El Bosco - E. Ierardo

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El Bosco y la riqueza selvtica de la materia (Fragmento)1 por Esteban Ierardo Hieronymus Bosch pint sus cuadros y su existencia en Hertogenbosch,

sosegada ciudad de Holanda, a la que el pintor debe su clebre nombre. En el Museo del Prado sudan algunas de sus exasperadas fantasas. Centenares de figuras humanas, demonios, animales y vegetales extraos, pueblan oleos sobre tablas 2. Estas y otras obras atesor en el siglo XVI el monarca espaol Felipe II. En las imgenes del juicio final, del paraso y del infierno de El Bosco, Felipe encontraba un mensaje moral, un estimulo edificante, la advertencia de los peligros que acechan al alma que renuncia a la pureza y se hunde en el fango de la perdicin. Para otros la heterognea fauna de las figuras de El Bosco aspira solo a divertir, a entretener, como los grotesschi de la ornamentacin renacentista. El Bosco refulge en el escenario de una pintura flamenca que, en el siglo XV ostenta la excelencia del incipiente naturalismo de Jan Van Eyck, o la vvida devocin sagrada de Roger Van der Weyden. Brueguel El Viejo, ser el pintor Holands cuya pintura evidenciar una importante influencia bosquiana. Influencia totalmente ausente en la pictrica flamenca posterior del siglo XVII relacionada con la hermosura femenina de Rubens, los retratos de Rembrandt, o los famosos retratos colectivos de Frans Hals. En 1560, Felipe de Guevara escribe la primera crtica de la obra del pintor neerlands donde reduce su legado a una desaforada invencin de monstruos y quimeras3. Mucho despus el alemn Carel Van Mader afirmo que en El Bosco proliferan fantasas sorprendentes y extraas () a menudo no tan placenteras sino mas bien horripilantes a la vista4. En estas observaciones crticas emerge una primera variante: la pictrica del artista flamenco constituye una esttica del horror extrao. Para otros el pintor holands es heraldo del curioso lazo entre hereja y liberacin sexual. Aqu resuenan los timbales de la celebrada teora de Wilhelm Fraenger. En 1947, Fraenger anunci que El Bosco integraba la Hermandad del Espritu Libre, una hereja que aprecio en la Edad Media en el siglo XIII. El rito es el camino llameante a lo trascendente. Y los hermanos del Espritu Libre encontraban su va apia hacia la trascendencia en la promiscuidad sexual. Mediante el desenfreno orgistico crean recuperar la inocencia de Adn. Se les llamo entonces adamitas5. Fraenger asegura que El jardn de las delicias naci de los pinceles de El Bosco para responder a un grupo de Adamitas de Hertogenbosch, hogar del pintor. En la tabla central del trptico fulguran en un abigarrado tumulto numerosos cuerpos desnudos. La observacin habitual es que mediante esta imagen de desnudez el artista moraliza y critica el exceso sensual y su alud de pecados. Para Fraenger, por el contrario, aqu se ilustra el goce y la desinhibicin de las prcticas sexuales d e los adamitas. La crtica especializada suele rechazar la interpretacin del estudioso alemn. La opinin popular la acepta complacido. El alucinado artista holands se transforma as en involuntario progenitor de la liberacin sexual contempornea. El Bosco seria el antecesor del erotismo
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Este ensayo forma parte del libro El agua y el trueno: ensayos sobre arte, naturaleza y filosofa, Editorial Prometeo, Buenos Aires, 2007, pp. 46-57. 2 Las obras de El Bosco que se hallan en el Museo del Prado de Madrid son: Los siete pecados capitales, El carro de Heno, El Jardn de las delicias, Coronacin de espinas, La tentacin de San Antonio, La Epifana. 3 Felipe de Guevara, Comentarios de la pintura, Madrid, 1788 4 Carel van Mander, Das Leben der nieder landischen und deutschen maler, Munich, Leipzig, 1906 5 Sobre la hereja de los adamitas o los Hermanos del Espritu Libre, puede consultarse Norman Cohn, En pos del milenio, Alianza Universidad, Madrid, pp. 147-186.

