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Los Procesos Concursales Ante La Complejidad Social Ninón Villanueva Raspall, Paula TR LALEY AR/DOC/2907/2019

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Título: Los procesos concursales ante la complejidad social


Autor: Ninón Villanueva Raspall, Paula
Publicado en: RDCO 298, 17/10/2019, 1307
Cita: TR LALEY AR/DOC/2907/2019

Sumario: I. Del proceso concursal único a las soluciones especiales para la crisis de cada sujeto.— II.
Crisis e insolvencia de las entidades financieras.— III. Intereses tutelados.— IV. Procedimientos
específicos previstos por la norma.— V. Liquidación de las entidades aseguradoras.— VI. Los intereses
tutelados.— VII. El procedimiento especial de liquidación.— VIII. Salvataje de entidades deportivas.—
IX. Los intereses en conflicto.— X. Procedimiento especial de salvataje.— XI. Sobreendeudamiento de los
consumidores.— XII. Intereses tutelados.— XIII. Las soluciones especiales.— XIV. La crisis de la
empresa.— XV. Los intereses involucrados.— XVI. Propuestas específicas para atender la crisis
empresaria.— XVII. Conclusiones.
(*)
Regular normativamente el fenómeno de la insolvencia y sus consecuencias no es una tarea sencilla. Quizás
esto sea así porque no se trata de un fenómeno originado en el Derecho, y de allí provengan las dificultades que
actualmente existen para aprehender su contenido en las regulaciones normativas.
La situación de crisis por cesación de pagos, la situación de impotencia patrimonial tiene un origen
económico, pero también derivaciones sociales, y hasta culturales. Y la sociedad y los valores culturales
cambian y evolucionan, la economía también. Por eso las soluciones que celebramos años atrás como avances,
hoy aparecen como obsoletas o incompletas.
En la compleja sociedad que hemos construido interactúan múltiples actores sociales, sujetos de derecho,
con características especiales cada uno, todos valiosos y necesarios. La insolvencia no distingue a quien afecta,
pero sí produce consecuencias muy dispares en cada caso, porque los intereses que giran en torno a cada sujeto,
y que se ponen en tensión ante la cesación de pagos requieren tutelas específicas.
No es igual que se concurse o quiebre una empresa, que una persona humana consumidora. No son los
mismos los afectados por la insolvencia de una entidad financiera que en el caso de una entidad deportiva.
La realidad reclama soluciones para cada caso, y la finalidad de este trabajo es analizar cómo se ha
receptado normativamente esa diversidad hasta el presente en nuestro país; y las propuestas que se vienen
gestando para supuestos que a la fecha no han recibido regulación positiva.
I. Del proceso concursal único a las soluciones especiales para la crisis de cada sujeto
Para la apertura concursal debe existir un sujeto concursable. El art. 2º de la Ley de Concursos y Quiebras
regula el presupuesto subjetivo de los procesos concursales. En otros términos, señala quienes son los sujetos
pasibles de concursamiento y a quienes se le veda la solución concursal.
Explica Darío Graziabile que el criterio legislativo imperante en estos momentos en nuestro país a través de
la vigencia de la ley 24.522, es el amplio respecto a los sujetos concursables. Actualmente, la ley no diferencia
dentro de los sujetos pasivos de los concursos, a los comerciantes o empresarios respecto de las otras personas
físicas e incluso de los incapaces o inhabilitados; permitiéndose en definitiva el concursamiento de todo sujeto
con personalidad jurídica (1).
Haciendo historia el autor citado repasa que en nuestra legislación desde el primer Código de Comercio de
1859 la legislación de quiebra fue reservada para los comerciantes. A partir de 1920, se incorpora en los Códigos
de Procedimientos Civiles y Comerciales el concurso civil.
Fue la ley 19.551 de 1972 la que recién abarcó en su régimen a los no comerciantes dedicándoles el art. 310
que remitía el régimen general y disponía ciertas reglas especiales. La ley 22.917 que reforma la ley 19.551 en
el año 1983, unificó el criterio legislando los procesos concursales indistintamente para comerciante y no
 

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comerciantes. Finalmente, la ley 24.522 en 1995 termina de redondear el sistema del presupuesto subjetivo
concursal determinado que son concursables las sociedades con participación estatal.
En definitiva, el art. 2º de la Ley de Concursos y Quiebras establece "Sujetos comprendidos. Pueden ser
declaradas en concurso las personas de existencia visible, las de existencia ideal de carácter privado y aquellas
sociedades en las que el Estado Nacional, Provincial o municipal sea parte, cualquiera sea el porcentaje de su
participación. Se consideran comprendidos: 1) El patrimonio del fallecido, mientras se mantenga separado del
patrimonio de sucesores. 2) Los deudores domiciliados en el extranjero respecto de bienes existentes en el país".
Recientemente se ha señalado respecto del artículo transcripto que el texto alude a personas de existencia
visible. No obstante, cabe adecuarlo a la nueva terminología que emerge del Código Civil y Comercial de la
Nación, debiendo leerse "personas humanas". Y lo propio debe hacerse con la expresión "personas jurídicas
privadas" que el nuevo cuerpo legal llama personas de existencia ideal de carácter privado (2).
El art. 2º de la ley de Concursos y Quiebras que venimos refiriendo, expresamente excluye de la condición
de "sujeto concursable" a las personas reguladas por leyes 20.091, 20.321 y 24.241, así como las excluidas por
leyes especiales.
Ahora bien, la unidad de soluciones concursales —en el sentido del mismo proceso preventivo o liquidativo
aplicable a todos los sujetos concursables— que fue visto como uno de los grandes avances y logros en el siglo
pasado, está siendo hoy puesto en duda.
Miguel Raspall explica que la tendencia es reconocer que no puede ser enfrentada con las mismas reglas y
procedimientos la insolvencia de diversidad de sujetos de características tan disímiles; y razones económicas,
estructurales y sociales de equidad y justicia, aconsejan aplicarles normas diferenciadas (3). Concluye que esta
realidad produce como consecuencia, la "especialización" de los procesos concursales.
Es que, si partimos de la base el Derecho Concursal es la rama del Derecho que trata de resolver los
conflictos que se presentan ante la insolvencia de un sujeto, que provoca un incumplimiento generalizado de sus
obligaciones; y que ante tal situación convergen distintos intereses que colisionan entre sí —pues de seguro
ninguno obtendrá satisfacción plena—, fácil es concluir que, según las particularidades de cada sujeto, los
grupos de interés que entrarán en tensión serán distintos.
La especialización no es más que la concreción de la tutela diferenciada a los distintos intereses en conflicto
conforme principios y objetivos que debe definir el legislador (4).
Justamente fue a la luz de los intereses en juego que el legislador excluyó del ámbito subjetivo de la ley
24.522 a las entidades aseguradoras y financieras. La exclusión implica que ni las aseguradoras, ni las entidades
financieras pueden presentarse en concurso preventivo y, respecto de las primeras, tampoco puede decretárseles
la quiebra a su propio pedido o el de un acreedor. No obstante, tanto unas como otras son pasibles de ser
liquidadas por insuficiencia de sus activos o cesación de pago, en cuyo caso se aplicará un procedimiento propio
previsto en normas que regulan cada actividad.
Más recientemente se sancionó la ley 25.284 para atender las particularidades que presenta la crisis
económica de las entidades deportivas.
Vemos entonces que la idea de "especialización según el sujeto" no es ni nueva ni extraña a nuestro Derecho
Concursal.
Y desde la doctrina se viene proponiendo que la especialización en miras a las características de los sujetos
siga avanzando. Se pide que se regule de manera diferenciada la insolvencia de la empresa, postulándose incluso
una subdistinción, según se trate de pequeñas empresas, por un lado, y medianas o grandes por otro. Se propicia
también que se regule específicamente la insolvencia o sobreendeudamiento del consumidor.
Analizaremos seguidamente los "procedimientos específicos" vigentes en nuestro país para atender el
conflicto que genera la insolvencia según las distintas categorías de sujetos de derecho, y los que se proponen de
lege ferenda puliendo la idea de la "especialización".
 

