La Norma: Leyes Naturales

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LA NORMA

Antes de profundizar en el tema de la norma, es pertinente mencionar que las normas


en general derivan del Derecho natural y de éste resultan o emanan las leyes
naturales y las leyes sociales, como se explicará a detalle en el siguiente apartado.
Ahora bien, el Derecho depende de la norma, de la sanción que el Estado impone a
los ciudadanos para la convivencia en sociedad, de aquí es donde surge el Derecho.
Toda conducta humana debe ser regida por diferentes tipos de reglas de
comportamiento, a las que se les llama norma.
Las normas se clasifican en normas morales, religiosas, sociales y jurídicas.
La palabra norma suele usarse en dos sentidos: uno amplio (Latu sensu), y otro
estricto (Stricto sensu), en sentido amplio, es aplicado a toda regla de comportamiento
humano, sea obligatoria o no obligatoria, y se clasifica en dos grandes grupos: normas
técnicas y éticas. Estas últimas, comprenden a las morales, la costumbre, el trato
social, las jurídicas, la religión; las normas técnicas son las reglas que sirven a la
persona para la realización material de un objeto, no son de carácter obligatorio sino
potestativo; en sentido estricto, corresponde a que impone deberes o confiere
derechos.
Las normas pertenecen al ámbito del deber ser; son formas de regulación de la
conducta que surgen de la voluntad del hombre.

Leyes naturales

Aristóteles destacó al derecho natural como la facultad o sentimiento de lo justo y lo


injusto, reputándolo como una característica esencial y específica del ser humano que
lo distinguía de las otras especies naturales.6
La distinción del Derecho con el Derecho natural es que el primero es creado de
acuerdo con el comportamiento del hombre y sancionado por el Estado, y el segundo
es el derecho que el hombre crea de acuerdo con su conciencia interna, ya que el ser
humano es sociable por naturaleza, este tipo de derecho es más apegado a las
normas internas del hombre, es lo que puede o no puede hacer conforme a su
pensamiento filosófico y moral.

Tipos de normas

Las normas se clasifican en: morales, religiosas, sociales y jurídicas, como se explica
en las siguientes secciones.

1.3.2.1 Normas morales

Son reglas de conducta que provienen de nuestro interior, ya sea del bien y del mal y
que, por lo tanto, únicamente nuestra conciencia será la que nos exija su
cumplimiento. Ejemplo: no ayudar a una persona de la tercera edad a cruzar la calle.

1.3.2.2 Normas religiosas

Provienen de los dogmas que recibimos en el estudio o la práctica de creencias


divinas y cuya observancia o desobediencia no será premiada o reclamada por el
creador o ser divino en el que creemos. Ejemplo: ir a misa los domingos y dar limosna.

1.3.2.3 Normas sociales

Son reglas de comportamiento que nos impone el grupo social al que pertenecemos
como requisito para ser bien recibido en su entorno y que si no son acatados traería
como consecuencia el menosprecio o repudio del grupo social. Ejemplo: vestirse de
etiqueta en una reunión de clase alta y comportarse con cortesía.

1.3.2.4 Normas jurídicas

Son reglas de conducta expedidas por el poder público para regular la pacífica
convivencia de los seres humanos integrantes de una sociedad y cuya observancia no
está sujeta a la aceptación o no por parte del destinatario, ya que si éste no
cumple, puede verse forzado a cumplirlas por medio de la coacción, haciendo uso de
la fuerza que tiene el Estado. Ejemplo: la aplicación de una sanción por el Código
Penal de determinada entidad si una persona mata a otro ser humano.
Pues bien, según este autor, en todo ordenamiento jurídico existen dos clases de
normas: unas, que él llamó “normas primarias”; otras, llamadas por él “normas
secundarias”. Las normas primarias son las verdaderas normas jurídicas, porque son
las que contienen la sanción, son las que posibilitan el acto coactivo por parte del
Estado que, según este autor, es lo que constituye la esencia del derecho; las normas
secundarias, por su parte, carecen de entidad propia, puesto que se infieren
lógicamente de las normas primarias; son, además, las que contienen el deber jurídico
(Kelsen)
Kelsen una norma jurídica es aquella que prescribe una sanción de manera que la
estructura de la norma es: si es A (ilícito) entonces debe ser B (sanción). Kelsen
diferenció las normas primarias o genuinas que poseen la estructura anterior, y las
derivadas o secundarias que son simple consecuencia lógica de las anteriores.

1.3.3 Características de las normas

Las normas que se describieron en el subtema anterior se clasifican de acuerdo con


su ámbito de aplicación en relación con la conducta del hombre, siendo: unilateralidad,
bilateralidad, interioridad, exterioridad, incoercibilidad, coercibilidad, autonomía,
heteronomía, conceptos que se desglosan a continuación.

