Origen, Esencia Y Estrategia Del Totalitarismo Islámico: Tlatemoani Revista Académica de Investigación

TLATEMOANI
Revista Académica de Investigación

Editada por Eumed.net
No. 31 – Agosto 2019.
España
ISSN: 19899300
[email protected]
Fecha de recepción: 03 de abril de 2019

Fecha de aceptación: 30 de julio de 2019
ORIGEN, ESENCIA Y ESTRATEGIA DEL TOTALITARISMO ISLÁMICO
Autor:
Francisco Javier Ruiz Durán

[email protected]
Universidad de Extremadura, España.
RESUMEN
En este artículo mostraremos como los grupos terroristas del mundo árabe,
financiados por la URSS durante la Guerra Fría, provocaron que los Regímenes
pro-occidentales promocionasen a las organizaciones religiosas
ultraconservadoras, que hoy día intentan imponer su ideología Totalitaria, basada
en una falsa interpretación del islam; así como el doble juego que Arabia Saudí
mantiene con ellos desde entonces, para obtener la protección del <<Occidente
infiel>> mientras expandía y expande su visión puritana del islam. Pero también
indicaremos que la solución puede ser una guerra cultural como la que utilizó
Occidente hasta que se derrumbó el Muro de Berlín; pues los islamistas están
utilizando la misma estrategia que desarrolló la Internacional Comunista.
TLATEMOANI, No. 31, agosto 2019.

https://www.eumed.net/rev/tlatemoani/index.html
PALABRAS CLAVE:
Guerra Fría, Internacional Terrorista, socialismo baazista, yihadismo, Totalitarismo,
Arabia Saudí, Al Qaeda y Brigadas Internacionales islamistas.
ABSTRACT
In this article we will show as the terrorist groups of the Arabic world, financed by the
USSR during the Cold War, they provoked that the prowestern Rate were promoting
to the religious ultraconservative organizations, which today try to impose his
Totalitarian ideology, based on a false interpretation of the Islam; as well as the
double game that Saudi Arabia supports with them since then, to obtain the
protection of <<unfaithful West>> while it was expanding and it expands his
puritanical vision of the Islam. But also we will indicate that the solution can be a
cultural war like that West used until the Wall of Berlin was collapsed; since the
islamist are using the same strategy that the International Communist developed.
KEY WORDS:
Cold war, International Terrorist, socialism baazista, jihadism, Totalitarianism, Saudi
Arabia, Al Qaeda and International islamist Brigades.
1. EL PAPEL DEL MUNDO ARABO-MUSULMÁN EN LA GUERRA FRÍA.
En la Guerra Fría ambos bloques desplegaron todo su arsenal político, económico,

diplomático y militar para atraerse a nuevos aliados a su bando. Así se forjaron
alianzas mediante créditos, ayudas, ventas de armas a fondo perdido, inversiones…
Cierto es, que el mundo libre tenía una clara ventaja en los medios económicos,
pero la Unión Soviética se llevaba el gato al agua gracias a su falta de escrúpulos
al potenciar, financiar, apoyar y proyectar al mundo las organizaciones y
movimientos nacionalistas árabes como baluartes del progresismo internacional
contra Estados Unidos. En este sentido, dichos movimientos y organizaciones no
tardaron en ser la vanguardia que derrocaría a los Regímenes aliados con
173
Occidente, así como, en el arma más eficaz contra el mundo libre. Ejemplos de esta
vanguardia fueron la OLP, el FPLP, el FDLP o el FPL –todos grupos terroristas
palestinos-. La poderosa maquinaria propagandística soviética consiguió presentar
las alianzas norteamericanas, como una nueva forma de colonialismo designado
como <<imperialismo>> en el Tercer Mundo e incluso en Occidente; como “si el
expansionismo de la Unión Soviética fuese desinteresado y caritativo”.
Mención aparte, merece la brillante estrategia soviética para presentar al
Movimiento de Países No Alineados como una Tercera Vía por la Libertad y la
independencia de los países emergentes contra el imperialismo occidental. De
hecho, muchos países árabes, como Argelia, formaron parte de esta <<marca
blanca>> política, aunque durante la Guerra Fría países como Egipto y Jordania
cambiaron de bando cuando le vieron las orejas al lobo. Pero no fue hasta el
derrumbe de la Unión Soviética, cuando la mayoría de los Regímenes radicales del
mundo, no tuvieron más opción que comenzar una renovación ideológica. Esta
batalla ideológica, en plena Guerra Fría, hizo que muchos Regímenes
conservadores se sintieran amenazados por el apoyo, entrenamiento y financiación
soviética del nacionalismo árabe; y reaccionaron promoviendo el desarrollo de
organizaciones religiosas ultraconservadoras para enfrentarse al nacionalismo
socialista panarabista.
En este contexto, el islamismo radical comenzó a utilizar las acciones caritativas