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II. Crisis e insolvencia de las entidades financieras


Las entidades financieras son aquellas personas o entidades privadas o públicas, de la Nación, de las
provincias o de las municipalidades, que tienen por objeto la intermediación habitual entre la oferta y la
demanda de recursos financieros (art. 1º, ley 21.526), se trate de bancos comerciales, de inversión o
hipotecarios, compañías financieras, cajas de crédito o sociedades de ahorro y préstamo para viviendas).
Se ha sostenido que la actividad bancaria es un servicio público propio o impropio (5), como también se le
ha negado aquella calidad y considerado una actividad privada de interés público (6).
Pero más allá de estos enfoques y de otros que postulan compatibilizarlos o superarlos, parece un adecuado
punto de partida para el análisis recordar que la actividad bancaria tiene una naturaleza peculiar que la diferencia
de otras de esencia comercial, hallándose sometida a un régimen jurídico que establece un margen de actuación
particularmente limitado, pues solo pueden ser ejercidas por personas jurídicas que, además, se diferencian de
las restantes sociedades comerciales en que requieren autorización para el ejercicio de sus actividades y están
sometidas al control del Banco Central durante toda su existencia (7).
La particular naturaleza de la estructura de la empresa bancaria, como recolectora del ahorro público, ha
determinado que sea considerada siempre una cuestión de interés público sujeta al contralor del Estado. En este
aspecto, el Banco Central de la República Argentina tiene las funciones de contralor que le otorga la ley 24.144.
La superintendencia de la actividad bancaria comprende la organización del control y funcionamiento bancario
y financiero, desde el origen de la existencia de la entidad pues es quien otorga la autorización para funcionar;
luego, la reglamentación de la actividad, mediante normas de interpretación e integración, y finalmente es
también quien revoca la patente otorgada revocando la autorización para funcionar lo que determina el cese de
la existencia de la entidad financiera.
A pesar del control constante por parte del Estado, que entre otras cosas pretende garantizar una solvencia
mínima, las entidades financieras también pueden —y lamentablemente no es solo hipotético— verse afectadas
por situaciones de crisis económica y llegar al estado de insolvencia, y estas situaciones al decir de Elespe tienen
efectos devastadores y afectan a todo el sistema.
III. Intereses tutelados
Cuando un banco incumple sus obligaciones, por situaciones de iliquidez o de insolvencia, las consecuencias
se expanden más allá de los ahorristas perjudicados. Ello ocurre entre otros motivos 1) porque son depositarios
de la confianza —el ahorro es depositado por el público en virtud de un acuerdo de confianza—, 2) porque los
demás bancos y los ahorristas no tienen por qué suponer que su suerte será distinta y pueden retirar los fondos
provocando corridas con efectos imprevisibles, 3) porque debido a que los bancos operan con poco capital
propio —sino con los recursos captados— si la entidad se insolventa no alcanza en la quiebra a pagar a todos los
ahorristas, salvo asistencia estatal, 4) porque la caída de un banco afecta la cadena de pagos de una región o de
un país (8).
Por ello las normas que contemplan las situaciones de crisis de las entidades financieras tutelan a los
ahorristas que confiaron sus recursos a la entidad, pero también otros intereses más generales.
Esta finalidad se hace explícita en los mecanismos creados por la ley para evitar la liquidación definitiva y
total de la entidad, previstos en el art. 35 bis que regula un mecanismo de Reestructuración de la entidad en
resguardo del crédito y los depósitos bancarios. Aclaramos que, por tratarse de un procedimiento que tramita por
disposición del BCRA y en el ámbito administrativo hemos dejado fuera de este trabajo el proceso de exclusión
de activos y pasivos regulados por el art. 35 bis.
La referida norma protege como el título indica a determinados pasivos de la entidad —inversores y
ahorristas—, asegurándoles percibir la totalidad de su crédito; y al propio tiempo procura "meta tutelar" otro
valor: la confianza de los inversores en el sistema financiero en su conjunto (9).
Esos mismos intereses son los que protege la ley al regular los mecanismos de liquidación de la entidad sea
 

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por qué ve afectada su solvencia o por darse los supuestos que hacen procedente la declaración de la quiebra. Y
a ellos se agrega una tuición particular a los créditos que el BCRA como garante del sistema pueda tener contra
la entidad que se liquida.
IV. Procedimientos específicos previstos por la norma
La Ley de Entidades Financieras es tanto sustancial como formal. En el tít. VII, caps. I, II y III regula los
procedimientos que habrán de seguirse ante la situación de dificultades económicas o de cesación de pagos de
una entidad comprendida en sus disposiciones.
El art. 50 es terminante en cuanto a que las entidades financieras no podrán solicitar la formación de
concurso preventivo ni su propia quiebra. De manera que las soluciones legales para las situaciones de iliquidez
son las siguientes: 1) la liquidación judicial (o "liquidación judicial sin quiebra"), contemplada en el art. 45,
tercer párrafo, y que corresponde cuando la revocación se dictó "por afectación de la solvencia y/o liquidez de la
entidad que, a juicio del BCRA, no pudiera resolverse por medio de un plan de regularización y saneamiento"
(art. 44, inc. c), en cuyo caso "solo procederá la liquidación judicial de la ex entidad, salvo que corresponda su
quiebra y sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 35 bis de la presente ley", supuesto este que, como se advierte,
supone la existencia de una afectación de la solvencia o de la liquidez del banco que, sin embargo, no llega
propiamente a la insolvencia patrimonial, 2) la quiebra, que puede declararse a pedido del Banco Central de la
República Argentina (art. 50, tercer párrafo), o de los acreedores (en el supuesto del art. 52), o por solicitud del
liquidador —lo cual supone que la entidad está "en proceso de liquidación" (art. 50, cuarto párrafo)— o,
finalmente, por la propia decisión oficiosa del juez.
Veamos brevemente el "proceso de liquidación sin quiebra": Ante el supuesto de afectación de la solvencia
y/o liquidez de la entidad que, a juicio del Banco Central de la República Argentina, no pudiera resolverse por
medio de un plan de regularización y saneamiento y en los demás casos previstos en la ley (art. 44, incs. c y d,
LEF) el Banco Central revocará la autorización para funcionar de la entidad, y se abrirá el procedimiento de
liquidación judicial sin quiebra.
Se concluye entonces que, en estos casos, la decisión revocatoria parte del ámbito administrativo, del BCRA
e implica el cese operativo de la entidad y es causal de disolución societaria (art. 94, ley 19.550), pero el
procedimiento liquidatorio será judicial.
En palabras de Junyent Bas y Molina Sandoval, tiene características para concursales (10), por más de que la
ley también prevea la aplicabilidad supletoria de las normas de liquidación societaria.
Por un lado, es presupuesto de apertura del procedimiento que justamente se encuentre afectada la solvencia
de la entidad.
A partir de allí el liquidador judicial deberá ser designado por el juez competente, conforme a lo dispuesto
por la Ley de Concursos y Quiebras para los síndicos, y si se decretará la quiebra de la entidad continuará
actuando como Síndico.
La resolución que disponga la liquidación judicial tendrá la misma publicidad que la establecida por la Ley
de Concursos para la declaración de quiebra, aplicándose de igual modo, en forma analógica, la publicidad y
procedimiento para la insinuación y verificación de los créditos que componen el pasivo.
Se prevé expresamente que serán nulos cualquier tipo de compromisos que aumenten los pasivos de las ex
entidades desde la revocación de la autorización para funcionar y que cesará la exigibilidad y devengamiento de
sus intereses; como también que ningún acreedor por causa o título anterior a la revocación podrá iniciar o
proseguir actos de ejecución forzada sobre los bienes de la ex entidad, salvo que tuvieren por objeto el cobro de
un crédito hipotecario, prendario o derivado de una relación laboral.
En opinión de algunos autores este procedimiento al que califican de paraconcursal solo es viable y puede
subsistir en la medida que los bienes del activo sean suficientes para cubrir el pasivo social, y que el liquidador
pueda presentar un balance final con distribución de fondos. De no darse ese supuesto, el liquidador debería
 

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pedir que se declare la quiebra de la entidad (11).


