Predica Domingo

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

LA IMPORTANCIA DE CREER

ACTIVA LA PALABRA DEL SEÑOR EN TU VIDA A TRAVÉS


DE LA FE Y SUS PROMESAS SE CUMPLIRÁN.

Las Escrituras son un conjunto de libros que reúnen los


testimonios de personas que se relacionaron con Dios, por lo que
al leer recibimos revelación sobre el carácter y el corazón de
nuestro Padre. A través de la historia de Abraham conocemos
sobre la fe; a través de la historia de Moisés sabemos sobre el
valor del servicio; y a través de Jesús descubrimos lo importante
que somos para Dios porque buscó salvarnos dando lo más
valioso: la vida de Su Hijo. Si se continuara escribiendo, en
alguna parte aparecería tu vida como el ejemplo de alguien que
aprendió a relacionarse con Dios y por la fe recibió salvación y
bendición.

Así que la Biblia es un libro sobre la fe. Una de esas historias


cuenta que un padre buscó la liberación de su hijo atormentado
por un espíritu inmundo. Cuando Jesús se acercó al grupo donde
estaban este papá, los discípulos y los fariseos, los encontró
discutiendo, lo que me recuerda que a veces discutimos las
Escrituras en lugar de creerlas, y eso no debería ocurrir ya que, si
está escrito en la Palabra de Dios, así será.
¿Qué sucedió entonces con este padre y su hijo?
Pues el hombre le pidió a Jesús que lo liberara porque lo había
llevado con Sus discípulos, pero ellos no habían podido hacer la
obra. En esa afirmación vemos dos problemáticas de fe: la de los
discípulos y la del padre, quien después reconoció que le costaba
creer, pero le pidió ayuda al Señor para que su fe se fortaleciera.
Entonces Jesús obró el milagro.
Muchas veces somos como ese padre que conoce al Señor, lo
busca y sabe que puede recibir bendición, pero nos falta fe.
¿Cuánta Palabra sabemos y de verdad creemos?
Si realmente estamos convencidos de que las promesas de Dios
son ciertas, ¡no hay nada imposible para nosotros!

Por lo tanto, comienza a vivir por fe ya que la Palabra que de


verdad creemos es la que funcionará para bendecir nuestra vida.
Pareciera que sabemos más de lo que creemos porque siendo
cristianos escuchamos, leemos y aprendemos la Palabra de Dios,
pero si no hacemos algo para que se cumpla, no demostramos
que la creemos de verdad. El reino de Dios no solo funciona por
lo que sabemos, sino también por lo que creemos y ponemos en
práctica.

Al Señor le gusta nuestra sinceridad; si nuestra fe necesita ser


fortalecida, pidamos que nos ayude a creer y Él lo hará porque in-
sistentemente nos pide que le creamos, que no caminemos por
vista sino por fe.
Cierta vez venía de vuelta de un viaje y en el avión, a lo lejos, vi
un hermoso espectáculo: era una tormenta eléctrica que se veía
impresionante en medio de las nubes, pero a medida que el avión
se aproximaba y entramos en ella, las cosas ya no fueron tan
bonitas. Al contrario, todos se asustaron porque la turbulencia
nos zarandeaba como si la nave fuera de papel. En medio del
caos, saqué valor para tranquilizar a los que me escucharan,
pero la verdad, yo también estaba muy asustado.

Marcos 9:14-24: Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio


una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban
con ellos. Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y
corriendo a él, le saludaron. El les preguntó: ¿Qué disputáis con
ellos? Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti
mi hijo, que tiene un espíritu mudo, el cual, dondequiera que le
toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va
secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no
pudieron. Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula!
¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he
de soportar? Traédmelo. Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio
a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en
tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al
padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde
niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para
matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros,
y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es
posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo:
Creo; ayuda mi incredulidad. Y cuando Jesús vio que la multitud
se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu
mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él.

Marcos 9:23: Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le


es posible.

Con esa experiencia aprendí que incluso en medio de la peor


angustia nuestra fe nos sostiene. Además, reflexioné sobre el
hecho de que los pilotos del avión realmente no avanzan por
vista, sino porque se dejan guiar por la ruta que les han trazado
en tierra, pues ellos no pueden ver todo el panorama y el tráfico
aéreo.

Si al ver la tormenta deciden desviarse sin permiso, la catástrofe


estaría más cerca porque el riesgo de un choque es alto, así que
deben confiar en las instrucciones que reciben. ¡Eso es avanzar
por fe! No debemos tomar decisiones fundamentadas en la
información que recibimos con nuestros sentidos sino avanzar
confiando en las promesas que el Señor nos ofrece en las
Escrituras.

Tus sentidos pueden decirte que la enfermedad es mortal, pero


Jesús te dice que por Su llaga fuiste sanado. A pesar de los
pronósticos financieros, confía en que Dios te guardará en la
palma de Su mano y hará algo hermoso con tu vida y con tu
familia.
Para nosotros la fe es vital porque incluso por fe —y no por
obras— recibimos la salvación. Es imposible auto-salvarnos
porque solo Dios, por gracia, puede darnos ese regalo que no
tiene precio. Así que la fe es todo: activa la gracia redentora en
nuestra vida y también activa el favor de Dios que abre puertas
para que crezcamos, avancemos y recibamos bendición.

Todo inicia por la fe que nos mueve a esforzarnos, poner manos


a la obra y provocar que Dios nos favorezca, porque le agrada
ver que le creemos con un corazón humilde y agradecido por lo
que ha hecho y hará en nuestra vida. ¡Convéncete! Dios abre
puertas a quienes confían en Él y le creen, pero cuando dejamos
de confiar, cuando dejamos de vivir por fe, nosotros mismos
cerramos la puerta de Su gracia y favor. Incluso es por fe que
podemos levantarnos cuando caemos por debilidad, como
sucedió con Pedro.