como una estrategia para captar militantes; pero en el fondo siempre ha sido una
ideología etnocéntrica y maniquea que aspira al control Totalitario del islam, como
ejemplificó la experiencia argelina. Y así, los grupos terroristas del mundo arabo-
musulmán han pasado del ideario socialista panarabista del Frente Popular para la
Liberación de Palestina a la interpretación política del islam que realizan los
Hermanos Musulmanes, Hamas, Hezbollah, Al-Qaeda o el Estado Islámico; por lo
que cuando estallaron las Primaveras árabes los Totalitarios estaban más
preparados y organizados que la oposición liberal para obtener el poder en las
diversas elecciones que se celebraron en los países musulmanes.
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Por tanto, la situación del mundo arabo-musulmán es muy parecida a la Europa de
postguerra donde los Partidos Comunistas eran el enemigo a batir en las elecciones.
De facto, Occidente acordó el apoyo político y económico para el que será el nuevo
Plan Marshall para las democracias en el mundo arabo-musulmán en la cumbre del
G-8 celebrada en la ciudad francesa de Dauville.
Eso sí, en este artículo no nos hemos olvidado de que fue la financiación saudí la
que fundó cientos de madrasas del movimiento deobandí en la India durante el siglo
XIX, semilla de la cual nacería el movimiento talibán; que, junto a los Servicios de
Inteligencia paquistaníes, permitieron el desarrollo de la Internacional Terrorista
islamista que han logrado extender desde Afganistán y Asia Central hasta Egipto y
Argelia. De esta forma Al Qaeda ha evolucionado de organización yihadista a una
vanguardia ideológica que influye en la ideología y la estrategia del movimiento
yihadista global. Ni tampoco, que la infiltración yihadista en Europa –Francia, Gran
Bretaña, Alemania, España, Italia, Países Bajos, Bélgica, Suecia, Dinamarca,
Kosovo, Albania…- se ha dado con el apoyo de Turquía, Arabia Saudí y Al Qaeda.
Y todo ello, mientras se desarrollaba una gran guerra cultural contra Norteamérica
desde la Conferencia sobre Racismo y Discriminación de la ONU celebrada en 2001
en Durban, Sudáfrica, donde los yihadistas y sus compañeros de viaje izquierdistas
demonizaron a los estadounidenses y abogaron abiertamente por la
<<deconstrucción>> de la democracia occidental; así como la instigación contra los
movimientos musulmanes moderados que pudieran obstaculizar sus planes. En
este sentido, Occidente no respondió ni cuando los intelectuales asesinados eran
europeos, como ocurrió en Holanda en 2004. Ni mucho menos cuando las minorías
cristinas –en Egipto, Irán, Irak, Indonesia, Nigeria o Sudán- han sido y son oprimidas
o masacradas. De esta forma los yihadistas y sus compañeros de viaje cegaron el
sistema de advertencia cultural de Estados Unidos; a la par que la penetración
yihadista es allanada por los líderes sociales, artistas e intelectuales que
fomentaban <<la oposición a la guerra>> presionando a sus Gobiernos, para que
retiren las tropas occidentales que combaten el yihadismo internacional.
175
Y por si fuera poco, las democracias populares como Venezuela y Cuba –en
estrecha connivencia con el bloque islamista- están dirigiendo una sublevación por
toda Hispanoamérica; siguiendo la estrategia de la Internacional Comunista durante
la Guerra Fría. Dicha infiltración yihadista en el mundo académico e institucional en
Occidente ha venido de la mano de la financiación continua de los programas sobre
Oriente Medio por Arabia Saudí que premia a los académicos y departamentos que
loaban a los Regímenes árabes; así, la alianza entre los lobbies wahabíes y la
extrema izquierda de la universidad resulta más lógica. Además, los grupos
terroristas han tenido el apoyo de Gobiernos como el de Irán, Sudán, Afganistán,
Somalia, Pakistán y los Estados del Golfo Pérsico; y así Al Qaeda pudo conformar
la nueva Internacional Terrorista –la primera fue conformada por la Unión Soviética
durante la Guerra Fría- que han renovado el panislamismo gracias a la financiación
saudí de la MAK, a ONG´s como la Saudí High Commission –SHC- inscrita en
Naciones Unidas, a la distribución de armas y drogas por la <<Ruta de los
Balcanes>>, al apoyo diplomático de Bosnia, a las empresas de Al Qaeda en Sudán,
a la colaboración con Irán y Hezbolá, al apoyo de antiguos terroristas cercanos a la
OLP, a algunos Servicios de Inteligencia del mundo árabe, al blanqueo de dinero en
el Banco de Crédito y Comercio Internacional paquistaní…; apoyos sin los cuales el
comando de Al Qaeda detenido en el año 2000 no podrían haber intentado atentar
contra el Parlamento Europeo, la catedral y el mercado de Estrasburgo con
explosivos y gas sarín.
De facto, en la línea de von Hayek y Camus, el profesor Paul Berman afirmó que
“aunque el fascismo y el comunismo eran enconados enemigos, violentamente
opuestos, vistos desde determinado prisma, resultaban extremadamente
parecidos… ¿no podría ser que el fascismo y el comunismo fueran tentáculos de un
único monstruo de las profundidades, aún mayor, una nueva horrible creación de la
civilización moderna, nunca antes vista o nombrada?”. En su obra Camús fue el
único que reconoció un punto esencial: el Totalitarismo y el terrorismo son lo mismo;
y como escribió Baudelaire, los Totalitarismos socialistas, como hoy el islámico, por
los motivos más excelsos fustigan y matan a la gente por su propio bien.
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Es más, las tres formas radicales de socialismo –comunismo, fascismo y nacional-
socialismo- que arruinaron al viejo Continente con sus nuevas versiones del
Apocalipsis de San Juan –un pueblo de Dios está siendo atacado y contaminado
por la ramera de Babilonia: la burguesía, los francmasones, los judíos…- como
dogma de la nueva religión de la Revolución fue transportada al mundo arabo-
musulmán con el socialismo baazista; pero sin olvidar, que previamente los
islamistas como los Hermanos Musulmanes se aliaron con las potencias del Eje
durante la II Guerra Mundial*. Por tanto, podemos señalar que el panarabismo
socialista de ayer y el islamismo de hoy son dos ramas del Totalitarismo socialista
europeo del siglo XX que también desarrolló el Irán del ayatolá Jomeini.
Por todo ello, debemos rememorar que esta Guerra de ideas ya se dio a los inicios
de la segunda postguerra mundial cuando en Italia y Francia el número de afiliados
al Partido Comunista, y el papel de los intelectuales, hacía pensar que serían
imparables.
2. COMO FOMENTAR EL LIBERALISMO EN EL MUNDO ARABO-MUSULMÁN.
Parecía que la Guerra cultural que la CIA desató, siguiendo el ejemplo de la

