El Matrimonio
El Matrimonio
El Matrimonio
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Introducción------------------------------------------------ 1
El Matrimonio---------------------------------------------- 2
Tipos de Matrimonios------------------------------------- 22
Divorcio---------------------------------------------------- 24
Conclusión------------------------------------------------- 25
Bibliografía------------------------------------------------- 26
Introducción
Veamos;
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El matrimonio
El matrimonio o unión conyugal
es una institución social
fundamental, que involucra a dos
personas físicas y naturales. Es la
forma de oficializar un vínculo de
pareja y someterlo a las
normativas legales, sociales, morales e incluso religiosas dictaminadas por la
sociedad.
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Este término se empleaba en la Antigua Roma para referirse al derecho de una
mujer de ser la madre legítima y reconocible de los hijos de un varón, lo cual
le confería el estado de casada (no disponible) y el derecho a heredar los
bienes que dejara su marido al fallecer.
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En el siglo IV a.C., San Agustín elabora una doctrina de la conveniencia de no
casarse con parientes próximos, porque así se limitaban los lazos sociales del
clan, e impedía un intercambio social más amplio. En la Ciudad de Dios (cfr.
ed. 1945) defiende la exogamia no sólo para que se multipliquen los lazos de
parentesco, sino también en función del sentido de decencia misterioso e
intrínseco que inhibe la lujuria carnal en los hombres y mujeres cuyos caminos
se cruzan a diario.
Esto nos está indicando la valoración de las uniones exogámicas fuera del
grupo de parientes, y la preocupación por el incesto entre el grupo doméstico.
Tanto es la valoración que la Iglesia otorga a la consanguinidad, que en sus
inicios prohíbe los matrimonios hasta el séptimo grado de parentesco, tanto
por línea paterna como materna, y con el Concilio Lateranense de 1215, se
rebaja al cuarto grado de consanguinidad (Casey, 110).
Se plantea que “el derecho matrimonial cristiano fue más una serie de
adaptaciones al entorno local que una fórmula determinada transmitida por
una clase clerical dirigente”. Fue más bien en el siglo XI, durante la época
Carolingia, en que “comienza a tomar forma el derecho eclesiástico o
canónico y una red de tribunales eclesiásticos” (Casey, 112). A pesar que la
Iglesia recomendó la exogamia, la nobleza no siempre aceptó estas
recomendaciones; fue el propio Carlomagno que se apartó de este
fundamento, al preferir que sus hijas mantuvieran relaciones ilícitas con tal de
que no se casasen, ni tuvieran que irse de su lado.
También cabe la situación personal del propio Carlomagno que se divorció de
su primera esposa y sostuvo relaciones ilícitas con varias concubinas. En
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tiempos de Carlomagno se distinguía claramente el concubinato del
matrimonio, porque en éste último, el marido, al día siguiente de la noche de
bodas, le ofrecía a su mujer un regalo públicamente, lo que se llamó pagar a la
novia, sellando el enlace.
Se cree que esta práctica derivó en el pago que hacía el novio a la familia de la
novia, y que posteriormente se tradujo en la dote indirecta, es decir, en el pago
del novio a la novia. Esta modalidad se entendería como garantía “de la
estabilidad de la nueva familia conyugal, por la que el hombre asume
públicamente la responsabilidad del bienestar de la esposa, especialmente en
su viudez” (114).
En general, se puede decir que, hasta la Edad Media, no existió una legislación
clara acerca del matrimonio, pero fue en la antigüedad, y gracias a los
filósofos griegos, conocidos con el nombre de estoicos, los que comenzaron a
crear un fundamento moral a la relación matrimonial, la cual fue tomada
después por los tratadistas y moralistas cristianos, para elaborar el derecho
eclesiástico o canónico. Uno de los primeros puntos a tomar en consideración
fueron los grados de parentesco en la unión matrimonial.
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manteniéndose gracias a los bienes de la mujer. Es decir, la dote estimuló los
enlaces arreglados por conveniencia, y aquellos que se dieron en el mismo
grupo (endogámicos) como una forma de mantener la heredad en las mismas
familias, tomándose la opción contraria a lo establecido por la Iglesia.
