Frutos Del Espiritu Santo
Frutos Del Espiritu Santo
Frutos Del Espiritu Santo
Objetivo:
1. Aprenderemos los frutos del espíritu santo.
2. Aprenderemos como se manifestaron los frutos en algunos santos.
3. Reflexionaremos nuestros frutos; ¿los estoy ejercitando?, son
verdaderos o son vanos?
Modestia,
Continencia,
Castidad
RCCES
San Nicolás de Bari
Galeana, Morelos.
Por ejemplo
podemos amar a nuestras familias, a nuestros amigos,
podemos ser buenos compañeros, buenos hijos, buenos amigos,
podemos tener paciencia cuando nos toca jugar,
podemos ser obedientes a nuestros papás,
podemos tener fe de que Dios cumple sus promesas,
podemos estar alegres y gozosos, contentos con lo que tenemos,
podemos tener paz aun cuando tenemos problemas
podemos ser bondadosos con nuestros amigos, con nuestros vecinos,
Tal vez eres muy paciente, pero te cuesta estar alegre cuando las cosas no salen
como esperabas...
Tal vez te resulte fácil amar a tu familia, pero te cuesta amar a ese compañero que
te molesta siempre...
Tal vez seas bondadoso y bueno, pero pierdes la fe al esperar que Dios responda
tu oración...
¡No importa! El fruto del Espíritu está en ti, solo tienes que pedirle a Dios que te
ayude a ejercitar eso que te está costando un poquito.
Cuando Jesús fue arrestado y tuvo que comparecer ante Pilato y el Sanedrín, El
no discutió ni se enojó ni se defendió.
Hoy vamos a leer sobre esto.
Busca en tu Biblia Mateo 27.
Con tus palabras cuenta la historia
FUENTE;
para gobierno e incluso para estar por encima de otros. Hermanos, eso está en
todos los niveles, incluso en el laicado. Hay una voz conmovedora en el Evangelio
en que Jesucristo se autodefine de una manera maravillosa. A mí, casi me saca las
lágrimas. Cuando yo lo pienso detenidamente, Jesucristo dijo esta frase y retumba
en mi corazón.
Yo estoy en medio de ustedes como el que sirve.
A veces estuve en una cena, en una reunión, y veo a la señora de servicio. Llevando
y trayendo sin disfrutar de nada. Haciendo que los demás disfruten. Y digo si Jesús
estuviera en esta sala, sería esa señora. Porque Jesús está en medio de nosotros
como el que sirve y es maravilloso ver cómo Dios Todopoderoso se cuela con sus
milagros en el servicio de los santos para manifestarnos lo importante que es esta
realidad para él.
Por ejemplo, nuestro querido San Martín de Porres hay una escena en su vida muy
bella.
Había un fraile dentro de su casa que tenía discriminación racial, como era tan
común en ese tiempo y no estaba de acuerdo para nada en que ese mulato de
sangre mezclada con negro, aunque tuviese un origen español, Hidalgo, estuviese
metido en el convento. Era aceptada que Martín fuera un donado, una especie de
esclavo voluntario de los frailes, pero que le hubieran hecho hermano a él y le
hubieran dado su misma dignidad, siendo el español, no lo consentía. Por eso, un
poco en broma y con mucha saña, comenzó a llamarlo perro mulato, una palabra
terrible de desprecio. Perro mulato. Pues este hombre tan amargado es lógico, se
enfermó porque la amargura del alma termina enfermando el corazón. Y a veces las
enfermedades son expresión de lo que uno lleva por dentro. Y a este hombre le dio
gangrena. Una gangrena que estaba destruyendo su pierna y solo esperaban días
para cortarla, para salvarle la vida. Porque si no iba a morir por sepsis que le iba a
producir. Entonces estaba con los dolores enormes de la gangrena, el hedor a
muerto que despedía su pierna. Iba el humilde Fray Martín a preguntarle si se le
ofrece algo. Y este hombre le dice perro mulato. Lo único que me consolaría sería
una ensalada fresca de lechuga con aceituna. Pues Martín movió cielo y tierra y
consiguió la ensalada. Y a medida que le fue metiendo la ensalada en la boca al
enfermo débil, ardiente, de fiebre, poco a poco la fiebre cedió. La pierna se restauró
y terminada la ensalada, la pierna estaba curada. Nunca más se le ocurrió llamar
perro mulato a Martín.
En la vida de San Francisco se nos cuenta que había un leproso maledicentes que
maldecía a nuestro Señor. Maldecía a todo el mundo por la rabia de la enfermedad
de la lepra. Yo creo que Dios lo comprendía y lo miró con amor, porque sabía que,
aunque blasfemaba con su boca, era enorme el dolor que llevaba en el alma. Y
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entonces Francisco pidió ser él quien bañara ese leproso. Le despegó las vendas
llenas de pus y lo fue lavando con el agua del río mientras recibía todos los insultos
que se le ocurrían a ese pobre hombre lleno de amargura. Pero nos dicen los
escritos originales del inicio del franciscanismo que al ver la humildad de Francisco,
comenzó ese hombre a enternecerse, a arrepentirse de todas las cosas que había
dicho, y llegó hasta las lágrimas y con la curación interior. Llegó a la curación física
y al terminar Francisco su servicio en el hombre no había lepra.
