Correctas Expectativas

Descargar como rtf, pdf o txt
Descargar como rtf, pdf o txt
Está en la página 1de 7

CORRECTAS EXPECTATIVAS

Introduccion.
Siempre tenemos grandes expectativas cuando iniciamos algo
nuevo, y la vida también tiene grandes expectativas sobre lo que
lograremos. Podemos y debemos ser que lograremos.
Podemos y debemos ser mejores. Recordemos que no hay
ambiente perfecto, pero sí actitud correcta.

Muchos se quejan de su familia, pero ninguna es la ideal.


Los cristianos pensamos que nada malo puede sucedernos
porque somos hijos de Dios. Alguno dirá: “Dios me ama tanto
que saldré a la lluvia y no me mojaré”. Efectivamente, somos
Sus hijos, pero también es cierto que si salimos a la lluvia sin
una sombrilla, nos mojaremos e incluso nos enfermaremos
porque estar cerca del Señor no significa ser inmunes a las
situaciones desagradables.
El Padre está contigo aunque te roben el celular. Lo que nos
diferencia de quienes no creen en el Señor es que talvez no ga-
namos todo el tiempo, pero triunfamos al final porque Su
presencia está con nosotros, como poderoso gigante.
A veces los cristianos tienen expectativas de una vida perfecta,
sin problemas, pero la Palabra dice que lo mismo ve la muerte,
un justo que un impío.
Ante las dificultades nos confundimos y cuestionamos:
¿Por qué me sucede esto?
¿Será que Dios está conmigo?
Si nos formamos falsas expectativas, no vivimos por fe sino por
ilusiones y fantasías que al final serán defraudadas.

En la Biblia, por ejemplo, leemos sobre muchos hombres y


mujeres que no vivieron siempre felices o sin problemas, y al
contrario, son personas que supieron sobreponerse a la
adversidad y fueron fieles al Señor, por lo que recibieron
recompensa.

Lo malo sucede incluso en las mejores familias: Job, David,


Salomón, José, Ester y Moisés no me dejarán mentir. Si quieres
conocer a Dios en la Palabra, primero descubre que Él habla a
través de las vivencias de humanos como nosotros.
Queremos parecernos a Jesús pero somos más parecidos al
impulsivo Pedro, quien le cortó una oreja al soldado.

Dios también pierde algunas veces. Saúl, por ejemplo, no fue


buen rey, por eso levantó a David, para que hiciera lo que Él le
pidiera.

En la Biblia se lee: “He hallado”, es decir, que tuvo que


buscarlo, no fue fácil encontrarlo. Así sucede con Dios, quien
busca gente que pueda obedecerle. Somos llamados por Él para
ejercer la profesión que sea necesaria. Cada uno tiene su
vocación y tener convicción nos ayuda a comportarnos de forma
diferente y ser más diligentes. El hombre tiene el llamado para
ser proveedor y la mujer para administrar los bienes en el hogar,
así que asumamos con humildad y entusiasmo nuestro papel.
Hechos 13:21-22: Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo
de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años.
Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también
testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón
conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.

Estar ante la presencia de Dios es un tiempo privilegiado que no


podemos desperdiciar en lloriqueos.

Él ha enfrentado problemas y los a solucionado, los hijos


pródigos que ha perdonado, la situación con Adán, Eva y el
pueblo de Israel que sacó de Egipto.

Nosotros hemos superado malas situaciones y el Señor también.


Dios perdió a Saúl, pero luego buscó a David. Jesús perdió a
Judas, pero luego levantó Pablo, quien escribió el 80% de las
epístolas.

Dios nos enseña cómo reaccionar ante el fracaso. Lo correcto es


levantarse y continuar porque podemos perder, pero
triunfaremos al final. Él siempre tiene un segundo plan que
funciona.

Es profético que habrá cielos nuevos y tierra nueva, eso


significa que hay algo que se destruirá porque lo echamos a
perder, pero la solución del Señor es empezar de nuevo, lo
mismo debemos hacer nosotros. Caer significa que estás
caminando porque solo el que está de pie puede caerse. Si caíste,
¡levántate!