Komintern, no tenía nada que hacer frente a la progresía. Pues bien, hoy debemos
comenzar la misma labor que realizó el Congreso por la Libertad Cultural para
persuadir al mundo musulmán del camino del Totalitarismo islamista. Esa Guerra
de persuasión cultural debe llegar a Egipto, Qatar, Nigeria, Kenia, Pakistán, India,
Irán, Arabia Saudí… sin olvidar los centros intelectuales occidentales. La receta es
y debe ser la misma, pues el enemigo utiliza el mismo camino que llevó el
comunismo. Creación de una utopía para los desheredados de la tierra. Por eso se
debe fomentar una Tercera Fuerza en el mundo musulmán que derrote desde
dentro al islamismo desarrollando mejores organizaciones sociales, un ideal social
más real y esperanzador, una política de derechos humanos, el fomento de los
derechos de la mujer, la lucha contra el antisemitismo, una política de pluralismo y
la lucha contra la pobreza para implantar las semillas del liberalismo. Será una
batalla interior. “El objetivo real del totalitarismo, escribía Schlesinger en 1949, era
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combatir la <<ansiedad>> que provoca el atractivo que despiertan ideas mejores
que las propias. Molotov… explicaba en los momentos álgidos del terror soviético
que, en la sociedad comunista, los <<vestigios del capitalismo>> eran
<<extremadamente persistentes en la conciencia de la gente>> (lo que mostraba la
necesidad de mantener activos a los pelotones de fusilamiento…). Medio siglo
después, sabemos que Molotov tenía buenas razones para preocuparse: los
vestigios de las ideas no comunistas en la Unión Soviética fueron, en efecto,
persistentes, incluso entre los comunistas, y acabaron por triunfar”. Esas mismas
influencias fomentadas en el mundo musulmán por una Tercera Fuerza propia,
podrá proseguir el camino iniciado por la tropa occidental en Afganistán donde las
mujeres se quitaron el burka, los hombres se afeitaron sus barbas y las niñas volvían
a las escuelas. Brotes débiles, es cierto, pero alimentándolos pueden arraigar con
la misma fuerza que en España, Francia, Italia, Chile, Brasil…
Tengamos siempre presente, que este camino por implantar una cultura liberal se
labró desde Reagan y Bush padre hasta Bush hijo para combatir el Totalitarismo
islamista y expandir la libertad para los demás cuando ganemos la Guerra contra el
terror. Pero también, que el profesor Samuel Huntington en su obra El choque de
las civilizaciones, fue el primero en indicar la importancia de los factores religiosos
y culturales en el estudio de las Relaciones Internacionales con el mundo de los
islamistas radicales. Perspectiva que hasta entonces no se había tenido presente.
Es más, durante una entrevista realizada por Al-Yazira, Osama Bin Laden afirmó a
la pregunta sobre si existía un choque de civilizaciones: “No hay duda. Es un asunto
muy claro, probado en el Libro y en la Sunna, y que cualquier creyente que diga
tener fe debería creer”. Cincuenta años antes Sayid Qutb había afirmado: En el
mundo sólo hay un bando, el bando de Dios; todos los otros son bando de satán y
rebelión. Los que creen, luchan en la causa de Dios, y los que no creen, luchan en
la causa de la rebelión. Y por esto, es en los estudios realizados por los expertos
religiosos –ichtihad- para decidir las reglas que conforman el modo de vida islámico
deseado por Alá; donde tenemos uno de los puntales para la lucha de las ideas,
necesaria para derrotar al terrorismo islamista, pues los pensamientos de los
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reformistas del islam son utilizados por los yihadistas, contra los ulemas
tradicionales que miran con recelo el ichtihad, por miedo a perder su poder de
interpretación y con ello la dirección política del islam. Como apunta DeLong, es un
reflejo histórico de las revueltas que dieron origen a la Reforma protestante: “El
paralelismo es estremecedor: un clero y una aristocracia dominantes que parecen
haber sucumbido al materialismo; una clase media floreciente; la distribución en
masa de ejemplares del Libro Sagrado para que la gente pueda leerlo y pensar por
sí misma; y, entonces, el terror, cuando entran en acción los que se han convencido