Pero también hay que tomar en cuenta los objetivos o estrategias que se
impone la sociedad en cada tiempo, en materias tan importantes como el
matrimonio; en las sociedades preindustriales, por ejemplo, el matrimonio era
una cuestión de estrategia económica y política, pero también tenía algo que
ver con las emociones.
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Claro que esta aseveración es más válida en estamentos altos de la sociedad,
ya que allí debía concertarse un buen matrimonio, para mantener el patrimonio
y el linaje de las familias, aunque no se puede desconocer el papel que
cumplieron en muchos casos los sentimientos. Casey señala que en Roma el
matrimonio fue un acto privado, que se realizaba dentro de la propia casa y era
compartido además por parientes y espectadores, que servían de testigos,
dándole “validez al acto” (ceremonia privada y pública).
La ceremonia del matrimonio tenía a veces una larga duración, los pasos a
seguir fueron los siguientes: la desponsatio, la promesa de matrimonio; el
foedus o pacto conyugal, y la boda propiamente tal. El matrimonio fue
concebido como un contrato que comprometía la palabra de los contrayentes
de ambas familias: Una familia entregaba a una mujer, la otra la recibía a
cambio de una dote (donatio puellae).
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En el siglo XII, los canonistas Graciano, monje italiano, autor del Decretum
(1140) y Lombardo, maestro de la Escuela Jurídica de Bolonia, obispo de
París y autor de la Sententiae (1152), dejaron establecidos los principales
enfoques del concepto de matrimonio europeo, que en algunos casos perduran
hasta nuestros días.
Esa promesa de presente debe ser hecha con intención de casarse. Para él, “el
matrimonio debe ser un contrato en toda regla”, hecha públicamente y ante
testigos. La palabra de casamiento era primordial para Graciano, definiéndola
como el compromiso entre dos personas para una unión futura, pues se trataba
de un acuerdo irrevocable.
La Iglesia tuvo que conciliar estas dos tendencias, al tratar de buscar una
postura intermedia, lo que llevó al Papa Alejandro III (1159-1181) a aceptar la
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promesa de futuro, lo cual implicaba que la pareja podía desistirse del
compromiso, siempre y cuando la relación no hubiese sido consumada, ya que
ocurrido lo contrario, antes de la promesa futura, con o sin intervención de la
Iglesia, el matrimonio era consumado y válido.
Como hemos dicho, en la Edad Media comienza a perfilarse una doctrina más
definitiva en cuanto al matrimonio. Un texto del siglo IX de Hincmar,
arzobispo de Reims, deja bien claro el matrimonio cristiano, señalando que: El
vínculo del matrimonio legítimo existe cuando se establece entre personas
libres e iguales y une en públicas nupcias mediante la fusión honesta de los
sexos, con el consentimiento paterno, a un hombre y a una mujer libre,
legítimamente dotada.
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muchas mujeres, o bien mantener una unión indeseada oponiéndose al deseo
de los padres o a los intereses de la familia (Lavrin, 19).
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La poligamia; se establecen los impedimentos de parentesco; la afirmación del
derecho de la Iglesia a fallar las separaciones corporales; la reafirmación de la
ley del celibato eclesiástico y de la superioridad de la virginidad y del celibato
sobre el matrimonio, la defensa del calendario litúrgico del matrimonio y de la
jurisdicción eclesiástica en materia matrimonial; además se trató de los
impedimentos de parentesco espiritual, de honra pública, de afinidad, de
relaciones sexuales fuera del matrimonio, y del rapto (327).
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paterno, a riesgo de ser desheredados”, y en 1579 se estableció la pena de
muerte al novio y al sacerdote que interviniere en un matrimonio clandestino,
es decir, sin el consentimiento paterno (Casey, 143). Aunque directamente, el
derecho tridentino no exigía el consentimiento paterno en el matrimonio de los
hijos menores de edad, igualmente su falta se calificaba de “detestable”.
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diocesanos. Al respecto, Matías Sánchez, teólogo jesuita del siglo XVIII, fue
partidario de la excomunión para los incumplidores de la promesa.
