, con facultades no sólo para emitir una resolución obligatoria
para las partes, sino también para imponerla por sí mismo en forma coactiva,
estaremos frente al proceso.

3. Preguntas de Comprensión de la
Unidad
¿Con cuáles de estas afirmaciones se puede definir la jurisdicción?
a. Función pública, una función de los órganos del Estado.
b. Del lugar, demarcación o ámbito territorial dentro del cual aquél puede ejercer
válidamente dicha función.
c. Decir o declarar el derecho.
d. Todas las anteriores.

¿Con tus propias palabras, define Derecho procesal?


Es una ciencia que determina, guía y supervisa el proceso legal. Ya que incluye desde los
jueces, litigio y procedimiento con la finalidad de garantizar transparencia y objetividad
en cada uno de los casos presentados

¿Seleccione los medios de solución en el litigio?

a. Autotutela
b. Heterocomposición
c. Autocomposición
d. Proceso

¿En el COGEP, cual es el artículo que describe las excepciones?


a. Art. 5
b. Art. 130
c. Art. 153

¿Mencione cuáles son las dos clasificaciones generales de la acción?

 Por el tipo de resolución demandada


 Por el tipo de interés que se busca proteger

ÍNDICE

1. Unidad 1: Introducción a la teoría del proceso 3


Tema 2: Principios Procesales 3
Objetivo: 3
Introducción: 3

2. Información de los subtemas 5


2.1 Subtema 1: Definición de principio procesal 5
2.2 Subtema 2: Principios previstos en la Constitución de la República y Tratados
Internacionales en Materia de Derechos Humanos 7
2.3 Subtema 3: Principios previstos en el Código Orgánico de la Función Judicial y en el
Código Orgánico General de Procesos. 20
2.4 Subtema 4: Principios Generales de la doctrina. 38

3. Preguntas de Comprensión de la Unidad 42

4. Material Complementario 43

5. Bibliografía 44

1. Unidad 1: Introducción a la teoría


del proceso
Tema 2: Principios Procesales
Objetivo:
Analizar el alcance e importancia de los principios procesales e identificarlos dentro de la
normativa jurídica vigente para la correcta aplicación en la práctica profesional.

Introducción:
Conforme se ha expresado, el Derecho Procesal reconoce a los sujetos del derecho la
vigencia plena de sus derechos subjetivos, permitiéndoles su adquisición o conservación,
fijándose para el efecto la normativa jurídica que permite al Estado ejercer la facultad
jurisdiccional de juzgar y hacer cumplir las decisiones. En este contexto, ante la presencia
de un litigio las partes acuden ante una determinada autoridad jurisdiccional a la cual se
someten, a fin de que se dirima el conflicto en un procedimiento previamente establ ecido
asegurándose el debido proceso de cada una de ellas.
Respecto a las reglas procesales se afirma que, “sirven de medio para la aplicación o
realización de las normas objetivas materiales” (Devis Echandia, 2009, pág. 4) y además son
normas instrumentales “porque sirven de instrumento para la realización del derecho”. El
Derecho Procesal cuenta con varias fuentes entre ellas la Carta Fundamental, la ley, la
jurisprudencia obligatoria y, además la doctrina aplicable a cada caso entre otras. Si bien la
normativa procesal establece las reglas por donde se debe transitar, según (Vescoti, 2006),
“el proceso como también el procedimiento, se rige, en general, por diferentes principios,
aun cuando las legislaciones positivas no las afilian a ningún sistema puro” (pág. 44).

La doctrina enseña que, “los principios del proceso son a modo de norma fundamental del
ordenamiento jurídico procesal” (García Falconí, 2018, pág. 71). En este contexto,
entendemos que los principios constituyen orientaciones y directivas que brindan apoyo a
los litigantes y juzgadores en el desarrollo del proceso. Son los principios que en cierto modo
orientan el proceso y “son ellos en los que se apoyan las partes y el juez para realizar los
actos procesales que les corresponden en el proceso, estas directivas o matrices, pueden
estar contenidas en norma expresa o no” (Hurtado Reyes, 2014, pág. 122).

En el ordenamiento jurídico de nuestro país, “queda claramente manifestada la voluntad


del legislador de someterse a los mandatos constituci onales llamados normas principios,
luego vienen los principios que en las reglas procesales se pueden combinar y dosificar”
(Zavala Egas, 2016, pág. 223). Es así que, tanto en el Código Orgánico de la Función Judicial
como en el Código Orgánico General de Procesos se establecen principios procesales que
deben aplicarse en la administración de justicia a tal punto que, para la plena vigencia del
principio la obligatoriedad de administrar justicia, los “principios generales del derecho, así
como la doctrina y la jurisprudencia servirán para interpretar, integrar y delimitar el campo
de aplicación de ordenamiento legal, así como también para suplir la ausencia o
insuficiencia de las disposiciones que regulan una materia.” (COFJ, 2021).
´

2. Información de los subtemas


1. Subtema 1: Definición de principio procesal
2.1.1. Aclaraciones necesarias en relación a los principios.
Si bien se ha realizado una breve introducción sobre los principios procesales y además
orientado respecto a algunos de ellos, a fin de poder determinar su naturaleza e
importancia en el ambiente procesal, es menester afianzar su análisis y para el efecto
encontramos que, según (Kelley Hernández, 2003) los principios generales del derecho, son
fuentes del derecho cuando no pueda resolverse aplicando la ley o la jurisprudencia, agrega
que, son los principios procesales que provienen de antiguas épocas e inspiran al legislador
para proyectar las leyes a pesar de que no sean recogidos expresamente y que se los
encuentra en máximas o aforismos como “no hay crimen ni pena sin ley”.

Ahora bien, es común la confusión entre normas, reglas y principios por lo que es necesario
robustecer el análisis al respecto a fin de procurar una correcta aplicación pues, “la
distinción entre reglas y principios no es una cuestión de poca monta o intrascendente
cuando hacemos hermenéutica jurídica, pues como ha quedado expuesto, esta distinción
resulta culminante al momento de enfrentarnos a un caso concreto” (Jiménez Gil, 2008,
pág. 42). Respecto a esto, (Alexy, 2008, págs. 64-65) nos dice que, “ tanto las reglas como
los principios son normas porque ambas establecen lo que es debido”, agrega que, “los
principios son normas de un grado relativamente alto, mientras que las reglas, de un nivel
relativamente bajo”. Respecto a las normas encontramos que, “son reglas que expresan un
deber ser-en el caso del derecho, un deber coercible- es decir que no enuncian una
conducta que ha sido, es o será necesariamente de un cierto modo, sino una conducta que
debe ser” (Enciclopedia Jurídica, 2020). En relación a las reglas de aplicación de derecho
encontramos que, “se trata de una serie de reglas de orden práctico, que deben ser tenidas
en cuenta al aplicar el derecho y que, en su mayor parte, están insti tuidas por las leyes.”
(Enciclopedia Jurídica, 2020). En cuanto a los principios, en el (Diccionario de la lengua
española, 2020) advertimos: "Base, origen, razón fundamental sobre la cual se procede
discurriendo en cualquier materia. (…) principio de de recho, norma no legal supletoria de
ella y constituida por doctrina o aforismos que gozan de general y constante aceptación de
jurisconsultos y tribunales.” Así las cosas, podemos ir afinando que los principios
constituyen la base o razón de una determinada materia, en cierto modo, las guías,
directrices, reglas que orientan un determinado accionar. “Un principio, en su concepto más
amplio, es una base de ideales, fundamentos, reglas y/o políticas de la cual nacen las
ideologías, teorías, doctrinas, religiones y ciencias.” (Significados , 2021). Con la finalidad
de emplazar a la distinción entre reglas y principios, descubrimos que según (Cianciardo,
2003) “las preguntas acerca de qué es un principio y qué es una regla sólo pueden ser
respondidas cabalmente una vez que uno y otra han sido distinguidas”. Sin duda alguna,
con la finalidad de sentar las bases del conocimiento de una ciencia, necesario es referirse
a las proposiciones básicas que lo constituyen y así lograr un mejor estudio y comprensión
y por consiguiente son los principios que facilitan la aplicación y entendimiento de la
normativa. (Casis Martínez, 2016, pág. 14). En relación al mismo punto (Oyarte, Debido
Proceso, 2016) nos dice que las normas recogen reglas y principios y que la distinción e s en
cuanto a que, los principios son normas que ordenan que algo se realice en la mayor media
posible y dentro de las posibilidades jurídicas y reales del entorno, por lo que se los
considera como mandatos de optimización que son factibles cumplirse en di ferente grado,
en tanto que, las reglas constituyen normas que sólo pueden ser cumplidas o no por lo que
la actuación debe ser como la misma lo ordena.

2.1.2. Los principios procesales.


Respecto al tema comenzaremos diciendo que, “se les conoce como principios generales
del derecho procesal, principios generales del proceso o principios procesales.” (Hurtado
Reyes, 2014, pág. 121). Siguiendo con el análisis de las definiciones, en la doctrina,
encontramos que, (Rioja Bermúdez, 2014) citando a Alvarado Vel loso, expresa que
los principios procesales son “entendidos como las grandes directrices que expresa o
implícitamente brinda el legislador para que el método de enjuiciamiento pueda operar
eficazmente de acuerdo a la orientación filosófica política de qui en ejerce el poder en un
tiempo y lugar determinado”. (pág. 27). Además, respecto a la dinámica de estos principios
advertimos que, “el estudio histórico de los diferentes procesos, nos ha mostrado cómo los
diversos principios han sido sucesivamente admitidos, rechazados y vueltos a instaurar, en
una especie de corsi e ricorsi.” (Vescoti, 2006, pág. 44). En relación a que los principios son
diversos y dinámicos que deben adaptarse a la estructura jurídica, (Couture.E, 2014) afirma
que, “la enumeración de los principios que rigen el proceso no puede realizarse en forma
taxativa, porque los principios procesales surgen naturalmente de la ordenación, muchas
veces impensada e imprevisible, de las disposiciones de la ley.” (pág. 150). En el mismo
sentido, en otra obra encontramos que, “los principios procesales vinculan cada institución
procesal, a la realidad social en la cual actúan o deben actuar, ampliando o restringiendo la
esfera o el criterio de su aplicación.” (Aguila Grados, 2010, pág. 26). Independientemente
de que el legislador los hubiera establecido o no en el Código Procesal, a quienes les
corresponde particular de la actividad dentro del proceso en un determinado
procedimiento, deberán cumplir fielmente con los principios procesales que rigen para la
plena vigencia de los derechos pues, “son principios que deben estar siempre presentes.
Más que reglas técnicas son imperativos de la conducta que guía el procedimiento de jueces
y abogados. Por eso, también se pueden presentar como garantías procesale s.” (Gozaini O.
, 2002, pág. 102).
2. Subtema 2: Principios previstos en la Constitución de la
República y Tratados Internacionales en Materia de Derechos
Humanos
2.2.1. Nota introductoria.

Una vez que se ha dejado constancia de los principales aspectos respecto a los principios
procesales, es necesario ubicarlos dentro de la Constitución de la República del Ecuador,
que enuncia los principios que deben regir en la administración de justicia. Sobre este
punto, (Oyarte, Debido Proceso, 2016) nos dice que, “uno de los aspectos fundamentales
que constituyen la denominada constitucionalización del Derecho, es la inclusión de los
principios del constitucionalismo y el contenido constitucional en todas las demás ramas
jurídicas.” (pág. 1). Es que la guía y orientación de la actividad procesal nace justamente de
las normas constitucionales que brindan la tutela y es así que, gran parte de las
Constituciones consideran que, “una proclamación programática de principios de derecho
procesal era necesaria, en conjunto con los derechos de la persona humana y de las
garantías a que ella se hace acreedora.” (Couture.E, 2014, pág. 123). Respecto a los
principios procesales con jerarquía constitucional (Hurtado Reyes, 2014) refiere que
principalmente tienen relación a que la potestad de administrar justicia emana del pueblo
y que se ejerce por intermedio del poder judicial a través de los órganos que son
establecidos en el mismo ordenamiento jurídico dentro de un marco de unidad,
independencia y exclusividad. Sobre este punto (Devis Echandia, 2009) resalta que la
exclusividad y obligatoriedad, es el fundamento de la existencia misma del Estado como
una organización jurídica y de la sociedad. Como fórmula para frenar los gobiernos
totalitarios es que surge la necesidad de establecer en el ámbito Constitucional los límites
del poder teniendo como fundamento la Declaración Universal de los Derechos Humanos
pues, “se pone de relieve – a nivel no sólo estatal sino internacional- el valor de la
Constitución como norma dirigida a garantizar la división de poder y los derechos
fundamentales de todos.” (Ladoni Sosa, 2017, pág. 6).

2.2.2. Principios previstos en la Constitución de la República del Ecuador.

Nuestra (Constitución de la República del Ecuador, 2008) en el Capítulo que se refiere a la


Función Judicial y justicia indígena, respecto a los principios de la administración de justicia
deja constancia que la potestad de administrar justicia emana del pueble y que se la
ejerce por los diversos órganos y funciones que son establ ecidos en la misma norma
suprema.

En el artículo 168 la (Constitución de la República del Ecuador, 2008) determina que la


administración de justicia cumpliendo sus deberes y ejerciendo las atribuciones aplicará los
principios que los enumera y que es necesario analizarlos respecto al alcance de cada uno
de ellos.

2.2.2.1. Se establece que la Función Judicial gozará de independencia interna y


externa, fijándose sanciones administrativas, civiles y penales de comprobarse su
violación. Este principio tiene su fundamento en la división de los poderes dentro del
estado y sobre esto encontramos que esta independencia de la función de administrar
justicia “tiene que ser entendida como independencia frente a los otros poderes del
estado y a los centros de decisión de la propia organización judicial, pero no como
separación de la sociedad civil ni como cuerpo separado de toda forma de control
democrático y popular” (Rioja Bermúdez, 2014, pág. 33). Al respecto, (Oyarte,
Derecho Constitucional, 2016) expresa que la consagración de este principio de
independencia jurisdiccional efectivamente es el resultado de la separación de
poderes propia del constitucionalismo clásico que determina que los tribunales y
juzgados no se integran al Poder Ejecutivo ni al Legislativo, sino a una Función
segregada que se la denomina Judicial o Jurisdiccional. Resulta indispensable que para
que la administración de justicia sea impartida en forma correcta los funcionarios a
quienes les corresponde tan delicada tarea puedan actuar sin li mitación ni
sometimiento alguno, tan solo dentro del marco del derecho que corresponde para
cada caso en particular y valorando los medios probatorios introducidos por los
litigantes. A decir de (Echandía, 2013), el principio de independencia significa que,
“debe eliminarse la intervención de poderes y funcionarios de otros órganos
(ejecutivo y legislativo), lo mismo que de intereses políticos y de cualquier otra clase,
en la terea de administrar justicia.” (pág. 129). Agrega que, cuando los jueces reci ban
coacción de parte de los integrantes del poder ejecutivo, del legislativo o de políticos
el estado deja de ser de derecho. Sobre este punto, la Organización de las Naciones
Unidas, estableció los Principios básicos relativos a la Independencia de la Ju dicatura
que en su artículo 1 precisa que: “La independencia de la judicatura será garantizada
por el Estado y proclamada por la Constitución o la legislación del país. Todas las
instituciones gubernamentales y de otra índole respetarán y acatarán la
independencia de la judicatura.” (ONU, 1985). En este contexto encontramos que
respecto a la libertad que tienen los juzgadores para ejercer su función con el solo
sometimiento a las normas jurídicas y principios de derecho tiene un origen supra
nacional pues se trata de convenios que tienen como fundamento los derechos
humanos. Como se ha dejado anotado nuestra Constitución al establecer la
autonomía incluso fija las sanciones que podría imponerse en caso de la violación.
Dicho de otro modo, la independencia judicial es la amplia facultad que tienen los
jueces de pronunciarse en los casos puestos a consideración sometiéndose
únicamente a las normas aplicables a un determinado asunto y aplicando una correcta
valoración de las pruebas introducidas por los litigantes en virtud de los principios
dispositivo y libertad probatoria, “ sin tener que acatar o someterse a indicaciones o
sugestiones provenientes de órganos de los otros poderes (independencia externa) o
de sus superiores jerárquicos (independencia interna) ” (Ovalle Favela, 2016, pág.
134). Así las cosas, vemos que, al referirnos a la independencia externa, quien ejerce
una determinada autoridad jurisdiccional no debe aceptar someterse a ningún tipo
de injerencia proveniente del exterior de la función judici al pues los otros poderes
están en la obligación de respetar la división existente para la plena vigencia del
estado constitucional de derechos y justicia como lo denomina nuestra Constitución.
En tanto que, la independencia interna protege al juzgador dentro de la propia
organización a fin de que los superiores jerárquicos ya sea en lo administrativo o
jurisdiccional puedan interferir en las decisiones, claro está sin perjuicio de los medios
de impugnación vertical que las partes tengan dentro de cada procedimiento y que
los tribunales superiores puedan revisar las actuaciones cumpliéndose con las normas
procesales aplicables a cada caso. En cuanto a las perspectivas que debe entenderse
esta independencia de la administración de justicia, (Rioja Bermúdez, 2014), nos dice
que debe tenerse en cuenta como una garantía del órgano encargado de la
administración con absoluto alejamiento de los otros poderes, lo que se considera
como una independencia orgánica; por otro lado se considera una garantía operativa
( independencia funcional) al permitirse una conexión con los principios de reserva y
exclusividad: y, como una capacidad subjetiva, por cuanto la sujeción es únicamente
a la propia voluntad que se debe tener de ejercer y defender la independencia que se
atribuye incuso ante situaciones mediáticas pues se debe poner en vigencia la
convicción de que se está resolviendo en cumplimiento de las atribuciones
otorgados, valorando los hechos y pruebas dentro del ordenamiento jurídico aplicable
a cada uno de los casos respetando a quienes acuden en búsqueda de la justicia y
tutela efectiva, imparcial y expedida de sus derechos e intereses.
En cuanto a la autonomía administrativa, económica y financiera, se podría decir que
es una fórmula de independencia pues permite que la propia función se administre
sin depender de otros organismos del estado y para el efecto en la Constitución actual
se estableció el Consejo de la Judicatura por cuyo motivo a los jueces les corresponde
únicamente la tarea de administrar justicia.

2.2.2.2. La (Constitución de la República del Ecuador, 2008) establece que, en virtud


de la unidad jurisdiccional, ninguna autoridad de las demás funciones del Estado
podrá desempeñar funciones de administración de justicia ordinaria, sin perjuicio de
las potestades jurisdiccionales reconocidas por la Constitución. De esta forma se
establece el principio de unidad jurisdiccional, que impide que órganos no habilitados
por la Constitución puedan administrar justicia que faculta a juzgar y además hacer
que se cumpla las decisiones. En este contexto, encontramos la vigencia además del
principios de obligatoriedad y exclusividad, que a decir de (Devis Echandia, 2009),
es el que sin estos la vida en comunidad se haría imposible en forma civilizada. Dicho
de otro modo, “ (Rioja Bermúdez, 2014)el Estado tiene la exclusividad de administrar
justicia, esto es, que tiene el poder-deber de solucionar la litis.” (pág. 30). Ahora bien,
este principio si bien doctrinariamente establece a manera de una prohibición de q ue
otros órganos de fuera de la función judicial puedan impartir justicia, sin embargo,
tiene como alcance el hecho de que tiene la exclusividad para encargar esa actividad
y es lo que en nuestro país en el mismo ordenamiento constitucional se concede a la
justicia indígena funciones jurisdiccionales, teniendo como base las tradiciones
ancestrales y su derecho propio en el su territorio. “En otras palabras, en un Estado
constitucional de derecho, ni el Poder Ejecutivo ni el Poder Legislativo pueden
arrogarse las función jurisdiccional.” (Rioja Bermúdez, 2014, pág. 33). Así las cosas, se
puede concluir que el Estado se reserva el derecho de administrar justicia a través de
los órganos en la forma prevista cuidando de esta manera que en su territorio exista
una plena vigencia del respecto a los derechos de la sociedad pues entre las normas
del debido proceso se establece el derecho a ser juzgado por un juez o autoridad
competente y observándose el trámite establecido para cada procedimiento. La
norma constitucional agrega que nadie será juzgado por tribunales de excepción o
por comisiones especiales creadas para el efecto.

2.2.2.3. En el texto constitucional se expresa que los ciudadanos tienen acceso a la


administración de justicia en forma gratuita y que la ley es la que regulará respecto a
las costas procesales. De este modo se consagra el principio de gratuidad
permitiendo a los ciudadanos acceder al sistema de justicia sin necesidad de realizar
gastos y los pagos solo deberán hacerse por parte de quienes sean condenados a las
costas cumpliéndose con los parámetros establecidos para el efecto en la normativa
procesal particularmente cuando se litiga violándose los principios de buena fe y
lealtad procesal. Es decir, a través de la gratuidad se facilita a todas las personas a que
pueda acceder ante las dependencias judiciales a fin de conseguir que sus
pretensiones sean atendidas sin que la falta de recursos económicos sea un obstáculo
para que les impida ser atendidos. A decir de (Rioja Bermúdez, 2014), el principio de
gratuidad de la justicia, “es un servicio que presta el Estado a la colectividad, a él le
corresponde sufragar todos los gastos que esa función entraña, como proporcionar
los locales y elementos necesarios , atender la remuneración de los funcionarios y
empleados, etc.” (pág. 74).

2.2.2.4. Cuando el texto constitucional refiere a que los juicios y sus decisiones en
todas las etapas serán públicos, salvo las excepciones establecidas en la ley, nos
encontramos con la vigencia del principio de publicidad y al respecto (Devis Echandia,
2009) nos dice que tiene como significado que “no debe haber justicia secreta,
procedimientos ocultos, fallos sin antecedentes ni motivación,” (pág. 56). Sin
embargo, esto no representa que el proceso debe ser publi citado, sino que dicha
publicidad se concreta en la forma como se sustancia, como se producen las pruebas,
la motivación de los fallos y de la publicación a fin de que la ciudadanía pueda tener
confianza plena en la administración de justicia. La misma ley establece los casos en
que se prohíbe la publicidad particularmente en relación a niñas, niños y
adolescentes, así como la fase de indagación previa en los procesos penales, claro
está que a los involucrados desde el primer momento se les permite el acces o para la
plena vigencia del derecho a la defensa como parte del debido proceso. Otro alcance
de este principio es que, en cierto modo, los actos procesales pueden ser de
conocimiento incluso por parte de quienes no figuran como litigantes reiterándose
con las salvedades que la normativa lo establece a tal punto que, en nuestro país, el
Consejo de la Judicatura mantiene al público el sistema de consulta de causas a fin de
que la ciudadanía pueda acceder libremente. Dicho de otro modo, la publicidad es
producto de la eliminación de los sistemas inquisitivos y que permite que las
actividades de los órganos judiciales puedan ser objeto del control de parte de la
sociedad.

2.2.2.5. En el texto constitucional en el artículo 75 se establece que toda persona


tiene derecho al acceso a la justicia imparcial, en tanto que en el artículo 76 , numeral
7 literal k) en cuanto a las garantías básicas del debido proceso en la parte pertinente
precisa, ser juzgado por un juez imparcial estableciéndose en esta forma el principio
de imparcialidad que tiene como alcance que los litigios serán conocidos y resueltos
por parte de jueces imparciales que no tengan ninguna vinculación ni interés en el
proceso pues, “cualquier interés que pueda variar su situación de imparcialidad le
obliga al juzgador a apartarse del proceso, razón por la cual nuestro ordenamiento
jurídico establece, objetivamente, causales de excusa o recusación” (Oyarte, Derecho
Constitucional, 2016, pág. 868). Al respecto, (Rioja Bermúdez, 2014), citando a
Alvarado Velloso hace mención que la imparcialidad tiene en realidad tres despliegues
que los sintetiza en cuanto a la imparcialidad respecto a que el juez no ha de ser parte;
debe carecer de todo interés subjetivo en la solución del litigio; y, debe poder actu ar
sin subordinación jerárquica respecto a las dos partes. Otros autores afirman que la
imparcialidad tiene relación en cuanto a que el juez debe tener absoluta
independencia en relación a los litigantes y en cuanto al objeto de la controversia que
es puesta para su resolución. Respecto a este mismo principio encontramos que de
acuerdo a la doctrina se considera que un juez es imparcial cuando, “aplica la ley sin
tender a un fin determinado, sea propio o ajeno (acá juega la independencia) y para
esto tiene vedada la realización de actividades propias de las partes ( acá juega la
imparcialidad)” (Picado Vargas, 2014).

2.2.2.6. En el numeral 6 del artículo 168 la (Constitución de la República del Ecuador,


2008) establece que la sustanciación de los procesos en todas las materias, instancias,
etapas y diligencias serán mediante sistema oral, cumpliéndose los principios de
concentración, contradicción y dispositivo, de ahí que resulta necesario establecer las
características de cada uno de ellos.
El principio de oralidad. De acuerdo a (Vescovi, 2006), en el ambiente procesal se
pueden apreciar dos tipos de procesos, según se utilice la oralidad o la escritura y que
según Mauro Capelletti, “ello significa la introducción en el proceso de los postulados
básicos de inmediación, concentración, publicidad, eventualidad y apreciación
racional de la prueba.” (pág. 51). En el mismo sentido se expresa (Gozaini O. , 2002)
cuando afirma que Chiovenda expuso que la oralidad está acompañada de otros dos
principios que son la concentración e inmediación procesal. Ahora bien, la doctrina
coincide respecto a que no existen procesos que sean totalmente escritos u orales y
es así como lo han ido desarrollando los ordenamientos jurídicos procesales como
sucede en nuestro país, con la vigencia del Código Orgánico General de Procesos que
si bien establece la oralidad sin embargo establece que algunos actos deben realizarse
por escrito como la demanda y contestación entre otros. Al respecto, (Devis
Echandia, 2009) nos dice que en casi todos los países que establecen el procedimiento
oral, generalmente reglamentan un procedimiento mixto, en que predomina las
actuaciones orales pero mantienen algunos actuaciones escritas. Es por estos motivos
que algunos autores prefieren denominar procesos por audiencia por cuanto
generalmente es en dicho acto que se resuelve luego de haber existido una fase
escrita y luego de notificada la resolución también algunos recursos horizontales
deberán ser presentados o fundamentados por escrito.
El principio de concentración. Conforme se ha dejado expuesto, la oralidad
presupone la presencia de otros principios y la concentración es uno de ellos pues
permite que en una misma audiencia se puedan realizar la mayor cantidad de actos y
así las partes y el juez pueda participar en forma activa. Al respecto, (Vescovi, 2006)
orienta en el sentido de que, “la concentración, que propende a reunir toda la
actividad procesal en la menor cantidad posible de actos y a evitar la dispersión, lo
cual, por otra parte, contribuye a la aceleración del proceso.” (pág. 52). En este orden
de ideas es necesario afianzar que la concentración justamente se produce con la
vigencia del procedimiento que permite en las audiencias realizarse los actos
particularmente probatorios y debates y así resolver teniendo a la mano todos los
elementos. Es que justamente en aplicación de este principio, “se busca que el
proceso judicial concluya con el menor número de actos procesales posibles, por ello
se denomina concentración, pues se concentra o fusionan en determinadas
circunstancias diversos actos procesales que se realizan en un solo acto.” (Hurtado
Reyes, 2014, págs. 195-196). En el mismo orden de ideas, (Couture.E, 2014) expresa
que el principio de concentración es, “aquel que pugna por aproximar los actos
procesales unos a otros, concentrando en breve espacio de tiempo la realización de
ellos.” (pág. 163).
Principio de contradicción. Respecto a este principio, encontramos que es parte del
debido proceso y de la legítima defensa pues representa el derecho de las partes a
intervenir en los procedimientos a fin de poder ejercer la acción y la facultad de
contradecir. Por estos motivos, las normas constitucionales y procesales exigen que
en los procesos se debe asegurar la presencia de las partes, siendo potestad de ellas
ejercer las facultades otorgadas. Se lo conoce también como principio de bilateralidad
que establece la necesidad de que las actuaciones dentro del proceso deben
ejecutarse asegurándose el conocimiento de las partes. De tal manera que, “un acto
procesal debe realizarse con la información previa y oportuna, al contrario, a fin de
que éste pueda hacer vales su derecho de defensa y rebatir la pretensión de la otra
parte” (Aguila Grados, 2010, pág. 35). En relación al mismo punto, (Be rizonce, 2012)
expresa que, el principio de contradicción conocido como bilateralidad procede en la
generalidad de los ordenamientos que contienen cláusulas constitucionales y que
determinan la inviolabilidad de la defensa en el proceso. Agrega que, esto representa
que las leyes procesales otorguen a las partes una completa y razonable oportunidad
de ser escuchadas y además participar en todos los actos y particularmente en la
actividad probatoria a fin de que puedan ofrecer, producir y a la vez controlar los
medios probatorios de la parte contraria e incluso cuando de oficio sean ordenadas
por el juez. (Devis Echandia, 2009), hace mención al principio de la contradicción o
audiencia bilateral expresando que está consagrado en la constitución dejándose
constancia que nadie puede ser condenado sin que haya sido oído, juzgado y vencido
en un juicio y que en los civiles tiene importancia igual debido a que la defensa del
patrimonio es igual de necesaria como la propia vida.
Principio dispositivo. Según (Cabanellas, 1968), al referirse al principio dispositivo,
expresa que “en el proceso civil, el que reconoce a las partes el dominio del litigio y
entrega a la instancia de parte la iniciativa en el impulso procesal.” (pág. 767). De
acuerdo a este principio corresponde a las partes tomar la iniciativa y es en virtud de
ésta que se logra iniciar el proceso por cuanto no le corresponde al juez dar apertura
a la sustanciación y además deberá continuar con el impulso hasta el final, salvo
cuando ya no exista necesidad de hacerlo y esto particularmente cuanto los autos
están a disposición del juez para emitir la resolución. Al respecto, (Vescoti, 2006)
afirma que, “el objeto del proceso (teme dedidendum) lo fijan las partes, y es dentro
de esos límites como el juez debe decidir. Hasta las pruebas son aquellas que las
partes solicitan.” (pág. 46). Agrega que incluso cuando en el caso de que el juez
encontrándose la causa en estado de resolver a fin de poder contar con mejores
elementos para decidir, tenga la necesidad de ordenar una prueba de oficio, en todos
los casos deberá ser en relación a los hechos que previamente habían sido alegados
por los litigantes. (Hurtado Reyes, 2014) menciona que este principio se deriva de la
autonomía de la voluntad también denominado autonomía privada, debido a que sólo
al titular del bien jurídico que resulte afectado o resistido le corresponde preparar el
derecho de acción y acudir ante el respectivo organismo del estado a fin de que se le
brinde la tutela efectiva. Dicho de otro modo, cuando un determinado sujeto de
derecho se considera afectado es a él a quien le corresponde tomar la decisión de
presentarse ante las autoridades jurisdiccionales y pedir que se inicie el proceso a fin
de que se le brinda la protección o restitución de su derecho. En este orden de ideas
en cuanto a que el proceso civil requiere de la voluntad del titular del
derecho, advertimos que (Rioja Bermúdez, 2014) afirma que la instancia se origina
por el principio de iniciativa privada (nemo iudex sine actore) . Sobre el significado de
este principio (Echandía, 2013) afirma que, “corresponde a las partes inicial el juicio
formulando la demanda y proporcionar los elementos para su decisión (peticiones,
excepciones, recursos, pruebas) es decir, la iniciativa en ge neral, y el juez debe
atenerse exclusivamente a la actividad de estas”. (pág. 58). En resumen, solo a las
partes les corresponde tomar la decisión y solicitar el inicio del proceso y además
mantener el impulso ingresando los medios probatorios a fin de que el juzgador
resuelva.

2.2.2.7. En el artículo 169 la (Constitución de la República del Ecuador, 2008) refiere


que el sistema procesal es un medio para la realización de la justicia y luego hace
mención que las normas procesales deberán consagrar los principios de simplificación
uniformidad, eficacia, inmediación, celeridad y economía procesal. Agrega que la
justicia no será sacrificada por la sola omisión de formalidades. En este contexto es
menester dejar constancia en forma abreviada respecto a cada uno de estos
principios.
Simplificación. De acuerdo al (Diccionario de la lengua española, 2020), simplificación
es la “acción y efecto de simplificar”, en tanto que, simplificar es, hacer más sencillo,
más fácil o menos complicado algo. Dentro de este conte xto, cuando la norma
fundamental se refiere a que las normas procesales deberán consagrar el principio de
simplificación entre otros, orienta que los procesos deben ser ágiles sin mayor
formulismo que entorpezcan su avance pues lo que se requiere es que se brinde la
tutela efectiva a quienes accionan a los órganos jurisdiccionales. En relación a este
punto, encontramos que “la eficiencia, calidad y efectividad del sistema oral debe
incrementar la confianza de la ciudadanía en los órganos que administran jus ticia,
mediante la simplificación, la eliminación de trámites innecesarios y a la minimización
de la duración del proceso judicial.” (Cevallos Sánchez, 2018). Esto representa que los
jueces en la sustanciación de las causas están llamados a evitar dilaciones de ahí que
particularmente en el Código Orgánico General de Procesos el juez dirige la audiencia
incluso encausando el debate con la finalidad de que se cumpla con el principio de
celeridad. Los jueces en el cumplimiento de sus facultades deben rechazar de plano
los intentos de dilatar la sustanciación de las causas, incluso sancionando cuando se
vulnere el principio de buena fe y lealtad procesal. Otra forma se simplificación es
respecto a las medidas alternativas a la solución de conflictos que permite a los jueces
propiciar la conciliación en cualquier fase del proceso.
Uniformidad. Este principio va orientado que la actividad procesal debe realizarse
cumpliéndose los procedimientos previamente establecidos de acuerdo a la materia
y en las etapas y fases que la normativa procesal establezca. En tal virtud, el proceso
en su inicio, sustanciación y conclusión debe regirse a las normas y principios que
previamente fijaron la forma de realización de los actos procesales a fin de que se
cumpla con otorgar la tutela judicial efectiva. Al realizarse una interpretación y
aplicación uniforme del derecho se busca la eficacia del ordenamiento jurídico a fin
de conseguir la vigencia plena de los derechos.
Eficacia. De acuerdo al (Diccionario de la lengua española, 2020), la eficacia es la
“capacidad de lograr el efecto que se desea o se opera”. En el ámbito de la justicia, la
eficacia va orientada a que las normas procesales cumplan con el objeto de alcanzar
la meta deseada, esto es, otorgar la seguridad jurídica y tutela efectiva a los
ciudadanos a través de una correcta y pronta administración de justicia.
Inmediación. Respecto a este principio, (Cabanellas, 1968) define como aquel que
impone o aconseja que el juzgador mantenga el mayor contacto con los litigantes a
fin de descubrir mejor su actitud y poder conocer el proceder personal en el juicio,
que le permitirá establecer si actúan con mala o buena fe. Por su parte, (Devis
Echandia, 2009) nos dice que “debe haber una inmediata comunicación entre el juez
y las personas que obran en el proceso y los hechos que en él deban hacerse constar.”
(págs. 68-69). A decir de (Rioja Bermúdez, 2014), este principio exige el contacto
directo y personal del juez con las partes y todo el material del proceso. Esto implica
que el juez debe tener contacto directo con los litigantes y los medios probatorios
introducidos a fin de que pueda contar con todos los elementos para poder emitir la
resolución que corresponda. La inmediación debe ser no solo con los litigantes sino
también con testigos y peritos y así poder verificar el accionar de ellos dentro del
proceso y de esta forma establecer la verdad en relación a los hechos alegados y poder
emitir un fallo con pleno conocimiento. En nuestro ordenamiento jurídico procesal
civil encontramos que las pruebas se practican en audiencia luego de lo cual se emite
la resolución. En ese sentido se pronuncia (Hurtado Reyes, 2014) al expresar que solo
el juez que tuvo contacto con las partes durante las audiencias y particularmente con
la actuación de los medios probatorios está capacitado para dictar sentencia. Por su
parte (Gozaini O. , 2002) expresa que la inmediación se propicia que el juez o tribunal
se encuentre en permanente e íntima vinculación personal con los sujetos
y elementos que intervienen en el proceso. Esa presencia en el desarrollo de los
actos procesales con las partes, testigos o peritos recibiendo directamente las
declaraciones, alegaciones y verificando la práctica de las pruebas desde el inicio
hasta el fin al juez o tribunal le permite verificar y asimilar la información respecto a
los hechos alegados y con dichos insumos estará en capacidad de emitir un fallo.
Celeridad. Respecto al principio de celeridad (Cabanellas, 1968) expresa que
conforme éste, “deben evitarse en el proceso los trámites que lo prolongan sin
contribuir a los fines jurídicos de las actuaciones, lográndose así la máxima celeridad
compatible con la efectividad y seguridad del sistema de justicia.” (pág. 765). En este
contexto podemos decir que el principio de celeridad debe mantenerse vigente en el
todo el desarrollo del proceso para lo cual, el juez o tribunal está en la obligación de
propiciar que los actos procesales se cumplan dentro de los tiempos establecidos e
incluso en algunos casos se debe impulsar en los casos que la normativa procesal lo
permite y además evitar las dilaciones que intenten las partes estando facultado a
imponer las sanciones cuando se constate que la intención es entorpecer el
desarrollo y progreso de la causa. Mediante este principio el proceso se desarrolla
sin obstáculos y así se contribuye a que los procesos sean resueltos dentro de los
tiempos establecidos en la normativa y además se contribuye a economía procesal.
Es menester dejar constancia que si bien el avance del proceso debe ser cumpliéndose
este principio, las actuaciones procesales no deben violentar las garantías mínimas y
el accionar deberá ser respetándose siempre el debido proceso, pues a decir de
(Hurtado Reyes, 2014) no siempre la celeridad garantiza una decisión del conflicto y
lo que se debe aspirar es que se logren los dos objetivos, esto es, una decisión correcta
en el menor plazo, aunque se debe reconocer que en casos particulares no se logre la
presencia de los dos elementos. A decir de (Rioja Bermúdez, 2014) este principio
obliga de la administración de justicia a cumplir con los objetivos plateados y así
brindar la satisfacción de los intereses públicos, debiendo por tanto actuar dentro de
las exigencias, responsabilidades y deberes permanentes que no pueden declinar. La
celeridad permite que la justicia se oportuna, que no se permitan dilaciones
impidiendo a los litigantes que haga uso de maniobras que impidan la demora e
incluso las normas procesales a fin de acortar el tiempo de duración de los procesos,
ha regulado los casos en los que de manera expresa se podrán interponer recursos. El
no cumplirse con este principio afecta a la imagen del servicio de justicia pues los
ciudadanos aspiran que los conflictos sean resueltos en forma rápida.
Economía procesal. “El principio de economía procesal se define como la aplicación
de un criterio utilitario en la realización empírica del proceso con el menor desgaste
posible de la actividad jurisdiccional.” (Rioja Bermúdez, 2014, pág. 66). En relación al
principio de economía, (Couture.E, 2014) hace mención que siendo el proceso un
medio, le son aplicables: la simplificación en las formas de debate; limitación de las
pruebas; reducción de los recursos; economía pecuniaria; y, tribunales especiales. Por
su parte, (Hurtado Reyes, 2014) hace mención que el ahorro de tiempo, esfuerzo y
gasto son importantes en el proceso civil por lo que la actividad procesal debe cumplir
con esos elementos a fin de poder emitirse la resolución que corresponda con la
celeridad del caso. Haciendo mención a los resultados de la aplicación de la economía
procesal, (Devis Echandia, 2009) expresa que constituye el recha de una demanda en
el caso de no reunir los requisitos establecidos en la norma pues al disponerse que
sea corregida la causa podrá llegar a su conclusión; otro ejemplo es cuando se
inadmite pruebas o incidentes inconducentes o que en cierto modo la normativa no
lo permite para determinados casos; en el mismo sentido, a fin de conseguir la
vigencia plena de este principio, en ocasiones es necesaria la acumulación de
acciones a fin de que en el mismo cuaderno sean sustanciadas y conseguir una
resolución sin que exista la necesidad de hacerse procesos por separado; y, además
cuenta como otra fórmula de conseguir esa economía procesal, las restricciones de
los recursos estableciéndose los casos puntuales cuando proceden.
Debido proceso. La (Constitución de la República del Ecuador, 2008), establece
que siendo el sistema procesal un medio para la realización de justicia, las normas
procesales deben hacer efectivas las garantías del debido proceso. Al respecto
(Oyarte, 2016) hace mención que el desarrollo del debido proceso en si es un aporte
del Derecho Penal y que, como estas reglas, principios, garantías y derechos son
establecidos en las declaraciones de derechos que pasaron a formar parte de los
textos constitucionales, son aplicables a todas las ramas jurídicas. En el artículo 76, la
Carta Fundamental expresa que, en todo proceso dentro del cual se estable zcan
derechos y obligaciones de cualquier orden se deberá asegurar el derecho al debido
proceso y precisa las condiciones básicas. Sobre el tema, (Costain Vásquez, 2020)
citando a Víctor García Toma, expresa que este principio se funda en un conjunto de
derechos, principios y garantías que permiten la tutela procesal de los derechos, pues
se dice que es un derecho continente, esto es, que alude a una pluralidad autónoma
de facultades que son aplicables en los procesos y procedimientos jurisdiccionales. En
este contexto es que la norma fundamental establece algunos principios y garantías,
como legalidad, presunción de inocencia, legítima defensa, proporcionalidad,
favorabilidad, publicidad, motivación, doble conforme, entre otros. Respecto a este
tema, (Tama Viteri, 2017) hace eco de lo expresado por la Corte Constitucional, en
cuanto a que el debido proceso constituye que debe observarse las formas propias
de cada juicio que están previamente establecidas para todas las actuaciones en el
proceso, esto es, desde el inicio, durante el desarrollo y su finalización. Esto implica
que el debido proceso debe estar presente en todas las etapas e instancias a fin de
que se cumpla con eficiencia la protección de los derechos fundamentales de quienes
conformar la comunidad, resolviendo los litigios que se presenten entre los actores
de dicha sociedad.
2.2.3. Principios previstos en los tratados internacionales de Derecho Humanos.

Respecto a este importante (García Remirez, 2006) expresa que el marco internacional del
debido proceso se localiza en diversos principios germinales de las cartas de las Naciones
Unidas y la Organización de los Estados Americanos, y en los instrumentos que se derivan,
así la Declaración Universal de los Derechos Humanos de los Derechos Humanos del 10 de
diciembre de 1948; Convención Europea de Derechos Humanos del 4 de noviembre de
1950; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos del 6 de diciembre de 1966;
Convención Americana sobre Derechos Humanos ( Pacto San José de Costa Rica) de 22 de
noviembre de 1969; y, Carta Africana de los Derechos Humanos y de los pueblos ( Carta de
Banjul) del 27 de julio de 1981. Estos principios son recogidos por la Constitución en nuestro
país, en el Código Orgánico de la Función Judicial y en los ordenamientos jurídicos que
contienen normativa procesal. En este contexto resulta evidente que dentro del ámbito
procesal de cada país se incluyen principios y normas que están contenidos en los
instrumentos internacionales de Derecho Humanos, pues se establece un debido proceso
dentro del ordenamiento legal fijándose los procedimientos dentro de los cuales
asegurándose el derecho a la defensa se podrán resolver las controversias de cualquier tipo
cumpliéndose así con los principios de seguridad jurídica y tutela judicial efectiva que en el
caso de nuestro país se encuentran establecidos en el ordenamiento constitucional. En la
(Constitución de la República del Ecuador, 2008), en el artículo 424 establece que la
Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos que han sido ratificados
por el Estado dentro de los que se reconozcan derechos más favorables a los contenidos en
la Constitución prevalecerán sobre cualquier otra norma jurídica o acto del poder público.
Más adelante, en el artículo 426 impone a juezas y jueces, autoridades administrativas y
servidores públicos la obligación de aplicar las normas previstas en la Constitución y las
contenidas en los instrumentos internacionales de derechos humanos, cuando se
determine que son más favorables a las establecidas en la Constitución incluso si las partes
no lo hayan invocado en forma expresa. Se resalta que los derechos establecidos en la
Constitución y los instrumentos internacionales d derechos humanos serán de inmediata
aplicación aun a falta de ley. Como se ha dejado expresado, estos principios son recogidos
en el Código Orgánico de la Función Judicial y además en el (Código Orgánico General de
Procesos, 2019) en el artículo 2 determina que en todas las actividades procesales se
aplicarán los principios previstos en la Constitución de la República, en los instrumentos
internacionales de derechos humanos, en los instrumentos internacionales ratificados por
el Estado. En este contexto se evidencia que en el ámbito procesal deben cumplirse con los
principios que se encuentran establecidos en los convenios internacionales sobre Derechos
Humanos de tal modo que es menester entrar al análisis en primer término de lo que al
respecto consta en la (Declarción Universal de Derechos Humanos ), e n es así que en el
artículo 10 establece que: “Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad,
a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la
determinación de sus derechos y obligaciones o para el ex amen de cualquier acusación
contra ella en materia penal.” Si bien se hace mención a una acusación en materia penal,
como vemos encontrándose este precepto en vigencia en nuestro país, en la Constitución
de la República se asegura el respeto al debido proceso en todo tipo de acciones que se
impongan obligaciones.

Por su parte la (Convención Interamericana sobre Derechos Humanos) en algunos de sus


artículos establece algunos mecanismos de protección, así el derecho a la vida, a la
integridad personal. En el artículo 7 se refiere a la libertad y al procedimiento que se debe
seguir para el juzgamiento de infracciones respetándose los derechos previamente
establecidos. Respecto a este punto, (García Remirez, 2006) expresa que, “el debido
proceso se instala principalmente bajo el rubro de garantías. “Garantías Judiciales”,
conforme al artículo 8, CADH, que desde luego no agosta esta materia” (pág. 650). Es dicho
artículo se establece el derecho a ser oído con las seguridades debidas, debe ser dentro de
un plazo razonable, el juez debe ser a más de competente independiente e imparcial y esto
se aplica para todo tipo de procedimientos donde se decida sobre sus derechos y
obligaciones de cualquier carácter. En forma puntual, en el numeral segundo se hace
referencia a la imputación de delitos en cuyo caso se presumirá su inocencia y en el
procedimiento se deberán respetar las garantías mínimas, entre las que resaltamos, ser
asistido por traductor; permitirle una comunicación previa; tener tiempo para preparar l a
defensa; derecho a defenderse y a ser asistido por su defensor a elección; a interrogar a los
testigos; a no sr obligado a declarar en su contra: no ser sometido a un nuevo procedimiento
por los mismos hechos; que los procesos serán públicos con las sal vedades que establezca
la norma. En el mismo ordenamiento internacional, encontramos que en el artículo 25 la
(Convención Interamericana sobre Derechos Humanos) establece en forma puntual la
“Protección Judicial” dentro del cual se prescribe que toda persona tiene derecho a un
recurso sencillo y rápido o a cualquier otro ante jueces o tribunales competentes a fin de
que se le protejan sus derechos fundamentales. Además, impone a los Estados Partes la
obligación que cumplir con su compromiso de garantizar que se resuelva por parte de los
jueces encargados los recursos que le sean propuestos; que se deberán desarrollar las
posibilidades para la interposición de los recursos judiciales; y, que se garantice el
cumplimiento de lo resuelto. Ahora bien, los Tratados de Derecho Humanos por mandato
constitucional deberán ser aplicador en forma directa cuando sean más favorables y
prevalecerán sobre el ordenamiento jurídico interno. En cuanto a los convenios
internacionales ratificados por el Ecuador, debiendo para el efecto aplicarse las normas
contenidas en los artículos 417 al 422 de la Norma Fundamental. En el artículo 417 se
establece que, en el caso de los tratados y otros instrumentos internacionales de derechos
humanos se aplicarán los principios pro ser humano, de no restricción de derechos, de
aplicabilidad directa y de cláusula abierta establecidos en la Constitución. Es así que la
(Constitución de la República del Ecuador, 2008) en el artículo 421 se determina que la
aplicación de los instrumentos comerciales internacionales, no menoscabará ya sea en
forma directa o indirecta, el derecho a la salud, el acceso a medicamentos, insumos,
servicios, ni los avances científicos y tecnológicos. Sobre el alcance de este mandato
constitucional, encontramos que, “tales instrumentos internacionales no pueden servir
como medio para alterar tales bienes jurídicos, estando supeditados a los mismos, puesto
que la propia Constitución los considera inalterables incluso por obligaciones
internacionales lícitamente contraídas por la República. (García Falconí, 2018, pág. 92).
3. Subtema 3: Principios previstos en el Código Orgánico
de la Función Judicial y en el Código Orgánico General de
Procesos.
2.3.1. Principios establecidos en el Código Orgánico de la Función Judicial

En cuanto a este punto es necesario hacer mención que, en atención a lo señalado, en la


Constitución de la República se establece la forma como debe administrarse justicia,
enunciando algunos de los principios en los artículos 167 al 203 y que se han analizado
brevemente. Se establece en forma particular el principio de oralidad en la sustanciación
de todos los procesos y materias, así también en todas las instancias, etapas y diligencias
claro está que esto a su vez permite la vigencia la concentración, contradicción y dispositivo.
Se precisa que el sistema judicial es un medio para la realización de la justicia la que no se
podrá sacrificar por la sola omisión de solemnidades. Se resalta que en la administración de
justicia se aplicarán los principios de simplificación, uniformidad, eficacia, inmediación,
celeridad y economía procesal y en todo momento respetándose el debido proceso. Se
instituye que se deberá administrar justicia con sometimiento a la Constitución, a los
instrumentos internacionales de derechos humanos y a la ley. Además, instaura el principio
de la debida diligencia por lo que se sancionará el retardo. A fin de evitar el abuso del
derecho, se estable la sanción cuanto exista mala fe procesal, o se comprueba el litigio
malicioso o temerario o cuando se advierta que se ha litigado generando obstáculos o
buscando la dilación procesal. En relación a las niñas, niños y adolescentes se estable una
administración de justicia especializada, así también juezas y jueces de paz e inclusive se
reconoce el arbitraje, la mediación y otros procedimientos alternativos para la solución de
conflictos.