de haber escuchado la voluntad de Dios. En Europa esta situación se prolongó
durante ciento veinte años, y en Alemania un tercio de la población murió en la
Guerra de los Treinta Años”.
3. LAS RAÍCES HISTÓRICAS DE LA YIHAD.
No debemos obviar, que, durante la Guerra Fría, Arabia Saudí adoptó una estrategia
peculiar para utilizar a las potencias infieles en su favor, que provocaría el rechazo
de los fundamentalistas más intolerantes. El realismo de la posición saudí
comprendió que para contener el ateísmo comunista necesitaba las armas, la
tecnología, la protección diplomática y los Servicios de Inteligencia de los infieles
occidentales. Eso sí, los saudíes nunca dejaron de aplicar la sharía en su territorio,
así como de apoyar un Régimen salafista sin partidos políticos, sin separación de
poderes, casi sin derechos para las mujeres y por supuesto sin libertad religiosa.
Con esta política siguieron dos vías paralelas, a largo plazo, para contener a su peor
enemigo mientras creaban redes islamistas por todo el planeta gracias a sus
instituciones benéficas, escuelas religiosas, mezquitas, orfanatos y hospitales
durante la Guerra Fría; gracias al petróleo y bajo la protección del Occidente infiel.
Y aquí encontramos la raíz del alcance estratégico actual de Al Qaeda en todo
Occidente. Como hizo la Internacional Comunista mientras el mundo luchaba contra
Hitler. Llegados a este punto no tenemos más remedio que aceptar que la política
saudí durante la Guerra Fría fue paciente y fríamente astuta; y por ello pudo
expandirse en los campus y foros públicos de Occidente en el marco de la alianza
179
anticomunista. Política que, se implementó con el boicot del petróleo que la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) realizó en 1973 para
coaccionar a Occidente a admitir la política wahabista. Bien es cierto, que los
ciudadanos holandeses respondieron al racionamiento de combustibles, sacando a
la calle sus bicicletas durante meses, pero el resto de las industrializadas
sociedades occidentales tuvo que transigir; en el contexto de la Guerra de Vietnam.
No obstante, la astuta estrategia wahabí de alcanzar a largo plazo la superioridad
tecnológica devenida de Occidente mientras infiltraban sus sociedades a nivel
mundial le estalló en sus manos cuando las wahabíes más impacientes decidieron
adelantar la yihad mundial.
De facto, cuando Sadam Hussein invadió Kuwait, el Régimen saudí temió que ellos
fuesen los siguientes, y ahí comenzó la divergencia entre la élite saudita y sus
discípulos de Al Qaeda que tras tomar Persia –URSS- creyeron que era hora de
avanzar contra Bizancio –EEUU-. Los saudíes con su estrategia de infiltración a
largo plazo, su alianza con Estados Unidos frente a la Unión Soviética y su oposición
al Régimen socialista de Sadam; en plena Guerra Fría no contemplaban con buenos
ojos la yihad antinorteamericana, que propagaban las <<brigadas internacionales>>
de Osama Bin Laden. Este, “en su fantasía histórica, era una especie de Trotsky
islamista que se iba a convertir en un emir Stalin y tal vez incluso en un Hitler
yihadista” . Así, entre el final de la Guerra Fría y la Guerra del Golfo comenzó la
nueva yihad, retroalimentada, por los clérigos radicales saudíes que desarrollaban
lo que se denominaría neowahabismo, que transcendería los planteamientos del
Gobierno saudí. A la par, la mayor parte de los Gobiernos moderados musulmanes
–Jordania, Marruecos, Argelia, Túnez, Kuwait, Yemen e incluso Egipto- permitieron
la formación de partidos islámicos.
Mientras tanto el <<ordenador central>> yihadista, compuesto por una red difusa de
clérigos e intelectuales establecida desde Arabia Saudí hasta Egipto o Sudán,
comenzaba una táctica de doble vía: una lucha local contra sus respectivos
enemigos y una yihad internacional contra el enemigo común. Es decir, la
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internacional yihadista decidió actuar en el ámbito local pensando en términos
globales. De esta forma, “la nueva yihad de Al Qaeda dependía en gran medida de
la antigua yihad wahabí”. Esta fue la estrategia que permitió el asesinato de tres mil
norteamericanos, en su mayoría civiles, el 11-S.
Llegados a este punto, el profesor Walid Phares señala la incapacidad de los