Tú y yo nos quejamos a veces de los demás y chocamos con ellos porque nos
presentamos con una actitud de dominio, una actitud de uso de los demás. Pero
esa no es la actitud con la que Cristo quiere que nos acerquemos a nadie. Ni
dominio, ni prepotencia, ni utilización, ni manipulación. Nuestra actitud tiene que ser
en humilde servicio. Aún el mismo Papa se califica como el siervo de los siervos de
Dios. Me encanta el Papa Francisco, porque, aunque todos lo han hecho siempre
así, él evidencia en su actitud que lo que está haciendo en el puesto que Dios lo
colocó es servirnos. En este mismo programa estamos un equipo completo
conmigo, sirviéndote a Ti, sirviendo al Señor y sirviéndote a Ti, porque este
programa es para tu alimento y tu consuelo espiritual. La gente se sorprende cuando
se entera de mi boca que San Francisco odiaba un animal. Sí, es verdad. Francisco
conservó siempre un gran desprecio y un aborrecimiento por un animal en concreto.
El patrón de la ecología. Un animal que, si por él hubiese sido, hubiese pedido que
se extinguiera. Me sorprende. ¿Verdad? Pues ese animal es la mosca. San
Francisco dice que él desprecia de corazón a la hermana Mosca, porque la hermana
mosca no sirve para nada. ¿Díganme ustedes qué utilidad tiene una mosca? Busca
la utilidad. Solamente estorba.
Francisco tampoco la quería porque Francisco odiaba las moscas. Porque no
producen nada, no sirven nunca. Están al servicio de los demás.
Fastidian en todo y encima de eso, echan a perder las cosas.
Así son los hermanos que se niegan a servir.
Y cuando tú no sirves. No sirves, es tremendo. Pero cuando tú sirves, sirves al
mismo Dios. No importa a quién sirvas. Y la paga es una cosa del otro mundo.
En Venezuela la hermana María de San José, la Beata María de San José, que está
incorrupta en Maracay. Esa pobre mujer, al final de su vida tuvo una depresión tan
grande que somatiza y cayó en cama. Y si usted se pregunta por qué una mujer que
tuvo tanta vitalidad desde niña, que sembró de hospitales y escuelas y asilos a toda
Venezuela, que contaba con una fortaleza tan extraordinaria y de repente una
depresión con somatización y en campamento. Todo fue porque se les ocurrió en el
aniversario de la congregación, darle una medalla, una simple medalla que colgaron
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de su pecho y que simplemente decía medalla al mérito. Y ella pensó ahora perdí
todo lo que había hecho, ahora ya los hombres me dieron gloria y ya no tengo
ninguna recompensa de mi Padre Celestial. Hasta que un sacerdote en La Pastora
en Caracas le dijo Madre, si usted no pidió la medalla, ni le importa la medalla, ni
usa la medalla, eso no tiene ningún significado y no perdió nada.
Inmediatamente se curó de todo y volvió a las andadas, porque ya tenía como un
obsesivo celo de que el único que le iba a premiar su servicio era Dios. Un ejemplo
para nosotros. Y yo quiero decirte una cosa, sirve, sirve al que sea, aunque te llame
perro mulato, y sirve especialmente al que no te quiere, al que no se lo merece,
porque cuando tú lo haces estás sirviendo al mismo Cristo. Hay cantidad de historias
en las vidas de los santos que no lo demuestran. Por ejemplo, San Martín. San
Martín era un caballero, un soldado romano que tenía una hermosa capa de
terciopelo rojo. Y un día, y eso motivó su conversión. Yendo en el camino, había un
viejo tiritando de frío. No soportó, se bajó del caballo, cogió su hermosa capa, la
cortó, dejando para él solamente lo que le exigía llevar su reglamento del ejército
romano y el resto de la capa, que era puro boato y lujo, se lo dio al pobre viejo para
que se envolviera. Y esa misma noche tuvo un sueño en la que vio a Jesucristo
envuelto en la capa que él le había regalado al viejo, y se dio cuenta de que ese
viejo que tiritaba en el camino era el mismo Cristo.
Isabel de Hungría. Santa Isabel, difamada por sus cortesanos, diciéndole que había
metido un hombre en su cama, el que había metido un leproso, que ya tenía el
castillo tan lleno de pobres que no tenía dónde colocarle, y lo acostó en su cama.
Cuando su esposo, celoso, incitado por las lenguas de los enemigos de la reina, se
acercó al lecho. En vez de ver al leproso, encontró el cuerpo yacente del mismo
Jesucristo, lo cual motivó su conversión.
Biografía
Monseñor Roberto Sipols
Los frutos del espíritu
enseña, pero qué sucede cuando sale un fruto y ese fruto es hueco ese fruto no
tiene nada ese fruto es estéril, cuánto cristiano cuanto carismático puede haber que
por fuera tenemos mucha exposición, diría yo, por afuera demostramos hombres
santos hombres íntegros tal vez con ministerios florecientes personas que tienen
pues a veces grandes comunidades, grandes equipos, ministerios, se les ve y se
les aplica lo que dice en el apocalipsis tienes fama de estar vivo per estas muerto la
gloria de mi padre es que den mucho fruto y el fruto permanezca, hermano Dios
nos llama a que nosotros demos fruto, pero que el fruto debe permanecer en qué
sentido permanece un fruto cuando el fruto da más vida y nosotros como cristianos
el fruto que tenemos tiene que dar más vida, podemos ser nosotros huecos por
dentro, se nos ve por fuera carismáticos que aplaudimos carismáticos que alabamos
vamos a convivencias vamos a retiros vamos a seminarios y por dentro estamos
simplemente huecos.
Gandhi decía que el problema del cristianismo es como la roca dentro del rio está
bañada está sumergida en la corriente, pero sacas la roca del río por fuera está
mojada, pero si le partes por dentro está seca. Cuantas veces nosotros podemos
estar de esa manera estamos absorbiendo de la vid estamos chupando de la vid
estamos pues aparentemente dando un fruto, pero por dentro estamos huecos.
Fuente:
Tema Verdaderos o falsos frutos en la renovación carismática
Renovación Carismática Católica Siloé