En el (COFJ, 2021)Código Orgánico de la Función Judicial se han plasmado los principios que
forman parte del texto constitucional y en Capitulo II del Título I, articulo 4 al 29 establece
los principios rectores y disposiciones fundamentales.

Principio de supremacía constitucional. Esto permite la vigencia de la jerarquía


establecida en el artículo 424 de la Constitución cuando impone a los juzgadores del
servicio judicial la obligación de aplicar las disposiciones constitucionales pese a que
no se encuentren desarrolladas en otras normas de menor jerarquía y en el caso de
duda razonable y motivada de que alguna norma está contraria a la Constitución o a
los instrumentos internacionales de derechos humanos que establezcan derechos
más favorables suspenderán la tramitación de la causa y consultarán a la Corte
Constitucional. Esta supremacía constitucional está también establecida en el
artículo 11 numeral 4 de la (Constitución de la República del Ecuador, 2008) que
establece que ninguna norma jurídica podrá restringir el contenido de los derechos ni
de las garantías constitucionales; por su parte en el numeral 3 se precisa que los
derechos y garantías que establecen la Constitución e instrumentos internacionales
de derechos humanos serán de directa e inmediata aplicación por parte de los
servidores públicos.

Principio de aplicabilidad directa e inmediata de la norma constitucional. En virtud


de este principio, tanto jueces como autoridades y servidores administrativas de la
Función Judicial están en la obligación de aplicar directamente las normas
constituciones y las previstas en los instrumentos internacionales de derechos
humanos cuando sean más favorables que las establecidas en la Constitución,
aplicación que será incluso de oficio a un a falta de pedido expreso de las partes.

En el mismo (COFJ, 2021) en el artículo 129 que se refiere a las facultades y deberes
genéricos de las juezas y jueces, en el numeral 1 establece que se debe aplicar la
norma constitucional y la de los instrumentos internacionales de derechos humanos
por sobre los preceptos legales contrarios a ella.

Interpretación integral de la norma constitucional. A decir de (Moran Sarmiento,


2012)M “significa que la norma constitucional se aplicará por el terno que más se
ajuste al contexto general de la constitución, con el propósito de que se cumplan los
derechos garantizados por ella. (pág. 24). Efectivamente, este principio impone a los
juzgadores la obligación de aplicar la norma constitucional en el tenor que más se
ajuste a la Constitución en su contexto y es más en caso de duda, la interpretación se
hará en el sentido que más favorezca para la pena vigencia de los derechos
garantizados en la norma constitucional teniendo como sustento los principios
generales de interpretación constitucional.

Principios de legalidad, jurisdicción y competencia. Al referirse a estos principios se


deja constancia que la jurisdicción y la competencia nacen de la Constitución y la ley.
Entendiéndose que, la jurisdicción en sentido estricto (Devis Echandia, 2009) “se
entiende la facultad de administrar justicia, función pública encomendada a un
órgano del Estado, que tiene por fin la realización o decl aración del derecho mediante
la actuación de la ley a casos concretos.” (pág. 78). Por su parte, en relación a la
competencia, (Vescovi, 2006) citando a MATTIROLO, expresa que “aparece como la
medida en que la jurisdicción se divide entre las diversas autoridades judiciales.” (pág.
133). En tal virtud, evidenciamos que tanto la jurisdicción como la competencia están
reguladas en la ley y es así que, el mismo (COFJ, 2021) en el artículo 150 precisa que
la jurisdicción consiste en la potestad pública de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado,
agregando que dicha potestad corresponde a las juezas y jueces establecidos
previamente por la Constitución y las leyes que s la ejercer según las reglas de la
competencia. A continuación, se regula respecto al nacimiento, suspensión y pérdida
de la jurisdicción. En relación a la competencia, en el artículo 156 el mismo (COFJ,
2021) prescribe que es la medida dentro de la cual la potestad jurisdiccional está
distribuida entre diversas cortes, tribunales y juzgados en razón de las personas, del
territorio, la materia y los grados. Igualmente, más adelante en el artículo 157
establece que la competencia en razón de la materia, del grado y de las personas está
determinada en la ley, afirmando también que la competencia es indelegable, la
competencia por prevención, subrogación, reglas para determinar, suspensión y
perdida de la misma.

Principio de independencia. En líneas anteriores se dejó indicado lo que representa


este principio en cuanto a que a quienes se les ha encargado la delicada función de
administrar justicia puedan hacerlo con libertad absoluta con la sola limitación del
derecho que regula cada caso. En ese sentido afianza el Código en estudio cuando
prescribe que los juzgadores en el ejercicio de la facultad jurisdiccional solo están
sometidos a la Constitución, a los instrumentos internacionales de derecho humanos
y a la ley. De ahí que refiere a que esa independencia es en relación a los demás
órganos de la Función Judicial, que representa una independencia interna, Agrega que
ninguna Función, órgano o autoridad del Estado podrán interferir en el ejercicio de la
actividad judicial que constituye el alcance de la independencia externa. Ya se había
indicado que la violación a este principio será objeto de sanción administrativa civil y
/ o penal.

Principio de imparcialidad. Respecto a este principio que también fue motivo de


análisis y que por mandato constitucional los ciudadanos tienen derecho a ser
juzgados por un juez imparcial, en el (COFJ, 2021) se hace énfasis respecto a que la
actuación de las juezas y jueces dentro de la Función Judicial, será imparcial,
respetándose la igualdad ante la ley. Es obligación de los juzgadores resolver respecto
a las pretensiones y excepciones en virtud del principio disposi tivo valorando los
medios probatorios teniendo como base la Constitución, los instrumentos
internacionales de derechos humanos, los instrumentos internacionales ratificados
por el Estado y la ley. Como una fórmula para la vigencia plena de este principio se
prohíbe la realización de audiencia o reuniones privadas o fuera de las etapas del
proceso entre el juzgador y los litigantes o sus defensores.

Principio de especialidad. De acuerdo al ordenamiento jurídico actual, se aspira que


la administración de justicia sea ejercida por juezas y jueces en forma especializada
teniendo en consideración las diversas áreas de la competencia. Es por este motivo
que a la fecha existen judicaturas y salas de las Cortes Provinciales y la misma Corte
Nacional de Justicia, especializadas en cada una de las materias. Ahora bien, la misma
norma establece que en las áreas donde existan pocos usuarios o considerándose la
carga procesal se podrá establecer que un juzgador pueda ejercer carias o la totalidad
de especialidades.

Principio de gratuidad. El (COFJ, 2021) recogiendo lo expresado en la norma


constitucional, establece que el acceso a la justicia es gratuito estableciendo que
respecto a las costas será regulado en relación a las normas aplicables en cada
material y es así que el Código Orgánico General de Procesos establece los
mecanismos para la condena en costas. A fin de propiciar que el litigio se desarrolle
cumpliéndose los lineamientos establecidos y bajo el imperio de los principios de
buena fe y lealtad procesal, los jueces están obligados a calificar si el ejercicio del
derecho de acción o contradicción ha sido ya sea abusivo, maliciosos o temerario y de
comprobarse aquello, el litigante será condenado al pago de las costas procesales.

Principio de publicidad. A decir de (Vescoti, 2006) “el principio de publicidad, se


opone al del secreto (del desarrollo del procedimiento, el cual, como hemos dicho,
se consustancia con el proceso escrito)” (pág. 59). La norma establece en forma
puntual que las actuaciones o diligencias judiciales serán pública, salvo los casos que
la ley prescriba que deban mantenerse en reserva facultando a los miembros de
tribunales a decidir que respecto a determinadas deliberaciones puedan hacerse en
privado. Esta publicidad permite que el público que acude a los actos procesales
puedan tener conocimiento y la comunidad misma que se convierte en el contralor
del accionar de los operadores de justicia y de esa forma se consolide la confianza en
el sistema. Si bien se pone de manifiesto este principio, sin embargo, protegiendo
otros derechos se establece que solo podrán realizarse grabaciones oficiales de las
diligencias y audiencias para que quede constancia dentro del proceso de lo cual las
partes pueden tener acceso bajo las prevenciones de darle el uso adecuado. Concluye
estableciéndose que en ningún caso las audiencias podrán ser grabadas por medios
de comunicación social.

Principio de autonomía económica, financiera y administrativa. Siendo la Función


Judicial una de las cinco que actualmente establece la Constitución, se le ha otorgado
la autonomía en los ámbitos económico, financiera y administrativa a fin de que
también tenga vigencia el principio de independencia, de tal modo que, se administra
en virtud de su propia ley, reglamentos y resoluciones que se dicten a fin de que opere
la descentralización y desconcentración. En tal virtud, el Estado está obligado a
entregar los recursos que de acuerdo al presupuesto nacional se requieran para
satisfacer las necesidades del servicio judicial y de esta forma se garantice la seguridad
jurídica. Se establece que en caso de incumpliendo de este principio se considera
como una obstrucción a la administración de justicia.

Principio de responsabilidad. Respecto a este principio en el (COFJ, 2021)


encontramos que, se deja constancia que la administración de justicia es un servicio
público que debe ser prestado cumpliéndose los principios establecidos en la
Constitución y la ley. Por consiguiente, en casos de error judicial, detención arbitraria,
retardo injustificado o inadecuada administración de justicia, violación del derecho a
la tutela judicial efectiva y así también en los casos de violaciones de los principios y
reglas del debido proceso. Se establece la obligación del Estado de reparar a la
persona que haya sufrido una pena producto de tal sentencia y en el caso de
declararse la responsabilidad de estos actos por parte de los servidores se repetirá
contra ellos. Es por esto, que impone a los servidores de la Función Judicial a que en
sus actuaciones apliquen el principio de la debida diligencia. Se estable la
responsabilidad civil y penal por las acciones u omisiones de los servidores en el
desempeño de sus funciones. También se hace mención a la responsabilidad de los
juzgadores por retardo injustificado, negligencia, error judicial, denegación de justicia
o cuando se quebrante la ley.

Principio de dedicación exclusiva. Con la finalidad de que la administración de


justicia cumpla con ser oportuna y se cumpla con la seguridad jurídica y tutela
efectiva, se ha establecido que los servidores no puedan ejercer la profesión de
abogado o de otro cargo público o privado, dejando establecida como excepción la
docencia universitaria, que podrá ser ejercida únicamente fuera del horario de trabajo
no pudiendo ejercer labores de dirección o administración en las universidades. En
relación a los jueces se establece la prohibición de ejercer funciones de dirección en
partidos o movimientos políticos y tampoco podrán participar como candidatos en
procesos de elección popular salvo renuncia seis meses antes a la fecha señalada para
la elección. Finalmente se impone la prohibición de realizar actividades de
proselitismo político o religioso.

Principio de servicio a la comunidad. Se deja establecido que la administración de


justicia es un servicio público básico y fundamental del Estado que permite que se
cumpla el deber de respetar y hacer respetar los derechos que se encuentran
establecidos en la Constitución, instrumentos internacionales de derecho humanos y
las leyes. Además, se recoge el mandato constitucional en relación a que se reconocer
al arbitraje y la mediación y otros medios alternativos como fórmulas para solucionar
los conflictos, cumpliéndose con las disposiciones que al respecto establezcan las
leyes, dejándose excluido de esto los casos de violencia intrafamiliar.

Sistema medio de administración de justicia. En el ordenamiento jurídico en estudio


advertimos que se establece que el sistema procesal es un medio para que se realice
la justicia y para el efecto establece que las normas de ámbito procesal deberán
necesariamente instaurar principios para lograrlo entre ellos, la simplificación,
eficacia, inmediación, oralidad, dispositivo, celeridad y economía procesal para
conseguir la vigencia de las garantías del debido proceso. Hace énfasis en que no se
sacrifica la justicia por la sola omisión de alguna de las formalidades. Sobre este punto
encontramos que, “además de instaurarse el principio del antiformalismo con
rotundidad lo que requiere de la jurisdicción la prevalencia de las decisiones de fondo
y la posibilidad de sanación o subsanación de los impedimentos procesales.” (García
Falconí, 2018, pág. 100).

Principios: dispositivo, de inmediación y concentración. En relación a estos principios


que ya han sido analizados anteriormente, el (COFJ, 2021) hace mención en primer
término al dispositivo al señalar que los procesos deben ser necesariamente
promovidos por el legitimado activo y a los jueces les corresponde resolver de
acuerdo a lo que fijen las partes respecto al objeto del proceso y valorando los medios
probatorios solicitados, ordenados y actuados dentro del marco legal. Se establece
como excepción los casos de garantías jurisdiccionales dentro de las cuales al
verificarse la vulneración de derechos que no fueren expresamente invocados por los
accionantes, los juzgadores podrán resolver sobre esos puntos, sin que eso signifique
falta de congruencia. Se refiere a la inmediación con prescribe que los procesos serán
sustanciados con la intervención directa del juez que tiene la causa a su conocimiento.
En cuanto a la concentración hacer énfasis que la actividad procesal se procurará
reunir en una menor cantidad de actos procesales a fin de que el proceso sea
tramitado con celeridad.

Principio de celeridad. El (COFJ, 2021), en el artículo 20 refiriéndose a este principio


precisa que la administración de justicia debe ser rápita y oportuna en la
sustanciación, resolución y ejecución. Impone a los jueces la obligación de continuar
el trámite de las causas iniciadas por pedido de los legitimados activos, desarrollo que
deberá cumplirse dentro de los términos establecidos, sin esperar petición de parte,
claro está dejándose a salvo cuando la normativa ordene en sentido contrario. Es por
estos motivos que establece sanciones cuando el retardo injustificado sea atribuible
a los juzgadores y demás servidores de la justicia.

Principio de probidad. Al referirse a la probidad, (Cabanellas, 1968, pág. 771) la define


como, “rectitud del ánimo y proceder, Integridad moral. Honradez. Hombría de bien.”
Por su parte el (COFJ, 2021) refiere a que la Función Judicial tiene como misión
sustancial el conservar y recuperar la paz social. Agrega que debe garantizar la ética
laica y social como sustento del quehacer público y el ordenamiento jurídico y además
lograr la plena eficacia y acatamiento del ordenamiento jurídico vigente. En ese
contexto, el artículo concluye expresando que todos los servidores, en el desempeño
de sus funciones deberán observar una conducta diligente, recta, honrada e
imparcial.

Principio de acceso a la justicia. En el artículo 22 el (COFJ, 2021) se refiere a la


responsabilidad de los operadores de justicia de garantizar el acceso de las personas
y colectividades a la justicia. Impone al Consejo de la Judicatura que coordinadamente
con los organismos de la Función Judicial establecer las medidas que fueren del caso
para eliminar barreras estructurales ya sea de índole jurídica, económica, social,
generacional, de género, culturar, geográfica o de cualquier otra naturaleza que
constituya una discriminación o que impida la igualdad de acceso y oportunidades de
defensa en el proceso. Respecto a este punto, (Tavolari & Letelier, 2017) nos dicen
que Couture fue uno de los primeros procesalistas iberoamericanos que destacó
inescindible relación que existe y debe existir entre proceso y Constitución, agregando
que esa vinculación deberá manifestarse tanto en la regulación del proceso
jurisdiccional como también en cuanto a la forma de proponer l a acción, la excepción
y el derecho a una defensa oportuna.

Principio de tutela judicial efectiva de los derechos. En el mismo ordenamiento


jurídico en el artículo 23 (COFJ, 2021) se incluye al referirse a este principio, se hace
mención que el Estado a través de la Función Judicial y ésta por intermedio de los
juzgadores tiene el deber fundamental de garantizar la tutela judicial efectiva de los
derechos que se encuentran reconocidos en la Constitución, en los instrumentos
internacionales de derechos humanos o los que estén establecidos en las leyes cuanto
sean reclamados por los titulares o quienes consideren tener esa calidad y la invoquen
en cualquiera de las materias. Instituye la obligación de resolver las pretensiones y
excepciones presentadas por los legitimados teniendo como base la Constitución,
instrumentos internacionales respecto a derechos humanos, instrumentos
internacionales que hayan recibido la ratificación del Ecuador, la ley los méritos del
proceso, esto es, de acuerdo a lo ingresado por las partes. Hace mención en cuanto a
la convalidación y precisa que, para desestimarse por vicios de forma, se deberá
hacerlo únicamente cuando hayan ocasionado una nulidad insanable o que se haya
producido alguna especie de indefensión en el proceso. Expresa que para que se
garantice esta tutela judicial efectiva ante alegaciones insistentes sobre falta de
competencia, establece la prevención en el conocimiento y los jueces tienen la
obligación de resolver sin que puedan excusarse o inhibirse.

Principio de interculturalidad. De acuerdo a este principio, el (COFJ, 2021) en el


artículo 24 impone a los servidores judiciales que en las actividades inherentes a su
cargos deberán aplicar los elementos que tengan estricta relación con la diversidad
cultural respecto a las costumbres, prácticas, normas procedimientos de personas,
grupos o colectividades que estén bajo su conocimiento. Agrega que en el
conocimiento de estos casos se buscará el verdadero sentido de las normas aplicadas
teniendo en consideración la cultura del participante.

Principio de seguridad jurídica. En el artículo 25, el (COFJ, 2021) establece la


seguridad jurídica al imponer a los juzgadores la obligación de velar por la constante,
uniforme y fiel aplicación de la Constitución, instrumentos internacionales de
derechos humanos, los instrumentos internacionales que hubieran sido ratificados
por el Estado así como las leyes y más normas jurídicas.

Principio de buena fe y lealtad procesal. Esta buena fe y lealtad procesal se lo


establece en el artículo 26 del (COFJ, 2021) a fin de que los juzgadores en la
tramitación de los procesos judiciales exijan a las partes y sus defensores que en todo
momento observen una conducta de respeto recíproco y sus intervenciones lo hagan
dentro del marco ético teniendo la obligación de actuar con buena fe y lealtad. En
caso de advertirse la presencia de pruebas deformadas, el abuso del derecho, así
como el empleo de artimañas y procedimientos de mala fe con la intención de
retardar indebidamente el desarrollo del proceso, se deberá proceder a imponer las
sanciones previstas en la ley. Igualmente, en el caso de que alguna de las partes o sus
defensores indujere a engaño al juzgador también será motivo de sanciones. Al
respecto (Couture.E, 2014) nos dice que en la sustanciación de las causas el Estado y
la Sociedad están vinculados a su eficacia y rectitud por lo tanto la ley procesal debe
sancionar la mala fe de las partes o de sus apoderados estableciéndose para el efecto
severas medidas.
Principio de la verdad procesal. El (COFJ, 2021) en el artículo 27 determina que los
juzgadores están en la obligación de defender teniendo en cuenta exclusivamente los
elementos aportados por las partes. Deja constancia además que no se deberá exigir
prueba de los hechos que sean públicos y notorios ante lo cual el juzgador deberá
declararlo en la resolución cuando los haya considerado como parte de su
fundamento.

Principio de obligatoriedad de administrar justicia. En el artículo 28 el (COFJ, 2021)


se establece la obligación que tienen los juzgadores de limitarse a administrar justicia
y hacer que se cumpla dentro del marco constitucional, los instrumentos de derechos
humanos y las leyes vigentes. Precisa que no podrán excusar de cumplir con la
obligación de ejercer la jurisdicción otorgada o de fallar en los asuntos de su
competencia alegando falta de norma o que exista oscuridad en las mismas, por lo
deberán resolver con arreglo al ordenamiento jurídico, de acuerdo a la materia de
cada caso. Es necesario resaltar que faculta en forma expresa que los principios
generales del derecho, la doctrina y la jurisprudencia sirvan de sustento para la
interpretación, integración delimitación del campo de aplicación del ordenamiento
legal, así como también para suplir la ausencia o insuficiencia de las disposiciones que
regulan una materia determina.

Principio de interpretación de normas procesales. En el artículo 29 el (COFJ, 2021)


establece que las juezas o jueces en el cumplimiento de sus funciones, al interpretar
la ley procesal deberán considerar que los procedimientos tienen como objetivo que
se hagan efectivos los derechos reconocidos por la Constitución, instrumentos
internacionales de derechos humanos y la ley sustantiva o material. Faculta que las
dudas que se presenten en la interpretación de las normas de ámbito procesal
siempre deberán aclararse aplicando los principios generales del derecho procesal, de
manera que siempre se cumplan las garantías constitucionales que regulan el debido
proceso, respetándose en todo momento el derecho a la defensa manteniéndose
igualdad de las partes. En el último inciso recalca que los vacíos existentes en las
disposiciones legales procesales serán llenados por normas que regulen casos
análogos e incluso a falta de éstas con los principios constitucionales y generales del
derecho procesal.

Principio de colaboración con la Función Judicial. El (COFJ, 2021) en su artículo 30


impone a las otras Funciones del Estado con sus organismos y dependencias, así
también los gobiernos autónomos descentralizados y los regímenes especiales y en
fin todas las instituciones del Estado, con sus funcionarios, empleado y servidores en
forma obligatoria deberán colaborar con la Función Judicial y cumplir sus
providencias. Este principio que establece la necesidad de que todas las instituciones
brinden la debida colaboración a la administración de justicia, permite la plena
vigencia de los derechos de los ciudadanos.
Además, impone a la Policía Nacional como deber inmediato auxiliar y ayudar a las
juezas y jueces y por consiguiente deberán ejecutar pronto y en forma eficaz las
decisiones y resoluciones.
Igualmente, las instituciones del sector privado y todas las personas están obligados
a prestar el auxilio a los juzgadores y deberán cumplir las disposiciones emitidas en la
tramitación y resolución de los procesos. A tal punto es la obligación de colaborar con
la administración de justicia, que cuando quienes están obligados al auxilio y ayuda
no lo hicieran sin que exista una justa causa, serán sometidos al procesamiento por el
delito de desacato.

Principio de impugnabilidad en sede judicial de los actos administrativos. En cuanto


este principio vemos que el (COFJ, 2021) establece las diferencias entre las
resoluciones emitidas dentro de un procedimiento por otras autoridades e
instituciones del Estado, dejando constancia que son distintas a las expedidas por
quienes están dotados de jurisdicción. Haciendo énfasis que aquellas decisiones
emitidas por las autoridades distintas a la Función Judicial en las que se reconozca,
declaren, establezcan, restrinjan o supriman derechos, no son de orden jurisdiccional
y lo que constituyen son actos de la administración pública o tributaria que en todo
caso son impugnables en sede jurisdiccional.

Aplicación de principios. El mismo ordenamiento jurídico, en el artículo130 que se


refiere a las facultades jurisdiccionales de juezas y jueces, en cierto modo recoge
algunos de los principios enunciados pues comienza facultándolos a ejercer esas
atribuciones dentro del marco constitucional, de los instrumentos internacionales de
derechos humanos y las leyes, debiendo por consiguiente cuidar que se respeten los
derechos y garantías de los litigantes velando siempre por una eficiente aplicación de
los principios procesales. Se deberá propender a la unificación de criterio sobre el
mismo punto de derecho en relación a diversas cuestiones planteadas para su
resolución. Cumplir con la obligación de motivar en debida forma las resoluciones
enunciando los principios y normas en que se funda. Velar que en la sustanciación de
las causas se cumpla el principio de celeridad para lo cual vigilará a los servidores
judiciales y a las partes que intervienen sancionando las maniobras dilatorias. Para
cumplir con la obligación de administrar justicia se requerirá la colaboración y en caso
de omisión la norma faculta a disponer la comparecencia de las partes, testigos y
peritos aun con la intervención de la policía judicial. Se faculta a convalidad de oficio
o a petición de partes algunos actos procesales que se hubieran realizado sin observa
alguna formalidad no esencial siempre y cuanto no hayan viciado el proceso de
nulidad insanable y no hayan provocado indefensión. Se faculta a ordenar de oficio,
con las salvedades especificadas en la norma, la práctica de pruebas que juzguen
necesarias para el esclarecimiento de la verdad. Recogiendo lo establecido en la
Constitución respecto a la búsqueda de salidas alternativas por lo que faculta a
procurar la conciliación y acuerdo de las partes durante el de sarrollo del proceso
judicial. Con la finalidad de que las partes litiguen dentro del marco jurídico
establecido, se faculta a los juzgadores a rechazar liminalmente cualquier pedido que
reitere otro propuesto por las mismas razones y así también las peticiones,
pretensiones, excepciones, reconvenciones que sean formulados con manifiesto
abuso del derecho o evidente fraude a la ley o se advierta un notorio propósito para
retardar ya sea la resolución o ejecución. Así mismo se deberá rechazar de plano los
escritos que contengan exposiciones injuriosas, ofensivas o provocativas sin perjuicio
de la respectiva sanción. Cuando considere procedente, a pedido de parte y a costa
del vencido, se podrá ordenar la publicación de la parte de la resolución en un medio
de comunicación si de esta forma se puede reparar el daño causado por la publicidad
que hubiere tenido el proceso.

Control de conducta procesal. En el artículo 131 (COFJ, 2021) recoge las principales
facultades correctivas de las juezas y jueces con la finalidad de observar una conducta
procesal que corresponde a la importancia y respecto de la actividad judicial. En virtud
de esto, los juzgadores están facultados a devolver los escritos ofensivos o injuriosos
dirigidos contra él, servidores judiciales, contraparte o defensores, todo esto sin
perjuicio de la sanción que se pudiere imponer lo que también regula el Código
Orgánico Integral Penal. En el mismo orden, los jueces están facultados incluso a
expulsar de las actuaciones judiciales a quienes alteren e l desarrollo o atenten contra
la legal evolución. Estas medidas serán aplicables independientemente de las
acciones penales que hubiere lugar. También se faculta a declarar en sentencias y
providencias la incorrección de la tramitación, el dolo, la neglige ncia manifiesta y / o
el error inexcusable de jueces, fiscales o defensores públicos. También se faculta a
imponer sanciones a los defensores privados que no comparezcan a cualquier
audiencia con multa y además podrá imponerse otras sanciones que se establ ezcan.
En el artículo 132 que contiene las facultades correctivas de las juezas y jueces, en
cumplimiento de lo que dispone el artículo 75 de la Constitución de la República se
faculta a imponer multa compulsiva y progresiva a quien no cumpla con los mandatos.
De considerarse que la resistencia a la orden judicial puede encuadrar en una
infracción penal se deberá remitir las actuaciones a la Fiscalía General.

Aplicación del derecho que corresponda. En el artículo 140 del (COFJ, 2021) al
referirse a las omisiones sobre los puntos de fuere establece que los jueces deben
aplicar el derecho que corresponde al proceso, pese a que no haya sido invocado por
ninguna de las partes o lo hayan hecho en forma errónea. Si bien faculta esta
aplicación del derecho que corresponda, deja constancia que no podrá ir más allá del
petitorio, así como tampoco fundar su decisión en hechos diversos de los que han
sido alegados por las partes. Se concluye respecto a que esto último no será aplicable
cuando se pueda vulnerar derechos reconocidos en la Constitución y en los
instrumentos internacionales de derechos humanos.

2.3.2. Principios establecidos en el Código Orgánico General de Procesos.

Conforme se ha dejado señalado, en la Constitución de la República del Ecuador se


establecen algunos principios, así como también en los Tratados Internacionales en materia
de Derechos Humanos y que también los recoge el Código Orgánico de la Función Judicial.
Por su parte, el (COGEP, 2021) en el artículo 2 titulado como principios rectores, precisa
que en todas las actividades procesales se aplicarán los principios previstos en la
Constitución de la República, en los instrumentos internacionales de derechos humanos. En
los instrumentos internacionales ratificados por el Estado, los estableci dos en el Código
Orgánico de la Función Judicial y los desarrollados en dicho Código procesal por lo que es
necesario entrar al análisis de algunos sin que por eso se descarte la presencia de otros.

Dirección del proceso. En el artículo 3 del (COGEP, 2021) al referirse a la dirección del
proceso, expresa que el juzgador ejercerá la dirección proceso controlando todas las
actividades de las partes que intervienen en el proceso y evitará dilaciones
innecesarias. Se agrega que en función de este principio el juzgador está en capacidad
de interrumpir a las partes para solicitar aclaraciones, así como encausa el debate y
realizar las demás acciones correctivas que la ley le permite. Esta facultad además
entraña un principio de autoridad que ejerce quien administra justicia, dirigiendo los
debates y más actuaciones procesales. A decir de (García Falconí, 2018) estas
facultades que tiene el juez para la dirección del proceso van direccionadas a las
partes que participan en proceso ya sea en calidad de actores o demandados. (Rioja
Bermúdez, 2014) al referirse a la dirección judicial de proceso menciona que el juez
es el director del proceso y por consiguiente es quien debe dirigir las audiencias por
lo que pasa de un mero aplicador de la ley a ejercer una función más dinámica. Agrega
que la doctrina conoce a este principio como el de autoridad pues convierte al juez en
el conductor del proceso. En mismo ordenamiento jurídico en el artículo 80 establece
la dirección de las audiencias dejando constancia que corresponde exclusivamente al
juez en su condición de garante de los derechos y normas que rigen la actividad
procesal. En uso de las facultades otorgadas, el juez podrá determinar e informar a
los litigantes sobre los asuntos que serán motivo del debate y una vez i nstalada la
diligencia le está permitido moderar la discusión impidiendo alegaciones que se
desvíen en relación a situaciones no aplicables al caso. Además, le está permitido
limitar el tiempo del uso de la palabra a quienes deban intervenir e incluso interrumpir
cuando su uso sea abusivo o ilegal. Así también podrá ejercer las facultades
disciplinarias orientadas a mantener el orden y garantizar la realización del acto
procesal.

Principio de oralidad. En el artículo 4 el (COGEP, 2021), se determina que el proceso


oral es por audiencias, agregando que la sustanciación de en todas las instancias,
fases y diligencias deberán ser desarrolladas mediante el sistema oral, dejando a salvo
ciertos actos que deban ser ejecutados en forma escrita. A fin de que tenga plena
vigencia del principio de oralidad, se establece que las audiencias podrán realizare por
videoconferencia y otros medios de comunicación con similar tecnología, siempre y
cuando quienes deban intervenir no puedan hacerlo personalmente. Respecto a es to
(Gozaini O. , 2018) nos dice que el sistema oral o escrito para los procedimientos
constituye una decisión política por consiguiente las ventajas o inconvenientes
dependen de los operadores jurídicos que lo ponen en práctica. Por su parte, (Devis
Echandia, 2009) afirma que, la mayoría de objeciones formuladas al sistema dejan de
ser valederas y por el contrario, las ventajas son más notorias por cuanto se ponen en
vigencia la concentración, la inmediación, la economía procesal, que impiden
entorpecer la marcha del proceso y terminan poniendo en evidencia la superioridad
que el sistema brinda. En el mismo orden de ideas, (Vescoti, 2006) citando a Mario
Cappelletti, como uno de los más fervientes partidarios de la oralidad , expresa que
ésta significa la introducción en el proceso de los postulados básicos de la
inmediación, concentración, publicidad, eventualidad y apreciación racional de la
prueba.

Impulso procesal. En el artículo 5 el (COGEP, 2021) al referirse al impulso procesal


hace mención que corresponde a las partes realizar las gestiones para el impulso del
proceso aclarando en cierto modo, conforme el sistema dispositivo. Eso representa la
necesidad de que incluso para el inicio del proceso, se requiere de la voluntad de las
partes. Una vez iniciado el procedimiento y los mismos litigantes están en la libertad
incluso de ponerlo fin ya sea por un allanamiento, desistimiento, abandono, deserción
o transacción. De continuar la relación procesal, es a las partes que les corresponde
el impuso, incluso en el mismo ordenamiento jurídico se establecen las sanciones para
la falta de impulso, cuando el artículo 245 expresa que se declarará el abandono del
proceso cuando las partes que figuren hayan cesado en su prosecución durante un
plazo de seis meses. En aplicación de este mismo principio corresponde a las partes a
través de sus pedidos expuestos en la demanda, contestación e incluso reconvención
establecer los hechos en virtud de lo cual se traba la litis y como lo llama el COGEP el
objeto de la controversia. La actividad probatoria también corresponde a las partes
cumpliéndose con los principios que se establecen para el efecto. Es en virtud de estos
que el juez debe resolver aplicándose el principio de congruencia.

Respecto a esto (Ramirez, 2015) nos dice que la regla general de todo código es la
aplicación del principio dispositivo en relación a la iniciativa que deben tomar las
partes para dar comienzo al procedimiento e incluso disponer de sus derechos y darlo
por terminado, pero no significa que el juez tenga tan solo un rol pasivo pues debe
dirigir y ordenar el proceso inmediatamente de iniciado. (Rioja Bermúdez, 2014)
citando a Davis Echandía expresa que este se relaciona en forma directa con “el
inquisitivo, y consiste en que, una vez iniciado el proceso, debe el juez o el secretario,
según el acto de que se trate, impulsar su marcha sin necesidad de que las partes lo
insisten a hacerlo,” (pág. 55) se agrega expresando que también hay responsabilidad
en la demora ocasionada por parte del juzgador debido a que si bien algunos actos
tienen origen en la voluntad de los litigantes hay otros que le corresponden a quien
dirige la causa por la vigencia también del principio inquisitivo. Refiriéndose al
principio de impulso de oficio, (Hurtado Reyes, 2014) afirma que no elimina al
dispositivo, ni a la necesidad de que las partes realicen las actividades sino que
simplemente lo complementa pues ante la inactividad que pudiera presentarse en el
proceso, corresponde al juez poner movimiento, en cierto modo echarlo a andar
cuando por alguna situación se encuentre detenido. Es más el mismo (COGEP, 2021)
permite algunas actuaciones de oficio como el caso del artículo 168 que refiere a la
prueba para mejor resolver.

Principio de inmediación. El (COFJ, 2021) en el artículo 6, establece en este principio


haciendo mención que los juzgadores deberán celebrar las audiencias con la
presencia de las partes procesales, las que deberán obligatoriamente estar presentes
para la avaluación de las pruebas y más actos que se realizan en el proceso. A decir
de (García Falconí, 2018) este principio constituye una derivación o aspecto del
principio de concentración procesal que obliga a los juzgadores ya sea en unidades
personales como en tribunales y salas de instancia o casación deberá estar en
contacto con los litigantes y las pruebas que éstos practiquen dentro de las audiencias
o demás actos procesales de acuerdo a la normativa legal vigente. Como se ha dejado
indicado, el (COFJ, 2021) se refiere a este principio conjuntame nte con el dispositivo
y la concentración que exige que en la sustanciación de los procesos estén presentes
los jueces que conocer la causa y propiciando que la actividad procesal se realice en
la menor cantidad posible de actos. Una exteriorización de ese principio es la
necesidad de que el juez debe estar presente en la práctica de la prueba que de
acuerdo a la normativa procesal actual es en la audiencia de o juicio o segunda fase
de la audiencia única. Es más, en todos los actos procesales el juzgador debe estar
presente pues es quien dirige y controla el desarrollo. En el artículo 79 ibídem se
establece la forma como se debe proceder en las audiencias. Ahora bien, el artículo 6
en análisis establece que solo podrán delegarse diligencia que deban celebrar en
territorio distinto al del lugar donde se tramita la causa, sin embargo, en el artículo 72
respecto a remitir deprecatorios o comisiones no se incluye en cuanto a la realización
de audiencias ni práctica de pruebas pues se debe cumplir con la inmediación. En los
artículos 145 y 146 del Código Orgánico de la Función Judicial se establece que los
jueces con la finalidad de realizas inspecciones y reconocimientos podrán trasladarse
a lugares fuera de su competencia territorial y en los demás casos podrán deprecar o
comisionar.

Principio de intimidad. En el artículo 7 el actual (COGEP, 2021) se refiere a la


intimidad haciendo mención que los juzgadores están en la obligación de garantizar
que los datos personales de las partes procesales sean utilizados únicamente en la
tramitación de las causas y además que serán registrados o divulgados con el
consentimiento libre, previo y expreso del titular. Claro está, salvo que el
ordenamiento establezca la obligación de incorporar la información a fin de cumplir
con normas constitucionales. Este principio también aparece recogido en el artículo
13 del Código Orgánico de la Función Judicial pues consta en la (Constitución de la
República del Ecuador, 2008)que en el artículo 60 numeral 19 en cuanto a los
derechos de liberta establece el derecho a la protección a los datos de carácter
personal y por consiguiente corresponde a su titular el autorizar la difusión. Además,
en el artículo 147 del (COFJ, 2021) encontramos que el Consejo de la Judicatura será
el encargado de dictar los reglamentos necesarios para regular el envío, la recepción,
el trámite y el almacenamiento con la finalidad de asegurar tanto la autenticidad
como la integridad.
Transparencia, y publicidad en los procesos judiciales. En el artículo 8 del citado
(COFJ, 2021) se establece que tanto la información de los procesos judiciales así como
las audiencias, las resoluciones que se dicten en los diversos procedimientos serán
públicas lo que tiene relación con el artículo 13 del Código Orgánico de la Función
Judicial. Sin embargo, se debe entender que al principio de la publicad, “no está
tomado en el sentido de difusión, sino simplemente en un sentido contrario a lo
reservado.” (García Falconí, 2018, pág. 228). Se agrega que dicha publicidad no
representa que todas las actuaciones procesales deban estar a disposición de la
comunidad pues lo que se debe es garantizar la idoneidad del desarrollo del proceso.
En el artículo en estudio se establece un principio de reserva que solamente en casos
de protección de la integridad, honor, buen nombre o seguridad de las personas se
podrá actuar en sentido contrario a la publicidad autorizando a que sean reservadas
determinadas diligencias o actuaciones que estén establecidas en la Constitución y
leyes. En el artículo 83 del (COGEP, 2021) en forma expresa se refiere a la publicidad
en las audiencias estableciendo la forma como debe cumplirse con este principio pues
se prohíbe fotografiar, filmar o transcribir dichas diligencias. Si bien se permite
acceder a las grabaciones de las diligencias, precisa los casos en que no se podrá
entregar copia entre ellos cuando se pueda vulnerar derechos de hiñas, niños y
adolescentes, familia, así como secretos de carácter industrial o que contenga
información tributaria. A fin de garantizar el uso debido de las grabaciones en todos
los casos en que se entregue a una de las partes, se les deberá prevenir respecto a la
responsabilidad en caso de un manejo abusivo de la información.
Otros principios procesales particulares que recoge el COGEP.

El principio de aportación de parte, “establece la libertad absoluta de las partes para


introducir y probar el material fáctico en el proceso.” (Zavala Egas, 2016, pág. 231).
Esto por cuanto todo lo que es alegado debe ser probado por la parte que lo refiere
en aplicación del principio dispositivo. En igual sentido la prueba de los hechos en
disputa corresponde al sujeto activo y al pasivo para que el juzgador pueda contar con
los elementos necesario para emitir la resolución.

Principio de contradicción y bilateralidad, por cuanto en el desarrollo del proceso se


debe realizar cumpliéndose con la contradicción pues se debe permitir a las partes
acceder y contradecir lo que el contrario presente y propone. Esto está reconocido en
la Constitución de la República al establecer este principio como uno de los
fundamentos de la administración de justicia. El proceso necesariamente requiere la
formación de una determinada pretensión y una contradicción de ahí que el COGEP
propone que el proceso es oral por audiencias dentro de las cuales se opera la
contradicción entre las partes que intervienen.

Principio de congruencia, a decir de (Hurtado Reyes, 2014), “se han entendido a


través del aforismo ne eat judex ultra petita partium, el cual implica que el juez no
puede dar a las partes más de lo que piden,” (págs. 173-174). De esta forma el juez
queda sometido a lo pedido por las partes y de concederse más allá de lo pedido se
violenta el principio de congruencia. Esto está recogido en el artículo 92 del (COGEP,
2021) al precisar que en las sentencias deben ser congruentes con los puntos materia
del proceso, debiendo resolver sobre las peticiones que formulan los legitimados y
que se convirtieron en los puntos litigiosos.

En relación a la incongruencia objetiva cuando existe una separación entre lo que


resuelve el juzgador y que constituyó el objeto de la controversia, en la doctrina
encontramos que puede ser, citra petita o denominada infra petita cuando el juzgador
en su pronunciamiento no consideró respecto a alguna de las pretensiones
formuladas por las partes o sobre un punto controvertido establecido en la traba de
la litis. La extra petita en cambio, se presenta cuando el juez al resolver emite un
pronunciamiento respecto a un pedido o pretensión que no fue propuesto por los
litigantes, esto significa que resolvió sobre algo que no fue objeto de la controversia
por lo que se dice que se aparte del tema decidendum. Por último, la últra petita se
presenta cuando al emitirse la resolución el juzgador otorga más allá de lo que las
partes le solicitaron, esto significa que se otorga más allá de lo solicitado.

Respecto a la incongruencia subjetiva, que en resumidas cuentas se refiere a los


sujetos procesales que intervienen en el proceso por lo tanto ésta se presenta cuando
al resolverse no se lo hace en relación a alguno de los legitimados en la causa. Se
puede hablar de una omisión o citra petita cuando no se considera a los que
comparecieron al proceso proponiendo acción, contestación, proponiendo
reconvención o incluso presentándose como un tercero legalmente aceptado. Por su
parte la incongruencia subjetiva puede ser extra petita cuando se resuelve a favor o
en contra de un tercero que no formó parte la relación procesal por lo que la doctrina
expresa que además habría una violación al principio de bilateralidad.

También encontramos la incongruencia fáctica que se produce cuando en el fallo el


juez se aparta de los hechos y los medios probatorios que fueron introducidos por los
legitimados en la causa pues como se ha dejado anotado debe cumplirse con la
vigencia del principio dispositivo que faculta a enunciar y practicar las pruebas que se
requieran para justificar los hechos y alegaciones.

A decir de (Zavala Egas, 2016), el principio de congruencia es una relación entre dos
términos, uno es la resolución o parte dispositiva y otro el objeto procesal en un
sentido riguroso. Agrega que no se trata de una congruencia con la demanda,
alegaciones, y pruebas, sino de un modo genérico con lo que constituye la pretensión
en el proceso y la oposición que realiza el demandado que son los puntos que limitan
respecto a lo que se debe decidir.
Iura novit curia. En relación a este punto es menester resaltar que el juez tiene la
obligación de emitir su resolución sin alterar los hechos alegados y los medios
probatorios introducidos por los litigantes y que fueron objeto de lo que se denomina
la traba de la litis y que ahora el (COGEP, 2021) establece como objeto de la
controversia. Sin embargo, no hay impedimento alguno para que en cumplimiento
del artículo 91 el juez debe corregir las omisiones o errores de derechos en que las
que incurran los litigantes pero al mismo tiempo resalta que no se podrá otorgar o
declarar mayores o diferentes derechos a los pretendidos en la demanda, así como
tampoco podrá fundar la resolución en relación a hechos ajenos a los alegados. Como
se ha dejado indicado esto también está reconocido en el artículo 140 del (COFJ,
2021) que establece como obligación del juez aplicar el derecho que corresponda al
proceso, pese a que no haya sido invocado o haya sido realizado en forma equivocada.
Resalta que, no se podrá ir más allá del petitorio así como tampoco fundar la decisión
en hechos diversos a los alegatos de las partes.

Principio de lealtad, probidad y buena fe. Respecto a este punto, (Gozaini O. ,


2002) nos dice que, “el principio de moralidad trabaja en la prueba en varios aspectos
que obligan al juzgador a estar atento con las alegaciones y desempeño de las parte.”
(pág. 304). A decir de (Couture.E, 2014) algunas son las orientaciones con la finalidad
de evitar malicia en el accionar de las partes tal es así que desde la demanda debe ser
clara y que en el relato de los hechos no constituya una emboscada para la parte
contraria. Respecto a las excepciones dilatorias recomienda que deben ponerse todas
para evitar la incertidumbre. En cuanto a los medios probatorios es necesario que
sean relacionados con los hechos materia del objeto de la controversia. Al advertirse
la presencia de una causal de nulidad deberá ser alegada pues de no ser así se
consideran convalidadas. La norma establece que el juez puede condenar al litigante
que actúa con malicia ya sea en costas e incluso se podrían imponer o recomendar
otras sanciones en cuanto la conducta así lo amerite.

Principio de saneamiento. En el artículo 110, el (Nacional A. , COGEP, 2021) establece


respeto a la nulidad y la convalidación, precisando los momentos y las circunstancias
en que se producen. Esto a su vez tiene relación con el artículo 130 numeral 8
del (COFJ, 2021)que faculta a los jueces a convalidar ya sea de oficio o a petición de
parte determinados actos del proceso que se han realizado observándose
formalidades no esenciales. Es por estos motivos que la doctrina asocia a este
principio con el de nulidad y el de favor processum que tienen como fundamento que
el proceso llegue a su fin y se resuelva sobre los puntos en litigio.

4. Subtema 4: Principios Generales de la doctrina.


A decir de (Quintero & Prieto, 2008) principio proviene etimológiamente de primum caput
“ preferencia”, “procedencia” por lo que constituyen pensamientos directivos que sirven de
fundamento y guía en la organización legal de un determinado orden positivo y en la tarea
hermenéutica, como en la interpretación axiológica. En relación al mismo punto (Yedro)
nos dice que para la mayor parte de la doctrina, los principios generales de la materia
procesal tratan sobre las directivas o líneas matrices dentro de las que se desarrolla el
proceso. Agrega que estos principios generales comprenden distintos aspectos para
agruparse. (Couture.E, 2014) nos dice que el debate procesal debe ser ordenado y con
igualdad de oportunidades para hacer valer sus derechos por ambos litigantes por lo que es
necesario señalar una serie de principios que regulen la actividad procesal y por esos
motivos en los mismos textos constitucionales se imponen algunos. Por parte de (Devis
Echandia, 2009) se hace una distinción en dos categorías, de los principios fundamentales
de la ciencia procesal, entre ellos, los que sientan las bases generales del derecho procesal
y los que miran a la organización del proceso. En relación al tema, (Hurtado Reyes, 2014)
menciona que estos principios dependen necesariamente del sistema que se adopte para
la actividad procesal donde se establecen los principios pilares y fundamentales para el
desarrollo del mismo y permite orientar en relación a que sistema procesal se orientó el
legislador. Concluye expresando a manera de advertencia que la doctrina no ha logrado
ponerse de acuerdo respecto a cuáles son los principios básicos por lo que es menester
desarrollar respecto a los más importante y conocidos y en este curso para orientar desde
el punto de vista académico seguimos la línea fijada por Devis Echandía. Por su parte, (Rioja
Bermúdez, 2014) haciendo una distinción entre los principios del proceso y los principios
del procedimiento nos dice que los primeros son los que resultan indispensables para la
existencia de un proceso y que sin la presencia de ellos el proceso carecería de elementos
esenciales para su admisión como tal. Respecto a los segundos afirma que son los que
caracterizan e identifican la presencia de un determinado sistema procesal.

2. 4.1. Principios fundamentales del Derecho Procesal. Entre estos se mencionan, el


carácter exclusivo y obligatorio de la función judicial del Estado; la independencia de la
autoridad judicial; imparcialidad rigurosa de los funcionados judiciales; igualdad de las
partes ante la ley procesal; necesidad de oír a la persona contra la cual va a surtirse la
decisión fijándose en éste el principio de contradicción o audiencia bilateral; publicidad del
proceso; obligatoriedad de los procedimiento establecidos en la ley; principio de que las
sentencia no crean, sino declararan derechos; principio de verdad procesal; principio de
cosa juzgada.

Respecto a los anotados, en líneas anteriores la mayoría han sido analizados por lo que es
menester realizar el estudio respecto a los que no han sido tratados.