intelectuales occidentales para apreciar esta amenaza global formada por los
wahabíes saudíes, las organizaciones chiíes y los panarabistas socialistas
baazistas. Esta unión desarrolló una estrategia con, al menos, seis vías: el petróleo,
la penetración intelectual, el aletargamiento de la opinión pública, la infiltración en
el país de sus Servicios Secretos, la implantación de la yihad subversiva en
Occidente y el control diplomático de la política exterior. El petróleo como arma,
yihad económica, es consecuencia de las restricciones que ordenó la Organización
de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en 1973, contra la guerra árabe-israelí,
donde comprobaron los desastrosos efectos que esta medida tuvo sobre las
economías industrializadas de Occidente. Ya tenían un arma estratégica
fundamental. Por ello, Estados Unidos tuvo que acercarse más a Arabia Saudí; y
así los wahabíes pudieron intensificar las vías de penetración ideológica, de
aletargamiento político, de infiltración terrorista y de control de la política exterior
hasta que Al Qaeda rompió la estrategia a largo plazo con su ataque frontal del 11-
S. Recordemos que ya había caído la Unión Soviética.
El plan maestro de los fundamentalistas era evitar la confrontación directa hasta

debilitar al enemigo, lo suficiente, para darle el golpe de gracia. Así fue como
penetraron en la mente, los ojos y los oídos de la sociedad norteamericana con el
Caballo de Troya financiado por los petrodólares saudíes. Desde 1980 los saudíes
desarrollaron todo un entramado de donaciones, becas y programas para promover
la inversión educativa en las universidades, bibliotecas públicas y centros de
investigación de Estados Unidos, provocando un tsunami académico en los
programas de estudio sobre Oriente Medio. Y aquí encontramos el epicentro de la
yihad cultural; en la financiación de los programas de profesorado en vista a difundir
181
una versión aséptica de la historia de Oriente Próximo. La inversión ideológica llegó
a presentar a los salafistas como reformistas, a los wahabíes como conservadores
y a la yihad como una experiencia interior intelectual. De esta forma “la subversión
de los textos se vio reforzada con la cartelización del medio académico”, que
propiciaron nuevas generaciones de profesores, licenciados y doctorándos con una
visión falsa de Oriente Próximo, que tuvo consecuencias desastrosas para la
democracia más importante del mundo. Acordémonos que hasta el 11-S, los
defensores del wahabisno llevaban más de dos décadas asesorando
estratégicamente a los responsables de política exterior, de la universidad y de los
medios de comunicación. El proceso de manipulación fue verdaderamente
sistemático y provocó una fase de aletargamiento político de Estados Unidos y
Occidente, que les facilitó el camino para cumplir sus objetivos a largo plazo. De
esta forma también se propició la infiltración del país, la yihad de los Servicios
Secretos, con la que paralizar a las instituciones y abrir las puertas a la infiltración
terrorista.
Por otra parte, durante la Guerra Fría los regímenes prosoviéticos como Libia, Irán,
Irak y Siria constituyeron redes de espionaje en Norteamérica; generalmente
infiltrándose en sus comunidades nacionales exiliadas como hicieron también los
cubanos. Y en menos de dos décadas las organizaciones yihadistas y salafistas, se
hicieron con la representación y el control de estos sectores emigrados en
Norteamérica. Lo consiguieron gracias a los petrodólares con los que controlaron
las mezquitas, los centros educativos y las instituciones socioeconómicas de las
comunidades emigradas en Norteamérica, Canadá, Alemania, España, Francia,
Gran Bretaña, Bélgica, Holanda y Escandinavia. En este contexto, el profesor Walid
Phares afirma que “los fundamentalistas han penetrado en el tejido nacional con el
escudo que les brinda la comunidad y la espada del reconocimiento de la clase
académica, los medios de comunicación y el gobierno”. Y con el poder de
representación sobre la comunidad establecieron una red de conexiones con las
asociaciones cívicas y los derechos civiles árabes; mientras en sus respectivos
países sus camaradas oprimían a millones de seres humanos. Así, salafistas y
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wahabíes se hicieron con el control, estatal, y dado que tenían el apoyo de los
medios de académicos se arrogaron la defensa de los derechos civiles hasta en los
tribunales. Controlaban a la mayoría de los <<expertos>> de los campus
universitarios que asesoraban a los tribunales. Con ello estaban disolviendo la
última frontera para provocar la caída de la seguridad y el poderío militar
norteamericano en el mundo.
Paralelamente, las organizaciones y Regímenes antioccidentales y