En cuanto a la "declaración de la quiebra" de la entidad financiera lo primero a señalar es que puede ser
solicitada por a) el Banco Central de la República Argentina en la misma resolución que dispone la revocación
de la autorización para funcionar, en cuyo caso inmediatamente debe dar intervención al Juez competente, b) por
el liquidador judicial, cuando durante el procedimiento de liquidación sin quiebra advierta la insolvencia de la
entidad, en cuyo caso el Juez podrá declararla sin más trámite o dar previa intervención a la entidad para que
ejerza su derecho se ser oída; c) por acreedores de la entidad, que deberán esperar siempre que previamente se
haya revocado la autorización para funcionar; y en el caso que se haya iniciado el procedimiento de exclusión de
activos del art. 35 bis deberán esperar 60 del acto administrativo que privó de autorización a la entidad. Serán
rechazados los pedidos de acreedores que no cumplan esos presupuestos (arts. 50 y 52, LEF).
Será competente el Juez que intervenía en el proceso de liquidación previo si fuera el caso, o el que
corresponda al domicilio de la entidad. Declarada la quiebra se aplicarán las normas de la Ley de Concursos y
Quiebras, excluido el capítulo relativo a la continuación de la explotación.
Se introduce una norma expresa en cuanto a las acciones de ineficacia, las que no alcanzarán los actos por
los cuales la entidad se haya desprendido de activos en el marco del procedimiento del art. 35 bis, LEF; ni los
redescuentos y/o adelantos que el BCRA hubiese otorgado a la entidad en el momento de dificultades de
liquidez anteriores a la quiebra.
Se prevé también un régimen particular de privilegios en el art. 53, que han sido calificados como
especiales, aunque en algunos casos no se define legalmente el asiento del privilegio. En cuanto al orden de los
privilegios no hay acuerdo en la doctrina sobre el orden de los mismos y cómo juegan los arts. 49 y 53 de la
LEF, aunque destacamos que se reconocen como privilegiados los créditos de los depositantes, los créditos del
BCRA, además de los tradicionales acreedores laborales y los hipotecarios y prendarios.
V. Liquidación de las entidades aseguradoras
Dice el art. 1º de la ley 17.418 que hay contrato de seguro cuando el asegurador se obliga, mediante una
prima o cotización, a resarcir un daño o cumplir la prestación convenida si ocurre el evento previsto.
El mecanismo económico del seguro se sustenta en la agrupación de un número considerable de asegurados
sujetos a un riesgo similar, que contribuyen con el importe de sus primas para constituir un fondo común con el
cual luego se hará frente a las obligaciones resarcitorias nacidas de los siniestros acaecidos a los asegurados que
integran el grupo aportante (12).
Por ello en materia aseguradora la regulación estatal apunta a encauzar una actividad específica, en la que
confluyen intereses vinculados no solo con las economías privadas sino con la nacional, la producción en
general y la confianza pública, en razón de las cuales se ha instituido este sistema de control permanente que
comprende desde la autorización para operar hasta su cancelación.
Al igual que ocurre con la actividad financiera, a la actividad aseguradora se la ha calificado como "servicio
público impropio" (13). Y aunque esa calificación pueda ser controvertida, lo cierto es que estamos frente a una
actividad que tiene aristas publicísticas y en la que convergen particulares intereses de la sociedad.
En punto al tema que analizamos, recordamos que antes de la sanción de la ley 20.091 la insolvencia de las
aseguradoras se regía por la Ley de Quiebras. En el año 1973 el gobierno militar dicta la ley 20.091,
posteriormente confirmada por el Congreso durante el gobierno democrático.
La ley regula en la sección X la liquidación de las entidades aseguradoras (arts. 50 a 54) y prevé la
liquidación voluntaria y la liquidación forzosa.
En el supuesto de liquidación voluntaria la decisión la toma la propia compañía y en principio estará a cargo
de sus órganos estatutarios, siendo fiscalizada por la autoridad de control. Se ha dicho que "Se requiere que la
compañía demuestre su capacidad para cumplir con todas las obligaciones a tiempo, con los activos existentes.
La Superintendencia monitoreará frecuentemente la evolución de este plan de acción y en caso de
 

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incumplimiento, o si así lo exigiera la protección a los asegurados, la Superintendencia será designada como
liquidador. En la práctica, los casos de liquidación voluntaria terminan, casi siempre, en liquidación forzosa,
debido a la incapacidad de las compañías para hacer frente a la presión ejercida por la Superintendencia. Solo
unos pocos casos que se iniciaron como liquidaciones voluntarias terminaron como tal (14).
En cuanto a la liquidación forzosa es dispuesta por la autoridad de control, Superintendencia de seguros de
la Nación, y es asumida por esta, por medio de quien el Juez competente designe.
La liquidación forzosa prevista en el art. 50 de la ley 20.091 se produce como consecuencia de la revocación
de la autorización para funcionar dispuesta en los supuestos del art. 48 de ley (15) entre los cuales se prevé la
posibilidad de que la entidad aseguradora se encuentre en estado de cesación de pagos.
Para este supuesto, el art. 51 de ese cuerpo legal categóricamente establece "los aseguradores no pueden
recurrir al concurso preventivo ni son susceptibles de ser declarados en quiebra". Lo que fue más tarde
receptado por la ley de Concursos y Quiebras que expresamente excluyó a las entidades alcanzadas por la ley
20.091 de su ámbito subjetivo.
Explica Marcotullio: "[E]n este sentido, ambas normas guardan total coherencia y dejan sentado con suma
claridad la imposibilidad de estos entes de acudir y utilizar la herramienta del concurso preventivo o la
posibilidad de ser declarados en quiebra. Y agrega, incluso, si se tiene en cuenta que al momento de sanción de
la ley 20.091 se encontraba vigente la anterior Ley de Quiebras, entendemos que, si les está vedada la facultad
de concursarse y declararse en quiebra, mucho más aún les será imposible acudir y utilizar la herramienta del
acuerdo preventivo extrajudicial (APE)" (16).
VI. Los intereses tutelados
La prohibición de pedir su propio concurso preventivo y de ser declaradas en quiebra (a diferencia de las
entidades financieras) tuvo en cuenta los particulares intereses que entran en juego al liquidarse una
aseguradora, toda vez que no colisionan solo los intereses propios de la empresa y sus acreedores en general,
sino que hay un grupo particular de perjudicados por la crisis que es la comunidad de asegurados, que confiaron
la previsión de sus riesgos mediante el pago de las primas de cada contrato, a la entidad que se liquida.
En la nota de elevación de la que fuera luego la ley 20.091, formalizada por el maestro Dr. Isaac Halperin se
expresaba "La eliminación de la quiebra tiende a impedir que esta forma de liquidación cause mayores daños a
la masa de asegurados y perjudique a la práctica de la institución". Claramente el espíritu de la norma es el de
brindar una protección especial a los asegurados.
VII. El procedimiento especial de liquidación
Entonces, si una compañía de seguros no se encuentra en proceso de liquidación, y está técnicamente en
condiciones de ser declarada en quiebra, el Tribunal competente debe disolver la compañía y nombrar a la
Superintendencia para su liquidación y con ello la entidad deja de existir como tal.
El punto es que a pesar de que la ley 20.091 categóricamente excluye la posibilidad de declarar la quiebra de
la aseguradora insolvente, el art. 52 del mismo cuerpo legal dispone que la autoridad de control ajustará la
liquidación a las disposiciones de los concursos comerciales para las quiebras, y tendrá todas las atribuciones del
síndico en aquellas.
El legislador no reguló de manera completa el proceso liquidativo de la entidad aseguradora insolvente, sino
que optó por aplicar las disposiciones de la Ley de Concursos y Quiebras que ab initio había excluido.
Qué normas de la ley falencial se aplicarán, y cuáles no, quedará a criterio del órgano liquidador y del Juez
que entienda en la causa.
Una clara diferencia de este régimen es que no habrá sentencia de quiebra dictada por un Juez que constituya
a la entidad en tal estado, sino la resolución administrativa firme —prevista por el art. 49 de la ley 20.091—,
que será la que desencadenará los efectos y provocará la intervención del Juez competente.
 

