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La Habana, 2018
© Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, 2018
© Elfos Scientiae, 2018
Edición: Lic. Marta Elizabet Ferrer Cutié, Lic. Adriana Marcelo Costa
y MsC. Ernesto Galbán Rodríguez
ISBN: 978-959-235-035-9
Los primeros mensajes de un libro, por lo general, son los que atrapan
la atención del lector y definen a los que serán capturados por su escri-
tor. Quizás sin una intención premeditada, el autor de este libro, con un
lenguaje metodológico, técnico, pero al mismo tiempo claro y sencillo,
ha actuado poniéndose en los zapatos de todos los posibles lectores: es-
pecialistas, trabajadores de la salud, investigadores, académicos, artistas,
políticos, empresarios, obreros, campesinos y demás seres humanos que
por alguna razón se acercarán al tema del pie del diabético. Desde hace
un poco más de 15 años, quiso el azar que nos acercáramos al tema de las
úlceras del pie diabético, y desde entonces conocer de los grandes esfuer-
zos de brillantes profesionales cubanos del ámbito de la angiología junto
a destacados científicos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología,
por aliviar y curar a los pacientes que sufren esta afección, y ser testigos
de cómo también en este frente de batalla por la vida, nuestro gobierno
revolucionario no escatima esfuerzos ni recursos por la felicidad de to-
dos los cubanos. Entendimos la trascendencia de una necesidad médica
no resuelta, del temor de aquellos que la padecen, de los grandes daños
económicos y sociales que provoca, del impacto de su solución para la vida
de miles de seres humanos de cualquier parte del mundo y de la inmensa
gratitud de los necesitados con esos gigantes profesionales cubanos de la
salud y de las ciencias.
Con gran maestría y profundo sentido del arte de educar, el autor va mos-
trando al lector lo que es indispensable conocer para entender lo que en
el tercer capítulo titula, muy acertadamente, “Génesis del pie diabético”.
Es en este punto donde de inmediato se hace eco de las palabras de San
Francisco de Asís y hace “primero lo que es necesario”, prevenir, haciendo
una clara y detallada disección de los factores que pueden provocar el pie
diabético. Este es un capítulo de obligada lectura y estudio para quienes se
desempeñan en la atención primaria de la salud.
Octubre, 2017
Ernesto L. Mola
Lic., MSc. Vicedirector
Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología
La Habana, Cuba
José A. Buxadó
Ing., MSc. Investigador Auxiliar
Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología
La Habana, Cuba
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN / 19
Factores predisponentes / 60
Fase inflamatoria / 88
Fase proliferativa / 91
Remodelación tisular / 92
Angiografía / 176
AngioRMN / 177
Tomografía axial computarizada / 178
PROFILAXIS / 181
Analgesia / 192
Anestesia / 193
AMPUTACIONES / 269
Se considera que pie diabético son todas las lesiones que las personas
diabéticas presentan en los pies, por debajo del maléolo, causadas por
desórdenes como la neuropatía diabética, la angiopatía de macro y micro-
vasos (aunque esta última es cuestionada), la osteopatía con deformidad y
la infección. Por tanto, las úlceras del pie diabético pueden tener un origen
neuropático (70 %), vasculopático (20 %) o mixto (10 %). Se conoce que el
85 % de los individuos diabéticos que sufren amputaciones han padecido
una úlcera del pie diabético. Algunos pueden presentar alteraciones vas-
culares (pies fríos, claudicación intermitente, dolor en reposo, enfriamien-
to, acrocianosis, ausencia de pulsos pedio o tibiales, rubor en la posición
de declive, entre otras), neurológicas (parestesias, anhidrosis, debilidad
muscular, pérdida de la sensibilidad táctil, vibratoria y térmica, disminución
del reflejo Aquileo, atrofia muscular, lesiones hiperqueratósicas, y otras),
alteraciones en la biomecánica del pie (pie cavo, dedos en garra, artropatía
de Charcot), traumatismos internos (uña encarnada, úlceras) e infecciones
(con calor y rubor, supuración, perionixis, dermatofitosis). Estas alteracio-
nes del pie producto de la diabetes mellitus pueden requerir la amputación
de la extremidad, lo cual suele impactar en la vida de la persona, en su ac-
tividad social, laboral y económica. La magnitud y severidad de la infección
en el pie diabético y la insuficiencia del suministro arterial determinan la
necesidad de procedimientos quirúrgicos.
La terapia de las úlceras del pie diabético se divide en dos grupos: conser-
vadora y radical. Conservadores son los procedimientos de cirugía menor,
que incluyen resección de tejidos necroesfacelados, desbridamientos de
abscesos y limpiezas quirúrgicas; mientras que radical implica la amputa-
ción de un miembro inferior. El nivel de la amputación dependerá de la ex-
tensión de la necrosis, la inflamación y la infección, además de la valoración
del estado vascular de los miembros inferiores. Existen dos tipos básicos de
amputación: la amputación menor, que corresponde a las que se realizan
por debajo del tobillo, y la amputación mayor, que se realiza por enci-
ma de este. A causa del incremento de la morbilidad y la mortalidad que
acompañan a las amputaciones mayores en el pie diabético, se prefieren
procedimientos conservadores que preserven la extremidad.
En la región dorsal del pie se ubican el retináculo superior del extensor largo,
el retináculo inferior del extensor largo, el extensor corto del dedo grueso del
pie, el extensor corto de los dedos, el músculo abductor del dedo pequeño,
el músculo abductor del dedo grueso (o hallux), los músculos interóseos
dorsales y el tendón del extensor largo de los dedos (Figura 1).
3
4
6
5
7
Arteria pedia
E I
E
I
Colaterales EI
E I E
I
Las venas de los dedos del pie terminan en un arco venoso, del que par-
ten la vena dorsal medial y la vena dorsal lateral. La vena dorsal medial
24 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
continúa por la vena safena interna, y la vena dorsal lateral, por la vena
safena externa (Figura 3).
Figura 3. Anatomía de las venas dorsales del pie: arco venoso dorsal y su red y vena safena
interna.
3. Por los lados: dos líneas irregulares, que van desde el extremo del borde
posterior al extremo del pliegue digitoplantar. La línea interna (borde in-
terno) une el lado interno del talón con el lado interno del dedo gordo, y la
línea externa (borde externo) se extiende desde el lado externo del talón al
lado externo del quinto dedo.
pie, mientras que los extrínsecos son aquellos que vienen desde la pierna,
donde tiene su origen y se insertan en las estructuras óseas del pie.
COMPARTIMENTO INTERÓSEO
DORSAL DORSAL
Superficie inferior del primer Quinto espacio
metatarsiano metatarsiano
MEDIAL LATERAL
Extension de la Aponeurosis plantar
aponeurosis plantar
LATERAL MEDIAL
Septo intermuscular Septo intermuscular
COMPARTIMENTO CENTRAL
Entre los tendones de la capa subaponeurótica de la planta del pie, hay al-
gunos que están provistos de vainas serosas que facilitan su deslizamiento
(como los tendones del tibial posterior, del flexor común de los dedos, del
flexor del dedo gordo, del peroné lateral largo, entre otros). Sin embargo,
estas vainas serosas no suelen extenderse más allá de la línea articular que
une la primera fila del tarso con la segunda.
Arterias
4
4
2
1
5 3
Figura 5. Angiosomas del pie. De la arteria tibial posterior: 1) ramo calcáneo, 2) ramo plan-
tar medial y 3) ramo plantar lateral. De la arteria tibial anterior: 4) arteria dorsal del pie,
5) ramo anterior y 6) ramo calcáneo de la arteria peronea.
3. Vasos y nervios del plano interóseo: sobre el plano interóseo, entre los
músculos interóseos y la aponeurosis plantar profunda discurren la arteria
plantar externa, las venas y los vasos linfáticos y la rama profunda del ner-
vio plantar externo.
Metatarso
Falanges
7
9
1 2
3 4
5 6 8
Figura 7. Sistema óseo del pie. 1) Tuberosidad posterior del calcáneo, 2) Calcáneo,
3) Astrágalo, 4) Cabeza de astrágalo, 5) Navicular, 6) Cuneiformes, 7) Cuboides, 8) Metatar-
sianos, 9) Falanges de los dedos del pie.
El pie está conformado por 28 huesos. Los 7 huesos del tarso son los más
fuertes: sobre ellos descansa la mayor parte del peso corporal. La longitud
del pie está determinada por la distancia entre el extremo del talón y la
punta del pie; mientras que la anchura depende de los 5 huesos metatar-
sianos. De todos ellos, el del primer dedo es el más fuerte, el del segundo
dedo es el más largo y el del quinto dedo el más corto. Los dedos del 2 al
5 están formados por 3 falanges, y el pulgar únicamente por 2.
1. Astrágalo o talo: hueso distribuidor del peso y los esfuerzos del cuerpo;
todos los músculos que proceden de la pierna pasan en puente a su alrede-
dor. Está cubierto de superficies articulares y de inserciones ligamentosas.
No posee ninguna inserción muscular.
Todas las articulaciones tienen una doble función: orientar el pie con rela-
ción a los otros dos ejes, para que se pueda ubicar espacialmente correcto;
y modificar la forma y la curva de la bóveda plantar, para que el pie pueda
adaptarse a las irregularidades del terreno.
La estructura tisular del talón es un tejido plantar que soporta la presión del
pie, con unos septos verticales que lo anclan en profundidad al hueso y evi-
tan los fenómenos de cizallamiento. La capa córnea es de un grosor supe-
rior al resto de la epidermis. Y la inervación, fundamentalmente medial, es
a través de ramas calcáneas provenientes del nervio tibial posterior y con
un rico plexo vascular subcutáneo resultantes de las arterias plantar medial
y lateral del sistema dorsal de la pedia y de las ramas calcáneas de la arteria
peronea. En tal sentido, cuando ocurre ulceración y gangrena en el talón,
es difícil salvar el pie porque el desbridamiento y las amputaciones en esta
región impiden conseguir un pie funcional capaz de soportar la carga.
Los huesos constituyen la armazón de apoyo del pie, y los músculos que
están ligados a los huesos por los tendones, garantizan el movimiento.
Pero los músculos no trabajan por separado, sino que lo hacen en gru-
pos. En un movimiento corporal, por ejemplo, cuando se da un paso hacia
adelante, actúan numerosos músculos, unos en una dirección y otros en la
dirección opuesta.
