Tesis Sobre Laudo Arbitral en Venezuela
Tesis Sobre Laudo Arbitral en Venezuela
Tesis Sobre Laudo Arbitral en Venezuela
VICERRECTORADO ACADEMICO
DIRECCIÓN GENERAL DE LOS ESTUDIOS DE POSTGRADO
ÁREA DE DERECHO
ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO PROCESAL
Presentado por
Ayleen Guédez G
Asesor
Javier E. Ruan S.
Por la presente hago constar que he leído el Trabajo Especial de Grado, presentado
por la ciudadana Ayleen Guédez González, portadora de la Cédula de Identidad
V- 14.300.935, para optar al Título de Especialista en Derecho Procesal, cuyo título
definitivo es: Eficacia del Arbitraje Laboral como Medio Alternativo para la
Resolución de Conflictos Individuales de Trabajo; y manifiesto que dicho Trabajo
reúne los requisitos y méritos suficientes para ser sometido a la evaluación por parte
del jurado examinador que se designe.
_________________________________
ii
UNIVERSIDAD CATÓLICA ANDRÉS BELLO
VICERRECTORADO ACADEMICO
DIRECCIÓN GENERAL DE LOS ESTUDIOS DE POSTGRADO
ÁREA DE DERECHO
ESPECIALIZACIÓN EN DERECHO PROCESAL
iii
Índice General
Pág.
Aprobación del Asesor
DEDICATORIA .......................................................................................................... ii
RESUMEN .................................................................................................................. iii
Lista de Siglas ............................................................................................................. vi
Introducción ................................................................................................................ 1
CAPÍTULO I ............................................................................................................... 6
NOCIONES FUNDAMENTALES DEL ARBITRAJE........................................... 6
Antecedentes ............................................................................................................. 6
Del concepto de arbitraje ........................................................................................ 10
De la naturaleza jurídica del arbitraje ..................................................................... 12
Del acuerdo arbitral su naturaleza jurídica y validez .............................................. 17
Clasificación del arbitraje ....................................................................................... 21
El laudo arbitral ....................................................................................................... 23
El régimen de impugnación del laudo arbitral ........................................................ 24
CAPÍTULO 2............................................................................................................. 36
RÉGIMEN LEGAL APLICABLE AL ARBITRAJE., UBICACIÓN EN EL
ORDENAMIENTO JURÍDICO VENEZOLANO ................................................ 36
Antecedentes ........................................................................................................... 36
Aspectos resaltantes del arbitraje previsto en el Código de Procedimiento
Civil ......................................................................................................................... 39
El arbitraje en la Ley Orgánica del Trabajo ............................................................ 40
Aspectos resaltantes del régimen previsto en la Ley de Arbitraje Comercial......... 42
CAPÍTULO 3............................................................................................................. 44
EL ARBITRAJE LABORAL .................................................................................. 44
Principios rectores del proceso laboral ................................................................... 44
De la viabilidad del arbitraje como mecanismo para la resolución de
conflictos individuales de trabajo............................................................................ 47
iv
La validez del acuerdo arbitral y la oportunidad en la cual se pacta....................... 52
La designación de los árbitros a la luz de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo .................................................................................................................... 57
De la recusación e inhibición de los árbitros en el arbitraje establecido en la
Ley Orgánica Procesal del Trabajo ......................................................................... 61
El arbitraje laboral es institucional o independiente ............................................... 64
El alcance de la decisión en el arbitraje laboral ...................................................... 65
Del contenido del laudo y sus formalidades ........................................................... 68
De la ejecución del laudo en materia laboral .......................................................... 70
Del régimen de impugnación del laudo arbitral de acuerdo a la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo ................................................................................................ 72
CONCLUSIONES ..................................................................................................... 76
Referencias Bibliográficas ........................................................................................ 79
v
Lista de Siglas
vi
Introducción
Los medios alternativos para la resolución de conflicto han sido parte del
ordenamiento legal venezolano desde sus inicios republicanos, sin embargo, su
desarrollo se puede circunscribir a las últimas dos décadas; las Constituciones
promulgadas en los años 1830 y 1857 hacían mención expresa al derecho de los
venezolanos a terminar sus conflictos mediante la decisión de árbitros, no obstante,
ésta institución no tuvo cabida en los textos constitucionales posteriores a pesar de ser
recogida ininterrumpidamente en los Códigos de Procedimiento Civil.
1
de reciente data la inclusión en la legislación adjetiva laboral, como medio para la
resolución de conflictos individuales de trabajo.
Por su parte, respecto del arbitraje, observamos que dicha figura y la forma
como está consagrada en la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, ponen en evidencia
ciertas imprecisiones y contradicciones por demás inquietantes, pues, se generan
dudas acerca del momento en el que las partes, en ejercicio del principio de
autonomía de la voluntad que les permite reglar, transmitir, modificar y extinguir
entre ellas un vínculo jurídico, pueden pactar el arbitraje, bien sea, antes de la
existencia del conflicto, o bien antes de la instauración del proceso judicial, o bien
iniciado el proceso, de forma preclusiva en la fase preliminar o ya en cualquier estado
e instancia de éste.
2
Las circunstancias antes indicadas, aunado a la excesiva intervención de los
miembros del poder judicial en el arbitraje laboral, supuestamente en aras de una
supuesta vigilancia y supervisión en cuanto a la noción de orden público, así como de
una interpretación laxa del principio de irrenunciabilidad de los derechos laborales,
aunado al interés del legislador en tutelar excesivamente lo relativo a los derechos de
contenido laboral, ha ocasionado incertidumbre en los actores sociales acerca de la
naturaleza jurídica de la figura prevista en la Ley adjetiva laboral.
3
como mecanismo para la resolución de conflictos individuales de trabajo, no cuenta
con del desarrollo esperado al incluirse en el aún novedoso proceso laboral.