Dios no puede decirnos que sí a todos simultáneamente porque


sería un caos.
Toma tu turno, Él siempre responde. No cometas el error de
pensar que no perderás nada solo porque algún profeta dijo que
este año será fenomenal. Dios siempre está con nosotros,
ganemos o perdamos. Todos somos Sus hijos y no con todos
gana siempre. Reconoce que a veces pierde contigo porque no le
obedeces, entonces, si Él mismo ha perdido y no te abandona,
¿cómo nos atrevemos a renegar de nuestras dificultades y decir
que fracasamos?
No te abandones dándote por vencido, no te decepciones si
pierdes en algo. No siempre ganaremos, pero si perseveramos,
seremos vencedores.

No tengas miedo a hundirte. Pedro caminó sobre el agua y se


hundió, pero hundirse era señal de que estaba haciendo algo
fuera de lo común y tenía capacidad para lograr grandes cosas.
El miedo a que nos suceda algo malo no debe limitarnos para
experimentar lo bueno que puede venir si nos atrevemos a seguir
adelante.

A Dios hay que tenerle paciencia porque nuestro tiempo no es el


mismo que el Suyo.

Él actúa cuando se debe, no cuando nosotros queremos. Es


similar a la situación con nuestros hijos. Si les diéramos las
cosas cuando ellos quieren, los niños manejarían carro a los siete
años y las niñas se casarían a los diez. Quien sabe sobre deberes
es más paciente con Dios porque entiende que el deber está por
encima del gusto.
Muchos les decimos a nuestros hijos: “No te lo daré, aún no es
tiempo”.
¿Por qué Dios no puede negarte algo y tú sí puedes hacerlo con
tus hijos?
Su “no” es tan bueno y expresa tanto amor como Su “sí”. A
veces dices que el Señor no te contesta, cuando Su respuesta fue
“no” para probar si eres digno de un “sí” en el tiempo
conveniente.
Si lo abandonas porque te da una negativa, demuestras que no
merecías lo que pediste; pero si aceptas el “no” con humildad le
demuestras que mereces el “sí”.

Su respuesta siempre es la mejor aunque no siempre será lo que


quieres, sin embargo, no dejes de pedirle; no seas conformista e
insiste delante de Su trono. Somos bienaventurados cuando
confiamos en Dios.
El salmo 104 es confuso porque dice “Esperó pacientemente,
pero está en el pozo de la desesperación”, por lo que no se
entiende si está desesperado o no.
No hay otra salida: o esperábamos o esperábamos. Pozo
significa “desastre” y estar metidos en un desastre es
desesperante, pero debemos tener paciencia porque si
confiamos, Él nos sacará.

Somos tan desesperados que Si fuera por nosotros, los niños


deberían nacer a los tres meses de embarazo.

Dile: “Aunque estoy en el hoyo de la desesperación, te esperaré


con paciencia”.
Pidámosle al Señor que nos dé la excelencia de Su poder. El
apóstol dice que estamos atribulados en todo, pero es una
circunstancia externa; estar en apuros significa “estar sin
recursos, en pena, con deudas y sin saber qué camino tomar”,
perseguidos o derribados. Por el contrario, la angustia,
desesperación o desamparo son sentimientos internos a los que
no debemos dar espacio.

Nuestra expectativa debe ser interna, no externa. El hombre más


santo y correcto puede pasar tribulación, pero tendrá paz y se
levantará con fe en el Señor. Pablo dice que tenemos crisis, pero
Dios y Su paz gobiernan en nuestro corazón. Nunca estaremos
desamparados porque Cristo es nuestra esperanza.
Que estés en un apuro no te hace mal cristiano. Afrontar
problemas no significa fracasar y sufrir no es sinónimo de
abandono por parte de Dios. Podemos estar atribulados, en
apuros, perseguidos y derribados, pero nunca desesperados,
angustiados, desamparados o destruidos.
2 Corintios 7-9: Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para
que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que
estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas
no desesperados; perseguidos, mas no desamparados;
derribados, pero no destruidos.
No podemos alimentar falsas expectativas de la vida por fe. El
cristiano también pierde familiares, le roban o enviuda. Incluso,
puede sufrir un divorcio y fracasar, pero al final siempre triunfa
porque Dios no lo abandona.
Los justos empiezan de nuevo cuando otros piensan que todo
acabó.
Nunca te creas destruido y totalmente perdido. Puedes estar con
la batería baja, pero nunca en off; puedes sentirte atribulado,
pero nunca vencido. Confía porque Dios te levantará, está
contigo y nunca de abandonará. La victoria final será para
quienes luchan convencidos de Su amor infinito.

También podría gustarte