Principio de igualdad de las partes ante la ley procesal. Sobre este principio (Vescoti,
2006) afirma que es el que domina el proceso debido a que representa una garantía
fundamental para los litigantes. Esto representa que dentro de la sustanciación de las
causas por mandato constitucional que consagra la igualdad, los sujetos de la
actividad procesal deben acceder a un tratamiento igualitario. Se dice que ante la
presencia de la igualdad también están activos los principios de bilateralidad y
contradicción pues además bajo el principio dispositivo y la libertad probatoria las
partes pueden introducir las pretensiones, excepciones y medios probatorios que
deberán ser objeto de contradicción por ambas partes y así el juzgador pueda decidir.
La Constitución además establece el derecho a ser oídos ante el juez o tribunal en
igualdad de condiciones con lo que se garantiza el derecho al debido proceso y la
defensa. (Devis Echandia, 2009) en relación a este principio pone de manifiesto las
consecuencias que se deducen, primero que en la sustanciación de las causas las
partes gozan de iguales oportunidades para defender sus puntos de vista y, por otro
lado, que no se puede aceptar ningún tipo de procedimiento privilegiado y tan solo
es permitida algunas circunstancias de fuero funcional.

Principio de cosa juzgada, que según (Giuseppe, 1954) el bien de la vida que el
accionante dedujo en el juicio afirmando que una voluntad de la ley lo garantice a su
favor o lo niegue al accionado, una vez que ha sido reconocido o desconocido por el
juez en una sentencia ya sea estimatoria o desestimatoria se convierte en cosa
juzgada (res iudicata). Por su parte, (Couture.E, 2014) nos dice que, “es la autoridad y
eficacia de una sentencia judicial cuando no existen contra ella medios de
impugnación que permitan modificarla.” (pág. 326).

2.4.2. Principios fundamentales del procedimiento. En relación a estos principios, el autor


en estudio orienta que son, el principio dispositivo o inquisitivo; principios de tarifa legal de
pruebas, conocido también como sistema legal de pruebas, o de libre apropiación de su
valor; principio de expulsión del proceso; economía procesal; concentración del proceso;
eventualidad también llamado preclusión; inmediación; de oralidad o de la escritura;
principio de interés para intervenir en los juicios; principio de interés legítimo para pedir o
contradecir una sentencia de fondo y de la legitimación en la causa; de la buena fe y la
lealtad procesal; de la impugnación; de las dos instancias; motivación de la sentencia.

Principio de interés para intervenir en los juicios.


Considerando que los procesos se inician en virtud de que una parte acude en
búsqueda de la tutela judicial efectiva, a fin de que el juez luego de cumplido el
procedimiento le otorgue la pretensión y una vez cumplida la citación, la parte
contraria tiene también el derecho a formular su contradicción y pretensión, el
proceso debe limitarse al debate en los legitimados. Ahora bien, en algunos casos
cumpliéndose con las exigencias de la normativa puede ingresar un tercero a quien el
juzgador debe autorizar su intervención. Es por esto que a fin de que existe orden y
una marcha adecuada en el procedimiento se debe limitar la intervención de quienes
tienen interés directo en los procesos pues, (Devis Echandia, 2009) “si todos pudieran
intervenir, alegar, formular peticiones, interponer recursos, los procesos serian
dispendiosos,, enredados e incapaces para cumplir el fin que con ellos ser persigue”
(pág. 71). De no ejercerse el control procesal, podrían los litigantes de mala fe ingresar
y dilatar la causa pues su intención sería causar el caos procesal, lo que cumpliéndose
con el principio de buena fe y lealtad el juzgado debe evitar y sancionar conforme las
facultades que otorga la normativa. Es por estos motivos que el Código Procesal
establece en forma puntual los requisitos y momentos para que las partes puedan
intervenir, así como la presencia de terceros y quienes y en casos pueden interponer
recursos.

Principio de impugnación. Conforme se ha dejado expuesto, el juez en la


sustanciación de las causas debe cuidar que se cumplan con los principios y reglas
establecidos a fin de que las partes puedan tener la certeza de que sus derechos han
sido respetados. El juzgador a lo largo del proceso se pronuncia por medio de
providencias que de acuerdo al Código Orgánico General de Procesos pueden ser
sentencias, autos interlocutorios y autos de sustanciación. Garantizando el derecho
de las partes, la normativa procesal ha establecido los medios de impugnación a
través de los recursos horizontales y verticales a fin de que puedan solicitar la revisión
de los pronunciamientos claro está cumpliéndose con las exigencias establecidas para
cada caso. A decir de (Devis Echandia, 2009) estos medios de impugnación sirven para
que se enmienden los errores o vicios en que se haya incurrido en la sustanciación de
los procesos.

Principio de doble instancia. Como una consecuencia del principio de impugnación,


nace el de doble instancia o doble conforme que se encuentra establecido en la
Constitución y a su vez reconocido en las normas procesales de acuerdo al nivel
jerárquico de las dependencias de la Función Judicial. A decir de (Rioja Bermúdez,
2014) este principio permite a las partes procesales acudir a un órgano jerárquico
superior (ad que) en el momento en que su pretensión es rechazada por una
dependencia de menor grado ( a quo) siempre y cuando la normativa así lo permita
pues la misma Corte Constitucional en nuestro país se ha pronunciado respecto a que
no es un derecho absoluto y que el legislador es el que está facultado para establecer
la procedencia. (Cabanellas, 1968) define a la instancia como, las etapas o grados del
proceso y que en la tramitación de un juicio se pueden dar dos instancias: una primera
que corre desde su iniciación hasta la sentencia que lo resuelve, en tanto que la
segunda que tiene su origen desde la interposición del recurso de apelación y una
segunda, desde la interposición del recurso de apelación hasta el fallo que se
pronuncia sobre éste.

Principio de motivación. En la (Nacional A. , Constitución de la República del Ecuador,


2008) en el Art. 76 numeral 7, letra l) establece que, las resoluciones de los poderes
públicos deberán ser motivadas y de no ser así son considerados nulos . Al respecto,
(Devis Echandia, 2009) nos dice que no solo la publicidad es suficiente en el proceso,
sino que además se requiere que los funcionarios judiciales expliquen y fundamenten
las decisiones y de esta manera evitar arbitrariedades por lo que está permitido a las
partes interponer los recursos a fin de que sea el superior que revise. Resaltando la
importancia de la motivación en las resoluciones judiciales, (Hurtado Reyes, 2014) nos
dice que no es un simple deber del juez sino que también representa un derecho de
los litigantes y de la sociedad en general debido a que debe cumplirse con el debido
proceso y así evitar que el juzgador decida dentro del marco de la arbitrariedad.
ÍNDICE

1. Unidad 2: Ley procesal y presupuestos procesales 3


Tema 1: La ley procesal 3
Objetivo: 3
Introducción: 3

2. Información de los subtemas 4


2.1 Subtema 1: Definición y ubicación de la ley procesal 4
2.2 Subtema 2: Características de la ley procesal6
2.3 Subtema 3: Ámbito y vigencia de la Ley Procesal 7
2.4 Subtema 4: Interpretación de la ley procesal 8

3. Preguntas de Comprensión de la Unidad 10

4. Bibliografía 11
1. Unidad 2: Ley procesal y
presupuestos procesales
Tema 1: La ley procesal
Objetivo:
Conocer y analizar la concepción teórica de la ley procesal.

Introducción:
La ley procesal es de carácter adjetivo ya que en ella se establecen los pasos a seguir
o procedimientos para, toda vez que haya sido conculcado un derecho consagrado en una
ley sustantiva, se activen dichos mecanismos para restituir la situación jurídica violentada.
Es decir, son las normas, pasos, plazos y elementos a consignar para llevar a cabo un debido
proceso jurídico, en cualquier área.

Por otro lado, la ley procesal se distingue en atención a los siguientes criterios: según
el punto de vista de su objeto; según el punto de vista en relación con el derecho material,
y desde el punto de vista de su extensión. Según el punto de vista de su objeto, se clasifica
en: Orgánica y Funcional.

Es por ello, que en este compendio se presentar de forma breve y analítica una serie
de puntos, con el fin de ofrecer y clarificar información sobre la ley procesal en el Ecuador,
características, ámbito y vigencia y su interpretación.

2. Información de los subtemas


1. Subtema 1: Definición y ubicación de la ley procesal
Según Couture (1998) menciona que “el derecho procesal civil es la rama de la
ciencia jurídica que estudia la naturaleza, desenvolvimiento y eficacia del conjlillto de
relaciones jurídicas denominado proceso civil” (p. 3). Asimismo, Kelley (2003) explica que,
“es la rama del derecho público, porque la administración de la justicia es función del
Estado” (p. 4)

El aprendizaje del derecho procesal tiene posibilidades alternas para comprender


sus contenidos. Muchas veces el enfoque se orienta hacia la técnica y razona la disciplina
como puramente instrumental. Vale decir, aceptando que es una “herramienta de los
derechos sustanciales”, y dando a entender que constituye, ni más ni menos, que un
sistema para poner en práctica los derechos subjetivos (Gozaíni, s/f)

Se define también el objeto de la ciencia como el estudio de las normas y funciones


del poder jurisdiccional del Estado, de manera que la perspectiva tiene una inmediata
connotación de contenido constitucional. Por lo tanto, es preciso aclarar desde cuand o
comienza a hablarse de derecho procesal, cómo se genera la ciencia, y en qué momento se
desarrolla con autonomía (Gozaíni, s/f)

El proceso es un conjunto de relaciones jurídicas. Si bien debe considerarse correcta


la proposición de que el proceso es -en sí mismo una relación jurídica, corresponde advertir
que esa relación está formada a su vez por un conjunto de relaciones. Si por relación jurídica
se entiende el vínculo que la norma de derecho establece entre el sujeto del derecho y el
sujeto del deber, debe reconocerse que, aun dotado de unidad, el proceso es un conjunto
de ligámenes del juez con las partes y de las partes entre sí (Courtone, 1998)

El derecho procesal comprende no sólo el estudio de los procesos contenciosos, sino


también el de los procedimientos de la llamada jurisdicción voluntaria. Por acuerdo pacífico
de doctrina, estos procedimientos no abarcan la función jurisdiccional, pero sí la procesal.
Esto quiere decir que numerosas actividades jurisdiccionales no se hallan cometidas al
Poder Judicial, sino también al Poder Legislativo, al Poder Ejecutivo y a otros órganos del
poder. público, tal como acontece en nuestro país con la Corte Electoral, el Tribunal que lo
Contencioso-administrativo y el Tribunal de Cuentas (Courtone, 1998). Según Palacio
(2003)

La disciplina que tradicionalmente se conoce bajo la denominación de derecho


procesal, estudia por un lado el conjunto de actividades que tienen lugar cuando
se somete a la decisión de un órgano judicial o arbitral la solución de cierta
categoría de conflictos jurídicos suscitados entre dos o más personas (partes), o
cuando se requiere la intervención de un órgano judicial para que constituya,
integre o acuerde eficacia a determinada relación o situación jurídica (p.11)
Es preocupación del Estado, buscar la justicia entre sus gobernados, porque donde
no hay justicia, su lugar lo ocupa la violencia, esa violencia con que el fuerte tratará de
someter al débil y esa violencia con que el débil tratará de sacudir al fuerte opresor (Kelley,
2003). El proceso jurisdiccional es considerado como un medio para solucionar litigios a
través de la aplicación de la ley al caso concreto, cabe advertir que no siempre la sentencia
con la que termina el proceso aplica una ley para resolver la controversia.

Todo el derecho procesal, con independencia de la naturaleza pública, social o


privada del derecho sustantivo que aplique, pertenece al derecho público, en cuanto regula
el ejercicio de una función del Estado, como es la jurisdiccional, a través del pro ceso. El
juzgador, como titular de la función jurisdiccional del Estado, conduce y resuelve el proceso,
en cualquier campo del derecho, por medio de actos que tienen todas las características
propias de los actos de autoridad: unilateralidad, imperatividad y coercibilidad (Ovalle,
2005).

Por otro lado, como consecuencia de la ubicación del derecho procesal dentro del
derecho instrumental, el primero tiene un carácter instrumental respecto del derecho
sustantivo. En efecto, el derecho procesal no hace sino regular un medio, un instrumento,
como es el proceso jurisdiccional, a través del cual se va a resolver un conflicto de
trascendencia jurídica, normalmente mediante la aplicación de una o varias normas de
derecho sustantivo, en caso de que el juzgador emita una sentencia sobre la controversia
de fondo. En este sentido, el derecho procesal establece un medio para la aplicación del
derecho sustantivo (Ovalle, 2005)

En conclusión, el derecho procesal puede definirse como la rama del derecho que
estudia el conjunto de normas y principios que regulan la función jurisdiccional del Estado
en todos sus aspectos y que por tanto fijan el procedimiento que se ha de seguir para
obtener la actuación del derecho positivo en los casos concretos, y que determinan las
personas que deben someterse a la jurisdicción del Estado y los funcionarios encargados de
ejercerla (Echandía, 2013)

La ley procesal puede definirse, en todo caso, así: la que se ocupa en regular el proceso y
las relaciones que de él nacen y se deducen (sea civil, penal, contencioso-administrativo,
del trabajo o simplemente administrativo como los procedimientos para marcas y patentes
o concesiones de aguas). Bien puede suceder que se encuentren tales normas en el Código
de Procedimiento, o en el Código Civil, o en el de Comercio, en la Constitución, o en leyes
distintas (Echandía, 2013)
2. Subtema 2: Características de la ley procesal
La ley procesal pertenece al

 Derecho Público, en cuanto a que regula el ejercicio de una función del Estado como
es la jurisdiccional (Barajas, 2016). Porque el derecho procesal regula el proceso
jurisdiccional en donde intervienen partes en pie de igualdad frente a un órgano
público, llamado a resolver una potestad pública para resolver el conflicto. Esto no
se ve afectado por el hecho que el conflicto que se somete a decisión del órgano
público, sea privado, por ejemplo, un conflicto civil (Lusciclopedia, 2007)

 Tiene un carácter instrumental respecto del derecho sustantivo, ya que lo que hace
es regular un medio o un instrumento como es el proceso jurisdiccional, a través del
cual se va a resolver un conflicto de trascendencia jurídica (Barajas, 2016). A través
del derecho procesal se obtiene la actuación o aplicación del derecho material o de
fondo y por tanto sirve de vía para dar aplicación a ese derecho en el caso concreto
(Lusciclopedia, 2007)

 Es autónomo respecto de las disciplinas que estudian las diversas ramas del derecho
sustantivo (Baraja, 2016) Es una rama del derecho que tiene una configuración
propia y que no pertenece por tanto a otras ramas del ordenamiento jurídico,
ciertamente, como todo el derecho, se relaciona con otras ramas.

Esto corresponde al estado actual del desarrollo de esta rama, es una conquista, porque
por mucho tiempo el derecho procesal se consideró subordinado al derecho material. Esto
se dio mucho, por ejemplo, en materia civil, el derecho procesal era considerado derecho
civil puesto en movimiento. Esto se abandonó en el tiempo cuando se llegó a la conclusión
de que el derecho procesal era independiente del derecho material, esto se alcanzó
particularmente a partir de la definición de la Acción (Lusciclopedia, 2007)

3. Subtema 3: Ámbito y vigencia de la Ley Procesal


En El ámbito de aplicación a la ley procesal se refiere a la aplicación de la le y en
cuanto a criterios temporal (cuando), material (objeto o el que), territorial o especial
(donde). En cuanto a la vigencia, eficacia y aplicación de los procedimientos judiciales.

En el Ecuador, cuando se habla de ley procesal en general, estamos hablando del


código orgánico general de procesos (COGED), mismo que de acuerdo a su art. 1. Establece
la regulación de la actividad procesal en todas las materias, excepto la constitucional,
electoral y penal en concordancia con los principios constitucionale s del debido proceso.
Art. 1.- Ámbito. Este Código regula la actividad procesal en todas las
materias, excepto la constitucional, electoral, de extinción de dominio y
penal, con estricta observancia del debido proceso.
Nota: Artículo reformado por Disposición Reformatoria Cuarta de Ley No.
1, publicada en Registro Oficial Suplemento 452 de 14 de mayo del 2021
(p.2)
De acuerdo al criterio territorial, el COGED en el Art. 9 lo establece de la siguiente
manera:
Art. 9.- Competencia territorial. Por regla general será competente, en razón
del territorio y conforme con la especialización respectiva, la o el juzgador
del lugar donde tenga su domicilio la persona demandada.

La persona que tenga domicilio en dos o más lugares podrá ser demandada
en cualquiera de ellos. Si se trata de cosas que dicen relación especial a uno
de sus domicilios exclusivamente, solo la o el juzgador de este será
competente para tales casos.

La persona que no tenga domicilio fijo, podrá ser demandada donde se la


encuentre.

Si la demandada es una persona jurídica con la que se celebró un contrato o


convención o que intervino en el hecho que da origen al asunto o
controversia, será competente la o el juzgador de cualquier lugar donde esta
tenga establecimientos, agencias, sucursales u oficinas.

En materia contractual, cuando existan cláusulas de identificación de


domicilio, se notificará a la otra parte, si esta dirección ha sido modificada. Si
el cambio de domicilio no ha sido notificado, será competente el juez del
domicilio fijado originalmente en el contrato (p. 3)
En el caso de la materia penal, se rige por el código orgánico integral penal (COIP);
en el caso de la materia constitucional, el procedimiento se rige por la ley orgánica de
garantías jurisdiccionales y control constitucional; y en el caso de la materia electoral, el
procedimiento si rige por el código de la democracia.

En cualquier caso, cuando una ley procesal distintas al COGED no estipula o


establece las reglas de algún acto procesal propio de la materia de la que se trate, se deberá
aplicar lo que analógicamente se encuentre preceptuado en el COGED

En consecuencia, debido a que la Constitución de la República garantiza la tutela y


el fiel cumplimiento de los derechos fundamentales, tiene su razón de ser la
implementación efectiva de los principios que regulan el proceso en materias no penales,
puesto que la aplicación correcta y oportuna de estos es una garantía para las partes en
determinadas causas, lo que sin lugar a dudas permitirá que nuestro Estado garantista de
derechos humanos, cumpla con sus ciudadanos respetando las garantías del debido
proceso y de esta forma poder hacer efectivo el principio tan discutido de seguridad jurídica,
que emana desde los preceptos de la Carta Magna, como una garantía básica del Estado
(Cevallos y Litargo, 2018)
El debido proceso es el derecho que posibilita que los procedimientos sean equitativos y
que estén dirigidos a la protección de los derechos en un plazo razonable. Es importante
que su vigilancia sea confiada no sólo al interior del Estado sino a órganos supranacionales
como es el caso de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y el Tribunal de
Estrasburgo. Su vulneración, incluyendo el mal uso de los términos razonables a tener en
cuenta, implica denegación misma de la justicia. El debido proceso integra las reglas de
juego para que el proceso y el juicio correspondiente sean limpios. Dicho derecho
fundamental debe posibilitar que los procedimientos sean instrumentos diáfanos para la
obtención de un derecho justo, sin que pueda negarse la posibilidad de participación de los
sujetos interesados que han de intervenir en una perfecta situación de igualdad en aras de
realizar un reconocimiento mutuo (Agudelo, 2004)

4. Subtema 4: Interpretación de la ley procesal


Al interpretar a la ley procesal, el juez deberá tener en cuenta que el objeto de los
procedimientos es la efectividad de los derechos reconocidos por la ley sustantiva, por lo
que la interpretación debe ser en principio conforme a la letra de la ley y solo cuand o la
misma no se pueda realizar, porque de la simple lectura de la ley, la misma no sea clara,
aparezca confusa o contradictoria, entonces deberá hacerse una interpretación jurídica,
mediante la cual el juzgador debe desentrañar qué es lo que quiso decir e l legislador; y para
el caso de que no encontremos precepto legal aplicable al caso de que se trate, entonces el
juzgador está facultado a invocar y aplicar los principios generales del derecho (como
pudieran serlo la analogía y la mayoría de razón). Lo anterior, desde luego con excepción de
la materia penal, en donde rige el principio de ley exactamente aplicable al delito de que se
trata.

En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva deberá ser conforme a la letra o
a la interpretación jurídica de la ley, y a falta de ésta se fundará en los principios generales
del derecho (Baraja, 2016).

Por otra parte, para llevar a cabo la aplicación de la ley procesal, es indispensable su previa
interpretación. Así pues, interpretar es fijar el verdadero se ntido y alcance de la norma
procesal, frente a la situación jurídica específica a que dicha ley debe aplicarse. Luego, la
doctrina señala que la ley procesal puede ser interpretada por el legislador, el juez o el
jurista. De esta forma, se distingue entre interpretación auténtica, judicial o doctrinal.
Particularmente, es a través de la interpretación judicial que se fija el sentido y alcance
verdadero de una norma jurídica para un caso concreto. En otros términos, es el juez el
principal encargado de interpretar las normas jurídicas de carácter sustantivo y resolver
mediante la dictación de una sentencia definitiva las pretensiones de las partes (Castro,
2020)
ÍNDICE

1. Unidad 2: Ley procesal y presupuestos procesales 3


Tema 2: Presupuestos procesales y presupuestos materiales (sustanciales) 3
Objetivo: 3
Introducción: 3

2. Información de los subtemas 4


2.1 Subtema 1: Presupuestos procesales previos al proceso 4
2.2 Subtema 2: Presupuestos procesales del procedimiento 6
2.3 Subtema 3: Presupuestos materiales o sustanciales de la sentencia de fondo 7

3. Preguntas de Comprensión de la Unidad 12

4. Bibliografía 13

1. Unidad 2: Ley procesal y


presupuestos procesales
Tema 2: Presupuestos procesales y presupuestos materiales
(sustanciales)
Objetivo:
Conocer y analizar la ley procesal y el presupuesto procesal
Introducción:
Los llamados presupuestos procesales son figuras jurídicas que deben ser analizadas por el
juzgador para que pueda dictar sentencia válida sobre las pretensiones de las partes; y que,
por tanto, su examen ha de efectuarse, incluso, de oficio, pues son cuestiones que se
consideran de orden público, ya que, de no actualizarse, la se ntencia resultaría ineficaz y no
podría surtir efectos legalmente (Silva, 2019)

La vía es un presupuesto procesal, porque es una condición necesaria para la regularidad


del desarrollo del proceso, sin la cual no puede dictarse sentencia de fondo sobre la
pretensión litigiosa, motivo por el cual inclusive debe ser analizada en forma oficiosa por
los tribunales; y porque el análisis de las acciones sólo puede llevarse a efecto si el juicio,
en la vía escogida por el actor, es procedente, pues de no serlo, el juez estaría impedido
para resolver las cuestiones planteadas (Silva, 2019) Esos presupuestos determinan el
nacimiento válido del proceso, su desenvolvimiento y su normal culminación con la
sentencia, sin que ésta deba decidir necesariamente en el fondo sobre la procedencia o
fortuna de la pretensión y mucho menos que deba ser favorable a esa pretensión, pues
estas dos circunstancias dependen de otra clase de presupuestos: los materiales o
sustanciales (Echandía, 2013)

2. Información de los subtemas


1. Subtema 1: Presupuestos procesales previos al proceso
Los presupuestos procesales vienen a ser los requisitos necesarios para el correcto
inicio y desarrollo del proceso en cuanto a situaciones netamente procesales que permitan
la admisibilidad de una demanda y declarar la validez del proceso; en cambio, los
presupuestos materiales o sustanciales, se refieren a situaciones de fondo de la
controversia que permiten al juzgador poder emitir la sentencia de mérito respectiva
incluso favorable, caso contrario puede surgir una resolución inhibitoria o en su defecto que
se acepten las excepciones propuestas, pues las mismas atacan exclusivamente a las
pretensiones (Palacios, 2019)
Los Presupuestos procesales previos al proceso, pueden referirse a los sujetos del
proceso (competencia del juez, capacidad procesal, representación y legitimación de las
partes); o bien, al objeto del proceso (ausencia de cosa juzgada, ausencia de litispendencia,
ausencia de caducidad de la acción) (Silva, 2019)
Los presupuestos procesales previos al proceso, que se subdividen en dos grupos: a)
presupuestos procesales de la acción, que miran al ejercicio válido del derecho subjetivo de
acción por el demandante o el denunciante o querellante, y b) presupuestos procesales de
la demanda, que deben reunirse para que el juez admita la demanda; 2) presupuestos
procesales del procedimiento, que atañen al válido desenvolvimiento del proceso, hasta
culminar con la sentencia, cualquiera que sea el contenido de ésta (Echandía, 2013)

 Presupuestos procesales de la acción; Dentro de esta clase comprendemos


los requisitos necesarios para que pueda ejercitarse la acción válidamente,
entendida ésta como derecho subjetivo a la obtención de un proceso, como
en el capítulo XI lo estudiamos; es decir, condiciones para que el juez oiga la
petición que se le formule para iniciar un proceso. Dichos requisitos son:
1. La capacidad jurídica y la capacidad procesal o “legitimario ad
processum ” del demandante y su adecuada representación cuando
actúa por intermedio de otra persona (apoderado, gerente, tutor,
curador, padre o madre en ejercicio de la patria potestad).
2. La investidura de juez en la persona ante quien se debe presentar la
demanda o la denuncia o querella, pues si se trata de un particular se
tendría un acto jurídico inexistente.
3. La calidad de abogado titulado de la persona que presenta la
demanda, sea en propio nombre o como apoderado de otra, cuando
la ley así lo exige (tal como sucede entre nosotros para la gran
mayoría de los casos civiles, para todos los contenciosos
administrativos y muchos laborales) y ello porque se trata de una
especie de requisito de la capacidad procesal y de la debida
representación, que en caso de faltar impide al juez aceptar la
demanda. No opera en lo penal.
4. La no caducidad de la acción, cuando la ley ha señalado un término
para su ejercicio y de la relación de hechos de la demanda o de sus
anexos resulta que está ya vencido (por ejemplo, por haber pasado el
año que se otorga para la acción posesoria); entonces el juez debe
rechazar la demanda de plano. Pero si la caducidad es declarada en
la sentencia, ésta es de fondo o mérito, lo mismo que cuando se
declara probada la prescripción, por lo cual se produce cosa juzgada
(Echandía, 2013)

 Presupuestos procesales de la demanda, la denuncia o la querella: Se


definen como requisitos necesarios para que se inicie el proceso o relación
jurídica procesal, que debe examinar el juez antes de admitir la demanda o
denuncia o querella, además de los anteriores; veamos cuáles son:
1. Que la demanda, denuncia o querella sea formulada ante juez de la
jurisdicción a que corresponde el asunto, pues si es ante juez, pero de
otra jurisdicción, se tendrá un acto jurídicamente ineficaz, por ser
improrrogable la jurisdicción e insanable su falta; en segundo lugar, que
se formule ante juez competente, pues, aunque éste tenga jurisdicción
para el caso, puede ocurrir que no tenga facultad para conocer de ese
negocio en particular por corresponder a otro juez de la misma
jurisdicción
2. La capacidad y la debida representación del demandado, o “legitimatio
ad processum”; la asistencia por abogado, del imputado y procesado, en
lo penal.
3. La debida demanda que incluye el cumplimiento de los requisitos de
forma y la presentación de los documentos que la ley exija, los cuales
deberá examinar y exigir el juez a fin de admitirla o rechazarla; la debida
denuncia o querella.
4. En lo contencioso-administrativo existe, además, el de haberse pagado
el valor de la multa o impuesto, o la parte mínima requerida, para la
admisión de la demanda de nulidad del acto que la impone o la liquida; y
el haber agotado la vía administrativa o gubernamental de reclamo
contra la providencia.
5. La caución para las medidas cautelares previas en procesos civiles de
ejecución y en algunos declarativos (Echandía, 2013).

2. Subtema 2: Presupuestos procesales del


procedimiento
Son los que deben cumplirse una vez admitida la demanda o denuncia por el juez e iniciada
la etapa preliminar del proceso (o del sumario en lo penal), con miras a constituir la relación
jurídica procesal y de que aquél continúe su curso, desenvolviendo y realizando las varias
distintas etapas que la ley ha señalado como necesarias para que se llegue a la sentencia
final. Son presupuestos de esta clase los siguientes:
1. La práctica de ciertas medidas preventivas, que deben practicarse antes de la
notificación al demandado, como es el registro de la demanda, a fin de que los
inmuebles reclamados no vayan a ser vendidos o gravados; o el secuestro de bienes
muebles, el embargo de inmuebles, el depósito de personas y otras.
2. Tratándose de procesos contenciosos, con demandados ciertos o inciertos, la
citación o emplazamiento o los demandados; y en materia penal la citación al
sindicado o imputado para oírlo en declaración y para que disponga de oportunidad
práctica para ejercer su derecho constitucional de defensa.
3. Las citaciones y emplazamientos a terceros, que ordene la ley.
4. La no caducidad o perención de la instancia o del proceso por inactividad de las
partes (lo primero en segunda instancia y lo segundo en la primera).
5. El cumplimiento de los trámites procesales, en el orden establecido por la ley para
cada proceso.
6. El seguir la clase de proceso que corresponda (ordinario, abreviado, verbal o
especial, en lo civil).
7. La ausencia de causa de nulidad en el curso del proceso, pues el juez no puede dictar
sentencia si encuentra alguna (Echandía, 2013)

La ausencia de “litis pendentia” o pleito pendiente no es en realidad un presupuesto del


procedimiento, pero puede considerarse como tal sólo en cuanto la ley autorice al
demandado para proponerla como excepción previa. Lo mismo ocurre con la cláusula
compromisoria. Pero en realidad no son presupuestos procesales porque miran, no a la
forma o ritualidad, sino al fondo de la litis (Echandía, 2013)

Por otro lado, Gonzaini (s/f) explica que los Presupuestos procesales del procedimiento
son:
Son arquetipos que regulan la normalidad en la secuencia procedimental, de
manera que se presentan episódicamente, en relación con cada una de las
etapas que en el proceso transcurren. Cada uno bosqueja el resguardo al debido
proceso donde la garantía de la defensa en juicio esta entronizada como
condición insuperable. La forma de los actos, en sentido estricto, cumplimenta,
además del aspecto exterior, la voluntad, el tiempo y el lugar donde promedia.
Es importante, entonces, comprender que el hito central de los presupuestos
del procedimiento radica en estas cuestiones. Al hablar del carácter
instrumental del proceso y de las reglas que diseñan el principio de formalidad,
tuvimos oportunidad de advertir acerca de la regularidad exigida para
manifestar un acto del proceso. En esta ocasión interesa recortar el objetivo
hacia el espíritu que contraen como presupuestos de un proceso válido. En la
formalidad ocupan su espacio, el idioma, la redacción, la firma, el rol del órgano
jurisdiccional, etcétera (p. 143)

3. Subtema 3: Presupuestos materiales o sustanciales


de la sentencia de fondo
Estos presupuestos son los requisitos para que el juez pueda, en la sentencia,
proveer de fondo o mérito, es decir, resolver si el demandante tiene o no el derecho
pretendido y el demandado la obligación correlativa, o si el sindicado tiene o no la
responsabilidad que se le imputa. La falta de estos presupuestos hace que la sente ncia sea
inhibitoria.

Los procesos penales no puede haber sentencias inhibitorias, por lo que deben
sustituirse por otras medidas procesales, como la nulidad. Se refieren a la pretensión y no
al procedimiento ni a la acción, y son las siguientes:
1. “Legitimatio ad causam” o legitimación en la causa incluyendo la completa
integración del litisconsorcio necesario.
2. El llamado interés sustancial para obrar o mejor dicho para obtener sentencia
de fondo
3. La correcta acumulación de pretensiones (mal llamada acumulación de
acciones) en la misma demanda (sean de un solo demandante o de varios
demandantes) porque no es posible la sentencia de fondo o mérito, si el fallador
se encuentra con pretensiones o procesos indebidamente acumulados, a menos
que puedan resolver sobre algunas de ellas y abstenerse de hacerlo en cuanto
a las demás, lo cual ha sido aceptado por la Sala de Casación Civil de la Corte
colombiana, en cuyo caso la sentencia será sólo parcialmente inhibitoria.
4. La defectuosa petición que haga imposible resolver sobre la pretensión del
demandante, porque no se entienda o no pueda saberse qué es lo que dice,
bien sea porque es tan confusa e imprecisa o adolece de otro defecto tan grave,
que no sea posible resolver sobre ella, o porque faltaron los linderos del
inmueble o la identificación de los muebles a que se refiere.
5. La ausencia de cosa juzgada, transacción, desistimiento o perención de proceso
anterior con valor de tal, porque el juez no puede resolver en el fondo de nuevo,
ni siquiera en el mismo sentido
6. La litispendencia cuando constituya una necesaria prejudicialidad; es decir que
el juez deba esperar a que el otro proceso concluya para poder dictar la
sentencia; puede haberla penal, contencioso-administrativa, o civil y puede
operar en cualquiera de esos procesos (Echandía, 2013)

4.Subtema 4: Presupuestos materiales o sustanciales


de la sentencia favorable en materia no penal
Estos presupuestos determinan si la sentencia de fondo debe o no acceder a las
peticiones del demandante o si, por el contrario, admite las excepciones de mérito del
demandado o si debe condenar o absolver al sindicado o imputado. Naturalmente, como
tal decisión sólo puede existir en la sentencia de mérito, es necesario que los presupuestos
de éstas se cumplan también (Echandía, 2013)

a. En los procesos civiles, laborales y contencioso-administrativos.


Son presupuestos materiales de la sentencia favorable al demandante: 1) la existencia real
del derecho o relación jurídica sustancial pretendida; 2) la prueba en legal forma de ese
derecho, es decir, de los hechos o actos jurídicos que le sirvan de causa; 3) la exigibilidad
del derecho, por no estar sometido a plazo o condición suspensiva; 4) la petición adecuada
al derecho que se tenga, porque puede tenerse el derecho y haberse pro bado, pero si se ha
pedido cosa distinta se obtendrá sentencia desfavorable; 5) haber enunciado en la demanda
los hechos esenciales que sirven de causa jurídica a las pretensiones, ya que su falta trae el
fracaso en la sentencia, aunque se tenga el derecho y se haya pedido bien y probado,
porque el juez debe basar su decisión en tales hechos (Echandía, 2013)

Gonzaini (s/f), explica que:


la noción de presupuesto descansa en las condiciones imprescindibles exigidas
para dar validez y existencia a un proceso cualquiera. De ello se sigue que la
sentencia favorable es solo una expectativa que depende, en gran medida, de
la actividad dispuesta por las partes y del acierto encontrado para confirmar sus
respectivas postulaciones. Siendo así, pensar en presupuestos del éxito, implica
un error de apreciación, porque aun cuando la prosperidad de una pretensión
pudiese alentarse a futuro (v.gr.: cuando el proceso tramita en ausencia, o
rebeldía), no puede soslayarse que la sentencia es el producto de una derivación
razonada que confronta hechos y derechos; de modo tal que la falibilidad
humana en los criterios de apreciación puede estar presente en esta etapa. Por
eso es ilógico presupuestar el pronunciamiento favorable como condición del
derecho procesal. El punto exacto marca que el camino es llegar a la sentencia
de fondo sin nulidades antecedentes. Todo lo demás actuado para alcanzar la
razón, son actividades procesales enmarcadas en el conjunto de derechos,
deberes, cargas y obligaciones de las partes, instaladas en el campo que explica
la teoría de los actos procesales (p. 144)

La confusión de los presupuestos procesales y los materiales lleva con mucha


frecuencia a la indebida calificación de la sentencia que se abstiene de resolver en el fondo
la litis, por falta de uno de los últimos, como ha sucedido en la doctrina de nuestra Corte; y
lleva también a utilizar el término acción cuando debe hablarse de pretensión y a tomar por
cuestiones de forma muchas que lo son de fondo, como la legitimación en la causa y el
interés sustancial para la sentencia de mérito.

Tabla 1. Tipos de presupuestos a saber.

PRESUPUESTOS PROCESALES PRESUPUESTOS MATERIALES O


SUSTANCIALES
PREVIOS AL PROCESO DE LA SENTENCIA DE FONDO
De la acción:
 Jurisdicción y competencia del Juez.  Legitimación en la causa.
 Capacidad jurídica y procesal de las  Litis consorcio necesaria.
partes.  Interés sustancial en la pretensión.
 Caducidad  Ausencia de Cosa juzgada,
 Transacción,
DE LA DEMANDA:  Compromiso arbitral o mediación,
o
 Debida demanda en cuanto a los  Prescripción.
requisitos de forma y documentos.
 Ausencia de Desistimiento.
DEL PROCEDIMIENTO DE LA SENTENCIA FAVORABLE
En materia no penal:
 Requisitos formales como inscribir la  Relación jurídica pretendida.
demanda cuando sea necesario.  Prueba legal y constitucional.
 Citación.  Derecho exigible (sin condición)
 Abandono.  Enunciar hechos esenciales que
 Procedimiento adecuado. sirven de causa para la pretensión.
 Correcta acumulación de  Alegar excepciones y probarlas. (en
pretensiones cuanto al demandado).
 Ausencia de causas para la nulidad.
 Litis pendencia.

Fuente: Palacios (2021)

Como se puede observar, se ha determinado una serie de situaciones jurídicas que


deben ser consideradas previo al inicio del proceso, en el desarrollo del mismo como las
necesarias para poder lograr no solo la emisión de una sentencia de mérito, sino que sea
favorable.

En la legislación ecuatoriana y conforme lo prescribe el Código Orgánico General de


Procesos (COGEP) los presupuestos procesales y los materiales de la sentencia de fondo van
a ser analizados y estudiados en la etapa de saneamiento del proceso, esto es en la primera
parte de la audiencia preliminar o de la audiencia única según corresponda al tipo de
procedimiento, siempre que las partes lo aleguen oportunamente y estén previstas dentro
de las excepciones previas permitidas en el artículo 153 del COGEP y conforme la Resolución
12-2017 emitida por la Corte Nacional de Justicia, salvo que algunas también se refieran a
solemnidades sustanciales conforme el artículo 107 ibídem, en cuyo caso las partes las
pueden alegar en dicho momento y deberán ser estudiadas de oficio por parte del juzgador
así las partes no las invoquen (Palacios, 2021)

En la actualidad y de acuerdo a las diversas clasificaciones de los presupues tos


procesales, es difícil un acuerdo conciliatorio por parte de la doctrina ya sea estos requisitos
de existencia, validez, procedimiento, subsanables, insubsanables, relativos, absolutos,
relativos al órgano jurisdiccional, a las partes y al objeto, cual quiera de estas diferencias
busca un solo fin que consiste, en constituir una relación-jurídico-procesal-válida.

Es importante destacar que, para que se pueda constituir válidamente un


determinado proceso y el juez pueda dictar una sentencia de fondo que resuelva
definitivamente el conflicto, es necesario que el actor cumpla con los presupuestos
procesales y materiales que son requisitos previos al proceso, sin cuyo cumplimiento no
puede válidamente instaurarse el proceso ni puede el juez entrar en el examen jurídico
material de la pretensión, es decir, no puede satisfacer materialmente la pretensión. Estos
requisitos formales condicionan, pues, la admisibilidad de la pretensión. Sin su concurrencia
el juez no puede entrar a examinar la pretensión o relaci ón jurídica debatida, quedando
imprejuzgada (Palacios, 2021)

1. Unidad 3: Actos procesales, las


partes y otros participantes en el
proceso.
Tema 1: Actos procesales
Objetivo:
Identificar los actos procesales y los participantes de acuerdo al Código Orgáni co General
de Procesos para su correcta aplicación en la práctica profesional.

Introducción:
Refiriéndose a la división del derecho en sustantivo y adjetivo (Peñaherrera 2007) nos dice
que las normas que refieren al derecho sustantivo establecen las rel aciones jurídicas al
determinar los derechos y obligaciones que ligan a los sujetos de derechos, así por ejemplo,
que el comprador debe pagar el precio en tanto que, el vendedor entregar la cosa y
responder por los vicios ocultos. Por otro lado, las normas del derecho adjetivo establecen
la forma como se pueden hacer efectivos los preceptos establecidos en las sustantivas y así
poder restablecer el orden por la violación del derecho subjetivo que también se lo
denomina como Derecho Práctico. Es dentro de este contexto que encontramos la
presencia del Derecho Procesal Civil que se refiere al proceso jurisdiccional que va orientado
a la solución de los conflictos que se presentan en la sociedad, estableciéndose las reglas y
procedimientos específicos por donde se debe transitar a fin de que se pueda conseguir la
tutela judicial efectiva de los derechos violentados. A decir de (Couture, 2014),“el proceso
constituye una secuencia o serie de actos que se desenvuelven progresivamente, con el
objeto de resolver, mediante un juicio de la autoridad, el conflicto sometido a su decisión”
(pág. 99). En este contexto evidenciamos que el proceso se desarrolla por intermedio de los
actos procesales que son ejecutados por las partes, el juzgador y en ocasiones por terceros.
Así las cosas, resulta evidente que los actos procesales constituyen la parte fundamental
para la vigencia misma del proceso pues se requieren de ellos incluso para su inicio, cuando
el sujeto del derecho que se considera afectado en un derecho presenta su demanda dentro
de la cual incluye su pretensión. A partir de ese momento corresponde al juez dar inicio al
procedimiento que corresponda y es así como se emiten nuevos actos procesales entre ellos
el de actuarios que deben realizar notificaciones y citaci ones. Ahora bien, una vez citado el
demandado a éste también le corresponde realizar determinados actos para ejercer su
contracción y defensa, poniéndose así en vigencia la bilateralidad en el proceso y a partir
de ello se deberá realizar el impulso de acuerdo a la naturaleza del proceso hasta su
conclusión. A decir de (Vescovi 2006) los actos procesales son los actos jurídicos del proceso
pues la relación procesal significa una combinación de dichos actos. Al respecto, (Rioja
Bermúdez 2014) citando a Liebman expresa que, el proceso tiene su inicio, se desarrolla y
se concluye con el cumplimiento de diversos actos de sus sujetos intervinientes que son los
actos procesales.

2. Información de los subtemas


1. Subtema 1: Definición de actos procesales y sus
condiciones.
Hecho, hecho jurídico, hecho procesal, negocios jurídico procesales.

Estableciéndose la diferencia entre cada uno de estos, (Rioja Bermúdez 2014) expresa que
el hecho es todo acontecimiento, suceso, evento como por ejemplo un terremoto, una
inundación, nacimiento o deceso de una persona por consiguiente es ajeno a la voluntad
del hombre. Se agrega que los hechos pueden ser humanos o naturales y ambos pueden
producir efectos en el proceso. Los hechos si bien acontecen fuera del proceso, pueden ser
jurídicos y procesales cuando el cambio que generan producen una modificación en el
mundo jurídico.

El hecho jurídico consiste en el acontecimiento que se produce en el mundo exterior y que


representa una modificación respecto a una realidad jurídica que existe entre dos o más
sujetos de derechos, así por ejemplo el fallecimiento de una persona siendo un hecho
natural es también un hecho jurídico porque produce un cambio respecto a los bienes del
causante pues sus herederos están en posibilidad de adquirir el dominio.

En cuanto al hecho procesal consiste en el hecho jurídico que tiene consecuencias directas
en el proceso, así el fallecimiento de la persona que es parte de proceso judicial siendo un
hecho jurídico también constituye uno procesal pues genera ya sea la posibilidad de que
continúen sus herederos en unos casos o la terminación del proceso en otros. Por
consiguiente, es un hecho procesal cuando acontece en el interior de la causa por lo que
influye directamente en la relación jurídica de los legitimados así por ejemplo un
acontecimiento extraordinario que impide que se instale una determinada diligencia
previamente señalada, así también podremos citar hechos fortuitos como la enfermedad o
fallecimiento del juzgador que influyen en forma directa en la sustanciación del proceso.
Respecto a estos hechos procesales (Couture, 2014) expresa que son aquellos sucesos de la
vida que proyectan sus efectos sobre el proceso y poniéndose como ejemplo refiere a la
pérdida de la capacidad de uno de los litigantes, la amnesia de un testigo o la pérdida o
destrucción involuntaria de una o más piezas del proceso.

Actos jurídicos. A decir de (Rioja Bermúdez 2014), el acto jurídico es una especie de hecho
jurídico que implica la actividad de una persona en cuanto a la manifestación de su voluntad
y en ello se diferencia del hecho jurídico en que no interviene para nada dicha voluntad. A
manera de ejemplo se cita el caso de un contrato de compraventa en que cada uno de los
otorgantes se compromete a cumplir su voluntad constituye un acto jurídico, pero en el
caso de que se transfiere el dominio por fallecimiento del causante, representa un hecho
jurídico porque la modificación en la propiedad no fue producto de la voluntad humana.

Negocios jurídicos procesales. En cuanto a estos, (Hurtado Reyes 2014) nos dice que, son
citados por la doctrina, el desistimiento del proceso así como de la pretensión, la
transacción, la conciliación que se producen luego de iniciada la relación procesal entre las
partes. Se agrega que también se pueden considerar negocios jurídicos procesales en el
momento en que las partes de común acuerdo deciden variar la competencia territorial
sometiéndose a acudir a litigar ante jueces que no corresponderían a situaciones normales
como cuando determinan un domicilio contractual judicial o celebran convenio arbitral. Se
concluye afirmando que si bien existen actos que realizan las partes ya sea antes y durante
el proceso, eso no significa que necesariamente podrán ser calif icados como actos
procesales a pesar de que pueden ejercer efectos en el proceso pues en algunos casos se
vinculan con el derecho sustantivo a tal punto que es incluso cuestionada la categoría de
negocio jurídico procesal pues se trata de verdaderos negoci os jurídicos que tienen efectos
en el proceso pero no los convierte en actos procesales.

Actos procesales. En relación a los actos procesales, encontramos que, “son


manifestaciones de la voluntad humana que tienen por objeto, crear, modificar o extinguir
relaciones jurídicas de naturaleza procesal y se trata de actos jurídicos diferentes en algunos
matices a los actos jurídicos de naturaleza civil” (Hurtado Reyes 2014, 457). Para (Couture,
2014) por acto procesal se entiende el acto jurídico emanado de l as partes, de los agentes
de la jurisdicción y aun de los terceros ligados al proceso, susceptible de crear, modificar o
extinguir efectos procesales. (pág. 165). Por consiguiente, los denominados actos
procesales suceden en el interior del proceso que se tramita en las judicaturas y que son
ejecutados tanto por el actor, el demandado, así como también por parte de quienes
conforman la función jurisdiccional entre ellos el juez, actuarios y auxiliares. En ocasiones
también intervienen terceros ejecutando determinados actos procesales que la normativa
les faculta, así como también pueden hacerlo cuando consideran que el proceso les afecta.

Conforme se ha expresado, estos actos procesales dan inicio al proceso esto es cuando el
actor acude proponiendo su acción contenida en la demanda y estableciendo la pretensión
que considera debe ser otorgada a su favor. Respecto al mismo punto, (Devis Echandia
2009) refiere que estos actos procesales son sencillamente actos jurídicos en relación al
proceso, que son emanados de la voluntad de su autor y que tienen relevancia jurídica
pues van orientados a producir efectos en la realidad jurídica procesal, pues forman parte
en la constitución, conservación, desarrollo, modificación o extinción de una determinada
relación procesal.

Se agrega que debe existir relación inmediata y directa entre el acto y el proceso pues
determinados actos jurídicos si bien están ligados al proceso no son actos procesales como
el caso del poder que concede a un profesional del derecho para su co mparecencia a un
determinado procedimiento. Se resalta que, en los actos procesales debe considerarse la
formalidad con la que debe actuar el funcionario jurisdiccional que acoge y debe atender
teniendo en consideración el pedido formulado por las partes hace que en el ambiente del
derecho procesal civil tenga relevancia la voluntad externa o declarada.

En el mismo orden de ideas, (Vescoti 2006) nos dice que, son los hechos humanos
voluntarios los que al crear, modificar o extinguir relaciones jurídicas constituyen actos
jurídicos y por consiguiente éstos cuando son emanados por las partes, los agentes de la
jurisdicción o terceros ligados al proceso constituyen los actos procesales. Menciona
además que, dichos actos procesales se cumplen generalmente en e l interior del proceso y
están destinados a la consecución de su fin. Siendo parte de la relación procesal, los actos
procesales necesariamente deben ejecutarse cumpliéndose con las formas previamente
establecidas tanto para las partes como para el propio juzgador.

Elementos del acto procesal. A decir de (Vescovi 2006) son elementos del actor procesal
los sujetos (partes), la forma y el contenido. Otros tratadistas también refieren al fondo de
los actos procesales.

Respecto a los sujetos de los actos procesales pueden ser el tribunal, las partes involucradas
directamente en el proceso y los terceros.

En relación a la forma se dice que los actos procesales deben realizarse conforme lo
establece la normativa procesal con la finalidad de garantizar los derechos de las partes y
de esta manera se cumpla con el fin público del proceso claro está que se debe descartar
todo tipo de formulismo inoficioso. Al respecto, (Hurtado Reyes 2014) nos dice que una
actividad judicial ordenada y conexa requiere de determinada forma, de un orden formal
para hacer viable el acto procesal realizado, pues las formalidades establecidas en la ley
procesal, aportan un orden al procedimiento de tal manera que sin la presencia de esa
formas el proceso sería inconexo y desordenado a tal punto que reinaría el caos y se haría
presenta la arbitrariedad, sin embargo, es formalidad no debe ser exquisita e ineludible y
por el contrario debe estar orientada al fin del acto. La normativa procesal establece la
forma como deben ejecutarse los actos, así desde la demanda se deben cumplir con formas
establecidas, la contestación a la demanda, el anuncio y práctica de pruebas. Por parte del
tribunal también se deben cumplir con las formas establecidas para los actos a tal punto
que de no cumplirse con las formas establecidas y exigidas podrían afectar la validez.