En este orden de ideas, dentro del desarrollo del tercer capítulo se analizan los
principios rectores del proceso laboral caras al proceso arbitral, se determina la
viabilidad la institución para resolver conflictos individuales de trabajo, se revisa la
validez del acuerdo arbitral visto las previsiones legales respecto a la manifestación
de intención por las partes, el mecanismo para la designación de los árbitros
establecido en la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, las lagunas respecto a la
recusación y/o inhibición de éstos, el alcance de la decisión, específicamente la
posibilidad de decidir conforme a la equidad, visto el carácter irrenunciables de los
4
derechos de contenido laboral y la noción de orden público, se revisa el tipo de
arbitraje previsto en la Ley adjetiva Laboral, para finalizar con el contenido del laudo,
las formalidades inherentes de su publicación el régimen de impugnación.
5
CAPÍTULO I
Antecedentes
Cuando la Ley como norma de conducta que nace del pacto social es
transgredida y da lugar el conflicto como síntoma, surge el interés de contar con
herramientas que permitan recobrar el orden y la paz social, con base en soluciones
efectivas, expeditas y eficaces que sean acatadas por las partes involucradas.
6
tutela efectiva a los derechos e intereses de los particulares, procurando medios más
expeditos y capaces de dinamizar la búsqueda de soluciones a los conflictos en pro de
una convivencia pacífica, cambio de paradigma que implica la tácita renuncia al
monopolio de administración de justicia.
De esta forma, como lo indica Zuleta (2004, p. 523) “…el gran reto de la
justicia alternativa es legitimarse como una opción voluntaria para el ciudadano en
función de garantizar justicia efectiva…”.
7
armónica de convivencia, basada en el diálogo razonado en la discusión racional de
los intereses en juego.
8
concediendo la Ley la condición de árbitros a funcionarios administrativos del
trabajo; en consecuencia, su inclusión en la Ley Orgánica Procesal del Trabajo
(LOPT, 2002) es novedosa, como herramienta para la solución de controversias
vinculadas con derechos derivados de la relación de trabajo –por mandato
constitucional de carácter irrenunciable– , excluyéndoles del conocimiento de los
órganos jurisdiccionales y sometiéndoles a la decisión de terceros imparciales.
En este sentido, tal como lo afirma Zuleta (2004, p. 532) “La justificación del
nuevo diseño legislativo del proceso laboral venezolano, busca lograr respuestas
9
satisfactorias del conflicto a través de medios de autocomposición procesal que eviten
el juicio, con economía de tiempo y dinero”
10
En criterio del precitado autor la nota característica adelanta el carácter
jurisdiccionalista respecto de la naturaleza jurídica del arbitraje, institución en la que
se le atribuye a terceros la decisión de un conflicto; haciendo además novedosa
referencia a la posibilidad de que la exclusión del conocimiento del poder judicial
venga por mandato de la Ley, que no es otra cosa que los denominados arbitrajes
obligatorios.
Aquel a que las partes concurren de común acuerdo o por mandato del
legislador y que se verifica ante tribunales especiales, distintos a los
establecidos permanentemente por el Estado, elegidos por sus propios
interesados, por la autoridad judicial o por un tercero en determinadas
ocasiones.
El autor introduce una nota resaltante acerca de los sujetos que legitimados para
elegir los tribunales especiales, como medio alterno para la resolución de un
conflicto, colocando en igualdad de condiciones a los interesados, a la autoridad
11
judicial, entendemos refiriéndose al Juez que sería competente para conocer la
controversia, y a terceros.
Por tal razón, determinar la naturaleza jurídica del arbitraje ha dado lugar a
discusiones de vieja data y abrigo a diferentes teorías, los partidarios de la teoría
contractualista colocan la atención en el origen voluntario del sometimiento de las
partes, mientras que los defensores del carácter jurisdiccionalista ponen la tilde sobre
el objetivo de la actividad de los terceros que reciben el nombre de árbitros, el cual no
es otro que, solucionar pacíficamente los conflictos sometidos a su conocimiento.
12
De lo indicado por Arístides Rengel Romberg (2004, p. 219), partidario de la
teoría jurisdiccionalista, entendemos que aún cuando la jurisdicción corresponde al
Estado de forma originaria al ser una manifestación de la soberanía el Estado puede
delegarla, en cuanto a la decisión y reservarse la ejecución, afirmando el autor que:
En criterio del citado autor la naturaleza jurisdiccional del arbitraje proviene del
contenido de la actividad ejecutada por los árbitros, que al haber sido delegada por el
Estado reconociendo a terceros la potestad de decidir, conserva el carácter originario.
13
Salen al paso del referido planteamiento, quienes considera que la actividad de
los árbitros es equiparable jurídicamente a la ejercida por un juez integrante del poder
judicial por cuanto, éstos ejercen la potestad función jurisdiccional no sólo porque las
partes en ejercicio de sus derechos le hayan designado, sino porque el Estado les
reconoce tal carácter al establecer en el ordenamiento vigente los MARC, como
medio de justicia privada para resolver las controversias de forma expedita, confiable
y oportuna.
El criterio antes indicado resulta respaldado por el análisis efectuado por la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela en la decisión dictada
en fecha 5 de octubre de 2000, en el proceso incoado por Luis Felipe Blanco
Souchon, quien actuó como titular del Juzgado de Justicia de Paz de la
Circunscripción Intermunicipal Nº 5-7 del Municipio Sucre del Estado Miranda, en
contra de la sentencia del 23 de mayo de 2000 emanada del Juzgado Superior Cuarto
en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas.
14
convierten en cosa juzgada ejecutables, lo que es atributo de jurisdiccional,
concluyendo la Sala que,
15
de la condición de imparcialidad que debe imperar en los sujetos que dictan la
decisión que brinda solución al conflicto.