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Un tema que genera debate es el de la suspensión del curso de los intereses de los créditos de causa anterior
a dicha resolución. Es claro efecto de la sentencia de quiebra que el curso de los intereses se suspende como
efecto propio de la misma (art. 129, ley 24.522). Sin embargo, no hay una norma semejante en la ley 20.091 y
una tutela mayor a los asegurados hace pensar a algunos autores que la suspensión no se produciría al liquidarse
una aseguradora (17).
El régimen de privilegios de la Ley de Quiebras también sufre un cambio para beneficiar a los asegurados.
El art. 54 de la ley 20.091 que confiere privilegio general a los asegurados o beneficiarios por el capital o renta
debidos en los seguros de vida y los créditos por siniestros producidos en los demás seguros (18). Vale aclarar
que la norma remite al art. 270 de la Ley de Quiebras. La ley de Quiebras vigente a la sanción de la ley 20.091
era la ley 19.551 que en el referido artículo regulaba los créditos con privilegio general.
Y debe recordarse además que para el supuesto de liquidación —voluntaria o forzosa de una aseguradora—
el art. 160 de la ley 17.418 estable "en caso de liquidación voluntaria o forzosa del asegurador, el conjunto de
los asegurados gozará de privilegio especial sobre el saldo acreedor que arroje la cuenta del asegurador con el
reasegurador". Los jueces y la doctrina mostraron que lo lógico, ético y correcto es que, en la liquidación de su
reasegurada, el reasegurador pague la totalidad de su aporte de acuerdo con la letra del contrato, aunque la
aseguradora pague a su asegurado con moneda de quiebra, ya que se está ante un caso de insolvencia y se debe
tratar de beneficiar a los asegurados y no al reasegurador (pero tampoco perjudicarlo) (19).
Vemos entonces que ya en el año 73 el legislador pensó un régimen especial para ciertos sujetos de derecho,
teniendo en cuenta la especial actividad que realizan, aun cuando terminó disponiendo la aplicación supletoria
de la Ley de Concursos y Quiebras de cuyo ámbito subjetivo los excluyó.
VIII. Salvataje de entidades deportivas
Hasta la entrada en vigencia de la ley 25.284 los clubes y entidades deportivas, al igual que cualquier
persona jurídica privada no excluida, podía pedir la formación de su propio concurso preventivo y/o ser
declarada en quiebra a su propio pedido o a pedido de cualquier acreedor.
Desde la modificación introducida por la ley 22.917 a la ley de Concursos y Quiebras también se les habilitó
la posibilidad de recurrir al trámite del Acuerdo preventivo Extrajudicial.
Sin embargo, la experiencia demostró que las soluciones reorganizativas o liquidatorias tradicionales no
resultaron del todo adecuadas a las particularidades de los clubes —en general asociaciones civiles— cuyo
objeto principal es la práctica de actividades deportivas y el fomento del deporte.
IX. Los intereses en conflicto
La quiebra de la entidad implicaba ipso iure que deje de existir como tal, con el total cese de sus actividades
y la liquidación de sus bienes. No era viable aplicar, el instituto del salvataje del art. 48 de la ley 24.522 por
estar constituidas en su mayoría como asociaciones civiles. Por lo demás tampoco podía pensarse en una
transmisión global de la participación asociativa toda vez que la calidad de asociado es como regla
intransferible.
Generaba discusión también el sometimiento a autorización judicial para aquellos actos que excedían la
administración ordinaria de la entidad; el problema se centraba específicamente en cómo debía considerarse,
como operatoria de la asociación, la transferencia de jugadores, más teniendo en cuenta que muchas de estas
operaciones suponen una entrada o erogación importante de dinero que afecta directamente las finanzas del
club.
Y respecto del pronto pago, se discutía qué conceptos se aseguraban como pronto pagables a los jugadores
(20).
Además de esas cuestiones, es indudable que los clubes no son un sujeto de derecho cualquiera. Un club no
solo desarrolla vínculos jurídicos con otros sujetos, sino que genera lazos sociales y culturales con distintos
actores de la comunidad. Para un partidario, para un hincha, pensar en la desaparición de "su club implica la
 

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desaparición de una parte de su propia historia, de su identidad personal y social. Con claridad Cabanellas de las
Cuevas explicaba "esa extinción no implica solamente la disolución de una organización deportiva y la
reasignación de los activos que la integran, sino que tiene fuertes repercusiones sociales y políticas. Se esté o no
de acuerdo con ello, lo cierto es que núcleos importantes de personas sin vínculos jurídicos con la institución —
como son los meros partidarios— resisten activamente su extinción, por considerar que una entidad deportiva
determinada es una parte fundamental de su identidad o de la de su barrio localidad o grupo" (21).
Para atender el reclamo social y los particulares intereses en conflicto ante la situación de cesación de pagos
de las entidades deportivas se sancionó la ley 25.284 que establece un "Régimen especial de administración de
las entidades deportivas con dificultades económicas. Fideicomiso de administración con control judicial" (22).
Los objetivos de la norma enumerados en el art. 2º evidencian cuáles fueron los particulares intereses que el
legislador tuvo en cuenta.
En primer lugar "proteger el deporte como derecho social", que podemos considerar contemplado dentro de
las declaraciones de derechos y garantías que hace el art. 33 de la CN. Y con ello el interés general y social —
además de los intereses patrimoniales— que existe detrás de una entidad deportiva. Para ello la ley expresa
como objetivo que se persigue "continuar las actividades que desarrollan las entidades referidas en el artículo
precedente" y "recobrar el normal desempeño institucional de la entidad". En definitiva, la ley propende a que la
entidad no desaparezca y pueda —mediante el proceso que implementa— volver a desempeñarse normalmente.
En tutela del crédito el mismo artículo postula que se persigue "sanear el pasivo mediante una
administración fiduciaria proba, idónea, profesional y controlada judicialmente; garantizar los derechos de los
acreedores a la percepción de sus créditos y superar el estado de insolvencia.
Por ello, podrán acceder a este procedimiento especial de salvataje "las entidades deportivas que reúnan
acumulativamente los requisitos que se desprenden de los arts. 1º, 5º y 6º de la ley, a saber: a) tratarse de
asociaciones civiles de primer grado con personería jurídica (23), cualquiera sea la denominación que adopten,
cuyo objeto sea el desarrollo de la práctica deportiva en cualquiera de sus modalidades. El dec. regl. 852/2007
en su art. 1º agregó que las mencionadas asociaciones —para integrar el concepto del mismo artículo de la ley—
deben haber tenido como objeto o actividad principal, en los últimos dos años a contar de la declaración de
quiebra o presentación en concurso preventivo, la práctica deportiva amateur o profesional (24).; b) tener
sentencia de quiebra, o quiebra decretada, o estar tramitando un proceso de concurso preventivo, continuando el
proceso de salvataje ante el juez que intervenía en el proceso concursal (art. 4º).
En el supuesto de que se haya decretado la quiebra a la entidad, el procedimiento se aplicará de oficio,
siempre y cuando la autoridad judicial merituare prima facie la existencia de patrimonio suficiente para la
continuación de la explotación.
Si la entidad pidió la apertura de su concurso preventivo, las autoridades de las mismas estarán legitimadas
para ejercer la opción de continuar el trámite bajo las disposiciones de ley y dentro de los 60 días deberán
presentar, la ratificación por la asamblea de asociados. De no cumplirse con la ratificación, continuará el
concurso bajo la ley 24.522.
X. Procedimiento especial de salvataje
Resuelta la aplicación del proceso de salvataje, la ley prevé la creación imperativa de un órgano fiduciario,
integrado por un abogado, un contador y un experto en administración deportiva, que deberán contar con los
antecedentes que exigen la ley para poder ser nombrados (25). El órgano fiduciario desplaza a los funcionarios
del concurso que venían actuando hasta el momento (síndicos y/o coadministrador) y también, a las autoridades
de la entidad (art. 7º).
Aunque el texto de la ley es claro, son numerosos los autores y algunos precedentes judiciales que entienden
que en el supuesto de concurso preventivo no siempre es necesario y/o conveniente desplazar a las autoridades
naturales de la entidad, siempre y cuando ellos no hayan sido causantes de la insolvencia (26). En este caso el
 