Por ello, para entender la biomecánica del pie diabético, debemos conocer
el funcionamiento del pie normal. No es posible modificar o aislar una de
sus partes sin influir directamente sobre el resto.
Bóveda plantar
Arco externo
Arco interno
Calcáneo
Tibia
Astrágalo
Figura 10. Transmisión del peso corporal al pie, según la línea de gravedad.
4. Eversión con dorsiflexión: extensor común de todos los dedos (con muy
poca palanca).
Ciclo de la marcha
2. Fase de doble apoyo: cuando ambos pies están en contacto con el suelo.
Constituye el 20 % de la fase de la marcha. La diferencia entre caminar y
correr está en la ausencia de esta fase (Figura 13).
A pesar de que la mayor parte de las FRS son verticales, también las hay
horizontales, que causan un estrés paralelo en la piel del pie. Sin embargo,
la magnitud de las fuerzas directas anterior, posterior o ambas es mucho
menor que la fuerza vertical, lo cual promedia cerca del 25 % del peso cor-
poral, comparado con el 120 al 150 % de esta última.
CAPÍTULO 2. PIE DIABÉTICO
periférica en los pies de una persona con diabetes” (Boyle JP, Thomson TJ,
Gregg EW, et al., 2010).
HISTORIA
diabetes ocupa del cuarto al octavo lugar entre las causas de muerte. En
Europa, la tasa de mortalidad oscila entre 7.9 y 32.2 por cada 100 000 habi-
tantes, existe una mayor prevalencia en el sexo femenino (IDF and IWGDF;
2015). La primera causa de muerte de los diabéticos es el infarto de mio-
cardio. Causa del 50 al 60 % de las muertes de los individuos con diabetes
mellitus tipo 2. En la diabetes mellitus tipo 1, es la insuficiencia renal por
nefropatía diabética.
La Habana 77.3
Matanzas 69.4
Camagüey 68.6
Mayabeque 60.4
Cienfuegos 55.4
Artemisa 54.4
Granma 47.6
Guantánamo 40.1
Holguín 36.7
0 20 40 60 80 100
Figura 14. Prevalencia de la diabetes mellitus en Cuba por provincias, 2015. Fuente: Ministe-
rio de Salud Pública. Anuario Estadístico de salud de Cuba, 2015.
42 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
60
50.69
50
45.7
40.4
40
32.5
29.23 30.47 31.7
30 27.14
25.3
20
10
0
2001 2002 2003 2004 2005 2006 2010 2011 2012
2001
2010
0 20 40 60 80 100 120
Figura 16. Comparación de la prevalencia de la diabetes mellitus en Cuba por cada 1000
habitantes en 2001 y 2010. Según las encuestas nacionales II y III de factores de riesgo y
enfermedades no trasmisibles.
El evento por el cual con mayor frecuencia ocurren los ingresos hospita-
larios de estos pacientes es la infección de las úlceras, que aparece en el
60 al 70 %. Los pacientes hospitalizados con diabetes mellitus tienen 28
veces más probabilidades de ser amputados, puesto que las úlceras que no
cicatrizan tienen mayor riesgo de infectarse, sobre todo con la bacteria es-
tafilococos dorado, resistente al antibiótico meticilina (MRSA). Las úlceras
del pie diabético (UPD) en el 35 % de los pacientes se convierten en úlceras
complejas (grados 3 y 4 en la clasificación de Wagner). En el 40 % de estas
UPD complejas surge gangrena. La gangrena es 53 veces más frecuente en
hombres diabéticos y 71 veces más frecuente en mujeres, en relación con
la población general.
ica
a
n
ica
ón
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in
am
ric
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lo
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lm
át
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En
fe
En
Tabla 2. Características clínicas generales según tipo de lesiones. Servicio de Angiología del
Hospital Provincial de Matanzas, Cuba, de 1999 a 2008
Variables clínicas Lesiones neuropáticas Lesiones isquémicas
Tipo de diabetes mellitus
65 (4,9 %)/1247(95,1 %) 32 (3,8 %)/800 (96,2 %)
(tipo 1 / tipo 2)
Tiempo de evolución de la 12,7 años (desviación 16,3 años (desviación
enfermedad estándar: 7,2) estándar: 4,5)
Glucemia al ingreso
Baja 42 (3,2 %) 35 (4,3 %)
Normal 279 (21,3 %) 215 (25,8 %)
Elevada 991 (75,5 %) 582 (69,9 %)
Tratamiento
Inicio de la enfermedad 114 (8,7 %) 84 (10,2 %)
Antidiabéticos orales 389 (29,6 %) 27 (51,3 %)
Insulina 527 (40,2 %) 279 (33,5 %)
Antidiabéticos orales + 282 (21,5 %) 42 (5 %)
insulina
Antecedentes
patológicos personales
Hipertensión arterial 379 (28,9 %) 469 (56,4 %)
Cardiopatía isquémica 278 (21,2 %) 256 (30,8 %)
enfermedad vascular ence- 56 (4,3 %) 132 (15,9 %)
fálica
Dislipidemia 69 (5,3 %) 154 (18,5 %)
Tabaquismo 697 (53,1 %) / 652 (78,4 %) /
(sí / no) 615 (46,9 %) 180 (21,6 %)
Fuente: Historias clínicas del Servicio de Angiología del Hospital Provincial de Matanzas, Cuba, de 1999 a
2008.
46 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
2% 3% 3 % 10 % 9%
5%
20 % 34 %
Figura 18. Localización de las lesiones. Servicio de Angiología del Hospital Provincial de
Matanzas, Cuba, de 1999 a 2008
CAPÍTULO 2. Pie diabético 47
Entre los autores más reconocidos por sus clasificaciones de las úlceras del
pie diabético están:
CLASIFICACIÓN DE WAGNER-MEGGITT
0 I II III
A Pie sano o Úlcera su- Úlcera que Úlcera no isquémica
lesión preul- perficial que penetra en que penetra hasta
cerosa com- no atraviesa tendón o hueso o articulación
pletamente la dermis cápsula
cicatrizada
B Infección Infección Infección Infección
C Isquemia Isquemia Isquemia Isquemia
D Infección + Infección + Infección + Infección + isquemia
isquemia isquemia isquemia
CAPÍTULO 2. Pie diabético 51
Irrigación
Profundidad/pérdida tisular
Sensación
Grado 1 Sin pérdida de la sensibilidad protectora en el pie afectado:
definida por la percepción de sensaciones en las modalida-
des descritas a continuación
Grado 2 Pérdida de la sensibili- Ausencia de percepción de pre-
dad protectora en el pie sión, determinada con monofi-
afectado, definida como lamento de 10 g, en dos de tres
la ausencia de per- lugares en la planta del pie
cepción en uno de los Ausencia de percepción de vi-
siguientes exámenes bración, determinada con dia-
pasón de 128 Hz o sensación de
vibración > 20 v (usando técnicas
semicuantitativas), en la cabeza
del primer metatarsiano
Tabla 10. Clasificación anatomotopográfica del pie diabético, según la extensión de la afec-
tación anatómica (García Herrera A.; 2006)
Figura 19. Sitios de mayor frecuencia de aparición de las úlceras del pie diabético, por
presiones y roce del zapato.
Las úlceras del pie diabético son el resultado de múltiples mecanismos fi-
siopatológicos, incluyendo la neuropatía diabética, la enfermedad vascular
periférica, la deformidad del pie, el incremento de las presiones del pie y la
severidad de la diabetes.
Para que ocurra la ruptura del tejido en el pie diabético, debe haber daño,
neuropatía y enfermedad vascular. Este daño pueden ser intrínseco, como:
estrés repetitivo con altas presiones plantares y/o callo; o extrínseco: cal-
zado inapropiado, cuerpo extraño, etc. La piel es el vínculo mecánico que
CAPÍTULO 2. Pie diabético 57
junta las fuerzas intrínsecas que son trasmitidas al exterior y las fuerzas
ambientales al tejido subcutáneo.
Para que ocurran estas ulceraciones es preciso que ocurran estos meca-
nismos:
a) una duración incrementada de las presiones,
b) una magnitud incrementada de las presiones,
c) y un número incrementado de presiones.
Pie de riesgo
Factores desencadenantes
(Traumatismos intrínsecos
o extrínsecos)
Pie diabético
(Úlcera/lesión)
Factores agravantes
(Neuropatía, isquemia, infección)
Lesión crítica
(Pronóstico de la extremidad)
FACTORES PREDISPONENTES
FACTORES PRIMARIOS
Neuropatía
Mecanismo Efecto
Estrés oxidativo productos terminales de la
glucosilación avanzada de las
proteínas (AGE)
Sorbitol de la actividad de la adeniltri-
fosfatasa de la bomba de Na+/K+
De la carnitina libre y del
mioinositol
Óxido nítrico
Deterioro de la función endotelial
Homocisteína
Hiperglucemia
ON
Hipoxia
tiempo los roces (aumento de las fuerzas de rozamiento del suelo), cam-
bios en la distribución de los puntos de apoyo del pie durante la marcha
y en definitiva, su predisposición a agresiones que, de no ser detectadas
a tiempo, pueden resultar fatales (Figura 22).
Neuropatía diabética
Infección
Figura 22. Mecanismos de aparición de lesiones del pie diabético en la neuropatía diabética.
66 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
Macroangiopatía
Son estas características las que provocan que la circulación del individuo
diabético sea terminal, lo que le confiere pocas posibilidades de circulación
colateral, de forma tal que en presencia de un trauma o infección se produ-
cen áreas de tamaño variable de gangrena.
A B
C
Figura 23. Estructura de la placa de ateroma. A) Centro necrótico (detritos celulares, coles-
terol, macrófagos espumosos, calcio); B) Cápsula fibrosa (células musculares lisas, histiocitos,
macrófagos espumosos, linfocitos, colágeno, elastina, proteoglicanos) y C) Túnica media.
68 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
Hiperglucemia
O2-
Glutatión PKC
O2- Peroxinitrito ON
Morfología: las arterias más afectadas son las femorales, tibiales, radiales,
cubitales y las arterias del aparato genital en ambos sexos. Las arterias se
palpan induradas y nodulares. Al examen microscópico, se observan calci-
ficaciones en placas y anulares de la túnica media, sin reacción inflamato-
ria y sin compromiso de la túnica íntima y adventicia. Ocasionalmente, se
observan focos de osificación y formación de médula ósea. Contrario a la
arteriosclerosis obliterante, la calcificación de la túnica media no conduce
a una obliteración; pero también tiene su efecto adverso, al alterar la per-
fusión tisular y provocar desvitalización tisular, susceptibilidad al trauma,
pobreza en el proceso de cicatrización y curación (Figura 25).