Así encontramos que Caivano (2000, p. 97), fija posición alrededor del carácter
jurisdiccional del arbitraje, sin desconocer que su origen es generalmente contractual,
en función de lo cual ha indicado que, “Sería así una función jurisdiccional cuya raíz
genética es contractual; o dicho de otro modo, tendría una raíz contractual y un
desarrollo jurisdiccional”.
16
trajo consigo la madurez de la institución y permite reconocer el carácter dual de la
misma, pues tan importante es el principio de autonomía de la voluntad que lo acerca
el régimen contractual, que faculta a los involucrados para fijar las reglas y normas de
procedimiento y, subsanar errores sin caer en el espinoso campo del orden público,
como la noción jurisdiccional que traduce en la obligatoriedad y ejecutabilidad de la
decisión dictada por los árbitros, garantizando la incontrovertibilidad de lo decidido.
17
La Ley de Arbitraje Comercial (LAC, 1998) establece en el artículo 6 que el
acuerdo arbitral deberá constar por escrito, agregando que en los contratos de
adhesión, será necesaria una manifestación de voluntad expresa e independiente de
someterse al arbitraje, ésta última previsión estaría orientada a proteger a la parte
–que se entiende– en posición de desventaja dentro de la relación contractual.
18
En la sentencia recaída en el juicio existente entre Servicios Forestales de
Extracción Seforex, C.A y Fibranova, C.A, la Sala Político Administrativa del
Tribunal Supremo de Justicia corregía el rumbo respecto a la eficacía y a la
autonomía del acuerdo arbitral, señalando que la intención de las partes debía constar
por escrito y ser expresa, extremos que son cónsonos con la naturaleza contractual del
acuerdo arbitral y que están establecidos en el artículo 6 de la LAC, de allí que, sea
–cuando menos– desconcertante el paso hacía atrás de la sentencia dictada por la Sala
Político Administrativa el día 12 de diciembre de 2006, en el juicio incoado por
Tanning Research Laboratories, Inc contra Hawaiian Tropic de Venezuela, C.A, al
retomar el criterio sostenido en la sentencia de fecha 20 de junio de 2001 dictada en
el juicio existente entre Corporación L´Hoteles y Hotel Doral C.A, proceder que
coloca al poder judicial en condición de hostilidad frente al arbitraje y que es
contrario al principio pro arbitraje consagrado en el artículo 258 de la CRBV.
19
porque “…giran en torno al respeto del acuerdo de arbitraje tanto por las partes
contratantes como por los tribunales estatales”.
20
del negocio de que se trate); así como la facultad de los árbitros de
pronunciarse sobre su propia competencia (kompetenz-kompetenz),
conforme a los artículos 7 y 25 de la Ley de Arbitraje Comercial
venezolana.-Vid. Sentencias de esta Sala N° 827/01 y de la Sala
Político Administrativa N° 5.249/05-. (resaltado añadido).
21
En razón de las diversas condiciones en que puede ejecutarse el arbitraje,
existen diferentes parámetros de clasificación para esta institución. En función del
sistema de elección de los árbitros, éste podrá ser libre (independiente) o
institucional, mientras que en función del sentido y alcance de la decisión podrá
clasificarse en arbitraje de Derecho o arbitraje de Equidad, la fuente de la que deviene
lo clasifica en voluntario cuando ocurre por el acuerdo de voluntades de las partes en
conflicto y, forzoso cuando tiene lugar por mandato de la Ley. Por último, la
existencia de elementos que vinculen el conflicto con más de un Estado da lugar a la
clasificación de arbitraje interno o internacional.
En materia laboral el origen del arbitraje no puede ser otro que la libre
manifestación que realicen las partes de querer someter el conflicto al conocimiento
de terceros, excluyendo de conocimiento a los órganos jurisdiccionales, debido a la
estrecha relación que existe entre la materia que se sometería al conocimiento de
árbitros que –en principio– no forman parte del poder judicial y la noción de orden
público.
Así las cosas, se nos hace necesario revisar sólo los criterios empleados para
clasificar al arbitraje que puedan aportar luces para resolver las interrogantes
planteadas acerca del arbitraje en materia laboral y su eficacia para resolver conflictos
individuales de trabajo. En el camino a la respuesta se revisará el sistema de elección
de los árbitros y lo relativo al sentido y alcance de la decisión, para determinar en el
tercer capítulo si el arbitraje previsto en la Ley adjetiva laboral es independiente o
institucional y si debe producirse en atención sólo al Derecho o si tiene cabida la
Equidad.
22
Respecto al arbitraje de equidad, encontramos que Caivano (2000, p. 73) lo
concibe como aquel en el que los árbitros “Están dispensados, por voluntad de las
partes, de sujetarse a las reglas de procedimiento del código y de aplicar las
soluciones previstas en las normas de fondo para la resolución del caso” .
En atención al criterio que las partes empleen para la elección de los árbitros, el
arbitraje será independiente o institucional. En el primero los involucrados deberán
ponerse de acuerdo acerca de las reglas que desarrollaran el arbitraje y en la forma de
elegir a los árbitros, de manera que son dos, los parámetros característicos, libertad
absoluta en cuando a las reglas y en relación a los intervinientes.
El laudo arbitral
El laudo arbitral es definido por Mezgravis (1999, p. 211) como “…la decisión
de los árbitros que resuelve las cuestiones que las partes le sometieron y pone fin a la
controversia que tiene una instancia si no se consagra en el acuerdo arbitral o en el
compromiso arbitral la apelación”, el cual también será objeto de disyuntiva respecto
a su naturaleza jurídica.
23
Para Caivano, (2000, p. 248) quien se sitúa en la corriente jurisdiccionalista, el
laudo equivale a una auténtica sentencia, “…una resolución que los árbitros expiden
como consecuencia del ejercicio de la autoridad o poder de juzgar que las partes le
dieron”, en consecuencia, éste constituye la extinción de la potestad función
jurisdiccional, ejercida temporalmente por los terceros.