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órgano fiduciario actuará conforme las facultades que el Juez le otorgue controlando o coadyuvando a las
autoridades estatutarias de la asociación.
El patrimonio fideicomitido estará integrado por todos los bienes de la entidad deudora (art. 3º) y por tanto
se prevé la inscripción de la constitución del fideicomiso de administración, en todos los registros donde deba
inscribirse la titularidad de los bienes muebles, inmuebles y derechos correspondientes.
El órgano fiduciario —y las autoridades de la entidad si no fueron desplazadas— deberán administrar ese
patrimonio a favor de los acreedores para la cancelación de las deudas, actuando con prudencia y evitando
contraer nuevos pasivos. Para ello la ley exige que se elabore un presupuesto anual de ingresos y egresos del
cual no podrán apartarse salvo supuestos debidamente justificados y declarados así por el Juez.
Con el producido de los bienes y los ingresos que se generen a favor de la entidad, la administración
fiduciaria debe hacer distribuciones (hasta dos por ejercicio) en orden a ir cancelando el pasivo.
A fin de determinar cuáles serán los acreedores que participarán en el proceso —acreedores concurrentes—
la ley prevé la consolidación del pasivo de conformidad con la determinación que llevará a cabo el órgano
fiduciario; para lo cual se deberá tener en cuenta a los acreedores con pronunciamiento judicial firme,
verificados y declarados admisibles, con o sin privilegios y a todos aquellos que pudieran resultar de las
verificaciones sustanciadas por la vía incidental (art. 13).
El órgano fiduciario emitirá certificados representativos del pasivo consolidado, a favor de los acreedores
definitivamente declarados como tales. Los certificados deberán ser nominativos y podrán negociarse por vía de
endoso y en ningún caso devengarán intereses.
La ley regula detalladamente las obligaciones del órgano fiduciario (art. 15) (27) y expresamente dispone
que los actos de disposición del órgano fiduciario deberán ser autorizados por el Juez Interviniente, quien se
expedirá dentro de los cinco días de formulado el requerimiento. Agrega que las transferencias de los derechos
federativos quedan comprendidas en dichos actos (art. 20).
También se contempla el derecho al pronto pago a favor de los acreedores laborales. Y atendiendo las
particularidades de los derechos de los jugadores de la entidad se excluyen como rubros prontopagables a los
premios y primas.
El fideicomiso durará tres años, renovable hasta un plazo máximo de 12. Si el proceso es exitoso, cumplidos
el objetivo de sanear el pasivo y regularizar la entidad, el fideicomiso se extingue y la autoridad jurisdiccional
por medio de los fiduciarios dispondrá la elección de nuevas autoridades, en un plazo que no podrá exceder a los
noventa días (arts. 24 y 25) —en el supuesto de que las autoridades estatutarias hubiesen sido desplazadas—.
Por el contrario, si el órgano fiduciario no lograra generar de recursos para atender el giro ordinario de la
entidad o para conformar la masa a distribuir a favor de los beneficiarios, también se dispondrá judicialmente la
extinción del fideicomiso y se continuará el proceso, conforme al régimen de la ley 24.522 (arts. 23 y 25).
Aun cuando ya se han propuesto reformas a la ley 25.284 que impliquen establecer un mecanismo menos
costoso para clubes de menor envergadura, o que limiten temporalmente la posibilidad de optar por acogerse al
régimen legal en el supuesto de concurso preventivo hasta la homologación del acuerdo (28), vemos que en
orden a las particulares características de los sujetos involucrados y de los intereses en juego, también para las
entidades deportivas se creó legislativamente una solución a medida.
XI. Sobreendeudamiento de los consumidores
Un fenómeno que trajo de la mano este siglo a nuestro país es la cada vez mayor cantidad de personas
físicas, humanas en los términos del Código Civil y Comercial, que no desarrollan una actividad organizada en
forma de empresa, ni son titulares de establecimientos comerciales, sobreendeudadas. En general se trata de
trabajadores en relación de dependencia, cuyo ingreso solo es el sueldo que perciben; o profesionales o
trabajadores autónomos que cuentan solo con los ingresos de su trabajo u oficio. Las deudas que conforman el
pasivo de estos sujetos tienen por causa en su mayoría, créditos tomados para la adquisición de bienes o
 

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servicios; y por ello se habla de endeudamiento del consumidor.


El sobreendeudamiento ha sido conceptualizado como el conjunto de situaciones en las que el deudor se ve
en la imposibilidad de forma duradera de pagar el conjunto de sus deudas o expuesto a una amenaza seria de no
poder hacerles frente en el momento en que sean exigibles (29).
Explica Miguel Raspall que cesación de pagos y sobreendeudamiento no son conceptos iguales; "en el
primer caso, el deudor carece de medios de pago para enfrentar sus obligaciones y en el segundo, el deudor
podría seguir pagando, pero a costa de un "inhumano sacrificio", colocando al deudor y a su grupo familiar en
una situación de extrema vulnerabilidad" (30).
Los motivos por los cuales el deudor llega a esa situación son varios y no se los puede reducir a una
conducta negligente del consumidor.
La bancarización generalizada acercó a los consumidores al crédito, haciendo que "el crédito se presente
como el nexo necesario para generar en los consumidores la percepción de poder adquirir de manera fácil bienes
que de contado no podrían adquirir" (31). Ello conduce al uso excesivo de la tarjeta de crédito, o créditos
personales con intereses elevados.
En los sectores no bancarizados, o que ya han sido excluidos del sistema formal se recurre al mercado
informal con intereses usurarios.
Los créditos se otorgan casi sin control ni sin mayores requisitos, "a sola firma", "presentando DNI". El
riesgo de incumplimiento de alguno se cubre con las altas tasas de interés que perciben de los que van
cumpliendo, o se previene con autorizaciones voluntarias de retención en los haberes que terminan superando el
límite de embargabilidad.
A todo ello se suma la política empresaria de incentivos excesivos al consumo con deficiente o ausente
información sobre las condiciones de contratación.
Del lado del Estado no existen planes de educación al consumidor, ni resortes tuitivos y sancionatorios,
"temeroso de la caída de la actividad económica, no se anima a por límites y establecer controles que son
indispensables para el otorgamiento de crédito responsable (32).
El problema de la insolvencia del consumidor se presenta, en definitiva, como el estadio final de un proceso
en el que resulta excesivamente fácil tomar un crédito, frente a las dificultades que acarrea salir de él (33). Al
punto que se da la paradoja de que no se le exigen bienes para otorgarle crédito, pero por la falta de bienes se le
niega muchas veces a la salida concursal.
XII. Intereses tutelados
Ante este panorama de sobreendeudamiento insolvencia del consumidor, se ha dicho que "por encima de lo
económico de las vinculaciones obligatorias y del interés pecuniaria o del acreedor, están otras cosas más
importantes: el derecho a la subsistencia del pobre deudor, que antes que pagar a sus acreedores tiene que vivir"
(34).
Y ante el cuestionamiento relativo a por qué darle especial tutela, si en definitiva voluntariamente contrajo
créditos en exceso, son varios los argumentos que imponen un tratamiento especial y tuitivo.
En primer lugar, porque la Constitución Nacional ha incluido en el art. 42 la protección a los consumidores
con el deber para las autoridades de establecer procedimientos específicos para la prevención y solución de los
conflictos.
Entran en juego también derechos humanos fundamentales como el derecho a la vivienda, al trabajo y su
remuneración, a un patrimonio mínimo básico para la vida del individuo y su familia, que deben ser
garantizados por encima del derecho patrimonial al crédito.
Por fin, no puede desatenderse la responsabilidad que cabe a los prestadores de servicios financieros, de
préstamos para consumo, donde el prestador da préstamos a tasas usurarias, sin exigir requisito alguno, y sin
 

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brindar información sobre las condiciones de contratación.


En la actualidad se registra una tendencia a poner el foco de atención en la responsabilidad de los agentes
implicados en la financiación. El "crédito responsable" persigue lograr que los prestamistas se preocupen por
que el financiamiento sea apropiado para la necesidad que quiere satisfacer el consumidor y acorde con su
capacidad económica (35).
En definitiva, ante la situación de sobreendeudamiento del consumidor se conjuga el derecho de la
insolvencia y el derecho del consumo. Y así como en el plano contractual y negocial (previo al endeudamiento)
se han diseñado soluciones protectorias para la parte débil, al enfrentar la situación de sobreendeudamiento o
insolvencia debe pensarse en un régimen que haciendo primar la protección constitucional del consumidor le
permita poner fin a la situación de insolvencia y reinsertarse en el orden económico.
XIII. Las soluciones especiales
A diferencia de los casos anteriores, que han recibido una respuesta legislativa a medida, no existe hasta hoy
en nuestro país una solución especial para el consumidor que tutele primordialmente sus intereses; situación que
les impone recurrir a los procesos previstos por la ley 24.522.
Dice Rivera diciendo "que una persona física insolvente deba recurrir a un procedimiento preventivo que
tramita por las mismas reglas que la reestructuración de una gran empresa es absolutamente ineficiente, pues
genera un costo desproporcionado con el valor de los activos y pasivos comprometidos" (36).
Y en efecto existen precedentes judiciales rechazaron la apertura del concurso preventivo con fundamento en
que los ingresos mensuales del demandante no alcanzaban para afrontar los gastos del juicio ni proponer un
acuerdo serio a los acreedores (37). Otros, rechazaron los pedidos de propia quiebra alegando que el
peticionante incurría en "abuso del derecho" por carecer de activo liquidable (38), o "presumiendo intención
fraudulenta" en el consumidor que pide su propia quiebra, denegaron la apertura del concurso preventivo y/o el
proceso de quiebra.
La necesidad de dar una respuesta especial al consumidor sobreendeudado viene siendo reclamada
incansablemente por la doctrina, pues claramente no puede tratarse como iguales a sujetos que no lo son.
Las disposiciones de la Ley de Concursos y Quiebras, incluido el régimen de los pequeños concursos, se
presentan como ineficientes para regular la insolvencia del consumidor. Por un lado, el consumidor no tiene
capacidad de generar nuevos recursos con los cuales encarar una propuesta de acuerdo. En general tampoco
tienen capacidad de ahorro, y es probable que tampoco puedan recortar los gastos fijos que demanda vivir.
Negociar cualquier propuesta de pago a los acreedores que pueda cumplir y soportar el costo diario de vivir es
en una ecuación difícil de lograr.
Por lo demás los procesos concursales vigentes se presentan como muy costosos para el consumidor y como
poco tentadores para los Síndicos, cuyas obligaciones y responsabilidades serán iguales que en un concurso de
una empresa, pero con un magro incentivo económico, en el caso del consumidor, en lo relativo a la retribución
de su trabajo.
Para los acreedores el concurso del consumidor se convierte en una situación de incobrabilidad segura, y por
eso muchas veces ni se presentan a verificar sus acreencias. Con el agravante que si ninguno de los acreedores
se presenta se produce el fracaso del concurso preventivo o la quiebra, por falta de acreedores. Y ello conlleva a
que recuperen las acciones de cobro individual (39).
Por ello es imperioso regular un procedimiento especial que atienda el sobreendeudamiento de la persona
humana consumidora.
Se han presentado proyectos de ley que abordan puntualmente la problemática que analizamos, haciéndolo
en una norma especial independiente de la Ley de Concursos y Quiebras (40), y otros que la solución la
introdujeron como un capítulo de la ley de Concursos y Quiebras (41).
 