CLASIFICACIÓN DE LAS NORMAS

Unilateralidad:
Consiste en que las normas unilaterales no prevén la existencia de un sujeto facultado
para exigir el cumplimiento de las obligaciones contenidas en esa norma al
destinatario, es decir, o confieren facultades o imponen obligaciones, por ejemplo: un
poder notarial, un convenio, un contrato.
Bilateralidad:
Estas normas contemplan la existencia de un derecho que es desprendido de una
obligación o viceversa y por lo tanto, la de un sujeto autorizado para exigir el
cumplimiento de la obligación, por ejemplo: en un contrato de compra-venta, el
vendedor tiene la obligación de entregar el bien y el comprador de pagarlo o desde
otro punto de vista, si el vendedor recibe el dinero, el comprador tiene la obligación de
exigirle que le entregue el bien.
Interioridad:
En el actuar del individuo lleva toda la intención para cumplir una determinada norma,
es decir, que sin importar el resultado material de la conducta, la persona actúa de
acuerdo con su propia conciencia de lo que él considera bueno o malo, un ejemplo de
esta norma es el contraer matrimonio dos veces con distintas personas, aquí el actuar
del individuo no le importó divorciarse del primer matrimonio, ya que según su criterio
es bueno el haberlo hecho pero esto es un impedimento que consigna el Código Civil.
Exterioridad:
Estas normas no atienden la intención del sujeto, si no que enfocan al resultado
material de la conducta, por ejemplo: a este tipo de normas no le interesa si una
persona mata a otra que se encuentra en fase de una enfermedad terminal y sufría
mucho, y por misericordia se consideró necesario matarlo, de cualquier forma existe el
homicidio, o bien es un homicidio imprudencial, toda vez que la persona que decidió
matarla no tenía la intención, pero de cualquier forma cometió tal acto y es castigado
con una sanción que impone el poder del Estado.
Incoercibilidad:
La aplicación de esta norma no es exigida por el Estado, no puede ser impuesta por la
fuerza o coacción, ya que su cumplimiento queda sujeto a la voluntad del individuo,
por ejemplo, si una persona muy allegada a la religión, decide no ir a misa, nadie
puede obligarla a ir a la fuerza y a consecuencia de su acto no puede ser castigada
por su incumplimiento.
Coercibilidad:
Consiste en que el cumplimiento va a ser exigido al individuo aún en contra de su
voluntad e incluso con el uso de la fuerza, por ejemplo: si el padre niega dar alimento a
sus hijos menores de edad, la norma jurídica lo sanciona y le ordena cumplir con esa
obligación.
Autonomía:
Estas normas son creadas por la conciencia misma del individuo que habrá de
obedecerlas, con el fin de regular su propia conducta, por ejemplo: bañarse todos los
días e ir al trabajo.
Heteronomía:
Son las reglas que enfrenta una persona, provienen del medio externo, es decir, son
creadas por entidades distintas al destinatario de la norma, ejemplo: Las reglas que se
aplican al tránsito de vehículos en una ciudad fueron creadas por personas ajenas a
quien usualmente conduce su automóvil.
En resumen, el siguiente esquema muestra las características que compone a cada
tipo de norma:

ORDEN JURÍDICO DE LAS NORMAS

La aplicación de las normas jurídicas debe tener un ordenamiento jurídico para la


aplicación en el campo legal, ya que el que debe de aplicar su cumplimiento es el
Estado a través de leyes ordenadoras y sancionadoras.

1.3.5.1 Pirámide de las normas de Hans Kelsen

Hans Kelsen fue un filósofo doctrinario de la justicia y de la política,8 su pensamiento


se basó en la concepción de cada Ley como una norma; esto es, como un deber ser.
Cada Ley puede derivarse de otra que otorga validez a aquélla, hasta llegar al
principio de validez final, que es la norma fundamental.
Kelsen representó a las normas jurídicas mediante una pirámide que representa
gráficamente la idea de sistema jurídico escalonado. De acuerdo con éste, el sistema
no es otra cosa que la forma en que se relacionan un conjunto de normas jurídicas y la
principal forma de relacionarse de éstas, dentro de un sistema, sobre la base del
principio de jerarquía legal.
En otras palabras, las normas que componen un sistema jurídico se relacionan unas
con otras de acuerdo con el principio de jerarquía legal. Imaginemos una pirámide
escalonada: la cúspide de la pirámide se situaría la Constitución de un Estado, en el
escalón inmediatamente inferior las leyes, en el siguiente peldaño los reglamentos y
así sucesivamente hasta llegar a la base, compuesta por las normas jurídicas
individuales, que son los testamentos, los contratos y, por último, las sentencias.
Cuanto más nos acercamos a la base de la pirámide, el escalón es más ancho, es
decir, hay un mayor número de normas jurídicas. Así, el escalón superior es muy
pequeño, pues la Constitución sólo es una, y es la ley que está por arriba de todas,
que no se puede violar; así, se entiende que hay más leyes que constituciones, y más
reglamentos que leyes y así sucesivamente.

Ahora bien, las leyes no son el único tipo de norma legal que regula a la sociedad.
También existen los decretos supremos, los decretos legislativos, los decretos de
urgencia, las ordenanzas, entre otras normas emanadas por distintas instituciones del
Estado (es decir, no solo por el Congreso).
No todas estas normas, sin embargo, tienen el mismo valor. Existe una norma
superior, a la que todas las demás se encuentran subordinadas: la Constitución.
Veamos la jerarquía de las normas jurídicas del Perú.

El cuadro que acabamos de ver ha sido desarrollado a partir de la jurisprudencia del


Tribunal Constitucional peruano. Sin embargo, la idea de representar las normas de un
país de manera piramidal proviene del jurista austriaco Hans Kelsen (1881-1973),
razón por la cual a este tipo de representaciones se le conoce como “Pirámide de
Kelsen”. De acuerdo con esta estructura, una norma de menor rango no puede
contradecir una de mayor rango. Por ejemplo, una resolución ministerial no puede
disponer algo contrario a la Constitución y una ordenanza municipal no puede ir en
contra de un tratado de derechos humanos.
Algo que puede llamar la atención de esta pirámide es que las leyes de reforma
constitucional tienen mayor jerarquía que las leyes ordinarias. Aunque en ambos
casos estamos hablando de leyes, las de reforma constitucional tienen una mayor
jerarquía debido a que modifican la Constitución, la norma suprema que rige sobre
todo el ordenamiento jurídico del Perú. Dada su mayor jerarquía, las leyes de reforma
constitucional tienen más requisitos que las leyes ordinarias para ser aprobadas.