Entre las clases aristócratas se recomendaba que no todos los hijos se casaran,
por la alta mortalidad, ya que de esta manera, siempre quedarían algunos en
espera, como una forma de compensar las pérdidas. Para aquellos que no
contemplaban el matrimonio, se ofrecían otras formas: la violación o el rapto,
la aventura pasajera con una prostituta o con una campesina, con la hija de un
vasallo o con una ʻbastardaʼ. Otro aspecto discutido y combatido fueron las
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transgresiones sexuales, vistas como un atentado a la estabilidad del
matrimonio cristiano. Tanto los tribunales eclesiásticos como seglares
entendieron y castigaron los delitos sexuales, tales como: el rapto, la
seducción, el estupro, el concubinato, la bigamia, etc. El rapto y el estupro se
castigaban con la muerte y el concubinato con la excomunión.
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impedir las uniones contrarias al orden divino y reglamentar la unión
matrimonial, y la monarquía fue la garante del cumplimiento de la legislación
canónica, y también la impulsora de algunas iniciativas legales sobre el
matrimonio de los súbditos, sirviendo de complemento o de refuerzo a las
establecidas por la Iglesia, especialmente a partir del siglo XVIII con la Real
Pragmática.
Las grandes diferencias son de forma más que de fondo, porque en definitiva
ambas son concientes de la valoración que representaba el matrimonio para la
estabilidad conyugal y familiar. En relación a esto último, en 1537, Lutero
declaraba que “el divorcio o la separación son siempre pecado, salvo en caso
de adulterio, porque entonces es Dios mismo el que realiza la ruptura del
matrimonio” (cit. en Gaudemet, 321).
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La competencia de poderes entre la Iglesia católica y la monarquía absoluta la
podemos apreciar en América Latina, y muy especialmente en el México
colonial, a partir de 1650, al desatarse una competencia de autoridad que
terminó por entregar mayor influencia a los funcionarios o burócratas reales;
los arzobispos cedieron poder a los virreyes y al Consejo de
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padres que se negaban: Los padres presentaban quejas de inmoralidad sexual
(concubinato), desobediencia, pereza y vagancia en contra de sus hijos, ante
los jueces del más alto tribunal criminal. Es el caso por ejemplo de Ignacio de
Rosas, que fue condenado a un servicio militar voluntario en las Filipinas por
“vago”, cuando se descubrió que su principal delito era querer casarse con
Luisa de la Paz.
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los hijos, es decir, quitaba a la Iglesia la tuición de administrar el sacramento a
su libre arbitrio, ya que como hemos dicho, la Iglesia siempre medió a favor
de la pareja en la voluntad por contraer matrimonio.
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Era frecuente de las uniones de los plebeyos involucraran el intercambio
económico: quien recibía la esposa también recibía el control de una dote,
perteneciente a la mujer, que podían ser animales, propiedades o un terreno
para iniciar una familia productiva y sostenerla.
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El derecho de las personas homosexuales al matrimonio recibió enormes
resistencias de parte de los sectores conservadores, que aún prefieren pensar el
matrimonio en términos religiosos y no en términos legales.
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Tipos de matrimonio
Existen los siguientes tipos de matrimonio:
Matrimonio religioso. Involucra un conjunto de ritos y ceremonias con
un fuerte componente simbólico, determinados por el tipo de religión de
la cual se trate: judía, católica, islámica, etc. Generalmente exige que
ambos cónyuges practiquen la misma fe y suele ser mucho más rígida
con sus mandatos y exigencias.
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Importancia del matrimonio
El matrimonio es una figura central en la constitución de las sociedades. De
forma más o menos explícita, todas las sociedades tienen como principio
fundamental la reproducción de la especie y la conformación de nuevas
familias. Por eso, el vínculo matrimonial desde un principio se ha visto
protegido legalmente y amparado por costumbres sociales, morales y
culturales.
Divorcio
El divorcio es el acto legal de interrupción del matrimonio, es decir, la
separación legal que disuelve la comunidad conyugal (la comunidad de bienes
creada por el matrimonio).
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casos, uno de los dos debe demandar al otro para exigir el fin del matrimonio,
y se establece un juicio.
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Conclusión
Gracias
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Bibliografía
https://concepto.de/matrimonio/
http://revistas.uach.cl/pdf/racs/n11/art04.pdf
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