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Y, en el ámbito provincial, la Provincia de Mendoza, ha incorporado al Código Procesal Civil y capítulo que
regula los aspectos procesales de la persona humana que no realiza actividad económica organizada, previendo
en el primer artículo que la persona humana que no realiza actividad económica organizada que se encuentre en
estado de cesación de pagos o con dificultades económicas o financieras de carácter general, originadas con
motivo de relaciones de consumo; podrá solicitar la apertura del trámite previsto en la presente ley a fin de que
resulte aplicable el régimen sustancial previsto en la ley 24.522 (42).
Las propuestas que desde la doctrina o como proyectos legislativos se hacen para atender esta particular
problemática contemplan, en general las siguientes ideas:
— En cuanto al orden de prelación normativa: a) la idea de que por principio la solución debe ser más
favorable al consumidor sobreendeudado, y el bloque protectorio del consumo se aplique a lo largo de todo el
procedimiento. El principio 'in dubio pro consumidor', derivado del antiguo principio romano conocido como
favor debilis, se encuentra plasmado en el art. 3º de la ley nacional 24.240. Se trata de una regla interpretativa en
caso de conflicto o ausencia de normas. Asimismo, este principio hermenéutico halla también su anclaje en el
art. 37 del cuerpo legal citado respecto de la interpretación de los contratos de consumo. En esa inteligencia, por
ejemplo, en oportunidad de la admisión de los créditos, podrán revisarse las cláusulas abusivas incluidas en los
contratos que sean causa de los créditos que se invoquen, e integrarse los mismos aplicando las directivas de las
normas del consumo. Ello en un todo de acuerdo con lo previsto por los arts. 37 y 38 de la LDC, y reeditado en
los arts. 1117 y ss. del Cód. Civ. y Com.
— En cuanto a los sujetos comprendidos: algunas propuestas solo refieren a la persona humana cuyas
deudas tengan origen en relaciones de consumo, sean trabajadores autónomos, profesionales o trabajen en
relación de dependencia; en tanto otras hacen extensivo el régimen a pequeños comerciantes y para ello fijan un
límite de ingresos anuales.
— En los aspectos procedimentales las propuestas prevén: a) que el proceso se inicie a instancias del deudor
que peticione la aplicación del régimen especial, b) que una vez abierto el procedimiento se ordene el cese
inmediato de los embargos que afecten el sueldo del deudor, c) la actuación de un Síndico o un mediador o
conciliador que puede ser abogado o contador; d) este funcionario promoverá el acuerdo entre el deudor y los
acreedores, el cual, en caso de arribarse, será homologado por el Juez, e) algunas propuestas contemplan la
posibilidad de que si el funcionario auxiliar del Juez determina que algún acreedor ha contribuido de forma
determinante a la situación de sobreendeudamiento del deudor, el juez puede ordenar la reducción proporcional
del crédito con relación a su responsabilidad, f) si no se arriba a un acuerdo, se prevé un procedimiento por el
cual, luego de liquidados los bienes del deudor, con excepción de los inembargables, de la vivienda o de su
establecimiento de actividades productivas, se distribuirá entre los acreedores, g) cumplida con la distribución,
el Juez debe dictar una resolución por la cual declara extinguido el pasivo del deudor, salvo, en general los
créditos alimentarios y los originados por la responsabilidad civil del deudor, h) hay quienes proponen que el
Ministerio Público tome intervención en tanto fiscal de la ley de defensa de los consumidores y usuarios (art. 52,
LDC), i) Por fin, se exige buena fe del deudor sobre endeudado, la se presume, pero admitirá prueba de el
sobreendeudamiento culpable, que impedirá beneficiarse con el procedimiento especial.
Sea en un cuerpo legal propio, tal como se ha optado con relación a las entidades deportivas, o en el marco
de la ley concursal, lo que no puede demorarse es dar una respuesta especial y a medida, también para esta
categoría de sujetos.
XIV. La crisis de la empresa
Por último y como otro centro merecedor de especial tutela analizaremos la situación de la empresa en crisis.
Debe aclararse en primer lugar que, a diferencia de los supuestos anteriores, cuando hablamos de empresa,
no estamos frente a un "sujeto de derecho".
Podemos decir que la empresa es una unidad económico-social, integrada por elementos humanos,
 

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materiales y técnicos, que tiene el objetivo de obtener utilidades a través de su participación en el mercado de
bienes y servicios. Para esto, hace uso de los factores productivos (trabajo, tierra y capital). Vivante expresa que
la empresa "es un organismo económico, que bajo su propio riesgo recoge y pone en actuación sistemáticamente
los elementos necesarios para obtener un producto destinado al cambio". La empresa es eso: actividad, una
organización con finalidad económica cuyo fin es generar bienes y servicios con finalidad lucrativa.
El sujeto de derecho es el empresario, que puede ser una persona humana o una persona jurídica.
La pregunta que surge es si es necesario pensar en un "procedimiento concursal específico" para la
insolvencia del empresario y/o de la empresa, desde que la Ley de Concursos y Quiebras tuvo siempre en miras
al sujeto comerciante o empresario como principal destinatario de sus normas.
Lo que se propone o plantea, es la necesidad de aggiornar la Ley de Concursos y Quiebras incorporando
institutos que permitan la efectiva reorganización y continuidad de la empresa cuando esta es viable, o la pronta
liquidación en caso contrario.
XV. Los intereses involucrados
La empresa constituye una excelente muestra de la capacidad del hombre para organizarse e influir
favorablemente en su entorno, aumentando la capacidad de la sociedad para producir bienes y hacerlos circular
en el Mercado (43). Sostiene Vítolo que, en los países industriales de occidente, la empresa privada ha sido el
principal instrumento de desarrollo económico y de cambio social, que se ha operado desde la revolución
industrial hasta nuestros días. En este sentido, la sociedad de consumo sería impensable sin el desarrollo
explosivo de la empresa.
Por eso, cuando la cesación de pagos y la situación de crisis afectan a la empresa, trasciende los particulares
intereses del empresario y sus acreedores. El interés del Estado de que se conserven las empresas existentes en
tanto sean sanas y viables, el interés de los trabajadores en conservar su fuente de trabajo también tiene fuerte
presencia en los procesos concursales.
El principio de conservación de la empresa ha sido entonces receptado por el derecho concursal, y compite
mano a mano con el interés individual de los acreedores sobre la suerte y el destino de la misma, al extremo que
se busca en forma dialéctica, dinámica y permanente el justo medio, o sea, un adecuado equilibrio entre ambos
intereses (44).
XVI. Propuestas específicas para atender la crisis empresaria
En orden a lograr un equilibrio entre los intereses que hemos señalado, una primera propuesta es considerar
que el principio de conservación de la empresa encuentre su límite en la viabilidad de la misma. Ningún bien se
hace a nadie en sostener empresas inviables, que solo aumentan los costos para todos los que a la postre
recibirán menos o nada en la quiebra que inevitablemente llegaría.
Para lograr esto, una de las propuestas que se hace desde la doctrina es incorporar el instituto de "el plan de
empresa" o plan de saneamiento, que facilite un proceso concursal preventivo transparente y de buena fe, que
muestre a los acreedores la viabilidad de la empresa y la posibilidad de repago del pasivo que deberá superar lo
que obtendrían los acreedores en la liquidación de la misma (45).
El concurso preventivo no es exclusivamente el modo de diferir el pasivo, sino que debe ser un período en el
cual la ley brinda al deudor la posibilidad de reestructurar su empresa, y así para que la crisis sea realmente
superada es necesario convertir a esa unidad económica que es la empresa concursada en una entidad capaz de
generar ganancias genuinas con las cuales atender su pasivo.
El plan de empresa reemplazaría en forma superadora a la actual propuesta de pago, por cuanto la
cancelación del pasivo pasa a formar un aspecto del proyecto reorganizativo que además tiende a sanear a la
empresa insolvente, mediante una reestructuración de la gestión.
El plan debe demostrar cómo se superarán las causas que llevaron a la situación de insolvencia.
 