Microangiopatía diabética
FACTORES SECUNDARIOS
FACTORES DESENCADENANTES
FACTORES AGRAVANTES
Lesión etiopatogénica
Tipo Neuroinfecciosa Isquémica
de infección Número de Porcentaje Número de Porcentaje
pacientes (%) pacientes (%)
Leve 4 8.4 38 100
Moderada 30 63.9 - -
Severa 13 27.7 - -
Total 47 100 38 100
Fuente: Historias clínicas del Servicio de Angiología del Hospital Provincial de Matanzas,
2012.
Tamaño de la úlcera
Tipo < 2 cm2 > 2 cm2
de infección Número de Porcentaje Número de Porcentaje
pacientes (%) pacientes (%)
Leve 36 64.3 6 20.7
Moderada 20 35.7 10 34.5
Severa - - 13 44.8
Total 56 100 29 100
Fuente: Historias clínicas del Servicio de Angiología del Hospital Provincial de Matanzas,
2012.
CAPÍTULO 3. Génesis del pie diabético 83
Lateral Medial
Cuando hay una ulceración plantar neuropática del antepié, con os-
teomielitis de las cabezas de los metatarsianos participantes, y se
presiona la cápsula articular, puede que drene pus por el dorso del
pie. Las infecciones del pie diabético también pueden diseminarse
desde la cara plantar del pie hasta la dorsal a través del comparti-
mento interóseo. En esos casos, es preciso atender la infección seve-
ra y la necrosis de las estructuras plantares del pie, debido a las altas
presiones acumuladas en el compartimento central.
Las infecciones en el pie diabético tiene implicaciones que pueden ser muy
costosas:
1. Morbilidad significativa.
2. Prolongada hospitalización.
PROCESO DE CICATRIZACIÓN
FASE INFLAMATORIA
Una vez que se produce una lesión aguda, hay disrupción de vasos san-
guíneos con la consiguiente extravasación de plasma, células sanguíneas y
otros factores hacia el intersticio. El proceso se inicia con la activación de
los elementos formes de la sangre y continua a la formación del coágulo o
tapón hemostático, para lo cual intervienen la cascada de coagulación y la
agregación plaquetaria.
Daño tisular
Mediadores inflamatorios
y metabolitos de los radi- MACRÓFAGO
cales libre de oxígeno
PH 2
Desbridamiento autolítico Citocinas FCDP
y actividad bactericida FNTα IL-1
EPITELIZACIÓN Contracción
3
ON
Síntesis y deposición de
Proliferación y migra- matriz extracelular
ción de las CÉLULAS
ENDOTELIALES
GRANULACIÓN
NEOANGIOGÉNESIS
MMP ITMMP
MATRIZ
PTCO2 HERIDA CICATRIZADA MATRIZ COLÁGENA
PROVISIONAL
Remodelado
Figura 27. Modelo de cicatrización de una lesión aguda. La reparación hística se divide en tres
fases secuenciales que se superponen: 1) fase inflamatoria, 2) fase proliferativa y 3) fase de
remodelación. FCDP: factor de crecimiento derivado de plaquetas); FCTβ: factor de crecimien-
to transformante beta; FCDE: factor de crecimiento derivado de endotelio; FCFb: factor de
crecimiento de fibroblastos básico; FNTα: factor de necrosis tumoral alfa; IL-1: interleucina 1;
IL-6: interleucina 6; FCK: factor de crecimiento de queratinocitos; MMP: metalometaproteina-
sas; ITMMP: inhibidor tisular de las metalometaproteinasas; ON: óxido nítrico; PTCO2: presión
transcutánea de oxígeno.
90 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
FASE PROLIFERATIVA
Fibroplasia (del segundo al tercer día): los fibroblastos que constituyen las
células más importantes en la producción de la matriz dérmica, llegan al
sitio de la herida desde el músculo, el tendón y la fascia entre las 48 y las 72
horas posteriores a la lesión. Una vez allí, migran con movimientos activos
sobre una matriz laxa de fibronectina, para ello el factor de crecimiento
derivado de las plaquetas (FCDP) expresa receptores de integrina α1 y α5, y
posibilita la migración e interacción con los demás factores de crecimiento.
La matriz de fibronectina proporciona un molde para las fibrillas de colá-
geno e interviene en la contracción de la herida.
A medida que migran, los fibroblastos van depositando una nueva matriz
provisional de fibronectina y ácido hialurónico. Desde el tercero al quinto
día los fibroblastos son estimulados por citoquinas y factores de crecimien-
to (FCT-β, FCDP, FNT, FCF, IL1 e IL4) para comenzar a sintetizar la matriz de
colágeno (tipos I, III y VI). Una vez que se deposita una cantidad suficiente,
cesa la producción, debido a que la propia matriz inhibe la proliferación de
fibroblastos y la síntesis de colágeno.
92 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
REMODELACIÓN TISULAR
La úlcera del pie diabético se caracteriza por tener reducidos los fac-
tores de crecimiento y sus receptores: factor de crecimiento de los
queratinocitos (FCQ), FCT-β1, FCN, FCDP, FCDEV, IL-8, IL-10, IL-15,
neurotrofina-3 (NT-3), y sustancia P. Una de las posibles explicacio-
nes a este suceso considera que los factores de crecimiento quedan
atrapados por las moléculas de la matriz extracelular o son degrada-
dos excesivamente por las proteasas.
Colágeno
Arquitectura de la matriz
extracelular
Equilibrio
Proteoglicanos hidroelectrilítico y ácido
básico
- Fibrinólosis reducida,
- Alteraciones en la difusión de gases,
- Cronificación del infiltrado inflamatorio (células polimorfonucleares,
macrófagos),
- Arresto proliferativo,
- Senectud celular,
- Limitada síntesis de la matriz extracelular,
- Marcada proteólisis,
- Angiogénesis limitada o fallida,
- Limitada resistencia tensora,
- Pobre colagenización,
- Apoptosis de fibrolastos, y
- Contracción abolida.
CAPÍTULO 5. DIAGNÓSTICO CLÍNICO
DEL PIE DIABÉTICO
- Estadio 3, pie diabético ulcerado: cuando hay una ruptura en la piel del
pie de un individuo diabético, usualmente considerada úlcera, pero además
hay lesiones menores, como ampollas, próximas a convertirse en úlceras.
- Estadio 5, pie diabético necrótico: cuando hay necrosis en el pie del indi-
viduo diabético, ya sea por isquemia o por infección.
Para lograr una apropiada comprensión de la clínica del pie diabético, re-
sulta necesario analizar si es:
Pie de riesgo
Pie diabético
Figura 29. Etapas en la evolución del pie del enfermo diabético: desde el riesgo en el pie
hasta el pie diabético.
PIE DE RIESGO
Las condiciones de riesgo del pie diabético, muchas veces no son diagnos-
ticadas, y por lo tanto no son prevenidas. Para ello, es imprescindible que
estos enfermos sean evaluados desde una perspectiva multidisciplinaria.
Uno de los grandes retos que enfrentan quienes interactúan en la práctica
clínica con los individuos diabéticos, consiste en identificar precozmente el
enfermo con alto riesgo de padecer lesiones en los pies.
Tabla 18. Sistema de estratificación del riesgo de aparición de la UPD, del Grupo de Trabajo
Internacional del Pie Diabético
Riesgo Definición
Apelquist Peters Lavery
PIE DIABÉTICO
AFECCIONES EN EL ANTEPIÉ
Hay factores que provocan las lesiones ungueales; entre ellos: la forma del
dedo, el tipo de calzado que use el individuo, las afecciones ortopédicas y
otros.
A B C
Figura 31. Onicopatías más frecuentes. A) Lesión onicomicótica; B) Uña encarnada (onixis
lateral) del primer dedo (pie derecho); C) Lesiones de onicosis (pie derecho).
CAPÍTULO 5. Diagnóstico clínico del pie diabético 107
3. Pie distal: entre las alteraciones más frecuentes están el pie aductor o
metatarso varo, el pie valgo y el pie varo.
AFECCIONES EN EL MEDIOPIÉ
para describir una herida crónica; sin embargo, la definición exacta es arbi-
traria. Una definición clínica puede ser aquella que considere que “falla la
cicatrización normal por un periodo de 3 meses, a pesar de un apropiado
cuidado de la herida” (Tatsioni A, 2007). Una definición biológica o acadé-
mica consiste en denominar “crónica” a una herida que no puede restaurar
la anatomía tisular normal, o sea, no puede repararse por sí misma debido
a sus características biológicas anormales, a que las etapas del proceso de
cicatrización están alteradas, y aparecen otras alteraciones como la perpe-
tuación de la fase inflamatoria, los defectos en la remodelación de la matriz
extracelular, la formación de radicales libres, la inhibición de la generación
de factores de crecimiento celular y de la migración de queratinocitos. Es
preciso notar que en estas heridas crónicas suele haber gérmenes en el
lecho, y una interacción de estos con los tejidos que colonizan.
2. Úlcera del pie diabético: lesión localizada por debajo del tobillo en un in-
dividuo diabético; ocurre una pérdida del epitelio, que se extiende a través
de la dermis o en los tejidos más profundos.
Para describir una úlcera del pie diabético, se deben seguir estos procedi-
mientos:
Figura 33. Medición de úlceras del pie diabético con placas plásticas milimetradas.
Figura 34. Interfaz del sistema Image J para el procesamiento y análisis de datos. Se puede
descargar desde el sitio web http:∕∕imagej.nih.gov∕ij∕download.html.
Grado 0 1 2 3 4 5
Sin lesión
Úlcera
superficial
Úlcera
profunda
Absceso
Osteomielitis
Gangrena
Antepié
Pie completo
Figura 35. Clasificación de Wagner. Fuente: Adaptado de Wagner FW, Jr. The dysvascular
foot: a system for diagnosis and treatment. Foot Ankle 1981;2:64-122.
110 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
A B
C D E
Figura 36. Tipos de tejidos presentes en la úlcera del pie diabético. A) Tejido necrótico;
B) Esfacelos; C) Granulación; D) Epitelización; E) Combinación de tejidos: lesión con tejidos de
granulación abundante, pero además posee esfacelos y tejido necrótico.
