Tercer Ensayo
Tercer Ensayo
Tercer Ensayo
202011278
En una primera instancia, Descartes deja en claro que no busca que su trabajo sea
considerado como un tratado sino como un discurso porque no busca que su método sea
visto como una regla matemática sin sentido sino como una forma de pensar, que cualquier
persona pueda hacer uso la razón para llegar al conocimiento. Por otro, la educación que
recibió Descartes fue de tipo religiosa (filosofía escolástica), la no tenía un método riguroso
ya que esta corriente afirmaba que toda verdad provenía de Dios y que la filosofía esta
subyugada a la religión. Aun así, Descartes permanece firme en no someter dos cosas
fundamentales a prueba: la lógica matemática y la fe que profesaba, tal como lo deja en
claro en su tratado, pero por lo demás, filosofía y demás ciencias, decide tomar la firme
posición de que están erradas y así pues comienza a dudar de todo aquello que tenía por
verdadero, ya que no puede certificar su veracidad por el uso de la razón.
Dado a que la mayoría de las ciencias son de tipo constructivas, es decir que los nuevos
conocimientos están fundamentados en otros existentes, es inevitable que una ciencia sea
desarrollada por una sola persona, por consecuente, Descartes señala que no es posible
fiarse de las ciencias, ya que las opiniones de los diversos autores estaban indirectamente
en sus premisas. Para solucionar esto, propone en principio renunciar a todas aquellas
creencias que fueron enseñadas por verdaderas y que, por discernimiento personal, escoger
a juicio propio lo que es verdadero para cimentar el razonamiento previo a la obtención del
conocimiento. Para lograr esto, plantea cuatro pasos para lograr esta premisa.
“Pero advertí luego que, queriendo yo pensar de esa suerte, que era falsa, era necesario
que yo, que lo pensaba fuese alguna cosa y observando esta verdad: Yo pienso, luego soy;
era tan firma y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son
capaces de conmoverla. Juzgué que podía recibirla, sin escrúpulo, como el primer
principio de la filosofía que andaba buscando. (Descartes, 1637)”
Antes de derribar un edificio para reconstruirlo de una manera más cimentada y sólida,
primero debe proveerse de un sitio para estar el tiempo que dure el proceso de la
remodelación. Con esta singular metáfora, Descartes advierte que antes de aplicar su duda
metódica, es fundamental tener una moral que rija la vida en tanto que dure el proceso de
llegar a la verdad. Para lograr esto, estipula tres preceptos que lo ayudarían en el proceso.
El primero es la obediencia y el sometimiento de las leyes de su país y respetar las
costumbres que ahí se tenían, por otro lado, conservaría la religión católica en la cual creía
desde pequeño. En segundo lugar, la decisión de estar firme y ser impetuoso en las acciones
que una vez había tomado. Por último, tener en claro que lo único que puede cambiar son
los pensamientos, pero nunca cambiaría al mundo ni lo que está en él. Al final de establecer
estos preceptos, Descartes afirma que dedicaría su vida entera a la razón para la búsqueda
del conocimiento y la verdad.
Una vez llegado a este punto, Descartes, junto a otros filósofos en distintas épocas, dieron
lugar a lo que se conoce como racionalismo puro, en la cual se empieza a descubrir lo que
es la metafísica y ciencias abstractas, como el álgebra y geometría, que, si bien es cierto
que no tiene un significado sensorial a primera vista, están indirectamente en la naturaleza
y son explicadas a través de estás, cosa que le sería imposible explicar el empirismo ya que
la razones que demuestran por qué suceden las cosas son imposibles verlas tangiblemente,
pero están allí, esperando a ser descubiertos por medio del razonamiento y la deducción. Un
claro ejemplo de esto son los números imaginarios, los cuales cuando fueron propuestos por
el mismo Descartes. Estos una particularidad, y es que no son posibles verlos representados
en la vida real como el número π y ϕ . En un principio, hacían parte del algebra sin
aplicación alguna, pero siglos más tarde se demostraría que estos tipos de número explican
diversos fenómenos naturales, como la electricidad o física cuántica. Sin el razonamiento y
la duda de Descartes, hubiese sido impensable hallar los números imaginarios por métodos
como el empirismo.
Así pues, es posible afirmar que la razón y la duda, que van de la mano, nos permite
acceder al conocimiento que no es de carácter sensorial y a su vez permite verificación de
conocimiento adquirido por medio del método empírico. Pero al mismo tiempo, el
empirismo permite probar mediante experimentos las premisas dadas mediante la razón. En
tanto a la existencia de Dios, el método de la duda permite conjeturar una plausible
existencia de Dios dado que es necesario una prueba empírica que pueda demostrar de una
vez por todas la existencia de Dios.
Referencias
Descartes, R. (1637). Segunda parte. En R. Descartes, Discurso del metodo (M. G. Morente, Trad.,
pág. 46 y pág 70). Madrid.