En relación al contenido de los actos procesales se dice que se refiere a su causa o motivo
y a decir del mismo (Vescovi 2006), citando a Couture expresa que éste siguiendo a
Carnelutti, menciona que si bien la falta de causa, así como el error, no vicia los actos
procesales, pues no estamos ante la presencia de un contrato o cuasicontrato pero no
sucede lo mismos con el dolo y la causa ilícita. Se menciona también que se refiere al interés,
como uno de los elementos del acto y de su causa, como un elemento esencial que debe
tener un motivo o finalidad, pues el interés es que en todo caso justifica la emisión del acto
procesal.

Por su parte, (Echandía 2013) menciona que el acto jurídico debe reunir determinados
requisitos para su validez a fin de que produzcan los efectos jurídicos correspondientes y
que se refieren a al fondo y a la forma. Al referirse a los de fondo se afirma que en primer
término se refiere a que el acto debe ser emitido por una persona capaz que se requiere
para ser parte de la relación procesal y que otorgan validez al acto. Es decir que cuando nos
referimos a los requisitos de fondo nos referimos a las condiciones del sujeto que ejecuta,
entre ellos la capacidad en cuanto a las partes que intervienen y por parte del juez la
jurisdicción y competencia que le entrega el Estado. Por su parte, los requisitos de forma se
refieren a al tiempo, modo, lugar y al orden en que deben ser ejecutados en la sustanciación
del proceso se hace mención incluso al principio de la obligatoriedad de las formas
procesales y que se encuentran establecidas en las legislaciones procesales. Se hace
mención que la normativa jurídica procesal es la que fija e l modo cómo debe realizarse el
acto ya sea escrito o verbalmente, el tiempo en que debe ser cumplido, el lugar en que debe
ser celebrado y además el orden en que deben ir cumpliéndose los actos dentro del
proceso.

De las formas procesales. En relación a las formas que deben tener los actos procesales se
pueden puntualizar algunos puntos y a decir de (Vescoti 2006), encontramos: La legalidad
y libertad de las formas que se refiere a la exteriorización de los actos y en cuanto a su
contenido. La forma es establecida por el legislador que en algunas ocasiones faculta a las
partes a que determinen ciertas representaciones, que es más propio del proceso
dispositivo. Resulta indudable que las actividades procesales deben realizarse
cumpliéndose con las normas establecidas en cuanto a su forma sin que se deba caer en un
formulismo exagerado y por el contrario debe considerarse la finalidad que cumplen cada
uno de ellos. En la normativa procesal actual siguiendo los principios constitucionales
considerando que el acto debe realizarse de la manera más adecuada para alcanzar el
objetivo, por lo que en cierto modo es más importante el contenido que la presentación
externa. Es por estos motivos que en ordenamiento jurídico procesal no penal actual
encontramos en forma precisa la forma como deben cumplirse los actos procesales entre
ellos, la demanda, contestación, reconvención, anuncio y práctica de pruebas y además el
desarrollo de las audiencias y por supuesto las providencias que emite el tribunal. Es así que
el (COGEP 2021) respecto a los actos procesales en el artículo 4 precisa que la sustanciación
de los procesos en todas las instancias, fases y diligencias será de forma oral salvo los actos
procesales que deban realizarse por escrito. En el artículo 141 determina que todo proceso
comienza con la presentación de la demanda y en el 142 establece en forma precisa los
requisitos que deben cumplirse. Al referirse a la contestación a la demanda en el artículo
151 establece la forma y contenido de la contestación expresando que serán aplicables los
requisitos que formalmente se exigen para la demanda y en igual sentido se pronuncia en
el artículo 154 en cuanto a que la reconvención deberá contener requisitos similares a la
demanda. E cuanto a los actos del juzgador igualmente se establecen normas pre cisas de
cómo deben emitirse y es así que en el artículo 88 se refiere a las clases de providencias
judiciales y a continuación determina de manera puntual lo que deben contener los autos
y sentencias. En relación a las audiencias también se determina la f orma como deben
realizarse y es así que en el artículo 294 establece la forma como debe realizarse la
audiencia preliminar en tanto que en el artículo 297 se deja constancia respecto al
procedimiento de la audiencia de juicio. Para los otros procedimientos establece que
deberá realizarse en una sola audiencia con dos fases, en la primera que se analizará
respecto al saneamiento, fijación de los puntos de debate y conciliación, así como la prueba
y la segunda de prueba y alegatos.

Lugar de los actos procesales. En cuanto al lugar de los actos procesales se debe considerar
particularmente la sede de la unidad judicial y además la competencia donde se ejercer la
jurisdicción. Resulta necesario que los actos procesales cuenten con un territorio donde
puedan realizarse y es lógico que por regla general se ejecuten en el espacio físico donde el
tribunal cumple con su función jurisdiccional. Por regla general, los actos procesales se
realizan en el espacio físico donde funciona el tribunal y es ahí donde los jue ces emiten sus
providencias y además las partes presentan sus solicitudes y además acuden a las
audiencias convocadas para cada caso. En algunas situaciones la normativa procesal en
forma expresa la forma y en qué casos pueden realizarse determinados actos procesales
fuera de la sede judicial. Al respecto, el (COGEP 2021) incluso en el artículo 11 establece
reglas para la competencia excluyente cuando se requieran realizar actos y en el artículo
72 refiere a la posibilidad de remitir deprecatorios y comisiones pero limita respecto a que
no se podrá delegar para la relación de audiencias o practicar pruebas lo que en cierto modo
es facultad privativa del juez de origen.

El tiempo de los actos procesales. Teniendo en consideración que en el proceso se deben


realizar constantes actos procesales ya sea por las partes, juzgadores y tercero, las normas
a más de la forma y lugar, en forma puntual establece los tiempos en que deben ser
ejecutados. Para la realización de los actos en la actividad procesal se debe precisar que no
puede quedar en libertad absoluta de las partes, así como tampoco del juez debido a que
la mayoría de actos están sometidos a términos o plazos y de no cumplirse oportunamente
puede operar la preclusión. Desde el inicio del proceso se debe considerar el tiempo pues
la demanda debe ser presentada antes de que operen la caducidad o prescripción de
acciones. El juzgador tiene un tiempo para calificar la demanda y de no cumplirse con los
requisitos se concede un término para que se complete o aclare. En el mismo auto de
calificación se concede término para que se conteste la demanda o se presente
reconvención. Igualmente se establecen términos para convocarse a las audiencias, para
anunciar y practicarse pruebas, correrse traslados y otras actividades procesales. En
resumen, si el proceso no tendría el imperio del principio de preclusión no existiría orden
en la actividad procesal. La ley procesal establece tiempos dentro de los cuales se deben
realizar los actos procesales y para las partes tanto los términos como los plazos son
perentorios por lo que, para que surtan efecto deben realizarse dentro de los tiempos
fijados, pues de no presentarse la demanda oportunamente puede prescribir o caducar el
derecho, si no se completa la demanda en el término fijado puede ordenarse el archivo, se
no se anuncian las pruebas en la demanda, contestación a la demanda o antes de
convocarse a la audiencia ya no se podrá hacerlo en otro momento, si no se impulsa la causa
durante un tiempo se podrá declarar el abandono, hay términos para presentarse recursos
y fundamentarlos, en fin durante todo el procedimiento se establecen tiempos que deben
cumplirse.

Clasificación de los actos procesales. Como uno de los criterios para clasificar los actos
procesales se considerar al autor esto es respecto a los sujetos que intervienen en el
proceso pues cada uno de ellos tiene la capacidad para actuar de acuerdo a las romas
establecidas y así tenemos que pueden ser el tribunal, las partes intervinientes y los
terceros.

2. Subtema 2: Actos procesales de las partes.


En relación al tema, (Devis Echandia 2009) nos orienta en el sentido de que “es parte el que
demanda en nombre propio ( o en cuyo nombres es demandada ) una actuación de la ley,
y aquel frente al cual esta es demandada” (414). Agrega que según Redenti, la idea genérica
de parte se deriva de lo que la misma palabra propone y que corresponde al uso cotidiano,
esto es, tomar parte o participar en un acontecimiento cualquiera lo que es aplicable al
litigio o a la contienda de lo cual se deriva el hecho de tomar partido. Refiriéndose a lo
expresado por Tosenber se menciona que, las partes en el proceso civil son las personas
que solicitan y contra las que se requiere la tutela del estado y por tanto que se dice una
sentencia y se la ejecute. Se afirma que, por regla general para ser parte en una relación
jurídica, debe tener en primer término capacidad jurídica, y por consiguiente corresponde
a las personas naturales y jurídicas y en nuestro país, desde la vigencia del COGEP, la
naturaleza misma puede ser parte procesal.

Es así que, cumpliéndose el principio dispositivo corresponde a las partes introducir los
hechos y los medios probatorios a fin de que el juzgador pueda resolver. En tal virtud, para
el inicio del proceso es necesario que el sujeto del derecho presente la demanda
conteniendo su acción y pretensión y a partir de aquello el juzgador dispone correr traslado
al demandado quien a su vez debe ejercer su derecho de contradicción luego de lo cual el
proceso se desarrolla de acuerdo a los actos procesales que se vayan cumpliendo.

Por consiguiente , las partes desarrollan un papel de mucha importancia en el proceso, pues
la relación procesal existe debido a la actividad que realiza la parte demandante al postular
la demanda (Hurtado Reyes 2014). Una vez iniciado el proceso, éste se mantiene en virtud
del impulso que imprimen las partes a fin de evitar la terminación anticipada por abandono
y en otros casos por propia decisión del accionante puede concluir por desi stimiento,
transacción o una conciliación.

En este contexto se advierte que las partes legitimadas en el proceso intervienen dentro del
marco de los derechos y deberes establecidos en la normativa procesal, así el actor,
demandado y terceros a quienes les afecta el desarrollo del proceso, particularmente
cumpliéndose el principio dispositivo. Además, es menester destacar que los litigantes
deberán actuar cumpliendo las normas, principios y formalidades establecidas en la
normativa procesal vigente para cada procedimiento. A decir de (Couture, 2014) los actos
de las partes tienen por fin obtener la satisfacción de las pretensiones de éstas. (pág. 169)
En cuanto a estos actos (Vescoti 2006) dice que son en su mayoría unilaterales, y solo por
excepción bilaterales y están sometidos a los requisitos generales de los actos. Respecto a
los actos procesales que corresponden a las partes encontramos que según (Hurtado Reyes
2014) se clasifican en actos procesales de postulación (actos introductorios) entre los que
se encuentran la postulación de la demanda que permite la apertura del proceso poniendo
en movimiento la actividad jurisdiccional.

Los de petición, están orientados a pedidos concretos entre ellos, solicitudes de medidas
cautelares o que se resuelva determinados puntos y la causa misma.
Los de afirmación que permiten a las partes realizar afirmaciones respecto a hechos del
proceso. Los de prueba facultan a los legitimados en el proceso anunciar, practicar y pedir
que se valore la pruebas cumpliéndose con los principios que rigen la actividad probatoria.

También encontramos los de impulso procesal que tienen como finalidad que el proceso se
mantenga activo impidiendo que se paralice o que se solicite la declaratoria de abandono.

Finalmente, los actos de conclusión facultan a las partes que por su propia voluntad soliciten
la conclusión del proceso.

Respecto a los actos que realizan las partes en el proceso, (Rioja Bermúdez 2014) afirma
que son los ejecutados por el demandante y / o demandado incluso d esde los actos
postulatorios que van orientados para sostener y certificar su pretensión dentro del proceso
dándole el impulso necesario.

Por otro lado, (Chiovenda 1925) refiriéndose a los actos procesales de las partes hace
mención a los actos de impulso procesal refiriéndose a la demanda, las deducciones
relativas a la existencia de la relación procesal (entre ellas las excepciones de
incompetencia entre otras), deducciones relativas al fondo del pleito dentro de las cuales
constan la presentación de documentos y anuncio de más elementos probatorios así como
también excepciones sustanciales.

Sobre el mismo asunto (Fairen 2006) clasificando a los actos procesales de las partes cita a
los de postulación entre los que se encuentran las peticiones y requerimientos puestos a
consideración del juez para que se dicte la resolución, las afirmaciones que refieren a
introducción de hechos en el proceso y las producciones de pruebas .

Se menciona a los actos procesales dispositivos que se refiere a los que no tienen como
finalidad acceder a una resolución, sino que se resalta la voluntad de las partes para
conseguir efectos creando, modificando o extinguiendo situaciones jurídicas y aun el mismo
proceso.

En este orden de ideas se debe hacer mención que las partes para poder intervenir en el
proceso deben cumplir con ciertos presupuestos y al respecto (Echandía 2013) nos dice que
para que la concurrencia sea válida y por consiguiente surtan efectos jurídicos, se debe
cumplir con varias condiciones que se las identifica como, “a) capacidad para ser parte; b)
capacidad procesal para comparecer al juicio, conocida también como legitimatio ad
processum; c) debida representación cuando no actúa personalmente o se trate de alguna
persona jurídica, y d) adecuada postulación.” (549).

Respecto a estos temas, (Tama 2012) haciendo mención a una de las gacetas judiciales
expresa que la legitimación en la causa o legitimatio ad causam, “determina no sólo quienes
deben obrar en el proceso con derecho a obtener sentencia de fondo sino, además quienes
deben estar presentes para que sea posible esa decisión de fondo.” (592). Resulta necesario
resaltar que la capacidad para comparecer a juicio es una capacidad procesal, por
consiguiente se debe considerar el sujeto del derecho pue de tener la capacidad de goce
pero además la capacidad de ejercicio pues en algunos casos no puede tenerlo o puede
estar limitado su ejercicio por lo que no tendrá capacidad para ser parte del juicio y cuando
alguien debe comparecer a nombre o en representación de otra persona es lo que
denomina como capacidad procesal, legitimatio ad processum la misma que nunca debe
ser confundida con la legitimatio ad causam.

Es por estos motivos que la ley procesal regula la forma como deben comparecer las partes
y cuando una persona no ha acudido o no ha sido llamada, incluso impide al juzgador emitir
una sentencia de fondo.

El (COGEP 2021) en el artículo 30 al referirse a las partes, expresa que el sujeto procesal que
propone la demanda y aquel contra quien se la intenta son partes dentro del proceso,
siendo la primera la parte actora y la segunda demandada. Agrega que las partes pueden
ser personas naturales, personas jurídicas, comunidades, pueblos, nacionalidades o
colectivos y la naturaleza. El mismo ordenamiento jurídico en el artículo 5 expresa que
corresponde a las partes procesales el impulso del proceso en armonía con el sistema
dispositivo.

El (COFJ 2021) al referirse a los principios dispositivo, inmediación y concentración refiere


que todo proceso judicial es promovido por iniciativa de parte legitimada y a los jueces les
corresponde resolver de acuerdo a lo que hayan fijado las partes como el objeto del proceso
y en virtud de las pruebas pedidas y practicadas. El mismo ordenamiento jurídico, en el
artículo 27 al referirse a la verdad procesal, impone a los jueces la obligación de resolver
únicamente en mérito de los elementos aportados por las partes.

Principales actos procesales de las partes. Conforme se ha dejado expuesto, la doctrina


establece varias clases de actos procesales que realizan las partes por lo que resulta
necesario hacer un ligero análisis de los principales. La doctrina (Couture, 2014) enseña que
se deben distinguir entre actos de obtención y los dispositivos. y actos dispositivos que
tienen por finalidad crear, modificar o extinguir algunas situaciones que se presentan en el
proceso.

Actos administrativos de obtención. Son los que permiten al tribunal brindar la satisfacción
de la pretensión que se hace valer en el proceso y entre el los tenemos:

a) Los actos de petición que están orientados a establecer el contenido de la pretensión y


que tiene relación ya sea con el asunto principal del proceso, que se refiere al pedido
formulado en la demanda, así como la pretensión de la defensa o a un detalle del
procedimiento, que pueden referirse a un determinado pedido formulado por las partes.

b) Actos de afirmación, constituyen las proposiciones que se realizan durante el desarrollo


del proceso y que van direccionadas a que el juzgador tenga conocimiento de los hechos y
del derecho aplicable a cada caso y que se refieren a aportaciones en cuanto al
conocimiento, que tienen relación con el saber jurídico y particiones de voluntad que se
refieren al querer jurídico.
c) Actos de prueba, que van orientados a la introducción en el proceso los medios
probatorios orientados a justificar las afirmaciones y pretensiones, entre estos tenemos la
prueba documental, los testimonios, declaraciones de parte, reconstrucciones,
inspecciones entre otros.

Actos dispositivos. Son aquellos que están direccionados a crear, modificar o extinguir
determinadas situaciones dentro del proceso y entre las que se encuentran:

a) Allanamiento, que representa un acto mediante el cual el demandado se somete


libremente a lo que pretende el actor, en si es un reconocimiento respecto a los hechos y
al derecho que son invocados en la demanda.

b) Desistimiento, consiste en la renuncia que hace el accionante a continuar con el proceso


o también el demandado en relación a la reconvención que tiene planteada.

c) Transacción, que de acuerdo a la doctrina constituye un contrato que se podría


considerar mediante el cual el actor desiste de su pretensión en tanto que el demandado
renuncia de su derecho a que el juez emita el fallo.

3. Subtema 3: Actos procesales del órgano jurisdiccional.


Conforme se ha dejado expuesto a cada uno de los sujetos que intervienen en el proceso
se les otorga la capacidad para intervenir de acuerdo a las normas establecidas, así el órgano
de la función jurisdiccional y sus servidores deben actuar dentro del ámbito de sus deberes
y obligaciones cumpliendo la facultad de administrar justicia que otorga el Estado. Al
respecto, (Fairen 2006). expresa que en el sentido general todo acto del juez lleva en forma
implícita una resolución aun en los que tienen otra forma, como el caso de preguntas que
formula a las partes o terceros pues el juzgador resolvió realizar la pregunta.

(Couture, 2014) al referirse a los actos del tribunal, afirma que se tratan de actos d e los
agentes de la jurisdicción que debe particularmente resolver el conflicto surgido entre las
partes. Corresponde al juzgador emitir las resoluciones que son necesarias en cada fase del
proceso pues debe comenzar calificando la demanda, atender los pedidos de legitimados a
lo largo de la sustanciación y además dictar sentencia. En relación a las facultades que tiene
el órgano jurisdiccional, (Vescovi 2006) nos dice que, el principal acto del tribunal es el
decisorio y lo constituye la sentencia, que es el último eslabón de la cadena, siendo por
tanto la finalidad hacia donde se orientan los demás, pero antes de llegar a la resolución,
en el procedimiento se dictan diversidad de actos.

Respecto a los actos del juez o tribunal podemos decir que constituyen la manifestación
pública, emitidos cumpliéndose fielmente la normas y principios que regulan la actividad
procesal. El juez en primer término debe verificar si se encuentran habilitadas su jurisdicción
y competencia a fin de poder emitir los actos procesales.
En el mismo orden de ideas encontramos que según (Rioja Bermúdez 2014) los actos del
juez son diversos, entre los que se encuentran el auto de calificación de la demanda,
decretos de simple sustanciación, así como autos que resuelven los pedidos formulados por
las partes. Se agrega que hay actos de impulso procesal, autos que declaran la terminación
del proceso, cuando se presente un desistimiento, exista un allanamiento o una conciliación
o transacción. También se encuentran pronunciamientos que resuelven sobre la nulidad,
admisión de pruebas, designación de peritos o los interlocutorios que se pronuncian
respecto a cuestiones probatorias o excepciones, entre otros.

Por su parte, (Hurtado Reyes 2014) nos dice que los actos procesales del tribunal siguiendo
a Guaso y Palacio existen actos de iniciación (admitir la demanda) y proceder a su
notificación, recalcando que para poder admitir la demanda primero se requiere del acto
de una de las partes, esto es, el actor que la presenta con el objeto de que sea reconocida
su pretensión. Se agrega que hay también actos de desarrollo decretos que impulsan el
proceso), luego los actos de conclusión (sentencias u otras formas de concluir el proceso).
Se incluyen también los actos de ejecución (los que a pedido de parte ejecutan lo decidido).

Según (Couture, 2014) los actos del tribunal se pueden clasificar en, actos de decisión que
son las providencias que están dirigidas a resolver el proceso, los actos de
comunicación que van direccionados a que se notifique a las partes u otros que deban
conocer sobre los actos en que se toman las decisiones, los actos de documentación que
tienen como finalidad representar a través de documentos escritos ya sea los actos
procesales realizados por las partes, los que emite el tribunal y así también los que ejecutan
terceros que son parte del proceso.

En la misma unidad jurisdiccional los auxiliares de la administración de justicia entre ellos,


secretarios, asistentes, notificadores y otros deben cumplir igualmente las acciones en el
ámbito de sus deberes y obligaciones.

La actividad que realiza el juez o tribunal, en el ejercicio de sus facultades está orientada a
que el proceso se desarrolle hasta el punto de dictar sentencia resolviendo sobre el objeto
controvertido. En tal virtud, comprende una serie de actos cumpliendo con el rol de
director de la actividad procesal pues debe cuidar que se cumplan con todos los
presupuestos procesales, verificar el cumplimiento de las formas, así como los plazos y
términos en los diversos actos procesales.

Providencia judiciales.

En la normativa procesal no penal, (COGEP 2021) en el artículo 88 se precisa que los


juzgadores se pronuncian y deciden por medio de sentencias y autos. Se agrega que, la
sentencia es la decisión acerca del asunto sustancial del proceso, los autos interlocutorios
se dice que son las providencias que resuelven cuestiones procesales que, no siendo
materia de la sentencia, podrían afectar los derechos de las partes o también en cuanto a
la validez del procedimiento. En cuanto a los autos de sustanciación manifiesta que son
providencias de trámite para la prosecución del proceso.

La sentencia. Considerando que la finalidad del proceso es llegar a resolver sobre los puntos
materia de la traba de la Litis o el asunto o asuntos sustanciales del proceso según lo expresa
el Código Orgánico General del Proceso. Sobre la sentencia (Gozaini 2002) dice que, es acto
por el cual el juez emite un pronunciamiento definitivo, estableciendo el derecho que debe
aplicarse en la relación jurídica que presentaron las partes, y definiendo el alcance que tiene
dicha resolución. Según (Rioja Bermúdez 2014), etimológicamente sentencia proviene del
latin “sententia” y ésta a su vez de “sentiens, sentientis”, participio activo de “sen tire” que
significa sentir. Por su parte, (Cabanellas 1968) afirma que, la sentencia es la declaración
del juicio y resolución del juez, agrega que es un modo normal de extinción de la relación
procesal. A decir de (Couture, 2014) el vocablo sentencia sirve para manifestar a un mismo
tiempo como un acto jurídico procesal o como el documento en el que se consigna. Agrega
que, como acto, es el que emana de los agentes de la jurisdicción mediante el cual se
deciden la causa o punto sometidos a conocimiento. Como documento, es la pieza escrita
que emite el Tribunal que contiene el texto de la decisión que se emite. Por su parte, (Devis
Echandia 2009) afirma que la sentencia es el acto por el cual el juez cumple la obligación
jurisdiccional derivada de la acción y del derecho de contradicción, de resolver sobre las
pretensiones del demandante y las excepciones del demandado. (616). Agrega que,
corresponde a una decisión como resultado de un razonamiento o juicio del juez, dentro
del cual existen premisas y conclusiones. Se hace alusión que existen los autos o
providencias llamadas interlocutorias mediante las cuales se decide, pero no es una
decisión definitiva sino tan solo incidental y en cuanto a su efecto es inferior.

Naturaleza dela sentencia. Respecto a este punto la doctrina discrepa en cuanto a una la
considera como producto de la lógica del juez y otros como una expresión de voluntad.

untad. Es un juicio lógico por cuanto se produce mediante un silogismo, dentro del cual la
norma jurídica representa la premisa mayor, el caso concreto la premisa menor y la
conclusión representa la norma particular jurídica que el juez aplica a ese caso y procede a
tomar de la norma legal general. Desde este punto de vista se considera que el juez declara
el derecho por cuanto se refiere a una naturaleza declarativa y al respecto (Rioja Bermúdez
2014) citando a Coviello, menciona que, “el juez, en efecto, no hace más que un silogismo
cuya proposición mayor es la norma legal, la menor de hecho concreto, o sea la relación
controvertida, y la conclusión la aplicación de la norma al hecho.” (919). Por consiguiente,
se afirma que la sentencia en si constituye una forma del intelecto y por consiguiente un
silogismo cuya premisa mayor está contenida en una norma abstracta y gene ral en tanto
que, la premisa menor son los elementos de hecho mediante los cuales se llega a una
conclusión o dicho de otro modo la subsunción de la una en la otra. Sobre el tema, (Hurtado
Reyes 2014) refiere que la sentencia representa el producto del trabajo subsuntivo que hace
el juez al aplicar la norma abstracta (premisa mayor) a los hechos del proceso (premisa
menor), realiza una confrontación del elemento fáctico de la norma y los que ocurrieron en
el caso concreto que le corresponde resolver y darle la consecuencia jurídica,
(consecuencia).
Es un acto de voluntad por cuanto es una actividad voluntaria del juez para regular un caso
concreto mediante la decisión jurídica que relaciona a las partes. Mediante este acto, el juez
decide dar por concluido el proceso resolviendo el conflicto que le fue puesto a su
consideración. Dicho acto de voluntad debe ser cumpliéndose dentro del marco jurídico
aplicable pues en si representa la voluntad del Estado que otorga por intermedio de la
jurisdicción.

Estructura de la sentencia. De acuerdo a la doctrina, la sentencia cuenta con tres partes


bien definidas que son, la parte expositiva en que se hace una exposición de los hechos; la
parte considerativa; y, decisión final, que consiste la parte resolutiva o fallo.

Parte expositiva. Es la parte de la sentencia que consiste en la descripción de lo ocurrido


en el proceso, por consiguiente, tiene como objeto individualizar los sujetos procesales, las
pretensiones de cada una de las partes y el objeto de la controversia establecidos en el
procedimiento. Es así que en esta parte se hace constar las incidencias del proceso
comenzando con los actos postulatorios, entre ellos la demanda, la contestación a la
demanda, reconvención, propuestas de conciliación, aspectos relacionados al objeto del
proceso, sobre el saneamiento, así como las actuaciones de los medios probatorios. En
relación a esta parte también se la identifica como antecedente, dentro de la cual se hace
la narración de los principales actos procesales cumplidos durante el desarrollo del proceso.
Otra parte de la doctrina afirma también se debería considerar el preámbulo o encabezado
donde constan el lugar, fecha, hora y el juez o tribunal que la emite y que también debe
constar la firma de quien la emite.

Parte considerativa. En esta parte de la sentencia consta la motivación que realiza el


juzgador, debiendo para el efecto hacer el análisis respecto a los fundamentos de hecho y
de derecho, evaluando todos los medios probatorios que han sido introducidos por las
partes. Por estos motivos, es la parte esencial de la sentencia, (Hurtado Reyes 2014) afirma
que es el súmmun de la decisión judicial, esta contiene las premisas que deben tener un
engarce lógico entre ellas y con el fallo, su contenido es estrictamente justificativo, con ella
el juez pretende justificar la toma de su decisión. (273). EL juez deberá hacer constar los
fundamentos y motivaciones en relación a lo que acoge y que son el soporte para lo que
resuelve. Se deberá hacer un estudio de los hechos que f ueron alegados por los litigantes
resaltado los que revisten importancia para el proceso. Además, se deberán mencionar las
normas y principios que sirven de fundamento para concluir resolviendo respecto a las
pretensiones que son propuestas por las partes que intervienen en el proceso. Es a partir
del análisis que se hace que el juez puede concluir en el sentido de que si acepta o rechaza
las pretensiones formuladas.

Parte resolutiva. Representa la decisión o fallo a la que el juez arriba luego del análisis
correspondiente, es decir, el convencimiento respecto al derecho alegado y que concluye
otorgando o negando. Respecto a esta fase de la decisión, (Couture, 2014) dice que es a
través del proceso crítico que el magistrado concluye en la solución favorabl e o adversa al
acto, pronunciándose en definitiva por el acogimiento o por el rechazo de la demanda. En
esta parte se resuelven todas las cuestiones probatorias y otros puntos controvertidos que
se presentaron en la sustanciación del proceso. Además del fondo del asunto, el fallo debe
resolver sobre el pago de multas, intereses y costas e incluso en algunos casos disponer que
se remitan las actuaciones a la fiscalía para que se investigue.

Clases de sentencias.

La doctrina establece diversas maneras para clasificar a las sentencias y para orientar su
estudio tomamos lo que al respecto (Rioja Bermúdez 2014) citando a Azula Camacho no
dice, en cuanto a que pueden clasificarse en: a) En relación a la forma, pueden ser orales
o escritas teniendo en consideración el sistema procesal vigente. b) En cuanto a la
oportunidad en que se emiten son de única, primera o segunda instancia, de casación y de
revisión. c) Respecto a la decisión en que se toma, pueden ser inhibitorias y de fondo.

a) En cuanto a la forma pueden ser sentencias escritas y orales. En relación a este tipo de
sentencias en el (COGEP)que tiene en vigencia el proceso oral por audiencias, en el artículo
93 precisa que al finalizar la audiencia la o el juzgador pronunciará la decisión en forma oral
y cumpliéndose con la formalidades en el artículo 94 determina que las resoluciones
judiciales de fondo o mérito dictadas en audiencia deberán contener, un pronunciamiento
claro y preciso sobre el fondo del asunto; la determinación de la cosa, cantidad o hecho que
se acepta o niega; y, la procedencia o no del pago de indemnizaciones, intereses y costas.
Se agrega que, la o el juzgador, en la sentencia escrita deberá motivar la decisión
cumpliéndose con los requisitos y particularmente respetando y desarrol lando los
parámetros que fueron enunciados oralmente. En el artículo 297 que se refiere a la
audiencia de juicio en el procedimiento ordinario en el numeral 7 establece que, terminada
la intervención de las partes, la o el juzgador deberá emitir su resolución mediante
pronunciamiento oral de acuerdo a lo previsto en el Código.

El artículo 95 del mismo ordenamiento jurídico hace mención que la sentencia escrita
deberá contener, la mención del juez que la emite; la fecha y lugar de emisión; la
identificación de las partes; la enunciación breve de los hechos y circunstancias objeto de
la demanda y además respecto a la defensa de la parte demandada; la decisión sobre las
excepciones presentadas; una relación de los hechos que fueron probados que se
consideran relevantes para la resolución; la motivación; la decisión que se pronuncie sobre
el fondo del asunto determinándose la cosa o cantidad o hecho al que se condena en el
caso de que corresponda; la procedencia o no del pago de intereses y costas. Se concluye
que la sentencia debe ser emitida en idioma castellano y en el caso de que una de las partes
forme parte de una comunidad indígena la sentencia deberá ser traducida al kichwa o al
shuar según corresponda.

b) Respecto a la oportunidad que se emiten, la ley procesal establece para cada


procedimiento las instancias que a cada uno le corresponde, y es así que en algunos
procesos tenemos una sentencia de única instancia que no permiten interponerse recursos
verticales, como el caso del numeral 6 del artículo 333 del Código Orgánica General de
Procesos que determina que, las sentencias emitidas en los juicios en que se ventilen
controversias entre el abogado y su cliente por el pago de honorarios no serán susceptibles
de apelación ni de hecho.

Sentencias de primera instancia, son aquellas emitidas por jueces de primer nivel que en
nuestro país corresponden a las unidades Judiciales, así como también en algunos
tribunales que ejercen competencia para resolver en primera instancia. Sobre esta
sentencia, (Cabanellas 1968) afirma que esta calificación numérica ofrece la singularidad
de que es siempre apelable de tal manera que algunos la identifican como sentencia del
tribunal a quo.

Sentencias de segunda instancia son las que emiten los tribunales de alzada, resolviendo
los recursos de apelación o de hecho cuando se hubieren negado aquella y que en nuestro
país corresponde a las Salas Especializadas de las Corte Provincial de Justicia, así como
también otros tribunales que ejercen segunda instancia de acuerdo a normas específicas.
(Cabanellas 1968) al referirse a esta sentencia orienta que se refiere a la que se dicta a
consecuencia de una apelación y que se le da también el nombre de sentencia del tribunal
ad quem.

Sentencias de casación, son las emitidas por el máximo tribunal de justicia de cada país y
que en nuestro caso corresponde a la Corte Nacional de Justicia que a través de las diversas
salas resuelve los recursos en la forma como lo establece la normativa procesal. Para que
se pueda emitir este tipo de sentencias, deberá previamente ser procedente el recurso de
casación que es extraordinario y eminentemente formal que pretende dejar sin efecto la
sentencia de segunda instancia y es así que en el (COGEP 2021) en el artículo 266 se
establece respeto a su procedencia al prescribir que, el recurso de casación procede contra
las sentencia y autos que ponen fin a los procesos de conocimientos emitidos por las Corte
Provinciales por los Tribunales Contencioso Tributario y Contencioso Administrativo así
también contra otros pronunciamientos en la forma como se deja establecido en el texto.

Sentencias de revisión, procede dictarse en los procesos penales, aun cuando la sentencia
esté ejecutada siempre y cuando resulte procedente el recurso de revisión para lo cual
deberán haber salido a la luz nuevas pruebas y cumplirse con las exigencias que la normativa
exige. En el ordenamiento procesal civil de nuestro país no se encuentra establecido el
recurso de revisión, sin embargo en el artículo 112 del (COGEP) se estable ce la figura de la
nulidad de sentencia ejecutoriada que pone fin al proceso.

c) En relación a la decisión. En cuanto a la decision, pueden ser inhibitorias y de fondo.

La sentencia inhibitoria se emite cuando el juez se abstiene de analizar respecto al asunto


controvertido y esto puede ocurrir cuanto existe falta de legitimación en la causa tanto
activa como pasiva. Estas sentencias no tienen un pronunciamiento de fondo en cuanto al
punto que fue materia de la discusión en el proceso, si bien cuentan con la formalidad sin
embargo omiten pronunciarse sobre el asunto en litigio ya sea porque faltó alguien en la
relación procesal o la ausencia de algún presupuesto procesal o alguna condición necesaria
de la acción. Se identifican estos fallos por cuanto el juzgador declara improcedente la
demanda al final y no en un auto interlocutorio previo.
Sentencia de fondo corresponde a la que contiene una decisión respecto al objeto de la
controversia. Al respecto encontramos en el (Diccionario panhispánico de español jurídico
s.f.) encontramos que, la sentencia de fondo resuelve la relación jurídica debatida y por
consiguiente produce los efectos de cosa juzgada y pueden ser estimatorias cuando
satisfacen la pretensión del actor o desestimatoria en el caso de que la rechace. Estas
sentencias pueden ser estimatorias o desestimatorias.

Sentencias estimatorias. Conforme se ha dejado expuesto, las sentencias estimatorias son


las que admiten ya sea en todo o en parte las pretensiones de la parte accionante y que de
acuerdo a la acción pueden ser condenatorias, constitutivas o declarativas.

Sentencias declarativas, o de mera declaración, aquellas que tiene por objeto la pura
declaración de la existencia de un derecho. (Couture, 2014).Por su parte (Rioja Bermúdez
2014) agrega que la declaración de esta clase de sentencias puede ser positiva cuanto
afirma respecto a la existencia de un determinado efecto jurídico en beneficio del
accionante o negativa cuando concluye respecto a la inexistencia de un determinado
efecto jurídico que ha sido pretendido por cualquiera de las partes. En relación al mismo
punto (Hurtado Reyes 2014) menciona que son aquellas que buscan declarar un derecho o
situación jurídica preexistente al proceso, en la que el juez luego de la prueba decid e si tal
derecho o situación jurídica existe o no, aunque sirven igualmente para levantar una
incertidumbre jurídica.

Sentencias constitutivas, son aquellas mediante las cuales el órgano de la administración


de justicia al resolver crea, extingue o modifica una determinada situación jurídica. En
relación a estas, (Couture, 2014) afirma que son aquellas, que sin limitarse a la mera
declaración de un derecho y sin establecer una condena al cumplimiento de una prestación,
crean, modifican o extinguen un estado jurídico. Para ilustrar el alcance de estar sentencia,
(Hurtado Reyes 2014) cita como ejemplos, la declaratoria de resolución de un contrato
desvincula a las partes, en el caso del divorcio se termina la relación matrimonial y los ex
cónyuges se constituyen en divorciados, en el caso de una adopción se crean nuevas
relaciones jurídicas entre el adoptante y el adoptado en tanto que al dictarse una sentencia
de participación se extingue la condiciones de copropietarios.

Sentencias condenatorias, son las que según (Cabanellas 1968) es la ¨que acepta en todo
o en parte las pretensiones del actor, manifestadas en la demanda, o las del acusador,
expuestas en la querella, lo cual se traduce, respectivamente, en una prestación en el orden
civil o en una pena en la jurisdicción criminal.¨ (883). Por su parte, (Hurtado Reyes 2014)
menciona que en esencia son las que establecen en un fallo una prestación a cargo del
sujeto vencido, condena al derrotado en juicio de dar , hacer o a no hacer. Es decir que, la
sentencia dispone que el vencido cumpla con la prestación que fue motivo del reclamo,
pero en todo caso debe haberse justificado la existencia del derecho por lo que tienen la
posibilidad de realizar una ejecución forzada. En relación a esta misma clase de sente ncia,
(Couture, 2014) menciona que unas veces nace a raíz de una lesión del derecho ajeno, como
en los casos de la responsabilidad civil, de pérdida de la propiedad, privación de la herencia,
en otros casos, es como consecuencia del incumplimiento de una obligación por la omisión
del deudor en satisfacer la obligación que tiene para con su acreedor, además puede
presentarse en el caso de sujetos que no cumplen con lo que se comprometieron a
abstenerse. Respecto al mismo tipo de sentencia, se afirma que es aquella en la que se pone
de manifiesto la solicitud de una imposición de una determinada situación jurídica al
demandado es decir que se la imponga una obligación. En la declaración de condena,
además de reconocer el derecho que le asiste al vencedor, se obliga al vencido a cumplir
con la prestación incumplida.

Sentencias desestimatorias. Son aquellas que absuelven al demandado de las pretensiones


propuestas en la demanda o a su vez reconocen la eficacia de alguna excepción propuesta
por el demandado. (Cabanellas 1968) menciona que también se les da el nombre de
sentencia absolutoria por cuanto desestima las pretensiones propuesta por el actor o
acusador contra el demandado o reo. (Hurtado Reyes 2014) en relación a estas sentencias
nos dice que son aquellas que declaran infundada la pretensión postulada por el actor en la
demanda, se desestiman todos los conceptos englobados en la demanda, por lo que se
considera que el demandado es quien vence en el proceso y por consiguiente el actor pierde
la Litis.

Otras clasificaciones de sentencias. En la doctrina encontramos otras clases o tipos de


sentencias que para ilustración a continuación se mencionan algunas.

Sentencias cautelares, que a decir de (Couture, 2014) son una categoría autónomo
establecida por la doctrina y que tienen una variada terminología, entre ellas providencias
cautelares, medidas de seguridad, medidas precautorias, medidas de garantía, acciones
preventivas, medidas cautelares, entre otras. Agrega que la misma doctrina es vacilante en
cuanto al carácter autónomo de estas sentencias pues por una parte se dice que son
providencias constitutivas y otros que son medidas de ejecución provisional anticipada o
preventiva. Es necesario aclarar respecto a la diferencia que puede existir entre las
providencias y sentencias de acuerdo a lo establecido en la normativa procesal, así cuando
se conceden medidas de garantía o de seguridad, se dictan inaudita altera pars, en un
procedimiento que es unilateral de conocimiento y breve a pedido de la parte legitimada
en su derecho. (Código Orgánico General de Procesos) en a partir del artículo 124 determina
se refiere a las providencias preventivas estableciendo los requisitos para su procedencia y
otros aspectos.

Sentencias definitivas, es aquella que luego de dictada por el juzgador lo único que
corresponde es atender recursos horizontales de aclaración o ampliación o vertical de
apelación o casación según el caso sin que a quien la dictó le sea permitido emitir otro tipo
de pronunciamiento en cuanto al fondo del asunto pues su tarea concluye con la dictación
del fallo. Por estos motivos se dice que con la sentencia concluye la instancia.

Sentencias firmes, corresponde a aquella que genera el efecto de cosa juzgada pues o bien
no es susceptible de recurso alguno o en todo caso, se agotaron todos los recursos que la
ley procesal permitía interponerse por consiguiente, al estar en firme la sentencia pasa a
ser ejecutada. Respecto a esta sentencia, (Cabanellas 1968) afirma que corresponde a la
que, por haberse consentido las partes, por no haber sido apelada ni recurrida, causa
ejecutoría.

Sentencias consentidas, se dice de aquellas que por asentimiento de las partes no fueron
impugnadas por lo que pasaron en autoridad de cosa juzgada por falta de impugnación de
las partes legitimadas en el proceso.

Sentencia ejecutoriadas, respecto a estas (Hurtado Reyes 2014) afirma que la doctrina se
refiere a la ejecutoriedad de la sentencia como la posibilidad de lograr la ejecución de una
condena a realzar una determinada prestación ya sea de entregar una cantidad de dinero,
de dar una cosa cierta cosa o de hacer alguna cosa. Es por eso que se dice que se considera
a aquella sentencia como un título ejecutorio que permite al triunfador iniciar un nuevo
proceso llamado de apremio o de ejecución de sentencia. En cuanto a esto, el (Código
Orgánico General de Procesos) en el artículo 362 determina que, la ejecución es el conjunto
de actos procesales para hacer cumplir las obligaciones contenidas en un título de ejecución
y en al artículo 363 en el numeral 1 determina que es un título de ejecución la sentencia
ejecutoriada.

Sentencias citra petita, extra petita y ultra petita. Esta clasificación refiere a que la
sentencia es citra petita, cuando el fallo es incompleto porque omite el caso principal del
litigio o a su vez cuando se omite emitir un pronunciamiento respecto a alguno de los puntos
propuestos y que fueron de debate entre las pares. La sentencia es extra petita cuando
termina resolviendo sobre un punto que no fue plante ado por las partes. Es una sentencia
ultra petita cuando en la resolución se otorga a una de las partes más allá de lo que fue
solicitado en la demanda, o reconvención. Esto también es recogido por el (COGEP) en el
artículo 92 cuando se refiere a la congruencia de las sentencias al precisas que se resolverá
sobre las peticiones realizadas por las partes y decidirán sobe los puntos litigiosos del
proceso.

Sentencias interlocutorias y sentencias incidentales. De acuerdo a (Rioja Bermúdez 2014)


citando a Chiovenda, menciona que las sentencias interlocutorias son las que no poden fin
al proceso y lo que hacen es resolver sobre un punto determinado y que en algunos casos
pueden dar paso a una sentencia en el curso del proceso. Por su parte, las sentencias
incidentales son las que resuelven respecto a la existencia de la relación procesal así por
ejemplo cuando se rechaza una excepción previa de incompetencia, o se pronuncia
respecto a la acumulación de acciones.

4. Subtema 4: Actos procesales de los terceros.


Por regla general la relación procesal está conformada por el actor y el demandado quienes
ejecutan los actos procesales a fin de hacer valer sus pretensiones, sin embargo, en algunas
ocasiones intervienen terceros que son llamados a intervenir en un determinado proceso.
Es por esto que se considera los actos procesales de terceros que son los que intervienen
en la causa ya sea por llamado del juez o a solicitud de las partes, los cuales colaboran con
la finalidad del proceso. Respecto a este punto, (Hurtado Reyes 2014) que los actos
procesales de terceros son los que realizan aquellos sujetos que fueron incorporados al
proceso, pero no tienen la condición de parte principal o aquellos que se vinculan
necesariamente al proceso para que se cumpla con la finali dad de éste. Agrega que pueden
ser terceros coadyuvantes o terceros con interés y en otro grupo ubica a los auxiliares
judiciales como los peritos, martilleros, registradores, etc. Respecto al mismo punto,
(Vescovi 2006) nos dice que, en cuanto los terceros ajenos (peritos, testigos, etc.) en cada
caso su capacidad y legitimación para actuar deben considerarse en especial (las causales
de tacha de testigos, de recusación de los peritos, etc.). En relación a los actos procesales
ejecutados por terceros, (Campos s.f.) nos dice que, si se trata de terceros se debe
establecer las diferencias en lo que se refiera a los que plantean tercerías, puesto que se
colocan en la situación de partes: terceros interesados que sin ser parte formulan peticiones
en el proceso; y , terceros desinteresados como el caso de los testigos, los peritos y
administradores.

(Couture, 2014) realiza una clasificación respecto a estos actos procesales de terceros,
que se detalla en resumen del modo siguiente: a) Actos de prueba, que son de mucha
importancia entre ellos las declaraciones de testigos, dictámenes de peritos, así como la
autenticación de documentos por parte de funcionarios habilitados para el efecto. b) Actos
de decisión, que en determinados puntos de la normativa procesal permite tomar
decisiones a terceros, tal como ocurre con los jurados en donde estén en vigencia, peritos
árbitros que estén facultados a decidir. c)Actos de cooperación, los cuales se realizan en
casos como cuando se dispone que un empleador retenga y consigne el importe de una
pensión alimenticia o en el caso de la colaboración del martillero para el remate, entre
otros.

Principales actos procesales de terceros en el COGEP. El (COGEP) en sus disposiciones


establece la presencia tanto de terceros que pueden llegar a ser parte de la relación
procesal por considerar que les asiste algún derecho así como la presencia de terceros que
sin tener interés deben participar de la actividad procesal. Así, en el artículo 189 menciona
que testigo es la persona que ha percibido a través de sus sentidos directa y personalmente
hechos relacionados con la controversia a quienes se les deberá notificar advirtiéndoles de
la obligación que tienen de comparecer bajo prevenciones que de no hacerlo y no justificar
la ausencia serán conminados a hacerlo con el apoyo de la Policía Nacional.

En el artículo 189 se define al perito como la persona que por razón de sus conocimientos
técnicos, artísticos, prácticos o profesionales está en condiciones de informar al juzgador
sobre algún hecho o circunstancia relacionada con la metería de la controversial. Al perito
igualmente se le impone la obligación de comparecer ante el juez a fundamentar su informe
pericia.

1.
Unidad 3: Actos procesales, las
partes y otros participantes en el
proceso.
Tema 2: Partes y otros participantes en el proceso
Objetivo:
Identificar las partes y otros participantes en el proceso de acuerdo a la legislación
procesal no penal para su correcta aplicación en la práctica profesional.

Introducción:
A decir de (Couture, 2014), en el derecho de los países latinoamericanos el vocablo
jurisdicción tiene al menos cuatro acepciones, así como ámbito territorial, como sinónimo
de competencia, como conjunto de poderes o autoridad de ciertos órganos del poder
público y en sentido preciso y técnico función pública de hacer justicia. En este contexto la
jurisdicción es el deber que asume el Estado para regular las actividades entre los individuos
y poder dirimir y solucionar los conflictos que se presentan pues no se puede permitir que
los sujetos puedan hacerse justicia por su propia mano.
Para administrarse justicia, la normativa procesal ha establecido los diversos
órganos con competencia en diversas materias cumpliéndose con las normas previamente
establecidas. En cuanto a este punto, (Hurtado Reyes 2014) afirma que “por jurisdicción-
sostiene FALCÓN- el poder del Estado para realizar el proceso, por los órganos encargados
al efecto, para actuación del derecho conforme lo determinen las normas legales vigentes”.
(p.30). Al respecto, el (COFJ 2021) en el artículo 150, establece que la jurisdicción consiste
en la potestad pública de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, potestad que corresponde a las
juezas y jueces establecidos en la Constitución y las leyes y que se ejerce según las reglas
de la competencia.
Esta actividad de administrar justicia se la realiza a través del proceso y que Carnelutti,
citado por (Rioja Bermúdez 2014) es un conjunto de actos dirigidos a la formación o
aplicación de los mandatos jurídicos, cuyo carácter consiste en la colaboración a tal fin de
las personas interesadas con una o más personas desinteresadas jueces; oficio judicial. Es
en este contexto que evidenciamos que en la actividad procesal intervienen el órgano
jurisdiccional con todos los servidores, las partes, terceros y los profesionales del derecho
que son parte de la función o patrocinan a las partes. Por consiguiente, es necesario hacer
un análisis de todos los que interactúan en cada uno de los procedimientos establecidos en
la ley procesal.
2. Información de los subtemas
1. Subtema 1: El órgano jurisdiccional
Como se ha dejado anotado, el sujeto del derecho acude a la función jurisdiccional
a fin de que se le otorgue la tutela judicial efectiva pues el Estado delega esa jurisdicción a
fin de que se pueda a través de la administración de justicia regular el accionar de los
particulares y así también a las entidades a cumplir con las resoluciones. (Devis Echandia
2009) menciona que esos fines solo pueden ser alcanzados mediante un ó rgano
jurisdiccional cuya composición permita su adecuado funcionamiento y con la vigencia de
normas positivas de derecho procesal.