A B
Figura 37. Tipos de bordes en la úlcera del pie diabético. A) Normal; B) Callo. (Continua en
la página siguiente).
CAPÍTULO 5. Diagnóstico clínico del pie diabético 111
C D
Figura 37. (Continuación). Tipos de bordes en la úlcera del pie diabético. C) Maceración; D)
Eritema.
A B
C D E
- Evaluación cualitativa:
a) Sanguíneo: rojo, licuado, aspecto acuoso. Indica bajo crecimiento o
ruptura de los vasos sanguíneos.
b) Seroso-sanguíneo: rojo ligero a rosado, licuado, aspecto acuoso.
Normal durante la fase inflamatoria y proliferativa de la cicatrización.
c) Seroso: color claro, transparente, licuado de aspecto acuoso. Normal
durante la fase inflamatoria y proliferativa de la cicatrización.
d) Seroso-purulento: de aspecto espeso, de color amarillo verdoso, li-
cuado, aspecto acuoso. Puede ser el primer signo de infección de la
herida.
e) Purulento-pus: amarillo o verde, grueso, opaco. Los signos de infec-
ción de la herida pueden estar asociados.
A B C
Figura 39. Exploración de túneles en las úlceras del pie diabético (A y B). Tunelización con-
secutiva a la amputación transfalángica de un tercer dedo (C).
CAPÍTULO 5. Diagnóstico clínico del pie diabético 113
Síntomas No Sí Exacerbación
nocturna
Calambres nocturnos 0 1 2
Entumecimiento 0 1 2
Sensación anormal de calor y frío 0 1 2
Sensación de hormigueo 0 1 2
Dolor urente 0 1 2
Dolor lancinante 0 1 2
Irritación por la ropa de cama en 0 1 2
piernas y pies
Tabla 21. Registro de discapacidad por neuropatía (Neuropathy Disability Score o NDS)
5. Síntomas neuropáticos.
Resumiendo:
2. Artropatía de Charcot,
B C
Figura 44. Localizaciones más frecuentes del mal perforante plantar. A) Borde externo del
primer dedo del pie, B) Cabeza del primer metatarsiano, C) Cabeza del quinto metatarsiano
y D) Calcáneo.
A B C
Figura 45. Etapas en la formación de una úlcera neuropática y/o neurotrófica o mal perforan-
te plantar. A) Callo; B) Rotura tisular bajo el callo; C) Formación de cavidad (plasma/sangre);
D) Crecimiento de la cavidad.
3. Tercera fase: los individuos diabéticos suelen arribar a esta etapa cuando
no tienen un buen control endocrinometabólico, ni apropiados cuidados
de sus pies. La epidermis se encuentra completamente lesionada al igual
que la dermis, y aparece una úlcera profunda, que sirve de puerta de entra-
da a una infección exógena. La infección encuentra condiciones propicias
para su progreso, y se forma un absceso en los espacios intermusculares o
entre los huesos.
A B C
D E F
Figura 46. Casos clínicos con mal perforante plantar. A) Úlcera neurotrófica en la proyección
de la cabeza del segundo metatarsiano. B) Úlcera neurotrófica del diabético. C) Úlcera neuro-
trófica del muñón transmetatarsiano (borde calloso hiperqueratósico). D, E, F, G) Otros casos
clínicos.
122 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
a) Alcoholismo
b) Hernia discal
c) Mielodisplasia
d) Postradicotomia
e) Espondilolistesis
f) Sección nerviosa
g) Enfermedad de Hansen
h) Acropatía ulceromutilante (enfermedad de Thevener)
i) Siringomielia
ARTROPATÍA DE CHARCOT
Neuropatía diabética
Hiperglucemia Debilidad
Insensibilidad muscular
crónica
Presión anormal
Estrés oxidativo en articulaciones
Sorbitol Aumento del
AGE flujo sanguíneo
local
Trauma moderado
/ úlcera
Alteraciones en la
unión de fracturas con Microfracturas Neuropatía de
formación de osteofitos Charcot aguda
Neuropatía de
Charcot crónica
4. Estadio IV, secuela: las presiones sobre los fragmentos específicos del
pie se multiplican, sobre todo en aquellos donde las articulaciones tienen
como secuela la inmovilidad. Como consecuencia, en las zonas de presión
incrementada y con el traumatismo constante de la marcha, se produce ul-
ceración. El mayor problema surge cuando se infectan estas zonas ulceradas.
3. Infecciones necrotizantes.
A B
Gangrena
del tercer dedo
Arteria perforante
Arteritis séptica
con oclusión
Arco plantar del arco plantar
Ramo plantar
medial
Ramo plantar
lateral
Absceso plantar
del espacio
Arteria tibial central
posterior
Figura 49. Necrosis digital secundaria a absceso plantar. A) Arco plantar normal con arteria
plantar medial y externa ramas de la arteria tibial posterior y ramas aportadas por la arteria
pedia. B) Los abscesos plantares medios causan oclusión arterial del arco plantar y gangrena
del dedo medio que se expande a los demás. Siempre frente a un absceso plantar la indica-
ción es su drenaje inmediato por medio de una incisión longitudinal amplia en la celda plantar
media.
Es preciso señalar que muchas veces el enfermo desconoce que tiene an-
tecedentes patológicos personales de diabetes mellitus o no ha padeci-
do nunca síntomas y signos que sugieran esta enfermedad. Sin embargo,
es frecuente que la infección sea la forma de presentación de la diabetes
mellitus en aproximadamente el 12 % de los pacientes. Generalmente en
estos enfermos hubo un trauma (hincada o cortadura) que no reconoció
oportunamente o una rozadura del calzado, que provocaron los síntomas
locales.
Las celulitis son procesos superficiales y por lo general no atacan los ele-
mentos musculares, por ello la multiplicación bacteriana se localiza en el
tejido conectivo subcutáneo, con una producción de pus confinada a los
planos fasciales, que no afecta los músculos, y con secreción similar a la de
la contaminación simple, sin manifestación de reacción sistémica (taquicar-
dia, fiebre o toxemia) (Figura 53).
plantar de los dedos, que contienen lóbulos de grasa a presión sobre esta
superficie de carga. Estos tabiques fibrosos no existen en el dorso del dedo;
por ello, las infecciones en el dorso de los dedos, originadas en las uñas y
en las callosidades, quedan limitadas parcialmente a alrededor del dedo,
por la existencia de estas bandas. La la propagación de la infección al in-
terior del dorso del pie se realiza a través de los linfáticos. Al comienzo,
las partes blandas del dorso se vuelven rojas y edematosas, y aparece el
dolor, cuya intensidad dependerá del grado de neuropatía; aparece fiebre,
malestar general y pérdida del control metabólico. El edema puede llegar a
ser de grandes proporciones en aquellos diabéticos en quienes la ausencia
de dolor, por la neuropatía, permite el movimiento y la posición de declive.
Llegará a producirse la necrosis de la piel que recubre el área flemonosa
a causa de la oclusión infecciosa de los pequeños vasos de la piel y de la
ausencia de desarrollo o de la circulación colateral.
INFECCIONES NECROTIZANTES
1. Celulitis necrotizantes:
a) celulitis anaerobia clostridial,
b) celulitis anaeróbica no clostridial,
c) gangrena sinergística de Meleney,
d) celulitis necrotizante sinergística;
2. Fascitis necrotizantes:
a) tipo I: polimicrobianas,
b) tipo II: estreptocócica;
CAPÍTULO 5. Diagnóstico clínico del pie diabético 133
4. Piomiositis.
Cuando se definió que el pie diabético era cualquier tipo de lesión infra-
maleolar en una persona con diabetes mellitus, se puntualizó qué es la
infección del pie diabético. Las bacterias en la úlcera del pie diabético pue-
den retrasar su cicatrización, aunque no se evidencien signos de infección.
La relación bacteria-úlcera crónica ocurre como una secuencia continua:
abarca desde la contaminación hasta la infección. En tal sentido, hay varios
conceptos que se deben estudiar:
Continuum de la infección
Una clasificación con base clínica, que resulta de utilidad y bastante simple
es la que distingue entre:
OSTEOMELITIS
1. Hematógena.
2. Foco de contigüidad:
a) posquirúrgica,
140 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
b) postraumática,
c) úlcera cutánea,
d) sin insuficiencia vascular,
e) con insuficiencia vascular.
1. Tipo anatómico:
a) I osteomielitis medular: infección limitada a la médula y superficies
del endostio.
b) II osteomielitis superficial: infección cortical superficial.
c) III osteomielitis localizada: secuestro de toda la cortical ósea sin com-
promiso de la estabilidad.
d) IV osteomielitis difusa: estadios I, II o III más inestabilidad mecánica.
2. Clase fisiológica:
a) Huésped normal.
b) Compromiso sistémico.
c) Compromiso local.
d) Tratamiento quirúrgico peor que la enfermedad.
Test de contacto óseo (probe to bone test): en 1995, Grayson fue el pri-
mero en describir la prueba del probing to bone o palpación ósea transul-
cerosa con un instrumento metálico estéril de punta roma (Figura 57). Se
obtuvo una sensibilidad del 66 % y una especificidad del 85 %, con un valor
predictivo positivo (VPP) del 89 % y un valor predictivo negativo (VPN) del
56 %, pero sin confirmar la existencia de osteomielitis mediante cultivo
óseo o estudio histopatológico. En el 2007, Lavery y colaboradores realiza-
ron un estudio prospectivo de cohorte longitudinal sobre la validez diag-
nóstica de la palpación transulcerosa del hueso, y confirmó la presencia de
osteomielitis mediante cultivo óseo microbiológico. Sus resultados fueron:
sensibilidad 87 %, especificidad 91 %, VPP 57 %, VPN 98 %. Concluyó que
además de ser una prueba sencilla y fácil para cualquier profesional de la
salud, que orienta sobre la existencia de afectación ósea, un resultado po-
sitivo incrementa la probabilidad de padecer osteomielitis, mientras que un
resultado negativo podría indicar la ausencia de osteomielitis.
