Hepatitis Cronica o Cirrosis
Hepatitis Cronica o Cirrosis
Hepatitis Cronica o Cirrosis
Introducción:
RECORDATORIO FISIOLOGICO: El hígado es uno de los órganos más grandes del organismo y
pesa aproximadamente un 3% del peso corporal. Está dividido en seis lóbulos, lo que le
permite moverse libremente con los movimientos del diafragma. El hígado está limitado por
las costillas, de forma que su palpación solamente es posible en los casos de hepatomegalia
marcada. Es más probable apreciar una hepatomegalia en el gato, ya que el diafragma es más
aplanado que en el caso del perro. Además, muchos desórdenes hepáticos de los perros
cursan con una disminución del tamaño hepático en lugar de un aumento. El aporte sanguíneo
al hígado procede en un 60-70% de la vena porta (que lleva sangre desde el estómago,
intestino, páncreas y bazo) y en un 30-40% proviene de la arteria hepática. La relación entre
ambas es dinámica y dependiente, por ejemplo, de la ingestión de alimento. El hígado tiene
una enorme capacidad de regeneración. Un 75% del tejido hepático puede ser extirpado y es
capaz de regenerarse. Durante la regeneración los hepatocitos se reproducen 1 ó 2 veces, y
cuando el hígado alcanza su tamaño y volumen original, las células hepáticas vuelven a su
estado de quietud. Con respecto al mecanismo de regeneración no se conoce bien. Lo que se
sabe es que las células mesenquimáticas del hígado y de otros tejidos (pero no los hepatocitos)
producen un FACTOR DE CRECIMIENTO HEPATOCITARIO, que conjuntamente con otros
factores como la IL6, el Factor de necrosis tumoral estimularían la regeneración de los
hepatocitos; cuando el hígado llega a su tamaño normal los hepatocitos producirían una
citoquina que actuaría inhibiendo la proliferación de las células hepáticas.
2. Fisiopatología
La fisiopatología sucede cuando una noxa actúa sobre el hígado (fármacos, virus, bacterias,
metales, reacciones inmunológicas) y se produce una lesión hepatocelular para resolver esto
habrá un proceso de regeneración y la morfología y función pueden normalizarse si la noxa
desaparece.
3. Esta reacción genera la necrosis y fibrosis en puentes, que se extiende entre las áreas
portales adyacentes. Mientras tanto, los factores inmunológicos conducen a la
perpetuación de la inflamación luego del daño hepatocélular causado, mediante
citoquinas liberadas por las células inflamatorias y factor de crecimiento ß1 secretado
por las células de Kuppfer, esté es el factor fibrogénico mas potente.
La cirrosis hepática produce un mal retorno venoso por el sistema portal, esto va a ocasionar
una hipertensión portal, lo que va a aumentar el flujo sanguíneo y la circulación colateral. Esto
va a generar hemorragias digestivas, porque el exceso de sangre de la vena porta se desvía al
estómago y al esófago; también habrá una congestión del bazo, va a llegar mucha sangre y
habrá una destrucción exagerada de plaquetas y eritrocitos; se producirá una encefalopatía
hepática ya que el hígado al no poder filtrar sustancias tóxicas provenientes del intestino, estas
van a pasar directamente al torrente sanguíneo e irán al cerebro originando esto; habrá una
desnutrición por la poca producción de bilis ya que sin esta son se asimilan los alimentos;
habrá ictericia por acúmulo de bilirrubina sérica; existirán alteraciones en la coagulación por la
disminución de síntesis de factores de coagulación y plaquetas; habrá también hipovolemia en
estados avanzados lo que provocará un daño renal, cardiaco y pulmonar y a la larga terminará
todo en un fallo multiorgánico
3.Causas/factores predisponentes.
4.Signos clínicos
En la etapa inicial de la enfermedad los siguientes signos son: Pérdida de apetito, adelgazamiento,
apatía, polidipsia, poliuria (estas últimas dos es por el intento de eliminar la bilirrubina excedente que
termina filtrandose en la sangre),, mientras que en etapas más avanzadas de la enfermedad se puede
observar: ictericia (aumento en el nivel de bilirrubina o hiperbilirrubinemia), ascitis (debido a la
hipertensión portal se puede filtrar líquido ascítico y acumularse dentro del abdomen) y problemas de
coagulación o coagulopatía (ya que habrá una disminución en los factores de coagulación), sin embargo
los signos mencionados con anterioridad son inespecíficos
Hay 2 fases:
• CIRROSIS COMPENSADA Primera fase, de duración impredecible. El hígado tiene cirrosis pero
realiza bien su función y no hay síntomas.