24
ordenamiento legal como presupuesto de admisibilidad; de manera que la noción de
la doble instancia y la posibilidad de interponer tantos recursos como prevea el
ordenamiento jurídico, en ejercicio del Derecho a la defensa está arraigada en el
colectivo.
Es por ello que Caivano (2000, p. 58), al analizar las aplicabilidad de las
normas de procedimiento judicial al arbitraje y el alcance de la autonomía de la
voluntad de los involucrados, plantea la posibilidad de que “…el legislador determine
principios fundamentales que deben respetarse (contradicción, bilateralidad, igualdad,
audiencia y defensa en juicio”, reconociéndole la instrumentación a las partes.
25
Al establecerse con rango constitucional algunos derechos y garantías
vinculados al proceso, entendido en sentido amplio y sin distinción, todo proceso
arbitral estará sometido a éstos independientemente de que las partes hagan alusión
expresa al pactar acerca de las reglas de procedimiento, sin embargo, las partes por
anticipado pueden determinar el carácter definitivo de la decisión de los árbitros,
extinguiendo la posibilidad de enervar la eficacia del laudo arbitral, aún cuando se
haya producido la violación o transgresión de principio fundamentales que
generalmente están consagrados con rango constitucional.
El análisis del régimen de impugnación del laudo arbitral tiene como punto de
partida el carácter disponible de las materias y por tanto la libertad de las partes al
excluir el conflicto de la justicia tradicional en cabeza del Estado y de conducir el
proceso, aspecto que roza la noción de orden público.
26
condicionante a la implementación de éste medio alterno de justicia, en todas las
áreas del desarrollo social.
Por su parte Francois Rigaux, (citado por Mezgravis, 1999, p. 261) sostiene
que, “Es posible creer que la institución del arbitraje quedaría deformada e inclusive
perdería su naturaleza esencial, si el proceso arbitral debe seguir subsecuentemente
un proceso ante los tribunales del Estado”.
27
Mientras que Cerón y Pizarro (2007, p. 132), consideran que “El arbitraje es un
proceso sui generis de única instancia que culmina con la emisión de un laudo
arbitral”, acto de juzgamiento que en atención a las condiciones del procedimiento en
el cual fue dictado, “no podrá ser atacado a través de los recursos que comúnmente
admiten las sentencias ordinarias”.
28
El laudo dictado en materia civil será inapelable salvo pacto en contrario,
conforme al régimen legal general previsto en el artículo 624 del CPC e igual
tratamiento recibirá el laudo dictado en materia de resolución de conflictos
individuales de trabajo, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 149 de la Ley adjetiva
laboral, en material comercial, la LAC no indica de forma expresa el carácter
inapelable del laudo, no obstante éste se pone en evidencia al establecer de forma la
única vía de impugnación.
A pesar del carácter inapelable del laudo arbitral las partes pueden –salvo
renuncia expresa y voluntaria de forma conjunta– ejercer contra éste los recursos
establecidos en el ordenamiento legal vigente, a los fines de obtener su invalidez
cuando se configure alguno de los supuestos de procedencia.
29
Constitucionales (LOADGC, 1988) que identifica la sentencia con el órgano que la
dicta, el cual debe ser integrante del poder judicial.
Dado que el amparo como acción autónoma tiene por objeto el restablecimiento
de derechos constitucionales o garantías infringidas, es quizás que, al revisar su
idoneidad como medio de impugnación del laudo arbitral se analice siempre a la luz
del recurso de nulidad, su alcance, contenido y causales de procedencia, revisión que
ha dado lugar a que calificadas voces de la doctrina como Mezgravis en el Derecho
venezolano, sostengan que, “Las causales de nulidad, a pesar de ser taxativas, son lo
suficientemente amplias para que en ellas se pueda subsumir cualquier eventual
violación de derechos o garantías fundamentales” (1999, p. 269).
30
con el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
31
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de
Caracas, conocer la acción de amparo contra la decisión del Tribunal
Arbitral, impugnada en el caso bajo estudio, y así se declara.
32
injusticia, por consiguiente, el ordenamiento jurídico al reconocer la posibilidad de
recurrir la decisión arbitral, tendrá como premisa básica supuestos restrictivos y
situaciones que menoscaben el principio de autonomía de la voluntad, bien sea que el
laudo se dictó sin atender a los límites del acuerdo arbitral o se materializaron
infracciones de procedimiento que no fueron consentidas por las partes.
Es por esta razón que coincidimos con lo indicado por Chillón Medina y
Merino Merchan (1991, p. 365) al señalar que en el recurso de nulidad “…no se está
ante un proceso impugnatorio destinado a sustituir el fallo arbitral por razones
estrictamente jurídicas por no haberse ajustado al Derecho objetivamente
considerado” se busca obtener la ineficacia del laudo, ineficacia que, como aluden
los autores citados se equipara a la invalidez radical del arbitraje.
De allí que de lo dicho por Mezgravis (1999, p. 241) se pueda inferir que los
jueces, salvo excepciones que establece la LAC en el artículo 44, no tienen
competencia para conocer de la aplicación de las normas jurídicas o de infracciones al
caso concreto, o revisar el establecimiento o valoración de los hechos o las pruebas.
Así se tiene que, el recurso de nulidad previsto en la LAC será conocido por el
tribunal superior competente del lugar donde se dictó el laudo arbitral, lo que
significa que será conocido per saltum por la segunda instancia, visión calcada por el
33
legislador laboral al establecer la casación como medio de impugnación del laudo
arbitral también de forma per saltum.
De lo expresado por Satta (citado por Mezgravis, 1999, p. 261), se puede inferir
que la tilde es colocada en el carácter orgánico, equiparando el juicio arbitral al juicio
de primera instancia y el recurso de nulidad a la segunda instancia, dejando a salvo
que el conocimiento está restringido en los motivos, por tanto, considera admisible
que las normas de la apelación –o empleando una denominación más orgánica– las
normas de la segunda instancia, sean las que apliquen al recurso de nulidad.