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En la doctrina nacional se ha postulado y analizado en profundidad los caracteres que debería reunir el
mentado plan. En tal sentido se ha expresado que debería presentarse conjuntamente con la propuesta e incluir:
a) descripción del o los negocios a que se dedicará la empresa, describiendo los mercados a los que se dirigirá
recursos humanos y materiales necesarios, disponibles y a conseguir proyección económico-financiera de
ingresos y egresos durante el período de repago (46).
El desarrollo del plan de empresa puede implicar el desplazamiento del empresario titular de la gestión de la
empresa, siendo reemplazado por profesionales o técnicos que serán los encargados de llevar adelante el
proyecto de reorganización.
Además, y en cualquier momento debe facultarse al Juez a convertir el procedimiento en liquidativo si se
advierte la imposibilidad de que el plan de empresa llegue a un final exitoso.
Otra propuesta que se hace es que se contemple legislativamente la posibilidad de reformular el plan cuando
por causas ajenas al deudor se produzca un cambio en las circunstancias que tuvo en cuenta al elaborarlo. Ello,
claro está, siempre que la empresa siga siendo viable y se demuestre que el cambio importa una mejor
posibilidad para todos (47).
A las mencionadas, se agrega la idea de actuar de manera temprana, al presentarse las primeras
manifestaciones de las dificultades económicas, desplazando el monopolio de la acción preventiva, en palabras
de Klidermacher (48).
Para ello se postula incorporar la posibilidad de que el proceso concursal preventivo, pueda ser abierto a
instancias de algún acreedor, o de los organismos de control de la actividad del empresario o incluso por el juez
de oficio: el concurso necesario.
Estas, y otras propuestas, como la idea de un concurso abreviado para las pequeñas empresas, evidencian
también, que atendiendo las particularidades que presenta la crisis de la empresa, es necesario introducir algunas
reformas en la ley concursal vigente.
XVII. Conclusiones
La organización de la sociedad impone el ordenamiento jurídico que, por ello mismo no debe ser caprichoso,
sino que implica que el legislador al ordenar un sistema normativo lo haga en función de proteger determinados
valores caros a esa sociedad, cumpliendo con una necesidad de bien común (49). Para lograrlo no puede
olvidarse una obviedad que, en ocasiones, se pasa por alto: la vida y la realidad van siempre por delante del
Derecho. Por ello es necesario y al propio tiempo científico mantener una actitud abierta a las nuevas realidades.
Las soluciones especiales frente a la situación de insolvencia, los procedimientos específicos, la especialización
concursal son la respuesta adecuada a la complejidad que presenta la sociedad moderna.
(A)  Auxiliar Letrada del Juzgado Civil y Comercial 2 de Pergamino. Docente de Derecho Comercial I y de
Concursos y Quiebras en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina. Docente de
Derecho Civil en la Carrera Trabajo Social en el Instituto Superior de Formación Docente y Técnica de
Pergamino.
(1)  GRAZIABILE, Darío J., "Historia y tendencias de los presupuestos concursales. El estado de cesación de
pagos y los sujetos concursables".
(2)  GERBAUDO, Germán E., "Presupuesto subjetivo de los procesos concursales. La incidencia del Código
Civil y Comercial", Diario Comercial, Económico y Empresarial, 85, 17/08/2016
(3)  RASPALL, Miguel, "Desafíos presentes y futuros del Derecho Concursal".
(4)  Ibidem.
(5)  MARIENHOFF, Miguel S., "El servicio público y sus variadas expresiones", JA 29-1975, p. 728.
(6)  FARGOSI, Horacio P., "Algunas consideraciones sobre la actividad bancaria", LA LEY 1989-D, p. 897
entre otros.
(7)  TAURYDZKJ, Jeremías, "Es posible la apertura de un concurso preventivo de una ex entidad bancaria",
http://www.estudioton.com.ar/congresos/lomas.
 

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(8)  ELESPE, Douglas, "Bancos y Mercados de capitales. La arquitectura del sistema. Fundamentos de la
regulación y supervisión", LA LEY, 12/12/2018, AR/DOC.2667/2018.
(9)  JUNYENT BAS, Francisco - MOLINA SANDOVAL, Carlos, "Crisis e insolvencia de entidades
financieras", Ed. Rubinzal-Culzoni.
(10)  Ibidem.
(11)  Ibidem.
(12)  MEILIJ, Gustavo R., "Manual de Seguros", Ed. Depalma, Buenos Aires, 1990.
(13)  HALPERIN, Isaac, "Seguro, empresa de seguro y servicio público impropio", RDCO, 1974, año 7, ps. 151
y ss.
(14)  CANTILO, Ricardo E., "La Insolvencia de las Aseguradoras en Argentina", disponible en
http://mercadoasegurador.com.ar/backup/adetail.asp?id=3161.
(15)  Art. 48.— "La autorización concedida de acuerdo con el art. 7º, debe ser revocada por la autoridad de
control cuando: a) El asegurador no inicie efectivamente sus operaciones en el término de seis [6] meses; b) No
se cumpla con lo dispuesto en el art. 31, en los casos de pérdida del capital mínimo; c) El asegurador no
funcione de acuerdo con los estatutos, con las condiciones de la autorización o con el art. 4º, o no proceda a la
exclusión de los impugnados según el art. 9º después de aplicadas las multas previstas en esa disposición; d)
Proceda la disolución por cualquier causa, conforme al Cód. Com.; e) La casa matriz de una sociedad extranjera
se disuelva, liquide, quiebre, o se encuentre en situación equivalente, o en caso de cierre de la sucursal o agencia
autorizada; f) Se produzca la liquidación según lo previsto en los arts. 50, 51 y 52; g) Sea por aplicación de los
dispuesto en el art. 58".
(16)  MARCOTULLIO, Jorge A., "El Proceso de Liquidación de una Entidad Aseguradora", disponible en
http://www.judicialdelnoa.com.ar/doctrina/marcotullio_ponencia_la_liquidacion_de_entidades_aseguradoras.do
cx.
(17)  CANTILO, Ricardo E., ob. cit.
(18)  Art. 54.— "Gozan del privilegio general establecido en el art. 270 de la Ley de Concursos: aa) Los
asegurados o sus beneficiarios en la rama vida, por el capital o renta debidos o por las reservas matemáticas, en
el mismo grado de los créditos mencionados en el inc. 1º) del citado artículo y con igual extensión a la que el
art. 271 de dicha ley otorga al capital emergente de sueldos, salarios y remuneraciones; b) Los créditos por los
siniestros producidos en los otros seguros. Los gastos de liquidación, incluidos los devengados por la autoridad
de control, gozan del privilegio establecido en el art. 264 de la mencionada ley".
(19)  VILA, Nancy A., citando a URÍA, "Reaseguro, quiebra y compensación", RDM, 30, Madrid, 1950, p. 371.
(20)  GHEZZI, Emiliano A., "Comentarios a la ley 25.284 de Salvataje de Entidades Deportivas", ED,
06/06/2017.
(21)  CABANELLAS DE LAS CUEVAS, Guillermo, "Derecho del Deporte, cap. I - panorama del derecho del
deporte", Ed. Heliasta, 2014, p. 9.
(22)  Sancionada el 06/07/2000 y promulgada el 25 de julio de ese año.
(23)  Esta exigencia excluye a las federaciones y a las confederaciones como sujetos pasivos protegidos por la
ley.
(24)  Se trata de evitar que otras asociaciones civiles, a último momento introduzcan modificaciones en su
objeto social con el fin de beneficiarse con el procedimiento especial de salvataje previsto exclusivamente para
entidades deportivas.
(25)  Art. 10.— "La designación de quienes compongan el órgano fiduciario, la realizará el magistrado que
entienda en los respectivos procesos concursales. La misma se realizará por sorteo, conforme nómina de
postulantes inscriptos en registros especiales, llevados a cabo, a tales efectos, por la Secretaría de Deportes y
Recreación de la Nación o autoridades competentes en cada Jurisdicción. En cada registro se inscribirán los
profesionales e idóneos que acrediten los requisitos que abajo se determinan: a) Ser abogado o contador con diez
años como mínimo de antigüedad en la matrícula o estar especializado en forma reconocida en organización,
administración y gestión deportiva. b) Tener ejercicio activo de la profesión. c) Acreditar buena conducta con
 