emancipador de Marcuse o de la "sexualidad teraputica de Norman Brown. 6 El imaginativo pintor habra sido un heterodoxo, un audaz y encubierto hereje. Y tambin sera el primero en exhalar las imgenes del inconciente surrealista. El Bosco: liberador de la sensualidad reprimida y tambin emancipador del fuego de lo fantstico congelado por la razn moderna. Breton en sus manifiestos, lo legitima como el pionero del inconciente creador inacabable, como explorador del magma preconciente y surreal7. Dal asimismo lo invoca y escucha desde el centro de su fiebre imaginativa. El Bosco anunciador de la liberacin ertica contempornea es parte de la hermenutica moderna, quiz anacrnica. Pues acaso el pintor flamenco llega a su extrao universo no desde una iluminacin heterodoxa sino como consecuencia de su profundo vinculo con la imaginacin medieval... En El Bosco, las influencias medievales son esenciales. Los grabados populares fueron uno de los muchos alimentos de su pictrica. Sus Ecce Homo (el de Francfort y el de Filadelfia) acusan el influjo de la iconografa y las composiciones xilogrficas del siglo XV.8 Los grabados del Ars Moriendi del maestro que firmaba con el monograma E.S, se manifiestan en La muerte del avaro y La muerte del Pescador. El motivo de la Misa de San Gregorio se dispone en grisalla en el reverso de la Epifana del Prado. En esta misa, durante la elevacin del cliz el Papa San Gregorio observa, arrobado, la aparicin de Cristo sobre el altar. Era n milagro, smbolo del sacrificio cristiano en la Misa, que fue representado frecuentemente en las estampas que se vendan en las ferias y en los Libros de las Horas9. La extraccin de la piedra sugiere tambin el influjo de las miniaturas tradicionales que estampaban en los cdices. El prolfico repertorio de seres hbridos y monstruos de El Bosco se aproximan a los monstruos del Salterio de Douai (1325) o del Libro de las Horas de Therouanne. Otras ciudades del ducado de Brabante, como Amberes, Bruselas o Lovaina, estaban vidas el arte moderno procedente del Renacimiento italiano. Pero Hertogenbosch, el horizonte urbano que contuvo toda la existencia de El Bosco permaneci, a pesar de sus fuertes lazos comerciales con Amberes y Brujas, un tanto aislada e impregnada por los ltimos coletazos de la gtica Alta Edad Media. El Bosco se nutri as vivamente de la iconografa medieval, de la contemplacin de piedras talladas de las iglesias, con sus grgolas y grifos; o de la apreciacin de las estampas de circulacin popular; o de las imgenes de salterios o los Libros de las horas. Muchas figuras de de significacin simblica en el universo de Bosch pueden ser enlazadas con imgenes-smbolos preexistentes en el ocano cultural medieval. Los animales como los peces que aparecen en El Carro de Heno, en La tentacin de San Antonio o en El Jardn de las delicias, eran presentados en los bestiarios medievales como acompaantes de Satans. La rata en El tabernculo espiritual se asocia a las mentiras que distancian de la verdad divina. Las colmenas y la miel con
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Ver Norman O. Brown, El cuerpo del Amor, donde se presenta a El jardn de las delicias como prembulo visual de su doctrina. 7 Ver Andr Breton, Manifiesto sobre pintura surrealista 8 En una xilografa annima del siglo XV, se hallan sugerentes elementos decorativos semejantes al Ecce Homo de Francfort en un sombrero de extremo puntiagudo de Poncio Pilato y en las vestimentas de los aclitos. 9 En la Edad media, los libros de las horas son devocionarios de oraciones que deban ser ledas a determinadas horas del da. Los libros de horas eran por lo general de formato reducido (octavo o cuarto menor) e ilustrados de manera muy profusa. Uno de los libros de horas mas famosos es el llamado Les tres riches heures de Jean Duc de Berry. Es ilustrado por medio de ricas miniaturas que trazaban un vivido cuadro de la vida y los trajes flamencos de la poca. Los Hermanos de la Vida Simple holandeses y alemanes generaron una intensa actividad en la produccin y venta de libros piadosos ilustrados.