CIRROSIS DESCOMPENSADA Si la causa no se corrige, la cirrosis se descompensa y comienza a dar
síntomas( hipertensión portal, insuficiencia hepática)
. La anatomía con nódulos hace que la sangre no circule bien por el hígado.
5.Diagnostico
Enzimograma hepático. Las enzimas hepáticas que cobran importancia en el diagnóstico son
las transaminasas ALT y AST y las enzimas de colestasis FAS (Fosfatasa alcalina sérica) y GGT
(Gamaglutamil transpeptidasa). En casos de degeneración, inflamación o necrosis
hepatocelular, la AST y ALT se ven incrementadas. El aumento de ambas indica daño
estructural o funcional en la membrana celular del hepatocito con su consiguiente aumento en
sangre. En el citosol de los hepatocitos, la concentración de ALT es superior, por ello es
habitual que los aumentos de esta última sean mayores. En los cuadros crónicos terminales las
enzimas pueden no presentar elevaciones significativas debido a la disminución de la masa
hepática funcional y a la menor necroinflamación, por lo tanto los valores de estas enzimas no
guardan relación directa con el pronóstico de la enfermedad. Como ya se aclaró, muy a
menudo se observan incrementos moderados con alteraciones terminales (cirrosis) y también
elevaciones significativas en procesos potencialmente reversibles (colangiohepatitis), lo cual
hemos corroborado en la práctica. Las enzimas de colestasis que se miden son la FAS Y la GGT.
En la hepatopatía la FAS aumenta debido a la mayor síntesis a partir de membranas
hepatocelulares y epitelios biliares en respuesta el éstasis de bilis que se establece. En los
cuadros crónicos con colestasis su elevación es significativa. La GGT en el perro es poco
específica pero sensible del daño hepático. Se considera de mayor utilidad su evaluación
conjunta con la FAS en los procesos colestásicos. En nuestra experiencia la GGT no resulta tan
confiable como la FAS en el diagnóstico de la hepatitis crónica en el perro. Debido a las
distintas presentaciones de la hepatitis crónica (tipo de enfermedad y evolución) y a las
limitaciones propias de cada determinación, consideramos erróneo pretender evaluar
enzimáticamente el hígado midiendo una enzima aislada. Se debe realizar un panel que incluya
por lo menos FAS, ALT y AST. En la hepatitis crónica es frecuente el aumento de los valores
séricos de las enzimas mencionadas en distinta magnitud.
Uremia y Creatinemia. Se solicitan debido a que puede asociarse una enfermedad renal a la
hepática (síndrome hepatorrenal), además son datos importantes si se va a realizar una
anestesia o sedación para la toma de biopsia. Colesterol total. No aporta datos concluyentes,
puede estar aumentado por la colestasis, disminuido por menor síntesis hepática o normal.
Ácidos biliares séricos. Los ácidos biliares totales séricos se utilizan para evaluar la integridad
hepatocelular y circulatoria del hígado. El aumento de sus valores por encima del rango indica
que no son captados correctamente por el hígado. Los ácidos biliares tienen utilidad en el
diagnóstico de una enfermedad hepática oculta, alteraciones vasculares portosistémicas o
evaluar la progresión de la enfermedad hepática. Se los considera una prueba más sensible
que la de las bilirrubinas (son de utilidad en pacientes anictéricos), pero no distinguen entre
enfermedad hepática, colestásica o vascular. Los valores de estos ácidos no permiten
comparar dos animales con la misma patología para determina cuál está más grave. Pueden
incrementarse en enfermedades extrahepáticas como la pancreatitis, enfermedad inflamatoria
intestinal, enfermedad de Cushing y otras. Se consideran de valor en pacientes con
enfermedad hepática esquiva, trastornos vasculares hepáticos y en la evaluación de la
progresión de la enfermedad hepática.
Bilirrubinas. Hay contundentes referencias en la bibliografía sobre la poca o nula utilidad del
uso de la determinación de los valores de bilirrubina conjugada, no conjugada y total en suero
para la evaluación de la enfermedad hepática. No se debe descartar una hepatopatía crónica
por la ausencia de ictericia, la cual puede estar presente o no en el momento de la consulta.
Hematología. El hemograma nos revela en pocos casos anemia por las pérdidas sanguíneas
por intestino y la anorexia. Podemos hallar leucocitosis a consecuencia del proceso
inflamatorio crónico, en general el aporte de esta determinación es limitado.
Diagnósticos diferenciales