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informes del Registro Nacional de Reincidencia y del Registro de la Propiedad Inmueble. d) No haber integrado
el gobierno de la entidad involucrada en las tres últimas administraciones, ni haber sido candidato. e) No tener
intereses económicos que puedan incidir en la toma de decisiones, en perjuicio de los acreedores y asociados. f)
Ser preferentemente asociado de la entidad, con una antigüedad mínima de diez años".
(26)  GERBAUDO, Germán E., "Insolvencia de las entidades deportivas. La continuación del trámite concursal
bajo el régimen de la ley 25.284", JA 2004-IV; VEDROVNIK, Marcelo E., "Aplicación de la ley 25.284 a los
clubes en quiebra y la imposibilidad de que continúen actuado sus administradores naturales", Microjuris,
05/10/2010, autos "Club Atlético Colón s/ continuación del concurso preventivo con opción de la ley 25.284",
Juzg. Primera Instancia de Distrito Civil y Comercial Nº 11 Nominación de Santa Fe; autos "Club Atlético
Newells Old Boys s/ concurso preventivo", Juzgado de Primera Instancia de Distrito Civil y Com. Nº 12
Nominación Rosario.
(27)  Art. 15.— "Las personas designadas tendrán las siguientes obligaciones: a) Respetar en todas las gestiones
los principios de prudencia, austeridad y racionalidad en los gastos conforme a los especiales intereses que les
fueran delegados, sobre la base de la confianza y la buena fe. b) Adoptar durante la gestión todas las medidas
pertinentes, a fin de no generar nuevos pasivos, procediendo con la prudencia y diligencia de un buen hombre de
negocios. c) Prestar la dedicación necesaria y proceder, con conducta irreprochable en la representación de la
entidad. d) Determinar las deudas que existan contra las entidades mencionadas en el art. 1º, de conformidad
con el procedimiento establecido en las disposiciones del tít. II, cap. III, Sección III de la ley 24.522. e)
Dictaminar respecto de todas las solicitudes de verificación de los créditos y privilegios contra las entidades
sobre las que haya recaído sentencia de quiebra posterior a la sanción de la presente ley y continuar las
actuaciones incidentales y/o cualquier proceso en trámite. En todos los casos, se aplicarán las disposiciones del
tít. II, cap. III, Sección III de la ley 24.522. f) Individualizar cada uno de los bienes fideicomitidos y determinar
el valor realizable de los mismos en oportunidad de cada distribución. g) Elaborar el presupuesto anual de
ingresos y egresos, no pudiendo apartarse del mismo, salvo que, por razones de fuerza mayor o caso fortuito, el
Juez determinara hacerlo, a fin de no agravar la situación de los acreedores ni de la institución comprometida. h)
Designar al personal técnico y administrativo necesario para el funcionamiento institucional. i) Realizar
mediante licitación, toda contratación de servicio que supere el giro ordinario de la administración para el
normal funcionamiento de la entidad. j) Presentar al Juez un informe trimestral sobre los avances de la gestión,
bajo apercibimiento de ser considerado su incumplimiento, causal de mal desempeño del cargo. En el primer
informe que se presente, deberán expedirse con respecto a todos los contratos pendientes, debiendo opinar sobre
su continuación, resolución o renegociación. k) Rendir cuenta al Juez sobre el estado del patrimonio fiduciario,
con la periodicidad que aquel fije, la que podrá ser también solicitada judicialmente por los acreedores y socios
de la entidad. l) Instruir sumarios administrativos, a las tres últimas administraciones de la entidad, siempre que
existan presunciones de la comisión de actos u omisiones contrarios a las leyes, estatutos y reglamentos, de los
cuales puedan derivarse un perjuicio contra la entidad involucrada, debiendo garantizarse en todos los casos, el
derecho de defensa de los sumariados, conforme las leyes procesales vigentes en cada jurisdicción. Dentro del
plazo de noventa días deberá: I. Dictar una resolución conteniendo los siguientes puntos: I.I. Existencia o no de
la irregularidad. I.II. Carácter de la misma. I.III. Identificación de los responsables. I.IV. Apreciación del monto
del perjuicio. II. Iniciar las acciones penales y civiles que correspondan. La enumeración precedente es
meramente enunciativa".
(28)  GERBAUDO, Germán E., "Proceso concursal de salvataje de entidades deportivas. Propuestas de reformas
a la ley 25.284", SJA 03/10/2018, 53.
(29)  COMITÉ ECONÓMICO EUROPEO DICTAMEN DE LA SECCIÓN ESPECIALIZADA DE EMPLEO,
ASUNTOS SOCIALES Y CIUDADANÍA, "El crédito y la exclusión social en la sociedad de la abundancia".
(30)  RASPALL, Miguel A., "Desafíos presentes...", ob. cit.
(31)  GERBAUDO, Germán E., "El problema del consumidor sobreendeudado. La necesidad de un proceso
concursal especial y la crítica a la jurisprudencia que desestima los pedidos de propia quiebra ante la ausencia de
activo liquidable", MJ-DOC 11968-AR, 22/08/2017.
 

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Documento

(32)  RASPALL, Miguel, "Desafíos presentes...", ob. cit.


(33)  VINTI, Ángela M., "El anacronismo del sistema concursal argentino frente al consumidor como sujeto
insolvente", LLBA 2014, 355 AR/DOC/152572014.
(34)  NICOLAU, Noemí, "La tutela del crédito frente a la tutela del débito", Trabajos del Centro, 1, Rosario, p.
12.
(35)  SÁNCHEZ CANNAVÓ, Sebastián I., "Responsabilidad del concedente de crédito por
sobreendeudamiento del consumidor", LA LEY 07/02/2019, 07/02/2019, 1, Cita Online: AR/DOC/93/2019.
(36)  RIVERA, Julio César, "Renovación de principios del derecho concursal", Revista de Derecho Privado y
Comunitario, Concurso II-2003, Ed. Rubinzal-Culzoni Santa Fe.
(37)  Sentencia de primera instancia dictada en autos "R., O. A. s/ concurso preventivo", modificada por la
Cámara de Apelaciones Civil y Comercial de Santa Fe.
(38)  GERBAUDO, Germán E., "El problema del consumidor sobreendeudado. La necesidad de un proceso
concursal especial y la crítica a la jurisprudencia que desestima los pedidos de propia quiebra ante la ausencia de
activo liquidable", MJ-DOC 11968-AR 22/08/2017, ver fallos citados en la nota 6.
(39)  En el caso "Mercado, Ana María s/ concurso preventivo" (CUIJ: 13-01905101-8) se dio esta situación,
criticada severamente por el magistrado; lo que motivó que el Juez citara a los acreedores a una audiencia bajo
apercibimiento de que en caso de no comparecer su inasistencia injustificada sería interpretada como expresión
tácita de la voluntad de someterse a lo que se resolviera en dicha audiencia respecto del pasivo de la deudora.
(40)  Presentado por la Senadora Negre de Alonso, al que se acumuló el presentado por la Senadora Bongiorno.
El primero solo refería a las personas físicas consumidores; en tanto el segundo incorporaba como sujetos
incluidos a los pequeños deudores, aun cuando las deudas no se originaran exclusivamente en contratos de
consumo.
(41)  Preparado por una comisión designada por el Ministerio de Justicia y Culto en el año 2015.
(42)  www.jus.mendoza.gov.ar/documents/10184/12111/LEY+9001.pdf/2fd0b123-7977-44fd-a2ba-
1bf00a40dee7. Ver también COLL, Osvaldo W., "El concurso para consumidores en el nuevo Código Procesal
Civil", LLGran Cuyo, 01/08/2018.
(43)  ABEL PIRIS, Cristian - GLIBOTA, Verónica, "La empresa en el Código Civil y Comercial Argentino",
Revista de la Facultad de Ciencias Económicas UNNE, 14, otoño 2015.
(44)  RASPALL, Miguel A., "Desafíos presentes...", ob. cit.
(45)  RASPALL, Miguel, "Derecho de la empresa en crisis. Concursos reorganizativos. Plan de empresa. Una
mirada en el Derecho Iberoamericano", LA LEY 2009-A-719 AR/DOC/3002/2008.
(46)  ULNIK, Juan - KIPERMAN, Enrique, "Aportes técnicos de la sindicatura para una mejor evaluación de la
propuesta concordaria", en Derecho Económico Empresaria, Ed. La Ley, 2011, t. I, p. 1015.
(47)  RASPALL, Miguel, "Institutos concursales para la conservación de la empresa y la tutela del crédito", LA
LEY 2012-E-315 AR/DOC/5189/2012.
(48)  KLIDERMACHER, Arnoldo, "La imprescindible reforma de la ley concursal argentina", en La insolvencia
en el derecho concursal iberoamericano, Ed. Ad-Hoc, Buenos Aires, 2006.
(49)  CÁMARA, Héctor, "El concurso preventivo y la quiebra", Buenos Aires, 1978.

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