Tabla 22. Criterios para el diagnóstico de la osteomielitis, según el Grupo de Estudio del Pie
Diabético
7. El tratamiento conservador.
8. La fiebre.
• Estadio I: asintomático
• Estadio II: claudicación intermitente
• Estadio III: dolor durante el reposo
• Estadio IV: necrosis
Clínica típica
Exploración física
Isquemia crítica
GANGRENA DIABÉTICA
ÚLCERA ISQUÉMICA
La pierna y el pie son muy vulnerables a los traumas leves. En los enfermos
encamados, el simple peso de una extremidad inferior al comprimir la piel
CAPÍTULO 5. Diagnóstico clínico del pie diabético 151
Al inicio, aparece una mancha roja azulada, seguida por una lesión am-
pulosa con flictenas serosas o serohemáticas. Cuando estas se rompen,
dejan ver una dermis isquémica que en pocos días comienza a oscurecerse
debido a la necrosis de las partes superficiales, adherida completa o par-
cialmente a los tejidos subyacentes. Si se trata adecuadamente, la lesión
cicatriza por segunda intención después de eliminar la placa superficial del
tejido necrosado. De tener una evolución desfavorable, en poco tiempo
aparece una infección, que tiende a propagarse en superficie y profun-
didad. Esta amplía el área de necrosis cutánea, y comienza a afectar los
músculos y tendones. De este modo, los huesos y las articulaciones quedan
expuestos y propensos a la infección de las vainas sinoviales con mucha
mayor facilidad. Esta infección modifica el cuadro clínico por la intensa
toxemia, la celulitis flemonosa y la linfangitis asociadas.
TINCIÓN DE GRAM
CULTIVO BACTERIOLÓGICO
Superficial Profunda
No Sí
Medio de transporte
Sí No
Medio de transporte
Laboratorio de
bacteriología
BIOPSIA
RAYOS X SIMPLE
A C
Figura 66. Alteraciones de los huesos. A) Osteomielitis de la cabeza del quinto metatarsia-
no, B) Osteomielitis de la cabeza del cuarto y quinto metatarsianos y C) Falanges proximales
del tercero y cuarto dedos.
A C
Figura 67. Alteraciones de los huesos. A) Osteomielitis de la cabeza del segundo y tercer
metatarsianos, B) Osteomielitis de la cabeza del quinto metatarsiano y C) Osteomielitis de la
cabeza del primero, segundo y tercer metatarsiano.
162 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
Figura 68. Alteraciones de los huesos. Osteomielitis de la cabeza del primer metatarsiano.
A B
Figura 69. Alteraciones de los huesos. A) Osteomielitis del muñón residual del quinto me-
tatarsiano en una amputación transmetatarsiana previa. B) Osteomielitis del tercer metatar-
siano.
Patrón I Patrón II
IF y MF TM
Ulceración Ulceración
Patrón V
Afectación
calcáneo IF - articulación interfalángica
MF - articulación metatarso - falángica
TM - articulación tarso - metatarso
EC - articulación escafoide - cuneal
AE - articulación astrágalo - escafoide
CC - articulación calcáneo - cuboidal
A B
R L R L
Figura 72. Osteomielitis del primer metatarsiano en un pie diabético. A) Eje corto en T1, y
B) supresión de la grasa en T2. Las imágenes muestran dos úlceras: una en el dorso del pie
evidenciada por una discontinuidad de la piel superficial (flechas), y la otra en la porción
dorso-medial del primer dedo posiblemente resultado de la ruptura del callo (saeta). Señal
ósea anormal en ambas imágenes T1 y T2, coincidentes con osteomielitis.
A B
C D
R L
Figura 73. Celulitis, fístula y osteomielitis asociada y artritis séptica del primer dedo del pie
derecho.
FOTOPLETISMOGRAFÍA DIGITAL
X
X X
Eco-Doppler
imágenes se obtienen en tiempo real y cada vez son más perfectas anató-
micamente. Permite conocer la morfología del vaso, la existencia de este-
nosis o dilataciones, y la presencia, dirección, turbulencias, entre otros, del
flujo sanguíneo que pasa a través del vaso en cuestión.
A B
Proximal Sístole
Velocidad
Diástole
Tiempo
C
En la estenosis
Velocidad
Tiempo
D
Distal
Velocidad
Tiempo
ESTUDIO CAPILAROSCÓPICO
Estadío Hallazgos
I Número de estructuras capilares mantenida
(8 a 10 x campo). Dilatación leve del asa capilar
II Reducción significativa (> 50 %) de las estructuras capilares.
Dilatación importante del asa capilar
III Indiferenciación de estructuras capilares. Aneurismas, ectasias
IV Estadio III más hemorragias (> a 3 x campo)
V Estadio IV más reducción mayor a 75 %
VI Ausencia de estructuras capilares
TERMOMETRÍA
ANGIOGRAFÍA
Femoral
profunda
TTP
Aorta ATA
ATP
Femoral
Ilíaca común superficial
Ilíaca
externa Peronea
Ilíaca Poplítea
interna
Femoral común
ANGIORMN
Establecemos «10 reglas de oro» para el tratamiento de las úlceras del pie
diabético:
1. Profilaxis.
6. Tratamiento de la infección.
7. Tratamiento local:
- Desbridamiento.
- Limpieza de la herida.
- Técnicas de cobertura.
- Terapias adyuvantes.
- Tratamiento de la piel perilesional.
10. Amputaciones.
CAPÍTULO 7. Tratamiento de las úlceras del pie diabético 181
PROFILAXIS
PROFILAXIS SOCIAL
Tabla 28. Grado de riesgo según Grupo de trabajo Internacional del Pie Diabético (Interna-
tional Working Group on the Diabetic Foot, IWGDF) y propuesta de frecuencia de revisiones
de los pies de los pacientes con diabetes mellitus
a) Higiene diaria:
- Lavar los pies diariamente con agua tibia y jabón.
CAPÍTULO 7. Tratamiento de las úlceras del pie diabético 183
Medidas generales:
- No caminar descalzo.
- Si la persona va a la playa, deberá usar chancletas para caminar sobre
la arena caliente, pues puede que sienta la temperatura, aun cuando sus
pies se estén quemando.
- No utilizar bolsas de agua caliente ni almohadillas de calor eléctricas:
es preferible que la persona se ponga un par de medias para dormir.
- Evitar fumar porque genera vasoconstricción y disminuye aún más el
flujo sanguíneo.
- Realizar actividad física (caminatas), siempre con un calzado cómodo.
Comúnmente, las úlceras del pie diabético son ocasionadas por acciones
inadecuadas de los individuos. Entre ellas:
INDICACIONES DE HOSPITALIZACIÓN
CONTROL ENDOCRINOMETABÓLICO
Parámetro Objetivo
Glucemia en plasma venoso
Glucemia prepandial (mg/dL) 90-130
Glucemia posprandial (mg/dL) < 180
HbA1c (%)* <7
Lípidos
LDL mg/dL (mmol/L) < 100 (2,6)
TG mg/dL (mmol/L) ≤ 150 (1,7)
HDL mg/dL (mmol/L) > 40 (1,1)
Colesterol (mg/dL) < 200
Otros
Tensión arterial mmHg ≤ 130/80
Consumo de tabaco No
*La American Diabetes Association (ADA) recomienda HbA1c ≤ 7 %. Mientras, la European
Association of Clinical Endocrinologists recomienda HbA1c ≤ 6.5 %.
- En las personas con DM2 que presenten algunos de los siguientes cri-
terios, se procederá a suministrar insulina de manera transitoria.
1. Pauta convencional
La dosis inicial de insulina basal suele ser de 10 UI o 0,15 a
0,2 UI/kg de peso corporal. La dosis final de insulina basal suele ser
de 0,3 a 0,7 UI/kg de peso corporal, aunque en obesos puede llegar
a 1,5 UI/kg de peso corporal.
a) Una dosis:
- Dosis única de insulina intermedia o prolongada en el desayuno:
es una pauta indicada solo cuando se pretende mantener al enfermo
asintomático, para evitar las descompensaciones extremas. También
puede ser útil en personas mayores de 65 años que mantengan una
glucemia basal aceptable (140 mg/dL), pero que no tengan buen
control durante el día. Este régimen no suele controlar bien la hiper-
glucemia basal.
1
Constituyen las indicaciones principales o primarias cuando hay pie diabético.
2
Indicación secundaria en pacientes con pie diabético.
CAPÍTULO 7. Tratamiento de las úlceras del pie diabético 187
8:00 a.m. 2:00 p.m. 6:00 p.m. 10:00 p.m. 8:00 p.m.
Figura 86. Esquema más utilizado en la aplicación de dos dosis de insulina: 2/3 de la dosis
total antes del desayuno y 1/3 de la dosis total entre 10:00 y 11:00 p.m.
60
Insulina endógena
Niveles de insulina (μU/mL)
Insulina rápida
40
Insulina intermedia
20
Figura 87. Reproducción del patrón de secreción de insulina basal-bolo por las múltiples
dosis de insulina en enfermos con úlceras del pie diabético.
AJUSTE DE LA DOSIS
A su vez permiten determinar otros elementos que son útiles para el diag-
nóstico de malnutrición:
Nutriente Función
Proteínas Síntesis de tejidos, hemostasis, funcio-
nes inmunológicas, repitelización
Ácidos grasos esenciales (AGE) Síntesis de membranas celulares, mo-
duladores de la inflamación
Grasas y carbohidratos Evitan que las proteínas se utilicen
como energía
Vitamina A Mejora la inmunidad celular, an-
tioxidante, epitelización, síntesis de
colágeno
Complejo vitamínico B Coenzimas, cofactores para el coláge-
no, sistema inmune
Vitamina C Antioxidante, síntesis de colágeno,
angiogénesis
Vitamina E Antioxidante
Vitamina K Coagulación, hemostasis
Hierro Anemia, optimiza la perfusión tisular,
colágeno
Zinc Cofactor de enzimas importantes
Cobre Angiogénesis, factor de crecimiento,
matriz extracelular
Manganeso Cofactor en metaloenzimas
Farmaconutrientes
Estas tres causas constituyen casi el 92 % de todos los edemas del pie. A ello
deberán añadirse determinados productos empleados para el tratamiento
de la diabetes mellitus (tiazolidenionas) o de las comorbilidades (frecuen-
temente algunas drogas antihipertensivas, por ejemplo, amlodipino). Todas
las causas generales que pueden producir edema en la población normal.
ANALGESIA
Escalón III
Escalón II (dolor severo)
(dolor moderado)
Analgésicos opiáceos
Escalón I Analgésicos opiá- fuertes: buprenorfina,
(dolor leve) ceos débiles: tra- fentanilo, morfina,
madol, codeína, meperidina
Antinflamatorios destropropoxifeno Antinflamatorios
no esteroideos Antinflamatorios no no esteroideos,
(AINE), paracetamol, esteroideos (AINE), paracetamol
metamizol paracetamol Adyuvantes
Adyuvantes Adyuvantes
Figura 88. Escalera analgésica. Modificado de World Health Organization. Cancer pain relief.