Por su parte Sanojo y Cuencas (citado por Mezgravis, 1999, p. 258) “…estiman
que el legislador ha utilizado equivocadamente la expresión recurso” señalando
“…no se trata propiamente de recurso, sino de una acción de nulidad autónoma, que
se desenvuelve en juicio ordinario”.
34
principio de autonomía de la voluntad de las partes que encierra el Derecho de éstas
de establecer el laudo arbitral como una decisión definitivamente firme desde el
momento en que es dictado, y un régimen de impugnación que garantice la doble
instancia, estableciendo un régimen jurídico y un a consciencia colectiva en la que el
ejercicio de recursos no tenga por objeto frustrar el compromiso de someterse al
arbitraje, pretendiendo por vía recursiva obtener una decisión judicial que declare la
ineficacia del laudo arbitral y reemplace la decisión contenida en éste, profiriendo un
nuevo acto de juzgamiento, tal como puede ocurrir al abrirse puerta al amparo
constitucional.
Los órganos integrantes del poder judicial deben cerrar filas en torno a los
medios de impugnación de los laudos arbitrales, respetando el recurso que el
ordenamiento jurídico prevea como medio de impugnación y, en caso de dudas
aplicando los principios de la Convención de New York suscrita por Venezuela, en
virtud de la cual, los laudos internos son controlados mediante el recurso de nulidad y
los laudos dictados en un territorio distinto cuya ejecución se pretenda en el territorio
de la república, se controlará a través del exequatur.
35
CAPÍTULO 2
Antecedentes
La revisión de los textos constitucionales que han regido la vida republicana del
país permite constatar que en la historia constitucional venezolana, la presencia del
arbitraje no ha sido constante, ya que en las Constituciones promulgadas en los años
1830 y 1857, se hacía mención expresa al derecho de los venezolanos a terminar sus
conflictos mediante la decisión de árbitros, sin embargo, ésta institución no tuvo
cabida en los textos constitucionales posteriores.
36
Además de los medios de autocomposición procesal antes indicados, el CPC
vigente en el Libro IV, Título I, estableció el denominado arbitramento como medio
de heterocomposición procesal, orientado a la resolución de conflictos mediante el
sometimiento de la controversia a la decisión de la autoridad en cabeza de terceros,
quienes reciben la condición de árbitros.
Con ocasión de la promulgación del texto constitucional del año 1999, los
legisladores impulsados por el interés de desarrollar el principio constitucional antes
indicado y, honrar la vocación de los Estados democráticos contemporáneos, de
37
brindar a sus particulares medios eficaces y novedosos para la resolución de
conflictos, dejando atrás los inconvenientes propios de la burocrática estructura que
impera en la administración de justicia en cabeza del Estado; incorporaron a la Ley
que regiría los procesos laborales los MARC, como herramienta para la resolución de
controversias relacionadas con conflictos individuales de trabajo, avanzando así en la
tímida inclusión que se había realizado en la LOT del año 1990 y reformada en el año
1996, en las que se limitó el uso de ésta herramienta sólo a los conflictos colectivos
del trabajo.
38
Aspectos resaltantes del arbitraje previsto en el Código de Procedimiento Civil
39
también el principio pro arbitraje, pues se muestra interesado en la plena vigencia de
la institución cuando existen dudas, acerca de que las partes la han escogido como
medio alterno para la resolución de sus conflictos.
40
Con el mecanismo previsto en la LOT se respeta el principio de autonomía de la
voluntad de las partes, al ser éstas quienes eligen a los terceros que decidirán el
conflicto, no obstante, se incluye una protección velada a los derechos de los
trabajadores al minimizar la posibilidad de que el árbitro designado por los
empleadores pueda comportarse como un representante de quien lo nombra, al ser
escogido de una terna que en principio cuenta con la confianza de los trabajadores.
Adicionalmente, se coloca como garantía de imparcialidad la designación del árbitro
presidente en cabeza de los otros árbitros de mutuo acuerdo, todo con miras a reducir
alianzas que no respondan al deber de llevar a cabo un proceso eficaz y una decisión
oportuna que resuelva el conflicto.
No comprendemos los motivos por los cuales el legislador del año 2002,
estableció la designación de los árbitros en la LOPT en términos distintos a los
previstos en la LOT, en especial, el no permitir que la lista para la elección sea
producto de la actividad de las partes y que éstas en ejercicio de la autonomía de la
voluntad –sobre la cual se sustenta el procedimiento arbitral–, designen a quienes
decidirían el conflicto.
41
La LOPT dispone que el laudo será dictado dentro de los treinta días siguientes
a la constitución de la junta de arbitraje, pero no prevé la posibilidad de prorrogar
dicho lapso en caso de que resulte necesario en función del desarrollo del
procedimiento y la complejidad del tema controvertido, restricción que se estima no
tiene justificación y que constituye una errada variante al régimen pactado en materia
de derechos colectivos de trabajo.
En relación a la publicación del laudo la LOT dispone que éste será publicado
en la Gaceta Oficial y será obligatorio por el lapso que fijen las partes, previsión que
responde al carácter colectivo de los derechos en conflicto y a la necesidad de hacer
del conocimiento de terceros las condiciones que regirán en determinado sector, con
carácter de permanencia para el período que los involucrados fijen, en nuestro
criterio, antes de someter el conflicto al arbitraje.
42
En relación al carácter de los árbitros la LAC no introduce variación y continúa
manteniendo que éstos pueden ser de Derecho o de Equidad, permitiendo a las partes
decidir y en caso de no existir pacto expreso se entenderá que la decisión contenida
en el laudo arbitral deberá producirse en atención a las leyes aplicables al fondo de la
controversia.