En cuanto al órgano jurisdiccional, (Vescovi 2006) orienta expresando que los países
latinoamericanos siguiendo el sistema de modelos, en las constituciones establecen un
poder judicial, que es el que ejerce la función jurisdiccional. Se menciona también que el
poder judicial cumple en si una función administrativa y es lo esencial, es la potestad
jurisdiccional que corresponde a la facultad de administrar justicia, aunque en algunos casos
excepcionalmente se lo hace en otras esferas como es el tema del juicio político que
corresponde al poder legislativo. Además de esto, en el ámbito privado también se
encuentra la figura del arbitraje en el que un árbitro pese a no ser un funcionario público
puede juzgar, claro está sin la facultad de ejecutar. A decir de (Gozaini 2002), al referirse al
órgano judicial comprende a los auxiliares de la justicia, como secretarios, oficiales
notificadores, funciones del Ministerio Público entre otros.

Por su parte, (Hurtado Reyes 2014) nos dice que el vocablo jurisdicción deriva de
latín ius decire, que significa “decir el derecho”, agrega que de modo general –sostiene
FALCÓN- el poder del Estado para realizar el proceso, por los órganos encargados al efecto,
para actuación del derecho conforme determinen las normas legales vigentes. En el mismo
orden de ideas (Calamandrei, Derecho Procesal Civil s.f.) menciona que el juez está llamado
a resolver un conflicto o en términos generales una relación entre hombres y por
consiguiente se coloca frente al mismo como un tercero imparcial pero no es quien crea el
problema sino que lo debe examinar y resolver.

En cuanto al mismo punto (Ovalle 2016) hace mención a una antigua máxima que
establece nemo iudex in re propria (no se debe ser juez en causa propia) y agrega que la
palabra juzgador es la más alta que existe para designar tanto al órgano que ejerce la
función jurisdiccional (tribunal o juzgado) como al o los titulares (magistrados o jueces) que
forman parte de dichos órganos, por lo que, considera que es una palabra que posee, a la
vez un sentido objetivo (órgano jurisdiccional) y un sentido subjetivo (titular).

Es por estos motivos que en actualidad al referirse al tribunal suele entenderse que
se designa ya sea al órgano jurisdiccional que está formado por varios jueces como también
al lugar donde se ejerce la actividad, claro está, que existen también los órganos de la
administración de justicia unipersonales. “La organización judicial suele tener su
fundamento en preceptos constitucionales, desarrollados luego en las llamadas leyes
orgánicas del Poder Judicial.” (Cabanellas 1968, 658).

Principios respecto al ejercicio de la potestad judicial.


De acuerdo a (Vescoti 2006) son variados los principios y entre los más destacados
son los de independencia, autoridad y responsabilidad. Respecto a la independencia se
afirma que es fundamental por tratarse de una función técnica que se realiza como potestad
estatal y por consiguiente debe hacer dentro del marco de respeto de los otros poderes del
Estado con los cuales necesariamente tiene contacto. El rodear a los jueces de una total
independencia estableciendo deberes y responsabilidades tiene como obj etivo obtener una
mejor justicia.

En relación al principio de autoridad se afirma que ésta debe estar presente a fin de
poder juzgar y ejecutar lo juzgado imponiéndose el cumplimiento en forma efectiva las
resoluciones o tener la potestad de disponer que intervenga la fuerza pública para la
ejecución. Los jueces ejercen la autoridad ordenando ya sea lanzamientos, secuestros,
embargos o también imponiendo obligaciones de no hacer. En el caso de inobservancia de
las decisiones encontramos en el (Código Orgánico Integral Penal) encontramos el artículo
282 que se refiere a la sanción por el incumplimiento de decisiones legítimas de autoridad
competente refiriéndose que a persona que incumpla órdenes, prohibiciones especificas o
legalmente debidas, dirigidas por autoridad competente.

Sobre la responsabilidad se menciona que los jueces tienen una triple


responsabilidad, penal, civil y disciplinaria. Respeto a la responsabilidad penal, el juez por
el ejercicio de su cargo puede ser juzgado ante el cometimiento de algún delito de cohecho,
concusión, prevaricato, entre otros. Sobre la responsabilidad civil se expresa que en algunos
ordenamientos jurídicos se ha fijado la vía indirecta para la reclamación y en ese sentido
encontramos en el (COFJ 2021) cuanto en el artículo 15 establece el principio de
responsabilidad en los casos de que una sentencia se revocada por el recurso de revisión
en cuyo caso el Estado deberá reparar a la persona y se declarará la responsabilidad de los
funcionarios contra quienes se podrá repetir el pago. La responsabilidad disciplinaria está
regulada en los ordenamientos jurídicos y en nuestro país se encuentra en el Código
Orgánico de la Función Judicial donde se establecen las obligaciones, deberes, así como las
faltas con sus respectivas sanciones y el procedimiento para su juzgamiento asegurándose
el debido proceso.

El órgano jurisdiccional según la Constitución y el Cogido Orgánico de la Función Judicial.


En nuestro país, la (Constitución de la República del Ecuador 2008) determina que
la potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por los órganos de la
Función Judicial y por los demás órganos y funciones establecidos en la Constitución.
Además, en el mismo ordenamiento jurídico se precisa que la administración de j usticia en
el cumplimiento de los deberes y obligaciones deberá aplicar los principios que deja
establecidos y que algunos han sido ya analizados en temas anteriores.
Respecto a la organización y funcionamiento se precisa que se compone de órganos
administrativos, órganos auxiliares y órganos autónomos. Al referirse a los órganos
jurisdiccionales menciona que, sin perjuicio de otros con iguales potestades reconocidos
por la misma Constitución, son los encargados de administrar justicia y que son, la Corte
nacional de Justicia, las cortes provinciales de justicia, los tribunales y juzgados que
establezca la ley y los juzgados de paz.

Los principios y disposiciones constitucionales son recogidos y ampliados en el (COFJ 2021)


que en su artículo 1 refiere que, la potestad de administrar justicia emana del pueblo y se
ejerce por los órganos de la Función Judicial.

En el mismo ordenamiento jurídico se refiere a la jurisdicción como la potestad pública de


juzgar y de ejecutar lo juzgado, agregando que esa pote stad le corresponde a las juezas y
jueces que han sido previamente establecidos en la Constitución y las leyes de acuerdo a
las reglas de la competencia.

Refiriéndose al ámbito de la potestad jurisdiccional se determina que las juezas y jueces


establecidos conocerán los asuntos que se promuevan dentro del territorio cualquiera sea
su naturaleza o la calidad de las personas que intervengan en ellos ya sean nacionales o
extranjeros. Se determinan como excepciones los casos de inmunidad de jurisdicción y de
ejecución fijados por la normativa del Derecho Internacional Público.

Órganos jurisdiccionales. Al respecto en el artículo 170 del (COFJ 2021)


encontramos que los órganos jurisdiccionales encargados de administrar justicia y hacer
ejecutar lo juzgado serán, las juezas y jueces de paz; los tribunales y juzgados que se
establecen; las cortes provinciales de justicia y la Corte Nacional de Justicia. A decir de
(Calamandrei 2007), en la distribución de la competencia entre los distintos jueces, sirven
las reglas que se intitula de la competencia en razón de la materia y por razón del valor y
que la doctrina agrupa bajo la denominación de competencia objetiva; a ellas se debe
agregar las reglas de la competencia por razón del grado que la doctrina califica como
funcional.

En relación a los órganos encargados de la administración de justicia la doctrina


menciona que al régimen unipersonal se le atribuye rapidez, sencillez y economía y que la
responsabilidad queda bien establecida. Sobre el tribunal colegial se afirma que obtiene
una mejor justicia con menos márgenes de error lo que se debe no solo al número de jueces
sino por la deliberación que realizan para poder decidir.

Corte Nacional de Justicia. Tiene su sede en Quito y ejerce jurisdicción en todo el


territorio nacional y estará integrada por Salas Especializadas de lo Contencioso
Administrativo; de lo Contencioso Tributario; de lo Penal, Penal Militar, Penal Policial,
Tránsito, Corrupción y Crimen Organizado; de lo Civil y Mercantil; de lo Laboral; y, de la
Familia, Niñez, Adolescencia y Adolescentes Infractores. Las salas especializadas de
conocerán los recursos de casación y revisión en las materias de su especialidad y los demás
asuntos que se establecen en la ley.

Cortes Provinciales de Justicia. En cada provincia funcionan una Corte Provincial de


Justicia integrada por un número de jueces que sean necesarios para atender las causas.
Las salas se organizarán en materias que se corresponden con las de la Corte Nacional,
excepto en las materias de contencioso administrativo contencioso tributario. Serán
competentes para conocer en segunda instancia los recursos de apelación y nulidad que
provengan de las unidades judiciales y además en primer y segunda causas penales y de
tránsito promovidas contra personas que tengan fuero de corte provincial.

Tribunales y juzgados. En los cantones y otras localidades que establezca el Consejo


de la Judicatura, se pondrán en funcionamiento tribunales penales, juezas y jueces
suficientes de acuerdo a las necesidades de la población a fin de que tramiten las causas en
diversas materias conforme lo establece la ley. En la actualidad se designan jueces de
garantías penales; jueces de adolescentes infractores; jueces de violencia contra la mujer o
miembros del núcleo familiar e infracciones contra la integridad sexual y reproductiva;
jueces de familia, mujer, niñez y adolescencia; jueces de trabajo; jueces de lo civil y
mercantil; jueces de inquilinato y relaciones vecinales; jueces únicos o multicompetenres;
judicaturas especiales; y jueces de paz.

Tribunales de lo contencioso administrativo y de lo contencioso tributario. En los


distritos que determine el Consejo de la Judicatura se pondrán en funcionamiento
tribunales de lo Contencioso Administrativo y de lo Contencioso Tributario.
Tribunales de garantías penales. Los jueces de estos tribunales son competentes
para sustancias la etapa de juicio y dictar sentencias en los procesos de ejercicio público
de la acción excepto en los casos de fuero, también conocerán los procedi mientos
abreviados y otros actos procesales que determinen la ley.

Unidad judicial. En nuestro país, el (COFJ 2021) en el artículo 171determina que en


atención a las necesidades del servicio de administración de justicia, el Consejo de la
Judicatura podrá ordenar que una misma unidad judicial presten sus servicios dos o más
jueces de una misma o diferente materia.

Auxiliares del tribunal. A decir de (Vescoti 2006) el tribunal, entendido por los
jueces, necesita auxiliares para cumplir múltiples tareas. Al referirnos a los auxiliares del
tribunal se refiere a diversos sentidos, entre los que se incluyen asesores y representantes
de las partes entre los que se incluyen abogados y procuradores. Se afirma también que
algunos componen el oficio judicial que corresponden a los empleados permanentes el
orden judicial y otros generalmente asesores, peritos que no realizan labor permanente al
servicio del tribunal, sino que son nombrados para cada caso en particular.

Otros auxiliares del juez. Entre estos están los demás auxiliares que prestan servicio
en el tribunal, que aun no formando parte del órgano judicial en forma no permanente son
designados para determinados actos procesales y entre ellos están los peritos, traductores,
intérpretes, depositarios, síndicos entre otros.

2. Subtema 2: Las partes procesales, capacidad para ser


parte y capacidad procesal.

El proceso civil depende en sumo grado del principio dispositivo pues si la parte que
se considera afectada en un determinado derecho no acude a formular su demanda no
podría darse inicio al proceso. Esto significa que todo ciudadano que se encuentra en
conflicto en relación a sus intereses o derechos debe acudir ante el funcionado establecido
previamente a fin de que, luego del trámite correspondiente se emita una resolución.

Respecto a lo que representa la parte, (Cabanellas 1968) nos dice que en, “Derecho
Procesal, toda persona física o jurídica que interviene en un proceso en defensa de un
interés o de un derecho que lo afecta, ya lo haga como demandante, demandado,
querellante, querellado, acusado,, acusador” (683). En relación al mismo punto, (Vescoti
2006) nos dice que el proceso es una relación jurídica entre dos partes, una que pretende
(accionante) y otra que contradice (se defiende) y agrega que por la vigencia del principio
de contradicción las dos partes se enfrentan delante del tercer imparcial que es el juez o
tribunal que constituye el otro sujeto del proceso.

En el mismo orden de ideas, (Rioja Bermúdez 2014) hace eco de que Juan Montero
Aroca de manera categórica define que, “parte es la persona o personas que interponen
la pretensión ante el órgano jurisdiccional (demandante i actor) y la persona o personas
frente a las que se interpone (demandado)” (314). Es indudable que cada una de las partes
adopta una determinada posición en el pleito, la una es la que presenta la demanda que
asume el estatus de actor y por otro lado la que ejerce su defensa y que corresponde al
demandado que en algunos casos también puede realizar una demanda no solo respecto a
la desestimación de la acción, sino que también lo puede hacer con su propia pretensión
por medio de la reconvención. Es por estos motivos que la doctrina coincide en cuanto a
que no se puede concebir un proceso civil son la presencia de las partes que asumen la
calidad de sujeto activo o pasivo de la demanda pues representan al actor y al demandado.
(Devis Echandia 2009) afirma que debe distinguirse entre partes del litigio y partes del
proceso de ahí que se considera parte en sentido material a todos los sujetos del litigio o de
la relación jurídico- sustancial sobre lo que versa en tanto que, parte en el sentido formal a
los sujetos del proceso.

Capacidad para ser parte. Al respecto, (Chiovenda, 1925) nos dice que esta es la
capacidad jurídica llevada al proceso civil, esto es, la capacidad para ser sujeto en una
relación jurídica procesal. Por consiguiente, se tiene capacidad para ser parte el que tiene
la capacidad jurídica, así las personas físicas o naturales y las personas jurídicas o morales.
En relación a este punto (Vescoti 2006) expresa que se debe diferenciar entre la capacidad
de goce y la capacidad de ejercicio pues la primera se refiere a los atributos de la persona,
esto es, la aptitud jurídica que tiene el sujeto del derecho para constituirse en titular de
derechos y obligaciones o dicho de otro modo esa posibilidad o habilitación que se tiene
para ser titula de las relaciones jurídicas y que es inherente a todas las personas, en tanto
que, la capacidad de ejercicio representa esa idoneidad para ejercer los derechos esto es
actuar por su cuenta dentro del proceso esto es por sí mismo sin ser asistido por otra
persona.

Por consiguiente, resulta evidente que pueden convertirse en titulares de derechos


procesales todas las personas ya sea naturales o jurídicas. Sobre esta capacidad, (García R.
, 2018) menciona que la tutela jurisdiccional es el derecho que tiene todo sujeto de
derechos-solo por el hecho de serlo- y que lo titula para exigir al Estado haga efectiva su
función jurisdiccional. (pág. 421). En el mismo orden de ideas, (Rioja Bermúdez 2014) nos
dice que debe considerar como parte a la persona que reclama en nombre propio o en cuyo
nombre se reclama, así como aquella contra la cual se reclama una pretensión, no te niendo
la calidad el representante, quien interviene en nombre y defensa de un interés ajeno. (95).
Así las cosas, se pude concluir tienen capacidad para ser parte todos los sujetos de derechos
que estén reconocidos dentro del marco jurídico debido a que son titulares de derechos,
deberes y obligaciones.

Capacidad procesal. Esta tiene relación con la capacidad de ejercicio o dicho de otra
manera esa aptitud para actuar por sí mismo en el proceso pues se bien se puede tener
capacidad para ser parte, pero en algunos casos no se tiene capacidad procesal. (Hurtado
Reyes 2014) cita lo que al respecto dice FALCON, respecto a que, se necesita una serie de
requisitos, sin los cuales esa calidad no se consigue. El requisito fundamental es la
capacidad, pero esta palabra también es ambigua, porque designa cuestiones diversas, una
la capacidad procesal y otra la capacidad sustancial.

Sobre esta capacidad (Vescoti 2006) expresa que los códigos procesales deben
limitarse a estatuir el principio de “tienen capacidad para comparecer por sí en el proceso,
las personas que pueden disponer de sus derechos, en tanto que las demás deberán
comparecer por intermedio de sus representantes o debidamente autorizados por éstos
bajo el imperio de las normas sustanciales. Es así que menciona que pueden presentarse
casos de personas capaces, incapaces y semicapaces para comparecer a litigar. En nuestro
país, el (A. Nacional, Código Civil 2021) en su artículo 1462 expresa que toda personas es
legalmente capaz, excepto las que la ley declara incapaces. Respecto la capacidad para
comparecer a juicio, esto es, la capacidad procesal (Chiovenda 1925) nos orienta
expresando que esa capacidad para ejercer actos procesales con efectos jurídicos en
nombre o representación de otro se llama capacidad procesal, (legitímatio ad processum,
que no debe confundirse con la legitimatio ad causam. Sobre la importancia que reviste el
poder determina sobre la capacidad procesal encontramos que (García R. , 2018) haciendo
a mención a lo que dice CARNELUTTI, expresa que la primera pregunta que se ha de hacer
el juzgador estriba en determinar, dado que él mismo ha de escuchar o permitir las
alegaciones, quien sea la persona que ha der ser oída, escuchada o efectuar las alegaciones
dentro del proceso esto es,, la persona que está legitimada para ejecutar las actividades
procesales.

Capacidad procesal para comparecer al proceso según el Código Orgánico General


de Procesos. En relación a la capacidad procesal, el (COGEP 2021) en el artículo 31
determina que toda persona es legalmente capaz para poder comparecer al proceso,
dejando a salvo las excepciones que se establezcan en la ley. A continuación, establece
algunas formas de comparecencia, dejando constancia que los adolescentes puedan
comparecer y ejercer directamente en acciones judiciales que estén direccionadas al
ejercicio y protección de todos sus derechos y garantías. Agrega que, cuando algunos
incapaces contraigan obligaciones se les permitirá comparecer en relación a estos temas
cumpliéndose las normas establecidas en la legislación correspondiente. Se establece que
las comunidades, pueblos, nacionalidades o colectivos podrán comparecer al proceso por
intermedio de su representante ya sea legal o voluntario. En relación a las niñas, niños y
adolescentes expresa que deberán ser escuchados en los procesos en los que se deba
resolver sobre sus derechos.

En el artículo 32 ibídem en cuanto a la representación de los menores de edad y los


incapaces permite que comparezcan por medio de su representante legal. En el caso de
personas que estén bajo patria potestad se establece que podrán ser representadas ya sea
por su madre o el padre que la esté ejerciendo. Para el caso de las personas naturales que
no estén bajo patria potestad, tutela o curaduría, deberán ser representadas por el curador
que sea designado para el proceso. Se regula también para los casos en que se presenten
conflictos de intereses entre los hijos y sus padres que haga imposible aplicar la regla de
representación en cuyo caso es necesario que el juzgador designe un curador ad litem o
curador especial para que pueda representar a las niñas, niños y adolescentes.

Respecto a las personas jurídicas en el mismo ordenamiento jurídico en el artículo


33 precisa que deberá ser representada en el proceso por su representante legal o judicial.
Tratándose de acciones que se presenten en el ámbito laboral contra las personas jurídicas
podrán ser dirigidas contra cualquier persona que a nombre de los principales ejerza las
funciones ya sea de dirección o administración aun de que no tenga poder escrito y
suficiente según lo establezca el derecho común.

En los artículos siguientes, se refiere a los representantes del causante dejando


constancia que los herederos solo podrán ser demandados o sometidos a procedimientos
de ejecución luego de haber aceptado la herencia pues en caso de no haberla aceptado la
demanda será dirigida contra el curador de la herencia yacente. Se prescribe que el
insolvente será representado por el síndico en relación a los bienes que le perte nezcan,
pero tratándose de derechos extra patrimoniales o diligencias que permitan la ley conserva
la capacidad para comparecer por sí mismo.

La norma procesal para las materias no penales, regulan la comparecencia de las


partes al proceso con el patrocinio de un defensor, salvo las excepciones que contemple el
mismo ordenamiento jurídico. Para el caso de las personas que debido a su estado de
indefensión o por su condición de vulnerabilidad no estén en la capacidad de sufragar los
costos de abogados para que se puede ejercer la defensa y protección de sus derechos
deberán acudir a la Defensoría Pública a fin de que se les asigne un defensor. La disposición
incluso impone a los jueces la obligación de observar las disposiciones y parámetros que se
encuentren vigentes para los servicios de patrocinio jurídico gratuito que otorga la
Defensoría Pública de conformidad con las leyes vigentes para el efecto.

Con la finalidad de que el proceso pueda desarrollarse, faculta a los defensores a concurrir
a una diligencia sin que exista autorización de las partes a la que afirma representar tienen
la obligación de ratificar sus intervenciones en el término que el juez determine para el
efecto considerando las circunstancias para cada caso y en el caso de que no se cumpl a con
ratificar las intervenciones las actuaciones realizadas carecerán de validez. Sin embargo, en
tratándose de la audiencia preliminar en los procedimientos ordinarios o la audiencia única
en los que tienen una audiencia única, a las que se impone la ob ligación de concurrir
conjuntamente con la parte.

La normativa procesal está orientada a que el proceso pueda desarrollarse hasta


llegar a estado de decidir sobre el punto materia de la controversia y por estos motivos
que, para el caso de que comparezcan dos o más actores reclamando un mismo derecho o
a su vez sean dos o más los demandados que ejerzan la misma defensa o excepciones, el
juzgador está en la obligación de ordenar que constituyan un procurador común para lo
cual se les concederá un término y en caso de que no lo hagan de oficio se procederá a la
designación a una persona que se constituirá en procuradora común en el proceso la misma
que no podrá excusar en desempeñar el cargo para cuyo ejercicio no se requerirá tener el
título de abogado. Es tan explícita la norma que precisa que el nombramiento de este
procurador común podrá ser revocado ya sea por acuerdo entre las partes, a pedido de una
de ellas o por decisión del juez siempre y cuando se justifique los motivos para así
decidirse. Por cuanto la tramitación del proceso debe continuar, la disposición legal
establece que la revocatoria del cargo de procurador común no producirá efectos hasta que
no comparezca el que lo reemplace y así es que se procede a su liberación quien está
además facultado a continuar en la causa en forma individual.

En cuanto a la naturaleza, se afirma que podrá ser representada por cualquier


persona ya sea natural o jurídica, por una colectividad o por el Defensor del Público a
quienes se les autoriza actuar por su propia iniciativa. Esta novedosa participación de la
naturaleza en los procesos se limita a presentar como parte accionante a través de sus
representantes pues en forma taxativa se prescribe que no podrá ser demandada en ningún
juicio y tampoco podrá ser reconvenida.

La procuración judicial según el COGEP. Entre los artículos 41 y 45 se establecen las


reglas para la comparecencia de las partes por intermedio de procuradores judiciales. Se
comienza expresando que los procuradores judiciales son los mandatarios que cuentan con
poder para poder comparecer al proceso ya sea como actor como demandado. Los
procuradores podrán ser designados por las personas que son hábiles para comparecer
directamente al proceso. Ahora bien, la norma expresa que, a pesar de existir un procurador
judicial, la parte procesal está obligada a comparecer cuando tenga que practicarse
personalmente una diligencia, como sucede en el caso de absolver posiciones en una
declaración de parte, en el caso de que se deba reconocer documentos y otros actos
procesales que exija la ley. En el caso que la diligencia lo permita se podrá autorizar la
comparecencia del mandante a través de videos conferencias u otros medios de
comunicación que permitan las tecnologías de la información. Es tan ilustrativa la legislación
que, cuanto la persona se encuentra fuera del lugar del proceso se faculta a librar
deprecatorios o comisiones y en el caso de que se encuentre fuera del país podrá remitirse
exhortos.

Respecto a la constitución de la procuración judicial se permite que se la otorgue en


beneficio de uno o más abogados que no estén insertos en ninguna de las prohibiciones
previstas en la ley. Las procuraciones judiciales, podrán conferirse de algunas formas que
se encuentran establecidas y en entre ellas, a través de una delegación otorgada por el
Procurador General del Estado para la intervención de los abogados de las diversas
instituciones públicas cuando carecen de personería jurídica o mediante oficio cuanto las
entidades del sector público tienen personería jurídica en la forma como se determina para
su eficacia. Otra forma de constitución de la procuración judicial es mediante escrito
reconocido conforme lo establece la ley, ante el juez que tramita la causa. También se podrá
hacerlo mediante poder otorgado en el país, o en el extranjero ante la autoridad
competente. Se podrá también otorgar verbalmente en la audiencia correspondiente. En
relación a las procuraciones que provienen del extranjero se exige que estén apostilladas o
de no ser así deberán estar legalizadas ante autoridades diplomáticas o consulares
ecuatorianas.

Facultades de los procuradores judiciales. Considerándose que los procuradores


judiciales comparecen a los procesos en representación de las partes, podrán acudir a
cualquier diligencia o instancia del proceso. Se establecen requisitos especiales para ciertas
diligencias, imponiéndose la obligación de contar con cláusula especial para poder sustituir
la procuración a favor de otro abogado, para allanarse a la demanda o transigir, para desistir
de la acción o un recurso, o para cuando hubiere necesidad de aprobar convenios o absolver
posiciones, así también para deferir al juramento decisorio o recibir valores o la cosa sobre
materia del litigio e igualmente para tomar posesión de la misma.

3. Subtema 3: Terceros.
Respecto a los terceros, la doctrina enseña que a fin de poder identificar su función
en el proceso, se debe afianzar lo que es la parte pues como (Hurtado Reyes 2014)
menciona, según GOZAINI la presencia del tercero en el proceso civil, solo es posible a partir
de la llamada noción negativa de la condición de parte, esto es, que sencillamente resulta
tercero quien no tiene la calidad de actor o demandado y al respecto (Devis Echandia 2009)
señala que en cada momento del proceso son terceros quienes no tengan la calidad de
partes. De este modo podemos considerar que es tercero quien no siendo parte interviene
en el proceso comparece defendiendo los intereses que le corresponden
independientemente de las partes.

Generalmente el tercero en el proceso es foráneo y diferente a las partes que


intervienen en la relación procesal que se encuentran establecida con la presencia del actor
y el demandado. Esto representa que, durante la sustanciación del proceso, cuando ya se
cuenta con la presencia de los litigantes y por ende hay una traba de la Litis, se presenta el
tercero ejerciendo un reclamo. Por consiguiente, este tercero es alguien que no forma parte
de la relación procesal y por ende de la pretensión y contradicción, de tal modo que, su
intervención es por cuanto tiene un interés propio y que jurídicamente le atañe por cuanto
una vez resuelta la causa puede afectarle en sus intereses.

Al respecto, (Aguila Grados 2010) nos dice que, “el tercero es aquel que sin ser titular
de la relación jurídico sustantiva que origina el proceso, tiene un interés directo con el
objeto del mismo o con sus posibles consecuencias, por lo que ingresa a conformar la
relación jurídico procesal preestablecida.” (73).En el mismo orden de ideas (Ovall e 2016)
nos dice que, la expresión de tercero en el ámbito procesal se define por exclusión
afirmando que es tercero todo aquel que no es parte de un proceso. En tal virtud, son
terceros tanto aquellas personas que no han participado en el proceso, así como también
las que han intervenido claro está, sin tener la calidad de parte como el caso de los testigos
y peritos. Es por esto que, en el proceso puede haber testigos ajenos al proceso y de los
resultados que se den más, sin embargo, en algunos casos ingresan al proceso personas que
no siendo parte lo hacen de forma espontánea o en ocasiones se los llama, ya sea para
defender sus derechos o a convertirse en coadyuvantes con los alguna de los litigantes que
si forman parte de la relación procesal por lo que a partir de aquello se los considera como
terceristas. En definitiva, “todo el que no ha llegado al proceso como parte, en sentido
procesal, es tercero, aun cuando tenga la calidad de parte en sentido sustancial.” (Quintero
2008).

Formas de intervención de los terceros. Sobre la forma como integran los terceros
al proceso en primer término se afirma que pueden ser tercerías voluntarias y forzosas. Las
tercerías voluntarias se producen cuanto las personas comparecen por su propia voluntad
por considerar tener interés en relación a lo que se resuelva en sentencia en cuanto al
conflicto existentes entre los litigantes pues podría ser afectado en forma directa. La
petición se realiza cuanto el proceso se haya iniciado, en cualquier etapa incluso en la de
ejecución cumpliéndose las normas aplicables para cada caso y por tanto debe justificar
desde el inicio su derecho para ser aceptado en el proceso. Siendo el tercero en sí una parte
accesoria que deber ser autorizada su intervención por parte del juzgador, ge neralmente
su accionar debe estar subordinado al de las partes principales. Entre las voluntarias
encontramos las coadyuvantes y las excluyentes.
Tercerías coadyuvantes. Según (Vescoti 2006) la tercería coadyuvante es aquella en
la cal el tercero deduce no una pretensión excluyente, sino coincidente con la de una de las
partes a la que se adhiere (coadyuvante o adhesiva). Esta tercería se la denomina simple o
adhesiva por cuando a decir de (Gozaini 2002) ingresa al proceso un tercero en razón de
tener interés jurídico coincidente con el derecho alegado por cualquiera de las partes
originarias y la participación es para coadyuvar al éxito de la pretensión o de la oposición.
Esto representa que la intervención del tercero no es en sí para hacer valer un derech o suyo
de manera autónoma, sino que lo hace es para sostener o afianzar la posición de una de las
partes por lo que se podría decir que combate por el derecho ajeno.

Tercerías excluyentes. Respecto a esta (Vescoti 2006) nos dice que conforme a
REDENTI, es una pretensión conexa pero en contraste, debido a que el interviniente se
opone a las dos pretensiones, como sucede en el caso de la tercería de dominio que se
interpone frente a las dos partes que discuten el dominio del bien por lo que en cierto modo
se introduce un nuevo litigio en el proceso. A decir de (Gozaini 2002) las tercerías principales
o excluyentes tienen lugar cuando un tercero se incorpora al proceso en trámite con la
finalidad de interponer frente a las partes intervinientes una pretensi ón incompatible con
la deducida por el sujeto activo y cita como ejemplo el caso del actor reclama al demandado
sobre la titularidad del dominio de un vehículo y en ese estado procesal se presente un
tercero alegando ser el verdadero dueño. En relación a estas tercerías, (Ovalle 2016) orienta
en el sentido de que se clasifican en de dominio- cuando el tercerista reclama la propiedad
de bienes afectados en el proceso – y de preferencia- cuando el tercerista pretende que se
reconozca su mejor derecho a ser pagado con el producto de la venta de bienes
embargados.

Las tercerías forzosas o como otros la denominan obligadas o coactivas, se considera


que se descarta la legitimación de tercero por cuanto acude al proceso por ser citado o
llamado por quienes figuran como partes en la relación procesal. Estas tercerías pueden
generarse por un mandato judicial o como se ha dicho por uno de los litigantes cuando por
disposición legal le es permitido convocarlos para que cumpla con una determinada
obligación en relación a lo que se discute. Respecto a estas tercerías (Vescoti 2006) expresa
que el caso más común es el de la llamada en garantía ( o citación en garantía), que ocurre
cuando una de las partes particularmente el reo pide la citación o emplazamiento de un
tercero para que acuda a defenderlo y en alguno que otro caso puede ser condenado a tal
punto que en ocasiones el tercero que ingresa puede asumir el rol de parte. Se cita el caso
del dueño del vehículo que está formando parte del proceso y pide que sea llam ado quien
conducía y por consiguiente es el responsable del accidente que se está juzgando.

Presupuestos necesarios para la intervención de terceros. En consideración de lo


expuesto, el tercero puede ingresar al proceso siempre y cuando se cumplan con lo s
presupuestos que se encuentran establecidos en la normativa procesal y que el juez tiene
la obligación de verificar su cumplimiento para aceptar la actuación dentro del proceso pues
por regla general se tramita con la presencia de las partes en base a la acción y la
contradicción.
La conexidad. Este presupuesto representa la esencia para que el tercero pueda
ingresar pues la pretensión que formula debe obligatoriamente ser conexa con el objeto de
la Litis en desarrollo a fin de que exista la posibilidad de resolverse junto con las
pretensiones de las partes.

El interés propio o actual. Si se ha dicho que debe existir conexidad entre el


derecho reclamado por el tercero con el objeto de la controversia entre las partes, la
doctrina precisa que debe el tercero tener un interés propio y cierto que a decir de (Vescovi
2006) esto es necesario para evitar la intervención de un tercero que alegue un derecho
ajeno al que se debate en el proceso (tema dedidendum), se agrega que debe ser actual
que en cierto modo no significa que sea eventual por consiguiente el tercero deberá
aseverad que lo que se resuelva en el proceso le ocasionará un afectación. Por estos motivos
algunos afirman que el interese que se invoca por parte del tercero debe ser legitimo por
consiguiente que se encuentre fundamentado en derecho pues no solo es necesario afirmar
tener un determinado interés.

Necesidad de proceso pendiente. Teniendo en cuenta que el tercero ingresa en una


causa dentro de la cual existen previamente las partes en una contienda en búsqueda de
que sea reconocida las pretensiones que han formulado, en tal virtud, la tercería no tiene
sentido si no hay un proceso iniciado o se ha concluido. Es por estos motivos que incluso
algunos ordenamientos procesales establecen los periodos en que los terceros pueden
ingresar pues de presentarse en forma prematura o luego de haber precluido el tiempo que
tenían para hacerlo el juez denegará su intervención dejando a salvos los derechos que
pudieren tener por cuerda separada de ser el caso. Es necesario hacer mención que en (A.
Nacional, COGEP 2021) se permite incluso el ingreso con tercerías en la etapa de ejecución
cumpliéndose con los presupuestos fijados para el efecto.

Sobre las tercerías según el COGEP


En el ordenamiento procesal no penal vigente en nuestro país conforme se ha
dejado expuesto, identifica como sujetos del proceso a las partes, entre las que señala el
actor y el demandado y que pueden ser personas naturales y jurídicas, comunidades,
pueblos, nacionalidades o colectivos y la naturaleza.
Intervención de un tercero. El (COGEP) en el Art. 46 refiere a que, por regla general,
en todo proceso, incluida la ejecución podrá intervenir una o un tercero a quien las
providencias judiciales causen perjuicio directo. Se agre ga que la solicitud para intervenir
será conocida y resuelta por el juez que conoce el proceso principal. En esta disposición
legal también se especifica en qué casos se entiende que una providencia causa perjuicio
directo al tercero que pretende ingresar a la contienda judicial, esto es, cuanto acredite que
se encuentra comprometido en el pronunciamiento del juez, uno o más derechos y no
meras expectativas. De esta forma vemos que el ordenamiento jurídico establece en sí los
presupuestos que la doctrina requiere para que el tercero sea admitido en el proceso, entre
ellos el interés propio o actual y la conexidad con el caso que se debe resolver.
Clases de tercerías. En el Art. 47 el mismo ordenamiento jurídico se refiere a las
clases de tercerías, dejando constancia que podrán ser excluyentes de dominio o
coadyuvantes. Define a las excluyentes de dominio como aquellas en las que el tercero
pretende en todo o en parte ser declarado titular del derecho que se discute en el proceso.
En cuanto a las coadyuvantes las identifica cuando un tercero tiene con una de las partes
una relación jurídica sustancial, a la que no se extienden los efectos de la sentencia, pero
que pueda afectarse desfavorablemente si dicha parte resulta vencida. En cuanto a este
punto, encontramos que según (Ortiz 2010) son terceros en sentido procesal o formal,
aquellos que no han intervenido en el proceso entre otros sujetos en tanto que, terceros
en sentido sustancial o material son aquellos que no tienen ninguna relación con los
titulares del derecho sustancial o material y son totalmente ajenos a esa relación sustancial.

Oportunidad para las tercerías, Más adelante se refiere a la oportunidad de la


presencia de los terceros, estableciéndose requisitos para los procedimientos. Se menciona
que, en los procesos ordinarios, la tercería se propondrá dentro del término de diez días
después de la notificación de la convocatoria a la audiencia de juicio. Para el caso de los
procedimientos sumarios se propondrá dentro del término de cinco días an tes de la fecha
de realización de la respectiva audiencia, entendiéndose para estos procesos la audiencia
única. Cuando la causa se encuentre en ejecución, la tercería se podrá proponer desde la
convocatoria a la audiencia de ejecución hasta su realización. Es necesario destacar que el
ordenamiento jurídico en análisis determina en forma clara que no será admisibles las
tercerías cuando ya exista una resolución de adjudicación en firma esto es, luego de haberse
cumplido con la fase de ejecución.

Requisitos y resolución de la solicitud. Conforme se ha ido analizando, los terceros


deben cumplir con algunos requisitos para poder ingresar y ser admitidos dentro de la
relación procesal que ya está desarrollándose, esto son, la conexidad, tener interés propio
y actual y además que se trata de un proceso en trámite. Es por estos motivos que en el
artículo 49 del (COGEP) encontramos que la o el tercero deberá presentar su solicitud de
intervención anunciando todos los medios de prueba de los que se valdrá para jus tificar su
solicitud de intervención en el proceso. Para el caso de que se presente a la audiencia de
ejecución deberá portar consigo las pruebas que sustenten su pedido para poder ser
considerado.

Efectos de la aceptación. Una vez que el juzgador valore los medios de prueba
introducidos por el tercero, podrá aceptar la intervención en cuyo caso tendrá los mismos
derechos y deberes que las partes pues se convierte en cierto modo en parte de la relación
procesal. Es por esto que las resoluciones que se dicten con respecto a las o los terceros
producirán los mismos efectos que para las partes.

Diversos actos procesales vinculados a terceros en el (COGEP)


Artículo Acto procesal
69 La comunicación de una providencia a un tercero para el cumplimiento de un
acto procesal se hará por medio físico o digital.
130 La retención se realizará en las rentas, créditos o bienes que tenga la o el
deudor en poder de un tercero a quien se le deberá notificar.
159 Se podrá solicitar a terceros que entreguen o faciliten documentos o
información que no esté en poder de las partes y que se requiera por parte del
órgano jurisdiccional.
203 Respecto a la prueba en documentos, que no perjudicará a terceros de buena
fe..
208 El instrumento público hace fe, aun contra terceros.
214 Es documento falso aquel que contiene alguna suposición
fraudulenta en perjuicio de tercero.
219 Pedido de exhibición de documentos que estén en poder de terceros
237 Desistimiento que no afecte a terceros
240 No se puede desistir si afecta a un tercero
242 El allanamiento será ineficaz cuando la sentencia deba producir efecto de cosa
juzgada con respecto a terceros.
276 Efectos del fallo de casación respecto a que quedarán a salvo los derechos de
terceros de buena fe.
290 Trámite de acciones colusorias y derechos que legalmente pertenecen a un
tercero.
294 Resolución en audiencia preliminar sobre reclamos de terceros.
297 En la audiencia de juicio se concede la palabra a las partes y terceros.
320 Participación de terceros en procedimiento contencioso tributario
322 Las tercerías excluyentes de dominio que se deduzcan en coactivas por
créditos tributarios.
341 Inventario de bienes que estén en poder de terceros
346 Negativa de terceros a permitir el examen y tasación será considerada como
oposición.
368 Cumplimiento de obligación de hacer por parte de un tercero.
374 Oposición de los tercerista a la fórmula de pago.
375 Conocimiento a terceros sobre la falta de cumplimiento de mandamiento de
ejecución.
376 Notificación respecto al embargo y otras providencias preventivas para que
puede ejercer derecho como tercerista.
385 Embargo preferente permite ingresar como terceristas.
386 Embargo por relaciones laborales permite presentarse como terceristas.
389 Embargo de bienes raíces surtirá efecto con respecto a terceros, desde su
inscripción.
392 En audiencia de ejecución se debe resolver sobre la admisibilidad de las
tercerías y sobre reclamaciones de terceros perjudicados.
394 Comparecencia de terceros en la ejecución.
399 Participación en el remate teniendo en consideración los terceristas.
402 Auto de calificación de posturas podrá ser apelado por terceristas
Coadyuvantes
404 Postura de acreedor considerando presencia de tercerías coadyuvantes
405 En retasa y embargo tercerista, podrá pedir, que se rematen como créditos los
dividendos a plazo.

4. Subtema 4: Abogados.
Necesidad del patrocinio del abogado. El Título VII del Código Orgánico de la
Función Judicial se refiere a las abogadas y abogados y en su capítulo hace mención al
patrocinio de las causas. Este ordenamiento jurídico refiere a que la abogacía es una función
social al servicio de la justicia y del derecho. Se agrega que es una garantía fundamental de
todas las personas ser patrocinadas por un abogado de su libre elecci ón. Además, se
establecen los requisitos para poder ejercer el patrocinio, así como las deberes, derechos,
prohibiciones y sanciones respecto a los abogados. En nuestro país en las leyes procesales
se establece los casos en que los sujetos del derecho debe n obligatoriamente estar
patrocinados por un profesional del derecho al igual que en otras actuaciones de las
instituciones públicas, de tal modo que es de mucha importancia realizar un estudio al
respecto.

Esto tiene relación con el desarrollo del proceso pues como se ha indicado las partes
son las que lo impulsan y pese a que tienen capacidad para accionar necesitan del
asesoramiento y patrocinio de abogados quienes a su vez en algunos actos procesales
pueden intervenir a nombre de sus defendidos con capacidad de actuar y hablar en el
proceso y en interés de las partes. En relación a este punto en el artículo 327 del (COFJ)
precia que en todo proceso judicial deberá intervenir un abogado en el patrocinio de las
partes, deja como excepción los procesos constitucionales y así también en los que se
tramiten ante los jueces de paz, sin perjuicio de la auto defensa que establece el COIP y en
caso de las personas que no puedan contratar los servicios de un profesional de derecho
tienen derecho a que les patrocine un defensor público.

De los abogados.

Según (Cabanellas 1968) abogado en latín se llamaba advocatus, de ad (a) y vocatus


(llamado), a quien se requería para asesorar en los asuntos judiciales o, también, para
actuar en ellos. Abogar equivalía a defender en juicio a una persona por escrito o de
palabra. Por su parte (Ovalle 2016) menciona que desde el derecho romano se distinguía
entre el procurator, que actuaba en juicio en nombre de la parte, y el advocatus, que asistía
a la parte, exponiendo por escrito y de palabra sus razones para defenderla.

A través de tiempo se ha considerado la distinción que existe entre procurator y advocatus


y es así que en nuestro medio encontramos esas dos modalidades del ejercicio de la
abogacía, así en unos casos el profesional por convenio entre el abogado y su cliente se
brinda la asesoría en un determinado caso preparando la defensa, elaborando petitorios
que firmen en conjunto y asisten a las audiencias como abogado patrocinador.
En otros casos el abogado suscribe con su cliente un documento mediante el cual se
le concede un mandato judicial o un poder para determinados asuntos que deben ser
tramitados entre ellos ante el órgano jurisdiccional. En este caso, el profesional comparece
a nombre y en representación del sujeto del derecho ante los tribunales, en cierto modo
sustituyéndole en las actividades procesales y es cuando recibe la denominación de
abogado procurador, procurador judicial o de apoderado. Para la actuación de los abogados
en las diversas formas, la ley procesal establece las formas de acreditación y de este modo
queda legitimada la intervención. En el tema anterior se ha dejado constancia respecto a la
procuración judicial conforme el actual Código Orgánico General de Procesos.

Además, se debe considerar que correspondiendo al ejercicio de una profesión es


necesario que se regulen los honorarios en el contrato correspondiente y en caso de
incumplimiento la normativa establece la forma de regularlo incluso acudiendo a un
procedimiento sumario de única instancia como se ha dejado anotado en este documento.

Principales normas respecto a los abogados en el Código Orgánico de la Función Judicial.

En el (COFJ 2021) como se ha dejado expuesto, se regula respecto al ejercicio de la


profesión de abogado comenzando por establecer los requisitos para el patrocinio,
debiendo en primer término poseer el título por una universidad reconocida; hallarse en
goce de derechos de participación política y si es extranjero tener el goce de derechos de
participación; formar parte del Foro mediante el registro en el Consejo de la Judicatura; y,
no hallarse inmerso en las incompatibilidades para patrocinadas establecidas.

Incompatibilidad para patrocinar. El referido ordenamiento jurídico expresa que no


podrán patrocinar por razones del ejercicio de determinadas funciones, Presidente y
Vicepresidente de la República, ministros y otros funcionarios de la Función Ejecutiva.
Procurador y Contralor General del Estado, Fiscal General del Estado, Defensor del Pueblo,
Defensor Público, Superintendentes, Vocales del Consejo Nacional Electoral y jueces del
Tribunal Contencioso Electoral. Gerentes de Bancos privados o del Estado, de las compañías
financieras, de las cooperativas de ahorro y crédito abiertas al público, de las asociaciones
mutualistas de ahorro y crédito, de las bolsas de valores, de las casas de valores, de las
administradoras de fondos y fideicomisos, de las compañías de titularización, cuando haya
evidente conflicto de intereses; Asambleístas principales y suplentes cuando actúen. Jueces
y demás servidores judiciales. Autoridades de elección popular, salvo las y los concejales
suplentes y las y los miembros de las juntas parroquiales. Miembros de la Policía Nacional
en servicio activo. Servidores públicos no podrán patrocinar causas en las que intervengan
instituciones del Estado, salvo cuando ejerzan su propia defensa o representación judicial.
Se exceptúa de la prohibición de patrocinio, a las servidoras y los servidores públicos que
intervengan en las controversias judiciales, en razón de su cargo.
Impedimentos para ejercer la abogacía. Tampoco pueden ejercer la abogada los
que han sido suspendidos en su ejercicio por parte del Consejo de la Judicatura durante el
tiempo de la sanción. Quienes han sido inhabilitados para el ejercicio de la abogacía
mediante sentencia en firma durante el tiempo de la condena. Los interdictos y los
condenados por sentencia ejecutoriada a pena de prisión o reclusión durante el tiempo de
la condena.

Deberes del abogado en el patrocinio de las causas. – Se establecen algunos


deberes de los abogados durante el ejercicio profesional, en las causas en las que
intervienen y así encontramos: Actuar al servicio de la justicia debiendo colaborar con los
juzgadores. Sujetarse a los principios de lealtad, probidad, veracidad, honradez y buena
fe. La defensa será realizada sometiéndose a las leyes, la verdad de los hechos y las normas
del Código de Conducta. Instruir y exhortar a sus usuarios para que acaten las indicaciones
de los juzgadores y guarden el debido respeto a los mismos y a todas las personas que
intervengan en el proceso. Deberán cumplir fielmente sus obligaciones asumidas con sus
patrocinados. Deberán abstenerse de promover la difusión pública de aspectos reservados
del proceso en que intervengan, aún no resuelto. Consignar en todos los escritos que
ingresen en los procesos, su nombre, número de matrícula en el Foro y su firma. Denunciar
a las personas que incurran en el ejercicio ilegal de la abogacía. Proceder con arreglo a las
leyes y con el respeto debido a las autoridades judiciales; y, las demás que determine la ley.

Derechos de los abogados en el patrocinio de las causas. Los abogados en el


patrocinio de sus causas, tienen derecho a: Sostener por escrito y de palabra los derechos
de sus defendidos ante los juzgadores. Acordad sus honorarios profesionales. Renunciar o
negarse a prestar defensa por criterio de conciencia. Exigir el cumplimiento del pago íntegro
de sus honorarios cuando sean relevados del patrocinio de una causa sin ju sto motivo.
Informar por escrito en todo proceso judicial, antes que se ponga fin a la instancia. Exigir el
cumplimiento del horario del despacho judicial y de las diligencias o actos procesales. Ser
atendido personalmente por los titulares de la judicatura, cuando así lo requiera el ejercicio
de su patrocinio. Recibir de toda autoridad y servidor judicial el trato que corresponde a su
función.

Prohibiciones a los abogados en el patrocinio de las causas. En el mismo (COFJ


2021) se establece que a los abogados en el patrocinio de las causas, les está prohibido:
Revelar el secreto de sus clientes, sus documentos o instrucciones. Abandonar, sin justa
razón, las causas que defienden. Asegurar a sus patrocinados el triunfo en el juicio.
Defender a una parte después de haber defendido a la otra, en procesos relacionados entre
sí. Autorizar con su firma escritos o minutas elaborados por otra persona, Ser defensor en
las causas en que hubiese sido juez o conjuez. Para este efecto forman unidad la causa y los
actos preparatorios.