Geneva, 1986.
CAPÍTULO 7. Tratamiento de las úlceras del pie diabético 193
ANESTESIA
• Para el bloqueo del safeno externo se inserta la aguja por fuera del
tendón y se dirige hacia el maléolo externo, y se inyectan de 5-10 mL
de solución anestésica.
b) Bloqueo aislado del nervio tibial posterior: es una técnica que puede
realizarse al paciente en decúbito supino o prono, por detrás y por
fuera de la arteria tibial posterior a nivel del maléolo interno, se in-
yectan de 5-10 mL de solución anestésica. No es necesario buscar
parestesias.
Anestésicos locales
1. Procaína: éster con inicio rápido de acción y duración corta (45-60 mi-
nutos).
Membrana plaquetaria
GP Alfallb beta3
Membrana CA2+ AA
Proteína G
plaquetaria
Inhibición por
AAS
COX Sulfinpirazona
Indobufeno
Fosfolipasa C Flurbiprofeno
EC
CA 2+
AMP AMPC
FD Inhibida por
Cilostazol
Ticlopidina
Clopidogrel
Figura 90. Sitos de actuación de los antiagregantes plaquetarios. IP: 1,4,5 inositol trifosfato;
AA: ácido araquidónico; AMP: adenosín monofosfato; COX: ciclo-oxigenasa; AMPc: adenosín
monofosfato cíclico; EC: endoperóxidos cíclicos; AC: adenilatociclasa; FD: fosfodiesterasa.
Las estatinas más utilizadas en varios ensayos clínicos han sido la simvas-
tatina (20-40 mg/día), la atorvastatina (10-20 mg/día) y la rosuvastatina
(5-40 mg/día).
Mejora de la
Vasodilatación
función endotelial
Óxido nítrico
GGPP FPP
Disminución
de la aterosclerosis
Mevalonato
Estatinas PCR
Modulación
de la inflamación
LFA - 1
Coagulación Tromboxano A2
Prevención Estabilización
de la formación de la placa
del trombo de ateroma
Figura 91. Mecanismo de acción de las estatinas. Proteína G: proteínas reguladoras hetero-
triméricas ligadas a guanosín trifosfato (GTP); Proteína Rho: hexámeros proteícos de la fami-
lia de las helicasas; GGPP: geranilgeranil pirofosfato; FPP: farnesilpirofosfato; LDL: lipoproteí-
na de baja densidad; HDL: lipoproteína de alta densidad; HMG CoA: 8-hi-droximetilglutaril
coenzima A reductasa; PCR: proteína C reactiva; LFA-1: traducción al inglés de moléculas de
la adhesión de la función leucocitaria 1.
CAPÍTULO 7. Tratamiento de las úlceras del pie diabético 201
TERAPIAS EN INVESTIGACIÓN
a) Angiopoyetina
b) Angiogenina
c) Factores de crecimiento del fibroblasto ácido y básico (aFGF y bFGF)
d) Folistatina
e) Factor estimulante de colonias de granulocitos (G-CSF)
f) Factor de crecimiento hepatocitario (HGF)
g) Interleucina 8
h) Leptina
i) Factor placentario del crecimiento
j) Factor de crecimiento de las células endoteliales derivado de plaque-
tas (PD-ECGF)
k)Factores de necrosis tumoral alfa y beta (TNFα y TNFβ)
l) Factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF)
• Terapia celular (células madre): en los últimos años las nuevas vías
de investigación se han centrado en el tratamiento celular, que con-
siste en la administración de células con capacidad progenitora en-
dotelial en los tejidos isquémicos con el fin de que se diferencien y
formen nuevas estructuras vasculares. Las células madre son células
no especializadas, con capacidad para diferenciarse hacia distintos
tejidos. Hasta hace unos años se creía que el único tejido que las
CAPÍTULO 7. Tratamiento de las úlceras del pie diabético 203
Lesiones A
• Estenosis unilateral o bilateral de la AIC
• Estenosis unilateral o bilateral ≥ 3cm
de la AIE
Lesiones B
• Estenosis ≥ 3 cm de la aorta infrarrenal
• Oclusión iliaca unilateral
• Estenosis única o múltiple 3-10 cm
que incluye la AIE y no la AFC
• Oclusión unilateral de la AIE que no afecta
a la AFC ni hipogástrica
Lesiones C
• Oclusión de AIC bilateral
• Estenosis bilateral de la AIE 3-10 cm
que afecta a AIE pero no a AFC
• Estenosis unilateral de la AIE que engloba
la AFC
• Oclusión unilateral de la AIE que engloba
la AFC o hipogástrica
• Oclusión unilateral severamente calcificada
de la AIE
Lesiones D
• Oclusión de la aorta infrarrenal
• Enfermedad difusa de la aorta infrarrenal
y ambas iliacas
• Estenosis difusa unilateral que afecta a AFC,
AIE y AIC
• Oclusión unilateral de AIC y AIE
• Oclusión Bilateral de AIE
• Estenosis iliaca en paciente con AAA
que requiere tratamiento quirúrgico no
endovascular
Figura 92. Clasificación de lesiones iliacas (TASC II). AAA: aneurisma de aorta abdominal;
AFC: arteria femoral común; AIC: arteria iliaca común; AIE: arteria iliaca externa.
6. Para las lesiones del antepié y dedos, las angioplastias deben procurar
conectar las anastomosis entre las arterias plantar medial y pedia, basán-
dose en la prevalencia angiográfica del flujo arterial hacia el dorso o la
planta del pie.
1. Salvamento de extremidad.
REVASCULARIZACIÓN
3. Gangrena isquémica.
Técnicas de revascularización
Procedimientos de revascularización
La gabapentina, a dosis de 900 mg/día hasta 3600 mg/día induce una dis-
minución de la intensidad del dolor mayor del 50 % en cerca del 60 % de
los enfermos.
4. Antiarrítmicos.
9. Terapias no farmacológicas:
- Terapias de estimulación nerviosa: incluyen estimulación transcutánea
eléctrica nerviosa (TENS), estimulación percutánea eléctrica nerviosa
(PENS) y acupuntura.
- Estimulación eléctrica de la médula espinal: al ser un procedimiento
invasivo, se reserva para casos con dolor refractario tras el tratamiento
convencional.
- Consejo y tratamiento psicológico: consiste fundamentalmente en
técnicas para el control del dolor y técnicas de relajación.
- Cirugía del nervio periférico: la función de la cirugía descompresora
para la neuropatía diabética distal simétrica no está demostrada.
De acuerdo con los valores de NTT para los fármacos más utilizados, los
más eficaces serían los que aparecen en las tablas 35 y 36 (en orden de-
creciente).
Tabla 35. Posicionamiento de los fármacos en el tratamiento de la neuropatía diabética
según la European National Neurological Societies (ENNS), 2006
TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN
Tabla 37. Propuesta de tratamiento empírico de las infecciones del pie diabético
El desbridamiento está indicado en casi todas las úlceras infectadas del pie
diabético, ya que transforma las lesiones crónicas en agudas, y se ha mos-
trado muy eficaz en la consecución de un adecuado tejido de granulación.
En caso de afectación más extensa o de abscesos plantares profundos, el
desbridamiento tiene que ser más extenso, e incluir drenaje amplio e inclu-
so la amputación digital o del antepié cuando exista gangrena.
TRATAMIENTO DE LA OSTEOMIELITIS
A B C
Infección leve
Sí
Evidencia radiológica de osteo- Hospitalización
mielitis Antibioticoterapia IV
No
No
Buen soporte domiciliario
Sí
No
Mejoría a las 48 horas
Sí
Figura 96. Conducta médica que se debe seguir en las infecciones leves.
Isquemia No isquemia
No osteomielitis
Revascularización
Antibióticos (2 semanas)
Osteomielitis
Antibióticos (6 - 8 semanas)
Figura 97. Conducta médica que se debe seguir en las infecciones moderadas a graves.
220 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
TRATAMIENTO LOCAL
Desbridamiento de la lesión
El desbridamiento está indicado en todos los casos en los que hay acumu-
lación de callos, escarificaciones, tejido fibroso o tejido no viable evidente.
CAPÍTULO 7. Tratamiento de las úlceras del pie diabético 221
6. Cantidad de exudado.
7. Dolor.
8. Alteraciones de la coagulación.
Tipos de desbridamientos
poco selectivo, es el sistema más rápido para retirar los tejidos no viables;
puede mejorar el aporte sanguíneo de la zona de forma inmediata. Está
indicado ante la presencia de tejido desvitalizado grueso, muy adherente,
de lesiones extensas, profundas, muy exudativas, y con signos de celulitis
o sepsis; así como en osteomielitis del pie diabético y fascitis necrotizante.
En todos los casos va a precisar el empleo de anestésicos y analgésicos.
Necrosis húmeda
Evaluar
revascularización
Posible No posible
Revascularización
+
Antibióticoterapia Cuidados locales de la
+ herida
Desbridamiento Empleo de soluciones
yodadas (para transformar
necrosis húmeda en seca)
Limpieza de la herida
Las heridas deben limpiarse regularmente con agua estéril o solución salina
fisiológica al 0.9 %, que es segura, efectiva, disponible y barata. Es mejor
no utilizar antisépticos; pero en caso de fuera necesario, se debe tratar
de diluirlos bien ya que estos habitualmente dañan las delicadas nuevas
células de la piel demorando el proceso de cicatrización. La regla primera
es no limpiar la herida con ninguna solución que no se pueda poner en los
ojos. Muchos agentes tópicos y antisépticos son citotóxicos, y es enton-
ces necesario considerar los riesgos y beneficios de los efectos dañinos,
la efectividad de la limpieza y la actividad antimicrobiana. Se debe tener
en cuenta que los antisépticos forman parte del tratamiento preventivo
de la infección. Por ello, es de vital importancia conocer sus propiedades,
ventajas e inconvenientes, ya que su uso inadecuado puede ser ineficaz y
ocasionalmente dañino.
Jeringa con aguja: Se recomienda para las UPD grados I y II. Lo ideal es uti-
lizar una jeringa de 20 mL y una aguja No. 19, que imprime una presión de
2 kg/cm2. La solución se instila suavemente colocando la jeringuilla a unos
15 cm de la lesión, lavando la úlcera en toda su extensión.