En ese sentido, existen algunas diferencias entre el proceso de aprobación de las


leyes de reforma constitucional y de las leyes ordinarias. Estas diferencias las
conoceremos en la última pestaña del informe. Además de esto, debemos decir que
existen otros tipos de leyes, entre las que se encuentran las leyes orgánicas, es decir,
las que regulan el funcionamiento de las instituciones públicas. La elaboración de las
leyes orgánicas sigue el mismo procedimiento que el de las leyes ordinarias salvo que
se requiere una votación distinta, como veremos en el subtítulo “¿Cómo se elaboran
las leyes ordinarias y orgánicas?”. De aquí en adelante, cuando hablemos solamente
de “ley” o “leyes” nos referiremos a las ordinarias y orgánicas.

A continuación, veamos cómo se elaboran las leyes ordinarias y orgánicas en el Perú


y luego sus diferencias con las leyes de reforma constitucional. Antes de ello, sin
embargo, debemos explicar algunos conceptos.

ELEMENTOS DE LA NORMA JURÍDICA

SUJETO ACTIVO
Todo ser o ente a quien el orden jurídico le imputa derechos o le reconoce calidad de
titular del derecho contenido o de una obligación jurídica al cumplir determinados
supuestos.

OBJETO JURIDICO
Es una determinada conducta que debe cumplir el sujeto obligado (sujeto pasivo) en
favor del titular de un derecho que tiene por ello el derecho de exigir esta conducta
(sujeto activo)

RELACION JURIDICA. - Es el vínculo que se da entre dos sujetos de la realización de


un supuesto normativo y que coloca a uno de ellos en calidad de sujeto activo frente a
otro que tiene calidad de sujeto pasivo en la relación de una prestación determinada

FINES JURIDICOS. - Toda norma jurídica tiene ciertos fines o valores hacia los cuales
se orienta y que se confunden con los fines del derecho (justicia, paz, seguridad, bien
común entre otros)

ELEMENTOS ESTRUCTURALES DE UNA NORMA JURIDICA


NORMA PENAL EN BLANCO.- en que el supuesto de hecho se encuentra
desarrollado total o parcialmente por una norma de carácter extrapenal”.
Normativa a la cual se acude por remisión debe ser preexistente o precedente
al tipo penal en blanco. La respuesta a la pregunta ha sido “que se protege el
principio de legalidad no con la exigencia de preexistencia de la norma de
complemento respecto de la disposición penal, sino con la simple existencia de
ésta al momento de conformación del tipo integrado
I.1 DEFINICIÓN DE INTERPRETACIÓN JURÍDICA.

Así, Guillermo Cabanellas de Torres afirma que: “La Interpretación jurídica por
excelencia es la que pretende descubrir para sí mismo (comprender) o para los
demás (revelar) el verdadero pensamiento del legislador o explicar el sentido de
una disposición.” (sic).
Considerándola como toda una Teoría, Marcial Rubio Correa, define la Interpretación
Jurídica diciendo: “La teoría de la interpretación jurídica, ..., es la parte de la
Teoría General del Derecho destinada a desentrañar el significado último del
contenido de las normas jurídicas cuando su sentido normativo no queda claro a
partir del análisis lógico-jurídico interno de la norma.” (sic).

I.2 La Naturaleza de la Interpretación.

I.2.1 Objeto, propósito y finalidad de la Interpretación.

El objeto de una ciencia, materia o disciplina es aquello de lo que se ocupa o sobre lo


que recae. Así, dado que la Interpretación se ocupa o recae sobre el derecho, resulta
obvio que es el derecho el objeto de la Interpretación.
El Derecho que es objeto de la interpretación, a su vez, puede provenir bien de una
norma jurídica, de la Costumbre o de los Principios Generales del Derecho; en
cualquiera de estos casos la labor interpretativa estará presente, aunque en el este
trabajo nos ocupamos sólo del primer caso.
El propósito u objetivo de la Interpretación (fin inmediato) es desentrañar el sentido y
significado del Derecho. Ludwig Enneccerus lo dice de la manera siguiente: “El
objetivo de la Interpretación es el esclarecimiento del sentido propio de una
proposición jurídica.” (sic).
El tema de la meta de la interpretación ha enfrentado a los partidarios del
intelectualismo y a los del voluntarismo.
Los “intelectualistas” propugnan que la Interpretación es un acto de
razonamiento, una operación lógico mental destinada a revelar el significado o sentido
de la norma jurídica (interpretación propiamente dicha).
Los “voluntaristas”, en cambio, entienden que la Interpretación no se queda en lo
que esta palabra podría denotar, sino que dicha tarea llega a involucrar una labor
mucho más acabada, mucho más compleja, una labor de creación en la que el juez
podrá actuar con considerables parámetros de libertad. Entre los voluntaristas destaca
Hans Kelsen, quien explica que la interpretación de la norma es un acto de creación
de una norma individual, el cual es, a su vez, un acto de voluntad en la medida que se
trata de llenar el marco establecido por la norma general.
De este modo, entendemos que los partidarios del objetivismo intentan decirnos que
no simplemente tratan exponer la mejor tesis, sino sólo la única realista y
sensatamente posible.