Intervenir en las causas cuando esto motivare la excusa del juez. Reunirse con los
jueces para tratar asuntos inherentes a la causa que está defendiendo, sin que se notifique
previamente y con la debida antelación a la contraparte o a su defensor para que esté
presente si lo desea. Ejercer de manera abusiva, maliciosa o temeraria el derecho de acción
o contradicción o violar el principio de buena fe y lealtad, a través de prácticas tales como
presentación de prueba deformada, empleo de artimañas y ejecución de procedimientos
de mala fe para retardar indebidamente el progreso de la litis. Ausentarse de cualquier
audiencia o diligencia judicial, en la que su presencia sea necesaria para el desarrollo del
juicio, salvo por caso fortuito o fuerza mayor debidamente comprobado.

Disposiciones relacionadas al ejercicio profesional en la Ley de Federación de Abogados


del Ecuador.
Se entiende por ejercicio profesional. En la (Ley de Federación de Abogados del
Ecuador) se establece que, se entiende por ejercicio profesional los servicios prestados por
los profesionales del Derecho: El patrocinio que realicen en las causas ante las cortes,
tribunales y juzgados en jurisdicción contenciosa y voluntaria así como las actuaciones en
procesos administrativos. Asesorías, consultorías, arbitrajes, mediación, absolución de
consultas o cualquier otro servicio que requiera de conocimientos en ciencias jurídicas que
se realicen en las funciones del Estado o en cualquiera otra entidad del sector público o
privado a pesar de que se le asigne una función o actividad distinta a su ejercicio profesional.

Ejercicio profesional. En el artículo 49 de (Ley de Federación de Abogados del


Ecuador) se precisa que solo los abogados en el ejercicio de su profesión podrán
comparecer en juicio como procuradores judiciales y asistir a las juntas, audiencias y otras
diligencias, en representación de las partes, cuando éstas no puedan concurrir
personalmente.

Se agrega que la procuración judicial a favor de un abogado deberá se r otorgará por


escritura pública o por escrito reconocido ante el Juez de la causa. Se establece como
excepción la procuración judicial o comparecencia a juntas, audiencias y otras diligencias
ante jueces, funcionarios o autoridades residentes en cantones o lugares en que no hubiere
por lo menos cinco abogados establecidos, así como los casos de procuración proveniente
del exterior.
1. Unidad 4: Teoría de nulidades y
medios de impugnación
Tema 1: Nulidad e ineficacia del acto
Objetivo:
Conocer y analizar respecto a los medios de impugnación y las teorías de las
nulidades en el ámbito procesal.

Introducción:
En unidades anteriores se ha dejado anotado que los actos procesales que realizan
los sujetos dentro del proceso deben ejecutarse cumpliéndose con las formas, tiempo,
contenido y más exigencias establecidas en la ley procesal entre ellas, la capacidad que
deben tener para intervenir y emitirlos. Es así que, el órgano jurisdiccional que es el
encargado de resolver el conflicto existente entre las partes debe emitir sus actos
cumpliendo fielmente el marco jurídico vigente para cada caso.

Pese a la vigencia de las normas procesales para que en el proceso se emitan los actos
procesales cumpliéndose con todos los presupuestos a fin de que se an válidos y por
consiguiente surtan sus efectos, “puede ocurrir que tales actos se lleven a cabo sin el lleno
de todos estos requisitos, y como consecuencia la ley los priva en ocasiones del valor que
normalmente les corresponde,” (Devis 2009, 807).

El (COGEP) refiere que las o los juzgadores se pronuncian y deciden a través de sentencias
y autos. Agrega que, la sentencia es la decisión acerca de los asuntos sustanciales del
proceso; los autos interlocutorios son los que resuelven cuestiones procesales que al no ser
materia de la sentencia pueden afectar derechos de las partes o a su vez la validez del
procedimiento; y, los autos de sustanciación son aquellas providencias de trámite para que
prosiga la causa.

En el mismo ordenamiento jurídico se establece un capítulo que se refiere a la impugnación


de las providencias y menciona que podrán interponerse recursos de apelación, casación y,
de hecho, entendiéndose estos como recursos verticales. Además, se menciona que podrán
presentarse recursos horizontales de aclaración, ampliación, revocatoria y reforma para
algunas providencias. En relación a este punto, (Couture 2014) refiere que los recursos son
medios de impugnación de los actos procesales pues una vez realizado el acto la parte
agraviada, puede impugnarlos promoviendo la revisión y su eventual modificación.

En algunos casos, el acto procesal pudo haberse realizado violentando las formas y más
requisitos que puede perder eficacia y por consiguiente debe ser declarada su nulidad.
Respecto a la invalidez de los actos procesales en el (COGEP) encontramos un capitulo que
se refiere a las nulidades dentro del cual se deja constancia de las solemnidades sustanciales
a todos los procesos así como también concediendo a los juzgadores la facultad de declarar
la nulidad o de convalidar determinados actos procesales cumpliéndose con las normas y
principios aplicables para cada caso.

En esta unidad se tratará en forma breve respecto a las teorías de las nulidades que enseña
la doctrina y puntualmente en relación a las que resultan aplicables en el ámbito procesal.
También se analizará respecto a los recursos que en la ley procesal no penal están previstos
en nuestro país y que permiten a las partes y terceros que intervienen en la relación
procesal, realizar sus impugnaciones a fin de que el juzgador atendiendo las mismas pueda
pronunciarse de acuerdo a la normativa jurídica aplicable para cada caso.

Respecto a los defectos que pueden presentarse en los actor procesales y la


posibilidad que tienen los legitimados en el proceso de impugnarlos (Devis 2009) menciona
que, “la revocabilidad es un remedio jurídico contra la injusticia de la resolución del juez, al
pago que la nulidad lo es contra su invalidez.” (781)

2. Información de los subtemas


1. Subtema 1: Distinción entre inexistencia y nulidad
Ubicación del tema. En temas anteriores se ha hecho énfasis en relación a que los actos
procesales deben ejecutarse cumpliéndose los requisitos que la ley procesal establece para
su validez, sin embargo, en algunas ocasiones no se cumplen con esas exigencias por lo que
el acto procesal adolece de defectos. A decir de (Devis 2009) “los defectos son como
enfermedades de los actos procesales y del proceso, razón por la cual el derecho procesal
contempla adecuados remedios según su clase e importancia” (807). El mismo tratadista
afirma que se pueden diferenciar cuatro grados de invalidez en cuanto a los actos
procesales y que son nulidad, anulabilidad, inexistencia y revocabilidad.

A fin de ubicar el tema de análisis, debemos hacer mención que, “la nulidad ha sido definida
como la sanción que tiende a privar de efectos (eficacia) a un acto ( o negocio jurídico) en
cuya ejecución no se han guardado ciertas formas.” (Véscovi 2006, 257); en tanto que, “el
acto anulable es un acto que no es inválido, pero puede llegar a serlo (acto invalidable) si el
perjudicado por el vicio así lo exige. (Beladiez.M, LA NULIDAD Y LA ANULABILIDAD SU
ALCANCE O SIGNIFICADO s.f.)”; por otro lado, “ acto inexistente es el que le faltan los
elementos esenciales para que tenga nacimiento como tal en la vida jurídica procesal.”
(Peyrando 2021, 52) ; y, respecto a la revocabilidad encontramos que según (Cabanellas
1968) se refiere a “calidad o defecto de revocable” (853).

Sobre el acto inexistente.

En la doctrina se establecen distinciones entre lo que son los actos nulos de los inexistentes,
lo que continúa siendo un tema de debate. En relación a la inexistencia (Peyrando 2021)
expresa que “ el acto inexistente adolece de ineficacia absoluta; no puede ser confirmado,
ni convalidado, ni necesita ser invalidado, por supuesto, no podría ser ejecutado.” (51).

Respecto a la inexistencia de los actos procesales, una parte afirma que es admisible la
misma en el ámbito procesal, en tanto que, otros mencionan que no por cuanto existe
similitud con la nulidad absoluta y a decir de (Hurtado 2014) “un acto de nulidad absoluta
y un acto inexistente, es exactamente lo mismo y que la primera comprende a la
segunda, siendo inclusive voces sinónimas.” (503).

En otra línea de pensamiento se afirma que cuando se habla de inexistencia se refiere a un


no acto por cuanto y por el contrario la nulidad refiere a un acto que adolece de las
exigencias para su validez. El acto inexistente en el ámbito procesal es aquel que no cuenta
con los elementos indispensables para que su nacimiento, pues para que surta efectos
jurídicos debe ser solicitado por una parte procesal habilitada y ante un órgano
jurisdiccional cumpliéndose los requisitos aplicables para cada caso.

En relación a la inexistencia (Couture 2014) menciona que en cierto modo no se refiere a la


eficacia sino a la vida misma del acto y pone como ejemplo el caso de una sentencia que es
emitida por quien no tiene la calidad de juez, por lo que no es una sentencia s ino una no
sentencia y que por consiguiente no es un acto sino un simple hecho. Por estos motivos, se
afirma que, “el acto inexistente no pueda sanearse significa que ni el paso del tiempo ni la
ratificación de las partes pueden hacer que el acto inexistente se tenga por válido.” (Coronel
2011).
En tratándose de actos procesales inexistentes debemos referirnos que aquellos aparecen
realizados con la total inobservancia de las formas que constan establecidas en el
ordenamiento jurídico procesal para cada uno de ellos y así por ejemplo se cita el caso de
un escrito ingresado sin la firma que se requiere para el efecto o que sea elaborado con una
identidad supuesta o una sentencia firmada por quien no tiene la calidad de juez en el
proceso, por lo que, a decir de (Hurtado 2014) citando a SERRA DOMINGUEZ se produce
dicha inexistencia cuando faltan los presupuestos esenciales para el nacimiento del propio
acto procesal, y que por tanto no ha llegado a formarse, produciéndose una simple
apariencia de acto.

Principales características del acto inexistente. En cuanto al tema (Hurtado 2014) refiere
que el acto inexistente, es un no acto y es tan solo un simple hecho que no produce efecto
alguno. Se agrega que es un acto aparente y en si un acto no nacido porque no cumple con
los elementos que requieren para su constitución. Se afirma también que no admite
convalidación, preclusión e igualmente no opera la prescripción. Respecto a la declaratoria
de nulidad unos dicen que debe ser declarada de oficio en tanto que o tros en el otro
extremo manifiestan que ni siquiera debe ser declarada y que por tanto está excluido del
régimen previsto para las nulidades.

El mismo autor concluye en el sentido de que cuando nos encontramos ante un acto
procesal inexisten no se puede prescindir del uso del remedio de la nulidad procesal, pues
pese a que es un no acto, sin embargo, para dejar constancia de su inexistencia se requiere
acceder a la nulidad procesal. En ese mismo orden de ideas (Couture 2014) expresa que
sobre el acto inexistente nada puede construirse y por tanto no poder ser convalidado y
más no necesita ser invalidado.

Sobre la nulidad de los actos.

Nociones preliminares sobre el tema. Debemos hacer énfasis respecto a que los actos
procesales por disposición legal procesal, deben desarrollarse cumpliéndose las formas
previamente establecidas y que por consiguiente deberán ser respetadas por las partes,
terceros y particularmente por el órgano jurisdiccional a fin de que mantengan su eficacia
jurídica dentro del proceso. Es por esto que desde la misma demanda deberá elaborarse y
presentarse cumpliéndose con los requisitos y a partir de aquella en igual sentido, la
contestación, pruebas, notificaciones e indudablemente las providencias que emite el
juzgador.

Conforme se ha dejado expuesto, los actos procesales pueden contener algunos defectos
ante lo cual la misma normativa pone en vigencia los remedios entre ellos la revocabilidad
y convalidación, siendo la nulidad para casos extremos, cuando resulte imposible mantener
la vigencia y efectos. Esta tendencia es producto de la superación del criterio respecto a que
lo que no era absolutamente válido era nulo pues como regla general se recurre a la
revocación para corregir los errores o defectos de los actos procesales.
En el ambiente procesal se considera que no todo vicio que se presente en el acto procesal
causa la nulidad, debido a que en determinadas circunstancias pese a existir el vicio puede
surtir efectos ya que sea porque dicho vicio sea suprimido o debido a que la nulidad sea una
sanción de última instancia y que puede ser convalidado pues las normas procesales
actualmente tratan de que el proceso llegue hasta el estado de resolución del asunto de
fondo.

En relación a la necesidad de aplicar una reconducción de trámites o postulaciones,


(Peyrando 2021) nos dice que es un deber del órgano jurisdiccional cumpliendo si se quiere
una tarea docente advirtiendo al postulante por donde debe direccionar su acción, sin caer
en la conocida frase que acuda en la vía adecuada. Entre los remedios alternativos a la
declaratoria de nulidad procesal propone la conversión de la prueba, inoponibilidad
procesal, reconducción y adaptación al trámite, irregularidad procesal, impidiéndose de
este modo que todo acto procesal imperfecto sea declarado nulo.

Concepto de nulidad procesal. Al respecto, (Couture 2014) nos dice que, la nulidad
representa la desviación en los medios de proceder y que el recurso para repararla es la
anulación, sin embargo, la terminología utilizada es simplemente la de recurso de nulidad.
Por su parte, (Cavani s.f.) menciona que antes de acometer a esta tarea, es preciso referirse
al vicio, que es el fenómeno preexistente a la nulidad que en si es el hecho sine qua non de
nulidad y que constituye su presupuesto, pues sin el vicio prácticamente la nulidad no
existe.

Al respecto (Hurtado 2014) refiere lo que expresa SERRA DOMINGUEZ, en cuanto a que hay
diferencia entre nulidad e irregularidad del acto procesal, expresando que la nulidad
determina la ineficacia ya sea por falta de algunos de sus presupuestos indispensables,
carecer de los requisitos sustanciales y por tanto no puede surtir efectos, en tanto que, la
irregularidad determina únicamente la falta de corrección del acto que permite imponer
una sanción a quien la produce sin que se afecten los efectos jurídicos. Aclara que la nulidad
si logra producir una crisis en el procedimiento pues afecta a todos los actos posteriores,

Sobre el mismo punto, (Devis 2009) menciona que teniendo en cuenta que un acto ju rídico
es válido cuando se originan de él todos los efectos jurídicos y por su parte la invalidez
representa la ineficacia, y por consiguiente la nulidad es la ausencia de los efectos jurídicos
del acto, porque siempre se ha entendido que es nulo cuando se debe a defectos de forma,
competencia, capacidad o representación.

Según (Véscovi 2006) desde roma llega la idea de que nulo es lo que no produce efectos
(nullum est quod nullum effectum producir. En el mismo orden de ideas (Hurtado 2014) nos
dice que la nulidad también se la designa como fallas in procedendo o vicios de la actividad
cuando el juez o las partes ya sea por acción u omisión violentan las normas procesales que
determinan que se debe hacer y que no está permitido.

En relación a este tema (Gozaini s.f.) afirma que el recurso de nulidad es un medio de
impugnación por el cual se invalidan las resoluciones judiciales que no cumplen las
formalidades establecidas en la ley, ya sea por defectos de forma o por violación a las
formas que están previamente establecidas en el ordenamiento jurídico procesal que debe
cumplirse con los principios de plenitud, congruencia y defensa en juicio.

Al referirnos a la nulidad procesal como una sanción que priva al acto procesal de sus
efectos jurídicos, resulta necesario citar lo que al respecto nos dice (Quintero 2008) en
cuanto a que la disciplina de la validez de los actos procesales difiere notablemente de la
de los actos jurídicos sustantivos. Agrega que respecto a los actos procesales la nulidad está
regulada en los ordenamientos procesales que difieren de las reglas que regulan las
actividades de otra naturaleza pues para los actos y contratos jurídicos no procesales se
regula en los Códigos Sustantivos.

En el mismo orden de ideas, (Canosa 2017) señala que en el concepto de la nulidad


sustancial se observa y analiza en relación al acto o contrato al que le falta algunos de los
requisitos que la normativa determina para el valor de acuerdo a cada especie considerando
además la calidad o estado de las partes que intervienen, en tanto que, tratándose de
nulidad procesal se observa de manera exclusiva si el procedimiento empleado para el
reconocimiento de un determinado derecho subjetivo se cumplió el precepto fundamental
que garantiza el derecho a la defensa y a las normas que regulan la actividad jurisdiccional
a fin de garantizar la tutela efectiva, seguridad jurídica, entre otros principios.

La anulabilidad. A fin de poder establecer lo que representa la nulidad y la anulabilidad


hacemos mención lo que al respecto nos dice (Devis 2009) que el acto nulo es aquel que
desde su inicio no produce efectos jurídicos mientras que no se lo sanee en tanto que, el
acto es anulable cuando produce todos los efectos pero si la parte interesada reclama
puede ser anulado y por consiguiente desaparecen los efectos que inicialmente tenía.

En el mismo orden de ideas, (Hurtado 2014) refiriéndose a la anulabilidad nos dice que estas
nulidades solo pueden ser denunciadas por la parte que recibe el agravio, por cuyo motivo,
no podrá ser declarada de oficio. Por consiguiente, el acto pese a estar afectado por alguna
causa de nulidad mientras que la parte que considere tener derecho a impugnarlo no lo
haga seguirá produciendo efectos jurídicos. Esto a su vez representa que si no se lo impugna
y en algunos casos precluye el tiempo que se tenía para hacerlo no podrá ser cuestionado
en lo posterior.

Es por esto motivos que (Fairen 2006) la identifica como nulidad relativa o anulabilidad al
acto que produce efectos mientras no es declarado nulo a petición de parte. En igual sentido
ilustra (Ovalle 2016) al afirmar que los actos que están afectados por una nulidad relativa,
pueden ser convalidados y menciona que Couture, a su vez afirma que el acto
relativamente nulo admite ser invalidado o puede ser convalidado.

Principios que se aplican a las nulidades. El ambiente procesal tiene como fundamento los
principios establecidos en las normas constitucionales, los mismos que son recogidos y
ampliados en la ley procesal, por consiguiente, en cuanto a los medios de impugnación y al
régimen de las nulidades se deberá tener en cuenta dichos principios a fin de aplicarlos en
un caso concreto. Como se ha dicho la declaratoria de la nulidad es el de última ratio pues
mediante el saneamiento y la convalidación el juzgador busca conservar la eficacia del acto
procesal impugnado. Respecto a los principios la doctrina menciona algunos y en relación a
los más importantes es necesario proceder a su análisis.

Principio de especificidad o legalidad. Según (Véscovi 2006) este principio se lo denomina


más comúnmente como especificidad y que puede enunciarse que no hay nulidad sin texto
legal expreso. A decir de (Hurtado 2014) este principio funciona en los casos en que el acto
procesal se ha realizado de tal forma que, contraviene el texto expreso de la norma
procesal, por consiguiente para declararse la nulidad del acto procesal necesariamente
deberá estar contemplada expresamente en la norma procesal ( pas de nullité sans texte).
En relación al mismo principio, (Quintero 2008) nos dice que “no podrá declararse nulidad
distinta a la que logre situarse como en un arquetipo en cualquiera de las tres categorías
jurídicas distintas de la nulidad procesa, en las cuales se descompone la garantías del debido
proceso.” (573).

En nuestro país, el máximo tribunal de justicia en algunos fallos ha expresado: “De acuerdo
con el principio de especificidad consagrado en nuestra legislación, las causales de nulidad
están puntualizadas taxativamente en la Ley. No hay nulidad procesal fuera de las señaladas
por la Ley” R. O. No.361-4/Julio/2001.Pág.16 (Tama, Defensas y Excepciones en el
Procedimiento Civil 2012, 1127). En este contexto se advierte que para la declaratoria de la
nulidad debe estar expresamente establecido en la ley pues los textos procesales
determinan para cada caso la sanción de nulidad y por consiguiente no podrá declararse
por analogías o por extensión.

Principio de trascendencia. Según (Hurtado 2014) este principio se base en la premisa de


que “no hay nulidad sin perjuicio” o “ no hay nulidad sin agravio”(pas de nullite sans grief)”
(519) . Agrega que, en tal virtud no es suficiente que el acto procesal no se haya ejecutado
cumpliéndose las normas procesales y que se encuentra sancionado con la nulidad, sino
que se requiere que se justifique en el proceso por alguna de las partes que ha sido
perjudicado con el acto procesal que impugna a fin de que el juez resuelva al respecto.

Este principio va orientado a las garantías del debido proceso pues estipula que para que se
declare la nulidad debe existir trascendencia, pues como bien lo dice (Couture 2014) las
nulidades “no tienen por finalidad satisfacer pruritos formales, sino enmendar los
perjuicios efectivos que pudieran surgir de la desviación de los métodos de debate cada vez
que esta desviación suponga restricción de las garantías a que tienen derecho los
litigantes.” (318). El actuar en sentido contrario correspondería a hacer eco de un exceso
de formalismo y solemnidades en que se llegue a sancionar todas las inobservancias
establecidas en la norma procesal y afectar a la validez.

En este contexto (Ovalle 2016) nos dice que, conforme al principio de trascendencia solo es
procedente declararse la nulidad de un acto procesal, cuando la infracción cometida af ecte
en forma real a algún derecho esencial de uno de los litigantes en el proceso que se
encuentra tramitándose. Siendo que la trascendencia va orientada a proteger el derecho
de la parte afectada con la violación de las formas en los actos procesales, se puede advertid
que quien estaría facultado para impugnarlo es la parte que se encuentra en condición de
perjudicada y que demuestre el agravio, el mismo que debe necesariamente revestir de
gravedad y que justamente eso le impidió producir un determinado acto procesal en
ejercicio de su derecho a la defensa.

En el sentido indicado, haciendo énfasis a la violación al debido proceso y el derecho a la


defensa como causa para declararse la nulidad, se ha pronunciado la ex Corte Suprema de
Justicia en nuestro país, afirmando que, “la finalidad de las nulidades procesales es asegurar
la garantía constitucional de la defensa en juicio. Con suma claridad ALSINA nos de esta
fórmula: donde hay indefensión hay nulidad; sino hay indefensión no hay nulidad (…)
GJS.XVIII.No.4. Pág.1391” (Tama, Defensas y Excepciones en el Procedimiento Civil 2012,
1131).

Principio de convalidación. En relación a este principio (Gozaini s.f.) nos dice que, “el
saneamiento automático que se propone con la regla, supone atender una multip licidad de
situaciones que parten de reconocer cuáles son los actos procesales que pueden
convalidarse.” (402). Por su parte, (Véscovi 2006) orienta afirmando que por razones de
seguridad y certeza del derecho y el instituto de la cosa juzgada se aplique e ste principio de
convalidación de las nulidades a fin de que una vez que transcurra una etapa procesal no se
pueda volver a la anterior bajo la vigencia del principio de preclusión.

Aclarando estos puntos encontramos que según (Hurtado 2014) “ convalidar u n acto
importa emitir consentimiento expreso (convalidación expresa) o tácito para no atacar el
acto procesal concebido con vicios en su formación, dejando pasar los plazos para
impugnarlo (convalidación presunta/preclusión.)” (526). Es así que, se puede e stablecer
que la convalidación se produce ya sea cuando quien considera le afecta un acto procesal
guarda silencio y omite impugnarlo por el paso del tiempo y se continúa con la sustanciación
del proceso. En otros casos se deberá proceder a emitir un pronunciamiento a fin de que se
produzca el saneamiento y la convalidación siempre y cuanto la norma procesal lo permita
siempre verificándose que no se haya violentado algún derecho al debido proceso.

En la misma línea de análisis, (Couture 2014) menciona que en el derecho procesal civil toda
nulidad se convalida por el consentimiento pues considera que el recurso es la forma
principal para impugnar un acto procesal y si no se reclama en el tiempo y en la forma como
lo determina la ley procesal, se produce la ejecutoriedad del acto. Esta regla no puede
prosperar cuando se trate de actos procesales con una nulidad insubsanable
particularmente cuando contravenga el orden público.

Respecto al mismo principio, (Ovalle 2016) expresa que según éste las actuaciones ju diciales
cuya nulidad no se reclame en actuación subsecuente quedan convalidados por un
consentimiento tácito. Dicho de otro modo, la convalidación puede constituir una forma
para subsanar los vicios que pueden presentar en el acto procesal. (Gozaini s.f.) menciona
que en la convalidación impera por regla general el principio dispositivo y otros entre ellos
el de preclusión, celeridad, buena fe, sin descartar el carácter relativo de las nulidades que
se presentan en la sustanciación del proceso.

Sobre este principio en la jurisprudencia de nuestro país encontramos que al respecto se ha


dicho, “la economía procesal aconseja extender la convalidación o saneamiento de la
nulidad a la mayor cantidad de casos. La regla general, por tanto, es la convalidación; s olo
por excepción, las desviaciones procesales no son susceptibles de saneamiento.” (Tama,
Defensas y Excepciones en el Procedimiento Civil 2012, 1128).

Otros principios. A más de los principios que se han dejado expuesto, en la doctrina
encontramos otros respecto a los cuales es menester dejar constancia breve para el análisis
respecto a su alcance.

Principio de finalidad. A decir de (Hurtado 2014) este principio otorga al juez la facultad
discrecional para decidir en qué circunstancias el acto procesal e s válido pese a haberse
apartado de alguna de las formas establecidas en el ordenamiento jurídico procesal. Se
concluye que en estos casos el acto procesal mantiene su eficacia siempre que se haya
conseguido la finalidad que se buscaba lo que en cierto modo guarda relación con el
principio de economía procesal. Se concluye resaltando que al aplicarse este principio se
conserva el acto al considerarse que la forma no puede ser más relevante que el que se
logre cumplir con el objetivo buscado dentro del proce so.

Sin embargo, se hace mención que el concluir en la aplicación de este principio no es del
todo fácil y que por el contrario es extremadamente difícil ya que el juzgador debe proceder
a un análisis muy profundo a fin de poder establecer si la violación en las formas
establecidas no afecta al acto por el solo hecho de haberse cumplido con la finalidad
perseguida con la realización de dicho acto procesal.

Principio de protección. En relación a este principio (Couture 2014) expresa que se refiere
a la esencia misma de la nulidad como medio de impugnación procesal afirmando además
que la nulidad debe ser aplicada en los casos en que por las violaciones a las formas
procesales, ha quedado en indefensión alguna de las partes. Siendo un principio que está
orientado a la protección de quien sufrió el agravio, corresponde a ésta la aplicación de la
sanción de la nulidad pues no puede ser solicitado por la parte que fue la que causó la
violación. Por otro lado, se afirma que este principio además representa la l egitimación para
poder solicitar la anulación del acto procesal pues se faculta hacerlo a quien le afecta y no
a la parte que lo ocasionó.

La doctrina relaciona a este principio con el que se refiere al acto propio pues se afirma que
quien ejecuta un acto no puede con posterioridad tratar de beneficiarse del mismo en
cuanto a una afectación a las formas y solicitar la anulación. Eso impide que la conducta de
los sujetos que intervienen en la relación procesal se contradictoria habiendo en primer
término ejercido un derecho de postulación y con posterioridad cambiar de criterio
pretendiendo que se declare la invalidez del acto para poder beneficiarse de dicha
declaratoria.
Principio de conservación. A decir de (Gozaini s.f.) este principio propicia que se mantenga
la continuidad y efectos de los actos jurídicos sin que importe el vicio que presente, claro
está, siempre que la nulidad no sea de tal magnitud que corrompa la calidad del acto en
mención. Se agrega que a su vez tiene una esfera de aplicación como complemento del
saneamiento y que además va orientado al resguardo de los valores en búsqueda de
seguridad y firmeza de las actuaciones procesales para alcanzar a resolver sobre el litigio
surgido entre los legitimados y no truncar esta aspiración por al egaciones relacionadas a la
forma en las actuaciones.

En la misma dirección (Hurtado 2014) afirma que este principio se sustenta en la primacía
de la validez del acto en caso de presentarse alguna duda y que va orientado a mantener la
seguridad en las actuaciones y que por consiguiente, la nulidad será aplicable de manera
excepcional. En síntesis, de procura mantener la vigencia del acto por lo que se considera
que en si es una especie de indubio pro acto por lo que la duda que se presente será aplicada
en favor de conservar el acto.

Principio de declaración judicial. En consideración a este principio hacemos eco de lo que


refiere (Véscovi 2006) “ que si bien el acto absolutamente nulo ( o el inexistente ) no deba
producir efecto, de hecho los produce mientras no se hace efectiva la declaración judicial.
(265)” Se refuerza este criterio precisando que una cosa es que en el caso de las nulidades
insanables que permite su declaratoria en cualquier tiempo que no sea convalidado y otra
cosa es que no exista la necesidad de una declaración por parte del juzgador. En este
contexto se concluye que cuando el juez declara la nulidad se comprueba que el acto es
nulo y que por consiguiente no ha podido surtir efectos jurídicos.

Régimen de las nulidades procesales en el Código Orgánico General de Procesos

Solemnidades sustanciales. El (COGEP) en el Libro II de la actividad procesal, en el capítulo


VIII en el artículo 107 se refiere a las nulidades comenzando con establecer que son
solemnidades sustanciales comunes a todos los procesos, jurisdicción; competencia;
legitimación de personería; citación con la demanda; notificación con la convocatoria a
audiencia; notificación con la sentencia; y, conformación del tribunal en el número de
juzgadores que prescribe la ley procesal. En el inciso final determina que, solamente se
podrá declarar la nulidad de un acto procesal en los casos en los que la ley señale
expresamente tal efecto.

Del texto del artículo citado se advierte que la ley procesal recogiendo algunos de los
principios que se han dejado indicados, en forma taxativa determina las causas para
declararse la nulidad por lo que vemos la presencia del principio de legalidad y
especificidad, así como también de la convalidación, declaratoria judicial entre otros.

Nulidad por falta de citación. En el artículo 108 del (COGEP) se refiere específicamente a
la nulidad por falta de citación con la demanda dejando constancia que para esa
declaración es necesario que esta omisión haya impedido que la o el demandado deduzca
excepciones o haga vales sus derechos y que además reclame por dicha omisión . Del texto
de esta disposición legal advertimos que, a más del principio de legalidad, determina el de
protección al haberse violentado los derechos del demandado. Además, se e videncia la
presencia del principio de trascendencia pues si se reclama es porque no se lo convalida.

Efecto de la nulidad- Por su parte, el artículo 109 del mismo (COGEP) se refiere a que la
nulidad de un acto procesal tiene el efecto de retrotraer el proceso al momento procesal
anterior a aquel en que se dictó el acto nulo, En este contexto encontramos la presencia de
varios principios en forma implícita, así, la legalidad, trascendencia, no convalidación,
protección, declaración judicial entre otros.

Declaración de nulidad y convalidación. En el artículo 110 del (COGEP) establece en forma


puntal los momentos y las causas por las que se deberá declarar la nulidad del proceso, lo
que representa la vigencia del principio de declaración judicial que se ha dejado anotado.
Al referirse a que deberá ser declarado de oficio se impone al juzgador la obligación de
pronunciarse ante la presencia de las causas de nulidad sin esperar que sea solicitada por
quien se considere afectado por lo tanto vemos la presenci a del principio de trascendencia.

A continuación, se especifica que puede ser a petición de parte ante lo cual encontramos la
presencia del principio de protección pues permite que el afectado pueda solicitar la
declaratoria y que también existe la trascendencia pues se causó una afectación. Más
adelante se afianza el principio de protección cuando excluye de la posibilidad de solicitar
la nulidad del acto a quien lo provocó ante lo cual se advierte la vigencia de la teoría de los
actos propios en cuanto a que nadie puede favorecerse de su propio accionar.

A continuación, fija límites a la discusión respecto a las nulidades pues se expresa que
cuando ya se ha discutido al respecto en la fase de saneamiento de las audiencias que
establece para cada procedimiento, no se podrá declarar la nulidad por vicios de
procedimiento. En este artículo se refiere al saneamiento sin precisar mayares detalles por
lo que corresponde al juez verificar si la violación a las formas procesales cumple con los
principios que se refieren para la declaratoria de la nulidad y particularmente con el de
trascendencia y protección.

2. Subtema 2: Teoría tripartita de las nulidades o teoría


clásica
Apuntes necesarios para ubicar el tema y establecer diferencias. Conforme se ha dejado
anotado, los actos procesales deben cumplirse con las formas que se establecen en la ley
procesal y en el caso de que sean inobservadas, las partes tienen todo el derecho a
impugnarlo y para el efecto se han establecido diversos remedios, siendo la nulidad la forma
más drástica que se deberá adoptar, claro está una vez constatado el cumplimiento de los
principios que las rigen y particularmente el de trascendencia cuando se deja en indefensión
a uno de los legitimados en el proceso.

Se afirma que la nulidad procesal al igual que todas las instituciones del Derecho han sido
objeto de evolución histórica y es así en relación a la ineficacia de los actos procesales no
solo se limitan a la nulidad, sino que incluso se refiere a la inexistencia. A decir de (Véscovi
2006) en el derecho romano tenía un carácter formalista en que de manera drástica se decía
que lo nulo era lo que carecía totalmente de efecto. Con posterioridad ya se logró distinguir
entre la existencia viciada que permite la subsanación y la que se pue de invalidar
totalmente. Se dice que a partir de aquello se pudo diferenciar entre nulidad y anulabilidad,
nulidad e inexistencia.

Al referirse a las teorías de las nulidades debemos hacer mención que éstas tienen relación
con el acto jurídico por lo que en si corresponde a un tema clásico del derecho de las
obligaciones como parte del derecho sustantivo. Respecto a esto, (Canosa 2017) hace
mención que debe advertirse que mientras la nulidades procesales se las declara en el
mismo proceso donde surgen por lo general en un trámite incidental o de forma excepcional
por recursos verticales como apelación casación; en forma contraria, en relación a las
nulidades de orden sustancial son siempre analizadas y resueltas en un proceso separado
para lo cual se deberá presentar la acción ya sea de nulidad absoluta o relativa. Por estos
motivos se concluye que existen notables diferencias en relación al origen de las nulidades,
respecto al bien jurídico que tutelan y finalmente en cuanto al procedimiento que debe
seguirse para su declaración por parte del órgano jurisdiccional.

En el desarrollo del derecho evidenciamos la presencia de dos teorías acerca de las


nulidades, la tripartita (tendencia clásica) y la bipartita (tendencia moderna) y que de
acuerdo al temario propuesto se debe proceder a su estudio en forma breve. Sin embargo,
es preciso puntualizar una vez más que no se debe confundir las nulidades procesales con
las de carácter sustancial o material que son reguladas por el Código Civil que en forma
puntual se refiere a la nulidad y a la rescisión a partir del artículo 1697. En esas disposiciones
se modera los actos o negocios jurídicos cuando adolecen de los requisitos que se exigen
para su validez y eficacia de los contratos.

Ahora bien, (Carrasco 2011) menciona que para el estudio de las ineficacias que se
producen en el ámbito procesal, la doctrina ha intentado adaptar la teoría de los actos
jurídicos del Derecho Civil al Derecho Procesal procurando determinar cuáles son los
requisitos de los actos que se desarrollan en el proceso y a partir de aquello determinar la
falta de alguno lo que produce una anomalía del acto y por consiguiente su ineficacia.

En tal virtud, a manera de conclusión se debe hacer mención que las nulidades procesales
están reguladas por principios y normas que están establecidas en la ley procesal de manera
taxativa y que por consiguiente ocurren en el proceso durante la sustanciación y debe
analizarse respecto a la legalidad, trascendencia y convalidación para su declaratoria. Por
otro lado, las nulidades sustanciales se producen cuando han sido infringidas normas
requeridas para la elaboración de contratos y es necesario justamente acudir a un proceso
para demostrar que se violentaron los requisitos y formas establecidas y a manera de
pretensión de la acción contenida en la demanda solicitar que el juzgador declare la
nulidad.

Aspectos relevantes de la teoría tripartita de las nulidades o teoría clásica.

En relación a la nulidad de actos, a decir de (Beladiez.M 1994) en el Derecho Civil se


evidencian las categorías de la nulidad de pleno derecho cuando el acto es inválido por
cuanto carece de valor por incurrir en una grave infracción al ordenamiento jurídico y la
anulabilidad considera al acto anulable por cuanto si bien es un acto no inválido pero puede
llegar a ser nulo si el afectado así lo solicita por lo que representa un acto invalidable. Esta
forma refiere a la generalidad de las afectaciones a los actos, sin embargo, la teoría tripartita
o clásica considera además la inexistencia.

En tal virtud, esta teoría comprende los actos inexistentes, los actos nulos y los actos
anulables. En cuanto al origen de esta teoría (Llorevas s.f.) menciona que existe un consenso
en atribuir a Napoleón Bonaparte la paternidad de la idea de la inexistencia en relación a
los actos jurídicos al proponer una enmienda en el Código Civil Francés en relación al
matrimonio habiendo sostenido la distinción entre el nulo por haberse celebrado con
violencia o dolo, en tanto que, el matrimonio es inexistente por no haberse celebrado ante
un oficial público o también en el caso de haberse hecho constar en el acta la aceptación de
la mujer a pesar de haber dicho no ante lo cual habría una ausencia de consentimiento.

En este contexto advertimos que la denominación de teoría tripartida de la escuela clásica


porque reconocía las tres categorías en cuanto a la invalidez del acto, la inexistencia, la
nulidad y la anulabilidad. En relación al mismo punto (Contreras s.f.) nos dice que la llamada
teoría francesa de las nulidades, por intermedio de uno sus más importantes
representantes, Marcelo Planiol, considera por una parte los elementos de la inexistencia
del acto jurídico y por otra parte, a los requisitos de validez del mismo y de esta manera se
establece la diferencia entre la inexistencia y la nulidad.

En el mismo orden de exposición, (San Martín 2015) informe que los antecedentes al
sistema de nulidades francés en que se incluye la inexistencia, se remontan al Derecho
romano pese a que ellos no elaboraron un sistema de ineficacia de los actos jurídicos sin
embargo en Derecho civil se referían al acto señalando que este “no existe” o que “no hay
nada” y al referirse en esta forma se expresaba la “inexistencia” del acto por lo que era
posible el inicio de un juicio teniendo como base un contrato nulo.

En cuanto a este mismo tema (Miramón s.f.) refiere a que la inexistencia y la nulidad que
son reconocidas en dicha teoría y que en ésta última se incluyen la nulidad absoluta o de
pleno derecho y la nulidad relativa o anulabilidad.

Respecto a la inexistencia refiere que es aquella conducta del ser humano como un acto
jurídico que le falta el elemento esencial por lo que resulta imposible concebid su existencia
jurídica. Agrega que, en este caso, el acto inexistente se confunde con la nada y por
consiguiente al derecho no le corresponde ocuparse de él y de hacerlo se estaría
interesando de la nada pues no produce efecto jurídico de ninguna clase.

En relación a la nulidad se dice en cuanto al acto nulo se encuentran presentes los


elementos para que exista, pero de manera imperfecta. Es por estos motivos que no
produce efectos o si los genera serán de forma provisional pues en el momento en que se
declare la nulidad por pare del órgano jurisdiccional perderá la e ficacia en forma
retroactiva. Dentro de esta afectación tenemos la nulidad absoluta o de pleno derecho que
tiene su origen en el nacimiento del acto por cuanto va contra la norma que forma parte
del orden público por lo que es aquí cuando se lo asimila al inexistente y que por
consiguiente no tiene efecto. La nulidad relativa o anulabilidad, en forma similar que en la
nulidad absoluta, se considera que el acto se origina con los vicios pero a pesar de ellos
produce en forma plena efectos, claro está que estos efectos serán anulados por el juzgador
en el momento en que declare la nulidad a pedido exclusivo de la persona que está
facultada a intervenir como legitimado activo por estos motivos se considera que puede ser
objeto de convalidación ya sea por confirmación o por el paso del tiempo que se requiere
para la prescripción.

Sobre los actos inexistentes.

En relación al mismo tema (Torres 2015) menciona que la teoría de la inexistencia fue
elaborada por la doctrina francesa en materia de matrimonio, orientada para justificar la
invalidez en aquellos casos no considerados por la ley como nulos, pero no tenían idoneidad
para generar un vínculo conyugal. Esta teoría posteriormente fue vinculada a los contratos
que en cierto modo tenía un significado de invalidez que tenía similitud con la nulidad. La
inexistencia forma parte de la teoría tripartita de la invalidez conjuntamente con la nulidad
y la anulabilidad en contraposición con la bipartita que admite la nulidad y la anulabilidad.

Por su parte (Alessandri 1942) refiere que esta teoría jurídica fue formulada por el alemán
Zacharia a propósito de un tema de matrimonio y que luego fue extendida a los actos
patrimoniales. Se agrega que la inexistencia presenta diferentes con la nulidad entre las que
se mencionan:

Nulidad Inexistencia
Debe ser declarada por órgano jurisdiccional No necesita ser declarada
Produce efectos mientras no se declara la No produce efectos
nulidad
Puede sanearse por paso del tiempo No puede sanearse
Puede ser objeto de saneamiento No puede ser ratificado
Puede alegarse como acción o excepción Solo como excepción
Puede alegarse de acuerdo al tipo Puede alegar cualquiera
Declarada surte efectos en las partes Permite que todos se aprovechen
Es susceptible de conversión No hay posibilidad de conversión de la
nada
Sobre los actos nulos. En relación a la nulidad de los actos (Beladiez.M) refiere que, el acto
nulo no es otra cosa que el acto inválido. Se agrega que en estos casos la norma infringida
no está orientada a proteger a las partes sino más bien a las instrucciones en definitiva el
orden público por consiguiente la norma está orientada a proteger a todos quienes puedan
verse afectados por el acto. En este contexto, la declaración formal de la nulidad que realiza
el órgano jurisdiccional produce la expulsión del actor del mundo del derecho o dicho de
otro modo la pérdida de los efectos jurídicos que mantenía.

En cuanto a este punto (Torres 2015) menciona que una vez eliminada la distinción entre
actos inexistentes y actos nulos que son los que carecen de efectos y los actos
anulables que son los que producen efectos pero tienen la amenaza de destrucción a
pedido de la parte que se considere afectada. Agrega que a los actos nulos se los denomina
también como actos con nulidad radical o nulidad absoluta y en cuanto a los anulables como
actos con nulidad relativa o actos impugnables o también actos provisionalmente válidos o
acto con invalidez pendiente.

Sobre los actos anulables. En relación estos actos (Beladiez.M) menciona que el acto
anulable es un acto que no es inválido, pero puede llegar a serlo, por lo que se considera
como un acto invalidable, claro está si el perjudicado por el vicio que afecta al acto exige
la declaratoria de su nulidad y por en tal virtud, en estas situaciones el Derecho condiciona
su validez a que la parte dañada por el vicio lo consienta.
En el contexto encontramos que al referirse a los actos anulables se los ubica dentro de la
nulidad relativa por cuanto mientras están vigentes surten todos los efectos y es a partir de
la declaratoria de invalidez que realiza el juzgador a pedido de quien se considere afectado
en que pierde la eficacia. Por su naturaleza puede convalidarse por falta de pedido del
afectado o por la prescripción.

3. Subtema 3: Teoría bipartita de las nulidades o teoría


moderna
Ubicación del tema de acuerdo a la doctrina sobre nulidades. Conforme se ha dejado
expuesto, la teoría tripartida de las nulidades en cuanto a las ineficacias de los actos
consideró los actos inexistentes, los actos nulos y los actos anulables. Desde el mismo origen
de esa teoría se formó el debate en cuanto a la forma de clasificar los actos que tienen algún
defecto en su forma u origen y particularmente en relación a la figura de la inexistencia a
tal punto que en una parte de la doctrina se ha establecido que respecto a la invalidez de
los actos dentro del ámbito sustantivo existen la nulidad y la anulabilidad. En nuestro país
que tiene como origen el Código Civil de Andrés Bello que a su vez provie ne del Napoleónico
también existe el debate respecto a la inexistencia.
En marco de estudio encontramos lo que (San Martín 2015) expresa que los que establecen
diferencias entre la sustancia y efectos de los actos en relación a los actos y en tal virtud
logran distinguir dos géneros de ineficacia, la una figura dentro de la cual el acto
simplemente no nace a la vida jurídica (nulidad radical) y la otra en la que el acto puede ser
privado de la eficacia que posee (anulabilidad). Es siguiendo estas líneas de pensamiento
que, respecto a la afectación del acto, unos consideran que solo existen la nulidad y la
anulabilidad porque a decir de ellos la inexistencia estaría incluida en la nulidad.
Con el desarrollo del Derecho Sustantivo, fue quedando a un lado e l criterio respecto a la
inexistencia por cuanto se considera que ésta se encuentra en cierto modo formando parte
de la nulidad. (Beladiez.M) al hacer un análisis respecto a la nulidad y la anulabilidad expresa
que éstas junto con la inexistencia han sido las categorías jurídicas que desde siempre han
estado consideradas para el estudio de la invalidez de los actos jurídicos, Afirma que solo
se refiere a la nulidad y la anulabilidad por la falta de fundamento de la figura de la
inexistencia en el ordenamiento jurídico sustantivo pues de acuerdo a la vieja máxima
romana surge al configurarse la nulidad como una especie de sanción que solo podía
imponerse cuando existiera una norma que en forma expresa lo determine.
Principales criterios en relación a la teoría bipartita de la nulidades o teoría moderna. En
consideración a lo expuesto, vemos que el debate respecto a la inexistencia continúa y
particularmente en cuanto a nuestro entorno pues del Código Civil como se ha dicho tiene
su origen en el de Andrés Bello y que a decir de (San Martín 2015) citando a DELVINCOURT,
al tratar a la nulidad la había distinguido entre, la nulidad de interés público que es la
absoluta que contiene un vicio radical y en tal virtud la puede solicitar cualquier persona
que tenga interés, el Ministerio Público, por su naturaleza no puede sanearse por el
transcurso del tiempo y las partes no pueden ratificarla; y, la nulidad de interés privado o
rescisión que constituye la relativa la misma que solo puede ser invocada por quienes en
cuyo beneficio fue establecido el actor, por lo que puede ser ratificada por las partes y
puede ser saneada por el paso del tiempo.
Es en este contexto que se advierte la presencia de la teoría bipartita que solo se refiere a
los actos nulos y a los actos anulables. En este orden de ideas, (Torres 2015) menciona que
la nulidad, sea absoluta o relativa constituye en sí una manifestación de la sanción de
invalidez del acto jurídico que se encuentra prescrita en la ley por cuando adolece de la falta
de algún elemento sustancial o requisito para que surta efectos jurídicos o en cierto modo
también cuanto se advierte la presencia de defectos o vicios de la voluntad en el momento
que fue celebrado. Se reitera que la nulidad solo puede ser producida por la presencia de
una causa originaria, congénita, orgánica.
Respecto a los actos nulos. En líneas anteriores al realizar el análisis de la teoría tripartita
se ha dejado expuesto en relación a que los actos nulos son los que carecen de eficacia
jurídica. (Devis 2009) menciona que la nulidad consiste en la ausencia de los efectos
jurídicos cuando se debe a los defectos en la forma, competencia, capacidad o
representación. Agrega que no todo acto que contenga vicios es nulo pues en algunas
ocasiones el vicio puede ser eliminado y en otros casos la nulidad sea considerada como
sanción excesiva en consideración a la forma como ha sido ejecutivo.
Sin embargo, en el alcance de la doctrina al referirse a los actos nulos se asimila con la
nulidad absoluta. En ese sentido orienta (Claro Solar 2013) al afirmar que la palabra nulidad
corresponde con más propiedad a la nulidad absoluta, por cuando para designar a la nulidad
relativa o sus efectos, la misma ley emplea la palabra rescisión que en nuestro Código
Civil tiene la significación de la nulidad relativa, Agrega que no hay impropiedad de los
términos para la clasificación porque solo se ha tomado en consideración la naturaleza del
hecho que invalida el acto o contrato y que por tanto al no tener la misma magnitud del
daño no son objeto de una misma sanción.
En relación a los actos anulables. Respecto a estos actos, en el estudio de la teoría clásica
también se hizo mención que al referirse a que son anulables se considera que pese a la
presencia de un vicio mantienen su eficacia jurídica y están dentro de la categoría de la
anulabilidad, es decir, a la espera de que quien se considere afectado presente la acción
para que se declare la nulidad que por consiguiente se la considera es relativa pues puede
sanearse por voluntad de las partes e incluso por el paso del tiempo a través de la
prescripción. Respecto al tema, (Torres 2015) refiriéndose a los principios en materia de
nulidad precisa que “las causas de nulidad y anulabilidad son establecidas por ley, los
franceses dicen pas de nullités sans texte (no hay nulidad sin xexto)” (963).
4. Subtema 4: Nulidad absoluta y nulidad relativa en el
Código Orgánico General de Procesos
Consideraciones previas en cuanto a las nulidades en el ambiente procesal. Luego de
cumplido con el análisis de las teorías tripartita y bipartita de las nulidades respecto a los
actos jurídicos y habiéndose anteriormente dejado aclarado que aquellas se refieren en
cuanto al Derecho sustantivo que tiene relación con el acto o contrato al que le falta alguno
de los requisitos exigidos para su validez, en tanto que, para las nulidades procesales se
debe observar la vigencia en el proceso de las normas y principios procesales que lo rigen.