su representacin medieval de placer sexual se muestran en San Jernimo en oracin; el sapo como vnculo con la hechicera y la hereja se posa sobre el vientre femenino en Los siete pecados capitales. La alquimia medieval, que perdura vigorosa en el Renacimiento, provee tambin de smbolos significativos a la pictrica bosquiana. La Fuente de la Vida del Paraso terrenal del Jardn...enlaza con la Fuente de la Juventud Eterna que, a su vez, se asimila al poder regenerador y dador de inmortalidad de la piedra filosofal. En El Jardn de las delicias la imagen del huevo se reitera con una de sus formas ms sorprendentes: bolas transparentes donde se alojan parejas de enamorados. El huevo es el smbolo alqumico fundamental relacionado con un segundo nacimiento de ndole inicitica. Este nuevo nacer es que el que confiere el conocimiento. El huevo tambin es receptculo donde germinan las potencialidades vitales. Y el huevo es emparentado con la imagen de la esfera, la calabaza o el globo. Es expresin as del universo o de la matriz primordial, el vas mirabile alqumico del que surge todo. El tema del rbol y los brotes que surgen d las rocas de El Jardn...tambin poseen reminiscencias alqumicas.10 Tambin la antigedad grecorromana pudo inspirar lo fantstico en El Bosco mediante las gryllas, las figuras de la gliptica. Plinio el Viejo aseguraba que Anfitos de Egipto denomino gryllos (lechn) a una imagen que realizo para satirizar a un hombre. As se llamaron despus las figuras glipticas que consisten en un repertorio de anomalas orgnicas: cabeza de la que surgen las piernas; brazos o pies empotrados en la cintura de un cuerpo rematado por una cabeza de animal. La Edad Media atribuyo poderes mgicos a estas piedras con fantsticas combinaciones de cuerpos humanos y animales. Hubo una gran avidez por coleccionarlas. El universo de imgenes medievales, y antiguas como los grylles, envolvieron a El Bosco en la atmsfera sacra del cristianismo gtico. Pero tambin el artista holands aspiraba a las brisas religiosas exhaladas por las hermandades devocionales de Hertogenbosch. El Bosco pudo haber pertenecido a la Hermandad de la Vida Simple. En la ciudad de Hertogenbosch pululaban los conventos y monasterios. Dentro de esa efervescencia sacra sobresalieron los hermanos y Hermanas de la Vida Simple. Su aspiracin era regresar a la originaria sencillez de la existencia evanglica. Su camino era la "devotio moderna". Un sendero religioso inspirado por la "imitacin de cristo" de Tomas de Kempis11 En Hertogenbosch el fervor cristiano tambin se avivaba mediante la estampa impactante de la gran iglesia de San Juan. Ejemplo ntido del estilo gtico brabanzn, este templo impresionaba por la riqueza de su decoracin de talla, y los cuerpos de los monstruos y peones que lucan sentados a horcajadas en los arbotantes que sostenan el techo. Otra congregacin religiosa que difundi la devocin en el hogar de El Bosco fue la Hermandad de Nuestra Seora. Entre 1486 a 1487 el nombre de Bosch aparece mencionado por primera vez en las listas de los miembros de la Orden. Esta comunidad profesaba el culto de la virgen, la "Zoete Lieve Vrow" que se halla en la capilla de la Iglesia de San Juan. En su seno se reunan laicos religiosos. La hermandad se encargaba en ocasiones de trabajos para embellecer la capilla de Nuestra Seora en la Iglesia de San Juan. La mayor parte de la familia de El Bosco perteneca a la Orden y realizaba diferentes actividades en beneficio de la misma. El Bosco recibi varios encargos (Una vidriera para la capilla nueva; un crucifijo; un candelabro). En 1504, Felipe el Hermoso, duque de Borgoa, le encarg un retablo que representara el juicio final que, por sus dimensiones abultadas (nueve pies de
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Sobre el puente entre la obra de El Bosco y la alquimia puede consultarse M. Gauffreteau-Svy, Hyeronimus Bosch, "El Bosco", Nueva Coleccin Labor, Barcelona, 1969, p.p. 74-84. 11 Ver Thomas de Kempis, La imitacin de Cristo, Biblioteca Cristiana, Planeta-Agostini.