43
CAPÍTULO 3
EL ARBITRAJE LABORAL
44
El arbitraje laboral excluye del conocimiento de los jueces con competencia
laboral conflictos individuales del trabajo, entendido como aquel que enfrenta a un
solo trabajador con el patrono debido a un incumplimiento contractual de cualquiera
de los dos, más sin embargo, no excluye al procedimiento arbitral de la aplicación de
los principios rectores del proceso laboral por mandato del artículo 147 eiusdem –con
excepción de la gratuidad– al tener los referidos principios como objetivo dinamizar
la obtención de oportunas soluciones a los conflictos de trabajo, siendo en todo caso
adecuables a las condiciones y características inherentes a éste medio de
heterocomposición procesal.
45
beneficio de la defensa de sus derechos e intereses, permitiéndole a los decisores
formularse un mejor criterio acerca del asunto sometido a su conocimiento.
En el arbitraje, la publicidad vista esta desde sus dos vertientes, debe ser
igualmente acatada por los miembros de la junta arbitral, más allá de las discusiones
doctrinarias que existan acerca de la publicidad del laudo.
Respecto a la publicación del laudo, el CPC dispone que el juez ante el cual
fueron juramentados los árbitros es quien deberá publicar el laudo arbitral, mientras
que la Ley de Arbitraje Comercial establece que el laudo debe ser notificado
personalmente a las partes, mediante la entrega de una copia de la decisión firmada
por los árbitros, por lo tanto, en el arbitraje comercial el laudo no debe ser publicado.
46
El proceso laboral venezolano cuenta con la oralidad como eje transversal y
característico de todas las fases, por tanto, los árbitros están llamados a permitir que
las partes personalmente o representadas por sus apoderados, realicen las
exposiciones orales que éstas tengan a bien efectuar para la defensa de sus derechos e
intereses, resultando discutible si en el procedimiento arbitral debe realizarse una
actividad similar a la audiencia de juicio que se celebra en los procesos llevados ante
los órganos jurisdiccionales.
47
De otra parte, encontramos que de lo expresado por Matthies (1996) puede
inferirse que antes de la entrada en vigencia de la LOPT y, cuando se encontraba en
franca discusión la viabilidad del arbitraje como medio alternativo para la solución de
conflictos individuales de trabajo, no sólo por el escaso desarrollo de la institución a
la luz de la constitución entonces vigente, sino también producto de la noción de
irrenunciabilidad y orden público que ha estado vinculada a los derechos de
contenido laboral, se apostaba por la aplicabilidad de ésta institución en el campo del
Derecho del trabajo, fijando además posición respecto a la posibilidad de que los
árbitros decidieran conforme a la Equidad, al ser ésta fuente de interpretación de la
norma jurídica, conforme a lo previsto en el artículo 60 de la Ley Orgánica del
Trabajo.
48
significa que lo disponible (o dispuesto) en la cláusula sean los
derechos intransigibles; lo escogido sería propiamente el modo alterno
de administración de justicia.
La CRBV reconoce a todos los ciudadanos el Derecho a acudir ante los órganos
jurisdiccionales para interponer las acciones orientadas a resguardar sus derechos e
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intereses, comúnmente denominado derecho de acción, el cual guarda estrecha
relación con el derecho a la tutela judicial efectiva.
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autocomposición que garantiza la incontrovertibilidad de lo acordado, resultan
cuestionable los términos en los que la LOT y su reglamento consagran la transacción
laboral, al apuntar al fracaso anticipado de la fase preliminar en aquellos procesos que
se inicien durante la existencia de la relación de trabajo, al ser controvertida la
capacidad del trabajador de realizar concesiones como herramienta de finalización del
conflicto, cuando se presume que éste podría actuar constreñido indirectamente por la
existencia del vínculo con su empleador.
51
La validez del acuerdo arbitral y la oportunidad en la cual se pacta
52
conflicto manifieste su voluntad, pues de lo contrario, sería permitir que el sindicato
se subrogue en el derecho de éste de decidir acceder a la jurisdicción ordinaria.
Así tenemos que Sarmiento (2004), considera al acuerdo arbitral como eje
central de la institución, al ser el instrumento mediante el cual las partes deciden que
sean terceros imparciales quienes resuelvan todas o algunas de las controversias que
puedan surgir entre ellas; ante el silencio de la LOPT acerca del compromiso arbitral
y las inquietudes que pueden surgir respecto a si es un requisito del arbitraje en
materia laboral, indica que podría presumirse que no constituye un requisito, sin
embargo califica de errada tal apreciación señalando que:
53
en violación del debido proceso y del derecho a la defensa pues los
árbitros solamente tendrían acceso a la demanda contentiva de los
reclamos del actor y habría una ausencia absoluta de alegaciones del
demandado (p. 589).
Es por ello que el autor en referencia, partiendo del carácter transcendente que –
en su criterio– tiene el acuerdo arbitral, sostiene que el juez como director del proceso
puede instar a las partes a suscribir un acuerdo arbitral intrajudicial conjuntamente
con la solicitud de arbitraje, en el cual expresen las cuestiones que cada uno somete al
arbitraje, luego de lo cual el juez procedería al nombramiento de los árbitros.
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Determinada la necesidad de un acuerdo arbitral o de una petición de partes,
como presupuesto del arbitraje laboral, la atención recae sobre el momento en el cual
las partes pueden pactar la exclusión del conflicto del conocimiento del poder
judicial, respuesta que está estrechamente vinculada a la visión que se tenga acerca
del arbitraje.
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sutil referencia a la contestación de la demanda apuntaría a presentar la solicitud de
arbitraje mientras el conflicto se encuentra en el primer grado de conocimiento dentro
de la estructura piramidal del poder judicial.
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es decir, la imposibilidad de pactar que los conflictos individuales de trabajo serán
sometidos al arbitraje, antes de que surja el conflicto.