Sobre estas nulidades (Couture 2014) nos dice que “no es cosa atinente al contenido mismo
del derecho sino a sus formas; no un error en los fines de justicia queridos por la ley, sino
de los medios dados para obtener esos fines de bien y justicia.” (305). Es en la norma
procesal que el legislador “impone a los jueces la obligación de observar y vigilar,
permanentemente, en la tramitación procesal, el cumplimiento de solemnidades y
ritualismos, esenciales para la regularidad de la sustanciación y consiguiente validez de lo
actuado” (Tama 2017, 187)”.

Se debe tener en cuenta que el Derecho Procesal, a decir de (Devis 2009) constituye un
conjunto de normas que fijan el procedimiento que se ha de seguir para obtener la
actuación del derecho positivo, así también las facultades, los derechos cargos y deberes
relacionados con éste estableciendo las personas que deben someterse a la jurisdicción del
Estado y sus funcionarios para ejercerla. En razón de lo expuesto, como bien lo dice (Véscovi
2006) la autonomía del derecho procesal no lo aparta el resto del mundo jurídico y tampoco
se debe olvidar que se trata de un derecho secundario al servicio del sustancial.

Así las cosas no se debe olvidar que la mayoría de conceptos de la doctrina general de
derecho señala criterios y principios en otras materias y en el ámbito procesal n o es la
excepción pues en nuestro país el (Código Orgánico de la Función Judicial ) en el artículo 28
precisa que, los principios generales del derecho, la doctrina y la jurisprudencia, servirán
para interpretar, integrar y delimitar el campo de aplicación del ordenamiento legal. Por
consiguiente, en el ambiente procesal resulta necesario aplicar algunos aspectos de la
teoría de las nulidades procesales del derecho civil claro está cumpliéndose con los
principios y normas específicas que establecen la ley procesal dentro del cual la forma es
primordial.

En relación a las nulidades procesales debemos decir que su origen se encuentra en la


(Constituyente 2008) que en el artículo 76 determina que ninguna persona podrá ser
juzgada por un acto que no estuviera tipificado en la ley ya sea como infracción penal,
administrativa o de otra naturaleza y se lo podrá juzgar ante un juez o autoridad
competente y con observancia del trámite propio de cada procedimiento. Además,
establece otros principios y normas que deben cumplirse para la plena vigencia del debido
proceso. Ampliando el mandato constitucional, en la legislación procesal se establecen las
normas que deben regir en el proceso y en el caso de incumplirse los casos y formas para
declarar su invalidez

Algunas clases de nulidades en el entorno procesal. Con la finalidad contar con elementos
necesarios para entrar al estudio de la nulidad absoluta y relativa en el Código Orgánico
General de Procesos resulta necesario acudir a varios autores a fin de dejar constan cia de
algunas clases de nulidades que se identifican en el desarrollo del proceso.

Nulidades sanables e insanables. Siguiendo las enseñanzas de (Devis 2009) encontramos


que las nulidades pueden ser sanables o insanables en relación a la posibilidad de q ue
puedan ser convalidadas o ratificadas por medio de la voluntad expresada por las partes o
que en sentido contrario esa fórmula de remedio no sea aplicable. Como bien se ha dejado
ampliamente expuesto, la nulidad es una medida de última instancia y en cumplimiento de
algunos principios como el de economía procesal, tutela judicial efectiva y convalidación se
propicia mantener la vigencia de los actos procesales propiciando su saneamiento. Es por
estos motivos que se considera que las nulidades deben ser sanables en tanto que no exista
una norma que disponga lo contrario. La doctrina coincide respecto a que las nulidades
pueden ser sanables siempre y cuando no se trate de un acto inexistente ante lo cual como
se ha dicho estamos ante la presencia de un no acto.

Nulidades totales y parciales. El mismo (Devis 2009) refiere a que las totales afectan la
totalidad del proceso en tanto que las parciales exclusivamente a una parte de las
actuaciones procesales. Se afirma que las totales tienen relación con presupu estos
importantes que se deben considerar en el proceso, entre estos cuando encontramos falta
de competencia o jurisdicción, así como también respecto a la incapacidad o indebida
representación de alguno de los legitimados ya sea activo o pasivo. En cuanto a las parciales
se dice que pueden afectar varias actuaciones procesales, así por ejemplo en la tramitación
de un incidente, falta o error en la forma de notificar a los herederos de alguno de los
litigantes, una inspección o reconocimiento realizaos sin las formas prevista en el
ordenamiento procesal. En conclusión, las totales afectan a todo el proceso en tanto que
las parciales a un determinado acto mas no las actuaciones posteriores.
Nulidades absolutas y relativas. Como bien se ha dejado expuesto, las teorías de las
nulidades para los actos en general y que a decir de (Véscovi 2006) “algunos mantienen las
categorías de nulidades relativas y nulidades absolutas y las hacen coincidir con las de
anulabilidad y nulidad o de nulidades perseguibles de ofi cio o solo a petición de parte”.
(261). Agrega que otros las incluyen en la categoría de la inexistencia en tanto que otra
parte entienden en el ámbito procesal no hay nulidades absolutas en tanto que otra
tendencia dice que incluso las absolutas son convalidables y que hasta que no sea declarada
su nulidad continúan produciendo efectos.

En cuanto a esta misma clase (Devis 2009) recalca que no se deben confundir con las
sanables y las insanables pues las absolutas y relativas en todo caso se refieren a las que el
juzgador puede o no declararlas de oficio. Concluye manifestando que en el ámbito
doctrinario se las clasifica como nulidades que pueden declararse de oficio por el juez
(absolutas) o solo a petición de parte (relativas).

(Canosa 2017) respecto al mismo asunto, al referirse a los grados de la nulidad las clasifica
como grados de nulidad absoluta e insubsanable y grados de nulidad relativa subsanable.
Para concluir en esta forma de ubicar a las nulidades en el ambiente procesal hace mención
en cuanto a que la nulidad absoluta es el grado superior en el sentido de la eficacia pues se
considera la presencia de un acto jurídico pero gravemente afectado debido a que cuenta
con un mínimo de elementos para que el acto adquiera la realidad jurídica por lo que es
necesario enervar sus efectos aun de oficio debido a que no permite convalidación. En tanto
que, la nulidad relativa es cuando se deriva de un vicio por apartarse de las formas que no
reviste gravedad por lo que el consentimiento de la parte afectada logra purificar el error o
a su vez puede pedir la declaratoria de la invalidez por lo que admite ser invalidada, pero al
mismo tiempo puede ser convalidada.

Nulidades expresas e implícitas. En relación a esta clase (Devis 2009) orienta en el sentido
de que algunas teses distinguen sobre la necesidad de distinguir los vicios que ocasionan la
nulidad y las simples irregularidades. En cuanto a la nulidad conforme se ha hecho mención
deben estar expresamente determinadas en la norma procesal. Respecto a las otras
irregularidades se afirma que el legislador no puede contemplarlos en forma taxativa y que
por consiguiente el remedio debería ser igual en el caso de que se incurra en otros vicios de
similar importancia y de modo particular cuando se afecte el dere cho a la defensa.

Nulidades procesales absolutas y relativas en el Código Orgánico General de Procesos.


Siguiendo la línea de análisis ha quedado establecido respecto a que es en la teoría de las
nulidades dentro del ámbito del derecho sustantivo que se establecen en primer término la
teoría tripartita con actos inexistentes, actos nulos y actos anulables y que, posteriormente
en la teoría bipartita se los considera solo a los nulos y anulables, Además se ha dicho que
para el ámbito procesal se establecen las causas para que se declaren las nulidades sin
desconocer de modo total las teorías sobre las nulidades pues son parte de los principios
generales del derecho cuando no exista una norma procesal respecto a una determinada
actuación procesal.
Por estos motivos nos hemos permitido hacer una cita de varias clases de nulidades que se
pueden presentar en el desarrollo del proceso a fin de poder analizar el contenido y alcance
de las normas contenidas en el Código Orgánico General de Procesos. Además, se dejó
establecido que desde el texto constitucional se impone la obligación de que en la
sustanciación de las causas se deben respetar varios principios que aseguren el debido
proceso y particularmente el de ser juzgado con observancia del trámite propio de cada
procedimiento previamente establecido. Estos preceptos constitucionales son ampliados
en la normativa procesal establecida para cada materia.

Proceso de impugnación de las nulidades. De lo expuesto se advierte que, en el ambiente


procesal, la nulidad puede producirse ya sea durante el juicio, en el cumplimiento de los
actos procesales e incluso en la sentencia. Al respecto (Devis 2009) hace mención a varias
fases en las que se podría generarse en emplazamiento cuando se omite citar al
demandado, por omitir notificaciones de convocatorias a audiencia y la sentencia. Agrega
que en la ley procesal no existe una forma específica para la impugnación se deberá hacerlo
a través el recurso de nulidad que previamente debió estar establecido para el efecto.

Por otro lado (Véscovi 2006) ese refiere a la legitimación para reclamar las nulidades
afirmando que en un principio es quien interés en ella aunque menciona que el interés es
general. Agrega que en orden lógico primero están facultadas las partes legitimadas en el
proceso por la vigencia de los derechos de convalidación y protección. Por consiguiente,
para las impugnaciones en búsqueda de la declaratoria de la nulidad de los actos procesales
queda excluido quien cometió la violación a las normas que rigen la actividad procesal pues
atenta a toda lógica que el mismo que realizó el acto nulo a sabiendas luego lo impugne en
clara violación al principio de buena fe y lealtad procesal.

Impugnación a través de un recurso de reposición. Según (Couture 2014) la reposición


establece que la rectificación de los errores de procedimiento se realiza en la misma
instancia por intermedio de este recurso y que por tanto constituye uno de los medios de
más breve alcance y de efecto inmediato. Este recurso permite que en tanto la parte
advierta del error inmediatamente solicite su reposición ante lo cual el juez advirtiendo la
violación al procedimiento repone el auto corrigiéndose de esta manera el error y en tal
virtud ya no es necesario acudir a otros mecanismos de impugnación.

Impugnación por medio del recurso de apelación. En relación a este mecanismo de


solicitar la nulidad el mismo (Couture 2014) hace mención que en algunos casos el juez no
puede hacer eco del pedido de reposición formulado a fin de que se corrija a través de la
nulidad la vigencia del acto y niega el pedido de declaratoria de nulidad. Ante tales
circunstancias ante la negativa se podrá interponer el recurso de apelación para que el
superior revise el auto interlocutorio. Se advierte que generalmente la ley procesal no
establece un recurso ordinario autónomo, sino que en algunos casos es parte de la
fundamentación de la apelación.

Impugnación conjuntamente con el recurso de casación. En cuanto a esta posibilidad


(Couture 2014) también se refiere a que en algunos caso una sentencia de segunda instancia
que confirma la de primera al interponerse el recurso extraordinario de casación que es
cuando la sentencia ya tiene la autoridad de cosa juzgada.

Impugnación mediante incidente. Otra forma de reclamar sobre la nulidad de los actos
procesales es mediante un incidente que puede presentarse cuando el afectado no ha
podido acceder para impugnarlo anteriormente por haberse agotado la posibilidad de
presentar algún recurso. Dadas las circunstancias de la tramitación del proceso en algunas
ocasiones la parte perjudicada presenta solicitud de declaratoria de nulidad a fin de que los
actos que fueron ejecutados violentándose los derechos sean invalidados y se reponga el
proceso hasta antes de la ejecución de esos actos por habérselo dejado en indefensión.

Impugnación por intermedio de excepción. La normativa procesal en determinados casos


permite al demandado que pueda alegar la nulidad por vía de excepción y de este modo se
pone en conocimiento del juzgador la presencia de las violaciones a las formas a fin de que
luego de la revisión y análisis pueda resolver sobre la vigencia o no del acto procesal.

Impugnación mediante juicio ordinario posterior. Como una forma extrema para pedir la
nulidad, en algunos casos la legislación procesal permite al afectado cumpliéndose con
requisitos puntuales iniciar un juicio ordinario posterior a efectos de solicitar la nulidad. En
otros casos, se permite que se presente la nulidad de sentencia ejecutoriada igualmente
cumpliéndose los presupuestos que el legislador en forma precisa determina pues
tratándose de una sentencia ejecutoriada se debe procede respetándose otros principios
particularmente la cosa juzgada.

Principales aspectos del régimen de nulidades procesales en el COGEP. En el Código


Orgánico General de Procesos a más del Capítulo que contienen los artículos 107 al 112 que
se refiere en forma expresa a las nulidades, en otros artículos hace mención a que
determinados actos podrían ser motivo de nulidad. Es necesario hacer un estudio de estas
disposiciones y de acuerdo a las clases de nulidades que se han dejado indicadas verificar
en cuales de ellas se subsumen.

Declaratoria de oficio y a petición de parte. De la lectura del articulado del (COGEP 2015)
encontramos que la nulidad del proceso puede ser declarada de oficio o a petición de parte
en el momento en que se ha producido la omisión de la solemnidad sustancial.

Declaratoria en audiencias. Según el artículo 93 del (COGEP 2015) el pronunciamiento se


realizará en audiencia y conforme el artículo 110 ibídem la nulidad deberá ser declarada en
la audiencia cuando se haya alegado conjuntamente con los recursos de apelación o
casación.

Principales referencias de nulidades en el (COGEP 2015)

Art. Referencia
13 Al aceptar excepción de incompetencia en razón de la materia se declara la
nulidad
81 Ausencia injustificada del juez a la audiencia da lugar a nulidad no subsanable
89 Sentencias y autos serán motivados, bajo pena de nulidad. Nulidad por falta de
motivación únicamente podrá ser alegada como fundamento de apelación y causal
del recurso de casación
107 Únicamente podrá declararse la nulidad de un acto procesal en los casos en los
que la ley señale expresamente.
108 Nulidad por falta de citación
109 Efecto de la nulidad
110 Declaración de nulidad y convalidación
111 Nulidad y apelación
112 Casos para demandar nulidad de sentencia
171 La persona que declara deberá estar asistido por su defensor, bajo sanción de
nulidad.
198 Respecto a la falsedad y nulidad d documentos ingresados en el proceso
215 En relación a la declaratoria de nulidad de documentos públicos
268 Declaración de nulidad al conocer recurso de casación
273 Declaratoria de nulidad al resolver recurso de casación
287 Condena en costas al juez que no declaró nulidad
294 Declaratoria de nulidad en audiencia preliminar
353 Nulidad formal de título ejecutivo
406 Respecto a la nulidad de remate
439 Serán nulos actos del deudor realizados con fraude

Unidad 4: Teoría de nulidades y


medios de impugnación
Tema 2: Medios de impugnación en el Derecho Procesal
Ecuatoriano (COGEP)
Objetivo:
Identificar y analizar los medios de impugnación vigentes en el COGEP a fin de
aplicarlos de forma correcta en el ejercicio profesional.

Introducción:
El Código Orgánico General de Procesos en el Título IV del Libro III establece la
impugnación estableciendo las reglas generales y a continuación se refiere a los recursos
horizontales en un solo capítulo y luego por separado regula los recursos de ap elación,
casación y, de hecho. En relación a este medio que poseen las partes dentro de la relación
procesal, (Hurtado, 2014) teniendo como base del derecho de impugnar las decisiones
judiciales se ha configurado en la doctrina la Teoría General de la Impugnación formando
parte del Derecho Procesal dentro de la cual se ubican los instrumentos legales y aquellas
formalidades que deben cumplir los usuarios del sistema de administración de justica a fin
de poder ejercer la función de control sobre los actos procesales.

Se debe tener en cuenta que (Tarigo, 2012) el concepto de medios de impugnación


es más amplio que el concepto de recursos pues todos ellos coexisten dentro de la relación
procesal pues se considera que los medios de impugnación es un género del cual los
recursos no sino una especie. Por regla general la ley procesal establece que todas las
decisiones judiciales son impugnables salvo que en forma expresa se disponga lo contrario
y es así como en algunos casos se establece en forma precisa la forma y la procedencia de
los recursos ya sea horizontales o verticales.

En relación a los medios de impugnación a decir de (Rioja, 2014) afirma que son los
actos procesales que se caracterizan por ser formales y motivados. Se agrega que son
manifestaciones de la voluntad que realizan ya sea las partes o terceros orientadas a
denunciar situaciones irregulares, vicios o errores que aquejan a un determinado acto
procesal y solicitan que el juzgador proceda ya sea a su revocación o anulación, y así se
proceda a eliminar los agravios causadas a quien realiza la impugnación.

Se ha dicho también que algunos medios de impugnación son una forma de vigencia
del principio constitucional de la necesidad de pluralidad de instancias y en relación a esto,
en la (Constitución del Ecuador, 2008) en el artículo 76 al referirse a las normas del debido
proceso en el numeral 7 literal m) establece que el derecho a la defensa incluye: “recurrir
el fallo o resolución en todos los procedimientos en los que se decida sobre su s derechos.”
En nuestro país la Corte Constitucional al respecto ha indicado que dicho derecho no es del
todo fatal pues corresponde al legislador determinar los casos en que se pueden recurrir.
En el COGEP se fija de forma precisa las formas como se debe proceder a la impugnación
estableciéndose la procedencia y requisitos para los actos procesales.
2. Información de los subtemas
1. Subtema 1: Bases constitucionales y de
convencionalidad
Notas introductorias. El proceso, que según nos dice (Couture, 2014) “es el cúmulo
de actos de la conducta jurídica, un medio idóneo para dirimir imparcialmente, por acto de
juicio de autoridad, un conflicto de intereses con relevancia jurídica.” (pág. 9). Con el
propósito de que el proceso cumpla con su finalidad de resolver el objeto de la controversia
existente entre los legitimados se deberán realizar una serie de actos por los sujetos
procesales consistentes en las partes, terceros intervinientes, los jueces y demás auxiliares
de la administración de justicia.
Conforme menciona (Devis, 2009) el acto procesal debe reunir determinados
requisitos para su validez a fin de que pueda producir efectos jurídicos. Estos requisitos
están determinados en la legislación procesal para la realización de toda clase de actos ya
sea en forma oral como escrita y que algunos de estos se refieren al fondo y otros a la forma.
De manera particular, los actos del tribunal son la materialización de la jurisdicción del
Estado pues deciden el conflicto de intereses de quie nes se someten a su decisión por cuyo
motivo, deben ser ejecutados cumpliéndose en grado sumo las normas procesales que los
regulan.

En el caso de que el acto procesal no se realice cumpliéndose con las exigencias


establecidas en el ordenamiento jurídico procesal, a decir de (Hurtado, 2014) pueden ser
impugnados y en algunos casos ser objeto de una declaratoria de su nulidad debido que
produce ineficacia al carecer de los presupuestos indispensables, y por tanto no puede
producir efecto jurídico alguno; en otros casos, encontramos una irregularidad de los actos
procesales que simplemente consiste en la falta de corrección y que es necesario imponer
una sanción a quien lo ejecutó pero sin impedir que produzca efectos jurídicos.

Es en este contexto advertimos que la normativa procesal permite a las partes y


terceros que intervienen en la relación procesal hacer uso de los remedios que consisten
en los medios impugnatorios encaminados a logra que se anule o revoque ya sea de manera
parcial o tal determinados actos procesales (Rioja, 2014) y que son los que se interponen
ante el mismo juez que conoció el acto procesal que es motivo de impugnación.

La impugnación puede ser contra los actos procesales que se han generado a través
del error in procedendo que según (Hurtado, 2014) cita a MARCHESE quien expresa que es
el llamado vicio de actividad y que consiste en la omisión de formalidades procesales. Se
agrega que es el incumplimiento del juez quien tiene la obligación de ajustar su actividad y
su conducta a las normas establecidas por la normativa procesal. También se puede
impugnar los errores in iudicando que en si no afectan a los medios de hacer el proceso,
sino que van respecto a su contenido y por consiguiente no se impugna la forma sino el
fondo del derecho que está en juego en el acto procesal que se ataca.

En relación al derecho de impugnación de las resoluciones judiciales (García Falcaní,


2018) menciona que la Constitución de la República en los artículos 75 y siguientes
contemplan el derecho al recurso o impugnación de modo que se puede aseverar que
existe un derecho constitucionalmente reconocido. Por consiguiente, el derecho a
impugnar las actuaciones procesales constituye un derecho fundamental, amparado
constitucionalmente y faculta a los sujetos del derecho a exigir a los órganos jurisdiccionales
cuando se cumpla con los requisitos establecidos en el ordenamiento jurídico procesal.

Fundamento en la convencionalidad. En la (Declaracion Universal de los Derechos


Humanos) en el artículo 8 encontramos que la persona tiene derecho a un recurso efectivo
ante los tribunales nacionales competentes que le amparen, en el artículo 10 se garantiza
la igual para ser oída públicamente y con justicia por un tribunal competente e
imparcial; en el artículo 11 se establecen los principios de inocencia y legalidad para el
juzgamiento. En este contexto advertimos que el derecho a que el Estado garantice
procesos transparentes que tutelen a la persona es parte de los Derechos Humanos.

Por su parte, en la (Convencion Interamericana de Derechos Humanos ) en el artículo


8 se refiere en forma expresa a las garantías judiciales entre otros puntos, en el numeral 2
literal h ) establece el derecho de recurrir del fallo ante un tribunal superior; en el artículo
25 precisa que la persona tiene derecho a un recurso sencillo y efectivo ante los jueces y
tribunales competentes y además se impone a los Estados partes, la obligación de
garantizar la resolución de los recursos que presenten las personas cumpliéndose con las
garantías y derechos establecidos.

En marco jurídico citado se advierte que el derecho de impugnación se garantiza


tanto en la Constitución de la República como también en los Convenios Internacionales de
Derechos Humanos que garantizan la vigencia plena del debido proceso y entre estos está
el derecho de recurrir en la forma establecida en la ley a fin de que tenga vigencia de la
pluralidad de instancias o doble conforme. Estos preceptos de ámbito superior, son
reconocidos y desarrollados tanto en el Código Orgánico de la Función Judicial como
también en las normas procesales y para las materias no penales en el Código Orgánico
General de Procesos.

Respecto a la obligación de aplicar las normas que rigen para el debido proceso que
están reconocidos en los instrumentos internacionales de Derechos Humanos, está
contenida en el artículo 424 de la (Constitución e la República del Ecuador) que determina
que, la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos que hubieran sido
ratificados por el Ecuador que reconozcan derechos más favorables a los incluidos en la
norma constitucional, prevalecerán sobre cualquier otra norma jurídica o acto del poder
público.

En este contexto se advierte que es obligación del Estado asegurar que en los
procesos en que se decida sobre derechos de los ciudadanos se asegure el derecho al
debido proceso y por consiguiente ante la falta efectividad dentro del ordenamiento
jurídico y ante una denuncia ante organismos internacionales se puede incluso imponer
sanciones y es así que en el (Cuadernillo de jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos No.12 Debido proceso, s.f.) encontramos en el punto 6.8, el control de
convencionalidad en relación a las garantías jurisdiccionales que deben cumplirse en la
tramitación de los procesos respetándose los derechos de las partes.

Bases constitucionales. La (Constitución e la República del Ecuador, 2008)


determina que el Ecuador es un estado constitucional de derechos y justicia, por
consiguiente, debe garantizar sin ningún tipo de discriminación el goce en forma efectiva
los derechos establecidos en la norma constitucional y en los instrumentos internacionales.
Además, se advierte que, en el artículo 11 numeral 9 establece que el deber más alto del
Estado es respetar y hacer que se respeten los derechos que se garantizan en la
Constitución.
Se establece que los derechos y garantías que estén fijados tanto en la Constitución
como en los instrumentos internacionales de derechos humanos deberán ser aplicados
directamente y de manera inmediata por los servidores judiciales. Además, se establece
que el reconocimiento de los derechos y garantías que se encuentren fijados en el
ordenamiento constitucional y en los convenios relacionados a derechos humanos de
ningún modo excluirán los demás derechos derivados de la dignidad de la persona.

La normativa constitucional orientada al respecto de los derechos humanos, en


algunos artículos establece los diversos mecanismos de protección y entre ellos, en el
artículo 66 numeral 23 permite a los ciudadanos dirigir peticiones que deberán ser
atendidas de forma motivada. En el artículo 76 la misma (Constitución e la República del
Ecuador) en al numeral 7 literal h) autoriza a presentar ya sea de forma verbal o escrita
respecto a las razones o argumentaciones de las que se crea asistida y además poder
replicarlos; y, el literal i) impone la obligación respecto a que las resoluciones que se emitan
por parte de los funcionarios públicos sean motivadas y de cumplirse con esto serán
consideradas nulas.

De manera concreta en el texto constitucional encontramos que en el referido


artículo 76 se establece la vigencia de las garantías básicas para la vigencia del debido
proceso y en forma taxativa se advierte en el numeral 7 letra m) el derecho a recu rrir del
fallo o resolución en cualquier procedimiento en los que se decida acerca de sus derechos.
A decir de (Rioja, 2014), el derecho a la pluralidad de instancia, reconocido en la
Constitución, asegura al justiciable no solo la posibilidad de impugnar la resolución sino
que la misma función jurisdiccional pueda revisar sus pronunciamientos y de esta forma
están en condiciones de corregir sus propios fallos.

En relación al derecho de recurrir o a la impugnación de acuerdo a (Hurtado, 2014)


es un derecho constitucional, es un derecho subjetivo que nace por el sólo hecho de ser
parte o tercero legitimado en un proceso y que brinda la oportunidad de atacar, cuestionar,
alzarse en contra de lo decidido en el caso de que existan decisiones que le afecten y así
evitar que las resoluciones queden en firme cuando contengan errores, vicios y otras
situaciones que no permitan seguir surtiendo efectos jurídicos.

Ahora bien, como se ha dejado señalado el derecho a la impugnación se configura


en el ámbito constitucional y además de convencionalidad a tal punto que el mismo Estado
podrá ser cuestionado y juzgado por indebida utilización de las normas procesales. Sin
embargo, de lo expuesto es en el ámbito legal que le corresponde al legislador configurar
la procedencia de los medios de impugnación y respecto a los recursos. Por consiguiente,
para que la parte o tercero pueda ejercer su derecho de impugnación en un determinado
proceso deberá cumplir con los requisitos establecidos en la ley procesal y que serán
analizados y valorados por el órgano jurisdiccional.
2. Subtema 2: Código Orgánico General de Procesos:
recursos horizontales
Sobre los medios de impugnación. En relación a los medios de
impugnación, (Tarigo, 2012) expresa que el concepto de recurso no difi ere medularmente
del concepto de medios de impugnación. Por su parte (Couture, 2014) expresa que recurso
quiere decir, literalmente, regreso al punto de partida, agrega que es un recorrer, correr de
nuevo, el camino ya hecho y que en el ámbito jurídico la palabra denota ya sea el recorrido
que se hace nuevamente mediante otra instancia, así como también como el medio de
impugnación por medio del cual se re-corre el proceso a fin de poder corregir el error del
acto procesal.

Por su parte (Devis, 2009) al referirse a las clases de remedios procesales ubica en
primer lugar a la nulidad y la revocación; en segundo orden refiere a que hay varias clases
de revocación según el tipo de providencia ya sea auto de sustanciación o auto
interlocutorio y sentencias; agrega a continuación las sentencias de primero y segundo
grado emitidos por el órgano jurisdiccional; y, por último se refiere a los recursos ordinarios
y extraordinarios.

Presupuestos de la impugnación. Como bien se ha dejado expuesto los medios


impugnatorios permiten a las partes solicitar la revisión del acto procesal que se encuentre
presuntamente afectado por un vicio o un error, sin embargo, la normativa procesal fija los
requisitos que se deben cumplir a fin de la plena vigencia de este dere cho. A decir
de (Hurtado, 2014) algunos son los requisitos que se deben cumplir para proceder a la
impugnación y que a continuación se los cita de manera resumida.

Existencia de un acto procesal que permita la impugnación. Como primer requisito a más
de la existencia de un proceso se requiere que dentro de las actuaciones procesales se
abierta la presencia de un acto procesal que sea susceptible de impugnarse de acuerdo a la
normativa procesal vigente. Incluso en algunos casos se puede impugnar todo un pro ceso
a través de la figura de la nulidad de sentencia ejecutoriara, lo que también debe hacer
cumpliendo con lo que el ordenamiento procesal lo requiere para el efecto.

Respecto a este punto, se aclara que en algunos casos a pesar de encontrarnos contra u n
acto procesal que por contener errores debería ser impugnado o se requiera propiciar que
un órgano jurisdiccional superior pueda revisarlo, sin embargo, la normativa establece una
limitación, lo que por una parte de la doctrina está cuestionado y por otra se considera que
es procedente esa limitación. En relación a este punto (Hurtado, 2014) concluye
manifestando que no todo acto procesal es susceptible d impugnación y que en muchos
casos no será posible formular un recurso ya sea de apelación, casación, pedido de nulidad
o recurso de queja.

Interés del sujeto. Dentro del ordenamiento jurídico que regula el proceso civil las partes y
aun los terceros legitimados tienen el derecho de impugnar los actos procesales. Para poder
ejercitar el derecho de impugnación el solicitante deberá además acreditar que el acto
procesal emitido por el órgano jurisdiccional le ocasiona un perjuicio. Eso es lo que na
doctrina se conoce como la legitimidad que es justamente para quien tiene interés en
impugnar el acto procesal pues quien recibe el beneficio de la decisión no tiene interés para
impugnarlo.

Existencia del agravio. Dentro del ambiente procesal la impugnación no debe ser de un uso
arbitrario, pues no está permitido impugnar por impugnar, sino que debe existir un agravio
lo que está de la mano con el interés para impugnar. Se agrega que el sujeto que impugna
la actuación deberá justificar que la resolución le causa un gravamen. Se mencionan algunos
casos de agravio así, por ejemplo, la insatisfacción se puede presen tar cuando el juez
deniega la pretensión de la demanda, o cuando no se acepta una excepción de prescripción
que pretende dar por concluido el proceso. De esta forma se puede decir que la parte ante
la insatisfacción puede presentar su impugnación.

Voluntad del sujeto para impugnar. Sien la impugnación un derecho que le asiste a las
partes o a un tercero debidamente acreditado en la causa, es a ellos que les corresponde
ejercer ese derecho. Por consiguiente, no es procedente que de oficio el órgano
jurisdiccional conceda el derecho de impugnación de un acto procesal y lo que se requiere
es necesaria la manifestación de la voluntad de quien se considera agraviado a fin de que
presente formalmente su reclamo en búsqueda de la modificación o anulación del acto
procesal que le afecta.

Existencia del error en el acto procesal. En la tramitación del proceso, el órgano


jurisdiccional se pronuncia a través de los actos procesales que deben emitirse
cumpliéndose con las formas y dentro del tiempo establecido en la norma procesal para
cada caso. Sin embargo, siendo las decisiones judiciales actos de la voluntad del juez poder
ser afectados por un error o un vicio debido a una aplicación incorrecta. Estos errores
pueden ser in procedendo cuando se refiere a aspecto de orden procesal por haberse
apartado o incumplido la formalidad establecida en la ley procesal; el error es in
iudicando que consisten en los errores cometidos por el órgano jurisdiccional que se
refieren a la aplicación indebida, o la inaplicación o a una interpretación errónea en cuyo
caso se busca revocar la decisión; y, los errores in cogitando se refieren a los errores de
pensar del juzgador, error que está vinculado a la motivación de las decisiones.

Cumplimiento de requisitos. Siendo la impugnación igualmente un acto procesal emitido


por las partes o terceros legitimados al imponerse deberá cumplirse con los requisitos y
formalidades establecidas por la ley procesal. Para cada uno de los recursos, se establecen
requisitos ya sea de plazo, de forma e incluso en algunos casos de cumplir con alguna
exigencia establecida en la normativa vigente. También se establece la necesidad de
fundamentar el pedido denunciando las violaciones a la norma procesal y determinando la
forma como le afecta a fin de que el juez cuente con los elementos necesarios para
resolver.
Los recursos en relación terceros. En cuanto a los recursos horizontales, en el COGEP
encontramos que según el artículo 79, cualquier recurso de esa naturaleza que se presente
antes de la fecha señalada para la audiencia no suspende la diligencia y dichas peticiones
serán resueltas en ese acto procesal. El artículo 46 se precisa que la providencia causa
perjuicio directo a un tercero cuando acredite que se encuentran comprometidos sus
derechos y no meras expectativas por lo que si la intervención es aceptada conforme el
artículo 50 tendrán los mismos derechos y deberes que las partes y por consiguiente está
facultado para interponer los recursos de acuerdo a la normativa procesal establecida para
cada caso, lo que también aparece reconocido en el artículo 250 que precisa que las partes
intervinientes están legitimadas para impugnar las providencias.

Clases de recursos. En el (COGEP, 2015) no se establece una clasificación de los recursos


debiendo acudir a la doctrina que hace mención a los remedios y recursos que se pueden
interponer contra los actos procesales que tienen algún error. Al referirse a los remedios se
busca que por intermedio de la impugnación sea el mismo juez que se pronunció corrija en
tanto a que el recurso propiamente dicho va orientado a que sea el superior quien revise y
resuelva respecto a la eficacia o no del acto impugnado. Entre los recursos de manera
general encontramos la apelación, la casación y el de hecho que se analizar más adelante.

También se pueden identificar recursos ordinarios que puede ser interpuestos ante
cualquier resolución que sea impugnable teniendo como fundamento cualquier motivo sin
que la ley procesal haya interpuesto alguna restricción. Entre los recursos ordinarios están
la revocatoria y la reforma de los actos procesales, así también la apelación y el de hecho.
Los recursos extraordinarios son aquellos que la ley en forma expresa los establece para
ciertas providencias y teniendo como fundamento moti vos específicos. Dentro de los
recursos extraordinarios tenemos al de casación.

Otra clasificación de los recursos está orientada al órgano jurisdiccional que le corresponde
conocer y resolver esto es, si será el mismo que dicó el acto impugnado o por el contrario
es otro superior. Cuando es resuelto por el mismo juez estamos ante un recurso horizontal,
en cambio cuando resuelve un juez jerárquicamente superior se trata de un recurso
vertical. En este orden de ideas, la apelación, la casación y el de hecho son recursos
verticales en tanto que, la revocatoria y la reforma son recursos horizontales.

Recursos horizontales establecidos de forma expresa en el COGEP

Art. Providencia

265 Contra la sentencia de segunda instancia procede aclaración y ampliación

269 El auto que inadmite el recurso de casación será susceptible de aclaración y


ampliación
296 La ampliación y la aclaración de las resoluciones dictadas en audiencia preliminar
se propondrán y resolverán en la misma diligencia.

337 En procedimientos voluntarios únicamente es apelable la providencia que


inadmite el pedido, las demás providencias solo serán susceptibles de aclaración,
ampliación, revocatoria o reforma.

359 En procedimiento monitorio cuando hay oposición caben ampliación, aclaración y


apelación.

105 En homologación de sentencias de lo que resuelva la Corte Provincial solo podrán


interponerse recursos horizontales.

Providencias respecto a las cuales no se admite recursos en el COGEP

Art. Providencia

14 En relación a la resolución que dirime el conflicto de competencia no cabe recurso


alguno.

352 En procedimiento ejecutivo si el demandado no propone excepciones o las


propuestas son distintas al COGEP, la resolución que se dicte no será susceptible
de recurso alguno.

402 De la resolución que dice la Corte Provincial respecto a la apelación del auto de
calificación de posturas no se admitirá recurso alguno.

406 De la resolución en cuanto a la nulidad del remate no habrá recurso alguno.

425 De la resolución que dice la Corte Provincial en el caso de oposición al recurso


voluntaria no habrá recurso alguno.

427 De lo que resuelva la Corte Provincial en relación a la junta de acreedores no habrá


recurso alguno

Recursos de aclaración y ampliación. Respecto a estos medios de impugnación la doctrina


analiza si son verdaderamente recursos. A decir de (Tarigo, 2012) la aclaración y ampliación
están orientadas a alcanzar la claridad y la integridad sea de la sentencia que pone fin al
proceso o de un auto interlocutorio o incluso de toda providencia emitida por el órgano
jurisdiccional. Se proponen a fin de que sea el propio juzgador que dictó el acto procesal
impugnado aclara algún concepto oscuro o palabras dudosas a su vez amplíe la resolución
y se pronuncie sobre algún punto que se hubiera omitido, así como también en algunos
casos se proceda a la corrección de errores materiales o numéricos.
Normas generales contenidas en el COGEP respecto a la impugnación de las
providencias. En el artículo 250 el (COGEP, 2015) luego de referirse a la legitimación para
recurrir en los procesos que tengan relación con los interés patrimoniales del Estado, por
parte del Procurador, determina que se concederán únicamente los recursos previstos en
la ley, agregando que serán recurribles en apelación, casación o de hecho, las providencias
con respecto a las cuales la ley haya previsto esta posibilidad.

Al respecto, (García Falcaní, 2018) expresa siendo un derecho de configuración legal, es el


legislador que debe determinar los recursos o medios de impugnación que procedan contra
las resoluciones de los jueces por lo que se deberán cumplir con los requisitos que
legalmente hayan sido determinados en el ordenamiento jurídico y que será motivo de
valoración del órgano jurisdiccional.

A continuación, se establece que la aclaración, ampliación, revocatoria y reforma podrán


ser pedidos en todos los casos considerándose las limitaciones que sobre la impugnación
de las sentencia y autos determina el mismo ordenamiento jurídico. Además, se establece
que el tiempo para impugnar sentencias y autos definitivos que no hubieran sido dictados
en audiencia correrán a partir de que se proceda a la notificación por escrito.

En el artículo 251 el (COGEP, 2015) instituye como clases de recursos aclaración, reforma,
ampliación, revocatoria, apelación, casación y de hecho. Luego deja constancia de una
limitación a fin de que no se puedan interponer nuevos recursos una vez que se haya
concedido o negó cualquier otro. Otra regla que limita el abuso de los recursos aparece en
el artículo 252 al precisar la improcedencia de interponer en el mismo actor procesal
recursos horizontales y verticales sucesivos, dejando como excepción el caso en que se
presenten aclaración y ampliación.

Los recursos horizontales en el Código Orgánico General de Procesos. En los artículos 253
al 255 el (COGEP, 2015) regula respecto a los recursos horizontales de aclaración,
ampliación, revocatoria y reforma y establece la procedencia, requisitos y más aspectos que
deberán cumplirse para cada una de las impugnaciones que se presenten contra los actos
procesales emitidos por el órgano jurisdiccional y que van orientados a que sean resueltos
por quien los dictó de ahí que se debe analizar cada caso.

Aclaración. Según el artículo 253 del (COGEP, 2015) la aclaración tendrá lugar en el caso de
que la sentencia sea oscura. A decir de (García Falcaní, 2018) conviene señalar que la
aclaración no se formula en sí contra ninguna providencia, debido a que en sí no
corresponde un recurso sino tan solo una petición para que cierto modo se complete la
providencia aclarando el contenido de la misma. Al respecto, (Ramirez, 2020)citando a Juan
Morales Godos, nos dice que, “con la aclaración no se pretende agregar argumentos a la
decisión; solo se busca el esclarecimiento necesario que tiene una frase o concepto oscuro
o contradictorio.” (pág. 26).

Las providencias que pueden ser aclaradas. De acuerdo al texto legal, la aclaración se limita
contra la sentencia oscura sin que de manera expresa se incluya a los autos y a sea
interlocutorios o de sustanciación pues del texto aparece como que corresponde en forma
privativa para las sentencias, Así está establecido el texto legal, tanto más que como se ha
dejado anotado, en las reglas generales se expresa que se concederán únicamente los
recursos previstos y en cuanto a la aclaración y ampliación se refiere a que serán admitidos
en todos los caos, con las limitaciones que en relación a las impugnaciones sobre sentencias
y autos establece la ley.

Sin embargo, en el artículo 255 cuando se regula al procedimiento y resolución de estos


recursos horizontales, se menciona respecto a que si se ha solicitado la aclaración o
ampliación de la sentencia o autos definitivos los términos para poder interponerlos
correrán desde el siguiente día de la notificación. Por consiguiente, del mismo texto legal
se podría concluir que resulta procedente la aclaración de la sentencia y de los autos
definitivos. Por otro lado, en el artículo 269 ibídem encontramos que, será susceptible
tanto de aclaración como de ampliación el auto que inadmita el recurso de casación, auto
que no es definitivo y a pesar de aquello se permite este recurso.

En el mismo orden de ideas, en el artículo 296 numeral 2 del mismo (COGEP, 2015) se
establece que en la audiencia preliminar se resolverán los recursos propuestos y en el
numeral 2, determina que la ampliación y la aclaración de las resoluciones dictadas serán
propuestas en audiencia y se decidirán inmediatamente por parte del juzgador. En todos
los casos, la aclaración la resuelve el mismo órgano jurisdiccional que emitió el auto
impugnado.

Pedido de aclaración. En cuanto a la solicitud de la aclaración, el (COGEP, 2015) en el


artículo 255 determina los momentos en que puede ser presentada. Permite presentarse
en audiencia o en la diligencia luego de escucharse la resolución. En caso de haberse
emitido una resolución fuera de audiencia o de diligencia, deberá formularse dentro del
término de tres días de haberse notificado.

Contenido del pedido de aclaración. El pedido de aclaración deberá realizarse expresando


con claridad y precisión las razones en que se sustentan y en el caso de que no se cumpla
con esta exigencia será rechazada de plano. Esto tiene fundamento en cuanto a que siendo
que la aclaración procede cuando la providencia emitida por el juez sea oscura, quien
solicita que se aclare dicho acto procesal tiene la obligación de señalar en forma precisa en
qué parte se advierte oscuridad a fin de que el órgano jurisdiccional pueda aclararlo.

En relación a este pedido, se puede considerar que también resulta adecuado para que las
partes o terceros acreditados en el proceso puedan solicitar la corrección de los errores de
escritura referentes a nombres, citas legales, de cálculo o meramente numéricos que se
refieren en el artículo 100 del Código Orgánico General de Procesos. En cuanto a este punto
si bien es cierto que pronunciada y notificada la sentencia, el juez pierde su competencia
en relación a lo decidido por lo que no se podrá modificar ninguna parte , a pesar de que se
introduzcan nuevas pruebas, sin embargo, respecto a la corrección podrá hacerse pues la
norma no establece un plazo determinado.
Sobre esta posibilidad, (Tarigo, 2012) dice que, si los errores materiales y los puramente
numéricos pueden ser corregidos en cualquier momento, resulta obvio que la primera
oportunidad que se les presenta a las partes y terceros interesados acreditados en
el proceso es mediante el pedido de aclaración en el cual se podrá hacer mención a los
errores que aparecen del texto de la resolución que ha sido notificada y así permitir al
juzgador que atendiendo este recurso pueda corregir y de esta manera lo resuelto quede
debidamente habilitado para la fase de ejecución.

Procedimiento y resolución. De acuerdo a la norma vigente para el efecto, la petición podrá


formularse de dos formas y para cada caso establece su procedimiento. El pedido de
aclaración deberá ser formulado expresando con claridad y precisión las razones que
sustentan pues en el caso de que no se cumpla con esta exigencia, el juzgador está en la
obligación de rechazarlo de plano pues no existirían puntos respecto a los cuales la parte
contraria o terceros puedan emitir sus argumentos, así como tampoco para aclararlos.

En la audiencia o en la diligencia en que se emite la resolución podrá formularse el pedido


de aclaración por lo que, cumpliéndose con el principio de contradicción de inmediato será
escuchada la parte contraria y de encontrarse presentes terceros legitimados en el proceso
quienes expresarán sus argumentos en relación al pedido. Escuchados los asistentes en la
audiencia, de inmediato se emitirá la resolución oralmente.

Cuando se trate de una resolución dictada fuera de audiencia o de diligencia, el pedido de


aclaración será formulado por escrito dentro del término de tres días siguientes a la
notificación. En relación a esta posibilidad vemos que el pedido en audiencia es facultativo
por lo que pese a que hubiese la parte asistida a esa diligencia tiene la potestad de pedirlo
o no y en todo caso una vez notificada la resolución escrita la ley les permite presentar el
pedido. En este caso se correrá traslado a la parte contraria e incluso de existir terceros a
fin de que dentro del término de cuarenta y ocho horas para que presente los argu mentos
que fueren del caso. Vencido el término en las veinticuatro horas siguientes se deberá
resolver.

Efectos de la aclaración. En la última parte del artículo 255 del (COGEP) se deja constancia
respecto a que, en los casos en que se ha solicitado la aclaración de la sentencia o auto
definitivo, los términos para poder interponer recursos comenzarán a correr desde el día
siguiente de la notificación. En relación a lo que prescribe la norma es necesario puntualizar
que cuando se solicita en audiencia en la misma diligencia se resuelve y por consiguiente al
tenor del artículo 67 ibídem las providencias que se dicten en el curso de las audiencias y
otras diligencias se considerarán notificadas en la fecha y hora en que se las celebren. Por
consiguiente, es cuando se solicita aclaración luego de notificada la sentencia o resolución
es que se suspende el término ya sea para presentar o fundamentar recursos.

Ampliación. El artículo 253 del (COGEP) precisa respecto a que, la ampliación procederá en
dos casos, cuando no se haya resuelto alguno de los puntos controvertidos y en el caso de
que se hubiera omitido decidir sobre frutos, intereses o costas. De esta forma, a decir de
(Ramirez, 2020), el recurso de ampliación del fallo procede en los caos de omisión señ alados
en que ha incurrido el juzgador al dictar la sentencia o auto. En este contexto se advierte
que el recurso de ampliación se refiere a la extensión de la resolución pues el objeto va
orientado que se deje constancia expresa respecto a puntos controvertidos no resueltos, y
que se pronuncie también sobre los frutos intereses o costas.

Respecto al procedimiento para el recurso de ampliación se puede concluir que es el mismo


de la aclaración pues el Código Orgánico General de Procesos en el artículo 255 los trata del
mismo modo. Si bien el artículo 252 ejusdem prohíbe interponer en el mismo acto procesal
recursos horizontales y verticales sucesivos se puede apreciar que como excepción permite
presentar en conjunto la aclaración y ampliación.

Revocatoria y reforma. Según (García Falcaní, 2018) a diferencia de la aclaración y la


ampliación, cuando nos referimos a la revocatoria y reforma estamos ante medios de
impugnación de las providencias emitidas por el juzgador debido a que tienen el mismo
fundamento, esto es, permitir que el mismo órgano jurisdiccional pueda reconsiderarla o
modificarla ya sea emitiendo un nuevo pronunciamiento a través de la revocatoria o
simplemente modificando la providencia original ante lo cual estamos frente a una
reforma.

Por su parte, (Ramirez, 2020) expresa que estos dos recursos horizontales proceden contra
los autos de sustanciación y a solicitud de parte. La revocatoria, consiste en que la parte
pretende que el mismo órgano jurisdiccional que emitió el auto de sustanciación lo deje sin
efecto y dicte otro en sustitución. La reforma es un pedido de enmienda o rectificación de
la providencia en la parte que corresponda.

Providencias que pueden ser objeto de los recursos de revocatoria y reforma. En el artículo
254 del ordenamiento procesal en estudio encontramos que en cuanto a la revocatoria y
reforma se refiere a los autos de sustanciación a fin de que se pronuncie el mismo órgano
jurisdiccional que los emitió por lo que resulta improcedente solicitarse en relación a los
autos interlocutorios y mucho menos respecto a las sentencias. Es decir que estos recursos
están previstos únicamente para las providencias de trámite para la prosecución de la causa
que de acuerdo al artículo 88 del COGEP son los autos de sustanciación.

Contenido de la solicitud de revocatoria o reforma de autos de sustanciación. En relación


a este punto, el mismo (Ramirez, 2020) afirma que sería difícil establecer
diferencias cuando se solicita una revocatoria o reforma pues el pedirse que se revoque lo
que se pide es que sustituya por otra providencia por lo que no deja de ser una reforma
claro está total de la primera decisión. Se agrega que no se contempla una revocación total
del pronunciamiento sin que sea sustituido por potro.

Procedimiento para revocatoria y reforma. Conforme se ha dejado expuesto, el artículo


255 del COGEP que se refiere al procedimiento y resolución se encuentra en el capítulo que
tiene relación a la aclaración, ampliación, revocatoria y reforma, por lo que resulta aplicable
por los recursos de revocatoria y reforma pues incluso se ha dicho que la aclaración y
ampliación no constituyan propiamente recursos por cuanto estas últimas no impugnan la
resolución en tanto que los otros sí pues pretenden dejar sin efecto en todo o en p arte un
auto de sustanciación.

El hecho de que consten los cuatro en el mismo procedimiento en algunas reglas no pueden
ser de todo aplicables pues en cuanto a la ampliación y aclaración se puede solicitar en
cuanto a los autos interlocutorios y sentencias en tanto que la revocatoria y la reforma
solo a los autos de sustanciación. Por consiguiente, vemos que la revocatoria y la reforma
no interrumpen los términos para los recursos de tal modo que se deberá tener muy en
cuenta al momento de presentarse las solicitudes.