Técnicas de cobertura
2. Mantener una barrera que aísle la lesión del medio ambiente y la proteja
de contaminación y traumatismos.
6. Promueve la angiogénesis.
Clasificación de los apósitos
Los factores que afectan los bordes de la UPD son clasificados en tres gran-
des grupos:
1. Los que actúan como barreras físicas: callos, exudados secos acumula-
dos, escarificaciones, necrosis (línea de demarcación entre la gangrena y el
tejido sano), restos celulares y restos celulares no viables.
Factores de crecimiento
Existen varios factores de crecimiento; entre los más utilizados en las cu-
raciones está el factor de crecimiento epidérmico humano recombinante:
4. Enfermedades neoplásicas.
5 mL 5 mL
Figura 99. Etapas en la preparación del producto y sitios de aplicación perilesional e intra-
lesional.
A B
Figura 100. Aplicación perilesional e intralesional a dos pacientes con úlcera del pie diabéti-
co en distinta posición.
Tendón expuesto
resecaba el tendón, lo cual provocaba una disfunción del pie. Pero con el
surgimiento de este medicamento, que reduce el tiempo de granulación
y cicatrización, se propone un nuevo algoritmo. En caso de que el tendón
esté expuesto sin signos de infección, se procede a la aplicación del pro-
ducto; pero si se encuentra que una porción del tendón está séptica, se
reseca esta porción, manteniendo el resto del tendón. Solo si el tendón
está totalmente afectado, se reseca completamente, con artrodesis de ser
necesaria y se aplica el Heberprot-P® (Figuras 101-104).
Tendón expuesto
No infección Infección
Cicatrización
Figura 101. Algoritmo de tratamiento de la úlcera del pie diabético en caso de que el ten-
dón esté expuesto.
Figura 102. Caso clínico de tendón expuesto. No se realizó resección. A las 12 dosis de
Heberprot-P® 75 µg, hubo una sobregranulación de la lesión.
Figura 103. Caso clínico con tendón expuesto. Hubo resección total. A las 10 dosis de
Heberprot-P® 75 µg, hubo 100 % de granulación.
CAPÍTULO 7. Tratamiento de las úlceras del pie diabético 241
Hueso expuesto
Presencia de osteomielitis
(secuestro y/o involucro óseo)
Sí No
Curetaje óseo
(Resección ósea,
exéresis de secuestro y/o
involucro)
Remodelación ósea
Heberprot-P®
Cicatrización
Figura 104. Algoritmo de tratamiento de la úlcera del pie diabético en caso de que haya
algún hueso expuesto.
Figura 105. Caso clínico con hueso expuesto por encima del tejido de granulación. Cicatrizó
luego de 12 dosis de Heberprot-P®.
Heberprot-P®
intralesional Si hubieran signos de Heberprot-P® por debajo
infección de la placa necrótica
Desbridamiento
quirúrgico o cortante
Heberprot-P®
CICATRIZACIÓN
intralesional
Figura 107. Caso clínico de lesión del talón en un pie neuropático (resección en bloque y
cierre después de 16 dosis de Heberprot P®).
Antes del surgimiento del Heberprot-P®, cuando las lesiones eran muy
extensas, y con frecuencia asociadas a una infección severa y trastornos
en el aporte vascular a los tejidos, se indicaba una amputación mayor
en aproximadamente el 100 % de los casos. Una vez que se introduce el
Heberprot-P®, se sigue otro algoritmo y la evolución es favorable (Figura
108-110).
Extensión de la lesión
Heberprot-P® intralesional
Cicatrización
Figura 108. Algoritmo de tratamiento de las úlceras del pie diabético en caso de que las
lesiones fueran extensas.
Figura 109. Caso clínico de úlcera del pie diabético grado 5 en la clasificación de Wagner.
Luego del desbridamiento quirúrgico y 18 dosis de Heberprot-P® 75 µg, la úlcera cerró.
244 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
Figura 110. Caso clínico de úlcera del pie diabético grado 5 en la clasificación de Wagner.
Luego del desbridamiento quirúrgico y 16 dosis de Heberprot-P® 75 µg, la úlcera cerró.
1. Anemia.
5. Extensión de la lesión.
Células madre
madre endoteliales son las que se han empleado a partir de modelos ex-
perimentales en ensayos clínicos. Esta estirpe celular se ha probado en en-
fermos con arteriopatía periférica, y los resultados son muy alentadores. Ya
comienzan a aplicarse en las úlceras diabéticas.
1. Sustitutos epidérmicos:
a) MySkin®: utiliza queratinocitos autólogos en presencia de fibroblas-
tos murinos irradiados, incluidos en soportes de silicona que contie-
nen elementos especiales. Se utiliza para tratar úlceras del pie diabé-
tico grado 1 y 2 de la clasificación de Wagner.
2. Sustitutos dérmicos:
a) Integra®: matriz de colágeno bovino tipo I y glucosaminoglicanos
de tiburón recubiertos con una silicona temporal que protege de
la contaminación. Como desventajas tiene su largo período de
vascularización (10-14 días) y su temporalidad, que implica hacer
una nueva cirugía para un injerto definitivo.
b) Alloderm®: dermis alogénica de origen humano que se liofiliza para
remover el material celular, por lo tanto no ocurre rechazo inmuno-
lógico, y se preserva la membrana basal. Se debe emplear en sitios o
heridas donde es menos importante la revascularización inmediata.
c) Matriderm®: similar al Alloderm® pero de origen bovino (xenogénico),
conformado por una matriz de colágeno bovino estructuralmente
intacta, de un milímetro de espesor, recubierta con un hidrolizado
de alfa elastina.
d) Dermagraft®: material criopreservado que utiliza fibroblastos obteni-
dos de prepucios de neonatos sembrados sobre un material sintético
CAPÍTULO 7. Tratamiento de las úlceras del pie diabético 249
Ozonoterapia
3
Recomendado.
4
El desbridamiento quirúrgico a veces no es adecuado en algunas heridas crónicas. Antes
de empezar el tratamiento con terapia de heridas mediante presión negativa Vacuum (este
término apareció en esta nota al pie por primera vez) es importante asegurarse de que el
lecho de la herida está limpio y no contiene tejido necrótico ni un exceso de productos de
desecho.
254 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
- Malignidad de la herida.
- Tejido necrótico con escarificación.
- Osteomielitis sin tratar.
- Arterias o venas expuestas.
Para indicar las terapias por presión negativa se debe tender precaución
cuando hay:
- Sangrado activo.
- Enfermos con tratamiento anticoagulante.
- Hemostasia de heridas difíciles.
- Mayor cuidado con los vasos sanguíneos debilitados, irradiados o sutu-
rados.
- Fístulas no exploradas.
3. Heridas superficiales del pie diabético (se desaconseja utilizar como tra-
tamiento de elección para las heridas superficiales; sin embargo, está indi-
cado en combinación con otros tratamientos modernos cuando se ha ob-
tenido una respuesta escasa con otras medidas; es decir, descarga eficaz,
tratamiento de la infección y apósitos locales).
Aspectos claves del tratamiento local de las úlceras del pie diabético
Calzado: el calzado que se prescribe cuando una persona tiene pie de ries-
go debe reunir una serie de características:
• Cierre del zapato: el cierre del zapato debe ser de cordones. Aunque
su colocación resulta más incómoda y su estética puede ser cuestionable,
tienen la ventaja de que se pueden adaptar a pequeñas deformidades del
pie, a los edemas y a las inflamaciones. En caso de que con posterioridad
fuera necesaria la adaptación de plantillas, esto va a resultar más fácil con
un zapato de estas características.
- Descarga total del pie: para conseguir la descarga total del pie se puede
recurrir a:
a) La estancia obligada del enfermo en la cama: esta medida es dema-
siado drástica y pocos enfermos son capaces de cumplirla. No está
recomendado en la mayoría de los casos por el riesgo de que ocurra
trombosis venosa profunda, atrofia muscular, pérdida de la funcio-
nalidad, entre otras complicaciones asociadas
b) Marcha con bastones: con la utilización de dos bastones canadienses
o dos muletas de apoyo axilar, el enfermo puede realizar una marcha
pendular, utilizando solamente el pie sano como punto de apoyo. Es
igualmente una medida poco práctica, ya que se precisa un gasto
energético considerable para caminar.
c) Aparatos de marcha de descarga total: se trata de un aparato similar
al que se utiliza en los amputados infracondíleos, de tal forma que
cuando el enfermo se apoya en el miembro afectado, se produce
la descarga de todo el peso en el tercio proximal de la tibia, y el
pie queda totalmente en el aire, con lo que se consigue la descarga
total. El inconveniente de este aparato es que son muy pocos los en-
fermos que toleran la presión próxima a la tibia. Además, en aquellos
con problemas sensitivos, puede provocar una úlcera en esta zona
por estar sometida a una presión excesiva.
-Yeso de contacto total (total contact cast): es una bota de yeso mínima-
mente acolchada que abarca el pie y la pantorrilla y que está en contacto
con la piel del paciente siguiendo el contorno del pie, esto permite minimi-
zar el movimiento dentro del yeso evitando el apoyo del antepié, en la fase
de despegue para no aumentar la presión en la zona. Actualmente es el
estándar de oro en el tratamiento de las úlceras del pie diabético. Están in-
dicados únicamente para úlceras en los estadios 1 y 2 de la clasificación de
Wagner, neuropáticas, no isquémicas. Se empezaron a utilizar en 1930 para
las úlceras neuropáticas de los enfermos de lepra. En los años 50, Brand
desarrolló el concepto de yesos conformados de contacto total, eliminan-
do la mayoría de los almohadillados, con el fin de conseguir una perfecta
adaptación del yeso a la forma del pie y de la pierna. Requiere proteger la
zona ulcerada con un apósito, para que quede cubierta totalmente por el
yeso. El alivio de la zona ulcerada se logra al repartir la carga en la super-
ficie plantar y hacia la pantorrilla, lo cual disminuye la presión en la zona
afectada. Su colocación requiere de personal capacitado, el recambio debe
ser semanal y la duración del tratamiento puede variar entre 1 a 2 meses
hasta la curación de la úlcera, lo que se logra en alrededor del 90 % de los
pacientes. Está contraindicado cuando hay enfermedad arterial periférica,
infección profunda y gangrena. Entre los inconvenientes están el agarrota-
miento articular, la anquilosis transitoria si la inmovilización es prolongada,
las posibles abrasiones en la piel debido a una técnica incorrecta, y la no
aceptación del paciente.