II. CLASES DE INTERPRETACIÓN.

II.1 Las Fuentes de Interpretación.


Siendo la Interpretación una actividad humana, ésta proviene de la persona, el
sujeto o autor que la realiza; es decir, el intérprete.
Desde tal punto de vista la Interpretación puede ser doctrinal o científica,
judicial o jurisprudencial y auténtica o legislativa.
a) La “Interpretación Doctrinal”.–
Es, como su nombre claramente lo indica, la interpretación practicada por los
doctrinarios, por los teóricos, por los juristas o jurisconsultos, por los tratadistas, por
los estudiosos del derecho, y en general por quienes se dedican a la ciencia del
derecho; de ahí que también se le conozca a esta Interpretación como “científica”.
La Interpretación doctrinal si bien se caracteriza por no ser obligatoria, sin embargo,
por su carácter científico y por la autoridad de quienes la practican, es la que termina
siendo predilecta.
b) La “Interpretación Judicial”.–
Es la practicada por los jueces y tribunales para emitir sus decisiones (sentencias y
demás resoluciones motivadas jurídicamente) en las cuales esta interpretación queda
plasmada. En la medida que provenga de instancias más elevadas la interpretación
judicial, sentada en los precedentes, tenderá a influenciar con mayor autoridad y
frecuencia.
En los países en los que existe el Recurso de Casación la interpretación
judicial resulta obligatoria para los órganos jurisdiccionales de instancias inferiores si
se emite en los términos y condiciones legalmente exigidos.
c) La “Interpretación Auténtica”.–
Es la realizada por el propio autor de la norma; se dice también que es la
efectuada por el legislador o, mejor dicho, por el poder legislativo, en el entendimiento
de que éste es el autor de la norma y de allí que a esta interpretación se le denomine
también “interpretación legislativa”. Pero lo importante para saber que estamos ante
una interpretación auténtica es comprender que ésta ha sido hecha por el propio autor
de la norma, tanto así que incluso se ha denominado Interpretación auténtica a la
interpretación realizada por el propio juez o tribunal con el propósito de dar luces sobre
el significado verdadero de sus propias sentencias o resoluciones; igualmente se ha
considerado interpretación auténtica a la que realizan las partes contratantes respecto
del contrato que celebraron, a la efectuada por el funcionario público respecto del acto
administrativo o norma que emitió, etc..

II.2 Los Alcances de la Interpretación.


La Interpretación por su alcance o extensión puede clasificarse como:
Interpretación Declarativa e Interpretación Modificativa. Esta última, a su vez, puede
ser Extensiva y Restrictiva.
a) La Interpretación Declarativa (o estricta).–
Esta clase de interpretación es también conocida como Interpretación estricta,
y se presenta cuando al interpretar el operador jurídico se ciñe a lo que dice la norma,
limitándose a aplicarla a los supuestos estrictamente comprendidos en ella.
El mexicano José Luis Hernández Ramírez menciona que la Interpretación
Declarativa “se refería a los casos en que supuestamente se creía que las
palabras reproducían fielmente el pensamiento de la regla” (sic).
b) La Interpretación Modificativa.–
Esta Interpretación es la que enrumba el alcance de la norma cuando, en
relación a lo que pretendía el legislador, ésta ha sido expresada con excesiva
estrechez, en cuyo caso deberá efectuarse una interpretación extensiva, o con
excesiva amplitud, en cuyo caso deberá efectuarse una interpretación restrictiva.
- La Interpretación Extensiva.–
En esta clase de interpretación lo que hace el operador jurídico o intérprete es
extender el alcance de la norma a supuestos no comprendidos expresamente en ella,
por considerar que habría sido voluntad del legislador comprender en la norma a
aplicar tales supuestos.
Los procedimientos de interpretación extensiva son:
 el argumento a pari, que consiste en referir al caso no previsto la misma
consecuencia que al previsto por identidad de razón entre ambas hipótesis;
 el argumento a fortiori, se da cuando los hechos constitutivos de la hipótesis
de una norma son más claros y evidentes en situaciones no comprendidas
expresamente por aquella (si la ley permite lo más, permite lo menos; si
prohíbe lo más, prohíbe lo menos);
 el argumento a contrario, que consiste en reformular una norma a su sentido
contrario, para solucionar los casos contrarios imprevistos.

- La Interpretación Restrictiva.–
Al contrario de lo que sucede en la interpretación extensiva, en la
Interpretación Restrictiva se restringe el alcance de la norma apartando de ella
determinados supuestos que se encontrarían incluidos de acuerdo con la redacción de
su texto, pero que se entiende que no fue voluntad del legislador comprenderlos
dentro de éste.
Alberto Trabucchi[28] lo explica del siguiente modo: “La interpretación
restrictiva se dará cuando la interpretación lógica restrinja el significado propio
de la expresión usada por la ley; …” (sic).