antidemocráticos del mundo arabo-musulmán, han protestado por el papel de
Estados Unidos y Occidente en la zona durante décadas; eludiendo así sus
responsabilidades en las catastróficas realidades de sus poblaciones. Lo curioso,
es que esa campaña de demonización de Estados Unidos como la reencarnación
de todos sus problemas, es la favorita de los intelectuales antiamericanos de todo
el planeta. Recordemos que estas campañas de agitación y propaganda, propias
de la época de la Internacional Comunista, no buscan un mayor respeto de los
derechos humanos, la libertad y la democracia en el mundo arabo-musulmán. Sino
todo lo contrario. Así comprenderemos mejor como “las fuerzas ideológicas, en su
mayoría de izquierdas, pero también de extrema derecha, acabaron
confabulándose con el programa internacional yihadista”. Proceso que también ha
ocurrido en Europa. Así, el conocimiento que los yihadistas tienen de Occidente ha
procedido de nuestra propia clase intelectual, principalmente del mundo académico
que los yihadistas han utilizado para su beneficio.
La lógica yihadista es bastante simple: como ya no necesitan a Estados Unidos para

eliminar al comunismo ateo, ni la sociedad norteamericana está preparada para
responder al Terror y el Gobierno estadounidense depende del petróleo; creían que
Occidente, no podría atacar a los Regímenes wahabíes como el talibán si atacaban
a Estados Unidos en su propio territorio. Los yihadistas creían que el equilibrio de
poder era en realidad un equilibrio del Terror; tanto como, que Occidente carecía de
valor para luchar. En este contexto, Osama Bin Laden ordenó la ghazwa –asalto de
la yihad- para sembrar el caos y la destrucción en los centros financieros, políticos
183
y militares de Norteamérica. Pero también para que la población saliese
masivamente a las calles protestando contra su Gobierno, dividiendo al país, y
provocar un conflicto étnico en las calles estadounidenses; para incendiar el
subcontinente indio y Oriente Próximo. Pero cometió el mismo error que sus
predecesores, nacional-socialistas y comunistas, al leer las colectividades humanas
en clave ideológica –como sí ocurrió en España con los atentados del 11 de marzo
de 2004-; pues el pueblo norteamericano apoyó y pidió una contraofensiva
gubernamental, que contaría con la solidaridad internacional.
Llegados a este punto comprenderemos mejor como en el espacio sacrosanto para

el conocimiento de la nación, donde se debe acudir para buscar el alimento
intelectual, no se moldeó a las futuras clases dirigentes contra esta amenaza. Así,
envenenada la fuente principal se arruinó a los medios de comunicación, al
Gobierno y a toda la población.
CONCLUSIONES
A lo largo de este artículo habrán podido ustedes comprobar, como durante