Sin una fe activa es como si estuviéramos muertos, porque de


nada sirve decir que creemos en Dios si no lo demostramos.

El capítulo de Hebreos 11 nos habla de lo importante que es


activar la fe ya que al leer todos los ejemplos que nos muestra
vemos que el verbo “creer” siempre se acompaña de otro verbo
de acción. En este capítulo vemos que Dios ha buscado gente
que le crea, pues todo lo demás lo hace Él. Por fe, Abel alcanzó
buen testimonio, Abraham fue padre de una nación, Sara
concibió, Isaac bendijo a Jacob y a Esaú, Noé preparó un arca y
Moisés liberó a los israelitas.
¡la fe es acción!

Efesios 2:8-10: Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;
y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para
que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en
Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas.
Lucas 22:31: Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí
Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo.

Se nace, se vive, se camina, se pelea, se muere y se resucita por


fe. Si crees en Dios y en Su Palabra debes demostrarlo con
obras. Recuerda que sin fe es imposible agradar a Dios, por lo
tanto, todo lo que hacemos por fe le agrada.
¿Qué hacemos con nuestra medida de fe?
Porque todos tenemos una que puede incrementarse al ponerla
en práctica. Usa tu fe para aguantar una crisis y también para
salir de ella. Crece en fe, no te quedes con una que solo aguanta
sino que madura para obtener una medida que te mueva a
superar las dificultades y lograr tus sueños.

La Palabra de Dios es viva y eficaz para realizar grandes proezas,


no es una Palabra que te pide ser conformista sino que te motiva
a conquistar y vencer, y nunca vuelve vacía porque busca que
actúes. Cuando Dios te sana, Su Palabra regresa con una
persona que tiene nueva vida; cuando restaura tu familia, Su
Palabra regresa con personas plenas de gozo, pero todo esto
puede suceder solo si crees y actúas de acuerdo con esa
Palabra.

Hebreos 11:1-11: Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera,


la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen
testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido consti-
tuido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se
ve fue hecho de lo que no se veía. Por la fe Abel ofreció a Dios
más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio
de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y
muerto, aún habla por ella. Por la fe Enoc fue traspuesto para no
ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que
fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero
sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el
que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de
los que le buscan.

Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que
aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se
salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de
la justicia que viene por la fe. Por la fe Abraham, siendo llamado,
obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y
salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la
tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con
Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque
esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y
constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo
estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del
tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había
prometido.

Fortalece tu fe para ser esa tierra fértil donde la Palabra de Dios


produce abundante fruto y no te dejes abatir por los afanes de la
vida que siempre ofrecerán mensajes negativos que podrían
ahogar el mensaje del Señor.

Sabemos que las preocupaciones de la vida diaria tienen la


capacidad de matar nuestra fe porque son poderosas para enviar
mensajes de fracaso. Cuando te angustias por lo que comerás,
vestirás y proveerás a tu familia, no tienes paz para enfocarte en
aprender de la Palabra de Dios y crecer espiritualmente, así que
lo primero es tener fe para convencernos de que nuestro Padre
nos proveerá y bendecirá nuestro esfuerzo. No confíes en el
dinero, en ese bien de intercambio del mundo, porque tus
recursos provienen del dueño de todo cuanto existe.

Hebreos 11:17-32: Por la fe Abraham, cuando fue probado,


ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su
unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada
descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun
de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le
volvió a recibir. Por la fe bendijo Isaac a Jacob y a Esaú respecto
a cosas venideras. Por la fe Jacob, al morir, bendijo a cada uno
de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su
bordón. Por la fe José, al morir, mencionó la salida de los hijos de
Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos. Por la fe Moisés,
cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses,
porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.
Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija
de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de
Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo
por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los
egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe
dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como
viendo al Invisible. Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la
sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase
a ellos. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e
intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados. Por la
fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días.
Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los
desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz. ¿Y qué
más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de
Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de
los profetas.

La tentación de pensar que las riquezas del mundo eliminarán los


afanes es poderosa y puede ahogar una vida de fe. Incluso Jesús
fue tentado con el afán porque el diablo le preguntó si tenía
hambre y lo motivó a convertir las piedras en pan, pero Su
respuesta fue que no solo de pan terrenal vive el hombre sino de
la Palabra de Dios, lo cual significa dos cosas: la primera, que
debemos alimentarnos de las enseñanzas de nuestro Padre; y la
segunda, que debemos confiar en que nuestra provisión también
viene de Él.

Todo cuanto necesitas saber para prosperar en cada área de la


vida —espiritual, material y emocional— se encuentra en la
Palabra de Dios. Cuando crees en el Señor, no importa la
escasez o la abundancia que tengas porque tu gozo debe
provenir de Él, quien es tu esperanza y fortaleza. Cuando tienes
fe, los afanes de la vida no ahogan la Palabra de Dios, entonces
creces espiritual y personalmente.

La fe es la sustancia, la esencia de tu gozo y plenitud, lo que


extrae de la Palabra el contenido de tu bendición, sanidad,
salvación y restauración. Cuando sabemos de la Palabra de Dios,
tenemos la materia prima, el conocimiento, pero necesitamos
activarla con la fe.

Hebreos 4:12: Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más


cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el
alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón.
.Mateo 13:22: El que fue sembrado entre espinos, éste es el que
oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las
riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

Los milagros no suceden por lo que sabemos sino por lo que


creemos. Conéctate con las Escrituras, apréndelas y actívalas
con la fe que Dios te ha dado. Por fe, entrégale tu vida para que
Su gracia te salve y te guíe en cada etapa de tu vida.

También podría gustarte