altura por once pies de ancho), se acercaba al juicio Final de Roger Van der Weyden. La frvida atmsfera religiosa de la ciudad del pintor holands, sus trabajos de temtica sacra para la Hermandad de Nuestra Seora y el duque de Borgoa, expresan el hondo compromiso del pintor con el cristianismo epocal. Aspectos que se suman a los que antes destacamos en cuanto a la influencia de la imagineria religiosa medieval sobre el arte bosquiano. Si es posible hablar de un talante heterodoxo en El Bosco este solo se desarrollo dentro de su visceral universo cristiano. La "heterodoxia cristiana" de Bosch surge mediante lo que pensamos es su liberacin de la imagen de la funcin pedaggica propia de la pintura medieval. En la Edad media, la materia puede ser honrada como sustrato de smbolos, como escalera para ascender a la comprensin de lo absoluto12. Pero en un universo cristiano, la justificacin ltima de la hyle solo puede relacionarse con un medio que ilustra o prefigura la realidad sobrenatural. Es preciso despojar a la materia de su valor intrnseco, de su entraa radiante, de la ebullicin de su pura presencia. Lo material debe ser solo instrumento pedaggico para decir la verdad cristiana. De ah que una puerta, un tapiz, un leo, un muro con frescos o las ilustraciones de la vida de los santos sean manifestaciones del posible camino de la salvacin o la advertencia sobre los peligros de la cada. En la representacin artstica medieval la materia acta como resignado soporte de una pedagoga moralizadora. Como tica visual. En el siglo V, telogos como Paulino de Nola en Italia y Nilo de Ankara en el Asia Menor, iniciaron una reflexin cristiana sobre el arte. Segn el primero, el fin de la inspiracin religiosa era estimular la adoracin o plegaria de los peregrinos. Para Nilo, las decoraciones de las iglesias siempre deban nutrirse de los temas del Antiguo y el Nuevo Testamento y no de intrascendentes escenas de caza o pesca. El Bosco tambin habra querido "ensear" el camino cristiano hacia el espritu. La pedagoga moral de las imgenes bosquianas denuncia las miserias del hombre y satiriza a su poca. La burla destila su acido critico sobre los monjes y las diversas formas de pecado en una serie de obras moralizantes, algunas ya mencionadas como El tablero de los siete pecados capitales y las cuatro postrimeras, en el Museo del prado, La muerte del avaro, El prestidigitador, El carro de heno, Las bodas de Canaan o La extraccin de la piedra. En esta ltima obra se critica la credulidad mediante un transparente sentido alegrico. Rodeado de un amplio y calido paisaje, un cirujano manipula su bistur sobre la cabeza de un paciente a fin de extraerle una piedra. En la parte superior del cuadro se lee la inscripcin, de esmerado trabajo caligrfico: "Maestro, qutame la piedra, me llamo Lubbert Das". En tiempos de El Bosco, extraer una piedra era un acto de curanderismo por el cual se buscaba curar al paciente de su estupidez. La extraccin es as un simulacro; su falsedad se evidencia en el cuadro por el hecho de que el cirujano extrae una flor y no una piedra. En los relatos neerlandeses de la poca, Lubbert" alude a un hombre particularmente estpido; de ah al creencia de Das en la realidad de una operacin quirrgica. A su vez, un monje y una religiosa contemplan al cirujano ya su victima, lo cual insina que participan de una prctica que su ortodoxia debera rechazar de plano. En La nave de los locos, en el museo del Louvre el bosco satiriza la hipocresa clerical y los excesos populares de la gula. En una pequea nave, una monja toca un lad frente a un monje. Ambos comparten una gran francachela con unos campesinos. El mstil es un frondoso rbol en cuya parte superior se encuentra, enlazado, un pollo asado que un campesino busca liberar con un cuchillo. Sobre el cordaje de la derecha, que se extiende en un extremo de la nave y el mstil-rbol,
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Sobre esta cuestin puede consultarse Umberto Eco, Arte y belleza en la esttica medieval, Editorial Lumen, Barcelona; en especial los captulos: Las estticas de la luz y Smbolo y alegora.

se sienta un bufn concentrado en beber un delicioso vaso de vino. Esta nave, sede de desenfreno, se inspira en el espritu clsico de La nave de los locos de Brandt y es el opuesto de su contraparte positiva: la nave de la iglesia, donde las almas eran guiadas por los clrigos hacia el cielo. Pero el didactismo moral de varias obras de El Bosco es superado acaso por el nivel ms alto y genuino de su creatividad. Ese nivel donde la pintura ya no ilustra o representa la miseria de la cada humana. Ahora, un universo extrao y divino, l triangularidad cielo-paraso-infierno, rodeara al hombre. Triangularidad que contiene todos los niveles de una existencia sacra que ya no representa sino que presenta. La pintura bosquiana se convertir en la convincente y cercana presencia del cielo y el paraso y sus maravillas, y del infierno con su calurosa y eterna tenebrosidad punitiva. En s8u fase mas elevada de imaginacin el arte de El Bosco no representa sino que hace presente, muestra con una hipntica presencia el cielo, el paraso y el infierno. As, un pintor que participa del significado alegrico moral del