Onstrucciones en Nálisis: Marginalia de Milán
Onstrucciones en Nálisis: Marginalia de Milán
Onstrucciones en Nálisis: Marginalia de Milán
C o n str u c c io n es en A n á lisis
Uno por Uno. Revista Mundial de Psicoanálisis, n° 41, 1995, p. 143 -173
144 _ J a c q u e s - A lain M iller
Apariciones
Contradicción
Sinopsis
La segunda parte
La tercera parte
Reclity richtig
Lo patético de S (/0
ción es una elaboración que está a cargo del paciente, o bien es el propio
dispositivo analítico de lo que se trata. La construcción de la que habla
Lacan es la del fantasma, que se lleva a cabo por efecto de la operación
analítica. Volviendo a tomar el texto de Freud al detalle, veremos
asomar esta problemática en el decurso de ciertas frases. Construcciones
en análisis ayuda a captar el concepto de la expresión de Lacan “la
construcción del fantasma fundamental”.
Hay que tener en cuenta el hecho de que Freud considera que la
convicción obtenida en el paciente, el asentimiento que puede dar a las
construcciones del analista, no tienen nada que ver con la sugestión.
Podemos contestarle, pero hay que tener en cuenta el hecho de que
Freud lo niega. Además, en este texto precisamente, hace una extensa
crítica del sí del paciente. Nosotros no tenemos que ocuparnos de
alguien a quien es suficiente el asentimiento inmediato y directo del
paciente. Al contrario, el texto cuestiona cualquier enunciado directo
respecto al inconsciente. Entonces, hay que preguntarse a qué apunta
Freud cuando habla de la convicción del paciente, como cuando pide
que el analista se convenza de la existencia del inconsciente.
Dejemos a Freud tranquilo e intentemos, nosotros, saber qué
entendemos por esa convicción y si la tenemos.
Hay toda una problemática clásica del “tener fe”. ¿Tengo yo fe?
¿Puedo tener fe como se tiene un objeto? ¿Tener fe hace que no se
plantee la cuestión de saber si se tiene fe? Declarar la fe, practicar,
respetar los sacramentos, ¿es constitutivo de la fe? Freud no pide fe en
el inconsciente y no pide tampoco fe en la construcción del analista.
Preguntémonos qué puede ser esa convicción cuando alguien tan
exigente como Freud emplea ese término. Nosotros estamos ocupados
en alguien que dice: “Usted me responde sí, eso no tiene ningún valor.
Usted me dice no, eso no tiene ningún valor tampoco”. Entonces, sobre
esta base, ¿qué es, pues, la convicción en la existencia del inconsciente?
Están en Freud los elementos de una respuesta, incluso si ésta no
es totalmente explícita. Lo que prueba la convicción es, en el fondo, la
respuesta indirecta. Lo que es verdaderamente convincente es cuando
usted dice no y algo en su respuesta dice sí. Esto no es la confesión de
fe en el inconsciente. Usted dice no, eso dice sí. La problemática del
asentimiento reposa en la entereza del sujeto en la confesión de lo que
cree o de lo que piensa, mientras que aquí, la problemática de la
convicción está fundamentada, al contrario, sobre un sujeto dividido.
Lo que produce la convicción en análisis son los fenómenos de división.
Es una lógica totalmente diferente. Lo que Freud llama la convicción
Marginalia de Milán: Construcciones en análisis ___ 157
Neue Bedeutung
Materna y delirio
Varios
Detalle
Freud en la cura era muy exterior al paciente, era la posición del sabio
objetivo, y ha sido atraído, atrapado poco a poco, en la relación. El
descubrimiento de la transferencia es eso. Como en Análisis finito, el
analista se le presenta como un problema y, tal vez, el problema del
psicoanálisis.
Freud construye aquí al analista paralelamente al analizante. Se sabe
lo que tiene que hacer el analizante en el análisis, debe recordar, debe
sufrir, gozar, acordándose de ello; pero el analista, ¿qué, mientras tanto?
De esto parte toda una línea de reflexión en el psicoanálisis. No
solamente; ¿qué hace el analista durante ese tiempo?, sino ¿cuál es d
estatuto subjetivo del analista en el discurso? ¿Cuál es, pues, esa
posición que permite obtener efectos de ese género? Yo veo, en esas
frases de Freud, el aliciente de esa cuestión que ocupará a los analistas
por mucho tiempo. Allí es donde aparece la palabra construcción, parale
lamente a recuerdo. El analizante debe acordarse de lo que ha sido
reprimido y el analista debe construir lo que ha sido reprimido. Lo que
el analizante no recuerda, el analista debe construirlo.
Freud hace de la construcción una actividad del analista que
responde a la actividad de recordar del paciente. Respondiendo así a la
misteriosa pregunta: “¿Y qué hace el analista durante ese tiempo?”.
Pues bien, el analista construye. Freud utiliza el término de trabajo,
Aufgabe. Lacan repartirá las cosas de otra manera: pone, de parte del
analizante, no solamente la rememoración, sino también la construc
ción, ya que todo el trabajo está de parte del analizante, y lo que llega
al analista es el acto, no el trabajo, es la autorización simbólica para
proceder al trabajo analizante. Según Lacan, el analista tendrá el acto y
el analizante el trabajo.
El acto analítico consiste en autorizar simbólicamente el trabajo
analizante. Esto es responder a la pregunta de Freud colocando al
analista en el lugar de lo que garantiza la validez del ejercicio analítico.
En el párrafo 4, me contentaría con señalar la expresión que utiliza
Freud respecto tanto al analista como al arqueólogo, el derecho de
reconstruir, das Recht zur Rekonstruktion. El analista, como el arqueólogo,
se autoriza, a partir de elementos fragmentarios, a reconstituir una
totalidad, sin estar seguro de su validez. Esto se presenta, pues, bajo la
forma del derecho, das Recht. Es un argumento de legitimidad el que
presenta Freud. Pero ello no impide que, al final del texto, abandone
todo argumento de Recht para relacionar la construcción con el delirio.
Preliminarmente, defiende el derecho a construir, a continuación, va
más allá del derecho.
Marginaiia de Milán: Construcciones en análisis __ 165
Mentira y verdad
Observación
La respuesta indirecta
Ejemplos
El ángulo