III. LOS MÉTODOS DE INTERPRETACIÓN.

Con el propósito de alcanzar la significación y el mensaje de las normas,


diversos métodos han sido propuestos y desarrollados. Entre éstos tenemos los
métodos clásicos a los cuales ya hacía referencia Savigny y que son: el gramatical, el
lógico, el sistemático y el histórico. Se puede considerar entre éstos también al método
teleológico que muchos autores consideran dentro del método lógico.
La Escuela de la Exégesis tenía un procedimiento de interpretación que
durante su apogeo llegó a combinar los métodos literal, lógico, sistemático e histórico;
también lo hizo el Método propuesto por la Escuela Histórica; en clara muestra de que
los métodos no se aplican aisladamente por sí solos, sino que se combinan en la tarea
por alcanzar la misión de develar el contenido más exacto posible de la norma.
Veamos ahora, pues, los métodos a desarrollar en este acápite:

III.1 Método Gramatical.

El Método Gramatical, también conocido como Literal, es el más antiguo y es exclusivo


de las épocas anteriores a la Revolución Francesa en que existía alguna desconfianza
en el trabajo de los jueces, razón por la cual éstos se encontraban obligados a ceñirse
al sentido literal de la ley.
Consiste este Método, dice Claude Du Pasquier, en deducir de las palabras mismas,
de su lugar en la frase y de la sintaxis, de la misma puntuación, el sentido exacto del
artículo de que se trata.
III.2 Método Lógico.
El Método Lógico es aquél que utiliza los razonamientos de la lógica para
alcanzar el verdadero significado de la norma.
Para Mario Alzamora Valdez, este método consiste en la descomposición del
pensamiento o las relaciones lógicas que unen sus diversas partes.
III.3 Método Sistemático.
El Método Sistemático introduce la idea de que una norma no es un mandato
aislado, sino que responde al sistema jurídico normativo orientado hacia un
determinado rumbo en el que, conjuntamente con otras normas, se encuentra vigente;
que, por tanto, siendo parte de este sistema, y no pudiendo desafinar ni rehuir del
mismo, el significado y sentido de la norma jurídica podrá ser obtenido de los
principios que inspiran ese sistema; principios y consiguiente significado y sentido que
incluso pueden ser advertidos con mayor nitidez del contenido de otras normas del
sistema.

III.4 Método Histórico.


Por el Método Histórico se pretende interpretar la norma recurriendo a sus
antecedentes, como las ideas de sus autores al concebir o elaborar los proyectos, los
motivos que propiciaron la redacción y emisión de la ley, informes, debates, etc..
Este método, dice Karl Larenz, debe tenerse en cuenta para averiguar el sentido de la
ley normativamente decisivo y, sobretodo, la intención reguladora del legislador y las
decisiones valorativas por él encontradas, así, para conseguir manifiestamente esa
intención siguen siendo pauta vinculante para el juez, incluso cuando acomoda la ley a
nuevas circunstancias no previstas por el legislador, o cuando la complementa.
III.5 Método Teleológico.
Este método en su denominación tiene el prefijo “tele” que significa fin. El
Método Teleológico es, entonces, el que pretende llegar a la interpretación de la
norma a través del fin de la misma, buscando en su espíritu, que es la finalidad por la
cual la norma fue incorporada al ordenamiento jurídico.
Algunos autores entienden que la finalidad de la norma está en su “ratio
legis”, es decir, en su razón de ser. Tal es el caso, por ejemplo del Jurista Claude Du
Pasquier[43] quien afirma que “según el punto de vista en que uno se coloque,
la ratio legis puede ser considerada como el fin realmente querido por el
legislador en la época de elaboración de la ley ...” (sic), o el del profesor
sanmarquino Raúl Peña Cabrera[44], quien, comentando la Interpretación Teleológica,
dice que si la ley es clara, basta con la interpretación gramatical, sin embargo, puede
ocurrir que la ley sea un tanto oscura, en tal caso es conveniente apuntar a la
intención de la norma, es decir considerar la “ratio legis”. La captación del espíritu de
la ley implica el empleo de procedimientos lógicos y valorativos.

IV. LAS DOCTRINAS DE LA INTERPRETACIÓN.


Existe una gama bastante variada de doctrinas o teorías sobre la Interpretación
jurídica, pero entre las más conocidas y vinculadas o referidas a los sistemas
normativos, bien para aplicarlos o para dejar de aplicarlos, tenemos las siguientes:
IV.1 La Teoría de la Exégesis.
La Escuela de la Exégesis se basa en que la Interpretación jurídica debe
necesariamente consistir en la consulta de la ley como fuente única y exclusiva del
Derecho. Los exegetas sostienen que el Derecho es la ley. La interpretación de la ley
es la averiguación de la voluntad real del legislador y toda interpretación que no sea tal
debe ser rechazada.
Se ha afirmado reiteradamente que mediante la Exégesis se procede a la
interpretación del Derecho a partir de un texto legal. Ariel Álvarez Gardiol[47],
comentando sobre la Exégesis, refiere que el texto de la ley es sólo la reproducción
histórica normativa de la voluntad del legislador y lo que el jurisconsulto debe aplicar,
no es meramente el texto, sino éste en cuanto traducción de la intención de un
legislador efectivo.

IV.2 Teoría Dogmática.


