LIBRO DEL NUEVO CONDUCTOR
EL INDIVIDUO EN EL TRÁNSITO
El alcohol
Lo que señala la ley sobre el “Tomar y manejar”
En el año 2012 fue promulgada la modificación a la Ley de Tránsito, conocida como Ley Tolerancia Cero, que redujo los ni-
veles permitidos de alcohol en el organismo para definir lo que se entiende por conducción bajo la influencia del alcohol
y en estado de ebriedad, aumentando también las sanciones asociadas a la conducción con alcohol.
Bajo las influencia 0,31 - 0,79 [gramos por mil de alcohol en la sangre]
del alcohol
Estado de ebriedad 0,8 o más [gramos por mil de alcohol en la sangre]
La conducción bajo la influencia del alcohol es sancionada con multas y suspensión de licencia de conductor. La con-
ducción en estado de ebriedad o bajo la influencia de sustancias estupefacientes o sicotrópicas, se sanciona con multas,
cancelación de licencia y presidio (cárcel).
Las sanciones aumentan significativamente en caso de reincidencia, o si el conductor, además de haber bebido participa
en un accidente en el que resulten daños o personas fallecidas o con lesiones.
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Una nueva modificación legal el año 2014 (Ley Emilia), sanciona con cárcel efectiva de al menos un año a los conduc-
tores, que en estado de ebriedad, generen lesiones gravísimas o la muerte a terceros. Además, se considerarán delitos
calificados la reincidencia, la conducción con licencia cancelada o cuando se conduce estando inhabilitado de por vida
para ello o si el delito hubiese sido cometido por un conductor de vehículos para el transporte de pasajeros o carga en el
ejercicio de sus funciones.
Además, si el conductor que participa en un accidente se negase injustificadamente a realizarse las pruebas de detec-
ción del alcohol (prueba respiratoria u otra prueba científica), será sancionado con suspensión de licencia, multas y penas
de cárcel que podrían llegar a ser efectivas dependiendo de las consecuencias del accidente.
Cuando se ingiere alcohol, aumentan las infracciones a las normas de tránsito, por dos motivos: porque las capacidades se ven deterio-
radas o disminuidas, y porque se tiene un menor sentido de la responsabilidad y de la prudencia.
Efectos del alcohol en el organismo
El cerebro es influido por el alcohol mucho más que otros órganos del cuerpo. Lo que muchos no saben es que los prime-
ros efectos del alcohol se manifiestan en el ámbito psicológico, como por ejemplo: atención, percepción y procesamiento
de la información. Con pequeñas concentraciones de éste, quizás con 0,1 gramo por mil de alcohol en la sangre, se afecta
el comportamiento y la conducta, ciertas inhibiciones disminuyen, la autoconfianza se fortalece y aumenta la tendencia
a sobreestimar la propia capacidad. Esto constituye un gran peligro, ya que muchos desean acrecentar la sensación agra-
dable bebiendo más.
Las capacidades de reacción y de coordinación también se ven afectadas por pequeñas cantidades de alcohol.
El alcohol perturba el estado de ánimo, hace más lenta la comunicación en el sistema nervioso e inhibe la capacidad de
distinguir entre diferentes estímulos, lo que influye negativamente en el tiempo de reacción de un conductor ante un im-
previsto.
Por otra parte, la mayoría de las personas puede no notar reducción de la visión después de tomarse unos tragos, y eso
puede ser así en lo que se refiere a la visión directa. Sin embargo, lo que no se nota, es que la visión periférica disminuye.
Y lo peor, es que uno no se da cuenta de que no descubre las cosas, hasta que puede resultar demasiado tarde.
A mayores concentraciones de alcohol el empeoramiento de la visión es evidente, sobre todo en forma de visión doble.
Los músculos de cada ojo no trabajan bien juntos y los músculos del cristalino funcionan peor, lo que dificulta enfocar la
mirada. Además, las pupilas comienzan a funcionar mal.