arte medieval consumar tambin una forma de liberacin de la impronta instrumental de la pintura cristiana. En Bosch la materia pintada ya no es solo medio para ilustrar una moral, o para representar lo sagrado. La pintura, la obra, es ahora un lugar numinoso donde se hace presente y se muestra una realidad trascendente y esquiva. Y el medio esencial de El Bosco para convertir la pintura, la obra artstica, en lugar de material donde se hace presente una realidad grvida de sentidos es lo que meditaremos como la saturacin definitiva del espacio pictrico. El trptico del El juicio final es ejemplo de esa saturacin figurativa de la obra pictrica bosquiana. En diversos momentos de la Edad Media ardi la certeza de un inminente juicio final. En Mateo, 25:34, 41, Cristo predice que los elegidos se enaltecern con una bienaventuranza eterna que les aguarda desde "la creacin del mundo". En el siglo XII, Joaqun de Fiore inicio el milenarismo. Una doctrina que aseguraba que se aproximaba la tercera edad en la que la comunidad evanglica y la pobreza reestableceran el paraso sobre la tierra. El presentimiento de una debacle catastrfica de la humanidad conturbaba los espritus. La creencia en un aumento cuantitativo de pecado atizaba la espera de una destruccin cercana y, para algunos, transfiguradora. Segn Sebastin Brandt, contemporneo de El Bosco, los pecados haban experimentado una furiosa multiplicacin. El himno del siglo XIII Dies irae (Da de la ira) anunciaba el da en el que el mundo se disolver en ardientes cenizas. Las visionarias descripciones del Apocalipsis de San Juan avivaron tambin su influencia sobre el espritu popular mediante los grabados en madera de Durero. En el camino del Renacimiento aun poda escucharse el agudo chillido de los condenados a las torturas en los nueve crculos infernales de Dante o de La visin de Tundale. Esta omnipresente angustia apocalptica espoleo la avidez de El Bosco por representar el juicio definitivo de Dios. En trminos estrictamente teolgicos, el castigo infernal es la eterna privacin de la visin de dios. La ausencia de un conocimiento contemplativo del ser divino es condena espiritual. Pero, en la imaginacin popular, la situacin infernal es esencialmente fsica, una constante carencia del bienestar corpreo. Para El Bosco el infierno es tambin un patbulo de opresin fsica. As, el artista neerlands, en su El Juicio Final, urde una maquinaria de agresin corporal. Algunos cuerpos son mordidos por serpientes, otros se abrasan en hornos. Un demonio femenino con patas de ave cocina a un desdichado a fuego lento junto a dos huevos blancos. Una mano emerge de un pequeo e indefinible cuerpo verde y atraviesa con el extremo fino y puntiagudo de una espada de hoja blanca a un desgraciado; otra criatura espeluznante, arrodillada, blande una daga con al que perfora los odos de un torturado que yace recostado con sus brazos abiertos y sus rodillas genuflexas.

entre la geografa de calientes abismos y hornos del juicio final se dispersan dragones, escuerzos, culebras, peces, pjaros, herreros y soldados torturadores, cuchillos, caones, tneles, flechas, ollas, trompetas, escaleras, fogatas, ruinas de edificios, barcos, huevos, un serrucho y un tambor, espadas, pelcanos. Adems de la profusin de figuras existen numerosas formas hibridas (mitad humanas, mitad animales). Todo este alucinado universo de figuras satura el espacio de la representacin pictrica. La profusin o saturacin de figuras no impera solo en el espacio infernal. Tambin se halla en obras de El Bosco como el carro de heno, Ecce homo, el trptico de los Santos Eremitas; o en el trptico de La tentacin de San Antonio. O en el postigo izquierdo de El jardn de las delicias. All, Adn y Eva estn acompaados por cristo y habitan el bello jardn. Una bandada de pjaros, en vuelo espiralado, atraviesa un montculo de formas irregulares y se pierde en un hermosos cielo azul. Elefantes, unicornios, un rbol con ramas semejantes a brazos, diversas criaturas acuticas terrestres y areas, un indefinible vegetal rosado como fuente saturan la representacin pictrica. La materia pintada. En El Bosco, la materia pintada es intensificada por el exceso de figuras. Es un espacio selvtico. La mxima densidad en un volumen estrecho. La imagen deviene receptculo donde la vida se hace profusa, multiplicada, selvtica. La lgica de lo selvtico figurativo es el mximo de figuras (races, plantas, hojas y animales) en volmenes reducidos. La multiplicidad de lo diminuto. La amplitud abigarrada en la pequeez. () Por otra parte, la saturacin pictrica a la que hemos aludido, es posible encontrarla en los frescos del Juicio Final de Miguel ngel en la Capilla Sixtina. All, el pintor satura el espacio con cientos de figuras. Pero mas all de sus referencias a la historia sagrada, las figuras multiplicadas remiten al cuerpo humano y a la conocida preocupacin miguelangelesca por la armona y belleza corporales. Esta profusin del cuerpo humano estilizado estimamos que no logra superar el orden de la representacin, como si lo consigue la combinacin de de figuras metamrficas y fantsticas con las anatomas humanas que dominan los trpticos bosquianos.

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