la Guerra Fría ambos bloques desplegaron todo su arsenal político, económico,
diplomático y militar para atraerse a nuevos aliados a su bando. Así se forjaron
alianzas mediante créditos, ayudas, ventas de armas a fondo perdido, inversiones…
Cierto es, que el mundo libre tenía una clara ventaja en los medios económicos,
pero la Unión Soviética se llevaba el gato al agua gracias a su falta de escrúpulos
al potenciar, financiar, apoyar y proyectar al mundo las organizaciones y
movimientos nacionalistas árabes como baluartes del progresismo internacional
contra Estados Unidos. En este sentido, dichos movimientos y organizaciones no
tardaron en ser la vanguardia que derrocaría a los Regímenes aliados con
Occidente, así como, en el arma más eficaz contra el mundo libre. Ejemplos de esta
vanguardia fueron la OLP, el FPLP, el FDLP o el FPL –todos grupos terroristas
palestinos-. La poderosa maquinaria propagandística soviética consiguió presentar
las alianzas norteamericanas, como una nueva forma de colonialismo designado
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como <<imperialismo>> en el Tercer Mundo e incluso Occidente. Mención aparte,
merece la brillante estrategia soviética para presentar al Movimiento de Países No
Alineados como una Tercera Vía por la Libertad y la independencia de los países
emergentes contra el imperialismo occidental.
De hecho, muchos países árabes, como Argelia, formaron parte de esta

<<marca blanca>> política, aunque durante la Guerra Fría países como Egipto y
Jordania cambiaron de bando cuando le vieron las orejas al lobo. Pero no fue hasta
el derrumbe de la Unión Soviética, cuando la mayoría de los Regímenes radicales
del mundo, no tuvieron más opción que comenzar una renovación ideológica. Esta
batalla ideológica, en plena Guerra Fría, hizo que muchos Regímenes
conservadores se sintieran amenazados por el apoyo, entrenamiento y financiación
soviética del nacionalismo árabe; y reaccionaron promoviendo el desarrollo de
organizaciones religiosas ultraconservadoras para enfrentarse al nacionalismo
socialista panarabista. En este contexto, el islamismo radical comenzó a utilizar las
acciones caritativas como una estrategia para captar militantes, pero en el fondo
siempre ha sido una ideología etnocéntrica y maniquea que aspira al control
Totalitario del islam, como ejemplificó la experiencia argelina.
Y así, los grupos terroristas del mundo arabo-musulmán han pasado del
ideario socialista panarabista del Frente Popular para la Liberación de Palestina a
la interpretación política del islam que realizan los Hermanos Musulmanes, Hamas,
Hezbollah, Al-Qaeda o el Estado Islámico; por lo que cuando estallaron las
Primaveras árabes los Totalitarios estaban más preparados y organizados que la
oposición liberal para obtener el poder en las diversas elecciones que se celebraron
en los países musulmanes. Por tanto, la situación del mundo arabo-musulmán es
muy parecida a la Europa de postguerra donde los Partidos Comunistas eran el
enemigo a batir en las elecciones. De facto, Occidente acordó el apoyo político y
económico para el que será el nuevo Plan Marshall para las democracias en el
mundo arabo-musulmán en la cumbre del G-8 celebrada en la ciudad francesa de
Dauville.
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Eso sí, en este artículo no nos hemos olvidado de que fue la financiación
saudí ha fundado cientos de madrasas del movimiento deobandí en la India durante
el siglo XIX, semilla de la cual nacería el movimiento talibán; que junto a los
Servicios de Inteligencia paquistaníes, permitieron el desarrollo de la Internacional
Terrorista islamista que han logrado extender desde Afganistán y Asia Central hasta
Egipto y Argelia. Ni tampoco, que la infiltración yihadista en Europa –Francia, Gran
Bretaña, Alemania, España, Italia, Países Bajos, Bélgica, Suecia, Dinamarca,
Kosovo, Albania…- se ha dado con el apoyo de Turquía, Arabia Saudí y Al Qaeda.
Mientras que se desarrollaba una gran guerra cultural contra Norteamérica desde la
Conferencia sobre Racismo y Discriminación de la ONU celebrada en 2001 en
Durban, Sudáfrica, donde los yihadistas y sus compañeros de viaje izquierdistas
demonizaron a los estadounidenses y abogaron abiertamente por la
<<deconstrucción>> de la democracia occidental; así como la instigación contra los
movimientos musulmanes moderados que pudieran obstaculizar sus planes.
En este sentido Occidente no respondió ni cuando los intelectuales