En resumidas cuentas, se puede señalar que la visión periférica, la atención, el tiempo de reacción y la capacidad de in-
terpretación y decisión se ven influidas antes que la parte motriz; es decir, las funciones verdaderamente decisivas se ven
afectadas antes de que uno mismo empiece a darse cuenta del estado en que se encuentra.
La única tasa de alcohol segura para conducir es “0”. Por eso, si va a conducir evite el consumo de alcohol y, si finalmente bebe, NO
CONDUZCA, busque otra alternativa para transportarse.
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Cómo varía la tasa de alcohol en la sangre
Para conocer la tasa de alcohol que tiene en un momento dado una persona que ha bebido, se requiere analizar una
muestra de sangre –alcoholemia- o, efectuar una prueba espirométrica con equipos especiales usados con este fin por
Carabineros de Chile.
La cantidad de alcohol en la sangre varía de acuerdo a diversos factores. Los principales son:
• La cantidad de alcohol que una persona consume.
• La masa corporal. A menor peso corporal se alcanza una mayor tasa de alcoholemia. Esto significa que, si dos personas
beben exactamente la misma cantidad, aquel que tenga menor peso va a tener una mayor tasa de alcohol en la sangre.
• El sexo. Existen diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres que originan que, si un hombre y una mujer que tienen
igual peso y beben igual cantidad de alcohol, es más probable que la mujer obtenga una tasa de alcoholemia más alta
que el hombre.
Si dos personas ingieren el mismo tipo y cantidad de alcohol, no necesariamente alcanzan el mismo nivel de alco-
holemia, ni tampoco experimentan los mismos efectos.
• El tiempo que dura la ingesta. El mayor valor que alcance el alcohol en el organismo (punto máximo de la curva: meseta),
será mayor si se bebe en poco tiempo. Si se bebe más lentamente y/o se deja pasar tiempo entre una bebida y otra, el
cuerpo eliminará algo de alcohol antes de recibir más. La figura siguiente muestra un ejemplo en que la persona ingiere
alcohol en un período de 4 horas y luego duerme durante 8 horas.
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El alcohol se detecta en la sangre 5 minutos después de haber sido ingerido. En el organismo la tasa de alcoholemia
aumenta muy rápido hasta llegar a su nivel máximo, el que se alcanza, en promedio, a la hora después de haber tomado.
El cuerpo se libera del alcohol mediante la metabolización de éste. Se calcula que en una persona promedio y sana de
70 kilos la presencia de alcohol disminuye a razón de entre 0,10 a 0,15 g de alcohol por litro de sangre por hora. Pero
hay que tener presente que ésta es una cifra promedio, que no necesariamente debe aplicarse a usted. La metaboliza-
ción no se puede apresurar. Este proceso se realiza a un ritmo constante, que no se acelera con remedios caseros como
un café, comer dulces, fumar un cigarrillo, una ducha fría o ejercicios físicos. Con éstos, lo único que se logra será convertir
a una persona borracha adormecida en una borracha despierta. Sólo el paso del tiempo permite recuperar la sobriedad.
Dormir algunas horas podría no ser suficiente para garantizar una conducción segura.
• El alimento ingerido. La concentración de alcohol en la sangre varía según lo mucho o poco que se coma antes o mien-
tras éste se ingiere. El alimento reduce la cantidad de alcohol que pasa del estómago a la sangre. Además, el alcohol,
mezclado con bebidas carbonatadas aumenta la absorción por el estómago.
• La edad. Los menores de 18 años y los mayores de 65 años perciben con mayor intensidad los efectos del alcohol. Los
efectos del alcohol son más peligrosos en los conductores principiantes, debido a que aún no han automatizado muchos
movimientos necesarios para conducir, porque no han tenido la práctica necesaria.
Como podrá deducir a estas alturas, con tantos factores es muy aventurado predecir a priori el resultado de una
alcoholemia.
Con una alcoholemia entre 0,3 y 0,5 g/l el riesgo de sufrir un accidente es el doble que si no hubiera bebido. En cambio, si se
llega a una alcoholemia entre 0,5 y 0,8 g/l, el riesgo es cinco veces más que si no hubiera bebido.
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