- Zapato de curación o medio zapato (healing shoe, half shoe) también de-
nominado zapato posquirúrgico: se trata de un calzado para uso temporal
que presenta una abertura en la zona que se desea descargar. Por ejemplo,
si la úlcera es de antepié por plantar, esta zona quedará en el aire, sin apo-
yo, y se pondrá una elevación a las zonas del medio pie y talón, que serán
las que realizarán la carga. Normalmente, el paciente va a necesitar un apo-
yo complementario tipo bastón o muletas para poder caminar. Existen dos
tipos de zapatos posquirúrgicos: los anteriores y el talo o tacón posterior,
ideal este último para disipar las presiones en las cabezas metatarsianas.
El porcentaje de curación es alrededor de 60 % y requiere de al menos 2
meses para lograrlo. Se sitúan por lo tanto en el tercer lugar para reducir
las presiones en la planta del pie, después del yeso de contacto total y las
férulas removibles (Figura 111).
A B C
Figura 112. Sistema de descarga samadhan. A) Esponja con gasa inicial. B) Inicio del venda-
je elástico. C) Vista plantar luego de finalizado el vendaje elástico.
Tras su aplicación, una persona con diabetes puede llevar sandalias abro-
chadas y caminar con relativa normalidad. El tiempo que se emplea en la
aplicación y retirada del dispositivo es mínimo, y el riesgo de lesiones du-
rante estos procesos se elimina completamente. Además, el uso del dispo-
sitivo garantiza una reducción del riesgo de lesiones secundarias. Se puede
limpiar, esterilizar químicamente y reutilizar.
Conclusiones parciales
- Cuando la piel está dañada no debe usarse calzado cerrado, sino disposi-
tivos de descarga hasta el cierre completo de la piel.
- El pie debe ser descargado de presiones hasta que la úlcera cure.
- Si el enfermo se sigue apoyando sobre la herida abierta, la ulceración pe-
netrará en profundidad hasta alcanzar el hueso y si además está infectada,
se facilitará la diseminación a planos más profundos.
- Es importante destacar que si una úlcera no cierra en 8 a 12 semanas, no
se está administrando el tratamiento en forma adecuada o el paciente no
está cumpliendo las indicaciones.
- El reposo absoluto no es viable en enfermos autónomos.
- Posterior a la resolución, el paciente no debe volver a utilizar el calzado
260 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
que usaba previo a la aparición de la úlcera si es que este tuvo relación con
la génesis.
Para lograr un bajo riesgo vascular, hay que garantizar que no haya isque-
mia, desde el punto de vista clínico y mediante instrumentación hemodi-
námica (fotopletismografía, Doppler de ambos miembros inferiores y de
ser posible la evaluación de la presión transcutánea de oxígeno o TCPO2).
Además, para lograr un bajo riesgo de infección se prefieren las técnicas
cirugía mínimamente invasiva (MIS). Por constituir técnicas de la especiali-
dad de ortopedia y traumatología, solamente haremos mención a las que
se emplean con más frecuencia.
las úlceras de la zona medial del pie. El cierre puede hacerse usando
colgajo de piel.
• Escisión y artroplastia: técnica quirúrgica por vía plantar, donde se
deja un espacio de 1 cm entre la cabeza metatarsiana y la falange
proximal para tratar de lograr una pseudoartrosis. Se deja abierta, y
no se cierra por primera intención.
a) Tratamientos quirúrgicos en tejidos vecinos en el antepié:
- Osteotomía: es muy utilizada en la úlcera plantar. Desde el inicio
crea una pseudoartrosis o falsa articulación, por lo que al apoyar la
cabeza del metatarsiano, esta amortigua y redistribuye las presiones
plantares, curando la úlcera, pero al cabo de un tiempo, la zona re-
gresa al estado preoperatorio por osteogénesis y reaparece la úlcera.
- Decapitación: una de las técnicas quirúrgicas más antiguas utili-
zadas en el mal perforante plantar, fundamentalmente indicada en
osteomielitis de las cabezas de los metatarsianos. Consiste en deca-
pitar la cabeza del metatarsiano afectado o responsable de la úlcera.
Se realiza por el plano dorsal. Esta decapitación puede realizarse en
todas las cabezas, la llamada panmetatarsal o técnica de Hoffman y
Fowler. Se plantea que con esta técnica se disminuye la presión del
pico plantar; pero esta cirugía puede provocar un derrumbe del pie,
semejante a un pie de Charcot.
- Incisión dorsal y lavado: consiste en realizar una incisión dorsal y
lavado con soluciones antisépticas. Se plantea que cura las úlceras
con mayor rapidez. Más que una técnica es una cura especializada
para el drenaje de tejidos desvitalizados.
- Acortamiento del metatarsiano hacia su base: esta técnica hace
que la cabeza metatarsiana se acerque a la zona proximal y se com-
porta como una decapitación con las mismas posibilidades de reci-
diva, pues traslada los puntos de apoyo hacia las cabezas vecinas.
- Cirugía de las deformidades óseas: técnica empleada en la cura-
ción de las úlceras plantares. En ocasiones se realiza junto a técnicas
de desbridamiento y otras veces se realiza desde un plano dorsal o
lateral (la llamada exostectomía) donde se resecan las prominencias
y las deformidades óseas que se presentan, sobre todo, en la parte
anterior del pie.
- Artrodesis: se ha utilizado como un intento de lograr la curación de
las úlceras plantares, sobre todo en la parte media del pie.
- Ostectomía: se utiliza en la curación de las úlceras plantares. Con-
siste en una ostectomía de 1,5 cm de longitud por vía dorsal, en la
unión del tercio medio del metatarsiano afecto y tercio proximal. Se
da un punto de interposición para evitar la osteogénesis y el cierre,
y crear así una pseudoartrosis o falsa articulación con una palanca
larga.
2. Tratamientos quirúrgicos indirectos:
a) Descompresión nerviosa: la descompresión quirúrgica tradicional
del nervio tibial posterior resulta justificada puesto que la arteria
CAPÍTULO 7. Tratamiento de las úlceras del pie diabético 265
A B C
Figura 122. Flap de doble rotación empleado para cubrir el defecto plantar de un pie de
Charcot con úlcera de pie diabético.
268 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
Figura 123. Flap V-Y unilateral empleado para cerrar una úlcera de pie diabético del medio-
pié en un paciente portador de pie de Charcot.
4. El uso de cualquier tipo de colgajo requiere una evaluación del flujo san-
guíneo. En el caso de colgajos locales, debe haber una señal Doppler cerca
de la base del colgajo. En el caso de los colgajos pediculados, la rama do-
minante hacia el colgajo debe ser permeable. En el caso de colgajos libres,
debe haber una adecuada permeabilidad de la arteria y vena receptoras.
Los colgajos libres en el pie y en el tobillo, especialmente en personas con
diabetes o enfermedad vascular, tienen un alto riesgo de fracasar y deben
planearse cuidadosamente.
La diferencia entre la cubierta cutánea de la planta del pie y del dorso tiene
importantes implicaciones para la re¬construcción de los defectos en estas
áreas. La extensión y el tipo de tejidos involucrados en la lesión y la posibi-
lidad de poder remplazarlos con otros similares determinan, en gran parte,
el éxito de la reconstrucción.
AMPUTACIONES
Antes de una amputación, se debe elegir el nivel más cercano al distal, pero
de modo que garantice una adecuada cicatrización y la menor limitación
posterior, de acuerdo con la edad y el estado general del enfermo. Es una
decisión difícil de adoptar, pero indispensable. Debe recordarse que una
exéresis infracondílea requiere un gasto de energía de solo un 30 % para
deambular con prótesis, mientras que la supracondílea necesita un 60 %, lo
cual es trascendente en obesos o ancianos. Además, la amputación deberá
remover todo el tejido necrosado, doloroso o infectado, dejando un mu-
ñón bien irrigado y apto para la instalación de una prótesis.
2. Nivel crítico: más elevado que el anterior, constituye el punto más alto
al cual se puede realizar la disección esquelética y más allá de la cual el
272 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
3. Gangrena gaseosa.
Amputaciones no recomendadas
2. Desarticulación aislada del segundo dedo, pues lleva a severo hallux val-
gus, que pierde su función en la fase despegue y la deformidad aumenta el
riesgo de lesión. Es más funcional y estética la resección parcial del segun-
do rayo, a nivel de metáfisis proximal.
3. Resección del primero y segundo dedos o los dos dedos centrales pro-
voca resultados funcionales y cosméticos malos. En cambio, resecar los dos
laterales es buena opción, siempre que sean resecados en forma oblicua,
de mayor a menor, siguiendo una curva similar a la del pie. La amputación
transmetatarsiana es una mejor opción.
MUÑÓN DE AMPUTACIÓN
1. Piel:
- Úlceras cutáneas
- Dermatitis
2. Partes blandas:
- Necrosis isquémica
- Edema
- Infección
- Gangrena gaseosa
- Hematoma
- Dolor
- Muñón redundante
- Muñón cónico
280 DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DEL PIE DIABÉTICO
3. Vasculares:
- Fístula arterio-venosa
- Aneurismas
- Sangramientos
- Trombosis venosa
4. Neurológicos:
- Neuromas del ciático
- Clonus del muñón
- Dolor y sensaciones
5. Osteoarticulares:
- Sinostosis
- Osteofitos marginales (secuestros óseos)
- Osteomielitis
- Osteoartritis
- Espolón
- Contracturas
Rehabilitación protésica
Para que el muñón sea ideal, deberá tener las características siguientes:
- Forma cónica o semicónica.
- Presentar un revestimiento cutáneo bien nutrido: la piel no deberá
estar demasiado estirada ni demasiado laxa.
- Las extremidades óseas deben estar suficientemente recubiertas de
tejido celular o tendinoso.
- Tener buena movilidad y suficiente fuerza de palanca.
- Conservar los arcos articulares de la articulación proximal.
- Poseer suficiente irrigación sanguínea para que no exista cianosis, hi-
peremia ni edema.
- El nervio principal debe estar cortado por encima del nivel de la
amputación para evitar neuromas superficiales y dolorosos.
- Muñón no doloroso.
- Cicatriz correcta y en lugar adecuado.
Tratamiento preprotésico
PRÓTESIS
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