La Teoría Dogmática no es reconocida por muchos autores que la tratan dentro
y como la parte de la Teoría Exegética en la que predominó el racionalismo jurídico.
La Dogmática, si es que no fue una corriente de pensamiento independiente,
vendría a ser algo así como la etapa de apogeo de la Exégesis que adquirió relevancia
a partir de la segunda mitad del siglo XIX y que se caracterizó por su gran influencia
racionalista. Se ha sostenido así que mientras los antiguos exegetas recurrieron a la
investigación mediante un método empírico, es decir la recolección de datos empíricos
para determinar las palabras de la ley y la voluntad del legislador como hechos, el
dogmatismo o la Exégesis ya desarrollada rechazó esta tendencia y propuso entender
la ley no empíricamente sino objetiva y sobretodo lógicamente, es decir como razón.
Se ha dicho así que mientras la Exégesis persigue encontrar la interpretación
correcta a través de la búsqueda de la voluntad del legislador, la Dogmática persigue
encontrar lo mismo en el propio texto de la ley.
IV.3 Teoría de la Evolución Histórica.
El método de la evolución histórica, sustentado por Raymond Saleilles en
su “Introducción á l’etude du droit civil allemand”, explica el Profesor Mario
Alzamora Valdez[51], considera que la interpretación, en vez de buscar la voluntad
subjetiva del legislador, debe perseguir el mejor modo de aplicación de la ley conforme
a su fin. La finalidad de la ley, o sea el propósito que ésta se halla llamada a cumplir,
continúa explicando el maestro, debe adaptarse a las necesidades sociales sujetas a
continuo cambio, mediante progresivas modificaciones de la interpretación misma.
Este método exige que se dote a los jueces de amplias facultades y que a la vez se les
señale ciertas bases objetivas. Entre estas últimas, merecen considerarse: la analogía,
la conciencia jurídica colectiva, que está sobre las apreciaciones subjetivas, y el
derecho comparado que señala pautas para la evolución del derecho nacional.
Partiendo de que toda ley tiene una finalidad, esta teoría intenta sostener de
que es a través de ésta que la ley puede correr paralelamente al continuo cambio del
tiempo, adaptándose así a la nueva realidad social y, por tanto, a las nuevas
necesidades sociales.
IV.4 Teoría de la Libre Investigación Científica.
Francisco Gény es quien, en medio de una fuerte y despiadada crítica contra la
Exégesis, elabora la Teoría de la “Libre Investigación Científica”, también llamada
simplemente “Científica”. No niega que la interpretación debe siempre primero buscar
la voluntad del legislador, pero, en caso de lagunas en la legislación, el intérprete debe
valerse de otras fuentes, como la costumbre, e incluso en la naturaleza de las cosas,
mediante lo que él denomina la “libre investigación científica”.

IV.5 Teoría del Derecho libre.


Tal como su denominación lo sugiere, esta teoría propugna la total libertad del
juez en la interpretación del derecho que deberá aplicar, a tal punto de poder hacer a
un lado el derecho contenido en la norma jurídica (derecho positivo, ley). Es decir,
según esta teoría, los jueces son independientes de las leyes y sus decisiones no
deben obligatoriamente estar sujetas a éstas. El propósito que conlleva el proponer a
favor de los jueces estas atribuciones de total libertad e independencia respecto de la
ley está dado por el anhelo de llegar a la Justicia que muchas veces se pierde o
distorsiona en los mandatos normativos provenientes del derecho positivo.
Esta teoría, según reseña Claude Du Pasquier[54], surge en medio de una gran
protesta contra los excesos de la abstracción jurídica, mal que se agravó después de
la entrada en vigencia del Código Civil alemán de 1900. Aparece entonces, en 1906, la
obra “La Lucha por el Derecho”, escrita por el Profesor Hermann Kantorowicz bajo el
pseudónimo de Gnaeus Flavius.

IV.6 Teoría Pura del Derecho.


El Jurista Hans Kelsen trata el tema de la Interpretación en el Capítulo X de su
obra “Teoría Pura del Derecho”.
Para Kelsen la Interpretación es una operación del espíritu que acompaña al
proceso de creación del derecho al pasar de la norma superior a una inferior. Según
Kelsen no sólo se interpreta cuando el juez va a aplicar la ley, emitiendo así la norma
individual referida al caso concreto que viene a ser su sentencia, sino también cuando
el Poder legislativo legisla, para lo cual tiene que aplicar la Constitución y para cuyo
efecto no puede dejar de interpretar la Carta magna. Sostiene que hay también una
interpretación de normas individuales: sentencias judiciales, órdenes administrativas,
actos jurídicos, etc. En síntesis, toda norma es interpretada en la medida en que se
desciende un grado en la jerarquía del orden jurídico para su aplicación.

IV.7 Teoría Egológica.


Según la conocida teoría del Profesor argentino de Filosofía del Derecho en la
Plata Carlos Cossio, no es la ley lo que se interpreta sino la conducta humana a través
de la ley.
Como bien explica Ariel Álvarez Gardiol[60], la teoría de Carlos Cossio parte del
concepto de que el derecho es “la libertad metafísica fenomenalizada en la
experiencia”, o, en menos palabras, “la conducta humana”. Entiende que éste es el
punto de partida de toda elaboración de Cossio y el objeto del derecho.
Werner Goldschmidt[61], en su comentario a esta teoría, considera que la teoría
de Cossio tiene una doctrina sociológica de la interpretación, según la cual el objeto de
la interpretación no es la norma sino la conducta por medio de la norma; la norma, dice
Goldschmidt explicando la teoría de Cossio, no es sino el medio, comparable al
lenguaje, a través del cual conocemos el verdadero objeto de la interpretación que es
la conducta. Lo que el autor alemán entiende es que lo que Cossio tiene en mente,
cuando habla de la interpretación de la conducta a través de la norma, no es en
realidad la interpretación de la norma, sino su aplicación, puesto que mientras que la
interpretación de la norma tiende un puente de la norma a la voluntad de su autor, la
aplicación de la norma tiende un puente entre ésta y la conducta a enjuiciar.

PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO.


OBLIGACIÓN DE SUPLIR DEFECTOS O DEFICIENCIAS DE LA LEY
(ARTÍCULO VIII DEL TP DEL CC)

1. Introducción

Cuando el derecho no regula una normativa aplicable para ciertas situaciones


se entiende que existe un vacío o laguna.
VACIO LEGAL; Es cuando tal omisión pase desapercibida para el derecho,
esto es no amerita una consecuencia jurídica. Entonces no existe norma
jurídica aplicable y que se considera que no debe estar regulado por el
Derecho.
LAGUNA JURIDICA; Es cuando hay motivos razonables y de justicia para
aplicar una consecuencia jurídica a un caso concreto; o sea cuando se
considere necesario colmar dicha omisión. Una vez colmada dicha omisión los
operadores jurídicos (llámese juez, abogado o árbitro) aplicarán la nueva
norma a la situación que no estaba prevista legislativamente.
Ese proceso de creación de una nueva norma para llenar la situación no
prevista por el derecho se llama integración. Uno de los métodos de
integración es la analogía, el cual ya abordamos antes en un trabajo anterior.
Pero, no es el único, también están los principios generales del derecho.
Método de integración de normas que pasaremos a abordar.

2. El artículo VIII del Título Preliminar del Código Civil


Artículo VIII.- Obligación de suplir los defectos o deficiencias de la ley
Los jueces no pueden dejar de administrar justicia por defecto o deficiencia de
la ley. En tales casos, deben aplicar los principios generales del derecho y,
preferentemente, los que inspiran el derecho peruano.
Luego del Código vigente se aprobó la Constitución de 1993, que en su
artículo 139 establece:
Artículo 139.- Son principios y derechos de la función jurisdiccional (…)

8. El principio de no dejar de administrar justicia por vacío o


deficiencia de la ley.
En tal caso, deben aplicarse los principios generales del derecho y el derecho
consuetudinario (…)
Juan Monroy Gálvez ha advertido a propósito de la expresión «defecto o
deficiencia de la ley», que si bien «se están utilizando como si fueran distintos
dos conceptos que son idénticos», lo que se quiso decir al utilizar el
concepto defecto es referirse al error contenido en la norma aplicable al caso
concreto, es decir, cuando esta es imperfecta para su aplicación al conflicto de
intereses. Por otro lado, cuando usó la palabra deficiencia quiso referirse al
supuesto en el que no existe norma que contemple el caso concreto a ser
resuelto, es decir, a un caso de vacío, aquello que en doctrina suele
denominarse ‘laguna de la ley’. (Espinoza Espinoza, 2015, p. 563)
En esa línea, cuando se advierta una norma imperfecta (defecto) o se presente
alguna laguna del derecho (deficiencia), los operadores jurídicos deberán
recurrir a los principios generales y/o al derecho consuetudinario.

2. Los principios generales del derecho en la doctrina

Los principios generales del derecho son conceptos o proposiciones que


ayudan a llenar las lagunas del derecho. Estos principios tienen niveles que
van desde aquellos que tienen valor universal hasta aquellos principios cuya
aplicación está limitada a alguna de las ramas del derecho. (Obregón Sevillano,
2011, p. 375)
Efectivamente, los principios generales del derecho son aquellas pautas
orientadoras de los operadores jurídicos para colmar aquellos supuestos no
reguladas por el derecho. Asimismo, algunos de estos principios son aplicables
a todo el ordenamiento jurídico, como los contenidos en el Título Preliminar del
Código Civil, pero algunos otros a una rama específica como en el caso del
derecho procesal, tributario, administrativo, etc.
Doctrina italiana advierte el uso polisémico que se le da a los principios
generales del derecho, a escala doctrinal (como inicio, valores, nociones
fundamentales, “espíritu” del ordenamiento), jurisprudencial (como regla
general y abstracta) y legislativo (como disposiciones generales, finalidades
de las leyes, valores tutelados). (Espinoza Espinoza, 2015, pp. 555-556)
Dicho en otras palabras, los principios generales del derecho no solo son
métodos de integración (cuanto no existe norma jurídica que regule un
supuesto de la realidad), sino que también en su acepción de valores y reglas
ayudan a la interpretación de las normas jurídicas cuando su sentido y alcance
no esté del todo claro.
Para autorizada doctrina argentina, los principios generales son aquellos
juicios de valor, anteriores a la formulación de la norma positiva, que se refieren
a la conducta de los hombres en su interferencia intersubjetiva, que
fundamentan la creación normativa legislativa o consuetudinaria. Como
consecuencia de ello, sostenemos que tienen un doble papel, pues son el
fundamento del Derecho positivo y además, fuente en sentido técnico, pues
subsidiariamente en ellos deberá apoyarse el juez para resolver el caso ante la
falta de norma expresa, al comprobar la no aplicabilidad de las que integran el
ordenamiento positivo, tanto cuando éste lo remite a los «principios generales»
como cuando guarda silencio sobre el problema. Podemos afirmar que son
más radicalmente fuentes que las consideradas tradicionalmente fuentes
formales. (Díaz Couselo, 1971, pp. 79-80)
Entiende este jurista a los principios generales como fuente de derecho al
tener la potencialidad de crear normas jurídicas o normas consuetudinarias en
caso de presentarse lagunas.
Esos principios son las ideas, postulados éticos, o criterios fundamentales,
básicos, positivizados o no, que condicionan y orientan la creación,
interpretación e integración del ordenamiento jurídico escrito (legal y
jurisprudencial) y consuetudinario. (Torres Vásquez, 2019, p. 594)
Ejemplos: los principios de “buena fe”, “equidad”, “confianza”, “vivir
honestamente”, “no hacer mal a nadie”, “dar a cada uno lo suyo”, del “respeto
recíproco”, de la “autonomía de la voluntad contractual”, el principio que dice
que “lo que no está jurídicamente prohibido es permitido”, el de la “función
social de la propiedad”, la “prohibición del enriquecimiento ilícito”, el
principio pacta sunt servanda (obligatoriedad de los pactos libremente
contraídos), el principio de que “nadie puede ser juez de su propia causa”, el
que dice que “nadie puede ser condenado sin ser oído”, el principio que
reza summus ius, summa iniuria (la aplicación rígida del Derecho puede
producir situaciones injustas). (Ídem)
Para esta autorizada doctrina nacional, los principios generales no tienen por
qué necesariamente estar positivizados en el ordenamiento nacional para
valerse de ellos. Asimismo, orientan al operador cuando este deba interpretar o
integrar las normas jurídicas y consuetudinarias.
Finalmente observamos que muchos de los principios generales del derecho
invocados por el mencionado jurista corresponden al derecho privado.