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La designación de los árbitros es una acción de los sujetos del conflicto
característica del principio de autonomía de la voluntad, que tiene especial
trascendencia en el proceso arbitral, por ello, es relevante el régimen establecido en la
LOPT para la designación de los árbitros.
El artículo 139 de la LOPT establece que los árbitros serán designados al azar
por parte del juez, de una lista de árbitros establecida por el Tribunal Supremo de
Justicia, excluyéndose a las partes y limitando el Derecho de éstas de fijar las
condiciones y las reglas del proceso arbitral, entre ellas, quizás la más importante, la
designación de los sujetos que conocerán del conflicto.
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por las partes y reducida a un número razonable de candidatos, solicitarle al juez que
proceda a escoger”.
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La LOPT nada indica acerca de la oportunidad para el nombramiento de los
árbitros y la necesidad de que los designados acepten el cargo, éste aspecto es
revisado por Sarmiento (2004, p. 592), quien plantea que la laguna puede ser cubierta
por los jueces en ejercicio de los poderes conferidos en la Ley adjetiva laboral; en
nuestro entender la posición del autor no representa una alternativa viable, puesto que
conduciría a multiplicidad de criterios en función de la multiplicidad de tribunales.
El artículo 140 de la LOPT establece tres requisitos para ser árbitros, como lo
son: i) tener nacionalidad venezolana; ii) ser ciudadano de reconocida honorabilidad;
iii) ser abogado de reconocida competencia en Derecho del Trabajo, o profesional de
otra área especialista en Seguridad Social.
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El cumplimiento de dos de los tres los requisitos indicados sólo puede ser
valorado subjetivamente, circunstancia que aumenta el recelo por el régimen de
designación, en especial, por el sistema de lista cerrada de candidatos.
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En palabras de Bonnemaison (2006, p. 66) los hechos que dan lugar a la
inhibición o recusación de un árbitro pueden ser “…unos de carácter objetivo
fácilmente localizables en el tiempo, y otros de carácter subjetivo que presentan
algunos indicios que permiten su objetivación”. En función de lo anterior, los motivos
de recusación pueden existir antes de la designación o ser sobrevenidos.
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los jueces superiores se designará el conocimiento de la recusación o la inhibición a
otro juez superior.
En el régimen general tenemos que el artículo 620 del CPC dispone que, “de la
recusación de los árbitros conocerá el mismo juez ante quien se designe”, esta
alternativa tiene como punto de partida que la designación de los árbitros corresponde
a las partes y el juez sólo la presencia, mientras que en el régimen de la LOPT el juez
es quien designa a los árbitros de una lista cerrada establecida por el Tribunal
Supremo de Justicia, en consecuencia, se le estaría solicitando que revise la idoneidad
de los sujetos que él ha designado previamente, aunque la norma hace referencia a
que la elección ocurrirá al azar, no es descartable que el juez al decidir sobre la
designación emplee algún parámetro subjetivo u objetivo, lo cual sería imposible de
controlar y causaría conflicto al decidir de la inhibición o recusación.
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Al analizar la clasificación del arbitraje se indicó que se revisaría sólo aquellas
que pudieran guardar relación con el arbitraje laboral, determinando que era relevante
lo relativo al sistema de elección de los árbitros y al sentido y alcance de la decisión.
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La designación de los árbitros por el juez no es suficiente para sostener que el
arbitraje previsto en la LOPT es un arbitraje institucional, si bien es cierto que tiene
como característica común con el arbitraje institucional que los árbitros son elegidos
de una lista pre determinada, las partes en el arbitraje institucional ejercen su
voluntad al elegir el centro de arbitraje al cual se someterán, escogiendo de forma
indirecta quienes serán los candidatos a árbitros, pues las listas de cada centro son
públicas y renovadas con frecuencia.
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eficaces, pero que cobra vida en el arbitraje en materia laboral visto las ambigüedades
de la LOPT.
El arbitraje debe ser deslindado de la noción de orden público por cuanto, existe
la posibilidad de someter a este medio alterno de resolución de conflictos materias en
las cuales pudiera estar interesado el orden público pero que al ser objeto de
transacción puedan serlo también de arbitraje.
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La noción de orden público interpretada de caras al derogado artículo 2 del
CPC condujo al error de calificar de inarbitrables aquella controversias donde existía
tal interés, tratamiento que distorsionó el carácter de orden público y que fue
superado con la entrada en vigencia de la LAC y de la Ley de Derecho Internacional
Privado (LDIP, 1999), momento a partir del cual se ha trasladado el punto focal para
determinar la imposibilidad de someter alguna materia a arbitraje del interés del
orden público a la contrariedad del ese orden público como limitante.
De lo indicado por Zuleta (2004, p. 547) se infiere que para ésta la respuesta
acerca del alcance de la decisión de los árbitros, viene determinada por la vía de
impugnación establecida en la LOPT, dado que el laudo arbitral sólo será recurrible
mediante recurso extraordinario de casación, por lo tanto, no les estaría permitido a
los árbitros decidir conforme a la equidad.
En nuestro criterio las inquietudes que surgen ante el silencio de la Ley adjetiva
laboral sólo pueden ser satisfechas con la puesta en práctica de la institución arbitral y
los análisis que surgirán al conocer de la impugnación de las decisiones contenidas en
los laudos arbitrales, por ahora, el único elemento que hace dudar de la posibilidad de
que los árbitros decidan conforme a la equidad los conflictos individuales de trabajo,
lo constituye el hecho de que el laudo arbitral estará sometido al recurso de casación,
cuanto se dé alguna de las causales establecidas taxativamente en la Ley, régimen de
impugnación que es ineficaz para controlar una decisión dictada con base en la
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equidad, pues como se sabe, la función primordial de la casación consiste en controlar
la legalidad de los fallos de última instancia velando por la correcta interpretación de
las leyes y la correcta aplicación del derecho.