asesinados eran europeos, como ocurrió en Holanda en 2004. Ni mucho menos
cuando las minorías cristinas –en Egipto, Irán, Irak, Indonesia, Nigeria o Sudán- son
oprimidas o masacradas. Y, por si fuera poco, las democracias populares como
Venezuela y Cuba –en estrecha connivencia con el bloque islamista- están
dirigiendo una sublevación por toda Hispanoamérica; siguiendo la estrategia de la
Internacional Comunista durante la Guerra Fría. Dicha infiltración yihadista en el
mundo académico e institucional en Occidente ha venido de la mano de la
financiación continua de los programas sobre Oriente Medio por Arabia Saudí que
premia a los académicos y departamentos que loaban a los Regímenes árabes; así,
la alianza entre los lobbies wahabíes y la extrema izquierda de la universidad resulta
más lógica.
De facto, en la línea de von Hayek y Camus, el profesor Paul Berman afirmó

que, aunque el fascismo y el comunismo eran enconados enemigos, violentamente
opuestos, vistos desde determinado prisma, resultaban extremadamente parecidos.
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Es más, las tres formas radicales de socialismo que arruinaron al viejo Continente
con sus nuevas versiones del Apocalipsis de San Juan –un pueblo de Dios está
siendo atacado y contaminado por la ramera de Babilonia: la burguesía, los
francmasones, los judíos…- como dogma de la nueva religión de la Revolución fue
transportada al mundo arabo-musulmán con el socialismo baazista; pero sin olvidar,
que previamente los islamistas como los Hermanos Musulmanes se aliaron con las
potencias del Eje durante la II Guerra Mundial. Por tanto, podemos señalar que el
panarabismo socialista de ayer y el islamismo de hoy son dos ramas del
Totalitarismo socialista europeo del siglo XX que también desarrolló el Irán del
ayatolá Jomeini. Por todo ello, debemos rememorar que esta Guerra de ideas ya se
dio a los inicios de la segunda postguerra mundial cuando en Italia y Francia el
número de afiliados al Partido Comunista, y el papel de los intelectuales, hacía
pensar que serían imparables.
Parecía que la Guerra cultural que la CIA desató, siguiendo el ejemplo de la

Komintern, no tenía nada que hacer frente a la progresía. Pues bien, hoy debemos
comenzar la misma labor que realizó el Congreso por la Libertad Cultural para
persuadir al mundo musulmán del camino del Totalitarismo islamista. Esa Guerra
de persuasión cultural debe llegar a Egipto, Qatar, Nigeria, Kenia, Pakistán, India,
Irán, Arabia Saudí… sin olvidar los centros intelectuales occidentales. La receta es
y debe ser la misma, pues el enemigo utiliza el mismo camino que llevó el
comunismo. Creación de una utopía para los desheredados de la tierra. Por eso se
debe fomentar una Tercera Fuerza en el mundo musulmán que derrote desde
dentro al islamismo desarrollando mejores organizaciones sociales, un ideal social
más real y esperanzador, una política de derechos humanos, el fomento de los
derechos de la mujer, la lucha contra el antisemitismo, una política de pluralismo y
la lucha contra la pobreza para implantar las semillas del liberalismo. Será una
batalla interior. El objetivo real del totalitarismo, escribía Schlesinger en 1949, era
combatir la <<ansiedad>> que provoca el atractivo que despiertan ideas mejores
que las propias. Molotov explicaba en los momentos álgidos del terror soviético que,
en la sociedad comunista, los <<vestigios del capitalismo>> eran
187
<<extremadamente persistentes en la conciencia de la gente>> (lo que mostraba la
necesidad de mantener activos a los pelotones de fusilamiento…). Medio siglo
después, sabemos que Molotov tenía buenas razones para preocuparse: los
vestigios de las ideas no comunistas en la Unión Soviética fueron, en efecto,
persistentes, incluso entre los comunistas, y acabaron por triunfar. Esas mismas
influencias fomentadas en el mundo musulmán por una Tercera Fuerza propia,
podrá proseguir el camino iniciado por las tropas occidentales en Afganistán donde
las mujeres se quitaron el burka, los hombres se afeitaron sus barbas y las niñas
volvían a las escuelas. Brotes débiles, es cierto, pero alimentándolos pueden
arraigar con la misma fuerza que en España, Francia, Italia, Chile, Brasil…
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TLATEMOANI

Revista Académica de Investigación

Fecha de recepción: 03 de abril de 2019

ORIGEN, ESENCIA Y ESTRATEGIA DEL TOTALITARISMO ISLÁMICO

Francisco Javier Ruiz Durán

Universidad de Extremadura, España.

TLATEMOANI, No. 31, agosto 2019.

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