3. Los principios generales del derecho en la jurisprudencia

La STC 047-2004-AI, con respecto a los principios generales del derecho, el


Tribunal Constitucional afirma:
42. Esta noción alude a la pluralidad de postulados o proporciones con sentido
y proyección normativa o deontológica que, por tales, constituyen parte de
núcleo central el sistema jurídico. Insertados de manera expresa o tácita dentro
de aquél, están destinados a asegurar la verificación preceptiva de los valores
o postulados ético-políticos, así como las proporciones de carácter técnico-
jurídico.
Más adelante agrega:
43.Los principios generales, en relación a las normas y a los valores, han
adquirido gran importancia para la interpretación jurídica, además de su
indispensable aplicación para fines de integración jurídica. En ese contexto, un
sector importante de la doctrina considera que los principios generales
también pueden ser considerados como normas, aun cuando en algunos casos
los principios no sean expresos. Hay casos en que los principios adoptan
expresamente la estructura jurídica de normas; por ejemplo, cuando el principio
es incorporado a la disposición o texto normativo. En esa línea se ha sostenido
que los principios son una clase de norma.
Nos cuenta Fabian Novak que en el derecho internacional, los principios
generales del derecho interno se migran al derecho internacional. Citando al
profesor chileno Hugo Llanos menciona como ejemplos de estos principios:
– El principio del abuso del derecho, citado por la C.P.J.I. en el caso de las
zonas francas de la Alta Saboya y del País del Gex (7/junio/1932), así como en
el caso relativo a ciertos intereses alemanes en la Alta Silesia (25/mayo/1926).
– El principio de que toda violación de una obligación origina el deber de
indemnizar, citado por el Tribunal Permanente de Arbitraje en el asunto de las
indemnizaciones de la guerra de Turquía (1912), por la C.P.J.I. en el caso del
vapor Wimbledon (17/agosto/ 1923) y en el asunto de la Factoría Chorzow ( 13/
setiembre/ 1928).
– Principio de la cosa juzgada citado por la C.I.J en 1954.
– El principio de la prueba indirecta, citado por la C.I.J. en el asunto Corfú
(15/diciembre/ 1949).
– El principio del enriquecimiento sin causa, citado por la Corte Permanente
de Arbitraje en 1912, en el asunto de la indemnización de guerra de Turquía;
por la Corte Arbitral que resolvió el asunto Lena Goldfields (1929-1930),
suscitado por la nacionalización soviética de la mina de oro de una empresa
extranjera invitada para explotarla por el propio gobierno soviético. (1997, pp.
116-117)

5. Conclusiones
Los principios generales del derecho son aquellas pautas orientadores de
los operadores jurídicos para colmar aquellos supuestos no reguladas por el
derecho.
Algunos de estos principios son aplicables a todo el ordenamiento jurídico,
verbigracia los contenidos en el título preliminar del Código Civil, pero algunos
otros a una rama específica como en el caso del derecho procesal, tributario,
administrativo, etc.
Los principios generales del derecho no solo son métodos de integración
(cuanto no existe norma jurídica que regule un supuesto de la realidad) sino
que también en su acepción de valores y reglas ayudan a la interpretación de
las normas jurídicas cuando su sentido y alcance no esté del todo claro.
Se entiende a los principios generales como fuente de derecho al tener la
potencialidad de crear normas jurídicas o normas consuetudinarias en caso de
presentarse lagunas.
Los principios generales no tienen por qué necesariamente estar positivizados
en el ordenamiento nacional para valerse de ellos. Asimismo, orientan al
operador cuando este deba interpretar o integrar las normas jurídicas y
consuetudinarias.
Observamos que muchos de los principios generales corresponden al derecho
privado.
Según el artículo VIII del Título Preliminar del Código Civil cuando se advierta
una norma imperfecta (defecto) o se presente alguna laguna del derecho
(deficiencia), los operadores jurídicos deberán recurrir a los principios
generales y/o al derecho consuetudinario.

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