El laudo arbitral al igual que la sentencia dictada por un juez integrante del
poder judicial debe ser suficiente en sí mismo para garantizar su fin último, que no es
más que dirimir un conflicto entre particulares y devolver la paz social quebrantada a
consecuencia de éste, de allí que sea trascendente los términos en que es dictado,
reconociéndose la posibilidad de ser corregido o aclarado, pues se busca generar
certeza acerca de lo resuelto y que éste sea susceptible de ejecución inmediata.
La LAC en el artículo 31 dispone que, el laudo arbitral debe ser notificado a las
partes, de manera que, comience a transcurrir el lapso dentro del cual se podrá
solicitar aclaratorias y complementos o interponer contra éste recurso de nulidad;
mientras que en el régimen establecido en el artículo 625 CPC, se hace referencia a la
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publicación del laudo por parte del juez ante quien fueran designados los árbitros,
oportunidad a partir de la cual transcurrirán los lapsos para los recursos que haya
lugar.
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La LOPT y el CPC nada indican acerca del contenido del laudo por tanto,
queda abierta la posibilidad a aplicar analógicamente las normas del CPC para las
sentencias dejando a salvo las particularidades del proceso arbitral, en especial, las
derivadas del principio de la autonomía de la voluntad y la ausencia de formalismos,
el laudo debería contener los elementos establecidos para ésta, con relevancia de la
fecha y el lugar del arbitraje, no sólo a los fines de establecer lo relativo al transcurso
del lapso de interposición de los medios de impugnación y el carácter nacional o
internacional del arbitraje, sino también lo relativo a la observancia del plazo
establecido en el artículo 148 de la LOPT, transcurridos el cual caducará el arbitraje y
los árbitros perderán jurisdicción sobre la controversia.
Si las partes faltan al deber de cumplir la decisión dictada por los terceros
escogidos por éstos, el poder judicial a solicitud de la parte ganadora podrá conocer
de la ejecución y realizar actividades orientadas a dar cumplimiento a lo decidido, en
ejercicio de la potestad de coercibilidad que sólo detenta los Tribunales de la
República.
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La LOPT nada indica acerca de la ejecución del laudo arbitral por lo tanto,
podría considerarse aplicable el régimen general establecido en el CPC, por remisión
del artículo 11 de la Ley adjetiva laboral.
Los tribunales de primera instancia de juicio por mandato de la LOPT son los
competentes para conocer y decidir los conflictos derivados de las relaciones de
trabajo, mientras que la competencia para ejecutar las decisiones dictadas por éstos
corresponderá a los jueces de SME, esquema organizacional que ha rendido buenos
frutos en el proceso laboral y así lo confirman las estadísticas desde la entrada en
vigencia de la Ley, pero que podría entorpecer la ejecución de los laudos arbitrales.
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de juicio, quien no tiene competencia legal para ejecutar sentencias, en consecuencia,
sería incompetente para ejecutar el laudo arbitral al ser éste equiparable a aquella si se
le reconoce el aspecto jurisdiccional al arbitraje.
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Couture (citado por Hung, 2001, p. 211) califica de nula a la sentencia cuando
la afectan vicios in procedendo y de injustas a aquellas sentencias que ha incurrido en
errores in iudicando. En ambos casos el recurso es la posibilidad que se le brinda a las
partes de resarcir los efectos de una decisión producto de un manejo errado del
procedimiento o de una errónea comprensión del conflicto.
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El régimen antes indicado tiene como fin último garantizar que el recurso de
nulidad no sea tragiversado y empleado como un mecanismo para enervar la
institución arbitral comprometiendo su eficacia, al retardar en el tiempo la ejecución
de la decisión que es dictada por los árbitros.
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procedimiento y el tribunal competente para conocer e incorporando las cauciones,
las multas o las costas como herramientas ante la interposición maliciosa de recursos,
todo en ello en pro de garantizar que la eficacia de la institución arbitral no se
desnaturalice a consecuencia del ejercicio indiscriminado de medios de impugnación,
pues el interés de las partes antes de iniciar el proceso arbitral era obtener soluciones
expedidas y excluir el conocimiento del asunto del poder judicial.
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CONCLUSIONES
Los ciudadanos tienen derecho a acudir al arbitraje como una vía alterna para la
resolución de sus conflictos, excluyendo el conocimiento del poder judicial, sin que
ello constituya un régimen de excepción sino un régimen de opción, por cuanto, el
arbitraje en su condición de medio alternativo para la resolución de conflictos al
integrar el sistema de justicia, se vincula con el derecho a la tutela judicial efectiva
recogido en el artículo 26 de la CRBV.
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concedido al poder judicial y las restricciones al principio de autonomía de la
voluntad de las partes.
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De acuerdo con el régimen previsto en la LOPT la ejecución forzada de los
laudos arbitrales en materia de conflictos individuales del trabajo, correspondería a
los tribunales de SME.
Una vez revisado el régimen previsto en la Ley Orgánica Procesal del Trabajo
para el arbitraje, en especial, las normas que hacen cuestionar su naturaleza jurídica, a
la luz de los principios rectores de los medios alternativos de resolución de conflicto
y en conjunto con el resto del ordenamiento constitucional y legal venezolano, se
obtiene como respuesta a los objetivos propuestos la ineficacia de la institución a
consecuencia de la incompatibilidad que encierra el régimen legal vigente, al
colocarse como eje central del arbitraje el principio de irrenunciabilidad de los
derechos laborales en función de una noción tergiversada del orden público.
Las condiciones antes indicadas han derivado en excesivos controles por parte
del Estado a través de los miembros del poder judicial, configurando la transgresión
de la autonomía de la voluntad y en definitiva en la inoperatividad de la institución.
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Recuperado de: http://www.tsj.gov.ve/decisiones/spa/Agosto/05249-030805-
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