3. Subtema 3: Código Orgánico General de Procesos:


recurso de apelación
Concepto y naturaleza del recurso de apelación. En relación a la apelación, en la
doctrina encontramos algunas definiciones que nos orientan respecto a su alcance y para
es así que según (Couture, 2014) “la apelación o alzada, es el recurso concedido a un
litigante que ha sufrido agravio por la sentencia del juez interior, para reclamar de ella y
obtener su revocación por el juez superior.” (pág. 286). Por su parte, (Dev is, 2009) expresa
que, “el recurso de apelación tiene por finalidad que el superior del funcionario de primera
instancia revise la providencia interlocutoria o la sentencia dictada, para corregir los errores
que contenga o confirmarla si la encuentra ajustada a derecho. “ (pág. 790).

En relación al mismo punto, (Tarigo, 2012) nos dice que la apelación es un recurso
ordinario que resuelve el tribunal inmediatamente superior al que dictó la sentencia
recurrida y que está orientado a obtener la reforma, la revocación o la anulación de lo
resuelto por el juez de primer nivel. (Rioja, 2014) refiere a que la apelación tiene origen
romano de la apellatio, que fue creada en el periodo imperial como un remedio contra la
injusticia de la sentencia. Citando a De Santo, afirma que, es el remedio procesal que está
encaminado a lograr que el órgano jurisdiccional jerárquicamente superior en relación al
que dictó la resolución que se considera injusta la revoque o reforma ya sea en forma total
o parcial.

(Ramirez, 2020) refiere que Chiovenda anota que el doble grado “representa una
garantía de los ciudadanos en tres aspectos: Un juicio reiterado hace de por si posible que
se corrijan errores; en los dos juicios intervienen distintos jueces; y, el segundo órgano
jurisdiccional cuenta con más autoridad que el primero. En relación al recurso de apelación
en el COGEP se lo caracteriza como un recurso vertical, ordinario al que pueden acceder las
partes cuando han sufrido un agravio en la resolución en cuanto la ley determine su
procedencia a fin de poner solicitar que un órgano superior pueda corregir los errores ya
sea de hecho o de derecho.
Respecto a este recurso, (García Falcaní, 2018) nos dice que en la normativa
procesal ecuatoriana se califica a la apelación como un recurso ordinario, debido a que no
es necesario que se fundamente en una determinada clase o lista de motivos para
promoverle, además es vertical, de alzada o devolutivo. Esto es, se trata de un medio de
impugnación mediante el cual las partes acuden ante el órgano jurisdiccional superior al
que emitió la resolución a fin de que se proceda a su revisión y revocación total o
parcialmente emitiendo una resolución distinta y en otros casos podrá ordenar que el juez
de primer nivel retrotraiga las actuaciones hasta cierto momento procesal.

El derecho a recurrir está garantizado en la Constitución de la República del Ecuador


en el artículo 76 numeral 7 literal m, como un derecho al debido proceso que además
representa un reconocimiento a vigencia plena del principio dispositivo que debe cumplir
con los requisitos establecidos en la normativa procesal. El interponer o no el recurso de
apelación es una decisión exclusiva de las partes o terceros que están legitimados en el
proceso y que brinda protección ante arbitrariedades, abuso del derecho o de los errores
que se pudieren presentar en la interpretación y aplicación de las normas jurídicas al emitir
las resoluciones.

En este recurso se debe considerar el principio de congruencia respecto a lo que el


recurrente debe determinar el objeto de la apelación, esto es, lo que considera le afecta,
para lo cual deberá tenerse en cuenta las actuaciones del juez a quo a fin de que el superior
ad quem pueda entrar al análisis y de esta forma resolver pues de no cumplirse con este
requisito el juez de alzada no tendrá los elementos para poder resolver.

Es la pretensión que se impugna la que determina el ámbito dentro del cual el juez
superior deberá entrar al análisis y resolver. Es en este contexto que también encontram os
la presencia de la prohibición de reformatio in peius que tiene como alcance el hecho que
no se podrá modificar el fallo en perjuicio de quien presentó el recurso de apelación. Claro
está que, si la parte contraria se adhirió al recurso, resulta procede nte la reforma de la
resolución aun en perjuicio de quien apeló.

Providencias recurribles en apelación según el COGEP. De acuerdo al artículo 256


del (COGEP) el recurso de apelación procede contra las sentencia y los autos interlocutorios
dictados en primera instancia así como contra las providencias con respecto a las cuales la
ley conceda expresamente este recurso. Esto tiene relación con lo prescrito en el artículo
250 ibídem que en la parte pertinente expresa que, se concederán únicamente los recursos
previstos en la ley agregando que serán recurribles en apelación, casación o de hecho, las
providencias con respecto a las cuales la ley haya previsto esta posibilidad.

Respecto a este delicado tema, (Ramirez, 2020) refiriéndose al principio de


apelación restringida, nos dice que, contrariando al principio de libertad en la impugnación
que establecía el Código de Procedimiento Civil, el COGEP establece un sistema cerrado o
restringido para el recurso de apelación al referirse que serán recurribles en apel ación las
providencias respecto a las cuales la ley haya previsto esta posibilidad. En relación al
mismo punto otros consideran que todas las sentencias y autos interlocutorios serian
apelables y es en cuanto a las otras providencias que serían los autos de sustanciación que
se necesitaría que la ley lo faculte expresamente.

En el artículo 333. 6 del Código Orgánico General de Procesos encontramos que se


hace mención respecto a que serán apelables las resoluciones en el procedimiento sumario
serán apelables. Agrega que también serán apelables las resoluciones que se dicten en
relación a tenencia, visitas, patria potestad, despojo violento y despojo judicial. En la parte
final del artículo se concluye en el sentido de que las sentencia que se dicten en l os juicios
que se inicien por controversias entre el abogado y su cliente para el pago de los honorarios,
no serán objeto de recurso de apelación ni, de hecho.

RECURSO DE APELACION QUE EXPRESAMENTE FACULTA EL GOGEP

Art. Providencia

121 La providencia en que se niega una providencia preventiva podrá apelarse en


efecto suspensivo. La parte contra quien se solicita podrá apelar en efecto diferido.

146 La providencia que ordena el archivo de la demanda.

147 La providencia que inadmite la demanda.

160 La resolución mediante la cual se inadmite pruebas.

248 El auto de abandono podrá ser impugnado siempre que se justifique


exclusivamente el error de cómputo.

264 Se podrá apelar de la resolución que conde en costas.

296 El auto que rechace las excepciones previas será apelable en efecto diferido. Si se
acepta excepción previa que pone fin al proceso es apelable en efecto suspensivo.

333 Apelación de resoluciones en procedimiento sumario, excepto en conflicto de


honorarios entre abogado y cliente

337 En procedimientos sumarios será apelable la providencia la providencia que


niegue la petición inicial y la resolución que la niegue.

354 En procedimiento ejecutivo de la sentencia cabe apelación en efecto no


suspensivo-

359 De la sentencia dictada en procedimiento monitorio cabe recurso de apelación.

402 El auto de calificación de posturas en el remate de bienes embargados.


413 Auto de adjudicación

424 Auto que declara haber lugar el concurso de acreedores o la quiebra

425 Oposición en el concurso voluntario

427 Resolución emitida en junta de acreedores.

428 Resolución en trámite de oposiciones.

437 Resolución respecto a la prelación de créditos.

De la legitimación para interponer recurso de apelación.

La apelación al igual que otros medios de impugnación es un derecho privativo de


las partes o terceros que previamente se encuentran acreditados y legitimados en el
proceso. De esta manera lo establece el artículo 250 del COGEP, cuando precisa que las
partes intervinientes están legitimadas para impugnar las providencias emitidas por los
jueces. Además, podrán interponer recursos de apelación el Procurador General del Estado
o su delgado en los procesos que tengan relación con los intereses patrimoniales del
Estado. Los terceros que han sido aceptados su intervención; el heredero conforme el
artículo 34 del COGEP en armonía con el artículo 1125 del Código Civil. En forma puntual el
artículo 402 del Código Orgánico General de Procesos permite al tercerista coadyuvante
apelar el auto de calificación de posturas.

Oportunidad y forma para interponer recurso de apelación. De acuerdo al


(COGEP) en vigencia se presentan algunas posibilidades en relación a la forma para
interponer el recurso de apelación. En el artículo 256 se determina que dicho recurso podrá
interponerse de manera oral en la respectiva audiencia. De inmediato en la misma diligencia
el juzgador expresará respecto a que se tenga por interpuesto y que deberá fundamentarse
luego de la notificación por escrito de la resolución y luego de que se fundamente se
concederá, lo cual es posterior.

Por su parte, el artículo 257 ibídem, comienza expresando que el recurso de


apelación debidamente fundamentado se presentará por escrito dentro del término de diez
días contados a partir de la notificación de la sentencia o auto escrito. De lo expuesto se
advierte que el recurso podrá interponerse en la misma audiencia o luego de notificada la
resolución escrita. En ambos casos se requiere que se fundamente el recurso lo cual deberá
hacerse en el término que se deja señalado. En el caso de haberse solicitado aclaración o
ampliación, el término correrá a partir de la notificación de la resolución de éstas. Para
asuntos de niñez y adolescencia el término se reduce a cinco días.

Trámite del recurso en primera instancia.


Fundamentación. El (COGEP) en el artículo 257 determina que. el recurso que se
presente o la fundamentación en el caso de haberse interpuesto en la audiencia, deberá ser
presentado dentro del término de diez días a contarse a partir de la no tificación de la
resolución o de la providencia que resuelve la aclaración y ampliación. En cuanto a la
apelación no significa que, con la simple interposición es suficiente para que se integre a la
causa y sea considerado por el superior. Se requiere que quien recurre explique las razones
que le impulsan a impugnar la providencia, es decir debe presentar los argumentos respecto
a los puntos que le causan agravio por error del juez a quo.

Este requisito establecido por el legislador respecto a la necesidad de fundamentar


la apelación constituye un mecanismo para evitar la presentación de recursos para solo
dilatar la continuación del proceso. Además, se advierte que, en cuanto a la apelación con
efecto diferido, la misma deberá ser fundamentada conjuntame nte con la fundamentación
de lo principal.

En relación a la fundamentación que se exige para el recurso de apelación, el


ordenamiento jurídico nada dice respecto al contenido del escrito que se presente, lo cual
a decir de (García Falcaní, 2018) es plausible pues se trata de un recurso ordinario que no
requiere de la concurrencia de algún motivo tasado para fundamentarlo. De tal modo que,
como fundamento del recurso de apelación bien puede afirmarse que hubo una incorrecta
aplicación de las normas, que se no valoraron todas las pruebas, que no se consideraron los
presupuestos y solemnidades sustanciales en el proceso, entre otros puntos.

En todo caso, el recurrente deberá expresa las razones por las que le causa agravio
la resolución y en el caso de que también hubiera presentado recursos en diferido deberá
fundamentarlos en forma independiente a fin de que el tribunal de segunda instancia pueda
ir atendiendo en forma ordenad incuso como lo ha expresado la Corte Nacional de Justicia
en la resolución correspondiente.

Ahora bien, considerando la vigencia del artículo 258 del COGEP, en la


fundamentación se deberá además anunciar la prueba que se requiere practicar en segunda
instancia, claro está, cumpliéndose con las exigencias del mismo esto es, que se trate de
acreditar hechos nuevos o que siendo anteriores solo se tuvo conocimiento luego de la
notificación de la resolución que se impugna mediante el recurso vertical ordinario de
apelación.

Respecto al órgano donde deberá presentarse la fundamentación considerando los


artículos que regulan la apelación de puede concluir que es ante el juez a quo pues en el
artículo 259 se refiere a la resolución del juez de primer nivel respecto a la admisión y la
expresión respecto al efecto en que se concede, tanto más que en el artículo 260 se refiere
a la audiencia de apelación cuando se afirma que el tribunal deberá convocarla una vez
recibido el expediente.

En relación a las consecuencias por la no fundamentación de la apelación o la


presentación de la misma fuera del término, al tenor del artículo 258 del (COGEP) produce
como consecuencia el rechazo de la apelación pues se dice que la apelación no
fundamentada será rechazada de plano teniéndose por no deducido el recurso y por
consiguiente se ejecutoría lo resuelto pasando en autoridad de cosa juzgada.

Respecto al agravio. En relación a este punto (Couture, 2014) nos dice que el
agravio es la injusticia, la ofensa, el perjuicio material o mora que el litigante afirma que
sentencia le causa y por cuanto afirma que le perjudica acude a mayor juez a expresar
agravios. Por su parte (Ramirez, 2020) nos dice que lo único que puede causar agravio es la
mandato judicial o decisión por lo que el agravio debe ubicarse en la parte resolutiva y no
en su fundamentación. Pero se aclara que en algunos fallos en la parte resolutiva se remite
a los considerandos como parte de la resolución.

Sobre la necesidad de justificar el agravio es el fundamento de la apelación, (Rioja,


2014) no dice que forma parte de la fundamentación el error de hecho o de derecho que
contenga o pueda contener la resolución apelada.

Los fundamentos de los agravios deben ser concretos, precisos y claros, pues en
nuestro sistema dispositivo dicho escrito se erige en el eje que tiende a vulnerar el acto
atacado. Para ello, el quejoso debe poner de manifiesto los errores de la resolución
impugnada, pues si este embate no se cumple o se lleva a cabo en forma deficitaria, el
decisorio deviene firme. Sobre el mismo punto (Gozaini) menciona que, los fundamentos
de los agravios deben ser concretos, precisos y claros, pues en el sistema dispositivo dicho
escrito se erige en el eje que tiende a vulnerar el acto atacado y es por eso que se debe
poner de manifiesto los errores de la resolución que se impugna pues si no se lo ataca o se
lo hace en forma deficiente la decisión quedará en firma.

Contestación y adhesión a la apelación. Conforme las reglas establecidas para el


procedimiento del recurso de apelación, una vez presentado el recurso fundamentado o la
fundamentación en el caso de haberse apelado en audiencia, se correrá traslado a la
contraparte, quien también tiene el término de diez días para para contestar y en los
asuntos de niñez y adolescencia será de cinco días. Dicha contestación deberá dar respuesta
a los argumentos contenidos en la fundamentación de la apelación, pudiendo incorporar
hechos nuevos e incluso anunciar prueba para segunda instancia cumpliéndose con las
exigencias para el efecto establecidas.

En el mismo escrito en que se conteste la fundamentación, la parte recurrida tiene


la posibilidad de adherirse a la apelación, la misma que también deberá ser debidamente
fundamentada pues de no ser así también podrá ser rechazada de plano conforme lo
determina el último inciso del articulo 258 y se tendrá por no deducido el recurso. Esto por
cuanto la adhesión constituye un recurso con igual valor que la apelación, pues incluso en
el caso de desistimiento de la apelación, la parte adherente continuará con el recurso
conforme el articulo 263 ejusdem.

En este contexto advertimos que la adhesión al recurso de apelación debe ser


motivado porque se dice goza de autonomía a tal punto que, si la parte que apela desiste
de su recurso, el proceso continuará con la parte que se adhirió. Además, en el caso de que
en segunda instancia se declare el abandono del recurso de apelación, el proceso debe
continuar en el conocimiento de la adhesión que fue presentada por la contraparte.

De la prueba para audiencia en segunda instancia. Como se ha dejado expuesto


tanto en la fundamentación como en la contestación las partes podrán anunciar prueba
para que se practique en segunda instancia siempre que se trate de acreditar hechos nuevos
o sobre los mismos hechos solo se haya tenido conocimiento luego de haberse dictado la
sentencia. Si bien la norma no lo dice expresamente sin embargo se considera que también
se podrá anunciar para justificar la adhesión a la apelación.

Esta prueba anunciada deberá cumplir con las exigencias establecidas en el artículo
258 del Código Orgánico General de Procesos y por tanto en segunda instancia se deberá
analizar para aceptarla y disponer que se practique. Respecto a los hechos nuevos se
considera que serán distintos a los que ya obran del proceso y que fueron mencionados en
la demanda, la contestación a la demanda, reconvención e incluso contestación a éstas
luego de que el juez corre traslado y posteriormente al agotarse los términos convoca a la
audiencia ya sea preliminar o única de acuerdo al procedimiento.

La otra posibilidad de anunciar prueba para la audiencia de apelación es en relación


a los mismos hechos siempre y cuanto se justifique que sólo haya sido posible obtenerla
con posterioridad a la sentencia. En la audiencia de apelación es que se deberá fundamentar
respecto a las pruebas anunciadas en cuanto a los requisitos que exige el artículo en
mención y de ser aceptada se dispondrá su práctica.

Efectos con que se puede conceder el recurso de apelación. En el artículo 259 del
(COGEP) se faculta al juzgador de primer nivel a resolver si admite o no la apelación, y de
admitirla expresará el efecto con el que lo concede. En caso de no admitirse el recurso de
apelación, la parte recurrente podrá interponer el recurso de hecho para ante el tribunal
de segunda instancia

Por su parte, el artículo 260 ibídem establece los efectos con los cuales el juez
concede el recurso de apelación y entre ellos encontramos: Sin efecto suspensivo. En cuyo
caso se cumple lo ordenado en la resolución impugnada y en cuyo caso se remiten al
tribunal de apelación las copias necesarias para que se conozca y resuelva el recurso de
apelación. Con efecto suspensivo, es cuanto no se continúa la sustanciación del proceso
hasta que la o el juzgador resuelva sobre la impugnación propuesta por el apelante. Con
efecto diferido, es cuando se continúa con la tramitación de la causa, hasta que de existir
una apelación a la resolución final, esta deba ser resuelga de manera prioritaria por el
tribunal que conoce los recursos en segunda instancia.

Se deja constancia que, por regla general, la apelación se concederá con efecto
suspensivo pues así lo expresa el articulo 257 en cuanto a que a falta de expresión se
entenderá que el efecto es suspensivo. Además, en cuanto a la apelación en efecto diferido,
en esa forma será concedido en los casos que la ley en forma expresa lo disponga.
Reglas para la procedencia del recurso de apelación según sus efectos. De acuerdo
al artículo 262 del (COGEP) se establece la procedencia del recurso de apelación según los
efectos, y es así que tenemos: Sin efecto suspensivo, que se concederá únicamente en los
casos previstos en la ley procesal. Con efecto suspensivo, será concedido cuando se trate
de sentencia y de autos interlocutorios que pongan fin al proceso que hagan imposible la
continuación, Con efecto diferido, en los casos que en forma expresa se encuentren
previstos en la ley y de manera especial cuando se imponga contra una resolución dictada
dentro de la audiencia preliminar, en la que se deniegue la procedencia de una excepción
de resolución previa o la práctica de una determinada prueba.

Apelación parcial. El Código Orgánico General de Procesos, en el artículo 264 de


manera expresa faculta a la parte legitimada para presentar el recurso de apelación, de
manera parcial en contra de la resolución por lo que la parte no impugnada se ejecutará.
Además, se permite interponer apelación de la resolución en relación a la parte en que se
condena en costas.

Declaración de la nulidad al conocer el recurso de apelación. Conforme se ha


dejado expuesto al interponerse el recurso de apelación se podrá alegar la nulidad del
proceso. Es por estos motivos que en el artículo 111 impone al tribunal de segunda instancia
en la audiencia correspondiente, en primer lugar, verificar sobre dichas alegaciones
pronunciarse en primer término y solamente si encuentra que es válido el proceso se
pronunciará sobre los argumentos expresados por la parte recurrente en cuanto al fondo
del asunto.

Si luego del análisis encuentra que hay mérito para declarar la nulidad.
cumpliéndose con los principios establecidos la declarará a partir del acto procesal viciado
y devolverá el proceso a primer nivel. Por consiguiente, no podrá continuarse con el análisis
del recurso de apelación.

Audiencia de apelación. En el artículo 260 del (COGEP) se refiere a la audiencia y


resolución e impone la obligación de que una vez recibido el expediente, el tribunal deberá
convocar a la audiencia dentro del término de quince días cumpliéndose con las reglas
generales de la audiencias previstas, dejándose constancia que en materia de niñez y
adolescencia se convocará en el término de diez días. Al referirse a las reglas de las
audiencias encontramos algunas en los artículos 79 y 80 ibídem y además se deberá cumplir
con la Resolución 15-2017 de la Corte Nacional de Justicia. Luego de agotarse las fases
correspondientes y finalizado el debate se deberá emitir la resolución en forma oral
conforme lo establece el artículo 93 del mismo cuerpo legal.

El Tribunal en primer término deberá calificar la procedenci a del recurso conforme


el artículo 12 del Código Orgánico General de Procesos. El juez ponente dirigirá la audiencia
conforme las reglas establecidas debiendo para los autos interlocutorios intervenir todo el
Tribunal.
En primer término, se deberá verificar si al apelar se alegó nulidad, lo que deberá
ser resuelto en primer término aplicando los principios entre ellos la tipicidad y la
transcendencia verificando si no se han violentado los derechos al debido proceso y si la
violación ha podido influir en la decisión.

A continuación, se resolverá sobre los recursos de apelación concedidos en efecto


diferido de acuerdo al artículo 261 numeral 3 del COGEP, que establece que deberá ser
resuelto de manera prioritaria por el tribunal. En el artículo 296 numeral 1 ibídem se
determina que el auto que rechace las excepciones previas será apelable en efecto diferido.
Así también, en el inciso final del articulo 160 ibídem respecto a la prueba inadmitida.

Si el Tribunal resuelve aceptar el recurso de apelación con re specto a la prueba


inadmitidas, se dispondrá de inmediato la práctica de las pruebas y de tratarse de una
diligencia pericial se suspenderá para la práctica. También se resolverá sobre la prueba
anunciada para segunda instancia y se es aceptada también de dispondrá su práctica.

A continuación, se permitirá a las partes alegar sobre la apelación en relación al


fondo del asunto contenido en el auto definitivo o sentencia que fueron apelados. Las
alegaciones tendrán relación con los puntos que fueron objeto de la fundamentación que
fue presentada por escrito pues de admitirse nuevos puntos se estaría vulnerando el
derecho a la defensa pues ya se corrió traslado con las alegaciones realizadas.

Resolución del recurso. Del texto del artículo 260 del COGEP se establece que una
vez finalizado el debate el tribunal pronunciará su resolución claro está cumpliéndose con
las normas generales que se fijan en los artículos 88 al 100 ibídem. Esto implica que se
deberá cumplir en la forma como establece la ley procesal, así si se trata de un auto o una
sentencia se incluirán los requisitos vigentes para cada caso.

Nada se dice respecto al tiempo en que se debe resolver, sin embargo, en el artículo
93 se refiere que al finalizar la audiencia se emitirá la resolución oral y e xcepcionalmente
se podrá suspender hasta por diez días para emitir el pronunciamiento, esto es, cuando la
complejidad del caso lo amerite. Luego de emitida la resolución oral en los términos del
artículo 94, la resolución escrita motivada deberá ser notifi cada en el término de diez días.

Procedimiento en cuanto a la apelación de ciertos actos. En el COGEP, encontramos


el caso de apelación contra el auto de calificación de posturas, conforme el artículo 402 en
que impone al Tribunal de la Corte Provincial de Justicia la obligación de fallar en el término
de quince días sin ninguna tramitación por el mérito del proceso y respecto a dicho fallo no
se admitirá recurso alguno.

Recursos contra la sentencia de segunda instancia. De conformidad con el artículo


265 del Código Orgánico General de Procesos, contra lo que resuelva en apelación
procederá la aclaración, la ampliación y el recurso de casación en los casos y por los motivos
previstos en el mismo ordenamiento jurídico.
Apelación del auto de abandono. Al tenor del artículo248 inciso tercero del Código
Orgánico General de Procesos, el auto que declare el abandono podrá ser impugnado
siempre y cuando se justifique en forma exclusiva la presencia de un error de cómputo. Por
consiguiente, al tribunal de la Corte Provincial le corresponde entrar al análisis en primer
término de la validez procesal y luego respecto al cargo formulado.

Desistimiento y abandono del recurso de apelación. Según el artículo 238 del


COGEP, el apelante podrá desistir libremente del recurso planteado y una vez aceptado
produce los efectos de firmeza de la providencia impugnada. El desistimiento del recurso
podrá ser presentado hasta cuando antes de dictarse sentencia. Además, debe
considerarse que si la parte contraria se adhirió se requerirá que también desista.

En el artículo 239 del mismo COGEP establece los requisitos para que el
desistimiento sea válido, entre ellos: que sea voluntario y por persona capaz; que obre de
autos y se encuentre reconocida la firma de quien lo realiza ante el juez; que sea aprobado
por el órgano jurisdiccional; y, que si es condicional conste el consentimiento de la parte
contraria. Igualmente se deberán considerar las inhabilidades para desistir que constan
descritas en el artículo 240.

Conforme se ha dejado expuesto, en segunda instancia se deben cumplir con las


reglas previstas para las audiencias y es así que en el artículo 87 del COGEP que regula los
efectos de la falta de comparecencia a las audiencias, establece que, cuando la persona que
presentó la demanda o solicitud no comparece a la audiencia su inasistencia se entenderá
como abandono. Esto implica que, si quien presentó el recurso de apelación y pese a haber
sido convocado no comparece a la audiencia de apelación, se declarará el abandono de
dicho recurso.

Previo a la declaración del abandono se deberá constatar que el caso no se


encuentra en los de improcedencia, establecidos en el artículo 247 y que en resumen
consisten en: que no sea una causa que involucre derechos de niñas, niños y adolesce ntes,
personas incapaces, adultos mayores y personas con discapacidad; que no estén
involucrados derechos de trabajadores; que no se trate de un proceso voluntario: que no
se refiera a acciones subjetivas contenciosas administrativas; y , que no se trate de un
proceso en etapa de ejecución.

Conforme lo prescribe el artículo 249 del (COGEP) que regula los efectos del
abandono establece que si se lo declara en segunda instancia se tendrá por desistida la
apelación o dicho recurso y por firme la resolución re currida y se procederá a devolver las
actuaciones a la judicatura de donde procedieron

4. Subtema 4: Código Orgánico General de Procesos:


recurso de casación
Denominación y naturaleza de la casación.

Como una forma de introducción en el tema, encontramos lo que nos dice (Andrade, 2019)
respecto a que “ la palabra casación significa anular, abrogar, romper, proviene del término
francés caser deriva del latín casso-are. Lo que se pretende a través del recurso de casación
es anular la sentencia o auto dictado en instancia.” (pág. 5) . Por su parte, (Devis, 2009)
afirma que, se trata de un recurso extraordinario y que por él se enjuicia la sentencia del
tribunal, que es su objeto sin que implique una revisión general del proceso.

(Tarigo, 2012) expresa que, “el recurso de casación es actualmente un recurso


extraordinario, que tiene la finalidad de obtener el reexamen de la segunda instancia,
definitiva o interlocutoria con fuerza de definitiva, desde el exclusivo punto de vista de su
corrección jurídica.” (pág. 269). Sobre este recurso, (Hurtado, 2014) menciona que es un
medio de impugnación, por el cual por motivos de derecho previstos por ley, una parte
postula la revisión de los errores jurídicos atribuidos a la sentencia de mérito que la
perjudica y reclama la correcta aplicación de la ley sustantiva o la anulación de la sentencia
y se emita una nueva decisión, con o sin disponer el reenvío a un nuevo proceso.

En relación a este recurso, (Ramirez, 2020) nos dice que, la casación permite la revisión y
solución del error de derecho en la justicia ordinaria y que de acuerdo a la ley y la doctrina
el error puede ser de dos clases: error de juzgamiento o vicio in iudicando; y, error de
procedimiento o actividad o vicio in procedendo. Se afirma que primer caso estamos ante
un error judicial de fondo, en que se involucra al derecho sustantivo y en el otro caso, se
refiere al error judicial de forma que orientan al análisis al derecho adjetivo o
procedimental.

En relación al alcance de la casación (Velaña, 2021) cita a Calamandrei en cuanto afirma


que el ámbito se reduce a verificar, dilucidad y ordenar la reparación de los errores jurídicos
inherentes a la sentencia definitiva que ha agravado en forma indebida a quien recurre. Se
agrega que cabe solo en los casos que de forma expresa se encuentran establecidos en la
norma. Es por estos motivos que se expresa que la casación es un recurso extraordinario
vertical que tiene como objeto realizar el control de la legalidad de los fallos.

En nuestro país, el más alto tribunal de justicia en algunos de sus fallos se ha referido a la
naturaleza de la casación, entre los cuales encontramos: “el recurso de casación se
constituye en una acción independiente, autónoma, excepcional que se dirige a impugnar
una sentencia ejecutoriada, pero para que ello ocurra, deben cumplirse las formalidades
que la propia ley señala” (Tama, 2011, pág. 48)

Finalidad del recurso de casación. En relación a este punto, (Andrade, 2019) afirma que
este recurso nace con el fin de defender el Estado de Derecho y de esta manera evitar
arbitrariedades y que a decir de Luis Cueva Carrión surge como un paladín entre la
arbitrariedad y la legalidad como la defensora de la legalidad, como un garante y escudo
protector. La doctrina coincide respecto a que existe un interés particular de parte de quien
interpone el recurso para obtener su pretensión y además un interés público.
En relación a las finalidades de naturaleza pública (Devis, 2009) nos dice que en primer
lugar es la defensa del derecho objetivo contra el exceso de poder por parte de los jueces y
además contra las aplicaciones que se realicen en forma incorrecta de la ley, y en segundo
lugar, la unificación de su interpretación que resulta necesaria para que opere la
certidumbre jurídica y de esta forma exista igualdad de los ciudadanos ante la ley al
evidenciar que en situaciones idénticas el juez aplicando la misma normativa emita
solucione distintas.

Respecto al mismo punto (Ramirez, 2020)cita lo que afirma Santiago Andrade en cuanto a
que, en definitiva, el recurso extraordinario debe operar de tal mantera que sirva a las
finalidades pública y privadas aunque no siempre ha de servir a unas y otras pues en
ocasiones la sentencia casada en parte motiva o considerativa es errada, pero en la parte
resolutiva está conforme a derecho en cuyo caso el fallo debe casarse en forma parcial y
proceder con la corrección de los errores producidos al fundamentar.

En cuanto al mismo punto (Hurtado, 2014) refiere que los fines tradicionales y hasta
históricos de la casación se han centrado en el fin nomofiláctico que busca la correcta
aplicación del derecho y la de uniformar la jurisprudencia, es decir, que se dicten sentencias
que fijen criterios jurisprudenciales que den cumplimiento al principio de pred ictibilidad.
Esta función ubica a la casación como guardián de las leyes y que proviene de la palabra
griega nomofilaxis que se orienta a la aplicación correcta de la normativa legal.

Sistemas de casación. De acuerdo al estudio que realiza (Ramirez, 2020) encontramos


varios sistemas que para ilustrar su alcance se los analiza en forma breve.

Considerando la finalidad de la casación. En este grupo encontramos:

Semipura, que concede preeminencia a la función unificadora o unificadora del derecho.


Pura, que otorga privilegio a la correcta aplicación e interpretación del derecho objetivo no
descuidando la función unificadora.

Impura, que se alinea a la doctrina de la arbitrariedad o del absurdo fáctico permite revisar
cuestiones de derecho y así también determinados errores de hecho.

Considerando las causales. Teniendo en cuenta las causales en las que se puede
fundamentar el recurso de casaciones, encontramos:

Sistema abierto, que entre al recurrente muchas posibilidades en base a las cuales pueda
presentar el recurso.

Sistema cerrado, se evidencia cuando el legislador ha enumerado puntualmente las causas


por las que procede este recurso.
Sistema mixto, representa una fusión de los sistemas abierto y cerrado pues luego de que
en forma expresa determina las causales agrega el texto y otras con lo que se permite otras
posibilidades para presentarse el recurso.

En cuanto a la clase de vicios. Considerando la naturaleza del vicio ya sea in procedendo o


in judicando, encontramos las siguientes clases de recursos de casación:

Sistema de reenvio, en este caso cuando el tribunal de casación admite el recurso procede
a anular la resolución y ordena reenviar el proceso al tribunal de instancia para que
sustancie nuevamente ante la presencia de vicios in procedente o que se proceda a emitir
una nueva sentencia de haberse verificado vicios in iudicando.

Sistema de casación en la forma, es la que va orientada a corregir los vicios formales o de


procedimiento.

Sistema de casación en el fondo, esta clase tiene como objeto corregir los vicios de
juzgamiento.

Sistema mixto, establece varias alternativas, así el reenvío para los casos de vicios de
procedimiento, en tanto que de encontrar errores de juzgamiento casa la sentencia y dicta
una de reemplazo.

Casación en interés de la ley, es cuando quien interpone el recurso es el Procurador de la


Corte de Casación por un interés meramente doctrinal y por consiguiente la decisión no
afecta a las partes por no haber recurrido.

Casación per saltum, si bien nuestra legislación no la contempla, se debe dejar constancia
que es aquella que permite impugnar por este recurso extraordinario la sentencia de primer
grado prescindiendo la segunda instancia, cuando así lo decidan las partes por economía
procesal por cuanto se aprecia una renuncia del recurso de apelación.

Características de la casación. Como bien lo afirma (Ramirez, 2020) el recurso de casación


es extraordinario, formal y limitado, de tal modo que se pueden identificar algunas
características. Se interpone contra fallos ejecutoriadas ya sea sentencias o autos cuando
se han agotado los recursos ordinarios. En relación a las providencias que se pueden recurrir
mediante casación son las que ponen fin a las instancias en los procesos de conocimiento.

Es un recurso extraordinario, eminentemente formal que se encuentra limitado y regulado


expresamente por la ley procesal. Es extraordinario en virtud de que procede contra los
pronunciamientos que están ejecutoriados y que ponen fin al proceso de conocimiento que
son dictados por Cortes Provinciales de Justicia o por Tribunales Contencioso Tributario o
Contencioso Administrativo.

La característica de limitado es por cuanto permite únicamente un control en derecho en


relación a los casos que en forma expresa determina la ley. En cuanto a lo formal es en
virtud de que el escrito contentivo de la casación debe cumplir con los requisitos que en
forma puntal hace constar la ley.

En nuestro país la competencia para conocer y resolver está radicada en las Salas
Especializadas de la Corte Nacional de Justicia que tienen como finalidad revisar los errores
de derecho de las sentencias y autos emitidos por las Salas de las Cortes Provinciales de
Justicia y además por los Tribunales de lo Contencioso Administrativo y Contencioso
Tributario.

Teniendo en consideración que es un recurso extraordinario que procede contra sentencias


y autos ejecutoriados, el hecho de concederse el recurso no suspende la ejecución de la
sentencia salvo que el recurrente solicite se le califique una caución y una ve z fijada por el
Tribunal se consigne dentro del término establecido en la normativa procesal aplicable.

Es un recurso que puede ser interpuesto únicamente por la parte que recibió el agravio en
la sentencia o el auto impugnados. Durante la sustanciación de la casación no es permitido
práctica de pruebas mucho menos incidentes. El recurso persigue corregir los errores que
se presenten en el fallo impugnado para cumplir con las finalidades públicas de la
institución.

Por tratarse de un recurso formal y limitado el escrito que se presenta interponiéndolo


deberá determinar en forma precisa, fundamentada y obligatoriamente los requisitos
establecidos en la ley a fin de que se pueda admitir.

Requisitos para la interposición del recurso de casación.

Requisitos de forma. De acuerdo al artículo 267 del (COGEP) el escrito mediante el cual se
interpone el recurso de casación deberá contener de manera fundamentada y
obligatoriamente: Indicar la sentencia o providencia que se la recurre, el proceso y el
tribunal que intervino. Mencionar las normas de derecho que se considera fueron
infringidas. Determinar las causales en que se fundamenta el recurso. Exponer los motivos
en que se fundamenta el recurso señalando la forma como se produjo el vicio.

Requisitos de fondo o sustanciales. Respecto a estos (Ramirez, 2020) nos dice que deben
ser: procedencia; legitimación; determinación de normas de derecho que se consideran
infringidas o las solemnidades del procedimiento omitidas; determinación de las causales
en que se funda; y, fundamentación del recurso.

Procedencia del recurso. Conforme el artículo 266 del (COGEP) este recurso procede contra
las sentencias y autos dictados por las Cortes Provinciales de Justicia y Tribunales de lo
Contencioso Administrativo y Contencioso Tributario, que pongan fin a los procesos de
conocimiento , es decir, aquellos en los que se dice el derecho, se declara, establece o
reconoce un derecho. De esta forma no resulta procedimientos ejecutivos. Es necesario que
las providencias pongan fin al proceso es decir que no se pueda volver a discutirse por no
existir ya un recurso ordinario pendiente.

También se permite interponer el recurso contra las providencias expedidas por las mismas
cortes y tribunales indicados, en la fase de ejecución igual mente en procesos de
conocimiento, pero cuanto estas providencias resuelvan puntos esenciales no
controvertidos en el proceso y que no fueron decididos en el fallo o que contradicen lo
ejecutoriado.

Legitimación activa para interponer el recurso. De acuerdo al artículo 277 del COGEP, el
recurso de casación sólo podrá ser interpuesto por la parte que recibió el agravio de la
sentencia o del auto. En el mismo artículo se determina que no podrá interponer este
recurso quien no apeló de la sentencia o auto expedido en primera instancia ni se adhirió a
la apelación de la contraparte, en el caso de que la resolución de segunda instancia haya
sido totalmente confirmatoria de la de primer nivel.

La determinación de las normas de derecho que se consideran infringi das o las


solemnidades del procedimiento que se hayan omitido. En este punto es necesario
advertir la presencia de dos clases de errores pueden presentarse en las providencias que
son impugnables por el recurso de casación. El error de la aplicación e i nterpretación de las
normas de derecho que corresponde al error in iudicando; y, la omisión de solemnidades
de procedimiento que representa el error in procedendo.

En cuanto a la aplicación indebida de la norma se presenta cuando si bien la norma ha sido


entendida en forma correcta respecto a su alcance pese a lo cual se la utilizó que no
contempla por consiguiente es aplicada a un supuesto fáctico distinto. (Ramirez, 2020) nos
dice que ocurre cuando el hecho motivo de la Litis no es acorde con la hipótesi s contenida
en norma aplicable al caso y por tanto el error es de selección de norma.

Respecto a la falta de aplicación de la norma, se produce cuando al emitirse la resolución


el juez incurre en el error al ignorar la norma aplicable al caso por lo que e l vicio es de
omisión que conllevar a que la decisión sea distinta a la que pudo ser si se aplicaba la norma.
En resumen, esta falta de aplicación de la norma tiene lugar cuando no se aplica la norma
jurídica pertinente para el caso.

En relación a la errónea interpretación de la norma, no se ataca respecto a que no haya


sido aplicada la norma, sino que lo que se refiere es a que el órgano jurisdiccional cometió
el error al interpretar la norma al otorgarle un alcance que no tiene o la restringe el que
realmente ostenta por lo que es contrario al espíritu de la norma.

Determinación de las causales en que se funda el recurso. En el escrito en que se interpone


el recurso de deberá determinar las causales que están expresamente determinadas en el
COGEP en el artículo 268 y que siendo un sistema cerrado no podrán ser otras que aquellos
que están determinados en cinco casos.
Primer caso de procedencia de la casación. Este establece, cuando se haya incurrido en la
aplicación indebida, falta de aplicación o errónea interpretación de las normas procesales.
Los vicios deberán haber producido una nulidad insubsanable; haber provocado
indefensión; y, que hayan influido por la gravedad en la decisión de la causa pero siempre
que no haya sido subsanada en forma legal.

Segundo caso de procedencia de la casación. En este se aprecia que procede cuando la


sentencia o auto no contenga los requisitos que la ley exige o en la parte dispositiva se
tomen decisiones contradictorias o incompatibles y así también cuando no se cumpla con
la exigencia de la motivación. Respecto a los requisitos vemos que el artículo 90 establece
en forma puntual cuales son los requisitos que deben contener las sentencias y autos. En
cuanto a la parte dispositiva deberá haberse hecho constar varios punto s que son
contradictorios entre si y que al oponerse se anulan. Las reglas de la motivación están
establecidas por lo que se deberá analizar si se cumplió en la decisión impugnada.

Tercer caso de procedencia de la casación. Este caso tiene relación a que en la sentencia
o auto se haya resuelto lo que es materia del litigio o se haya concedido más allá de lo
demandado o se omita resolver sobre algún punto controvertido. En este caso se advierte
que para que proceda la sentencia o auto debió haber violentado el principio de
congruencia que está establecido en el artículo 92 del COGEP. Este vicio consiste en que la
resolución no guarda concordancia entre las pretensiones de la demanda, los medios de
defensa o reconvenciones y lo que se resuelve y que la doctrina la llama congruencia
externa.

Cuarto caso de procedencia de la casación. Respecto a este caso encontramos que se alega
la aplicación indebida, falta de aplicación o errónea interpretación de los preceptos jurídicos
aplicables a la valoración de la prueba y que hayan conducido a una equivocada aplicación
o a la no aplicación de normas de derecho sustantivo en la resolución. Es decir que para que
se configure este caso el juzgador debió haber violentado los preceptos y principios
relacionados con la valoración de la prueba y que según la doctrina es una violación
indirecta. El COGEP en el artículo 164 se refiere a la valoración de la prueba que debe ser
aplicado por el juzgador al resolver.

Quinto caso de procedencia de la casación. El último caso hace mención a la indebida


aplicación, falta de aplicación o errónea interpretación de normas de derecho sustantivo
debiendo incluirse los precedentes jurisprudenciales obligatorios que hayan sido
determinados en la parte dispositiva de la sentencia o auto. En e ste caso estamos ante la
violación directa de normas de derecho sustantivo entre las que se incluyen los precedentes
obligatorios y que la doctrina los identifica como vicio de juzgamiento o in iudicando.

Fundamentación del recurso. Quien interpone el recurso de casación debe fundamentar


cada uno de los casos en que se apoya. Deberá hacer un análisis respecto a cuál debió ser
la forma correcta de la aplicación para evitar el error. Al respecto, (Ramirez, 2020) nos dice
que según la doctrina y la jurisprudencia, existe conexión entre las causales y la
determinación de las normas infringidas o violentadas por lo que en el escrito contentivo
del recurso de casación debe establecerse y fundamentarse esa conexión.

Procedimiento. En relación al procedimiento el COGEP en el artículo 269 establece la forma


como se debe tramitar el recurso de casación. Se fijan competencias, así en primer término
la Corte Provincial o Tribunal y en segundo momento la Corte Nacional de Justicia donde
hay dos etapas, la una ante el conjuez que califica la admisibilidad y la segunda ante el
Tribunal de la Sala Especializada cuando el recurso fue admitido.

Trámite en el Tribunal de la Corte Provincial. Ante el tribunal que emitió la sentencia o el


auto que pone fin al proceso de conocimiento se distinguen varios momentos:

Oportunidad. En el artículo 266, inciso tercero se establece que el recurso deberá


imponerse de manera escrita dentro del término de treinta días posteriores a la ejecutoría
del auto o sentencia o del auto que niegue o acepte ampliación o aclaración.

El Tribunal se limitará a calificar la oportunidad de la presentación el escrito de interposición


de casación, esto es, si ha sido presentado dentro del término establecido para el efecto y
de ser así se dispondrá remitirlo a la Corte Nacional de Justicia. El auto que lo inadmita será
susceptible de aclaración y ampliación.

Efectos del recurso. Por regla general por haberse concedido el recurso de casación no
interrumpe la ejecución de la sentencia por lo que se deberá disponer que se remitan copias
al juez de primer nivel para el efecto. Por disposición contenida en el artículo 274 se
suspende la ejecución en tratándose de procesos que versen sobre estado civil de las
personas o que haya sido propuesto por organismos o enti dades del sector público.

También puede suspenderse a pedido del recurrente cuando solicite se le califique caución.
El monto será fijado por el Tribunal y conforme el artículo 271 deberá consignarla dentro
del término de diez días. Si se consigna la caución en el tiempo concedido se suspenderá la
ejecución caso contrario se procederá a ejecutar lo resuelto. En el caso de sentencias
declarativas en que no se impone prestación alguna tampoco corresponde por lógica
ejecución alguna.

Trámite en Corte Nacional de Justicia. Conforme se ha dejado expuesto en la Corte


Nacional existen dos momentos respecto al recurso de casación y a continuación se los
determina de manera breve.

Calificación de la admisibilidad. El artículo 270 del (COGEP) se refiere a la admisibilidad del


recurso determinado que una vez recibido el proceso el Conjuez de la Corte Nacional de
Justicia en el término de quince días analizará en forma exclusiva si el recurso fue
presentado en el término legal y que el escrito esté de acuerdo a la forma que establece el
artículo 267 . Si se cumplen con estos requisitos se admitirá el recurso y se remitirá el
expediente a la Sala Especializada correspondiente.
Si no se cumple se dispondrá que se complete o aclare en el término de cinco días,
determinando explícitamente el o los defectos. Si el recurrente no cumple con la
determinación, se inadmitirá el recurso de cuyo pronunciamiento se puede deducir el
recurso de revocatoria.

En caso de admitirse el recurso, se correrá traslado a la contraparte concediéndole el


término de treinta días para que conteste igualmente de manera fundada. Cumplida o no
la contestación al traslado se remitirán las actuaciones a la Sala Especializada para que se
falle respecto al recurso.

Fase de resolución del recurso de casación. Conforme el artículo 272 del COGEP, una vez
que se reciba el expediente se convocará a la audiencia conforme las reglas generales para
estas diligencias contenidas en el mismo ordenamiento jurídico. Según el artículo 273
ibídem, una vez finalizado el debate el tribunal de casación pronunciará su resolución en los
términos establecidos y que deberá contener los puntos que se expresan

Si se trata de casación por aplicación indebida, falta de aplicación o errónea interpretación


de normas procesales declarará la nulidad y se dispondrá remitir el proceso a fin de que se
conozca desde el punto en que se produjo la nulidad. En el caso de que la casación se
fundamente en errónea decisión en cuanto a las normas de valoración de la prueba se
casará la sentencia o el auto y se p pronunciara la que corresponda.

Si la casación se fundamenta en las demás causales, se casará la sentencia en mérito de los


autos y se expedirá la resolución que en su lugar corresponda, remplazando los
fundamentos jurídicos erróneos por los que se considere correctos. Cuando se case la
sentencia por el caso previsto en el artículo 268 corregirá el error valorando correctamente
las pruebas que obren de autos.

El Tribunal de la Sala Especializada de la Corte Nacional de Justicia, deberá casar la


resolución, aunque no modifique la parte resolutiva si aparee que en la motivación se ha
incurrido en el vicio acusado, corrigiendo dicha motivación. Si se casa la sentencia
totalmente dejará sin efecto el procedimiento de ejecución que se encuen tre en trámite.

Efectos de la casación del fallo ejecutado. En el artículo 276 del COGEP precisa que si se ha
ejecutado el fallo que es casado, el juzgador que dispuso dicha ejecución dejará sin efecto
aquello que pueda deshacerse y dispondrá que se liquiden los daños y perjuicios, tanto en
la parte en que no pueda deshacerse como también de la ejecución en general. Se dejan a
salvo los derechos de terceros de buena fe que resulten afectados.

Abandono del recurso. En el artículo 249 del COGEP se expresa que cuando se declare el
abandono del recurso de casación se tendrá por desistido dicho recurso y por consiguiente
queda en firme la resolución impugnada debiendo devolverse las actuaciones al órgano
jurisdiccional de donde provienen.
Recurso de hecho.

Naturaleza. Concluyendo con el análisis se los medios de impugnación encontramos el


recurso de hecho que es vertical y que se interpone contra la providencia en que el juez o
tribunal no admite a trámite ya sea el recurso de apelación o el de casación. Este recurso
va orientado a que el tribunal superior jerárquicamente superior revoque la providencia
que lo niega los recursos de apelación o casación debiendo para el efecto analizarse el
contexto en que el juez a quo negó los recursos propuestos. El superior podrá confirmar o
revocar la negativa de los recursos planteados.

Oportunidad y trámite. Este recurso deberá interponerse dentro del término de tres días
siguientes al de la notificación de la providencia en que se negó los recursos de apelación o
casación. Se deberá interponer ante el mismo órgano jurisdiccional que negó los recursos
para que conozca el superior.

El tribunal de apelación, conforme el artículo 283 del COGEP, admitirá o lo inadmitirá el


recurso. Si el recurso de hecho es inadmitido se devolverá el proceso al inferior para que
continúe el procedimiento. En el caso de admitirse el recurso se deberá tramitar el recurso
denegando en la forma prevista en el artículo 258 del mismo ordenamiento jurídico.

Casos de improcedencia del recurso de hecho. El (COGEP) en el artículo 279 determina los
casos de improcedencia del recurso de hecho en la forma siguiente: Cuando la ley niegue
expresamente este recurso o los de apelación o casación; cuando el recurso apelación o el
mismo de hecho no sean interpuesto dentro del término legal: y, cuando concedido el
recurso de apelación en el efecto no suspensivo se interponga el de hecho con respecto al
suspensivo. Incluso se hace referencia que el juzgador a quo que sin aplicar esta disposición
eleve indebidamente el proceso se le impondrá la sanción correspondiente.

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